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miércoles, 9 de abril de 2014

Introducción al uso recreativo de fentanilo



Introducción al uso recreativo de fentanilo y derivados.

En el texto que inician estas palabras hay información referente al fentanilo y a drogas de la misma familia, pensadas desde la más absoluta reducción de riesgos, dadas las características -especialmente peligrosas por su potencia- de esta sustancia. Antes de escribirlo he tenido que dar muchas vueltas a la conveniencia de publicar esta información, que está entendida siempre para mayores de 18 años, por las esperables objeciones del tipo “les das tú la información de cómo consumirlo” como si ello fuera a evitar que sin estas recomendaciones y advertencias quien estuviera determinado a consumir fentanilo no pudiera hacerlo: lo haría igual, pero con menos información y por lo tanto, más riesgos y menos capacidad de respuesta ante situaciones de emergencia.


Parche de 25 microgramos por hora de fentanilo
para uso transdérmico. 


En mi caso, como en el de otras personas que conozco que consumen fentanilo de forma recreativa (no por pura indicación terapéutica), nadie me enseñó nada al respecto y la información la obtuve de los medios habituales (lo referente a dosis, farmacocinética e interacciones) y posteriormente la compartí con otras personas que compartieron la suya conmigo. Y aunque a muchos les pueda sonar extraño hay más gente de la que parece que usa fentanilo fuera de la prescripción médica.

El fentanilo es una molécula bastante simple que tiene unas 100 veces la potencia de la morfina que es la usada como estándar. Distintas modificaciones -también simples- sobre la molécula pueden dar compuestos más de 10.000 veces la potencia de la morfina, algunos de ellos pudiendo ser sólo usados en animales de gran peso, como elefantes o ballenas, para la sedación o anestesia, por lo exagerado de su potencia que los hace inviables para tratar con seguridad a especies menos grandes en las que resultan más tóxicos en sus efectos.


Estructura en 3D del fentanilo.


Entrar en contacto con esta familia de drogas -sin indicación y supervisión de un profesional de la salud- tiene riesgos muy serios que en algunos aspectos superan con creces a otras sustancias también narcóticas. Si piensas que la heroína es una droga muy peligrosa, entonces vete buscando adjetivos más grandes para esta familia, porque son fuertemente adictivas y además tienen entre sus propiedades una capacidad para desarrollar tolerancia en el usuario que se establece pronto y rápido. 

Según mi experiencia, el fentanilo es una droga mucho más adictiva que la heroína -en mi caso- pero siempre hay que recordar que cada persona es un mundo en ese aspecto, y que es un aviso con buena intención y no una aseveración farmacológica absoluta, pero sus riesgos no son menores en ningún caso que los de la heroína si hablamos de sustancias puras, y mayores si hablamos de mercado negro, en el que se suma el riesgo de la sustancia al de todo lo que pueda llevar añadido si lo que compramos no es un fármaco de prescripción, aunque estos también pueden sufrir la adulteración.

En USA se han detectado en repetidas ocasiones pastillas de oxicodona (Oxycontin) en el mercado negro que en realidad lo que contenían era acetilfentanilo, una variante no muy potente del fentanilo pero que ya ha causado unos cuantos muertos allí. Esto ocurre en USA porque el precio de la oxicodona era de los más altos en mercado negro y tiene un amplio uso “recreativo” de forma inyectada, y con una demanda que no se llega a cubrir con lo que se desvía del mercado de prescripciones farmacéuticas, dejando un nicho a tapar por cualquier grupo con actividad en este terreno: tan simple como coger un análogo del fentanilo y venderlo como si fuera oxicodona, mismo tamaño, misma forma y color, y engaña a muchos porque ambos compuestos son activos y lo son en los mismos receptores, pero no de la misma forma y potencia.

Distintas presentacinoes de oxicodona, 
objeto de adulteración con acetilfentanilo
 y engaño en la venta en el mercado negro.


La muerte de Philip Seymour Hoffman -que finalmente parece que su muerte es una 'simple' sobredosis de heroína que le convierte en otra víctima de la guerra contra las drogas y sus usuarios- dio algo de luz al asunto de la adulteración de heroína y otros opioides en el mercado negro con derivados del fentanilo, que lleva un reguero de cadáveres considerable y que debemos recordar que son víctimas que mueren por engaño: les dan una sustancia que no es la que esperan y con comportamiento diferente, lo cual les lleva a situaciones de muerte con facilidad.

Muchas personas pensarán que no tienen posibilidad de acceder al fentanilo y sus derivados en su entorno, pero en realidad es bastante simple y se pueden adquirir tanto los compuestos legales (no prohibidos aún) como los ilegales o bajo control médico con un par de clics de ratón, Silk Road u otro mercado online de drogas y unos bitcoin para el pago. Eso si vas buscándolos.

Pero puede ser también que los encuentres si no los vas buscando: en Japón hace poco más de un año detectaron una mezcla de “falso cannabis” tipo K2 o Spice (hierbas no psicoactivas con cannabinoides sintéticos) que contenía una nueva droga de ese tipo (bastante peligrosa según hemos podido saber después) para esquivar la ley allí. Pero eso no era todo. La muestra también contenía AH-7921, un opioide sintético creado en los años 70 en Reino Unido y que tiene aproximadamente un 80% de la potencia de la morfina cuando se administra oralmente. Es decir, no sólo cannabinoides sintéticos de efectos totalmente desconocidos, sino un opioide sin advertir al consumidor que en el mejor de los casos le provocaría una adicción con el uso crónico y en otros, la muerte por sobredosis y sinergia entre los cannabinoides y los opioides. Son los nuevos 'legalhighs'.


Estructura del AH-7921.


Ese opioide sintético que apareció en un falso cannabis está hoy día en el mercado legal, ya que no existe ninguna prohibición sobre dicha sustancia. El precio oscila entre los 20 euros y los 4 euros por gramo, dependiendo de la cantidad que se compre (hasta un kilo) y todo eso en una web pública a la que cualquier podrá llegar usando simplemente Google. En esa misma web, para no irnos más lejos, también encontramos otro compuesto relativo al tema que tratamos: el W-15.

Este otro opioide sintético que tampoco está prohibido por ninguna ley existente, tiene más potencia que la morfina, en este caso le atribuyen una potencia 5'4 veces superior. No llega a la potencia del fentanilo pero se va acercando... ¿verdad? En el caso del W-15 su precio es de 3'5 euros a 4 euros por gramo dependiendo de la cantidad comprada (la venta mínima en este caso es de 500 gramos). Pero empecemos a poner las cosas en proporciones mas asequibles.


Estructura del W-15, 
opioide que se vende legalmente en la red.


Un gramo de AH-7921 con un precio de 20 euros sería equivalente a 800 miligramos de morfina, lo cual es toda una cantidad sobre todo si se trata de personas sin una amplia tolerancia a opiáceos. Con esos 20 euros tendrían unas 50 dosis activas equiparables (cada una) a unos 12 mgs de morfina orales.

Un gramo de W-15 (independientemente de si cuesta 3 o 30 euros) sería equivalente a 5'4 gramos de morfina. ¿Cuántas dosis mínimas equivalentes de morfina sería un gramo de W-15? Si la dosis mínima activa por vía oral se consideran los 10 mg. de morfina, en un gramo de W-15 tendríamos 540 dosis de esa potencia. Pero de momento seguiríamos pesando las cosas en miligramos (algo menos de 2 miligramos de W-15 corresponderían en teoría a 10 de morfina) aunque estamos en el límite ya.

El siguiente salto podría ser, por ejemplo, un compuesto llamado W-18, que es el mismo que el ya mencionado W-15 pero con un grupo nitro (NO2) añadido en un extremo de la molécula. Ese pequeño cambio hace que el compuesto resultante tenga una potencia teórica de 10.000 veces la potencia de la morfina, similar a los compuestos más potentes de la familia del fentanilo como el carfentanilo que también tiene unas 10.000 veces la potencia de la morfina. Y mientras el fentanilo o el carfentanilo son sustancia controladas, las otras no lo son y las puedes comprar en internet sin infringir ninguna ley de momento. Drogas que en 1 gramo esconden 1.000.000 de dosis equivalentes a dosis activas mínimas de morfina.


Estructura del W-18 que 
tiene 10.000 veces la potencia de la morfina.


Llegados a ese punto, uno tiene que empezar a preguntarse si lo que quiere obtener es una droga o entra ya en la categoría de armas químicas, cuyos riesgos abarcan el transporte y manejo (yo entiendo que un gramo de un compuesto así, es un arma química entre otras muchas cosas). 

¿Imagina alguien lo que sería que un paquete con, por ejemplo, 100 gramos de ese compuesto se rompiera en el proceso de envío postal y que contaminase al resto de envíos con una droga de esa potencia? Una droga tan poderosa en función al peso que te bastaría con respirar un poco de su polvo para morir si no tienes el antagonista adecuado a mano (y algunos opioides ultra potentes necesitan de un antagonista más potente que la naloxona porque puede no ser suficiente contra la extrema potencia de esos compuestos).

Por suerte este último compuesto, el W-18, todavía no está a la venta (al menos en esa web). Pero nadie nos dice que no pueda estarlo en unas horas o que esté siendo ya vendido de forma totalmente legal -recordad eso- en cualquier otra web. 

O que cualquier personas pueda solicitar su síntesis a una laboratorio en China, como hizo el periodista inglés Mike Power -autor del estupendo 'Drugs 2.0', subtitulado “la revolución en laweb que está cambiando cómo se coloca el mundo”- hace poco al encargar un análogo legal de una sustancia prohibida a un laboratorio que le realizó la síntesis de unos cuantos gramos por una pequeña cantidad de dinero, y cuya historia publicó junto con las pruebas de la misma y los análisis de la sustancia realizados una vez fue recibida para comprobar que en realidad era lo que se había solicitado. Y lo era.


'Drugs 2.0' del genial periodista inglés Mike Power.


Ninguna de las 3 drogas, AH-7921, W-15 o W-18 son en sentido estricto y químicamente hablando familia del fentanilo, pero sí podrían ser unas primas que realmente funcionan casi como hermanas sobre los receptores opioides del cuerpo humano. Dentro de las drogas químicamente de la familia, ahora mismo se encuentra a la venta en varias webs el compuesto butirfentanilo (sirva de ejemplo aunque hay más) que tiene una potencia nominal de ¼ de la potencia del fentanilo o, dicho de otra forma, 25 veces más potente que la morfina. El precio de un gramo de esta sustancia legal ronda los 80 euros. Todo ello sin salirnos de la web común, sin entrar en zonas oscuras o en la DarkNet (la parte realmente oscura de lo que es la Deep Web) de TOR y Silk Road.

En estos mercados anónimos online de drogas se venden los productos que están prohibidos o que van pasando a estarlo nuevamente, como si fuera una mera circunstancia que no afecta demasiado al resultante. Son los lugares donde la suma de tecnologías ha derrotado finalmente a la prohibición de las drogas, como ocurre con la combinación de TOR como mercado con conexión anónima y de Bitcoin como forma de pago anónima para ambas partes, emisor y receptor, que han hecho de la compra de drogas un asunto que queda entre tu ordenador y tú: se encargan por la noche y días después las tienes en el buzón de tu casa sin haber tenido que ir a un barrio peligroso o tener que moverte en entornos criminales para conseguir una sustancia que deseas.

Las variantes legales de las drogas se consiguen sin necesidad de usar más que Google como buscador y se compran en webs legales, y en Silk Road encontramos el resto de la oferta. Y aquí empiezan distintas ventajas y desventajas que son esenciales tener en cuenta a la hora de evitar problemas con estas drogas.

¿Qué hay de la familia del fentanilo en Silk Road? En Silk Road hay todo tipo de drogas, pastillas, productos de farmacia, productos ilegales y hasta algún producto legal pero que también se vende allí por ser cosas “del mundo de las drogas”.

En el caso del fentanilo hay una primera distinción a tener en cuenta que es de vital importancia: los productos de farmacia vs. los preparados de fentanilo. En ese mercado encuentras varios de los preparados de tipo farmacéutico como los parches de fentanilo o las piruletas de fentanilo desviadas del mercado legal de ese fármaco y, por otro lado, varias presentaciones que no vienen de la producción legal y que no cuentan con los necesarios controles de seguridad para una sustancia así.

Que no vengan del mercado legal se pueden encontrar secantes que contienen distintas cantidades de fentanilo u otro compuesto similar pensados para ser usados por la vía bucal (no para tragar porque el 85% del fentanilo se destruye en el primer paso hepático si se ingiere, así que para absorber por la mucosa) al estilo de los secantes de LSD, también en forma de nebulizador tipo spray nasal, que contiene supuestamente el equivalente a 10 miligramos de fentanilo y que dispensa una dosis de unos 100 microgramos por cada aplicación, en forma pura y también como falsa heroína blanca ya diluido el compuesto en lactosa para rebajar la potencia excesiva del fentanilo.

Distintas presentaciones de fentanilo en el mercado de Silk Road.


Todas estas presentaciones comparten el mismo problema: ¿qué certeza podemos tener en cuanto a la dosis o el compuesto que realmente nos entregan? Ninguna en principio, y sin los servicios de análisis de sustancias de una asociación como AiLaket! que cuente con recursos de muy alta calidad, no podremos saber ni qué nos han vendido, ni cuánto nos han vendido. 

Tratándose de este tipo de drogas es un lujo demasiado peligroso como para aceptarlo porque con drogas de esta potencia no se pueden cometer errores de ninguna clase: el primer error que cometas con el fentanilo, será posiblemente tu último error.

Eligiendo entre las distintas opciones se pone en juego la preparación de cada uno y el riesgo que cada uno piensa asumir. Yo entiendo que ingerir un secante que supuestamente contiene X microgramos de fentanilo (en el supuesto que realmente lo sea) deja mi vida asociada a ese “supuestamente”. Si hay un fallo, es otra droga, está adulterada con otro compuesto o se han equivocado en la dosificación, mi vida estaría en juego, así que sin un análisis previo no lo consumiría. 

Lo mismo puedo decir para todas las demás presentaciones que no vienen de la farmacia, o que incluso viniendo de la farmacia han sido ya objeto de imitación como hemos dicho antes que ocurre con la oxicodona en pastillas (un preparado muy fácil de imitar). El riesgo de usar un spray nasal que teóricamente contiene 10 mg. de fentanilo es el mismo del secante -que mirando su precio es de 3 euros por unidad comprando 10 ahora mismo, y los deja más baratos que los de LSD del mismo vendedor que cuestan 5 euros- e idéntico que el de usarlo en una mezcla con lactosa para rebajar su potencia: no puedes tener certeza de qué droga es la que realmente obtienes y en qué cantidad exacta sin análisis previos.

Sólo hay dos presentaciones que se vendan en Silk Road que parece que -por el momento- no han sido objeto de imitación: los parches de fentanilo y las piruletas. Y de los dos productos, el menos sencillo de imitar es sin duda el parche.

Los parches de fentanilo suelen ser objeto de atención por el colectivo de transportistas, en el que se cuenta con una gran comunidad de usuarios de drogas. El hecho de que pasan a estar con su camión un día en una ciudad y otro día en otro país, les hace buscar recursos para no quedarse sin suministros en caso de ser adictos a opioides en los lugares donde no van a tener fácil conseguir la sustancia. El parche lo usan -en su mayoría- en la forma para que la fue hecho, porque el objetivo según comentan es “no sufrir un síndrome de abstinencia a opiáceos” en primer lugar y a la vez “no dar positivo en los controles de drogas porque el fentanilo -como la metadona que usan igual- no está entre las drogas que comprueban los test de la policía”. 

Es el caso del uso de un recurso legal, que llega al mercado ilegal, y vuelve a la persona a hacerle una función terapéutica (legal) que podría haberle recetado un médico en mejores condiciones y controles que los del mercado negro de donde ha tenido que salir.

Los actuales parches de fentanilo están compuestos de una matriz de un polímero impermeable que lleva adherida una capa de pegamento mezclado con el principio activo. La liberación en contacto con la piel se produce por ósmosis y responde a variables como la temperatura, aumentando la liberación del compuesto al aumentar la misma. Están pensados para proporcionar una liberación sostenida de fentanilo en sangre y lo hacen bastante bien, aunque no llegan a cubrir totalmente las 72 horas de duración que les otorga el fabricante en sus propiedades.

Hay que recordar siempre que un parche de fentanilo usado no es lo mismo que un parche gastado en el que no quede nada: en los parches usados queda principio activo, y queda bastante cantidad en algunos. No los subestiméis, es una sustancia muy potente y cualquier resto es potencialmente peligroso. En este punto cabe insistir una vez más en que todas las medicinas y todas las drogas deben almacenarse siempre lejos de niños y mascotas y en un lugar donde no sean accesibles porque de serlo, un niño tarde o temprano acabará accediendo al lugar y no sabemos los problemas que eso puede generar (desde nada a la muerte). Esto que es válido para todas las drogas y medicaciones es especialmente necesario recordarlo por cómo inducen a confusión los parches en alguien que no sepa lo que son, y aunque no tienen más que las letras del fármaco y la dosificación, no sería el primer caso de niño muerto por usarlo como una calcomanía. 

También hay que tener en cuenta que -aunque no son iguales- cada vez hay más parches como vía de administración de una medicación, desde nicotina a anticonceptivos hormonales y que no sólo niños podrían confundirlo (también podría una chica joven pensando en cogerle unos parches anticonceptivos a la madre de su amiga, por ejemplo).


Parches de 100 microgramos a la hora de fentanilo.


El usuario legítimo de este tipo de medicación es aquel paciente que sufre un dolor crónico de etiología maligna o no, siendo de uso muy común en procesos oncológicos con dolor y menos frecuente, debido a las habituales reticencias del estamento médico a usar opioides a cuenta del estigma asociado por un siglo de guerra contra las drogas, en el que sufre de un dolor que no proviene de un proceso canceroso. Aunque muchos apunten a los pacientes como los que desvían parches para el mercado negro de su propia prescripción, la realidad es que ningún paciente tratado con dichos parches podría sostener su venta mucho tiempo por lo limitado y controlado de la prescripción: la mayoría se desvían desde otros puntos del sistema médico, como profesionales titulados o representantes de laboratorios que los fabrican.

El precio del fentanilo en el mercado negro es bastante alto (sobre 10 euros el miligramo de precio medio) teniendo en cuenta lo barato de su producción y dentro de los productos existentes, los más caros son precisamente los que provienen de la farmacia por su correcta preparación y dosificación: es en los únicos en los que resulta posible fiarse de lo que se les supone, porque de momento no existen datos de su imitación y hacerla resultaría una forma cara y compleja de intentar sacar partido de dicho producto en el mercado.

En estos momentos existe un vendedor -por ejemplo- que ofrece 10 viales de 0'5 miligramos cada uno de fentanilo farmacéutico y el precio que pide está por encima de los 300 euros. Es decir, por 5 miligramos más de 300 euros. Al mismo tiempo, otros vendedores que ofrecen “el mismo producto” en teoría, lo hacen con un precio 10 veces más bajo o menos aún. En este caso, el precio lo marca además del compuesto y las circunstancias específicas del mismo con respecto al mercado, la confianza que inspira al comprador en cuanto a que el producto es lo que dice ser y proviene de una farmacia, con las garantías que ello supone.

Oferta de 10 viales de presunto fentanilo farmacéutico.

Personalmente entiendo que simular un vial farmacéutico de un inyectable de cualquier sustancia es más sencillo que simular un parche de fentanilo por la complejidad técnica de su elaboración, que rinde un producto complejo y eficaz cuya producción queda fuera de las posibilidades de quienes no cuentan con material equiparable al de la industria farmacéutica: hacer un pegamento con una sustancia activa a dosis de microgramos y aplicarlo correctamente sobre una base de plástico fino, imprimir en el parche la identificación del producto y su dosis como otro detalles hacen a esta presentación la más fiable a la hora de elegir entre lo que existe en el mercado negro.

Esa última afirmación hay que cogerla con cuidado y en el momento actual. Hace 20 años la adulteración de la LSD era prácticamente inexistente porque ni resultaba rentable ni casi posible, pero ahora es casi un problema común encontrar secantes de DOB o DOC que dicen ser LSD, y últimamente la adulteración e incluso sustitución directa ha llegado a drogas peligrosamente tóxicas como los NBOME's acumulando ya varias muertes, cosa que la LSD nunca provocaría dada su casi inexistente toxicidad.

De la misma forma, a día de hoy los parches de fentanilo son la forma “más segura dentro de lo muy arriesgado” de acercarse a estas drogas con la certeza de que son el compuesto que dicen ser en la cantidad que dicen ser y no hay datos de que hayan sido “copiados a lo chino” y vendidos como otras medicaciones que son imitaciones de las originales (tenga o no dicho compuesto en ellas), pero ese hecho es cierto a día de hoy, no sabemos qué pasará dentro de 6 meses aunque parece altamente improbable que alguien intente imitar la fabricación de un parche de fentanilo.

Una vez elegida la presentación del fentanilo que entendemos que es la más segura para nosotros (que en este caso son los parches( abordamos el proceso de compra en el mercado que hayamos elegido, hablamos con el vendedor (en este caso era de origen europeo aunque es Canadá quien tiene más accesible el fármaco) sobre su producto y su caro precio, pagamos con Bitcoin y en algo más de una semana tenemos en el buzón de casa una serie de parches de fentanilo con distintas dosificaciones. 

El compuesto invitado había hecho su recorrido sin problemas: sencilla forma de conculcar toda la estructura represiva de la guerra contra las drogas en un simple acto de intercambio comercial entre dos adultos capaces.

No recomiendo a nadie usar fentanilo (ni ninguna otra droga) pero si alguien ha decidido usarlo fuera de lo que es la prescripción de un médico, esta guía es mi aportación para que sepa lo máximo posible sobre lo que hace. Cuanta más y mejor información tenemos sobre lo que hacemos, las posibilidades de una emergencia, un daño o una muerte, se reducen.


'No matan las drogas: mata la ignorancia'.
Frase de Antonio Escohotado.





Pinche aquí:

PS: Esta entrada es la mitad de la entrada original, que por razones de espacio y distribución ha sido dividida en dos partes, el manual introductorio de uso y la segunda, con las fotos (únicas) del proceso completo y las advertencias de reducción de riesgos necesarias. En un día aproximadamente estará colgada.
Espero que os guste y la disfrutéis.