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jueves, 9 de junio de 2016

Prince; sobredosis de fentanilo para cerrar la UNGASS2016

El día final de la UNGASS 2016, la reunión de urgencia de los países miembro de la ONU para "abordar un cambio en la política de drogas", moría Prince de una sobredosis.

En un primer momento, esa opción fue descartada por la inmensa mayoría de medios y especialistas en USA. Hoy día ya se sabe que Prince murió de sobredosis de fentanilo. El portal especializado en cannabis y política de drogas, Cannabis.es, lo publicó -como la hipótesis más probable a pesar de lo que se decía- al día siguiente de conocerse su muerte.

Es un placer acertar, otro que se fíen de tu criterio.
Y una pena tener razón en un caso como el de Prince: muerto de sobredosis de fentanilo.



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Y ahora, Prince 


Con toda seguridad, hoy encontraremos grandes textos sobre Prince, el artista anteriormente conocido como Prince, y todo eso. Por que es cierto, ha muerto otro gran personaje en este fatídico último año que llevamos: Lemmy, David Bowie, Glenn Frey de los Eagles...

Y ahora, Prince.






Cuando anoche lo leí, se me borró la sonrisa y desde fuera debía verse -en lo que antes era mi rostro- un enorme “WTF?!”: era joven, demasiado joven. Si no había muerto en los “27 malditos”... ¿por qué iba a morir ahora? Y sin poder evitarlo, el aire de mi habitación se empezó a llenar de frases que me llevaban a ese paraíso de calidez, ausencia de dolor y calor compartido que era “Purple Rain”, la lluvia púrpura en la que él quería verte riendo...

I never meant to cause you any sorrow.

I never meant to cause you any pain.

I only wanted to one time to see you laughing...

I only wanted to see you
laughing in the Purple Rain.


Reconozco que Prince y su obra sonaban en un plano de existencia muy distinto al mío, y que podría haber pasado la vida sin saber de él. Y no habría pasado nada. 

Nada, salvo que me estaría perdiendo una pieza clave -un diamante perfecto- en la memoria colectiva musical; “Purple Rain” es uno de esos temas que por el título, tal vez, haya quien no lo reconozca a la primera pero que bastan unos segundos del tema para que cualquiera diga “sí!! sí la conozco!!” y hasta la sepa canturrear. Una de esas canciones que casi no importa cuando naciste, porque la vas a conocer sí o sí. Y es una de esas canciones con las que casi todo el mundo ha llorado alguna vez, o muchas.

Es un tótem sagrado, de esos que se hacen un vez y ya no hay más troncos similares con el que hacer otro parecido. Una canción cuya historia vale una película, un Oscar de la Academia de Hollywood, y sin querer desmerecer el resto del trabajo de Prince, vale toda una carrera. 

Si Prince no hubiera compuesto una nota más en su vida, sería igual de grande tras haber escrito ese tema y tras haber grabado uno de los mejores solos de guitarra de la historia en él. No me refiero a un solo de virtuoso gimnástico, sino de los que ves que la puta guitarra está hablando por el músico, mientras él está en trance. Delicia absoluta.

Para Prince, “Purple Rain”, se convirtió en “su albatros”: le perseguiría toda su vida, cada minuto desde 1983, mientras siguiera haciendo música. La canción fue compuesta primero en la estructura armónica y musical, y posteriormente Prince añadió la letra. No porque quisiera, sino porque no tuvo más remedio. 

Prince le envió a la preciosa -y llena de talentos- Stephanie Lynn "Stevie" Nicks, la cantante de Fleetwood Mac el tema para que fuera ella quien construyera la letra.





Ella “se meó del susto en las bragas” ante el asunto, por dos razones. 

La primera, que la canción era enorme, tenía una clara construcción épica que no era su registro habitual y a la vez estaba sujeta a ciertas necesidades de guión porque tenía que ser escrita para la película homónima. El reto era enorme y exigía no tomarlo a la ligera. 

La segunda, es que la guapísima “Stevie” tenía la sensación de que Prince quería “algo más que el que ella hiciera la letra”. 

Sé que dicho así, puede sonar fatal, pero no quiere decir -ni negar- que Prince quisiera “roce” con esa chica: sólo quiere decir que ella sabía que la elección de su persona no era puramente profesional sino que contenía “un afecto complicado” que no quiso entrar a manejar.


Así que Prince se la tuvo que escribir él solito -hay al menos dos versiones con letras distintas en algunos puntos, pero iguales en concepto- y le salió de las manos una obra perfecta. 

Para quien no se haga una idea, puede visitar la web del Washington Post animando a que todo el mundo difunda “ese trozo de las letras de Purple Rain que te capturó” y con una aplicación expresamente para ello, orientada a redes sociales.

Bien, vale. Hasta aquí la parte emotiva, la que me duele como melómano y músico que ha perdido a un creador de esos que al nacer rompieron el molde y nos dejó su alma en forma de música. Ok.

Ahora la fea, la que hace todo aún más triste, más injusto, estúpido todavía. Prince tenía 57 putos años, y no estaba enfermo de un cáncer como les pasó a otros. 
¿De qué coño ha muerto Prince?

A ese chico le encontraron tirado en un ascensor. La llamada a emergencias es muy simple: “hombre inconsciente, no respira”. La autopsia se efectuará hoy viernes, pero en principio la policía que asistió a la retirada del cadáver -fue pronunciado el “exitus” allí mismo tras no responder a la resucitación cardiopulmonar, en 10:07 a.m. 21/04/2016- ha declarado que no hay signos de violencia o extraños que hayan podido observar, que no hay nada que indique la razón de la muerte en ese ascensor.

Tan sólo 6 días antes, Prince había tenido que interrumpir un vuelo y causar un aterrizaje de emergencia para recibir ayuda médica urgente. Por supuesto los datos médicos son privados, pero Prince -como otros tantos “reconocibles”- vio los datos filtrados (los pagan muy bien) sobre la actuación médica. Y mientras su personal se encargaba de dar una explicación irrisoria -una gripe- del hospital salían informaciones que aseguraban que se le había tenido que dar un “save shot” o “chute-salvavidas” de naloxona, el antídoto de los opioides como el fentanilo o la heroína.

Venga, vamos a aceptar ambas posibilidades. 

Podía tener gripe como para tener que para un avión, ir al hospital, y volverse a casita como si nada. 

Podía tener una sobredosis mortal de no ser tratada. 


La primera opción la ha explorado mi querido David Kroll en Forbes. ¿Pudo morir Prince de una gripe? Sí, claro que pudo. La gripe mata todos los años gente, a veces más y a veces menos, y suelen ser personas con un sistema inmune disminuido para hacer frente a una infección que el cuerpo, normalmente, supera cada año. Y Kroll aprovecha para explorar dicha posibilidad, con la habitual generosidad de buenos datos que suele usar.

Pero Kroll vive en USA y es un experto en drogas, farmacia, química y esas cosas. No es ajeno a lo que todo el mundo parece estar pensando y nadie puede decir de momento: que Prince murió de una sobredosis de opioides, como otras decenas de miles de personas cada año en USA desde hace una década o así. Kroll argumenta con buen juicio de la “deshidratación severa” que es el “motivo oficial” por el que fue atendido en el hospital tras aterrizar de emergencia, está dentro del cuadro posible en una gripe severa. ¿Pero aterrizar de emergencia? ¿No tenían nada para “hidratar” a Prince en el avión? ¿De verdad?

Llegados a este punto, en que no puedo tragarme la historia del avión y la gripe (al menos tal y como ha sido contada de momento) pienso en las opciones restantes, que los mánagers del artista querrían ocultar y a pesar de que -ahora- fuera vegano y Testigo de Jehová, los creyentes también pecan, y algunos gustosamente. 

Suena más a sobredosis que necesita atención de vida o muerte que a gripe severa. Otro artista que “destruye su vida y su potencial creador” por las drogas, aunque sea el topicazo esperado, es el titular final más plausible que los medios darán a esta historia.

Desconozco si Prince tomaba alcohol o drogas o era abstemio a muerte, y no me importaba hasta tener que escribir esto, pero me parece algo perfectamente probable. Recuerdo como cuando murió Amy Winehouse (otra que cayó a los “malditos 27”) la primera explicación fue la de la sobredosis de alcohol. Y era cierto que se hundió en la botella ese día, pero los medios no quisieron explicar que su tolerancia no era la habitual (la misma cantidad de alcohol que antes la dormía, ahora la mataría). 





Amy Winehouse murió por dos razones combinadas: su agresivo consumo de alcohol, y la terapia que se vio forzada a tomar (Rehab? I said no, no, no....), presionada por su familia y el entorno que de ella también sacaba beneficio. Su tratamiento, lejos de aliviar las causas que le hacían recurrir de esa violenta forma al alcohol, lo que hizo fue eliminar sus defensas naturales adquiridas con el tiempo y uso. Las dos cosas, combinadas, la mataron a la primera ocasión.

Aventurar si Prince pasaba una situación similar con un posible consumo de opiáceos/opioides es excesivo, pero si fue una sobredosis como todo parece -a pesar de lo que digan sus representantes- no sería nada extraño que estuviéramos presenciando una situación idéntica, salvo en la droga de sobredosis, a la de Amy Winehouse.

Ayer murió Prince. 
Ayer terminaba la UNGASS 2016, esa reunión de urgencia bajo el auspicio de la ONU en la que los países iban a cambiar la criminal política de drogas, que ha sembrado de muertes -de todo tipo- el planeta en nombre de una axioma imposible: un mundo sin drogas y sin gente que quiera drogarse. 

Casi consiguen lo segundo, a base de matarnos, los muy hijos de la gran puta. Aún no he querido meterme a bucear el tema de lo que ha sido esta UNGASS, porque me voy a poner de muy malaostia explicando lo que era previsible y no queríamos -tampoco- decir: que nos la han vuelto a jugar.

Seguro que -si no sois cardiólogos o algo similar- si nombro a René Favaloro os quedaréis como cuando a mí me dicen el nombre de un futbolista. Era un tipo que desarrolló algunas de las técnicas coronarias de cirugía que han salvado más vidas en la historia. 

Si un familiar tuyo ha sido operado de corazón, es posible que tuviera mucho que agradecer a ese hombre. Favaloro dedicó su vida a difundir el conocimiento en ese área, que dominó y expandió para salvar corazones heridos. Lo dio todo por los demás, en cierta forma, entregando su vida a ese trabajo. 

En el año 2000, en la crisis monetaria (eterna) en Argentina -de donde era este señor- su fundación, el instrumento que había servido para salvar vidas por todo el mundo formando a más cardiocirujanos, se vio ahogada con una deuda enorme: 18 millones de dólares. Grande para una fundación, pero ridícula para un gobierno.

Favaloro pidió ayuda al gobierno, de forma oficial, para poder salvar todo ese trabajo, y las vidas que de ello dependían. 

El gobierno, simplemente, pasó de contestar. 




"Debe entenderse que todos somos educadores.

Cada acto de nuestra vida cotidiana
tiene implicaciones, a veces, significativas. 

Procuremos, entonces, enseñar con el ejemplo."


El 29 de julio del año 2000, tras comprobar que le ignoraba totalmente el gobierno del país -por el que renunció, toda su vida, a ser la mayor eminencia en USA en su especialidad- se encerró en el cuarto de baño, sacó un arma, apuntó a su corazón... y disparó.

El tiro el el corazón de Favaloro, es mucho más que lo que se podía expresar -con un gesto o acto- de cualquier otra forma.

Y tal vez esta muerte, de un chico tirado en un ascensor que no respira, de esa forma y en el día final de la UNGASS 2016, sea otra tragedia llena de un significado más amargo que la muerte del propio Prince.



martes, 20 de enero de 2015

Marruecos, brisa de legalización

Este texto fue publicado en la Revista Yerba.
Esperamos que os guste.

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Marruecos: brisa de legalización.


¿Qué es Marruecos? Lo primero que me viene a la cabeza al plantear esa cuestión es que es un país vecino al que conocemos poco, y sobre quien tenemos más prejuicios que razones incrustadas en nuestro subconsciente, por lo que hemos oído, por lo que nos han dicho, por lo que leímos en tal o cual medio. Para los que lo conocemos más, es un maravilloso país con una maravillosa gente -la media de mi experiencia es muy positiva a pesar de serias desventuras iniciales- que intenta, como en cualquier otro lugar del mundo, sobrevivir y vivir lo mejor que puede.

Les conocemos poco, como a nuestros vecinos portugueses, pero la distancia que nos separa culturalmente de ellos es mucho mayor que la de los lusos, a quienes a veces “etiquetamos” como si fueran “gallegos” y nuestra mayor diferencia sería la lengua.

Cuando cruzas a Marruecos hay un concepto que se hace muy real -sobre todo si cruzas por la frontera terrestre, al lado de porteadores, coches, rejas y policía por todos los lados, como ocurre en las fronteras de Ceuta y de Melilla- y es el del 'choque cultural'. Resumiéndolo para los que no lo conozcan, es la sensación de pérdida de control y seguridad al encontrarte en un entorno que no responde a los códigos de comunicación que habitualmente empleas



Todos, en nuestro país y nuestra zona, sabemos los gestos de la comunicación, lo que es normal y lo que no, lo que implica molestar o desagradar a otro, e incluso los detalles que nos pueden indicar cuando una situación está siendo sospechosa o peligrosa. Pero cuando nos sacan de nuestro contexto y nos ponen en un país con una lengua totalmente distinta y unas costumbres desconocidas, más que 'choque cultural' se podría llamar “el bofetón cultural”.

El hecho de conseguir entrar en Marruecos, y tras cruzar la frontera, conseguir coger un taxi hasta donde necesites ir, sin que te pidan -y aceptes- pagar 4 o 5 veces más del precio, es complicado en una primera vez: se nos nota en la cara, amigos. No somos de allí. El juego de la nueva cultura comienza en la primera casilla que pisas, y tiene que ver mucho con la dinámica de la oferta y la demanda: ¿cuánto estás dispuesto a pagarme por este servicio que necesitas? ¿por cuánto dinero eres capaz de conseguir que otra persona te lo realice o te venda lo que quieres?

Un buen consejo es no decir nunca primero un precio, y haber preguntado mucho antes sobre esas cuestiones para llevar referencias aceptables. Así, aunque suframos pequeñas “pérdidas” por novatos, no serán más que “propinas generosas” en las peores ocasiones. He visto venderle una alfombra sin especial interés, de tamaño pequeño (como las de pie de ducha), a unos de los que formábamos el grupo la primera vez que viajé allí, y hacerle pagar todo el dinero que llevaba para el viaje, más un cartón de tabaco comprado en el ferry, más los pantalones de cuero que llevaba puestos. 

Sin usar violencia, y a pesar de las advertencias de los dos que con él nos encontrábamos, el primerizo comprador salía feliz -en bañador y sin pantalones- con una alfombra pequeña enrollada bajo el brazo, tras haber entregado prácticamente todo lo que tenía. Era su primera compra, y al cabo de unas horas ya estaba a punto de echarse a llorar, con su “alfombra para rezar”.

Lo primero que te topas es un con sistema diferente al nuestro, donde no existen precios estipulados de forma oficial, sino que existe una “aceptación general” de la variabilidad de los precios que resulta mayor para el turista, y en el que debes negociar. Debes negociarlo todo, y para ellos además de un aliciente económico supone también una forma de conocer como piensas y de entablar una conversación: a veces se negocia hasta por conversar, pero hay que tener en cuenta que el vendedor siempre negocia con el objetivo de vender en su esencia, y que a algunos les puede sentar mal que les hagan perder el tiempo. Es cierto, que en zonas donde existe una fuerte afluencia de turistas, se pueden encontrar establecimientos que cobran -casi siempre- de la misma forma a todos, porque eso da seguridad a los que allí pasan su tiempo, sobre todo si vienen de nuestro mundo con tabla de precios para casi todo. Pero son una excepción y no la norma.

Marruecos es un país amable con el turista, donde está bastante protegido ya que las divisas fuertes que traen le son muy interesantes a todo el sistema. Y cuando digo todo el sistema, me refiero a la administración legal que recauda impuestos a los servicios ofrecidos, y me refiero también a aquellos que “recaudan impuestos” fuera del ordenamiento legal. El soborno es una práctica desgraciadamente extendida, y resulta un incentivo para el abuso y la falta de justicia por parte de los que pueden ejercerlo y sus ganancias, y una actividad nefasta para el comercio libre, así como para uno que pudiera ser regulado. Esa corrupción se traduce, a ojos del turista común, en “multas de tráfico inexplicables” que resulta mejor pagar pronto si deseas continuar tu camino, o en poder pasar la frontera mucho más rápidamente si acompañas el pasaporte en la ventanilla adecuada con un “billete que se te ha quedado dentro sin querer”: volverá pronto, sellado y sin billete, además de con una sonrisa del responsable que ha trincado. Detalles que pueden resultar incluso pintorescos, dado nuestro superior poder adquisitivo, pero implacables para el despegue de la economía de la población, sometida a esas cargas casi medievales.




Por supuesto que hay personas cansadas, hartas, hastiadas de los sobornos y la corrupción institucionalizada -he visto recibir sobornos a policías para que no molestasen en un hotel a los turistas con excusas peregrinas, con mucho griterío pero sin que los que pagaban, trabajadores del hotel, se vieran asustados por un hecho habitual- pero de momento esas personas se encuentran más en ese otro lado: los que sufren los sobornos y extorsiones cada día.
Por otra parte, no parece prudente hablar desde una postura éticamente superior como país desde España, mientras la policía y los jueces están imputando y deteniendo a lo más florido -y granado- de la casta política de nuestro país y sus adláteres por llevarse millones de euros a través de estructuras organizadas a tal fin, paralelas y simbióticas al estado y sus dirigentes. Es una pena que la corrupción sea algo que nos iguala como pueblo, al sufrirla extensivamente ambos lados del estrecho, aunque en África es una práctica desgraciadamente más común, extensa, e implacable contra el individuo, que como se ejerce en nuestra cultura.


Tiempos modernos.

La muerte de Hasán II en el año 1999 se ve suplida por la subida al trono de su hijo, Mohamed VI, en una sucesión sin contestación alguna y con manifestaciones de dolor multitudinarias por la muerte del rey saliente. Hasta ese momento, había dos grandes temas que no debías tocar cuando ibas a Marruecos, por consejo de los propios ciudadanos: la religión y la política personificada y unificada en la figura real. Antes, era impensable un establecimiento público que no tuviera la foto del monarca en un lugar preferente, hasta el punto que todavía encuentras lugares que conservan dicha foto, en el mismo lugar en el que se encontraba en su muerte. 

Ahora, aunque la imagen real es visible en muchos lugares, la sensación es mucho menos intensa. Hay una cierta apertura, en buena medida derivada de la formación del nuevo rey en el extranjero y en la edad del mismo, sin olvidar las circunstancias heredadas: Marruecos es el único país de África que no pertenece a la Unión Africana, y es un aliado preferente de los USA sin estar en la OTAN. Muchas cosas vienen dadas, y los cambios no siempre son tan rápidos como se desean, ni con la mejor de las voluntades.



En ese contexto recibe también Mohamed VI el asunto del cannabis en Marruecos, que no es moco de pavo. Las prohibiciones sobre drogas comenzaron hace un siglo, aunque al cannabis no le llegó su momento hasta unas décadas después, acompañando también un periodo en el que algunos países recibían el plácet para poder seguir permitiendo cultivos locales, por razones históricas y económicas evidentes, durante unas décadas de transición a ese distópico mundo sin drogas que imaginó la ONU en un delirio moralista. Eso ocurrió con el opio y la hoja de coca en su momento y zonas tradicionales, pero también con el cannabis en una zona caliente de Marruecos: el Rif.

Cuando Marruecos alcanza una independencia clara del protectorado hispano-francés que soportaba, los habitantes del Rif, aludiendo a un origen étnico distinto -ya que son bereberes y habitantes de las montañas- intentan una cierta aspiración para constituir un estado en esa África en desconolonización europea, que se ve reprimida duramente por Hasán II con un fuerte número de bajas de rifeños, y posteriormente castigando más a la zona al aislarla de la escasa actividad política marroquí, y en buena parte del favor económico del reino y de los altos poderes económicos del país.




¿Qué importa eso aquí? Cuando decimos Marruecos, muchas personas que nunca han estado allí en lo primero que piensan es en su hachís (si hay que ser puristas). Y no les falta razón para hacerlo ya que si son europeos y han fumado hash, es casi seguro que viene de allí. Pero no de todas las partes: el cannabis quedó permitido en el Rif por costumbre pero fue una de las cosas que Hasán II prohibió pocos años después de las revueltas mencionadas. 

Lo prohibió, pero eso no significó que lo pretendiera erradicar: sólo era una vuelta de tuerca más contra un grupo que les había dado guerra. Las costumbres no desparecen por decreto ley, así que al pasar a ser ilegal se convirtió en objeto de contrabando, susceptible de embargo y de la aplicación de nuevas leyes que “venían del extranjero” ya que el cannabis nunca supuso un problema en el país. También pasó a ser un bien sobre el que extraer obvios sobornos, ya que era ilegal por nueva ley y el lugar de producción y el grupo étnico que más producía, eran una especie de “paisanos poco queridos y necesitados de castigo y mano dura” que ya eran además castigados de otras formas: a perro flaco todo se le vuelven pulgas. Fueron los “años de plomo” de Marruecos, expresión también utilizada en España para hablar de los peores años en la lucha entre el estado y ETA, pero que nosotros tomamos prestada de ellos.

La elección del cultivo del cannabis en el Rif, una cordillera montañosa en lo geográfico, no es un capricho nada más, ya que antes de la prohibición el cannabis no tenía un valor especial, como ocurre ahora gracias a la subvención que supone la prohibición, y se cultivaba en buena parte porque otros cultivos no toleraban bien las condiciones climatológicas de la montaña y en especial sus sequías, de la manera que lo soporta el cannabis. La prohibición mundial contra el cannabis simplemente servía para ser la excusa con la que hacerlo ilegal y empezar a sobornarles por su tenencia, cultivo y uso. Pero al mismo tiempo el efecto pernicioso de la prohibición hizo que su precio se disparase, con lo que ese cultivo minoritario y local pasaba a tener relevancia mundial en un mercado que lo demandaba.



La obediencia de Marruecos al amigo norteamericano le ha hecho seguir al pie de la letra, de puertas para fuera y en cuanto a cooperación y firma de tratados, los deseos de USA en materia de drogas como en otros campos. En el de las drogas, tal vez tiene una relevancia especial, porque en un grupo social que no tiene el uso del alcohol y lo tiene incluido en sus prohibiciones más antiguas, privarles del opio y del cannabis que habían sido las drogas tradicionales de esa zona, significaba la condena a la sobriedad perpetua de toda la población en caso de que fuera asumida y aceptada, cosa que nunca fue: hoy día no resulta complicado comprar hash u opio en la mayoría de las ciudades a un turista bien informado

Así pues, es accesible a la población local, como lo es el alcohol aunque esta droga recibe un mayor rechazo social, en buena parte por sus efectos groseros en una sociedad no acostumbrada a ella. También -gracias a la prohibición- pueden comprar cocaína, heroína, LSD o MDMA en su país, cosa que antes de ella era impensable por desconocida en la práctica.


Hic et nunc (aquí y ahora).

Tirando han ido llegando hasta la actual situación: Marruecos es el primer exportador de cannabis a Europa y eso alimenta un negocio de muchos millones. Consigue multimillonarias ganancias exportando una sustancia prohibida, pero ese país -mucho mejor que otros- tiene claro que eso es algo que se cambia tan fácilmente como cambiar una ley. Además, los marroquíes están atentos a la política internacional y viven en un mundo conectado a internet sin apenas restricciones: eso quiere decir que saben qué es lo que está pasando con el cannabis en el planeta, y que será la punta de flecha del cambio en la política de drogas de la ONU que se prevé en la próxima UNGASS2016.

Hay un montón de países replanteando, de cabo a rabo, su política de drogas, y muchos entre los que se encuentra USA que fue uno de los grandes líderes de la prohibición de las drogas, está legalizando el cannabis en buena parte de su territorio como ya han hecho otros países. Marruecos tiene claro que no va a aceptar una prohibición sobre una sustancia que pasa a ser legal en otros lugares. La vía de las aplicaciones médicas del cannabis y los cannabinoides, así como los usos legítimos de la planta en diversos campos, han servido como vía para presentar y hacer llegar -sin molestar demasiado y consiguiendo hacerse escuchar- la propuesta de que el status del cannabis en el país ha de cambiar.

Realmente, además de engordar los bolsillos de las mafias que trafican luego con un producto cuyo precio se multiplica por 10 al cruzar el estrecho en España, y mucho más cuanto más al norte de Europa llegue, alimenta también a grandes grupos que han hecho del cannabis, su cultivo y procesado para producir hash su modo de vida, bajo sobornos y amenazas, sin una ley que te respalde, y a merced de que no decidan aplicar la existente contigo en cualquier momento. Y que ese mercado del hash que producen y que en grandes cantidades se mueve en barcos y lanchas, muchas personas -turistas con divisas- van a probarlo, y en algunas ocasiones, a hacer compras para llevarse a su país con distintas intenciones. 

Ese mercado ha hecho que zonas normalmente excluidas del desarrollo por otras vías, hayan tenido sus propios mecanismos de desarrollo, y ahora mismo prohibir de forma efectiva el hash en esas zonas de Marruecos, sería un desastre turístico y económico de proporciones similares a prohibir el alcohol en la costa del Mediterráneo en España.

Al contrario que en España, que son los consumidores los que están impulsando -en este momento contra la corriente oficial- la legalización del cannabis, en Marruecos son los cultivadores, que son todos por ley desde 1964, personajes a quienes pueden aplicar la ley criminal cuando les plazca. Ellos son los primeros interesados a día de hoy -junto con toda la industria asociada y la economía que implica para la zona- en que el cannabis pase a ser un cultivo regulado y legalizado.

Ese es el futuro por el que apuestan los impulsores de los cambios que han llegado a las cámaras de representación popular, y que independientemente de la suerte que corran, indican que Marruecos da claras señales de que quiere ser protagonista de los cambios que se avecinan en todo el planeta sobre el cannabis y sus derivados. ¿Por qué? Porque tiene lo que ahora llaman el “know-how”: sabe cómo hacerlo porque lo lleva haciendo durante décadas a pesar de la prohibición.



Marruecos ha sabido hacerlo hasta ahora con un producto -de variable calidad pero creciente en los últimos años- que no ha causado nunca daños graves de salud en personas psicológicamente sanas, aparte de los daños derivados de consumirlo en combustión si esa era la vía usada, por el daño causado a los pulmones. Un producto que la mayoría de estudios serios sitúan como muchísimo menos dañino que nuestras drogas legales del alcohol y el tabaco, con su interminable lista de muertes asociadas y los costes que implican a un estado sobrecargado. ¿Por qué no ser los proveedores legales de un nuevo modelo mundial que acepta el uso de la planta?

Cabe añadir una cosa que tiene su relevancia en la salud pública a día de hoy. Marruecos y su abundante producción de cannabis y su resina, junto con la cercanía geográfica que nos une, ha servido de barrera natural para el mercado de los cannabinoides sintéticos, que no ha tenido en España la implantación que está teniendo en otros países. Y nos ha protegido, sin buscarlo, de los riesgos de salud derivados de esas drogas. Eso puede seguir siendo así: a día de hoy ya existen empresas legales que fabrican bloques de una materia que venden como “falso hash” y que realmente da el pego incluso al ojo más acostumbrado. 

Falso hash que intentan vender en la red.


Los venden como piezas legales, ya que no contienen THC ni sustancias prohibidas, pero invitan a mezclarlos con los terribles cannabinoides sintéticos, para fabricar con dicha mezcla -legal- un falso hash con efectos psicoactivos.

Aunque alguien esté totalmente en contra de la legalización del cannabis y sus derivados, nadie en su sano juicio preferiría que alguien fumase sustancias de efectos y consecuencias desconocidas, antes que el conocido porro de toda la vida, con sus riesgos despreciables al lado de otros drogas.


Marruecos puede ser un gran productor y distribuidor del tradicional cannabis, incluso adaptado a las necesidades, médicas, lúdicas o comerciales de otra índole que Europa y otros continentes puedan tener. ¿Por qué no un futuro donde el hash marroquí no sea sinónimo de delito?

miércoles, 2 de julio de 2014

El circo de las drogas en la ONU

Este texto fue publicado hace un mes o así en la Revista Yerba.
No hace falta decir nada más.
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El circo de las drogas en la ONU.

En el mes de marzo del 2014 se celebró en la ciudad de Viena un encuentro internacional de los responsables de drogas de cada país ante las Naciones Unidas, bajo el auspicio de la 'Comisión sobre Drogas Narcóticas', conocida como CND2014. Dicha comisión está enmarcada dentro del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas y existe formalmente desde el año 1946, encargándose de los asuntos relacionados con la prohibición de las drogas narcóticas


El jefe de la ONU tras una mala pastilla que se comió.


¿Sólo de las narcóticas? ¿Y qué pasa con las estimulantes y las psiquedélicas, por nombrar otras? No se deje el lector engañar por el nombre: controlan todas las drogas desde hace décadas pero como no sabían como referirse a ellas, optaron por bautizarlas así aunque en realidad narcóticas sólo sean una parte de esas sustancias.

A esa reunión, de varios días y larga agenda, España mandó un nutrido grupo de representantes oficiales que -por la longitud del listado de asistentes- estaba a la altura de países como USA, México o Rusia y muy por encima de lo enviado por países como Holanda, India o Israel

¡Y no es para menos! En reuniones “así de importantes” se deciden cuestiones que nos afectan gravemente a todos los ciudadanos en materia de drogas. ¿Y quiénes son los que fueron a hablar por nosotros? Pues gente seria y responsable, no seáis desconfiados. Para empezar, el primero de la lista es Francisco de Asís Babín, un conocido de todos por su inestimable trabajo al frente de nuestro tan hispano 'Plan Nacional Sobre Drogas' o PNSD. Antiguo licenciado en medicina que ahora trabaja defendiendo -en rango de Delegado del Gobierno- lo que el Gobierno hace y deja de hacer en materia de drogas, como por otra parte es su función ya que es nombrado desde el mismo con el método de la clásica democracia digital: a dedo.


Paco Babín a punto de iniciar el vuelo.

¿No teníamos nada mejor que enviar? No vayan a preocuparse todavía, que aún hay más. La segunda persona mencionada en el listado oficial de asistentes (no es por orden alfabético) es Carmen Buján Freire, una diplomática “de carrera” que está especializada... en terrorismo


¿Pero esto no iba de drogas? Lo más curioso es que esta señora es la representante permanente en Viena ante Naciones Unidas de nuestro país. ¿Qué tendrá de raro? Pues lo extraño de su presencia es que ella fue situada en dicho cargo -de alta importancia estratégica- en un nombramiento del gobierno del presidente Zapatero en el año 2010. Han pasado unas elecciones y hay un gobierno de otro signo desde hace varios años en el poder en España, pero eso no es relevante porque no se ha cambiado a esa persona. La realidad no esconde mucho truco: la política de drogas del PSOE y del PP es igual y no reviste diferencias reales, mucho menos a nivel internacional. Si el actual presidente Rajoy no ha cambiado a esa persona es porque cumple la función que de ella esperan y parece ser que es capaz de cumplirla igualmente para ambos partidos gobernantes

No hay tampoco noticia alguna de que su puesto vaya a sufrir el menor cambio, exactamente igual que la política de drogas en el país: todo acorde y en sincronía. El resto de asistentes a dicha cumbre son los políticos y sus asesores técnicos, en inteligencia, exteriores y algún representante del área sanitaria y social, en un vano intento de dar algo de vida y color a la infumable lista de “la selección roja” en este asunto.



Estas personas han de decidir en la reunión mundial de mayor nivel sobre drogas cómo va la política y qué cosas habría que modificar. A la vista del fracaso estrepitoso de la guerra contra las drogas que han cosechado en un siglo de prohibición sería de esperar que hubiera rápidos cambios. Pero rápido y política son dos términos antagónicos. Aun así había muchos temas que tratar así que se organizó como un circo de muchas pistas con distintos temas, en el que los actores no eran “personas” sino países.



La pista del domador legal y la temible fiera de la 'decriminalización'.


El enfoque punitivo sobre la gestión de la producción y la distribución de drogas es un error ya certificado globalmente, pero más terrible es el enfoque punitivo sobre consumidores de drogas. En este aspecto, las lineas generales de recomendación surgidas del CND2014 para el mundo son que “no debemos tratar a los consumidores de drogas como desviados sino como enfermos” y por lo tanto no debemos criminalizarles por ello -ya que esto dispara las tasas de infección de SIDA y hepatitis- aunque ven lógico que la represión se produzca en otras áreas como la económica vía multas. 

¿Esto qué quiere decir? Pues que la ONU nos recomienda “avanzar” hasta la Ley Corcuera o de Seguridad Ciudadana 1/1992, esa por la que nos multan cuando nos cachean indiscriminadamente y tenemos droga encima para nuestro propio consumo. 

Mandril sin estudios que hizo la Ley de Seguridad Ciudadana.
Sólo puede pasar en España y en el PSOE.


A nivel real para España las directrices surgidas de esa pista no tienen valor alguno, ya que aquí el consumo de drogas es un derecho del individuo y lo que se sanciona -en una esquizofrénica pirueta legal- es la tenencia en lugar público, como la calle. Por otra parte es interesante saber que España tiene más de 22 años de adelanto con respecto a dichos consejos y que ¿para qué va a cambiar nada, no?
Del autocultivo de cannabis y esas otras opciones... ya tal.


Verde que te quiero verde.


Esa pista tiene sentido para muchos países en que el consumo de drogas o la tenencia de las mismas puede suponer cargos de tipo criminal y eso les ha hecho saturar sus cárceles sobremanera. Los primeros pasos los dio Portugal en 2001 con una decriminalización que pasaba a multas las sanciones criminales por drogas para consumo propio y en el año 2009 la República Checa con el mismo paso, sin haber contado con ningún organismo internacional para hacerlo: soberanía nacional se entendió y no hubo ningún problema.

Con ese acercamiento -bastante antiguo en realidad- al problema pues uno se evita tener que introducir a simples consumidores en el sistema judicial y penal del país, evitándose una carga que se ha demostrado que satura el sistema hasta hacerlo inviable, aparte de ser una agresión contra las personas usuarias de drogas que no hace sino agravar los posibles problemas o crearlos si no existían (un proceso penal no es ninguna broma, chicos, y os puede joder la vida) al hacer a la persona tener que enfrentarse a requerimientos intromisorios que violan libertades fundamentales. 

Dicho de otra forma: tenemos las cárceles llenas!! Estamos que lo tiramos!! ¿Qué hacemos con tanto preso porrero y el gasto que nos suponen al estado? Pues soltarles y mandarles a la puta calle.

Ese es el espíritu que impulsa -nada de caridad ni piedades varias- lo que ahora se están llamando “Política de Clemencia” para los delitos de drogas que no implicasen violencia y daño a terceros. De mano de los increíbles USA llega esta bofetada refrescante: tras haber creado hasta cárceles privadas ahora deciden ser “clementes” y no joderle la vida a esos fumetas y pastilleros que tienen presos sin haber dañado a nadie (más que a ellos mismos en el peor de los casos).

Debemos recordar que en USA hay personas cumpliendo cadenas perpetuas sin haber causado daño a terceros por delitos de drogas. Así que en esta pista del circo podremos ver como se torna el concepto de “usuario de drogas vicioso” a “usuario de drogas enfermo que hay que tratar” y realmente no sé cuál da más miedo, tras ver a Grecia en Europa y a otros países por el mundo usando campos de internamiento con usuarios de drogas, inmigrantes y seropositivos.

Nos llegará de oídas esta ola de “clemencia por esos pobres diablos que han perdido su alma por consumir drogas” y que saturan sus cárceles hasta hacerlas campos de concentración y hacinamiento de humanos, pero en España no tendrá ninguna repercusión ya que aquí hace décadas que el simple consumo de drogas se paga con multas y no con la cárcel, aunque siga siendo igualmente una descarada penalización sobre un derecho individual. Aunque no debemos de perder la vista a países como Ecuador que están implementando una valiente política que implica reconocer a las “mulas” que transportan drogas con estatus de víctimas en lugar de tratarles como criminales, en un decidido paso a no repercutir los daños de la prohibición internacional de drogas sobre su propia población sometida a la necesidad de sobrevivir en mitad de un país de tránsito de las rutas de la cocaína.


La pista del funambulista sin red sobre la pena de muerte.

Mientras unos países discutían lo de no meter en la cárcel a la gente por consumir drogas y tratarlos como enfermos -englobando hasta tratamientos forzosos en países de nuestra esfera cultural como los USA- otros países se divertían hablando de sus números en la guerra contra las drogas con sus estadísticas de sentencias de muerte por tráfico e incluso simple posesión de drogas

Estos ya no usarán más drogas.


Eso deja claro que esta gente se lo toma en serio: ni una broma con las drogas que son malas. Mejor ejecutados como hace China y otros cuantos países de su influencia cultural en Asia. Pero no son los únicos porque la furia de las aplicaciones integristas de los asuntos morales convertidos en legislación, deja decenas de cadáveres colgando de grúas, ahorcados en las plazas públicas de las ciudades de Irán y otros países islámicos que no tienen problemas en aplicar la pena de muerte con el añadido de la exhibición pública, como en los mejores tiempos de la inquisición española con la quema de brujas y herejes. Como penas menores, muchos tienen la amputación de miembros -manos, orejas, nariz- del criminal para ayudarle a reconvertir su vida en algo más provechoso para toda la sociedad.

En esta pista del circo fue Suiza la que -con el apoyo de otros países- tuvo un valiente intento de que se reconociera por parte de los asistentes que la pena de muerte era una política totalmente desproporcionada en asuntos por drogas y que eso se incluyera en una declaración conjunta. Parece algo razonable a los ojos de un Europeo, pero no parece ser igual en países que aplican la pena de muerte por las más variadas razones. ¿Por qué no a los que andan con drogas y sí a otros? La respuesta seguramente sería que es atroz utilizar la pena de muerte como herramienta de control, pero eso no suena bien a los oídos de China, Irán y otros cuantos países de instintos similares que cómodamente bloquearon con su derecho a veto que tal declaración conjunta saliera adelante.

¿Y qué dijo España ante algo así? ¿Lo sabe usted? Nosotros tampoco. España como otros cuantos países no querían líos con la pena de muerte y menos con China, a quien hace poco hemos molestado con la causa penal que se seguía en base a la jurisdicción universal, así que optamos por mirar a otro lado. 


Pena de muerte Marca España.



Total, otros muchos países “civilizados como USA” tienen la pena de muerte entre sus herramientas y no somos tan críticos ¿verdad?




La pista del neolenguaje y la reducción de riesgos.

En estos años de dura travesía del desierto de la prohibición, en el que las únicas medidas realmente eficaces se han dado a través de los programas de 'reducción de riesgos' -en su versión inglesa 'Harm Reduction' o reducción de daños- no son pocos los países que de una forma sincera se han acercado a esa aproximación al asunto de las drogas y sus usuarios. Para quien no conozca estos programas su principal característica es el trato con el usuario de drogas sin juzgarle ni criminalizarle por sus consumos y, en lugar de ello, ayudarle a reducir los daños y riesgos derivados de ellos

Abarcan el trato en lugares como las 'narcosalas' donde las personas consumen drogas con una cierta supervisión de profesionales, los programas de análisis de drogas que desarrollan algunas ONG y que son el primer punto de alarma ante partidas adulteradas de forma peligrosa para la salud de sus usuarios, llegando hasta la educación del usuario de drogas -y del no usuario- para que puedan tomar decisiones informadas sobre el consumo o abstinencia. 

Entre otras muchas áreas enfocadas en prevenir problemas -como la difusión del SIDA mediante el reparto de jeringuillas nuevas a usuarios- algunas resultan especialmente rentables: evitar un contagio de SIDA cuesta entre 100 y 1000 dólares. Si a alguien le parece caro que piense el coste de un año de atención, pruebas y tratamientos en un seropositivo.

Sí señores, el SIDA / VIH sigue existiendo y matando gente.


Desde hace años los países más avanzados saben de sobra que la reducción de riesgos es el enfoque más efectivo, humano e inteligente del asunto de las drogas bajo la prohibición, pero eso no ha impedido que varios de ellos consiguieran bloquear que se mencionase en la declaración final a la reducción de riesgos bajo ese nombre. Se puede hablar de ella pero se ha de usar un eufemismo que es algo así como “medidas para paliar el daño provocado por el consumo de drogas en la población” según se expresa en las guías técnicas que la ONU tiene publicadas. 

Sí, queridos lectores, en eso se gastan la pasta; en decirnos cómo debemos llamar a las cosas, como siempre por nuestro bien. ¡Gracias ONU!



Todo circo tiene un payaso y una próxima vez: UNGASS2016.


Al mando de todo este montaje está un ruso, apéndice directo de Putin, llamado Yuri Fedotov. El personaje es irrelevante en sí de no ser porque es quién refrenda la política internacional de drogas. Y entre otras la rusa, que le niega tratamiento a los adictos (no aceptan metadona ni buprenorfina legal) en su país hasta forzarles a recurrir a venenos como el 'krokodil' o que ha cerrado el paso a toda la metadona que recibían los adictos en tratamiento en Crimea, tras la anexión rusa de hace semanas.

Aquí el payaso Yuri 
explicando cómo manejar
 las drogas en el caribe.


Yuri es el payaso triste que una vez fue el payaso alegre. Si algo ha quedado claro en la reunión es que el consenso sobre drogas a nivel internacional está hecho añicos si es que alguna vez llegó a existir. Para enfrentar -de nuevo- la situación con las drogas, tras probar a crear un mundo sin drogas y ver que eso es imposible, varios presidentes en activo de países miembro de la ONU han solicitado, hasta conseguirla, una Asamblea General sobre Drogas en Sesión Extraordinaria que ya se conoce como UNGASS2016 donde se revisará la política global de drogas, pero no con simples enviados diplomáticos sino con los presidentes de cada nación.

Esa será la reunión de jefes de tribu -presidentes y mandatarios, perdón- más importante sobre drogas y que se adelanta varios años con respecto a lo esperado debido a la situación internacional. Lo mejor que ha salido del CND2014 han sido los grupos que se han formado para preparar la agenda de UNGASS2016, aunque haya habido episodios tan lamentables como el que vivió el Representante de Uruguay en la Organización de Estados Americanos cuando le dijeron que Uruguay y Paraguay eran lo mismo. No contenta la persona con su inteligente comentario insistió en él hasta que los representantes de Uruguay se levantaron y se fueron de la reunión.

México -con 60.000 muertos en 6 años- y otros países de América se desangran por el tráfico de drogas que USA -y Europa- consume y paga en plomo y armas. Los países de tránsito ponen los muertos a base de población civil en un desequilibrado mercado que nadie es capaz de frenar y que necesita de una sincera y honesta regulación que permita a los adultos decidir libremente sobre el consumo o no de sustancias y hacerlo de forma segura para ellos y para los demás. 
El mercado existe y no desaparecerá: dejar que lo controlen las mafias sería un nuevo error fatal que todos pagaríamos de nuevo.

No será hasta el año 2016 cuando podamos ver si el mundo está ya listo para dar el volantazo a la criminal política de drogas seguida por la ONU al dictado de USA o si, por el contrario, necesitaremos de otros cinco o diez años más para acabar con una política que ha hecho a todos los seres humanos las víctimas de las opciones morales de unos pocos. Lo que sí sabemos es que no ocurrirá sin mucho trabajo por parte de los activistas.

Canutos para la paz.


¿O alguien se cree que con este circo montado se puede cambiar el espectáculo tan pronto?
Esperemos lo mejor y preparémonos para lo peor; mientras tanto a seguir remando hasta UNGASS2016.