Este texto fue publicado en el mes de Diciembre de 2013 en la Revista Yerba.
Lo he dejado tal y como fue escrito en octubre del 2013, y en la parte final del texto se citan algunos mercados de drogas online que puede ser que ya no existan cuando leas esto (la muerte y nacimiento de nuevos mercados de drogas en internet va muy rápida) pero que no modificamos por razones históricas.
Esperamos que os guste. :)
Desde la DEEP WEB.
Internet hoy forma parte
de nuestras vidas: lo usamos en redes sociales, comunicaciones por
email o servicios de mensajería, compramos en la red, nos
informamos, nos documentamos y hasta nos agrupamos por intereses
similares. Tiene un nuevo peso específico en nuestra actividad como
seres humanos.
De alguna forma, Internet
es casi un apéndice más de los habitantes del planeta, en los
llamados países civilizados, que les ayuda a vivir en una conexión
instantánea, impensable hace medio siglo, con personas y grupos que
pueden estar en cualquier parte del planeta, y acceder a servicios
que de otra forma sería imposible.
Todo esto está a nuestro
alcance cuando queremos encontrarlo usando buscadores como Google,
que son los que se encargan de indexar la información que sus robots
recogen de la red. Pero no toda la información es recogida por los
buscadores, ya que mucha pertenece a lugares de acceso restringido,
se genera de forma dinámica a través de peticiones correctamente
hechas a los servidores adecuados, o se mantiene con métodos que no
permiten la indexación de su contenido por parte de los buscadores.
La “Deep Web” o web
invisible, fue el término elegido por Michael K. Bergman, un
empresario e investigador en nuevas tecnologías, para contraponerlo
a la “Surface Web” o web visible y navegable mediante conexiones
y buscadores comunes en un estupendo estudio en el que analizó el
comportamiento de Internet. Eso fue hace más de 10 años, y ya por
aquellas fechas quedaba patente que lo que no podíamos ver de
Internet en los buscadores era de 400 a 550 veces más grande que la
información que sí era recogida por los buscadores.
En su visionario trabajo,
Bergman desgranaba más y más datos sobre ese mundo que los
buscadores no podían mostrar, como que la información en la “Deep
Web” era entre 1000 y 2000 veces de mejor calidad, más específica
y detallada, normalmente agrupada por temas de interés, y sobre todo
que el 95% de ella era de libre acceso público y sin pago o
restricción.
Los intereses de Bergman
en su estudio se centraban en las tendencias y evolución previsible
de Internet y sus mercados asociados. Poco o nada imaginaba que el
término que él acuñó, pasaría a ser mucho más de lo que él
quiso incluir en ese concepto en agosto del año 2001.
¿Qué es la Deep Web
ahora en 2013?
A la Deep Web actualmente
los medios la presentan como una parte inaccesible de Internet
mediante la navegación web convencional y mediante protocolos de
comunicación habituales, que son los que utilizamos al usar
cualquier navegador con una conexión común. Esto no es cierto: al
echar un vistazo al estudio de Bergman, vemos que los dos lugares que
-con gran diferencia- más cantidad de información contenían pero
no era visible al buscar -debido a cuestiones de indexación
simplemente- pertenecían a la NASA y la NOAA que eran dos agencias
del gobierno de los USA, y cuyos datos eran teóricamente accesibles
pero su ausencia de indexación los hacía invisibles.
Toda esa información, más
otras cantidades -exponencialmente incrementadas- generadas en estos
12 últimos años, forma parte de la Deep Web ya que sigue siendo
“invisible” para cualquiera que no la conozca con su vía de
acceso previamente.
Sin salirnos de la
Internet que prácticamente cualquiera sabe manejar hoy día, también
hemos tenido y tenemos como parte de la Deep Web lugares de acceso
restringido. Algunos por razones de pago o comerciales, y otros por
otras razones de privacidad, tanto si se trataba de actividades
legales, por ejemplo el sexo consentido entre adultos, como ilegales:
la venta o compra de drogas prohibidas.
Existen foros con distintos
grados de privacidad donde, mediante referencias de otras personas,
puedes acceder y comprar, vender o intercambiar drogas. Los hay en
inglés y los ha habido en castellano, como en casi todos los
idiomas: los usuarios de un lugar con intereses similares se
agrupaban para facilitarse sus prácticas, compras e información
relevante.
Aparte de todo lo
mencionado anteriormente, hoy día existen otras zonas con contenidos
totalmente inaccesibles mediante un navegador común y una conexión
normal a Internet: la Dark Internet o Internet Oscura. En este caso
ya no hablamos de páginas o datos que están almacenados sin
posibilidad de usarse por no tener un acceso coherente a ellos -como
ocurría inicialmente con la mayor parte de la Deep Web- sino de
auténticos servidores de información que funcionan con protocolos
informáticos no usados habitualmente y totalmente invisibles para
los buscadores convencionales de la red.
Esta zona oscura de la
Internet es lo que actualmente los medios, en general por motivos de
sensacionalismo o ignorancia, consideran la Deep Web, aunque en
realidad es sólo una pequeña fracción de todo lo que abarca.
¿Cómo se accede entonces
a esa Deep Web?
La red TOR tiene la clave
para poder penetrar en una buena parte de esa Deep Web.
TOR era un acrónimo para
“The Onion Router” que surgió siendo un protocolo de ofuscación
de identidad: una forma de no revelar qué ordenador pedía qué
información mediante un sistema de capas que “enterraba” la IP
que hacía la petición original. TOR fue creciendo hasta ser la “TOR
Network” o “Red TOR” a partir del año 2004 al ganar
popularidad, convirtiéndose en lo que es hoy, pero es interesante
recordar que nació siendo un proyecto pagado por la Marina de los
USA y financiado por varias agencias del gobierno de dicho país. TOR
es también creación de los militares, como lo fue Internet.
Para usar la red TOR hace
unos años era necesario contar con ciertos conocimientos
informáticos más avanzados que los que la media de las personas
podían tener, pero esto dejó de ser así hace tiempo: es tan simple
como usar un navegador TOR. Basta con buscar en Google las palabras
TOR BROWSER y verás una página que te ofrece descargar el navegador
adecuado. Se baja e instala como cualquier otro, y el propio
navegador se conecta pulsando un botón a la red TOR, permitiéndote
navegar dentro de un nuevo mundo de direcciones y contenidos que no
están en los buscadores.
La oferta obvia de la red
TOR es una cierta garantía -no total- de privacidad por su sistema
de enrutamiento. Existen buscadores e incluso algunas páginas de
estilo “wiki” que informan de foros o páginas en TOR, o de lo
contrario resultaría muy complicado moverse totalmente a ciegas. Lo
que tienen todas las web allí en común es que su extensión no será
.com o .net ni cualquier extensión del DNS habitual sino una serie
de caracteres acabados en la extensión “.onion” en alusión a la
red usada. Estas direcciones se pueden encontrar en buscadores desde
la web común, pero no se puede acceder a dichas páginas sino desde
la red TOR.
¿Qué podemos encontrar
en la red TOR?
Internet es a día de hoy
una especie de cerebro global, intercomunicando pensamientos y
personas a velocidad cuasi-neuronal, que está provocando cambios
globales a la hora de entender las relaciones humanas y, entre ellas,
el comercio que para muchos es “una forma civilizada de hacer la
guerra”. Mientras la web común contiene todo lo que dejamos que
quede registrado en esa memoria que son los buscadores, la red TOR
sería algo semejante a la parte oculta de nuestros pensamientos y
acciones, lo que queremos mantener en mayor secreto. Y como las redes
informáticas no son más que herramientas que los humanos usamos, en
TOR podremos encontrar de todo lo que los seres humanos, por unas u
otras razones, no quieren exponer en público o sólo lo quieren
mostrar a un publico muy limitado y seleccionado.
¿Entramos ya en el
terreno ilegal sin saberlo? Estamos aproximándonos, pero de momento
todo es totalmente legal. Navegar por TOR no es delito. El delito es
lo que se haga en dicha red, exactamente igual que en la web común,
pero con el anonimato que permite TOR y eso convierte el lugar en un
estupendo caldo de cultivo para todas aquellas actividades que son
ilegales como vender drogas, pero también para otras en las que sus
participantes quieren mantener un grado extra de anonimato, como
podría ser el gusto por vestirse con bridas de caballo y ser azotado
por otras personas, y que no tienen nada de ilegal en sí mismas.
Se ha dicho que en esa
“Deep Web” de la que hablan tan escandalosamente los medios se
pueden comprar armas, y así es. También en la web común uno
encuentra cómo comprar armas si se lo propone.
Se ha dicho que existían lugares donde encargar ejecuciones y asesinatos, y aunque así lo ofrecían algunas personas la realidad es que el lugar donde eso ocurría ha reconocido que la mayor parte de dichos anuncios eran timos o gente desesperada y nunca profesionales, como ocurre también en la web común con gente que se ofrece para ese tipo de crímenes. Y según el FBI, la búsqueda de un asesino a sueldo por parte del dueño de Silk Road, el famoso Dread Pirate Roberts, ha sido una de las oscuras razones de su captura.
Se ha dicho que existían lugares donde encargar ejecuciones y asesinatos, y aunque así lo ofrecían algunas personas la realidad es que el lugar donde eso ocurría ha reconocido que la mayor parte de dichos anuncios eran timos o gente desesperada y nunca profesionales, como ocurre también en la web común con gente que se ofrece para ese tipo de crímenes. Y según el FBI, la búsqueda de un asesino a sueldo por parte del dueño de Silk Road, el famoso Dread Pirate Roberts, ha sido una de las oscuras razones de su captura.
Se ha dicho que existen
mercados de drogas en los que puedes comprar cualquier sustancia que
puedas imaginar sin moverte del sillón de tu casa y sin dejar rastro
en el pago. Eso sí es cierto.
También que a esos
mercados de drogas no necesitas ser invitado, sino que puedes acceder
directamente y sin que nadie más lo sepa. Totalmente cierto.
Los requisitos son una
simple dirección postal donde recibir el producto, y el pago
mediante Bitcoin -o en algunos casos también es posible con
Litecoins- que son criptomonedas virtuales muy difíciles de rastrear
y de determinar las transacciones que se realizan entre sus
poseedores, ya que no existe un banco central, un gobierno o una
institución controlando el uso y evolución de dichas nuevas
monedas. A día de hoy, un Bitcoin tiene un valor aproximado de 700 euros (Actualizado a 15 de Enero de 2014), cuando hace un año no llegaba a 10 euros.
Existen en esa zona de la
web varios mercados de este tipo, aparte del famoso Silk Road que ha
dejado de funcionar tras la captura -supuestamente- del gestor y
dueño, y la incautación de un par de millones de dólares en
Bitcoins en las cuentas de los usuarios (compradores y vendedores).
No sólo existían Atlantis o Silk Road, hay muchos más que esperan
su turno para brotar, casi de la misma forma que una red de tráfico
sustituye a otra cuando es desarticulada.
Entre los que se encuentran cuando este texto se escribe aún activos están Black Market Reloaded o Sheep Marketplace, que en
estos momentos están recogiendo el mercado que ha quedado
desabastecido por el cierre de los otros lugares. Y para encontrar
estos “nuevos” lugares basta con buscar sus direcciones en Google
a través de la red normal: no podremos acceder a ellos desde la red
común, pero sí encontrar la forma de llegar en foros y páginas
donde se publicitan las direcciones y, hasta hace poco, también los
productos.
¿Qué hace entonces la
policía de los distintos países ante este fenómeno mundial?
La policía en sus
distintas formas y países hacen lo que buenamente pueden, pero
reconocen que son mercados realmente difíciles de atacar: apenas
unos días después de haber cerrado Silk Road en una
macro-operación, que tiene más de película que de realidad, su
vacío ya está siendo llenado por otros nuevos competidores.
Hace pocos meses el FBI
-presumiblemente- usando un fallo de configuración por defecto del
navegador más común usado en dicha red, el TOR Browser, que
mantenía activa la ejecución de javascript, se aprovechó para
localizar a un montón de personas que usaban dicha red y pasaban por
donde ellos habían dejado un código malicioso que enviaba tu
identidad a la policía.
Como pasear por TOR no es
delito alguno, sólo pudieron usarlo para localizar físicamente a
una persona que tenía la propiedad y el control del mayor servicio
de hosting para webs de todo tipo en la red TOR, acusándole de tener
alojada pornografía infantil en las páginas de algunos de sus
usuarios (cosa probablemente cierta) y a la vez dejando fuera de
juego a TORMAIL, que era el principal servicio de email dentro de TOR
y que se usaba para todo tipo de transacciones y comunicaciones.
Las autoridades son conscientes de que la combinación de TOR (u otras formas más complejas de comunicación no convencional a través de las redes) junto con medios de pago como Bitcoin o Litecoin, son una combinación casi intocable y realmente difícil de vencer. Acostumbrados a un mundo donde todas nuestras transacciones económicas quedan registradas (bancos, servicios postales y envíos de dinero a través de empresas tipo Western Union) y donde nuestros pasos en la red podían ser espiados impunemente, estos nuevos modelos son un dolor de cabeza permanente.
Los responsables de atacar
estos lugares, reconocen que no pueden hacer mucho: los recursos para
poder atrapar y acusar con suficientes pruebas a un vendedor o al
dueño de un mercado adolecen de proporción y eso juega a favor de
los vendedores. Para la detención de Dread Pirate Roberts han hecho
falta más de 100 agentes en USA infiltrándose en dichos mercados, y
haciendo compras a los vendedores para poder llegar a algunos de
ellos y a la cabeza del mercado.
Todo para atrapar a un
chico de 29 años con mucho ingenio, dinero, algunas drogas, y ni un
sólo arma. ¿Mereció la pena viendo los resultados? Permítanme
dudarlo.
¿Cuáles son esos
mercados accesibles para cualquiera y qué venden?
Hasta hace muy poco, había
3 grandes sitios dentro de red TOR que funcionaban como mercados de
drogas (entre otras cosas). Eran Silk Road, Black Market Reloaded y
Atlantis, y este último sitio se había lanzado hacía unos meses a
una campaña publicitaria desde YouTube de aspecto profesional para
promocionarse en toda la web conocida, en la que explicaban la
facilidad como la que un supuesto fumador de cannabis se había
mudado de ciudad y no conocía a ningún vendedor de confianza, y
tampoco quería ir a comprar al mercado negro en la calle, conseguía
sin moverse de casa unos estupendos cogollos de marihuana que le
colocaban hasta dejarle “contento y relajado como un puto gatito”.
Pero Atlantis dejó de
existir hace meses: un buen día sus administradores decidieron que,
por motivos de seguridad no revelados, preferían cerrar el lugar a
pesar de presumir en ser unos de los más seguros en varios aspectos.
El dinero que había en
sus cuentas, no se sabe muy bien qué pasó con él, aunque
anunciaron que los clientes tendrían una semana para retirarlo, no
fue así para todos. Algunos hablan de un timo masivo, pero por otra
parte las estimaciones de lo que podía haber según el volumen de
compra y los usuarios no superaban los 5000 euros, lo cual obviamente
no compensa en el riesgo de haber estado administrando un mercado de
drogas ilegales, que realmente da muchos más beneficios funcionando
como tal que robando “las moneditas que hay en la caja”.
Tras el cierre misterioso
de Atlantis sin que se detuviera a ninguna persona, semanas después
cayó Silk Road en manos del FBI, que era el premio gordo de los
mercados ilegales online.
Ahora mismo (Octubre de 2013) quedan
funcionando -entre otros más ocultos- Black Market Reloaded y Sheep
Marketplace dentro de la red TOR, sin mencionar otros puntos de
venta, posiblemente la mayoría de acceso restringido a unos pocos,
incluso dentro de esas redes teóricamente anónimas.
En todos ellos, las
estadísticas sobre ventas de drogas eran bastante similares: la que
se lleva de calle el primer puesto en todos ellos era el cannabis y
sus derivados como el hashís, los cogollos de marihuana o las
preparaciones refinadas como el BHO o el Budder con altísimos
niveles de THC y otros cannabinoides naturales. Muy por delante de
otras drogas como la cocaína, heroína, DMT, LSD y una
infinita variedad otras drogas de su catálogo, que incluye hasta
péptidos ilegales que se usan para ponerse morena sin tomar el sol,
pero ilegales porque producen cáncer. Aún así, parece que
existe mercado para sustancias tan arriesgadas como esa, así que
¿cómo no lo iba a tener el cannabis?
El modo de funcionamiento
de estos mercados de similar a Ebay, donde los vendedores anuncian
sus productos con el precio que ellos deciden, y los compradores
eligen vendedores. Para evitar timos por parte de compradores o de
vendedores (ya que el sistema se basa en la palabra sin otra
vinculación) existen sistema de “escrow” en los que el mercado
retiene el dinero hasta que la transacción del producto se ha
completado correctamente, y en caso de no ser así, tienen sus
propios sistemas para resolver amigablemente las disputas que puedan
surgir.
Lo de amigablemente cobra
alta importancia aquí, donde la leyes que protegen el comercio
fracasan porque se comercia con bienes ilegales o no regulados, ya
que lo más valioso que tienes en estos lugares es tu reputación
como comprador o como vendedor. Cuando alguien quiere comprar un
producto (digamos 10 gramos de cogollos de marihuana) busca un
vendedor cuyos comentarios reportados por sus compradores son buenos,
como haríamos al mirar en la web un alojamiento leyendo lo que otros
inquilinos han dicho de él. Pero también los vendedores son
exigentes: no quieren compradores que intenten timarles, quieren
compradores que paguen bien y no den problemas. Por esa razón muchos
vendedores no querrán venderte si no tienes un buen historial de
compras en ese mercado. Y ambos, comprador y vendedor se puntúan
mutuamente para que otros usuarios conozcan su comportamiento.
La realidad final de estos
lugares, cuyos dueños se permiten conceder entrevistas a revistas
como Forbes -por su relevancia en los nuevos modelos de mercado-
mientras son buscados por la policía de medio mundo, es que sirven
para poner en contacto a un vendedor y un comprador que, en su
inmensa mayoría, lo que quieren es completar la venta felizmente
para ambos. Hay que recordar que nadie está a salvo de encontrarse
un timo, y en especial las primeras veces que se usan estos lugares
si no se siguen las recomendaciones básicas para estos mercados
online y anónimos y que nos evitarán esos problemas.
Es demasiado pronto para
asegurar que dichos mercados sobrevivirán en el futuro tal y como
existen hoy, pero de lo que no cabe duda es que han inaugurado una
nueva forma de compra-venta de drogas. La relación con el entorno
criminal es de menor implicación que en los mercados tradicionales,
donde expones hasta tu integridad física con las consecuencias que
puede traer. Aquí la exposición del comprador queda reducida a una
dirección postal (muchas veces encabezada con un nombre falso) y eso
aumenta la seguridad para el comprador, ya que la compra en
cantidades mínimas se entiende como uso personal pero la venta de
cualquier cantidad de droga es delito.
De lo que no hay duda es
que son el germen de una nueva forma de relacionar compradores y
vendedores de drogas, más allá de fronteras, legislaciones y
controles económicos gracias al uso del Bitcoin -u otras
criptomonedas- y a las limitaciones obvias de lo que los estados
pueden dedicar a luchar contra el menudeo a través del correo postal
en busca de cantidades para uso personal de drogas, todavía a día
de hoy, ilegales.
Symposion.
Interesante. Parece más fácil de lo que pensaba acceder a la web invisible. Tiene post muy ilustrativos.
ResponderEliminarInteresante. Parece más fácil de lo que pensaba acceder a la web invisible. Tiene post muy ilustrativos.
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