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lunes, 30 de mayo de 2016

Neurotoxinas como chocolatinas: pastis que dan miedo.

Este texto fue publicado en VICE.
Esperamos que os guste.

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La pastilla más tóxica.


¿Quién no ha cometido nunca una locura, ha hecho algo que se supone que no debía hacer o se ha saltado una ley que prohibía algo? 

Todos, absolutamente todos, lo hemos hecho. 

Que esa escapada romántica con “tu nuevo amor que conoces sólo por internet” y en la que te encierras con alguien que realmente no conoces en una casa rural -en lo alto de una montaña sin cobertura en el móvil- acabase en una simple decepción, entretenida pero decepción, y no ocurriera nada que te pusiera en peligro, fue suerte. 

Que ese viaje a Perú no fuera exactamente para conocer su cultura, y que no acabases preso en el mismo aeropuerto, fue suerte. 

Que esa pastilla que aquel día te comiste en una rave -que salía directamente de una bolsa zip surgida del escroto de un cani que os encontrasteis en el parking- no te hiciera daño o te matase, fue también suerte.

Y quien dice una pastilla, dice un gramo de MDMA o aquella bolsa de aquella cosa rara que parecía ketamina, que no fueron analizados antes de su consumo. 




Lo más normal es que no pase nada ya que, aunque algunos intenten dibujar a los traficantes de drogas como seres perversos que no tienen reparo en matar gente, la realidad es que los “dealers” o camellos no quieren problemas con sus clientes, ni con la policía y el sistema judicial, y un cadáver o un herido grave trae muchos problemas cuando se achacan los daños a una droga y esa droga señala a una persona como vector. 

La mayoría de camellos intenta suministrar aquello que el consumidor demanda, pero en un mercado distorsionado hasta lo impensable por la nefasta intervención prohibicionista, y en el que los vendedores no son titulados en Farmacia sino supervivientes con oscuro pronóstico, puede ocurrir de todo.

A lo largo de los lustros que llevo metido en esto de la reducción de riesgos en consumo de drogas, he visto vender arena (sí, arena de playa) como speed, incienso como MDMA, efedrina por anfetamina, sangre coagulada de cordero como hashís, y todo tipo de ocurrencias increíbles. 

Eso dentro de la sección de “engaños de camello cutre”. Pero hay otra sección a tener en cuenta, tanto o más peligrosa, que es la de los camellos que simplemente no tienen forma de saber lo que venden, y que venden aquello que su distribuidor habitual decide darles, y que a su vez este proveedor responde a otro distribuidor más grande de la misma forma: sin tener ni puta idea de lo que le dan y de lo que realmente vende. 

No conozco más que unos pocos casos aislados de camellos que procuran analizar sus fuentes de drogas regularmente o que tengan un pequeño kit para testar mínimamente las sustancias que pasan por sus manos, y los que lo hacen suele ser porque ellos mismos son consumidores de lo que venden y tienen en cuenta el riesgo que implica tomar drogas sin analizar.

El trabajo duro lo hacen ONGs como Ai Laket! en España, con sus análisis, alertas y seguimientos como el realizado sobre los peligrosos “supermanes rojos” que contenían PMMA (altamente tóxico) y que han circulado por nuestro país. 

En Bélgica, el sistema de alerta temprana que tienen para analizar la droga circulante en Europa, difundía en septiembre del pasado año lo que puede ser la detección de la pastilla más tóxica circulante en el mercado negro. Y lo hacía en una alerta en la que además de dicha pastilla, se encontraban otras 3 de las que se puede suponer que, al menos 2 de ellas, eran “engaños” en que se vende una droga como si fuera otra y que contenían DOB y Flakka o alfa-PVP.

La ganadora del concurso de pastis chungas no tiene logo alguno impreso en ella, era de color violeta y tenia 142 miligramos de muy malaostia convertidos en peso.




Contenía, ni más ni menos que 5 compuestos diferentes. No es extraño ver pastillas que contienen varios compuestos, a veces con la intención de engañar simulando ser lo que no son y otras veces intentando mejorar el efecto de la pastilla en general y consiguiendo así un mejor precio en el mercado. También empieza a ser desgraciadamente común encontrar pastillas que tienen una cantidad mínima de MDMA para reaccionar engañando -como si fuera su principal compuesto- cuando les hacen un test con un reactivo colorimétrico. ¿Pero 5 compuestos a la vez?

La elección de los candidatos no podía haber sido más nefasta. La pastilla contenía PMA o para-metoxi-anfetamina y PMMA o para-metoxi-metanfetamina, dos sustancias altamente tóxicas y que han causado incontables muertos cuando han sido consumidas creyendo que se consumían pastillas de MDMA. Parte de sus efectos estimulantes podían resultar engañosos si uno cree estar tomando éxtasis, y sus efectos sobre el corazón y la termo-regulación las hacen 2 de las grandes drogas asesinas que circulan en el mercado negro. 

Cabe destacar que, siendo ya ilegales ambas drogas y mucho más dañinas que la también ilegal MDMA, no tiene mucho sentido que alguien sintetice -salvo por tener mayor facilidad de acceso a los productos necesarios- y decida producir un “batch” de pastillas con un producto pésimo, tóxico y conflictivo cuando menos, y sin embargo tanto la PMA como la PMMA siguen estando desgraciadamente presentes hoy día: una pastilla con PMA o PMMA (o ambas) no es motivo de noticia, aunque sí lo es de alerta para los consumidores.

Lo que hace diferente a nuestra protagonista es que además de llevar 2 de las drogas más tóxicas del mercado, llevaba también 2 neurotoxinas. Sí sí, has leído bien: NEUROTOXINAS. La pastilla contenía otros 2 compuestos conocidos como para-cloro-anfetamina o 4CA, y para-cloro-metanfetamina o 4CMA. Ya sé que el nombre de los compuestos acaba en “anfetamina” como pasa con muchas “drogas recreativas” pero no os dejéis engañar, ya que eso sólo alude a una estructura química y sus efectos con el cambio de posición de un sólo átomo ya pasan a ser otros distintos.

Aquí nos encontramos con la zona gris de esas sustancias que pueden tener efectos psicoactivos pero cuyos daños derivados del consumo las hacen “no-consumibles”. Uno puede elegir “matarse unas cuantas neuronas” con MDMA o con alcohol (que son compuestos cuyo consumo tiene cierta neurotoxicidad también) porque la relación entre consumo y daño es pequeña, pero en el caso de estos compuestos el daño es muy grande y el efecto, de existir, despreciablemente pequeño.

De hecho, a la 4-CA y su prima se las usa para “matar de forma selectiva neuronas dopaminérgicas en animales de experimentación” o dicho de otra forma: se usan para provocar la muerte de las neuronas en determinadas zonas del cerebro de los bichos y causarles daños cerebrales para estudiar las enfermedades humanas que sólo se pueden certificar con seguridad “en la autopsia”, como el Parkinson o el Alzheimer. 

Pues ese mismo compuesto y su primo -con un grupo metil adosado- también iban en la letal pastilla: si la dosis o sobredosis de PMA o PMMA no te mata, el resto de compuestos en la pirula se pueden encargar de que el cerebro te quede como un bonito adorno sin mucha utilidad.

Y como guinda de la tarta, el 5º compuesto de la pastilla de marras, que es la etilona. La etilona es la versión “beta-ketona” de la MDE, un compuesto íntimamente emparentado con la MDMA y que comparte casi íntegramente su estructura. La etilona es tan similar a la MDMA en un 95% como para que su presencia pueda resultar engañosa a la hora de realizar algunos análisis a la pastilla, pero sus efectos no son los mismos que los de la MDMA y, ya puestos a elegir entre los diversos compuestos que podían usar para engañar a los test, eligen uno de los que tiene también historial de muertes, completando lo que sería -por derecho propio- la pastilla más tóxica -en el momento de escribir el texto- del mercado recreativo detectado.


La próxima vez que vayas a tomar una sustancia que viene del mercado negro, sin analizarla primera a través de uno de estos servicios de reducción de riesgos con los que contamos en Europa (no todos los lugares tienen esa posibilidad) recuerda que la suerte -esa compañera que ha evitado que ya estés en una caja de pino o entre rejas- se le puede acabar a cualquiera en la siguiente pastilla. 

Por tu salud, di no a la droga... 
...si no tienes ni puta idea de lo que te -en realidad- te vas a meter.

martes, 19 de enero de 2016

El cannabinoide sintético asesino del ensayo francés.

Este texto fue publicado en la Revista Soft Secrets y es oportuno rescatarlo ahora, tras los sucesos que han dejado una persona muerta y varias heridas en un ensayo clínico de la empresa BioTrial en Rennes (Francia), que en lugar de plantear el uso de cannabis para una serie de síntomas -tratables todos con la planta en su forma natural- estaba testando un compuesto sintético llamado BIA 10-2474  (que nada tiene que ver con el cannabis) y que "interfería" con la regulación del sistema endocannabinoide humano.



Estructura de la BIA 10-2474, 
responsable de la muerte en el ensayo Biotrial.


El resultado ha sido el mismo que con sus "hermanos químicos" del mercado de legal highs que venden como "marihuana sintética": muertes y daños a quienes entraron en contacto con esos compuestos. Y sólo hay una razón -peligro para la salud pública- para usar estas drogas en lugar del cannabis: las leyes derivadas del prohibicionismo.


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Breve historia de los cannabinoides sintéticos.


Los cannabinoides sintéticos son compuestos químicos, creados en laboratorio, en principio para experimentación médica e investigación. No están exentos de tener posibles usos, pero están muy lejos aún de que se les pueda asignar una presentación farmacológica o una indicación terapéutica. 

Estos compuestos, que no han sido estudiados sobre humanos en su inmensa mayoría, fue lo que alguna despreocupada mente comercial lanzó a través de un producto “herbal” que originalmente no contenía drogas añadidas, sino que era una mezcla de plantas legales. Las plantas legales "colocan poco", pero si a esas plantas se les añadían esos compuestos que podían ser cientos o miles de veces más potentes que el THC de la planta de cannabis, se convertían en auténticos colocones salvajes, y legales. Esas sustancias no estaban prohibidas en ninguna parte del mundo hace 20 años, porque ni existían la mayoría de ellas.




Cuando los gobiernos se percataron de que los vendedores estaban burlando la ley, vendiendo una droga legal -por no estar prohibida simplemente- aplicada a unas hierbas legales, deciden empezar el juego del gato y el ratón: a prohibir esas drogas como se ha venido haciendo desde que Nixon se levanto de mala mañana y declaró la guerra. El resultado no pudo ser más catastrófico.

La química siempre fue por delante de la ley, porque la ley necesita de la química para entender la materia que a veces trata. Por lo que la química de productos no fiscalizados por las leyes se convirtió en un rentable negocio: hacer variaciones simples de moléculas conocidas como drogas para burlar la ley. Las primeras que se prohibieron, aparte de las drogas “clásicas”, resultaron que eran peores que sus “pares naturales” en efectos y peligros. Pero antes de que la prohibición entrase en vigor, habían cambiado la formula de la droga que añadían a la hierba, con una nueva formula menos conocida y probada que la anterior. Por esa razón, los peligros asociados al consumo de falsa marihuana o cannabinoides sintéticos han empeorado drásticamente en los últimos años, porque aunque reciban el mismo nombre, son cada año drogas nuevas (según se prohíben las anteriores). El primero y más simbólico de estos compuestos fue el JWH-018, detectado en 2008 en Alemania y Austria, cuyo creador -un científico y no un camello- dijo que era una locura que ningún humano tomase semejantes productos. 




Pero no era el peor. Los que le siguieron fueron peores aún, y su nomenclatura química se volvió mucho mas compleja, hasta ser imposible de manejar incluso para químicos y forenses, sin un “diccionario” al lado. Además, como muchas de estas sustancias son tan nuevas que no han sido descritas oficialmente en la literatura científica, resultan casi imposibles de detectar, si no es con medios tremendamente caros para buscar una posible aguja en un pajar. Esta novedad incrementa que los nombres dados a cada sustancia no estén totalmente unificados, haciendo muchas veces imposible saber si hablamos o no de la misma droga si no se es capaz de inferir correctamente la molécula independientemente de la nomenclatura usada.

En los mecanismos de control europeos se han detectado cada año nuevas variaciones de estos compuestos para burlar la prohibición. En 2009 se informó de 9, en 2010 de 11, en 2011 de 23, en 2012 de 30, 29 en 2013 y 30 en 2014 (una tercera parte de todas las nuevas drogas). Sólo en compuestos imitadores del cannabis. El numero crece imparablemente y actualmente son monitorizados 137 compuestos por los organismos europeos, pero siguen apareciendo nuevos compuestos que ni se conocen ni han sido publicados, por lo que el peligro es aún mayor: a veces los forenses deben certificar la muerte sin poder nombrar la droga que mató a la persona, y en muchos casos jamás se llegará a saber con exactitud.


Las muertes por falsa marihuana y la caza del asesino.

Los "legales camellos" que venden estas drogas, mezcladas con hierbas para que sean manipulables, similares al cannabis “grindeado” en apariencia -aprovechándose de su aire de planta sana e inocua- han tenido suerte con los muertos que han ido dejando. Los primeros certificados como causados por estas nuevas drogas en Europa datan del 2008 pero, aunque la expansión ha continuado imparable, a diferencia de otras drogas letales o muy tóxicas como la PMA/PMMA -un falso éxtasis- que son detectadas con rapidez, los cannabinoides sintéticos han sabido ir mutando a tiempo. Más que a tiempo, al ritmo de los muertos y la ley.




No tengo nada contra esas sustancias si fueran vendidas como productos químicos determinados, con pureza y dosis conocida. Creo que no las tomaría jamás, pero eso es subjetivo. El problema es que no se venden en los grows (los pocos miserables o desinformados que los tienen) como un polvo blanco venenoso, sino como una hierba seca, aumentando la sensación de “poca peligrosidad”. Sumen a eso que, en lugar de tener identificada la sustancia que le han echado a la hierba, no dicen nada. Imaginen un paquete que pone “Mr.Marley” con la cara del cantante fumándose un porro y nada más. Cuando empezaron a llover muertos por algo tan poco dañino como era “fumar porros” y se dieron cuenta de que eran estos productos, se prohibieron, pero después ya eran los propios vendedores los que si había muertos, pues probaban con otro nuevo.

De esta forma, los estados podían perseguir a un producto que se llamaba “Bonzai” o “Spice” o “K2” pero hasta que no había unos muertos, no tenían ni idea de que droga era la que tenían delante. ¿Cómo se prohíbe algo que no puedes no nombrar? Cuando, al fin, el estado averiguaba lo que tenía que poner en sus leyes para frenar dicho producto, el mismo ya había cambiado de fórmula varias veces, dejando más muertos apuntando a otra nueva droga. 

Y así hemos seguido hasta nuestros días, en el que el problema de los “legal highs” y de los falsa marihuana ha llegado a ocupar un trozo del discurso de la Reina en la apertura del año parlamentario en UK. Las palabras “nuevas sustancias psicoactivas” (NPS) se hizo carne en la boca de la señora, obligada a amenazar con un “blanket ban” o prohibición masiva de toda sustancia no permitida expresamente como única forma de atajar este asunto.


Los efectos aparentes y el peligro de los “hot spots”.

Cuando a una persona le ofrecen una “hierba” que es legal, y se la venden como un sustituto no problemático del cannabis, tiende a pensar erróneamente que es “similar al cannabis”. Lógicamente sus efectos, tienen que tener parecido. Como son agonistas de los receptores cannabinoides, la sensación ha de ser similar. Pero mientras el cannabis es un agonista parcial, estos productos son agonistas totales, con efectos mucho más profundos y graves sobre el sistema nervioso, llegando a producir isquemias, infartos, parálisis, daños neurológicos, ataques epilépticos y además, muerte.





La apariencia de yerba inofensiva no es lo peor. El método usado para aplicar las drogas sintéticas a estas plantas no es una ciencia exacta, o no lo ven así los responsables. Estás hierbas se sumergen en baños de disolvente que contiene el cannabinoide que se quiere añadir. Teóricamente si la transmisión es por el fluido y todo está bien disuelto, no hay problema. Pero si el producto no está bien disuelto, se forman los llamados “hot spots” que explican los casos de muerte con dosis que a otras personas no les mataron. 

Son puntos en los que una cantidad muy grande de la droga, normalmente por mal trabajo de laboratorio, queda sobre un trozo de yerba. Ese trozo -que puedes fumar en una sola calada- puede contener miles de veces más cantidad de producto del que, en teoría, debería tener. No sólo son drogas peligrosas, sino que están peligrosamente manipuladas, con un nivel de negligencia que provoca -de forma directa- muertos.

martes, 19 de junio de 2012

El gran negocio legal. Con drogas, zombis, y sales de baño.


Ayer noche, mirando las últimas ofertas de drogas que se venden en internet, me encontré con una página realmente curiosa.
Esta página vende research chemicals, que quiere decir "productos químicos para investigación". Dicho de otra forma: drogas legales que son ligeras variaciones de otras ilegales y que la gente usa únicamente porque las que realmente quieren usar están prohibidas.
Algunos los llaman "legal highs" o "colocones legales". Cada lenguaje tiene un eufemismo para esas drogas, y otro de ellos -muy de moda estos días- es el de "sales de baño" o "bathsalts" en inglés.

¿Por qué lo de "sales de baño"? ¿Es que las sales de baño colocan?
El origen de ese oscuro término para referirse a una o varias drogas es sólo la consecuencia de un mercado de drogas descontrolado, en el que se venden sustancias legales que -en muchos casos- nunca han sido probadas en humanos ni en animales, bajo la máscara de otros bienes (como abonos o sales de baño) para evitar una fiscalización de la sustancia que se vende.

En otras palabras: un adulto sano no puede comprar 150 mgs de MDMA en una farmacia, pero puede comprar dosis letales de centenares de sustancias infinítamente más peligrosas que la MDMA, si vienen en un envoltorio que pone que son "Sales de Baño" y que no debes comertelas, en el kiosko o gasolinera más cercana (si vive en USA) o a través de internet en cualquier otro lugar del mundo.

¿Y cómo puede ser así? Pregúnteselo a su político favorito.
Seguimos.

Esta página vende 47 productos químicos, de los que 46 son drogas y uno de ellos un precursor para hacer de forma sencilla algunas drogas ilegales. Hasta ahí, nada nuevo. Una más de cientos.

Pero además de research chemicals también vende paquetes con bonitos colores y sugerentes nombres, y los vende vacios. Además a buen precio. Y para rematar el tema, te venden la máquina para darle un cierre profesional a esos paquetes.


Y estas son las maquinitas para montártelo tú mismo en tu casa...



Y digo yo: ¿no sería lo lógico que vendieran cada producto de esos paquetes atractivos con una sustancia identificada?
Eso sólo tiene lógica para quien se quiere drogar sabiendo qué toma y qué dosis toma de una droga identificada, pero no si el asunto va de hacer dinero.

Así que si quiero hacer negocio, sólo tengo que comprarme una maquinita de sellado térmico, encargar unos sobre de esos que valen 8 céntimos de euro, y rellenarlos con... ¿con qué droga los relleno?

Vólvemos a la primera página y miramos las posibilidades que tenemos. ¿Qué drogas nos vende esa misma página para meter en nuestros sobre con colores?


Y un menú así, pero con más drogas, nos aparece para elegir qué meter en esos sobres.
Esa imagen sólo recoge 8, pero hay otras 40 en esa misma web.

¿Qué tienen en común esas drogas? ¿Tienen el mismo efecto, la misma dosis, son similares? NO.
No tienen nada que ver unas y otras, salvo que no están -todavía- prohibidas.
Unas imitan a la MDMA, otras a la anfetamina, otras al LSD, otras al cannabis, otras a la ketamina...
Nada que ver unas con otras. Ni sus efectos, ni sus dosis, ni sus riesgos.
Incluso algunas de ellas están mal identificadas -su estructura muestra que son drogas distintas a las que dicen ser- con lo que incluso siendo el que está organizando el negocio, tienes en tus manos drogas que realmente no sabes en realidad cuáles son.

Pero siguiendo con el negocio, la cosa es vender un producto legal para NO ser usado en seres humanos, aunque de sobra sabemos que el único uso que tienen la mayoría de esas sustancias, es como drogas en seres humanos.

Así que ya sólo nos queda hacer el pedido.
Elegimos unas cuantas de esas drogas, y las mezclamos -o no- en la proporción que se nos ocurra.
Podemos ir probando mediante ensayo y error si las dosis son muy altas y es mejor rebajarlas con algo de azucar. Si vemos que muchos consumidores acaban en el hospital, pues le cambiamos el nombre y el paquete, cambiamos la mezcla y la lanzamos de nuevo.

Es legal. Además, en el paquete dejaremos siempre bien claro que no son para consumo humano...

Con una inversión mínima en dinero, haciendo uso de las lagunas de una ley que prohíbe consumir ciertas drogas para beneficio de otras, y usando como dummies a los usuarios de drogas, podemos montar una negocio totalmente legal!! ¿Quién dijo crisis?

El campo es imenso, vendiéndolo en gasolineras y kioskos, tiendas de ultramarinos locales y similares, podremos colocar nuestros productos en todo el país, y su venta, como son drogas psicoactivas, está asegurada.

¿Qué tienen que ver los zombis en todo esto? Nada, y todo.
Qué mejor publicidad de que existe ese producto y que lo pueden comprar legalmente.
¿Cuántos drogadictos despistados no sabían que podrían comprar drogas más peligrosas que las ilegales en su kiosko?
Un tipo que era un indigente psicótico atacó a otro desfigurándole a mordiscos.
¿Había tomado "sales de baño"? Pues en realidad, nadie lo sabe: no existe un análisis toxicológico aún.
¿Y fueron las drogas las que le volvieron un canibal? Menuda pregunta más poco sincera esa...

Si cogemos a un grupo de seres humanos, con serios problemas sociales, laborales, de salud, de salud mental, que viven debajo de un puente y posiblemente son adictos a cualquier cosa que les haga sentirse un poco bien, y les damos DOSIS DESCONOCIDAS de DROGAS DESCONOCIDAS, podremos encontrarnos cualquier cosa.

¿Y por qué no prohibimos también esas drogas...?
¿Cuáles? ¿Las sales de baño, o los aditivos para plantas? ¿Las de la caja roja con unos labios sensuales o las de la caja azul con un exótico ninja?
No puedes prohibir aquello que no puedes ni nombrar. Y si consiguen prohibirlas, habrá otras 200 drogas, más potentes, menos conocidas, con mayores riesgos, deseando tomar el lugar de las que ya están prohibidas.

¿Y si esas drogas son administradas a personas normales que sólo quieren divertirse?
La pregunta es la misma... ¿cuáles?

La muerte de Gabi Price, una chica de 19 años en UK, es una lección que no deberíamos olvidar.
Gabi murió tras acudir a una rave en el año 2009. Fue una de las 19 muertes que provocaron una histeria masiva con una nueva droga -una imitación de la MDMA- llamada mefedrona.
Similar a la que vemos hoy día con las "sales de baño".

La autopsia no le importaba mucho a la policía, así que decidieron saltársela antes de dar la noticia de que Gabi había muerto por una droga vendida por desaprensivos sin escrúpulos en internet, llamada mefedrona. Y para hacerlo más "vistoso" le inventaron un nombre callejero a la droga: "meow-meow".

Con la muerte de Gabi y otras 18 más se impulsó la prohibición de la mefedrona, que era una sustancia con sus riesgos pero no mayores que las de otras legales, en el Reino Unido que fue seguida por algunos países.
Realmente la mefedrona tenía poco que ver. Gabi Price había muerto por una infección de estreptococos.
De las 19 muertes, sólo 1 de ellas podía ser atribuida a la mefedrona.

Y había relatos tan curiosos como el de un hombre que en mitad de una orgía se había inyectado 4 dosis masivas de mefedrona, que además era diabético, tenía SIDA, daño renal crónico, hipertensión y cardiopatías varias. Pero era más sencillo explicarlo mediante el axioma policial: era un drogadicto... y la muerte, tenía que ser culpa de la droga...

La mefedrona que entonces se prohibió no es tan diferente (en efectos) a otras drogas de las que ahora hablan bajo el epígrafe de sales de baño. Y entonces, como ahora, sus usuarios buscan el efecto de unas cuantas sustancias prohibidas, menos dañinas que las opciones legales que les dejan.

Yo he consumido varias de esas drogas que se suponen que te hacen un zombi.
Nunca he tomado una droga que me vendieran como "sal de baño". Me gusta saber qué droga consumo, porque es mi vida la que está en juego.
Aunque he tomado decenas de ellas, nunca he tenido el menor impulso de comerme a alguien.
Y si lo he tenido, era en la cama.

Hemos forzado a nuestros jóvenes, que quieren drogas, que usan drogas, que van a seguir usando drogas como se han usado en toda nuestra historia, a que las drogas que van a consumir tengan que estar cubiertas por el manto del desconocimiento.

Las sustancias ilegales, como la heroína, cocaína, anfetamina, MDMA, LSD y otras, se ven sujetas a la adulteración, precios y riesgos del mercado negro sostenido por la prohibición.
Las sustancias todavía legales, les ofrecen la posibilidad de elegir lo que consumen y hacerlo con unas medidas de precaución.
Pero una droga que te vendan bajo el nombre de "Ivory Wave", "Ninja Strong" o "Crack Powder" implica drogarse sin saber con qué ni con cuanto.

Debemos afrontar una regulación legal del mercado de las drogas.
Y eso sería lo que estaba pensando este buen señor, el Dr. Perry Kendall, cuando a pesar de no ser un defensor de la legalización de las drogas, pero siendo un alto responsable de la salud pública en Canadá, afirmó hace unos días que el consumo de MDMA puro por parte de adultos puede ser sano y seguro.

http://www.cbc.ca/news/health/story/2012/06/14/bc-ecstasy-adults-safe-health.html

Realmente en Canadá están -de verdad- preocupados por la salud de sus habitantes.
Saben que les gusta divertirse, y que les gusta tomar drogas. Y que eso no va a cambiar.
Pero que por culpa de la prohibición, ya llevan 16 muertos este año por pastillas con PMA y PMMA.

Y se han dado cuenta de que es preferible que tomen MDMA puro y que no mueran, a tener que acumular cadáveres por culpa de drogas que no existirían en la calle de no ser por la prohibición de otras.

Ojalá el buen razonar de los responsables canadienses en materia de drogas se extienda por otros países.