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domingo, 9 de junio de 2024

Hexahidrocannabinol o HHC

Hexahidrocannabinol o HHC 


¿Qué es el HHC y se trata de un producto natural o sintético?


En el mundo del Cannabis, nos encontramos en los últimos tiempos con un nuevo actor que ha entrado en el mercado. Se trata del HHC o Hexahidrocannabinol, que es un compuesto agonista de los receptores cannabinoides humanos, tanto del CB1 como del CB2, y con efectos psicoactivos.


La planta del Cannabis y su estudio, dieron a la ciencia la posibilidad de conocer los receptores cannabinoides humanos que formaban el sistema cannabinoide endógeno. El descubrimiento del THC como principal responsable de la psicoactividad del Cannabis, llevó al descubrimiento de la anandamida, que era el compuesto natural del cuerpo humano que encajaba y activaba los receptores cannabinoides. El problema es que al conocer los receptores cannabinoides humanos, el genio se escapó de la botella, permitiendo que no sólo los derivados del Cannabis se usaran sobre ellos, sino abriendo también la puerta al uso de compuestos no naturales que activasen estos receptores y provocasen efectos. Desgraciadamente la mayoría de los compuestos sintéticos que actúan así, muchos son altamente tóxicos y algunos incluso letales, y son conocidos como cannabinoides sintéticos.


Sin embargo esto no es una regla absoluta. Para empezar, en la propia planta del Cannabis existen varias decenas de cannabinoides naturales que no son el THC y que pueden tener efectos psicoactivos, y uno de ellos es el HHC o Hexahidrocannabinol.






¿Entonces el HHC es natural o sintético?


El HHC es, por definición, un compuesto natural. Es uno de tantos productos que la planta del Cannabis genera, aunque lo haga en cantidades muy bajas y su psicoactividad (debido al porcentaje en que existe en la planta) sea casi despreciable frente a las dosis habitualmente altas que tienen las plantas de Cannabis de THC, como principal compuesto psicoactivo. Fue sintetizado por primera vez en 1947 por Roger Adams, químico que aisló e identificó estructuralmente por primera vez el CBD en 1940.


¿Por qué muchos lugares se refieren al HHC como producto semisintético?


Esta es una de las claves que más importa poner en claro. El HHC es natural porque se produce en la naturaleza sin intervención humana, pero también puede ser producido por la mano del hombre partiendo de otros compuestos. La proporción de HHC frente a otros cannabinoides naturales es muy baja, y no susceptible de extracción rentable a nivel comercial. Pero el HHC puede ser sintetizado partiendo del CBD o cannabidiol, pasando -necesariamente- por el THC. Es decir, se transforma el CBD en THC (el cual es un proceso relativamente sencillo y bien conocido), y a partir del THC, se sintetiza el HHC. Hay que recordar que THC es el acrónimo del Tetrahidrocannabinol, y HHC del Hexahidrocannabinol: el THC tiene 4 átomos de hidrógeno (tetra, cuatro en griego) en el anillo superior que forma su molécula, y el HHC tiene 6 (hexa, seis en griego). Por lo demás, ambas moléculas son iguales. Pero para que la molécula de THC haya cambiado a HHC con 2 hidrógenos más, se tiene que romper el doble enlace que existe en la molécula de THC, de manera que admita esos 2 átomos extra de hidrógeno en su estructura.





¿Entonces el HHC es natural?


Sí, lo es. Tan natural como la vitamina C, que aunque se puede sacar de las naranjas y de decenas de frutas y verduras, la que consumes al comprar un suplemento con vitamina C en una farmacia, ha sido sintetizada en un laboratorio, porque industrialmente resulta más barato producirla así que tener que extraerla de productos vegetales.


En el caso del HHC, como hemos dicho, se sintetiza partiendo del CBD que es convertido en THC, y el THC es convertido en HHC, usando hidrógeno a alta presión y catalizadores (compuestos o elementos que ayudan a que una reacción se produzca pero que no están presentes en el resultado final) como en este caso puede ser el Paladio, un metal que es el elemento 46 de la tabla periódica. Pero el resultado, HHC, aunque haya sido obtenido por síntesis, es exactamente igual e indistinguible al HHC que produce la planta de Cannabis de forma totalmente natural.





¿Qué ventajas tiene el HHC frente a otros compuestos del Cannabis?


Pues básicamente tiene un par de ventajas. La primera es que el HHC es un compuesto que no está fiscalizado (no es ilegal) de momento, por lo que poseerlo o hacer negocios con él, está dentro de la ley. La segunda, y no menos interesante en este mercado, es que aunque produce efectos psicoactivos similares al THC (es decir, que coloca) sus metabolitos no son detectados por las pruebas de drogas que se realizan tanto en materia de tráfico y seguridad vial como en otras áreas donde se fuerza a las personas a no consumir drogas ilegales (por trabajo o por sentencias judiciales). Esto hace posible que el usuario de HHC se coloque por la noche con este compuesto y que, a la mañana siguiente, aunque le hagan en carretera una prueba de drogas, no dé positivo como ocurre actualmente tras haber fumado cannabis o un derivado como el hashís, aunque ya no estés bajo sus efectos. Es un poderoso argumento a favor del HHC, que evita la injusticia constante a la que están sometidos los usuarios de Cannabis, que dan positivo en dichos controles (recibiendo una durísima sanción económica y sobre los puntos del carnet) aunque hayan pasado horas o incluso días del consumo y para nada estén bajo efectos psicoactivos.



¿Es seguro tomar HHC o tiene los riesgos de compuestos como el “Spice” o el “K2”?


Que algo sea natural, no lo hace seguro (como ocurre con multitud de venenos naturales), y que algo sea artificial no lo hace -por necesidad- peligroso (como ocurre con multitud de compuestos que usamos en nuestra vida diaria). Pero lo cierto es que en lo relativo al Cannabis, tenemos como especie una historia de miles de años de uso de sus compuestos naturales, y eso en este caso incluye al HHC por ser uno de los que produce la planta. No podemos afirmar que consumir HHC esté totalmente exento de riesgos, pero dada su extrema similitud química con el THC y que como humanos lo hemos consumido a través del Cannabis durante milenios, es razonable pensar que nos encontramos ante un producto cuya seguridad es bastante alta y los riesgos asociados a su consumo, seguramente muy similares a los del propio THC. Nada que ver con los malditos cannabinoides sintéticos, por suerte para todo el mercado y los usuarios relacionados con el Cannabis y su mundo.


lunes, 2 de agosto de 2021

Juanma y sus traficantes humanitarios

Todos los lectores de este blog -y otras muchas personas ajenas a este lugar- conocen a Juanma.

Juanma Rodríguez Gantes saltó al conocimiento público en el año 2008, gracias a un reportaje de la ya desaparecida revista "Interviú", en que se narraba su caso. Juanma se había quedado hacía años tetrapléjico de la misma forma que Ramón Sampedro (el personaje inmortalizado en la película "Mar Adentro", que terminó suicidándose) pero a diferencia de él, Juanma quería seguir viviendo.

Lo que también quería Juanma, era tener una cierta calidad de vida a pesar de sus lesiones, pero una infección y su tratamiento acabó provocándole daños neuropáticos extra que le producían fuertes dolores que nada era capaz de aliviar.

En ese estado se topó con la marihuana, lo que le dio de nuevo una calidad de vida mejorada, pero le obligaba a recurrir al mercado negro, con los costes y la falta de calidad del producto que se suele dar en ese contexto. Así que decidió cultivar su propio cannabis, pero al estar viviendo en el CAMF de El Ferrol (un centro residencial para personas con discapacidad severa) le impidieron cultivar en su habitación e incluso llevaron el caso ante un juez.

El juez, por supuesto, no le condenó a nada (su cultivo era mínimo y ajustado al consumo propio) pero al mismo tiempo le dijo que no le podía conceder permiso para ello, porque no estaba en sus manos.

Juanma se vio atrapado y pidió ayuda para su compleja situación, en que a diferencia de cualquier persona no podía cultivar y necesitaba el cannabis para paliar sus dolores.

Fueron muchas las voces que en aquellos días de 2008 se manifestaban a favor de Juanma, pero la realidad es que el problema persistía, ya que solidarizarse con su situación no resolvía la falta de cannabis con el que evitar los fuertes dolores que sufría.

Sin embargo, y de forma totalmente oculta para la gente, hubo una pareja de jóvenes que decidieron tomarse el problema como algo que no podían dejar pasar. Juanma necesitaba al menos 500 gramos de cogollos de marihuana para cubrir un año de tratamiento paliativo de sus dolores, y las buenas intenciones no se lo iban a facilitar: había que actuar de forma eficaz.




Esta pareja de anónimos traficantes, con la colaboración de algunos usuarios de un foro secreto de venta e intercambio de drogas que se llamaba "Mercado Gris", reunieron medio kilo de cogollos de marihuana y decidieron cruzar media España para entregárselos gratuitamente a Juanma, a quien no conocían de nada previamente.

Cómo se organizó todo, el viaje y sus peligros y el resultado, es una historia que -hasta ahora- muy pocas personas conocían.

La revista Cannabis Magazine ha realizado una entrevista a la pareja que tomó la iniciativa y la llevó a cabo y a Juanma, quien no podía creerse que alguien se fuera a jugar el ir a la cárcel por echarle una mano hasta que los protagonistas se encontraron cara a cara y todo se hizo realidad.

Desde La Drogoteca os animamos a conocer, de mano de los protagonistas, esta historia que ha sido un secreto durante más de una década.

Podéis leer la entrevista en este enlace:

Os aseguramos que merece la pena y que sirve de ejemplo de que cuando existe un porqué de suficiente importancia, siempre se encuentra el cómo.

Y desde aquí, nuestro agradecimiento a esos dos anónimos que se la jugaron, no por el cannabis, sino por una persona que les necesitaba y con la que acabaron desarrollando una larga amistad que sigue viva hoy día.

:)



miércoles, 24 de octubre de 2018

Pies de cannabis.

Pies de cannabis.


Flipé un rato cuando lo vi. El ataque era real y el enfermo era un niño convulsionando, no con convulsiones al estilo “gran mal” pero sí con convulsiones evidentes: no era una broma ni un montaje. 



El chico yacía en su cama mientras su cerebro dispara “incoherentemente” impulsos eléctricos que provocan las convulsiones que se observan. Esas chispas en tu cerebro que hacen que todos los músculos de tu cuerpo se muevan sin tu voluntad y, mientras, dicha “tormenta eléctrica en tu cerebro” te está dejando frito el coco, tu cuerpo hace lo posible por seguir manteniendo las funciones vitales -básicas- como seguir respirando, para no morir: eso es convulsionar así.

Convulsionar es un síntoma común a muchos males, y cuya etiología varía en cada caso, pero el mecanismo final por el que ocurre siendo el mismo siempre. Lo hemos visto en los casos de niños con distintos trastornos que presentan epilepsia, siendo posiblemente el más conocido el Síndrome de Dravet en el que los que lo sufren (1 de cada 16.000 a 21.000 niños) son aquejados de casi continuos ataques epilépticos, con los daños de todo tipo que esa situación causa en el crecimiento y desarrollo, a nivel físico y a nivel cognitivo. 

Gracias a la lucha que han mantenido los padres de niños aquejados con dicho mal, en la búsqueda de soluciones para sus hijos, el conocimiento de que los extractos de cannabis eran un remedio tremendamente útil para esos casos (y que podía serlo para muchos otros) es ahora algo que ya empieza a ser “conocido por todos”. Y no es para menos, porque las imágenes de dichos casos no dejan a nadie impasible.




También hemos podido ver lo que el tratamiento con cannabis podía devolver de calidad de vida a esos niños, y a sus padres. La mención no es espuria: esos niños tienen una horrible calidad de vida, pero eso queda transmitido a todo la familia y en especial a sus cuidadores, que son en la mayoría de los casos sus propios padres. Imagina lo que es no poder separarte de tu hijo porque en cualquier momento puede sobrevenirle otro ataque epiléptico.

O que tu sueño está roto y fragmentado desde hace años, por cuidar a un paciente de este tipo, con lo que ello tiene de dañino y de patógeno para el cuidador: cosas como el “síndrome del cuidador quemado o con burnout” a problemas de sueño y mentales, en memoria, concentración y estado de ánimo que pueden destrozarle la vida al más pintado. Es decir, la calidad de vida de los que cuidan es un elemento básico pero poco atendido entre las variables que definen la vida del enfermo al que prestan sus cuidados. Y en muchos casos, sin cuidador o sin un cuidador funcional y agotado por desgaste, el futuro que espera a esos pacientes es mucho más duro.

Sin embargo, lo más llamativo de este curioso caso que nos muestra el vídeo, no es sólo lo bien y rápido que los cannabinoides -que contiene el remedio que su cuidador le aplica- actúan sobre las convulsiones, sino la vía de administración usada: la planta de los pies.

Nunca había visto administrar una sustancia así, aunque sí conocía de la posibilidad. En concreto, tenía conocimiento de una persona -mujer- que tenía cierta práctica en el uso de algunas plantas muy tóxicas (lo contrario que el cannabis) que se administraba haciendo uso de dicha zona del cuerpo, entre otras. Sin embargo, en el caso del cannabis, no tenía la menor idea que pudiera ser administrado de dicha forma, o que se hubiera experimentado con ello: cannabis por la planta de los pies.

¿Y aparte del hecho curioso -y gracioso o inesperado- de algo así, qué tiene de relevante?

Pues mucho. Y os lo explico claramente con un ejemplo que saco de mi propia experiencia, al cuidar a personas que sufrían ataques convulsivos de uno u otro origen. Estuve como coordinador (de Ocio y Tiempo Libre) en un “campamento urbano” que desarrolló una asociación de Valladolid que trabajaba con chicos síndrome de Down y otros problemas médicos, en Cádiz, con el objeto de darles unas mejores vacaciones (y cierto alivio temporal a sus familias, para que pudieran descansar del agotador trabajo). Entre esos chavales, había varios que además sufrían ataques epilépticos, y los había en distintos grados: de la convulsión como las de ese vídeo, a las de tipo “gran mal” con violentos movimientos descontrolados. En esos casos, sólo puedes hacer una cosa (cuando estás entrenado para ello y dispones de lo necesario) y es sujetar a la persona -evitando en la medida de lo posible que un golpe de su rodilla, piernas, codos o cabeza, te rompa las narices o los dientes- y administrarle, por vía anal, un pequeño enema líquido que contiene una benzodiacepina, normalmente diazaepam. En los casos más graves, en que las convulsiones adquieren dicha magnitud, no hay otra forma de momento. 

En las menos graves, existen ya dispositivos que permiten administrar -de forma relativamente segura para el paciente y el cuidador- una dosis de midazolam (en el caso del Buccolam) que haga desaparecer o reducirse el ataque convulsivo, pero se hace administrando con una jeringa preparada para tal fin en la boca del paciente. Lo otro que puedes hacer, es esperar a que se le pase mientras llamas al 112 y procuras que no se haga daño extra. Nada más... hasta ahora.

Cuando vi que la forma de administrar el remedio era la planta de los pies, flipé mucho tanto porque no esperaba que la sustancia se absorbiera tan bien y rápido, a nivel químico y de permeabilidad de la piel, como porque pudiera causar efecto tan rápidamente. Esto no es tema menor: cuanto menos tiempo pasa una persona bajo esos estados convulsivos, menos daño sufre su cerebro y menos posibilidades hay que daños secundarios y permanentes. Es esencial reducir el tiempo de afectación en esos casos, y este remedio de cannabis administrado por los pies lo hacía.

Me imaginé a mí mismo en alguno de los casos en los que tuve que actuar ante algo así, haciendo uso de mi mayor tamaño y fuerza física junto con una preparación para ello, e imaginé lo sencillo que hubiera sido inmovilizar solamente un pie o los dos en uno de esos casos, frente a tener que sujetar a alguien lanzando sus extremidades involuntariamente mientras le desnudas lo suficiente para acceder a su ano, y con una mano q tienes que mantener libre y sin que sea golpeada, administrarle como enema la ampolla de plástico que contiene el remedio. ¿Lo imagináis? Es mucho más sencillo “controlar” simplemente los pies que tener que hacer todo eso. Más sencillo y mucho más seguro para los cuidadores.

Este tipo de ruta de administración para el cannabis, posiblemente, sea estudiada en el futuro pero a día de hoy, no tenemos noticias de que se haya estudiado. ¿Por qué? Pues porque entre las víctimas de la guerra contra las drogas, no sólo están sus usuarios voluntarios sino que también podemos contar a aquellos enfermos que no reciben la mejor opción farmacológica en su tratamiento por cuestiones derivadas de unas nefastas políticas de drogas mundiales que han impedido -y siguen en gran medida haciéndolo- el estudio de las aplicaciones médicas de centenares de sustancias que han sido prohibidas, y entre ellas el cannabis.

No es que esa opción sea mala, o que no merezca la pena estudiarla. Es que aunque sea la mejor y la que más promete, el arduo camino que debe seguir a día de hoy una investigación médica con cualquiera de las sustancias fiscalizadas en la guerra contra las drogas, es desalentador hasta para grandes organizaciones que pueden -económicamente- permitirse intentarlo. Para los investigadores en entornos más modestos, simplemente es algo que no se pueden ni plantear.

Un gramo de psilocibina, por ejemplo, que es la sustancia que hay en las llamadas “setas mágicas”, para un investigador autorizado ya (tras años de papeleos) cuesta 10.000 euros. Tú mismo podrías obtener un gramo de esta sustancia, cultivando las setas en tu propia casa, con un coste ridículo y desde luego, muy muy inferior al que le piden al investigador. O puedes comprar un gramo de buen MDMA con alto nivel de pureza por menos de 50 euros sin salir de tu barrio, pero un investigador autorizado puede ver como la factura le sube a miles de euros por gramo. Eso sí que es “abuso de drogas” y del serio, del que causa daño a la sociedad en general y a personas concretas: los pacientes que ya podrían estar beneficiándose y sus cuidadores. Ya son otras víctimas de dicha guerra ignorante y repudiable contra el conocimiento y la libertad de las personas.

En palabras de David Nutt -que fue el “zar anti-drogas” de UK durante un año, justo hasta que empezó a decir la verdad sobre las drogas con datos reales- la cosa es tajante: “Estamos ante uno de los mayores ejemplos de censura científica de los tiempos modernos”. Y es que no es para menos, porque es un fracaso total que el que más difícil lo tenga para trabajar con drogas, sea precisamente el científico preparado para ello.

Hace poco, un amigo me comentaba que había gente en ciertos foros que decía que “el cannabis medicinal es una mentira inventada por los yonquis para legalizar las drogas”. A todos ellos y a los políticos responsables de que la población sea víctima de sus leyes, les dedico este texto y su vídeo: espero que nunca tengan un hijo que necesite una medicación que las leyes restrinjan injustamente.

Drogoteca.

Texto publicado en Cannabis.es 

domingo, 16 de septiembre de 2018

¡¡Ayuda!! Me está dando un mal viaje...


Hace unos días, una pareja de amigos que habían tomado "leche de marihuana" -una infusión de cannabinoides en leche- aprovechando los recortes de cosecha, se vieron envueltos en una experiencia difícil: un mal viaje de cannabis por vía oral.

Uno de ellos pidió ayuda por un canal privado de comunicación que tenemos en un pequeño grupo, y la atendimos como pudimos, sobre todo a calmarles y a asegurarles que estaban bien, que era sólo un rato difícil. Y poco a poco pasaron el susto...

¿Pero y si no hubieran tenido a quién recurrir?
Eso me trajo a la cabeza este texto que escribí hace un tiempo, sobre una ONG que se dedica a hacer eso mismo: dar apoyo en el momento a quienes están pasando un mal viaje de algún psiquedélico.

La ONG se llama Tripsit y tiene cuenta en Twitter @TeamTripsit.
Espero que os sea útil por si en algún momento tenéis un mal viaje -con psiquedélicos u otras drogas- y necesitáis que alguien os eche un lazo.




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“La noche lo pedía. Una de esas noches en que el aire te acaricia y se oye cantar a los bichos del campo como si fueran una orquesta. 

Estábamos todos los amigos de siempre juntos y decidimos probar con esas setas mágicas que había traído Fausto de su estancia 'Erasmus' en Amsterdam. Eran las setas mágicas, esas de la risa, las de siempre, que no son venenosas pero colocan. Y los 6 que éramos, convencidos y contentos, nos tomamos aquella bolsa de setas que se suponía que tenía 6 dosis “para reírse un ratito y ya", según nos dijo Fausto, que fue quien hizo la compra al dependiente del Smart-Shop holandés. 

Sólo la mitad de nosotros teníamos experiencia con esa droga, pero nos creíamos suficientemente hábiles como para controlar cualquier situación que pudiera sobrevenirnos.

Pero estas cosas se sabe cómo y cuándo empiezan, pero no el resultado final. Al cabo de media hora, a todos nos empezaban a hacer efecto las setas, pero resultaba agradable. Todo brillaba, reíamos, había fractales de colores formados por la arena del suelo de la playa bajo nuestros pies. 

Al cabo de una hora manteníamos conversaciones entre nosotros que no llegábamos a comprender el idioma en el que se encontraban, aunque creíamos entender el mensaje que transmitían. Una hora después, nos comunicábamos con los murciélagos, los peces, los árboles de unas lomas cercanas y hasta con las rocas del camino, que no éramos capaces de hacer de pie debido a las agujetas que teníamos de reírnos. 

Todo iba maravillosamente, hasta que al cambiar de lugar y quedar en un momentáneo silencio, Marga (la pareja de Fausto) se empezó a sentir mal y a decir que estábamos en un "bucle temporal". Al principio nos lo tomamos a broma, hasta que la vimos empezar a llorar muerta de miedo. ¿Por qué? Ni idea, pero la noche se torció.

Cuanto más hacíamos por atender a Marga, que lo estaba pasando muy mal y apenas era capaz de comunicarse hablando, más empeorábamos la situación. El ambiente se enrareció y Greta (la hermana de Marga) empezó a sufrir sensaciones incómodas que desembocaron en un mal viaje también, viendo a su hermana llorar, sumado a nuestras caras de susto y preocupación. 
¡¡No podíamos para la bola de nieve del mal rollo!! 

La cosa cada vez iba a peor y nos habíamos convertido en un ovillo de gente pasándolo mal, que intentaba ayudar a otros, pasándolo mal, sin conseguirlo. Hasta que llegaron aquellos pareja de hippies metiéndose mano y fumando un porro de yerba que se olía por toda la zona. 

Al principio nos preocupamos, sobre todo de en qué estado nos iban a ver cuando se acercaron al escuchar llorar a Greta y a Marga, y nos entró la paranoia de que pudieran pensar algo malo y que llamasen a la policía. Pero tuvimos suerte, y pronto nos vieron las caras desencajadas de la situación y se dieron cuenta: la mujer estuvo serenando a las dos hermanas y el tipo estuvo distrayéndonos -mientras no paraba de liar canutos- sin que nos diéramos mucha cuenta de cómo lo hacía. 

La cosa es que al cabo de más de media hora, estábamos todos sentados juntos viendo el amanecer y todo se había -casi- pasado y todos parecíamos recuperar el control de nuestras mentes, tras haber pasado un buen susto que podría haber sido peor si no es por esos dos hippies que nos sacaron del hoyo, cuando creíamos estar volviéndonos locos.

¿Te suena esta historia? Es la misma que casi todos hemos escuchado 100 veces, de distinta forma, con otros personajes, en diferentes lugares y con finales que pueden cambiar mucho: es la historia de un viaje con drogas que -por la razón que sea- se tuerce hasta volverse difícil de manejar sin ayuda. 

A veces pasa con un tripi, otras con una pastilla, otras con una setas, otras con unas rayas de... da igual. Es pasarlo mal y necesitar ayuda, pero sabiendo que por haber tomado drogas “no puedes” recurrir prácticamente a nadie...

¿...a nadie? ¡¡MEEC!!

Llegó TRIPSIT.ME a tu vida y a tus viajes con drogas. TRIPSIT ME es un lugar en la red -lleno de información desde el ángulo de la reducción de riesgos, manuales y guías de uso de drogas- para charlar, para comentar o para pedir esa ayuda que nadie que no haya estado en esa situación, complicada y fea del mal viaje, podría siquiera intentar darte.

Eso es lo que hace especial a este grupo de voluntarios que dedican su tiempo y esfuerzos a algo que nadie hace, a día de hoy, en la red: ayudarte -vía CHAT desde su web- a controlar una situación que se va de las manos, da igual por qué y con qué droga te suceda. ¿Necesitas ayuda estando drogado/a y no sabes a quién pedírsela? Para eso está TRIPSIT.ME :))

Seguro que algunos pensáis que “de poco vale una web si te está dando un mal viaje”, pero no es así. A lo largo de las décadas que llevo tomando drogas he tenido que vivir varios “malos viajes” (no son malos, sino más difíciles simplemente) y he tenido que asistir a muchas personas en esos estados: sintiendo que pierden la cabeza y no pueden evitarlo. Algunos eran amigos, otros eran desconocidos: eso no importa. 

La vez que mejor recuerdo, recibí una llamada de un amigo a más de 600 kms para pedirme ayuda para otro amigo -que yo no conocía de nada- que estaba empezando a perder la cabeza por unos cartones de DOB/DOC que se habían tomado... :P

¿DOB/DOC? ¿Un par de drogas que pueden durar -a gusto- más de 24 horas y no dejarte dormir en dos días? ¿No había nada mejor para elegir? Un tipo desconocido en un mal viaje a 600 kms y un teléfono móvil fueron suficientes para calmar a la persona, conseguir su atención, sugestionarla hacia otro punto de interés (le puse a jugar con lo primero que tenía a mano: una naranja y así se tiró varias horas) y hacer que ese camino cuesta abajo al infierno del “bad trip” recuperase y volviera a un cauce más agradable y manejable por el usuario.




Diréis que hace falta que te escuchen la voz, pero tampoco ha de ser necesario. Lo necesario es saber que tienes alguien con quien comunicarte, que está pendiente de ti y sabe cómo te encuentras: una “niñera de drogas” o babbysitter. Desde Internet, sin voz, usando desde el chat al email pasando por cualquier servicio de mensajería he hecho muchas veces de “niñera” para amigos que probaban una droga por primera vez y querían hacerlo estando en contacto con alguien. Así he acompañado viajes de mescalina, LSD, 2C-B, MDMA, psilocibes... etc.

Y como el movimiento se demuestra andando, ayer me fui a probar su servicio de atención a malos viajes vía chat. Al llegar a la página (en inglés, es la única pega) tienes varias opciones y yo -que soy bastante torpe en lo visual- me metí en la sala de chat incorrecta, a pesar de que hay un cartel que pone “ASISTENCIA INMEDIATA” en el que pinchar. Donde yo me metí no era la de atención urgente a personas bajo efecto de las drogas, sino la de charla amigable. Entré y sólo dije “hola”. Ni caso. Volví a decirlo y parece que ya me vieron, pero repito que era YO el que estaba en el sitio erróneo.

Así que eché un vistazo a la lista de operadores (los que controlan la sala de chat) y así, a ojo, intenté adivinar qué nick se pondría el que estuviera al frente de toda esa historia. Había una docena de ops en el canal, pero había uno con el nick “Reality” que digamos que me parecía el más probable, y no me equivoqué.

Ya en un privado entre “Reality” y yo, simulé tener un mal viaje de LSD durante sus inicios, para ver cómo sabían manejar esa situación. Y quedé gratamente sorprendido. Lo primero calma: “hola”. Me dejó hablar, me observó, me preguntó qué me pasaba, me aseguró que al ser LSD no tenía que preocuparme mucho y que procurase relajarme. Me dio conversación, a pesar de que yo me hacía el “tripado que apenas podía escribir” y supo tener en cuenta mi entorno para que lo ajustase con una música -de máxima importancia en esos estados- que no me provocase nada que no fuera relajación, y me pasó el link para que la pusiera. El tipo sabía lo que hacía. :))

Cuando quedé satisfecho, le dije la verdad y le agradecí el tiempo dedicado. Estas personas que dan su tiempo para ayudar a desconocidos, bien dando información bien “cogiéndoles de la mano” aunque sea virtualmente para pasar un mal trance, me merece el mayor de los respetos. Y “Reality”, del que desconozco su nombre y no es relevante ahora, me pareció un gran personaje con una gran idea que está sacando adelante.

Ahora que todo es virtual, que hasta tu abuela lleva Internet encima, puede ser difícil imaginar cómo eran otros tiempos no tan lejanos; hace 25 años no existían los móviles. Ojalá cuando yo comenzaba a experimentar con drogas hubiera tenido un recurso -en mi bolsillo o en casa- para poder tener atención -especializada, gratuita y funcional- en caso de tener un mal viaje con drogas. 

En grandes festivales han existido “grupos y personas” que hacían esta misma función con aquellos que necesitaban que les “echasen un cable desde La Tierra”, pero era presencial. Ahora, si estás pasándolas putas -y eres capaz de explicarte en inglés- tienes un lugar en el que agarrarte desde la web, accedas como accedas.

Seguro que muchos de vosotros -sanos fumetas de sano cannabis- no tomáis otras drogas (ni falta que os hace). Pero eso no os excluye de la experiencia del mal viaje. El site tiene un lista de las drogas que han causado las atenciones “de ayuda” y las 5 primeras son LSD, anfetaminas, MDMA, alcohol y cannabis. A la zaga les siguen la cocaína y sus ansiedades cometechos, las setas mágicas y -curiosamente- el alprazolam, "Xanax" o “Trankimazin”, una benzodiacepina.

Todas las drogas pueden producir un mal trago, por elegir mal el momento o las sustancias, incluso a usuarios que se consideran experimentados. Nunca estamos a salvo de sorpresas, y menos si jugamos con psicoactivos.

Y si alguna vez, has tomado algo cuyo efecto ves que te supera y necesitas alguien te que ayude, ya sabes: TRIPSIT.ME, ese grupo de gente que hacen -gratis- un trabajo impagable. :))


Texto publicado originalmente en Cannabis.es 


lunes, 28 de mayo de 2018

Una pelea interesada: THC vs. CBD

Este texto fue publicado en Cannabis.es al respecto de la falsa pelea que se pretende establecer entre los terapéutico de un compuesto del cannabis frente al otro, una situación que no deberíamos aceptar ya que ambos compuestos pueden tener un uso terapéutico o uno lúdico. La droga que para uno es un placer, para otro es un infierno. El sentido de lo terapéutico es tan subjetivo como la propia percepción.

Esperamos que os guste y os aclare las dudas al respecto.
:)

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THC vs. CBD: falsa dicotomía.

Hace unos días mi editora me preguntó mi opinión sobre el “muro” que parece estar levantándose para separar al THC del CBD, y básicamente coincidía en dicha apreciación: es cierto que algo pasa con esos dos compuestos que no era demasiado comprensible ya que ambos compuestos son cannabinoides naturales que la planta de cannabis produce, y que para más INRI, tienen exactamente los mismos átomos -C21H30O2- prácticamente con igual colocación salvo en un pequeño detalle (que es suficiente para que el THC sea una cosa y el CDB sea otra distinta, como una mano izquierda no es igual a una mano derecha... aunque se le parece muchísimo!).

Me puse a echar un largo vistazo sobre lo que hay escrito, en concreto de unos tres años a esta parte, y he podido ver que desde que se ha dado la explosión comercial del CBD (que se encontraba sin una regulación que le afectase negativamente) se ha creado -en muchos casos de forma intencionada y tendenciosa- un artificial muro que sitúa a un compuesto “en el lado bueno” y al otro “en el lado malo”. Me explico; los vendedores de CBD en buena parte del mundo, se han apoyado en una serie de hechos para potenciar sus ventas según lo que el mercado demandase y si al mercado (por ejemplo al de USA o UK) le viene bien la idea de que el CBD está alejado de lo que es “la droga marihuana”, pues se lanza esa idea y se apoya con medias verdades.



Y estas “medias verdades” en algunos casos llegan a “mentira completa”, pero si atendemos a lo que ocurre con la publicidad de otros productos (incluidos los alimenticios, que son los más controlados tras los fármacos) no parece que lo que los vendedores de CBD estén haciendo sea peor que lo que hace cualquier otra empresa en el campo de la publicidad.

Vamos a ver algunas de esas “perlas” cuestionables sobre el CBD y el THC, y las ventajas de uno y otro, que han sido manipuladas hasta decir algo que sencillamente, no es verdad.

La primera y más notoria es que “el CBD es medicinal” y el “THC es lúdico o recreativo”, lo cual es totalmente falso. Tanto CBD como THC son compuestos activos en el cuerpo humano, independientemente de si el efecto de uno de ellos es más agradable o notorio psíquicamente para unas personas que para otras. Seguramente habrá quien piense que no quiero decir que el THC es el lúdico y el CBD el medicinal, pero no es eso: ¿qué es lo lúdico en una persona que sufre de ataques de ansiedad y le das una buena dosis de THC? ¿Ver cómo tiene un ataque más?

Seguramente, si consultas a una persona que sufre de ansiedad, huirá del THC y abrazará el CBD como vehículo para sus momentos de relax y recreativos, ya que le facilitará la relación con otros gracias a su efecto y no le inducirá paranoia ni esos pensamientos molestos sobre si te están mirando o hablando de ti, casi siempre injustificados en realidad. Lo que es lúdico para unos, puede ser un infierno para otros y viceversa.

La siguiente “mentirijilla” es una que seguramente has escuchado muchas veces ya si te has interesado por estos temas: el THC coloca pero el CBD no te coloca. Dicho así, y ya que “colocar” es un verbo que habría que definir, podría colar. Pero cuando se usan términos científicos para el asunto, la cosa cambia: el THC es psicoactivo y el CBD no es psicoactivo. ¡¡MEEC!! FALSO!!

Tanto THC como CBD son ambos psicoactivos, pero siendo dos sustancias distintas presentan efectos y farmacología distintas. El THC es el responsable de la mayor parte de los efectos psíquicos -de los que somos conscientes- cuando fumamos cannabis, y el CBD suele ser retratado como un “modulador a la baja” para el THC. Eso es en parte cierto, ya que el CBD modula el efecto del THC y lo hace “a la baja” pero para los efectos psíquicos, ya que para otros (como su capacidad anti-inflamatoria, por ejemplo) se produce una sinergia que aumenta dichos efectos únicamente medicinales, entendiéndose estos como “no psicoactivos”.

Pero mientras el efecto del THC es claro en la psique de una persona, el del CBD es más difuso y sutil. A mí me resulta fácil de explicárselo a quien me pregunta usando la “analogía del Valium”: ¿si tomas una pequeña dosis de Valium u otra benzodiacepina, te colocas?
A esa pregunta la mayor parte de la gente -que ha experimentado alguna vez dicho efecto- contesta que no, que no te colocas con una benzodiacepina y que más bien te hace lo contrario: quitarte el colocón y relajarte, a veces hasta darte sueño. Pero “colocar”, no coloca (salvo extraños casos que pueden darse en un pequeño porcentaje de la población) y sin embargo todos saben que está haciendo un efecto, y precisamente un efecto sobre su psique induciendo “calma” al acoplarse como agonistas a los receptores GABA, los mismo a los que se une el alcohol (ese que en una dosis pequeña, no nos “coloca” pero en una dosis mucho mayor puede matarnos). Si un compuesto está induciendo calma, o provocando relajación al liberar tensiones o, como ocurre con los niños afectados por epilepsias complejas como el Síndrome de Dravet, haciendo que pasen de sufrir 30 ataques epilépticos al día a estar “estables y con muchos menos ataques”... ¿podemos decir que no es psicoactivo?

Si un compuesto tiene actividad psíquica, aunque no se pueda identificar puntualmente su efecto (como ocurre con un antidepresivo, por ejemplo, que has de tomar durante muchos días para que desarrolle todo su potencial) es psicoactivo. Incluso los temibles neurolépticos -lo que le dan a quien sufre un brote esquizoforme o tiene una psicosis tóxica, por ejemplo- que son llamados “camisas de fuerza químicas” o “lobotomizadores químicos”, son psicoactivos aunque la actividad sobre la psique no resulte demasiado agradable (especialmente si buscas diversión, o colocarte).

Ya que lo de que “el CBD no es psicoactivo” es algo repetido como un mantra, quise preguntar a Hugo Madera, conocido activista hispano, director de un medio cannábico de máxima difusión desde hace lustros y un defensor de las virtudes del CBD en sus aspectos medicinales, pero también en los lúdicos y que actualmente mantiene la web CBDCANNABIS.ORG, dedicada especialmente a tratar todos los aspectos de la planta del cannabis desde el prisma del CBD.

Me confirmó que si bien “se dice que no es psicoactivo” eso no es cierto, sino que más bien parece que para que tenga una psicoactividad perceptible, tiene que tomarse en cantidades muy altas para llegar a notarse, y que se experimenta como una intensa relajación y no como un estimulante mental de tipo enteógeno como es el efecto habitual del cannabis fumado. Eso mismo me confirmaron otras personas que habían hecho pruebas con cantidades medidas (a partir de 400 mgs) de CBD, aunque una de ellas (que tiene un negocio legal de venta de comestibles con CBD en USA) en el momento en que vio que la conversación le hacía reflexionar sobre lo que había dicho de su efecto -que si bien no te ponía “high” si te daba un “efecto calmante”- y que le señalaba que si tenía efecto perceptible entonces el CBD era claramente psicoactivo, prefirió no contestar más (lo de colocarse, aunque sea relajado, en USA, está muy mal visto y los vendedores temen que les vinculen con esas ideas, así que prefieren decir que el CBD no coloca nada).

Después de esa “media verdad” de que el CBD no tiene efectos, vino la consecuencia inmediata: “el CBD es bueno y el THC es malo”. Esa idea ha sido muy apoyada por los sectores que entienden que cualquier efecto psíquico perceptible es algo con lo que hay que acabar, y aceptan que el CBD tiene un claro valor medicinal mientras se lo niegan al THC. De entrada, hablar de buenos y malos cuando nos referimos a “estructuras atómicas en el espacio” como son las moléculas, suena a chiste de locos. Ni uno es bueno y el otro malo, ni el que una sustancia tenga un efecto psíquico es intrínsecamente bueno o malo, y son divisiones artificiales que tratan de mantener el mercado del CBD lejos de la batalla “aún no del todo ganada” por la marihuana. No es de extrañar: desde hace más de un siglo llevan mintiendo sobre el cannabis, y no pueden reconocer ahora que todo era mentira sin perder todo un sector “limpio” de potenciales clientes que no quieren nada que tenga que ver con “marihuana” y sí con algo totalmente permitido.

Y esto era así hasta hace poco, cuando la DEA irrumpió en el mercado del CBD con una divertidísima ocurrencia: meter los extractos de cannabis (aparte de los realizados con su resina, que esos tienen “pena propia”) dentro de la lista I, la más restrictiva posible, y dejar a una sustancia como el CBD como “sin aplicaciones medicas con humanos” y con un “alto potencial de abuso”. Lo nunca visto. Esto lo hizo tras la recomendación preceptiva de la FDA que no quiso hacerla pública, y que VICE Magazine les forzó a entregar mediante una FOIA (Freedom of Information Act, un mecanismo que no tenemos en España por el que las agencias del gobierno están obligadas a dar la información de lo que han hecho con el dinero de todos los ciudadanos, respondiendo con los documentos de forma obligatoria, aunque cara económicamente).

El motivo de estos extraños movimientos, ya que una agencia como la DEA está hecha para “reforzar la ley” sin potestad para crearla y su acción ha generado una encendida respuesta, lejos de responder a cuestiones morales entiendo que responde a cuestiones meramente económicas. Tanto la DEA como otras instituciones de la obsoleta guerra contra las drogas, están buscando cómo mantener su trabajo y agarrándose a un clavo ardiendo -como es el hecho de incluir en la lista I una serie de compuestos y extractos de la planta- aunque según ellos, esto es sólo para poder tener un mejor control y prever las necesidades ya que no tenían un código para los extractos de marihuana, aunque sí para la marihuana y para los cannabinoides, pero de paso dejan los extractos de la planta en la más restrictiva lista.

Parece que los lobbys que se oponen a la legalización absoluta del cannabis, y en especial el farmacéutico que mientras fabricaba fentanilo, financiaba campañas contra la legalización de la marihuana, están moviendo sus hilos para que estas agencias que están quedando huérfanas y vacías de función, terminen sus días siendo colonizadas por intereses ajenos a su función, como es el caso. Poniendo el acceso a los extractos de cannabis sin THC más difícil tanto para pacientes como para productores, no están sino retrasando un poco más lo que ya parece inevitable: que a medida que el cannabis se haga más y más prevalente en la sociedad, muchos de los males para los que la BIG PHARMA ha estado vendiendo remedios (a veces mortales) pasarán a ser tratados directamente por las personas con cannabis, y eso es algo que cualquiera puede producir en su casa.

El CBD no dará dinero a la industria farmacéutica y sí que se lo quitará; de hecho ya lo estaba haciendo gracias a sus condición de sustancia legal -hasta la broma de la DEA- a diferencia del THC.

Pero todo esto es, volviendo al inicio de este texto, una falsa dicotomía en la que parece que haya que tomar partido por uno de los dos compuestos, CBD o THC, y declararse en coherencia con el compuesto. Esa es la trampa, hacernos bajar a elegir en una disyuntiva artificiosa, modulada por una historia de aberraciones morales y legales llamadas “Guerra contra las drogas y sus usuarios” y que a día de hoy seguimos sufriendo.

No piques: si tienes que elegir algo, que sea la variedad de cannabis que te sienta mejor a ti para el uso que le quieras dar.

Elige vida: elige cannabis y que no te engañen.

lunes, 27 de noviembre de 2017

SERIE DROGOTEST: ¿Cómo funciona y qué es?

A finales del año 2016, inicié esta serie en la Revista Soft Secrets, con la que fuimos repasando de forma exhaustiva todos los aspectos relativos a las pruebas de drogas en carretera, desde su funcionamiento a la compleja historia que existe detrás de su desarrollo y de los "estudios" (por ser generoso y llamarles algo que no sea un insulto) que se suponen que los fundamentan.

Cuando acepté el encargo, no esperaba que fuera a encontrarme tanta mierda. Tras haberme pasado meses leyendo textos relativos a los drogotest en España, tengo claro que si no hay una serie de artículos en la portada de algún periódico explicándole a los ciudadanos "el fraude de los drogotest" pero no sólo en su defectuoso uso y mal funcionamiento, sino la de mierda que hay detrás asociada a las compras de estos dispositivos y las elecciones relativas a estos asuntos, y que se ha extendido por toda España cuando las policías locales -con el beneplácito de los ayuntamientos- han visto en el drogotest la máquina perfecta para recaudar dinero salvajemente, y a ella se han entregado.

Y como todos estamos concienciados de que en la carretera no se puede conducir cuando no se está en condiciones, y eso implica a la mayoría de las drogas en las primeras horas de consumo al menos (pero no a todas ni a todas las personas), nadie se atreve a levantar mucho la voz, no siendo que además de la sanción administrativa le caiga también la sanción social...

No es coña; hace poco leí un estudio que explicaba que la primera razón para no beber alcohol al volante en un país del norte de Europa, eran no ya las sanciones y multas, sino la sanción social (lo mal que la gente lo ve y percibe). Y eso, claro, se consigue con educación y no con represión.

Aquí está el inicio de la serie cuyo último capítulo, el sexto, sale en la revista de este mes. Esperamos que os guste y os aclare las ideas sobre este asunto, turbio y poco claro como forma de que el ciudadano no pueda defenderse de una agresión calculada y premeditada como es el drogotest usando a la española.

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¿Qué es y cómo funciona un drogotest?

Iniciamos en Soft Secrets una serie de artículos -con datos e información exclusiva- sobre uno de los instrumentos de represión y extorsión económica más empleado contra los usuarios de cannabis: los test de drogas -usados por las distintas policías del estado (por seguridad, dicen)- y conocidos coloquialmente como “drogotest”. Teníamos la seria sospecha de que el asunto de los test de drogas sobre el cannabis, resultaban en miles y miles de sanciones totalmente injustas y en daños causados por falsos positivos. Ellos, en base a esos test, retienen tu coche y pasas a ser propuesto para sanción mientras te ves forzado a dar tus fluidos corporales, sin importar si tu madre está muriendo y vas al hospital o si nace tu hija y vas al parto.

Así que soltamos a Drogodogo, uno de los sabuesos más obstinado que conocemos, tras la pista de este asunto -que huele realmente mal- y volvió impresionado de todo lo que encontró y sigue encontrando, especialmente ahora que existe un plan para dotar a todas las policías locales de España con estos instrumentos de recaudación coercitiva del estado. Los drogotest son vendidos a las instituciones como “una maquina segura para recaudar grandes cantidades de dinero de los usuarios de cannabis especialmente” -es lo que son- mientras que las instituciones que los adquieren, nos las venden al gran público como un ímprobo esfuerzo por darnos seguridad en la carretera, siendo totalmente falso como iremos probando a lo largo de esta serie.

Somos cientos de miles los sancionados cada año en España por la simple tenencia de un canuto (aunque incluso les vale que el grinder tenga restos) y, desde el último cambio en las regulaciones y sanciones relativas al tráfico de vehículos, también por haber consumido horas o días antes (incluso por haber estado sentado respirando al lado de un fumador) aunque no tengamos el menor rastro de efecto. 

Este punto, encontrarse bajo sus efectos de forma incapacitatoria para la conducción, era un requisito para poder ser sancionado, que el gobierno del Partido Popular se encargó de eliminar con la modificación del código que sufrimos hace un par de años. Desde ese día, no es necesario que estés afectado por cannabis o THC y, aunque la policía reconozca -a mí me lo puso la propia Guardia Civil de Tráfico, por escrito tras hacerme el test y emitir la “propuesta para sanción de 6 puntos y 600 euros” de multa- que estás en perfecto estado para la conducción, da igual: serás sancionado. 




¿Qué sentido tiene sancionar a alguien que la propia Guardia Civil -suponemos que capacitados para reconocer esas cosas- admiten que estás bien y te entrega el coche para que sigas conduciendo? ¿Nos hemos vuelto locos? No. Es que no es por seguridad, es por recaudación...

Una compleja recaudación, que en vista de los resultados, está siendo más que interesante de aplicar, para rellenar -a base a asaltos sin ética alguna- las arcas públicas, vaciadas previamente -también- a base de asaltos. Desde Soft Secrets estamos dispuestos a exponer a la luz, con sus propios documentos -disponibles a todo el público- y con algunos “no tan disponibles” que hemos conseguido y que son “material sensible” (del que esperamos conseguir mucho más). 

Como no somos amigos de lanzar opiniones sin respaldo claro -buscamos manejar exclusivamente datos- os iremos explicando, desde ahora y en las sucesivas entregas, todo lo que está implicado en el proceso del “drogotest” en sí mismo (su funcionamiento, sus fallos, sus trampas, sus malas intenciones, etc.) y también de las cuestiones que son ajenas al proceso “técnico” en sí mismo, y que constituyen un flagrante engaño a toda la ciudadanía es víctima del mal uso -intencional- de estos drogotest. Por último -antes de meternos de lleno a destripar la fraude económico y moral de estos drogotest- queremos hacer notar que encontrar información relevante -sobre este preciso asunto que, sin embargo, nos afecta a todos- es complejo porque está “enterrada” entre datos poco útiles y cuando existen estudios, que podrían aportar datos capitales, resultan provenir de “parte interesada” o realizados por “científicos en nómina mediante subvención” o directamente los cuerpos de policía que quieren usarlos, y para más INRI dichos resultados no se encuentran disponibles al gran público, pero son un argumento clave en los dossier con los que seducen a las administraciones, en una compleja historia de amor por el dinero público y el poco que queda aún en el bolsillo del ciudadano-víctima.

Empecemos, pues, por el principio: ¿qué es un drogotest exactamente? Un drogotest es un dispositivo preparado para que se produzca en él una reacción química, al contacto con nuestra saliva o sudor, que denotará si en el fluido usado hay una “cantidad suficientemente alta para ser detectada” de la droga que sea, en este nuestro caso, el THC del cannabis.

Los drogotest más usados ahora mismo por las distintas FFCCSE son dos modelos distintos, conocidos como el Dräger 5000 y el DrugWipe, del que existen distintos modelos “ajustados oportunamente” a las necesidades de cada lugar. Para entendernos mejor, el Dräger 5000 era el modelo “antiguo” y cuyo coste resultaba -supuestamente- algo prohibitivo, por lo que aunque sigue en nuestras carreteras este armatoste con impresora (su mejor funcionalidad) iremos viendo cómo se extingue poco a poco, dando paso a su competidor barato.  

Por el contrario, el DrugWipe -sea de la marca y modelo que sea, porque ya existen varias en dura competencia- resulta bastante asequible económicamente y va a ser el método de detección de drogas en carretera que se extenderá en pocos meses por las policías de prácticamente todo el país, con especial énfasis en las policías locales o municipales (en futuras entregas, explicaremos el porqué de ese y otros detalles).




Los drogotest actuales funcionan mediante una serie de reacciones químicas dentro del tipo de análisis conocido como inmunoensayo. Fue una técnica que ganó el premio Nobel y que tenía un alto grado de precisión (cuando es aplicada correctamente y en comparación con lo que eran los estándares de la época) pero que -como todos los test de tipos reactivos- tiene un margen de errores conocidos como “falsos positivos”, en los que otra molécula que no es la buscada, produce una reacción similar a la esperada para la droga. 

Estos falsos positivos, por los que cualquier ciudadano pasa a verse envuelto dentro de un proceso en el que se le retiene, se le priva del derecho a conducir y, como ya hemos dicho, procan cosas como que aunque pase un día y esté en perfecto estado para conducir (en caso de que no lo estuviera 24 horas antes) tampoco le devolverán el coche porque su cuerpo seguirá dando positivo, hasta que presente a otra persona que se haga responsable -legalmente- de la retirada del mismo, previo pago de la parte de “sanción” que corresponde a la grúa y retención del automóvil, y que va “aparte” siendo pagada tanto si el análisis final determina que era una sustancia prohibida, como si determina lo contrario. 

Aunque es cierto que -en caso de un falso positivo- tendríais el derecho a pleitear para que os devuelvan dicho dinero, los posibles costes legales superan con mucho el daño económico causado, de manera que es algo que posiblemente quede en la más absoluta teoría sin aplicación práctica.

Este porcentaje de errores de los drogotest, conocidos como “falsos positivos” oscila sobre 2% de casos -datos ofrecidos en la revista “Autopista”, septiembre del 2012- y el algo menos del 5% (el producto Wipe asume un “éxito” superior al 95%, que es otra forma de decir lo mismo) y no varía esencialmente entre uno y otro método de análisis (no existe un test de este tipo que no tenga un margen de fallos, es inherente al propio método), a pesar de notables las diferencias técnicas entre ambos dispositivos. 

Dicho de otra forma: de cada 50 personas a las que inmovilizan su coche, una o dos personas según sus datos lo son “en falso positivo”. 

También al contrario ocurre: puedo dar fe -médicamente probada- de que los 2 controles que yo he pasado -y en los que el THC dio positivo, no dieron a opiáceos, lo que resulta “imposible” siendo paciente en tratamiento crónico de morfina desde hace lustros, ni a benzodiacepinas, ni en una de las ocasiones, a anfetamina farmacéutica (composición garantizada) que había tomado 2 horas antes, y cuyo pico plasmático (el valor más alto de la droga en el cuerpo) debía estar ocurriendo durante el test

A pesar de que en las 2 ocasiones referí que en los resultados FALTABAN DROGAS que debían estar presentes, obtuve respuestas vagas, como “será que tomas poca morfina”. Este punto esconde serios defectos, que nos ponen en riesgo a todos por primar la caza económica en lugar de la caza del peligro en la carretera, y que expondremos en el futuro.

Como los falsos positivos iban a ser el primer problema evidente, las empresas se adelantaron convirtiendo el obstáculo en ventaja: “nos preocupamos porque no te culpen injustamente y, en caso de que des positivo, tomaremos una muestra de saliva para analizarla 'bien analizada' en nuestros laboratorios especializados”. Ese segundo análisis, que realmente es el que puede probar que tienes una determinada droga en tu cuerpo, es el que tiene validez técnica y su resultado impera sobre el previo, pero con unos costes que disparan mucho la factura. Sin embargo, este segundo contra-análisis, es tan necesario legalmente como económicamente rentable para las empresas implicadas: ¿de todo este asunto quiénes nos ayudan a cuadrar las cuentas? Los que dan positivo y pagan desorbitadas multas al final.

Así que, manos a la obra, los fabricantes de estos test rápido se dieron cuenta de que la policía les demandaba una “mayor tasa de recuperación económica” (más pasta para sus arcas), estas empresas no rebajaron sus costes: rebajaron -aún más- los límites de detección de la primera droga por numero de detecciones para que se atrapase a más ciudadanos. Sí, efectivamente: la base del sistema de costes de este farragoso asuntos somos los usuarios de cannabis.

Esto que había sido una sospecha, ampliamente extendida entre los afectados cannábicos, ha dejado de serlo para volverse evidencia, de forma objetiva e inapelable, utilizando los propios datos que estas empresas manejan y que será objeto de un profundo análisis. Somos el gran premio, como en la lotería de Navidad: el gordo de los recaudadores de los caminos, porque nosotros (con el THC) ya no fallamos.

En el año 2005, la primera revisión de estos test más ligeros, situaba la cifra de corte para la detección del THC en 30 ng/ml (30 nanogramos por mililitro de fluido) y así está recogido en la red, pero en el propio material que Dräger maneja podemos ver como ese umbral necesario para dar positivo, se dividió por 3 al cabo de 5 años situándose en 10 ng/ml, y actualmente sus propios prospectos y material, nos indican que su gran capacidad de detección contra el cannabis, ha bajado -al menos- hasta el 5% en su caso y, gracias a la pista que se le escapó a un policía municipal mientras me realizaba la prueba, he podido comprobar que el límite actual es de 2'1 ng/ml, encontrándose este dato en varios estudios existentes en la red y ahora también en Wikipedia. Pregunte al policía el límite de detección y me dijo orgulloso “eso sí que lo sé: 2 nanogramos”, pero cuando le pregunté que 2 nanogramos por qué cantidad, ya no supo responder más: ¿serían gramos, serían litros, serían decímetros cúbicos? ¡Qué más da, si te hemos cazado! ¿O no?

Ese es el nivel de un policía especialmente formado, en un curso de 20 horas que incluye toda la teoría y práctica que parece ser que es la necesaria para cumplir con la ley. Ah, y por supuesto, a estas alturas, ya debéis imaginar quienes dan -y cobran- esos cursos de formación: las misma empresas. Todo queda entre amigos.




Nosotros lo guisamos, nosotros lo comemos y vosotros -los cannábicos- lo pagáis. 
No es por seguridad, es por recaudación: no es nada personal, sólo son negocios... ;))


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La siguiente parte de esta serie (compuesta por varios textos), la podéis leer aquí: http://drogoteca.blogspot.com.es/2018/01/serie-drogotest-ii-la-quimica-del.html