sábado, 1 de febrero de 2014

Krokodil: el hijo caníbal de la prohibición rusa

Este artículo fue publicado en la Revista Yerba en el mes de enero de 2014, para arrojar un poco de luz ante la histeria mediática en toda América por el temor creado sobre el krokodil, la peligrosa droga que supuestamente ha llegado a todo el mundo y se vende masivamente en todas las esquinas de las calles por un precio 10 veces más bajo que la heroína. 

Otra de esas mentiras que sirven para rellenar periódicos: fuera de Rusia seguimos sin poder encontrar al famoso krokodil...
Espero que os guste.

Symp.

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Krokodil: el hijo caníbal de la prohibición rusa.



Los antecedentes de la historia.

En el verano del año 2012 saltó la noticia a nuestras queridas televisiones: un hombre bajo el efecto de una droga desconocida estaba atacando y comiéndose vivo a un indigente que vivía bajo un puente. La policía tuvo que disparar hasta matar al atacante, que resistía los impactos de las balas hasta que... dejó de aguantarlas. Pero el policía, traumatizado por lo que había visto, tuvo que causar baja médica en el servicio.




Toda la dantesca escena había sido grabada por una cámara de seguridad de un lugar cercano. Y el espectáculo que hizo de aquel suceso la televisión de los USA fue el creador de una nueva etiqueta en el confuso mundo de las drogas: las sales de baño o “bath salts”. Ese era el nombre de la terrible droga que había ingerido el atacante, convirtiéndole en un zombi caníbal que arrancó la cara de otra persona a mordiscos.

Como tertulianos en nuestra hispana televisión, un inmenso puñado de drogabusólogos y supuestos expertos en el tema, saturaron durante días la información sobre el suceso (que no había duda de que era algo terrible) e inventaron todo aquello que realmente desconocían. De hecho, el atacante no estaba bajo el efecto de ninguna droga, pero aquel suceso sirvió para marcar a fuego en la mente del público norteamericano el peligro de “esa nueva droga llamada sales de baño” y que además era legal y fácilmente adquirible.

Realmente bajo el norteamericano epígrafe de “sales de baño” (“bath salts”) encontraron cabida toda las drogas que, la mayoría de los mortales, no sabían que existían en el mercado como opciones legales. Como no guardaban ninguna relación estructural ni farmacológica entre ellas, era un nuevo “cajón de sastre” para las sustancias no fiscalizadas en los USA, y a la vez un nuevo concepto con el que “informar” al público no especializado ante la descomunal cantidad de información sobre química y farmacología que implicaban esas sustancias.

La atención que esa puesta en escena (de datos mal apilados y falsos) generó en el publico de los USA, implantó la sensación de enfrentarse a un nuevo tipo de peligro venido del “mundo de las drogas”, como otros que habían enfrentado históricamente bajo el estado de prohibición. Fue tal la inicial histeria propagada por los medios que pronto empezaron a aparecer “imitadores caníbales” con o sin drogas en otros lugares, hasta el punto que el prestigioso Centro de Control de Enfermedades (CDC) de los USA tuvo que emitir un comunicado a la población, asegurándoles que no había ningún brote epidémico ni tampoco ninguna clase de virus, sustancia ni patógeno conocido que convirtiera a las personas en zombis resistentes a las balas ni en caníbales. No sabemos a quién decidió el público hacer más caso, si a los científicos o a las televisiones y sus habituales actores. Vale la pena mencionar que se impulsaron decenas más de prohibiciones sobre toda clase de drogas todavía no fiscalizadas gracias a toda esa mascarada que era falsa en su mayor parte, y que nada tuvo que ver con ninguna droga. Pero parió las “sales de baño” como droga en los medios y en varias leyes.




La semilla de un gran reportaje en el nacimiento de la criatura.

Unos meses antes la revista digital VICE MAGAZINE, que cubre todo tipo de temas extraños y crudos en todo el planeta, realizó un estupendo documental http://www.vice.com/vice-news/siberia-krokodil-tears-full-length sobre una nueva forma de drogarse que había aparecido en Rusia. El nombre que los usuarios daban a la sustancia era Krokodil y resultaba ser una variación química de la codeína que los propios adictos, de las zonas más deprimidas económica y socialmente del país, cocinaban en sus casas con medios precarios y un entorno carente de cualquier higiene. Es decir, sintetizaban una droga partiendo de otra con los reactivos necesarios y poco más que algo de fuego para calentar. Y sin más, se lo inyectaban.

Estructura de la codeína


Todos los usuarios del krokodil ruso provenían de la heroína intravenosa, que se extendió por el país en los años 80 cuando las restricciones sobre la población se hacían más elásticas gracias a la “perestroika y la glasnot” (apertura y transparencia) que llevaron a cabo los últimos gobiernos de la extinta URSS. La vieja Rusia de aquellos años negaba tener la existencia de ningún problema de drogas con su población, ya que según decían las autoridades, en la URSS no existían las drogas. También negaban la existencia de un número significativo de enfermos de SIDA y seropositivos, aludiendo a que “en la URSS no existían desviaciones homosexuales ni usuarios de drogas”.
Era una gran forma de no destinar recurso alguno a esas bolsas de población: negando su existencia.
 

Estructura de la desomorfina,
compuesto activo del krokodil


También, la mayoría de los usuarios del krokodil casero, dicen que les da igual que les graben, porque en un par de años estarán ya muertos, en un medio donde no existe trabajo accesible y la gente sobrevive ocupando casas en un entorno tan hostil como el invierno ruso que frenó a Hitler y Napoleón. Se consideran a sí mismos una población abandonada a su suerte para morir, sin recurso alguno al que acudir en un paisaje de miseria y desolación, y en el que “esa droga que les acelera la muerte comiéndoselos en vida” es tan sólo un factor más a considerar entre las causas que han llevado al nacimiento y uso de semejante monstruo entre población rusa usuaria de drogas.



La cuna del monstruo.


A la mayoría de las personas -consumamos drogas o no- nos parece poco razonable inyectarte una mezcla que sabes que va a causarte una necrosis hasta perder todos los tejidos y cartílagos de la zona, quedar con el hueso visible y la carne circundante, putrefacta. No parece una buena idea, incluso siendo aventureros o temerarios como otros lo han sido antes que nosotros.

¿Qué hace que alguien encuentre como “la menos mala” la opción de inyectarse krokodil frente a cualquier otra? Intentemos imaginarnos en la piel de un adicto a opiáceos, obligado a mantener su hábito para no enfrentarse a un síndrome de abstinencia inicial (con fuertes síntomas físicos) y a una apatía psíquica muy prolongada, si supera la primera fase de una desintoxicación “a lo bruto”. La mayoría de ellos están fichados por la policía por pequeños robos y trapicheos, casi todos han pasado por la cárcel en varias ocasiones, y no existen perspectivas laborales ni vitales para ellos tras el derrumbe de ciertas áreas dentro de la muerta URSS. La asistencia médica es precaria y la asistencia social es nula. Dicho de otra forma: abandonados a su suerte en algún punto de Rusia.

Antes se inyectaban heroína, proveniente de la extensa frontera asiática de la URSS con varios países productores y de tránsito, pero la bajada de sus condiciones de vida e ingresos, junto con una mayor presión contra las drogas en su país, ha convertido a la heroína en una opción lujosa a la que la mayoría no puede permitirse acceder, así que recurren a otro compuesto y a la ayuda de la química para burlar la prohibición sobre la heroína.

La codeína -el principal precursor para cocinar krokodil- en Rusia se vende barata y prácticamente sin pedir ningún tipo de receta, y los reactivos para cocinarla de forma casera parece fácilmente disponibles para personas que no tienen disponibles -ni cubiertas- otras necesidades mínimas básicas. Los pasos químicos a dar para convertir la codeína en desomorfina -la sustancia activa presente en el krokodil- se van aprendiendo y enseñando entre las comunidades de yonkis como parte de las estrategias de supervivencia y mantenimiento del consumo de opiáceos, en un entorno hostil que no ofrece ayuda ni esperanzas. Y no son complicados de aprender, juzgando por el nivel de conocimientos y materiales de aquellos que los llevan a cabo, como se pudo observar en el documental hecho por VICE.

Pero en ese cuadro falta la principal razón que lleva a un adicto a opiáceos a consumir venenos desesperados: la falta de mejores opciones. Ni en la antigua URSS ni en Rusia se permiten los tratamiento de mantenimiento. Dicho de otra forma: allí no permiten el uso de metadona -ni de buprenorfina u otros compuestos agonistas de los receptores opioides- para ayudar a los consumidores de opiáceos del mercado negro a salir del mismo. No existen otra opción que la de “afrontar” una desintoxicación más o menos paulatina -quienes se lo puedan permitir- o la de saltar al vacío de la incertidumbre de un síndrome de abstinencia a opiáceos y posterior mantenimiento de esa opción abstemia. Las mismas razones que a cada persona llevaron a consumir opiáceos de una forma crónica, son las que muestran lo inútil de forzar a un dependiente químico a permanecer en una abstinencia no deseada, y menos si eso implica altas dosis de sufrimiento físico y psíquico. Mientras el resto del planeta utiliza opciones que permiten reintegrar a la persona, como los casi-universales tratamientos con metadona o los novedosos tratamientos de mantenimiento con heroína que se aplican en otras partes del mundo, incluidas algunas comunidades de nuestro país.



La creación del mito.


A mediados y finales del año 2013, la prensa no especializada empieza a lanzar noticias sobre el Krokodil, al que apodan de “heroína caníbal” por la necrosis que produce inyectárselo en los tejidos. Se comienza a hablar de algunos casos de usuarios de krokodil en los USA, disparándose una histeria desinformativa en los medios del mismo calibre que la creadora del mito de las “sales de baño” y los zombis caníbales del verano del 2012.

Los medios más amarillistas de los USA, en prensa y TV, se lanzan a hablar de la nueva droga creada para destruir a la juventud y que ellos presentan dentro de una ecuación muy distinta a la de la situación rusa. La lógica que subyace dentro de los anuncios alarmistas al respecto es la de que “su placer debe compensar al daño” aumentando la leyenda negra en torno a dicha droga.

Lo cierto es que a día de hoy, los medios de toda América están dando noticias sobre el krokodil sin que exista un sólo informe de un laboratorio toxicológico que confirme su presencia desde el año 2004 en que el compuesto activo del krokodil -que no es lo mismo que esa mezcla impura y letal de sustancias- fue detectado en dos muestras por forenses en USA. Los medios nos intentan volver a hacer la jugada que nos mostraron con el “caníbal de Miami” y las nuevas drogas llamadas “sales de baño” y en esta ocasión, el “vector del mal” es el Krokodil. Pero sin informes forenses en ningún país de los que están hablando del peligro de la droga, desde Canadá hasta Argentina. Todo el mundo habla de él aunque nadie excepto los mismos rusos, que ya mostró VICE hace 3 años, han visto al krokodil.

Las fotos que se están usando, en muchos de los casos, pertenecen a personas con gangrena en los miembros periféricos -similares a las causadas por el ergotismo- que nada tienen que ver con las imágenes reales (mucho más crudas) de los consumidores rusos de krokodil. Pero la alarma de la droga caníbal ya está en juego en los medios.

Imágenes de la perdida de la falange distal 
de un dedo anular por una gangrena periférica...
pero no por consumo de krokodil.


La realidad detrás de toda la leyenda negra.

El krokodil es una mezcla de varios reactivos químicos con codeína que se ha hecho reaccionar para obtener desomorfina. Aunque los medios digan que es el consumo de desomorfina lo que produce la necrosis en los usuarios, lo cierto es que la desomorfina es una droga inventada en los años 30 que ha sido usada como otros tantos opioides sintéticos sin el menor problema en entornos terapéuticos. No es ni más peligrosa ni menos que la morfina. Lo que convierte al krokodil en un despropósito peligroso es que la inyección de la disolución que contiene la desomorfina sintetizada caseramente, lleva incluidos sustancias como yodo o fósforo rojo, entre otros reactivos y subproductos resultantes de la reacción química. El efecto de la desomorfina es el de una morfina de duración más corta y que produce menos depresión respiratoria, a dosis equipotentes. Si se ha dejado de utilizar en entornos clínicos, es porque ha sido sustituida por otros compuestos más nuevos, con otras propiedades en duración y con patentes en activo que producen más dinero.

Si la desomorfina sintetizada en el proceso de fabricación casera del krokodil fuera posteriormente purificada y limpiada del resto de productos no deseados, sería una droga similar a la morfina o la heroína, sin ningún riesgo distinto al de esas conocidas sustancias. Pero esa opción en un entorno de miseria y carencia de recursos, es algo que no parece viable de manera suficiente como para que los usuarios de opiáceos intravenosos en Rusia no se vean abocados a opciones como el krokodil. Uno de los hijos de la prohibición de las drogas que nunca habrían visto las calles de no ser por la mezcla explosiva de la prohibición más salvaje, el apetito humano por dejar de sufrir, y el abandono a su suerte de una importante parte de la población.


No es probable que veamos krokodil fuera de un contexto tan radical como el de su origen ruso, en el que se dé la mezcla perfecta para que un veneno semejante pueda salir adelante. Es importante resaltar que el consumo del krokodil está asociado a la propia producción y consumo por parte del usuario, no pareciendo que tenga cabida en la oferta de productos del mercado negro, por lo desproporcionado de sus daños.

Sin embargo veremos como su leyenda -mal contada y omitiendo las verdades necesarias como con las “bath salts”- seguirá esparciéndose por los medios de distintos países, pasando a formar parte del arsenal de contenidos alarmantes y escalofriantes de las corrientes más prohibicionistas, sin recordarle al lector en la mayoría de las ocasiones que, ese monstruo que pudre la carne de quien lo usa, jamás hubiera existido si las posiciones más radicales del prohibicionismo en la guerra contra las drogas no hubieran llevado a Rusia a ser de los pocos países que no cuentan con terapias de mantenimiento con metadona para los adictos a opiáceos.




jueves, 16 de enero de 2014

Desde la Deep Web



Este texto fue publicado en el mes de Diciembre de 2013 en la Revista Yerba.
Lo he dejado tal y como fue escrito en octubre del 2013, y en la parte final del texto se citan algunos mercados de drogas online que puede ser que ya no existan cuando leas esto (la muerte y nacimiento de nuevos mercados de drogas en internet va muy rápida) pero que no modificamos por razones históricas.

Esperamos que os guste. :)





Desde la DEEP WEB.


Internet hoy forma parte de nuestras vidas: lo usamos en redes sociales, comunicaciones por email o servicios de mensajería, compramos en la red, nos informamos, nos documentamos y hasta nos agrupamos por intereses similares. Tiene un nuevo peso específico en nuestra actividad como seres humanos.

De alguna forma, Internet es casi un apéndice más de los habitantes del planeta, en los llamados países civilizados, que les ayuda a vivir en una conexión instantánea, impensable hace medio siglo, con personas y grupos que pueden estar en cualquier parte del planeta, y acceder a servicios que de otra forma sería imposible.

Todo esto está a nuestro alcance cuando queremos encontrarlo usando buscadores como Google, que son los que se encargan de indexar la información que sus robots recogen de la red. Pero no toda la información es recogida por los buscadores, ya que mucha pertenece a lugares de acceso restringido, se genera de forma dinámica a través de peticiones correctamente hechas a los servidores adecuados, o se mantiene con métodos que no permiten la indexación de su contenido por parte de los buscadores.

La “Deep Web” o web invisible, fue el término elegido por Michael K. Bergman, un empresario e investigador en nuevas tecnologías, para contraponerlo a la “Surface Web” o web visible y navegable mediante conexiones y buscadores comunes en un estupendo estudio en el que analizó el comportamiento de Internet. Eso fue hace más de 10 años, y ya por aquellas fechas quedaba patente que lo que no podíamos ver de Internet en los buscadores era de 400 a 550 veces más grande que la información que sí era recogida por los buscadores.



En su visionario trabajo, Bergman desgranaba más y más datos sobre ese mundo que los buscadores no podían mostrar, como que la información en la “Deep Web” era entre 1000 y 2000 veces de mejor calidad, más específica y detallada, normalmente agrupada por temas de interés, y sobre todo que el 95% de ella era de libre acceso público y sin pago o restricción.

Los intereses de Bergman en su estudio se centraban en las tendencias y evolución previsible de Internet y sus mercados asociados. Poco o nada imaginaba que el término que él acuñó, pasaría a ser mucho más de lo que él quiso incluir en ese concepto en agosto del año 2001.



¿Qué es la Deep Web ahora en 2013?


A la Deep Web actualmente los medios la presentan como una parte inaccesible de Internet mediante la navegación web convencional y mediante protocolos de comunicación habituales, que son los que utilizamos al usar cualquier navegador con una conexión común. Esto no es cierto: al echar un vistazo al estudio de Bergman, vemos que los dos lugares que -con gran diferencia- más cantidad de información contenían pero no era visible al buscar -debido a cuestiones de indexación simplemente- pertenecían a la NASA y la NOAA que eran dos agencias del gobierno de los USA, y cuyos datos eran teóricamente accesibles pero su ausencia de indexación los hacía invisibles.

Toda esa información, más otras cantidades -exponencialmente incrementadas- generadas en estos 12 últimos años, forma parte de la Deep Web ya que sigue siendo “invisible” para cualquiera que no la conozca con su vía de acceso previamente.

Sin salirnos de la Internet que prácticamente cualquiera sabe manejar hoy día, también hemos tenido y tenemos como parte de la Deep Web lugares de acceso restringido. Algunos por razones de pago o comerciales, y otros por otras razones de privacidad, tanto si se trataba de actividades legales, por ejemplo el sexo consentido entre adultos, como ilegales: la venta o compra de drogas prohibidas. 

Existen foros con distintos grados de privacidad donde, mediante referencias de otras personas, puedes acceder y comprar, vender o intercambiar drogas. Los hay en inglés y los ha habido en castellano, como en casi todos los idiomas: los usuarios de un lugar con intereses similares se agrupaban para facilitarse sus prácticas, compras e información relevante.

Aparte de todo lo mencionado anteriormente, hoy día existen otras zonas con contenidos totalmente inaccesibles mediante un navegador común y una conexión normal a Internet: la Dark Internet o Internet Oscura. En este caso ya no hablamos de páginas o datos que están almacenados sin posibilidad de usarse por no tener un acceso coherente a ellos -como ocurría inicialmente con la mayor parte de la Deep Web- sino de auténticos servidores de información que funcionan con protocolos informáticos no usados habitualmente y totalmente invisibles para los buscadores convencionales de la red. 

Esta zona oscura de la Internet es lo que actualmente los medios, en general por motivos de sensacionalismo o ignorancia, consideran la Deep Web, aunque en realidad es sólo una pequeña fracción de todo lo que abarca.




¿Cómo se accede entonces a esa Deep Web?


La red TOR tiene la clave para poder penetrar en una buena parte de esa Deep Web.




TOR era un acrónimo para “The Onion Router” que surgió siendo un protocolo de ofuscación de identidad: una forma de no revelar qué ordenador pedía qué información mediante un sistema de capas que “enterraba” la IP que hacía la petición original. TOR fue creciendo hasta ser la “TOR Network” o “Red TOR” a partir del año 2004 al ganar popularidad, convirtiéndose en lo que es hoy, pero es interesante recordar que nació siendo un proyecto pagado por la Marina de los USA y financiado por varias agencias del gobierno de dicho país. TOR es también creación de los militares, como lo fue Internet.




Para usar la red TOR hace unos años era necesario contar con ciertos conocimientos informáticos más avanzados que los que la media de las personas podían tener, pero esto dejó de ser así hace tiempo: es tan simple como usar un navegador TOR. Basta con buscar en Google las palabras TOR BROWSER y verás una página que te ofrece descargar el navegador adecuado. Se baja e instala como cualquier otro, y el propio navegador se conecta pulsando un botón a la red TOR, permitiéndote navegar dentro de un nuevo mundo de direcciones y contenidos que no están en los buscadores.

La oferta obvia de la red TOR es una cierta garantía -no total- de privacidad por su sistema de enrutamiento. Existen buscadores e incluso algunas páginas de estilo “wiki” que informan de foros o páginas en TOR, o de lo contrario resultaría muy complicado moverse totalmente a ciegas. Lo que tienen todas las web allí en común es que su extensión no será .com o .net ni cualquier extensión del DNS habitual sino una serie de caracteres acabados en la extensión “.onion” en alusión a la red usada. Estas direcciones se pueden encontrar en buscadores desde la web común, pero no se puede acceder a dichas páginas sino desde la red TOR.




¿Qué podemos encontrar en la red TOR?


Internet es a día de hoy una especie de cerebro global, intercomunicando pensamientos y personas a velocidad cuasi-neuronal, que está provocando cambios globales a la hora de entender las relaciones humanas y, entre ellas, el comercio que para muchos es “una forma civilizada de hacer la guerra”. Mientras la web común contiene todo lo que dejamos que quede registrado en esa memoria que son los buscadores, la red TOR sería algo semejante a la parte oculta de nuestros pensamientos y acciones, lo que queremos mantener en mayor secreto. Y como las redes informáticas no son más que herramientas que los humanos usamos, en TOR podremos encontrar de todo lo que los seres humanos, por unas u otras razones, no quieren exponer en público o sólo lo quieren mostrar a un publico muy limitado y seleccionado.

¿Entramos ya en el terreno ilegal sin saberlo? Estamos aproximándonos, pero de momento todo es totalmente legal. Navegar por TOR no es delito. El delito es lo que se haga en dicha red, exactamente igual que en la web común, pero con el anonimato que permite TOR y eso convierte el lugar en un estupendo caldo de cultivo para todas aquellas actividades que son ilegales como vender drogas, pero también para otras en las que sus participantes quieren mantener un grado extra de anonimato, como podría ser el gusto por vestirse con bridas de caballo y ser azotado por otras personas, y que no tienen nada de ilegal en sí mismas.

Se ha dicho que en esa “Deep Web” de la que hablan tan escandalosamente los medios se pueden comprar armas, y así es. También en la web común uno encuentra cómo comprar armas si se lo propone. 






Se ha dicho que existían lugares donde encargar ejecuciones y asesinatos, y aunque así lo ofrecían algunas personas la realidad es que el lugar donde eso ocurría ha reconocido que la mayor parte de dichos anuncios eran timos o gente desesperada y nunca profesionales, como ocurre también en la web común con gente que se ofrece para ese tipo de crímenes. Y según el FBI, la búsqueda de un asesino a sueldo por parte del dueño de Silk Road, el famoso Dread Pirate Roberts, ha sido una de las oscuras razones de su captura.

Se ha dicho que existen mercados de drogas en los que puedes comprar cualquier sustancia que puedas imaginar sin moverte del sillón de tu casa y sin dejar rastro en el pago. Eso sí es cierto.
También que a esos mercados de drogas no necesitas ser invitado, sino que puedes acceder directamente y sin que nadie más lo sepa. Totalmente cierto.



Los requisitos son una simple dirección postal donde recibir el producto, y el pago mediante Bitcoin -o en algunos casos también es posible con Litecoins- que son criptomonedas virtuales muy difíciles de rastrear y de determinar las transacciones que se realizan entre sus poseedores, ya que no existe un banco central, un gobierno o una institución controlando el uso y evolución de dichas nuevas monedas. A día de hoy, un Bitcoin tiene un valor aproximado de 700 euros (Actualizado a 15 de Enero de 2014), cuando hace un año no llegaba a 10 euros.

Existen en esa zona de la web varios mercados de este tipo, aparte del famoso Silk Road que ha dejado de funcionar tras la captura -supuestamente- del gestor y dueño, y la incautación de un par de millones de dólares en Bitcoins en las cuentas de los usuarios (compradores y vendedores). No sólo existían Atlantis o Silk Road, hay muchos más que esperan su turno para brotar, casi de la misma forma que una red de tráfico sustituye a otra cuando es desarticulada. 

Entre los que se encuentran cuando este texto se escribe aún activos están Black Market Reloaded o Sheep Marketplace, que en estos momentos están recogiendo el mercado que ha quedado desabastecido por el cierre de los otros lugares. Y para encontrar estos “nuevos” lugares basta con buscar sus direcciones en Google a través de la red normal: no podremos acceder a ellos desde la red común, pero sí encontrar la forma de llegar en foros y páginas donde se publicitan las direcciones y, hasta hace poco, también los productos.



¿Qué hace entonces la policía de los distintos países ante este fenómeno mundial?


La policía en sus distintas formas y países hacen lo que buenamente pueden, pero reconocen que son mercados realmente difíciles de atacar: apenas unos días después de haber cerrado Silk Road en una macro-operación, que tiene más de película que de realidad, su vacío ya está siendo llenado por otros nuevos competidores.

Hace pocos meses el FBI -presumiblemente- usando un fallo de configuración por defecto del navegador más común usado en dicha red, el TOR Browser, que mantenía activa la ejecución de javascript, se aprovechó para localizar a un montón de personas que usaban dicha red y pasaban por donde ellos habían dejado un código malicioso que enviaba tu identidad a la policía.

Como pasear por TOR no es delito alguno, sólo pudieron usarlo para localizar físicamente a una persona que tenía la propiedad y el control del mayor servicio de hosting para webs de todo tipo en la red TOR, acusándole de tener alojada pornografía infantil en las páginas de algunos de sus usuarios (cosa probablemente cierta) y a la vez dejando fuera de juego a TORMAIL, que era el principal servicio de email dentro de TOR y que se usaba para todo tipo de transacciones y comunicaciones.


Las autoridades son conscientes de que la combinación de TOR (u otras formas más complejas de comunicación no convencional a través de las redes) junto con medios de pago como Bitcoin o Litecoin, son una combinación casi intocable y realmente difícil de vencer. Acostumbrados a un mundo donde todas nuestras transacciones económicas quedan registradas (bancos, servicios postales y envíos de dinero a través de empresas tipo Western Union) y donde nuestros pasos en la red podían ser espiados impunemente, estos nuevos modelos son un dolor de cabeza permanente.





Los responsables de atacar estos lugares, reconocen que no pueden hacer mucho: los recursos para poder atrapar y acusar con suficientes pruebas a un vendedor o al dueño de un mercado adolecen de proporción y eso juega a favor de los vendedores. Para la detención de Dread Pirate Roberts han hecho falta más de 100 agentes en USA infiltrándose en dichos mercados, y haciendo compras a los vendedores para poder llegar a algunos de ellos y a la cabeza del mercado.

Todo para atrapar a un chico de 29 años con mucho ingenio, dinero, algunas drogas, y ni un sólo arma. ¿Mereció la pena viendo los resultados? Permítanme dudarlo.




¿Cuáles son esos mercados accesibles para cualquiera y qué venden?


Hasta hace muy poco, había 3 grandes sitios dentro de red TOR que funcionaban como mercados de drogas (entre otras cosas). Eran Silk Road, Black Market Reloaded y Atlantis, y este último sitio se había lanzado hacía unos meses a una campaña publicitaria desde YouTube de aspecto profesional para promocionarse en toda la web conocida, en la que explicaban la facilidad como la que un supuesto fumador de cannabis se había mudado de ciudad y no conocía a ningún vendedor de confianza, y tampoco quería ir a comprar al mercado negro en la calle, conseguía sin moverse de casa unos estupendos cogollos de marihuana que le colocaban hasta dejarle “contento y relajado como un puto gatito”.

Pero Atlantis dejó de existir hace meses: un buen día sus administradores decidieron que, por motivos de seguridad no revelados, preferían cerrar el lugar a pesar de presumir en ser unos de los más seguros en varios aspectos.
El dinero que había en sus cuentas, no se sabe muy bien qué pasó con él, aunque anunciaron que los clientes tendrían una semana para retirarlo, no fue así para todos. Algunos hablan de un timo masivo, pero por otra parte las estimaciones de lo que podía haber según el volumen de compra y los usuarios no superaban los 5000 euros, lo cual obviamente no compensa en el riesgo de haber estado administrando un mercado de drogas ilegales, que realmente da muchos más beneficios funcionando como tal que robando “las moneditas que hay en la caja”.

Tras el cierre misterioso de Atlantis sin que se detuviera a ninguna persona, semanas después cayó Silk Road en manos del FBI, que era el premio gordo de los mercados ilegales online.



Ahora mismo (Octubre de 2013) quedan funcionando -entre otros más ocultos- Black Market Reloaded y Sheep Marketplace dentro de la red TOR, sin mencionar otros puntos de venta, posiblemente la mayoría de acceso restringido a unos pocos, incluso dentro de esas redes teóricamente anónimas.

En todos ellos, las estadísticas sobre ventas de drogas eran bastante similares: la que se lleva de calle el primer puesto en todos ellos era el cannabis y sus derivados como el hashís, los cogollos de marihuana o las preparaciones refinadas como el BHO o el Budder con altísimos niveles de THC y otros cannabinoides naturales. Muy por delante de otras drogas como la cocaína, heroína, DMT, LSD y una infinita variedad otras drogas de su catálogo, que incluye hasta péptidos ilegales que se usan para ponerse morena sin tomar el sol, pero ilegales porque producen cáncer. Aún así, parece que existe mercado para sustancias tan arriesgadas como esa, así que ¿cómo no lo iba a tener el cannabis?

El modo de funcionamiento de estos mercados de similar a Ebay, donde los vendedores anuncian sus productos con el precio que ellos deciden, y los compradores eligen vendedores. Para evitar timos por parte de compradores o de vendedores (ya que el sistema se basa en la palabra sin otra vinculación) existen sistema de “escrow” en los que el mercado retiene el dinero hasta que la transacción del producto se ha completado correctamente, y en caso de no ser así, tienen sus propios sistemas para resolver amigablemente las disputas que puedan surgir.

Lo de amigablemente cobra alta importancia aquí, donde la leyes que protegen el comercio fracasan porque se comercia con bienes ilegales o no regulados, ya que lo más valioso que tienes en estos lugares es tu reputación como comprador o como vendedor. Cuando alguien quiere comprar un producto (digamos 10 gramos de cogollos de marihuana) busca un vendedor cuyos comentarios reportados por sus compradores son buenos, como haríamos al mirar en la web un alojamiento leyendo lo que otros inquilinos han dicho de él. Pero también los vendedores son exigentes: no quieren compradores que intenten timarles, quieren compradores que paguen bien y no den problemas. Por esa razón muchos vendedores no querrán venderte si no tienes un buen historial de compras en ese mercado. Y ambos, comprador y vendedor se puntúan mutuamente para que otros usuarios conozcan su comportamiento.

La realidad final de estos lugares, cuyos dueños se permiten conceder entrevistas a revistas como Forbes -por su relevancia en los nuevos modelos de mercado- mientras son buscados por la policía de medio mundo, es que sirven para poner en contacto a un vendedor y un comprador que, en su inmensa mayoría, lo que quieren es completar la venta felizmente para ambos. Hay que recordar que nadie está a salvo de encontrarse un timo, y en especial las primeras veces que se usan estos lugares si no se siguen las recomendaciones básicas para estos mercados online y anónimos y que nos evitarán esos problemas.

Es demasiado pronto para asegurar que dichos mercados sobrevivirán en el futuro tal y como existen hoy, pero de lo que no cabe duda es que han inaugurado una nueva forma de compra-venta de drogas. La relación con el entorno criminal es de menor implicación que en los mercados tradicionales, donde expones hasta tu integridad física con las consecuencias que puede traer. Aquí la exposición del comprador queda reducida a una dirección postal (muchas veces encabezada con un nombre falso) y eso aumenta la seguridad para el comprador, ya que la compra en cantidades mínimas se entiende como uso personal pero la venta de cualquier cantidad de droga es delito.


De lo que no hay duda es que son el germen de una nueva forma de relacionar compradores y vendedores de drogas, más allá de fronteras, legislaciones y controles económicos gracias al uso del Bitcoin -u otras criptomonedas- y a las limitaciones obvias de lo que los estados pueden dedicar a luchar contra el menudeo a través del correo postal en busca de cantidades para uso personal de drogas, todavía a día de hoy, ilegales.







Symposion.

jueves, 2 de enero de 2014

Los ecig y la tecnología de la reducción de riesgos en el uso de drogas




Los Ecig: tecnología y reducción de riesgos en el uso de drogas.

Llevo casi 30 años fumando tabaco, y sé que el tabaco será la causa más probable de mi muerte si nada cambia. Así de clara es mi postura frente al tabaco: sé que es un suicidio, pero soy del grupo de personas que nos enganchamos a los cigarrillos hace décadas y que a pesar de haber probado cientos de drogas distintas, no había encontrado los problemas que el tabaco me ha dado en ninguna de las otras drogas que he consumido.

Hace unos meses, tras haber escuchado hablar de los ecig o cigarrillos electrónicos, me decidí a ponerme en contacto con una casa de venta de estos dispositivos para solicitarles una muestra de su producto e información.

Dos ecig: uno con batería de 900 miliamperios 
más grande a la izquierda, 
una batería con su cargador USB 
y otro ecig con atomizador de 2'4 ml
 en lugar de los 1'6 ml del modelo Go.

La primera duda que tenía era si tenían o no nicotina: yo no quería añadir el consumo de un producto nuevo -fuera adictivo o no- sino que mi objetivo ideal en ese momento era no consumir nicotina a través del tabaco en combustión. Si yo quería, tenían 3 graduaciones de nicotina distintas en sus productos y una variedad sin nicotina. Estupendo.

La segunda duda era qué servía de vehículo para esa nicotina con saborizantes y aromas. Es una mezcla de propilenglicol y glicerina vegetal. La mezcla se calienta hasta los 350 grados celsius en al atomizador mediante una batería que se carga con un puerto USB y se aspira a través de una boquilla.

La tercera duda era más técnica sobre el tipo de nicotina utilizada (su forma química) y resultó ser base libre de nicotina lo que se vaporizaba mediante calor y sin combustión. Esta duda era más técnica porque sirvió para explorar las opciones que se podrían usar con los ecig y otras drogas.

Y la compañía me envió amablemente una muestra de su producto para que lo probara, cosa que he hecho durante unos meses antes de hablar sobre ello.

Distintas esencias con nicotina -o sin ella- que se pueden usar en el ecig.



¿Qué ha pasado tras la llegada del ecig a mi vida?

El primer día que recibí el ecig de Essenz (modelo Go) simplemente tenía la intención de probarlo y emitir una opinión sobre él. No tenía ningún objetivo más en mi cabeza, porque no creía que nada pudiera sustituir al tabaco que llevaba décadas consumiendo.

Lo monté, atendí a las instrucciones que me dieron, lo rellené con esencia de tabaco con 18 miligramos de nicotina por mililitro de solución sabor RY4 -la nicotina es un veneno tan potente como el cianuro potásico y una gota de nicotina pura puede matar a un adulto- y lo probé. En un bote de esencia para ecig con nicotina de 18 mgs por mililitro y 10 mililitros, hay entre 4 y 5 dosis mortales para un adulto, y varias veces más para niños. Cuidado con quién accede a esos productos siempre!! 

Era mi primera vez engañando al cigarrillo de combustión de tabaco.

Me gustó. No era exactamente como fumar tabaco: el vapor que inhalaba no quemaba, tenía sabor agradable, y si bien la cantidad que ese modelo aportaba de vapor por cada calada no era la que a mí me interesaba por mi forma de fumar, me servía perfectamente. Y dejé estar al ecig a mi lado el resto del día. Ante mí, tenía el paquete de tabaco y el ecig cargado. Durante ese día fumé ambas cosas, pero me di cuenta pronto de que si tenía a mano el ecig, no me encendía un cigarro....

Mi ecig cargado con la mezcla de esencias 
-con o sin nicotina u otras drogas- 
que me apetece consumir.

Quienes viven conmigo se dieron cuenta muy rápido. No siendo fumadores, que una casa dejase de tener un fumador dentro soltando humo de una combustión se notaba mucho... tanto que yo mismo empecé a notar el olor a tabaco en mi ropa y la de otras personas, cosa que nunca me había pasado.

Estaba dejando de fumar tabaco y no me estaba dando ni cuenta.
No existía un mono o síndrome de abstinencia a la nicotina porque seguía manteniendo la dosis necesaria en mi cuerpo, y mientras tuviera el ecig cerca no recurría al tabaco.
Una de las primeras cosas en donde se notó fue en la economía: aunque el mantenimiento del ecig es más caro de lo que parece a primera vista (baterías y atomizadores que duran MUY POCO) resulta mucho más barato que fumar tabaco de combustión, e infinitamente menos dañino que los miles de sustancias generadas al someter a combustión cualquier materia vegetal (tenga nicotina o no).

Estaba ahorrando dinero y consiguiendo un claro beneficio para mi salud y la de los que me rodean.
La gente suele creer que lo dañino de fumar tabaco es la nicotina, y eso no es cierto.
La nicotina es la sustancia más activa del tabaco -no la única- que nos da su efecto estimulante o relajante según la consumamos. La nicotina es lo que nos mantiene enganchados al tradicional tabaco, y es la llave también para dejar de consumirlo.
El gran daño del tabaco lo provoca la combustión y el acto de meter el resultado de esa combustión en nuestros pulmones.

Cualquiera puede argumentar -no sin razón- que sería mucho más sano no inhalar nada, ni vapores ni combustiones. Es cierto. Pero la diferencia del daño causado por el tabaco tradicional frente al ecig como forma de autoadministrarse nicotina es tan abismal que personajes como el especialista inglés David Nutt augura un enorme descenso de las enfermedades asociadas al consumo de tabaco en la próxima década gracias a los dispositivos electrónicos como el ecig.

Al cabo de un mes, mi factura en el estanco se notó mucho en caída libre y la estanquera me preguntó: le conté lo del ecig y que les quitaría una buena parte del mercado. Me dijo que no lo creía. A las dos semanas, la estanquera también vendía ecigs en el estanco. Seguía acudiendo al estanco porque necesito tabaco para fumar mis porros de marihuana: sé que puedo fumarlo sin tabaco, pero me gusta con él. Pero lo que antes me duraba una semana, ahora me duraba un mes.

Empecé a realizar mis propias mezclas de esencias, con diferentes modelos de tabaco, de café, de menta, de manzana, de vainilla, hasta hacerme con un grupo de esencias con las que elaborar el sabor que me apetece fumar en cada momento, porque se pueden mezclar entre ellas sin problema alguno.

También he tenido que acostumbrarme a tener otro ritmo, para no quedarme sin nicotina, y tener la baterías cargadas siempre para cuando una se acaba, poder usar otra mientras se carga. Y he tenido que aprender a fumar-vapear de otra forma. No es igual que un cigarro: la forma de administrarse la droga no está marcada por el ritmo de combustión del cigarrillo sino por tu propio apetito.
No se trata de fumar el ecig como si fuera tabaco, sino de saber aprovechar las ventajas que ofrece.

El mantenimiento del ecig no se debe pensar sólo en el coste de las esencias. Las baterías duran cerca de un mes a buen ritmo, poco más o menos que los atomizadores. Y las dos cosas juntas, son unos 25 euros. El coste de las esencias en un fumador tipo de un paquete diario no es superior a los 5 euros a la semana, casi el mismo coste de un solo paquete de tabaco.

Yo recomiendo como consejo de salud, que quienes pasen al ecig NO intenten dejar la nicotina al hacer ese cambio. Ese no es el objetivo en primer lugar: lo primero y más importante es dejar el tabaco, no la nicotina.
Usar una dosis alta de nicotina en la esencia permite tener que dar menos caladas, ahorrar dinero y no sentir nostalgia ni el impulso de coger un cigarro. Mi consejo es que el fumador se mantenga en la dosis más alta de nicotina y cuando esté acostumbrado al ecig, que pruebe a descender en el grado que vea conveniente.

También he de decir que si no se es previamente fumador de tabaco me parece una estupidez comenzar a inhalar un producto por vía pulmonar, sea el que sea, si no es por una razón médica (como ciertos inhaladores), porque siempre tendrá riesgos aunque sean pocos, y siempre será menos dañino no introducir en nuestro cuerpo sustancias ajenas por vías poco apropiadas.

A la hora de ver el ecig como un mecanismo obvio de reducción de riesgos en el consumo de nicotina, ha habido una pequeña tontería que ha ayudado mucho a que el ecig sustituyera totalmente a día de hoy al cigarro de combustión en mi vida, y es una pequeña banda de tela con un enganche que vale un par de euros y que sirve para poder llevar colgado el ecig: de esta forma el impulso -tan habitual del fumador- de echarse mano al bolso para buscar el paquete y el mechero y encenderse un pitillo, se modifica por echarse mano al pecho y darle a un botón para que nos suministre la dosis de nicotina que deseamos.
Ese es el gasto más pequeño que he hecho en mi vida y que mayor repercusión ha tenido sobre mi salud. Debo reconocer que lo de poder fumar en los bares, conciertos, salas de espera, supermercados y cines, hace el ecig un dispositivo mucho más interesante para poder sortear las prohibiciones que hacen que no podamos fumar en la mayoría de los lugares.

La correa atada al ecig 
evita que eches mano al paquete de tabaco. 
Modifica tus costumbres!!

De hecho aunque se planea regular el uso de los ecig, el primer abordaje del asunto, a nivel nacional y no meramente local, no contempla volver a prohibir su uso en los establecimientos de hostelería porque que el “antiguo fumador de tabaco” haya podido volver a entrar al bar a tomarse su café sin tener que salir a la calle a chupar frío para administrarse nicotina es algo que está quedando atrás y se está notando en la maltrecha caja de los bares hispanos.



¿Además de para dejar de fumar tabaco se pueden usar los ecig para otras cosas?

Pues sí. Los ecig son dispositivos que calientan a 350 grados una solución para vaporizarla.
Esa misma lógica se puede aplicar con todas las demás drogas y no sólo con la nicotina.

La primera prueba que hice, en vista de que el solvente era propilenglicol, fue con hash de buena calidad. Puse una bolita en una cuchara, le eché esencia de vainilla sin nicotina (para no mezclar dos drogas) y apliqué calor con un mechero. El hash se disolvió en la esencia dejando un poso de materia vegetal. Tras filtrarlo (aconsejo un filtro de rueda, aunque cueste más trabajo y dinero) lo inyecté con una jeringuilla en el depósito del ecig. Y lo usé. Funcionaba pero poco. La principal razón es que la cantidad de principio activo (THC) en proporción al solvente no era suficientemente alta, pero servía para ver que cualquier solución de cannabinoides podría usarse con un ecig si está convenientemente filtrada para no atascar el atomizador.

Dos atomizadores ya quemados, 
entre el uso y las distintas pruebas con otras drogas.

La siguiente prueba la hice con cocaína. La cocaína tenía que estar en forma de base libre para poder ser vaporizada sin que se descomponga cerca de los 200 grados, con lo que perderíamos el efecto. Así que hice una pequeña base de cocaína que posteriormente disolví con esencia y con calor. En este caso no quedaban restos visibles y la disolución parecía limpia. Inyecté en el ecig y usé. Perfecto. En este caso, como la proporción de principio activo era más alta, el efecto fue similar al de estar fumando base de cocaína sobre papel de plata, pero algo más suave dada la proporción que usé.

Después pasé a la heroína en base (heroína marrón), y si bien era susceptible de ser utilizada de la misma forma, el grado de adulteración que suele traer la heroína, con cafeína, paracetamol y demás añadidos, hacía que aunque resultaba posible, había que concentrar mucha cantidad para percibir los efectos.

Hice algunas pruebas con otras sustancias que no merece la pena mencionar -para no dar más ideas- pero que todas venían a mostrar lo mismo: si puedes disolver una sustancia en la esencia del ecig, y esa sustancia no se descompone por el calor, puedes usar el ecig para administrarte esa droga.
Puede tener un punto interesante a la hora de manejar compuestos que son activos al vaporizarlos o fumarlos pero cuya potencia en relación al peso los hace de difícil manejo, como pueden ser los derivados alegales del fentanilo.


¿Entonces es bueno o malo?

El ecig es un dispositivo de vaporización que se puede usar para sustituir al consumo de tabaco y producir una notable mejoría en la salud de sus usuarios con la administración inteligente de nicotina. No es ni bueno, ni malo. Puede ser mejor que o peor que, pero en sí mismo es un instrumento sin más.

Que pueda ser usado con otras drogas... ¿debe entenderse como un problema? No lo creo.
Aunque he probado su funcionalidad con distintas sustancias no parece que resulte en principio interesante más que como experimento, o para poder consumir una sustancia de forma inadvertida como si fuera el consumo de la esencia. Pero no parece -de momento y con los dispositivos actuales- que se vaya a pasar a consumir drogas de esa forma, excepto la nicotina que por sus características es la óptima para el dispositivo.



A día de hoy, el consejo de sustituir el tabaco por el consumo de nicotina mediante ecig, es posiblemente el mejor consejo de salud que le podamos dar a cualquier fumador tradicional que esté cerca de nosotros. Y por su precio, bastante asequible, parece el regalo perfecto para los Reyes de este año: podéis ver dejar de fumar tabaco a personas que nunca imaginasteis que serían capaces de lograrlo.

Estupendo juguetito el ecig, que además evita que te jodas más la salud con el mortalmente dañino tabaco fumado mediante combustión..
A mí me ha convencido y, sin darme cuenta, he podido quitarme del tabaco de una vez tras décadas.

Tal vez ahora pueda pensar en morir de otra cosa que no sea de un cáncer de pulmón. :)