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miércoles, 8 de febrero de 2017

Burundanga Madness y sumisión química

Este texto fue publicado en plena fiebre histérica de los medios con la Burundanga en el portal Cannabis.es. Aprovecho para citar el excelente trabajo de Anna Pacheco para Broadly sobre el mismo tema, y con un enfoque realista del que otros medios carecieron esos días.

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Cuando mi móvil empieza a sonar notificándome privados de mucha gente distinta, suele ser que algo nuevo -o presentado como tal- referente de alguna forma a “las drogas” (desde un parricida al que vinculan con la “droga porro”, a un estudio de ciencia-ficción o TodoACienCia sobre el krokodil ruso, que veranea en levante) ha explotado en los mass-media, como la TV y la radio.
Eso es lo que pasó ayer, que teníamos nuevo protagonista que presentar o, mejor dicho, teníamos la primera vez CON PRUEBA DE TÓXICOS que la tan traída y llevada “burundanga” había sido detectada en una persona (con rol de víctima involuntaria) en España.
¡Por fin! No es que me alegre de que este suceso haya ocurrido, sino que al fin tenemos algo real y tangible de lo que hablar y que incluye una prueba de tóxicos de antemano, lo cual es muy de agradecer. Una mujer de 36 años acudió -en un grave estado de confusión- a un hospital, acompañada de una amiga que alertó que su ex-marido le podía haber echado un fármaco en la bebida, y tras aplicarle un protocolo especial para casos de “sumisión química” se pudo probar.
Y tal vez se pregunte el lector qué es eso de la burundanga, y qué es eso de la sumisión química. Pues vamos por partes. La burundanga es el nombre “popularizado” de un compuesto químico, conocido hace más de un siglo, llamado escopolamina. Este nombre, que originalmente proviene de las Américas, lleva asociada una leyenda -ahora ya no tan leyenda- de uso como herramienta “casi mágica” para todo tipo de actos delictivos y que abarcan desde violaciones a robos (la leyenda negra cuenta en su haber hasta robos de órganos sobre personas vivas, aunque esto por supuesto nunca ha sido detectado en realidad). ¿Por qué proviene de allí? Pues porque la planta de la que se extrae dicho principio activo, recibe ese nombre también. Es una planta conocida y ornamental, de bonitas flores, pero ese compuesto -la escopolamina- se puede encontrar en una amplia variedad de plantas (especialmente de la familia de las solanáceas) como en nuestro conocido “estramonio. El compuesto es de origen natural, cosa que me gusta recordar especialmente a aquellos que confunden “natural” con “sano”, y “no natural” con “no sano”: ese error puede matar ya que muchos de los más potentes venenos son naturales.
¿Qué efectos tiene la burundanga o, más concretamente, la escopolamina? Es un compuesto anticolinérgico que -de la misma forma que la atropina y otros fármacos similares- bloquea los receptores de la acetilcolina, un neurotransmisor que existe en nuestro cerebro, provocando una serie de efectos que -dependiendo de la dosis absorbida y de la idiosincrasia de la persona- pueden oscilar entre la simple molestia ante la luz (por la midriasis que provocan) al delirio con alucinaciones, entendido como la incapacidad de nuestro cerebro para discernir entre lo que es real y lo que no (producto de su mente). También pueden matar, y lo hacen con facilidad dada su alta potencia, si la dosis es excesiva. Por supuesto, han tenido y tienen uso en terapéutica y la escopolamina era parte de las primeras anestesias, de las que se fue retirando -con la aparición de compuestos más eficaces- debido a que provocaba -precisamente- alucinaciones y un tipo de amnesia químicamente inducida, llamada amnesia anterógrada.
¿Anula la voluntad la escopolamina? No, no como parece que se quiere plantear, como si fuera capaz de obrar milagros sobre la voluntad de otra persona: si eso fuera cierto, no sería algo que descubriríamos ahora. La escopolamina, como otros muchos fármacos, produce un estado en el que la persona es más vulnerable porque no puede fiarse de sus sentidos y porque sus sistemas de alerta ante los peligros (incluida la manipulación física, la emocional o la psíquica) se ven debilitados de una forma similar al estado que se puede alcanzar en una gran borrachera, o bajo el efecto de las comunes benzodiacepinas o pastillas para dormir, con las salvedades y matices propios del desarrollo de los efectos en cada sustancia y persona.
En este caso, siendo un fármaco que puede dejar inconsciente y, además, provocar amnesia sobre los momentos previos a la pérdida de conciencia, tiene en manos con intenciones criminales un potencial claro para su uso, asociado a unos peligros muy elevados para la víctima (y desgraciadamente podemos decir, que cuanto menos experiencia en su uso tenga el delincuente, más peligroso resultará). Pero no. No es una sustancia mágica que administrada a alguien sin que se dé cuenta, nos dará acceso a todo lo que su voluntad -en estado base- quiera mantener guardado.
Fue, como otras tantas drogas, una más de las sustancias que se probaron o emplearon en algún momento como “suero de la verdad”, con el mismo poco éxito que el resto de cosas que probaron a tal fin dentro del proyecto MK-Ultra en los USA y que incluyó cosas como la LSD o la MDA. Pero, repito, la escopolamina no hace que la voluntad de otra persona pase a nuestras manos (ni tampoco ocurre esto en la hipnosis, aunque sea algo cuya creencia está extendida) sino que deteriora su capacidad normal de actuación.
¿Entonces por qué se usa y a qué viene lo de sumisión química?
Se usa porque como ya hemos dicho, es uno más de los muchos compuestos que deterioran -en distinto grado- el juicio crítico y nuestras defensas, como también lo hace el alcohol y otras muchas drogas. Pero su uso es más habitual en países sudamericanos, y tremendamente infrecuente en nuestro país. Tan infrecuente, que a pesar de llevarse hablando de la burundanga y los peligros de la burundanga durante años, se detecta por 1ª vez ahora en nuestro país. Desde aquí recomiendo a periódicos como “El País” o “El Mundo” que echen un vistazo a las tonterías previamente publicadas por ellos mismos, o no tan previamente como en el caso de “El País” quienes en su artículo “internacional” sobre el asunto, dicen cosas que no son ciertas como:
- la escopolamina anula la voluntad
- se extrae de la Datura stramonium (a la que cita, incorrectamente, como “Datura Estramonio”)
- es fácil de conseguir
- sume a la víctima en la complacencia y pasividad (cuando también puede provocar agitación y terror, por ejemplo)
- la burundanga no es una sola sustancia sino una mezcla de narcóticos
- el producto no tiene ni color, ni sabor, ni olor (es decir, que no existe....)
- según el texto, basta con que sacudan un trozo de tela a tu lado y se absorbe mejor inhalando “humos mezclado con tabaco” (lo cual implica que se fume y eso es un acto consciente) o por ingestión... ¿mejor que cómo, mejor que inyectado o en enema?
- en ocasiones se administra “poniéndolo cerca de la nariz cuando se va a besar para que la víctima inhale” (¿y el que se lo pone, es inmune a la droga o es anaerobio y no respira?)
Y otras cuantas majaderías, como es habitual en la “prensa seria” cuando habla de drogas, pero en esta ocasión coronando su ignorancia internacionalizada con una bella imagen de una Brugmansia arborea a la que el pie de página bautiza como “Datura Estramonium” (sic). Cierto es que, más abajo, tiene otra foto DE OTRA PLANTA CON FLOR BLANCA que en este caso, parece ser de la especie de las daturas. Es decir, el bueno de Jacobo García de “El País” en México, no tenía ni puta idea del tema sobre el que se puso a escribir y lo remató dejándolo claro con una bonita imagen EPICFAIL junto con una colección de topicazos comunes que se pueden leer en cualquier articulo de hace 10 años sobre el tema. ¿Esto es el periodismo que nos ofrecen supuestos medios respetables? ¡¡Pero si cualquier estudiante de la ESO con Google lo haría mucho mejor!!
¿Alguien tiene el teléfono del jefe de personal de “El País”? Es para un amigo....
Lo curioso es que si bien el “periodista” no tiene reparo en poner esas afirmaciones, en un momento dado del texto, cuela que los médicos no se ponen de acuerdo en eso de la “pérdida de la voluntad” (así que para eso ya está él, que hizo periodismo).
La cosa es que con todo el ruido que montan, consiguen lo que por defecto han buscado siempre: desinformar y asustar. Y una cosa más que en este caso tiene su importancia: estimular y provocar estas acciones, basadas en esa mala información. Esta vez, la droga como nos venían contando no salió de una planta, sino que fue comprada en Internet, y no la dio ningún extraño a la víctima sino alguien muy conocido: su ex-marido. ¿Para qué? Pues fuera de la especulación no creo que tengamos datos, pero dado que tenía acceso a ella (a través de sus bebidas o alimentos) es muy posible que intentase conseguir esa “anulación de la voluntad”, de la que hablan desde hace años los medios, y que habitualmente y en otros hechos probados se cometía con alcohol, benzodiacepinas (recordamos los casos del violador de Ciudad Lineal, aunque en este lamentable texto del periódico “20 minutos se cita el “Orfidal” -lorazepam- como un opiáceo, y así de gorda la siguen teniendo porque “nunca pasa nada si va de drogas e inventan datos”), GHB, o cualquier otra droga psicoactiva, ya que el protocolo que se activa por “sumisión química” no hace distinción entre sustancias, legales o no.
Aunque el hombre, que parece ser que reconoció a la víctima haberle suministrado “escopolamina comprada a escondidas en Internet” y que su fin, era simple y extrañamente causarle daño (inespecífico en la declaración, aunque da la impresión de que prefirió no revelar la teleológica intención que le guiaba) no explicó por qué eligió esa sustancia -escopolamina- y no otra, si su objetivo era causar simplemente daño, cuando en el mismo mercado donde compró la escopolamina, podría comprar cosas mucho más dañinas (en realidad, puede hacerlo en la farmacia).
¿Qué le hizo elegir escopolamina y comprarla por Internet? Pues sin poder aseverarlo, da la impresión de que si se tomó tantas molestias (comprar estas cosas por Internet no resulta tan sencillo como parece leyendo y hay que saber manejar moneda digital, Bitcoin por ejemplo) es porque esperaba de dicho producto un rendimiento y efectos que eran muy superiores a las cosas que podía conseguir con menor esfuerzo. ¿Es razonable pensar que ese tipo -como otros- pudiera haberse creído la mala información de la prensa en esta materia y buscase “burundanga” para conseguir algo que dependiera de la voluntad de otra persona, en ese caso su ex-mujer? A mí no me parece nada extraño: lo que me parece extraño es que esto mismo (o algo peor) no haya sucedido antes, dada la salvaje promoción que hace la prensa a este tipo de información defectuosa.
Una de las cosas más asquerosas que me ha tocado ver durante años -como administrador de un blog sobre drogas- es la cantidad de preguntas que iban dirigidas expresamente a conseguir violar mujeres. Muchas de las preguntas (que podía observar con los instrumentos de análisis de datos de la web) llegaban a ser tan directas como: “¿Qué droga usar para violar a dos mujeres?”. Y en el caso de palabras como “cachondina” (la mítica droga afrodisíaca) o en el caso de “burundanga” las búsquedas de información solían y suelen ir asociadas a la evidencia de la preparación (o tanteo) de un delito, contra la libertad sexual de una o varias mujeres.
A pesar de que los drogófilos somos personas con tendencia a coleccionar diversas drogas, y con más celo cuanto más infrecuentes sean, sólo he conocido a una persona que haya comprado escopolamina en Internet, y es un loco (dicho con cariño) que ha demostrado ya ser capaz de meterse lo que nadie más se ha metido, y que adquirió para -si llegase el caso- usar consigo mismo (tras analizar químicamente para asegurarse de lo que tiene). Pero, aparte de un “loco coleccionista de drogas”... ¿qué clase de persona buscaría “burundanga” en Internet?
No es algo que se podrá nunca probar, pero da la impresión de que sin los cuentos y leyendas narrados durante más de 10 años por la prensa en España sobre la burundanga, nadie habría acudido a Internet a buscar esa sustancia con el fin de administrársela a otra persona. Y eso sí que merece una reflexión, por parte de la prensa, sobre el precio que conllevan sus historietas típicas de drogas.

domingo, 10 de abril de 2016

Bitcoin, drogas, blanqueo y el nacimiento de OpenBazaar

Este texto fue publicado en el portal Cannabis.es y ahora que ha sido lanzado OpenBazaar, con un texto en el mismo portal de Cannabis.es y también republicado en Elbitcoin.org (con autorización previa), es un buen momento para fundir ambos en un texto largo, pero que no pierde en esencia la linea argumental.

Esperamos que sea de vuestro agrado.

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Bitcoin, drogas y blanqueo.

Bitcoin, la moneda creada por Satoshi Nakamoto (sea quien sea), y el ecosistema que existe alrededor de dicha creación digital, son grandes generadores de titulares “escandalosos” en la prensa común. En este hecho convergen dos razones distintas para que esto ocurra. 

La primera es que la prensa generalista tiende a “crear opinión” según los intereses de sus editores, y no a educar sobre cada aspecto necesario de entender para poder adquirir una visión amplia del asunto. Ejemplos de este comportamiento lo podemos encontrar cuando “informan” sobre drogas, sobre seguridad informática/hacking, sobre la Deep Web, Tor y la ofuscación de IP para navegación segura, la Darknet y actualmente con énfasis en la encriptación de las comunicaciones móviles. En resumen, lo hacen en todos esos mundos donde hace falta una cierta base técnica para poder entender. La otra razón, es que siempre vende más un titular alarmista que uno explicativo: se hace mucho más caso a una voz que grita “¡¡fuego!!” que a una que grita “¡¡información!!”.

En ese escenario complejo, nos sirven una noticia “modelo” en “El Periódico” que dice: “Detenidas 10 personas en Países Bajos por blanquear hasta 20 millones de Euros en Bitcoins”

Para acompañar el titular, añaden que en la operación se incautaron 15 kilos de material para producir -supuestamente, que la policía nunca fue muy despierta para la química- MDMA. Ya tenemos en una sola noticia un grupo criminal, oscuros movimientos en la red oculta a los inocentes ciudadanos, blanqueo de capitales y producción de drogas, todo ello envuelto en esos trágicos Bitcoin, siempre presentes en los delitos de nuevo cuño. Mis felicitaciones al redactor que preparó la noticia, que no se le escapó nada que pudiera añadir algo más de confusión al puré informativo.



Para empezar, la noticia no pierde comba de vincular al Bitcoin con las drogas. ¡¡Cómo no!!
Y lejos de mí intentar desvincular ambas cosas: el mundo de las drogas -a día de hoy- tiene una opción más segura para sus usuarios gracias a la combinación del Bitcoin como método de pago y a Tor como método de seguridad informática sobre identidad IP. Silk Road fue el germen del paradigma y Ross Ulbricht su mártir, sirviendo dos cadenas perpetuas consecutivas más 35 años en una cárcel en USA. 

Sí, Bitcoin tiene que ver con las drogas (como todas, cariño, como todas.... las monedas).

Pero todavía infinitamente menos que el Dólar, el Euro, la Libra, el Yen, o el Rublo. El mercado de la droga mueve cantidades de dinero inmensas, que a veces generan problemas como dónde esconder una casa llena de billetes grandes sin que se note. Y no, no lo hacen con Bitcoin por varias razones: es una tecnología demasiado nueva para que la conozcan y se fíen, su capacidad de reserva de valor se ve afectada por la volatilidad del precio y.... ES 100% RASTREABLE.

Bitcoin te permite abrir una cuenta (o mil) y operar con la moneda sin que nadie sepa quién eres, pero todo lo que se hace desde cualquier cuenta (entradas/salidas de dinero, y las cuentas implicadas en las transacciones) es público y visible. Cierto es que si no puedes vincular una cuenta con una identidad en el mundo físico, de poco vale que sea visible al 100%. 

Pero claro, si llega a suceder que -por la razón que sea- la policía es capaz de determinar de quién es una cuenta, es también capaz de determinar de dónde le ha entrado y dónde ha enviado dinero. Aquí no existe el secreto bancario en las transacciones: todas son públicas. El secreto existe en la identidad de quienes se transfieren los fondos.


¿Qué problema práctico representa eso para el vendedor de drogas/blanqueador de dinero?

Como pasarela de pago -para las drogas o para la miel de las abejas del Cáucaso- el Bitcoin es imbatible en multitud de aspectos. Pero en el momento en que quieras entrar en el juego el dinero fiat (el dinero emitido por los estados, como las monedas ya mencionadas antes) necesitarás que alguien te cambie esos Bitcoin por otra moneda. Es ahí donde está el punto débil del modelo “Bitcoin para Narcos”, que al final si quieres manejar billetes de uso común deben cambiarse (sobre todo si son grandes cantidades) en una cuenta bancaria. La gente no suele llevar 500.000 euros sueltos para cambiarte unos Bitcoin que tienes a mano. Ese paso se realiza en “exchanges” que son sitios totalmente legales donde uno puede comprar y vender Bitcoin. Nadie allí te preguntará de dónde han salido (como tampoco te preguntan de dónde salió tu dinero cuando inviertes en bolsa) pero te pedirán una cuenta bancaria para depositar el dinero en Euro o Dólar. Es decir, mientras te muevas con Bitcoin, estarías relativamente protegido de la mirada indiscreta de HACIENDA (porque es hacienda y no la policía anti-narcóticos los que detectan estas cosas) pero nada más.

Bueno, sí: una cosa más y realmente importante.

Ni el estado más fuerte, ni el gobierno más ladrón ni el juez más poderoso podrán jamás quitarte tus Bitcoin. Son inembargables, indestructibles y a prueba de estados y autoridades intervencionistas. 

Eso sí es una gran característica a considerar, pero no sólo en el mercado de las drogas ilegales sino en la mente de cualquiera que busque un lugar donde colocar un dinero que nadie pueda tocar. Sin las claves secretas que te permiten hacer uso de tu dinero Bitcoin, no pueden hacer nada contra ello, de la misma forma que si no tienen acceso a tu dinero “en metálico” (billetes de Euro o Dólar) no pueden quitártelos.

Por otra parte, los traspasos de valor que se mueven en el mercado de las drogas, suelen encauzarse por métodos mucho más convencionales, como puede ser el conocido HSBC -el banco del que el informático Hervé Falciani se llevó la lista de “clientes” que acabó en manos del CNI español- que tiene algunas características peculiares: es el banco más grande de Europa y sus fondos provienen del latrocinio que los ingleses cometieron en Asia en las malcontadas “guerras del opio”. Estos hermanitos de la caridad, han admitido públicamente “haber sido poco duros con la cuentas que en su banco tenían narcotraficantes, traficantes de armas y terroristas”. Como dice el refrán, “perro no come carne de perro” y entre ladrones y mafiosos pues no se iban a pisar las mangueras, ¿no?
Cada época tiene su forma de explotación salvaje de una población y recursos, y el que al final tiene la llave de la caja es el que más dinero tiene de la última oleada de saqueos y robos, muchas veces santificados en tratados de paz (con sus intocables botines de guerra).

También llama la atención el monto, no más de 20 millones de euros sería la cantidad blanqueada. Cabe recordar que para la hacienda, blanquear es introducir en cauces legales dinero que proviene de cauces “que no han pagado impuestos ya”. Por ejemplo, si yo cobró parte de mi trabajo en Bitcoin y, sin pagar al estado nada, convierto esos Bitcoin en euros para comprar comida, estaría blanqueando dinero. Por supuesto, sería un blanqueo ridículo. Casi tanto como esos 20 millones, cuando los pones al lado de las cifras que se mueven en el tráfico a gran escala de drogas. O cuando los pones al lado de lo que ha trincado Bárcenas, Granados, los de las “Reformas, Cumpleaños y Bodas” del PP, o las multimillonarias tajadas del famoso 3% catalán que han alimentado las arcas del clan Pujol y que bailan en “miles de millones”. Y ninguno usaba Bitcoin.

Para finalizar, una breve reflexión sobre lo que es blanqueo y control del estado. En una agradable comida que tuve hace unos días con un amigo notario, me explicó cómo el estado no buscaba perseguir el delito de tráfico de drogas como un delito de salud pública, sino como un delito económico. Y lo más chocante que me contó fue que muchos “empresarios ilegales” (pueden ser de drogas y/o de cualquier otra cosa) optaban directamente por la “tajada para el estado”. ¿Cómo va la cosa? Pues simple; yo soy un traficante con mucha mucha pasta, y me pongo a comprarme casas y bienes inmuebles para blanquear (hacer legal) mi dinero, pero eso hace que Hacienda (el gran vigilante) se dé cuenta -entre otras cosas porque los notarios están obligados a informarles- de que manejo mucho dinero que no saben de donde sale. ¿Qué cree el lector que hace “el estado”? ¿Investiga para desarticular la trama de venta de drogas (o de trata de blancas) de ese “empresario”? No. Nada de eso. El estado – siempre con ese brazo llamado Hacienda- le llama al orden y le dice: “tronco, esta pasta es mucha pasta, y nosotros no hemos visto ni un duro de todo esto... ¿lo ves normal?”. Entonces el empresario se siente entre amigos -hablan en mismo lenguaje- y sabe que simplemente es cuestión de dinero, que no es nada personal. 

El empresario llega a un acuerdo con Hacienda, que en el peor de los casos es del 35% del dinero detectado, pero el resto se lo queda y -¡tachán!- ha pasado a convertirse en dinero legal. Y si el dinero era de drogas o de prostitución de menores.... “pues oiga, que investigue la policía que para eso está: nosotros ya hemos hechos nuestro trabajo y tenemos lo nuestro”. 

Triste, pero es así; una vez que tienen su tajada, el criminal (y el crimen) le sale rentable al estado, porque paga y calla ya que la otra opción es no pagar e ir al talego.

¿Y hacen todo esto con el Bitcoin? 
Pues no. Lo hacen con dólares y euros, contratos millonarios, petroleo, deportistas de élite, acciones, grandes bienes inmuebles, arte y joyas... pero no especialmente con Bitcoin. Ciertamente Bitcoin ha supuesto un salto de paradigma en la resistencia generada por los usuarios de drogas frente a la guerra contra las drogas, ya que resuelve una serie de problemas asociados con el pago de forma brillante permitiendo nuevos modelos de mercado. Pero dichas transacciones se limitan, por el momento, a ser meras anécdotas -del tamaño de una gota- en el mar embravecido del comercio de drogas ilegales.

Aunque para todo ese “común de los mortales” que aún no conocen Bitcoin -algo que cambiará radicalmente la economía monetaria arrastrada durante siglos- puede resultar mucho más adoctrinante inducirles la asociación de la idea del Bitcoin con la de delincuencia, blanqueo y drogas.

Sin embargo, al sistema no le viene bien que usted sepa que el grupo financiero que realmente prestaba sus servicios al narco, a los traficantes de armas y a los terroristas, era el honorable HSBC. ¿El castigo por ser los silenciosos banqueros de la peor calaña de asesinos mundiales? Una multa y listo, recordad que esto va de dinero; lo de la ética es tan sólo un espejismo sedante.



OpenBazaar: el sistema de libre mercado online definitivo.

El día de ayer, 4 de abril de 2016, es uno de esos días que casi nadie recordará especialmente. Murieron Manolo Tena y Chus Lampreave y era otro “Lunes de Aguas” en Salamanca -tradición que consistía en salir a recibir (cargados de comida, bebida y dinero) a las prostitutas expulsadas de la ciudad durante la cuaresma, y ahora repetimos gustosamente- pero seguramente no es un día de esos que marcarás en tu calendario. Y sin embargo se estaba escribiendo historia y lo hacia a los ojos de todos: ha nacido -por fin- OpenBazaar, el hijo del nuevo paradigma del 100% libre y anónimo comercio online.

Ha nacido sin hacer mucho ruido, y no tiene a grandes empresas detrás apoyando la idea, por una simple razón: no está hecho pensando en las empresas sino en las personas, que son quienes se beneficiarán de su uso en primer lugar.

¿Qué es OpenBazaar? OpenBazaar es una plataforma P2P de comercio anónimo y descentralizado, internacional y sin barreras. Las únicas barreras -como bien indica el programa al instalártelo- son las de la ley local que te afecte y las que te marque tu propia conciencia, pero no hay que olvidar que vivimos en un mundo donde las leyes y las disposiciones sobre mercado y transacciones, están quedando obsoletas día a día con el desarrollo de la tecnología digital en combinación con el pago mediante criptomonedas, en este caso Bitcoin por ser la más sólida y segura de todas (además de la primera realmente sin autoridad central o emisora).



Quienes tengan idea de la historia de los medios de pago online y de los mercados de bienes ilegales, seguramente conocerán Liberty Reserve o les sonará de algo relacionado. Liberty Reserve era una moneda de tipo digital que había sido creada por un tipo llamado Arthur Budovsky, tras una experiencia previa con otra moneda digital llamada GoldenAge que le llevó a la cárcel. Al casarse con una costarricense y tras salir en libertad condicional, fundó Liberty Reserve en Costa Rica, a la que denominaba “un sistema privado de intercambio abierto al público”. En realidad era un tipo que decidía convertirse en emisor de su propia moneda, para no tener que darle explicaciones a ningún estado. Y por supuesto que tuvo éxito: fue el medio de pago digital de primer uso en los mercados online de drogas.

Eso molestó a los USA, quienes decidieron cerrarle el chiringuito a Arthur, y se lo cerraron haciendo uso de una ley que parece no venir a cuento -pero que sabemos que sirve para todo- como es la “Patriot Act” en el año 2013. Además, como USA es así de rencorosa con los que consiguen puentear sus sistema, emitieron una orden de captura contra el fundador, que fue detenido en Madrid en el año 2013, en el aeropuerto de Madrid-Barajas (ahora Adolfo Suarez, creo) cuando intentaba volver a Costa Rica. Fue encarcelado y extraditado de España sin hacer ruido, y la última vez que supe de él, se estaba declarando culpable ante un tribunal usano de haber colaborado en el blanqueo de 250 millones de dólares: le pinta negro al pobre emprendedor monetario.

El problema de Liberty Reserve -como de GoldenAge- es que detrás de la moneda, existía un emisor que hacía de “banco central” a quien dar caza. Con Bitcoin ese problema quedó totalmente resuelto al ser una moneda sin emisor central ni autoridad jerárquica de ninguna clase.

Algo así le ocurre a OpenBazaar frente a Silk Road (la creación de Ross Ulbricht y conocido mercado germinal de drogas y otros bienes en la darknet). Silk Road, como Silk Road II y otros mercados en la red Tor, fueron cazados -aunque el modelo se repitió hasta ser común hoy- porque tenían una persona detrás, que tomaba las últimas decisiones y un grupo de ayudantes -desde moderadores y traductores a médicos y especialistas en seguridad informática- a los que tenía en nómina para que le manejaran la comunidad online que existía alrededor del mercado. Había alguien a quien cazar, aparte de al vendedor y al comprador (si el esfuerzo y las leyes lo permitían en cada país), detrás del sistema: ¿quién es el dueño de este mercado?

En el caso de OpenBazaar, la respuesta a eso es NADIE. O puede ser tú. O vosotros. O todos.
OpenBazaar nace con la vocación de convertirse en la primera realidad digital de mercado 100% libre y autónomo de la historia, aunque existe un grupo de desarrolladores y personas trabajando para darte ese producto final que es el cliente de OpenBazaar. 

El cliente se trata de un sistema distribuido al modo de los conocidos programas P2P de intercambio de música, con lo que el “castigo penal” por alojar una web de venta un bien fuera de los circuitos regulados por la ley no puede aplicarse sobre nadie en concreto, y ni comprador ni vendedor tienen por qué dejar de ser anónimos: de hecho no ser recomienda.

¿Es esto un mercado para drogas?
No. Decididamente OpenBazaar -al contrario que los mercados tipo Silk Road- no nace con ningún especial interés en los mercados de drogas. 




De hecho, sus desarrolladores se manifestaron algunas veces en contra del asunto, e incluso advirtieron que no iban a dejar a los vendedores de drogas “afinar” el sistema a su gusto y antojo. Pero cuando se les preguntó que cómo lo iban a evitar, la respuesta fue el silencio. En realidad es la expresión de una buena voluntad nada más. ¿Por qué? El proyecto originalmente surgió de las manos de un conocido hacktivista iraní llamado Amir Taaki y su “DarkMarket”, pero fue finalmente abandonado y el código se liberó para que la comunidad pudiera hacer uso de él. Los motivos del abandono de Amir fueron más ideológicos -contra el control del proyecto- que técnicos. Como dejó claro Amir: “No estamos aquí para encajar en el sistema, sino para retarlo”. Y su idea había surgido tras la caída del primer Silk Road, para impedir que pudiera volver a pasar.

La cosa es que pasó a manos de otro equipo, liderado por Brian Hoffman, cuyo origen y base radicaba en USA (el entorno del MIT y las agencias federales), que renombraron el proyecto y le dieron “otro sabor”. Ellos mismos tenían un tono cándido cuando decían que “les gustaría que la gente usase su sistema para vender cosas ilegales, pero no inmorales” y daban como ejemplo “leche sin pasteurizar” o “fuegos artificiales”. Lo cierto es que saben que ellos, con un sistema creado para ser autónomo, no pueden impedir que alguien venda drogas ni ningún otro tipo de bien, y que por lo tanto el paradigma de OpenBazaar -desde ayer por la tarde- es un animal vivo y en libertad del que no sabemos cómo será su desarrollo hasta que lo tengamos delante.

Os recomiendo que -si estáis en este mundillo de las nuevas posibilidades del mundo criptodigital- os bajéis e instaléis el programa. Aún tiene fallos y cuestiones a corregir, pero es el momento de coger vuestro nombre (bien sea como cliente o como vendedor de aros para la nariz) y de empezar a observar qué ocurre en un mercado 100% libre de acceso mundial.

Se puede elegir una instalación en castellano, y no resulta nada complicada (básicamente elegir un nombre y algunas opciones). Al momento de haberlo instalado, ya estaba recibiendo privados de los primeros experimentadores en este nuevo área digital, y también estrenando la función de bloqueo para imbéciles y spammers. Hay un aspecto a señalar que no conviene pasar por alto y al que será bueno que nos vayamos acostumbrando: la figura del moderador en las transacciones.

Si bien para comprar o vender sólo hacen falta dos personas, cuando la compra-venta se efectúa en el plano digital y no en el presencial, puede que el comprador no se fíe (de adelantar su dinero) o el vendedor no se fíe (de adelantar su producto) y para posibilitar los primeros contactos comerciales, se recurra a un mediador de prestigio. El mediador, que puede ser cualquiera que lo desee, es alguien que cobra un porcentaje (en mi caso un 3%, a lo catalán) por supervisar que la venta se produce de acuerdo a determinadas condiciones previamente pactadas y a una serie de puntos a los que se comprometen (o no) ambas partes. El ejercicio de esta mediación bajo normas acordadas y por un tercero imparcial de prestigio (la palabra prestigio adquiere un sentido concreto, como buen “juez de mercado” y persona de fiar, ya que se ponen en manos del mediador el sentido final del dinero que hay en juego. Aunque como casi todo -salvo el pago con Bitcoin- en este mercado es opcional, y no tienes por qué necesitar un mediador si tu vendedor es alguien honesto y tú lo eres como cliente.

Es un nuevo paradigma al que acostumbrarse como nos acostumbramos a Ebay en su día, o a Bitcoin posteriormente, que nos permite destapar -por primera vez- la utopía de un mercado totalmente libre, sin interferencia de ningún estado o autoridad, y verla burbujear desde sus primeros momentos de vida llenándose de clientes y vendedores de todas las partes del mundo.

Ayer ha nacido alguien que seguramente te interesará conocer: OpenBazaar.

martes, 1 de diciembre de 2015

¿Qué es Bitcoin y cómo funciona?

Este texto fue publicado en la Revista Yerba.
Esperamos que os guste.

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¿Qué es el Bitcoin y cómo funciona?


Esta sección que ahora os presentamos va a tratar de todas esas grandes ideas y pequeñas cosas que tienen en su esencia -en su génesis y sus posibilidades- la semilla para cambiar el mundo tal y como lo hoy conocemos. 

En esta primera ocasión os vamos a presentar la que muchos piensan que es la idea más revolucionaria -hasta el momento- de la era de Internet: el Bitcoin.

Seguro que es un término que no te resulta extraño del todo, ni al oído ni a la vista. Bit... del mundo digital y coin... de moneda. Ah sí! La moneda digital que sirve para comprar drogas!! Acabamos.....




No, empezamos de nuevo.
El Bitcoin... ¿sirve para comprar drogas? Sí. Es posible que hayas escuchado eso sobre esta moneda, y es cierto; sirve igual que cualquier otra. Igual que el dólar, el euro, la extinta peseta o el dirham marroquí. Es una moneda y sirve para todo lo que sirven las monedas: para comprar, para acumular valor, para realizar transacciones instantáneas sin apenas coste y sin intermediarios entre tú y el emisor... y también sirve para adquirir drogas, o medicinas, armas u ositos de peluche, ordenadores o chocolate belga, libros o metales preciosos, joyas o para hacer microdonaciones a otros (o no tan micro, como quiera el usuario).

Quita de tu cabeza la idea de que el Bitcoin sólo sirve para comprar drogas, si la tenías, porque no es correcta. El Bitcoin es un moneda. Eso lo primero. Comparte características con las distintas monedas del mundo, como son la fungibilidad (sus unidades son plenamente intercambiables), la fraccionabilidad de la moneda (que en el Bitcoin llega hasta una cienmillonésima de unidad), su condición de reserva de valor (aunque la volatilidad asociada a su juventud la hace errática aún para este fin) e incluso puede ser una gran inversión; de hecho si conocemos Bitcoin seguro que también tiene que ver con que su precio pasó -en algo más de dos años- de costar menos de 1 dólar por Bitcoin a costar unos 1.200 dólares. La ganancia es impresionante. Pero también lo es el riesgo: los que compraron a 1.200 dólares, ahora tienen una pérdida de un 80% de su inversión. Eso es la volatilidad: el precio cambiante.




¿Cómo es eso de que la moneda sube y baja de valor? Pues vaya mierda de moneda, ¿no? No.
Todas las monedas suben y bajan de valor. No de valor nominal -el número que ves en el billete- sino de valor real. Cuando los precios suben y no tu salario, cuando el Banco Central que crea el euro imprime más billetes sin que tengamos más riqueza real, o cuando te dan menos moneda extranjera al cambiar en tus vacaciones por el mismo dinero que el año anterior, es que el valor ha cambiado (en esos casos a la baja y desfavorablemente para sus poseedores, pero puede ocurrir al revés). No te asustes. 

Es a veces complejo distinguir entre valor real y nominal. Pensad que no comprabais lo mismo hace 10 años con 5 euros que ahora. El valor nominal se mantiene y mientras el poder adquisitivo del dinero de esos 5 euros -el valor real- se ha hundido. Lo mismo, para bien o para mal, para subir o para bajar, le ocurre al Bitcoin; pero no por las mismas razones.

El euro o el dólar, como las demás monedas, fluctúan y sobre todo desde que se abandonó el patrón oro. Su valor real es algo cambiante y susceptible de ser afectado por las decisiones de unas cuantas personas. Esas fluctuaciones dependen de quien emite el dinero en cada zona, y lo que hagan con sus políticas sobre el mismo y sobre la creación de más moneda (basada en deuda). Si toda la riqueza dentro de la “moneda euro” se pudiera representar con 10 billetes de 1 millón de euros que los tuvieran 10 personas... ¿qué pasaría si “el fabricante de billetes” decide imprimir otros 10 billetes de 1 millón? ¿Ha doblado la riqueza, no? No. No ha hecho nada mas que hundir el valor de su moneda, en concreto depreciarlo a la mitad, porque ahora hay el doble de billetes. Con el mismo billete ya no tienes el mismo porcentaje de la riqueza que había en la “moneda euro” sino la mitad porque hay el doble de billetes.



Cuando un banco central imprime más dinero, discrecionalmente, está robando a todos los que ya tienen billetes. Ellos creían que con esos billetes podrían comprar X cosas. Y no, no van a poder: tendrán que comprar menos, en función de cómo cambie el precio de la moneda por la decisión del banco central de turno. Así te meten la mano en el bolsillo sin que lo notes en la cabeza. Inflación, que lo llaman.

Con Bitcoin sufres de lo mismo que con otras monedas en algunos aspectos, como su valor cambiante, pero no es porque una autoridad central o un inexistente Banco Central del Bitcoin decida producir más o menos moneda: en Bitcoin no existe autoridad central y su producción se fijó matemáticamente en el momento de su creación. 

Bitcoin fue expuesto como idea al mundo el 31 de octubre del 2008, en un texto que su autor publicó en una lista de correo sobre criptografía, explicando lo que sería la nueva moneda. Su creador es Satoshi Nakamoto, un pseudónimo que esconde a la gran mente -o mentes- que desarrolló tan titánica idea y labor.



El primer Bitcoin fue minado el 3 de enero de 2009. La cronología no es casual tratándose de una moneda: el 3 de enero de 1975 fue cuando se abolió de forma efectiva la prohibición -Gold Reserve Act de 1934- para los ciudadanos de tener oro, y la obligación de vender aquel que tuvieras a la reserva controlada por el gobierno -esa que se almacena en Fort Knox- quisieras o no. Con el gran hermano no se juega: el gran y libre gobierno USA volviendo a “permitir” a sus ciudadanos que tuvieran oro en 1975.

¿Has dicho minado? ¿Minar? ¿Minería? Pero no de oro, sino de una moneda digital como Bitcoin... ¿eso cómo va a ser posible si es digital? Minar es el término que se usa para referirse a la actividad que realizan aquellos que ponen a trabajar equipos especializados en asegurar la moneda y sus transacciones. Actualmente dicha actividad requiere de una inversión y un material muy costoso, pero cuando se creó el primer Bitcoin lo podía hacer cualquier ordenador: apenas había competencia ni resultaba tan difícil matemáticamente. Así que no te asustes si escuchas lo de “irse a la mina a trabajar” en el universo Bitcoin: son ordenadores trabajando.

La moneda la crea un desconocido, y la mantienen otros desconocidos. Pues serán ellos los que manden en la moneda, que para algo es suya... ¿no? No. Satoshi Nakamoto -sea quién sea- crea la moneda con su idea y su espíritu sabio le hace compartirla y desarrollarla para todos. Especialmente para que nadie jamás, excepto el consenso de sus usuarios, tenga su control. Ningún gobierno puede hacer nada -a largo plazo- contra Bitcoin. Se podría prohibir Internet en todo el planeta, y aún así no acabarían del todo con esta moneda: resucitaría el mismo día que volviera a funcionar mínimamente sin que se hubiera perdido un sólo céntimo.

¿Cómo es eso? La idea es extremadamente simple y en ello reside su absoluta belleza.
Su creador diseña una moneda que es a la vez un sistema de pagos inmediato y sin necesidad de terceras partes de confianza. No necesitas confiar en quien usa Bitcoin, te paga con él o lo gestiona con su minería, porque sus acciones están “vigiladas” por cientos de miles de puntos en red global de forma automática: todos comprueban lo que se hace en la red y nadie puede “falsificar moneda” o “gastar el mismo billete dos veces” porque todo -absolutamente todo- está anotado y a la vista.



Todo queda reflejado en lo que se denomina Blockchain -o cadena de bloques- que no es más que un libro de cuentas público y visible para todo el mundo. Hasta la más minúscula transferencia, así como la creación de nuevos Bitcoin -de la forma que el protocolo definió- está registrada y a la vista de todos. De gobiernos, de ciudadanos, de empresas, visible para todos: libre acceso a la información 100%.

De Bitcoin se ha dicho que es anónimo, pero no es del todo cierto. Es anónimo en tanto que las cuentas y las transacciones no van asociadas a una identidad nominal como las cuentas bancarias: puedes tener una dirección-cuenta Bitcoin y jamás dar tu nombre. Nadie podrá saber que el dinero que contiene es tuyo... mientras no te pillen tu cartera digital con las claves porque, de ser así, sabrán todo lo que has hecho con ese dinero y con el que haya pasado por tu cartera anteriormente. 

Bitcoin no miente ni oculta: en eso reside su fuerza y belleza. No es manipulable por gobiernos. No es incautable por decisión judicial ni de ningún otro tipo. No se puede producir más del que está predeterminado en el protocolo; es imposible o no sería Bitcoin sino otra cosa. No responde a los criterios de economistas o de multinacionales; Bitcoin sólo responde ante sus usuarios.



Su valor, como el de cualquier bien en un mercado libre, se fija por la oferta y la demanda de dicho bien. Como se trata de un mercado global e instantáneo el que se produce gracias a Internet, su valor es un reflejo constante del uso de la moneda. Y dado que Bitcoin todavía es un niño de 6 años de edad, aún no le conocen y le aprecian como deberían: los primeros que se dieron cuenta del potencial, compraron para multiplicar miles de veces su inversión. La primera compra hecha con Bitcoin en la historia fue pizza. Pizza por valor de 10.000 Bitcoin. Esa pizza hoy día costaría millones de dólares, si se pagase al mismo precio en Bitcoin.

El Bitcoin es al dinero actual -dinero “fiat”, emitido por una entidad o banco central- lo que es hoy un ordenador frente a una calculadora de hace 50 años. Es lo que la televisión en B/N al Internet que vivimos en el 2015 y nos anticipa el futuro. Es el salto de la revolución industrial a la era espacial en 1 sólo paso aplicado al dinero. Porque aunque la palabra sea familiar, el dinero sigue siendo un gran desconocido que todos tenemos en nuestros bolsillos, bien cerca y muy poco conocido.

Bitcoin es una semilla que cambiará el mundo, tal y como lo conocemos. Y en este caso, el protagonista de la historia no es otro más que tú y tus decisiones con respecto a dicha moneda: ya no hay un estado para darte falsa tranquilidad con tus billetes de colores.



Ahora somos conscientes de que estamos solos frente a la terrible situación del perpetuo engaño económico en el que hemos sobrevivido.

Solos pero con Bitcoin: la bala de plata frente a la coacción económica del poder.



jueves, 30 de octubre de 2014

GRAMS y GRAMWORDS: el buscador de drogas y armas en la Darknet y su servicio de publicidad


Estos textos fueron publicados en elbitcoin.org
Esperamos que os gusten.



Grams: cómo encontrar las drogas que buscas...

Hace poco conocíamos la existencia de 'Grams', un site que ha surgido hace muy poco y que presuntamente hace funciones de buscador en la red Tor. Aunque ha sido anunciado así en algún lado, la realidad es que el lugar -que copia la estética de Google- es un buscador selectivo dentro de los distintos mercados anónimos que se conocen en la Darknet o 'red oscura'.




Su mayor funcionalidad parece ser la de agrupar información comparable en los diversos mercados con la posibilidad de elegir la moneda en que se muestra -Euro, Dólar, Libra y Bitcoin- con una actualización relativamente rápida del estado de los valores en los mercados. Por otra parte pone a disposición de cualquiera que acceda a su web mucha -no toda- de la información disponible en 9 mercados anónimos que están funcionando con distintos grados de éxito a día de hoy.

Aunque el buscador nos ofrezca una serie de resultados, podremos ver sólo la información que nos muestre en primer término porque, como es previsible, antes de entrar a mirar en cualquiera de esos mercados anónimos tendremos que registrarnos en ellos: no basta con pinchar en en link, pero nos dice dónde se encuentra lo que buscamos.




Un detalle a resaltar es que el buscador, si se intentan realizar búsquedas con parámetros de pornografía infantil -child porn- bloquea la búsqueda, no da resultados y además indica que jamás los dará sobre ese material. Muy de agradecer no facilitar acceso a ese material jamás. La compra de drogas o de armas, no implica de forma inequívoca un daño a terceras personas mientras que el abuso sexual sobre seres humanos de cualquier edad -como las películas snuff, tan comunes ahora que México produce miles de muertos como forma de 'mensajería social' entre cárteles de drogas- necesitan de la atrocidad contra seres humanos para poder existir. 

Otra curiosidad es que en el site se puede ver banners publicitarios de diferentes vendedores como los de un mercado que presume de tener “la mejor cocaína y MDMA de la red” y los de una página en la red común para el “blanqueo de dinero” mediante ofuscado de cuentas con Bitcoin. Y es que uno no puede evitar que le venga a la cabeza el personaje de Renton en la película 'Trainspotting' cuando atónito por lo que rápido que todo muta, piensa: “El mundo está cambiando, la música está cambiando, las drogas están cambiando, hasta los tíos y tías están cambiando.







Servicio de publicidad para vendedores de drogas o armas... o GRAMWORDS.


Hay quien cree que el mercado de drogas es algo que no necesita de una correcta publicidad, sino que debe jugar -dado su status ilegal en el caso de ciertas drogas- en el anonimato y el boca a boca. Esa mentalidad sigue presente incluso entre los consumidores de drogas, que en los foros donde habitan dejan perlas como que “si la deep web [darknet] es algo de lo que se habla, ya no es deep web” o que “cuentos como Silk Road son demasiado bonitos para ser verdad”, y parece difícil de combatir. 

También se cuenta con la experiencia de que la publicidad, en muchos casos, no mejora sino que distorsiona el mercado según los intereses de quien la genera. Esa distorsión, legitima o no, se paga.

El buscador Grams de Tor, especializado en drogas y mercados ilegales de armas, está intentando avanzar dentro de lo que ha llamado “Stage 2” o Fase 2 con un interesante plan para vendedores que están presentes en esos mercados y la principal innovación es el sistema de anuncios Gramwords para vendedores, aunque no esté únicamente accesible a ellos.

Gramwords presenta un sistema en el que los vendedores, asociados a las cuentas que mantienen en los distintos mercados, pueden competir pagando por que su campaña publicitaria sea la más vista o casi, porque sólo las dos que paguen con mejor precio el ser mostradas aparecerán al hacer una búsqueda en dicho site. 



El sistema, de momento, sólo permite el uso de una palabra clave al realizar búsquedas y no permite a los anunciantes usar más de una por cada campaña: en caso de usar dos, el motor te devuelve las dos campañas más relevantes de todas las existentes, tengan o no que ver con los términos de tu búsqueda. Eso parece interesante ya que favorece que la información relativa a cada artículo quede agrupada de forma coherente, desincentivando el uso de términos locales o de slang, que son tan comunes en el mercado de drogas.


De forma previsora han contado con los existentes scammers, que intentan meter mano en el negocio sin aportar nada, y han preparado una pestaña para que cuando sean detectados se puedan marcar como impostores -fácil de comprobar mediante la validación de claves PGP- y sus pretensiones en el asunto queden al descubierto. En Grams pasas un periodo de 24 horas en lo que se acepta tu anuncio para comprobar que no contiene pornografía infantil o que no es un timo a primera vista. 



Asimismo contarán en breve con una pestaña para que los vendedores puedan contestar a las críticas -o alabanzas- que reciban en Grams, porque también de eso se trata.

Gramwords te permite hacer una planificación del coste de tu campaña y tú decides lo que te quieres gastar: tienen una calculadora para ver los costes, según la cantidad ofrecida y volumen posible. Eso, por supuesto, siempre con un saldo positivo en Bitcoin para que se te pueda cobrar, ya que si dejas de tener fondos para financiar tu campaña o bajas el nivel de pago de tu visibilidad, será otra la que ocupe tu lugar hasta que vuelvas a cargar de Bitcoin la “maquina publicitaria”.

El administrador del site además ofrece cierta protección frente a ataques contra la campaña mediante búsquedas anormales y, dado el bajo volumen de negocio que parece estar manejando por ahora, que hará un control manual, desactivando y activando la campaña cuando el ataque haya cesado.




¿Resulta una opción interesante usar el servicio? Pues supongo que si tienes un buen producto y buscas hacerte hueco en un mercado complicado, como es el de las drogas, puede resultar útil. Pero es posible que los comentarios de tus clientes en Reddit tengan mucho más valor.

Aún así, Grams está haciendo una labor interesante -para los perdidos en la darknet- en esta nueva área ya que todavía parece tener mucho más que desarrollar.


El tiempo dirá.
El resto descubridlo vosotros: grams7enufi7jmdl.onion