viernes, 13 de julio de 2018

Mercurio, cannabis y el silencio como cómplice necesario.


Mercurio, cannabis
y silencios cómplices.

A petición de muchos usuarios de cannabis y gente del mundo del cannabis en España, publico esta información sobre mercurio en productos derivados de cannabis que están siendo vendidos a enfermos en todo el país.

Hace ya más de un año, una conocida lobbista del cannabis (que tiene además una fundación privada, camuflada como “observatorio del cannabis”) recibió la confirmación analítica de que varios productos (que habían mandado a analizar, para comprobar si eran ciertos los porcentajes que ofrecían en su publicidad) no sólo no cumplían con las cantidades que decían tener de compuestos como el CBD, sino que además estaban CONTAMINADOS CON METALES PESADOS, y concretamente los altos niveles de MERCURIO se llevaban la palma.


Esa información, en lugar de agradecerla y divulgarla para que los enfermos pudieran protegerse y los productores, dejar de vender productos que contenían compuestos tóxicos, no fue recibida con agrado. Lo cierto es que el análisis que se buscaba -parece ser- sólo requería comprobar y cuantificar algunos compuestos, pero que el laboratorio (en un impecable trabajo) había realizado otros análisis a mayores con esas mismas muestras y había analizado la presencia de metales pesados, saltando la alarma sin esperarlo.

En ese momento, eran 4 muestras de 5 totales (un escandaloso 80%) las que no eran aptas para consumo humano

Lo lógico hubiera sido informar a los usuarios en ese mismo momento, pero no se hizo. ¿Por qué? La trepa que controla dicha información ha construido su nueva carrera sobre el cannabis, mostrándose en los medios como si su vida fuera la lucha por los enfermos que usan la planta. En realidad (podéis preguntar que siempre es bueno) esta tipa sólo trata con su grupo de “clientes acólitos” y -como reza en la fundación privada que controla- no atienden a enfermos y que sólo aceptan donaciones en dinero.

El problema es que si contaba lo que sabía (que hay vendedores que están sacando al mercado productos con mercurio, que es un contaminante y tóxico del primer orden) iba a recibir el aplauso de los enfermos que están siendo engañados... pero también el desprecio y cabreo de las empresas y los grandes grupos dentro del cannabis que están implicados. Y eso, cuando dependes de las donaciones que te hacen esas mismas empresas, no es una buena idea, porque pueden cerrarte el grifo.

Así que esta "mantis religiosa" del cannabis, en lugar de poner por delante a los enfermos que están siendo envenenados con un producto que contiene MERCURIO y divulgar la información, optó por callarse y dejar que los vendedores siguieran con el negocio mientras los enfermos recibían más mercurio en sus cuerpos.



¿Cómo justificó el silencio ante la gente que también conocía la información?

Esa información, en principio, iba a ser divulgada hace un año en un congreso sobre cannabis. Pero no se hizo, y la justificación que inventó esta lobbista era que esos análisis químicos no eran válidos porque “no se habían realizado bajo un protocolo de DOBLE CIEGO”. Un excusa falsa y vergonzante, porque equivale a decir que “el laboratorio miente” y que necesitas que otro laboratorio lo compruebe. ¿Por qué? Porque el entorno de doble ciego en un estudio (no en un análisis químico de una muestra) está hecho para que ni quien administra una sustancia ni quien la toma, sepa si administra o toma un placebo (inerte) o toma realmente un compuesto activo o droga, ya que las expectativas -tanto del investigador como del sujeto- pueden influir en los resultados, y de esa forma se elimina esa posibilidad.

Como puede imaginar el lector, nada tiene que ver analizar químicamente una muestra con administrarle drogas o placebo a un sujeto, y el método de doble ciego (que era la excusa que utilizó para no revelar los escandalosos resultados) no se puede aplicar más que a la interacción entre seres vivos. Que tú pienses que en una muestra hay oro y creas que lo vas a encontrar cuando lo analices químicamente, no crea oro ni interfiere con la composición de la muestra; ese es el equivalente a lo que la lobbista cannábica argumentaba para no revelar que se vendían productos con mercurio.

Eso ocurrió hace más de un año ya, y el silencio cubrió el asunto: sólo 1 de la muestras analizadas podía sentirse orgullosa de vender un producto sin tóxicos. Las demás no, pero prefirieron callar....

En este año de silencio cómplice, en el que se siguió vendiendo a enfermos productos con mercurio, uno podría imaginar que (al menos) habrían hecho lo que fuera necesario para dejar de sacar al mercado un producto de cannabis con mercurio. 

¿Sería lo lógico, no? Pues no. De eso nada, monadas.

Este año se repitieron las pruebas (no podían seguir haciendo como que no había pasado nada), se pidieron a dos laboratorios diferentes (para fingir el paripé del falso “doble ciego”) y se incluyeron otras muestras a analizar. En concreto fueron 14 muestras las que se analizaron y... a que no imagináis lo que pasó? Exacto, la mayoría de las muestras contenían mercurio, como el año pasado. 

¡¡Cerca de 2/3 de todas las muestras no resultan aptas para ser consumidos por humanos o animales por la presencia de MERCURIO!!

¿Y ahora qué? ¿Se habrán publicado inmediatamente esos resultados, que afectan a un montón de inocentes que están intoxicándose con productos de cannabis defectuosos llenos de MERCURIO?




Pues no. No se ha publicado esa información y es posible que no se publique, ya que está en manos de la lobbista del cannabis (sí, la del falso observatorio que funciona como fundación privada) y vuelve a tener el mismo problema: sus ingresos y su juego mediático dependen de que un montón de cómplices, en el cannabis hispano, la sigan apoyando. 

Si revela que un montón de productos de cannabis que se están vendiendo y recomendado (ella no vende, directamente) a enfermos, está disparando al corazón de los que le hacen jugosas donaciones económicas. Si calla, por otra parte como lleva haciendo ya más de un año, los únicos perjudicados son los enfermos (porque ella sabe qué productos contienen mercurio y cuáles no, pero los enfermos no lo saben).

Así que, como parece ser, ha optado porque se jodan los enfermos y que sigan metiéndose mercurio.

Y digo que parece ser porque esta información, comencé a recibirla hace 20 días mientras estaba de vacaciones (es decir, no estaba buscándola yo) y desde entonces, la cantidad de información que me han facilitado distintas personas es mucha; todos con la esperanza de que fuera yo quien la publicase ya que -como me aseguran- desde el entorno del cannabis en España no lo van a publicar si no les obligan....

Una última cosa.
Sé que hay muchos grow-shops en España ahora mismo que son conscientes de esta información, y que están preguntando desesperadamente cuáles de las cosas que venden llevan mercurio y cuáles no, porque no quieren vender veneno a sus clientes... pero eso sólo tienen una forma de evitarlo de verdad. Me explico y con esto termino.

Tal vez, en esta ocasión (porque algunas buenas personas estaban realmente preocupadas del daño que se hace a los enfermos al permitir que tomen productos con mercurio y dieron la alerta, aunque fuera a escondidas) se llegue a saber, de esos productos analizados, quiénes sobran por ser tóxicos. Tal vez esta vez puedan llegar a saberlo, ya que parece que hay cierto “ruido” con el tema y tal vez termine por conocerse totalmente. Pero lo normal es que no lo sepan si no se encargan ellos mismos de hacer los análisis...

Preguntarle al vendedor, o al distribuidor, no vale de nada. Os dirán lo que quieren que escuchéis, como han hecho hasta ahora ocultándoos que compráis venenos con mercurio. 

Esperar que una lobbista (aunque vaya de enfermita activista, fake para dar pena) que vive y recibe donaciones de los grandes grupos del cannabis, cuente la verdad, es igual de inútil; no le ha costado estar un año callada permitiendo que muchas personas se intoxiquen con mercurio....

Como conjunto de empresas, como sector, los grow-shops debéis empezar a agruparos para ofrecer ese valor extra que -por definición- nunca podrá daros quien esté implicado y viva del cannabis. Ese valor extra es poder decirle a tus clientes que el producto que les vendes, está libre de mercurio y otros metales pesados, porque VOSOTROS MISMOS HABÉIS ANALIZADO LOS PRODUCTOS.

Para esto, no hace falta que lo haga cada grow-shop, sino que con un análisis que se haga, la información vale para todos, con lo que los costes disminuyen mucho si eso se hace como colectivo y poder decirle al cliente -con certeza química- que no le estás vendiendo venenos como hacen otros.

Es algo que muchos valoraríamos fuertemente. Pensadlo.

Mientras tanto, recordad que tenéis (muchos de vosotros posiblemente) las despensas de ciertos productos, llenas de mercurio y otros metales pesados. De vosotros y vuestras decisiones dependerá que esté suceso del mercurio (aún sin resolver) no vuelva a suceder, porque sea imposible.

Mi apoyo a todos los afectados por el mercurio en productos derivados del cannabis.

Drogoteca.


-+-+-

PD: Hoy, tras este fin de semana en el que la gente parece haber tomado conciencia -de lo del tema del mercurio en los aceites y otros productos de cannabis- he recibido innumerables peticiones y llamadas para que "liberase todos los datos que tenía" o para que dijera qué marcas (muchas de ellas son marcas de 1a fila, de esas que patrocinan todos los eventos cannábicos y no quieren que se publiquen esos datos) son las que están vendiendo productos contaminados con mercurio.


Y he explicado, de nuevo, por qué no lo he hecho ya: aunque tenga las analíticas de las muestras con todos los datos del análisis, esas cosas no llevan el nombre de la empresa escrito sino que se identifican como "Muestra-1", "Muestra-2" o algo similar, dependiendo de cada técnico y laboratorio. Es decir: YO NO SÉ CUÁLES SON LAS MUESTRAS VENENOSAS..... sé cuántas hay, sé que hay otras que no están contaminadas, pero no sé cuáles son las tóxicas y cuáles las limpias.


Otras personas, del entorno de la reducción de riesgos y de los análisis a drogas, me han pedido que -aunque no tenga la relación de los nombres de las muestras- libere los resultados de los análisis POR SER UNA CUESTIÓN DE INTERÉS PÚBLICO ya que se sigue envenenando a enfermos, sin informarles de que les están vendiendo productos tóxicos. Es una de las cosas que pensé en hacer, pero cuando lo comenté con mi informante, este me dijo que no lo hiciera (y siempre respeto a mis fuentes). Cuando le pregunté por qué, me hizo ver algo que era cierto y no había caído (y que incluso yo mismo hago a veces): si liberaba los datos, podía dejarle con el culo al aire...


Aunque no era el único que tenía acceso a esos datos y los conocía, a veces (precisamente para perseguir filtraciones) en dos emails o informes exactamente iguales, se cambia una coma, o una tilde, o un número por otro parecido. ¿Para qué? Para que si se filtra el documento, quien ha dejado esas marcas puede saber quién lo ha filtrado. Así que como ante publicar algo o dejar con el culo al aire al "whistleblower" que ha dado la voz de alarma, siempre elegiré proteger a quien se la ha jugado... no hay nada que hablar en ese tema de liberar los emails con los análisis que tengo: no lo haré, y no es mi papel hacerlo (recuerdo y añado).

Desde que estando de vacaciones en Marruecos recibí el chivatazo de este asunto (recibí información por varios lados, pude consultar a otros y recibir más información estando allí), ha habido un montón de gente del cannabis hispano que han contactado conmigo para hablar de este tema. Y del inicio de todo esto (desde que yo lo sé) han pasado más de 3 semanas ya. Que yo sepa, personas que saben esta información ANTES QUE YO -mucho antes que yo- debe haber como unas 10 personas (que supieran hasta lo de los análisis del año pasado, que fueron los que levantaron la liebre de la intoxicación por mercurio).

Que sepan esta información sin contar lo de los análisis del años pasado (este año se analizaron casi el triple de muestras) hay mucha más gente, muchos implicados como vendedores que no quieren que esta información se libere y otros que quieren que se dé, por ser una cuestión ética de primer orden: no se puede seguir envenenando personas desde un silencio cómplice, por mucho dinero que pueda producir...

Así que calculo "a ojo de buen cubero" que debe haber -como poco- unas 30 personas que saben, en distintos grados (algunos toda la información con nombres de marcas y otros sólo los resultados) esto que yo he contado en esta entrada.

Todos ellos, salvo tal vez un par de personas que pueden ser meros "químicos analíticos o técnicos de laboratorio", son cannábicos de renombre, tienen empresas, grupos de interés, productos en el mercado y también todos ellos, capacidad para abrir un blog, una red social o la web de alguna de sus empresas y contarle a los usuarios de cannabis qué les están haciendo con el mercurio en muchos productos, y sobre todo, cuáles son.


Por si no ha quedado claro, simplifico: presionarme, amenazarme o chantajearme a mí no puede conseguir que revele qué marcas venden veneno y cuáles no, porque ese dato no lo tengo (o ya lo habría liberado el primer día). Normalmente esos métodos conmigo suelen surtir el efecto contrario, pero en este caso es una imposibilidad absoluta: no puedo dar el dato que no tengo, y no tengo los nombres con su número de muestra... aún.


Si realmente alguien quiere saber qué productos están envenenados con mercurio y se llevan vendiendo todo este tiempo -con el concurso silencioso de las empresas y personas que tienen los resultados de estos análisis- deberían exigirlos a quienes legalmente son sus dueños; ¿quiénes tienen esos análisis desde hace 1 año ya? Pues quienes los encargaron, y seguramente, las marcas que estaban siendo estudiadas y analizadas.

¿Y los análisis actuales con más datos y más marcas? 
Pues lo mismo: quienes los encargaron, y seguramente las marcas que estaban siendo analizadas.

Y como ya he comentado, se me hace raro que las marcas (y las que de ellas reciben apoyo y donaciones) liberen información contra ellas mismas.... pero algunas sí podrían hacerlo: justo las que no estaban en los primeros análisis de hace 1 año y sí están en los de ahora.... Esas marcas no han estado callándose lo de los enfermos intoxicándose con mercurio, así que son las únicas que -si son inteligentes- en cuanto puedan liberarán esa información (o parte de ella) para dejar claro que ellas no son responsables de 1 año de fraude y envenenamiento con mercurio de enfermos a quienes les vendían productos teóricamente "analizados y controlados".

Sólo esas marcas (en el primer análisis creo que hubo 5 muestras y en los segundos 14 muestras), esos 9 que no son cómplices de 1 año de envenenamiento a los enfermos, pueden (y deberían hacerlo cuanto antes) liberar todos o parte de los datos, hasta que los usuarios podamos completar el puzzle.

Mientras, si ni tu grow-shop ni tu distribuidor puede asegurarte QUÍMICAMENTE que sus productos no tienen mercurio y otros tóxicos, abstente de comprar (y empieza a autocultivarte tu cannabis).

:))









jueves, 5 de julio de 2018

Psicosis y cannabis: ¿asociación real?


Psicosis y cannabis.

Siempre nos dijeron que el cannabis te podía volver loco, pero nunca que podía ser usado para rescatar personas en la locura y el sufrimiento de distintas enfermedades mentales. El mantra fue -y es- aún algo constantemente repetido: el cannabis crea esquizofrenia. Pero no era cierto, sino que era la interpretación torticera de unos datos que tenían sencilla explicación.

La esquizofrenia -palabra que viene del griego schizein que significa “dividir” y phren que quiere decir “mente”- es un trastorno que aparece casi en el mismo porcentaje en toda la especie humana: aproximadamente entre un 1% y un 2%, dependiendo de los criterios diagnósticos. 

Es una “constante” que aparece en todas las civilizaciones y que parece ser algo menor en los países menos desarrollados, y en los desarrollados alcanza el máximo exponente entre las personas “sin hogar” que llegan a arrojar cifras en torno al 30-40%.

El término incluye varios trastornos distintos pero que tienen en común que resultan en trastornos mentales de tipo grave, crónicos, y que alejan a la persona del contacto con la realidad por los problemas perceptivos y de autoconciencia que genera en el sujeto. 



Este trastorno suele debutar -ese es el término clínico- en la adolescencia tardía y adultez temprana. ¿Por qué? La falta de ajuste de la persona con la realidad que vive, es más difícil de conciliar en la medida en que la persona va ganando roles de adulto (autonomía) frente a los de menor (receptor de cuidados), siendo llevado con más facilidad por los acontecimientos -intrínsecos en la propia existencia- a ese punto de ruptura que se conoce como “brote psicótico”.

¿Qué puede hacer que una persona llegue al brote? 
¿Todas somos susceptibles?

Pues no todos llegan a ello, y como decimos sólo un pequeño porcentaje de personas se ven arrojadas a la psicosis y la dura batalla de la enfermedad mental, y es que para que ocurra debe existir una predisposición que es idiopática (o propia del sujeto) más un contexto favorable para la aparición del brote. 

Ese contexto puede ser desde una noticia emocionalmente intensa, como la muerte de un familiar, amigo o mascota, la ruptura de una relación afectiva, el ejercicio físico extenuante y la falta de reposo a cualquier alteración grave que “descoloque” al sujeto frente a la realidad que tiene que gestionar. Eso incluye el uso de drogas, desde alcohol a cannabis, desde cocaína a LSD.

Por supuesto que unas sustancias tendrán un mayor potencial que otras para descolocar al sujeto en función de su farmacología y efectos. Atendiendo a ese punto, sí se puede considerar que las sustancias con un perfil psiquedélico como la LSD, los hongos psilocibe o la DMT, sí son sustancias más complejas de manejar en los aspectos perceptivos, y por lo tanto son más proclives a ser “la gota que colma el vaso” de una mente que sólo esperaba el momento adecuado para manifestar su condición.

Dentro de ese grupo de sustancias, se incluye el cannabis también. El cannabis no sólo tiene efectos como depresor, ansiolítico y analgésico. Los efectos psíquicos del cannabis -los agudos para quienes no están acostumbrados- son de tipo psiquedélico, aunque incomparablemente más suaves que los de drogas como la LSD.

¿Por qué se dice eso del cannabis entonces?

Dado que la edad de inicio de consumo de cannabis suele coincidir con la adolescencia y primera adultez, es un hecho que coincide temporalmente con la edad de manifestación de estos trastornos. Y como el cannabis es la sustancia más frecuentemente usada como “fetiche de adolescencia” con el que violar alguna norma, las posibilidades de que en un grupo de jóvenes que consuman cannabis haya alguno que pueda desarrollar psicosis, no son cero por desgracia.

Pero culpar del trastorno a algo que -simplemente- ha provocado su manifestación, es rizar el rizo. Los psiquedélicos lo llevan escrito en su nombre: expanden el alma o mente. Simplemente, no todas las mentes necesitan “ser expandidas” ni responden bien a dicha experiencia; no todas las personas gustan de las mismas drogas, como tampoco de las mismas películas, relaciones o situaciones, en los distintos momentos de su existencia.

Lo que la ley frenó: cura para muchos males.

Ahora resulta que la vinculación de la palabra psicosis con el cannabis no es exclusivamente negativa. Hace unos días, el presidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEP), Miguel Casas, salía rompiendo una lanza a favor del cannabis, cuando dijo que se estaban esperando avances en la farmacología de derivados del cannabis con resultados espectaculares. Apuntó también que hay derivados del cannabis, como también de la cocaína o el tabaco, que actuaban “mil veces más rápido” que los fármacos con los que se tratan actualmente las dolencias en salud mental.

Así mismo remarcó que a pesar de que desde la antigüedad se usaron de forma terapéutica la mayoría de las sustancias actualmente calificadas como drogas, la prohibición provocó que durante más de 50 años la investigación con estas sustancias estuviera detenida en la práctica, por lo que a día de hoy no se conoce tanto como nos gustaría los efectos terapéuticos aplicables a los pacientes de distintas patologías.

El reconocimiento textual que hacía Miguel Casas al cannabis no es menor, tratándose de quien se trata y teniendo en cuenta el habitual sesgo prohibicionista en los profesionales de la “patología dual”; su presidente lo dejaba meridianamente claro con sus palabras: El cannabis tiene entre 60 y 200 sustancias y sólo conocemos cuatro, al igual que del tabaco o de la coca. El opio ha sido el medicamento de la humanidad y se ha prohibido durante 50 años investigar sobre el efecto que tiene. Esto lo tiene que hacer la industria farmacéutica, pero existe un miedo a plantear esta investigación, que es muy cara, porque hay una parte religiosa y semi-política en toda ella

Levantar el dedo para señalar los miedos de todo un colectivo como el sanitario y apuntar a cuestiones políticas y religiosas, es no tener miedo a decir las verdades. Hace unos días
exponíamos el caso de un niño convulsionando que cesaba de convulsionar y volvía a estar “normal” en unos segundos tras la aplicación de un extracto de cannabis en la planta de los pies. Lo contamos porque si bien es conocido el poder del cannabis para detener las convulsiones, no lo es que la vía de administración pudiera ser esa con las ventajas que presenta, tanto para el paciente como para sus cuidadores.

No es apunte ocioso, ya que señala directamente situaciones en las que un daño orgánico (en ese caso por las convulsiones) y el daño subjetivo o sufrimiento podía estar siendo paliado de forma efectiva por una sustancia cuyo único pecado es haber sido prohibida y no estudiada, como señala Miguel Casas, por razones políticas y religiosas. Eso que es claro para este tipo de pacientes, parece que se irá viendo como una evidencia en el futuro de otras patologías.

Es muy posible que en la medida en que se siga avanzando en el conocimiento de estas sustancias, y de las puertas que nos abren al posibilitarnos conocer los sistemas subyacentes que se ven afectados por su funcionamiento, abra puertas en campos tan poco esperados como el control del apetito, no sólo para pacientes que tienen problema a la hora de comer por falta de hambre como ocurre en varias patologías en las que la planta de cannabis -en sí misma- resulta efectiva: también en sentido contrario, o para eliminar un apetito excesivo que pueda llevar a un sobrepeso u obesidad. Sí, a pesar de que a todos (nosotros los fumetas) la idea nos puede resultar chocante, no lo es para el ojo de la ciencia que bien sabe que aquel interruptor que provoca un aumento de una función, también puede ser “tocado” para producir una disminución de la misma, y que por lo tanto los mecanismos subyacentes en el aumento del apetito con el cannabis abrirán la puerta a fármacos mucho más precisos, con menos efectos secundarios.

Hoy por hoy la investigación reabre la senda de lo que le estuvo vetado durante años, de forma injusta y causando daño a la población. Cuando esos caminos estén bien desbrozados, no nos extrañaría ver al cannabis como protagonista en la cura de las distintas manifestaciones psicóticas o de otros procesos en salud mental, pero tampoco como estrella farmacológica para conseguir ese tipo deseado de cara a la “operación bikini”. 

Las posibilidades son inmensas, y en este campo veremos un importante avance de los usos posibles del cannabis como planta, también, gracias a las variedades CBD que se están sacando al mercado: colocar “no colocan” tanto, pero funcionan terapéuticamente de maravilla y es lo buscado en este caso.

Y es que cuando se abren las puertas del conocimiento, todo puede ser posible con el cannabis: de enemigo a aliado de la salud mental. 


Texto publicado en Cannabis.es originalmente.