Este texto fue publicado hace tiempo en el portal Cannabis.es y abordaba el problema de la rampante drogofobia y falta de respeto a los derechos humanos por parte de la policía de medio planeta a la hora de tratar a los usuarios de drogas.
La cosa no ha mejorado desde entonces.
Esa línea en la que algunos deciden que un yonqui no es un ser humano... esa: drogofobia y policía.
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Observa este vídeo, en el que un hombre (¿PUEDO DECIR “UN NEGRO”?) está, igual que en la noticia que nos ocupa, prácticamente inconsciente en un coche en movimiento por una vía pública. Observa cómo es manejado el asunto por VARIOS POLICÍAS.
Observa cómo se acercan con cuidado, con las armas fuera, mientras otros les “cubren” con más armas desde posición segura.
Observa cómo gritan a ese hombre que está casi inconsciente, le ordenan que pare el coche y que salga con las manos en alto.
Observa cómo le apuntan con varias armas a su cuerpo.
Cómo -por no hacerles caso a los señores policía- sacan el bote de gas pimienta y le echan un poco de picante en su vida, para darle alegría a sus comidas.
Observa cómo le vuelven a echar.
Observa cómo ya, envalentonados al ver que no parece ser capaz de moverse demasiado, se atreven a abrir la puerta del conductor (sin dejar de apuntarle con armas de fuego).
Observa cómo entonces, con la puerta abierta, le disparan con una pistola eléctrica o TASER.
Observa cómo después de gritarle, amenazarle, gasearle, y electrocutarle un ratito, esos policías echan la bronca a un hombre, ya en el suelo y rodeado, cuyo único pecado es estar sufriendo un derrame cerebral...
La cosa no ha mejorado desde entonces.
Esa línea en la que algunos deciden que un yonqui no es un ser humano... esa: drogofobia y policía.
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¿Imaginas leer en la portada de un periódico “ASESINADA UNA PUTA, ANOCHE, EN IRÚN”?
Yo no. No lo imagino. Y mirad que le tengo gato a la mierda de la prensa “seria” pero aún -debe ser por viejo y porque ya chocheo- creo que hay ciertas líneas que, aunque sea por mera estética, la prensa no va a cruzar. Esa sería una, por ejemplo: referirse a una prostituta como puta, centrando la atención más en ello que en su asesinato.
Pero a la fuerza ahorcan, y empiezo a creer que todo es ya posible en un juego de prensa-todo-vale, donde hasta el posible escándalo que pueda generar un mal titular, un enfoque claramente tendencioso o el amarillismo mas chirriante, son también objetivos -secundarios- porque un “escandalito” siempre genera visibilidad y polarización.
Hace unos días, en Ohio (USA), se produjo un suceso desagradable y triste. En Ohio ocurrió uno, y luego fue elevado a la enésima potencia de la viralización mundial. El hecho al que me refiero, fue la toma, por parte de un policía, de unas fotografías realizadas -sin consentimiento ni derecho alguno- a dos personas que estaban inconscientes en un coche (una de ellas siendo el conductor) y en el que se encontraba un niño de corta edad en el asiento trasero.
¿Qué hacen dos personas inconscientes, con un niño como pasajero, en un coche en movimiento? Pues puede que sea por una amplia variedad de razones que oscilan desde la borrachera común al ataque cardíaco. Nadie lo sabe, al menos cuando está sucediendo, y tampoco el policía que llega al lugar y actúa: ¿proteger y servir? ¿a quién, al ciudadano? ¡¡CHISTACO!! Seguro que alguno piensa que me voy por los cerros de Úbeda cuando -para quien conozca ya la noticia- esto tiene las letras muy gordas -tanto como las puso nuestra "prensa seria"- pero que, como yo soy un sátiro vicioso, estoy escribiendo esto para defender o justificar mi uso de heroína y otras drogas.
Y no es el caso...
Y no es el caso...
Observa este vídeo, en el que un hombre (¿PUEDO DECIR “UN NEGRO”?) está, igual que en la noticia que nos ocupa, prácticamente inconsciente en un coche en movimiento por una vía pública. Observa cómo es manejado el asunto por VARIOS POLICÍAS.
Observa cómo se acercan con cuidado, con las armas fuera, mientras otros les “cubren” con más armas desde posición segura.
Observa cómo gritan a ese hombre que está casi inconsciente, le ordenan que pare el coche y que salga con las manos en alto.
Observa cómo le apuntan con varias armas a su cuerpo.
Cómo -por no hacerles caso a los señores policía- sacan el bote de gas pimienta y le echan un poco de picante en su vida, para darle alegría a sus comidas.
Observa cómo le vuelven a echar.
Observa cómo ya, envalentonados al ver que no parece ser capaz de moverse demasiado, se atreven a abrir la puerta del conductor (sin dejar de apuntarle con armas de fuego).
Observa cómo entonces, con la puerta abierta, le disparan con una pistola eléctrica o TASER.
Observa cómo después de gritarle, amenazarle, gasearle, y electrocutarle un ratito, esos policías echan la bronca a un hombre, ya en el suelo y rodeado, cuyo único pecado es estar sufriendo un derrame cerebral...
Como suena, el tipo estaba en mitad de un ataque, bastante incapacitante, que suele evolucionar a mortal. Y ya, no hizo nada más para recibir dicho trato. Pero como somos la policía (esta vez en USA) pues amenazamos, gaseamos y disparamos cables con pinchos que conducen altas corrientes eléctricas a un hombre que, obviamente, lo que necesitaba simplemente era ayuda. Y sí, ese hombre podía estar también borracho, drogado con heroína, cansado de no dormir en 3 días, o con una reacción negativa a un medicamento o una alergia que le estuviera causando asfixia... nadie puede saberlo.
¿Alguien cree que le vienen bien el gas pimienta y las descargas eléctricas a los a derrames cerebrales? Y encima le echaron la bronca por no obedecerles: con 2 cojones esa policía.
Ahora, situados en este punto, volvamos a nuestro asunto: dos personas, conductor y copiloto, que no responden de forma consciente en un coche. Llega la policía y lo primero que hace -nada de sacarles del coche, y ejecutar maniobras básicas de seguridad para sus vidas, noooo... que eso va a ser mucho trabajo- es sacar unas fotos del asunto, para subirlas a las redes sociales y demostrar así “lo dura que es su profesión y lo que tienen que enfrentar por culpa de las drogas”. Como si se saca la chorra y le aplauden, así de a gusto se quedó el policía, con su acción ejemplarizante y sin derecho alguno, que además viola claramente los más elementales derechos a la intimidad y la privacidad. El policía además, se permite el lujo de trincar por la cabeza a la copiloto, para que su cara salga mejor en la foto...
¿Te imaginas que la policía te encontrase borracho en un portal y te hicieran fotos sujetándote partes del cuerpo para que se te viera mejor y así mostrar lo dura que es su vida profesional? Pues eso mismo. Pero además, con un niño consciente, despierto, atento y presenciando todo, en el asiento de atrás. Y sí, además subieron las fotos sin pixelar ni quitar la cara del ese menor de edad en dicha horrible situación, ya que sale bastante bien en cámara y queda terrorífico para el “cuadro general” que se quiere conseguir.
¿Los derechos del menor? ¿Y a mí qué cojones me cuentas, si yo soy policía? Aquí todo vale, porque es CONTRA LAS DROGAS, y si hace falta joder a un niño para proteger a los niños, pues se hace: si total, el puto crío ese iba a acabar como sus padres, así que es un sacrificio necesario, una víctima de las drogas (pero no de mi cámara y mis intenciones...¿eh?) que puedo y debo exponer al mundo. Y esperad, que para eso está la prensa con su sana visión.
Y llegó. La prensa de USA se echó encima de la noticia, que para ellos se convirtió en otro ejemplo de lo malas que son las drogas y lo que son capaces de hacer: que los padres se droguen delante de los hijos hasta quedar inconscientes y conduciendo. ¿Acaso eso no es suficiente prueba de la depravación moral que produce tomar drogas, joder? ¿Es que nadie piensa ya en los niños, por el amor de Dios?
La madre, por cierto, es una chica que trabaja bailando y que había dejado al niño con su abuela, y que ahora quiere recuperar a su hijo (dado a otra familia por los servicios sociales). Ella también sufre la drogofobia asfixiante: se la cuestiona por su pasado, aunque haga años que no consume droga alguna, y jamás consumió heroína.
En España, como no podíamos ser menos, llegó la mente viva y profunda del editor de “El Confidencial” *** (prensa seria, dicen) y en un alarde de ignorancia, mala prensa y falta de ganas de hacer un mínimo de trabajo, se permitió titularlo todo -publicando incluso la cara del niño, sin pixelar- como “la historia de la foto de los PADRES YONQUIS...”
¿Cómo? ¿Perdón? ¿YONQUIS?
¿Y por qué no un titular hablando de lo colorido de la Marcha del Orgullo MARICÓN? ¿O de la problemática de los “MORACOS Y SUDACAS” en el país? Noooooo, eso no..... que está mal visto, pero lo de los yonquis... tiene un pase y hasta gracia, eh? Pues se llama DROGOFOBIA y es de esas enfermedades -nacidas del núcleo de la intransigencia- en las que el agente patógeno no se alberga en quien lo sufre, que es simple víctima (da igual si es porque toma drogas, ejerce la prostitución, su opción sexual es la homosexualidad, o porque nació en un lugar distinto o con un color distinto) circunstancial: el yonqui, el moraco, la puta, el maricón.... y sus pecados de no querer ser como tú.
Todo lo demás, los derechos del niño, de los fotografiados, de todos los ciudadanos pisoteados en esa miserable acción a manos de un policía, quedaban justificados cuando se sabía que “había acertado” (ya que en el lugar no había pruebas de consumo de drogas ni restos o marcas que pudieran hacerle pensar eso) porque al darles -cuando ya vinieron los servicios de emergencias- “la droga que es el antídoto de la heroína”, dicha medida se mostró eficaz para devolverles a la vida. Así que la cosa estaba clara, ¿no? Si administras naloxona a alguien inconsciente y recupera la consciencia, es que estaba puesto de heroína y a punto de morir: así que moralmente todo se hizo por una buena causa, y además, correcta como prueban esos hechos y el que los dos adultos fueran detenidos por “conducción bajo influencia de drogas”.
Sin embargo, esos dos adultos no eran los padres del niño. Era su abuela, la copiloto, y el novio de esta el hombre que conducía (o intentaba conducir) sorprendidos ambos por una sobredosis de opioides u opiáceos. ¿Eso nos permite concluir que estaban cometiendo un delito? Tampoco. Os sorprendería saber que una de las formas más comunes de morir en USA por culpa de una sobredosis, es de gente que tomaba la medicación que les había mandado el médico y se quedan dormidos -sin darse cuenta- al volante de su coche. Y no hablo de yonquis como yo, que nos gusta drogarnos y lo hacemos sin escondernos ni vergüenza alguna, sino de gente corriente que le dolía la espalda y el médico le recetó una cosa muy buena, hasta que se quedaron dormidos al volante.
¿Sobredosis, accidentes u homicidios negligentes... todo para el beneficio económico de las empresas farmacéuticas? Pues sí. Al igual que los coches, los fármacos y su formato se piensan para poblaciones concretas, y se valoran sus pros y sus contras en grandes números. Y al igual que con los coches, se valoran esas “víctimas colaterales” que se estrellarán contra un árbol al quedarse dormidas VS. El coste económico de las demandas derivadas de ello. ¿Suena horrible o es que no me expliqué bien? Esto no es nuevo, ni pertenece sólo a la BIG PHARMA: leed y temblad con la ética para empresas... historia viva!!
Sin embargo, el grado de descaro ya es absoluto. Antes, estas cosas se hacían con cierto silencio y procurando mantener la formas de cara al público y su peligrosa opinión. Ahora ya no. Ahora llega una empresa que vende fentanilo -droga 100 veces más potente que la heroína, la que mató a Prince en un ascensor hace meses- y que es en realidad el principal asesino de la crisis de opioides que asola USA y Canadá, y dona 500.000 dólares para que el cannabis NO sea legalizado (o lo sea pero de forma mucho más lenta). ¿A qué viene eso? ¿Se han vuelto locos? ¿Qué les hemos hecho los fumetas a esta gente, cojones? En justicia podemos decir que el narco ha donado medio millón de “farmadólares” (en este caso, “fentadólares”) para mejorar su posición en un mercado de drogas complejo.
Nada chavales, no es por nosotros.
En realidad la marihuana y el cannabis -o la cocaína absorbida analmente en una lavativa de LSD- se la traen floja flojísima. Ellos sólo quieren dinero: no es nada personal, simplemente son negocios. Los muertos que vamos dejando en el camino, son daños previamente valorados en una proyección empresarial. Y pueden hacerlo, porque ellos venden medicinas que curan y salvan, y no drogas que matan... como la marihuana, que para algo somos la BIG PHARMA.
En realidad la marihuana y el cannabis -o la cocaína absorbida analmente en una lavativa de LSD- se la traen floja flojísima. Ellos sólo quieren dinero: no es nada personal, simplemente son negocios. Los muertos que vamos dejando en el camino, son daños previamente valorados en una proyección empresarial. Y pueden hacerlo, porque ellos venden medicinas que curan y salvan, y no drogas que matan... como la marihuana, que para algo somos la BIG PHARMA.
*** No debemos omitir que parece que esta vez, quejarse y levantar la voz, tuvo cierto efecto y consiguió que “El Confidencial” modificase el vergonzoso titular, pero Internet tiene memoria y esos fallos (si es que fue un fallo o simple drogofobia destapada que se escapó) dejan ver la carencia de calidad humana en la prensa española en el trato de todo lo relacionado con drogas y sus usuarios.
No olvidéis proteger a los niños de las drogas, y de sus padres yonquis...
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