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jueves, 8 de noviembre de 2018

Breve historia del Bitcoin: el nacimiento de la criptomoneda.

A lo largo de esta semana, hasta el día 15 de noviembre de 2018 en que existe una tentativa de causar un split en la cadena de Bitcoin Cash, aprovechando uno de los hard-forks programados en su roadmap, publicamos este texto que cuenta la historia más relevante del Bitcoin desde su nacimiento hasta este momento.

Esperamos que os sea útil, porque quien olvida su historia está condenado a repetirla...

Drogoteca.


El nacimiento de la primera criptomoneda.


Estando ya a mediados del 2018 resulta complicado encontrar una persona que use habitualmente Internet, y que no haya oído hablar -como poco- de Bitcoin. Nacía la primera criptomoneda -espiritualmente- hace ya una década, con la publicación (por parte de su misterioso autor) del “White Paper”, el documento en el que se define qué es y cómo funciona el protocolo Bitcoin, en el año 2008.

En no más de 8 páginas, de una simpleza asombrosa y una consistencia que se ha revelado como casi monolítica, Satoshi Nakamoto firmaba el diseño de lo que era Bitcoin y su “Blockchain” o cadena de bloques.



Es un documento que -personalmente- recomiendo leer (a cada cuál hasta donde sus recursos intelectuales le den para entender) porque contiene muchas de las respuestas implícitas que, con el complejo transcurso de su historia hasta hoy día, es necesario conocer y comprender para poder aventurar con cierto grado de acierto, el suelo que se está pisando en este complejo asunto.

La red Bitcoin, formada por nodos y mineros que se unen a ella de forma libre, comenzó a funcionar en el año 2009. En concreto el día 3 de Enero de 2009, y su creador tuvo a bien dejar una “misteriosa” inscripción asociada a ese bloque génesis: “The Times 03/Jan/2009 Chancellor on brink of second bailout for banks.”

Fuera quien fuera ese Satoshi Nakamoto, además de haber tenido una de las ideas más revolucionarias del siglo, estaba muy atento a lo que las autoridades políticas estaban haciendo vía rescates bancarios: entregándoles el dinero de todos o, dicho finamente, socializando las pérdidas en que habían incurrido por su forma de intentar hacer negocios.

¿Fue Bitcoin la primera moneda digital? No. No lo fue. Antes que ella estuvieron otras, pero no eran monedas en sí mismas, sino que eran la representación digital de un bien que una “entidad central” emitía, respaldado por algo (o no). Ese fue el caso de la tristemente conocida “Liberty Reserve” que en el año 2013 fue clausurada por los USA, precisamente porque tenía una “cabeza central” a la que dirigirse, y eso hicieron dándole una condena final de 20 años de cárcel a su creador, detenido en el aeropuerto de Barajas en Madrid.

Lo que sí es Bitcoin es la primera criptomoneda que prescinde de la “tercera parte de confianza”, resolviendo un problema que -hasta su nacimiento- no había tenido solución práctica, ni parecía despertarle interés alguno a las autoridades monetarias, muy cómodas con su actual sistema de reserva fraccionaria basada en deuda de dinero tipo Fiat (bendecido por el estado).

La importancia de la “descentralización” en el esquema de Bitcoin es primordial desde sus entrañas, ya que la forma de hacer desaparecer a la “tercera parte de confianza” (bien sea un banco u otra entidad) de la ecuación clásica de la transferencia de fondos, era hacer que dicha transferencia de fondos fuera conocida por todos los miembros implicados en la red. En lugar de tener a un banco o a una compañía de envío de dinero manejando tus fondos, la transferencia es pública y verificada por todos los actores mediante un juego de firmas basado en criptografía, y esos actores ya no son bancos o estados, sino usuarios que se incorporan -de forma voluntaria- a la red Bitcoin.

El conjunto de las transacciones ocurridas durante un cierto tiempo (aproximadamente 10 minutos de media), todas ellas previamente validadas con respecto al saldo existente en cada cuenta para evitar la posibilidad de un doble gasto, pasan a “empaquetarse” en un bloque de información que es añadido a la cadena. Ese bloque, que no es en esencia distinto a una serie de apuntes contables en un libro de cuentas público y visible para todos, es escrito por un minero (que ha ganado ese derecho mediante competición matemática abierta -no arbitrada por ninguna autoridad central- con otros mineros) como la última anotación del libro y así es retransmitido a todos los usuarios de la red, iniciándose de nuevo el proceso para la creación de un nuevo bloque con las siguientes transacciones.

La suma de esas anotaciones y otros datos asociados empaquetados en forma de bloque, vinculados entre sí por operaciones matemáticas que certifican la integridad y corrección de dichas anotaciones, es lo que se conoce como Blockchain o “Cadena de Bloques”. El minero que resuelve el “acertijo matemático” y adquiere el derecho de escribir el bloque, se lleva a su vez la recompensa que haya establecida en ese momento (es menguante desde su creación) en Bitcoin, más la suma de las tarifas cobradas a los usuarios por las transacciones.

Eso, descrito con extrema simpleza, es el protocolo Bitcoin. Integra varios avances que se habían ido logrando en el campo de la criptografía y la programación, orientadas a la creación de un dinero digital que lo fuera realmente, y no una mera representación del mismo con sistemas digitales.

¿Por qué ahora existen -aparentemente- varios tipos de Bitcoin?

En el año 2009, cuando se empezó a minar Bitcoin, aunque era y es algo abierto a lo que podía acceder cualquiera, lo especializado del asunto y los contextos alejados de lo “mainstream” en los que todo esto se movía (entre criptógrafos, matemáticos y programadores informáticos de ciertas listas de Internet), permitieron un desarrollo gradual del asunto. Para que la red Bitcoin fuera una realidad, debía desarrollarse desde la idea original y pasar todo un chequeo a fondo, basado en el entorno real, que depurase errores y fuera solventando los problemas que pudieran ir apareciendo.

Así se hizo. Se mejoraron unas cosas, se arreglaron otras y se comenzaron a pensar otras, aunque todo eso ocurría en un grupo abierto pero reducido de personas implicadas en el desarrollo de ese proyecto, que seguía liderado por Satoshi Nakamoto hasta mediados del año 2010. A mediados de ese año, Satoshi entrega el control del proyecto a un desarrollador llamado Gavin Andresen. E igual que surgió de la nada dos años antes, desaparece oficialmente, con lo que se calcula que son 1 millón de Bitcoin minados en las etapas iniciales del proyecto y que se encuentran -aún- en direcciones conocidas como pertenecientes a Satoshi en su despedida. Volvió a romper su silencio, en 2014, cuando los periodistas creyeron que un hombre llamado Dorian Nakamoto era el creador de la moneda, y la prensa empezó a acosarle. Publicó un mensaje que simplemente decía: “No soy Dorian Nakamoto” y volvió a su silencio.

Cerrada esa primera etapa en la que el propio creador estaba implicado en el desarrollo del protocolo Bitcoin, la cosa quedó en manos de un equipo liderado por Gavin Andresen, en un equipo que era el que desarrollaba el cliente de Bitcoin más conocido por entonces: “Bitcoin Core”. Era un cliente pesado, que te obligaba a descargar toda la cadena de bloques previa y era una descarga que podía tardar días (dependiendo de tu conexión y ordenador), pero era el cliente de Bitcoin “más oficial” en el anarquista entorno natural del Bitcoin; era la marca más conocida.

Este grupo de trabajo, el de “Bitcoin Core”, en el año 2014 -coincidiendo con la salida de Gavin del proyecto- empieza a ser “penetrado” por el capital tradicional. Una organización llamada “Blockstream”, cuyo único trabajo ha sido patentar todo lo patentable en relación con las cadenas de bloques como estructura y financiada especialmente por el grupo AXA, toma progresivamente el control del grupo y de sus recursos, contratando (sobornando) a quien se pone por medio y puede resultarles de interés.

En el año 2015, los foros de Reddit donde se hablaba sobre Bitcoin (los que habían sido “los oficiales y oficiosos” hasta entonces) sufrían ya una brutal censura basada en la siguiente norma: “Este lugar es para tratar asuntos sobre Bitcoin y no sobre otras monedas.”

¿Parece una norma razonable, verdad? Pues si consideras que cualquier cambio que se propusiera sobre el Bitcoin, a ojos de esta moderación, era como estar hablando de otra moneda y eso se castigaba con la expulsión del lugar de debate, ya no parece tan razonable. Es así como se aplicó una censura dictatorial en esos foros, provocando la huida y expulsión de sus principales usuarios y de los personajes más relevantes del universo Bitcoin, como fue el caso de Roger Ver (conocido como el “Jesucristo del Bitcoin” por su activa evangelización en este tema) y con el tiempo, incluso de desarrolladores del propio grupo que se salían de la asfixiante y censora línea marcada por “los nuevos propietarios”.

Al frente de ese grupo, Blockstream, se encuentra Adam Back, un turbio personaje que me recuerda al Salieri, el compositor clásico que Milos Forman dibujó en su oscarizada “Amadeus” sobre la vida y obra de Mozart. Salieri era el músico de la corte que envidiaba -hasta el odio- a Mozart, viéndose incapaz de rozar su genialidad o fama, conspirando contra él hasta su muerte. 



Y no es para menos dicha comparación, ya que Adam Back fue uno de esos personajes con los que Satoshi contactó en sus inicios -cuando se procuró rodear de gente que hubiera trabajado ya en este campo, para desarrollar en equipo la idea de Bitcoin- pero no recibió sino desprecio de Adam Back

Mientras que Satoshi quiso incluirle entre aquellos que estaban desarrollando la moneda, él negó cualquier tipo de cooperación o ayuda al desarrollo inicial de Bitcoin, criticándolo como una idea estúpida. Un personaje resentido y mezquino, que en lugar de aceptar el honor de trabajar con la mente creadora de esta idea, se negó a hacerlo y ahora es el “empleado” de los enemigos de Bitcoin, escondidos tras la imagen de “Blockstream” y la cara de Adam Back.

Habiendo parasitado el grupo de desarrolladores de “Bitcoin Core”, empezaron a bloquear cualquier intento de solventar el problema de la escalabilidad de Bitcoin: el tamaño del bloque fue fijado en un máximo de 1MB de tamaño, en las etapas iniciales del desarrollo de Bitcoin como forma de combatir posibles ataques de SPAM en la red. El asunto no era menor: el modelo del Bitcoin tal y como estaba sólo podía procesar 3 transacciones por segundo, debido a ese límite puesto de forma temporal y para un escenario totalmente distinto. El tamaño del bloque ya no daba más de sí y se iba a alcanzar su límite en poco tiempo debido al crecimiento exponencial de la adopción y uso del Bitcoin.

No retirar esa limitación era equivalente a morir de éxito, ya que el aumento de uso se convertía inmediatamente en problemas con su uso, por las altas tarifas que había que pagar para conseguir que tu transacción se confirmase (compitiendo por marcar entre los mejores pagadores para estar entre esos 3 elegidos por segundo, llevando a una escalada de las tarifas de transacción de más de 50 dólares por envío) y los largos tiempos de confirmación en que tu transacción podía quedar “perdida” durante un par de semanas, en un nuevo purgatorio conocido como “Mempool”, a la espera de ser procesada o rechazada por la red Bitcoin. Además, todo el mundo había tenido claro que era un límite temporal, hasta que hicieron de este asunto del tamaño del bloque limitado, el "casus belli" al que agarrarse para escenificar lo que vino a continuación.

La comunidad y los distintos equipos de desarrollo que había en el ecosistema Bitcoin, empezaron a buscar formas de superar el asunto y a hacer propuestas, pero todo lo que pasase por retirar el límite al tamaño de bloque en 1 MB era rechazado y castigado en sus foros (controlados por contratados de “Blockstream”) con la censura y la expulsión. Y a la vez, la gente de Adam Back empezó a buscar una forma de sacar partido a la escasez de espacio en Bitcoin que había sido generada de forma artificial, e idearon un sistema de segunda capa (fuera del protocolo Bitcoin en sí mismo) que monetizase el crecimiento por encima de 3 transacciones al segundo, creando canales privados para pagos.

Dicho de otra forma: habían planeado y ejecutado el secuestro -y asesinato- de Bitcoin (tal y como había existido) para poder sacar un beneficio artificial del mismo.

Ellos aseguraban el problema y ellos aportaban “la falsa solución”, que en lugar de ser código abierto en una red descentralizada -como lo es Bitcoin- se pasaron al lado del código propietario y con patentes que, curiosamente, ya eran suyas desde 2014. 

Definitivamente habían secuestrado el proyecto Bitcoin, y lo estaban destrozando para beneficio propio hasta que del original sólo quedaba el nombre, con un equipo encabezado por ese mediocre personaje, Adam Back, que se negó a ver la brillantez de la idea detrás del Bitcoin y ahora su vida la dedica a luchar activamente contra el Bitcoin, que Satoshi creó.

Con ese escenario, y sufriendo ya las consecuencias directas de la falta de espacio en el bloque de Bitcoin, la comunidad original del Bitcoin y los Bitcoiners que defendían el modelo ideado por Satoshi Nakamoto con todas sus implicaciones, bifurcaron la cadena o Blockchain, con un simple cambio tal y como el propio Satoshi había previsto: quitando el límite de 1 MB y aumentándolo a 8 MB (de forma inicial). 

Ese divorcio a las malas dio lugar a dos monedas, radicalmente distintas en sus propiedades, el 1 de agosto de 2017. Todos los poseedores de Bitcoin -lo que había sido Bitcoin hasta ese instante- pasaron a tener el mismo saldo en BTC y en BCH: la riqueza de Bitcoin había quedado separada en dos monedas distintas.

Una era Bitcoin Core o BTC, cuyos cambios hicieron de ella algo totalmente distinto a lo que definía el protocolo en el “White Paper” original de Bitcoin. La otra era Bitcoin CASH o BCH, que no tenía cambio estructural alguno pero ejecutaba una ampliación del tamaño máximo del bloque a 8MB, tal y como se había previsto inicialmente por Satoshi Nakamoto.




lunes, 2 de octubre de 2017

HODL!!

Este texto fue publicado en la web ElBitcoin.org recientemente, con ocasión de las turbulencias provocadas en el hard-fork de BitcoinCore a BitcoinCASH. Esperamos que os guste, y que os sea útil para futuras situaciones similares, que serán muchas las que veamos en el futuro de las criptomonedas (sobre todo mientras sigamos pendientes de los mercados de drogas ON LINE de la darknet donde el pago se realiza de esta forma). Una nueva forma de dinero existe, y es mejor que todo el mundo se vaya acostumbrando a ella: los que queden fuera sufrirán algo similar a lo que en otro tiempos se llamó "la brecha digital" entre quienes sabían usar un ordenador y quienes no se atrevían a encenderlo.

Recordad, ante la duda... HODL!!

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HODL!! 

Llegó el día.
Apostados en los árboles cercanos al epicentro, los pájaros más atrevidos y los más preocupados. Sobrevolando el punto los buitres, como gotas sucias de una ventisca que no cesa, y que jamás tocaban suelo. Y se escuchó el grito del hard fork en toda la selva Bitcoin…


¿Y qué pasó? Pues nada especial, lo esperable cuando nace una nueva moneda, que es poco conocida aún aunque sea la que retiene la esencia del Bitcoin de Satoshi Nakamoto: BitcoinCASH
¿Qué pasó con el lado contrario de la bifurcación? Pues tienen sus propios planes —SegWit— y destruyen con ellos lo que ha sido Bitcoin hasta ahora, aunque retengan el nombre de Bitcoin Core.
Sí, llego el momento en que la quijada se soltó de la mandíbula del animal para que la cogiera Caín y pudiera matar a Abel. Ese momento, que también hemos podido ver –y no fue para tanto– es el de todos los creyentes en SegWit y CORE, los Blockstream Boys y demás parásitos vendiendo como locos “el dinero gratis que ahora tenían gracias a BitcoinCASH”. Es decir, no han entendido nada si piensan que –ese dinero– era gratis. Y los que tienen una visión más elaborada del asunto, esperando para comprar a buen precio… ese renacido Bitcoin en BitcoinCASH.


Sí, no me importa decirlo, para que os podáis burlar de mí (cuidado, que todo lo que va… vuelve): acabo de comprar (hoy 6 de Agosto de 2017) casi 10 BitcoinCASH, obviamente post-hardfork. No lo he hecho “para apoyar a la moneda” como alguno puede creer, no es así. Si la moneda no es capaz de “tenerse por sí misma”, mi compra (y consiguiente pérdida de riqueza si me equivoco) no iba a ayudarla: no soy el gran Roger “Bitcoin Jesuschrist” Ver… ojalá!!
He comprado BitcoinCASH porque he visto la oportunidad de hacerlo a muy buen precio, como primera razón. ¿Por qué ha caído el precio desde su nacimiento? Pues no es difícil de explicar, ya que el mundo de las criptomonedas se mueve entre otras cosas por el famoso/temido “hype”, y como he dicho antes, había un montón de buitres buscando la muerte del fork de Bitcoin que salva la esencia de lo que ideó Satoshi, y por lo que yo firmé

Todos esos buitres, liderados por un extraño y advenedizo personaje conocido como Tone Vays, estaban vigilantes apostando por la caída de BitcoinCASH y vendieron a precios de saldo todos sus BitcoinCASH, en una ola mixta de imbecilidad y codicia como he visto pocas veces. Pude observarles durante largo rato en un chat en directo vía Youtube, al tal Tone Vays, a Jimmy Song (lo siento, pero el nombre siempre me hace reír, suena musical) y a un tal Vortex, que durante todo el vídeo tuvo cara de estreñido, aunque reía cuando tocaba reír. También había unos 1200 espectadores, chateando y contando sus orgasmos por el “dinero gratis” que les habían regalado: era como ver a una víctima de estafa, todavía alegre porque no se ha dado cuenta de lo que pasa y de que –en realidad– es una victima ya (de su propia codicia).

Aquí el pobre Tone Vays enfadado 
(también sus cuentas-bot, dando "likes" enfurecidamente) 
porque le recordé
 cómo había convencido a todos sus seguidores
 para vender BitcoinCASH por 200$. xD
A día de hoy -algo más de un mes después- 
su precio ya es el doble. 
Eso les pasa por creer que existe el "dinero gratis". 
Cripto-tarados...


Pasará un tiempo hasta poder saber quién fue el que obró más acertadamente en esta quimera; yo apuesto por mí, desde luego. Por mí y por todos mi amigos, como decíamos en España cuando “tocábamos casa” mientras jugábamos al escondite… ¿Y quienes son tus amigos, chiquillo?
¡¡Mis amigos son los HODLers!!
Sí mamá, lo he escrito bien aunque parece que lo he escrito mal; cosas de Internet y su peculiar sentido del humor (y de lo que no es humor). ¿Que qué son los HODLers? Pues básicamente la gente inteligente en esta historia, que son personas que ya llevan un tiempo en la Bitcoinomía y saben cómo va esto: no son presas de alegrías desmedidas ni de pánicos absurdos, saben esperar y contenerse para morder y clavar los dientes en el mejor momento… y NO VENDEN NADA!!
¿Cómo? Pero esto no iba de que BitcoinCASH es ahora el Bitcoin de verdad y que BitcoinCore o BitcoinSegWit son los malos?? Pues habrá que tirar la mala moneda por la ventana cuando antes, no???
NO.
Nosotros NO vendemos, nosotros somos HODLers!!
La primera vez que leí el término pensé que ya se había equivocado alguien, y que pretendía decir “HOLD” (aguantar, mantener, sujetar, abrazar) en lugar de HODL, pero tras mirar un rato vi que no era así o que todo Twitter estaba olvidando –de golpe– como se escribía un único verbo en inglés. Y me picó la curiosidad, ya que el término quería decir lo mismo que el correctamente escrito, pero la gente se empeñaba en ponerlo de esta forma, casi a modo de distintivo que les permitiera reconocerse entre ellos.
Hace alusión al hecho de aguantar, de no vender, de mantenerte en tu sitio porque realmente crees en ello. Ese tipo de mente, en el mundo de las criptomonedas y en especial de Bitcoin, es la mentalidad del ganador.
Pensad en todos aquellos que no vendieron sus monedas e hicieron “HODL” en la primera burbuja Bitcoin a 10 dólares, en segunda a 50 dólares, tercera a 100, a 300, a 600, a 1200, a 2400… y así sucesivamente. Todos esos HODLers ganaron más que los demás, y para darse cuenta sólo hay que mirar el precio actual –esto seguirá ocurriendo de la misma forma en el futuro, durante años– y de que la mejor opción, casi siempre, es no vender y acumular: HODLear como perros hambrientos de criptolibertad!!
Pero la pregunta original seguía sin respuesta en mi cabeza, así que me puse a rastrear el asunto y leí diferentes explicaciones. La más plausible era, aparte del obvio error tipográfico, que fuera un acrónimo del dicho “Hold On Dear Life”, que podría tener cierta congruencia semántica con el uso dado al HODL, que podría ser su acrónimo. Pero finalmente encontré la real, o la que puedo considerar acertada a día de hoy. 


Durante el “crash”de Bitcoin en el año 2013, debido a los tejemanejes del exchange MtGox, en un foro sobre Bitcoin un usuario algo cabreado se quejaba de que no era capaz de captar esos momentos de máximos y mínimos precios a lo largo del día y que, por lo tanto, no era capaz de sacar ganancias haciendo day-trading (vender y comprar en el mismo día). Este usuario, de nombre “GameKyuubi” escribió esta queja en un post en dicho foro, en un hilo que tituló “I AM HODLING.

El post en sí es un buen post, en el que alguien da su opinión –inteligente– de que para quien no sea alguien preparado para el trading, lo mejor que puede hacer con sus bitcoins y otras posibles criptomonedas, es mantenerlos a su lado. Es un gran consejo que debería ser básico, pero las ganas de ganar más dinero a veces se convierten en enemigas del objetivo buscado. E Internet hizo el resto; alguien dijo en ese mismo hilo: “Meme en 3,2,1…”
Y se hizo. Pasó a ser uno de esos términos creados al albur de una comunidad naciente –la de Bitcoin– que pisa una tierra que nadie más ha pisado aún: HIC SUNT DRACONES.
Ahora, cuando en el mundo de las criptomonedas nos encontramos con situaciones como la vivida hace unos días –y provocada por el hardfork que hemos enfrentado– en la que existe un alto volumen de ventas y compras –debido a la volatilidad de unos precios que están buscando y recalibrando su nivel– y el panorama se convierte en una piscina llena de pirañas que venden y compran buscando el dinero rápido independientemente de su calidad (BitcoinCoreSegWit vs. BitcoinCASH), el término HODL se empieza a ver en frases, tuits y memes por toda la red, en señal de que “me quedo donde estoy y no vendo nada, mucho menos mis bitcoins”. Y personalmente opino que es uno de los enfoques más inteligentes, así que HODL, HODL y HODL a tus bitcoins!!
Estos días, muchos poseedores de bitcoins tras el fork se han creído que su dinero se había multiplicado sin motivo alguno, y que ese BitcoinCASH que había aparecido en las cuentas de sus exchanges –con la misma cifra que tuvieran en bitcoins hasta ese momento– era “dinero gratis” que convenía vender cuanto antes. Esos eran los “dumpers” que han hecho que el precio bajase inicialmente, ya que si un grupo de tipos que no tienen mucha idea y capitaneados por un Youtuber que reconoce no tener ni puta idea de cuestiones esenciales, son animados a vender de forma masiva como forma de dañar a otra moneda, pueden hacerlo. Y lo han hecho: “¡dinero gratis!” gritaban mientras se desprendían del Bitcoin de mejor calidad y que respetaba la idea original de su creador, Satoshi Nakamoto.
Obviamente el dinero gratis no existe, y estos personajes han tomado el fork (un divorcio, en este caso a las malas) como algo que genera riqueza, cuando lo único que hace es mostrarla y repartirla entre las partes que se separan. Estos personajes, anti-HODLers les podríamos llamar, han hecho lo que no se debe hacer nunca: tomar parte en un divorcio por uno de los lados, sin saber realmente qué está pasando. Se han comportado como hinchas de un club de fútbol, que vendían según sus emociones del momento y que son el paradigma de un poseedor de criptomonedas que –por mucha riqueza que tenga– sigue sin entender una mierda.
Otros, nos hemos apresurado a comprar –cada uno en su medida– todos esos bitcoins de alta calidad (Bitcoin CASH) que estos “dumpers” tiraban alegremente y a precio de saldo. Y de esta disputa, sólo el tiempo podrá juzgar quién fue el más inteligente.
De momento, y como consejo, HODL!!!

martes, 1 de diciembre de 2015

¿Qué es Bitcoin y cómo funciona?

Este texto fue publicado en la Revista Yerba.
Esperamos que os guste.

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¿Qué es el Bitcoin y cómo funciona?


Esta sección que ahora os presentamos va a tratar de todas esas grandes ideas y pequeñas cosas que tienen en su esencia -en su génesis y sus posibilidades- la semilla para cambiar el mundo tal y como lo hoy conocemos. 

En esta primera ocasión os vamos a presentar la que muchos piensan que es la idea más revolucionaria -hasta el momento- de la era de Internet: el Bitcoin.

Seguro que es un término que no te resulta extraño del todo, ni al oído ni a la vista. Bit... del mundo digital y coin... de moneda. Ah sí! La moneda digital que sirve para comprar drogas!! Acabamos.....




No, empezamos de nuevo.
El Bitcoin... ¿sirve para comprar drogas? Sí. Es posible que hayas escuchado eso sobre esta moneda, y es cierto; sirve igual que cualquier otra. Igual que el dólar, el euro, la extinta peseta o el dirham marroquí. Es una moneda y sirve para todo lo que sirven las monedas: para comprar, para acumular valor, para realizar transacciones instantáneas sin apenas coste y sin intermediarios entre tú y el emisor... y también sirve para adquirir drogas, o medicinas, armas u ositos de peluche, ordenadores o chocolate belga, libros o metales preciosos, joyas o para hacer microdonaciones a otros (o no tan micro, como quiera el usuario).

Quita de tu cabeza la idea de que el Bitcoin sólo sirve para comprar drogas, si la tenías, porque no es correcta. El Bitcoin es un moneda. Eso lo primero. Comparte características con las distintas monedas del mundo, como son la fungibilidad (sus unidades son plenamente intercambiables), la fraccionabilidad de la moneda (que en el Bitcoin llega hasta una cienmillonésima de unidad), su condición de reserva de valor (aunque la volatilidad asociada a su juventud la hace errática aún para este fin) e incluso puede ser una gran inversión; de hecho si conocemos Bitcoin seguro que también tiene que ver con que su precio pasó -en algo más de dos años- de costar menos de 1 dólar por Bitcoin a costar unos 1.200 dólares. La ganancia es impresionante. Pero también lo es el riesgo: los que compraron a 1.200 dólares, ahora tienen una pérdida de un 80% de su inversión. Eso es la volatilidad: el precio cambiante.




¿Cómo es eso de que la moneda sube y baja de valor? Pues vaya mierda de moneda, ¿no? No.
Todas las monedas suben y bajan de valor. No de valor nominal -el número que ves en el billete- sino de valor real. Cuando los precios suben y no tu salario, cuando el Banco Central que crea el euro imprime más billetes sin que tengamos más riqueza real, o cuando te dan menos moneda extranjera al cambiar en tus vacaciones por el mismo dinero que el año anterior, es que el valor ha cambiado (en esos casos a la baja y desfavorablemente para sus poseedores, pero puede ocurrir al revés). No te asustes. 

Es a veces complejo distinguir entre valor real y nominal. Pensad que no comprabais lo mismo hace 10 años con 5 euros que ahora. El valor nominal se mantiene y mientras el poder adquisitivo del dinero de esos 5 euros -el valor real- se ha hundido. Lo mismo, para bien o para mal, para subir o para bajar, le ocurre al Bitcoin; pero no por las mismas razones.

El euro o el dólar, como las demás monedas, fluctúan y sobre todo desde que se abandonó el patrón oro. Su valor real es algo cambiante y susceptible de ser afectado por las decisiones de unas cuantas personas. Esas fluctuaciones dependen de quien emite el dinero en cada zona, y lo que hagan con sus políticas sobre el mismo y sobre la creación de más moneda (basada en deuda). Si toda la riqueza dentro de la “moneda euro” se pudiera representar con 10 billetes de 1 millón de euros que los tuvieran 10 personas... ¿qué pasaría si “el fabricante de billetes” decide imprimir otros 10 billetes de 1 millón? ¿Ha doblado la riqueza, no? No. No ha hecho nada mas que hundir el valor de su moneda, en concreto depreciarlo a la mitad, porque ahora hay el doble de billetes. Con el mismo billete ya no tienes el mismo porcentaje de la riqueza que había en la “moneda euro” sino la mitad porque hay el doble de billetes.



Cuando un banco central imprime más dinero, discrecionalmente, está robando a todos los que ya tienen billetes. Ellos creían que con esos billetes podrían comprar X cosas. Y no, no van a poder: tendrán que comprar menos, en función de cómo cambie el precio de la moneda por la decisión del banco central de turno. Así te meten la mano en el bolsillo sin que lo notes en la cabeza. Inflación, que lo llaman.

Con Bitcoin sufres de lo mismo que con otras monedas en algunos aspectos, como su valor cambiante, pero no es porque una autoridad central o un inexistente Banco Central del Bitcoin decida producir más o menos moneda: en Bitcoin no existe autoridad central y su producción se fijó matemáticamente en el momento de su creación. 

Bitcoin fue expuesto como idea al mundo el 31 de octubre del 2008, en un texto que su autor publicó en una lista de correo sobre criptografía, explicando lo que sería la nueva moneda. Su creador es Satoshi Nakamoto, un pseudónimo que esconde a la gran mente -o mentes- que desarrolló tan titánica idea y labor.



El primer Bitcoin fue minado el 3 de enero de 2009. La cronología no es casual tratándose de una moneda: el 3 de enero de 1975 fue cuando se abolió de forma efectiva la prohibición -Gold Reserve Act de 1934- para los ciudadanos de tener oro, y la obligación de vender aquel que tuvieras a la reserva controlada por el gobierno -esa que se almacena en Fort Knox- quisieras o no. Con el gran hermano no se juega: el gran y libre gobierno USA volviendo a “permitir” a sus ciudadanos que tuvieran oro en 1975.

¿Has dicho minado? ¿Minar? ¿Minería? Pero no de oro, sino de una moneda digital como Bitcoin... ¿eso cómo va a ser posible si es digital? Minar es el término que se usa para referirse a la actividad que realizan aquellos que ponen a trabajar equipos especializados en asegurar la moneda y sus transacciones. Actualmente dicha actividad requiere de una inversión y un material muy costoso, pero cuando se creó el primer Bitcoin lo podía hacer cualquier ordenador: apenas había competencia ni resultaba tan difícil matemáticamente. Así que no te asustes si escuchas lo de “irse a la mina a trabajar” en el universo Bitcoin: son ordenadores trabajando.

La moneda la crea un desconocido, y la mantienen otros desconocidos. Pues serán ellos los que manden en la moneda, que para algo es suya... ¿no? No. Satoshi Nakamoto -sea quién sea- crea la moneda con su idea y su espíritu sabio le hace compartirla y desarrollarla para todos. Especialmente para que nadie jamás, excepto el consenso de sus usuarios, tenga su control. Ningún gobierno puede hacer nada -a largo plazo- contra Bitcoin. Se podría prohibir Internet en todo el planeta, y aún así no acabarían del todo con esta moneda: resucitaría el mismo día que volviera a funcionar mínimamente sin que se hubiera perdido un sólo céntimo.

¿Cómo es eso? La idea es extremadamente simple y en ello reside su absoluta belleza.
Su creador diseña una moneda que es a la vez un sistema de pagos inmediato y sin necesidad de terceras partes de confianza. No necesitas confiar en quien usa Bitcoin, te paga con él o lo gestiona con su minería, porque sus acciones están “vigiladas” por cientos de miles de puntos en red global de forma automática: todos comprueban lo que se hace en la red y nadie puede “falsificar moneda” o “gastar el mismo billete dos veces” porque todo -absolutamente todo- está anotado y a la vista.



Todo queda reflejado en lo que se denomina Blockchain -o cadena de bloques- que no es más que un libro de cuentas público y visible para todo el mundo. Hasta la más minúscula transferencia, así como la creación de nuevos Bitcoin -de la forma que el protocolo definió- está registrada y a la vista de todos. De gobiernos, de ciudadanos, de empresas, visible para todos: libre acceso a la información 100%.

De Bitcoin se ha dicho que es anónimo, pero no es del todo cierto. Es anónimo en tanto que las cuentas y las transacciones no van asociadas a una identidad nominal como las cuentas bancarias: puedes tener una dirección-cuenta Bitcoin y jamás dar tu nombre. Nadie podrá saber que el dinero que contiene es tuyo... mientras no te pillen tu cartera digital con las claves porque, de ser así, sabrán todo lo que has hecho con ese dinero y con el que haya pasado por tu cartera anteriormente. 

Bitcoin no miente ni oculta: en eso reside su fuerza y belleza. No es manipulable por gobiernos. No es incautable por decisión judicial ni de ningún otro tipo. No se puede producir más del que está predeterminado en el protocolo; es imposible o no sería Bitcoin sino otra cosa. No responde a los criterios de economistas o de multinacionales; Bitcoin sólo responde ante sus usuarios.



Su valor, como el de cualquier bien en un mercado libre, se fija por la oferta y la demanda de dicho bien. Como se trata de un mercado global e instantáneo el que se produce gracias a Internet, su valor es un reflejo constante del uso de la moneda. Y dado que Bitcoin todavía es un niño de 6 años de edad, aún no le conocen y le aprecian como deberían: los primeros que se dieron cuenta del potencial, compraron para multiplicar miles de veces su inversión. La primera compra hecha con Bitcoin en la historia fue pizza. Pizza por valor de 10.000 Bitcoin. Esa pizza hoy día costaría millones de dólares, si se pagase al mismo precio en Bitcoin.

El Bitcoin es al dinero actual -dinero “fiat”, emitido por una entidad o banco central- lo que es hoy un ordenador frente a una calculadora de hace 50 años. Es lo que la televisión en B/N al Internet que vivimos en el 2015 y nos anticipa el futuro. Es el salto de la revolución industrial a la era espacial en 1 sólo paso aplicado al dinero. Porque aunque la palabra sea familiar, el dinero sigue siendo un gran desconocido que todos tenemos en nuestros bolsillos, bien cerca y muy poco conocido.

Bitcoin es una semilla que cambiará el mundo, tal y como lo conocemos. Y en este caso, el protagonista de la historia no es otro más que tú y tus decisiones con respecto a dicha moneda: ya no hay un estado para darte falsa tranquilidad con tus billetes de colores.



Ahora somos conscientes de que estamos solos frente a la terrible situación del perpetuo engaño económico en el que hemos sobrevivido.

Solos pero con Bitcoin: la bala de plata frente a la coacción económica del poder.