Esperamos que os guste.
---
¿Qué es el Bitcoin y cómo funciona?
Esta sección que ahora os presentamos va a tratar de todas esas grandes ideas y pequeñas cosas
que tienen en su esencia -en su génesis y sus posibilidades- la
semilla para cambiar el mundo tal y como lo hoy conocemos.
En
esta primera ocasión os vamos a presentar la que muchos piensan que
es la idea más
revolucionaria -hasta el momento- de la era de Internet: el Bitcoin.
Seguro que es un término que no te
resulta extraño del todo, ni al oído ni a la vista. Bit... del
mundo digital y coin... de moneda. Ah sí! La moneda digital que
sirve para comprar drogas!! Acabamos.....
No, empezamos de nuevo.
El Bitcoin... ¿sirve para comprar
drogas? Sí. Es posible que hayas escuchado eso sobre esta moneda, y
es cierto; sirve igual que cualquier otra. Igual que el dólar, el
euro, la extinta peseta o el dirham marroquí. Es una moneda y sirve
para todo lo que sirven las monedas: para comprar, para acumular
valor, para realizar transacciones instantáneas sin apenas coste y
sin intermediarios entre tú y el emisor... y también sirve para
adquirir drogas, o medicinas, armas u ositos de peluche, ordenadores
o chocolate belga, libros o metales preciosos, joyas o para hacer
microdonaciones a otros (o no tan micro, como quiera el usuario).
Quita
de tu cabeza la idea de que el Bitcoin
sólo sirve para comprar drogas, si la tenías, porque no es
correcta. El Bitcoin es
un moneda. Eso lo primero. Comparte características con las
distintas monedas del mundo, como son la fungibilidad
(sus unidades son plenamente
intercambiables), la fraccionabilidad de la moneda (que en el
Bitcoin llega hasta una cienmillonésima de unidad), su
condición de reserva de valor (aunque la volatilidad
asociada a su juventud la hace errática aún para este fin) e
incluso puede ser una gran inversión; de hecho si conocemos Bitcoin
seguro que también tiene que ver con que su precio pasó -en algo
más de dos años- de costar menos de 1 dólar por Bitcoin a
costar unos 1.200 dólares. La ganancia es impresionante. Pero
también lo es el riesgo: los que compraron a 1.200 dólares, ahora
tienen una pérdida de un 80% de su inversión. Eso es la
volatilidad: el precio cambiante.
¿Cómo es eso de que la moneda sube y
baja de valor? Pues vaya mierda de moneda, ¿no? No.
Todas las monedas suben y bajan de
valor. No de valor nominal -el número que ves en el billete- sino de
valor real. Cuando los precios suben y no tu salario, cuando el Banco
Central que crea el euro imprime más billetes sin que tengamos más
riqueza real, o cuando te dan menos moneda extranjera al cambiar en
tus vacaciones por el mismo dinero que el año anterior, es que el
valor ha cambiado (en esos casos a la baja y desfavorablemente para
sus poseedores, pero puede ocurrir al revés). No te asustes.
Es a
veces complejo distinguir entre valor real y nominal. Pensad que
no comprabais lo mismo hace 10 años con 5 euros que ahora. El valor
nominal se mantiene y mientras el
poder adquisitivo del dinero de esos 5 euros -el valor real- se ha hundido. Lo mismo, para bien o para mal, para subir o para
bajar, le ocurre al Bitcoin; pero no por las mismas razones.
El euro o el dólar, como las demás
monedas, fluctúan y sobre todo desde que se abandonó el patrón
oro. Su valor real es algo cambiante y susceptible de ser afectado
por las decisiones de unas cuantas personas. Esas fluctuaciones
dependen de quien emite el dinero en cada zona, y lo que hagan con
sus políticas sobre el mismo y sobre la creación de más moneda
(basada en deuda). Si toda la riqueza dentro de la “moneda euro”
se pudiera representar con 10 billetes de 1 millón de euros que los
tuvieran 10 personas... ¿qué pasaría si “el fabricante de
billetes” decide imprimir otros 10 billetes de 1 millón? ¿Ha
doblado la riqueza, no? No. No ha hecho nada mas que hundir el valor
de su moneda, en concreto depreciarlo
a la mitad, porque ahora hay el doble de billetes. Con el
mismo billete ya no tienes el mismo porcentaje de la riqueza que
había en la “moneda euro” sino la mitad porque hay el doble de
billetes.
Cuando un
banco central imprime más dinero, discrecionalmente,
está robando a todos los que ya tienen billetes. Ellos creían
que con esos billetes podrían comprar X cosas. Y no, no van a poder:
tendrán que comprar menos, en
función de cómo cambie el precio de la moneda por la decisión del
banco central de turno. Así te meten la mano en el bolsillo
sin que lo notes en la cabeza. Inflación, que lo llaman.
Con Bitcoin sufres de lo mismo que con
otras monedas en algunos aspectos, como su valor cambiante, pero no
es porque una autoridad central o un inexistente Banco Central del
Bitcoin
decida producir más o menos moneda: en Bitcoin no existe autoridad
central y su producción se fijó matemáticamente en el momento de
su creación.
Bitcoin fue expuesto como idea al mundo el 31 de
octubre del 2008, en un texto que su autor publicó en una lista
de correo sobre criptografía, explicando lo que sería la
nueva moneda. Su creador es Satoshi Nakamoto, un pseudónimo que
esconde a la gran mente -o mentes- que desarrolló tan titánica idea
y labor.
El primer Bitcoin fue minado el 3 de
enero de 2009. La cronología no es casual tratándose
de una moneda: el 3 de enero de 1975 fue cuando se abolió de forma
efectiva la prohibición -Gold Reserve Act de 1934- para los
ciudadanos de tener oro, y la obligación de vender aquel que
tuvieras a la reserva controlada por el gobierno -esa que se almacena
en Fort Knox- quisieras o no. Con el gran hermano no se juega: el
gran y libre gobierno USA volviendo a “permitir” a sus ciudadanos
que tuvieran oro en 1975.
¿Has dicho minado? ¿Minar? ¿Minería?
Pero no de oro, sino de una moneda digital como Bitcoin...
¿eso cómo va a ser posible si es digital? Minar es el
término que se usa para referirse a la actividad que realizan
aquellos que ponen a trabajar
equipos especializados en asegurar la moneda y sus
transacciones. Actualmente dicha actividad requiere de una inversión
y un material muy costoso, pero cuando se creó el primer Bitcoin lo
podía hacer cualquier ordenador: apenas había competencia ni
resultaba tan difícil matemáticamente.
Así que no te asustes si escuchas lo de “irse a la mina a
trabajar” en el universo Bitcoin: son ordenadores trabajando.
La moneda la crea un desconocido, y la
mantienen otros desconocidos. Pues serán ellos los que manden en la
moneda, que para algo es suya... ¿no? No. Satoshi Nakamoto -sea
quién sea- crea la moneda con su idea y su espíritu sabio le hace
compartirla y desarrollarla para todos. Especialmente para que nadie
jamás, excepto el consenso de sus usuarios, tenga su control. Ningún
gobierno puede hacer nada -a largo plazo- contra Bitcoin. Se podría
prohibir Internet en todo el planeta, y aún así no acabarían del
todo con esta moneda: resucitaría el mismo día que volviera a
funcionar mínimamente sin que se hubiera perdido un sólo céntimo.
¿Cómo es eso? La idea es
extremadamente simple y en ello reside su absoluta belleza.
Su creador diseña una moneda que es a
la vez un sistema de pagos inmediato y sin necesidad
de terceras partes de confianza. No necesitas confiar en quien
usa Bitcoin, te paga con él o lo gestiona con su minería, porque
sus acciones están “vigiladas” por cientos de miles de puntos en
red global de forma automática: todos comprueban lo que se hace en
la red y nadie puede “falsificar moneda” o “gastar el mismo
billete dos veces” porque todo -absolutamente todo- está anotado y
a la vista.
Todo queda reflejado en lo que se
denomina Blockchain -o cadena de bloques- que no es más que un libro
de cuentas público y visible para todo el mundo. Hasta la más
minúscula transferencia, así como la creación de nuevos Bitcoin
-de la forma que el protocolo definió- está registrada y a la vista
de todos. De gobiernos, de ciudadanos, de empresas, visible para
todos: libre acceso a la información 100%.
De Bitcoin se ha dicho que es anónimo,
pero no es del todo cierto. Es anónimo en tanto que las
cuentas y las transacciones no van asociadas a una identidad
nominal como las cuentas bancarias: puedes tener una dirección-cuenta
Bitcoin y jamás dar tu nombre. Nadie podrá saber que el dinero que
contiene es tuyo... mientras no te pillen tu cartera digital con las
claves porque, de ser así, sabrán todo lo que has hecho con ese
dinero y con el que haya pasado por tu cartera anteriormente.
Bitcoin
no miente ni oculta: en eso reside su fuerza y belleza. No es
manipulable por gobiernos. No es incautable por decisión judicial ni
de ningún otro tipo. No se puede producir más del que está
predeterminado en el protocolo; es imposible o no sería
Bitcoin sino otra cosa. No responde a los criterios de economistas o
de multinacionales; Bitcoin sólo responde ante sus usuarios.
Su valor, como el de cualquier bien en
un mercado libre, se fija por la oferta y la demanda de dicho bien.
Como se trata de un mercado global e instantáneo el que se produce
gracias a Internet, su valor es un reflejo constante del uso de la
moneda. Y dado que Bitcoin todavía es un niño de 6 años de edad,
aún no le conocen y le aprecian como deberían: los primeros que se
dieron cuenta del potencial, compraron para multiplicar miles de
veces su inversión. La primera compra hecha con Bitcoin en la
historia fue pizza. Pizza por valor de 10.000 Bitcoin.
Esa pizza hoy día costaría millones de dólares, si se pagase al
mismo precio en Bitcoin.
El Bitcoin es al dinero actual -dinero
“fiat”, emitido por una entidad o banco central- lo que es hoy un
ordenador frente a una calculadora de hace 50 años. Es lo que la
televisión en B/N al Internet que vivimos en el 2015 y nos anticipa
el futuro. Es el salto de la revolución industrial a la era espacial
en 1 sólo paso aplicado al dinero. Porque aunque la palabra sea
familiar, el dinero sigue siendo un gran desconocido que todos
tenemos en nuestros bolsillos, bien cerca y muy poco conocido.
Bitcoin es una semilla que cambiará el
mundo, tal y como lo conocemos. Y en este caso, el protagonista de la
historia no es otro más que tú y tus decisiones con respecto a
dicha moneda: ya no hay un estado para darte falsa tranquilidad con
tus billetes de colores.
Ahora somos conscientes de que
estamos solos frente a la terrible situación del perpetuo engaño
económico en el que hemos sobrevivido.
Solos pero con Bitcoin: la bala de
plata frente a la coacción económica del poder.
Me pone muy nerviosa la gente que escribe Estado en minúscula.
ResponderEliminarSigo sin ver... Entiendo e imagino, pero no veo. Me parece imposible que un medio de pago resulte ajeno al poder público estatal. Entiendo que sea un medio de pago basado en la confianza de sus dueños, con un registro real continuo, público y sucesivo... Pero... Esas donaciones de las que usted habla tributan! Y es imposible que desaparezcan los ingresos públicos (ni los gastos).
Eso de que sólo se pueden comprar drogas con bitcoin jamás lo pensé, no da esa imagen el bicho.
Muy interesante... Y si dejas volar la imaginación 'casi' acabas convencida.
A mí quien me pone nervioso es quien escribe "estado" o "dios" con mayúsculas...
ResponderEliminar;)