A lo largo de esta semana, hasta el día 15 de noviembre de 2018 en que existe una tentativa de causar un split en la cadena de Bitcoin Cash, aprovechando uno de los hard-forks programados en su roadmap, publicamos este texto que cuenta la historia más relevante del Bitcoin desde su nacimiento hasta este momento.
Esperamos que os sea útil, porque quien olvida su historia está condenado a repetirla...
Drogoteca.
Esperamos que os sea útil, porque quien olvida su historia está condenado a repetirla...
Drogoteca.
El nacimiento de la primera criptomoneda.
Estando ya a mediados del 2018
resulta complicado encontrar una persona que use habitualmente
Internet, y que no haya oído hablar -como poco- de Bitcoin. Nacía
la primera criptomoneda -espiritualmente- hace ya una década, con la
publicación (por parte de su misterioso autor) del “White Paper”, el documento en el que se define qué es y cómo funciona
el protocolo Bitcoin, en el año 2008.
En no más de 8 páginas, de
una simpleza asombrosa y una consistencia que se ha revelado como
casi monolítica, Satoshi Nakamoto firmaba el diseño de lo que era
Bitcoin y su “Blockchain” o cadena de bloques.
Es un documento que -personalmente-
recomiendo leer (a cada cuál hasta donde sus recursos intelectuales
le den para entender) porque contiene muchas de las respuestas
implícitas que, con el complejo transcurso de su historia hasta hoy
día, es necesario conocer y comprender para poder aventurar con
cierto grado de acierto, el suelo que se está pisando en este
complejo asunto.
La red Bitcoin, formada por nodos y
mineros que se unen a ella de forma libre, comenzó a funcionar en el
año 2009. En concreto el día 3 de Enero de 2009, y su creador tuvo
a bien dejar una “misteriosa” inscripción asociada a ese bloque
génesis: “The Times 03/Jan/2009 Chancellor on brink of second
bailout for banks.”
Fuera quien fuera ese Satoshi Nakamoto, además
de haber tenido una de las ideas más revolucionarias del siglo,
estaba muy atento a lo que las autoridades políticas estaban
haciendo vía rescates bancarios: entregándoles el dinero de todos
o, dicho finamente, socializando las pérdidas en que habían
incurrido por su forma de intentar hacer negocios.
¿Fue Bitcoin la primera moneda
digital? No. No lo fue. Antes que ella estuvieron otras, pero no eran
monedas en sí mismas, sino que eran la representación digital de un
bien que una “entidad central” emitía, respaldado por algo (o
no). Ese fue el caso de la tristemente conocida “Liberty Reserve”
que en el año 2013 fue clausurada por los USA, precisamente porque
tenía una “cabeza central” a la que dirigirse, y eso hicieron
dándole una condena final de 20 años de cárcel a su creador,
detenido en el aeropuerto de Barajas en Madrid.
Lo que sí es Bitcoin es la primera
criptomoneda que prescinde de la “tercera parte de confianza”,
resolviendo un problema que -hasta su nacimiento- no había tenido
solución práctica, ni parecía despertarle interés alguno a las
autoridades monetarias, muy cómodas con su actual sistema de reserva
fraccionaria basada en deuda de dinero tipo Fiat (bendecido por el
estado).
La importancia de la
“descentralización” en el esquema de Bitcoin es primordial desde
sus entrañas, ya que la forma de hacer desaparecer a la “tercera
parte de confianza” (bien sea un banco u otra entidad) de la
ecuación clásica de la transferencia de fondos, era hacer que dicha
transferencia de fondos fuera conocida por todos los miembros
implicados en la red. En lugar de tener a un banco o a una compañía de envío
de dinero manejando tus fondos, la transferencia es pública y
verificada por todos los actores mediante un juego de firmas basado
en criptografía, y esos actores ya no son bancos o estados, sino
usuarios que se incorporan -de forma voluntaria- a la red Bitcoin.
El conjunto de las transacciones
ocurridas durante un cierto tiempo (aproximadamente 10 minutos de
media), todas ellas previamente validadas con respecto al saldo
existente en cada cuenta para evitar la posibilidad de un doble
gasto, pasan a “empaquetarse” en un bloque de información que es
añadido a la cadena. Ese bloque, que no es en esencia distinto a una
serie de apuntes contables en un libro de cuentas público y visible
para todos, es escrito por un minero (que ha ganado ese derecho
mediante competición matemática abierta -no arbitrada por ninguna
autoridad central- con otros mineros) como la última anotación del
libro y así es retransmitido a todos los usuarios de la red,
iniciándose de nuevo el proceso para la creación de un nuevo bloque
con las siguientes transacciones.
La suma de esas anotaciones y otros
datos asociados empaquetados en forma de bloque, vinculados entre sí
por operaciones matemáticas que certifican la integridad y
corrección de dichas anotaciones, es lo que se conoce como
Blockchain o “Cadena de Bloques”. El minero que resuelve el
“acertijo matemático” y adquiere el derecho de escribir el
bloque, se lleva a su vez la recompensa que haya establecida en ese
momento (es menguante desde su creación) en Bitcoin, más la suma de
las tarifas cobradas a los usuarios por las transacciones.
Eso, descrito con extrema simpleza, es
el protocolo Bitcoin. Integra varios avances que se habían ido
logrando en el campo de la criptografía y la programación,
orientadas a la creación de un dinero digital que lo fuera
realmente, y no una mera representación del mismo con sistemas
digitales.
¿Por qué ahora existen
-aparentemente- varios tipos de Bitcoin?
En el año 2009, cuando se empezó a
minar Bitcoin, aunque era y es algo abierto a lo que podía acceder
cualquiera, lo especializado del asunto y los contextos alejados de
lo “mainstream” en los que todo esto se movía (entre
criptógrafos, matemáticos y programadores informáticos de ciertas
listas de Internet), permitieron un desarrollo gradual del asunto.
Para que la red Bitcoin fuera una realidad, debía desarrollarse
desde la idea original y pasar todo un chequeo a fondo, basado en el
entorno real, que depurase errores y fuera solventando los problemas
que pudieran ir apareciendo.
Así se hizo. Se mejoraron unas cosas,
se arreglaron otras y se comenzaron a pensar otras, aunque todo eso
ocurría en un grupo abierto pero reducido de personas implicadas en
el desarrollo de ese proyecto, que seguía liderado por Satoshi
Nakamoto hasta mediados del año 2010. A mediados de ese año,
Satoshi entrega el control del proyecto a un desarrollador llamado
Gavin Andresen. E igual que surgió de la nada dos años antes,
desaparece oficialmente, con lo que se calcula que son 1 millón de
Bitcoin minados en las etapas iniciales del proyecto y que se
encuentran -aún- en direcciones conocidas como pertenecientes a
Satoshi en su despedida. Volvió a romper su silencio, en 2014,
cuando los periodistas creyeron que un hombre llamado Dorian Nakamoto
era el creador de la moneda, y la prensa empezó a acosarle. Publicó
un mensaje que simplemente decía: “No soy Dorian Nakamoto” y
volvió a su silencio.
Cerrada esa primera etapa en la que el
propio creador estaba implicado en el desarrollo del protocolo
Bitcoin, la cosa quedó en manos de un equipo liderado por Gavin
Andresen, en un equipo que era el que desarrollaba el cliente de
Bitcoin más conocido por entonces: “Bitcoin Core”. Era un
cliente pesado, que te obligaba a descargar toda la cadena de bloques
previa y era una descarga que podía tardar días (dependiendo de tu
conexión y ordenador), pero era el cliente de Bitcoin “más
oficial” en el anarquista entorno natural del Bitcoin; era la marca
más conocida.
Este grupo de trabajo, el de “Bitcoin
Core”, en el año 2014 -coincidiendo con la salida de Gavin del
proyecto- empieza a ser “penetrado” por el capital tradicional.
Una organización llamada “Blockstream”, cuyo único trabajo ha
sido patentar todo lo patentable en relación con las cadenas de
bloques como estructura y financiada especialmente por el grupo AXA,
toma progresivamente el control del grupo y de sus recursos,
contratando (sobornando) a quien se pone por medio y puede
resultarles de interés.
En el año 2015, los foros de Reddit donde
se hablaba sobre Bitcoin (los que habían sido “los oficiales y
oficiosos” hasta entonces) sufrían ya una brutal censura basada en
la siguiente norma: “Este lugar es para tratar asuntos sobre
Bitcoin y no sobre otras monedas.”
¿Parece una norma razonable, verdad?
Pues si consideras que cualquier cambio que se propusiera sobre el
Bitcoin, a ojos de esta moderación, era como estar hablando de otra
moneda y eso se castigaba con la expulsión del lugar de debate, ya
no parece tan razonable. Es así como se aplicó una censura
dictatorial en esos foros, provocando la huida y expulsión de sus
principales usuarios y de los personajes más relevantes del universo
Bitcoin, como fue el caso de Roger Ver (conocido como el “Jesucristo
del Bitcoin” por su activa evangelización en este tema) y con el
tiempo, incluso de desarrolladores del propio grupo que se salían de
la asfixiante y censora línea marcada por “los nuevos
propietarios”.
Al frente de ese grupo, Blockstream, se
encuentra Adam Back, un turbio personaje que me recuerda al Salieri,
el compositor clásico que Milos Forman dibujó en su oscarizada
“Amadeus” sobre la vida y obra de Mozart. Salieri era el músico
de la corte que envidiaba -hasta el odio- a Mozart, viéndose incapaz
de rozar su genialidad o fama, conspirando contra él hasta su
muerte.
Y no es para menos dicha comparación, ya que Adam Back fue
uno de esos personajes con los que Satoshi contactó en sus inicios
-cuando se procuró rodear de gente que hubiera trabajado ya en este
campo, para desarrollar en equipo la idea de Bitcoin- pero no recibió
sino desprecio de Adam Back.
Mientras que Satoshi quiso incluirle
entre aquellos que estaban desarrollando la moneda, él negó
cualquier tipo de cooperación o ayuda al desarrollo inicial de
Bitcoin, criticándolo como una idea estúpida. Un personaje
resentido y mezquino, que en lugar de aceptar el honor de trabajar
con la mente creadora de esta idea, se negó a hacerlo y ahora es el
“empleado” de los enemigos de Bitcoin, escondidos tras la imagen
de “Blockstream” y la cara de Adam Back.
Habiendo parasitado el grupo de
desarrolladores de “Bitcoin Core”, empezaron a bloquear cualquier
intento de solventar el problema de la escalabilidad de Bitcoin: el
tamaño del bloque fue fijado en un máximo de 1MB de tamaño, en las
etapas iniciales del desarrollo de Bitcoin como forma de combatir
posibles ataques de SPAM en la red. El asunto no era menor: el modelo
del Bitcoin tal y como estaba sólo podía procesar 3 transacciones
por segundo, debido a ese límite puesto de forma temporal y para un
escenario totalmente distinto. El tamaño del bloque ya no daba más
de sí y se iba a alcanzar su límite en poco tiempo debido al
crecimiento exponencial de la adopción y uso del Bitcoin.
No retirar esa limitación era
equivalente a morir de éxito, ya que el aumento de uso se convertía
inmediatamente en problemas con su uso, por las altas tarifas que
había que pagar para conseguir que tu transacción se confirmase
(compitiendo por marcar entre los mejores pagadores para estar entre
esos 3 elegidos por segundo, llevando a una escalada de las tarifas
de transacción de más de 50 dólares por envío) y los largos
tiempos de confirmación en que tu transacción podía quedar
“perdida” durante un par de semanas, en un nuevo purgatorio
conocido como “Mempool”, a la espera de ser procesada o rechazada
por la red Bitcoin. Además, todo el mundo había tenido claro que
era un límite temporal, hasta que hicieron de este asunto del tamaño
del bloque limitado, el "casus belli" al que agarrarse para escenificar
lo que vino a continuación.
La comunidad y los distintos equipos de
desarrollo que había en el ecosistema Bitcoin, empezaron a buscar
formas de superar el asunto y a hacer propuestas, pero todo lo que
pasase por retirar el límite al tamaño de bloque en 1 MB era
rechazado y castigado en sus foros (controlados por contratados de
“Blockstream”) con la censura y la expulsión. Y a la vez, la
gente de Adam Back empezó a buscar una forma de sacar partido a la
escasez de espacio en Bitcoin que había sido generada de forma
artificial, e idearon un sistema de segunda capa (fuera del protocolo
Bitcoin en sí mismo) que monetizase el crecimiento por encima de 3
transacciones al segundo, creando canales privados para pagos.
Dicho
de otra forma: habían planeado y ejecutado el secuestro -y
asesinato- de Bitcoin (tal y como había existido) para poder sacar
un beneficio artificial del mismo.
Ellos aseguraban el problema y ellos
aportaban “la falsa solución”, que en lugar de ser código
abierto en una red descentralizada -como lo es Bitcoin- se pasaron al
lado del código propietario y con patentes que, curiosamente, ya
eran suyas desde 2014.
Definitivamente habían secuestrado el
proyecto Bitcoin, y lo estaban destrozando para beneficio propio
hasta que del original sólo quedaba el nombre, con un equipo
encabezado por ese mediocre personaje, Adam Back, que se negó a ver
la brillantez de la idea detrás del Bitcoin y ahora su vida la
dedica a luchar activamente contra el Bitcoin, que Satoshi creó.
Con ese escenario, y sufriendo ya las
consecuencias directas de la falta de espacio en el bloque de
Bitcoin, la comunidad original del Bitcoin y los Bitcoiners que
defendían el modelo ideado por Satoshi Nakamoto con todas sus
implicaciones, bifurcaron la cadena o Blockchain, con un simple
cambio tal y como el propio Satoshi había previsto: quitando el
límite de 1 MB y aumentándolo a 8 MB (de forma inicial).
Ese
divorcio a las malas dio lugar a dos monedas, radicalmente distintas
en sus propiedades, el 1 de agosto de 2017. Todos los poseedores de
Bitcoin -lo que había sido Bitcoin hasta ese instante- pasaron a
tener el mismo saldo en BTC y en BCH: la riqueza de Bitcoin había
quedado separada en dos monedas distintas.
Una era Bitcoin Core o BTC, cuyos
cambios hicieron de ella algo totalmente distinto a lo que definía
el protocolo en el “White Paper” original de Bitcoin. La otra era
Bitcoin CASH o BCH, que no tenía cambio estructural alguno pero
ejecutaba una ampliación del tamaño máximo del bloque a 8MB, tal y
como se había previsto inicialmente por Satoshi Nakamoto.
Segunda parte de este texto, aquí:
https://drogoteca.blogspot.com/2018/11/breve-historia-del-bitcoin-secuestrando.html
https://drogoteca.blogspot.com/2018/11/breve-historia-del-bitcoin-secuestrando.html
Hola buenas! Encantado de que compartas tu opinión sobre estos temas, me gustaría poder ver pronto una nueva entrada hablando de este tema en particular a día de hoy, sigues opinando lo mismo de BchSV?
ResponderEliminarYo creo que tarde o temprano las cryptos acabarán remplazando a las monedas actuales, pero no de la manera en la que se ideó el BTC tristemente, sino que a medida que se vallan regulando, irán cambiando en su forma hasta parecerse al dinero FIAT de hoy, reguladas por los estados, los bancos centrales, o su equivalente en el futuro cuyo nombre aún no conocemos ;)
Si las criptomonedas son absorbidas por los estados, y eliminadas las que no lo son, se podría considerar su mayor fracaso.
EliminarEl primer objetivo de las criptomonedas es ser dinero libre, fuera del control de los estados como emisores. Perder eso de vista, es perderlo todo.
Pasarían de ser criptomonedas a monedas digitales, lo cual sería la muerte de su esencia si encima están controladas por estados.