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lunes, 2 de agosto de 2021

Juanma y sus traficantes humanitarios

Todos los lectores de este blog -y otras muchas personas ajenas a este lugar- conocen a Juanma.

Juanma Rodríguez Gantes saltó al conocimiento público en el año 2008, gracias a un reportaje de la ya desaparecida revista "Interviú", en que se narraba su caso. Juanma se había quedado hacía años tetrapléjico de la misma forma que Ramón Sampedro (el personaje inmortalizado en la película "Mar Adentro", que terminó suicidándose) pero a diferencia de él, Juanma quería seguir viviendo.

Lo que también quería Juanma, era tener una cierta calidad de vida a pesar de sus lesiones, pero una infección y su tratamiento acabó provocándole daños neuropáticos extra que le producían fuertes dolores que nada era capaz de aliviar.

En ese estado se topó con la marihuana, lo que le dio de nuevo una calidad de vida mejorada, pero le obligaba a recurrir al mercado negro, con los costes y la falta de calidad del producto que se suele dar en ese contexto. Así que decidió cultivar su propio cannabis, pero al estar viviendo en el CAMF de El Ferrol (un centro residencial para personas con discapacidad severa) le impidieron cultivar en su habitación e incluso llevaron el caso ante un juez.

El juez, por supuesto, no le condenó a nada (su cultivo era mínimo y ajustado al consumo propio) pero al mismo tiempo le dijo que no le podía conceder permiso para ello, porque no estaba en sus manos.

Juanma se vio atrapado y pidió ayuda para su compleja situación, en que a diferencia de cualquier persona no podía cultivar y necesitaba el cannabis para paliar sus dolores.

Fueron muchas las voces que en aquellos días de 2008 se manifestaban a favor de Juanma, pero la realidad es que el problema persistía, ya que solidarizarse con su situación no resolvía la falta de cannabis con el que evitar los fuertes dolores que sufría.

Sin embargo, y de forma totalmente oculta para la gente, hubo una pareja de jóvenes que decidieron tomarse el problema como algo que no podían dejar pasar. Juanma necesitaba al menos 500 gramos de cogollos de marihuana para cubrir un año de tratamiento paliativo de sus dolores, y las buenas intenciones no se lo iban a facilitar: había que actuar de forma eficaz.




Esta pareja de anónimos traficantes, con la colaboración de algunos usuarios de un foro secreto de venta e intercambio de drogas que se llamaba "Mercado Gris", reunieron medio kilo de cogollos de marihuana y decidieron cruzar media España para entregárselos gratuitamente a Juanma, a quien no conocían de nada previamente.

Cómo se organizó todo, el viaje y sus peligros y el resultado, es una historia que -hasta ahora- muy pocas personas conocían.

La revista Cannabis Magazine ha realizado una entrevista a la pareja que tomó la iniciativa y la llevó a cabo y a Juanma, quien no podía creerse que alguien se fuera a jugar el ir a la cárcel por echarle una mano hasta que los protagonistas se encontraron cara a cara y todo se hizo realidad.

Desde La Drogoteca os animamos a conocer, de mano de los protagonistas, esta historia que ha sido un secreto durante más de una década.

Podéis leer la entrevista en este enlace:

Os aseguramos que merece la pena y que sirve de ejemplo de que cuando existe un porqué de suficiente importancia, siempre se encuentra el cómo.

Y desde aquí, nuestro agradecimiento a esos dos anónimos que se la jugaron, no por el cannabis, sino por una persona que les necesitaba y con la que acabaron desarrollando una larga amistad que sigue viva hoy día.

:)



jueves, 24 de octubre de 2019

Fernanda de la Figuera y la garrapata que la está parasitando.



Fernanda de la Figuera 
y la garrapata que la está parasitando.


Hace meses que este blog dejó de publicar material -dentro de un parón elegido por mí mismo- ya que mi trabajo y actividades se encuentran ahora enfocados en otros campos. 

Sin embargo, por una causa que considero inexcusable y de fuerza mayor, rompo el silencio de este blog para explicar -a quien quiera saber- una situación lamentable y degradante que se cierne sobre Fernanda de la Figuera (y no, no estoy hablando del juicio que en menos de una semana tiene que enfrentar), aprovechándose de ella y su situación y, por extensión, contra el activismo -real y de buena fe- del cannabis en España.




A Fernanda de la Figuera la acusan de un delito por cultivo de cannabis para una asociación, pena por la que puede enfrentar varios años de prisión. Se la juzga en la “Ciudad de la Justicia” de Málaga el día 30 de noviembre de este mismo año, 2019. Fernanda es, sin lugar a dudas, la activista más antigua de España en el movimiento asociativo cannábico, desde hace muchas décadas (cuando las asociaciones eran asociaciones de verdad y no meros puntos de venta de drogas, camuflados tras un paraguas legal).

Yo, no he tenido nunca contacto con Fernanda, ni para bien ni para mal. La considero una persona de una gran valía y de las pocas activistas que realmente tiene las manos limpias, es decir, que no se ha lucrado ni montando falsas asociaciones -que hacen caja en connivencia con el mercado negro- ni de ninguna otra forma usando el cannabis para ello. De hecho, Fernanda es una de las grandes defensoras del autocultivo y fue de las primeras personas posicionadas para defender activamente cifras de hasta 10 gramos diarios por persona consumidora, ya que muchos enfermos que usamos cannabis para nuestras dolencias, no consumimos como los usuarios recreativos a quienes les puede valer con cantidades mucho menores para abastecer su consumo. 

Fernanda es, ante todo, una luchadora que ahora requiere el apoyo de la comunidad cannábica y de todo aquel que esté a favor de la justicia frente a los crímenes sin víctima, como puede ser cultivar cannabis para otros enfermos sin ánimo de lucro.




Sin embargo, aprovechándose de la situación de debilidad, necesidad de apoyo y ayuda en que se encuentra Fernanda de cara a su juicio, un nefasto personaje está sacando partido de esas circunstancias, pretendiendo ser el responsable de organizar el apoyo a Fernanda de cara al proceso.

Él se presenta como una fuente de INFO sobre CANNABIS, y finge ser el cabecilla de un grupo activista, ficticio e inexistente (el grupo es “él solito”), que dice luchar por la legalización del cannabis en España. Pero la realidad es que este personaje tiene un largo historial de diversas estafas a toda clase de personas, vinculadas casi siempre al mundo del cannabis, donde Fernanda no es más que su última víctima... 

La prensa generalista -como boba que es- le ha dado hueco y le muestran como organizador de la movilización que va a dar apoyo a Fernanda. Desde esa prensa, ignorante y desinformada, han caído en la trampa dando cancha a que este estafador se exhiba ante los lectores como si fuera realmente un activista, blanqueando así su imagen ante la gente más joven, que desconocen los fraudes y engaños de este tipejo.

Por supuesto, la prensa especializada (y las empresas cannábicas que están detrás), no solo no quieren saber nada de él, sino que el hecho de que él esté mostrándose como el organizador de la ayuda a Fernanda de la Figuera -en este trance legal que está pasando- hace que muchas empresas, así como las publicaciones cannábicas, se nieguen a colaborar en este asunto. Como me han contado los profesionales del sector, este parásito está aprovechándose ya del tema, exigiendo dinero para sus acciones y chantajeando a las empresas diciendo que no ayudarle a él y sus planes, es igual que dejar tirada a Fernanda de la Figuera.

Hace ya unos tres años, recibí la petición de escribir un texto sobre este parásito. La idea surgía de un muy conocido activista con décadas de lucha a sus espaldas, que quería que se supieran la clase de cosas que este tipejo le hacía a sus víctimas. Dicha acción fue respaldada por la directora del medio para quien yo trabajaba en ese momento, dando su autorización sin problema. 

Así pues, recibí el encargo de escribir una pequeña historia de semi-ficción, donde el nombre de este estafador quedaba ligeramente velado, pero de forma que cualquiera que conociera mínimamente las andanzas del tipo, podría darse cuenta de que se hablaba de él y de sus muchos fraudes realizados. 

El texto, aún publicado en la web original, es este:


Mi vinculación previa con este personaje, y anterior al texto que me pidieron sobre él, era muy simple. A principios del año 2014, recibí una llamada telefónica de este parásito. Yo ya tenía sospechas de que no era un tipo del todo limpio, pues ya me habían llegado algunos datos de sus chanchullos -siempre con dinero y/o cannabis de por medio- por los que le tenían "sentenciado" en varios lugares, de Internet así como del mundo real.

En esa llamada, el tipo me dijo que estaba muriendo de SIDA en fase terminal (que contrajo, según él me contó, inyectándose heroína con jeringuillas usadas) y que estaba intentando -como épico gesto final- hacer una última acción activista en su vida. Me dijo que no estaba tomando medicación alguna, que la rechazaba y se negaba a ser tratado, y que no le quedaba más de un año y medio de vida. Me juró y aseguró que todo era cierto, y que incluso era posible que no llegase a ver finalizada la acción que quería llevar a cabo, sino que era probable que muriese antes de completarla. Y aseguraba querer limpiar "sus errores" y dejar un buen legado, para sus hijos y para la lucha por el cannabis, tras su inminente muerte....

Me pidió ayuda para organizar en las redes sociales un movimiento que apoyase dicha acción sobre la regulación del cannabis en la ciudad de Alicante, y para ello se usó el hashtag #AlicanteRegulaCannabis en Twitter y otras redes sociales. La acción finalmente no consiguió sus objetivos, pero sí que sirvió -por desgracia- para dañar a las asociaciones de cultivadores de Alicante y enfrentarlas a graves situaciones, que ponían en riesgo de cárcel a sus responsables. Varias de estas asociaciones terminaron siendo chantajeadas por este personaje -amenazándolas con meterles la policía dentro de sus clubs- para que siguieran sus órdenes y se amoldasen a sus intereses, cosa que afortunadamente nunca llegó a lograr.

Yo en aquel momento, tras su llamada, me planteé con cuidado lo que iba a hacer, porque no me hacía ninguna gracia que este tipo estuviera estuviera allí donde hubiera manejo de dinero. No supe valorar que -aparte del dinero- hay cosas, como la publicidad gratuita en los medios y la visibilidad en las redes sociales, que pueden monetizarse de varias formas: pequé de ingenuo, ya que él sí sabía muy bien lo que estaba haciendo. Pero lo que más pesó en mi decisión, es que -según él- su muerte por SIDA no ocurriría más tarde de 18 meses tras esa llamada, y el hecho de que aparentemente no había ninguna clase de dinero por medio: era sólo movimiento en redes sociales y presión a los políticos.

En esos días, había salido publicada la foto de un cargo político del PP, preparándose unas rayas de cocaína, y eso lo usó este parásito para amenazar a los distintos grupos políticos con que, si no colaboraban con él, era posible que otras fotos de ese tipo salieran a la luz. Les hizo creer que él tenía acceso a más fotos de ese tipo, que afectaban a diversas formaciones políticas. 



De esta forma, aprovechando la ayuda bienintencionada de miles de personas en las redes sociales, el montajista consiguió sentarse en la mesa con Ciudadanos, con el PSOE, pasar por el despacho del PP, y sobre todo engancharse a la gente de Izquierda Unida, a quienes convenció para llevar ante el pleno del ayuntamiento, su propuesta regulatoria. De todo esto, el tipejo iba sacando nuevos contactos, información, fotos y vídeos para su álbum particular, que -al estilo del “Pequeño Nicolás”- servía luego para engañar, a más personas y colectivos, al mostrar imágenes donde aparecía con todo tipo de personajes públicos, artistas y políticos. 

Reconozco que, en aquel momento, yo no era consciente del objetivo real de ese comportamiento -la búsqueda obsesiva de personajes públicos y de espacio en los medios de comunicación- ya que el parásito siempre la justificaba como “acciones para poner el asunto del cannabis en el candelero”.

¿Qué había de malo en darle a un moribundo la oportunidad de llevar a cabo una última acción en su vida, que además fuera positiva para el activismo cannábico? 

Nada. O eso creí yo.... que como un completo pardillo, accedí a colaborar con él y a organizar en redes sociales un movimiento que fuera visible y tuviera apariencia de fuerza, aunque en realidad no había nada detrás (la asociación activista que él decía representar no tenía miembros reales): todo era simple ruido en las redes.

No vi nada de malo en ello y así comenzó la única colaboración que yo he tenido con este parásito. En aquella época, una chica de nombre Raquel -con un conocido nick cannábico en Twitter (D...conWeed)- y que trabajaba en Valencia para una empresa cannábica, me insistía mucho en organizar algo dentro del activismo cannábico. Cuando todo este movimiento se puso en marcha con las acciones en redes sociales para darle fuerza, ella me pidió que la conectase con este tema. Así pues, la puse en contacto con este tipejo, para que le ayudase con las cuestiones organizativas. Y fue a través de ella cuando me di cuenta de que algo no iba bien....

La primera señal me llegó, fue cuando el parásito organizó un sorteo para quien colaborase en redes sociales e hiciera difusión de sus mensajes, cuyo premio consistía en 2 saltos en paracaídas con una empresa que -teóricamente- colaboraba en el asunto. El sorteo fue falso: el propio estafador decidió a quienes darle el premio y, casualmente, se lo dio a Raquel y a otra persona que él mismo eligió. Cuando se intentó cobrar el premio, nunca fue entregado y nunca se realizaron dichos saltos en paracaídas, ni fueron sustituidos por nada. Era todo puro paripé....

Eso me lo contó la propia premiada, Raquel, pero lo pasó por alto como si fuera “aceptable” que el sorteo estuviera amañado, para darle los premios a aquellos que más colaboraban. Sin embargo, lo que no pasó por alto -aunque no me contó hasta haber finalizado su colaboración con este tipejo- es que el falso activista se dedicaba a tratarla como a una “chacha” (en el sentido más despectivo del término). La explotaba con exigencias y malos tratos, haciéndola sentir como un cacho de carne a la que le podía pedir lo que quisiera, al estilo “jefe abusando de la secretaria acosada en el entorno laboral”.

Lo cierto es que Raquel era una chica muy joven y guapa, pero de todo lo que yo sabía de este tipo no se incluía que tratase a las personas como a esclavas sumisas, nunca lo sospeché y conmigo jamás dio señales de algo así: el tipejo sabía elegir a sus víctimas. Cuando ella me contó como la humillaba y le exigía las cosas, mi pregunta inmediata fue: “¿Por qué no me lo has dicho desde el primer momento? Sabes que jamás hubiera tolerado ni la menor falta de respeto a tu persona...”

Ella me contestó:No sé. Como era tu conocido y fuiste tú quien me pusiste en contacto con él.... al principio pensé que sería un mal día o una mala época, siendo alguien que se estaba muriendo... en teoría. Luego ya me di cuenta de que no, de que estaba abusando de mí, haciendo que trabajase para él como su criada, entre comentarios inapropiados, abusos verbales y todo tipo de improperios y exigencias”.

Cuando Raquel me informó de esos hechos, todo había terminado ya, y la relación entre este acosador y su víctima ya se había roto, por suerte, para siempre. La acción llegó al pleno del ayuntamiento, aunque el tipo hizo el payaso con un discurso que a nadie engañó. Convenció a 3 grupos políticos para firmar unos papeles inútiles y hacerse "la foto" -hablando de montar una mesa de diálogo sobre el cannabis- y aquí paz y después gloria. Ya no había nada que hacer, salvo tomar nota e informar a la gente de mi confianza de lo que este tipo había hecho a una activista que se había ofrecido para ayudar, de buena fe y sin cobrar nada por ello.

Cuando yo llamé al tipejo para pedirle explicaciones -sobre el acoso y los abusos a esta joven chica- él lo minimizó todo y lo planteó como que Raquel era una niñata que no sabía trabajar y que se ponía a la defensiva por cualquier comentario o palabra en tono más alto de lo normal. Dijo que "al activismo se venía llorado de casa" y que si la chica no era capaz de soportar la presión, que se hubiera largado en vez de quejarse y de andar dando pena con sus cuentos. 

Pero no le creí, porque yo ya había empezado a acumular información sobre lo que realmente había pasado en torno al falso grupo activista que decía encabezar, sus verdaderas acciones y las estafas de las que se sirvió en el pasado: las huellas de los daños en otras víctimas de este tipejo, recogido todo ello de una forma mucho más seria, profunda y sistemática. Ni un acosador sexual o laboral, ni un maltratador, ni un estafador aparecen sorpresivamente un buen día: siempre han dejado un largo rastro previo, que encuentras si te tomas la molestia de buscar.

Para empezar, la falsa asociación activista (que tenía un local físico, usado sólo por él), resultó ser -en origen- el intento de montar un punto de venta de cannabis tipo CSC. El dinero necesario, ya que el tipejo no tenía ni oficio ni beneficio, lo había logrado engañando a una mujer que conoció mientras estuvo unos meses en un CSC catalán, donde la víctima acudía a comprar cannabis. 

Esta mujer, socia de ese mismo CSC, cayó en su trampa, y mediante engaños consiguió que le diera 12.000 euros, para montar otro punto de venta en Alicante, copiando el modelo ya conocido: funcionando mediante la compra-venta de cannabis, comprado al narcotraficante de turno y vendido a clientes que figurasen como “falsos asociados”.

Cuando el tipo vio que no tenía hueco ni fuerza para montar ese tipo de negocio en la ciudad, quiso instalarse como “grupo activista”. Con ese disfraz y sin grupo alguno que no fuera él mismo, intentó que las ya existentes asociaciones cannábicas de Alicante, respaldasen sus pretensiones y asumieran sus planteamientos. 

Lejos de conseguirlo, hizo que todos los grupos cannábicos de la ciudad coincidieran absolutamente en una cosa: en huir de todo lo que tuviera que ver con él. Esto fue así, hasta el punto en que el día del pleno en el Ayuntamiento, los representantes de las asociaciones, acudieron para expresar de forma pública que no querían saber nada del tipejo, ni de sus formas, sus pretensiones y sus amenazas.

Lo que sí terminó consiguiendo, fue llamar la atención de la policía, y de la peor forma. El tipo tenía la fantasiosa idea de que cuando él escribía algo en Twitter, por ejemplo “¡¡Acción cannábica a las 20.00 horas en la plaza tal o cual!!”, la gente iba a responder acudiendo a su llamada, como si fuera el caudillo del ejército del cannabis. Pero en realidad, aparte de verse siempre tan solo como la una, los únicos que parecían responder a sus convocatorias, eran los agentes de policía de calle, quienes al observar su huidizo deambular y sus pintas de yonqui demacrado, sí terminaban respondiendo a su presencia: pidiéndole la documentación y regalándole un cacheo. 

Él fabulaba con que todo se debía a que la policía estaba pendiente de él en las redes sociales y de sus mensajes sobre activismo cannábico, y que por ello su mera presencia ya les "preocupaba y alertaba", en previsión de lo que él podría organizar con su fingido grupo activista.

Esto que cuento, lo he vivido yo mientras él -por teléfono, en directo- me iba narrando cómo la policía aparecía por un lado, él se iba por otro, aparecían otros agentes por otro lado, él huía por otra calle... así sucesivamente hasta que le cazaban e identificaban. No era -en ese momento- nada más que el habitual control de la seguridad en las calles, por parte de la policía. Pero incluso esas patochadas -provocadas por su propio comportamiento y aspecto- él las vendía como si fuera un mártir, perseguido y acosado por la policía debido a su lucha por el cannabis. 

Finalmente, la policía había empezado a mostrar un interés más concreto sobre el local del presunto grupo activista, donde extrañamente sólo era usado por este tipejo. Lo que hacía el parásito, era entrar y encerrarse dentro del local,  permaneciendo dentro sin responder a las llamadas de la policía. En cuanto el tipejo vio que la cosa se complicaba más, y le comentaron que la policía ya preguntaba por él en las tiendas y bares de la zona, dejó de ir por el local hasta que creyó que todo había pasado. Sin embargo, la policía consiguió cazarle mientras entraba  días después en el local, acceder con él al interior, y documentar todo lo que allí había. 
¿Por qué hicieron esto? 

Pues porque el tipo había sido denunciado por estafa, por un total de 12.000 euros, por parte de la “socia catalana” a la que había engañado prometiéndole ganancias rápidas con su inversión. Se había montado su chiringuito personal, con el dinero de una mujer enferma y usuaria de cannabis, que había sido brutalmente estafada. Una vez que trincó el dinero de esta mujer, había desaparecido de Cataluña y dejó de contestar a sus llamadas, emails y mensajes.

La policía le requirió que pasase al día siguiente por comisaria a declarar al respecto (ya se habían iniciado diligencias por la estafa) pero el tipo, muerto de miedo, no tuvo el menor reparo en gastar 180 euros del dinero estafado para llevar un abogado con él: abogado que -en declaración ante la policía- no puede hacer nada, salvo decir que no contestes o darte “apoyo moral”. Todo al módico precio de 180 euros, que podía permitirse gracias al dinero de la mujer estafada. Pagando por no tener el valor de ir solo a declarar, o negarte a hacerlo si no es ante el juez. 

Lo que ante la policía -en comisaria- contó fue que no había engaño alguno, y que la denunciante le había dado 12.000 euros para montar un club de activismo y nada más, y que él había hecho simplemente lo acordado.... Es decir, aseguraba que la mujer le había dado 12.000 euros -por la cara- sin esperar nada a cambio. Un dineral que él intentó justificar con dudosas facturas de las compras y obras que había hecho -se había montado hasta una sala de proyecciones, para ver cine- y había acondicionado el local como si fuera su oficina, con unas instalaciones que nunca nadie usó (salvo él mismo, claro). 

Los datos sobre el dinero estafado y el coste del abogado, me los facilitó el propio timador cuando volvió a llamarme para pedirme ayuda con ese asunto, ocasión en que yo ya no piqué y le mandé a pasear un rato. Por supuesto, de esta víctima de los 12.000 euros me decía que era una "enferma mental e histérica, una loca del coño" que, si bien reconocía que le había dado el dinero, argumentaba que se habría arrepentido porque no quería ser ya "activista como él, viendo lo duro que era ese trabajo"

Yo, sin creerme ya nada y escuchaba cómo me reconocía la estafa a esta mujer con excusas que daban risa, no dejaba de preguntarme cuánto iba a durar la vida de “ese enfermo de SIDA en fase terminal que se moría y rechazaba ser tratado”, pero que sin embargo estaba sacando provecho directo de todo lo que se había organizado, teóricamente para apoyar una buena causa.

El montaje del parásito era simplemente una cuestión de estética, para vender su imagen aunque, en el inicio, su intención fuera la de montar un CSC para vender cannabis comprado al mercado negro. Este tipejo nunca ha cultivado realmente ni su propio cannabis, sino que fumaba de lo que le sacaba a la gente, empresas y asociaciones con distintas excusas, y si no conseguía que “le donasen”, compraba hachís (chocolate en argot) en la calle a los camellos. Por esto, esos porros de mala calidad de hachís que fumaba, los activistas que le conocían de tiempo atrás -a él y a los métodos de sus primeras estafas- le llamaban “PAQUITO EL CHOCOLATERO”, entre otras cosas peores siempre asociadas a su largo historial de fraudes.

Tras la acción en las redes sociales, la información empezó a llegarme a chorro, a través de un montón de activistas y estafados. Al susodicho, había quien decía tenerle preparada “una cuneta en barbecho” (palabras textuales) para cargárselo en cuanto pudiera, ya que en su haber se contaban estafas a asociaciones, engaños a muchísimas personas e incluso robos, justificados por él mismo -ante mi persona vía teléfono- como “cobros de lo que le debían por su asesoramiento cannábico”, como fue el caso en una asociación cercana a Santander. Había dejado víctimas de estafas, timos y robos en varios puntos del estado, de Euskadi a Andalucía, de Cataluña a Cantabria. Incluso había llegado a robar toda una cosecha, de una asociación catalana que había plantado cannabis no psicoactivo para la extracción y uso del CBD. Para mas INRI, en redes solía mostrarse con fotos en mitad de una plantación: precisamente la que se encargó de hacer “desparecer”. Aprovechando que la asociación se enfrentó a problemas legales y judiciales, y cuando los socios no estaban en condiciones de ocuparse de nada más, decidió "ocuparse" él de aquel cannabis, para finalmente desaparecer de la zona, mudándose y reapareciendo en Alicante. Aunque como me indicaron las víctimas del robo, es una deuda que no caduca y que tienen pendiente hacerle pagar, tarde o temprano.

Una de las primeras estafas que el tipo había llegado a organizar hace ya décadas, fue una falsa empresa que defendía a los consumidores y cultivadores de cannabis, con un "carnet cannábico" que -obviamente- no servía para nada. Mediante el engaño del carnet, consiguió sacarle a mucha gente bastante dinero dinero que -llegado el momento de responder- cuando los cultivadores o consumidores tenían problemas con la policía y los jueces, nadie les prestaba la ayuda que teóricamente habían contratado con este timador, con ese inútil carnet y los inexistentes servicios que estas víctimas pagaron para esas situaciones.

Esta fue su estafa económica más masiva, allá por primeros años del siglo, y la que menos le costó, ya que detrás no había nada, ni organización ni abogados.... tan sólo una foto pegada en un cartón, vendida como conjunto de servicios contratados, por la que mucha gente habían estado financiando -sin saberlo- el tren de vida de este mangante en los años 2000.

La más cruel de las estafas que montó, fue un supuesto “Banco de Cannabis Medicinal”, con el que teóricamente abastecía y asesoraba a enfermos que necesitaban cannabis. Muchos cultivadores de buena fe quisieron colaborar, pero no sabían en manos de quién estaban cayendo y, como había conseguido que la prensa difundiera el montaje, muchos creyeron (como yo mismo en aquel momento) que era real. El resultado fue claro: el cannabis donado nunca llegó a ningún enfermo. Nunca hubo un solo enfermo o enferma que se viera beneficiada por dicha acción... sino que las donaciones desinteresadas de los cultivadores, desaparecieron en los pulmones y la cartera de quien ya podéis imaginar

A raíz de ese “Banco Medicinal de Cannabis”, que fue publicitado en la prensa -de la misma forma que ahora se hace publicidad a costa del proceso contra Fernanda de la Figuera- fue como yo le conocí y contacté con él, allá por el año 2009. 

Sin conocerle de nada, conseguí su teléfono y me puse en contacto con él para informarme directamente de la actividad del supuesto "banco de cannabis", y para preguntarle por qué no estaban ayudando a Juanma, el llamado “Ramón Sampedro” de la marihuana,tetrapléjico y activista en un centro del Ferrol

Él me contestó que es que “su banco” sólo actuaba en Euskadi, y cuando le pregunté cómo podía escudarse en eso ante un caso tan crítico y necesitado de ayuda como era el de Juanma, su respuesta fue: 
“¿Y por qué no le ayudas tú? 
¿Por qué tengo que hacerlo yo?”






Yo no era nadie, no pertenecía a ninguna asociación, ni tenía relación alguna con el activismo del cannabis. Pero no dude a la hora de responder a aquel fantasma: “No sabes con quien estás hablando. Pero tranquilo tú en tu Euskadi, que ya me encargo yo de ayudarle”, mientras no podía creer que un tipo que se publicitaba en los medios como el gestor de un banco de cannabis para enfermos, negase a un enfermo -en situación crítica- la ayuda, sólo por ser de otra comunidad autónoma. No daba crédito a lo que escuchaba a este “pseudo-activista”, aunque entonces yo aún no tenía ni puta idea de que dicho banco de cannabis -aunque saliera publicitado en la prensa, incluida la nacional- era un absoluto fraude. 

Y por mi parte -tal y como dije que haría- me encargué de organizar la ayuda que necesitaba este tetrapléjico que vivía en Ferrol y a quien yo no conocía de nada. Meses después, tuve la suerte de conocer a Juanma, tras un viaje por media España donde 2 personas se arriesgaron a caer en varios años de cárcel para llevarle -de forma 100% gratuita-, medio kilo de marihuana y entregarla a Juanma en su residencia de El Ferrol, sin ayuda de aquel falso “banco de cannabis para enfermos"

Los hechos aquí narrados, son sólo una pequeña parte del largo historial de este tipo, que es como una infección recurrente, causando daños una y otra vez, siempre sobre el mundo del cannabis... 

¿Qué conseguía, además de dinero de los estafados y fumar de gratis por los donantes? Visibilidad y posicionamiento para su nombre con su falso grupo activista, de cara a seguir medrando a costa del colectivo cannábico. La gente habitualmente no tiene tiempo para investigar a fondo algo -ni siquiera las noticias que les interesan- pero quienes llevan décadas en el activismo real (o incluso en el pseudo-activismo, ese que tiene afán de lucro) ya sabían de él y de sus engaños; el objetivo -preferente pero no único- del parásito eran los más jóvenes, ya que por edad no están en condiciones de saber, les falta experiencia y carecen de contactos que les informen y prevengan de esta garrapata cannábica.

Hay escenas tan esperpénticas -y al mismo tiempo tan clarificadoras- como cuando este tipejo -tras la acción de Alicante -gracias a la visibilidad que su nombre había adquirido en las redes- llegó a presentarse en las oficinas de un conocido grupo editorial y empresarial del sector del cannabis, exigiendo ver al dueño para demandarle una cuota de 500 euros al mes, por su labor como activista

La argumentación para pedir dicho dinero, es que según él las empresas del sector se beneficiaban de sus acciones, por lo que debían costearle las mismas y su tren de vida. En esa ocasión, se presentó precisamente en la empresa donde trabajaba Raquel -la activista de quien había abusado y maltratado- y por supuesto no consiguió ver al jefe sino a un empleado que, tras escuchar su charla y sus majaderías, le mandó con viento fresco por donde había venido. 

Esto fue algo que no sólo intentó en esa empresa, sino que lo repitió en otras muchas, de semillas, de material de cultivo, de publicaciones cannábicas: debéis pagarme por ser un “activista”. Así funcionaba monetizando su visibilidad, ganada a costa de la buena voluntad de las personas que creímos apoyar una causa cannábica, y no a un parásito del cannabis.

Su último “logro”, fue trabajar para una desaparecida revista cannábica y la empresa que había detrás. Lo hizo consiguiendo el teléfono de la persona que era dueña de la misma, justo en el momento en que la empresa acababa de cambiar de manos. El tipejo se dedicó a llamar a casa de este empresario, sin éxito al principio ya que no le pasaban con dicha persona, pero finalmente consiguió hablar con él y convencerle de que era la persona que necesitaba para navegar el mundo del cannabis en España, por los contactos que decía tener. Finalmente el empresario -alguien que afirma que su único porro lo fumó en 1984- tragó con el engaño y le dio un puesto en comunicaciones y redes sociales, del que en el menor tiempo posible le tuvo que despedir al darse cuenta del trepa acosador que había metido dentro de su empresa (el tipejo no tuvo problemas en acosar incluso a familiares directos del dueño). 

Tras su despido, una persona de esa empresa me envió unas fotos del estafador en una cama de hospital y con cara de estar muy enfermo. Se las había enviado el propio parásito, que añadió junto a la foto un mensaje: que estaba muy grave por un cáncer, y que estaba a punto de morir.

“¡Anda! ¡Pero si ha cambiado de enfermedad!
Mi reacción no pudo ser más escéptica, y aunque el trabajador que me pasó la foto me aseguraba -convencido- que el tipejo estaba muy jodido, que estaba ya muriéndose y que no saldría vivo del hospital, le dije que no se preocupase: “le verás resurgir en breve sin el menor problema, vivo y dispuesto a parasitar a otros”. 

Desde aquel momento, en que además de SIDA (como me contó a mí) se moría de cáncer en un hospital (como intentó hacer creer a otras personas), han pasado ya unos 4 años, y no: ni ha muerto ni parece que lo vaya hacer en un tiempo prudencial, para todas esas enfermedades que dice acumular. Lo de dar pena -con enfermedades reales o falsas, le da igual- sigue funcionándole especialmente en personas con buen corazón, por desgracia.

Para colmo, esa empresa -radicada en Andalucía- que le contrató y le tuvo que despedir rápidamente, se dio cuenta, pasados varios meses tras su despido, que el tipo seguía utilizando de forma oculta sus comunicaciones y redes sociales: les controlaba las comunicaciones y ofrecía a los clientes conseguirles lo que pedían, pero de forma más barata con otras empresas de la competencia (quienes le pagaban una comisión por los clientes robados). 

Sí, tú te ponías en contacto con la empresa y terminabas recibiendo una oferta mejor, enviada por el parásito despedido, robándoles poco a poco la cartera de clientes a quienes tuvieron la nefasta idea de darle trabajo. Cuando le pillaron -porque vieron un mensaje en los privados de una red social que olvidó borrar- y le enfrentaron con los hechos, el tipejo no tuvo escrúpulos en decir que había sido cosa de hijo... que lo había hecho jugando y sin querer. 

Cazado con las manos en la masa robándoles clientes, precisamente por una de las personas a las que envío esa foto desde el hospital diciendo que se moría de un cáncer, no dudó en echarle toda la culpa mierda a su propio crío -un niño menor de edad- como si eso fuera creíble. La empresa, como ya sabía que el parásito es un muerto de hambre sin un duro (y por la pena que les daban los familiares del tipejo) finalmente pasó de denunciarle, a condición de no volver a saber nada de él, nunca jamás.

A día de hoy, este parásito está volviendo a hacer su jugada, aprovechándose de la miserable situación que vive Fernanda de la Figuera. Según la información que me han facilitado, se presentó en una fase previa del juicio y consiguió llegar hasta Fernanda, a quien convenció de que él iba a hacerse cargo de todo e iba a organizar la respuesta del activismo cannábico. 

Fernanda se lo tragó, no sabemos lo que le contó o cómo lo hizo, pero no hay que dejar de tener en mente que hablamos de una señora que ya tiene 76 años y que -a pesar de su excelente y desinteresado trabajo como activista- puede que su lucidez y capacidad para ver cuando alguien se arrima por interés, no esté tan activa y eficaz como debería, siendo por ello una víctima propicia para este parásito, versado en todo tipo de fraudes y engaños a toda clase de personas.

Hay varios activistas que -procurando ser lo más delicados posible- se han puesto en contacto con Fernanda para preguntarle por esta fraudulenta situación, en la que este estafador se ha presentado como el “ángel salvador” que va a darlo todo por ella. 

Lejos de ayudar a Fernanda, la perjudica porque hace que una gran parte del activismo cannábico del país (el más potente y con más medios, el de verdad) no quiera saber nada del asunto. Esto no es por ella, obviamente, sino por no darle oxígeno a esa garrapata humana que ha conseguido parasitar a esta nueva víctima por su una alta visibilidad en los medios de comunicación, debido a ser quién es y el proceso que enfrenta. 

Nadie que conozca el historial de este parásito quiere mancharse con él, lógicamente, y eso hace que muchas empresas y asociaciones se vean en un punto complicado: no piensan intervenir en el “circo” que este estafador está montando, se dan perfecta cuenta de que está usando a una persona en una situación de necesidad, y aunque quieren colaborar con Fernanda no saben cómo hacerlo sin favorecer el blanqueamiento público de este timador. 

Sobre todo, como hacer algo sin permitir que el dinero y los recursos sean gestionados por este personaje, únicamente orientado a sacar beneficio de la terrible situación de que vive esta mujer. Tienen claro que, a este viejo artista del timo, le importan poco los cadáveres que deje a su paso, siempre y cuando él sea quien saca beneficio del asunto, de una forma u otra.

Algunas personas me han hecho saber que el tipejo que ahora parasita a Fernanda de la Figuera, está consiguiendo dinero de diversas fuentes y presionando a otras (empresas cannábicas, mayormente) para que aporten más dinero, con el argumento de que “no colaborar con él, es no ayudar a Fernanda”. Este hecho -el chantaje, usando a Fernanda como palanca para abrirse las puertas y los bolsillos de empresas cannábicas- ha puesto en alerta a una buena parte de las mismas, que ahora se ven inmersas en una situación muy complicada.

Ahora mismo -a una semana del juicio- no hay mucho que se pueda hacer. Sobre todo porque Fernanda ha caído en la trampa de esta garrapata humana, y resulta muy complicado intervenir sin que sea Fernanda la que sufra las consecuencias, ya que en gran medida es una rehén del parásito, quien la usa para volver a darse publicidad, manejando el dinero y recursos que la gente -con toda su buena fe- están aportando para ayudar. 




Sin embargo, la situación de Fernanda en este punto, no es un problema que se resuelva con dinero; no el problema de Fernanda, pero sí los intereses de su particular garrapata cannábica, que está usando la movilización del colectivo para presentarse como lo que no es, blanqueando sus imagen y re-escribiendo la historia de sus estafas y fraudes sobre cientos de personas que acabaron siendo sus víctimas, en lo económico y en otros aspectos.


Resulta muy sencillo, y es totalmente habitual en el "modus operandi" de este tipejo, hacer que una empresa te facture con una determinada cifra, mientras te da una comisión (oculta) por el servicio que contratas, y así la garrapata se lo lleva calentito mientras los donantes y colaboradores de buena fe, no se enteran de lo que hay. Esto es algo que el parásito maneja perfectamente, desde hace muchos años, y es algo que ya ha hecho anteriormente para justificar estafas previas (como la de los 12.000 euros a la enferma en Cataluña) y otros engaños. Con una pagina web y un par de papeles impresos simulando apariencia de factura, es suficiente para que muchas personas de buena fe, caigan en la trampa. También para que la prensa, desinformada y amarillista, trague con el fraude y presente a un montajista como el organizador del activismo cannábico en España.

¿Por qué yo escribo este texto y lo publico,
 si reconozco que 
ya no hay mucho que se pueda hacer?

La razón es simple: nunca me he callado al saber de ningún fraude, estafa o injusticia, y no tengo ninguna intención de comenzar a hacerlo ahora. Menos aún si me toca presenciar -sin reaccionar, como un cobarde- cómo se utiliza a la activista cannábica más grande que ha tenido nuestro país, como método de blanqueamiento de una garrapata que, por donde ha pasado, sólo ha causado daño y lo ha hecho precisamente a la gente más inocente y con mejor corazón que encontraba en su camino. Callar o mirar para otro lado en este momento -ya que yo ni soy parte del activismo del cannabis, ni quiero serlo- no me resultaba excusa suficiente para mi inacción (por muy tarde que haya sido consciente de todo ello e independientemente de lo que decidan hacer otros).

Me he informado directamente sobre cómo están actuando otras personas, dentro del activismo cannábico real en España, frente a este asunto y parece ser que el miedo a quedar mal les ha dejado bloqueados, sin saber cómo enfrentar el tema. Por lo que me han dicho, es posible que los pocos que tienen capacidad real de respuesta -los medios y las empresas que realmente pudieron y podrían hacer algo- no vayan a hacer nada, salvo ponerse de perfil. 

Y me han dejado muy claro que no piensan levantar la voz, e informar al colectivo cannábico, sobre lo que hay detrás de este estafador usando la situación de Fernanda para unos fines que nada tienen que ver con el interés de esta mujer.




Habiendo sido informado de todo esto, a día de hoy no tenía mas opción que -como poco- contar lo que sé sobre este parásito y su nueva víctima, si quiero seguir durmiendo con la conciencia tranquila y sabiendo que yo, al menos, he hecho lo que estaba en mi mano para no callarme ante otro fraude de la misma garrapata cannábica. Seguramente ya es tarde para que se reclame el dinero entregado, o para que una acción coordinada -desde el activismo real- pueda arreglar el engaño que está sufriendo el colectivo cannábico y la propia Fernanda. 

La inacción previa, por parte de los que ostentan capacidad efectiva para actuar, es la que ha permitido que el mismo parásito -que ha ido dejando un reguero de víctimas por donde ha pasado- esté sacando provecho de la injusta situación que sufre esta anciana activista, que ha pasado su vida luchando, sin ánimo de lucro, por los derechos de todos y la planta de cannabis.

Así pues, aquí tenéis un montón de información que podéis molestaros en comprobar, preguntando a aquellos con más años de experiencia en el cannabis y por ende con más conocimiento sobre este parásito, para que aunque estéis ya implicados en las acciones que este tipejo ha organizado, no acabéis siendo cómplices ciegos -y futuros estafados- de alguien que nunca hizo nada positivo en el activismo, salvo usar el cannabis y a las personas cercanas a esta planta para engañar, timar, robar y beneficiarse él mismo.

Más cara que  espalda: esa es la marca imborrable que os permitirá detectar -siempre- a esta garrapata.


Ahora ya, vosotros también sabéis lo que hay...


Drogoteca.

martes, 9 de abril de 2019

La mafia de Podemos y el cannabis.



“Aquí con la bandera [de España], no. 
No. Esa foto no te la doy.”

Así reaccionaba María Concepción Palencia García, senadora del estado español -por un partido de ámbito estatal (Podemos)- cuando al hacer las fotos para una entrevista, se dio cuenta de que tenía la bandera nacional detrás de ella. Saltó de golpe, apartándose como si le diera alergia la bandera del país, negando de forma clara y tajante la posibilidad de que se le hiciera dicha foto.

Conchi Palencia: la senadora de Podemos, "alérgica" a la bandera de España.


¿Por qué había una bandera española detrás de la senadora al sacar las fotos de esa entrevista? Pues no debería resultarle raro a nadie, ya que la entrevista se estaba realizando en la Sala Argüelles del Congreso de los Diputados. Nada más terminar la entrevista, les pedí unas fotos para ilustrarla y la contestación de la senadora, que luego se negó posar con la bandera de España cerca de ella, fue: “Donde tú digas. Tú mandas.”

Y yo sólo quería hacer 2 ó 3 fotos que no tuvieran todas el mismo fondo. De hecho, no me molesté en elegir el lugar, sino que resultó fruto del azar. Las fotos se fueron a realizar -directamente- en la misma esquina de la sala, donde estuvimos durante más de una hora sentados. En primer lugar, yo buscaba suficiente luz de calidad, ya que la ventana de dicha sala estaba en la misma esquina y, en segundo lugar, variar el fondo de la foto. Tras tirar un par de fotos con el mismo fondo (la pared central de la sala), les pedí que se movieran un par de metros hacia la otra pared de la misma esquina, con tan “mala suerte” que había una bandera de España, en la que yo ni siquiera había reparado.

Tras ese áspero “aquí con la bandera, no” de Kontxi Palencia (el nombre que usa en Twitter), el otro senador presente -Joan Comorera de “Iniciativa per Catalunya Verds”- dijo, con un tono mucho más cálido y explicativo: “Un catalán y una vasca... aquí...”, como si no fuera procedente dicha foto. 

Lo que posiblemente Joan no recordaba en ese momento, es que Kontxi Palencia, aunque lo escriba con “K”, no es vasca sino castellano-leonesa. Y que mientras él estaba en representación de una formación política circunscrita únicamente al entorno catalán, Conchi Palencia estaba en representación de un partido de ámbito nacional.

Sala Argüelles en el Congreso de los Diputados, 
foto previa a la entrevista.

Inmediatamente antes de este suceso, mientras preparaba la cámara para hacer las fotos, Conchi Palencia me preguntaba ávidamente sobre cuánta edición tenía nuestra revista y cuántos lectores, al parecer sin saber ni a quién le había concedido la entrevista ya que era para una página web -Cannabis.es- que no tenía nada que ver con ninguna revista. 

Le aclaré ese punto, y ella insistió en preguntar “¿un montón [de lectores], no?”, y su cara denotó frustración cuando le dije que no era así, y que era una web que estaba prácticamente iniciando su andadura, en comparación con cualquier otro medio del sector. El resto de medios cannábicos -a los que previamente se había ofrecido la entrevista- no tenían el menor interés en publicarla.

La pegatina que te regalan 
con la entrada al Congreso de los Diputados.

Una vez acabado el trámite de las fotos, me hice yo una foto con ambos y abandonamos la Sala Argüelles para subir a la cafetería del Congreso. Yo iba a tomar un café y ellos iban a comer. Compartí la comida con los dos senadores y esta se convirtió en un aburrido mitín, verbigracia de Conchi Palencia, dónde no hizo más que atacar a los medios de comunicación y decir que no eran medios libres, que trataban mal a su grupo político, que había un complot para borrar los éxitos de Podemos, etc. Esto resulta de lo más paradójico, viendo el acoso al que posteriormente el medio y yo fuimos sometidos, al no ceder a ciertas pretensiones. 

En muchas ocasiones -durante dicho acoso- pensé que lo que buscaban anular desde Podemos, era el tema de la negativa a la foto cerca de la bandera de España, que había quedado grabado en el móvil con el que recogí la entrevista completa. En sí misma, la entrevista no contenía más que respuestas cobardes -evitando contestar a lo preguntado- derivando el asunto “al futuro debate que Podemos quería abrir sobre el cannabis”. Tampoco resultaba sorprendente la ausencia de ideas claras sobre el asunto del cannabis, cuando ni su compañero ni ella habían estado jamás dentro de un CSC (los mal-llamados Clubs Sociales de Cannabis) y ni siquiera conocían el funcionamiento real de estos puntos de venta de cannabis. Son falsas asociaciones que compran en el mercado negro, y lo venden más caro -al menudeo- a falsos socios (clientes en realidad).

Al terminar la comida, ella se fue y yo me quedé con Joan Comorera, aprovechando para ir a tomar algo a un bar cercano, donde pude pasar un estupendo rato charlando -a solas- con él. Joan Comorera me pareció una persona honesta, sincera, inteligente y de agradable trato, con quien resultaba fácil dialogar a pesar de no coincidir ideológicamente. Fue lo único interesante que me deparó aquel día, antes de que -sin saberlo- disparase con una foto, subida a las redes sociales, una marabunta de acusaciones falsas contra mí y de presiones contra el medio que iba a publicar la entrevista.


Podemos y su acoso 
a los medios de comunicación.

Tras la realización de la entrevista, unos días después, me iba con mi mujer de vacaciones fuera de España. Al cabo de un par de días tras haber partido, recibí una comunicación de mi editora con una rara petición: me pedía que le jurase (no le valía con que se lo aclarase, sino que quería un juramento) que yo no tenía denuncias por “violación, acoso ni malos tratos a mujeres”. Tras jurarle que nunca había tenido denuncia alguna, ni por violación, ni por acoso, ni por malos tratos ni por ningún otro concepto similar o relacionado, le pedí que me explicase qué era lo que sucedía como para interrumpir mis vacaciones con semejante requerimiento.

La editora se justificó diciendo que había recibido una llamada de “el responsable de prensa de Podemos por el Senado” en la que le daban esa falsa información. ¿Realmente podía haber alguien tan lerdo como para no realizar su trabajo antes de la entrevista (siendo supuestamente responsable de prensa), y a la vez permitirse la payasada de presionar a un medio de comunicación con semejante maniobra? Así fue como el asunto comenzó, derivando posteriormente en un acoso contra mi persona mediante las redes sociales.

Al volver a España, lo primero que hice fue contactar con los dos entrevistados, a ver qué problema había y por qué se habían dirigido a la editora con esa serie de acusaciones inventadas contra mi persona. Conchi Palencia ni se molestó en contestar, se hizo la sueca y miró a otro lado

Por el contrario, Joan Comorera sí dio la cara y me explicó que cuando subí a las redes sociales la foto en que aparecía con ellos dos, fue “como si se hubieran hecho una foto con el mismo Hitler”: los teléfonos empezaron a sonar como locos y les dijeron que habían caído en una trampa con esa entrevista, ya que yo era un enemigo de Podemos o algo similar, añadiendo que él no podía hacer nada al respecto, ya que no pertenecía a Podemos sino a ICV.Por supuesto yo ni era un enemigo de Podemos ni nada por el estilo, y esa no era la primera entrevista que había realizado a un miembro de dicha formación. 

Aproximadamente un año antes, había hecho una entrevista a Juan Ignacio Moreno de Acevedo Yagüe, conocido en las redes sociales como “Hackbogado”, que fue el primer cargo electo de Podemos que se prestó a dar una entrevista sobre el tema del cannabis a un medio del sector, en este caso publicada en la revista “Cannabis Magazine”. En aquellos días del año 2016, varios medios del sector cannábico habían intentado conseguir una entrevista con algún miembro relevante de Podemos. Era una misión que se antojaba imposible, en la que incluso algunos de los políticos abordados llegaron a decir que sí a la entrevista, para posteriormente desdecirse, no cumplir su palabra y no dar la cara más. Al parecer, habían recibido orden del partido de no hablar con los medios sobre el asunto del cannabis.

Hackbogado había aceptado finalmente la entrevista, y yo había tenido la precaución de advertirle que -hasta donde sabíamos- Podemos no quería que nadie hablara del tema en los medios. Con la dignidad que le caracteriza me contestó: “Yo no he entrado en Podemos para tener que pedir permiso a nadie para hablar”. En su caso, la entrevista se realizó en un CSC o “club cannábico” de Madrid, donde aproveché (por voluntad propia) para ponerle en contacto con algunos activistas cannábicos. Hackbogado sí sabía de qué hablaba, y sus ideas eran la primera aproximación sólida y honesta de un miembro de Podemos (que ya abandonó dicha formación) al cannabis.

Sin embargo, cuando la entrevista fue publicada, empecé a recibir el acoso por las redes sociales del llamado “Podemos cannábico”: un grupo minúsculo de turbios personajes que buscan sacar partido del cannabis para sus propios intereses. En esa ocasión, me acusaron de vender drogas

La primera ocasión en que dicha gentuza 
me acusó en falso de un delito.


No me sorprendió demasiado, ya que dicho grupúsculo (con apenas una decena de integrantes) había intentado desde su formación gestionar las relaciones de los medios cannábicos con Podemos. Por supuesto, cuando hicieron el intento conmigo les mandé a paseo, y les dije que “se enterarían por la prensa y no antes” en aquellos trabajos que conmigo tuvieran que ver. Y así fue, cosa que pareció sentarles bastante mal, dadas las intenciones de controlar a los medios y lo que publicaban. Pero yo no estaba (ni nunca estaré) por la labor de que un grupo de parásitos del cannabis intente controlar a quién entrevisto, qué preguntas hago o intervenir las respuestas que no les gustaría que diera el entrevistado.

Es decir, no era la primera vez que recibía imputaciones de delitos por parte de esta gentuza, y en el caso de la entrevista a Conchi Palencia como miembro de Podemos, colocada artificialmente a responder sobre cannabis, parece que el detonante fue el mismo: no podían soportar que, por segunda vez, se enterasen tarde y no hubieran podido meter mano presionando al medio de turno para que les dieran voz en el asunto. Sin embargo el acoso continuó en dicha ocasión, hasta en las vísperas a la publicación de la entrevista, con la pretensión de que se les facilitase antes de que fuera publicada.

Por supuesto me negué a cualquier tipo de componenda con semejantes tarados, y no podía evitar sentir vergüenza ajena ante el comportamiento cobarde de una editora que permitía (y transmitía) semejante tipo de presiones, por parte de acosadores que provenían de dicho grupo político. Cualquier profesional, ante semejantes acusaciones contra un trabajador de la empresa, hubiera pedido pruebas de las acusaciones vertidas y -de tener cierta dignidad profesional- no hubiera tolerado que le pidieran la entrevista antes de ser publicada, ni hubiera hecho llegar dicha petición coactiva al trabajador. Aunque eso era el problema de tener como editora a alguien sin una adecuada capacitación profesional, que buscaba quedar bien con todos y que no supo reaccionar adecuadamente ante el acoso y las demandas de estos tipejos.


Si no podemos contigo, 
iremos a por tu mujer...

Tras la publicación de la entrevista, el acoso no cesó sino que aumentó seriamente. Al cabo de pocos días, me informaron de que el cabecilla de esa farsa llamada “Podemos Cannábico” (un ex-soldado profesional con un preocupante historial que, cuando se vio fuera del ejército, acabó trabajando para la banca de inversión -Banco Santander y BBVA-, la misma que ahora atacan desde su partido) de nombre Manuel Hernández González, estaba pidiendo información sobre mi mujer, con intenciones bastante turbias.

La información al respecto era sólida y recibí varias llamadas alertándome de ello, una por parte del director de un conocido medio cannábico que me dijo: “Ten cuidado, el Manuel ese está pidiendo información sobre tu mujer, y ha llegado incluso a pedírmela a mí”

Yo flipé un poco en ese momento, ya que tácticas de ese tipo son normales entre mafiosos, pero semejante acoso a una mujer, originado entre las filas de un partido como Podemos que lleva por bandera un discurso feminista y de defensa de las mujeres, me parecía algo delirante. ¿No pueden controlar a alguien que trabaja para los medios del sector cannábico y van a intentar amedrentarle con veladas amenazas que convertían en objetivo su pareja? Sí, exactamente eso estaba pasando.

Como dicho asunto me parecía de una gravedad enorme, me puse en contacto de nuevo con Joan Comorera para contarle lo que estaba sucediendo, ya que su compañera Conchi Palencia seguía haciéndose la sorda, dando así cuartel a los acosadores que continuaban sus acciones con total impunidad. En esa ocasión Joan me volvió a dejar claro que no podía hacer nada, ya que él no era de Podemos. Así que no tuve otra opción que intentar de nuevo que la senadora podemita diera la cara, con la esperanza se encargase del asunto ya que los acosadores pertenecían a Podemos. En esos momentos, el acoso lo habían ampliado a través de las redes sociales, con ayuda de sus troles y de cuentas creadas “ad hoc”, y se organizaban desde un canal de Telegram con el nombre “Círculo Podemos Cannábico”, donde llegaban a jactarse de que esa búsqueda de información sobre mi mujer, fuera capaz de provocar tensas respuestas por mi parte.

Escribí 2 veces al correo electrónico de Conchi Palencia en el Senado, para que quedase una huella clara de que se le había comunicado lo que estaba sucediendo, de manera que dicha señora no pudiera decir que no sabía nada del asunto. La informé una vez más de la campaña de acoso que estaban llevando a cabo desde su organización, y de cómo dicho acoso llegaba ya a un punto mafioso en que se intentaba amedrentar a alguien usando a su mujer como objetivo. No sirvió de nada, y la senadora volvió a dar la callada por respuesta, ignorando el tema y permitiendo que esa gentuza -salida de su partido y encabezados por el tal Manuel Hernández González- siguieran con el mafioso comportamiento que amenazaba a una mujer, sólo por el hecho de ser mi pareja.

Dos de los emails enviados a Conchi Palencia, 
informándola que de sus subordinados estaban pidiendo información sobre mi mujer 
y pidiéndole que interviniera: la tipa se hizo la sorda y miró a otro lado...


Tras este aviso, mi mujer fue víctima de una salvaje paliza por parte de un desconocido que -sin mediar palabra alguna- la asaltó y agredió a base de puñetazos en la cara y, tras conseguir tirarla al suelo, continuó agrediéndola dándole patadas en el estómago.

El violento agresor lo primero que buscó fue dejarla sin visibilidad, de manera que no pudiera defenderse ni captar de forma precisa de los rasgos del sujeto. Mi mujer quedó con la cara hinchada llena de hematomas, sangrando por la boca y la nariz, con los ojos totalmente morados de los puñetazos que recibió en ellos (que le rompieron las gafas y causaron también lesiones en nariz y labio), así como hematomas en el vientre y dolores en gran parte del cuerpo. El agresor, tras propinarle dicha paliza, salió corriendo y huyó sin mediar palabra, sin intentar robar nada ni dejar ver el motivo de la salvaje agresión.

Fue atendida en el mismo lugar de la agresión por la Guardia Civil y posteriormente trasladada al hospital en ambulancia, teniendo que estar varios días de baja por las secuelas de la paliza. A pesar de la rápida intervención de la Guardia Civil, ellos no han podido aún identificar al violento agresor...


Manuel Hernández González, 
el tipejo sobre el que me dieron el aviso 
de que estaba pidiendo información sobre mi mujer, 
"casualmente" antes de que un violento 
agresor la asaltara y le diera una paliza, 
sin mediar ni palabra. 


Dicha agresión, curiosamente, fue llevada a cabo en la primera ocasión en que mi mujer se quedó sola en la ciudad durante algo más de 24 horas, debido a que yo tuve que viajar a Madrid por motivos de trabajo. ¿Casualidad? ¿Una agresión tan violenta y grave a una mujer, por parte de un completo desconocido -sin mediar palabra alguna ni otro interés que dar una paliza- en la primera ocasión en que se encontraba sola?

No se puede ser tan ingenuo como para creer en las casualidades cuando se trata de una agresión aparentemente gratuita (sin intento de robo o delito sexual), contra una mujer que “casualmente” era el objeto de turbios comportamientos mafiosos, por parte de un grupo de tipejos, organizados en torno a Podemos, buscando conseguir información sobre dicha víctima. Este criminal agresor aún tiene pendiente que se haga justicia con él.

Otras víctimas de acoso 
desde el satélite cannábico de Podemos.

Los métodos indignos de esta gente han tenido otras víctimas. Hace pocos meses, la abogada y activista cannábica Beatriz Macho, representante de la Confederación de Asociaciones Cannábicas (ConFAC), tuvo que ponerse en contacto conmigo a raíz del acoso que estaba sufriendo en las redes.


La activista y abogada Beatriz Macho, 
víctima también del acoso del mismo personaje.


No era la primera vez que las tácticas mafiosas del grupúsculo podemita iban dirigidas contra ella (así como contra otros miembros del activismo cannábico hispano), a pesar de que ideológicamente se encuentra en el entorno de la misma izquierda. De hecho, ella y la gente a quien representa, habían sido “purgados” de Podemos Cannábico, a manos de este mismo tipo. Resulta paradójico que un grupo minúsculo de caraduras escondidos en Podemos, para sacar tajada de una futura regulación del cannabis, estuvieran purgando a la mayor agrupación cannábica del país, que reúne a quienes son la primera línea de frente en este tema.

Cualquiera de las asociaciones a las que representa esta confederación, cuenta (como poco) con diez veces más miembros que ese pseudo-círculo podemita. Sin embargo, cualquier disensión en los artificiales postulados de esta gentuza, desembocaba en la expulsión ya que el grupo era controlado por el mismo engendro y su entorno más cercano. Esto incluye a una mujer de avanzada edad, con pocas luces y un perfil bastante pobre formativamente hablando -así como alejado del activismo cannábico- de nombre Lourdes Ciria, que les sirve de marioneta con la que aparentar no estar al frente de dicha cueva de Alí Babá.

En la mencionada ocasión, Beatriz me contactó y me mostró el perfil de una nueva cuenta recién creada en Twitter, en el que se apuntaba contra ella, mofándose de su aspecto físico y donde se podía leer “Cuenta parodia de la conocida activista anticapitalista no muy lista”, y que figuraba como radicada en la misma ciudad donde vive esta abogada: iban de nuevo a por ella.

Perfil de la cuenta de Twitter 
usada en el acoso a la abogada Beatriz Macho.


Al mismo tiempo me informó de que el propio acosador se había comunicado con ella, intentándola hacer creer que dicha agresión provenía de mi persona. Para ello, no tuvo el menor reparo en inventar una serie de imbecilidades como que había rastreado dicha cuenta de Twitter hasta mi ciudad, e incluso hasta una dirección física concreta. 

No era la primera vez que dicho tarado intentaba engañar a la gente con lenguaje pseudo-técnico, intentando que sus invenciones pudieran colar gracias a la falta de conocimiento informático del usuario medio en redes sociales. Por supuesto, ni es posible rastrear una cuenta de Twitter, si no lo hacen desde los servicios técnicos de dicha red social, y mucho menos dar una dirección física vinculada, si no eres el ISP que proporciona Internet a la dirección IP asociada. Pero eso no quitó para que intentasen engañar a Beatriz y a otras personas, con falsos datos e invenciones sin fundamento alguno a nivel informático.

De forma coordinada en el tiempo, las cuentas de Twitter de esta gentuza, intentaron difundir que el autor de dicha agresión y acoso era yo. Tampoco engañaron con esa chapucera maniobra, en la que acabaron pinchando en hueso. Beatriz Macho señaló al acosador -Manuel Hernández González y sus marionetas de Podemos Cannábico- en un tuit que no dejaba lugar a dudas. 

Tuit de Beatriz Macho 
señalando al responsable del acoso en redes, 
así como su integración 
en el satélite cannábico de Podemos.


Y no sólo eso, sino que Beatriz tuvo el detalle de indicarle a la gente que se estaba dejando engañar por dichas cuentas acosadoras, que estaban equivocados si pensaban que yo era el responsable de dicha acción.


Tuit de Beatriz Macho, 
expresando que era falso que fuera yo el acosador, 
y señalando al entorno de Podemos.


Beatriz y yo mantenemos una cordial relación -desde el respeto a las diferencias ideológicas- que en ese momento no era conocida por nadie. Gracias a ese hecho, este nuevo acoso contra otra mujer no pudo serme imputado, y el tipejo que intentó difundir dicha falsa acusación, quedó nuevamente en evidencia. 

Todo ello gracias a ese segundo mensaje que publicó Beatriz Macho aclarando que yo no tenía nada que ver y que, en realidad, era un nuevo ataque del mismo personaje contra otra mujer más. Una práctica que parece ser ya totalmente rutinaria, dentro de este grupúsculo de comportamiento mafioso, a la hora de enfrentar a quienes no se pliegan a sus exigencias y pretensiones.

A día de hoy, en abril de 2019, este tipejo sigue acosando a Beatriz a través de diversos perfiles que va creándose en las redes, con el silencio cómplice de la senadora -puesta por Podemos al frente del tema del cannabis- y del resto de acosadores que le siguen el juego a este agresor. Y Podemos, mirando a otro lado...




La triste realidad de Podemos 
y sus mentiras sobre el cannabis.

A día de hoy, no parece haber duda de que el interés de Podemos con respecto al cannabis es simplemente un engaño de tipo electoral. Desde el año 2014 -cuando se creó esta nueva agrupación política- cada vez que se les preguntaba sobre el cannabis, la única respuesta que se obtenía era un “ahora no toca”. La cínica repetición de esa misma respuesta -por parte de los miembros y simpatizantes de dicho grupo- acabó llevando a que fuera usada en una campaña creada para presionar a los partidos que no daban la cara con el asunto del cannabis, que tomó como nombre “Si no toca, no hay voto”.
Logotipo de la campaña "Si no toca, no hay voto"


Cuando en el año 2015 tuve la oportunidad de entrevistar a Gaspar Llamazares, que había sido quien encabezaba la “Comisión Mixta para el Estudio del problema de las Drogas” y el principal valedor político (hasta ese momento) de los derechos de los usuarios, pude comprender gracias a su explicación que Podemos no tenía ni tiene el menor interés en el asunto del cannabis. Como atentamente me hizo ver, para Podemos el cannabis era un tema que en realidad no le podía dar apenas votos y sin embargo resultaba polarizante, con el consiguiente riesgo electoral en ese aspecto. Al preguntarle sobre cuál tendría que ser el camino para seguir luchando por los derechos de los usuarios de cannabis, me indicó que la vía era “interpelar a los distintos grupos parlamentarios y exigirles que se posicionasen frente al cannabis”. No le faltaba razón al experimentado político, y ya no valía con posicionarse y sacarse la foto en periodo electoral con promesas, vacías de cualquier acción real.

Finalmente la campaña “Si no toca, no hay voto” consiguió hacer que Pablo Iglesias, en un chat público con internautas, tuviera que dar una respuesta sobre el tema. 


El día que Pablo Iglesias se encontró con la activista 
de "Si no toca, no hay voto" en un chat público, 
donde no tuvo más remedio que contestar a su pregunta.


La única declaración previa de este político -hasta ese momento- sobre el cannabis, había sido un tuit en el que decía preferir el whisky y tildaba al cannabis de “lumpen-drug” (droga propia de grupos socialmente marginados, como indigentes, mendigos, etc.).


Pablo Iglesias insultando a los usuarios de cannabis, 
antes de que tuviera que inventarse otro discurso 
para no perder votos.

En las siguientes elecciones, Podemos introdujo en su catálogo de promesas electorales un punto sobre el cannabis, donde hablaba simplemente de abrir el debate sobre el tema pero no de acciones concretas que pudieran conducir a la despenalización del mismo. Siguieron durante dicha legislatura ninguneando el tema del cannabis, con la honrosa excepción de Hackbogado (por entonces diputado del Parlamento Andaluz), quien se esforzó en sacarlo adelante y dio siempre la cara en ese aspecto.

Por desgracia, Hackbogado acabó siendo víctima de la miseria y la envidia dentro del partido tras presentarse como candidato en 2017 a la secretaría general de Podemos, con la noble pretensión de que se hablase de temas que eran necesarios, de manera que las batallas internas de Podemos no eclipsasen los asuntos realmente importantes para el ciudadano de a pie. No buscaba ganar, y así lo explicó desde el primer día, pero el hecho de presentarse candidato -al mismo tiempo que Pablo Iglesias- fue algo que los sectores más orgánicos del partido, manejados por “el líder”, no le perdonaron jamás. Si Hackbogado ya se había granjeado el odio de los sectores más izquierdistas dentro de esa formación, al expresarse con libertad sobre cualquier tema (por ejemplo en la muerte del dictador Fidel Castro) y tener la dignidad de llamar a las cosas por su nombre, aquello fue algo que no le perdonaron ni Pablo Iglesias ni su cohorte de adoradores.


Hackbogado, autor del borrador de una ley sobre cannabis, 
expresándose con la honestidad que Podemos no tenía, 
sobre el tirano dictador de la isla de Cuba.


De hecho, cuando conseguí la entrevista con la senadora de Podemos y su compañero de ICV -año 2017- antes de realizarla pregunté a Hackbogado sobre ellos y me dijo que no les conocía. Y en la entrevista con la senadora Conchi Palencia y su compañero senador de ICV, pude comprobar que ni siquiera existía comunicación en los temas comunes de trabajo: Podemos nombraba “encargados del tema del cannabis” que no hablaban con la única persona del partido que realmente estaba trabajando en el tema del cannabis. Eso da una idea de la ausencia de interés en que los asuntos del cannabis progresasen realmente, siendo esos nombramientos sólo un parche cutre, buscando engañar a quienes les reclamaban acciones reales al respecto.

Hackbogado terminó por abandonar Podemos, tras completar la legislatura andaluza en 2018. Como se había comprometido -de forma personal- con los usuarios de cannabis, elaboró un borrador de ley sobre cannabis (mientras seguía siendo objeto de ataques por parte de los simpatizantes de Podemos, incluido su satélite cannábico), que es el que ahora pasean, de chiringuito en chiringuito, los mismos que otrora le atacaban. Es de agradecer que su coherencia y dignidad le llevasen a completar ese esfuerzo, pero parece que dicha propuesta -elaborada sin contar con los grupos que representan a la mayor parte de los interesados, como por ejemplo ConFAC- no tiene mucho futuro, ni dentro ni fuera del partido. Esto no debe resultar extraño, cuando Podemos ha abandonado el asunto del cannabis en manos del oscuro grupúsculo pseudo-cannábico que pretende usar el tema para sacar beneficio propio, atacando y acosando a quienes realmente llevan lustros luchando por conseguir avances en esta materia.

De hecho, los propios engendros que controlan Podemos Cannábico, esconden el propio tema del cannabis a sus compañeros de partido. Un par de buenos ejemplos de esto: la candidatura a primarias del propio dictador del grupo -Manuel Hernández González- o el discurso de su marioneta -Lourdes Ciria Roselló- cuando se presentó como candidata al “Consejo Ciudadano Estatal” de Podemos.

El primero, en la presentación de su candidatura a primarias por Madrid, omitió por completo su relación con el tema del cannabis y la ocultó a aquellos a quienes pedía el voto. Ni una referencia, ni mención sobre cannabis ni nada relacionado, como cualquiera puede comprobarlo acudiendo a la web de Podemos, donde se postuló como representante sin éxito alguno.

La segunda, la tal Lourdes Ciria, cuando subió al escenario de Vistalegre a exponer las razones por las que se presentaba candidata al mencionado órgano interno de Podemos, omitió también cualquier referencia al cannabis, la marihuana o los derechos de consumidores y cultivadores. Se limitó a hacer un discurso que hablaba de todo menos del cannabis -no siendo que fuera a molestar a algún jerarca del partido- y se quedó tan ancha como es. También cualquier persona puede comprobarlo, viendo el vídeo de aquel lamentable espectáculo donde quedaba claro que el cannabis era la menor de sus preocupaciones, y que simplemente lo usaban para intentar trepar en el organigrama del partido, buscando un sillón.


Manuel Hernández González y Lourdes Ciria Roselló, 
los dos trepas que intentan hacer carrera política en Podemos, 
aprovechándose del cannabis para buscar sillón.

Aparte de los dos esperpentos anteriormente citados, recordemos que los nombrados por Podemos para tratar el tema del cannabis son un abogado de otro partido -cuya actividad laboral no tenía que ver con este área- y una señora, sin carrera universitaria ni relación alguna con este tema, que lo más cerca que ha estado del cannabis debió ser cuando regentó un nocturno bar de copas, careciendo de formación real o conocimientos sobre este asunto.

Como me indicó un periodista que había preguntado directamente (a altos cargos de Podemos) cómo tenían a esta gente al frente de su sucursal pseudo-cannábica, en lugar de tener a otras personas con un conocido historial de activismo y sin otros oscuros intereses, le contestaron lo siguiente: “es que esas otras personas, son más verdes [vinculados a la planta de cannabis] que morados [en alusión al color corporativo del partido], y nosotros queremos a alguien de nuestro color”

Hablando en plata: la formación quería que cualquier bicho que tuviera más lazos con Podemos -como aparato político- que con el activismo cannábico real, ocupase el espacio asociado. Eso les aseguraba la obediencia y el control de dicho grupúsculo, para que se mantuviera en una cómoda irrelevancia que no entorpeciera -con el asunto del cannabis- el desarrollo de la imagen pública de los altos jerarcas del partido y sus intereses.

Ante de terminar, cabe recordar que no existe posibilidad alguna de que Podemos (con su escaso peso político en la aritmética de la votación de leyes), pueda realizar cambio alguno. Todo el mundo es consciente de que sin el PSOE (y/o el PP), no parece existir ningún recorrido que permita modificar la situación del cannabis. 

Y a pesar de ser “socios preferentes” del PSOE, no han hecho la más mínima labor para modificar la postura prohibicionista de Pedro Sánchez, que se niega siquiera a hablar del tema. Precisamente, en lo único que podían resultar útiles, han evitado hacer nada para no molestar a su socio. De los acuerdos arrancados al PSOE -que luego los socialistas se suelen pasar por el arco del triunfo- no existe la más mínima mención al cannabis ni lucha alguna por cambiar la posición de dicho partido. El PSOE es prohibición y sigue siéndolo, pero a Podemos no le importa eso con tal de “tocar moqueta”.


PSOE es prohibición, y el socio de Podemos.


Y es que, recodando un comentario de Pablo Iglesias sobre otro dirigente político (con el que, sin querer, se definió muy bien a sí mismo) no conviene olvidar que...


“Podemos no es cannábico: 
es lo-que-haga-falta 
con tal de engañar al votante”.






* El autor de este texto no pertenece a ninguna agrupación política, no simpatiza con ningún partido, no pide el voto para ninguno, ni dará su voto a ninguna de las formaciones existentes.