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domingo, 13 de diciembre de 2015

Tim Leary: animador sociocultural a base de LSD

Este texto fue publicado en el Portal Cannabis.es y esperamos que os guste.

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Timothy Leary

Uno de los personajes por excelencia de la cultura farmacófila del pasado siglo, que casi todo el mundo conoce de oídas, es Tim Leary. Su nombre evoca casi de forma inevitable la presencia de la LSD y sitúa rápidamente el contexto en los años de la explosión hippie en los USA, y una aproximación lúdica -con la amplitud del concepto de "ludus"- al asunto de los enteógenos.

Albert Hofmann fue el paradigma del científico respetable, responsable. Stanislav Grof, declarado padrino de la sustancia por el creador de la misma, es el modelo de aproximación terapéutica a la LSD y uno de los grandes cartógrafos de la conciencia humana. En el aspecto químico, gente como Shulgin o Nichols son los que siguieron y acompañaron el desarrollo de la enteogenia.





¿Pero qué sería la figura de Leary? 
¿Un chalado bromista? ¿Un payaso divertido como le calificó Hofmann? ¿Un héroe de la conciencia como dijo Allen Ginsberg?

¿El hombre más peligroso de América -y enemigo público número uno- como sentenció el corrupto Nixon?

Su vida asemeja la de una neurona situada en algún punto estratégico del cerebro, sirviendo de interconexión entre miles de eventos y personas, percepciones y sentidos, que en un buen momento se activó y no dejó hasta el momento de su muerte de explorar las fronteras de lo que iba siendo el nuevo paradigma de las posibilidades de un hombre plenamente desarrollado, y conectado a las oportunidades que el mundo le ofrece. 

La definición más apropiada que encuentro para él, es la de animador sociocultural. El animador es la persona que utiliza el conjunto de prácticas sociales que tienen como finalidad estimular la iniciativa y la participación de las comunidades en el proceso de su propio desarrollo y en la dinámica global de la vida socio-política en que están integrados.

Leary, nació en el ámbito de una familia bien situada, con un padre con tradición militar y que ejercía de dentista ocasionalmente mientras dilapidaba los recursos familiares. Su madre era una maestra que tras el abandono de su marido, cuando Leary tenía 13 años, quedó viviendo una apocada vida con su hermana, ambas de estricta formación religiosa y moralista. Expulsado de varios centros y pasando la academia militar, acabó siendo un psicólogo con ideas brillantes y con buenas perspectivas, con cabida en varias universidades del país.

No fue ningún hippie inconsciente y entregado al hedonismo asocial. De hecho, si no hubiera sido por la irrupción en su vida del misterio de los enteógenos, a manos de un colega suyo más joven que él -el psicólogo Frank Barron- que siguiendo los pasos del conocimiento desenterrado por Gordon Wasson y los hongos psilocibios mexicanos había tenido su particular 'Eleusis', Leary no parecía tener el menor interés en las drogas.

Tenía 40 años, 2 hijos pequeños y estaba sólo tras el suicidio de su primera mujer, cuando en México tuvo su primer contacto con un enteógeno. Ese encuentro de la persona con la sustancia despertó en Leary el mecanismo de búsqueda de la aplicación positiva de las drogas a los humanos. Desde ahí, todo lo que ocurrió fue muy rápido. Esa sesión ocurrió en 1960, y menos de 3 años después Leary ya estaba fuera del circuito académico de Harvard, expulsado con Richard Alpert, aunque según su propio testimonio había abandonado ya el entorno asfixiante y desolador de continuo enfrentamiento hacía sus propuestas, y estaba embarcado en la creación de centros de enseñanza del manejo de psiquedélicos.




En Harvard, se había ido polarizando el ambiente en torno al tema de las drogas activadoras del cerebro, hasta el punto de que viejas amistades se separaban por culpa de esas posiciones, hasta quedar dividido el profesorado y los estudiantes entre aquellos que se sentían hermanados por la acción de la psilocibina y drogas similares, y los que estaban fuera de ese grupo. Los intentos de Leary de introducir al resto de colegas que le cuestionaban, nunca dieron excesivo fruto, y seguía siendo la gran vergüenza de muchos reputados profesores, que los alumnos prefirieran las clases y estudios que impartía Leary y su grupo, a los que impartían ellos y nada tenían que ver con el uso de drogas como herramienta en la exploración de la psique. Eso no se lo perdonaban.

Un año antes de su despedida de Harvard, y cuando se estaban llevando a cabo los experimentos de la Prisión de Concord, en los que se estudiaban las posibilidades de cambio de conducta en criminales con altas tasas de reincidencia, y el de Viernes Santo (Good Friday) en el que se indujeron experiencias místicas a personas de diferentes cultos religiosos, un hombre que había conseguido de forma poco clara 1 gramo de LSD (10.000 dosis estándar o 5.000 de aquella época) a través de Sandoz, había experimentado los efectos de la misma y había decidido "enchufar" al mundo a la revelación lisérgica. 

Aldous Huxley, a quien acudió a visitar tras su experiencia, le puso en contacto con Leary. Y fue así la forma en que el gran contacto entre la persona y su destino se produjo.

A pesar de que Leary había desarrollado una amplia experiencia en esos dos años con el uso de la psilocibina, y de la mescalina -fácilmente adquirible mediante empresas químicas- la experiencia con LSD le supo como la más arrebatadora de su vida, y a ella quedó consagrado en ese momento.

No creo que la experiencia con LSD sea más "demoledora" o reveladora que la que se tiene con psilocibina o con mescalina: o bien se debía a las fuertes dosis que se empleaban en aquella época, o a unas expectativas muy determinadas. Tal vez las dosis que tanteaban Leary y los suyos en mescalina y psilocibina eran dosis más sencillas de manejar, lo cual parece bastante posible ya que fue con esta última con la que Leary tuvo su primer encuentro sexual bajo los efectos de un psiquedélico, descubriendo un universo de ricas posibilidades en materia de sexo y drogas combinadas.

Deslumbrados por todas esas drogas en general, toda la clase contracultural de pensadores, científicos y artistas, se entregaban a la experiencia mística, con una posterior incorporación en sus vidas de filosofías en busca del yo y la perfección. Pocos eran los que hacían de su uso algo puramente lúdico. Todos, según él, buscaban la luz. Desde la tímida Marilyn Monroe que le abordaba para conseguir LSD en una habitación, a la ya posterior amante de Kennedy y sus planes para iluminar a toda la clase dirigente.

El constante pasear entre celebridades de Hollywood, músicos como John Lennon -con quien grabó "Give Peace a Chance", y quien compuso "Come together/Join the party" para ser el slogan del partido con el que Leary intentó hacerse gobernador de California- o Hendrix, y con todos los poetas y escritores malditos de la generación Beat como Burroughs, Ginsberg o Kerouac, acabaron por situarle en el papel de icono de la rebelión propia de esa época y por borrar cualquier opción a que se estableciera de forma seria dentro de la comunidad científica.





La famosa residencia de Millbrook, era el epicentro de una raza de nuevos seres experimentadores de las multi-realidades humanas, que era una afrenta para el propio país y su conservadurismo.La gran duda era qué volaba más rápido allí, si las bragas de las jóvenes o el ácido.

Leary era cada día un personaje más molesto para el establishment que buscó, a ser posible, conseguir que se retractase públicamente de sus afirmaciones sobre el uso de drogas como algo positivo. Y decidieron animarle a ello.

Así le llego la hora en que por un par de chustas de porro y algunos gramos de yerba, tuvo que elegir entre pasar una vida en la cárcel, o dejar que su hija y su mujer cargaran con ello. 

Ya en prisión, engañando al psicólogo que le hizo unos test de personalidad -que había validado/estandarizado para la población él mismo siendo profesor en Harvard- Leary, fue enviado a una cárcel de mínima seguridad. Con la ayuda de la Hermandad del Amor Eterno (un grupo minoritario y selecto que tenía acceso a las drogas y su distribución en el país) y de los Weathermen, que eran una especie de grupo revolucionario de estudiantes con una estructura e infraestructura similar a la de un grupo terrorista, consiguió fugarse de esa prisión.

De allí paso a ser huésped de los Panteras Negras en Argel, de los que tuvo que acabar huyendo, de un traficante de armas europeo en Suiza, de un psiquiatra en Francia, para acabar siendo "extraditado extraoficialmente" cuando puso pie en Afganistán.

En ese periodo, al principio de los años 70, fue cuando se produjo el encuentro entre el agitador Leary y el sobrio Hofmann. Parece que el poco aprecio fue algo mutuo, aunque ambos supieron mantenerse en un clima cordial (como muestran las fotos que existen de ambos riendo).
Leary sólo le dedica 2 párrafos en su autobiografía -entre más de 600 páginas- a ese hecho, tal vez como respuesta a lo que Hofmann había escrito sobre él en "LSD - Mi hijo problemático”.




Cuando volvió a la cárcel acabó siendo utilizado por el FBI para intentar conseguir información que vinculase a unos y otros con rusos o comunistas, y en vista del poco éxito, se dedicaron a crearle fama de delator. Finalmente, cuando cayó Nixon fue cuando le acabaron dejando en paz.

Desde entonces siguió abriendo camino en el mundo del ciberespacio, que absorbió buena parte de su creatividad y de sus nuevas ideas sobre globalidad y comunicación, sexo, relaciones humanas, lenguaje y evolución cerebral. Posiblemente con mucha menos ingenuidad de la que le había caracterizado desde que se entregó a las drogas psiquedélicas, pero con una riqueza y percepción mucho más afilada.

Siguió tomando drogas, y algunas le parecieron interesantes para abrir nuevas regiones de la mente. Según él, avanzó con el estudio del "Adam, XTC, Ketamina, e Intellex". El Intellex no es otra cosa que el 4-metil-Aminorex -también conocido como "Euforia"- y que es un estimulante simpaticomimético con efectos de mejora en las actividades cognitivas.

Idealista y utópico hasta su final. Leary muere un 31 de Mayo de 1996, de un cáncer de próstata inoperable (el que sufrirán 1 de cada 3 varones occidentales de nuestra época).

Sus últimas palabras fueron: 

"¿Por qué? 
¿Por qué no? 
¿Por qué no? ¿POR QUÉ NO? 
¿Por qué no? 

Hermoso..."

Parte de sus cenizas, fueron enviadas al espacio en un vuelo espacial, un año después. Es -con certeza- el usuario de enteógenos que más lejos ha llegado.

viernes, 16 de octubre de 2015

Sacando drogas del baúl de los recuerdos: la MBDB

Este texto fue publicado en VICE y esperamos que os guste.


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La MBDB.

¿Qué droga -de las que conoces- no es fácil de conseguir y te encantaría volver a tener a mano?

No es fácil pensar en alguna droga que fuera más fácil conseguir en el pasado que ahora, con la desmedida oferta que tenemos de sustancias legales e ilegales. Me vino a la cabeza por un momento el Khat, una planta que contiene un estimulante de uso común en ciertas zonas de África y que aparecía entre los bienes de los piratas que asaltaban el barco de Tom Hanks en “Náufrago”. Fue interesante tomarla, pero no fue una experiencia magnifica que quisiera repetir y no pudiera hacerlo; fue divertido y curioso. En UK donde era legal y muy barata hasta hace poco, se hacían batidos (puag) con la planta entera y se los bebía antes de salir de casa a modo de "MDMA natural".

Pero no eran esas plantas medio mustias que viajaron -desde Yemen a UK y de UK a Madrid. El mejor recuerdo lo tengo de una sustancia totalmente sintética, que surgió en el mercado cuando empezaron las restricciones y prohibiciones que pondrían en problema el abastecimiento de MDMA: la MBDB o Edén.




Edén, no parece una mala descripción para sus efectos. Dice la RAE que edén, aparte del paraíso primigenio antes de la desobediencia de Adán y Eva, es un “lugar muy ameno y delicioso”. Y el nombre, quien quiera que se lo puso -ya citado en 1991 por Shulgin en PIHKAL junto con el nombre de Metil-J que le puso Sasha- había tenido contacto con sus efectos. Resulta algo complejo describir los efectos sin caer en los tópicos propios de la MDMA, porque son realmente similares, pero no iguales. Su creador es el avezado químico David Earl Nichols, padre de otras sustancias psiquedélicas como la MDAI. También quien acuñó el término “entactógeno” que describe el efecto de estas sustancias, que tienen como característica común el facilitar el contacto profundo entre sujetos -o con partes poco accesibles de uno mismo- a nivel emocional.

En una ocasión que me preguntaba un conocido psiconauta por la diferencia entre ambas, la metáfora que resultó más oportuna fue la siguiente: “Imagina como te sientes cuando, tras meses o años de espera y trabajo, estás en una gran noche a punto de acostarte por primera vez con una pareja que has deseado de forma intensa. Esa sensación, con todo lo que tiene de estimulante, sería la MDMA. 

Ahora imagina como te sientes cuando ya has pasado la intensa emoción de 'estar a punto de' y reposas al lado del cuerpo de tu pareja deseada, tras un par de orgasmos mágicos: eso es la MBDB!!

¿Te gusta más que el éxtasis o MDMA? Sí. Me gusta mucho más, o mejor dicho, me gustó mucho más. ¿Dónde la puedo comprar? ¿Tengo que irme a los recónditos mercados de la darknet y pagar con Bitcoin para no ser rastreado? 

Pues creo que, a día de hoy, no tengo fácil respuesta para ello. Ni tampoco una explicación que me convenza, sobre la falta de esta droga en el mercado negro o blanco, porque es -a día de hoy- una sustancia totalmente legal en prácticamente todo el planeta y, desde luego en Europa.

La MBDB o Edén es una de la variantes más lógicas de la MDMA, químicamente hablando, y no es más que un MDMA al que se le ha añadido un carbono más al grupo metil de la estructura anfetaminoide del éxtasis. Esa variación mínima, tiene su correlato en los efectos. Pero no deja de ser algo “muy parecido”. 




Cuando los sistemas de detección de nuevas drogas, que se pusieron en marcha en todo el mundo tras la prohibición de la MDMA y la subsiguiente explosión de este compuesto por todos los rincones del planeta, empezaron a detectar los primeros cambios sobre la molécula. Pronto encontramos variedad en esas sustancias, que venían a imitar o a sustituir a la prohibida MDMA. Entre las primeras que aparecieron estaba la MDE o Eva, la MDA que era el precursor no metilado de la MDMA y que resulta más psiquedélico -ilegal desde 1970- aunque sin perder su parte “entactógena”, y la MBDB que sintetizó Nichols y dio a probar a Shulgin, quien difundió sus propiedades. La MDA y la MDMA estaban ya prohibidas, la MDE fue pronto incluida en las listas negras de sustancias, y la MBDB se puso bajo observación.

¿Cómo que bajo observación? Pues sí, fue la primera sustancia que el EMCDDA -Comité Científico del Centro para Monitorización de Drogas y Adicciones de Europa- tuvo a bien en 1998 someter a su evaluación tras que le fuera requerido por el Reino Unido, en aquel momento ocupando la presidencia de la Unión Europea, sobre si era necesario prohibirla y con qué rapidez. La respuesta no fue lo que se esperaba: dicho organismo estudió lo que se conocía de la MBDB o Edén, y acabó por determinar que no veía necesaria la prohibición de la misma, ya que ni se había podido probar que fuera especialmente adictiva ni peligrosa, y que de serlo lo era por debajo de los niveles de la MDMA en las mismas áreas.

No fueron los únicos. Tras eso, se intentó algo similar en USA y también a nivel internacional, en el que intervinieron con una carta desde el Centro de Libertades Cognitivas personajes como Shulgin, Jonathan Ott o Thomas Szasz, haciendo hincapié en la falta de buenas razones para prohibirla (realmente las mismas que se podrían argumentar para la MDMA). 


El resultado fue poco común, ya que los expertos de la OMS dijeron que: “aunque la MBDB es, tanto estructural como farmacológicamente hablando, similar a la MDMA, los limitados datos disponibles indican que sus efectos estimulantes y euforizantes son menos pronunciados que los de la MDMA. No ha habido informes sobre efectos tóxico o adversos a la MBDB en humanos. Los datos de las fuerzas de seguridad sobre el tráfico ilícito [¿?] de MBDB en Europa apuntan que la disponibilidad y abuso puede estar declinando tras un pico en la última mitad de los años 90. Por estas razones, el comité no considera que el peligro por abuso de la MBDB constituya un riesgo a la salud pública, por lo que NO RECOMIENDA SU PROHIBICIÓN.

Sí, aunque suene raro, la OMS no recomienda que se prohíba. No la ve peligrosa como para ello. Y eso es una gran noticia de cara al utópico día en que se planteen una regulación sensata de las drogas, porque esas sustancias que todavía no han sido prohibidas, serán las que tengan una mayor posibilidad de ser puestas en juego. Y creo que la MBDB, el Edén de Nichols, es una gran sustancia y que no necesita “ser parecida al MDMA” para que pueda ser valorada en sí misma. 

Si la MBDB es legal (no está prohibida) y tiene unos efectos similares a los del prohibido MDMA, ¿cuál es la razón de que no esté en el mercado? Tenemos sustancias de todo tipo, mucho más peligrosas la mayoría, vendiéndose como “legal highs”. Pero no encontramos, ni en los mercados de la darknet, la poco dañina MBDB. De hecho, cuando se encuentra, se vende como MDMA.

Mi primera experiencia con el Edén o MBDB fueron unas cápsulas vendidas como “Californianas” con un compuesto de color entre crema y marrón claro, algo grumoso y sin olor. El sabor era similar al de la MDMA pero con un aspecto que recordaba humedad, como si estuviera escondida dentro de la propia molécula. Tiempo después un amigo sintetizó unos gramos de MBDB y pude recibir otras dosis de regalo. 

La última vez que pude conseguirla fue a través de un proveedor chino, un químico fino filipino, que tanto te sintetizaba el mejor 2C-B ilegal como te hacía unas dosis de MBDB legal y te lo hacía llegar, tras pago vía Western Unión, discretamente entre documentos con una empresa de mensajería. No existía Silk Road, pero había otras cosas similares (foros privados). 

¿Por qué me gustaría mucho tenerla a mano de nuevo? Era una puta gozada. Recuerdo haber pensado bajo su efecto que algo tenía que estar pasando en mi cerebro que fuera similar a lo que hace que los gatos o los perros se retuerzan de gusto con unas caricias. 

Aunque la MDMA me gusta, tiene una parte que me tira para atrás: el subidón. No me va el rollo estimulante, no me gustan las taquicardias, no me tiro a la pista a bailar. La MBDB subía mucho más suavemente, no te hacía perder la cabeza -no se te iba la pelota- como se te puede ir con MDMA, sino que era mucho más manejable. 

Creo que la MBDB es la droga perfecta para darle a la gente mayor que no ha experimentado nunca con MDMA. Pero no invoca un gran espacio de comunicación, de revelación de secretos nunca dichos, de sinceridad torrencial. La MBDB o Edén es la droga más “tacto” que conozco. Se podía tomar estando solo pero no tardabas mucho en estar metido en la cama, frotándote de gusto contra las sábanas. Necesitas tocar. Es una droga para tocar, y tomada con una pareja que esté acostumbrada a ese tipo de drogas entactógenas, es realmente algo parecido al edén: todo muy ameno y delicioso. El tema sexual no va mejor que con la MDMA, no es una droga genital y no ayuda al tema fisiológico, pero en la esfera de la intimidad y sobre todo para personas que -más que usar la boca para hablar- lo que necesitan es aprenderse los mapas de su piel y de la de su pareja, me parece que es una droga que no tiene rival.


Perfecta para amantes, para los que no tienen nada que decirse con palabras, pero no quieren dejar de usar la boca y la lengua sobre el otro. Perfecta para hacer del cuerpo de tu pareja una gran geografía lúdica. Qué bien suena que te digan el oído: “...déjame que chupe todos los centímetros de tu piel, porque estoy empapada de MBDB...” 

¿Algún químico inteligente nos está escuchando? 
Sin duda es una gran sustancia, legal y bastante segura.
Y está pidiendo ser “desenterrada”.

martes, 9 de septiembre de 2014

Mescaline Day: el día de Alexander Shulgin


Este texto fue escrito pocos días antes de que se conociera el estado terminal de Alexander Shulgin, y como una semana antes de su muerte en junio del 2014. Fue publicado por la Revista Yerba. Sirva como mi más cariñoso homenaje a uno de los mayores benefactores de la humanidad, y a su mujer Ann.
Blessings and hugs.




Del “Bicycle Day” al “Mescaline Day”


En abril de 1959, un hombre de 34 años con una habilidad casi innata para la química está a punto de hacer algo que le cambiará la vida para siempre, a él y a millones de personas después, en algún lugar de la California hippie de los USA. 




Es un hombre alto y fuerte, como un oso, de ascendencia rusa pero nacido en el país y en compañía de un amigo está delante de una cantidad entre 350 y 400 miligramos de Sulfato de Mescalina que poco antes ha sintetizado él mismo o extraído de alguna de las fuentes vegetales que contienen el compuesto. Un polvo blanco inerte que parece indistinguible de otros miles de compuestos con el mismo aspecto pero que -en esta ocasión- sí es un compuesto conocido: es un psiquedélico que aparece de forma natural en el cactus conocido como peyote (término derivado de 'peyotl', de origen indio) y en otras variedades de cactus columnares conocidos como “San Pedro”. 






Y piensa ingerirlo en compañía de una persona que se ha ofrecido para cuidarle y guiarle en lo que dura la experiencia, a la que ese hombre nunca se ha enfrentado.


Es el “Mescaline Day” de Alexander Shulgin en referencia directa al “Bicycle Day” o “día de la bicicleta” de Albert Hofmann, el padre de la LSD, ocurrido 16 años atrás y que ya es parte de la historia: el día -también de abril- en que un ser humano -su creador- experimentó por primera vez los efectos de la LSD, parte de ellos mientras pedaleaba sobre su bicicleta asustado por los sobrecogedores efectos mientras intentaba llegar a su casa, en Basilea, en una Europa asolada por la segunda guerra mundial donde tener un coche era un lujo inasequible a la mayoría.




Ese día de la mescalina, Shulgin se encontró con su razón vital y las consecuencias llegaron a todos los rincones del planeta. Shulgin ingirió el polvo blanco, comprobó su sabor amargo -costumbre que mantuvo toda su vida para “experimentar la naturaleza de la sustancia incluyendo su sabor”- que borró después con un trago de zumo y se dispuso a pasar un día viviendo una nueva experiencia en esa Norteamérica que estaba a punto de saltar a los locos años 60. Aunque había leído casi todo lo que existía sobre dicho compuesto, la experiencia no podía ser transmitida con palabras por ser superior a lo que nuestro lenguaje es capaz de describir y Shulgin no iba a ser una excepción.

La experiencia fue compleja y no se conoce tan detalladamente como la experiencia que tuvo Hofmann, pero Shulgin revela los aspectos más impresionantes de la misma en su libro PIHKAL, en un capítulo dedicado únicamente a hablar de esa sustancia y ocasión, en el que cuenta: “Vi un mundo que se presentaba a sí mismo en distintas formas. Tuvo la maravilla del color, lo que fue para mí algo sin precedentes ya que nunca me había fijado especialmente en el color. Hasta entonces el arcoíris había contenido todos los tonos que veía. Y aquí, de repente, tenía cientos de matices en los colores que eran totalmente nuevos para mí, los cuales jamás -ni siquiera hoy día- he olvidado”. 




La mescalina desplegó la belleza estética de la que suelen hacer gala sus efectos y posteriormente la parte más espiritual, reflexiva o de conocimiento interior.

De dicha experiencia Shulgin cuenta que “el más revelador de todos los pensamientos que tuve fue que todo lo que había vivido y recordado había sido provocado en su mente por una fracción menor de un gramo de un sólido blanco y cristalino, pero que de ninguna forma se podía pensar que dichos recuerdos pudieran estar contenidos dentro del compuesto. Todo lo que vi y viví procedía de de las profundidades de mi mente y mi memoria”.

Ese día Alexander Shulgin encontró su camino de conocimiento mediante la iluminación que le produjo esa mescalina. Camino que hasta el día de hoy y a poco tiempo de cumplir ya 90 años, sigue siendo la espina dorsal de su vida.



La estirpe de los grandes químicos.

El siglo XX produjo una revolución tan radical que nuestro mundo se parece poco al de hace 100 años. De lo que se sabía sobre la materia, el átomo o el ADN a mediados de siglo a lo que nosotros hemos estudiado en la escuela hay un abismo de conocimiento. 

Algunas personas parecen dotadas de forma innata para forzar grandes avances en el campo donde llegan a poner sus ojos, como intuía Hofmann mientras paseaba por los bosques de su infancia o como apuntaba el pequeño Shulgin desde niño, que en su primer set de química contaba con bicarbonato sódico y vinagre junto con algunos productos más que daban colores a sus mezclas burbujeantes. 

Con 16 años Shulgin recibe formación en Química por la Universidad de Harvard, pero no llega por casualidad sino que hacía de la química su forma de expresarse, como si de un juego naturalmente aprendido se tratara.

Su carácter especial quedó patente cuando, algo molesto por el desprecio y la prepotencia que le mostraban los chicos que estaban allí como deportistas de éxito dentro del modelo educativo de los USA y sus ligas deportivas, preparó un compuesto de mercurio que dejó en forma de una masilla gomosa que explota cuando se seca y cubrió con la masilla varios marcos de ventanas en las instalaciones de estos privilegiados “estudiantes”



La masilla se secó y voló por los aires unas cuantas ventanas del campus, como era de esperar. Cuando al actual “abuelo Shulgin” le recuerdan esa anécdota no puede sino sonreír y decir que pagó todos los daños causados. Hoy día le hubieran metido en una prisión de alta seguridad y eso lo sabe muy bien. ¿Sorprendidos? 

La idea de Walter White creando un compuesto “a medida” -y basado en mercurio- no fue de los guionistas de 'Breaking Bad' sino de un chico cabreado de 16 años.




Shulgin es un químico ante todo, como Hofmann. Mentes analíticas y con pasión por el conocimiento que se encontraron en su camino con los psiquedélicos, uno por sorpresa (o serendipia) y el otro de forma advertida, pero que antes habían mostrado sus valores como químicos en otras áreas. 

Hofmann no sólo fue el primer gran químico de las drogas psiquedélicas sino el descubridor de la estructura de la quitina (el exoesqueleto de los crustáceos) y de muchos fármacos no psicoactivos y 

Shulgin, como no podía ser menos, pronto demostró la pericia en el campo industrial, creando para la Dow Chemical el 'Zectran', que fue el primer pesticida biodegradable cuya patente reportó enormes beneficios y le dio a Shulgin la licencia para trabajar “en lo que quisiera”, lo cual es el sueño de cualquier químico. 




Pronto la ola de consumo entre los hippies de los psiquedélicos se extendió en el mundo, y el miedo y la desinformación al respecto provocó una mala imagen asociada a ese tipo de sustancias. Tanto puede influir la mala imagen de una sustancia (con o sin razón) como siguen diciendo muchos investigadores en activo, que a Hofmann y a Shulgin (salvo mayúscula sorpresa) les privó de ser nominados y recibir un premio Nobel para el que sin duda ambos tuvieron sobradas razones para haber ganado, en varios campos de la ciencia, y ellos son la historia química de los psiquedélicos en el siglo XX. 



El estigma asociado a nuestro miedo a unas sustancias trasladado a los científicos que entraban en contacto con ellas había llegado para quedarse. Hasta entonces, otros químicos probaban sustancias y contaban sus propias experiencias en revistas científicas sin estigma alguno, pero eso iba a cambiar.



Cenas del viernes noche y la cofradía FDN.


La compañía Dow Chemical había empezado a acumular patentes de Shulgin, pero tras haberle otorgado el permiso para la libre investigación, todo lo que Shulgin había producido se centraba en torno a las drogas que empezaban a tener una terrible fama por aquel entonces. 

En vista de ello, Shulgin decidió independizarse como consultor independiente en materia de química y psicofarmacología -llegando incluso a declarar, décadas después, en un juicio en España sobre la MDMA en calidad de experto de la defensa- y se convirtió en un experto que daba clases en distintos lugares y universidades de la zona, hasta el punto de ser uno de los objetos más deseados por las autoridades de los USA que hicieron lo posible para tenerle a su lado, donde estuvo trabajando en la DEA como formador y químico. 

Tanto le deseaban que Shulgin tuvo durante décadas una de las licencias más difíciles de obtener de todo el planeta: un permiso del gobierno de los USA por los que estaba autorizado a sintetizar o extraer cualquier sustancia, prohibida o no, en su laboratorio.



Muchas de esas sustancias, nunca creadas antes como la 2C-B o la DOM son hoy en día drogas prohibidas y supuestamente sin posible uso en humanos según la ley, que durante años se dedicaron a probar un grupo de valientes psiconautas en lo que llamaban las Friday Night Dinners o FND, que eran veladas organizadas por personas culturalmente interesadas en estos compuestos y que los probaban, sometidos a una serie de reglas de comportamiento básico para evitar problemas, y que hoy día son seguidas por muchos experimentadores. 

Esa cofradía de amigos que tomaban drogas y compartían experiencias crearon la hoja de ruta a seguir con muchos de esos compuestos y facilitaron a su vez, interacciones especiales entre personajes especialmente relevantes en sus campos, de donde brotarían descubrimientos para todo planeta.



La historia y los padrinos de la MDMA.


A mediados de los 70 una estudiante con la que Shulgin tenía contacto le hizo algunas observaciones sobre el “homólogo N-metilado de la MDA”. La MDA era una droga ya conocida que tenía fama de ser una droga suave y de efectos agradables, dentro del grupo de las anfetaminas de anillo sustituido y que ya había sido prohibida y también testada como arma química por el ejército de USA que mató a un hombre, inyectándole medio gramo de MDA, en su programa secreto

La nueva droga era desconocida aunque había sido sintetizada unos años después que la MDMA, su versión N-metilada de la MDA o MDMA, y resultaba que no tenía especiales propiedades en cuanto a lo que le hacía a la esfera de la percepción del mundo exterior, ya que no provoca visiones ni parece cambiar lo que nos muestran nuestros sentidos, pero a cambio parecía tener efectos desconocidos sobre la empatía humana y había resultado útil a algunas personas para enfrentar algunos trastornos con éxito.



Tras experimentar con la MDMA y a pesar de las décadas de experimentación con otras muchas drogas, Shulgin cayó rendido ante la sustancia y sus posibilidades terapéuticas. El hecho de no provocar alucinaciones, de que el viaje y su efecto solían ser sentidos siempre como positivos y manejables, y que la duración del efecto era corta, la hacían el candidato más prometedor del momento para el uso en psicoterapia. Parecía un sueño hecho realidad, una sustancia legal con la que poder tratar a personas y que aportaba algo único en todo el espectro farmacológico: parecía eliminar el miedo en las personas, el miedo a la comunicación entre sujetos, y derribar las barreras que las personas construyen a su alrededor para lidiar con el mundo, dejándolas sentirse libres por primera vez, sin tener que implicar una experiencia de “salto al vacío” como eran otras opciones existentes hasta el momento. Como dijo de la MDMA Albert Hofmann: “es una experiencia muy profunda... pero sólo en la superficie” refiriéndose a la psique humana al compararla con la experiencia de la LSD.



Desde ese momento Shulgin dedicó sus esfuerzos a difundir y divulgar la MDMA entre los círculos de psicoterapeutas, donde coincidió con dos personas que marcaron aún más su vida: su actual pareja, Ann con quien se casó en 1979, y el terapeuta Leo Zeff que fue uno de los que han recibido, junto con la pareja de Ann y Alexander Shulgin, el apodo de “los padrinos de la MDMA”



Zeff bautizó a la sustancia como “Adam” en referencia al estado de inocencia primitiva que inducía en las personas, pero el sobrenombre de “Éxtasis” le ganó la batalla cuando saltó de los pequeños círculos a los grandes mercados comerciales, que acabaron por inducir su prohibición en el año 1985 a pesar de las críticas de amplios sectores de la comunidad científica, a quienes no hicieron el menor caso, en plena época dorada de la guerra contra las drogas.


Las virtudes terapéuticas de la MDMA.

En estas décadas de prohibición han sido muchos los estudios que muestran la MDMA como útil para la terapia con humanos. Uno de los más conocidos fue iniciado por José Carlos Bouso, psicólogo -en aquel momento- en la Universidad Autónoma de Madrid, con mujeres víctimas de agresión sexual. 



A pesar de los buenos resultados, el estudio fue interrumpido por razones únicamente políticas como se denuncio en su día. Otros países -desde Israel a Canadá- han estudiado la MDMA y los resultados científicos junto con el apoyo y divulgación de ONGs como MAPS parece que han abierto la puerta a una investigación menos reprimida sobre la sustancia, que parece ser el prototipo de una nueva familia farmacológica que sería la de los entactógenos o empatógenos a la que también pertenecen otras sustancias con propiedades modificadas -menor toxicidad- como pueden ser la MDAI o la MBDB que desarrolló David Nichols, el químico, colaborador y amigo de Shulgin, que ha creado también decenas de nuevos compuestos psicoactivos para la investigación.



Veremos próximamente como las restricciones a la experimentación con MDMA se van eliminando y cómo se incorpora al arsenal terapéutico de los profesionales, que podrán contar con una herramienta que hace ya mucho calificaron como “la penicilina del alma” y con la que muchos ya contamos cono una aliada que nos facilita ocasionalmente la inspección de los aspectos emocionales de nuestras vidas. Esas virtudes sobre la empatía hacen de la MDMA algo de lo que no podemos prescindir, por nuestro propio bienestar como especie, en el que en gran medida dependemos de la capacidad para comunicarnos funcionalmente, y no sólo a nivel formal sino también debemos aprender a hacerlo a nivel emocional, que es donde la MDMA muestra todo su potencial. 

De momento, la falta de criterios científicos en la perdida guerra contra algunas drogas ha hecho que despreciemos sustancias que ofrecían posibilidades totalmente nuevas al ser humano. Ese es un error que, por suerte, parece que cambiará según muta el viejo paradigma de guerra por el que nos relacionamos con las drogas, y la MDMA parece ser la mejor candidata tras el cannabis para poner a prueba las obsoletas leyes, siendo una sustancia que -usada correctamente- aumenta la empatía y la comprensión entre los seres humanos. 

No en vano la llaman “la droga del amor”.



miércoles, 19 de diciembre de 2007

La mosca mágica: el 2C-B y su 2C-B-FLY

El reverenciado abuelo Shulgin (cuesta llamarle abuelo viéndole y pensando que aun le queda tiempo para llegar a los 102 años que el día 11 de Enero cumplirá Albert Hofmann con envidiable salud) creó en 1974 una maravillosa molécula a la que bautizo como 2C-B.
Estaba jugando con las fenetilaminas de 2 carbonos en la cadena, de ahí el 2, y esta llevaba un átomo de Bromo en la 4ª posición del anillo benzénico, de ahí la B.
Algo se ha contando ya en este blog al respecto de esa sustancia, como por ejemplo su especial suavidad en dosis bajas, y su curiosa capacidad para no enturbiar el aspecto sexual del varón como hacen otros enteógenos.

Eso, su aspecto benigno y su potencial para lo sexual han sido lo que le dieron fama, y el resto ya se encargo la prohibición de hacerlo.
Pero quede como dato curioso, que esa 2C-B, que había salido del laboratorio de un químico en los USA, es tal vez el primer compuesto que se ha usado por chamanes tradicionales de forma habitual en sustitución de sus plantas de poder.
En Sudáfrica, se le dio el nombre de Ubulawu Nomathotholo, que significa algo así como "medicina con la que nuestros ancestros nos cantan".

Los sangomas sudafricanos, que por el cambio en los modos de vida se habían trasladado a la gran ciudad, habían perdido el recurso de usar las plantas que conocían para curar, para meditar, para ayudar a sus enfermos. Y una empresa, antes de la prohibición, sacó al mercado esa sustancia con ese nombre, y esos chamanes que no tenían recursos, empezaron a usarla masivamente para ayudar a los que a ellos acudían en busca de consuelo físico o espiritual.

Evidentemente, y ya que los enteógenos no son una película de cine en la que todo el mundo ve lo mismo, ellos veían animales que les hablaban, y a sus deidades que les comunicaban cosas.
Ellos veían lo que correspondía a su bagaje cultural y forma de estructurar la visión del mundo.

No todo podía ser perfecto. Llego la prohibición, y debido a la demanda, posiblemente Sudáfrica sea uno de los países con mas Nexus o 2C-B en el mercado negro. Pero ahora ya de forma ilegal, y con los riesgos de adulteración y contacto con mafias y entorno criminalizado para poder obtenerlo.

Volvemos a la 2C-B y a su mosca.
Muchas drogas han sido creadas solo por químicos, como ejercicio digamos de tipo gimnástico.
A veces ha quedado descrita su síntesis, y algunas veces se las ha enviado a ser evaluadas con animales (como paso con la MDA o la MDMA).
La 2C-B fue testada con humanos deseosos de hacerlo.
Y para el resto valió la estúpida prohibición de la D.E.A. (Dando Estupendamente por el Ano), pasando de ser algo de pocos, a ser algo de muchos que tal vez algunos no deberían tocar.

Ya entonces algunos habían comenzado a atisbar que en matraz del químico había infinitas posibilidades, más desde luego que en la naturaleza con su limitado campo.
Aquí, el límite está en la imaginación y la pericia.

Otro señor, físicamente parecido a Shulgin, llamado David E. Nichols, llevaba un tiempo trabajando con nuevas moléculas, que nunca habían sido probadas en humanos, pero si en animales bajo el paradigma de la comparación con la LSD. Desde lisérgicos compuestos de potencias superiores a la propia LSD, a nuevos núcleos que imitaban caprichosas formas pero que tenían en común la activación de ciertos receptores serotoninérgicos.

Y aunque no fue una síntesis suya, si no me equivoco, la nueva creación salió de su laboratorio y de su grupo de trabajo. El 2C-B-FLY, llamado así por su parecido con una mosca, al tener dos anillos heterocíclicos con un oxígeno cada uno, pegados al esqueleto original de la 2C-B.
Ojo, existen muchas variaciones de esta misma nueva familia de triple anillo, que incluso para los habituados a estas cuestiones resultan difíciles de comprender.
Por ejemplo, existe la 2C-B-FLY, y también la 2C-B-DragonFLY, o la Bromo-DragonFLY (Libélula, que lleva a su vez un tercer carbón que lo convierte en anfetamina), y la diferencia, es que existe un doble enlace en los grupos heterocíclicos (cuando el nombre lleva el grupo "Dragon"), pero eso hace que no sea la misma molécula y que sus diferencias puedan ser abismales.

Existen poquísimos informes de su uso en humanos. Incuso páginas como Erowid, apenas cuentan con información sobre ellos. Y de hecho, no hay un claro consenso en cuanto a la dosis a usar en el caso del Br-Dragon-FLY, en el que según la partida que había en el mercado, la dosis era de entre 100 microgramos y 800 microgramos (millonésimas de gramo), o de 500 a 1600 microgramos, con una duración de sus efectos de entre 12 y 24 horas, con un tiempo de "recuperación mental" de unas 36 horas.
Como veis hablamos de usar entre 2 y 5 veces más según una partida de la sustancia u otra.
Y eso con una sustancia que apenas ha sido probada en humanos.

Esa sustancia ya está en el mercado.
Ahora mismo se pueden comprar 50 miligramos de Br-Dragon-FLY por 250 dólares, que son 174 euros. ¿Caro? Ridículo. 50 miligramos serían entre 500 y 100 dosis, así que cada una sale entre 1'7 euros y 40 céntimos (y hablamos de forma legal).
Pero ésta es una de los pesos pesados de la enteogenia, por suerte, y la gente en general huye de estas sustancias de potencia descomunal.

Volviendo a la más suave 2C-B-FLY, esta sustancia cuyo margen de uso es más sencillo ya que la dosis mínima empieza a los 10 miligramos y sus efectos son muchísimo más suaves que los de sus otros primos, contó con un apoyo imprevisto hace años que aún perdura en la memoria colectiva.
La investigadora y terapeuta Ann Shulgin (la exposa de Shulgin, Shasha) comentó en una ocasión que a ella le había resultado una sustancia deliciosa, y con un potencial erótico tremendo.
Eso, en boca de esa persona, y sumado a la sugestión pseudo-química que produce que sea una variación compleja de la prohibida 2C-B, ha hecho que sea una sustancia muy buscada en determinados círculos.
Sin embargo, los informes que hay sobre su uso, hablan de que es una sustancia suave, e incluso que no es muy interesante.

La propia Ann Shulgin comentaba hace unos meses el efecto que causaron sus palabras sobre la 2C-B-FLY, y haciendo hincapié en la importancia que tiene la individualidad en este terreno, contando como por ejemplo para ella era algo estupendo, pero para otros no merecía la pena.
Y eso en boca de la mujer que posiblemente más drogas enteógenas ha probado.
Como ejemplo también citaba sus experiencias con ayahuasca, en las que siendo una sustancia increiblemente prometedora y usada por miles de personas en diferentes contextos legales, y que en nuestro país cuenta con grandes defensores como el psicólogo Manuel Villaescusa o el farmacólogo Jordi Riba, a ella y a su marido es una sustancia que nunca les ha sentado bien, y que incluso narra como bajo los efectos de la misma, escucho en dos ocasiones una voz que le "decía" que no volviera a acercarse a ella... Y eso tratándose de un enteógeno, es para tomarlo en serio.

Pues también en breve va a haber 2C-B-FLY en el mercado. Hay que tener siempre en cuenta que estamos tratando con research chemicals, y que eso implica asumir unos riesgos por su uso nada despreciables, en los que actuamos como auténticos conejillos de indias.
Se puede comprar ya al precio de 500 miligramos por 525 dólares, que son 365 euros.
Eso 50 dosis mínimas, que saldría cada una por unos 7 euros y poco.
En este caso no, pero en el caso de la Bromo-Dragon-FLY, valdría con respirar cerca de la sustancia para tomar una dosis más que efectiva. Cuidado, que esto NO ES UN JUEGO.

Son delicadezas que la gente que ha probado muchas sustancias, tiene ganas de probar, como si fuera una peregrinación buscando, en palabras ajenas, "esa droga que tal vez no exista", y que sea la que a ellos les hace sentir mejor, o les resulta más útil para sus propósitos.

Realmente lo que se nos viene encima es algo que no alcanzamos a imaginar en el ámbito de la química cerebral. Se calcula que las sustancias disponibles, incluidos los research chemicals, se van a multiplicar por 10 en pocos años. Shulgin está escribiendo su tercera gran obra, que será un index al estilo Pihkal con más de 800 sustancias y sus rutas de síntesis.

Y aún con ese Index mágico de la enteogenia, seguirán abriéndose nuevos campos con otras moléculas según se vaya avanzando en el conocimiento de la química cerebral.¿Vamos a seguir manteniendo una prohibición estúpida que cuesta millones de euros a cada estado para intentar detener la lluvia que la propia prohibición ha provocado?¿O por fin vamos a poner las sustancias en manos de quien deben estar, como médicos, terapeutas, farmacólogos, y adultos con libre capacidad de elección que no sean criminalizados por las opciones que elijan para su mente?

Alguien tenía la mosca detrás de la oreja... ahora la tienen todos delante de las narices, y con esa cara de bobos que gastan, boquiabiertos, acabará metiéndoseles en la boca.

P.S: Parecen iguales... ? Encuentre las dos diferencias. Para ver más variaciones, WIKIPEDIA.

P.P.S: LA FAMILIA xC-B Y LA FLY AL COMPLETO, IMPRESCINDIBLE IMAGEN (que por tamaño no puedo incluir). Pincha arriba y llévatela a casa, por Navidá.

lunes, 15 de octubre de 2007

Empatógenos y entactógenos

Todo estaba ya vendido tras la explosión de los años del movimiento hippie.

Aquella revolución, más emocional que de otro tipo, que absorbía como una esponja todo lo que pudieran suponer nuevas formas de vivir, de percibir las cosas, de pararse y pensar en la vida que realmente querían llevar sus protagonistas, había hecho que el mundo occidental comenzando desde el país más industrializado y armado del mundo se encontrase ante generaciones de jóvenes contestatarios que defendían unos valores que al ciudadano medio le sonaban casi marcianos, y al establishment (gobierno, ejército y otras instituciones) no les hicieran ninguna gracia.
Hablar del flower power en mitad de un guerra como Vietnam, era un absurdo tan colosal para el paradigma existente que sólo las mentes menos endurecidas, por los patrones de comportamiento imperante, parecían capacitadas para llegar a él.

Sería arrogante decir que aquella explosiva mezcla de juventud, idealismo, liberación en lo sexual y el querer buscar verdades absolutas nutriéndose en culturas lejanas con enseñanzas propias de iniciados, místicos y trascendentes, fue algo provocado por una droga como la LSD en principio y otras similares posteriormente. Pero hay una parte de verdad en ello.
Esas sustancias llegaron al gran público en un momento concreto, en que las bases para un gran movimiento que hiciera cara a los obsoletos valores impuestos, estaban ahí.



El descontento vital, la falta de motivación, la ausencia de una verdadera espiritualidad en una sociedad medible en dolares y misiles, ya estaban ahí. Ya sabíamos que habíamos roto el átomo, y que disponíamos de poder para destruir el mundo varias veces. Por primera vez en la historia del ser humano, se había llegado a una situación en la que una sola especie, era capaz de terminar con toda la vida en el planeta, con un equilibrio tremendamente frágil como hemos sabido después las muchas veces que estuvimos cerca de un final.

Hasta entonces habían estado a disposición del pueblo, de forma legal o no, varios embriagantes. Alcohol para todos tras la Volstead Act, cocaína que era el lujo y lo exclusivo, anfetaminas para acelerar cualquier evento, y opiáceos, barbitúricos y otros depresores para frenar, relajar y dormir. Todas ellas drogas que hacen que todo corra más rápido o más lento, algunas con una añadida euforia.
Pero aparte de la floja marihuana que venía de México (en los USA), no había a disposición del gran público ninguna sustancia que actuase sobre la esencia misma del ser humano: su alma.

Aunque se conocía el peyote, algunas solanaceas, y tal vez la ayahuasca por algunos intrépidos viajeros como Richard Evan Schultes, no pasaban de ser materiales que estaban reducidos a curiosidades que había en círculos académicos e intelectuales, de forma minoritaria.

Allí llego la LSD, que saltó de los laboratorios a la calle sin pedir permiso, dadas su espectaculares propiedades por las que 1 gramo de sustancia era suficiente para provocar un viaje al centro de su mente a 10.000 personas. Si aquel substrato era gasolina sobre papel, el hijo de Albert Hofmann fue la cerilla que prendió esa revolución, extendiéndola a millones de personas, a las artes, las ciencias, y el espíritu que dejo de ser cuestión de sacerdotes o pastores intermediarios, para ser algo que le era revelado a uno mediante un cubito de azucar con una gota de su LSD.

Tras esos años, la prohibición, la represión, y la perdida de fuerza y vitalidad del mayor movimiento contracultural que nuestra historia moderna haya conocido, todo estaba vendido.
A esas drogas que aceleraban, a las que frenaban, a las que desinhibían, se les añadió una nueva familia de sustancias y plantas que fueron los mal llamados "alucinogenos". Pronto surgieron voces que negaban ese nombre en base a sus efectos, y se barajaron decenas de ellos, de los que finalmente quedaron neologismos como psicodélicos, que se cambió a psiquedélicos para evitar lo peyorativo y alusivo a enfermedad mental de la raíz "psico", y el último y más acertado: enteógenos.

Todas las drogas que se creaban por los magos de la química y sustancias que se encontraban en diversas fuentes vegetales y animales, encontraban acomodo en alguna de las categorías ya establecidas. Cada una con sus matices, pero en lo básico encajaban en una u otra etiqueta.

Había una unica excepción, y esta era la MDA (podría decirse que la madre del MDMA). Si bien sus efectos llegaban a ser enteógenos, tenía el presagio de algo suave. Podía y provocaba visiones, pero al mismo tiempo había algo diferente en su acción sobre los afectos humanos. Se la llamó "droga del amor" y también "la droga mas suave de América" (Mellow Drug of America), posiblemente esto último aprovechando el acrónimo de sus siglas químicas.

Cuando se dio el paso de ilegalizar los enteógenos, se ilegalizaron todos los conocidos, y la MDA entre ellos.

Pero en los círculos químicos y psiconaúticos de la época, algunos valientes seguían sintetizando y probando diferentes sustancias. Y algunas personas habían resintetizado una creación de final del siglo XIX y posteriormente patentada por los laboratorios Merck, que había sido un hallazgo circunstancial y al que no le dieron utilidad.
Era la versión N-Metil de la MDA, la ahora conocida MDMA.

Shulgin la sintetizó en los 60, pero tardó algo en probarla. Los informes sobre sus efectos eran extraños, y no encajaban con las drogas enteógenas en muchas cosas, pero al mismo tiempo todos indicaban que la sustancia tenía "algo mágico".

Los atrevidos que tomándola e informando allanaron el camino, fueron pequeños grupos en un principio, de químicos, psicoterapeutas y aficionados a la psiconaútica.
Y fueron estos grupos reducidos quienes expandieron su uso, sobre todo entre psicoterapeutas, habiendo uno de ellos que fue la persona que inició en el uso de esta sustancia a más gente: Leo Zeff. Él fue el más apasionado defensor y usuario de la MDMA en psicoterapia, por supuesto de forma "underground" ya que asumía un riesgo al usar un compuesto que no estaba autorizado como medicamento, aunque no había sido prohibido aún.

¿Qué tenía de mágico la MDMA?
No dejaba de ser un psiquedélico en cierta forma, ya que su efecto sobre la conciencia era indudable, pero lejos de provocar colosales viajes a las raíces del subconsciente, provocaba en el sujeto un estado de relajación psicológica, deshacía las barreras que contienen nuestros "lugares problemáticos", creaba un estado de empatía entre los que compartían el momento, favorecía especialmente la comunicación y eliminaba el miedo al "juicio ajeno", permitiendo alcanzar niveles de autoconocimiento y sinceridad con uno mismo y con el terapeuta desconocidos hasta entonces (sin tener que pasar por todo lo que implicaba una sesión con LSD), y se centraba la experiencia en todo aquello que tuviera que ver con los afectos. Era una experiencia esencialmente relacionada con el amor en todas sus facetas.
Todo eso en un clima tranquilo, manejable y de duración media-corta.

Como metáfora se podría decir, que frente al LSD y otros similares, que actuaban sacudiendo como un terremoto la casa desde los cimientos al techo, la MDMA iba limpiando habitación por habitación, sin esconder nada bajo la alfombra.

Tenían en sus manos una clase totalmente nueva de compuesto en lo que a efectos se refiere. No existía una etiqueta en la que poder incluirlo.
Y lo que era y es peor aún: no existe ninguna sustancia capaz de mimetizar los efectos de la MDMA que este disponible en el arsenal terapéutico.

Es posiblemente la mayor joya de la psicofarmacología, hasta el punto que se la llamó "la penicilina del alma".

El primer nombre que se acuñó para referirse a este compuesto, y a los futuros compuestos similares en efectos, fue el de empatógeno. Basada en el griego, esa palabra venía a indicar que generaba un estado en el que la persona era puesta en contacto con su "patho", que quiere decir sensaciones, sentimientos, percepciones y también sufrimiento.
Expresaba al mismo tiempo la capacidad de provocar empatía de la sustancia, aunque este no es su único efecto.

Y así fue en un principio conocida esta nueva familia psicofarmacológica.

Pero si bien en los años 70 su uso estuvo restringido a pequeños grupos, en los 80 se expandió junto con ciertas nuevas corrientes de pensamiento, llegando a ser conocida por un publico mayor, y con esas deliciosas propiedades, consumida por mucha más gente.
Eso motivó que la DEA pusiera sus ojos sobre ella y la prohibiera, haciendo uso de poderes especiales que le permiten prohibir algo, y tiempo después, explicar las razones.

Ese acto fue el equivalente, como en otras tantas sustancias, a asegurar su éxito en el mercado negro. Mientras que había sido un fenómeno localizado, tras su prohibición se disparó su consumo, y la síntesis de otras moléculas de efectos similares -buscando evitar la ley- como la MDE, MBDB, y otras variantes anfetamínicas que tuvieran alguna semejanza. Esto llevó a su vez, años después, a la promulgación de la Ley de Análogos, por la que quedan prohibidas todas las sustancias que se puedan considerar análogas químicamente (con una manga muy ancha para los prohibicionistas), existan o no, y también cualquier sustancia que pueda ser usada para buscar una analogía en sus efectos.
Es decir, una ley tan abierta e inconcreta que, si quisieran, podrían prohibir el chocolate.

Mientras en España, apenas habían llegado algunas cápsulas de MDA a Ibiza y Valencia, vendidas como droga del amor, mescalinas, mescalinas orgánicas y otros nombres promocionales diversos, que tenían el precursor de la MDMA y una buena dosis de cafeina.
Pero en menos de 5 años, se pasó de eso, a tener MDMA circulando por toda España, dándole a una juventud que no había tenido relación con sustancias que actuasen sobre el alma (aparte del hashis marroquí), una droga perfecta para salir de fiesta al ritmo de una música pensada y usada para potenciar los efectos de esta droga.
No sólo les daba estimulación por su parte anfetamínica, sino que les otorgaba un sentimiento de comunión grupal, de rito colectivo, de unidad en definitiva, que era la versión actualizada y sin complicaciones de los años dorados de la LSD en los USA.

Aunque actualmente se han sintetizado muchas moléculas relacionadas con la MDMA - últimamente la familia de las beta-ketonas como la Methylona, bk-MBDB, bk-MDE y sus variantes, ninguna ha conseguido reunir la sinfonía de efectos que esta tiene.
Ciertamente algunas aumentan la empatía, otras estimulan, otras te hacen tener buenos momentos de reflexión pero sin comunicación... no hay ninguna que mejore la complejidad y magia de la MDMA.

Volviendo a la cuestión inicial, sobre la forma de llamar a estas sustancias, el termino inicial de empatógenos fue cuestionado por algunas personas, entre ellas David Nichols, uno de los mejores activos en el estudio y creación de nuevas sustancias enteógenas.

Había dos razones que se argumentaban al respecto.
La primera, como en el caso de psicodélico vs. psiquedélico, era evitar la connotación peyorativa que el termino "patho" podía añadir, ya que en medicina se usa principalmente para referirse a la enfermedad o al agente causante del mal (patología, cardiopatia, etc.), y la segunda se refiere a la pluralidad de acciones que causa la MDMA, y que si bien suele provocar empatía, no es ni la única ni la más importante de sus acciones, siendo considerada por algunos como una especie de "efecto secundario".

Nichols propuso el término entactógeno, también de origen griego pero con la raíz "tacto" argumentando entre otras cosas, que la sustancia generaba un estado en que el sujeto se ponla en contacto con su material psicológico interno, sacándolo a flote y facilitaba los estados introspectivos.

En la actualidad, parece que el término entactógeno ha ido ganando aceptación frente a empatógeno, si bien ambos términos son equivalentes ya que se usan para referirse a las mismas sustancias y efectos, pero en la literatura científica parece ajustarse mejor el neologismo acuñado por Nichols. Tal vez en un futuro, la ingeniería química nos brinde moléculas que encajen en un grupo y no en otro, dejando así de ser sinónimos en la práctica.

Es la historia de una curiosidad lingüística que al mismo tiempo nos trae a la realidad de un mundo en el que los profesionales de la salud, y en último término los pacientes, no pueden disponer de ningún fármaco que tenga esos efectos. Mientras en cualquier país europeo, se consumen cientos de miles de pastillas de éxtasis o similares cada fin de semana, probando de facto su seguridad, ya que a pesar de los peligros de un mercado negro y de la falta de control sobre esas sustancias, los casos de muerte o problemas son anecdóticos estadísticamente y no responden normalmente a situaciones de consumo inteligente, en el que se maximizan los placeres y se minimizan los riesgos.

En el plano médico, por último, hay sustancias que controlan los síntomas y otras que actúan sobre las causas. Unas tapan y otras curan.
Posiblemente los mayores enemigos de una hipotética legalización de la MDMA, sean aquellos que se hacen de oro vendiendo antidepresivos.