sábado, 16 de junio de 2007

El vino de los griegos. Anécdota y reflexión.

Nuestra cultura sienta sus bases en la historia y pensamiento griego y romano. La influencia de estas dos grandes civilizaciones es tal que casi se podría decir que somos una continuación de las mismas, llenas del mestizaje que nos ha dado el haber sido tierra bajo dominio árabe y de otras muchos a lo largo del tiempo.

De los griegos hemos tomado buena parte de nuestro pensamiento y de nuestras coordenadas a la hora de concebir y explicar el mundo. Las relaciones entre casi todas nuestras ciencias actuales y los primeros griegos que dieron explicaciones al mundo que vivimos son imborrables.

Es una pena, que no hayamos podido preservar la idea de la embriaguez como vehículo de expansión mental y reflexión, que para ellos fue durante mucho tiempo la forma en que gestaban, discutían y expandían sus ideas.

La forma mas común de reunión entre los pensadores, la forma de dar alas al intelecto, era mediante el "symposion". Esta palabra esta formada de la raíz "sym", que significa "juntos" y el verbo "posion" que significa "beber".
Estos symposion en los que grupos de pensadores y amigos se reunían para beber juntos y hablar durante horas en casa de un anfitrión son el germen de buena parte de la filosofía que hemos heredado de aquella época.

En un lugar elegido previamente, se preparaba una habitación donde pudieran sentarse o tumbarse los invitados, y con ayuda de los vinos, siempre disueltos en agua, se expusieran ideas y se rebatieran sobre las cuestiones más relevantes de la vida del ser humano.

¿Por qué vinos disueltos en agua?
Como cuenta Escohotado, la destilación es un proceso que no se descubre y aplica al vino y la uva hasta el siglo XI. Por lo tanto, los vinos que se podían producir, no podían superar los 13 grados en cantidad de alcohol, ya que en esa cantidad, el alcohol mata a la levadura responsable de transformar los azucares en etanol.

Casi todas las referencias que tenemos de esas épocas, hablan de la dilución del vino en agua, por ser una bebida que no se podía beber directamente debido a sus efectos y riesgos.
Evidentemente el vino tenía alcohol, pero nadie corre riesgo por tomar una copa de vino de máxima graduación alcohólica.
Esos vinos griegos, que daban alas a sus musas y les inspiraban ideas sobre las que trabajar, eran disoluciones de plantas en vinos de uva. Esas plantas pudieron ser de todo tipo, pero hablando de sus riesgos, en los que se menciona la locura o la muerte, posiblemente incluyeran solanáceas en su composición. Plantas como el beleño, la datura, o la belladona, son buenos candidatos a ser algunas de las responsables de los efectos de esas bebidas que llamamos vinos, aunque nada tengan que ver con lo que hoy día es esa bebida.

Siendo así, esos vinos, que bebían diluyéndolos en agua, eran potentísimos vehículos de embriaguez que no podemos conceptualizar como simple ebriedad alcohólica, sino como fuertes expansores de la conciencia habitual. Nada que ver con nuestra idea actual de una progresiva borrachera a base de nuestros estupendos y saludables vinos.

Antes de iniciar el symposion, se decidía previamente cual era el número de "krateras" o vasijas que iban a ser consumidas. Este acto previo, refuerza la idea de que era una acertada medida de prevención ante la certeza de que se llegaría a estados de conciencia donde actos como medir o controlar la embriaguez resultante no iba a ser fácil, sin duda debido a los compuestos que acompañaban a estos vinos.
Es bastante probable que no siempre se respetasen esas prevenciones iniciales, tal vez en búsqueda de una mayor alteración o por puro descontrol.

Hay una interesante anécdota narrada por Timeo de Taormina sobre unos jóvenes soldados que da una buena idea del poder de esos vinos:

"En Agrigento hay una casa que llaman 'la trirreme' (nombre de una embarcación de la época) por la siguiente razón. Unos jóvenes estaban emborrachándose en ella, y llegaron a un punto de intoxicación tan febril que pensaron que se encontraban en una trirreme, navegando en medio de una peligrosa tempestad; estaban tan beodos que arrojaron todos los muebles y objetos de la casa por la ventana, como si estuvieran en el mar y el piloto les hubiera mandado aligerar el barco a causa de la tormenta.
Entretanto acudió una gran cantidad de gente y empezó a llevarse los bienes que tiraban, pero, aun así, los jóvenes no dejaron de hacer locuras.
Al día siguiente, los generales se presentaron en la casa y los acusaron de varios delitos.
Ellos, todavía mareados, contaron a los oficiales que por miedo a la tormenta se habían visto obligados a echar por la borda el cargamento superfluo."

Esta historia, actualmente no tendría credibilidad alguna, ya que todos conocemos el alcance de una borrachera por vino. Se puede ser temerario, estúpido, insolente, agresivo, e incluso ver doble, pero no lo que aquí se cuenta.

¿Es creíble que bebiendo solo vino, si fuera como el que actualmente bebemos ocurriera esto?
Es harto improbable que varias personas que se hayan excedido con una bebida que solamente contenga alcohol como principio activo, lleguen a perder la noción del lugar en que se encuentran, para reemplazarlo por un barco que está azotado por una tormenta.
¡¡Y mas aún que eso ocurra durante horas!!

No sólo que lo crean o lo imaginen, sino que deliren hasta el punto de comportarse como si en esa situación se encontrasen, sino que al día siguiente en lugar de una resaca colosal, aun afectados den por explicación de sus actos aquello que había sido delirio compartido y posiblemente provocado por un exceso de esas bebidas portadoras de plantas alucinógenas.

Si esos soldados lo hubieran hecho con cualquiera de nuestros vinos actuales, habrían llegado a un estado de sopor, que difícilmente les hubiera permitido arrojar nada por ninguna ventana de la casa, y menos aun, creer que se encontraban en una barco en mitad de una gran tormenta.

Los griegos aceptaban esas situaciones como un mal menor consecuencia de un consumo poco cuidadoso de un poderoso embriagante -propio de la falta de experiencia o de la temeridad juvenil- pero no por ello fue jamas objeto de censura.

Pero si bien ese es un extremo en el uso de esos vinos superpotentes, otro podría ser el conocido Banquete de Platón, que aún se estudia hoy día y es modelo de reflexión, diálogo y brillantez oratoria.

Dejo aquí esta entrada con la pregunta abierta de cuantos de nuestros mejores antepasados como pensadores, de los que nuestra sociedad a lo largo de los siglos se ha nutrido, desarrollaron y maduraron sus ideas en estos estados de embriaguez compartida, de mayor o menor grado, llamados symposion.

Y también quiero hacer pensar sobre como hemos admitido muchas de sus brillantes ideas, y hemos edificado sobre ellas, pero hemos olvidado sus métodos.

¿No resulta más provechosa una embriaguez generadora de nuevas ideas y vehículo de unión entre amigos, estimulante de debates inteligentes y fuente de tejido social, que la actual marca de negatividad, delito e incorrección que acompaña en nuestros días al uso de embriagantes?

viernes, 1 de junio de 2007

Nuevos Research Chemicals en el mercado legal

Como era de esperar, la prohibición sobre sustancias como la MDMA y otras análogas está haciendo que se abran nuevas vías para obtener compuestos que sin vulnerar la ley, procuren efectos similares a quién los busca.

Hace relativamente poco la beta ketona de la MDMA, o Methylona saltó como alternativa viable al prohibido -y mucho más barata- éxtasis. Un simple átomo de oxigeno en la posicion beta de la cadena de carbonos de la MDMA convertía a la sustancia en legal.

Por supuesto, la sustancia no tiene exactamente los mismos efectos, y es infinitamente menos conocida, con los riesgos que ello conlleva, pero ya que se obtiene de fuentes legales al menos permite conocer su exacta dosificación y pureza.

Ahora se está dando el mismo paso con los análogos de la MDMA, como la MDE, MBDB y esta pauta seguirá en un futuro próximo.

La beta ketona de la MDMA fue bautizada como Methylona, y ahora le llega el turno a la Ethylona, que es la beta ketona de la MDE (bk-MDE). Ya está en el mercado a unos 200 euros el gramo, que vendrían a ser unas 5 dosis. Pero con el riesgo de consumir un compuesto que apenas tiene historia de consumo humano, de momento.

También esta la beta ketona de la MBDB (bk-MBDB), que se puede conseguir en grandes cantidades a algo menos de 150 euros el gramo.

Y hay otra sustancia que apenas ha tenido experimentación en humanos, que es una curiosa formación con un núcleo de benzeno y dos anillos furánicos acoplados a los lados, que es una variación compleja del potentísimo DOB, y que al contrario que la mayoría de los derivados que se están sacando al mercado de otras sustancias prohibidas, este es más potente que el compuesto de referencia.
Es el llamado Bromo-Dragonfly o Libélula, por la forma que tiene la molécula.
Sus dosis para humanos oscilan entre los 100 microgramos o millonesimas de gramo para una dosis mínima y los 800 microgramos para una experiencia de máxima intensidad, cuando la sustancia es pura.
El precio de esta sustancia es bajo debido a la cantidad necesaria para producir sus efectos.
Ahora mismo por unos 350 euros se pueden comprar 100 miligrámos de Br-Dragonfly, lo cual serían unas 1000 dosis suaves.

Es importante decir que este año se ha comunicado una muerte en la que esta sustancia se ha visto implicada en Suecia. Un hombre de 20 años murió tras tomar una cantidad desconocida de esta sustancia y otro amigo que también la tomó sobrevivió tras ser tratado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital.
El peligro que supone ingerir estas sustancias de por sí casi desconocidas, en este caso se multiplica al tener que ingeniárselas para medir dosis tan extremadamente pequeñas, y que sólo se pueden medir con precisión con material profesional y de muy alto coste.

Hay otra variante de esta misma sustancia, que sería la "libélula" equivalente al 2C-B, y su nombre es 2C-B-FLY, y que también es más potente que la sustancia de comparación, pero que su margen se encuentra en miligramos y no en millonesimas de gramo. También se puede encontrar ocasionalmente en el mercado legal de RC's.

Ahora mismo hay en la webs más accesibles las siguientes sustancias:
Methylona o bk-MDMA, Ethylona o bk-MDE, bk-MBDB, DIPT, 5-MeO-DET, 5-MeO-DMT, 2C-I, 2C-E, 2C-T-2, y Br-Dragonfly.

Todos ellos research chemicals, que con toda seguridad casi nadie usaría si tuviera a su disposición de forma legal otras sustancias mucho mas conocidas, estudiadas y seguras para el hombre.

Consecuencia de esta guerra perdida contra las drogas.

lunes, 30 de abril de 2007

¿Terapia con LSD? Mejor no escribas sobre ello.

Hace unos días a través de Manuel Villaescusa, que es uno de los psicólogos españoles más preparados en el uso de enteógenos y de estados modificados de conciencia, me llego una reseña de un articulo publicado en un periódico canadiense, en el que se cuenta la odisea que le toca pasar a un terapeuta de ese mismo país, cuando iba a visitar a un amigo en los EEUU.

Todo gracias a que había escrito sobre la terapia con LSD y a Google, con el añadido de las nuevas leyes usanas y de la pobre capacidad cognitiva de los agentes de la ley en ese país a la hora de aplicar las normas, y sobre todo, de detectar un peligro para la seguridad nacional.

Voy a contar lo ocurrido simplemente traduciendo el artículo.
El original se puede encontrar en http://thetyee.ca/News/2007/04/23/Feldmar/


Andrew Feldmar, un conocido psicoterapeuta de Vancouver, se acercó a la frontera en Blaine con los USA el pasado verano, como había hecho antes cientos de veces durante su carrera.
Con sus 66 años, su pelo gris, sus gafas y su barba poblada, le dan el aspecto de un maduro intelectual.

En la el puesto fronterizo, le dio su pasaporte al guardia y se relajó pensando que pronto estaría en Seattle con el amigo al que iba a visitar.

El guardia fronterizo tras coger el pasaporte, se dio la vuelta y en un ordenador escribió su nombre en Google, el conocido buscador.

El mundo del psicoterapeuta estaba a punto de dar una bizarra vuelta.

Nacido en Hungría de padres judíos en el momento en que los Nazis estaban llegando al poder, Feldmar fue ocultado a los Nazis durante el Holocausto cuando tenía sólo 3 años de edad, tras haber sido sus padres condenados a ir a Auschwitz. Milagrosamente, sus padres fueron de los pocos que pudieron salir de allí vivos y volvieron a Hungría en 1945 cuando fue liberada por el ejercito soviético.

Feldmar escapó del comunismo hungaro en 1956 cuando el tenía 16 años y emigró a Canadá.
Se casó allí hace 37 años, tiene dos hijos con su esposa Meredith, y viven en Vancouver.
Sus hijos, viven en los USA, uno en Denver y el otro en Los Angeles.

Feldmar ha viajado a los USA unas 5 o 6 veces anualmente, bien por cuestiones de trabajo o bien para ver a su familia. Ha trabajado para la ONU en Sarajevo y en Minsk con victimas de la explosión nuclear de Chernobyl.

Volviendo al presente....
El guardia al que le había dado su pasaporte le explicó que había sido apartado a una zona de controles aleatorios. El guardia parecía amable, incluso cuando tomo el pasaporte y quitó las llaves del coche de Feldmar.
Mientras el interior de su coche era registrado, Feldmar y el guardia hablaron, y el guardia le preguntó a que se dedicaba.

Cuando Feldmar le dijo que era psicólogo, el guardia escribió su nombre en el buscador de internet y pronto dio con un articulo que Feldmar había publicado sobre una ocasión en la que había tomado LSD, en Ontario y Londres, hace 40 años.
También decía en el articulo como había usado enteógenos como vía para comprenderse a si mismo y que en ciertos casos, podía ser preferible a tener que acudir al psiquiatra.

Todo pareció venirse abajo sobre Feldmar, y lo que iba a ser un día tranquilo, se convirtió de inmediato en una pesadilla.

Se le le hizo sentarse en una silla plegable y durante horas estuvo preguntándose donde iba a terminar este asunto. Miraba continuamente la hora en su reloj, pensando en que su amigo estaba a punto de aterrizar en el aeropuerto de Seattle y el no estaría allí para recogerle.
Tres horas después se le hizo pasar a un pequeño habitáculo con una bandera de los USA, donde el guardia le explicó que bajo las leyes de Seguridad Nacional, se le denegaba la entrada en los USA debido al uso de narcóticos (¡¡daba igual que hubiera sido hace más de 30 años!!).

Feldmar intentó explicarle al guardia que la LSD no era un narcótico sino un enteógeno, pero el guardia no estaba interesado en tecnicismos.
Le pidió a Feldmar una declaración de su uso de LSD y acto seguido le tomo las huellas para la base de datos del FBI.

En ese momento, Feldmar, no creyendo que pudiera ser real que le estaban prohibiendo la entrada a los USA para siempre, consulto al guardia, el cual le dijo que podía recurrir al Departamento de Seguridad Nacional, y le dio un paquete con los formularios.

El guardia le escoltó hasta su coche y se aseguro de que diera media vuelta y volviera hacia Canadá.

Cuenta Feldmar como tras graduarse con honores en matemáticas, física y química, y haber cursado un master en psicología en Ontario, conoció a Zenon Pylyshyn que había sido uno de los primeros en experimentar junto con Abram Hoffer y Duncan Blewett, en los primeros experimentos con LSD.
Y que hacía 33 años recibió una dosis de LSD que el propio Zenon le proporcionó.
Esa fue su iniciación en el campo de los enteógenos
Tras ese viaje, había conocido y probado infinidad de sustancias que le habían permitido viajar a lugares de su mente y su ser que de otra manera nunca hubiera podido conocer.

Y estaba siendo castigado por eso, negándosele la entrada a los USA, donde residen sus hijos y varios amigos.

Feldmar no se resignó a que esto quedará así, y se negaba a que no pudiera visitar a sus hijos en sus casas.
Contactó con el cónsul de los USA en Vancouver para protestar, y se le dijo de nuevo que buscase un abogado para que le concedieran una exención.
Consultó con un abogado en Vancouver que le dijo que le costaría unos 3000 Euros, sin contar imprevistos, y que tendría un 90% de posibilidades de que se la concedieran, pero sería un permiso de un año y que cada vez que quisiera cruzar la frontera, necesitaría iniciar ese proceso de nuevo.

Cada vez que quisiera ir a visitar a sus hijos a los USA, necesitaría un documento que dijera que ya se había rehabilitado de su uso de LSD.
Pensó en demandar al gobierno de los USA, pero se dio cuenta de que eso le costaría los ahorros de toda una vida, y que la balanza estaba tan inclinada en su contra que sería casi un milagro que pudiera ganar.

De nuevo, el psicoterapeuta acudió al consulado. No se le hizo caso, ni se le devolvieron las llamadas, pero en un email, el consulado le explicaba su posición.

El email decía esto:
"Nuestros dos países tienen regulada de forma muy similar los asuntos de visados para ciudadanos que han violado la ley. El tema no es haber escrito un articulo sino el haber tomado una sustancia legalmente controlada.
Llevo años escuchando a ciudadanos americanos que tienen prohibida la entrada en Canadá y que llevan décadas sin antecedentes, y deben conseguir una exención para poder entrar.
Aplique el mismo caso aquí.
La exención es el único camino."

El simple hecho de haber tomado hace décadas una sustancia prohibida, aunque no exista ni denuncia ni ningún tipo de ficha criminal, es suficiente para ser considerado peligroso para la seguridad de los USA.
De la misma forma que se prohíbe la entrada a cualquier persona con SIDA, tuberculosis o cualquier otra enfermedad infecciosa.

Con la excusa del aumento de la vigilancia y el recorte de libertades a consecuencia de los ataques del 11-S, se ha disparado el número de personas que están trabajando en las fronteras usanas, combinando datos y métodos que hacen casi imposible entrar en el país a muchísimas personas que nada tienen que ver con ser un peligro para la seguridad nacional.
Músicos, científicos, políticos de otros países... cualquier que ideológicamente agradable a los ojos de el estado usano.

De hecho, la Unión por las Libertades Civiles en América, ha denunciado ya el uso ideológico que se hace de la conocida y restrictiva Patriot Act, de manera que se esta convirtiendo en un muro ideológico oculto tras justificaciones de seguridad nacional.

Nueve meses después de haber sido devuelto en la frontera, Andrew Fledmar sabe que su exclusión es permanente.
El proceso para conseguir una exención es agotador, muy costoso y carente de sentido. Una situación tipo David y Goliath.
Esto es devastador para la familia y amigos que el tiene en los USA.
Como dice uno de sus amigos, un profesor de Filosofía de la Universidad de Pensilvania, la idea de que él o alguno de sus trabajos pudiera herir a alguien es aberrante, y él es una víctima de la escandalosa incompetencia burocrática de los responsables implicados en este casto.

Cuando Feldmar finalmente revisa todo lo ocurrido, llega la la conclusión de que el estaba trabajando en un ambiente de seguridad y tranquilidad que caducó en el 11-S.
Su error fue realmente el haber escrito sobre sus experiencias con drogas y el haberlas puesto en la web, aunque fuera en una respetada publicación.
Feldmar reconoce que nunca se planteó el riesgo que podía suponer, compartir como otros muchos de su generación, las experiencias y el conocimiento que había adquirido gracias a estas sustancias, y compartirlo con otros.
Ahora sin embargo, advierte a sus amigos, que se lo piensen dos veces antes de escribir nada personal en internet.

Dice Feldmar:
"No hice caso del viejo dicho de los Alquimistas: Haz, arriésgate, y se silencioso.
Y la experiencia de ser tratado como un indeseable es chocante. La ausencia de amparo, lo inútil de intentar que se te vea como lo que eres y como lo que los demás saben que eres, la reducción de mi persona a un indeseable criminal fue realmente aterradora.
Me volví consciente de la fragilidad de mi identidad.

Recuerdos de haber sido el objeto de la necesidad de etiquetar pueblan mi mente.
He sido visto y etiquetado como judío, comunista, persona desplazada, como estudiante, como paciente, como hombre, húngaro, refugiado, emigrante, inmigrante... Y ahora soy visto como uno de esos usuarios de drogas, tal vez un adicto, tal vez un camello, no puedo estar seguro.
En cuestión de segundos quedé desarmado, nada de lo que dijera iba a ser tomado en serio.
Fui etiquetado, colocado, y desposeído de mis derechos. Simplemente despachado."


Poco cabe añadir a esas palabras. Pero me pregunto que pasará, cuando quieran o necesiten entrar en los USA, con todos aquellos científicos y personas que están apoyando la investigación con enteógenos, con organizaciones enteras como MAPS, o con personalidades como el químico y etnobotánico Jonathan Ott, y que en ocasiones así queda muy clara la razón por la que eligió vivir en México.
Dejo como guinda final las palabras de Manuel Villaescusa sobre este asunto y refiriéndose a los USA: "Y el país de la libertad lo llaman...."

jueves, 19 de abril de 2007

Análisis de sustancias y reducción de riesgos

La guerra contra las drogas parte de varios presupuestos de carácter dogmático y se aplica, diseña y ejecuta en base a ellos. Uno de sus presupuestos es que todas las drogas psicoactivas son malas, tanto en una categoría moral como en una perspectiva médica.
Esto, además de ser falso, se sostiene muchas veces en las consecuencias de la propia prohibición que pesa sobre estas sustancias. Por ejemplo: la heroína te puede matar al inyectártela por las sustancias con las que la adulteran. O el muy socorrido dicho, de unos años a esta parte, de que cuando te comes una pastilla de éxtasis, no sabes lo que te estás comiendo.




Si no fuera algo admitido a ciegas que hay que luchar contra la droga, cualquiera que tenga dos dedos de frente se daría cuenta rápido de la falacia que encierran esas dos frases.
No te están diciendo que te mate la sustancia que buscas consumir, sino lo que le añaden para aumentar la ganancia en un mercado ilegal, o para evitar la ley al venderte sustancias no ilegales. Es la prohibición la que hace imposible que puedas comprar heroína, cocaína o éxtasis con su debida pureza y en condiciones higiénicas.

Pero en ningún caso los gobernantes están dispuestos a admitir que la prohibición hace que en lugar de proteger la salud pública, se subvencione el mercado de la droga, y se desproteja al consumidor, haciendo que tenga que arriesgarse en mayor o menor medida a consumir sustancias de dudosa calidad y desconocidos riesgos.

Frente a esta postura, mezcla de estupidez, mentiras, y ceguera, han ido surgiendo alternativas realmente útiles y eficaces para reducir los daños que van parejos a la situación que sostienen los gobiernos. Son las llamadas alternativas de REDUCCIÓN DE RIESGOS.

Actualmente es posible adquirir varias sustancias enteógenas como las 2C-I o la 5MeO-DMT en formas puras y provenientes de laboratorios legales, o drogas en forma vegetal como la mescalina del peyote, o la ergina de la rosa lisérgica o del dondiego de noche. Para mas información sobre esto, véanse las entradas "Como comprar drogas legales en internet"(para sustancias puras) o la del mismo nombre y segunda parte para sustancias vegetales.

Pero aunque esto está disponible para cualquier que se haya molestado un poco en buscar esas opciones, lo mas habitual es que los consumidores compren drogas en la calle, sin ningún tipo de control de calidad. Las drogas mas compradas son la MDMA, bien en pastillas o bien como cristal, y la cocaína.
Aún no existe una cultura de molestarse en comprobar la calidad del producto, tal vez porque no es conocido por la mayoría que esto es posible y además, legal.

Asociaciones como la estupenda Energy Control ponen a disposición del usuario de drogas, un servicio de análisis de sustancias, tanto de forma presencial como mediante un envío de correo. Con una pequeña muestra que se envíe, basta para conocer la pureza y los posibles adulterantes de una muestra. Y esto nos debe servir para elegir correctamente a quién y qué compramos o a quién no lo hacemos.
Se puede leer cómo acceder a estos análisis, que son gratuitos, a través de esta web: www.energycontrol.org/jml y una vez allí en el apartado de "Análisis de sustancias" (a la izquierda de la página).
Por si alguien tiene dudas, añado que es un servicio anónimo y que es una organización que nada tiene que ver con ninguna institución estatal.
Analizan cualquier tipo de droga mediante un método de total fiabilidad como es la cromatografía de capa fina, y te ofrecen resultados para MDMA, speed o anfetamina, ketamina, heroína, cocaína, 2C-B y otras feniletilaminas, y LSD y otras triptaminas.

Lo que hace esta asociación SÍ es velar por la salud pública. Conscientes de que el ser humano en todas sus culturas ha tendido a buscar la embriaguez, no solo religiosa o ritual, sino también con el animo de divertirse y disfrutar, ofrecen a quien quiera la posibilidad de saber con precisión que sustancia tiene en sus manos.
Además ofrecen información detallada sobre los riesgos parejos al consumo de cada sustancia y consejos para minimizarlos, y hacer que una noche de diversión no sea una noche de problemas.

Conscientes de que causa más daño la desinformación (o la falsa información) que se da por buena desde los mass-media, son los propios consumidores los que pasan a ser gestores de la calidad que desde el estado se les niega a través de la prohibición.

Actualmente otras opciones de reducción de riesgos en otros países como Nueva Zelanda o Australia, van por otro lado y se centran en el aspecto legal, ofreciendo drogas que no estén prohibidas aún como sustitutos de las drogas mas consumidas. Allí se venden las llamadas piperazinas legales.

Este es el caso de las piperazinas, un grupo de compuestos que pueden tener desde efectos similares al éxtasis a efectos mucho más psiquedélicos, pero que no resultan mejores para la salud y que pueden tener un mayor riesgo.
De hecho son junto con la cafeína los principales adulterantes del MDMA que circula en nuestro país. Aunque estas pueden ser adquiridas sin problema por internet en páginas como www.purebzp.com donde se venden 5 sustancias de esta familia, así como pastillas con combinaciones de estas a precios bastante bajos, y en las que cualquier puede comprar 100 gramos de algunas de ellas y que serían mas de 2000 ó 3000 dosis en algunos casos.

Un pequeño cambio en las costumbres de los consumidores, que acostumbran a comprar la misma noche que van a consumir, en malas condiciones y sin posibilidad de comprobar qué compran, haría que los vendedores se vieran forzados a mejorar la calidad de lo que venden.

Incluso si alguien no quiere seguir todo el proceso que implica enviar una muestra por correo y esperar los resultados, tiene a su disposición diferentes test que sirven para detectar cuál es la sustancia que puede tener o no tener una pastilla o un poco de cristal que posean, con el simple test de Marquis.
Con una pequeña cantidad de la sustancia y una gota o dos de este reactivo que pueden comprar legalmente, por el color que obtienen, pueden saber bastante sobre la composición de aquella sustancia que van a consumir.
En esta página hay test para diversas drogas, incluido uno para la pureza de la cocaína, que se pueden comprar y tener en casa, y servirán para hacer cientos de test sobre lo que uno compre.
La página es www.eztest.com/web/ y pueden comprar no sólo ese reactivo, sino también otros para complementar sus análisis, como son el test de Mandelin y el de Mecke. Hay otras páginas donde se puede comprar el test, pero esta es la más completa. También hay páginas españolas que lo venden, como www.psiconautica.org donde por 15 euros puedes conseguir el kit para hacer las pruebas con instrucciones.

¡¡Hazlo tú mismo!! Pero hazlo.

En nuestro país los principales partidos políticos siguen cerrando los ojos a una realidad que no cambiará, y tan sólo algún atrevido por ahí se intenta apuntar el tanto del cannabis y los fumadores de hachís o marihuana, que es la droga no legal mas consumida en nuestro país.

Sin embargo en otros países más avanzados (en todos los sentidos) hay partidos que ya están apostando de una forma clara por el consumo responsable y por mejorar las condiciones del mismo. Por ejemplo, el Partido Verde en Inglaterra tiene una web solo para el tema de las drogas y la fiesta, en la que hablan sin problemas del tema, recomiendan libros o venden test para drogas. merece la pena echarles un vistazo y ver a que distancia están nuestros políticos de la realidad. Esta es su web http://drugs.greenparty.org.uk/.

Antes existían páginas en los USA como www.ectasydata.org donde se analizaban las pastillas de diferentes partes del país, y se ofrecía después esa información públicamente con una descripción (y foto) de la pastilla, información sobre la zona donde se vendía, etc. También existían esas alternativas a nivel europeo, pero parece que acaban abandonándose por falta de recursos económicos. Actualmente y para España lo más cercano que tenemos son las listas que Energy Control nos ofrece con análisis de las últimas pastillas que encuentran en el mercado.

Todo esto no ha sido más que un repaso por encima de las posibilidades que tienen los consumidores de drogas españoles para poder hacer un consumo más seguro, responsable y reducir los riesgos asociados a ello.
No está de más recordar la frase de Escohotado que dice:
"No mata la droga, mata la ignorancia."


Y ya sabéis, si estáis esperando a que el estado se preocupe por la calidad de vuestra salud, que también es pública, no estáis en el buen camino. Si consumís drogas, ocupaos vosotros mismos de una forma activa de vuestra salud, informaos de lo que consumís y no dejéis que os vendan lo que no queréis comprar.

Analizad lo que tomáis. ¡¡Que es gratis y anónimo!!
¿Qué más se puede pedir, en esta situación esquizoide de negación de la realidad?

miércoles, 11 de abril de 2007

Valium y otras benzos: muletas sociales

Seguro que ninguno de los lectores que por aquí pasan habrá oído hablar jamás de un tal Leo Sternbach. No es un nombre conocido, no está asociado a nada e incluso se podría pensar que suena a nombre de músico.
Pero seguro que todos han oído hablar de una de las mayores contribuciones que la sociedad le debe a este químico: el Valium.
Esa otra palabra ya pertenece a nuestra iconografía cultural y escucharla a todos nos evoca algo, posiblemente diferente y parecido al mismo tiempo, según sea la relación que hemos tenido con esa sustancia. Tal vez la hayamos tomado por orden del médico, o simplemente conozcamos de su existencia a través de la literatura, el cine, la música o el hablar popular.

Leo Sternbach, su creador y creador de otras muchas benzodiacepinas (su familia química) así como de otros cientos de compuestos -su historia cuenta con 241 patentes químicas- era un químico de los de la vieja escuela. Nacido en Opatija, que hoy pertenece a Croacia, pero pertenecía al imperio Austro-Húngaro en el momento de su nacimiento en 1908. Era hijo de un judío polaco que regentaba una farmacia en esa localidad, y fue a estudiar farmacia a Cracovia donde tenía parientes. Con 21 años ya tenía una licenciatura en farmacia, y dos años después obtenía el doctorado en la especialidad de química orgánica, la cual era su pasión.
Tras pasar unos años como ayudante de investigación en la universidad, se mudó a la ciudad de Basilea -en Suiza y en la misma ciudad que trabajaba Albert Hofmann, padre de la LSD- para seguir en la universidad pero poco después fue contratado por una de las empresas farmacéuticas de aquel lugar, la Hoffmann-La Roche como químico e investigador superior.
En 1941, con 33 años, fue trasladado a los USA en una operación de su empresa para poner a salvo a todos sus investigadores de origen judío ante el peligro frente a una Alemania dirigida por Hitler en plena guerra.

Su empresa jamás pudo imaginar que esa sería la mejor inversión de toda su historia.

Sternbach continuó con sus investigaciones en Upper Montclair, New Jersey, donde vivió con su esposa Herta hasta un par de años antes de su muerte en el 2005.
Una muerte que paso desapercibida, pero que se llevaba al hombre que había hecho uno de los mayores aportes a la psicofarmacología de la historia. Y es una historia que también tiene sus entresijos casuales.

La dirección de la empresa, ordenó a Sternbach abandonar el estudio y desarrollo químico de las benzodiacepinas por considerarlo falto de interés. Pero Leo, como buen químico que se había apasionado con una familia de compuestos, siguió con las investigaciones por su cuenta, hasta dar con la primera benzodiacepina que se comercializó en un tiempo record: el clordiacepoxido, o Librium.
Había abierto todo un campo para la medicina.
Hasta el momento los únicos tranquilizantes de los que se disponía eran o bien opiáceos o lo que en aquel momento estaba en su punto álgido de uso: los barbitúricos.
A diferencia de estos, el descubrimiento de Leo, tenía unos margenes de seguridad en su uso increíblemente mayores, y además no provocaba los groseros efectos de desinhibición y conductas temerarias que producían los barbitúricos en cuanto la dosis se excedía ligeramente.
Y tras el clordiacepoxido vino el diacepam, el Valium que convirtió a su empresa en un gigante farmacéutico.

Justo aquello que le ordenaron dejar de investigar, hizo que los laboratorios Roche tuvieran en su poder el medicamento más vendido durante 13 años en los USA, y que aún a día de hoy significa el 28% de la ganancias de esta multinacional de la farmacia. Todo por el placer de investigar de una persona que dedicó su tiempo libre a ello.

Las benzodiacepinas, entre las que se encuentran el diacepam o Valium, el Tranxilium o clorazepato, el Orfidal o lorazepam, y otros 20 ó 30 compuestos, pertenecen al grupo de los tranquilizantes menores. Actúan sobre unas receptores cerebrales llamados receptores GABA, que son los encargados de modular el nivel de alerta y ansiedad de una persona. También los barbitúricos lo hacen, pero a diferencia de las benzodiacepinas que actúan preferentemente en las zonas subcorticales del cerebro, los barbitúricos actúan sobre los receptores en la zona del tallo cerebral, que controla funciones mucho más primarias y por eso su peligrosidad es mucho mayor.

Los médicos las recetan hoy día con total soltura, en parte por el margen de seguridad que ofrecen ya que es muy difícil poder suicidarse usando benzodiacepinas, y en parte por la demanda que tienen frente al estrés por parte de los pacientes.

Junto con el café, el alcohol -que también actúa sobre los receptores GABA- y el tabaco, son una de las muletas de nuestra sociedad. Escohotado las ha llamado drogas-bastón, ya que nos sirven para completar nuestra rutina diaria de forma más cómoda.
Son la pastilla para dormir al insomne, la píldora que tranquiliza al nervioso, la que relaja los músculos de alguien que la tensión acumulada le provoca trastornos, la que hace desaparecer una dermatitis nerviosa o una calva en el pelo provocada por cualquier forma de ansiedad.
Y realmente nuestra sociedad sabe bastante de ansiedad.

Lo que antes se trataba con alcohol de forma casera -tomándose un par de copas- o con barbitúricos, ahora se trata con Valium o sus parientes.
Los barbitúricos nacieron en una sociedad que pretendía demonizar a los opiáceos, y que los pusieron en circulación argumentando que al contrario que estos, no producían adicción.
No sólo la producían, sino que esta era peor y mas difícil de tratar. De hecho, los dos descubridores de los barbitúricos murieron por sobredosis tras años de consumo.

Con las benzodiacepinas pasó algo similar. Se lanzó la idea de que no eran adictivas.
El propio Leo Sternbach comentó una vez que le parecía ridícula la idea de que se hablase de adictividad en las benzodiacepinas, ya que para que algo fuera adictivo tendría que tener un efecto placentero.
Seguramente Leo nunca sufrió de ansiedad, e hizo ese comentario en una época en que la idea de adicción se basaba en la falta de fuerza de voluntad de la persona y de propensión al vicio y al placer.
Pero hoy en día sabemos que hay una sorprendente similitud entre el comportamiento de una madre que al llegar la noche busca mitigar su ansiedad y poder dormir con una de esas pastillas, y el comportamiento de un heroinómano intentando paliar dolor, ansiedad o sufrimiento. Ambos buscan un alivio para un trastorno.

Se ha considerado a las benzos como pastillas que no tienen potencial lúdico, y realmente no son drogas que aporten un placer activo. Aunque a personas que sufren de ansiedad generalizada y no lo saben, o que nunca han podido sentirse en paz y no saben porqué, esos fármacos les proporcionen el placer de una paz que de otra forma no pueden alcanzar.
Yo he visto a algunas personas expresar tras su primera toma de una benzodiacepina, concretamente Tranxilium, que se sentían felices y en paz por primera vez en sus vidas, con una expresión de felicidad en el rostro que les resultaría difícil de creer a muchos farmacólogos.

Años después de que Leo dijera que era ridículo hablar de efectos placenteros y adicción en las benzodiacepinas, él mismo comentó que el Valium era un medicamento con unos efectos secundarios muy agradables y un somnífero bastante bueno, y que por esa razón se tendía a abusar de él... y que por ello su mujer no le dejaba tomarlo!!

Hoy día sabemos que sí son drogas adictivas, pero que usadas correctamente en manos de un buen profesional, presentan pocos riesgos y un manejo sencillo.
No hay casi un mercado negro de benzodiacepinas, y el que hay suele ir dirigido a los consumidores de heroína cuando no tienen otra cosa para consumir, ya que algunas de las benzos más fuertes, como el flunitracepam o Rohipnol, pueden lograr darles algo de alivio frente a un momento de abstinencia o pueden ser usadas para potenciar lo que como heroína les venden en el mercado negro.

No tiene sentido buscar diversión en las benzos, ni mezclándolas con alcohol (que además supone un riesgo importante) ya que sólo puede ocurrir que la persona acabe dormida, o que por el contrario entre en un estado de desinhibición temeraria acompañada de amnesia, y es por lo que hace tiempo algunos delincuentes las usaban para robar, ya que no sentían miedo ni tenían una conciencia clara de la gravedad de sus actos.

También se han usado por las mismas razones para facilitar violaciones, en las que un individuo droga a una víctima para que caiga en un estado de sopor y amnesia, y le permita forzarla sin que la víctima a veces ni recuerde que ha ocurrido.

Por último cabe mencionar un nuevo uso que han encontrado estas sustancias en el uso legítimo de algunas personas. Cada vez más jóvenes (o no tan jóvenes) que pasan el fin de semana tomando estimulantes de todo tipo, como cafeína, anfetamina, MDMA o cocaína, toman después benzodiacepinas para poder "bajarse el pedo" y la sobre-estimulación de su sistema nervioso a la hora de ir a dormir. Antes era una práctica frecuente en los consumidores de cocaína por vía intravenosa, fumada en base libre o como crack, pero ahora y por esa misma razón de frenar la ansiedad y calmar al cuerpo su uso está más extendido.

En cualquier caso, me resulta imposible imaginar hoy día una sociedad sin esos fármacos.
Si ahora las personas que mitigan la ansiedad mediante ellos se vieran privados de los mismos, aparte del síndrome abstinencial que tendrían, se tirarían a conseguir el mismo efecto por otras vías. El ama de casa o el padre de familia mediante el alcohol, y los consumidores de drogas ilegales, mediante el alcohol y los opiáceos, especialmente el más accesible de todos que sigue siendo la heroína.

Así que mientras sigamos viviendo una sociedad ansiógena para muchos, bienvenido sea el Valium para aquellos que buscan la paz.


P.S: Dedico esta entrada a mi amiga Rocio, porque me la pidió ella y por el estupendo libro que me ha regalado: "Colocados. Una historia cultural de la intoxicación." de Stuart Walton.

viernes, 16 de marzo de 2007

De falsas amistades y otros parásitos

Esta entrada es en cierta manera la continuación de la anterior, en la que narraba como la inspiración llego a la mente de un genio por el camino menos esperado.
Hoy toca contar algo sobre sus trabajos, sus relaciones y el castigo recibido por haber hecho algo, que no estaba dentro de lo correcto para la ideología de sus antiguos "amigos": negarse a restringir el conocimiento y la información.

Sasha, que es el apodo cariñoso por el que llaman sus amigos a Alexander Shulgin, tras sus años de estudios en diversos campos, acabó por trabajar para la Dow Chemical Company principalmente, aunque siempre siguió en contacto de una u otra forma con la universidad.

A la Dow Chemical Company, le hizo un "regalo": el mexacarbato.
Era el primer pesticida biodegradable sintético del mundo. Como es de suponer, además del increíble potencial medioambiental que ese hecho brindaba, ese producto supuso una gran entrada de beneficios para la Dow Chemical.
Era un excelente producto y toda una mina de oro.

Aunque Sasha ya había tenido su experiencia con mescalina, las posibilidades para investigar y trabajar con estas sustancias eran muy limitadas. Pero la Dow Chemical le premió dándole libertad de investigación. Eso era el equivalente a darle un laboratorio y a ser pagado por hacer lo que más le gustaba: investigar con nuevas sustancias y crear.

De esos años, en los que la opinión pública estaba siendo ya polarizada ante la existencia de esa nueva familia de sustancias que no eran narcóticos ni estimulantes, sino fármacos que permitían ampliar las barreras habituales de la percepción y el pensamiento -con la LSD a la cabeza-, Sasha sacó grandes provechos para su trabajo.

Partiendo de la molécula de la mescalina, inició sus investigaciones. Buscó otros compuestos familiares que ya hubieran sido sintetizados, ensayó otros nuevos, y creó en el año 63 a su particular "hijo problemático": el DOM o STP.

Esas siglas, DOM, son la abreviatura de 2,5-dimetoxi-4-metilanfetamina. Y el nombre que recibió su creación en la jerga de la calle, STP (otra abreviatura), tiene según que fuentes se consulten, diferentes orígenes. Para algunos la palabra STP viene de Serenity-Tranquility-Peace (Serenidad, tranquilidad y paz) o de Super-Terrorific-Psychedelic (Psiquedélico Superterrorífico) por su potencial y los efectos de la sustancia. Según otros el origen es Stop-The-Police (algo así como "Alto! La policía!" o "Parad a la policía"). La verdad es que esto no tiene mucha relevancia y la cosa no está clara, simplemente los químicos clandestinos y los traficantes necesitaban una "marca" para el nuevo producto, y escogieron esa.

Para Sasha, fue el gran descubrimiento. Una anfetamina que copiaba en parte la estructura de la mescalina con un cambio en el 4º carbono del anillo de benceno, y que resultó ser de una potencia estruendosa y una duración mayor a la de otros enteógenos conocidos. Su rango de dosificación oscila entre los 3 y los 10 miligramos para una experiencia de entre 14 y 20 horas de duración, aunque con menos de 3 miligramos ya resulta activa.
La posición del 4º carbono fue el gran descubrimiento en cuanto a bioquímica y metabolismo, y la otra de sus grandes creaciones también se basa en él, la conocida 2C-B -también llamada Nexus, Bromomescalina o Erox- y toda su familia de semejantes químicos.

Por primera vez, una sustancia creada por él, irrumpía poco después en las calles. No se sabe si porque copiaron su patente, o porque se hicieron con la idea en una seminario que Sasha dio en la universidad John Hopkins. Tal vez porque otro químico había seguido el mismo razonamiento, aunque parece improbable.
Lo grave es que esta sustancia, cuya dosificación era muy baja comparada con otras drogas similares, tenía un tiempo de subida muy largo. Podían pasar hasta 3 ó más horas sin que diera señales de su actividad.
Al mercado clandestino llego en pastillas que contenían hasta 20 miligramos.
Si 4 ó 5 miligramos eran suficientes para producir una experiencia colosal, de larguísima duración, 20 miligramos era sin duda una cantidad salvajemente desmedida.
Eso ocasionó que muchos usuarios de drogas, que estaban acostumbrados al rápido efecto de drogas como la LSD o la psilocibina de los hongos psilocibe, tomasen sobredosis de DOM, pensando que tras pasar dos horas sin efectos, les habían vendido algo de poca potencia o que la cantidad era insuficiente (ventajas del mercado negro y la guerra contra las drogas...).
Eso llenó las salas de urgencias de los hospitales de personas aterrorizadas en experiencias que sobrepasaban a todas luces lo que podían esperar, y en manos de médicos que no sabían a que se enfrentaban, y que pensaron en un principio que era alguna sustancia de la familia de la escopolamina (alucinógenos en sentido estricto).

No fue la única molécula con ese potencial. Luego vinieron otras que superaban en potencia por unidad de peso y en duración a ésta, siendo la más potente de este grupo la DOI, que tiene un átomo de Yodo en su 4º carbono, y el margen de dosificación está entre 1 y 3 miligramos, que provocan una experiencia de entre 18 y 30 horas de duración.

Años después, Sasha tuvo su mágico encuentro con la MDMA, a la que apadrinó, y más tarde, en 1974 creó la ya mencionada 2C-B.

Pero volviendo al inicio y sentido de esta entrada, Sasha tras esos años se había convertido ya en un referente para el mundo químico y en especial para el de las drogas enteógenas.
Durante el tiempo que las restricciones legales no impedían investigar como actualmente ocurre con esas sustancias, o incluso con sustancias que aún no han sido creadas pero pueden ser parecidas (con lo que eso conlleva), Sasha dispuso de su laboratorio en Dow Chemical, o de otros en universidades.

Pero el tiempo hizo que conociera a un jefe local de la DEA, la organización usana que decide lo que es malo y lo que es bueno en el mundo de los fármacos y los vegetales. La buena relación con este, sumado a que colaboró con esta organización facilitándole muestras de diferentes sustancias que él sintetizaba a petición de ellos, hizo que le concedieran una licencia de investigación del máximo grado, con la cual podía investigar y trabajar con cualquier compuesto, prohibido o no, así como sintetizar aquello que se le antojara.

Esa relación en la que Shulgin llegó incluso a escribir en el año 88 el manual que sería el libro de cabecera de los agentes de la DEA en materia de sustancias -un magnífico trabajo llamado "Controlled Substances: A Chemical and Legal Guide to Federal Drugs Laws"- o a participar en juicios como perito químico para la DEA, se truncó de la forma más inesperada, en la que posiblemente Sasha había pecado de ingenuidad.

En su casita, Sasha tiene un cobertizo donde trabaja con estas sustancias. No las vende, no hace negocio con ellas. Solamente investiga, sintetiza, estudia, crea.
Pero en el año 1991, Sasha y su segunda y actual esposa, Ann, publicaron un libro único hasta el momento en el mundo.
Era "Pihkal". Un compendio en el que, de forma novelada para evitar problemas, contaba su vida y sus experiencias con las sustancias, su pensamiento -claramente liberal frente al del gobierno-, y además la mitad del libro contenía información exacta sobre como sintetizar, los efectos, las dosis y otros comentarios, referentes a 179 feniletilaminas psicoactivas.
Entre ellas, la MDMA, la 2C-B, la DOM... y otras muchas.

La mayoría de las rutas de síntesis que él publica en ese momento, ya estaban descritas en la bibliografía existente, y las otras eran conocidas o iban a ser publicadas en breve en las revistas especializadas.
Shulgin ponía a disposición del mundo todo su conocimiento en el área de una familia química de sustancias, dándonos junto con ello el relato de su vida e información de incalculable valor para campos como la química, psicología, psicoterapia, farmacología y filosofía también.

La DEA, aquellos que habían sido sus "amigos", y el gobierno usano que encabeza la guerra contra las drogas (y contra todo lo que se mueva), no podían permitir semejante afrenta.
¡Poner ese conocimiento a disposición del resto de seres humanos!

La reacción no tardó mucho en llegar.
Menos de tres años después, la DEA sin previo aviso, se presentaba en su casa para una inspección (ya que tenía esa licencia mágica que permitía a ese hombre avanzar en el conocimiento para todos). Pero esta inspección no fue como las otras dos anteriores que había ya pasado.
Fueron buscando la forma de castigarle, y hombres vestidos con trajes de seguridad, como los de los equipos de guerra nuclear-bacteriológica-química arrasaron aquel lugar en busca de algo que poder usar como prueba contra él. Tomando muestras de todo, y destrozando las plantas y cactus que Sasha cultivaba en su jardín, algunos peyotes que tardan mas de una década en crecer, y que gracias a su licencia podía poseer tranquilamente.

Finalmente lo encontraron.
Ya que la licencia que Sasha tenía le autorizaba a poseer cualquier tipo de sustancia, él realizaba pruebas sobre diferentes muestras de drogas que le enviaban.
Había normas que habían cambiado en esos dos años, se había endurecido más aún la política sobre esas cosas. Y aunque tenía en su casa varios gramos de drogas que eran ilegales, material que en los USA se considera probatorio del consumo de drogas (como poseer una jeringuilla), y otras cosas más que evidentes en el laboratorio de un genio de la química, fueron esas muestras que le enviaban anónimamente las que le costaron el disgusto.

Según las nuevas normas, él no tenía derecho a analizar muestras de drogas que le enviasen otras personas. Para eso, hacía falta una licencia simplemente diferente.
Así que mientras algunos agentes de la DEA arrasaban con su laboratorio intentando encontrar pruebas de un mal uso de su licencia, otros se acercaban a él para pedirle si les hacía el honor de firmarles en sus libros sobre sustancias, el mismo que él había escrito y que la DEA aún usa.

Finalmente fue llevado a juicio y condenado a pagar 25.000 dólares, que era el máximo posible por la falta que había cometido. Pero eso no era suficiente.
También, naturalmente, le retiraron la licencia que le permitía investigar sin limitaciones sobre la química de esas sustancias. La argumentación que se dio, por parte el agente que había encabezado el registro, es que al día siguiente de hacerlo se había sentido mal, decía haberse encontrado intoxicado e indispuesto. Y aunque Shulgin facilitaba a la DEA mucho del material que necesitaban para diversas cuestiones, la falta de un ventilador de suficiente potencia (al gusto de estos señores) en el laboratorio, lo convertía en un peligro para la salud.
Daba igual que ninguna de las otras personas que entraron y respiraron en aquel lugar, o que ni Sasha ni Ann, ni nadie más se hubiera sentido indispuesto, ni ese día ni al día siguiente.

La multa era de menos de 4 millones de pesetas, pero curiosamente y para ser un genio único en su campo, era prácticamente el total de sus ahorros.
Alguien que podría haber tenido millones si hubiera dedicado un par de semanas de trabajo a alguna actividad ilegal, y que había sido quien había formado en varios campos a esa propia organización, apenas podía pagar la multa, que de no ser pagada le llevaría a la cárcel.

El mundo cercano (en el corazón) a este mundillo de las sustancias, se movilizó inmediatamente. Sabían que de nada valía protestar, pero que por una vez podían ayudar a la persona que había sido clave para que muchos conocieran la MDMA, o para que otros hayamos podido probar las creaciones químicas que él ingenió.
Así que es comunidad se movilizó y reunió el dinero de la multa rápidamente, de forma que los Shulgin no tuvieran que perder el poco dinero que tenían, por el antojo egoísta y dogmático de aquellos que no comparten la misma visión de ciertas cuestiones.

Cuenta la mujer de Sasha, la terapeuta Ann Shulgin, que desde ese día no ha vuelto a trabajar con la sensación de estar en absoluta libertad.
Pero eso no les amedrentó, sino que sirvió de animo para que en el año 1997, publicasen "Tihkal", un libro exactamente igual a "Pihkal", pero dedicado a la familia de las triptaminas, como la LSD, la DMT o la psilocibina, con las rutas de síntesis de 55 compuestos.

Actualmente los Shulgin trabajan en un nuevo libro, que será una especie de gran enciclopedia sobre las sustancias psicoactivas.
Entre otras cosas.

sábado, 10 de marzo de 2007

Una vocación gracias al azúcar

Para contar esta historia nos remontamos al año 1944.
Ese año aun daba sus últimos coletazos la segunda guerra mundial, y los USA habían entrado en la contienda contra alemanes, italianos y japoneses, en ayuda de una Europa ocupada inicialmente y más duramente tras la agresión japonesa sobre Pearl Harbour.




Un chico de 19 años, nacido en Berkeley (California), se encontraba sirviendo en el ejército usano, concretamente en las fuerzas navales. Se encontraba en una fragata que servía de protección para los barcos mercantes que atravesaban el Atlántico, cerca de la Azores que era el lugar donde reponían combustible los barcos y submarinos de ambos bandos, turnándose por días.

Sin un motivo aparente, este chico de nombre Alexander, comenzó a sufrir una infección en el dedo gordo de su mano izquierda. Como cuestión médica no era algo de especial importancia, pero una fragata no era el lugar adecuado para tratarlo, más allá de con antibióticos y algunos analgésicos. Con el paso del tiempo, la infección no remitía y se hizo patente que era necesaria una cirugía en su dedo, ya que la infección había afectado al hueso.

Cuando fue posible, Alexander fue trasladado a zona aliada en tierra firme, concretamente a Liverpool para que pudiera ser tratado. Pero por razones logísticas el hospital que podría tratarle se encontraba ya localizado en otra parte, más lejos de la costa. En poco tiempo fue llevado en ambulancia de Liverpool a Watertown, a un hospital del ejército.

Al llegar allí, una enfermera le dio un zumo de naranja para aliviar su sed. Pero Alexander detectó que había una fina capa de un solido cristalino sin disolver en el fondo del vaso.
Inmediatamente pensó, tal vez porque California es productora de buenas y dulces naranjas, que aquella sustancia en su vaso era algún tipo de medicación pre-anestésica o sedante, ya que iba a ser intervenido quirúrgicamente. Una maniobra propia del ejército, se le ocurrió, eso de dar un fármaco escondido en un inofensivo zumo para preparar al paciente ante la intervención.

Decidió probar su masculinidad y ejercer control sobre la situación y sobre la sustancia que le estaban administrando, luchando con su mente contra el efecto de la misma, y no dejándose afectar por ella. Quería ver si era más fuerte que ese fármaco, que evidentemente estaba ahí para dejarle inconsciente y facilitar la labor de los médicos que tendrían que intervenirle.
Él no se dormiría, aguantaría despierto pese a la droga que le habían echado en su zumo.

Y no fue capaz. Aquella sustancia fue claramente mas poderosa que su decidido control sobre la situación. Cayó en un profundo sueño, en un letargo semi-comatoso en el que cualquiera podría haber hecho lo que quisiera con él.
De hecho cuando despertó, ya había sido operado de su dedo infectado, y no recordaba ni las inyecciones anestésicas que le pusieron antes de iniciar la operación.

Después de aquello, hizo dos descubrimientos. El primero es que había poca comunicación entre la logística de los ejércitos aliados, y que eso le supondría tener que estar una temporada esperando su regreso a casa, mientras los habitantes de aquel lugar, al verle en el bar con su brazo vendado, le invitaban a unas rondas. ¿Qué menos podían hacer por alguien que había ido a luchar por ellos y había sido herido en su brazo?

El segundo descubrimiento marcó su vida.
Aquel fármaco anestésico que le habían dado camuflado en el zumo de naranja, era sólo azúcar.
¡Azúcar! Había sido enviado sin ser capaz de evitarlo al mundo de los sueños por un poco menos de un gramo de azúcar sin disolver.

El hecho de creer que un placebo como el azúcar era una potente droga narcótica, había sido suficiente para dejar fuera de combate a todo un chavalote que se había propuesto conseguir vencer el efecto anestésico del... azúcar.

Eso le hizo darse cuenta de que el principal factor en el efecto de una droga psicoactiva es la propia mente del sujeto que la recibe. Y lo que derivó de este suceso terminó por decidir cual sería su rumbo en la vida. En los años anteriores a su entrada en el ejército, en sus estudios pre-universitarios ya había elegido materias como química, matemáticas, física y psicología, con la secreta intención de poder hacer algún día sus estudios de química orgánica. También es probable que eligiera estas asignaturas porque eran las que se le daban bien: todas aquellas que seguían procesos lógicos y no se guiaban por normas arbitrarias, eran las que le hacían brillante.

Ese chico, que ahora tiene un pulgar izquierdo media pulgada más pequeño que el derecho, se llama Alexander Shulgin, y es el psicofarmacólogo y químico más influyente de los últimos 50 años en la escena de las drogas y del estudio de los estados alterados de conciencia.
Aquel shock del descubrimiento de que no había sino azúcar en aquello que le había provocado semejante reacción mediante la sugestión auto-inducida de que era una potente droga, le hizo decidir en aquel mismo momento y con total convicción, que las drogas serían las herramientas más interesantes para poder estudiar esos fenómenos en la mente, y que ya que esos procesos dependían de lo que ocurría en el cerebro, lo ideal sería convertirse en una mezcla de farmacólogo y psicólogo. Y así lo hizo.

Al volver del ejército, entró en la universidad y en 1954, con 29 años, se había doctorado en bioquímica, y completo sus estudios con post-doctorados en farmacología y psiquiatría.
Años después, a finales de los 50, tuvo su primera experiencia con un enteógeno: 400 miligramos de sulfato de mescalina.
Ese fue el gran último golpe de timón para un barco que ha marcado, a su manera, la vida y la conciencia de muchas personas con sus aportaciones y sus creaciones, algunas únicas y inexistentes en el universo hasta que sus manos y su mente las hicieron realidad.

Próximamente seguiré contando como este padrino de la MDMA y creador de la 2C-B ha vivido creando y luchando desde su lugar contra la ignorancia y el daño que crean al tejido social la perdida guerra contra las drogas, exportada desde su país el resto del mundo.

domingo, 4 de marzo de 2007

Cuerdos entre locos

Ese es el título de un libro apasionante que estoy leyendo, escrito por Lauren Slater, una doctora en psicología que a su vez, en la infancia, fue una enferma mental. La traducción la ha hecho Concha Cardeñoso y la supervisión técnica, el psicólogo e investigador José Carlos Bouso, que ha sido de momento el único que ha podido trabajar con MDMA en psicoterapia de forma legal en nuestro país.

Es un libro que está resultando apasionante, y que narra los experimentos psicológicos del S.XX que más repercusión tuvieron. Desde los famosos experimentos de Stanley Milgram en que personas normales "electrocutaban" a otras por petición de un supuesto investigador, y de los que muchos habrán oído hablar, a otros menos conocidos para el gran público.

Quiero comentar el capítulo que da título al libro, y que narra la prueba a la que sometió David Rosenhan a la psiquiatría institucional a principios de los años 70. Eran los años en que en la psiquiatría reinaba el psicoanálisis como instrumento para etiquetar todo tipo de trastornos, y al mismo tiempo cuando algunas importantes voces, como el gran Thomas Szasz se levantaban con la bandera de la anti-psiquiatría, con un clásico ya como es "El mito de la enfermedad mental", en el que se cuestionaba toda esa corriente de enfermedades de nuevo cuño, de las que no tenían (ni tenemos aún hoy) una base fisiológica que permitiera calificarlas como enfermedad. Al igual que el bacilo de Koch produce la tuberculosis, no tenemos aún más que leves indicios, que son desechados una y otra vez, para justificar la esquizofrenia o el trastorno bipolar.

Pero hay una gran diferencia hoy en día: tenemos fármacos que actúan sobre los síntomas. Y eso será el final de este comentario.

Voy a resumir rápidamente lo que hizo David Rosenhan.
Convenció a 8 amigos suyos, sanos física y mentalmente, para que perdieran un mes de sus vidas intentando ver que pasaba si acudían a una institución psiquiátrica y decían que desde hacía unas semanas, escuchaban una voz que decía "zas".
Nada más. No tenían que fingir ningún otro síntoma, y tenían que indicar al cabo de unos días, que el problema había desaparecido.
Rosenhan eligió esa palabra, "zas", porque no había ninguna referencia a ella en la literatura médica.

El resultado da miedo.
Todos sus amigos, y él mismo, que también participó, fueron internados.
A todos ellos se les diagnóstico como esquizofrénicos, excepto a uno, que le diagnosticaron un trastorno maníaco-depresivo.
La estancia media en las instituciones fue de 19 días. La más corta de 7 días y la más larga de 52.

El alta médica se les dio a todos por remisión temporal de los síntomas.
Actualmente y en parte gracias al revuelo que provocaron los estudios de Rosenhan, en USA no se puede internar a nadie contra su voluntad, si no tiene tendencias suicidas u homicidas.

El estudio publicado en Science, provocó mucho malestar en los ámbitos psiquiátricos. Hubo feroces respuestas contra él.
Y un famoso hospital psiquiátrico se ofreció para que durante unos meses, Rosenhan enviara tantos pacientes "falsos" como quisiera, convencidos de que ellos sí podrían detectarlos. Ese fue el acuerdo.
Al cabo de 3 meses, el hospital escribió a Rosenhan contándole que había detectado a 41 pacientes "falsos" con un alto grado de probabilidad.
Rosenhan acababa de ganar en su hipótesis por goleada: en los 3 meses de prueba, no había enviado a ningún paciente.

Pero hay una segunda parte en este capítulo. La autora del libro, pone a prueba el sistema, ya que Robert Spitzer, que es un psiquiatra formado en el psicoanálisis y que fue quien se enfrentó con más dureza contra el estudio de Rosenhan, le aseguraba que eso hoy día no ocurriría.

Y la autora repite la prueba, pero en lugar de ser internada, consigue que en 8 ocasiones que realiza el proceso, con el mismo e único síntoma que los del experimento original - escuchar la palabra "zas"- le recetan 25 fármacos antipsicóticos y 60 antidepresivos.

El enfoque de la psiquiatría institucional hace 40 años era el del etiquetamiento de la enfermedad (supuesta) e ingreso.
El cambio de paradigma y los nuevos fármacos, que permiten que pacientes que antes tenían que estar atados, puedan llevar una vida aceptablemente mejorada, parece que es lo que cambia el resultado del experimento.

Ahora los psiquiatras recetan para controlar, síntomas y estados, pero si atendemos a lo que le recetaron a la escritora (y psicóloga), era un diagnostico implícito de "psicosis depresiva", un cuadro que es realmente grave y peligroso para quien lo sufre.

La trampa volvió a funcionar.

¿Hasta dónde el enfoque (o moda) dentro de la medicina determina la enfermedad del paciente?
¿Cuál es la actual vigencia de la enfermedad mental, cuando sólo tenemos síntomas pero seguimos sin conocer su base fisiológica?

Esa apertura de puertas de las instituciones que "contenían" a los locos, a los diferentes, a los enfermos, vino dada por un cambio de paradigma, por un mayor interés por la calidad de vida de los pacientes y un humanismo aplicado, pero sobre todo por la aparición de drogas como los neurolépticos que permitieron cambiar la camisa de fuerza física por un corsé mental.
Mejor alguien adormilado o incapaz de pensar con fluidez que, esa persona, con cadenas y atado a una pared en una sala llena de pacientes como él en un entorno insano y desnaturalizado de por sí. Lo admito como cierto y mal menor.

Pero seguimos sin tener un tratamiento curativo para algo que llamamos enfermedad, y de la que sólo tenemos síntomas... indicios.


P.S: Aunque mi intención era originalmente actualizar el blog cada pocos días, veo que es más difícil de lo inicialmente previsto. Pero seguiré de momento intentando que haya como poco una entrada nueva cada semana, y si las musas y las circunstancias lo permiten, que sean dos o tres, tal vez más cortas a cambio.
La proxima entrada hablará de como alguien recibe una vocación, una curiosidad que guiará su vida, a través un poco de azucar en un zumo.

jueves, 1 de marzo de 2007

Testosterona. La droga menos pensada.

Hoy voy a hacer algo que parece que puede salirse del contenido implícito de este blog: voy a hablar de una hormona. ¿Qué diferencia a una hormona de una droga? Nada y todo. Ambos son conceptos aceptados para referirnos a funciones de determinadas sustancias, pero químicamente no hay nada que nos diga que una molécula es una droga o es una hormona. O ambas cosas. Droga, en la acepción castellana del término, que proviene del sajón "drug", tiene en principio el mismo significado: fármaco o medicina. Un significado neutro en su carga moral, que poco a poco ha ido cambiando para referirse a las sustancias que provocan un efecto sobre la psique del sujeto que la disfruta o la sufre. Para el diccionario siguen siendo válidas ambas acepciones, y sólo las delimita semánticamente el contexto en el que se encuentran. 

 Una hormona, por su parte, puede ser también un medicamento y tener sin duda efectos sobre la psique del ser humano. Pero es una palabra creada para referirse a esas sustancias que son creadas por el propio cuerpo, y entre cuyos efectos se encuentran el activar, inhibir, modular y regular el funcionamiento de los más diversos órganos, sistemas y funciones de nuestra fisiología. Es por lo tanto una distinción funcional lo que separa a ambas palabras. 

Puede haber hormonas, segregadas en nuestro cuerpo y con función propia, que al mismo tiempo serían drogas en el sentido "habitual" del término, como por ejemplo la DMT que se puede encontrar en el líquido cefalorraquideo y fluido espinal del cuerpo humano, y que es un potente enteógeno si se consume fumado o inyectado. No deben sorprender estas cosas, ya que lo que sabemos nos dice que si algo funciona, que si algo produce un efecto en nuestra psique, es porque esta utilizando los receptores que tiene el propio cuerpo para esa sustancia o para otra muy similar, como ocurre con la morfina y demás opiáceos, las benzodiacepinas como el valium, o la anfetamina. ¿Pero que hace que hable de la testosterona como una droga hoy? 

Durante estos días se ha podido oír y leer en los medios, que los científicos habían encontrado una hormona que podía explicar el comportamiento rebelde de los adolescentes. Se trata de una hormona ya conocida, que se llama tetrahidropregnanalona y se abrevia como THP, que en ratones (de momento las pruebas no han ido más allá) en época adolescente, provoca que el sistema gabaérgico (responsable de la ansiedad o de la falta de ella) esté de lo menos cooperativo para la tranquilidad del sujeto y de su familia. Los científicos no llegan a estas conclusiones. Las suyas se expresan en términos de activación, inhibición, medible y cuantificable de ciertas sustancias, comportamientos, y sistemas cerebrales. Son los periodistas los que transforman estas cifras en especulaciones que pueden usarse en los medios no especializados. Esta hormona es una desconocida para los no especialistas. Pero hay otras, una en concreto, que forma parte del léxico popular, y es la testosterona. 

La testosterona es conocida por ser la responsable de la diferenciación sexual entre hombres y mujeres. Si durante el desarrollo del feto esta hormona aparece, la mujer que somos todos en el inicio de nuestro desarrollo se transforma en un hombre. Los ovarios se convierten en testículos, el clítoris se transforma en un pene, y otros muchos cambios. Llegada la pubertad, y con la explosión hormonal que sufren niños y niñas, la testosterona hace que el hombre produzca pelo en ciertas zonas y de determinada manera, cambie su voz, agrande su pene y sus testículos y comience a producir espermatozoides. Es el paso de la niñez a un estado de inicio de madurez fisiológica, que acabará de completarse pasada la mayoría de edad. En el caso de la mujer, son otras las hormonas las responsables de ese crecimiento y desarrollo, que son químicamente extremadamente parecidas. Una vez que el hombre ya es adulto, la testosterona cumple funciones de vital importancia: desde la activación del impulso sexual (especialmente el de origen visual), el correcto funcionamiento de ciertas glándulas, ciertas respuestas relacionadas con la agresividad y el valor (sin confundirlos), o mantener un mayor nivel de masa muscular con respecto a la mujer, que tiene un mayor nivel de grasa corporal. En el hablar de la calle, la testosterona la relacionan con la potencia sexual, con la capacidad de erección, con la tendencia a los comportamientos menos racionales y mas impulsivos. No están totalmente exentos de razón, aunque no es tan simple. Pero es cierto, que la testosterona es la principal hormona del hombre, y que una buena parte de nuestro comportamiento y de nuestro carácter tienen relación con esta sustancia, segregada por los testículos y las glándulas suprarrenales. 

Para la mujer, aunque no es tan conocido, la testosterona también cumple una función importante en el tema sexual, especialmente en su nivel de libido, aunque el nivel de testosterona que tienen una mujer está entre 10 y 20 veces por debajo del que maneja un hombre. Normalmente pensamos en drogas, y pensamos en sustancias, con o sin finalidad terapéutica, que aportamos a nuestro organismo desde una fuente externa. La testosterona, que se fue aislada y descrita químicamente por Ernest Laqueur en el año 1935, marcó el inició de la investigación en una nueva vía química porque abrió un nuevo paradigma: el de las hormonas o "sustancias mensajeras". La investigación en este campo pronto dio frutos, y se sintetizaron nuevos compuestos de efectos similares, y ese fue el comienzo del dopaje moderno en el deporte. Con estas nuevas sustancias podían hacer que una persona desarrollase una masa muscular muy superior a la que podría generar de otras formas, y la repercusión de eso en los deportes de competición era clara e inmediata. 

En el caso de la mujer, el estudio de sus hormonas y su ciclo (mucho más complejo inicialmente que el masculino) dio como resultado, entre otros, la píldora anticonceptiva que permitió a la mujer elegir y controlar la concepción, y dejar de ser esclava de otros medios o de la aleatoriedad, y poder pasar a gestionar por sí misma su fecundidad. Pero no es el objeto de esta entrada el hablar del dopaje, o de las personas que sufren trastornos como la vigorexia (con un núcleo psíquico similar al de la anorexia) y no pueden evitar el desear verse cada vez más y más musculados, hasta limites que sobrepasan lo estética y saludablemente aconsejable. La razón es hablar de las personas que sufren una falta de testosterona. Esto puede deberse a cientos de causas, algunas más graves y otras menos. Pero el gran problema es la falta de conocimiento de los médicos (incluidos los especialistas, que son los endocrinos) de las consecuencias de esta falta. Los síntomas de la falta de esta hormona se prestan a la confusión. Es cierto que con la edad, el nivel de esta desciende a partir de los 25 ó 30 años, pero a un ritmo lento de un 1% anual. Si te falta testosterona, evidentemente, tu libido va a ser baja. Las típicas erecciones matutinas desaparecen. El interés por el sexo y la actividad sexual disminuye. No es que tu pareja te deje de interesar en ese aspecto, es que no te interesa ninguna (aunque no hay que despreciar el impulso de la novedad en ese aspecto). 




  Por otra parte, tu nivel de activación es bajo. Las ganas de hacer cosas, de salir, de probar nuevas actividades, de hacer las actividades cotidianas inclusive, se cae... se difumina. Existe también un cambio metabólico en la acumulación de grasas, se pierde masa muscular, y también afecta a nivel mental a la capacidad de razonamiento, agudeza y crítica. Y lo que es más grave: se pierde la sensación de bienestar. Las ganas de vivir se transforman en un "ir tirando" que con el tiempo, si no se soluciona, puede agravarse bastante y evolucionar a posiciones y posturas mucho más peligrosas. Es decir, el cuadro clínico de esa falta de testosterona cuando no hay al mismo tiempo un tumor u otra patología que dé señales de existir, es muy fácil de confundir con una depresión. Y ya que la depresión es las enfermedad de nuestra era, lo más probable es que, si la persona finalmente decide acudir a la consulta de un médico, sea diagnosticado con este tipo de mal. Ciertamente, de cada 100 personas que acuden al médico con este cuadro, solo habrá 2 ó 3 que están sufriendo la falta de la hormona responsable de su vitalidad y de la felicidad en el día a día. Pero eso no es excusa para que no se haga un diagnóstico diferencial que acierte con el problema. Lo menos malo que le puede pasar al sujeto, que ha tenido que superar el tabú de reconocerle al médico su falta de deseo sexual, que es estereotipo de masculinidad, y el resto de problemas, es que sea tratado con algún antidepresivo tipo prozac. Esto no hará gran cosa, aunque puede aumentar su nivel de activación y evitar el desarrollo inicial de una depresión asociada a los problemas que su carencia le genera, pero al mismo tiempo le afectará todavía más a su capacidad y deseo sexual, ya que es un efecto secundario propio de los antidepresivos actuales. 

Igualmente le ocurre a la mujer, que puede pedir ayuda por falta de libido o por síntomas parecidos a los mencionados, y que es posible que acabe tratada de la misma forma. Lógicamente, tratar la falta de una hormona como si fuera una depresión, no solucionará el problema; ni siquiera los síntomas. Y aunque el porcentaje de los que con ese cuadro, puede ser mínimo cuando está causado por la falta de testosterona, hay una sencilla forma de comprobarlo. Evidentemente esto no ocurre de un día a otro, pero cuando alguien no responde a un tratamiento antidepresivo, y mantiene el cuadro a lo largo del tiempo (y no parece haber criterios que apoyen la idea de la depresión), los profesionales deberían plantearse que están tratando la dolencia errónea. La duda se resuelve en un par de días: un análisis de sangre, en el que se miren las distintas hormonas, le dirá al profesional cuál es el problema hormonal existente, o le permitirá descartarlo. Y cuando el problema se debía a que la persona no producía cierta sustancia en su cuerpo en cantidad suficiente, el aporte de la misma como un medicamento más, soluciona el problema de los síntomas que pueden hacerle perder las ganas de vivir a alguien. La medicina y su praxis se rige por protocolos, que a su vez están basados en la estadística y prevalencia de cada enfermedad: se detecta más lo más probable. Pero a su vez, estos protocolos deben responder de la funcionalidad de los mismos, y no sólo para un tanto por ciento mayoritario, sino para todos los pacientes. Una última reflexión. Seguro que un análisis de hormonas le cuesta menos al estado que subvencionar el tratamiento de depresión a alguien que no lo tiene, con fármacos en muchos casos que aún están sujetos a patentes y que generan grandes beneficios a las multinacionales farmacéuticas. 

Aunque tal vez el error sea un error de concepto. El bienestar. Las ganas de vivir. La alegría, la ilusión, las ganas de hacer cosas. Al fin y al cabo, la euforia. Dice Shulgin en "Tihkal" que euforia es una palabra que viene del griego, formada por el prefijo "eu" que significa bien o normal, y "pherein" que significa sentirse o encontrarse. En medicina lo opuesto a euforia es disforia, que es el sentirse mal. Muchas otras palabras llevan el prefijo "eu" para expresar que algo funciona bien. Pero la euforia ha llegado a ser entendida en nuestro actual mundo, como un estado de sentirse muy bien, o increíblemente bien, casi en un significado que roza la alegría maníaca, y por lo tanto, algo anormal. Lo que implica esta situación en la que la euforia está considerada algo anormal, que incluso aparece como efecto secundario de algunos medicamentos -sentirse bien es un efecto secundario no deseable, nos dicen- es que el estado normal , común y general de la persona, es la disforia. Tal vez haya sido pedir mucho, desde este modesto sitio, que la sociedad y sus responsables en materia de salud, vuelvan a plantearse la sanidad como la forma de hacer que una persona, de forma integral, pueda ser feliz al menos en el ámbito de lo que su salud puede ofrecerle. Euforia para todos.

domingo, 25 de febrero de 2007

Vacunándonos contra la cocaína y otros placeres

Estos días de ausencia -disculpad que se alargaran más de lo previsto- han sido una fuente generosa de noticias sobre drogas en los medios de comunicación. Han habido dos noticias que me han parecido especialmente interesantes, una fue la de la captura de un grupo de chavales que vendían drogas y en concreto tenían en su poder un kilo y medio de MDMA casi puro (creo que al 98%), y la otra que pasó algo más desapercibida, fue la de que se va a empezar en España a probar una "vacuna" contra la cocaína.

Aunque creo que la MDMA es una sustancia irrepetible y con unas virtudes inigualables, voy a comentar el tema de la vacuna contra la cocaína, por las implicaciones morales, biológicas, y el uso que de algo así se puede hacer.

Encontrar la noticia no resulta difícil, si alguien la quiere leer, le vale con mirar en google escribiendo cocaína, vacuna y España. La encontrará en varios medios.

Antes de entrar de lleno en el tema, quería transcribir unas ideas que dio Escohotado en el programa "Carta Blanca" que dirigió él mismo. Sus palabras, además de ser buena fuente de inspiración, enlazan bien con este tema por varias razones: porque hablan de educación y es el punto que FAD y FAC tienen en común, porque hablan de nicotina, y porque de no haber sido Escohotado víctima de una extraña maniobra en la que le encarcelaron con relación a un tema de cocaína, tal vez nunca hubiéramos podido disfrutar de su "Historia General de las Drogas", que comenzó y desarrolló estando en prisión.

Aquí están sus palabras:

"Si se fijan ustedes, la guerra a las drogas, que ha durado unos 80 años, se ha terminado.
Es un poco vano decir que, ante la cantidad de usuarios, la cantidad de drogas que hay, seguimos teniendo una guerra contra ellas.
Lo que tenemos ahora es un fenómeno de auto-organización, de adaptarnos a una situación nueva. Y la mejor forma de adaptarse a una situación nueva, es con conocimiento y amor propio.

Toda prevención que queramos enseñar a nuestros hijos, sera ineficaz si no es una prevención calculada para el uso en vez de para la abstemia. Por la misma razón no podemos conceder permiso de conducir una avioneta o un coche, más que sabiendo conducir la avioneta o el coche.

Punto final. Vayamos pensando en un partido de tabacófilos que reclame un tercio de los espacios, ya que somos un tercio de la población. Pienso en un esquema como el que ha puesto en marcha Boadella y otros sensatos catalanes, y por supuesto sostenido en caso de que no se le escuchará, por la desobediencia civil."

A mi me da gusto ver como el profesor, a pesar de su edad y de que ahora es denostado por algunos sectores de la izquierda de este país a los que ha criticado con sobrada razón, aún es capaz de hacer llamadas a las desobediencia civil, cosa que hace mucho que no oigo en boca de nadie. Entiendo y agradezco el cambio en las ideas de Escohotado, que ha pasado de un eje de izquierdas/derechas a uno mucho más necesario de libertad/autoridad.

Se puede ver el manifiesto en este vídeo, al final del mismo.

Voy a saltarme lo que serían unas explicaciones básicas sobre la cocaína en si, su historia y su prohibición en los USA y luego exportada mundialmente. Esa prohibición que alegaba que la cocaína incitaba a los negros a violar mujeres blancas.

Creo que basta con saber que la cocaína es una sustancia de origen vegetal, de fácil producción, y que es un estimulante del sistema nervioso central, y que sus efectos psicológicos están mediados por la dopamina, que sería el neurotransmisor encargado de hacernos sentir placer.

Su precio de elaboración en los países productores, es inferior a 50 céntimos de euro por gramo, a pesar de las restricciones a lo necesario para el proceso, y que cuando llega al consumidor, habiendo perdido calidad en diferentes grados en cada paso que ha dado, cuesta unos 60 euros el gramo, gracias a la guerra contra las drogas.
Sin embargo, el precio de esta sustancia no ha variado en los últimos 30 años, lo cual es equivalente a que al no haber sufrido inflación, su precio ha descendido. Y su pureza, ha aumentado notablemente.

El mayor consumidor del mundo son los USA, y el mayor consumidor de Europa, parece ser nuestro país, que es a su vez la puerta de entrada de la cocaína hacia el resto de países del continente. Según el PNSD, las tasas de consumo aquí, doblan las europeas, y la edad de inicio del consumo está en torno a los 14 años (y descendiendo).

Ciertamente, la cocaína es una sustancia que produce placer, y como tal o como cualquier comportamiento que lo produzca, es adictivo, al menos a nivel psicológico. Los consumidores siempre han dicho de ella, que es una sustancia "muy golosa", y que es poco propensa a ser usada con moderación. Los mayores problemas asociados a su consumo inmoderado son la ansiedad y los accidentes cardio-vasculares y cerebro-vasculares, por la estimulación cardíaca y la vasoconstricción que produce.

Conociendo sus efectos, y mezclando eso con personalidades propensas a la desmedida, no resulta complicado imaginar personas totalmente entregadas al consumo de cocaína, aunque en su mecanismo de acción no haya un sistema de adicción físico por el cual la abstinencia desencadena un síndrome. Muchos son los famosos (o no) con suficiente dinero que mantienen su consumo sin demasiado problema, y otros a los que les llega a causar daños no deseados.
Desde luego, al que no tiene dinero para hacer frente a ese hábito y se acaba enganchando a él, y dejando a un lado su dignidad, podremos verle en penosas situaciones personales, jurídicas, policiales, familiares.

Hace muchos años, una médico profesora de farmacología, que tenía una relación muy directa con las esferas más altas de los organismos prohibicionistas a nivel mundial, me comentaba que sabían que habían perdido la guerra contra las drogas, pero que si médicamente no se despenalizaban todas las sustancias, era porque no tenían fármacos agonistas (que hacen un efecto parecido) que pudieran sustituir a la cocaína, como podría ser la metadona en el caso de la heroína.
No creo que sea la única razón, pero puede que sea una de ellas, aunque creo que hay fármacos similares que bien podrían usarse. Según ella, esa frase la había dicho en su presencia el entonces presidente de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, organismo dependiente de la ONU.

Aún sabiendo todo eso, siguen apostando por una política que solo causa daños a los consumidores y beneficios a narcotraficantes y autoridades que hacen la vista gorda.

Vamos con el tema de la vacuna contra la cocaína.
Para empezar habría que decir que siendo honestos, ese fármaco no es una vacuna.
Una vacuna introduce en nuestro organismo virus o bacterias, muertos o muy debilitados, de manera que nuestro sistema inmunológico reconoce la envoltura hecha a base de proteínas de estos patógenos, creando una respuesta a medida para ellos.
De esta forma, cuando el virus o la bacteria nos ataca, nuestro cuerpo ya tiene la información necesaria para saber como ha de luchar contra ese invasor, y lo hace antes de que la infección pueda asentarse en nuestro cuerpo.

¿Por qué no es una vacuna?
Las proteínas son largas cadenas hechas de aminoácidos, moléculas muy grandes, a veces más grandes que un campo de fútbol con respecto a un balón, y con una compleja estructura.
Sin embargo, la cocaína y la mayoría de las drogas, son moléculas muy simples que en ningún caso son detectadas por nuestro sistema inmunológico.
No se puede hacer una vacuna contra la cocaína, ni contra ninguna otra droga prohibida, mientras no prohíban algún péptido o alguna cadena de aminoacidos lo suficientemente grande.

¿Qué vende esta empresa entonces?
Quiere vender una trampa a largo plazo. El producto que ellos han desarrollado es una variación recombinada de una toxina del cólera, en la que se incluye un espacio donde se inserta una molécula similar a la de la cocaína. El cuerpo reacciona ante esta toxina y crea anticuerpos.
Esos anticuerpos que desde entonces estarán por un tiempo variable en la sangre, debido a su forma y a sus propiedades -generadas en base a la toxina- se supone que atraparán las moléculas de cocaína y las romperán en dos subproductos no activos.

Pero ni el efecto dura para siempre, ni es suficiente para bloquear más y más cantidad de cocaína que el sujeto se administre. Seguramente le hará menos efecto, y eso genere un mayor consumo. Además, el efecto estimulante y placentero, en caso de no poderse conseguir con la cocaína, podrá obtenerse con otras sustancias que también actúen sobre la dopamina y su liberación, como la metanfetamina, la anfetamina, o incluso el metilfenidato que se le da a los niños hiperactivos.

Ademas de eso, habrá que ver en las pruebas con humanos, a cuantas sustancias "reconocen" esos anticuerpos de nueva creación, que podrán ser del propio cuerpo o venir de fuera, y evitar su funcionamiento o generar reacciones aun en estudio. No hay que descartar que los propios anticuerpos "creados" por la introducción de un antígeno puedan crear alergia o incluso shocks anafilácticos a consumidores "vacunados" que tomen la sustancia.

Jonathan Ott, el increíble químico, etnobotánico, escritor e investigador apadrinado hace décadas por personas como Hofmann habla de estas posibilidades en cuanto a una supuesta vacuna contra la cocaína con el método con el que se ha realizado.

En su libro "Pharmacophilia" cuenta también un experimento realizado con inyecciones intravenosas de nicotina, en el que los sujetos, sin saber, que sustancia se les había inyectado la confundían con cocaína o anfetamina!!
Eso me hizo mirar más detenidamente la pagina de la empresa productora de la "vacuna" por si existiera la posibilidad de que ese mismo fármaco sirviera para bloquear la acción de la nicotina aunque no funciona sobre el mismo tipo de receptores (en principio).

Y ellos ya habían llegado a ese punto: ya tienen una vacuna contra la nicotina creada, de nombre TA-NIC. Aquí se puede ver su página sobre esa vacuna.
La de la cocaína se llama TA-CD y esta otra es su página.
Queda fuera de consideración algo que todavía sólo parece atenderse adecuadamente en ámbitos de experimentación, que es el tema de los polimorfismos genéticos y sus consecuencias. Se han creado razas de ratones inmunes a la acción de diferentes drogas, ratones extremadamente susceptibles al dolor, o ratones que preferían una u otra droga.
Esto, que es de muchísima importancia a la hora de desvelar misterios genéticos, activaciones de genes, moléculas y mecanismos por los cuales a veces un gen despierta y otro gemelo no lo hace, es extrapolable a humanos.

Son conocidas algunas deficiencias enzimáticas de algunas razas orientales, por las que no pueden procesar bien el alcohol, o como algunos de raza caucásica no son capaces de usar un determinado citocromo que es necesario para la conversión de codeína en morfina, y otros fármacos de todo tipo. También se ha observado que algunos afroamericanos son rápidos metabolizadores de la cocaína en su cerebro, frente a otros que no funcionan de igual forma.

Esas diferencias individuales, ya no a nivel de raza, sino de persona, hacen de nosotros una compleja máquina para entender. No somos ciencia exacta.
La preferencia de algunos por el alcohol, frente a la de otros por la cocaína, o el rechazo de algunos a la heroína, hace que tengamos las mismas susceptibilidades a la hora de plantear terapias para casi cualquier cosa.

¿No hay dinero para ese tipo de investigaciones?
¿Habrán de pasar 300 o más años hasta que las terapias se modulen de acuerdo con nuestro genoma y sus características, y qué esto se haga con un simple análisis de sangre?
No será de extrañar, si la preferencia son los gastos en armamento, cárceles y en guerras perdidas de antemano.

Para quien tenga mas interés en saber sobre las diferencias y los polimorfismos humanos en relación a diferentes drogas y fármacos, le recomiendo el libro ya mencionado de J.Ott que dedica una tercera parte del mismo a ese importantísimo tema.

Hay toda una serie de implicaciones morales sobre el uso que se le puede dar a un fármaco así.
Sólo veo que pueda ser correcto su uso cuando una persona, libre de coacción, decida que quiere esa ayuda para poder sortear mejor los peligros que una adicción adquirida le pueden plantear tras la decisión de abandonar el hábito.
En nuestro país el consumo de drogas no constituye ningún delito per se, aunque se castigue de otras formas la simple tenencia para consumo propio.
Pero en un país como los USA, en que el consumo es delito y suficiente razón para revocar la libertad condicional de un preso que haya accedido a ese grado penitenciario, me produce escalofríos.
También cuando hay sistemas judiciales que, en un cuestionable acto, cambian penas de prisión por tratamientos de desintoxicación, podemos encontrar a gente que tenga que elegir entre tomar dicho fármaco o ingresar en la cárcel. Y como en otros "inteligentes" movimientos en la guerra contra las drogas, podemos acabar viendo a una multitud de desgraciados que se ven forzados a sustituir la cocaína que consumían por otros liberadores de dopamina, como la metanfetamina, que es increíblemente más dañina física y psicológicamente, y hace tiempo que se considera una epidemia en los USA.
Un gesto tan humano como el negar la venta de jeringuillas sin receta, para dificultar el consumo (aséptico e higiénico) de drogas por vía intravenosa.

Y una última curiosidad sobre la empresa que va a vender la "vacuna" contra la cocaína.
Sus estudios previos y los posteriores de desarrollo del fármaco, han sido financiados por el NIDA, o Instituto Nacional para el Abuso de las Drogas... de los USA.
El mismo organismo gubernamental contra el que ha tenido que luchar una asociación para el uso terapéutico de los psiquedélicos, que había conseguido una autorización de la FDA usana para comenzar estudios con cannabis y enfermos de diversos tipos de dolencias.
El NIDA se negó a proporcionarles cannabis de calidad, necesario para los estudios aprobados, y eso ha costado dinero y años, para que finalmente un juez con suficiente poder autorice a MAPS, que así se llama la asociación, a poder cultivar cannabis de calidad para esos estudios si el gobierno no se lo entrega.

Para quien quiera entretenerse leyendo lo absurdo que puede ser el comportamiento de un gobierno que amenaza a los médicos que prescriben cannabis a pacientes con cáncer en fase de quimioterapia, puede ver los archivos de la organización MAPS en este link.