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lunes, 13 de septiembre de 2021

Guerra contra las criptomonedas: el estado avanza...

 



Hace tan sólo medio año, asistíamos al primer aviso de intervención directa de las regulaciones del estado sobre la operatividad de la blockchain, en concreto sobre la cadena de Bitcoin-BTC. Aquello lo explicamos -e hice una hoja de ruta de lo que podría ser el desarrollo a largo plazo de esa situación- en un texto publicado en esta misma web. Desde entonces, han ocurrido dos sucesos, al menos, que indican la progresión de los postulados que planteaba. El primero cronológicamente fue la expulsión del mercado de varios exchanges centralizados -Bittrex fue el primero- de todas las monedas “de privacidad”, como Monero o Dash entre otras, con la inmediata consecuencia de una fuerte caída en sus precios. A pesar de que, con la actual época de subida de las alt-coins frente a BTC, Monero y las demás criptos de privacidad han recuperado y subido por encima de los precios que tenían cuando estos hechos ocurrieron, parece evidente que su crecimiento ha quedado lastrado comparativamente con respecto a su valor en proporción a los porcentajes de crecimiento experimentados por el resto de monedas.


Esto es una consecuencia directa de su naturaleza anónima ya que, al no permitir el control sobre las direcciones y/o las transacciones realizadas, son las únicas criptos que chocan de forma insalvabable con los planes de los estados para controlar totalmente el flujo económico en todas las blockchains: sin acceso a la información no existe posibilidad alguna de regulación, lo que sólo deja un camino de futuro a estas monedas respetuosas con la privacidad de sus direcciones y transacciones.




El segundo hecho acaecido, y mucho más indicativo de por dónde van a ir los tiros, es que se ha minado en la cadena de Bitcoin-BTC el primer bloque “OFAC Compliant”. Como contamos en el primer texto que abordaba esta situación como una amenaza, la OFAC es la “Oficina de Control de Activos en el Extranjero”. Un tentáculo más, dependiente del Tesoro de los USA, que nació a final de los años 80 y se utilizó para atacar finacieramente a todo el que no se comportase como los USA querían, desde el entramado de blanqueo del narcotráfico colombiano a la pura extorsión de empresas que -simplemente- no querían ser peones de las políticas y las acciones de los servicios de inteligencia de dicho país.


En estos momentos, la OFAC es el grupo encargado de gestionar el abordaje del sistema financiero basado en blockchains que soporta a las distintas criptomonedas, obviamente empezando por la más grande y la que -debido a la potencia de cómputo que la defiende- resulta más costosa de atacar.


Dentro de este esquema de control por una agencia del estado, el día 6 de mayo de 2021 sobre las 4:50 horas en horario europeo, se produjo el primer bloque que en su firma llevaba “el sello” de haber sido minado bajo las reglas de la OFAC. Para no alargar su nombre, los llamaré simplemente “bloques OFAC”. Aunque hace medio año el pool de minería que ya anunció su intención de actuar dentro de esos parámetros OFAC, fue el pool llamado Blockseer -que pertenece a la empresa “DMG Blockchain Solutions”- sorpresivamente no ha sido este pool el primero en hacerlo. El protagonista del primer “bloque OFAC” en BTC ha sido el grupo “Marathon Digital Holdings”.



Analizando el primer bloque OFAC. ¿Qué es realmente?


Los bloques que se añaden a una blockchain se componen de las transacciones aún por confirmar existentes en la mempool de esa cadena, aunque la mempool es propia de cada nodo de la red, estas mempools de nodos individuales suele contener las misma transacciones que se han propagado por toda la red como información compartida. Y el criterio lógico de inclusión de una transacción en un bloque es el del incentivo económico: dada la falta de espacio para todas las transacciones, entran sólo las que paguen mejores tarifas al minero que produce el bloque que se va a añadir.


Partiendo de este patrón lógico y alineado con el incentivo económico, se puede prever en cada momento qué transacciones entrarán en un determinado espacio y cuáles quedarán fuera del siguiente bloque. Esto permite que se haga un análisis del comportamiento de los distintos mineros, a la hora de construir sus bloques -con herramientas como Miningpool Observer- y ver las divergencias con lo esperado. Normalmente estas divergencias son mínimas y debidas a que ciertas transacciones no se han propagado lo suficientemente rápido en toda la red, y en el momento de construir el bloque no han llegado a la mempool del minero encargado de hacerlo.


Sin embargo, en este caso del primer bloque OFAC en BTC, ya hemos podido ver que se aplicaba el esperado criterio por incentivo económico y nuevos criterios, que pueden ser los de la OFAC o no sólo los de la OFAC. En concreto en ese primer bloque OFAC, y según el análisis realizado por Bitmex Research, se dejaron sin incluir -al menos- 8 transacciones que deberían (siguiendo el criterio de incentivo económico) haber sido incluidas en el bloque. Los motivos exactos por los que el minero decide no incluirlas no se pueden conocer a ciencia cierta.


Al mismo tiempo, el minero incluyó 13 transacciones que no estaban en la mempool del nodo que estaba analizando la situación, lo que parece indicar que Marathon está incluyendo transacciones específicas de manera privada, que son enviadas a su mempool pero no habían sido compartidas y propagadas en la red común. Esto abre la puerta a una minería selectiva y con intereses ocultos para el resto de mineros.


Desde ese primero bloque OFAC, el pool de Marathon ha minado ya 14 bloques OFAC hasta el momento en que se escribe este texto. Son 14 bloques minados en 13 días, que da un media cercana a 1 bloque por día, lo que no es mucho teniendo en cuenta que la media de producción de bloques en Bitcoin-BTC es de unos 144 bloques por día.



¿Y con estos números debemos preocuparnos?


Pues no, en principio. Si un actor apenas llega a influir menos del 1% en una blockchain, no parece que sus acciones puedan ser relevantes ni preocupantes. Pero un vistazo más ampliado sobre este grupo, nos puede servir de advertencia de lo que podemos encontrarnos en un futuro próximo.


Fred Thiel, el CEO de esta compañía, presenta el asunto como una acción de limpieza dentro de esta tecnología y este mercado. Así mismo argumenta que la falta de regulación (control estatal) en el procesamiento de las transacciones, es un hecho que perjudica y pone en riesgo a las industrias que desarrollan su actividad en el minado de criptomonedas.


Aprovechando esa posición de “presunta limpieza”, se ofrece como productor de “Bitcoins limpios” para compradores preocupados porque los Bitcoin que adquieran estén “manchados” por haber sido usados en transferencias que implicasen a actores que hubieran obtenido sus monedas en un contexto de ilegalidad.


Esto es tan ridículo como forzar a quien use dinero en metálico a tener que preocuparse por el hecho de que los billetes que maneje, en algún momento hayan sido empleados en cualquier tipo de operación no dentro de la legalidad. Eso incluiría desde el tráfico de drogas, los ataques por “ransomware” o el blanqueo de capitales, hasta el simple hecho de haber cobrado en negro (sin declarar a la hacienda correspondiente) cualquier pago por un trabajo realizado o por cualquier venta realizada entre particulares. En realidad no existe un dinero manchado por el uso que se le haya dado previamente, ya que todo el dinero existente puede haber sido usado en cualquiera de estos escenarios. La única forma de tener un dinero “limpio” (bien sean billetes FIAT o criptomonedas) es que lo hayas recibido directamente del emisor, sin que haya sido usado por nadie más.


Y apurando el asunto hasta esa definición, en la que este grupo se postula como surtidor de “dinero limpio”, en este momento no puede vender como limpios más BTC de los que recibe del coinbase al minar sus bloques OFAC, lo que al día de hoy es igual a unos 6 Bitcoin-BTC al día.


Esas cifras, actualmente, son insignificantes y poco afectan a la realidad de las criptomonedas. Pero hay que ser conscientes de que esto es sólo el primer paso en un camino muy claro y determinado, que el propio grupo Marathon explicita sin miedo en su web.


El grupo Marathon está actualmente incorporando 103.120 equipos de minería que producirán una capacidad de cómputo de 10'37 Exahash, lo que resultará en la producción estimada de entre 50 y 60 Bitcoin-BTC al día.”


Cuando este grupo desarrolle lo que anuncia, controlará entre el 34% y el 41% de la blockchain de Bitcoin-BTC. Y esos números sí que dan miedo. Si esta es la hoja de ruta de un sólo grupo, basta con que haya uno o dos actores más de cierto peso que apliquen esos criterios OFAC, para que la cadena se encuentre bajo un ataque del 51%, desarrollado a la vista de todos y sin ninguna prisa. 





En ese momento, con un porcentaje superior a 51% del control de la blockchain, las posibilidades para quienes controlen esa cantidad de cómputo, son ilimitadas. No sólo podrán ejercer una censura activa en cada bloque que ellos minen, sino que podrán rechazar los bloques minados por otros que contengan transacciones que -por el motivo que sea- ellos no quieran que se produzcan. De facto, podrán provocar que los bloques minados por otros pools pasen a ser orfanados (declarados huérfanos) y rechazados en la cadena mayoritaria.


Resulta evidente que un proyecto de este tamaño y repercusión a futuros, no es algo que haya salido de la nada y que lo hagan por el bien de todos los participantes. Este grado de actuación sobre una blockchain viene con la bendición del estado que alberga a este grupo, y que les ofrece convertirse en el censor de esa criptomoneda que, otrora, era incensurable.


A mi entender, queda plenamente establecida la “guerra contra las criptomonedas” por parte del estatismo, ya que la existencia de las criptomonedas (tal y como fueron concebidas desde la creación de Satoshi Nakamoto) es el mayor ataque a la existencia de los estados desde su fundación, ya que les priva del control efectivo del flujo del dinero y de su emisión a capricho. Es un esfuerzo tan grande y a tan largo plazo como lo ha sido la inútil “guerra contra las drogas”, pero con una diferencia importante: en lugar de usar mecanismos de legislación prohibitiva sobre la materia y desarrollar estructuras para que luchasen contra los actores de dicho mercado, en la aproximación al control de las criptomonedas no necesitan ilegalizar su posesión ni su tráfico ya que les basta con absorber los mecanismos intrínsecos de la idea de la blockchain, mediante un lento -pero inexorable- ataque al 51%, e imponer sus criterios e intereses mediante estos grupos que pretenden tomar el control de las transferencias y emisión de criptomonedas.


Un futuro distópico que violaría sin pudor la esencia del dinero creado y emitido de forma ajena al estado, con su característica de ser resistente a cualquier forma de censura.


PS: Este texto contiene una errata al realizar un cálculo, que parece que pasó inadvertida a todos. Días después de su publicación me di cuenta de ella. Lo dejo SIN CORREGIR, por curiosidad para ver si alguien se da cuenta de cuál es y nos la comenta. ;)



martes, 1 de diciembre de 2020

Nacimiento de la guerra de los estados contra las criptomonedas.

 

Este es un texto publicado en elbitcoin.org hace unos pocos días, en los que exploraba el hecho de que un primer pool de minería empiece a aplicar censura a las transacciones de Bitcoin basándose en una lista elaborada por un organismo dependiente del Tesoro de los Estados Unidos.

Espero equivocarme en las conclusiones a las que llego, que os guste en todo caso y espero que os haga pensar en las derivadas de este tema.





La guerra ya ha comenzado.


El día 11 de noviembre de 2020, a través de un tweet de Ricardo Spagni (el desarrollador líder de Monero), tuve conocimiento de un hecho que es un hito importante en cómo se va desarrollando la disputa de poder que suponen las criptomonedas frente a los estados.


En dicho tweet, Spagni señalaba que un nuevo pool de minería (de momento en versión beta y modo privado) iba a comenzar a aplicar nuevas reglas a las transacciones de Bitcoin (BTC) que admitían en sus bloques.

Las nuevas reglas según el texto publicado por dicho pool -de nombre Blockseer- impedirán hacer transacciones a ciertas direcciones que (por la razón que sea) consideren “sucias”, bien por estar vinculadas a actos criminales, bien por otros motivos más triviales como puede ser que la hacienda de un determinado país considere que son defraudadores fiscales.


De momento, la empresa ha dicho que aplicará las restricciones que les comuniquen desde un organismo usano llamado OFAC(Office of Foreign Assets Control) u “Oficina de control de los activos en el extranjero”. Es una agencia que depende del departamento del tesoro en USA, y que tiene como objetivo establecer controles y recabar información de todas esas cuentas, fortunas o acumulaciones de dinero que se encuentran fuera de su alcance, y si bien la blockchain de Bitcoin (BTC en este caso) no se encuentra exactamente en ningún lugar concreto a nivel de fiscalizar o controlar lo que en la blockchain ocurre, la situación de los USA (como de cualquier otro país) es equivalente a tener que vérselas con una organización extranjera, que no responde a sus demandas ni a sus intereses.


Curiosamente, Blockseer es sólo una de las empresas subsidiarias de “DMG Blockchain Solutions”, que desarrolla diversas actividades sobre criptomonedas, y esto sería tan sólo su rama de minería. Y dichas empresas, tanto Blockseer como su matriz DMG, no son ni siquiera empresas de USA, sino que son empresas radicadas en Canadá.


¿Qué sentido tiene que una empresa canadiense adopte restricciones que se derivan de un organismo de USA? Pues de momento, sólo anticiparse a lo que es posible que venga a partir de ahora. Canadá, junto con USA, Reino Unido y Australia, son un grupo de países que comparten mucho a nivel de procedimientos legales, reforzándose mutuamente en las decisiones fiscales y de persecución de ciertas personas o empresas, que por la razón que sea, cualquiera de estos países considere delictiva.


El pool de minería, Blockseer, está vendiendo este mecanismo de censura sobre las transacciones como algo positivo, proclamando que ayudará a limpiar el ecosistema de Bitcoin de los personajes indeseables que lo usan, y que esto mismo promoverá su adopción masiva a nivel mundial, al aumentar el prestigio de dicha moneda eliminando a esos posibles usuarios.


Para Ricardo Spagni, es sólo cuestión de tiempo para que esta forma de operar (filtrando ciertas transacciones para que no sean incluidas en los bloques minados) sea el estándar y no la excepción. Consultando el asunto con el ingeniero Javier González, creador del BMP (un mecanismo de gobernanza mediante voto por hash power en las blockchains), nos comentó que su opinión es que esto era sólo una “prueba de concepto” para ver cómo iba, antes de intentar expandirlo al resto de mineros. Y realmente yo coincido con ambas opiniones.


Para mí, esta es la noticia más importante en el mundo de las criptomonedas desde su creación, ya que las criptomonedas a quien retan de entrada es a los estados -produciendo una serie de monedas que escapan a su control- y es esta su característica más importante: separar moneda y estado, para que las monedas no sean un instrumento de los políticos y gobernantes, de manera que no puedan usarlas para robar la riqueza que representan, mediante la emisión a capricho de más moneda, lo que resulta en inflación y pérdida de valor de la moneda ya existente. La inflación es la forma de robo estatal que resulta más efectiva y afecta por igual a todos los bolsillos, provocando que ese dinero fiat valga cada día menos. Precisamente, para luchar contra esto, nació Bitcoin hace ya más de 10 años.



¿Qué puede pasar de ahora en adelante en este aspecto?



Pues vamos a explorar distintos escenarios.


-Escenario 1: sólo 1 pool de minería aplica esos filtros de censura.


En este escenario, no se plantea ningún problema real para los usuarios de dichas direcciones “prohibidas” por la OAFC. Sus transacciones, aunque se realizasen en el momento en que Blockseer consiguiera minar un bloque y decidiera no incluirlas en el mismo, serían incluidas en el bloque de cualquier otro minero, poco después.



-Escenario 2: la norma -de aplicar dicha censura con filtros- se extiende (forzosamente) a todos los pools de minería bajo jurisdicción de USA.


En este caso, empieza a haber problemas. Y esos problemas van en relación directa a la potencia en hash power que tengan los pools de minería de dicho país. Ya serían bastantes más los bloques minados por grupos que aplican esos filtros, y los usuarios de las direcciones censuradas se verían con problemas para incluir sus transacciones en los bloques de estos grupos que, si representan un alto número en el ratio de hash power total, conseguirían que dichas transacciones tardasen (de media) mucho más tiempo en ser incluidas en un bloque, produciendo una pérdida de calidad y fiabilidad en la red, ya que cierta proporción de la misma se guiaría por razones distintas del incentivo económico de incluir las transacciones con mayor tarifa en sus bloques.



-Escenario 3: la aplicación de censura con filtros se extiende entre países amigos, creando una serie de listados de direcciones que todos ellos consideran “no usables”, y fuerzan por ley a los mineros y pools radicados en dichos países a aplicar dichos filtros.


En esta situación, que sería la lógica a nivel internacional para grupos como los 5 grandes angloparlantes que comparten información y cooperan legalmente (USA, UK, Canadá, Australia y Nueva Zelanda), nos pondría en una situación ya más compleja (y seguramente previa a un nuevo giro de tuerca que exploraremos en el siguiente punto). La suma del hash power de todos esos países, si bien no parece llegar hoy día al 51% del total de poder de cómputo en BTC, es ya bastante grande, y sería un pequeño calvario realizar una transacción desde cualquier dirección que estos países determinaran como prohibida. El usuario se vería obligado a esperar que un minero -radicado en un país que no sea uno de estos 5- incluyera su transacción en el bloque, significando esto que el aumento de la incertidumbre y del tiempo de espera para lograrlo, resultasen realmente comprometedores. Cabe también apuntar a que Europa, en general, suele seguir en el tema de las prohibiciones y las persecuciones legales (por motivos fiscales o de otro tipo) lo que le solicitan desde estos países ya mencionados. Y que no sería extraño, menos aún viendo cómo en Europa se empiezan a desarrollar legislaciones que intentan violar el secreto inherente a las criptomonedas, que Europa acabase por aceptar el uso de dichos filtros para obligar a los mineros y pools a censurar estas transacciones.



La calma antes de la tormenta:

el “switch” para iniciar la gran batalla final.


Hasta el momento hemos explorado los escenarios que se producirían a medida que más actores y países se sumasen al uso de filtros de censura sobre transacciones en la blockchain. Lógicamente, esta misma censura por filtros se aplicaría a otras monedas y otras blockchains, porque de nada vale que si tienes varias fugas en una tubería, sólo tapes un agujero en ella: lo previsible es que se taponen todas las posibles salidas, que en este caso son las distintas criptomonedas.


Y hemos asumido una cuestión: los pools o mineros que aplicasen los filtros de censura, no incluirían las transacciones prohibidas en sus bloques, aunque seguirían construyendo bloques sobre los bloques de otros mineros que sí las incluyesen, de manera que la cadena continuase sin problema.


PERO... ¿¿qué pasaría si se diera la orden a los mineros de ignorar aquellos bloques que contuvieran transacciones de dichas direcciones “prohibidas”??


-Escenario 4: se prohíbe minar bloques sobre otros bloques que contengan direcciones que pertenezcan a la lista de censura.


Este escenario llevaría a un problema en la blockchain a nivel mundial, que supondría de facto que BTC (en este caso), sufriera un split que lo dividiera en dos monedas distintas. Por llamarlas de alguna forma, si se aplicase dicha norma, se generarían 2 cadenas: una sería BTC-USA-Y-AMIGOS (que contendría a los países que aplicasen dicha prohibición sobre sus mineros y pools) y la otra cadena sería BTC-RESTO-DEL-MUNDO, que incluiría a los países que se negasen a entrar en el juego de aplicar censura o prohibiciones a la blockchain. Estos países podrían ser, por ejemplo, los enemigos tradicionales del “bloque USA”, como serían Rusia o China (y hay que recordar que China es el país con mayor capacidad de cómputo y minería en la blockchain).


Las distintas normas aceptadas para validar los bloques, harían que se produjeran 2 cadenas (en BTC y en todas las monedas afectadas) que no serían reconciliables. Una cadena no aceptaría transacciones de determinadas direcciones, y la otra cadena las aceptaría de cualquier dirección.


Este escenario es ya uno de gravedad mayúscula, que fracturaría la mayoría de monedas, con consecuencias imprevisibles. En este escenario no entrarían, por cuestiones puramente técnicas, las monedas con un alto grado de anonimato como puede ser Monero, por ejemplo. Dado que las direcciones implicadas en los bloques de su modelo de blockchain no son visibles para el público en general, no habría forma de implementar una prohibición basada en direcciones contenidas en una “blacklist”.


Pero es de suponer que los estados que quisieran imponer dicho control de transacciones, tendrían que actuar contra las monedas de alto anonimato, ya que de lo contrario serían el agujero por el que escaparían todos aquellos que quisieran saltar dichas limitaciones. Así que en este escenario, sería previsible que -al mismo tiempo- las monedas de alto anonimato quedaran todas bajo una prohibición legal, de manera que minarlas o colaborar con dichas blockchains, se considerase directamente un delito informático-fiscal.



-Escenario 5: se produce un acuerdo entre todos los países del planeta, o un grupo que manejase mayoritariamente el hashpower de toda la minería de criptomonedas, para aplicar dichas listas de censura de direcciones y no aceptar bloques que contengan transacciones con dichas direcciones.


Pues aquí habríamos llegado al GAME OVER. Sería la muerte de las criptomonedas, tal y como fueron concebidas: monedas fuera del control de los estados, para evitar su manipulación y restricciones de flujo por sus leyes fiscales. Aunque no fueran todos los países del planeta, sino que hubiera algún país que no incorporase dichas normas de censura, si el hashpower del país o países -que se negasen a aceptar esas normas de juego- no fuera un porcentaje elevado, el resto de estados habrían conseguido dar por muerto el movimiento de las criptomonedas como dinero fuera del control estatal, que es su “leitmotiv” más esencial.


Además los países que no aceptasen dichas prohibiciones, se verían expuestos a sanciones económicas y diplomáticas que afectarían gravemente a su economía, mercados y calidad de vida, de manera que -tarde o temprano- tendrían que terminar claudicando o convirtiéndose en zonas autárquicas, que no podrían relacionarse eficientemente con el resto del planeta.


Esto es posible porque, si bien las criptomonedas son descentralizadas por su diseño en el que cualquier minero sin permiso puede incorporarse a la red y trabajar en ella, los pools de minería y los mineros sí son organizaciones y personas con uno o varios responsables legales, de manera que el estado podría actuar contra ellos, privándoles de sus derechos, posesiones y libertad. Y como consecuencia directa, su trabajo en la blockchain, desaparecería finalmente.


Es un escenario muy similar al de la prohibición internacional de las drogas, en que todos los países han ido incorporándose a los tratados prohibicionistas que surgieron de USA y su entorno, muchos por compartir las ideas generales de estas prohibiciones, y otros cuantos porque no querían sufrir las consecuencias de no hacerlo: el aislamiento internacional y las sanciones económicas.


Personalmente opino que, por desagradable que parezca, hemos iniciado el camino hacia ese futuro distópico que acabará con las criptomonedas y su razón de existir. Esta es una guerra a medio-largo plazo que estaba declarada desde el día que se creó el primer bloque de la primera criptomoneda, dado que el nacimiento de la criatura suponía la primera amenaza real y sólida para las estructuras tradicionales del modelo de estado actual, especialmente al quitarle el control de la moneda y al privarle de poder operar a su antojo sobre ella. Así que no nos puede sorprender que vayamos acercándonos a ese escenario de guerra, ya que resulta algo inherente a la co-existencia de los estados y las criptomonedas: no hay suficiente sitio para los dos, al menos como están concebidos actualmente ambos actores.


Esto puede llevar a que exista una mayor conciencia de la población frente al robo y la manipulación limitante sobre sus vidas, que implica tener que usar el dinero fiat, y tal vez (en un futuro muy esperanzador y optimista) puedan plantar batalla y encontrar soluciones técnicas para solventar el problema del estado y sus arbitrarias prohibiciones.


Pero al mismo tiempo, la otra cara de la moneda, nos llevaría a un mundo en el que la minería de criptomonedas fuera un negocio “estanco” -que pertenezca al estado y sea este quien decide sus normas- de forma que los mineros pasarían a ser trabajadores estatales (formalmente o sólo de facto) que serían a la postre los encargados de la vigilancia y censura de las operaciones en las blockchains: habríamos llegado a la muerte de las criptos mediante la “minería estatal”. Y no es necesario que los estados inviertan en capacidad de cómputo para intervenir la minería, ya que les es suficiente con usar su recurso legislativo para prohibir, y sus brazo de coacción violenta (policía y otros órganos represores) para ejecutar los castigos ante quien se negase a aplicar las normas.


Soy una persona que no suelo equivocarme mucho en mis análisis, y este me resulta tremendamente evidente y un camino que era previsible que llegase a plantearse en la realidad. Pero nada, nada me haría más feliz que equivocarme totalmente en lo planteado en este texto.


Lo deseo con todo mi corazón y con toda mi cabeza: espero que el ser humano encuentre la forma de evitar un futuro como el que he descrito aquí.



Y como extra, aquí el podcast de "No hay almuerzo gratis" en el que pude debatir y exponer este asunto con los habituales de dicha emisión libertaria... ;)








viernes, 13 de noviembre de 2020

Y van 2 millones!!

 ¡¡2 MILLONES DE VISITAS 

EN "LA DROGOTECA"!!


Y van dos millones...

Hace tiempo que no tengo el placer de sentarme con calma y escribir para la gente que visita “La Drogoteca”, para aquellos que siguen enviando preguntas a los comentarios de los post que hay publicados y para los nuevos visitantes que siguen apareciendo. 

Hoy puedo hacerlo.

Esta aventura que se inició en el año 2007, con el empeño de facilitar información sobre drogas que no se encontraba de forma sencilla en la red, hace ya sus 13 años de existencia (bueno, los hizo en febrero, así que vamos por los 13 años y medio). Siento que mis actuales ocupaciones no me hayan dado el tiempo que requiere plantear nuevos temas y divulgar información: este año 2020 ha sido un año complejo, me temo que para todos. 

“La Drogoteca” ha seguido en pie con el material existente hasta el momento (aunque tengo material guardado para seguir haciendo publicaciones), y no ha tenido apenas supervisión. Eso sí, he seguido controlando los comentarios que se intentaban publicar (y yo tengo que autorizar) y respondiendo a muchas de las preguntas que planteaban esos comentarios. 

También he de decir que cada vez son más los comentarios que intentan usar este lugar para establecer contactos para la venta de drogas, mucho camello imbécil (no por ser camellos, ojo, sino porque son unos tarados por su comportamiento en la red) que escribe dejando como contacto emails o incluso números de teléfono. El último, hace tan sólo una semana, es un cretino que adjunta su número de teléfono y afirma vender marihuana y hash en toda España mediante envíos, y también afirma realizar entregas en persona en diferentes ciudades de España (os adjunto una foto para que veáis el percal).



Obviamente no publico esos comentarios ya que podría incurrir en un delito que como consecuencia tendría (entre otras) el cierre de la web. Aparte, nunca se puede saber si el comentario es original de quien pretende vender drogas y establecer contactos a través de la web, o si es falso y sólo busca hacer daño al titular del email o teléfono que muestra, simulando ser quien no es.


Yo mismo fui víctima del mismo método, cuando un hijo de perra en el CannabisCafé, aprovechándose de que tenía permisos de moderador en dicho foro, solicitó “niñas para follar” con mi nombre y apellidos. Y tuve que acudir a la policía y a los tribunales para solucionar el asunto con ese tarado. De esa historia, dejé constancia en un post con los datos y contando cómo se había resuelto, que podéis ver aquí.


Tampoco es posible saber si se trata de camellos estúpidos pero “reales”, o si son sólo intentos de estafar a la gente. En todo caso, pueden dar gracias de que yo no tenga ningún aprecio a las fuerzas y cuerpos de in-seguridad del estado (maderos, picoletos o pitufos), y de que no tenga intención de facilitarles las cosas cuando se trata de estos asuntos.


Todos los aquí presentes (o el 99'9%), hemos recurrido muchas veces a los camellos, ya que es la única forma de comprar ciertas drogas que siguen estando ilegalizadas: desde el cannabis a la heroína. Y un buen camello es un tesoro que hay que proteger y cuidar. Por supuesto que los camellos se dedican a vender drogas porque consiguen un dinero con dicha actividad, pero hay una gran diferencia entre algunos “vendedores” que ni conocen su mercancia ni tienen escrúpulos a la hora de adulterarla, venderla a menores o engañar al comprador, y los “buenos camellos” que conocen su mercancía, no la adulteran, no venden a menores y te informan adecuadamente sobre los productos que adquieres.


Y los “buenos camellos” son más raros que un unicornio rosa, auténticos especialistas de su trabajo que nos dan la vida a aquellos que recurrimos a sus servicios. Una especie en peligro de extinción que hay que cuidar, especialmente de los miserables con uniforme... ;)


Volviendo al tema original de este post, vengo a agradeceros a todos los lectores que hayamos llegado a los 2 millones de visitas!! Sí, ayer cuando eché un vistazo para buscar una información que tenía publicada, me di cuenta de que el contador de visitas marcaba ya por encima de los 2 millones. El número real, seguramente, llegue a los 2 millones y medio, pero Blogspot sólo empezó a contabilizar las visitas en mayo del año 2010 (por lo que hay más de 3 años de visitas que no están contabilizadas).





Nunca esperé llegar al millón de visitas, y eso ocurrió en abril de 2016. Y desde aquí lo celebramos con un “concurso” para ver quién acertaba la fecha exacta del visitante 1 millón, y con una serie de regalos a quienes habían participado y más se habían aproximado. Ahora hemos tardado poco más de 4 años en duplicar esa cantidad.


No voy a repetir todo lo que dije en ese momento, los agradecimientos siguen siendo los mismos que en aquel día (y que podéis leer aquí), ya que poco ha cambiado con respecto a esta web. Tan sólo que amplié la información y comencé a publicar también post relativos a las criptomonedas, en principio porque son la forma de poder comprar drogas en los mercados de la darknet, y posteriormente porque terminé siendo consciente de que son la mejor herramienta para restarle poder al estado, y yo soy de los que opino que nos sobra estado por los cuatro costados!!


Por lo demás, nada ha cambiado. 

Y la intención sigue siendo que nada -de esta web- cambie, que siga siendo un punto de referencia sobre drogas -y otros asuntos- en el mundillo de habla hispana (aunque recibo visitas de muchos países que no pertenecen a ese grupo, y usan el traductor para poder leer lo publicado).


Así que sin más que añadir... 

MUCHAS GRACIAS 

POR ESOS 2 MILLONES DE VISITAS

A “LA DROGOTECA”!!


Espero veros a todos cuando en el futuro, lleguemos a los 3 millones.... ;)

Gracias.


Drogoteca.


domingo, 11 de noviembre de 2018

Breve historia del Bitcoin: secuestrando a Bitcoin.

El texto que precede a este trozo se encuentra en: https://drogoteca.blogspot.com/2018/11/breve-historia-del-bitcoin-el.html 

EL SECUESTRO DE BITCOIN.


¿Entonces todo lo que se ha escrito y predicho sobre Bitcoin, a quién le corresponde ahora?

Este es el quid de la cuestión, que no resulta sencillo de contestar a corto plazo pero resulta mucho más sencillo de evidenciar a largo plazo. ¿Por qué? Porque cuando la cadena se bifurcó (hard-fork Y split contencioso), de las dos monedas que surgían de la misma, una de ellas -Bitcoin Core o BTC- retuvo el nombre y la mayor parte de su valor económico, al menos de forma inicial. 

La otra, de momento, retenía la verdadera esencia de Bitcoin sin hacer cambios esenciales en su estructura: Bitcoin CASH era y es el Bitcoin que mantenía la visión que Satoshi Nakamoto diseñó a la hora de crear la primera criptomoneda. Bitcoin CASH era y es Bitcoin en realidad, atendiendo a la matemática pura y fuera de opiniones interesadas.



En realidad, en el año 2017 salieron todo tipo de imitaciones o productos totalmente inversos a la idea original, de la blockchain de Bitcoin. ¿Por qué? Sólo había que coger una copia de la cadena y a partir de un determinado momento, escribir en esa nueva cadena bajo un nuevo protocolo (nuevas normas de juego). 

Así pudimos y podemos ver esperpentos como Bitcoin Private, Bitcoin Diamond, Bitcoin Titanium, Bitcoin Gold, Bitcoin Rhodium, y algunas aberraciones similares cuyo único valor residía en copiar el nombre comercial de un producto de éxito en plena burbuja expansiva, como era Bitcoin en el mercado de las criptomonedas al final del año pasado. 

Más que monedas a considerar, son meras anécdotas en un libro sobre fraudes y cripto-engaños, basados únicamente en la fuerza del nombre Bitcoin, para el oído poco conocedor de la situación real.

Obviando todos esos timos monetarios crecidos al calor del Bitcoin, quedan 2 monedas en disputa por ser Bitcoin, a los ojos del mercado que no tiene por qué entender qué es lo que ha estado pasando, o cómo funcionan cada una: Bitcoin Core o BTC vs. Bitcoin CASH o BCH. 

La primera, BTC o Bitcoin Core, es la que recibe la herencia de “todo lo bueno y lo malo” acaecido en el universo Bitcoin desde su creación hasta el hard-fork o separación, ya que ella (como nombre) existió primero. De ahí que sea la que recibió ese gran impulso en su valor durante el año pasado, ya que no tenía contrincante “conocido” a nivel de mercado.

En aquel momento que nacía Bitcoin CASH como cadena que respetaba el protocolo Bitcoin y aumentaba a 8MB permitiendo hasta 24 transacciones por segundo, pero aún este mismo enunciado era complicado de pronunciar para la mayoría de sujetos, sin que sonara como un trabalenguas. 

Y en mitad de la eclosión de un montón de monedas-basura (como las anteriormente nombradas) resultaba una época complicada para que un nuevo inversor, o alguien interesado por las criptomonedas que se dispusiera a entrar en ese mercado, se fuera a arriesgar por una moneda con unos pocos meses de vida; la mayor parte del “hype” comprador del 2017 fue para BTC, cosechándolo tras 8 años de existencia previa al divorcio.

La otra contrincante Bitcoin CASH o BCH, que la matemática nos muestra que es el auténtico Bitcoin, ya que mantiene el protocolo original Bitcoin quitando una limitación temporal, tal y como se había previsto en sus etapas germinales. Esta moneda “nace” en agosto del pasado año, en mitad de un clima tremendamente hostil en Internet y las redes sociales, con miles de cuentas con perfiles falsos haciendo campaña a favor de BTC con el nuevo modelo centralizado y de altos costes para el usuario. A pesar de este panorama distorsionador, esperando para hacer mella en la recién nacida con varios intentos en los mercados de hundir a la nueva moneda (la que sí retenía el protocolo Bitcoin original) mediante ventas masivas de la moneda Bitcoin CASH (engañados por propagandistas que les convencieron de que vendían “dinero gratis”, que en pocos días no tendría valor) a precios muy bajos, en menos de 4 meses Bitcoin CASH había llegado a valer más de 3000 euros por unidad, en el pico más alto de su corta existencia.


¿Acaso es esto una cuestión 
de propaganda y publicidad?

Los que llevamos en esto del Bitcoin desde hace ya muchos años, tenemos claro que el valor de una moneda en estos nuevos mercados (que no responden a los parámetros de otros mercados conocidos sino que suponen un nuevo paradigma) está en relación directa con su uso

Bitcoin ganó tracción y adopción popular cuando se empezó a usar en el año 2011 en el mercado anónimo de Silk Road, creando un paradigma hoy día plenamente vigente al combinar el pago anónimo de Bitcoin con la navegación anónima proporcionada por la red TOR, para saltarse la moribunda e inmoral “guerra contra las drogas” y recibiendo lo que pidas -cómodamente- en el buzón de tu casa. 

Unos meses después de la creación de dicho paradigma, eran varios los mercados anónimos (de drogas y otros bienes) que usaban con éxito -y siguen usando hoy día- el mismo esquema que el instaurado por Ross Ulbricht en el diseño de Silk Road.

Si bien la mayoría del público tomó a Silk Road por un mercado de drogas, lo cierto es que su creador, Ross, nunca lo definió así sino que adoptaba una definición mucho más distante de un sólo tipo de producto: era un experimento radical de mercado libre. 



Se prohibieron cuestiones como la pornografía infantil -ya que implicaban la existencia de una víctima- y aquello que para su obtención hubiera generado un daño a otros, como materiales y y bienes procedentes de robos. Por supuesto, nunca hubo contratos de asesinos a sueldo en Silk Road -aunque eso se repita en la prensa continuamente- y aunque Ross Ulbricht fue acusado de haber contratado a unos sicarios que eran supuestos policías en realidad, la acusación jamás se formalizó ante un tribunal pero sí que fue usada de forma instrumental por la fiscalía para conseguir que a Ross se le denegase una libertad bajo fianza en la primera vista ante la juez, como paso previo a condenarle a 2 cadenas perpetuas y 35 años consecutivos.

Para alguien como Ross Ulbricht -jamás causó daño a otra persona, no tiene víctimas directas- que carece de delitos de sangre o de daños a terceros, y aun aceptando la tesis de que Silk Road era simplemente un mercado de drogas, dicha condena resulta una atrocidad de una crueldad extrema y no parece responder -siquiera- a una condena a una persona con responsabilidad real en el tráfico de drogas. La condena de Ross es más dura que la de asesinos, traficantes de alto vuelos y violadores en dicho país, sin un motivo claro que la sostenga o explique.

El papel de Silk Road en el desarrollo de Bitcoin fue tan claro, que el día que dicho mercado fue clausurado por el FBI, el precio del Bitcoin en minutos perdió 1/3 de su valor. Poco a poco recuperó niveles similares a los previos, en los días y semanas siguientes, a la vez que otros actores en la red TOR ocupaban el lugar dejado por Silk Road y volvían a tener al Bitcoin como única forma de pago posible en dichos mercados anónimos que asentaban el paradigma.

Aunque fueran drogas, a los Bitcoiners les quedó claro que para que la moneda se desarrollase hasta dar de sí todo lo que podía dar, necesitaba comerciantes que la aceptasen como pago. El uso real -como dinero para pagos- de Bitcoin determinaba la adopción del mismo más que ninguna otra cosa, y con la adopción debida a que nuevas empresas la aceptaban como pagos para sus bienes o servicios, el precio comenzaba a mostrarse en un continuo alza desde que bajó -sólo por un día- de los 200 dólares, a principio del año 2015. A más grupos que aceptaban el uso de Bitcoin en sus plataformas, mejor que se veía el horizonte y mejor iban todos los indicadores.

Hasta que ocurrió lo que hemos contando al principio: se alcanzó el límite de 1MB en cada bloque y eso empezó a repercutir de forma brutal en la experiencia del usuario. Lo que hasta el momento habían sido transacciones instantáneas y totalmente seguras a un coste bajísimo, dejaron de ser “seguras” y dejaron de ser baratas: dejaron de ser Bitcoin como había sido conocido hasta ese día. Bitcoin dejó de ser “usable” en el mismo grado que lo había sido hasta entonces, porque se había alcanzado un límite temporal que -interesadamente- unos secuestradores del proyecto se habían empeñado (a golpe de talonario) en mantener creando nuevos problemas, para los que -casualmente- ellos ya tenían una solución patentada.

Este hecho coincidió prácticamente en el tiempo con la explosión -al dispararse la demanda- de una burbuja de interés por Bitcoin (y de una brutal subida de precios en muchas monedas, como Ethereum o Monero) y con un inversor que se acercaba, en la mayoría de los casos buscando unas altas rentas y e intereses rápidos en base a la mágica historia del precio de Bitcoin, en aquellos iniciales años.

Este inversor no tenía tiempo, ganas ni capacidad en la mayoría de los casos para saber si estaba poniendo su dinero en una moneda que tenía unas características u otras, y tampoco planeaba darle uso ya que enfrentaban el asunto como una mera inversión especulativa. Eso benefició durante todo el 2017 a Bitcoin CORE, ya que inicialmente retuvo el nombre de Bitcoin en la mayoría de lugares para no inducir a error a personas que no estuvieran muy al día, tras lo que había ocurrido con el nacimiento (más bien liberación) de Bitcoin CASH.

Sobre la cuestión de si un mercado elige siempre la mejor de las opciones, me gusta recordar el momento en que nuestra sociedad tuvo que elegir entre 3 modelos de cinta de vídeo: eran 2000, Beta y VHS. 

Por orden de calidad, eran esos: el mejor era el vídeo 2000 y el peor, en calidad, era el vídeo VHS. Sin embargo, fue VHS quien ganó la batalla (con algo de resistencia por parte de Beta, finalmente aplastada) de los estándares y las patentes, y al gran mercado comprador se le vendió VHS -el peor de los 3 candidatos, a nivel de calidad de imagen y sonido- como el vídeo que debía adquirir. Y funcionó.

¿Por qué triunfó la peor de las opciones? ¿El mercado es idiota? Sí y no. El mercado tiene sus propios intereses que no siempre son fácilmente escrutables para los ejecutivos, que toman las decisiones desde la trinchera de sus cómodos despachos. A mi modo de ver, las mismas razones que finalmente asentaron el uso de VHS (siendo la opción de menos calidad en competición) son -salvando las distancias- las que harán que triunfe Bitcoin CASH, aunque en este caso, paradójicamente, sea la mejor opción técnica. 



No será su superioridad en diseño o ser la que respeta el Bitcoin original. Más simple que todo eso, será la comodidad de la experiencia de su uso con tarifas inferiores a 1 céntimo de dólar y tan segura como para que los comerciantes acepten pagos confirmados e irreversibles de forma inmediata, gracias al sistema 0-Conf de Bitcoin CASH.

Quienes compren como inversión económica cualquier criptomoneda, centrarán su interés en el precio que alcance esencialmente, sin entrar en demasiadas disquisiciones sobre su funcionamiento; al inversor de tipo “especulador” le interesa el beneplácito del mercado en general, no la perfección de una idea, la integridad de las estructuras subyacentes o la mecánica que hace que funcione

A ese inversor, que la moneda tenga un uso real o no, le da igual. A ese inversor, que la moneda esté centralizada o no, le da igual. A ese inversor la única variable que le interesa es el precio, en la inmensa mayoría de los casos; le da igual que el ganador de esta contiendan sea la opción deforme presentada por Core-Blockstream, que la idea original defendida por Bitcoin CASH, siempre y cuando él haya puesto su dinero en dicha cesta.

Pero hay otro tipo de usuario, que podríamos llamar "Bitcoiner" en contraposición al mero inversor especulativo, que sí estuvo preocupado desde el principio de la existencia de esta moneda, por una serie de cuestiones que eran básicas y que atendían a conseguir la inclusión -en el manejo y posesión del Bitcoin- de todos los habitantes del planeta y no de unos pocos privilegiados. 

Se preocupó porque el sistema fuera resistente a cualquier tipo de ataque, porque las transacciones (para bien y para mal) fueran irreversibles e incensurables, y porque tuvieran un coste tan bajo que permitieran su uso a quienes viven con menos de 1 dólar al día y carecen de cualquier posibilidad de acceder a una cuenta bancaria o a servicios de este tipo. 

Este es el usuario que podríamos llamar como “idealista”, ya que parece que aspira a una serie de sucesos positivos para una gran parte de la población: aspira a mejorar su entorno.

Y en el medio de estos dos extremos, existe lo que es el mercado potencial: todas esas personas, posiblemente como tú, que han escuchado ya sobre Bitcoin y empiezan a interesarse por el asunto. Entre los que sólo quieren dinero rápido y los que quieren cambiar el mundo con esta creación, hay toda una paleta de colores intermedios; tantos como razones tiene cada individuo para entrar en contacto con este mercado. 

Muchos le prestaron atención cuando su precio se disparó, pero investigaron un poco más y descubrieron ese otro lado -mucho más interesante que el simple dinero fácil- y entraron por ambos motivos: económicamente es una gran inversión y además, la calidad de este dinero -por sus propiedades intrínsecas- es superior a la del dinero Fiat.


(Continuará...)

jueves, 8 de noviembre de 2018

Breve historia del Bitcoin: el nacimiento de la criptomoneda.

A lo largo de esta semana, hasta el día 15 de noviembre de 2018 en que existe una tentativa de causar un split en la cadena de Bitcoin Cash, aprovechando uno de los hard-forks programados en su roadmap, publicamos este texto que cuenta la historia más relevante del Bitcoin desde su nacimiento hasta este momento.

Esperamos que os sea útil, porque quien olvida su historia está condenado a repetirla...

Drogoteca.


El nacimiento de la primera criptomoneda.


Estando ya a mediados del 2018 resulta complicado encontrar una persona que use habitualmente Internet, y que no haya oído hablar -como poco- de Bitcoin. Nacía la primera criptomoneda -espiritualmente- hace ya una década, con la publicación (por parte de su misterioso autor) del “White Paper”, el documento en el que se define qué es y cómo funciona el protocolo Bitcoin, en el año 2008.

En no más de 8 páginas, de una simpleza asombrosa y una consistencia que se ha revelado como casi monolítica, Satoshi Nakamoto firmaba el diseño de lo que era Bitcoin y su “Blockchain” o cadena de bloques.



Es un documento que -personalmente- recomiendo leer (a cada cuál hasta donde sus recursos intelectuales le den para entender) porque contiene muchas de las respuestas implícitas que, con el complejo transcurso de su historia hasta hoy día, es necesario conocer y comprender para poder aventurar con cierto grado de acierto, el suelo que se está pisando en este complejo asunto.

La red Bitcoin, formada por nodos y mineros que se unen a ella de forma libre, comenzó a funcionar en el año 2009. En concreto el día 3 de Enero de 2009, y su creador tuvo a bien dejar una “misteriosa” inscripción asociada a ese bloque génesis: “The Times 03/Jan/2009 Chancellor on brink of second bailout for banks.”

Fuera quien fuera ese Satoshi Nakamoto, además de haber tenido una de las ideas más revolucionarias del siglo, estaba muy atento a lo que las autoridades políticas estaban haciendo vía rescates bancarios: entregándoles el dinero de todos o, dicho finamente, socializando las pérdidas en que habían incurrido por su forma de intentar hacer negocios.

¿Fue Bitcoin la primera moneda digital? No. No lo fue. Antes que ella estuvieron otras, pero no eran monedas en sí mismas, sino que eran la representación digital de un bien que una “entidad central” emitía, respaldado por algo (o no). Ese fue el caso de la tristemente conocida “Liberty Reserve” que en el año 2013 fue clausurada por los USA, precisamente porque tenía una “cabeza central” a la que dirigirse, y eso hicieron dándole una condena final de 20 años de cárcel a su creador, detenido en el aeropuerto de Barajas en Madrid.

Lo que sí es Bitcoin es la primera criptomoneda que prescinde de la “tercera parte de confianza”, resolviendo un problema que -hasta su nacimiento- no había tenido solución práctica, ni parecía despertarle interés alguno a las autoridades monetarias, muy cómodas con su actual sistema de reserva fraccionaria basada en deuda de dinero tipo Fiat (bendecido por el estado).

La importancia de la “descentralización” en el esquema de Bitcoin es primordial desde sus entrañas, ya que la forma de hacer desaparecer a la “tercera parte de confianza” (bien sea un banco u otra entidad) de la ecuación clásica de la transferencia de fondos, era hacer que dicha transferencia de fondos fuera conocida por todos los miembros implicados en la red. En lugar de tener a un banco o a una compañía de envío de dinero manejando tus fondos, la transferencia es pública y verificada por todos los actores mediante un juego de firmas basado en criptografía, y esos actores ya no son bancos o estados, sino usuarios que se incorporan -de forma voluntaria- a la red Bitcoin.

El conjunto de las transacciones ocurridas durante un cierto tiempo (aproximadamente 10 minutos de media), todas ellas previamente validadas con respecto al saldo existente en cada cuenta para evitar la posibilidad de un doble gasto, pasan a “empaquetarse” en un bloque de información que es añadido a la cadena. Ese bloque, que no es en esencia distinto a una serie de apuntes contables en un libro de cuentas público y visible para todos, es escrito por un minero (que ha ganado ese derecho mediante competición matemática abierta -no arbitrada por ninguna autoridad central- con otros mineros) como la última anotación del libro y así es retransmitido a todos los usuarios de la red, iniciándose de nuevo el proceso para la creación de un nuevo bloque con las siguientes transacciones.

La suma de esas anotaciones y otros datos asociados empaquetados en forma de bloque, vinculados entre sí por operaciones matemáticas que certifican la integridad y corrección de dichas anotaciones, es lo que se conoce como Blockchain o “Cadena de Bloques”. El minero que resuelve el “acertijo matemático” y adquiere el derecho de escribir el bloque, se lleva a su vez la recompensa que haya establecida en ese momento (es menguante desde su creación) en Bitcoin, más la suma de las tarifas cobradas a los usuarios por las transacciones.

Eso, descrito con extrema simpleza, es el protocolo Bitcoin. Integra varios avances que se habían ido logrando en el campo de la criptografía y la programación, orientadas a la creación de un dinero digital que lo fuera realmente, y no una mera representación del mismo con sistemas digitales.

¿Por qué ahora existen -aparentemente- varios tipos de Bitcoin?

En el año 2009, cuando se empezó a minar Bitcoin, aunque era y es algo abierto a lo que podía acceder cualquiera, lo especializado del asunto y los contextos alejados de lo “mainstream” en los que todo esto se movía (entre criptógrafos, matemáticos y programadores informáticos de ciertas listas de Internet), permitieron un desarrollo gradual del asunto. Para que la red Bitcoin fuera una realidad, debía desarrollarse desde la idea original y pasar todo un chequeo a fondo, basado en el entorno real, que depurase errores y fuera solventando los problemas que pudieran ir apareciendo.

Así se hizo. Se mejoraron unas cosas, se arreglaron otras y se comenzaron a pensar otras, aunque todo eso ocurría en un grupo abierto pero reducido de personas implicadas en el desarrollo de ese proyecto, que seguía liderado por Satoshi Nakamoto hasta mediados del año 2010. A mediados de ese año, Satoshi entrega el control del proyecto a un desarrollador llamado Gavin Andresen. E igual que surgió de la nada dos años antes, desaparece oficialmente, con lo que se calcula que son 1 millón de Bitcoin minados en las etapas iniciales del proyecto y que se encuentran -aún- en direcciones conocidas como pertenecientes a Satoshi en su despedida. Volvió a romper su silencio, en 2014, cuando los periodistas creyeron que un hombre llamado Dorian Nakamoto era el creador de la moneda, y la prensa empezó a acosarle. Publicó un mensaje que simplemente decía: “No soy Dorian Nakamoto” y volvió a su silencio.

Cerrada esa primera etapa en la que el propio creador estaba implicado en el desarrollo del protocolo Bitcoin, la cosa quedó en manos de un equipo liderado por Gavin Andresen, en un equipo que era el que desarrollaba el cliente de Bitcoin más conocido por entonces: “Bitcoin Core”. Era un cliente pesado, que te obligaba a descargar toda la cadena de bloques previa y era una descarga que podía tardar días (dependiendo de tu conexión y ordenador), pero era el cliente de Bitcoin “más oficial” en el anarquista entorno natural del Bitcoin; era la marca más conocida.

Este grupo de trabajo, el de “Bitcoin Core”, en el año 2014 -coincidiendo con la salida de Gavin del proyecto- empieza a ser “penetrado” por el capital tradicional. Una organización llamada “Blockstream”, cuyo único trabajo ha sido patentar todo lo patentable en relación con las cadenas de bloques como estructura y financiada especialmente por el grupo AXA, toma progresivamente el control del grupo y de sus recursos, contratando (sobornando) a quien se pone por medio y puede resultarles de interés.

En el año 2015, los foros de Reddit donde se hablaba sobre Bitcoin (los que habían sido “los oficiales y oficiosos” hasta entonces) sufrían ya una brutal censura basada en la siguiente norma: “Este lugar es para tratar asuntos sobre Bitcoin y no sobre otras monedas.”

¿Parece una norma razonable, verdad? Pues si consideras que cualquier cambio que se propusiera sobre el Bitcoin, a ojos de esta moderación, era como estar hablando de otra moneda y eso se castigaba con la expulsión del lugar de debate, ya no parece tan razonable. Es así como se aplicó una censura dictatorial en esos foros, provocando la huida y expulsión de sus principales usuarios y de los personajes más relevantes del universo Bitcoin, como fue el caso de Roger Ver (conocido como el “Jesucristo del Bitcoin” por su activa evangelización en este tema) y con el tiempo, incluso de desarrolladores del propio grupo que se salían de la asfixiante y censora línea marcada por “los nuevos propietarios”.

Al frente de ese grupo, Blockstream, se encuentra Adam Back, un turbio personaje que me recuerda al Salieri, el compositor clásico que Milos Forman dibujó en su oscarizada “Amadeus” sobre la vida y obra de Mozart. Salieri era el músico de la corte que envidiaba -hasta el odio- a Mozart, viéndose incapaz de rozar su genialidad o fama, conspirando contra él hasta su muerte. 



Y no es para menos dicha comparación, ya que Adam Back fue uno de esos personajes con los que Satoshi contactó en sus inicios -cuando se procuró rodear de gente que hubiera trabajado ya en este campo, para desarrollar en equipo la idea de Bitcoin- pero no recibió sino desprecio de Adam Back

Mientras que Satoshi quiso incluirle entre aquellos que estaban desarrollando la moneda, él negó cualquier tipo de cooperación o ayuda al desarrollo inicial de Bitcoin, criticándolo como una idea estúpida. Un personaje resentido y mezquino, que en lugar de aceptar el honor de trabajar con la mente creadora de esta idea, se negó a hacerlo y ahora es el “empleado” de los enemigos de Bitcoin, escondidos tras la imagen de “Blockstream” y la cara de Adam Back.

Habiendo parasitado el grupo de desarrolladores de “Bitcoin Core”, empezaron a bloquear cualquier intento de solventar el problema de la escalabilidad de Bitcoin: el tamaño del bloque fue fijado en un máximo de 1MB de tamaño, en las etapas iniciales del desarrollo de Bitcoin como forma de combatir posibles ataques de SPAM en la red. El asunto no era menor: el modelo del Bitcoin tal y como estaba sólo podía procesar 3 transacciones por segundo, debido a ese límite puesto de forma temporal y para un escenario totalmente distinto. El tamaño del bloque ya no daba más de sí y se iba a alcanzar su límite en poco tiempo debido al crecimiento exponencial de la adopción y uso del Bitcoin.

No retirar esa limitación era equivalente a morir de éxito, ya que el aumento de uso se convertía inmediatamente en problemas con su uso, por las altas tarifas que había que pagar para conseguir que tu transacción se confirmase (compitiendo por marcar entre los mejores pagadores para estar entre esos 3 elegidos por segundo, llevando a una escalada de las tarifas de transacción de más de 50 dólares por envío) y los largos tiempos de confirmación en que tu transacción podía quedar “perdida” durante un par de semanas, en un nuevo purgatorio conocido como “Mempool”, a la espera de ser procesada o rechazada por la red Bitcoin. Además, todo el mundo había tenido claro que era un límite temporal, hasta que hicieron de este asunto del tamaño del bloque limitado, el "casus belli" al que agarrarse para escenificar lo que vino a continuación.

La comunidad y los distintos equipos de desarrollo que había en el ecosistema Bitcoin, empezaron a buscar formas de superar el asunto y a hacer propuestas, pero todo lo que pasase por retirar el límite al tamaño de bloque en 1 MB era rechazado y castigado en sus foros (controlados por contratados de “Blockstream”) con la censura y la expulsión. Y a la vez, la gente de Adam Back empezó a buscar una forma de sacar partido a la escasez de espacio en Bitcoin que había sido generada de forma artificial, e idearon un sistema de segunda capa (fuera del protocolo Bitcoin en sí mismo) que monetizase el crecimiento por encima de 3 transacciones al segundo, creando canales privados para pagos.

Dicho de otra forma: habían planeado y ejecutado el secuestro -y asesinato- de Bitcoin (tal y como había existido) para poder sacar un beneficio artificial del mismo.

Ellos aseguraban el problema y ellos aportaban “la falsa solución”, que en lugar de ser código abierto en una red descentralizada -como lo es Bitcoin- se pasaron al lado del código propietario y con patentes que, curiosamente, ya eran suyas desde 2014. 

Definitivamente habían secuestrado el proyecto Bitcoin, y lo estaban destrozando para beneficio propio hasta que del original sólo quedaba el nombre, con un equipo encabezado por ese mediocre personaje, Adam Back, que se negó a ver la brillantez de la idea detrás del Bitcoin y ahora su vida la dedica a luchar activamente contra el Bitcoin, que Satoshi creó.

Con ese escenario, y sufriendo ya las consecuencias directas de la falta de espacio en el bloque de Bitcoin, la comunidad original del Bitcoin y los Bitcoiners que defendían el modelo ideado por Satoshi Nakamoto con todas sus implicaciones, bifurcaron la cadena o Blockchain, con un simple cambio tal y como el propio Satoshi había previsto: quitando el límite de 1 MB y aumentándolo a 8 MB (de forma inicial). 

Ese divorcio a las malas dio lugar a dos monedas, radicalmente distintas en sus propiedades, el 1 de agosto de 2017. Todos los poseedores de Bitcoin -lo que había sido Bitcoin hasta ese instante- pasaron a tener el mismo saldo en BTC y en BCH: la riqueza de Bitcoin había quedado separada en dos monedas distintas.

Una era Bitcoin Core o BTC, cuyos cambios hicieron de ella algo totalmente distinto a lo que definía el protocolo en el “White Paper” original de Bitcoin. La otra era Bitcoin CASH o BCH, que no tenía cambio estructural alguno pero ejecutaba una ampliación del tamaño máximo del bloque a 8MB, tal y como se había previsto inicialmente por Satoshi Nakamoto.