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viernes, 1 de junio de 2007

Nuevos Research Chemicals en el mercado legal

Como era de esperar, la prohibición sobre sustancias como la MDMA y otras análogas está haciendo que se abran nuevas vías para obtener compuestos que sin vulnerar la ley, procuren efectos similares a quién los busca.

Hace relativamente poco la beta ketona de la MDMA, o Methylona saltó como alternativa viable al prohibido -y mucho más barata- éxtasis. Un simple átomo de oxigeno en la posicion beta de la cadena de carbonos de la MDMA convertía a la sustancia en legal.

Por supuesto, la sustancia no tiene exactamente los mismos efectos, y es infinitamente menos conocida, con los riesgos que ello conlleva, pero ya que se obtiene de fuentes legales al menos permite conocer su exacta dosificación y pureza.

Ahora se está dando el mismo paso con los análogos de la MDMA, como la MDE, MBDB y esta pauta seguirá en un futuro próximo.

La beta ketona de la MDMA fue bautizada como Methylona, y ahora le llega el turno a la Ethylona, que es la beta ketona de la MDE (bk-MDE). Ya está en el mercado a unos 200 euros el gramo, que vendrían a ser unas 5 dosis. Pero con el riesgo de consumir un compuesto que apenas tiene historia de consumo humano, de momento.

También esta la beta ketona de la MBDB (bk-MBDB), que se puede conseguir en grandes cantidades a algo menos de 150 euros el gramo.

Y hay otra sustancia que apenas ha tenido experimentación en humanos, que es una curiosa formación con un núcleo de benzeno y dos anillos furánicos acoplados a los lados, que es una variación compleja del potentísimo DOB, y que al contrario que la mayoría de los derivados que se están sacando al mercado de otras sustancias prohibidas, este es más potente que el compuesto de referencia.
Es el llamado Bromo-Dragonfly o Libélula, por la forma que tiene la molécula.
Sus dosis para humanos oscilan entre los 100 microgramos o millonesimas de gramo para una dosis mínima y los 800 microgramos para una experiencia de máxima intensidad, cuando la sustancia es pura.
El precio de esta sustancia es bajo debido a la cantidad necesaria para producir sus efectos.
Ahora mismo por unos 350 euros se pueden comprar 100 miligrámos de Br-Dragonfly, lo cual serían unas 1000 dosis suaves.

Es importante decir que este año se ha comunicado una muerte en la que esta sustancia se ha visto implicada en Suecia. Un hombre de 20 años murió tras tomar una cantidad desconocida de esta sustancia y otro amigo que también la tomó sobrevivió tras ser tratado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital.
El peligro que supone ingerir estas sustancias de por sí casi desconocidas, en este caso se multiplica al tener que ingeniárselas para medir dosis tan extremadamente pequeñas, y que sólo se pueden medir con precisión con material profesional y de muy alto coste.

Hay otra variante de esta misma sustancia, que sería la "libélula" equivalente al 2C-B, y su nombre es 2C-B-FLY, y que también es más potente que la sustancia de comparación, pero que su margen se encuentra en miligramos y no en millonesimas de gramo. También se puede encontrar ocasionalmente en el mercado legal de RC's.

Ahora mismo hay en la webs más accesibles las siguientes sustancias:
Methylona o bk-MDMA, Ethylona o bk-MDE, bk-MBDB, DIPT, 5-MeO-DET, 5-MeO-DMT, 2C-I, 2C-E, 2C-T-2, y Br-Dragonfly.

Todos ellos research chemicals, que con toda seguridad casi nadie usaría si tuviera a su disposición de forma legal otras sustancias mucho mas conocidas, estudiadas y seguras para el hombre.

Consecuencia de esta guerra perdida contra las drogas.

martes, 13 de febrero de 2007

Cómo comprar drogas legales en internet (I)

** Para quienes buscan ayuda a la hora de moverse por los mercados de drogas en internet y la darknet usando TOR y pagando con Bitcoin, mejor esta otra entrada: 



Y ahora, ya pueden seguir leyendo si es lo que deseaban. **

:)


He dudado sobre que nombre ponerle a esta entrada, porque me venía a la cabeza continuamente una mezcla abigarrada entre el Rock'n'Roll Circus de los Rolling Stone y el absurdo cómico y genial de los Monty Python Flying Circus.
Espero que al final de esta historia de hoy entendáis el porqué.

Voy a hablar de un bien preciado de nuestra sociedad de consumo de embriagantes químicos: los "research chemicals" o RC's.
Este nombre se le daba en origen a los productos químicos que se encontraban en fase de investigación, y que por lo tanto se suponía que no se conocían todos sus posibles efectos secundarios -o primarios- y algunos de los riesgos que podían conllevar su uso en humanos.

Las primeras prohibiciones sobre fármacos psicoactivos tuvieron su origen en increíbles paranoias raciales, en el deseo de gravar con impuestos hábitos ajenos, o en la búsqueda de una sociedad limpia de todo rastro de embriagantes, como ocurrió con la Ley Seca en USA.
En el caso de la Ley Seca, al ver fracasar la prohibición y el mercado negro, la corrupción y la destrucción de las instituciones que propició esa estupenda idea, supieron dar marcha atras y volver a permitir al pueblo que gestionase su relación con el alcohol.

Con el resto de las sustancias prohibidas no tuvieron esa consideración aunque en muchos casos había muchas mas razones médicas y sociales para permitirlas de nuevo.
La segunda oleada de grandes prohibiciones llegó tras la explosión del "Summer Of Love", patrocionado por la LSD y tipos tan curiosos como Owsley como químico clandestino o Leary como gurú titulado de una generación.
En ese momento se prohibieron una buena cantidad de sustancias, de corte parecido, como fueron la LSD, mescalina, psilocibina, DMT y otras cuyas siglas no gustaron a los legisladores.

Pero el campo ya estaba abierto. Aparte de las fuentes vegetales, que trataré otro día, ya había avezados químicos dispuestos a darle al personal lo que demandaban... y más todavía. Algunos de ellos trabajaban desde el lado legal, como Shulgin y Hofmann, pero eran la fuente de inspiración y conocimientos para los otros, que sintetizaban y vendían los compuestos que ellos habían creado.

Quedaban muchas drogas sintéticas y naturales por prohibir, y por ahí siguió la cosa, hasta la llegada de la MDMA o el éxtasis. Sustancia con propiedades cuasi-mágicas para la relación interpersonal, su uso y popularización acabó desembocando en una prohibición atroz, venida de la todopoderosa DEA (Drug Enforcement Administration) que a estas alturas de mediados de los 80, ya tenía poderes especiales como para poder prohibir algo, y justificarlo un año después.

Y a partir de ese momento, llegó la salvaje explosión... equipotente al verano del amor, pero con otro tinte, menos floreado.
La química iba muy por delante de la ley, unos creando, otros prohibiendo sin razón, y en medio una multitud de jóvenes y no tan jóvenes en busca de un Santo Grial para su psique, o sólo para un buen rato en el fin de semana.

Había cientos y cientos de sustancias, de todas las familias químicas, aunque principalmente feniletilaminas y triptaminas, con efectos muy parecidos a aquellas prohibidas. El conocimiento de las mismas no era ya algo reservado a los iniciados, sino que era público y en crecimiento exponencial gracias a internet.

Y así nacieron los RC.
Actualmente la legislación de los diferentes países difiere en determinadas sustancias, que aún no han caído bajo la mirada de algún estúpido legislador. Así que aprovechando que había sustancias muy similares a las prohibidas que no lo estaban, y esos bordes no definidos de algunas leyes, algunos se lanzaron a vender a través de internet esas sustancias, bajo el epígrafe de "Research Chemical, not for human consumption".
Así que nos vendían el prometido éxtasis o enteógenos de potencia descomunal (de varias veces de duración comparada con cualquier de las sustancias ya prohibidas), pero era sólo con propósitos de educación o investigación y no para consumirlos. Vale, acepto.
Como dicen en Marruecos algunos rifeños, "vale, vale, pero para mi la sandia grande".

Florecieron en el margen de la carretera de la ley cientos de sites que las vendían.
Hasta que una operación de la DEA, llamada "Web Tryp" cerró varias de esas empresas haciendo uso de la Ley de Análogos, por la que cualquier sustancia química o farmacológicamente parecida a una prohibida, está prohibida también. La prohibición al cubo.



Eso no acabó con el chiringuito, sino que como todas las leyes que reprimen un deseo humano, sirvió para aumentar los beneficios -a modo de promoción y subvención- de los que quedaron, mudándose a otro país o operando desde Canadá, Japón, Alemania, Bélgica.

Y ahora podemos, legalmente y sin movernos de casa, comprar sustancias puras, extremadamente psicoactivas, a precios diversos.
Algunos sitios que actualmente funcionan son, por ejemplo, http://canadarc.ca o http://www.bravo-trading.com/Research_chemichal.htm por citar a dos de los más conocidos, y no de los más baratos, en los que el catálogo de drogas va cambiando por épocas, pero nunca decrece demasiado.

Puedes comprar 2C-I, 2C-E, 2C-D, 4HO-DIPT, 5MEO-DET, 5MEO-DMT (un pariente de ese DMT que prohibieron hace casi 40 años, pero 5 veces más potente), DIPT, DPT, y Methylona, que no es más que la molécula del éxtasis a la que le han cambiado un par de hidrógenos por un oxigeno en el carbono beta de la cadena etilaminada).

Hay otras empresas, más serias en cuanto a su trato con la ley, que al contrario que estas, te piden ciertos requisitos: un sello de una empresa y una firma, para las sustancias que ellos mismos anuncian como "no restringidas" o "not scheduled". Entre ellas están la poderosa Sigma-Aldrich, el gran gigante químico mundial, o www.thc-pharm.com de origen alemán, pero que aunque pretenden tener un revestimiento de legalidad absoluta, no dejan de ser empresas que quieren vender productos... y nuestro país, por suerte, no es los USA.
Vamos, que a cualquiera que no sea un completo inútil, son restricciones que resultan poco difíciles de esquivar.

No han aprendido los dirigentes y beneficiarios (¿o sí?) de la guerra contra las drogas, de situaciones ya vividas. Sin remontarnos a la Ley Seca, hubo un premio nobel de economía (si no me falla la memoria) que hace unos años predijo que las restricciones de precursores químicos como el éter y la acetona a los países productores de cocaína, acabarían creando alguna otra forma de sustancia y consumo que evitase la necesidad de los mismos.
Aquello llegó en forma de epidemia a los USA (el consumidor del 70% de la cocaína mundial) con un nuevo nombre y propiedades increíblemente más peligrosas y adictivas: el crack.

Convertida en dogma de fe, la guerra contra las drogas ha dejado de ser un experimento científico, que como cualquier otro, se somete a controles y revisiones para ver si funciona o no. Y perdiendo como llevan años los prohibicionistas por goleada, deberían empezar a pensar en la otra alternativa: despenalizar.
Aunque sea pecado tan sólo decirlo.