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miércoles, 7 de mayo de 2014

El 'Breaking Bad' del Líder Norcoreano


Este texto fue publicado en la Revista Yerba en Abril del 2014. 
Esperamos que os guste. :)




El 'Breaking Bad' del Líder Norcoreano


En Korea del Norte, Walter White tiene los ojos rasgados, es de menor altura que su homónimo inglés y de otro género: Walter White es mujer allí. 


Qué cara de pocos amigos que tiene Walter White, eh?


Ella trabajaba en las minas de carbón que han ido cerrando progresivamente y acabó enrolada en una economía de subsistencia, en la que se vende de todo en todos los lados, pero siempre con cierta intimidad y sin exhibición pública por medio.


Para haber tanta moza junta.... a mí el asunto no me pone nada de nada.


La economía sumergida, de la que sobreviven millones de personas tanto en Korea del Norte como en España, ha hecho que el tráfico de bienes como los DVD, trajes de caballero, o Smartphones entre Korea del Norte y sus vecinos sea la base económica y de sustento de una gran masa de personas teóricamente desempleadas y el huésped del que chupan los parásitos del soborno institucionalizado que aquí llamamos corrupción.

Pero Walter White no vendía nada de eso. Él vendía meth con preferencia por el isómero dextrógiro, siempre, la genuina 'Crystal Meth'

Que se derrite el hielo 
si lo dejamos fuera de la nevera.... o no? 
Mucho meth ahí hay.


Metanfetamina o anfetamina N-metilada, rebautizada por los USA como “la droga más peligrosa del mundo” pero que antes vendían legalmente en las farmacias promocionándola como “la droga perfecta contra el sobrepeso y la depresión, contra el aburrimiento y la anhedonia”.

¡Nuestra protagonista... también! Ella sobrevivía trapicheando con cualquier bien vendible en la frontera con China hasta que conoció la metanfetamina -o yaba en el mundo asiático- en el año 2007 y desde entonces ha podido ganarse honradamente la vida. Como Walter White.

Con lo que saca vendiendo metanfetamina, tiene para comprar arroz, carbón para calentarse y subsistir de esa forma con dos hijos y una hermana enferma y discapacitada, y en eso no se parece a Walter White y a su hijo discapacitado. Ambos lo hacían para ayudar a subsistir a su familia, pero subsistir tiene un sentido distinto en USA que en Korea del Norte. ¿Vendiendo metanfetamina para poder comprar carbón y arroz? ¿Como un bien más? Pues sí.
Corea del Norte pasa hambre... el pueblo digo.


Eso parece no cuadrar con lo que hemos visto del mundo de la metanfetamina en Breaking Bad que, siendo una gran serie, no deja de ser una serie que mezcla cosas reales y ficticias (como el color azul de la meth supuestamente producida mediante fenil-2-propanona o P2P en la serie de televisión). 

Aunque sea P2P la d-metanfetamina no sale azul. 
Aunque en Silk Road la venden azul ya.
Cosas de las modas en las drogas.


No parece posible que haya un mercado de meth en una población en la que “los camellos y traficantes” lo hacen para poder comprar arroz y carbón. 
¿Dónde está la ganancia?

El gramo de metanfetamina de alta calidad, nuestra vendedora de Korea del Norte, lo compra a menos de 20 dólares y lo corta con algo de meth de peor calidad para estirar la bolsa y sacar algo más, vendiéndolo en porciones más pequeñas a pocos dólares. No parecen números como para tirar las campanas al vuelo y, si el gran mercado de esa meth es Korea del Norte, no parece que pudiera tener mucha prosperidad un mercado local sostenido debido a las condiciones económicas, a no ser que su consumo no fuera epidémico: y curiosamente no parece serlo aún.

¿Y qué pasa con la ley? ¿Es que acaso Korea del Norte tiene permitido producir drogas?
La ley del embudo es la que rige en dicho país. Por un lado conservan draconianas leyes y castigos que el 'Líder', una redonda figura de un imberbe niño endiosado, no duda en aplicar a su antojo incluso a su propia familia más cercana.

Este hijo de puta no está flaco aunque sea Norcoreano.


Hace unas semanas podíamos leer como había arrojado a su tío a 120 perros hambrientos para que lo descuartizaran. Pero esta información no es “rumorología” occidental: lo publicó así el servicio oficial de noticias de dicho estado. El delito no quedaba claro, porque si fuera por corrupción no podrían dejar ni un político vivo, pero se aludía a sus maneras corruptas y occidentalizadas, junto a alusiones al consumo de drogas y vicios como el juego (otro gusto muy asiático) por parte del difunto troceado por los canes hambrientos

La retorcida mente del 'Lider' no tuvo bastante con cargarse de dicha forma a su propio tío sino que, para más burla, nombró en el acto a su viuda 'Encargada de Asuntos Mortuorios y Funerales' a la que le tocó posar “sonriendo y con gafas de sol” al lado de su sobrino querido para la foto, tras haber visto como los 120 perros destrozaban a su pareja de toda la vida.



Aquí la tía del difunto troceado por 120 perros hambrientos
 que pasa a ser la encargada de asuntos funerarios.... 
Pero qué humor tiene este líder Norcoreano, eh? 


No parece que el sistema legal y los gobernantes en Korea del Norte sean menos peligrosos que los de aquí o los de USA en el tema de las drogas, pero sí hay que hacer notar que Pyonyang (la capital) hace décadas que rechazó tratados como los de drogas o los de no-proliferación de armamento nuclear, en parte para demostrar que ellos no van al ritmo que el resto y en parte para hacerse un nicho de negocio lucrativo en el que otros países no compiten oficialmente.

De cara a al mundo exterior, Korea del Norte no respeta los tratados sobre drogas, pero tampoco parece que quieran convertir su depauperado país en un 'crystal palace' para drogadictos.

Hace unos cuantos años, en los 90 cuando el 'Líder' era otro familiar de este zampabollos líder actual, los genios de la administración norcoreana decidieron encontrar una manera de hacerse un riñoncito con divisa fuerte (dólar, yuan, libra/marco/franco o euro actualmente) y pocas maneras tan lucrativas de conseguirlo como el tráfico de drogas y armas.

Las primeras opciones que contemplaron las mentes que se pusieron con dicho asunto, venían de su propia tradición cultural. En cuanto a armas, no tenían mucho que aportar mientras no avanzasen en el desarrollo nuclear en aquel momento, salvo hacer de suministro de armamento convencional a países en guerra en zonas inestables como el África negra o los estados con vinculación con grupos terroristas que usan ese material. En materia de drogas, las primeras opciones fueron el opio y la metanfetamina.


Sudando rico latex con bien de morfina.
Bendito opio. 


El opio en Korea del Norte es tratado como un bien que surge de una planta. Se permite su cultivo en pequeñas cantidades y la venta de opio en el país, ya que la escasez constante de medicamentos hacen más necesario que nunca que el pueblo tenga acceso a lo que muchos médicos durante siglos consideraron como el más importante de todos los fármacos. 

El manejo “normalizado” del opio allí es una necesidad común -como los medicamentos- que poco tiene que ver con el occidental concepto de drogarse. Pero no son tontos y saben de sobra qué sale del opio: morfina con la que hacer heroína, una de las eternas reínas del mercado negro internacional. Esa fue una vía. 

La otra la metanfetamina, que tiene un arraigo cultural distinto en los países asiáticos por su historia. La metanfetamina fue sintetizada por reducción de la efedrina, y lo fue antes que la anfetamina común. Según Escohotado, los kamikazes japoneses de la Segunda Guerra Mundial volaban hasta estrellarse contra los barcos aliados estando bañados de metanfetamina, muy al estilo de lo que hacen los conductores suicidas con los coches en nuestro país, pero con un objetivo militar.

Kamikaze todo puesto de metanfetamina 
dispuesto a volar un barco americano 
con su propio cuerpo 
embutido en un avión con explosivos: 
los inventores del 11-S no fueron talibán.


Que la anfetaminas se han usado en las tropas (aún se usan en el ejército de USA como las 'Go Pills' o dextro-anfetamina que le dan a los pilotos de cazas y aviones cuando deben salir en misión rápida) es conocido, pero en general el pueblo asiático ha seguido relacionándose con la 'yaba' en buena medida por la ausencia de otros estimulantes a los que acceder, ya que la cocaína encarece su precio de forma exponencial con respecto a la distancia del lugar de producción, y a lo barato de su producción sintética que no necesita de fuentes naturales. 

Asia tiene una relación con las anfetaminas que no existe en otros lugares del mundo, aunque su uso deriva en problemas propios de dicha droga, como el uso de alcohol en otros lugares genera sus propios problemas con consumidores descontrolados.

¿Y por qué no cannabis como materia de tráfico en drogas para obtener divisas internacionales?
El cannabis en Korea del Norte es legal. 


Totalmente legal eso del cannabis en Corea del Norte.


Sí: se compra, se vende, se cultiva en tu casita o en tu campito y lo mezclas con tabaco de liar. Porque al ser un simple planta, como el opio, no presenta mayores problemas, y además su trapicheo ayuda a subsistir a las localidades norcoreanas que están en las zonas fronterizas con otros países que tienen prohibida la producción de cannabis. 

Aparte de eso está el aspecto medicinal del cannabis que, en la escasez de bienes ya mencionada, se convierte en un remedio de uso común de primer orden contra diversos males. Un gobierno inteligente no crea un problema donde no lo hay, y parece que Korea del Norte demuestra cierta inteligencia práctica al no hacer cumplir las regulaciones sobre drogas de la ONU a sus habitantes, al menos en materia de opio y cannabis. 

Hay quien dice que se 
fuman los porros 
con papel de periódico.
¡¡Eso es peor que el ABC!!


Pero en dónde escondes un kilo de cannabis, escondes 2 o 3 de heroína o de metanfetamina que tienen un valor increíblemente superior, como se ha podido comprobar en los incidentes con valijas diplomáticas y diplomáticos norcoreanos implicados en tráfico de drogas. 

Eso hace al cannabis poco atractivo a los ojos de los gobernantes a la hora de conseguir dinero, ya que su extensión y uso en el país haría que regularlo o gravarlo recayera sobre un pueblo que tiene problemas para sobrevivir en medio del frío y la hambruna.

Para generar drogas como bien de mercado internacional se erigió la 'Oficina 39' (un departamento al uso dentro del dinosaurio administrativo secreto norcoreano) que se encargó de la producción de diversas sustancias para vender a los grandes narcotraficantes internacionales, y hay cerca de una veintena de casos en los que Korea del Norte parece estar claramente implicada en el tráfico de drogas a gran escala. Y no lo hacen mal en cuanto a química se refiere porque en un caso de hace unos meses, la droga que se había incautado era una metanfetamina del 99% de pureza y eso, no se consigue en una bañera sino en instalaciones consolidadas. 

Hay dudas de si son restos antiguos de producción (por la pureza de la misma) o de si Korea del Norte ha vuelto a entrar de lleno en la producción de drogas como moneda en el mercado. Cabe la posibilidad y parece que cada vez más indicios apuntan a que existe un renovado interés por la producción de bienes vendibles en el exterior, independientemente de las legislaciones fuera de dicho estado.

El Líder ya ha dicho 
que el no piensa pasar hambre,
 que tiene mucho que pensar y está creciendo.


No les fue mal en principio con el programa de producción: eran buenos, un personal exquisitamente formado pero no con demasiados medios a su alcance que lograron producir buenas cantidades de drogas para la venta internacional, pero la inestabilidad y los cambios sufridos en Korea del Norte en estos 20 años hicieron del programa oculto algo poco viable. 

Las grandes sumas de dinero sin control efectivo ayudan a corromper a cualquier sistema y como en otros países controlados por ejércitos, los generales se convertían en señores de la droga con relaciones internacionales, lo que es todo un caramelo -y a la vez un peligro viendo cómo las gasta el 'Líder'- para personajes con poder pero a la vez dentro de la jaula norcoreana.

Lo cierto es que desde el 2005 la propia Korea del Norte empezó a ver como se inundaba poco a poco de metanfetamina el país desde Hamhung que era el principal centro de producción farmacéutica del país y ese hecho se ha ido extendiendo por todo el estado saltando a Chongjin después y a Pyonyang finalmente, hasta hacer de la metanfetamina un bien de consumo común más allí, que se llega a ofrecer como cortesía a los invitados en ocasiones, y que no tiene un claro estigma asociado a su uso, que en dosis apropiadas se entiende como un café potente que resulta mentalmente estimulante y agradable. 

Y dicen que es más rápido hacer una raya de metanfetamina que un té o café o menos caro que este último: economía del tiempo y productividad que tiene este pueblo.

O eso dicen. Lo cierto es que la escasa información que tenemos sobre Korea del Norte ha de ser tomada siempre con muchas reservas, ya que es a día de hoy un país-cárcel bajo una tiranía de corte comunista con ribetes monárquicos en la que no existen medios que no sean los oficiales. 

No existe turismo libre aunque se ha permitido cierto turismo a ciertas agencias como ejemplo de apertura, pero siempre son viajes tutelados directamente por la policía del régimen que no permiten el contacto con los habitantes y nativos del lugar (más allá de los comités de bienvenida organizados por “miembros del partido y ciudadanos”) ni la toma de fotografías para no mostrar la hambruna del pueblo y la pobreza a la que está sometido.

La persona que reveló parte de esta información a medios occidentales había sobrevivido gracias al tráfico de metanfetamina (lo de tráfico suena bien en occidente, pero no resulta igual allí) para poder comer hasta el año 2009 en el que lo abandonó porque consiguió huir del país en busca de una vida mejor. De no haber sido así y de haberse sabido, posiblemente hubiera sido detenida y ejecutada, o desaparecida en algún campo de trabajos forzados (como ya había estado previamente) pero no por vender unos dólares de metanfetamina a su vecina, sino por hablar con un periodista extranjero.

Al más puro estilo mafioso, cualquier norcoreano sabe que lo peor que puede hacer es molestar al jefe, y menos aún darle a los enemigos del pueblo armas para que ataquen a la libertad norcoreana. La disidencia se paga con la muerte. 

Pocas dudas nos quedaron de eso cuando pudimos ver los funerales de estado organizados al padre del actual 'Líder' en el que las personas (con uniforme militar en la inmensa mayoría de los casos) hacían auténticos esfuerzos para llorar como plañíderas al paso del convoy que llevaba el fiambre del dictador que les había sometido en los últimos años mientras el delfín acompañaba al féretro. 

Seguramente les iba la vida en ello, en que se viera el dolor del pueblo ante la pérdida del amado líder: nada importa más que la buena propaganda para el país más detestado del mundo en los foros internacionales.

Como en España cuando murió Franco, 
pues eso mismo pero en coreano.


Así pues el opio y el cannabis en Korea del Norte son dos de los pocos productos que podrás adquirir que hayan sido producidos por el propio vendedor o sus vecinos. Y en esa oferta de remedios históricamente naturales se ha colado la sintética metanfetamina como detalle chic y que ayuda a soportar las jornadas que viven los norcoreanos.

¡¡Ya dormiremos cuando estemos muertos, qué coños!!
Otra versión del "Miedo quién habiendo hospitales??!!"


¿Prefieres un cafelito o un poco de metanfetamina para despertar bien por la mañana? 
Cuestión de gustos entre distintas drogas. Pero recuerda que en otros momentos y lugares de la historia, el castigo impuesto a los bebedores de café, era la pena de muerte.

Symp.


PS: Dedicada esta entrada a @Norcoreano, el líder que ha cambiado la política de drogas a golpe de misil.




sábado, 23 de febrero de 2008

El Khat: deliciosa tarde con "esa peligrosa droga africana"

Gracias a una amiga, pude probar el khat o kat, la planta de Khata edulis, que viajo de Etiopía a Yemen, y desde allí voló a UK, para volar de nuevo hasta España por Madrid y de ahí a Salamanca.

Y aquí va la historia y las pruebas del delito.





Un manojo o bunch de Khat, envuelto en su hoja de banano, recién llegado.






Tras abrir la cuerda de material vegetal que sujeta el bunch, esto es lo que aparece.








Al quitar la servilleta, aparecen las ramas de khat, empaquetadas en 3 paquetitos más pequeños.







Y a su vez, cada uno, en 3 ó 4 de menor tamaño.







Las ramas sueltas, con las hojas algo mustias tras llevar 30 horas de viajes.








Y así comenzó todo.
Las fotos son bastante explicativas de como viene el khat en su presentación más habitual fuera de África.A Londres y a otras partes occidentales, llega el khat menos cotizado, porque se paga mejor en otros países más cercanos y productores de petroleo y se llevan el de gran calidad.
Pero el que se puede degustar en algunos países africanos, es una delicada recolección de las mejores hojas frescas. De hecho, en el mercado mañanero de estos lugares, hay que "pegarse" para llevarse el mejor.
El Khat en los países de uso arraigado, es algo tan indispensable como sería el café en España. Todo un mecanismo de lubricación social y también de forma de distinguir la clase a la que se pertenece, por la calidad del Khat que se posee.

Pero esto era lo que había y con ello nos pusimos a las 19'30 de la tarde.
Sin ningún problema, la persona que lo trajo (y que llevaba mascando desde la noche anterior a ratos y sin dormir apenas) lo repartió y ahí empezamos.
A esa hora eramos los únicos en el bar, y Yoli, el camarero y yo, nos pusimos mano a mano con uno de los bunches de khat, dejando los otros sobre la barra.

Aunque la forma correcta de comerlo es al estilo de la hoja de coca, mascando y expulsando cuando ya no queda sabor ni alcaloide , las hojas de este khat, que habían salido hacías mas de 30 horas de Etiopía, para ir a Somalia, y de allí en avión a Londres y luego de nuevo en avión hasta aquí, no estaban de lo más vistoso.

Al principio, yo que no tengo actualmente ninguna tolerancia a los estimulantes, comencé con cuidado, cogiendo un par de hojas y brotes verdes del tallo. En cuanto lo metí en la boca, la sensación propia de los taninos me dejó la misma como si hubieran pasado un secante con algo de papel de lijar.
La idea era hacer una bola y mascar jugando con ella, pero con tan poca cantidad no era posible, y menos con las hojas así. De esa forma, acabábamos comiéndonos literalmente la planta. Poco a poco pero comiéndola.

En cuanto comenzó a venir gente, la reacción fue curiosa.
Todo el mundo parecía tener en la retina las imágenes de la escandalosa y estúpida noticia de que una peligrosa droga alucinógena, adictiva y que causaba los mil males, había sido capturada en el país, y todo el mundo parecía reconocerla rápidamente..."Oye!! Eso es la droga esa que han pillado por ahí hace unos días, no?"
Y la gente quiso verla, tocarla, y hacerse fotos con ella. También algunos incluso llamaron a amigos para que bajasen a verla. Era la atracción de la tarde, el khat de London y su portadora.

Como estaba en cachis de agua, y lista para el consumo, pues ofrecimos a la mayoría que querían probarlo, para que al menos tuvieran la experiencia de su sabor. La mayor parte de las hojas las estábamos comiendo nosotros, y de momento, apartando los tallos. Pero la gente empezó a coger los tallos y a comerlos también, y rápido vimos que también eran activos.
Un par de personas con gripe y congestión se aliviaron rápidamente, otros dijeron haberse despejado, y alguno que apenas tomó, se quejó de cierta ansiedad.

Según se iban consumiendo, íbamos sacando más bunches (manojos) y poniéndolos en agua.
Y cuando llevábamos unos 45 minutos mascando a poquito, todos teníamos claro que hacía efecto, y que desagradable no era. Yo me sentí incomodo en un par de momentos, por el calor y cierta ansiedad, pero después (y sin mezclar alcohol ni cannabis) la sensación se suavizaba y mejoraba mucho.

No teníamos una medida clara de cuanto comer. Las referencias que tenía a través de Sergio, que no es un fan de los estimulantes, es que él solía tomar un manojo con unos porros con un amigo en casa, para una noche. También se suponía que a los somalíes un manojo les duraba un día (a mi me parece poco, pero es por la mentalidad occidental de pretender que algo como el café, sea como esnifar anfetamina, aunque la molécula de la catinona en sí sea la bk-anfetamina o betaketona-anfetamina).Sergio había hecho pruebas, en las que con un manojo comido a lo largo de 3 horas, daba una estimulación agradable y sostenida, con poca carga cardiovascular, mucha capacidad de atención y de acción para tareas repetitivas, y con propiedades empatógenas en el trato social con otros.La siguiente prueba que había hecho, y la más fuerte, fue la de tomar un manojo entero en 10 minutos, y cuando le subieron los efectos de la catinona (que además era un manojo muy fresco), se encontró con una experiencia demasiado intensa, a medio camino entre el speed y la MDMA, y que en algunos momentos llegó a ser psicodélica, con alguna molestia y síntomas de sobreestimulación del SNC.

Yolanda, a pesar del viaje, se encontraba estupendamente con los efectos, despierta, y como cuando se consume anfetamina, la cerveza que en otra situación le hubiera servido para emborracharse, en esta ocasión la toleraba sin ningún tipo de ebriedad alcohólica aparente. Tampoco el continuo trasiego de porros de hachís conseguían "doblar" a la persona, con una resistencia incrementada por el Khat.

Y sin darnos mucha cuenta, llevábamos algo menos de 5 horas de buen rollo, sonrisas y fácil comunicación, y de los 3 manojos que habíamos gastado, los que más consumimos habríamos comido algo más de 2/3 partes de un manojo cada uno.

En ese momento, el efecto era plenamente perceptible, incluso para la gente que había estado comiéndose los tallos. Nada exagerado, pero agradable.
Y aunque no hay una razón aparente para ese efecto levemente empatógeno, con la catinona o con la catina (la molécula en que se convierte la catinona al pasar el tiempo, y que es la beta-hidroxi-anfetamina), hay que tener en cuenta que la química de esta planta aún no está totalmente dilucidada, y que contiene más de 40 alcaloides en diferentes proporciones, y entre los compuestos activos, también se hallan alfa y beta tujonas, responsables del efecto psicoactivo de la absenta (aparte del alcohol) que se extrae del ajenjo.

A esa hora, sobre las 12'15 de la noche, abandoné el lugar y caminé a mi casa. Agradecí el paseo, la percepción iba ligeramente alterada, pero sin el menor rastro de ansiedad. No tenía apetito aunque habían pasado más de 8 horas desde la última comida, pero si un claro antojo por dulces y azúcar.

Al llegar a casa, llegaba eufórico pero no maníaco. Con mucha energía y con ganas de hacer cosas, impregnado de un sentimiento de suave felicidad. Y aunque traía un manojo entero de Khat para probarlo yo con más calma, no me llamaba lo más mínimo seguir comiendo.
Aproveché para sacar unas fotos algo mejores al Khat, aunque por falta de cámara lo hice con la del teléfono móvil y sin una luz buena, y ya lo dejé preparado para tomarlo hoy al levantarme, en sustitución del café.

Sin embargo al cabo de media hora, esa energía se había disipado y sólo quedaba un estado de vigilia un tanto apático. No pensé que tuviera problemas para dormir, pero así fue.La catinona tiene una vida media de unas 4 horas, alcanzando su pico más alto en el plasma sanguíneo al mascar Khat a las 2 horas. Es más liposoluble que la catinina y eso la hace penetrar con más facilidad la barrera hematoencefálica, y provocar sus efectos mediante la liberación de dopamina y otras catecolaminas.
Pero sus principales metabolitos, pseudoefedrina y norefedrina, alcanzan el pico plasmático cerca de las 4 horas, y su vida media de eliminación "in vivo" es bastante superior a las 10 horas.
Posiblemente de ahí la estimulación restante que me mantuvo despierto a pesar de tomar benzodiacepinas para ayudarme a dormir.

Esta mañana cuando me levanté, había dormido menos de 3 horas.
Y tenía listo mi "bunch" de khat, que había dejado reposar en agua fresca toda la noche.
Seguía conservando buena parte de su potencia, si bien el toque eufórico era menor.
Bastó tomar 5 ramitas con sus brotes y hojas, para perder todo rastro del sueño y del cansancio acumulado. El agua fresca había rehidratado las hojas, y en esta ocasión si fue sencillo hacer una bola con algunas hojas y mascarla durante largo tiempo.Pasaron por mi casa algunos amigos. Un médico que probó algunas de las ramas, mientras charlábamos y comprobó el efecto estimulante de la misma. Y ya en la tarde, había guardado 1/3 parte del bunch para otro amigo, que a pesar de quejarse del sabor, y afirmar que prefería meterse unas rayas, también expresó sin dudas la actividad de la planta.

En resumen, una planta agradable y apropiada para contextos sociales, sin ningún tipo de bajón desagradable y bastante manejable. Parece comprensible que en UK siendo legal, no haya el menor interés por ella por parte de los jóvenes de otras culturas, y más cuando el precio, aunque es bajo -sólo 2'5 libras por manojo al comprarlos al por menor- no podría competir con un mercado en el que una pastilla de MDMA se puede comprar por 1'5 o 2 libras.

Si alcanza esos precios tan exagerados en los USA y Canadá, en los que se pagan 50 dolares o más por un manojo, menos fresco aún que el que se puede obtener en UK, es por la relevancia que tiene la planta para la comunidad de ciertos países africanos, los cuales no conciben ciertos actos sociales y festivos sin que en ellos haya Khat.Pero como estimulante en sí no parece que vaya a sustituir a ninguna de las drogas habituales del mercado negro, ya que para conseguir efectos equiparables, hay que mascar una buena cantidad, y además, esperar cierto tiempo.
Su lugar y su uso parece bien definido dentro de la comunidad africana, y en esos usos, relajados y sociales, es donde parece que el khat cobra su mejor sentido.

Un último detalle para comprender la importancia de este vegetal en la cultura de muchos africanos: es tan importante su comercio, que el cultivo de banano se ha convertido en uno de los más rentables de algunas zonas africanas, ya que ahora su hoja, usada para el transporte del Khat, es más valiosa que el fruto en sí mismo.

Curioso esto de las consecuencias en la economía de las drogas.

miércoles, 11 de abril de 2007

Valium y otras benzos: muletas sociales

Seguro que ninguno de los lectores que por aquí pasan habrá oído hablar jamás de un tal Leo Sternbach. No es un nombre conocido, no está asociado a nada e incluso se podría pensar que suena a nombre de músico.
Pero seguro que todos han oído hablar de una de las mayores contribuciones que la sociedad le debe a este químico: el Valium.
Esa otra palabra ya pertenece a nuestra iconografía cultural y escucharla a todos nos evoca algo, posiblemente diferente y parecido al mismo tiempo, según sea la relación que hemos tenido con esa sustancia. Tal vez la hayamos tomado por orden del médico, o simplemente conozcamos de su existencia a través de la literatura, el cine, la música o el hablar popular.

Leo Sternbach, su creador y creador de otras muchas benzodiacepinas (su familia química) así como de otros cientos de compuestos -su historia cuenta con 241 patentes químicas- era un químico de los de la vieja escuela. Nacido en Opatija, que hoy pertenece a Croacia, pero pertenecía al imperio Austro-Húngaro en el momento de su nacimiento en 1908. Era hijo de un judío polaco que regentaba una farmacia en esa localidad, y fue a estudiar farmacia a Cracovia donde tenía parientes. Con 21 años ya tenía una licenciatura en farmacia, y dos años después obtenía el doctorado en la especialidad de química orgánica, la cual era su pasión.
Tras pasar unos años como ayudante de investigación en la universidad, se mudó a la ciudad de Basilea -en Suiza y en la misma ciudad que trabajaba Albert Hofmann, padre de la LSD- para seguir en la universidad pero poco después fue contratado por una de las empresas farmacéuticas de aquel lugar, la Hoffmann-La Roche como químico e investigador superior.
En 1941, con 33 años, fue trasladado a los USA en una operación de su empresa para poner a salvo a todos sus investigadores de origen judío ante el peligro frente a una Alemania dirigida por Hitler en plena guerra.

Su empresa jamás pudo imaginar que esa sería la mejor inversión de toda su historia.

Sternbach continuó con sus investigaciones en Upper Montclair, New Jersey, donde vivió con su esposa Herta hasta un par de años antes de su muerte en el 2005.
Una muerte que paso desapercibida, pero que se llevaba al hombre que había hecho uno de los mayores aportes a la psicofarmacología de la historia. Y es una historia que también tiene sus entresijos casuales.

La dirección de la empresa, ordenó a Sternbach abandonar el estudio y desarrollo químico de las benzodiacepinas por considerarlo falto de interés. Pero Leo, como buen químico que se había apasionado con una familia de compuestos, siguió con las investigaciones por su cuenta, hasta dar con la primera benzodiacepina que se comercializó en un tiempo record: el clordiacepoxido, o Librium.
Había abierto todo un campo para la medicina.
Hasta el momento los únicos tranquilizantes de los que se disponía eran o bien opiáceos o lo que en aquel momento estaba en su punto álgido de uso: los barbitúricos.
A diferencia de estos, el descubrimiento de Leo, tenía unos margenes de seguridad en su uso increíblemente mayores, y además no provocaba los groseros efectos de desinhibición y conductas temerarias que producían los barbitúricos en cuanto la dosis se excedía ligeramente.
Y tras el clordiacepoxido vino el diacepam, el Valium que convirtió a su empresa en un gigante farmacéutico.

Justo aquello que le ordenaron dejar de investigar, hizo que los laboratorios Roche tuvieran en su poder el medicamento más vendido durante 13 años en los USA, y que aún a día de hoy significa el 28% de la ganancias de esta multinacional de la farmacia. Todo por el placer de investigar de una persona que dedicó su tiempo libre a ello.

Las benzodiacepinas, entre las que se encuentran el diacepam o Valium, el Tranxilium o clorazepato, el Orfidal o lorazepam, y otros 20 ó 30 compuestos, pertenecen al grupo de los tranquilizantes menores. Actúan sobre unas receptores cerebrales llamados receptores GABA, que son los encargados de modular el nivel de alerta y ansiedad de una persona. También los barbitúricos lo hacen, pero a diferencia de las benzodiacepinas que actúan preferentemente en las zonas subcorticales del cerebro, los barbitúricos actúan sobre los receptores en la zona del tallo cerebral, que controla funciones mucho más primarias y por eso su peligrosidad es mucho mayor.

Los médicos las recetan hoy día con total soltura, en parte por el margen de seguridad que ofrecen ya que es muy difícil poder suicidarse usando benzodiacepinas, y en parte por la demanda que tienen frente al estrés por parte de los pacientes.

Junto con el café, el alcohol -que también actúa sobre los receptores GABA- y el tabaco, son una de las muletas de nuestra sociedad. Escohotado las ha llamado drogas-bastón, ya que nos sirven para completar nuestra rutina diaria de forma más cómoda.
Son la pastilla para dormir al insomne, la píldora que tranquiliza al nervioso, la que relaja los músculos de alguien que la tensión acumulada le provoca trastornos, la que hace desaparecer una dermatitis nerviosa o una calva en el pelo provocada por cualquier forma de ansiedad.
Y realmente nuestra sociedad sabe bastante de ansiedad.

Lo que antes se trataba con alcohol de forma casera -tomándose un par de copas- o con barbitúricos, ahora se trata con Valium o sus parientes.
Los barbitúricos nacieron en una sociedad que pretendía demonizar a los opiáceos, y que los pusieron en circulación argumentando que al contrario que estos, no producían adicción.
No sólo la producían, sino que esta era peor y mas difícil de tratar. De hecho, los dos descubridores de los barbitúricos murieron por sobredosis tras años de consumo.

Con las benzodiacepinas pasó algo similar. Se lanzó la idea de que no eran adictivas.
El propio Leo Sternbach comentó una vez que le parecía ridícula la idea de que se hablase de adictividad en las benzodiacepinas, ya que para que algo fuera adictivo tendría que tener un efecto placentero.
Seguramente Leo nunca sufrió de ansiedad, e hizo ese comentario en una época en que la idea de adicción se basaba en la falta de fuerza de voluntad de la persona y de propensión al vicio y al placer.
Pero hoy en día sabemos que hay una sorprendente similitud entre el comportamiento de una madre que al llegar la noche busca mitigar su ansiedad y poder dormir con una de esas pastillas, y el comportamiento de un heroinómano intentando paliar dolor, ansiedad o sufrimiento. Ambos buscan un alivio para un trastorno.

Se ha considerado a las benzos como pastillas que no tienen potencial lúdico, y realmente no son drogas que aporten un placer activo. Aunque a personas que sufren de ansiedad generalizada y no lo saben, o que nunca han podido sentirse en paz y no saben porqué, esos fármacos les proporcionen el placer de una paz que de otra forma no pueden alcanzar.
Yo he visto a algunas personas expresar tras su primera toma de una benzodiacepina, concretamente Tranxilium, que se sentían felices y en paz por primera vez en sus vidas, con una expresión de felicidad en el rostro que les resultaría difícil de creer a muchos farmacólogos.

Años después de que Leo dijera que era ridículo hablar de efectos placenteros y adicción en las benzodiacepinas, él mismo comentó que el Valium era un medicamento con unos efectos secundarios muy agradables y un somnífero bastante bueno, y que por esa razón se tendía a abusar de él... y que por ello su mujer no le dejaba tomarlo!!

Hoy día sabemos que sí son drogas adictivas, pero que usadas correctamente en manos de un buen profesional, presentan pocos riesgos y un manejo sencillo.
No hay casi un mercado negro de benzodiacepinas, y el que hay suele ir dirigido a los consumidores de heroína cuando no tienen otra cosa para consumir, ya que algunas de las benzos más fuertes, como el flunitracepam o Rohipnol, pueden lograr darles algo de alivio frente a un momento de abstinencia o pueden ser usadas para potenciar lo que como heroína les venden en el mercado negro.

No tiene sentido buscar diversión en las benzos, ni mezclándolas con alcohol (que además supone un riesgo importante) ya que sólo puede ocurrir que la persona acabe dormida, o que por el contrario entre en un estado de desinhibición temeraria acompañada de amnesia, y es por lo que hace tiempo algunos delincuentes las usaban para robar, ya que no sentían miedo ni tenían una conciencia clara de la gravedad de sus actos.

También se han usado por las mismas razones para facilitar violaciones, en las que un individuo droga a una víctima para que caiga en un estado de sopor y amnesia, y le permita forzarla sin que la víctima a veces ni recuerde que ha ocurrido.

Por último cabe mencionar un nuevo uso que han encontrado estas sustancias en el uso legítimo de algunas personas. Cada vez más jóvenes (o no tan jóvenes) que pasan el fin de semana tomando estimulantes de todo tipo, como cafeína, anfetamina, MDMA o cocaína, toman después benzodiacepinas para poder "bajarse el pedo" y la sobre-estimulación de su sistema nervioso a la hora de ir a dormir. Antes era una práctica frecuente en los consumidores de cocaína por vía intravenosa, fumada en base libre o como crack, pero ahora y por esa misma razón de frenar la ansiedad y calmar al cuerpo su uso está más extendido.

En cualquier caso, me resulta imposible imaginar hoy día una sociedad sin esos fármacos.
Si ahora las personas que mitigan la ansiedad mediante ellos se vieran privados de los mismos, aparte del síndrome abstinencial que tendrían, se tirarían a conseguir el mismo efecto por otras vías. El ama de casa o el padre de familia mediante el alcohol, y los consumidores de drogas ilegales, mediante el alcohol y los opiáceos, especialmente el más accesible de todos que sigue siendo la heroína.

Así que mientras sigamos viviendo una sociedad ansiógena para muchos, bienvenido sea el Valium para aquellos que buscan la paz.


P.S: Dedico esta entrada a mi amiga Rocio, porque me la pidió ella y por el estupendo libro que me ha regalado: "Colocados. Una historia cultural de la intoxicación." de Stuart Walton.