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jueves, 1 de febrero de 2018

Amarna Miller; "Porno, drogas y feminismo" (Making of)

Este texto fue publicado en la edición en papel de la revista Cannabis Magazine, y posteriormente colgado en su web. Llevaba tiempo interesado por la figura de Amarna Miller y había leído mucho sobre ella, pero una noche en la que lanzó una imagen en apoyo a Podemos, se me presentó la oportunidad y le solicité una entrevista. Ella accedió amablemente y luego todo vino rodado.

Personalmente la considero una mala entrevista. No por Amarna, quien fue un placer en su trato atento y delicado, sino por mí. En esos días tuve que enfrentar una serie de asuntos personales muy serios que no me dejaron estar tan atento al trabajo como me hubiera gustado, y eso se plasmó en la entrevista.

Sin embargo, eso no fue lo más curioso. Lo fue el hecho de que Amarna saliera "desnuda" en la portada de la revista en cuestión. A mí se me acusó de ir a por lo fácil y de hacer machista al medio, al director se le acusó de lo mismo prácticamente por "consentir" esa portada. La realidad es que ni él ni yo teníamos nada que ver con la portada, que fue algo entre el editor (dueño) del medio y la actriz entrevistada.

A mí que saliera Amarna desnuda o no, me daba igual (en realidad, prefería que no saliera desnuda pero entendía que dado quién era y su trabajo, no tendría nada de extraño que así fuera). Pero jamás se me ocurriría cuestionarla si en su libertad ella quería salir desnuda y si el medio quería publicarlo. Debo añadir que los ataques vinieron -todos sin excepción en mi caso- de la mano de mujeres que nos acusaban de machistas a todos, Amarna incluída.

Fue la primera vez que encontré ese adjetivo puesto sobre mi persona o sobre un trabajo mío, y era porque una mujer optaba libremente por mostrarse desnuda en la portada de un medio que la entrevistaba: aprendizaje en caliente que no tardó -desgraciadamente- en ampliarse.

Yo desde aquí quiero agradecer a Amarna su disposición -entonces y ahora- a la entrevista y lo fácil que hizo todo, a pesar de haber sido una mala época mía y por permitirme usar cualquier de las imágenes de ese trabajo a excepción de las que sale desnuda (las que menos falta hacen a mi juicio).

Especialmente quiero darle las gracias por "haber salido del armario cannábico" de mi mano, por decirlo de alguna forma, y haber dado un paso público que ayuda visiblemente a la normalización del uso de drogas.

Y también al director del medio, que apostó por la idea cuando se la presenté -y que luego la empresa siguió utilizando, ya que llevó a la actriz a la feria Spannabis a hablar sobre los mismos temas- y que la defendió dando la cara y con argumentos. Eso, que puede parecer lo lógico y lo correcto, es algo poco frecuente y que, en ocasiones, puede llevar una fuerte sanción (por dar la cara por un personaje con el que "es mejor no relacionarse por su mala fama").

Sin más, ahí va la entrevista y algunas de las fotos que Amarna hizo para dicha ocasión.




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Drogoteca entrevista a Amarna Miller.


Unos tiernos pies, proporcionados y de algodón, se embocan en dos firmes columnas –acabadas como nalgas de ensueño y como monte púbico, elevados a objeto de deseo público– que fluyen siendo el más apetecible apotema hasta la locura de su ombligo. 

Si ya totalmente aturdidos, somos capaces de salir de allí, encontramos una meseta lujuriosa que amenaza con los dos picos de sus pechos, insultantemente rebeldes e insumisos a la gravedad. Coronando alguna de las dos rosadas cimas, se gana el derecho a conocer el rostro del pecado sobre el que camina este recorrido. 

Un rostro, que oscila entre lo beatífico y lo diabólico, contiene las piedras preciosas de la belleza voluptuosa e inteligente de esta mujer. Labios por los que morir ardiendo y el lago azul –profundo e inquietante– de sus ojos en desafiante contraste con las olas del mar de su pelo rojo, revelan el nombre del secreto:

 Amarna Miller.
por Drogoteca



Esta orgullosa madrileña de 25 años de edad lleva trabajando en el cine porno desde los 19 años, habiendo conseguido –aparte de todo tipo de premios y reconocimientos– que su presencia en un trabajo fuera sinónimo de gusto y calidad. Cree en el porno ético y sólo trabaja con gente con quienes disfrute. Inquieta y activa, con ganas de saborear la vida, ama viajar por todo el mundo. 

También dirige –lo hacía ya antes de ser actriz– y graba aquellas escenas que nadie se atrevió a producir, como viento fresco en un porno que necesita airearse y, además, tiene el veneno de la escritura en sus venas. Provocadora y activista, en Cannabis Magazine quisimos conocerla mejor y aceptó, entregándonos respuestas claras y honestas, recogidas y seleccionadas para que disfrutéis de esta especial cosecha.


Drogoteca: Es un placer tenerte aquí, Amarna, para explorar las líneas que dibujan tu mundo, aunque al documentarme se me planteó la duda de cómo dirigirme a ti, si como Amarna o usando tu nombre real. ¿Sabe la gente cómo tratarte? ¿El hecho de que trabajes en el porno les modifica la forma en que se relacionan contigo?
Amarna Miller: Sí, me lo preguntan bastante a menudo. Escogí tener un nombre artístico para poder proteger la intimidad de las personas de mi entorno, que no han decidido ser personajes públicos. Mis parejas, mi familia y mis amigos se verían expuestos sin quererlo, si utilizase mi nombre real, así que por eso mismo me molesta sobremanera cuando se refieren a mí por mi nombre verdadero. Amarna y Marina son la misma persona y no establezco un límite entre el personaje y mi vida fuera de las cámaras, pero los medios y mis seguidores deben respetar ese huequito de intimidad que he decidido establecer.

Hay seguidores que crean, en su imaginación, una imagen de mí que no es realista y la siguen a pies juntillas, idolatrándome. Luego, cuando me ven en persona con ropa de calle y sin maquillaje, me dicen que no me parezco a la chica que han visto follando por Internet. ¡Claro! Cada cosa tiene su momento y su lugar: ni voy en pantalones de chándal a los rodajes, ni al supermercado en tacones.
En cuanto a la forma de tratarme, sí que he sentido cambios de comportamiento, en personas que acabo de conocer, cuando les hablo de mi profesión. La mayoría de las veces porque tienen en su cabeza una serie de estereotipos y clichés sobre la pornografía que nunca se han cuestionado. 

Que si tenemos enfermedades, que si somos ninfómanas, que cómo puedo tener pareja estando en el porno, que si estoy haciendo esto en contra de mi voluntad, y un largo etcétera. Suelo explicar mi situación real y desmontar las generalizaciones, pero ha llegado un punto en el que estoy bastante cansada de contestar a las mismas preguntas todo el rato.


D: Tengo la impresión de que eres una chica tímida, a pesar de que suene paradójico para una “diosa del porno” que viste un rostro reconocible por todos. ¿Acierto?
AM: Durante mi infancia tuve poca interacción con otros seres humanos y eso me hizo tener problemas a la hora de relacionarme. Mis padres me criaron en una burbujita proteccionista que me impidió relacionarme con otros niños de mi edad cuando era más pequeña. Así que, cuando finalmente me enfrenté al mundo real, me costó bastante poder hacer amigos o socializar con otros críos. Gracias a esto desarrollé una imaginación gigantesca y un mundo interior bastante loco.

Más que considerarme tímida, creo que tengo dificultad a la hora de entablar relaciones con otras personas. Eso sí, intento suplirlo forzándome a ser extremadamente extrovertida y parlanchina, y creo que en general ha funcionado bastante bien.

D: ¿Recuerdas el nombre del chico o chica a quien besaste por primera vez en tu vida y la edad que tenías?
AM: Sí, yo tenía 14 años y recuerdo su nombre.

D: ¿Y tu primer orgasmo?
AM: No demasiado. Como existe un tremendo vacío informativo en todo lo referente al placer femenino, nunca llegué a saber qué era exactamente un orgasmo (las contracciones y reacciones físicas de tu cuerpo cuando te corres) hasta bastante tiempo después. Simplemente sabía que aquello me daba placer y me gustaba. Fue sobre los 14 años, jugando conmigo misma.

D: ¿Qué opinas de la influencia de los cánones estéticos marcados en el cine sobre la mujer? ¿Influye el porno en los comportamientos y gustos sexuales? ¿El porno "educa" en la sexualidad?
AM: Cualquier tipo de delimitación me parece, en general, negativa. Y desde luego el modelo de belleza con el que nos presionan desde que somos pequeños es, cuando menos, inalcanzable. En mi opinión, la verdadera belleza está en los detalles, la variedad, las pequeñas cosas que hacen a alguien atractivo.

Me parece que la pornografía ha influido e influye en los comportamientos y gustos sexuales de una gran parte de la población y, lamentablemente, ejerce la labor de educador sexual. Digo "lamentablemente" porque el porno no debería suplir la falta de educación sexual que sufren nuestros niños y adolescentes, ni debería tomarse como ejemplo o modelo a seguir. Pero hasta que no se normalice el sexo en nuestra sociedad, como algo sano y natural, seguirá habiendo lagunas de conocimiento que la gente intentará llenar como pueda. No me parece que la pornografía deba ser usada con fines educativos, pero sí agradecería que se proyectasen vídeos de educación sexual en escuelas e institutos, con explicaciones posteriores para que la gente entienda qué es lo que acaba de ver.

D: No voy a perder la oportunidad de preguntarte algo que necesito que me explique una entendida. ¿Qué pasa con el“squirting” o eyaculación femenina? Lo encuentro en el cine porno actual pero también fuera de ese contexto, como en una charla pública con una mujer haciéndolo ante todos, mientras otra daba explicaciones. ¿Es la eyaculación femenina el nuevo “orgasmo sexualmente maduro” usado de reclamo para la mujer?
AM: Me repatea especialmente el tema de los "orgasmos maduros" y este tipo de clasificaciones freudianas sobre cómo tenemos que vivir nuestra sexualidad. Como si alguien pudiese jerarquizar nuestro placer. Siendo mujeres se nos enseña que el único orgasmo "real" es el vaginal, sin explicar que una parte muy pequeña de la población femenina puede llegar a él y que, en realidad, no es sino una extensión del orgasmo clitoriano. Desde luego, la eyaculación femenina aporta algo más que interesante... ¡Descubrir nuestra sexualidad!

Todavía existen muchos mitos y presiones sobre el placer femenino, así que personalmente me parece genial que las mujeres experimenten y exploren su cuerpo. En mi caso los squirtings no los vivo con la misma intensidad que un orgasmo clitoriano, pero son placenteros y dan otro matiz a mi vida sexual.

D: Dentro del enfoque con el que trabajas en el porno, en el que te niegas a realizar ciertas escenas por el enfoque “machista” que desprenden, me cuesta encajar que grabar escenas de violación no sea algo que –claramente– esté dentro de lo que rechazas. ¿No representa cierta disonancia cognitiva?
AM: ¿Y por qué una escena de violación ha de ser a ser machista? ¿No hay mujeres que fantasean con ser violadas? Yo misma he incluido fantasías de "consensual non consent" dentro de mi propio imaginario sexual. Tú hablas de la fantasía de la violación como un acto exclusivamente destinado al género masculino, pero las estadísticas dicen que es una de las fantasías más comunes entre mujeres. Si yo, de forma consensuada y fingida decido aparecer en cámara realizando una fantasía que me excita... ¿Dónde está el problema o la disonancia cognitiva? ¿Dónde está el machismo? No me parece que la simulación de una violación –de forma consensuada– sea machista ni esté perpetuando el machismo.

Una escena en la que se simule una violación no es una justificación ni una aprobación de la misma. ¿Justifica una película de tiroteos que se usen las armas? No. El usuario sabe distinguir donde acaba la fantasía y empieza la realidad. Y desde luego si no sabe discernirlo tiene un problema de base, que no puede ser solucionado por muchos vídeos softcore (porno suave) que le pongas.

D: Antes de las elecciones del 20D, sin aviso previo, tuiteaste una imagen tuya que llevaba el logo de los círculos de Podemos –tapando tu vulva– y donde animabas a votar por el cambio. ¿Por qué? ¿Fue algo meditado o espontáneo?
AM: No, para nada fue algo meditado. Después de hablar con unos amigos y ver que prácticamente nadie de mi círculo iba a ir a votar durante las elecciones generales, me di cuenta de que –a lo mejor– hacía falta una "llamada a la acción". La situación política de España da pena y la gente joven piensa que su voto no va a servir de nada así que... ¿para qué votar?
Me pareció que la imagen podía levantar algunas ampollas y dar que hablar lo suficiente como para que más personas se animasen a votar por el cambio. Lo que no me imaginaba es que Errejón me retuitearía, ni que Podemos me apoyase en mi propuesta. Lo mejor fue tener la opción de hablar de política, un tema que normalmente no se toca en las entrevistas que concedo.

Tristemente, para la mayoría de la población, mi discurso pierde valor por aparecer desnuda en Internet. Siempre he pensado que la política es una de esas puertas que cerré para siempre al elegir dedicarme a la pornografía pero, desde luego, es un tema que me interesa. Y volvería a hacerlo; sabiendo que a la gente del partido le gustó, no veo ningún motivo para echarme atrás.

D: He visto que te han calificado de “agitadora cultural”. ¿Qué pretendías cuando lo hiciste? ¿Crees que sirvió?
AM: ¡Agitadora cultural! ¡Me encanta! Desde luego me considero una agitadora profesional, me gusta alzar la voz y luchar por las cosas en las que creo. Se me da muy mal el conformismo. ¿Qué pretendía? Levantar polémica para que la gente hablase de las elecciones, de Podemos y de luchar por el cambio. ¿Sirvió? Yo diría que sí. El cuerpo se ha usado desde siempre para reivindicar luchas, pero parece que cuando se trata de un desnudo femenino existe una llamada a la polémica, mientras que si se trata de un hombre es un signo de poder y virilidad. El mejor ejemplo es Albert Rivera, desnudándose para aquel famoso cartel electoral en el que optaba a la presidencia de la Generalitat. Las encuestas calificaban la foto como "transparente y sencilla" y en ningún momento se le acusó de estar usando su cuerpo para conseguir votos, ¿verdad?

Parece que cada vez que muestro públicamente que tengo intereses más allá del sexo, se descalifica mi discurso utilizando la excusa de que soy actriz porno, o que busco polémica gratuita. Me siento cansada de demostrar constantemente que soy más que un cuerpo bonito follando en Internet.

D: ¿Por qué Podemos y no Ciudadanos o el PSOE, por citar dos partidos de derechas? ¿Por qué no a Izquierda Unida?
AM: Soy de Podemos. Por primera vez en 20 años de democracia tuvimos y tenemos la oportunidad de romper el bipartidismo, y deberíamos aprovecharla. Ciudadanos es la marca blanca del PP, así que no cuenta como romper el bipartidismo. Necesitamos un cambio grande, borrón y cuenta nueva. A estas alturas deberíamos haber aprendido que los partidos de siempre están podridos desde las raíces y si seguimos votándoles sólo perpetuaremos la corrupción. Sé que el cambio asusta y apostar por opciones creadas hace poco es un riesgo. Pero sinceramente, ¿qué otra posibilidad hay? No es que nuestra política dé pena, es que da miedo.
D: ¿Crees posible que acabemos en una gran coalición, maquillada por la “presunta frescura” de las nuevas caras y partidos, pero finalmente con PP y PSOE juntos a la cabeza de todo?
AM: Creo que es posible y me da miedo. Volvemos a lo mismo, casi como si no hubiésemos aprendido nada de los años anteriores de gobierno...

D: Dentro de esta faceta tuya de activista, fue una grata sorpresa encontrarte apoyando la iniciativa “Si no toca, no hay voto” que desde las redes exigía respuestas claras a los aspirantes a representarnos. ¡Así que eres fumeta!
AMNo me considero una consumidora habitual, pero viviendo en California es casi imposible no fumar de vez en cuandoEn la industria europea no conozco a mucha gente que consuma abiertamente pero aquí, una de las primeras cosas que me sorprendió es que todo el mundo lo hace.
Aquí es legal con fines terapéuticos y simplemente tienes que ir a un dispensario y pagar unos 100€ para que te den la tarjeta y comprar legalmente. Yo lo hago online en “LA speed weed”, eliges y te la traen a la puerta de casa. Estando legalizada terapéuticamente, el estigma es mucho menor y las chicas postean en redes sociales fotos fumando.

D: ¿Nunca antes lo habías hecho público de la forma que lo estás haciendo ahora?
AM: ¡Nunca antes me habían preguntado directamente! Estuve unos cuantos años sin tomar nada así que, durante las entrevistas que di por entonces, no hice ninguna referencia al consumo. Y desde aquel momento, siempre que el tema se ha tocado he sido muy clara. Titulé mi libro "Manual de psiconáutica", una alegoría bastante clara a los alucinógenos. ¡Aunque después de aparecer en la portada de Cannabis Magazine creo que ya no habrá duda!

D: ¿Cuándo y cómo fue tu primer encuentro con el cannabis?
AM: Creo recordar que fue a la salida del instituto, cuando tenía unos 16 años. Unos conocidos estaban fumando y le di un par de caladas, pero sinceramente no me gustó demasiado: me entró sueño y me quedé atontada. Tiempo después investigué al respecto y descubrí que había diferentes variedades. Entonces probé la sativa y aquello resultó una epifanía.
Siendo una persona extremadamente hiperactiva, fumando índica me siento frustrada y me agobio: mi cuerpo está relajado pero mi mente no sabe parar quieta. Con la sativa siento que mis ganas de hacer cosas creativas crecen hasta límites insospechadosTodavía hoy siento que mi información sobre cannabis es bastante limitada. Hay tantas variedades y tantas formas diferentes de consumirla que es como adentrarse en un universo paralelo. Últimamente estoy experimentando mucho con los comestibles y estoy encantada: me estoy convirtiendo en toda una cocinera.

D: ¿Qué formación tenías sobre drogas entonces?
AM: Poca información; los típicos anuncios que salen por la TV de "Di no a las drogas" y el boca a boca. Mi conocimiento estaba sesgado y tenía muchos miedos que carecían de fundamento.
Pienso que las drogas, consumidas de forma responsable y con conocimiento, pueden llevarte a situaciones increíblemente positivas y divertidas. El mayor riesgo es la falta de información y, tal y como está enfocado el sistema, hoy en día lo único que te dicen por todas partes desde que eres pequeño es "LAS DROGAS SON MALAS", escrito en mayúsculas y con luces de neón.
Pero no te explican cuáles son los efectos –negativos o positivos– de cada una, sus riesgos reales, las interacciones entre ellas, etc. Con ese desconocimiento se llega a situaciones incómodas o insanas, ¡porque no tienes ni idea de lo que estás haciendo! Incluso siendo espabilado, si intentas buscar información por Internet, las explicaciones que encuentras están incompletas y no resuelven tus dudas. Finalmente, acabas aprendiendo mediante ensayo y error, lo que es muy peligroso.

D: ¿Qué otras sustancias conoces y cuáles te interesan?
AM: Conozco varias, pero sólo me declaro fiel a los enteógenos. Es prácticamente lo único uso hoy en día, aunque no de forma regular. La primera vez que conocí la LSD se marcó un antes y un después en mi vida, y creo que mi personalidad está marcada por su uso. Definitivamente abrió mis puertas de la percepción, como diría Huxley. Conozco el San Pedro, la LSD, la DMT y las setas, y actualmente mi interés mira hacia la ayahuasca, el peyote y la Salvia divinorum.

Aunque entiendo su aspecto como drogas recreativas, existe un pequeño matiz que las lleva "más allá" que el resto. Pueden hacerte pasar un buen rato, pero también provocarte momentos de introspección profunda en donde reflexionas sobre cuestiones que, normalmente, no pasan por tu cabeza. Siento una especial predilección por alcanzar nuevos estados de conciencia, sea de la manera que sea (sustancias, meditación, BDSM, etc.) así que seguiré experimentando.

D: ¿Eres una simple consumidora o, como en lo referente a tu opción política (Podemos), esto es una forma de activismo? ¿Qué buscas al hacer público tu consumo?
AM: ¿Podría decirse que soy una activista pasiva? ¡Menuda contradicción! Con esta entrevista no intento crear polémica sino mostrar un poco más de mí misma. Me parece que al ser un personaje público, tengo los medios para dar alas a un discurso que normalmente no se escucha en las publicaciones mainstream. Por ejemplo hablando de feminismo, trabajo sexual o drogas, en este caso. Me gusta aprovechar la oportunidad que tengo en este momento de hablar con los medios para poder presentar una serie de temas que necesitan ser revisados dentro del imaginario popular. Hace falta un gran cambio social para se entienda que no existen "drogas buenas" y "drogas malas", sino que depende del uso que se haga de ellas.
Estoy a favor de la completa legalización. La prohibición no funciona, así que ofrecer fuentes de información fiables y educar sobre el consumo responsable, y proveer de drogas que han sido testadas antes, me parece la única solución viable. Intento ser completamente honesta respecto a mi vida y lo que hago, tanto dentro como fuera de las pantallas, y si alguien no quiere contratarme porque he dicho públicamente que soy de Podemos, o que estoy a favor de la legalización de las drogas... ¡allá ellos! 

Yo no tengo intención de traicionarme; ni a mí misma, ni a mis ideales y creencias.


martes, 9 de septiembre de 2014

Mescaline Day: el día de Alexander Shulgin


Este texto fue escrito pocos días antes de que se conociera el estado terminal de Alexander Shulgin, y como una semana antes de su muerte en junio del 2014. Fue publicado por la Revista Yerba. Sirva como mi más cariñoso homenaje a uno de los mayores benefactores de la humanidad, y a su mujer Ann.
Blessings and hugs.




Del “Bicycle Day” al “Mescaline Day”


En abril de 1959, un hombre de 34 años con una habilidad casi innata para la química está a punto de hacer algo que le cambiará la vida para siempre, a él y a millones de personas después, en algún lugar de la California hippie de los USA. 




Es un hombre alto y fuerte, como un oso, de ascendencia rusa pero nacido en el país y en compañía de un amigo está delante de una cantidad entre 350 y 400 miligramos de Sulfato de Mescalina que poco antes ha sintetizado él mismo o extraído de alguna de las fuentes vegetales que contienen el compuesto. Un polvo blanco inerte que parece indistinguible de otros miles de compuestos con el mismo aspecto pero que -en esta ocasión- sí es un compuesto conocido: es un psiquedélico que aparece de forma natural en el cactus conocido como peyote (término derivado de 'peyotl', de origen indio) y en otras variedades de cactus columnares conocidos como “San Pedro”. 






Y piensa ingerirlo en compañía de una persona que se ha ofrecido para cuidarle y guiarle en lo que dura la experiencia, a la que ese hombre nunca se ha enfrentado.


Es el “Mescaline Day” de Alexander Shulgin en referencia directa al “Bicycle Day” o “día de la bicicleta” de Albert Hofmann, el padre de la LSD, ocurrido 16 años atrás y que ya es parte de la historia: el día -también de abril- en que un ser humano -su creador- experimentó por primera vez los efectos de la LSD, parte de ellos mientras pedaleaba sobre su bicicleta asustado por los sobrecogedores efectos mientras intentaba llegar a su casa, en Basilea, en una Europa asolada por la segunda guerra mundial donde tener un coche era un lujo inasequible a la mayoría.




Ese día de la mescalina, Shulgin se encontró con su razón vital y las consecuencias llegaron a todos los rincones del planeta. Shulgin ingirió el polvo blanco, comprobó su sabor amargo -costumbre que mantuvo toda su vida para “experimentar la naturaleza de la sustancia incluyendo su sabor”- que borró después con un trago de zumo y se dispuso a pasar un día viviendo una nueva experiencia en esa Norteamérica que estaba a punto de saltar a los locos años 60. Aunque había leído casi todo lo que existía sobre dicho compuesto, la experiencia no podía ser transmitida con palabras por ser superior a lo que nuestro lenguaje es capaz de describir y Shulgin no iba a ser una excepción.

La experiencia fue compleja y no se conoce tan detalladamente como la experiencia que tuvo Hofmann, pero Shulgin revela los aspectos más impresionantes de la misma en su libro PIHKAL, en un capítulo dedicado únicamente a hablar de esa sustancia y ocasión, en el que cuenta: “Vi un mundo que se presentaba a sí mismo en distintas formas. Tuvo la maravilla del color, lo que fue para mí algo sin precedentes ya que nunca me había fijado especialmente en el color. Hasta entonces el arcoíris había contenido todos los tonos que veía. Y aquí, de repente, tenía cientos de matices en los colores que eran totalmente nuevos para mí, los cuales jamás -ni siquiera hoy día- he olvidado”. 




La mescalina desplegó la belleza estética de la que suelen hacer gala sus efectos y posteriormente la parte más espiritual, reflexiva o de conocimiento interior.

De dicha experiencia Shulgin cuenta que “el más revelador de todos los pensamientos que tuve fue que todo lo que había vivido y recordado había sido provocado en su mente por una fracción menor de un gramo de un sólido blanco y cristalino, pero que de ninguna forma se podía pensar que dichos recuerdos pudieran estar contenidos dentro del compuesto. Todo lo que vi y viví procedía de de las profundidades de mi mente y mi memoria”.

Ese día Alexander Shulgin encontró su camino de conocimiento mediante la iluminación que le produjo esa mescalina. Camino que hasta el día de hoy y a poco tiempo de cumplir ya 90 años, sigue siendo la espina dorsal de su vida.



La estirpe de los grandes químicos.

El siglo XX produjo una revolución tan radical que nuestro mundo se parece poco al de hace 100 años. De lo que se sabía sobre la materia, el átomo o el ADN a mediados de siglo a lo que nosotros hemos estudiado en la escuela hay un abismo de conocimiento. 

Algunas personas parecen dotadas de forma innata para forzar grandes avances en el campo donde llegan a poner sus ojos, como intuía Hofmann mientras paseaba por los bosques de su infancia o como apuntaba el pequeño Shulgin desde niño, que en su primer set de química contaba con bicarbonato sódico y vinagre junto con algunos productos más que daban colores a sus mezclas burbujeantes. 

Con 16 años Shulgin recibe formación en Química por la Universidad de Harvard, pero no llega por casualidad sino que hacía de la química su forma de expresarse, como si de un juego naturalmente aprendido se tratara.

Su carácter especial quedó patente cuando, algo molesto por el desprecio y la prepotencia que le mostraban los chicos que estaban allí como deportistas de éxito dentro del modelo educativo de los USA y sus ligas deportivas, preparó un compuesto de mercurio que dejó en forma de una masilla gomosa que explota cuando se seca y cubrió con la masilla varios marcos de ventanas en las instalaciones de estos privilegiados “estudiantes”



La masilla se secó y voló por los aires unas cuantas ventanas del campus, como era de esperar. Cuando al actual “abuelo Shulgin” le recuerdan esa anécdota no puede sino sonreír y decir que pagó todos los daños causados. Hoy día le hubieran metido en una prisión de alta seguridad y eso lo sabe muy bien. ¿Sorprendidos? 

La idea de Walter White creando un compuesto “a medida” -y basado en mercurio- no fue de los guionistas de 'Breaking Bad' sino de un chico cabreado de 16 años.




Shulgin es un químico ante todo, como Hofmann. Mentes analíticas y con pasión por el conocimiento que se encontraron en su camino con los psiquedélicos, uno por sorpresa (o serendipia) y el otro de forma advertida, pero que antes habían mostrado sus valores como químicos en otras áreas. 

Hofmann no sólo fue el primer gran químico de las drogas psiquedélicas sino el descubridor de la estructura de la quitina (el exoesqueleto de los crustáceos) y de muchos fármacos no psicoactivos y 

Shulgin, como no podía ser menos, pronto demostró la pericia en el campo industrial, creando para la Dow Chemical el 'Zectran', que fue el primer pesticida biodegradable cuya patente reportó enormes beneficios y le dio a Shulgin la licencia para trabajar “en lo que quisiera”, lo cual es el sueño de cualquier químico. 




Pronto la ola de consumo entre los hippies de los psiquedélicos se extendió en el mundo, y el miedo y la desinformación al respecto provocó una mala imagen asociada a ese tipo de sustancias. Tanto puede influir la mala imagen de una sustancia (con o sin razón) como siguen diciendo muchos investigadores en activo, que a Hofmann y a Shulgin (salvo mayúscula sorpresa) les privó de ser nominados y recibir un premio Nobel para el que sin duda ambos tuvieron sobradas razones para haber ganado, en varios campos de la ciencia, y ellos son la historia química de los psiquedélicos en el siglo XX. 



El estigma asociado a nuestro miedo a unas sustancias trasladado a los científicos que entraban en contacto con ellas había llegado para quedarse. Hasta entonces, otros químicos probaban sustancias y contaban sus propias experiencias en revistas científicas sin estigma alguno, pero eso iba a cambiar.



Cenas del viernes noche y la cofradía FDN.


La compañía Dow Chemical había empezado a acumular patentes de Shulgin, pero tras haberle otorgado el permiso para la libre investigación, todo lo que Shulgin había producido se centraba en torno a las drogas que empezaban a tener una terrible fama por aquel entonces. 

En vista de ello, Shulgin decidió independizarse como consultor independiente en materia de química y psicofarmacología -llegando incluso a declarar, décadas después, en un juicio en España sobre la MDMA en calidad de experto de la defensa- y se convirtió en un experto que daba clases en distintos lugares y universidades de la zona, hasta el punto de ser uno de los objetos más deseados por las autoridades de los USA que hicieron lo posible para tenerle a su lado, donde estuvo trabajando en la DEA como formador y químico. 

Tanto le deseaban que Shulgin tuvo durante décadas una de las licencias más difíciles de obtener de todo el planeta: un permiso del gobierno de los USA por los que estaba autorizado a sintetizar o extraer cualquier sustancia, prohibida o no, en su laboratorio.



Muchas de esas sustancias, nunca creadas antes como la 2C-B o la DOM son hoy en día drogas prohibidas y supuestamente sin posible uso en humanos según la ley, que durante años se dedicaron a probar un grupo de valientes psiconautas en lo que llamaban las Friday Night Dinners o FND, que eran veladas organizadas por personas culturalmente interesadas en estos compuestos y que los probaban, sometidos a una serie de reglas de comportamiento básico para evitar problemas, y que hoy día son seguidas por muchos experimentadores. 

Esa cofradía de amigos que tomaban drogas y compartían experiencias crearon la hoja de ruta a seguir con muchos de esos compuestos y facilitaron a su vez, interacciones especiales entre personajes especialmente relevantes en sus campos, de donde brotarían descubrimientos para todo planeta.



La historia y los padrinos de la MDMA.


A mediados de los 70 una estudiante con la que Shulgin tenía contacto le hizo algunas observaciones sobre el “homólogo N-metilado de la MDA”. La MDA era una droga ya conocida que tenía fama de ser una droga suave y de efectos agradables, dentro del grupo de las anfetaminas de anillo sustituido y que ya había sido prohibida y también testada como arma química por el ejército de USA que mató a un hombre, inyectándole medio gramo de MDA, en su programa secreto

La nueva droga era desconocida aunque había sido sintetizada unos años después que la MDMA, su versión N-metilada de la MDA o MDMA, y resultaba que no tenía especiales propiedades en cuanto a lo que le hacía a la esfera de la percepción del mundo exterior, ya que no provoca visiones ni parece cambiar lo que nos muestran nuestros sentidos, pero a cambio parecía tener efectos desconocidos sobre la empatía humana y había resultado útil a algunas personas para enfrentar algunos trastornos con éxito.



Tras experimentar con la MDMA y a pesar de las décadas de experimentación con otras muchas drogas, Shulgin cayó rendido ante la sustancia y sus posibilidades terapéuticas. El hecho de no provocar alucinaciones, de que el viaje y su efecto solían ser sentidos siempre como positivos y manejables, y que la duración del efecto era corta, la hacían el candidato más prometedor del momento para el uso en psicoterapia. Parecía un sueño hecho realidad, una sustancia legal con la que poder tratar a personas y que aportaba algo único en todo el espectro farmacológico: parecía eliminar el miedo en las personas, el miedo a la comunicación entre sujetos, y derribar las barreras que las personas construyen a su alrededor para lidiar con el mundo, dejándolas sentirse libres por primera vez, sin tener que implicar una experiencia de “salto al vacío” como eran otras opciones existentes hasta el momento. Como dijo de la MDMA Albert Hofmann: “es una experiencia muy profunda... pero sólo en la superficie” refiriéndose a la psique humana al compararla con la experiencia de la LSD.



Desde ese momento Shulgin dedicó sus esfuerzos a difundir y divulgar la MDMA entre los círculos de psicoterapeutas, donde coincidió con dos personas que marcaron aún más su vida: su actual pareja, Ann con quien se casó en 1979, y el terapeuta Leo Zeff que fue uno de los que han recibido, junto con la pareja de Ann y Alexander Shulgin, el apodo de “los padrinos de la MDMA”



Zeff bautizó a la sustancia como “Adam” en referencia al estado de inocencia primitiva que inducía en las personas, pero el sobrenombre de “Éxtasis” le ganó la batalla cuando saltó de los pequeños círculos a los grandes mercados comerciales, que acabaron por inducir su prohibición en el año 1985 a pesar de las críticas de amplios sectores de la comunidad científica, a quienes no hicieron el menor caso, en plena época dorada de la guerra contra las drogas.


Las virtudes terapéuticas de la MDMA.

En estas décadas de prohibición han sido muchos los estudios que muestran la MDMA como útil para la terapia con humanos. Uno de los más conocidos fue iniciado por José Carlos Bouso, psicólogo -en aquel momento- en la Universidad Autónoma de Madrid, con mujeres víctimas de agresión sexual. 



A pesar de los buenos resultados, el estudio fue interrumpido por razones únicamente políticas como se denuncio en su día. Otros países -desde Israel a Canadá- han estudiado la MDMA y los resultados científicos junto con el apoyo y divulgación de ONGs como MAPS parece que han abierto la puerta a una investigación menos reprimida sobre la sustancia, que parece ser el prototipo de una nueva familia farmacológica que sería la de los entactógenos o empatógenos a la que también pertenecen otras sustancias con propiedades modificadas -menor toxicidad- como pueden ser la MDAI o la MBDB que desarrolló David Nichols, el químico, colaborador y amigo de Shulgin, que ha creado también decenas de nuevos compuestos psicoactivos para la investigación.



Veremos próximamente como las restricciones a la experimentación con MDMA se van eliminando y cómo se incorpora al arsenal terapéutico de los profesionales, que podrán contar con una herramienta que hace ya mucho calificaron como “la penicilina del alma” y con la que muchos ya contamos cono una aliada que nos facilita ocasionalmente la inspección de los aspectos emocionales de nuestras vidas. Esas virtudes sobre la empatía hacen de la MDMA algo de lo que no podemos prescindir, por nuestro propio bienestar como especie, en el que en gran medida dependemos de la capacidad para comunicarnos funcionalmente, y no sólo a nivel formal sino también debemos aprender a hacerlo a nivel emocional, que es donde la MDMA muestra todo su potencial. 

De momento, la falta de criterios científicos en la perdida guerra contra algunas drogas ha hecho que despreciemos sustancias que ofrecían posibilidades totalmente nuevas al ser humano. Ese es un error que, por suerte, parece que cambiará según muta el viejo paradigma de guerra por el que nos relacionamos con las drogas, y la MDMA parece ser la mejor candidata tras el cannabis para poner a prueba las obsoletas leyes, siendo una sustancia que -usada correctamente- aumenta la empatía y la comprensión entre los seres humanos. 

No en vano la llaman “la droga del amor”.