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jueves, 30 de octubre de 2014

GRAMS y GRAMWORDS: el buscador de drogas y armas en la Darknet y su servicio de publicidad


Estos textos fueron publicados en elbitcoin.org
Esperamos que os gusten.



Grams: cómo encontrar las drogas que buscas...

Hace poco conocíamos la existencia de 'Grams', un site que ha surgido hace muy poco y que presuntamente hace funciones de buscador en la red Tor. Aunque ha sido anunciado así en algún lado, la realidad es que el lugar -que copia la estética de Google- es un buscador selectivo dentro de los distintos mercados anónimos que se conocen en la Darknet o 'red oscura'.




Su mayor funcionalidad parece ser la de agrupar información comparable en los diversos mercados con la posibilidad de elegir la moneda en que se muestra -Euro, Dólar, Libra y Bitcoin- con una actualización relativamente rápida del estado de los valores en los mercados. Por otra parte pone a disposición de cualquiera que acceda a su web mucha -no toda- de la información disponible en 9 mercados anónimos que están funcionando con distintos grados de éxito a día de hoy.

Aunque el buscador nos ofrezca una serie de resultados, podremos ver sólo la información que nos muestre en primer término porque, como es previsible, antes de entrar a mirar en cualquiera de esos mercados anónimos tendremos que registrarnos en ellos: no basta con pinchar en en link, pero nos dice dónde se encuentra lo que buscamos.




Un detalle a resaltar es que el buscador, si se intentan realizar búsquedas con parámetros de pornografía infantil -child porn- bloquea la búsqueda, no da resultados y además indica que jamás los dará sobre ese material. Muy de agradecer no facilitar acceso a ese material jamás. La compra de drogas o de armas, no implica de forma inequívoca un daño a terceras personas mientras que el abuso sexual sobre seres humanos de cualquier edad -como las películas snuff, tan comunes ahora que México produce miles de muertos como forma de 'mensajería social' entre cárteles de drogas- necesitan de la atrocidad contra seres humanos para poder existir. 

Otra curiosidad es que en el site se puede ver banners publicitarios de diferentes vendedores como los de un mercado que presume de tener “la mejor cocaína y MDMA de la red” y los de una página en la red común para el “blanqueo de dinero” mediante ofuscado de cuentas con Bitcoin. Y es que uno no puede evitar que le venga a la cabeza el personaje de Renton en la película 'Trainspotting' cuando atónito por lo que rápido que todo muta, piensa: “El mundo está cambiando, la música está cambiando, las drogas están cambiando, hasta los tíos y tías están cambiando.







Servicio de publicidad para vendedores de drogas o armas... o GRAMWORDS.


Hay quien cree que el mercado de drogas es algo que no necesita de una correcta publicidad, sino que debe jugar -dado su status ilegal en el caso de ciertas drogas- en el anonimato y el boca a boca. Esa mentalidad sigue presente incluso entre los consumidores de drogas, que en los foros donde habitan dejan perlas como que “si la deep web [darknet] es algo de lo que se habla, ya no es deep web” o que “cuentos como Silk Road son demasiado bonitos para ser verdad”, y parece difícil de combatir. 

También se cuenta con la experiencia de que la publicidad, en muchos casos, no mejora sino que distorsiona el mercado según los intereses de quien la genera. Esa distorsión, legitima o no, se paga.

El buscador Grams de Tor, especializado en drogas y mercados ilegales de armas, está intentando avanzar dentro de lo que ha llamado “Stage 2” o Fase 2 con un interesante plan para vendedores que están presentes en esos mercados y la principal innovación es el sistema de anuncios Gramwords para vendedores, aunque no esté únicamente accesible a ellos.

Gramwords presenta un sistema en el que los vendedores, asociados a las cuentas que mantienen en los distintos mercados, pueden competir pagando por que su campaña publicitaria sea la más vista o casi, porque sólo las dos que paguen con mejor precio el ser mostradas aparecerán al hacer una búsqueda en dicho site. 



El sistema, de momento, sólo permite el uso de una palabra clave al realizar búsquedas y no permite a los anunciantes usar más de una por cada campaña: en caso de usar dos, el motor te devuelve las dos campañas más relevantes de todas las existentes, tengan o no que ver con los términos de tu búsqueda. Eso parece interesante ya que favorece que la información relativa a cada artículo quede agrupada de forma coherente, desincentivando el uso de términos locales o de slang, que son tan comunes en el mercado de drogas.


De forma previsora han contado con los existentes scammers, que intentan meter mano en el negocio sin aportar nada, y han preparado una pestaña para que cuando sean detectados se puedan marcar como impostores -fácil de comprobar mediante la validación de claves PGP- y sus pretensiones en el asunto queden al descubierto. En Grams pasas un periodo de 24 horas en lo que se acepta tu anuncio para comprobar que no contiene pornografía infantil o que no es un timo a primera vista. 



Asimismo contarán en breve con una pestaña para que los vendedores puedan contestar a las críticas -o alabanzas- que reciban en Grams, porque también de eso se trata.

Gramwords te permite hacer una planificación del coste de tu campaña y tú decides lo que te quieres gastar: tienen una calculadora para ver los costes, según la cantidad ofrecida y volumen posible. Eso, por supuesto, siempre con un saldo positivo en Bitcoin para que se te pueda cobrar, ya que si dejas de tener fondos para financiar tu campaña o bajas el nivel de pago de tu visibilidad, será otra la que ocupe tu lugar hasta que vuelvas a cargar de Bitcoin la “maquina publicitaria”.

El administrador del site además ofrece cierta protección frente a ataques contra la campaña mediante búsquedas anormales y, dado el bajo volumen de negocio que parece estar manejando por ahora, que hará un control manual, desactivando y activando la campaña cuando el ataque haya cesado.




¿Resulta una opción interesante usar el servicio? Pues supongo que si tienes un buen producto y buscas hacerte hueco en un mercado complicado, como es el de las drogas, puede resultar útil. Pero es posible que los comentarios de tus clientes en Reddit tengan mucho más valor.

Aún así, Grams está haciendo una labor interesante -para los perdidos en la darknet- en esta nueva área ya que todavía parece tener mucho más que desarrollar.


El tiempo dirá.
El resto descubridlo vosotros: grams7enufi7jmdl.onion

jueves, 7 de agosto de 2014

Bitcoin como moneda anónima


Este texto fue publicado originalmente en la web www.elbitcoin.org :)
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Bitcoin no es totalmente anónimo; 
sólo suficiente si lo usas bien.

En el mundo Bitcoin existe la creencia, en algunas personas sean bitcoiners o sólo simpatizantes e interesados, de que Bitcoin es una moneda anónima. Esto es cierto en parte, y algo erróneo por otro lado. Bitcoin se ve soportado por una estructura que no hace necesario revelar datos relativos a nuestra identidad a la hora de usarlo, pero si se usa de forma alegre o despreocupada lo hace vulnerable al escrutinio público.




Salgamos un momento del Bitcoin, volvamos al papel moneda tradicional. El papel moneda tiene la posibilidad de funcionar como un instrumento anónimo de acumulación de riqueza: nadie podría saber nunca que poseemos una cantidad X de dólares o euros y que encontramos por azar perdidos o que nos fueron entregados en mano como pago por algo. De la misma forma, cuando pagamos con papel moneda podemos seguir manteniendo el anonimato al no revelar nuestra identidad por el hecho de efectuar un pago. 

En el mundo del papel moneda, emitido por un banco central o institución similar, el escrutinio lo recibimos por parte del estado y sus agencias satélite (policía, hacienda, seguridad social, justicia, etc.) y ellos lo pueden realizar gracias a que cuentan con el libre acceso a la información de los movimientos realizados con el dinero. ¿Qué movimientos? Aquellos que hemos realizado mediante una forma que nos vincula con una identidad: los que hacemos en un banco, una transferencia mediante una empresa u organismo como correos, y el uso de otros medios de pago con verificación de identidad como puede ser una tarjeta de débito o crédito o cheque. 





Todo lo que no sea un uso anónimo -en el que no nos vemos obligados a revelar nuestra identidad como con el pago en metálico en un comercio- da un mapa de los movimientos sobre “el total” que el estado puede controlar de nuestras entradas y salidas (como nóminas, premios, multas e impuestos).

Bitcoin es todavía más controlable: todo pago que realizamos queda visible al escrutinio público, y no hacer falta ser el estado o tener su medios para poder conocer el estado de una cuenta que recibe y envía dinero. Toda transferencia en bitcoin queda registrada para la historia y perfectamente visible. ¿Dónde está entonces lo anónimo del asunto? En que no es necesario revelar tu identidad a la hora de realizar pagos o compras con él. Pero si lo hacemos, perdemos esa característica con todo lo que ello conlleva: a muchos vendedores en Silk Road y compradores de los mercados de Darknet les hubiera gustado ser un poco más precavidos a la hora de usar sus cuentas, ahora que se enfrenta a acusaciones penales -más o menos acertadas- basadas en parte en el seguimiento de cuentas en blockchain y análisis de “big data” o grandes trozos de datos.




¿Si yo no revelo a nadie que una cuenta es mía?
Obviamente si no revelamos que una cuenta es nuestra no podrá controlarse el uso que hacemos de la misma: podrá ser controlada la cuenta pero no podrá ligarse a una persona. En noviembre de 2013 se produjo una transferencia de algo menos de 200K Bitcoin que de momento ostenta el récord en ser el mayor valor transferido con esta moneda, algo menos de 150 millones de dólares en aquel momento. Y seguimos sin saber de quién a quién. ¿Alguien imagina lo que la hacienda -de cualquier país basado en la actual voracidad fiscal e impositiva- opinaría de semejante intercambio económico ocurriendo fuera de su control? Exacto, no les gustaría un pimiento. ¿Entonces? ¿Dónde está el problema a la hora de usar bitcoin?

Hay dos formas en que perdemos nuestro anonimato sin darnos mucha cuenta: la técnica y la social. En otras acciones, como puede ser el pago en especie con bitcoin por parte de alguien que lo refleja, la compra de bitcoin (o venta) a través de un exchange no presencial, o el uso de una cuenta de donaciones (en la que lo habitual es mantener la misma cuenta y permitir así la verificación del total donado) por ejemplo, nos vinculan de forma directa con nuestra identidad en el mundo real con una pérdida total del anonimato vinculado a esa cuenta (y puede ser que a otras).

Las formas “técnicas” de vulnerar nuestro anonimato son todas aquellas en las que el uso de nuestra cuenta se vincula con una IP que a la vez nos vincula a una identidad propia (o con la IP de la conexión de tus padres jubilados que no saben qué es bitcoin siendo tú hijo único, por ejemplo).
Cuando nuestro ordenador o móvil envía una transferencia, esta graba unos cuantos datos propios y hay otros que viajan por lo que es la propia configuración de la comunicación en red, entre ellos la IP del primer ordenador que envía los datos. Dicen que existen de hace tiempo grandes ordenadores cogiendo todas las transferencias bitcoin que pululan por los nodos de la red común y almacenando la IP de origen de la misma. Conociendo el actual nivel de espionaje por parte de los estados (unos más que otros) no resulta nada ilógico: sus servicios de inteligencia necesitan esos datos, y el resto de “servicios” los anhelan para poder usarlos.

¿Cómo evitar esto? La mayoría de los clientes Bitcoin permiten la conexión mediante proxy o VPN de pago, de manera que nuestra IP queda anónima en cierto grado: el anonimato de nuestra salida a final a la red, que depende del número de socks encadenados o de la privacidad respetada por la empresa que nos presta los servicios. Otra forma sería usar los servicios de lavado de dinero a la hora de mover bitcoin para nosotros mismos o para pagos que no queremos dejar visibles, que con una comisión se encargan de ofuscar la transacción lo suficiente como para hacerla resistente a la minería de datos común, pero en la que únicamente conseguimos que el receptor del pago no pueda vincularlo con nuestra dirección de salida porque si el envío al servicio lo realizamos sin proxy o similar, quedará registrado nuestro pago a dicho servicio (el simple dinero no da anonimato). Estos servicios son interesantes para combinarlos con otros cuando queramos un extra de seguridad, pero partiendo primero de nuestros propios actos higiénicos en ese sentido.




La otra ruta obvia es Tor y ya hay proyectos para que los clientes trabajen dentro de la red Tor siempre que sea posible para aumentar el grado de anonimato inherente al sistema por defecto, pero de momento no están claramente ligados a la hora de trabajar con bitcoin aunque parece que es parte de lo que el futuro nos depara.


La forma “social” de cazar nuestra identidad se basa en nuestra propia expresión: no debemos decir cual es nuestra cuenta alegremente, y debemos de usar una dirección distinta para cada pago -como nos ofrece por defecto y aconseja el cliente oficial de Bitcoin- siempre que nos sea posible para evitar que nadie pueda saber cuánto entra y cuanto sale de nuestra cuenta. En este área hay que tener más cuidado de lo que parece: redes sociales como Facebook minan nuestra privacidad por la cantidad de información que revelamos en ellas y la cantidad de información que cualquier persona puede cruzar hoy en día para obtener resultados útiles. 

Tal vez no digamos que ChicaGuapa21 seamos nosotros, pero si ChicaGuapa21 es profesora de niños de 3 años en Don Benito (que sólo tiene un colegio de esa edad) y a la vez ChicaGuapa21 vende jerséis hechos a mano y cobra con una cuenta pública de bitcoin... no hace falta ser un lince para vincular la identidad del mundo virtual con la del mundo real. Esto último es aplicable para quien nos pueda buscar -con buenas o malas intenciones- por nuestro uso del Bitcoin (puede pasar, el ser humano es capaz de lo peor como de lo mejor) pero también para quien nos quiera identificar por cualquier otra razón (desde un loco enamorado acosador a una enemiga por haberla quitado el novio en su día) y eso debemos tenerlo en cuenta siempre.



No era la intención de este texto entrar a fondo a analizar las dos vías para determinar nuestra identidad al usar bitcoin porque sería imposible realizarlo en poco espacio atendiendo a todo que sería interesante. Sólo hacer un apunte al respecto.

La excepción de las cuentas de donaciones o para proyectos tipo “crowfunding” se explica porque a los donantes muchas veces les gusta conocer cómo va la donación a un proyecto o cuenta y, muchas veces, se entiende que esto ha de ser así para ayudar a la transparencia y dar confianza a aquel que dona. No es necesario vincular la donación a una persona o grupo concreto, pero es lo más habitual y aunque eso no nos vincule de forma legal -con un papel- a dichas transacciones, a veces un grupo de indicios cruzados tienen tanto valor probatorio como la mejor evidencia: cruzar indicios permite reducir las posibilidades de equivocación, a veces hasta puntos estadísticos que haría necesario que existieran 10 o 100 veces la población actual del planeta para que fuera “razonablemente probable” que pudiera ser otra persona.

Si alguien cree que la justicia nunca condena por indicios sino que lo hace siempre por pruebas totalmente verificables sólo tiene que echar un vistazo a los sistemas de identificación por ADN: son muy fiables, pero no pueden nunca descartar que exista otro ser humano que hubiera dado el mismo resultado estadístico a la hora de analizar su genoma.

Fíese usted de la virgen y no corra.

Por si acaso sea precavido con la forma en que usa Bitcoin, y con todo lo demás.

domingo, 6 de julio de 2014

Lyn Ulbricht y la defensa legal de Ross, creador de Silk Road.

Lyn Ulbricht es la madre de Ross Ulbricht aka Dread Pirate Roberts, de Silk Road, o al menos a quien acusan de serlo. El caso traerá cola los próximos meses porque aunque está claro que el gobierno USA no dejará escapar a Ross, hay una serie de cuestiones que afectan directamente a la raíz de las acusaciones de modo que su uso leguleyo resulta en una violación de derechos constitucionales... que amenaza a todos. 

Podéis leer algo más sobre el asunto en http://elbitcoin.org/madre-hay-mas-que-una-lyn-ulbricht-defiende-su-hijo/

Un "early adopter" e inversor en Bitcoin, de nombre Roger Ver, ha puesto un tuit que, por cada RT, o retuit o retweet, donará 10 dólares al Fondo de Defensa que Lyn está intentando sacar adelante para defender a su hijo del gobierno USA. 

Recuerden todos que las peores acusaciones sobre él, las de asesinatos por encargo y palizas, han desaparecido mágicamente de las acusaciones reales contra él, porque no existen pruebas excepto las inventadas por el FBI para cargar y engordar el caso. 

No piquen en la historia creada por el gobierno contra el individuo.

Este es el tuit:



Y aquí unas palabras de la propia Lyn sobre el caso: 




Recuerda, un click de tu ratón puede ayudar a alguien que, si es culpable es un héroe y, si no lo es, necesita mucha ayuda por parte de todos.





jueves, 16 de enero de 2014

Desde la Deep Web



Este texto fue publicado en el mes de Diciembre de 2013 en la Revista Yerba.
Lo he dejado tal y como fue escrito en octubre del 2013, y en la parte final del texto se citan algunos mercados de drogas online que puede ser que ya no existan cuando leas esto (la muerte y nacimiento de nuevos mercados de drogas en internet va muy rápida) pero que no modificamos por razones históricas.

Esperamos que os guste. :)





Desde la DEEP WEB.


Internet hoy forma parte de nuestras vidas: lo usamos en redes sociales, comunicaciones por email o servicios de mensajería, compramos en la red, nos informamos, nos documentamos y hasta nos agrupamos por intereses similares. Tiene un nuevo peso específico en nuestra actividad como seres humanos.

De alguna forma, Internet es casi un apéndice más de los habitantes del planeta, en los llamados países civilizados, que les ayuda a vivir en una conexión instantánea, impensable hace medio siglo, con personas y grupos que pueden estar en cualquier parte del planeta, y acceder a servicios que de otra forma sería imposible.

Todo esto está a nuestro alcance cuando queremos encontrarlo usando buscadores como Google, que son los que se encargan de indexar la información que sus robots recogen de la red. Pero no toda la información es recogida por los buscadores, ya que mucha pertenece a lugares de acceso restringido, se genera de forma dinámica a través de peticiones correctamente hechas a los servidores adecuados, o se mantiene con métodos que no permiten la indexación de su contenido por parte de los buscadores.

La “Deep Web” o web invisible, fue el término elegido por Michael K. Bergman, un empresario e investigador en nuevas tecnologías, para contraponerlo a la “Surface Web” o web visible y navegable mediante conexiones y buscadores comunes en un estupendo estudio en el que analizó el comportamiento de Internet. Eso fue hace más de 10 años, y ya por aquellas fechas quedaba patente que lo que no podíamos ver de Internet en los buscadores era de 400 a 550 veces más grande que la información que sí era recogida por los buscadores.



En su visionario trabajo, Bergman desgranaba más y más datos sobre ese mundo que los buscadores no podían mostrar, como que la información en la “Deep Web” era entre 1000 y 2000 veces de mejor calidad, más específica y detallada, normalmente agrupada por temas de interés, y sobre todo que el 95% de ella era de libre acceso público y sin pago o restricción.

Los intereses de Bergman en su estudio se centraban en las tendencias y evolución previsible de Internet y sus mercados asociados. Poco o nada imaginaba que el término que él acuñó, pasaría a ser mucho más de lo que él quiso incluir en ese concepto en agosto del año 2001.



¿Qué es la Deep Web ahora en 2013?


A la Deep Web actualmente los medios la presentan como una parte inaccesible de Internet mediante la navegación web convencional y mediante protocolos de comunicación habituales, que son los que utilizamos al usar cualquier navegador con una conexión común. Esto no es cierto: al echar un vistazo al estudio de Bergman, vemos que los dos lugares que -con gran diferencia- más cantidad de información contenían pero no era visible al buscar -debido a cuestiones de indexación simplemente- pertenecían a la NASA y la NOAA que eran dos agencias del gobierno de los USA, y cuyos datos eran teóricamente accesibles pero su ausencia de indexación los hacía invisibles.

Toda esa información, más otras cantidades -exponencialmente incrementadas- generadas en estos 12 últimos años, forma parte de la Deep Web ya que sigue siendo “invisible” para cualquiera que no la conozca con su vía de acceso previamente.

Sin salirnos de la Internet que prácticamente cualquiera sabe manejar hoy día, también hemos tenido y tenemos como parte de la Deep Web lugares de acceso restringido. Algunos por razones de pago o comerciales, y otros por otras razones de privacidad, tanto si se trataba de actividades legales, por ejemplo el sexo consentido entre adultos, como ilegales: la venta o compra de drogas prohibidas. 

Existen foros con distintos grados de privacidad donde, mediante referencias de otras personas, puedes acceder y comprar, vender o intercambiar drogas. Los hay en inglés y los ha habido en castellano, como en casi todos los idiomas: los usuarios de un lugar con intereses similares se agrupaban para facilitarse sus prácticas, compras e información relevante.

Aparte de todo lo mencionado anteriormente, hoy día existen otras zonas con contenidos totalmente inaccesibles mediante un navegador común y una conexión normal a Internet: la Dark Internet o Internet Oscura. En este caso ya no hablamos de páginas o datos que están almacenados sin posibilidad de usarse por no tener un acceso coherente a ellos -como ocurría inicialmente con la mayor parte de la Deep Web- sino de auténticos servidores de información que funcionan con protocolos informáticos no usados habitualmente y totalmente invisibles para los buscadores convencionales de la red. 

Esta zona oscura de la Internet es lo que actualmente los medios, en general por motivos de sensacionalismo o ignorancia, consideran la Deep Web, aunque en realidad es sólo una pequeña fracción de todo lo que abarca.




¿Cómo se accede entonces a esa Deep Web?


La red TOR tiene la clave para poder penetrar en una buena parte de esa Deep Web.




TOR era un acrónimo para “The Onion Router” que surgió siendo un protocolo de ofuscación de identidad: una forma de no revelar qué ordenador pedía qué información mediante un sistema de capas que “enterraba” la IP que hacía la petición original. TOR fue creciendo hasta ser la “TOR Network” o “Red TOR” a partir del año 2004 al ganar popularidad, convirtiéndose en lo que es hoy, pero es interesante recordar que nació siendo un proyecto pagado por la Marina de los USA y financiado por varias agencias del gobierno de dicho país. TOR es también creación de los militares, como lo fue Internet.




Para usar la red TOR hace unos años era necesario contar con ciertos conocimientos informáticos más avanzados que los que la media de las personas podían tener, pero esto dejó de ser así hace tiempo: es tan simple como usar un navegador TOR. Basta con buscar en Google las palabras TOR BROWSER y verás una página que te ofrece descargar el navegador adecuado. Se baja e instala como cualquier otro, y el propio navegador se conecta pulsando un botón a la red TOR, permitiéndote navegar dentro de un nuevo mundo de direcciones y contenidos que no están en los buscadores.

La oferta obvia de la red TOR es una cierta garantía -no total- de privacidad por su sistema de enrutamiento. Existen buscadores e incluso algunas páginas de estilo “wiki” que informan de foros o páginas en TOR, o de lo contrario resultaría muy complicado moverse totalmente a ciegas. Lo que tienen todas las web allí en común es que su extensión no será .com o .net ni cualquier extensión del DNS habitual sino una serie de caracteres acabados en la extensión “.onion” en alusión a la red usada. Estas direcciones se pueden encontrar en buscadores desde la web común, pero no se puede acceder a dichas páginas sino desde la red TOR.




¿Qué podemos encontrar en la red TOR?


Internet es a día de hoy una especie de cerebro global, intercomunicando pensamientos y personas a velocidad cuasi-neuronal, que está provocando cambios globales a la hora de entender las relaciones humanas y, entre ellas, el comercio que para muchos es “una forma civilizada de hacer la guerra”. Mientras la web común contiene todo lo que dejamos que quede registrado en esa memoria que son los buscadores, la red TOR sería algo semejante a la parte oculta de nuestros pensamientos y acciones, lo que queremos mantener en mayor secreto. Y como las redes informáticas no son más que herramientas que los humanos usamos, en TOR podremos encontrar de todo lo que los seres humanos, por unas u otras razones, no quieren exponer en público o sólo lo quieren mostrar a un publico muy limitado y seleccionado.

¿Entramos ya en el terreno ilegal sin saberlo? Estamos aproximándonos, pero de momento todo es totalmente legal. Navegar por TOR no es delito. El delito es lo que se haga en dicha red, exactamente igual que en la web común, pero con el anonimato que permite TOR y eso convierte el lugar en un estupendo caldo de cultivo para todas aquellas actividades que son ilegales como vender drogas, pero también para otras en las que sus participantes quieren mantener un grado extra de anonimato, como podría ser el gusto por vestirse con bridas de caballo y ser azotado por otras personas, y que no tienen nada de ilegal en sí mismas.

Se ha dicho que en esa “Deep Web” de la que hablan tan escandalosamente los medios se pueden comprar armas, y así es. También en la web común uno encuentra cómo comprar armas si se lo propone. 






Se ha dicho que existían lugares donde encargar ejecuciones y asesinatos, y aunque así lo ofrecían algunas personas la realidad es que el lugar donde eso ocurría ha reconocido que la mayor parte de dichos anuncios eran timos o gente desesperada y nunca profesionales, como ocurre también en la web común con gente que se ofrece para ese tipo de crímenes. Y según el FBI, la búsqueda de un asesino a sueldo por parte del dueño de Silk Road, el famoso Dread Pirate Roberts, ha sido una de las oscuras razones de su captura.

Se ha dicho que existen mercados de drogas en los que puedes comprar cualquier sustancia que puedas imaginar sin moverte del sillón de tu casa y sin dejar rastro en el pago. Eso sí es cierto.
También que a esos mercados de drogas no necesitas ser invitado, sino que puedes acceder directamente y sin que nadie más lo sepa. Totalmente cierto.



Los requisitos son una simple dirección postal donde recibir el producto, y el pago mediante Bitcoin -o en algunos casos también es posible con Litecoins- que son criptomonedas virtuales muy difíciles de rastrear y de determinar las transacciones que se realizan entre sus poseedores, ya que no existe un banco central, un gobierno o una institución controlando el uso y evolución de dichas nuevas monedas. A día de hoy, un Bitcoin tiene un valor aproximado de 700 euros (Actualizado a 15 de Enero de 2014), cuando hace un año no llegaba a 10 euros.

Existen en esa zona de la web varios mercados de este tipo, aparte del famoso Silk Road que ha dejado de funcionar tras la captura -supuestamente- del gestor y dueño, y la incautación de un par de millones de dólares en Bitcoins en las cuentas de los usuarios (compradores y vendedores). No sólo existían Atlantis o Silk Road, hay muchos más que esperan su turno para brotar, casi de la misma forma que una red de tráfico sustituye a otra cuando es desarticulada. 

Entre los que se encuentran cuando este texto se escribe aún activos están Black Market Reloaded o Sheep Marketplace, que en estos momentos están recogiendo el mercado que ha quedado desabastecido por el cierre de los otros lugares. Y para encontrar estos “nuevos” lugares basta con buscar sus direcciones en Google a través de la red normal: no podremos acceder a ellos desde la red común, pero sí encontrar la forma de llegar en foros y páginas donde se publicitan las direcciones y, hasta hace poco, también los productos.



¿Qué hace entonces la policía de los distintos países ante este fenómeno mundial?


La policía en sus distintas formas y países hacen lo que buenamente pueden, pero reconocen que son mercados realmente difíciles de atacar: apenas unos días después de haber cerrado Silk Road en una macro-operación, que tiene más de película que de realidad, su vacío ya está siendo llenado por otros nuevos competidores.

Hace pocos meses el FBI -presumiblemente- usando un fallo de configuración por defecto del navegador más común usado en dicha red, el TOR Browser, que mantenía activa la ejecución de javascript, se aprovechó para localizar a un montón de personas que usaban dicha red y pasaban por donde ellos habían dejado un código malicioso que enviaba tu identidad a la policía.

Como pasear por TOR no es delito alguno, sólo pudieron usarlo para localizar físicamente a una persona que tenía la propiedad y el control del mayor servicio de hosting para webs de todo tipo en la red TOR, acusándole de tener alojada pornografía infantil en las páginas de algunos de sus usuarios (cosa probablemente cierta) y a la vez dejando fuera de juego a TORMAIL, que era el principal servicio de email dentro de TOR y que se usaba para todo tipo de transacciones y comunicaciones.


Las autoridades son conscientes de que la combinación de TOR (u otras formas más complejas de comunicación no convencional a través de las redes) junto con medios de pago como Bitcoin o Litecoin, son una combinación casi intocable y realmente difícil de vencer. Acostumbrados a un mundo donde todas nuestras transacciones económicas quedan registradas (bancos, servicios postales y envíos de dinero a través de empresas tipo Western Union) y donde nuestros pasos en la red podían ser espiados impunemente, estos nuevos modelos son un dolor de cabeza permanente.





Los responsables de atacar estos lugares, reconocen que no pueden hacer mucho: los recursos para poder atrapar y acusar con suficientes pruebas a un vendedor o al dueño de un mercado adolecen de proporción y eso juega a favor de los vendedores. Para la detención de Dread Pirate Roberts han hecho falta más de 100 agentes en USA infiltrándose en dichos mercados, y haciendo compras a los vendedores para poder llegar a algunos de ellos y a la cabeza del mercado.

Todo para atrapar a un chico de 29 años con mucho ingenio, dinero, algunas drogas, y ni un sólo arma. ¿Mereció la pena viendo los resultados? Permítanme dudarlo.




¿Cuáles son esos mercados accesibles para cualquiera y qué venden?


Hasta hace muy poco, había 3 grandes sitios dentro de red TOR que funcionaban como mercados de drogas (entre otras cosas). Eran Silk Road, Black Market Reloaded y Atlantis, y este último sitio se había lanzado hacía unos meses a una campaña publicitaria desde YouTube de aspecto profesional para promocionarse en toda la web conocida, en la que explicaban la facilidad como la que un supuesto fumador de cannabis se había mudado de ciudad y no conocía a ningún vendedor de confianza, y tampoco quería ir a comprar al mercado negro en la calle, conseguía sin moverse de casa unos estupendos cogollos de marihuana que le colocaban hasta dejarle “contento y relajado como un puto gatito”.

Pero Atlantis dejó de existir hace meses: un buen día sus administradores decidieron que, por motivos de seguridad no revelados, preferían cerrar el lugar a pesar de presumir en ser unos de los más seguros en varios aspectos.
El dinero que había en sus cuentas, no se sabe muy bien qué pasó con él, aunque anunciaron que los clientes tendrían una semana para retirarlo, no fue así para todos. Algunos hablan de un timo masivo, pero por otra parte las estimaciones de lo que podía haber según el volumen de compra y los usuarios no superaban los 5000 euros, lo cual obviamente no compensa en el riesgo de haber estado administrando un mercado de drogas ilegales, que realmente da muchos más beneficios funcionando como tal que robando “las moneditas que hay en la caja”.

Tras el cierre misterioso de Atlantis sin que se detuviera a ninguna persona, semanas después cayó Silk Road en manos del FBI, que era el premio gordo de los mercados ilegales online.



Ahora mismo (Octubre de 2013) quedan funcionando -entre otros más ocultos- Black Market Reloaded y Sheep Marketplace dentro de la red TOR, sin mencionar otros puntos de venta, posiblemente la mayoría de acceso restringido a unos pocos, incluso dentro de esas redes teóricamente anónimas.

En todos ellos, las estadísticas sobre ventas de drogas eran bastante similares: la que se lleva de calle el primer puesto en todos ellos era el cannabis y sus derivados como el hashís, los cogollos de marihuana o las preparaciones refinadas como el BHO o el Budder con altísimos niveles de THC y otros cannabinoides naturales. Muy por delante de otras drogas como la cocaína, heroína, DMT, LSD y una infinita variedad otras drogas de su catálogo, que incluye hasta péptidos ilegales que se usan para ponerse morena sin tomar el sol, pero ilegales porque producen cáncer. Aún así, parece que existe mercado para sustancias tan arriesgadas como esa, así que ¿cómo no lo iba a tener el cannabis?

El modo de funcionamiento de estos mercados de similar a Ebay, donde los vendedores anuncian sus productos con el precio que ellos deciden, y los compradores eligen vendedores. Para evitar timos por parte de compradores o de vendedores (ya que el sistema se basa en la palabra sin otra vinculación) existen sistema de “escrow” en los que el mercado retiene el dinero hasta que la transacción del producto se ha completado correctamente, y en caso de no ser así, tienen sus propios sistemas para resolver amigablemente las disputas que puedan surgir.

Lo de amigablemente cobra alta importancia aquí, donde la leyes que protegen el comercio fracasan porque se comercia con bienes ilegales o no regulados, ya que lo más valioso que tienes en estos lugares es tu reputación como comprador o como vendedor. Cuando alguien quiere comprar un producto (digamos 10 gramos de cogollos de marihuana) busca un vendedor cuyos comentarios reportados por sus compradores son buenos, como haríamos al mirar en la web un alojamiento leyendo lo que otros inquilinos han dicho de él. Pero también los vendedores son exigentes: no quieren compradores que intenten timarles, quieren compradores que paguen bien y no den problemas. Por esa razón muchos vendedores no querrán venderte si no tienes un buen historial de compras en ese mercado. Y ambos, comprador y vendedor se puntúan mutuamente para que otros usuarios conozcan su comportamiento.

La realidad final de estos lugares, cuyos dueños se permiten conceder entrevistas a revistas como Forbes -por su relevancia en los nuevos modelos de mercado- mientras son buscados por la policía de medio mundo, es que sirven para poner en contacto a un vendedor y un comprador que, en su inmensa mayoría, lo que quieren es completar la venta felizmente para ambos. Hay que recordar que nadie está a salvo de encontrarse un timo, y en especial las primeras veces que se usan estos lugares si no se siguen las recomendaciones básicas para estos mercados online y anónimos y que nos evitarán esos problemas.

Es demasiado pronto para asegurar que dichos mercados sobrevivirán en el futuro tal y como existen hoy, pero de lo que no cabe duda es que han inaugurado una nueva forma de compra-venta de drogas. La relación con el entorno criminal es de menor implicación que en los mercados tradicionales, donde expones hasta tu integridad física con las consecuencias que puede traer. Aquí la exposición del comprador queda reducida a una dirección postal (muchas veces encabezada con un nombre falso) y eso aumenta la seguridad para el comprador, ya que la compra en cantidades mínimas se entiende como uso personal pero la venta de cualquier cantidad de droga es delito.


De lo que no hay duda es que son el germen de una nueva forma de relacionar compradores y vendedores de drogas, más allá de fronteras, legislaciones y controles económicos gracias al uso del Bitcoin -u otras criptomonedas- y a las limitaciones obvias de lo que los estados pueden dedicar a luchar contra el menudeo a través del correo postal en busca de cantidades para uso personal de drogas, todavía a día de hoy, ilegales.







Symposion.