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viernes, 3 de agosto de 2018

Diane Goldstein, de policía antidrogas a activista contra la prohibición.

La primera vez que vi a alguien plantarle cara a un policía que estaba abusando de su placa, fue a mi madre. Éllos eran dos policías municipales y mi madre, una profesora de ciencias, que acababa de recibir un comentario despectivo por su género de boca de aquel policía: "Pero qué coño sabrás tú... si eres mujer!!".

Mi madre tiró de freno de mano -en aquel viejo Renault 6- y paró el coche, se bajó y se fue a por el policía en plena calle. Como si no sufriera de vergüenza por la gente que miraba sorprendida la escena, se fue a por él gritándole que si tenía algo que opinar sobre que ella fuera mujer, que lo pusiera en el atestado que le iba a tocar hacer... y así fue. Al pitufo le tocó levantar un atestado (en el que por supuesto, no puso nada que le pudiera dar problemas), con el que mi madre pidió cita -por canales oficiales- con el comisario de ese policía para (al menos) denunciar y pedir explicaciones por semejante comportamiento, por parte de un empleado del ciudadano de Salamanca y que recibe su sueldo de nuestros impuestos: también del de las mujeres...

El comisario, lógicamente, la recibió y se comió sin rechistar todo lo que mi madre le dijo: ambos sabían que no iban a cambiar nada.... ese día. No recuerdo el año exacto, pero recuerdo que venía del colegio donde hice pre-escolar, así que como mucho podía ser el año 1979.

Jamás he escuchado a mi madre definirse como feminista, ni tampoco usar "excesivamente" el término "machista". Le gustaba en sus años de Universidad -aprovechando que era excepcionalmente buena en Matemáticas, aunque tuvo que cursar Química por falta de dinero- putear a los catedráticos y "popes" de su facultad de Química, resolviendo los problemas mediante herramientas (matemáticas) que ellos desconocían o no esperaban, y picaban suspendiéndole el ejercicio.

Luego, mi madre con ese ejercicio suspenso se iba al despacho -del profesor de turno- y le hacía sudar tinta (siempre haciéndose la tonta, porque a los catedráticos de aquella época se les hablaba como a eminencias sacrosantas), para que finalmente tuvieran que modificar la nota del ejercicio, ante una serie de demostraciones matemáticas que excedían muchas veces sus recursos. Eran corregidos, por una mujer siendo todos hombres en aquella época, pero al menos había sido en privado. O fue en privado salvo en un par de ocasiones, en que el profesor la quiso ningunear viendo a una chica joven y débil, para comprobar como esa chica convocaba tribunal universitario para revisar el examen y -en público- les sacaba los colores, ante sus propios colegas. Es lo bueno de la Matemática: lo que es, es, y además se puede demostrar.

Claro que para hacer todas esas cosas no basta con querer hacerlas, sino que necesitas poder hacerlas, con elegancia y seguridad en lo que haces. Y ella lo había hecho, no fijándose en su género sino fijándose en sus méritos y capacidades: compitiendo de tú a tú con el resto, fueran hombres o mujeres. Educó a todos sus hijos y a su hija en la absoluta igualdad de derechos y obligaciones; esa era la "carta magna" en mi casa, desde que tenías raciocinio. Si todos vamos en el barco, todos trabajamos en la medida en que estamos capacitados, y en ese criterio el género sexual o la edad, no eran excusas para nada.

Jamás aceptó ningún tipo de discriminación positiva (si es que eso puede existir) por el hecho de ser mujer. Ni negativa: más te valía no apuntar a una cuestión de género como base discriminatoria porque no sabías lo que hacías. La única vez -aparte de aquella ocasión siendo niño con ese policía- fue ya como adulto en un hospital, en el que el cirujano dijo que "sólo hombres" en su despacho, para ser informados del estado del paciente. No tuvo cojones ni a intentar repetirlo cuando las dos primeras personas que entraron fueron mi madre y mi tía, flanqueadas por el resto, que eran varones.

Nunca quiso regalos por ser mujer, ni aceptó un trato distinto que el de todos sus compañeros, fueran hombres o fueran mujeres. Se hubiera sentido menospreciada si necesitaba de su género para cubrir un cupo o una cuota y ser contratada o favorecida en una decisión, por el mero y aleatorio hecho de haber nacido con genitales femeninos.

Su primer contrato lo consiguió embarazada, y estuvo dando clases hasta unas semanas antes de parir. Luego, regresó a su trabajo y en más de 40 años nunca lo dejó -a pesar de tener varios hijos más- hasta que se jubiló. Una profesora de ciencia, orgullosa de ser lo que era y que nunca permitió a nadie -hombre o mujer- que intentase hacer de ella una víctima o hacerle de menos.


¿A qué viene esto?

Cuando me pidieron, hace tiempo, que eligiera una mujer para hacerle una entrevista, me pareció un enfoque indigno. ¿Tengo que entrevistar a una mujer por ser mujer? Sí, más o menos era así, porque estábamos cerca del día 8 de marzo. Daba igual quién fuera o qué hiciera, siempre y cuando entrase dentro de nuestro área temática.

A mí, eso, me dio pena; recordé a mi madre y cómo se sentiría si supiera que alguien contaba con ella por algo que ella no eligió -ser mujer- y que era usada (en el sentido más real del término) para construir una imagen o un relato artificial para "el día de la mujer" (toma sarcasmo editorial).

Buscaban el típico discurso feminista, en boca de alguna mujer relacionada con las drogas, pero yo no estaba por la labor. Dije que estaba iniciando una entrevista con una mujer -para ganar tiempo- hasta que conseguí encontrar una mujer -en el campo de las drogas- que no sólo no encajase con ese discurso del victimismo por género, sino que sus hechos (y no sólo sus palabras) mostrasen una realidad incuestionable. Supongo que buscaba entrevistar a una mujer (como me habían encargado) pero que viviera libre, con la misma coherencia que vivió mi madre, sin pedir cupos ni privilegios y no teniendo que envidiar nada por no ser hombre.

La tenía más cerca de lo que pensaba, y es una vieja conocida con una vida más que interesante en mitad de cuerpos policiales (petados de hombres tipo macho-man), de incógnito como agente de campo anti-drogas, y posteriormente como jefa de la unidad (la primera mujer que alcanzó dicho puesto en su área). Tras una dura vivencia con la muerte de un familiar y con su experiencia directa en la guerra contra las drogas y sus usuarios en pleno USA, su camino cambió para terminar siendo una de las mayores defensoras del cambio de paradigma en cuanto a nuestro trato con las drogas, y una activista que lucha por el fin de la guerra contra las drogas, entre otras cosas.


Aquí os dejo la entrevista con la que pude cumplir el encargo, y dar voz a un tipo de mujer poco común, por desgracia. Con orgullo puedo decir que es mi amiga -tras estos años- y que su nombre es Diane Goldstein.

Drogoteca.
:)

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Entrevista a Diane Goldstein.



Cuando mi editora me preguntó sobre qué mujeres consideraba un claro ejemplo de lucha en “mis áreas de interés”, mi cabeza se llenó de opciones femeninas a considerar como grandes luchadoras en el campo de las ciencias. Pero cuando pensé en el ámbito de la lucha antiprohibicionista en política de drogas me di cuenta de que -salvo en el caso del cannabis- la presencia femenina era algo reducida.

Sin embargo, las 3 mujeres que me vinieron a la mente, llevan años de lucha -iniciada por distintas razones- y son todas ellas motivo de mi más profunda admiración. Una de ellas es Carrie Tyler, la hermana de Tim Tyler (recientemente perdonado por Obama, pero aún no liberado) que fue condenado a 2 cadenas perpetuas por posesión de LSD -no era un traficante- y quien ha estado luchando por él, desafiando al mundo para conseguir un absoluto milagro, la inimaginable cifra de 25 años hasta recibir el perdón presidencial. La otra es Lyn Ulbricht, la madre de Ross Ulbricht, también condenado a pasarse toda su vida en prisión con varias cadenas perpetuas, por la creación del mercado anónimo de drogas “Silk Road” en la red Tor (The Onion Router, originalmente). Es ella la que ha liderado y lidera la lucha por Ross, en uno de los casos que pueden sentar algunos de los precedentes más peligrosos en la historia de Internet.

Y la tercera, se llama Diane Goldstein.

Es una mujer de armas tomar, nunca mejor dicho, con la que comparto el amor por los perros y que sería mi enemiga “de forma natural”: era policía de narcóticos -entre otras cosas- así que si yo viviera en USA es posible que ya nos hubiéramos conocido, y no por Internet.

No recuerdo bien -pasó hace muchos años ya- cómo comenzamos a hablar ella y yo ni cómo labramos esta peculiar amistad, entre un usuario de drogas un poco cabreado y una policía retirada, que se ha convirtió en la voz femenina más interesante de la política de drogas a nivel mundial siendo la voz de LEAP o “Policías Contra la Prohibición de las Drogas”.

Hace unos días, le pedí que me dedicase un rato a contestar algunas preguntas sobre ella y su trabajo, y tuvo la deferencia de decirme que sí (con una vida totalmente ocupada). De esa conversación, salió la entrevista que os presentamos aquí.

:))



Hola Diane. ¿Qué edad tenías cuando decidiste hacerte policía y por qué? ¿Qué cruzó por la mente de esa joven mujer para tomar dicha decisión en un país como USA?

Pues yo tenía 20 años, y me encontraba estudiando y al mismo tiempo trabajando en un entorno en el que tenía mucho contacto con la policía. En una ocasión, salí con una agencia de policía a dar un largo paseo y terminé intrigada por el trabajo que vi desarrollar, por como yo crecí. Entonces entendí que yo quería devolver algo positivo a mi comunidad.

¿Cuál era el ratio de mujeres y hombres en la policía cuando comenzaste a servir en ella?

En el momento en que fui contratada, las mujeres éramos un 5% y esa cifra era la misma cuando me retiré, en el año 2004. En cualquier punto de mi carrera, esa cifra fue casi siempre la misma, por lo que tenía una clara conciencia de que mi trabajo era una muestra de lo que era la mujer en la policía y que mi desempeño tendría una influencia sobre la presencia femenina dentro de mi agencia en el futuro.

¿Cómo ha sido tu experiencia como mujer en un trabajo dominado numéricamente por hombres? Eres una mujer fuerte que ha llegado a posiciones de liderazgo. ¿Cómo fue el camino hasta tu yo actual?

Aunque las mujeres han servido en posiciones de liderazgo en el pasado, yo creo que nuestras capacidades están todavía sin “destaparse” totalmente, y no ahora sólo en cuestiones referentes a la política de drogas, sino en otro muchos campos.

Las mayores trabas que creo que existen -en el camino de las mujeres- hacia el liderazgo, no sólo están puestos por la sociedad que vivimos, sino por nosotras mismas a través de la aceptación de dichos roles. 

Por eso aunque nunca me auto-identificado como feminista, reconozco claramente que de no haber sido por dicho movimiento, por ejemplo, yo no hubiera tenido la oportunidad de tener una exitosa carrera dentro del cuerpo de policía y -a la vez- criar a mi hijo.

Aunque fue difícil, creo que fue algo que conseguí. Mi carrera me permitió tener un marco adecuado para mucha cosas: mi camino al activismo, mis habilidades como madre criando un niño, y mi capacidad de liderazgo. 

Como segunda generación de vanguardia de la mujer, dentro de las fuerzas de orden en los años 80, mi trabajo y entrenamiento se puede decir que se fue algo así como ser desbrozadora [la persona que quita la maleza y abre caminos] sobre una hoja de ruta indefinida. Mi camino al liderazgo estuvo cargado de lecciones que equilibré siendo una mujer fuerte en una cultura dominada por el varón.

Pasé mi años de entrenamiento en una constante sensación de que era necesario demostrar mi capacidad. Así pues, mi nivel estándar de trabajo no era el de alguien eficaz, sino el de alguien que busca la excelencia en lo que hace. Esos primeros años en la policía me expusieron a muchas cosas, tanto buenas como malas. He visto lo mejor y lo peor de la gente entre la población general, así como también he visto ambos extremos en compañeros míos de trabajo, lo que me enseñó a no tomarme las cosas de forma personal, a no enredarme en luchas o discusiones improductivas y -de forma más importante- me dio la fuerza y la determinación para redefinirme a mí misma y evolucionar en la vida.

¿Qué hacías exactamente en la policía?

Mi trabajo diario variaba según cada momento, ya que he hecho desde patrulla [trabajo en coche en la calle] a trabajo en anti-narcóticos o en bandas urbanas. Me retiré como la primera mujer que alcanzaba el rango de teniente en el departamento.

¿Cuándo y por qué te convertiste en una agente de policía que estaba contra la prohibición de las drogas?

Mi hermano sufría enfermedad mental y también abuso crónico de sustancias. Murió de una sobredosis, hace 10 años, este mes de marzo. Entre mis experiencias personales y profesionales, he comprobado que la prohibición de las drogas no evita ni que se compren y vendan ni que se usen.


¿Qué drogas tomas tú y qué drogas has tomado?
Yo bebo café y ocasionalmente alcohol. Reconozco que hay un amplio espectro de drogas aunque no se vea así. Cuando era adolescente, también fumé cannabis y eso modeló mis puntos de vista sobre la legislación referente a ello.



¿Cuando te convertiste en la portavoz de LEAP?

Me convertí en portavoz de LEAP en 2010 durante la Campaña de la Propuesta 19 en California. Soy tanto portavoz como miembro de la junta directiva. LEAP se ha relanzado ahora con nueva imagen y ha pasado a ser conocido como “Law Enforcement Action Partnership”. Nuestra misión no ha cambiado sino que hemos adoptado otras causas sobre reforma del sistema de justicia, como por ejemplo la encarcelación masiva en USA, o el asesoramiento en las relaciones entre la comunidad y las fuerzas de policía, a nivel local y otros asuntos a nivel mundial.

¿Qué dirías a los policías que están a favor de la prohibición de las drogas? ¿Cuál crees que debería ser el papel de la policía en USA y Canadá en esta crisis de sobredosis que estáis viviendo?

Ambas cuestiones se pueden responder con buenos ejemplos reales. Las fuerzas de la ley han visto el enorme aumento de sobredosis por opioides en los últimos años, como resultado directo de los mercados de drogas que carecen de regulación. Esas muertes claramente señalan fallos en el sistema actual. Algo positivo sacado de esta actual tragedia ha sido que a lo largo del país, muchos cuerpos de policía se han sumado a una aproximación -al enfoque de las drogas y sus usuarios- basada en la reducción de riesgos aunque sigan trabajando “dentro de los límites de la ley”.

La implementación de LEAD (Law Enforcement Assisted Diversion) en King County (Washington) o en Santa Fe (Nuevo México), permite a los agentes adquirir capacidades para conectar tanto con usuarios como con vendedores de bajo nivel que no sean violentos, a través de tratamiento y servicios como la búsqueda de opciones distintas a la cárcel. ¿Vemos a LEAD como el perfecto antídoto contra la prohibición? No, pero es una gran paso hacia “cualquier cambio a mejor”, que es la política subyacente en la reducción de riesgos.

LEAD se enfoca tanto en la comunidad como en el individuo con un enfoque holístico del problema complejo que es el uso de drogas, reconociendo que tanto la abstinencia como la recaída son parte de procesos más complicado que lo que se puede medir con un control regular de drogas en orina a una persona. Estas políticas coherente entre lo que es salud pública y las políticas policiales, han aumentado la seguridad pública, reduciendo tanto criminalidad como daños derivados del uso de drogas.

Y no podemos dejar de mencionar, en el momento actual, al programa con naloxona [antídoto para sobredosis de opioides] que consideró novedoso y arriesgado incluso, pero ya ha salvado más de 300 vidas. La naloxona en manos de la policía, quienes son los primeros en llegar a la escena en la mayoría de los caos. Cosas como eso, pueden ser el inicio de un cambio de paradigma -sobre la guerra contra las drogas- en la rutina de la policía.

¿Cómo cambiaría la policía en tu país si finalmente las drogas llegasen a regularse? ¿Cómo sería una “policía sin guerra contra las drogas y sus usuarios”?
Simple, nos concentraríamos -interés y recursos- en los delitos con violencia contra las personas, y delitos contra la propiedad.

¿Como es la reacción de la gente cuando les cuentas quién eres, qué hacías y que estás a favor del fin de la prohibición de las drogas?

Tenemos unos 150.000 simpatizantes que nos apoyan, así como más de 5.000 profesionales de la justicia en sus distintos ámbitos. La reacción es mayoritariamente positiva.

¿Y la de tus colegas policía?

Depende, en ese ámbito he tenido experiencias negativas y positivas.

Tengo una amiga que está planteándose ser policía en mi país y tengo curiosidad por saber qué le diría una mujer con tu historial y experiencia como consejo.

Que es un gran trabajo, pero que no es para corazones débiles. Aún así la animaría a que se hiciera policía, porque realmente nos hacen falta mujeres en la policía.

Diane, ha sido un honor y un placer haber contado contigo y tus respuestas, muchas gracias.

Muchas gracias a vosotros, y hasta pronto.

:))


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Publicado originalmente en Cannabis.es 

domingo, 7 de enero de 2018

¿Crisis de sobredosis por opioides? Negocio para la farmacia.

Este texto fue publicado hace más de un año en el dominio Cannabis.es y esperamos q os ayude a comprender que no todos los que parecen buenos, en esta historia de los opioides en USA, lo son. A veces la abuelita ya no existe y es el lobo con su camisón pero ni el lector ni nadie se da cuenta hasta que es demasiado tarde...

Demasiadas veces, y en demasiados campos.

*.*.*

Nuevos fármacos, nuevos presos, nuevos negocios...
(Vivitrol y coleando).

Puede sonar algo fuerte -entrar con la pierna por delante y a la rodilla- este título por el que he optado para encabezar este texto, que será desagradablemente veraz, pero necesario. Todos los esfuerzos que se puedan hacer para alertar a la población de cómo se les está mintiendo y usando -en las peores formas de entender dicha palabra- para ser simplemente “ganado al que ordeñar económicamente”, son pocos a estas alturas.


 La farmacia como enemigo público de primer orden
Desde esta web hemos denunciado -una y otra vez- lo que la  BIG PHARMA hace y es: esos tipos -con mucho dinero y ningún escrúpulo- que prefieren ver morir a hombre, mujeres y niños por millones en beneficios, antes que bajar sus precios. Si no les das dinero, no les interesa tu bienestar: no seas tonto y creas que trabajan por tu salud, ya que no es así.
Ante este panorama, en el que el enfermo (y también el no-enfermo) es el objetivo de la voracidad farmacéutica -en su faceta de negocio que mueve muchos millones- debemos empezar a formarnos en áreas que antes considerábamos restringidas a médicos y farmacéuticos: nuestra salud y sus remedios. Evidentemente, no se puede esperar que todo el mundo esté capacitado para saber que la “viagra femenina” es un absoluto timo y un peligro para la salud de quien la usa, o que los fármacos que le estamos dando a los niños con la excusa de la gran enfermedad “creada e inventada para las masas” del TDAH, son exactamente los mismos por los que metemos en la cárcel a adultos que los utilizan -también de forma correcta, pero además, de forma libre y consciente- y que las nuevas grandes salvadoras contra la "epidemia de opioides" que nos llegan de manos de las farmacéuticas son la naloxona y la naltrexona (también la buprenorfina pero de otra forma y ya se han dado cuenta del timo económicoy que en realidad son dos viejas conocidas, que no traen ninguna cosa , pero “las están peinando” para que sean presentadas masivamente como un recurso necesario, en un volumen tan disparatado como el de los opioides. Han logrado una ciudadanía con 2 millones de adictos (sólo en USA) y una población reclusa -hasta en cárceles privadas- que está enganchada a los opiáceos en un histórico récord del 15% de los reclusos. Genios.
Olé. Lo han clavado estos narcos legales de la BIG PHARMA a la hora de conseguir tener una clientela rehén, y con la bendición de los poderes del estado, a quienes compran de la misma forma que -por ejemplo- Boiron ha comprado una cátedra de homeopatía en una facultad de Medicina, para darse brillo y lustro mientras dicha facultad ha prostituido su metafórico ojete por pasta, simple y llanamente. Es todo culpa del papel moneda, que engrasa que te cagas...
¿Qué más puedo decir? Si son los mejores hay que reconocerlo, y punto.
Primero han enganchado a una buena tajada de la población (transversal, de jóvenes a ancianas) a tomar drogas de alta potencia narcótica (y por lo tanto, ADICTIVA) como la morfina, el fentanilo y otras similares, asegurándose así la clientela; si era moralmente correcto, como veréis, es algo que no importa en esta historia. Posteriormente, cuando esa criminal acción ha empezado a rendir muertos -que no eran “yonquis” sino población común- se han llevado las manos a la cabeza e incluso han susurrado un cierto “mea culpa” pero era sólo fachada: estaban preparando la segunda fase. Comprobaron que se les empezaban a matar los clientes, algunos quedándose dormidos mientras iban conduciendo y otros en casita, cuando no se lo esperaban (porque a diferencia de estos usuarios nuevos, los viejos usuarios de drogas saben lo que hacen en mayor grado que estos nuevos “enganchados por la farmacia”) así que dijeron que tal vez se les había ido la mano con las prescripciones y con el “estímulo que habían imprimido al mercado”, pero que estaban trabajando en una rápida solución.
Cabe recordar que “solución”, para la industria farmacéutica de la época, fue lanzar la heroína como un fármaco no-adictivo y que, además, era capaz de hacer perder todo el interés por la morfina a los morfinómanos. ¿No hace falta que explique lo que pasó, verdad?
Estimulando el mercado, como eufemismo de “vamos a usaros como a ganado hasta que os exprimamos en vida, de niños a ancianos”, y funciona. En USA y Canadá se lo creen todo, y no es extraño ya que los medios de comunicación que dibujan su realidad, pertenecen todos a los mismos bolsillos que invierten en esos pelotazos “farmacéuticos”, con nivel del escándalo moral, pero que se olvidan pronto de la memoria colectiva. Los ciudadanos no pueden saber lo qué pasa, porque el mismo que les está robando es quién les hace de guía, en un entorno en el que han sido -previamente- privados de conocimientos que les permitan darse cuenta de lo que está sufren y lo que le están haciendo... a sus hijos, hermanos, padres, abuelos... a todos.
Y vamos con “la solución”  AKA remedio mágico: la naltrexona. Un fármaco de los años 70 y que se lleva usando décadas, y es de todo menos nuevo. Naltrexona, además de la naloxona que llevan promocionando años ya. ¿Por qué? Como todo: porque da dinero. Ahora mismo tanto naloxona, como naltrexona -la nueva invitada, que no es tan nueva- son fármacos de abuso: el abuso que comete la BIG PHARMA al aumentar cientos de veces sus precios, si motivo alguno, salvo el interés económico.
Por supuesto, la solución -que no lo es en realidad- representa ingresos desmedidos para la industria farmacéutica, y esta vez lo hacen mediante el asalto a las arcas públicas, vendiéndole a los estados ingentes cantidades de los antagonistas opioides a precios que superan con creces el mayor de los márgenes del narcotráfico en las drogas clásicas.
Ellos lo bordan, mirad: “No solo para los médicos: la droga antídoto para las sobredosis de opioides -naloxona- está siendo lanzada a las masasAsí de claro calificaba -la revista de temas médicos- STAT el asunto de la naloxona, dándonos datos como que en la última década el uso de naloxona (la demanda de la misma) se ha multiplicado por 4, sin contar el actual momento con el pico que se está viviendo en la adquisición de este recurso. En Ohio incluso están animando a los ciudadanos a que lleven naloxona encima -para tratar posibles sobredosis que encuentren en su quehacer- y en Carolina del Norte y Pensilvania, se ha emitido una orden por la que la naloxona se puede adquirir libremente en farmacias. También en Carolina del Norte y Nuevo México se está dando naloxona a todos los presos que salen de prisión, ya que las sobredosis en ellos son desgraciadamente frecuentes y en especial en las primeras 48 horas tras su salida de prisión.
Desde el lobby de la BIG PHARMA se desea “penetrar presupuestariamente” y de forma completa a la policía, pero ahora el objetivo se ha ampliado y apuntan a otros profesionales como pueden ser el personal de los aparcamientos, guardias de seguridad y otros miembros relevantes de las comunidades. Naloxona y cursos de entrenamiento, que vienen de mano de la misma industria que fabrica la sustancia, la misma que cobra a cargo de los presupuestos generales salidos del bolsillo de todos, y la misma que ha creado un problema que ellos mismos califican de “epidémico” y que ahora requiere de una solución que -oh, casualidad- nos trae la BIG PHARMA.
¿Pero de verdad que a nadie más le suena sospechoso todo esto?
El último gran asalto al bolsillo ha comenzado con la “nueva” medicación -vendida como panacea- para un sistema penitenciario saturado y que, como ya hemos dicho, es la naltrexona de toda la vida y no es una mágica solución. Lanaltrexona, es un antagonista opioide que bloquea los receptores, haciendo que el consumo de opioides resulte inútil, y no causan efecto alguno en la persona. En nuestro país se ha usado y se usa para los tratamientos “libres de drogas” en los que resulta preferible, para el paciente, saber que aunque consuma no va a conseguir efecto alguno. Se puede comprar en la farmacia “casi sin receta”. Digo casi porque en teoría no te pueden dar nada sin ella, pero al no tener efecto alguno psicoactivo (o tenerle incluso negativo) ni posibilidad de abuso, la dan. Yo obtuve una caja llena de botellas de dicho fármaco por menos de 80 euros. La naltrexona es barata y accesible; siempre lo ha sido. Y se consume por vía oral (la naloxona no es activa por vía oral y para ello se usa naltrexona, aunque es la naloxona el antagonista usado en sobredosis vía inyección o nebulizador nasal). Ahora, la industria farmacéutica ha obrado su magia y, de una molécula que no les daba prácticamente ningún beneficio (como les ocurría con la naloxona), han creado “nuevas presentaciones” que les permiten cobrar LO-QUE-LES-SALGA-DEL-HUEVO por viejas sustancias; la patente ya no sólo es el compuesto y su química, y con ese enfoque juegan. En este caso, han creado una inyección intramuscular profunda -una aguja larga de cojones y ya- que te deja el cuerpo (vía culito y pinchazo) impregnado de naltrexona durante un mes, haciendo inútil consumir heroína, fentanilo o  morfina. Eso sí, otras drogas como la cocaína  y los  barbitúricos o el  alcohol  y la  anfetamina, te seguirán haciendo efecto. Si lo que quieres es “drogarte” lo harás, aunque no sean con una en concreto.
Naltrexona y similares sólo sirven para los opiáceos y opioides, pero tiene un gran “público potencial”: los presos que salen de las cárceles a quienes se les ha comenzado a facilitar un par de chutes de naloxona, por si tienen ese mismo día una sobredosis (algo tremendamente normal a día de hoy ya que salen como saldría un toro encerrado y sin tolerancia porque no han tomado opiáceos en meses y, entre las ganas y el mayor efecto con menor cantidad, suelen irse para el otro barrio). Con la naltrexona -y su duración “reformulada” de un mes y por el injustificable precio (robo) de 1000 dólares, ahora podrán tener un bloqueo para opioides de más duración, que una vez inyectado la persona no podrá hacer nada para revertirlo.
Yo, como usuario de opiáceos y opioides, agradezco la existencia de algo que me puede salvar la vida. Pero no puedo evitar preguntarme si realmente el número de consumidores justifica tan salvaje aumento de dispensación de estos fármacos. A pesar de esas leyes para que cualquier ciudadano y sin explicación pueda comprar estos fármacos, creo -como usuario- que nos iría mejor si reformasen las leyes que convierten en un acto criminal el uso de drogas (en España es un derecho, aunque limitado en el espacio público) y que eso acabase con el mercado negro... de una santa vez.
Y aunque suene conspiratorio, tengo que rendirme al final ante la evidencia: mercado negro y farmacia se complementan y se necesitan para justificar muchas de sus acciones. Llevo mucho tiempo preguntándome cómo pudo llegar la W-18 a la calle, o con los nuevos muertos en Canadá, quién sintetizó carfentanil con el peligro que eso supone. Y siempre me viene la BIG PHARMA a la cabeza (son los que pueden, eso no se hace en un garaje con 4 matraces) que es la que al final sale siempre ganando. Es muy arriesgado decir que ellos los sintetizaron y lo pusieron en el mercado, para aumentar la histeria con la epidemia de opioides y el número de muertos, así que lo dejo en una “ida de pelota mía” pública (pero ahí queda).
Ahora, cuando veo que les van a vender naltrexona a 1000 dólares por inyección -bajo el nombre de “Vivitrol”- vuelvo a pensar por dentro: “¡¡joder, qué putos genios!!” ¿Qué narco es capaz de conseguir eso y que, además, se lo vaya a pagar el estado y a presentarle ante todos como un salvador de la sociedad y las drogas? No excluyo que le den la medalla del congreso de los USA o algo así, sobre todo si hacen donaciones como los fabricantes de fentanilo allí. Esto de la  BIG PHARMA es nivelón a la hora de prepararla gorda, y no lo de Pablo Escobar o El Chapo Guzmán.
Han construido una cárcel alrededor de toda una sociedad, que asiste incrédula a la violación de sus propios derechos elementales, sin llegar a ser conscientes de lo que está sucediendo, ni de quién es el agresor y quién es la víctima.
Volviendo al título de este texto, habrá que repensar con quién nos estamos jugando la salud.



domingo, 19 de noviembre de 2017

Balada triste de Trumperte.

Balada triste de Trumperte.

La noche prometía. Aunque apenas hacía unas horas de su primer cruce de miradas, ya estaban en un lugar público compartiendo una mesa. Y a pesar de lo que los cánones de la decencia (al menos en apariencia) ordenan, las razones del corazón desbordan los límites habituales, si se les da el sendero adecuado en el que se pueden expresar. Había química entre ellos dos y no tenían por qué ocultarlo: se gustaban, y ambos lo sabían desde que habían oído hablar el uno del otro.



Cuando dos almas gemelas se encuentran, bien en el campo del amor o bien en el campo de la amistad (y sus difusos límites), se producen situaciones embriagadoras que son desatadas por gestos y mensajes que, a pesar de darse a la vista de todo el mundo, son incomprensibles para casi todos. ¿Por qué? Porque es el raro azar de que encontremos alguien que piensa, siente y actúa como nos gustaría actuar a nosotros: estadísticamente una improbabilidad para la inmensa mayoría. Pero ellos habían sido bendecidos con la fortuna de compartir -de forma consciente- el mismo espacio y tiempo, esta noche ambos congregados compartiendo una mesa como forma de seducción mutua.

Entonces el camarero se acercó al invitado para rellenar su copa, y en ese momento se inició la secuencia: le preguntó -cortésmente- si podía pedirle a los músicos que tocasen su canción. El camarero -que tenía orden de complacer a los invitados en cualquier deseo que tuvieran- comunicó a la banda dicha preferencia, para que la incluyeran como siguiente canción a tocar.

Volvió a la mesa y sirvió al resto de invitados, terminando en el anfitrión. En ese momento, Rodrigo, que se había dado cuenta de la petición musical, le dijo algo al oído al camarero e inmediatamente empezó a darle voces por haberle manchado la camisa con algo que portaba en la bandeja. El camarero salió disparado de allí y Rodrigo se disculpó para ausentarse a cambiar la camisa manchada y ponerse una limpia.

La canción que sonaba estaba a punto de terminar y -cosas del destino- a pesar de que el siguiente tema que la banda tocaría, lo había pedido “con toda la intención posible” para que fuera escuchado por Rodrigo a su lado, eso no iba a suceder en esa noche de miradas a 30 centímetros de distancia. Sentado en la mesa, esperando la vuelta de su anfitrión esa noche, no era capaz de separar su vista de la puerta por la que había salido dejando un varonil rastro a “Brummel” (para hombres que dejan huella) que le recordaba a su padre.

La banda comenzó con los acordes del tema que había pedido, pero él no separaba la vista de la puerta. Sus ojos, como los de un niño que se da cuenta de que aquello que tanto deseaba no iba a poder ser, empezaban a enrojecerse y humedecerse. Cogió el móvil un segundo y tuiteó algo, sólo para ocultar su rostro mientras empezasen a cantar aquella letra (por si se le escapaba una lágrima).

Y entonces sonaron los versos:
“Bésame.... bésame mucho....”

Donald levantó de golpe la cabeza, como si se hubiera disparado un muelle de 50 metros marca ACME en su cuello.

“...como si fuera esta noche.... la última vez....”

Y al girarse, allí estaba Rodrigo -subido al escenario- declamándole sus sentimientos delante de toda la nación y de todo el planeta, veladamente escondidos dentro de un gesto protocolario que, por suerte, en la zona asiática -donde se encontraban- era muy común entre amigos y amantes. Nadie podría señalarle por haber cantado una canción clásica -que todo el mundo conoce- aunque lo hubiera hecho entregándole su corazón a aquel hombre mayor ante el país que gobernaba, con sus manos chorreando sangre...




Habían tenido que pasar muchos años y salvar miles de kilómetros de distancia pero, al fin, Rodrigo y Donald estaban juntos en esa noche soñada donde ya lo único que importaba eran la libertad y deseos de esos dos seres: el mundo era suyo y nadie podía arrebatárselo.

Esto, bonito cuento o historieta de sentimientos entre dos varones que podemos ver en la prensa internacional ahora mismo, es la imagen más arrebatadora del encuentro entre Donald Trump como invitado y Rodrigo “ASESINO” Duterte como anfitrión.

Por si algún despistado me dice que por qué insulto a “Rodri”, le recordaré que él mismo ha contado varios asesinatos cometidos por su persona. Y de distintos colores: ha matado a una persona a puñaladas cuando era adolescente por “malas razones”, pero de adulto lo ha compensado “enseñando a sus policías -personalmente- cómo se mata”, ejecutando él mismo a víctimas desarmadas y sin juicio alguno. Que yo tenga claro, ya lleva dos ocasiones al menos en que ante la prensa internacional cuenta cómo ha matado a alguna persona. Aunque “Rodri” no se corta y cuando le gusta algo, lo dice y no se anda con tonterías.

¿Que el cadáver desnudo de una monja (violada por un montón de presos en un motín en una cárcel bajo tu control) te pone cachondo? ¿Acaso hace daño a alguien eso? Mejor comentar subido a un escenario y grabado por el público, que cuando viste el cadáver de la monja te dio pena y tal por eso de la violación en masa, pero que viendo lo buena que estaba la monjita (“parecía una actriz de USA”) el primero que la tenía que haber violado era él, que para algo era el que mandaba la prisión!! 

Vaya desconsideración por parte de los presos amotinados y de la monja, no haber ofrecido el primer puesto como violador a Duterte...eh? Ya no hay respeto por los mayores.

Pero esas cosas las hizo cuando no era presidente de Filipinas. Organizar escuadrones de la muerte y esas cosas son pecadillos de juventud, que no deberíamos tener en cuenta. Ahora, ya presidente, lleva la asombrosa cifra de 12.000muertos sin juicio, ejecutados por la policía actuando como paramilitares. Esa es su “política de drogas” y le ha servido de mucho, ya que con esa excusa ha podido exterminar a familias completas de rivales políticos (debe ser que todo está manchado por la droga) y a todo aquel que le ha dado la gana.

A tal punto llegó la cosa que la propia vicepresidenta del país -en un gesto que le supone jugarse la vida- denunció ante el mundo que se estaba llevando a cabo una práctica conocida como “Palit-Ulo” por la que, si la policía no encontraba a quien iba buscando, se llevaban a un familiar o pareja y este corría su suerte (tortura o asesinato). De momento, nadie ha hecho nada efectivo al respecto y los asesinatos indiscriminados se siguen sucediendo en nombre de la lucha contra las drogas, en Filipinas, a pesar de que su presidente Duterte es un adicto al fentanilo: la ley del embudo, yo sí pero tú, no. Y la lleva hasta las últimas consecuencias (o eso dice) con un bíblico gesto en que asegura que matará a su propio hijo -y a su yerno (también acusado)- si se prueba que tiene que ver con drogas y con tráfico de las mismas, como parece ser.

¿Y qué cosas le unen a su nuevo gran amigo? Pues que desde que ocupó la Casa Blanca, Trump ha sido un fanboy de Duterte. Para Duterte, Obama era un mierdecillas preocupado por tonterías como los derechos humanos a quien le tuvo que poner en su sitio llamándole “hijo de puta” poco antes de una visita oficial. Antes había practicado hasta que mejoró el insulto, ya que al embajador de USA le llamó en 2016gay hijo de puta”, incluyendo el término gay -obviamente en su caso- de forma despectiva. Y Trump no. Trump llegó a la Casa Blanca y le llamó por teléfono, le dijo que todo “de puta madre y que siguiera igual”. Duterte no tardó en hacerle caso y, además, contarlo públicamente.




Se llegó a especular -tanteo a lo globo sonda- con que Duterte fuera a la Casa Blanca como invitado para el nombramiento de Trump, ya que no había muchos ilustres internacionales que quisieran estar presentes en dicha ocasión, pero la idea de tener a un asesino confeso (que está llevando a cabo una de las peores matanzas de nuestro siglo) en su foto era demasiado dura, y alguien consiguió frenar semejante disparate a tiempo.

¿Y para qué necesita Trump acercarse a semejante tarado?
Aquí hay dos puntos a tener en cuenta, de forma conjunta pero con valores que se mueven de forma independiente. El primero, lo que Trump tiene que hacer como presidente de USA a nivel internacional, de lo que dependen muchas empresas y relaciones comerciales, y ahí hará lo que le fuercen a hacer desde su propio entorno (un presidente en USA se pone o se quita por el capital sin demasiado problema, y Trump ni siquiera es un rico de verdad en un país como el suyo). Lo segundo, la forma en que hará “eso que tenga que hacer forzado”.

Mientras que cualquier presidente (da igual de qué partido) de USA -de los conocidos hasta que llegó Trump- no se hubiera dejado “manchar” de esa forma acercándose a Duterte, en el caso de Trump entra en juego el hecho de que de todos los mandatarios con los que va a verse en esta gira asiática, Duterte es sin duda el más cercano a un ser como Trump: es su alma gemela, y en él se ve reflejado.

Personalmente creo que Trump admira en secreto a Duterte, por el hecho de haber reconocido públicamente algo que, aunque Trump hubiera hecho (matar a un ser humano indefenso), no podría jamás confesar en su entorno y país. Tengo la impresión de que le ve como a un “Harry el Sucio”. Y de hecho a Duterte se le conoce en medios locales como “el Trump asiático” por su aparentemente descontrolado proceder.

La actitud de Trump, analizada a lo largo del tiempo, nos ha dado muestras de sobra de su carácter y de cómo se siente y comporta ante otras personas. Uno puede argumentar que es “escenificación política” pero Trump carece del control que sus colegas -Duterte incluido- tienen o saben impostar. Por eso hemos visto gestos tan absurdos como aquel en que apartaba de un manotazo a un presidente de un país europeo para colocarse él delante en la foto, o cómo con otros hombres era incapaz de relajarse y ser cordial, buscando siempre el enfrentamiento tipo macho alfa (con el francés Macri o con el canadiense Justin Trudeau) que ha de quedar por encima, o cómo le dejo la mano al primer ministro japonés en su visita (la cara es memorable) tras un apretón intolerable para las costumbres japonesas.

La escena que más reveladora de Trump, por el contrario, fue con una mujer: Angela Merkel. Fue un placer ver cómo -al igual que todos los hombres inseguros y débiles mentalmente se sienten nerviosos ante una mujer que no se acobarda- la presencia calmada y no confrontante de la canciller alemana le descolocaba, tanto que era incapaz de mirarle a la cara o de darle la mano (a pesar de que se lo solicitaban los periodistas presentes y de que ella, elegante y demostrando experiencia, le ofrecía la oportunidad de hacerlo).



Así que, con esos dos factores en mente (lo que ha de hacer y cómo lo hará) como vectores en el comportamiento de Trump, nos lo encontramos por una gira asiática cuyo principal objetivo es conseguir el apoyo de los líderes de la zona para armar una postura común frente a la cada vez más provocadora Corea del Norte y sus pruebas nucleares. Siendo eso lo que busca conseguirse, y sobre todo dejar impresa una imagen de dureza en la zona con declaraciones muy duras contra el dictador norcoreano. En ese juego de gestos, deberíamos enmarcar también el gesto (a mi entender, calculado) por el que Trump pierde la paciencia mientras pasea con el primer ministro japonés dando de comer a las carpas de colores, y vuelca de golpe todo el recipiente de comida sobre ellas.

Dicha imagen, para la mentalidad de muchos de aquellos países, es de una rudeza extrema en el contexto en que sucede, grabando en la cabeza de la gente la imagen de que Trump es un presidente que no tendrá demasiada contención a la hora de sopesar usar un arma nuclear contra dicho enemigo. Dicho suceso de la gira me parece una calculada imagen de la política de gestos, que encaja como un guante con la percepción pública de Trump mientras que le refuerza en USA como un tipo que ha ido y ha impuesto su voluntad sin mirar dónde.

Y ahora ya, vamos a lo que nos interesa: el asunto de las drogas y los derechos humanos en Filipinas. ¿Qué ha pasado de nuevo? Pues nada. ¿Qué iba a pasar, si estos dos tipos se juntan a cenar y uno le canta públicamente canciones de amor al otro? Despertad!!

¿Derechos humanos? ¿Ejecuciones extrajudiciales? ¿Escuadrones de la muerte? ¿Asesinatos de intercambio? ¿Apetito por las violaciones y el abuso contra las mujeres? ¿Amenazar a una periodista diciéndole que por ser periodista, si era una hija de perra, no se iba a librar de que la matasen?

Venga.... en serio,
¿Alguien creía que algo de esos se iba a tratar? ¿Quedaba alguien tan ingenuo aún?
A mí la única duda que me queda -y que nunca llegaré a saber- es si Putin se unió a la pareja en esa noche de amigotes, en que almas gemelas se agasajan y se cantan besos que se deben, para terminar, quién sabe haciendo qué, en la intimidad e impunidad de los poderosos y ricos.

¿Quién sabe? Tal vez de esta noche, uno de los dos haya quedado embarazado y en 9 meses podamos conocer al retoño: Trumperte está al caer, no lo olvidéis.




Nota extra: por si alguien tiene dudas, la historia no es de ficción: es real. Duterte cantó una canción de amor a Trump ante todo el planeta, así que id cogiendo la idea de cómo van las cosas entre ellos... :P

domingo, 30 de julio de 2017

Policía sin ética; ética para yonquis.

Este texto fue publicado hace tiempo en el portal Cannabis.es y abordaba el problema de la rampante drogofobia y falta de respeto a los derechos humanos por parte de la policía de medio planeta a la hora de tratar a los usuarios de drogas.

La cosa no ha mejorado desde entonces.

Esa línea en la que algunos deciden que un yonqui no es un ser humano... esa: drogofobia y policía.




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¿Imaginas leer en la portada de un periódico “ASESINADA UNA PUTA, ANOCHE, EN IRÚN”?
Yo no. No lo imagino. Y mirad que le tengo gato a la mierda de la prensa “seria” pero aún -debe ser por viejo y porque ya chocheo- creo que hay ciertas líneas que, aunque sea por mera estética, la prensa no va a cruzar. Esa sería una, por ejemplo: referirse a una prostituta como puta, centrando la atención más en ello que en su asesinato.
Pero a la fuerza ahorcan, y empiezo a creer que todo es ya posible en un juego de prensa-todo-vale, donde hasta el posible escándalo que pueda generar un mal titular, un enfoque claramente tendencioso o el amarillismo mas chirriante, son también objetivos -secundarios- porque un “escandalito” siempre genera visibilidad y polarización.
Hace unos días, en Ohio (USA), se produjo un suceso desagradable y triste. En Ohio ocurrió uno, y luego fue elevado a la enésima potencia de la viralización mundial. El hecho al que me refiero, fue la toma, por parte de un policía, de unas fotografías realizadas -sin consentimiento ni derecho alguno- a dos personas que estaban inconscientes en un coche (una de ellas siendo el conductor) y en el que se encontraba un niño de corta edad en el asiento trasero.
¿Qué hacen dos personas inconscientes, con un niño como pasajero, en un coche en movimiento? Pues puede que sea por una amplia variedad de razones que oscilan desde la borrachera común al ataque cardíaco. Nadie lo sabe, al menos cuando está sucediendo, y tampoco el policía que llega al lugar y actúa: ¿proteger y servir? ¿a quién, al ciudadano? ¡¡CHISTACO!! Seguro que alguno piensa que me voy por los cerros de Úbeda cuando -para quien conozca ya la noticia- esto tiene las letras muy gordas -tanto como las puso nuestra "prensa seria"- pero que, como yo soy un sátiro vicioso, estoy escribiendo esto para defender o justificar mi uso de heroína y otras drogas. 

Y no es el caso...


Observa este vídeo, en el que un hombre (¿PUEDO DECIR “UN NEGRO”?) está, igual que en la noticia que nos ocupa, prácticamente inconsciente en un coche en movimiento por una vía pública. Observa cómo es manejado el asunto por VARIOS POLICÍAS.

Observa cómo se acercan con cuidado, con las armas fuera, mientras otros les “cubren” con más armas desde posición segura.


Observa cómo gritan a ese hombre que está casi inconsciente, le ordenan que pare el coche y que salga con las manos en alto.


Observa cómo le apuntan con varias armas a su cuerpo.


Cómo -por no hacerles caso a los señores policía- sacan el bote de gas pimienta y le echan un poco de picante en su vida, para darle alegría a sus comidas.


Observa cómo le vuelven a echar.


Observa cómo ya, envalentonados al ver que no parece ser capaz de moverse demasiado, se atreven a abrir la puerta del conductor (sin dejar de apuntarle con armas de fuego).


Observa cómo entonces, con la puerta abierta, le disparan con una pistola eléctrica o TASER. 


Observa cómo después de gritarle, amenazarle, gasearle, y electrocutarle un ratito, esos policías echan la bronca a un hombre, ya en el suelo y rodeado, cuyo único pecado es estar sufriendo un derrame cerebral...


Como suena, el tipo estaba en mitad de un ataque, bastante incapacitante, que suele evolucionar a mortal. Y ya, no hizo nada más para recibir dicho trato. Pero como somos la policía (esta vez en USA) pues amenazamos, gaseamos y disparamos cables con pinchos que conducen altas corrientes eléctricas a un hombre que, obviamente, lo que necesitaba simplemente era ayuda. Y sí, ese hombre podía estar también borracho, drogado con heroína, cansado de no dormir en 3 días, o con una reacción negativa a un medicamento o una alergia que le estuviera causando asfixia... nadie puede saberlo.
¿Alguien cree que le vienen bien el gas pimienta y las descargas eléctricas a los a derrames cerebrales? Y encima le echaron la bronca por no obedecerles: con 2 cojones esa policía.
Ahora, situados en este punto, volvamos a nuestro asunto: dos personas, conductor y copiloto, que no responden de forma consciente en un coche. Llega la policía y lo primero que hace -nada de sacarles del coche, y ejecutar maniobras básicas de seguridad para sus vidas, noooo... que eso va a ser mucho trabajo- es sacar unas fotos del asunto, para subirlas a las redes sociales y demostrar así “lo dura que es su profesión y lo que tienen que enfrentar por culpa de las drogas”. Como si se saca la chorra y le aplauden, así de a gusto se quedó el policía, con su acción ejemplarizante y sin derecho alguno, que además viola claramente los más elementales derechos a la intimidad y la privacidad. El policía además, se permite el lujo de trincar por la cabeza a la copiloto, para que su cara salga mejor en la foto...
¿Te imaginas que la policía te encontrase borracho en un portal y te hicieran fotos sujetándote partes del cuerpo para que se te viera mejor y así mostrar lo dura que es su vida profesional? Pues eso mismo. Pero además, con un niño consciente, despierto, atento y presenciando todo, en el asiento de atrás. Y sí, además subieron las fotos sin pixelar ni quitar la cara del ese menor de edad en dicha horrible situación, ya que sale bastante bien en cámara y queda terrorífico para el “cuadro general” que se quiere conseguir.
¿Los derechos del menor? ¿Y a mí qué cojones me cuentas, si yo soy policía? Aquí todo vale, porque es CONTRA LAS DROGAS, y si hace falta joder a un niño para proteger a los niños, pues se hace: si total, el puto crío ese iba a acabar como sus padres, así que es un sacrificio necesario, una víctima de las drogas (pero no de mi cámara y mis intenciones...¿eh?) que puedo y debo exponer al mundo. Y esperad, que para eso está la prensa con su sana visión.
Y llegó. La prensa de USA se echó encima de la noticia, que para ellos se convirtió en otro ejemplo de lo malas que son las drogas y lo que son capaces de hacer: que los padres se droguen delante de los hijos hasta quedar inconscientes y conduciendo. ¿Acaso eso no es suficiente prueba de la depravación moral que produce tomar drogas, joder? ¿Es que nadie piensa ya en los niños, por el amor de Dios?
La madre, por cierto, es una chica que trabaja bailando y que había dejado al niño con su abuela, y que ahora quiere recuperar a su hijo (dado a otra familia por los servicios sociales). Ella también sufre la drogofobia asfixiante: se la cuestiona por su pasado, aunque haga años que no consume droga alguna, y jamás consumió heroína.
En España, como no podíamos ser menos, llegó la mente viva y profunda del editor de “El Confidencial” *** (prensa seria, dicen) y en un alarde de ignorancia, mala prensa y falta de ganas de hacer un mínimo de trabajo, se permitió titularlo todo -publicando incluso la cara del niño, sin pixelar- como “la historia de la foto de los PADRES YONQUIS...
conficendial
¿Cómo? ¿Perdón? ¿YONQUIS?
¿Y por qué no un titular hablando de lo colorido de la Marcha del Orgullo MARICÓN? ¿O de la problemática de los “MORACOS Y SUDACAS” en el país? Noooooo, eso no..... que está mal visto, pero lo de los yonquis... tiene un pase y hasta gracia, eh? Pues se llama DROGOFOBIA y es de esas enfermedades -nacidas del núcleo de la intransigencia- en las que el agente patógeno no se alberga en quien lo sufre, que es simple víctima (da igual si es porque toma drogas, ejerce la prostitución, su opción sexual es la homosexualidad, o porque nació en un lugar distinto o con un color distinto) circunstancial: el yonqui, el moraco, la puta, el maricón.... y sus pecados de no querer ser como tú.
Todo lo demás, los derechos del niño, de los fotografiados, de todos los ciudadanos pisoteados en esa miserable acción a manos de un policía, quedaban justificados cuando se sabía que “había acertado” (ya que en el lugar no había pruebas de consumo de drogas ni restos o marcas que pudieran hacerle pensar eso) porque al darles -cuando ya vinieron los servicios de emergencias- “la droga que es el antídoto de la heroína”, dicha medida se mostró eficaz para devolverles a la vida. Así que la cosa estaba clara, ¿no? Si administras naloxona a alguien inconsciente y recupera la consciencia, es que estaba puesto de heroína y a punto de morir: así que moralmente todo se hizo por una buena causa, y además, correcta como prueban esos hechos y el que los dos adultos fueran detenidos por “conducción bajo influencia de drogas”.
Sin embargo, esos dos adultos no eran los padres del niño. Era su abuela, la copiloto, y el novio de esta el hombre que conducía (o intentaba conducir) sorprendidos ambos por una sobredosis de opioides u opiáceos. ¿Eso nos permite concluir que estaban cometiendo un delito? Tampoco. Os sorprendería saber que una de las formas más comunes de morir en USA por culpa de una sobredosis, es de gente que tomaba la medicación que les había mandado el médico y se quedan dormidos -sin darse cuenta- al volante de su coche. Y no hablo de yonquis como yo, que nos gusta drogarnos y lo hacemos sin escondernos ni vergüenza alguna, sino de gente corriente que le dolía la espalda y el médico le recetó una cosa muy buena, hasta que se quedaron dormidos al volante.
¿Sobredosis, accidentes u homicidios negligentes... todo para el beneficio económico de las empresas farmacéuticas? Pues sí. Al igual que los coches, los fármacos y su formato se piensan para poblaciones concretas, y se valoran sus pros y sus contras en grandes números. Y al igual que con los coches, se valoran esas “víctimas colaterales” que se estrellarán contra un árbol al quedarse dormidas VS. El coste económico de las demandas derivadas de ello. ¿Suena horrible o es que no me expliqué bien? Esto no es nuevo, ni pertenece sólo a la BIG PHARMA: leed y temblad con la ética para empresas... historia viva!!
Sin embargo, el grado de descaro ya es absoluto. Antes, estas cosas se hacían con cierto silencio y procurando mantener la formas de cara al público y su peligrosa opinión. Ahora ya no. Ahora llega una empresa que vende fentanilo -droga 100 veces más potente que la heroína, la que mató a Prince en un ascensor hace meses- y que es en realidad el principal asesino de la crisis de opioides que asola USA y Canadá, y dona 500.000 dólares para que el cannabis NO sea legalizado (o lo sea pero de forma mucho más lenta). ¿A qué viene eso? ¿Se han vuelto locos? ¿Qué les hemos hecho los fumetas a esta gente, cojones? En justicia podemos decir que el narco ha donado medio millón de “farmadólares” (en este caso, “fentadólares”) para mejorar su posición en un mercado de drogas complejo.
Nada chavales, no es por nosotros.
En realidad la marihuana y el cannabis -o la cocaína absorbida analmente en una lavativa de LSD- se la traen floja flojísima. Ellos sólo quieren dinero: no es nada personal, simplemente son negocios. Los muertos que vamos dejando en el camino, son daños previamente valorados en una proyección empresarial. Y pueden hacerlo, porque ellos venden medicinas que curan y salvan, y no drogas que matan... como la marihuana, que para algo somos la BIG PHARMA.
*** No debemos omitir que parece que esta vez, quejarse y levantar la voz, tuvo cierto efecto y consiguió que “El Confidencial” modificase el vergonzoso titular, pero Internet tiene memoria y esos fallos (si es que fue un fallo o simple drogofobia destapada que se escapó) dejan ver la carencia de calidad humana en la prensa española en el trato de todo lo relacionado con drogas y sus usuarios.
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confidencial3
No olvidéis proteger a los niños de las drogas, y de sus padres yonquis...