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miércoles, 8 de febrero de 2017

Burundanga Madness y sumisión química

Este texto fue publicado en plena fiebre histérica de los medios con la Burundanga en el portal Cannabis.es. Aprovecho para citar el excelente trabajo de Anna Pacheco para Broadly sobre el mismo tema, y con un enfoque realista del que otros medios carecieron esos días.

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Cuando mi móvil empieza a sonar notificándome privados de mucha gente distinta, suele ser que algo nuevo -o presentado como tal- referente de alguna forma a “las drogas” (desde un parricida al que vinculan con la “droga porro”, a un estudio de ciencia-ficción o TodoACienCia sobre el krokodil ruso, que veranea en levante) ha explotado en los mass-media, como la TV y la radio.
Eso es lo que pasó ayer, que teníamos nuevo protagonista que presentar o, mejor dicho, teníamos la primera vez CON PRUEBA DE TÓXICOS que la tan traída y llevada “burundanga” había sido detectada en una persona (con rol de víctima involuntaria) en España.
¡Por fin! No es que me alegre de que este suceso haya ocurrido, sino que al fin tenemos algo real y tangible de lo que hablar y que incluye una prueba de tóxicos de antemano, lo cual es muy de agradecer. Una mujer de 36 años acudió -en un grave estado de confusión- a un hospital, acompañada de una amiga que alertó que su ex-marido le podía haber echado un fármaco en la bebida, y tras aplicarle un protocolo especial para casos de “sumisión química” se pudo probar.
Y tal vez se pregunte el lector qué es eso de la burundanga, y qué es eso de la sumisión química. Pues vamos por partes. La burundanga es el nombre “popularizado” de un compuesto químico, conocido hace más de un siglo, llamado escopolamina. Este nombre, que originalmente proviene de las Américas, lleva asociada una leyenda -ahora ya no tan leyenda- de uso como herramienta “casi mágica” para todo tipo de actos delictivos y que abarcan desde violaciones a robos (la leyenda negra cuenta en su haber hasta robos de órganos sobre personas vivas, aunque esto por supuesto nunca ha sido detectado en realidad). ¿Por qué proviene de allí? Pues porque la planta de la que se extrae dicho principio activo, recibe ese nombre también. Es una planta conocida y ornamental, de bonitas flores, pero ese compuesto -la escopolamina- se puede encontrar en una amplia variedad de plantas (especialmente de la familia de las solanáceas) como en nuestro conocido “estramonio. El compuesto es de origen natural, cosa que me gusta recordar especialmente a aquellos que confunden “natural” con “sano”, y “no natural” con “no sano”: ese error puede matar ya que muchos de los más potentes venenos son naturales.
¿Qué efectos tiene la burundanga o, más concretamente, la escopolamina? Es un compuesto anticolinérgico que -de la misma forma que la atropina y otros fármacos similares- bloquea los receptores de la acetilcolina, un neurotransmisor que existe en nuestro cerebro, provocando una serie de efectos que -dependiendo de la dosis absorbida y de la idiosincrasia de la persona- pueden oscilar entre la simple molestia ante la luz (por la midriasis que provocan) al delirio con alucinaciones, entendido como la incapacidad de nuestro cerebro para discernir entre lo que es real y lo que no (producto de su mente). También pueden matar, y lo hacen con facilidad dada su alta potencia, si la dosis es excesiva. Por supuesto, han tenido y tienen uso en terapéutica y la escopolamina era parte de las primeras anestesias, de las que se fue retirando -con la aparición de compuestos más eficaces- debido a que provocaba -precisamente- alucinaciones y un tipo de amnesia químicamente inducida, llamada amnesia anterógrada.
¿Anula la voluntad la escopolamina? No, no como parece que se quiere plantear, como si fuera capaz de obrar milagros sobre la voluntad de otra persona: si eso fuera cierto, no sería algo que descubriríamos ahora. La escopolamina, como otros muchos fármacos, produce un estado en el que la persona es más vulnerable porque no puede fiarse de sus sentidos y porque sus sistemas de alerta ante los peligros (incluida la manipulación física, la emocional o la psíquica) se ven debilitados de una forma similar al estado que se puede alcanzar en una gran borrachera, o bajo el efecto de las comunes benzodiacepinas o pastillas para dormir, con las salvedades y matices propios del desarrollo de los efectos en cada sustancia y persona.
En este caso, siendo un fármaco que puede dejar inconsciente y, además, provocar amnesia sobre los momentos previos a la pérdida de conciencia, tiene en manos con intenciones criminales un potencial claro para su uso, asociado a unos peligros muy elevados para la víctima (y desgraciadamente podemos decir, que cuanto menos experiencia en su uso tenga el delincuente, más peligroso resultará). Pero no. No es una sustancia mágica que administrada a alguien sin que se dé cuenta, nos dará acceso a todo lo que su voluntad -en estado base- quiera mantener guardado.
Fue, como otras tantas drogas, una más de las sustancias que se probaron o emplearon en algún momento como “suero de la verdad”, con el mismo poco éxito que el resto de cosas que probaron a tal fin dentro del proyecto MK-Ultra en los USA y que incluyó cosas como la LSD o la MDA. Pero, repito, la escopolamina no hace que la voluntad de otra persona pase a nuestras manos (ni tampoco ocurre esto en la hipnosis, aunque sea algo cuya creencia está extendida) sino que deteriora su capacidad normal de actuación.
¿Entonces por qué se usa y a qué viene lo de sumisión química?
Se usa porque como ya hemos dicho, es uno más de los muchos compuestos que deterioran -en distinto grado- el juicio crítico y nuestras defensas, como también lo hace el alcohol y otras muchas drogas. Pero su uso es más habitual en países sudamericanos, y tremendamente infrecuente en nuestro país. Tan infrecuente, que a pesar de llevarse hablando de la burundanga y los peligros de la burundanga durante años, se detecta por 1ª vez ahora en nuestro país. Desde aquí recomiendo a periódicos como “El País” o “El Mundo” que echen un vistazo a las tonterías previamente publicadas por ellos mismos, o no tan previamente como en el caso de “El País” quienes en su artículo “internacional” sobre el asunto, dicen cosas que no son ciertas como:
- la escopolamina anula la voluntad
- se extrae de la Datura stramonium (a la que cita, incorrectamente, como “Datura Estramonio”)
- es fácil de conseguir
- sume a la víctima en la complacencia y pasividad (cuando también puede provocar agitación y terror, por ejemplo)
- la burundanga no es una sola sustancia sino una mezcla de narcóticos
- el producto no tiene ni color, ni sabor, ni olor (es decir, que no existe....)
- según el texto, basta con que sacudan un trozo de tela a tu lado y se absorbe mejor inhalando “humos mezclado con tabaco” (lo cual implica que se fume y eso es un acto consciente) o por ingestión... ¿mejor que cómo, mejor que inyectado o en enema?
- en ocasiones se administra “poniéndolo cerca de la nariz cuando se va a besar para que la víctima inhale” (¿y el que se lo pone, es inmune a la droga o es anaerobio y no respira?)
Y otras cuantas majaderías, como es habitual en la “prensa seria” cuando habla de drogas, pero en esta ocasión coronando su ignorancia internacionalizada con una bella imagen de una Brugmansia arborea a la que el pie de página bautiza como “Datura Estramonium” (sic). Cierto es que, más abajo, tiene otra foto DE OTRA PLANTA CON FLOR BLANCA que en este caso, parece ser de la especie de las daturas. Es decir, el bueno de Jacobo García de “El País” en México, no tenía ni puta idea del tema sobre el que se puso a escribir y lo remató dejándolo claro con una bonita imagen EPICFAIL junto con una colección de topicazos comunes que se pueden leer en cualquier articulo de hace 10 años sobre el tema. ¿Esto es el periodismo que nos ofrecen supuestos medios respetables? ¡¡Pero si cualquier estudiante de la ESO con Google lo haría mucho mejor!!
¿Alguien tiene el teléfono del jefe de personal de “El País”? Es para un amigo....
Lo curioso es que si bien el “periodista” no tiene reparo en poner esas afirmaciones, en un momento dado del texto, cuela que los médicos no se ponen de acuerdo en eso de la “pérdida de la voluntad” (así que para eso ya está él, que hizo periodismo).
La cosa es que con todo el ruido que montan, consiguen lo que por defecto han buscado siempre: desinformar y asustar. Y una cosa más que en este caso tiene su importancia: estimular y provocar estas acciones, basadas en esa mala información. Esta vez, la droga como nos venían contando no salió de una planta, sino que fue comprada en Internet, y no la dio ningún extraño a la víctima sino alguien muy conocido: su ex-marido. ¿Para qué? Pues fuera de la especulación no creo que tengamos datos, pero dado que tenía acceso a ella (a través de sus bebidas o alimentos) es muy posible que intentase conseguir esa “anulación de la voluntad”, de la que hablan desde hace años los medios, y que habitualmente y en otros hechos probados se cometía con alcohol, benzodiacepinas (recordamos los casos del violador de Ciudad Lineal, aunque en este lamentable texto del periódico “20 minutos se cita el “Orfidal” -lorazepam- como un opiáceo, y así de gorda la siguen teniendo porque “nunca pasa nada si va de drogas e inventan datos”), GHB, o cualquier otra droga psicoactiva, ya que el protocolo que se activa por “sumisión química” no hace distinción entre sustancias, legales o no.
Aunque el hombre, que parece ser que reconoció a la víctima haberle suministrado “escopolamina comprada a escondidas en Internet” y que su fin, era simple y extrañamente causarle daño (inespecífico en la declaración, aunque da la impresión de que prefirió no revelar la teleológica intención que le guiaba) no explicó por qué eligió esa sustancia -escopolamina- y no otra, si su objetivo era causar simplemente daño, cuando en el mismo mercado donde compró la escopolamina, podría comprar cosas mucho más dañinas (en realidad, puede hacerlo en la farmacia).
¿Qué le hizo elegir escopolamina y comprarla por Internet? Pues sin poder aseverarlo, da la impresión de que si se tomó tantas molestias (comprar estas cosas por Internet no resulta tan sencillo como parece leyendo y hay que saber manejar moneda digital, Bitcoin por ejemplo) es porque esperaba de dicho producto un rendimiento y efectos que eran muy superiores a las cosas que podía conseguir con menor esfuerzo. ¿Es razonable pensar que ese tipo -como otros- pudiera haberse creído la mala información de la prensa en esta materia y buscase “burundanga” para conseguir algo que dependiera de la voluntad de otra persona, en ese caso su ex-mujer? A mí no me parece nada extraño: lo que me parece extraño es que esto mismo (o algo peor) no haya sucedido antes, dada la salvaje promoción que hace la prensa a este tipo de información defectuosa.
Una de las cosas más asquerosas que me ha tocado ver durante años -como administrador de un blog sobre drogas- es la cantidad de preguntas que iban dirigidas expresamente a conseguir violar mujeres. Muchas de las preguntas (que podía observar con los instrumentos de análisis de datos de la web) llegaban a ser tan directas como: “¿Qué droga usar para violar a dos mujeres?”. Y en el caso de palabras como “cachondina” (la mítica droga afrodisíaca) o en el caso de “burundanga” las búsquedas de información solían y suelen ir asociadas a la evidencia de la preparación (o tanteo) de un delito, contra la libertad sexual de una o varias mujeres.
A pesar de que los drogófilos somos personas con tendencia a coleccionar diversas drogas, y con más celo cuanto más infrecuentes sean, sólo he conocido a una persona que haya comprado escopolamina en Internet, y es un loco (dicho con cariño) que ha demostrado ya ser capaz de meterse lo que nadie más se ha metido, y que adquirió para -si llegase el caso- usar consigo mismo (tras analizar químicamente para asegurarse de lo que tiene). Pero, aparte de un “loco coleccionista de drogas”... ¿qué clase de persona buscaría “burundanga” en Internet?
No es algo que se podrá nunca probar, pero da la impresión de que sin los cuentos y leyendas narrados durante más de 10 años por la prensa en España sobre la burundanga, nadie habría acudido a Internet a buscar esa sustancia con el fin de administrársela a otra persona. Y eso sí que merece una reflexión, por parte de la prensa, sobre el precio que conllevan sus historietas típicas de drogas.

lunes, 1 de agosto de 2016

El fraude del Krokodil en España: TODOACIENCIA por Gonzalo Haro - CEU

Este texto fue publicado -aunque les pese a algunos- en Cannabis.es y fue el primero que apuntó directamente a la nulidad absoluta del trabajo de este loquero transmutado en vendedor de plazas universitarias para la CEU de Valencia.

El fraude se cometé por quien pretende pasar una info que sabe que es -cuando menos- ridícula e insostenible por estudio de tipo científico, y una revista mercenaria como es la Revista Adicciones, otra de las que se dedican a mamar de los fondos del PNSD y su entorno de trepas, le da cabida.

El resto lo completa una prensa completamente idiota, zombi, imbécil, sin capacidad para leer una puta página de una estudio tan marca ACME que es una pieza del humor más cutre. Sólo "El Español", días después, levantó la voz y lo dijo (de la prensa generalista), mientras el resto de medios de prensa, televisiones, periódicos y demás morralla, le lamían el culo al Gonzalo Haro y su equipo de trileros universitarios.

La vergüenza de la "serpiente de verano" en información sobre drogas, que este año era esperada con una navaja en la mano. Gonzalito, mala suerte. Los médicos, aunque os la coméis unos a otros, no vais a estar siempre mirando desde la barrera, y menos cuando sois un puto fraude como tú, Gonzalo Haro....

Luego llegaron otros -excusas control- a decir que si el Krokodil, que si responsabilidad por la prensa,  que si pa' chulo mi pirulo y demás tonterías -los más endogámicos del panorama: sabía que eran medio maricones pero no completas mariconas (ni citar al autor del fraude, eh? todos amiguitos, que todos cobramos del beef)- para echarse unas risas extra: sorpresas te da la vida. Bah, como perras previsibles. Gracias a mi compadre H.Madera por estar al quite cuando yo estaba de viaje. ;)

Quiero añadir que si no fuera por mi editor en Cannabis.es, Gon, estas cosas no saldrían así de bien, rápido y divertidas. Es un crack y lo sabe. Esperamos que os guste a todos, menos a Gonzalito y sus paleros. :))

PS: Doctorcete, qué poco lees y cómo de fácil se te trinca, parguela.

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La CEU de Valencia, 
el Krokodil inventado 
y

la TodoACienCia de Gonzalo Haro.

"¿Qué chorrada podíamos inventar para salir en prensa y dar publicidad a la 1ª Promoción de Medicina de la -privada y católica- CEU de la C. Valenciana? ¡¡Necesitamos algo gordo!!  

Venga, traed más orujo y cajas de Lisdexanfetamina 70 mg. de la farmacia, que esto lo arreglamos hoy antes de terminar de jugar al Monopoly... ¡ya!

¡Ya lo tengo!
¡¡HEMOS DESCUBIERTO EL KROKODIL EN ESPAÑA!!

JUAJUAJUAJUA.....
¿A que mola?”

Por más que intento encontrar otro contexto del que surgiera esta basura de estudio -del que os vamos a hablar- no lo encuentro. No puedo. No soy capaz de imaginar una situación en la que varias personas -con formación universitaria- terminan firmando un “estudio” que es una absoluta basura basada en una mentira (o una verdad “incomprobable”, como puede ser: “vino hace una hora un marciano a mi casa y me invitó a ensaladilla rusa”) y una revista -de supuesto prestigio científico... pfffff- acaba publicándolo.





Esa “cooperadora necesaria” en este fraude informativo, es la Revista Adicciones, financiada por el inefable y nada fiable Plan NaZional Sobre Drogas o PNSD, y editada por uno de los actuales y repetidamente previsibles “buques” prohibicionistas, como es la cosa esa de “Socidrogalcohol” -un saludo (con todo mi corazón) a Alipio AKA “Infoxicador”, mi hamigo- y que sirve de bandera, bajo la que que se reúne la “avant garde” del más señero prohibicionismo en España. 

Financiada -la “presuntamente científica” gacetilla moralista sobre adicciones- por el PNSD como digo, pero también por aquellos que publican: si quieres en Revista Adicciones publicar, la pasta -por delante- tendrás que ingresar. Nadie “trabaja” gratis, aunque las revistas de verdad -en las que trabajo- suelen pagar al autor y no va al revés la cosa, aunque cada uno es muy libre de valorar su trabajo como quiera, y resulta -en este caso- poéticamente justo que el precio sea negativo para los autores, dado el tamaño del fecalito que han mostrado. Lo de las revistas “con premio” y garantía de correcta moral - por ser tan “útiles CONTRA las drogas”- ya lo tratamos en el caso de la gacetilla prohibicionista de “InDependientes” hace meses.

Sí, sí. Todo muy científico, pero del “TODO A CIEN”.
Esto no es ciencia sino “TodoACienCia” y ellos no son científicos sino todoacientíficos. A ver si el indefinible Luis Piedrahita, me copia la idea, para su particular diccionario de ideas complejas, sencillamente expresadas.





Podría ir punto a punto con el propio estudio y desmontar la validez del mismo, pero es todo demasiado simple: todo el estudio se basa en las declaraciones de un “paciente” (entendemos que usuario de heroína) que dice haber conseguido una dosis de “Krokodil”, la mítica droga surgida -en su versión callejera- en la Rusia anti-metadona de Putin ante la falta de otros recursos por parte de los usuarios de heroína.

Este paciente, que además sufre -como dice el estudio- despersonalización, dice haber INGERIDO una dosis de ese supuesto krokodil: la droga que -desde la prensa y este estudio- se nos quiere vender como la “heroína caníbal”, cuando es un opioide como otro cualquiera que existía en farmacia hace casi un siglo ya. Es curioso, porque el krokodil se sintetiza para ser inyectado, y no existe una sola prueba de que haya salido del entorno ruso jamás, pero este paciente -de Castellón, ni más ni menos- dice haberla tomado. Pero como dice Gonzalito “er psiki”, los pacientes nunca mienten, chavalotes.

Y ya. Así. Sí. Fin. EOF. No hay nada más...

Que el paciente tuvo molestias estomacales y que estuvo 3 días en observación (todo cuento y tontería para rellenar texto). Y de hecho, el propio paciente no achaca esas molestias al “supuesto krokodil”. Un paciente que sufre despersonalización y al que el tal Gonzalo Haro AKA “er sikiatra” y Abel Baquero AKA “er sikolojo” -los TODOACIENTÍFICOS que firman- elevan a caso de estudio clínico de nivel internacional, como “el primer caso de consumo de krokodil en España”, sin una sola prueba de sus afirmaciones. ¿Caso documentado? ¿Qué es eso?

Ni una sola prueba, ni un análisis, ni una foto, ni nada que no sea “lo que les dijo un paciente con cagalera y dolor de tripa”. Gran universidad la que da formación con estos profesionales. Nada. Como lo que dijo “el Nega” cuando C.Tangana fue y le metió una galletaza por ser un bocas: nada de nada.



Ni una sola prueba -de las de verdad, científicas y no como ellos, todoacientíficas- siquiera de que esa persona consumiera algo, y de que eso fuera “krokodil” -que tomó mezclado en un brebaje con cafeína de forma “lúdico-experimental” según el propio estudio- y no el semen de un marciano.

El paciente -“la fuente científica del estudio”- ha pasado 5 años en el talego, ha consumido de todo y sigue consumiendo (así nos lo presentan) alcohol, cocaína, heroína y benzodiacepinas. 

Así que experimenta con algo que cree que es krokodil -recuerden que también se indica que sufre despersonalización, su salud mental no parece la adecuada para ser tomada como veraz sin más prueba documental- mezclado en el café, luego le duele la tripa -como único efecto/problema descrito y NO asociado- y en el hospital dice la primera tontería que se le ocurre: he tomado krokodil!! Yeah!!! Es más fuerte que la heroína, sí!!! Es más físico!!! Sí!!!

Mola mucho todo el grupo de caraduras que se han sumado a poner su careto en la foto, y su firma en el estudio, seguramente sin leerlo bien porque se ha apuntado hasta el tato: todos quieren figurar en el gran descubrimiento con el que, como sentencia el estudio, “PODEMOS AFIRMAR QUE HA EMPEZADO EL CONSUMO DE KROKODIL EN ESPAÑA”. Y pa' chulo, chulo, mi pirulo.

¿Vale? Es que soy de la CEU, donde el criterio de calidad varia según el precio.
Eso sí, las fotos de la 1ª promoción de Medicina de la CEU en la C.Valenciana sirven como excelente promoción (en redes sociales, sí: sois especiales...) para que más personas acaben engordando las arcas de estos timadores con trajes del todo a cien, pseudocientíficos y desinformadores universitarios.

Con la misma lógica, yo puedo afirmar que he sido la 1ª persona en España que ha sido objeto de un complot para matarme con krokodil. Y no es broma: hace unos meses tuve que denunciar a unos tarados de facebook -los de siempre- y en el material que entregué a la policía y al juez, se encontraba un plan para “enviarme heroína gratis por correo hasta que me enganchase, y luego, mandarme KROKODIL para que me matase yo solito”.

No es broma. Eso lo tiene un juez en sus manos, y no por eso se me ocurre contar semejante “titular”, aunque es cierto que un tarado dijo “krokodil” en una de sus mongoladas. ¿Eso no es una prueba científica, señor juez? ¿O qué? ¿Para mí no y para ellos sí?
¡¡Esto es TODOACIENCIA, yeah!!

En el estudio, no hay mucho más que reseñar, ya que basándonos en semejante masa de evidencias, no hace falta explicar mucho más sobre la validez “científica” del mismo: nula. Aunque sí sirve para una cosa: es un gran ejemplo de lo poco que significa publicar hoy día en esas supuestas revistas científicas, que dicen asegurar la “peer revision”. ¿Y quién ha sido el “peer” que ha revisado este mojón? ¿Qué se había chutado, krokodil?
Venga ¿veis? Yo también sé hacer chistes de drogas. Creo que esto es una basura, JUNK SCIENCE, que ha sido hecha, seguramente con premeditación y alevosía, para darle bombo a la primera promoción de la Facultad de Medicina. De una universidad privada y católica, y la cosa no es menor: ellos tienen “una misión” y así lo expresan en sus idearios... y eso conlleva consecuencias, nunca buenas para la ciencia.

Lo que además me resulta curioso, es que en el estudio -y en la foto promocional para sacar partido al fraude- aparecen mencionadas 4 mujeres y 3 hombres. Mayoría de mujeres, como es habitual en la universidad en España. Y sin embargo, los 2 nombrados -casualmente- son varones. Ya, todo normal. Ayer me decía un tuitero que, si en el Congreso elegían 16 varones de 17 posibles para ciertos puestos, sería por mérito. Claro onvre!!

Esto es similar: hay más mujeres que hombres, pero los que se llevan la fama (y en este caso el repudio por lo que han intentado hacer engañando a todos, sabiendo que sólo 4 gatos, y no los periodistas que les hacen de comparsa, leen el estudio). Pero es normal, es una “Universidad Católica” y la mujer -ya se sabe- tiene su personal misión en ayudar al varón en sus realmente importantes tareas: Dios os creo de una costilla nuestra, aunque esta historia seguro que os ya la conocéis... mujeres. Vamos, que los importantes son “er psikiatra” y “er psikolojo” y el resto son las que traen los cafés y les “alegran la vista”, que pasa eso las puso ahí nuestro Señor Jesucristo, coño ya vale de tanta tontería contra lo varones, solo por ser mejores que nuestras costillas.
Orgullo Machote in the Science: Who's in da house?? Machote's in da house!!

¡¡TODOACIENCIA!!

El estudio no está exento de más memeces, afirmaciones totalmente falsas, falta de documentación previa (les hubiera bastado ir a ver Erowid para no repetir lo que hizo -lo mismo- otro “todoacientífico” con una historia similar) y poniendo como premisas, de razonamientos con objetivo previamente definido, un montón de idioteces: ¿conoces tú a alguien capar de conseguir codeína? Sí, seguramente. ¿Y yodo? ¿Y fósforo rojo? ¿Y ciertos metales para que hagan de catalizador? ¿Y que sepa realizar toda la secuencia de reacciones químicas necesarias? ¿De verdad?

En el estudio aseguran que es fácil, y de fácil no tiene nada: si lo es que lo demuestren y cocinen una dosis, con los medios de un yonki en España, si son capaces de respaldar sus surrealista afirmaciones. Esto no es calentar cocaína HCl y amoníaco en una cuchara, o algún ácido y heroína base para disolverla y chutarse. Esto no es algo que te enseñen por ahí, o mostradnos lo equivocados que estamos y lo sencillo que los yonkis hispanos se pueden hacer su krokodil, en casita, supongo... ¿Qué, Gonzalito y Abelín? ¿Os animáis a ofrecer -al menos- alguna prueba del resto de tonterías afirmadas? ¿Un vídeo “cocinando fácilmente krokodil”? 

Venga, dadnos algo más 
que un titular falso: de eso estamos hartos.



Como el mundo de las drogas usadas por los medios para vender, y en este caso de los todoacientíficos para vender(se), es un mundo con propiedades fractálicas, ESTO MISMO YA HA PASADO ANTES. Unos genios similares consiguieron sacar, en un proceso plagado de cosas extrañas, un estudio que afirmaba que tenían al primer consumidor de krokodil en USA, pero se fugó... mira tú. Y tampoco tenían, como estos gualtrapas, ninguna prueba analítica o forense de sus afirmaciones.

El escandalillo que destapó en los círculos especializados acabó haciéndoles retirar el “estudio” por carecer de la más elemental base científica para realizar las afirmaciones que ofrecía. Y un gran amigo químico y forense de alto nivel en USA, de nombre Kevin pero conocido por @ForensicToxGuy, ya hace 3 años que escribió sobre esto mismo, 3 años.

Su texto podría aplicarse casi al 100% a lo que han hecho estos mafiosos, con aire de científicos y periodistas, para salir en los medios. Y como TODOS los medios han publicitado la historia sin haber leído -al menos de forma comprensiva- el esperpéntico estudio. ¿No tiene “El País” y “El Mundo”, “Antena3”, “Cuatro” o “La Sexta” a una persona capaz de leer y entender lo que decían, y hacer notar que todo esto es una mongolada cogida con pinzas?

¿¿Periodistas?? Todo vale con las drogas... ¿verdad “prensa seria”?

Voy a copiar la principales conclusiones, las puede ir leyendo el equipo de genios unieron sus mentes y esfínteres -en esta fiesta coprófila- para que la gente crea que “hay algo mucho peor, más físico, adictivo y caníbal que la heroína.... y ya está en España!!”. Todo puta mentira.

No podemos soportar ciencia basura -todoaciencia- si queremos comprender en lugar de ser manipulados. Mucho menos podemos tolerar ciencia lacaya y prostituida, sin al menos ofrecer los datos reales.

  • El panfleto iguala desomorfina y krokodil como si fueran la misma cosa, lo que es igual a decir que una mezcla de yodo, fósforo y otros reactivos y catalizadores con el fármaco es igual al fármaco en sí mismo. La desomorfina no plantea ningún problema “extra” de salud -igual que la morfina- en su forma pura o farmacéutica, pero obviamente chutarse reactivos químicos hace daño, y de ahí se derivan todas las necrosis de tejidos y gangrenas que se producen quienes se inyectan esa mezcla sucia. Ideas como estas, asociadas a el krokodil y con titulares como “la heroína caníbal llega a España”, o como dice ForensicToxGuy, la perpetuación de este sensacionalismo estúpido en presuntos estudios “ciéntificos”y en los medios, sólo sirve para contribuir a la histeria sobre las drogas.

  • El texto afirma que la droga se está expandiendo por Europa y otras partes del mundo, aunque NO EXISTE EVIDENCIA ALGUNA de esto mismo, ni de que dicha mezcla -krokodil- haya salido de Rusia o su entorno más cercano.
  • A no ser que los artículos de las revistas online, que cuentan que alguien (bah, da igual quién, no?) afirma haber comprado krokodil en “no-se-qué-pueblo-perdido-del-Amazonas”, se consideren literatura científica, la mitad del estudio está llena de afirmaciones sin sustento.
  • No se realizó NINGÚN análisis toxicológico al paciente -ni tampoco a sus fluidos o deposiciones- que resulta ser la fuente “oral” de esta historia que muestre la menor sospecha de desomorfina o de krokodil (cosas distintas; sustancia pura vs. sopa con restos químicos reactivos). 
  • No existe ninguna prueba forense ni de otro tipo que pueda permitir, a estos listos caballeretes, decir siquiera que el krokodil ha llegado a España. Todo mentira y cuando más escandalosa, mejor parece irles (de momento).
  • Los autores concluyen que “la expansión y consumo de krokodil es una realidad en Europa, y con este caso podemos afirmar que ha comenzado su consumo en España. Es por ello que los recursos sanitarios, tanto de atención primaria o urgencias, como los servicios de adicciones y salud mental, deben estar alerta para poder detectar intoxicaciones, síndromes de abstinencia o secuelas físicas y/o psicopatológicas de su consumo.” Esta afirmación carece de base alguna, y resulta especialmente improbable que -dada la prevalencia de heroína barata y fácil de obtener, la mayor dificultad para obtener codeína y los precursores necesarios, y la ausencia de “cocineros” que enseñen al resto de usuarios, junto con programas mantenimiento con metadona en España- vayamos a ver nunca un sólo caso de krokodil en España (aunque siempre puede haber el puto freaky a quien le dé por sintetizárselo él mismo, pero ese tipo no será un yonki intentando salir de un mono de heroína, no majetones).



La impresión final, y tras observar con detenimiento las cuentas de redes sociales (hacedlo vosotros, y ved lo que han conseguido -ya- con este timo) de varios de los implicados en este mediático “Fraude del Krokodil”, es que simplemente buscaban darse autobombo con una noticia todoacientífica, y hacer que la gente sepa que la CEU tiene una Facultad de Medicina, en la que están grandes investigadores como este par de colegas de la TodoACienCia. Y cómo no, le tocó a las drogas; está vez al ruso krokodil aunque nunca verá el Sol desde aquí.

Eso siempre vende mucho en España, porque como el gran público no está formado y los periodistas son lacayos obedientes, que NO SON CAPACES DE LEER EL ESTUDIO para informar de que todo esto es “lo que cuenta un tipo”, es el sandwich favorito en los medios: falsa ciencia y drogas, visibilidad asegurada.

No será el último.

La TodoACienCia siempre lo peta.






viernes, 24 de abril de 2015

FLAKKA... la neodroga caníbal.

Este texto fue publicado primero en VICE Spain y posteriormente traducido a inglés, italiano y portugués para VICE a nivel internacional, y publicado bajo pseudónimo como Alex Shulmann. Esperamos que os guste.

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La Flakka.


Hace unos tres años -una noche en el ordenador- me empezaron a llegar imágenes de un tipo arrancando la cara a otro a mordiscos. En aquel momento me quedé aturdido, porque no ocurría en un remoto lugar donde se siguiera practicando el canibalismo: ocurría al lado de una autovía en USA. Fueron las primeras noticias del que ahora es conocido -muerto ya- como el “Caníbal de Miami” y que aunque las drogas no tenían nada que ver en el asunto, tuve el presentimiento de que algo así iba a ser usado en el juego mediático contra las drogas y sus usuarios.

Era sencillo el planteamiento. ¿Qué hay que pueda explicar que una persona coma la cara de otra que está viva y tenga “resistencia sobrehumana” a las balas? Las drogas, está claro. Y en USA más todavía. La prensa pronto empezó a hablar de un drogadicto bajo los efectos de... ¿de qué? Algunos de los primeros reportes -de vecinos de la zona en las teles locales- hablaban de crack, pero existe crack suficiente en cualquier ciudad de USA como para saber de sobra que no provoca canibalismo. Entonces se buscó otro candidato (se llegó a mencionar hasta el “krokodil ruso”) y la cosa acabó aterrizando en una oscura denominación: “bath salts” o sales de baño.

La víctima, antes y después.


¿Qué droga es la sal de baño? Ninguna, pero algunas de las neodrogas legales que van supliendo al mercado -sin ser nuevas en realidad- se habían distribuido bajo ese disfraz, porque aun siendo legales como sustancias (no prohibidas) presentaba menos problema esa presentación. También se usó el formato de “abono para plantas” e incluso el de “inciensos”, pero lo de las sales de baño parece que gustó más. En una semana podíamos ver en todos los lados textos sobre las temibles “sales de baño” y muchas veces eran ilustrados con imágenes de lo que serían sales de baño reales, aumentando la histeria en un país muy poco ilustrado en drogas y acostumbrado a asustar a los habitantes como forma de control. Y eso creó las “sales de baño” como drogas.

Claro, los forenses y la gente “de ciencias” empezaron a preguntarse cómo era posible que los medios hubieran determinado que había una droga en el cuerpo del atacante y además, cuál era. No cuadraba porque no se tenían esos datos aún. Así que los medios empezaron a especular -porque como sale gratis da igual- con cuál de las sustancias en concreto podía ser, y la ganadora que nada tenía que ver, fue la MDPV o metilenodioxipirovalerona.

Hoy la sustancia ya es conocida como “droga caníbal” por la gran prensa basura. Semanas después llegaron los resultados de la autopsia completa: el atacante “caníbal” murió a balazos y no tenía resto alguno de droga en su sangre. Nada tenía que ver ninguna droga, pero daba igual: a los pocos días había todo tipo de vídeos en Youtube sobre la “droga caníbal” (aunque en ninguno se observa droga alguna) y sobre gente que había intentando comerse a otros en un ataque de locura provocado por esa supuesta droga. Gente como zombis a lo “The Walking Dead” que salían de bajos de las casas, desorientados y enajenados. Sucios sí, pero zombís no eran.

Yo hacía años que había probado la MDPV y reconozco que no me pareció una buena sustancia para ponerla en las calles: era un estimulante que te incitaba a redosificarte excesivamente por la ansiedad que creaba, y cuando subías las dosis el escenario en el que te metías no era placentero. Probada y desechada para mi uso personal. Aunque ni yo, ni ninguno de los que habíamos probado la MDPV, hubiéramos tenido ganas de comernos a nadie a bocados. Era otra fantasía más de la “war on drugs” pero quedaba marcado en esa memoria colectiva -del desconocimiento sobre drogas- del público en general.

¿Y qué tiene que ver todo eso con la Flakka?

Todo y nada: la flakka sólo es el nacimiento de otro mito inducido por los medios sobre las drogas.
En este caso, la cosa arranca cuando hace pocos meses alguien cuelga un vídeo de una persona, una mujer joven de raza negra, a quien se ve que se pone bajo la lluvia al lado de una valla, y se mueve, baila, parece agradecer al cielo que le mande agua y ciertamente tiene un comportamiento algo extraño, pero nada en principio que no se pueda achacar a la idiosincrasia de las personas o a otros factores de salud mental. No es la única persona que disfruta de un buen chaparrón de agua sin miedo, y no por eso alguien está loco o drogado. 

Pero el vídeo se colgó con el título de “Flocka is destroying USA” y parece que creó escuela. En poco tiempo, los nuevos sucesos que implicaban a personas con comportamiento errático empezaban a ser calificados de casos de la nueva droga, que ya había cambiado su nombre de flocka a flakka, y algún medio norteamericano ha especulado con que el nombre viniera de la expresión latina de “la flaca” que todos tenemos en nuestra memoria musical.

Los medios hablan y muestran gente que aparecía desorientada o hiperactiva, en un estado mental alterado, con un discurso incoherente y con fuga de ideas, gente que se quitaba la ropa y corría por el medio de la calle por la hipertermia que sufrían, gente con reacciones paranoides de miedo, y de nuevo la “fuerza sobrehumana” que siempre aparece en los reportes de la policía de USA para explicar que tal o cual persona tuvo que ser reducida por un número incontable de agentes, o de balas.

Aunque de momento no tenemos una confirmación forense de que en ninguno de esos sucesos haya intervenido una droga, los medios de nuevo han cogido la idea y han asignado una nueva sustancia candidata, la alfa-PVP o alfa-pirrolidinovalerofenona, una droga creada hace décadas que tiene un hermano mayor que a muchos les sonará más: Katovit. El Katovit era un fármaco estimulante -de la función mental- que combinaba un principio activo con algunas vitaminas, que los estudiantes usaron hasta el año 2001 de forma generosa porque, tras la retirada de la anfetamina de la farmacopea (y mercado negro) en España, fue el único estimulante de farmacia que se podía conseguir sin receta. La droga del Katovit era el prolintano, y esta “nueva droga” rebautizada por los medios como Flakka, es el prolintano más un solo átomo de oxígeno. De hecho a la alfa-PVP se le puede llamar químicamente betacetona-prolintano o “katovit oxigenado”, y para los no entendidos en química es como tener el mismo coche al que le has cambiado una rueda: hace básicamente lo mismo con alguna diferencia, para mejor o para peor. Aunque poner un oxígeno en una molécula no suele aumentar su potencia, sino al revés; como ejemplo el átomo de oxigeno de la efedrina que al ser retirado (reducción) se convierte en la mucho más potente metanfetamina. Es así como se buscan las drogas: se encuentra una activa, y se explotan las posibles modificaciones en la molécula para conseguir otros compuestos que hagan más o menos lo mismo, pero con menos dosis, o mayor duración.




Al prohibirse de forma oficial la MDPV (y otras similares), una de las muchas que podían venir a ocupar su puesto era la alfa-PVP porque venía a ser lo mismo sin un grupo químico (metilenodioxi) y había quedado fuera de la prohibición al no ser un análogo en sentido estricto para la química. Así que los vendedores de “legal highs” la cogieron por bandera de reemplazo, y los medios están haciendo lo propio: reemplazando su antigua campaña de la “droga caníbal” por una más nueva.

Así que si a partir de ahora escuchas hablar de “la flakka”, ya no es la conocida canción de Jarabe de Palo, sino la nueva histeria sobre drogas con propiedades casi mágicas como la fuerza sobrehumana (aunque al final le detuvieron) o la resistencia a las balas (aunque al final lo mataron a balazos). Aunque he consumido muchas veces -y en generosas dosis- el prolintano del Katovit y la MDPV, no he probado la alfa-PVP y no tengo especial interés en hacerlo. Pero si lo fuera a hacer, aplicaría el mismo criterio que con otras sustancias, me informaría, buscaría cómo analizar la droga y poder tomar la dosis que yo crea correcta: sin más miedos a escenas caníbales o similares.

Si bien es totalmente cierto que las actuales campañas contras las drogas se lanzan así desde los medios, eso no quiere decir que no haya ninguna verdad en ellas. La hipertermia (que puede llegar a ser mortal), la ideación paranoide, las alucinaciones no agradables en las que el sujeto se defiende de enemigos imaginarios o incluso las de alguien que puede atacar al creerse en peligro, son reacciones que encajan con lo que sería una dosis muy alta de estimulantes. No hay apenas diferencia entre lo que es una sobredosis de MDPV y una de alfa-PVP, drogas viejas desechadas por los viejos laboratorios farmacéuticos que el mercado de la prohibición ha convertido en las neodrogas. Sustancias mucho más peligrosas que las drogas clásicas y que no estarían en manos del gran público que las quiera comprar, porque nadie compra un sustituto de una droga teniendo a su alcance la original a la que imitan.

Gracias a la prohibición de las drogas, ahora cualquier chaval puede acceder a miles de sustancias que de otra forma no hubiera accedido, pero con menos información, más mitos, mentiras y secretismo. Las neodrogas como “la flakka” matan más que las de la vieja escuela, pero lo hacen de forma legal: un gran avance para la sociedad.





Para saber más sobre esta familia de sustancias -algunas prohibidas, otras vendidas en farmacia y otras legales- y tener una imagen visual de la similitud química entre ellas, aquí pueden leer un texto del año 2008 sobre el tema del autor.


sábado, 1 de febrero de 2014

Krokodil: el hijo caníbal de la prohibición rusa

Este artículo fue publicado en la Revista Yerba en el mes de enero de 2014, para arrojar un poco de luz ante la histeria mediática en toda América por el temor creado sobre el krokodil, la peligrosa droga que supuestamente ha llegado a todo el mundo y se vende masivamente en todas las esquinas de las calles por un precio 10 veces más bajo que la heroína. 

Otra de esas mentiras que sirven para rellenar periódicos: fuera de Rusia seguimos sin poder encontrar al famoso krokodil...
Espero que os guste.

Symp.

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Krokodil: el hijo caníbal de la prohibición rusa.



Los antecedentes de la historia.

En el verano del año 2012 saltó la noticia a nuestras queridas televisiones: un hombre bajo el efecto de una droga desconocida estaba atacando y comiéndose vivo a un indigente que vivía bajo un puente. La policía tuvo que disparar hasta matar al atacante, que resistía los impactos de las balas hasta que... dejó de aguantarlas. Pero el policía, traumatizado por lo que había visto, tuvo que causar baja médica en el servicio.




Toda la dantesca escena había sido grabada por una cámara de seguridad de un lugar cercano. Y el espectáculo que hizo de aquel suceso la televisión de los USA fue el creador de una nueva etiqueta en el confuso mundo de las drogas: las sales de baño o “bath salts”. Ese era el nombre de la terrible droga que había ingerido el atacante, convirtiéndole en un zombi caníbal que arrancó la cara de otra persona a mordiscos.

Como tertulianos en nuestra hispana televisión, un inmenso puñado de drogabusólogos y supuestos expertos en el tema, saturaron durante días la información sobre el suceso (que no había duda de que era algo terrible) e inventaron todo aquello que realmente desconocían. De hecho, el atacante no estaba bajo el efecto de ninguna droga, pero aquel suceso sirvió para marcar a fuego en la mente del público norteamericano el peligro de “esa nueva droga llamada sales de baño” y que además era legal y fácilmente adquirible.

Realmente bajo el norteamericano epígrafe de “sales de baño” (“bath salts”) encontraron cabida toda las drogas que, la mayoría de los mortales, no sabían que existían en el mercado como opciones legales. Como no guardaban ninguna relación estructural ni farmacológica entre ellas, era un nuevo “cajón de sastre” para las sustancias no fiscalizadas en los USA, y a la vez un nuevo concepto con el que “informar” al público no especializado ante la descomunal cantidad de información sobre química y farmacología que implicaban esas sustancias.

La atención que esa puesta en escena (de datos mal apilados y falsos) generó en el publico de los USA, implantó la sensación de enfrentarse a un nuevo tipo de peligro venido del “mundo de las drogas”, como otros que habían enfrentado históricamente bajo el estado de prohibición. Fue tal la inicial histeria propagada por los medios que pronto empezaron a aparecer “imitadores caníbales” con o sin drogas en otros lugares, hasta el punto que el prestigioso Centro de Control de Enfermedades (CDC) de los USA tuvo que emitir un comunicado a la población, asegurándoles que no había ningún brote epidémico ni tampoco ninguna clase de virus, sustancia ni patógeno conocido que convirtiera a las personas en zombis resistentes a las balas ni en caníbales. No sabemos a quién decidió el público hacer más caso, si a los científicos o a las televisiones y sus habituales actores. Vale la pena mencionar que se impulsaron decenas más de prohibiciones sobre toda clase de drogas todavía no fiscalizadas gracias a toda esa mascarada que era falsa en su mayor parte, y que nada tuvo que ver con ninguna droga. Pero parió las “sales de baño” como droga en los medios y en varias leyes.




La semilla de un gran reportaje en el nacimiento de la criatura.

Unos meses antes la revista digital VICE MAGAZINE, que cubre todo tipo de temas extraños y crudos en todo el planeta, realizó un estupendo documental http://www.vice.com/vice-news/siberia-krokodil-tears-full-length sobre una nueva forma de drogarse que había aparecido en Rusia. El nombre que los usuarios daban a la sustancia era Krokodil y resultaba ser una variación química de la codeína que los propios adictos, de las zonas más deprimidas económica y socialmente del país, cocinaban en sus casas con medios precarios y un entorno carente de cualquier higiene. Es decir, sintetizaban una droga partiendo de otra con los reactivos necesarios y poco más que algo de fuego para calentar. Y sin más, se lo inyectaban.

Estructura de la codeína


Todos los usuarios del krokodil ruso provenían de la heroína intravenosa, que se extendió por el país en los años 80 cuando las restricciones sobre la población se hacían más elásticas gracias a la “perestroika y la glasnot” (apertura y transparencia) que llevaron a cabo los últimos gobiernos de la extinta URSS. La vieja Rusia de aquellos años negaba tener la existencia de ningún problema de drogas con su población, ya que según decían las autoridades, en la URSS no existían las drogas. También negaban la existencia de un número significativo de enfermos de SIDA y seropositivos, aludiendo a que “en la URSS no existían desviaciones homosexuales ni usuarios de drogas”.
Era una gran forma de no destinar recurso alguno a esas bolsas de población: negando su existencia.
 

Estructura de la desomorfina,
compuesto activo del krokodil


También, la mayoría de los usuarios del krokodil casero, dicen que les da igual que les graben, porque en un par de años estarán ya muertos, en un medio donde no existe trabajo accesible y la gente sobrevive ocupando casas en un entorno tan hostil como el invierno ruso que frenó a Hitler y Napoleón. Se consideran a sí mismos una población abandonada a su suerte para morir, sin recurso alguno al que acudir en un paisaje de miseria y desolación, y en el que “esa droga que les acelera la muerte comiéndoselos en vida” es tan sólo un factor más a considerar entre las causas que han llevado al nacimiento y uso de semejante monstruo entre población rusa usuaria de drogas.



La cuna del monstruo.


A la mayoría de las personas -consumamos drogas o no- nos parece poco razonable inyectarte una mezcla que sabes que va a causarte una necrosis hasta perder todos los tejidos y cartílagos de la zona, quedar con el hueso visible y la carne circundante, putrefacta. No parece una buena idea, incluso siendo aventureros o temerarios como otros lo han sido antes que nosotros.

¿Qué hace que alguien encuentre como “la menos mala” la opción de inyectarse krokodil frente a cualquier otra? Intentemos imaginarnos en la piel de un adicto a opiáceos, obligado a mantener su hábito para no enfrentarse a un síndrome de abstinencia inicial (con fuertes síntomas físicos) y a una apatía psíquica muy prolongada, si supera la primera fase de una desintoxicación “a lo bruto”. La mayoría de ellos están fichados por la policía por pequeños robos y trapicheos, casi todos han pasado por la cárcel en varias ocasiones, y no existen perspectivas laborales ni vitales para ellos tras el derrumbe de ciertas áreas dentro de la muerta URSS. La asistencia médica es precaria y la asistencia social es nula. Dicho de otra forma: abandonados a su suerte en algún punto de Rusia.

Antes se inyectaban heroína, proveniente de la extensa frontera asiática de la URSS con varios países productores y de tránsito, pero la bajada de sus condiciones de vida e ingresos, junto con una mayor presión contra las drogas en su país, ha convertido a la heroína en una opción lujosa a la que la mayoría no puede permitirse acceder, así que recurren a otro compuesto y a la ayuda de la química para burlar la prohibición sobre la heroína.

La codeína -el principal precursor para cocinar krokodil- en Rusia se vende barata y prácticamente sin pedir ningún tipo de receta, y los reactivos para cocinarla de forma casera parece fácilmente disponibles para personas que no tienen disponibles -ni cubiertas- otras necesidades mínimas básicas. Los pasos químicos a dar para convertir la codeína en desomorfina -la sustancia activa presente en el krokodil- se van aprendiendo y enseñando entre las comunidades de yonkis como parte de las estrategias de supervivencia y mantenimiento del consumo de opiáceos, en un entorno hostil que no ofrece ayuda ni esperanzas. Y no son complicados de aprender, juzgando por el nivel de conocimientos y materiales de aquellos que los llevan a cabo, como se pudo observar en el documental hecho por VICE.

Pero en ese cuadro falta la principal razón que lleva a un adicto a opiáceos a consumir venenos desesperados: la falta de mejores opciones. Ni en la antigua URSS ni en Rusia se permiten los tratamiento de mantenimiento. Dicho de otra forma: allí no permiten el uso de metadona -ni de buprenorfina u otros compuestos agonistas de los receptores opioides- para ayudar a los consumidores de opiáceos del mercado negro a salir del mismo. No existen otra opción que la de “afrontar” una desintoxicación más o menos paulatina -quienes se lo puedan permitir- o la de saltar al vacío de la incertidumbre de un síndrome de abstinencia a opiáceos y posterior mantenimiento de esa opción abstemia. Las mismas razones que a cada persona llevaron a consumir opiáceos de una forma crónica, son las que muestran lo inútil de forzar a un dependiente químico a permanecer en una abstinencia no deseada, y menos si eso implica altas dosis de sufrimiento físico y psíquico. Mientras el resto del planeta utiliza opciones que permiten reintegrar a la persona, como los casi-universales tratamientos con metadona o los novedosos tratamientos de mantenimiento con heroína que se aplican en otras partes del mundo, incluidas algunas comunidades de nuestro país.



La creación del mito.


A mediados y finales del año 2013, la prensa no especializada empieza a lanzar noticias sobre el Krokodil, al que apodan de “heroína caníbal” por la necrosis que produce inyectárselo en los tejidos. Se comienza a hablar de algunos casos de usuarios de krokodil en los USA, disparándose una histeria desinformativa en los medios del mismo calibre que la creadora del mito de las “sales de baño” y los zombis caníbales del verano del 2012.

Los medios más amarillistas de los USA, en prensa y TV, se lanzan a hablar de la nueva droga creada para destruir a la juventud y que ellos presentan dentro de una ecuación muy distinta a la de la situación rusa. La lógica que subyace dentro de los anuncios alarmistas al respecto es la de que “su placer debe compensar al daño” aumentando la leyenda negra en torno a dicha droga.

Lo cierto es que a día de hoy, los medios de toda América están dando noticias sobre el krokodil sin que exista un sólo informe de un laboratorio toxicológico que confirme su presencia desde el año 2004 en que el compuesto activo del krokodil -que no es lo mismo que esa mezcla impura y letal de sustancias- fue detectado en dos muestras por forenses en USA. Los medios nos intentan volver a hacer la jugada que nos mostraron con el “caníbal de Miami” y las nuevas drogas llamadas “sales de baño” y en esta ocasión, el “vector del mal” es el Krokodil. Pero sin informes forenses en ningún país de los que están hablando del peligro de la droga, desde Canadá hasta Argentina. Todo el mundo habla de él aunque nadie excepto los mismos rusos, que ya mostró VICE hace 3 años, han visto al krokodil.

Las fotos que se están usando, en muchos de los casos, pertenecen a personas con gangrena en los miembros periféricos -similares a las causadas por el ergotismo- que nada tienen que ver con las imágenes reales (mucho más crudas) de los consumidores rusos de krokodil. Pero la alarma de la droga caníbal ya está en juego en los medios.

Imágenes de la perdida de la falange distal 
de un dedo anular por una gangrena periférica...
pero no por consumo de krokodil.


La realidad detrás de toda la leyenda negra.

El krokodil es una mezcla de varios reactivos químicos con codeína que se ha hecho reaccionar para obtener desomorfina. Aunque los medios digan que es el consumo de desomorfina lo que produce la necrosis en los usuarios, lo cierto es que la desomorfina es una droga inventada en los años 30 que ha sido usada como otros tantos opioides sintéticos sin el menor problema en entornos terapéuticos. No es ni más peligrosa ni menos que la morfina. Lo que convierte al krokodil en un despropósito peligroso es que la inyección de la disolución que contiene la desomorfina sintetizada caseramente, lleva incluidos sustancias como yodo o fósforo rojo, entre otros reactivos y subproductos resultantes de la reacción química. El efecto de la desomorfina es el de una morfina de duración más corta y que produce menos depresión respiratoria, a dosis equipotentes. Si se ha dejado de utilizar en entornos clínicos, es porque ha sido sustituida por otros compuestos más nuevos, con otras propiedades en duración y con patentes en activo que producen más dinero.

Si la desomorfina sintetizada en el proceso de fabricación casera del krokodil fuera posteriormente purificada y limpiada del resto de productos no deseados, sería una droga similar a la morfina o la heroína, sin ningún riesgo distinto al de esas conocidas sustancias. Pero esa opción en un entorno de miseria y carencia de recursos, es algo que no parece viable de manera suficiente como para que los usuarios de opiáceos intravenosos en Rusia no se vean abocados a opciones como el krokodil. Uno de los hijos de la prohibición de las drogas que nunca habrían visto las calles de no ser por la mezcla explosiva de la prohibición más salvaje, el apetito humano por dejar de sufrir, y el abandono a su suerte de una importante parte de la población.


No es probable que veamos krokodil fuera de un contexto tan radical como el de su origen ruso, en el que se dé la mezcla perfecta para que un veneno semejante pueda salir adelante. Es importante resaltar que el consumo del krokodil está asociado a la propia producción y consumo por parte del usuario, no pareciendo que tenga cabida en la oferta de productos del mercado negro, por lo desproporcionado de sus daños.

Sin embargo veremos como su leyenda -mal contada y omitiendo las verdades necesarias como con las “bath salts”- seguirá esparciéndose por los medios de distintos países, pasando a formar parte del arsenal de contenidos alarmantes y escalofriantes de las corrientes más prohibicionistas, sin recordarle al lector en la mayoría de las ocasiones que, ese monstruo que pudre la carne de quien lo usa, jamás hubiera existido si las posiciones más radicales del prohibicionismo en la guerra contra las drogas no hubieran llevado a Rusia a ser de los pocos países que no cuentan con terapias de mantenimiento con metadona para los adictos a opiáceos.