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martes, 29 de septiembre de 2015

Marihuana Sintética: la muerte se coló en los grow-shops


Este texto fue publicado en el portal Cannabis.es y esperamos que os guste, sea útil y sirva de advertencia sobre una basura que no tendríamos cerca si el cannabis fuera legal.

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Marihuana Sintética


Recuerdo con cariño la época en que se podía comprar un montón de plantas psicoactivas en los grow-shop de España. No era difícil encontrar corteza de San Pedro (la parte verde que más alcaloide mescalina contiene) o esas “sleeping bags” que se vendían como “ayuda para el sueño” y que por algún mágico efecto te hacían dormir cuando lo que contenían era una dosis de setas con psilocibina, y obviamente la gente no las compraba para dormir ni para ponerlas debajo de la almohada, ni el San Pedro lo usan para “eliminar las radiaciones que emite el ordenador” -se vende con ese mito en muchos lugares- sino que ambas cosas, normalmente, la gente se las comía.


No fueron los únicos productos no cannábicos que vimos durante tiempo en los grows: semillas de rosa lisérgica con la amida del ácido lisérgico, Lactuca virosa para producir “lactuario” (una especie de opio), salvia divinorum, efedra, ayahuasca... etc. Había muchos, hasta que una ley que sacó el gobierno en el año 2004 sobre plantas “tóxicas” dejó las estanterías vacías de todos esos bienes que hasta entonces se podían conseguir sin problema.

Todas estas plantas, eran legales hasta ese momento (su venta) y dejaron de serlo, evitando que se vendieran en Grow-Shops porque, como se dijo en aquel momento, eso causaba alarma social.
Pero todos estos productos tenían una cosa en común, y que comparten con el cannabis o marihuana: ninguno de ellos había matado nunca a un ser humano.

La barrida del 2004 contra las “plantas mágicas” que se podían adquirir con facilidad, aunque se vistió como una ley sobre el medicamento y la botánica, era una bala dirigida a la comunidad psicoactiva del país: “no os vamos a dejar usar drogas, y si son legales las prohibiremos”.
Nada nuevo por otra parte, o nada que no pudiéramos esperar de los políticos que nos quieren y nos cuidan.

Desde entonces, en los grows, apenas se pudo vender nada que no fueran semillas y abonos. Hubo algunas cosas que resistieron (aun lo hacen) como puede ser la psilocibina -ahora en forma de trufas mágicas- y la mescalina del San Pedro, que ahora en lugar de venderse como corteza ya seca, se vende como el cactus vivo, lo que es totalmente legal por motivos ornamentales.

El gobierno de turno, en su afán de que no nos pase nada malo, nos había quitado el acceso a un montón de productos que, sobre todo, no mataban. Como el cannabis. Plantas con miles de años de uso que no mataban.


Superando el bache.

Fue un palo para los grows, porque mucha gente que no es fumadora o usuaria de cannabis, tenía una relación frecuente con el grow, para otras muchas plantas distintas y eso fue un ingreso que rápidamente dejaron de tener.

Por esos mismos años empezábamos a escuchar hablar de los “legal higs”, tal y como les conocemos ahora, porque hasta entonces buena parte de los “legal highs” habían sido esas plantas o semillas que buscaban darte una experiencia psicoactiva sin tener que cruzar la barrera de la ley. Pero eso estaba a punto de cambiar; llegaban los nuevos “legal highs”, que no podían ser esas plantas ya prohibidas, y ahora eran compuestos químicos de nombres impronunciables, con efectos que podían ir desde algo similar a la LSD, como a algo similar a la heroína, como a la cocaína, anfetamina, MDMA... y al cannabis. Y sí, eran legales y la mayoría, lo siguen siendo.

¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo van a prohibir plantas y setas inofensivas relativamente par dar paso a sustancias que imitan las que ya tienen prohibidas? Pues porque -hasta ahora pero no me atrevo a decir si seguirá siendo así en el futuro- nuestro modelo legal y mercantil no opera sobre el mercado mediante prohibiciones, no mediante regulaciones, con lo que lo importante es si la sustancia está fiscalizada (prohibida o controlada) ya que si no es así, la sustancia es legal con nuestra legislación en la mano. Con la nuestra y con la del 99% del planeta.

Pensar que si una sustancia está en una tienda en venta al público, tienes seguridad si la compras y la usas porque “si no fuera segura no la venderían así de fácil”, te puede costar la vida. Y no serías el primero. Estas sustancias, los “legal highs”, tienen su mercado e interés en dos puntos: imitan drogas prohibidas y son legales. Ambos son igualmente importantes, porque el primer punto hace que el consumidor lo quiera como sustituto y el segundo que se sienta confiado dado el status legal del producto.

No paso mucho tiempo tras la prohibición de las plantas hasta que pudimos ver cómo algunos grow shops, empezaban a poner a disposición del público “esas sustancias legales”. En aquel momento, el conocimiento general que se tenía sobre estas drogas, era bastante bajo. Sustitutos legales, que era lo que importaba. Pero eso no tenía por qué ser malo indefectiblemente: la 2C-B entre otras muchas se ha vendido, en algún momento de su historia (antes de ser ilegales) en grow-shops o head-shops.



Pero, POR SUERTE, el estado español está bastante bien surtido de drogas ilegales. Todas esas sustancias prohibidas, aunque lo están, no resultan difíciles de conseguir aquí. No necesitamos sustitutos de la cocaína porque nos tenemos el mercado llena de ella, no necesitamos sustitutos del MDMA por la misma razón y porque resulta sencillo de conseguir, y no necesitamos sustitutos del cannabis porque tendríamos cannabis para abastecer a media Europa (¿o ya lo hacemos?).


La droga más peligrosa del mundo: 
cannabinoides sintéticos.

Antes de que nadie me chille por es afirmación, aclaro que ese apodo se lo han puesto a casi todas las drogas en algún momento dado, pero en este caso creo que es la primera vez que se podría usar sin miedo a estar “equivocándose mucho”.

A diferencia del cannabis, la falsa marihuana o cannabinoides sintéticos, matan y lo hacen con relativa facilidad. Tenemos casos de personas muertas con una sola calada del producto, o fiestas de facultad que se han convertido en un paseo de ambulancias con una veintena de jóvenes hospitalizados. De momento se estima que 1 de cada 8 personas que prueban estas drogas, pasan al menos 1 vez por urgencias graves (sólo una si mueren en esa) de hospital, con cuadros que incluyen delirios, problemas cardíacos, isquemias cerebrales, ataques epilépticos, muerte.... con una sola calada.

En este año, las cifras de atención que va facilitando el centro nacional de toxicología de USA dan miedo y muestran algo que ya está aquí: en enero hubo 359 “envenenamientos”, en febrero 273, en marzo 269 y en abril hemos pasado de 1500 casos. Aunque son drogas que llevan entre nosotros unos años, con mas o menos éxito, está explotando con sus peores propiedades en este momento.

Estas drogas que imitan los efectos del cannabis, tienen su origen en la investigación científica que las creó (para su uso en investigación, nada más) y la prohibición de las drogas. Sin una prohibición sobre el cannabis que te convierta en criminal por producirlo o usarlo, nunca una imitación del cannabis con gravísimos efectos y riesgos para quien lo usa, nunca hubiera tenido un hueco en el mercado. ¿Quién prefiere usar una imitación teniendo el original? Y como todos sabemos, el cannabis seguiría sin haber matado a nadie, como sigue sin hacerlo hoy.


El asunto de los grows hispanos.

Por suerte, la inmensa mayoría de grow-shops en España no venden estas basuras mortales.
Todos ellos tienen acceso a las mismas, existen distribuidores en el país y fuera de él, que les proveen de todas las “neodrogas legales” que quieran. Pero casi ninguno (hay algunos, no sé si por miserables o por imbéciles) se le ocurre vender semejante producto a un cliente. En primer lugar porque los grows no están para vender imitaciones de cannabis, sino para el cultivo del mismo. Y en segundo lugar porque un problema con un cliente y esas sustancias, les traería una cascada de problemas legales que nadie con dos dedos de frente quiere pasar. Y el motivo extra: su cliente se pueden matar -o quedar vegetal en una silla de ruedas- con esos productos que la mayoría no vende.

Si bien a los grows, las distribuidoras (legales) de estas neodrogas (legales) les ofrecen regularmente esos productos, cannabinoides sintéticos (hasta dentro de los líquidos para los cigarros electrónicos) y otras drogas, mi experiencia es que pasan de ellos como de comer mierda. Y bien que hacen, no se complican y no traen nada que mata a una tienda que, como las que pivotan en torno al cannabis, son esencialmente tiendas saludables y con mucho cliente terapéutico.

Pero hace dos días me avisaron de un grow-shop, que estaban volviendo a enviar paquetes con distintos productos, y que ademas de ser cantidad venían varios de cannabinoides sintéticos en su forma de “falsa marihuana”: materia vegetal en la que se ha mezclado el compuesto sintético.

No solo los grows están recibiendo estos “paquetes”, sin pedirlos ni haberse interesado por el asunto, sino que son enviados desde el Reino Unido sin identificación alguna: un sobre acolchado SIN REMITENTE con sello inglés. En estos momentos, Reino Unido está tomando medidas drásticas para luchar contra estas drogas -que fueron mencionadas en el discurso de hace unos días de la reina anunciando el plan contra ellas- y es posible que se enfrente a una prohibición que haga ilegales -allí- todas estas sustancias asesinas. Los productores lo saben, los distribuidores también, y están buscando nuevos mercados donde poder seguir vivos y ganando dinero a costa de producir jóvenes muertos.

En el grow-shop que me informó, “El Jardín de la Alegría” en Salamanca, iban a hacer con el paquete lo que han hecho con otros similares: tirarlo a la basura nada más verlo. Pero en esta ocasión les hizo gracia la variedad y la cantidad, así que me preguntaron si me interesaba... y claro que me interesaba!! Hay que avisar a todos los grows de lo que está pasando, porque con estas drogas, una calada puede ser bastante para quedarte sin hermano, novia o amigo.

En el paquete que está enviando la compañía inglesa, hay 25 paquetes preparados para la venta, de unas 12 especializades distintas, que incluye los siguientes nombres: Sensate, Hooter, Focus, Sirius, Armageddon, Genesis, ReGenesis, Bamboo, Fiji Wave, Fiji Wild, Chillout.
Sólo uno de ellos, da una indicación de su contenido (posible): un sobre con metiopropamina, una pseudoanfetamina legal, pero no indica ni pureza ni dosis ni nada. Solo pone su nombre en rosa, pero nadie te asegura que el compuesto sea ese.

No sólo están buscando nuevos mercados, sino que lo hacen sin importarles nada quien reciba dichos paquetes: muchos de los que lo han recibido, lo han dejado en casa (en otras ocasiones) y han terminado usando “algunas de las drogas que venían”, sin saber cuáles ni cuánto, ya que dentro del sobre sólo está el polvo para esnifar o el producto vegetal para fumar. Ni una indicación en todo el paquete de cómo proceder con eso.

O sí, una bien grande: 
NOT FOR HUMAN CONSUMPTION.




Para terminar, quiero comentar que hace unos días, una persona de la administración, responsable del área de drogas de una comunidad autónoma, me enviaba una consulta sobre una droga que (textualmente) “hace los efectos de la marihuana y es legal”. La consulta venía remitida por una profesional que trabaja con menores en centros especiales (con tutela judicial) porque habían detectado que algunos chicos en un centro, fumaban esa droga pero no daban positivo a los test de THC, y ellos no tenían idea de qué podía ser.

El nombre por el que la llamaban los chicos no podía ser más ingenuo: “tabaco feliz”.
Tabaco feliz a una sustancia que te puede matar con una calada. Y todo esto porque seguimos en un mundo en el que la mejor protección y más segura contra ese tipo de drogas, los cannabinoides sintéticos, es el cannabis pero nosotros lo tenemos prohibido.

Ahora, tú decides: ilegal fumador de cannabis natural, o muerto legalmente por cannabinoides sintéticos.
Elige salud, elige ser ilegal.... al menos en esto.



Drogoteca.



jueves, 2 de enero de 2014

Los ecig y la tecnología de la reducción de riesgos en el uso de drogas




Los Ecig: tecnología y reducción de riesgos en el uso de drogas.

Llevo casi 30 años fumando tabaco, y sé que el tabaco será la causa más probable de mi muerte si nada cambia. Así de clara es mi postura frente al tabaco: sé que es un suicidio, pero soy del grupo de personas que nos enganchamos a los cigarrillos hace décadas y que a pesar de haber probado cientos de drogas distintas, no había encontrado los problemas que el tabaco me ha dado en ninguna de las otras drogas que he consumido.

Hace unos meses, tras haber escuchado hablar de los ecig o cigarrillos electrónicos, me decidí a ponerme en contacto con una casa de venta de estos dispositivos para solicitarles una muestra de su producto e información.

Dos ecig: uno con batería de 900 miliamperios 
más grande a la izquierda, 
una batería con su cargador USB 
y otro ecig con atomizador de 2'4 ml
 en lugar de los 1'6 ml del modelo Go.

La primera duda que tenía era si tenían o no nicotina: yo no quería añadir el consumo de un producto nuevo -fuera adictivo o no- sino que mi objetivo ideal en ese momento era no consumir nicotina a través del tabaco en combustión. Si yo quería, tenían 3 graduaciones de nicotina distintas en sus productos y una variedad sin nicotina. Estupendo.

La segunda duda era qué servía de vehículo para esa nicotina con saborizantes y aromas. Es una mezcla de propilenglicol y glicerina vegetal. La mezcla se calienta hasta los 350 grados celsius en al atomizador mediante una batería que se carga con un puerto USB y se aspira a través de una boquilla.

La tercera duda era más técnica sobre el tipo de nicotina utilizada (su forma química) y resultó ser base libre de nicotina lo que se vaporizaba mediante calor y sin combustión. Esta duda era más técnica porque sirvió para explorar las opciones que se podrían usar con los ecig y otras drogas.

Y la compañía me envió amablemente una muestra de su producto para que lo probara, cosa que he hecho durante unos meses antes de hablar sobre ello.

Distintas esencias con nicotina -o sin ella- que se pueden usar en el ecig.



¿Qué ha pasado tras la llegada del ecig a mi vida?

El primer día que recibí el ecig de Essenz (modelo Go) simplemente tenía la intención de probarlo y emitir una opinión sobre él. No tenía ningún objetivo más en mi cabeza, porque no creía que nada pudiera sustituir al tabaco que llevaba décadas consumiendo.

Lo monté, atendí a las instrucciones que me dieron, lo rellené con esencia de tabaco con 18 miligramos de nicotina por mililitro de solución sabor RY4 -la nicotina es un veneno tan potente como el cianuro potásico y una gota de nicotina pura puede matar a un adulto- y lo probé. En un bote de esencia para ecig con nicotina de 18 mgs por mililitro y 10 mililitros, hay entre 4 y 5 dosis mortales para un adulto, y varias veces más para niños. Cuidado con quién accede a esos productos siempre!! 

Era mi primera vez engañando al cigarrillo de combustión de tabaco.

Me gustó. No era exactamente como fumar tabaco: el vapor que inhalaba no quemaba, tenía sabor agradable, y si bien la cantidad que ese modelo aportaba de vapor por cada calada no era la que a mí me interesaba por mi forma de fumar, me servía perfectamente. Y dejé estar al ecig a mi lado el resto del día. Ante mí, tenía el paquete de tabaco y el ecig cargado. Durante ese día fumé ambas cosas, pero me di cuenta pronto de que si tenía a mano el ecig, no me encendía un cigarro....

Mi ecig cargado con la mezcla de esencias 
-con o sin nicotina u otras drogas- 
que me apetece consumir.

Quienes viven conmigo se dieron cuenta muy rápido. No siendo fumadores, que una casa dejase de tener un fumador dentro soltando humo de una combustión se notaba mucho... tanto que yo mismo empecé a notar el olor a tabaco en mi ropa y la de otras personas, cosa que nunca me había pasado.

Estaba dejando de fumar tabaco y no me estaba dando ni cuenta.
No existía un mono o síndrome de abstinencia a la nicotina porque seguía manteniendo la dosis necesaria en mi cuerpo, y mientras tuviera el ecig cerca no recurría al tabaco.
Una de las primeras cosas en donde se notó fue en la economía: aunque el mantenimiento del ecig es más caro de lo que parece a primera vista (baterías y atomizadores que duran MUY POCO) resulta mucho más barato que fumar tabaco de combustión, e infinitamente menos dañino que los miles de sustancias generadas al someter a combustión cualquier materia vegetal (tenga nicotina o no).

Estaba ahorrando dinero y consiguiendo un claro beneficio para mi salud y la de los que me rodean.
La gente suele creer que lo dañino de fumar tabaco es la nicotina, y eso no es cierto.
La nicotina es la sustancia más activa del tabaco -no la única- que nos da su efecto estimulante o relajante según la consumamos. La nicotina es lo que nos mantiene enganchados al tradicional tabaco, y es la llave también para dejar de consumirlo.
El gran daño del tabaco lo provoca la combustión y el acto de meter el resultado de esa combustión en nuestros pulmones.

Cualquiera puede argumentar -no sin razón- que sería mucho más sano no inhalar nada, ni vapores ni combustiones. Es cierto. Pero la diferencia del daño causado por el tabaco tradicional frente al ecig como forma de autoadministrarse nicotina es tan abismal que personajes como el especialista inglés David Nutt augura un enorme descenso de las enfermedades asociadas al consumo de tabaco en la próxima década gracias a los dispositivos electrónicos como el ecig.

Al cabo de un mes, mi factura en el estanco se notó mucho en caída libre y la estanquera me preguntó: le conté lo del ecig y que les quitaría una buena parte del mercado. Me dijo que no lo creía. A las dos semanas, la estanquera también vendía ecigs en el estanco. Seguía acudiendo al estanco porque necesito tabaco para fumar mis porros de marihuana: sé que puedo fumarlo sin tabaco, pero me gusta con él. Pero lo que antes me duraba una semana, ahora me duraba un mes.

Empecé a realizar mis propias mezclas de esencias, con diferentes modelos de tabaco, de café, de menta, de manzana, de vainilla, hasta hacerme con un grupo de esencias con las que elaborar el sabor que me apetece fumar en cada momento, porque se pueden mezclar entre ellas sin problema alguno.

También he tenido que acostumbrarme a tener otro ritmo, para no quedarme sin nicotina, y tener la baterías cargadas siempre para cuando una se acaba, poder usar otra mientras se carga. Y he tenido que aprender a fumar-vapear de otra forma. No es igual que un cigarro: la forma de administrarse la droga no está marcada por el ritmo de combustión del cigarrillo sino por tu propio apetito.
No se trata de fumar el ecig como si fuera tabaco, sino de saber aprovechar las ventajas que ofrece.

El mantenimiento del ecig no se debe pensar sólo en el coste de las esencias. Las baterías duran cerca de un mes a buen ritmo, poco más o menos que los atomizadores. Y las dos cosas juntas, son unos 25 euros. El coste de las esencias en un fumador tipo de un paquete diario no es superior a los 5 euros a la semana, casi el mismo coste de un solo paquete de tabaco.

Yo recomiendo como consejo de salud, que quienes pasen al ecig NO intenten dejar la nicotina al hacer ese cambio. Ese no es el objetivo en primer lugar: lo primero y más importante es dejar el tabaco, no la nicotina.
Usar una dosis alta de nicotina en la esencia permite tener que dar menos caladas, ahorrar dinero y no sentir nostalgia ni el impulso de coger un cigarro. Mi consejo es que el fumador se mantenga en la dosis más alta de nicotina y cuando esté acostumbrado al ecig, que pruebe a descender en el grado que vea conveniente.

También he de decir que si no se es previamente fumador de tabaco me parece una estupidez comenzar a inhalar un producto por vía pulmonar, sea el que sea, si no es por una razón médica (como ciertos inhaladores), porque siempre tendrá riesgos aunque sean pocos, y siempre será menos dañino no introducir en nuestro cuerpo sustancias ajenas por vías poco apropiadas.

A la hora de ver el ecig como un mecanismo obvio de reducción de riesgos en el consumo de nicotina, ha habido una pequeña tontería que ha ayudado mucho a que el ecig sustituyera totalmente a día de hoy al cigarro de combustión en mi vida, y es una pequeña banda de tela con un enganche que vale un par de euros y que sirve para poder llevar colgado el ecig: de esta forma el impulso -tan habitual del fumador- de echarse mano al bolso para buscar el paquete y el mechero y encenderse un pitillo, se modifica por echarse mano al pecho y darle a un botón para que nos suministre la dosis de nicotina que deseamos.
Ese es el gasto más pequeño que he hecho en mi vida y que mayor repercusión ha tenido sobre mi salud. Debo reconocer que lo de poder fumar en los bares, conciertos, salas de espera, supermercados y cines, hace el ecig un dispositivo mucho más interesante para poder sortear las prohibiciones que hacen que no podamos fumar en la mayoría de los lugares.

La correa atada al ecig 
evita que eches mano al paquete de tabaco. 
Modifica tus costumbres!!

De hecho aunque se planea regular el uso de los ecig, el primer abordaje del asunto, a nivel nacional y no meramente local, no contempla volver a prohibir su uso en los establecimientos de hostelería porque que el “antiguo fumador de tabaco” haya podido volver a entrar al bar a tomarse su café sin tener que salir a la calle a chupar frío para administrarse nicotina es algo que está quedando atrás y se está notando en la maltrecha caja de los bares hispanos.



¿Además de para dejar de fumar tabaco se pueden usar los ecig para otras cosas?

Pues sí. Los ecig son dispositivos que calientan a 350 grados una solución para vaporizarla.
Esa misma lógica se puede aplicar con todas las demás drogas y no sólo con la nicotina.

La primera prueba que hice, en vista de que el solvente era propilenglicol, fue con hash de buena calidad. Puse una bolita en una cuchara, le eché esencia de vainilla sin nicotina (para no mezclar dos drogas) y apliqué calor con un mechero. El hash se disolvió en la esencia dejando un poso de materia vegetal. Tras filtrarlo (aconsejo un filtro de rueda, aunque cueste más trabajo y dinero) lo inyecté con una jeringuilla en el depósito del ecig. Y lo usé. Funcionaba pero poco. La principal razón es que la cantidad de principio activo (THC) en proporción al solvente no era suficientemente alta, pero servía para ver que cualquier solución de cannabinoides podría usarse con un ecig si está convenientemente filtrada para no atascar el atomizador.

Dos atomizadores ya quemados, 
entre el uso y las distintas pruebas con otras drogas.

La siguiente prueba la hice con cocaína. La cocaína tenía que estar en forma de base libre para poder ser vaporizada sin que se descomponga cerca de los 200 grados, con lo que perderíamos el efecto. Así que hice una pequeña base de cocaína que posteriormente disolví con esencia y con calor. En este caso no quedaban restos visibles y la disolución parecía limpia. Inyecté en el ecig y usé. Perfecto. En este caso, como la proporción de principio activo era más alta, el efecto fue similar al de estar fumando base de cocaína sobre papel de plata, pero algo más suave dada la proporción que usé.

Después pasé a la heroína en base (heroína marrón), y si bien era susceptible de ser utilizada de la misma forma, el grado de adulteración que suele traer la heroína, con cafeína, paracetamol y demás añadidos, hacía que aunque resultaba posible, había que concentrar mucha cantidad para percibir los efectos.

Hice algunas pruebas con otras sustancias que no merece la pena mencionar -para no dar más ideas- pero que todas venían a mostrar lo mismo: si puedes disolver una sustancia en la esencia del ecig, y esa sustancia no se descompone por el calor, puedes usar el ecig para administrarte esa droga.
Puede tener un punto interesante a la hora de manejar compuestos que son activos al vaporizarlos o fumarlos pero cuya potencia en relación al peso los hace de difícil manejo, como pueden ser los derivados alegales del fentanilo.


¿Entonces es bueno o malo?

El ecig es un dispositivo de vaporización que se puede usar para sustituir al consumo de tabaco y producir una notable mejoría en la salud de sus usuarios con la administración inteligente de nicotina. No es ni bueno, ni malo. Puede ser mejor que o peor que, pero en sí mismo es un instrumento sin más.

Que pueda ser usado con otras drogas... ¿debe entenderse como un problema? No lo creo.
Aunque he probado su funcionalidad con distintas sustancias no parece que resulte en principio interesante más que como experimento, o para poder consumir una sustancia de forma inadvertida como si fuera el consumo de la esencia. Pero no parece -de momento y con los dispositivos actuales- que se vaya a pasar a consumir drogas de esa forma, excepto la nicotina que por sus características es la óptima para el dispositivo.



A día de hoy, el consejo de sustituir el tabaco por el consumo de nicotina mediante ecig, es posiblemente el mejor consejo de salud que le podamos dar a cualquier fumador tradicional que esté cerca de nosotros. Y por su precio, bastante asequible, parece el regalo perfecto para los Reyes de este año: podéis ver dejar de fumar tabaco a personas que nunca imaginasteis que serían capaces de lograrlo.

Estupendo juguetito el ecig, que además evita que te jodas más la salud con el mortalmente dañino tabaco fumado mediante combustión..
A mí me ha convencido y, sin darme cuenta, he podido quitarme del tabaco de una vez tras décadas.

Tal vez ahora pueda pensar en morir de otra cosa que no sea de un cáncer de pulmón. :)