martes, 16 de febrero de 2016

Lemmy y Motörhead: speed hecho música.


Este texto fue publicado en el portal Cannabis.es tras la muerte del ícono del rock, y aquí lo traemos a modo de homenaje personal. Nos caía bien Lemmy. Un tipo claro.

Esperamos que os guste.

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Lemmy: la anfetamina se hizo música.


Hace unos pocos días, el 28 de diciembre como si fuera una inocentada, el mundo recibía la noticia: Lemmy ha muerto. 

¿Y quién es Lemmy? Lemmy es Dios.

¿Cómo contar esta historia a quien, por razones de edad, no ha conocido al padrino del rock más sucio que surgió de nuestro planeta? Para alguien como yo, ya en los cuarenta-y-tantos, es difícil imaginar a alguien que le guste la música moderna y no sepa quien era Lemmy.




Lemmy Kilmister era el cantante, bajista y alma de Motörhead, pero eso no es decir mucho para quien no ha puesto sus orejas a planchar bajo la apisonadora musical que creó. Lemmy, Ian Fraser Kilmister de nombre oficial, nace en el Reino Unido el día de Nochebuena de 1945 aunque su vida no estuvo precisamente iluminada por felices estrellas. 

A los 3 meses de nacer, su padre que era un piloto de la fuerza aérea se pira y les abandona a él y a su madre. Ella se casa con un jugador de fútbol 10 años después, y entran en la familia dos nuevos hijos de un anterior matrimonio del padrastro, con los que Lemmy no consigue llevarse bien. Se mudan a vivir a Gales, época de la que Lemmy comentó -con su sarcasmo habitual- que “aunque no era nada agradable ser el único chico inglés entre 700 chicos galeses, aquello tuvo su gracia desde el punto de vista antropológico”.

Hechos así fueron conformando el carácter del chico, que antes de los 16 había abandonado la escuela y despuntaba mostrando sus propias aficiones: el juego, las mujeres y el rock'n'roll incipiente de la época. A los 17 años ya había causado su primer embarazo: un hijo que fue dado en adopción por la madre y que, cuando se re-encontraron años después, “le faltó coraje para decirle qué mal tipo era su padre” según contaba Lemmy. 


Hasta qué punto le iba el vicio, que su apodo como Lemmy es una contracción de las palabras “lend me” o “préstame” en castellano, de tanto que las usaba para pedir pasta. Entonces Lemmy ya tocaba la guitarra y procuraba asistir a tantos conciertos como podía, viendo a los primeros Beatles entre otros y tocando además en varios grupos. El germen de la leyenda estaba ya sobre tierra fértil.



A los 21 se muda a Londres para poder seguir avanzando en la música, y aterriza en el piso de su amigo Neville que era el mánager de Jimi Hendrix y que vivía con el bajista del grupo, así que acabó de roadie con Hendrix, embarcado en años de consumo salvaje de LSD. De esa época contaba que no podía hacer dos noches seguidas de trabajo sin dos dosis dobles -de la época- de ácido. 




Por entonces recibió un gran botín de LSD de las manos del propio Hendrix: lo habían llevado a USA mientras era todavía legal y resultó ilegalizado mientras ellos se encontraban allí, así que Jimi se lo dio todo para que se deshiciera de él y no acabar en el talego. Jimi Hendrix, al lado de Lemmy, era un tipo sensato. Lemmy, como era de esperar, no le hizo caso y se quedó todo el ácido para meterse en la más salvaje psiquedelia hasta el año 1975 desde ese momento.

En 1971, ya nadando en ácido, alcohol y sexo, es reclutado por la banda de rock psiquedélico Hawkwind, con quien graba y toca hasta el año 1975. Lemmy no tenía ni idea de tocar el bajo -él tocaba la guitarra hasta ese momento- cuando le llaman para tocar justo antes de una actuación benéfica. Eso tuvo que ver en su distintiva forma de enfrentar el instrumento: en lugar de lineas melódicas simples él usaba el bajo como una guitarra, dando acordes a modo casi de guitarra rítmica. Y todo estaba ya preparado para que se produjera el nacimiento de la más sucia, macarra y germinal banda de rock de todos los tiempos.




En plena gira con Hawkwind, Lemmy es arrestado en la frontera entre USA y Canadá, acusado de tenencia de cocaína. Los del grupo -eran bastante snobs y sólo miraban bien a quienes tomaban “drogas orgánicas”- pasaron de él y no le esperaron. Le liberaron días después sin cargos, porque no era cocaína aquellos polvos blancos, sino anfetamina: la nueva gran amante de Lemmy. 

Por suerte para él las leyes sobre la anfetamina, en aquellos años, eran mucho menos beligerantes que sobre otras drogas: el producto se anunciaba en revistas y se vendía legalmente como churros. Puesto de patitas en la calle tras esa detención, sin grupo en el que tocar, y con una bolsa de anfetamina como compañera tras haberse tomado todo el ácido que Jimi Hendrix no se tomó... ¿qué mejor que montar una banda de rock de verdad y dejarse de mariconadas? Ahí nacía Motörhead.

Para entonces, Lemmy era un tipo feo -muy feo- con unas largas patillas que nunca se quitó, con un par de grandes verrugas en un lado de su cara más una voz gutural y rota cuyo expediente no dejaba lugar a dudas: era lo que entonces se consideraba un peligro público. Si a eso le añades una desmesurada pasión por la parafernalia nazi que llevaba en sus ropas y actuaciones -no se cambiaba de ropa para subir a tocar, era como vestía- y estar siempre entre mujeres “de mala vida y buenas manos” pues la verdad es que el hombre lo tenía todo. Era el año de 1975 y teníamos ya la encarnación del “chico malo del rock”: había nacido un ícono estético para muchas generaciones venideras.

Su actitud irrespetuosa con las normas y autoridades le hizo querer llamar al grupo “Bastards” pero los consejos de un mánager le hicieron ver que con ese nombre, las emisoras de radio inglesas no podrían seguramente emitirles. Era el año 75 y llamarse “los hijos de puta” no sonaba bien. Así que Lemmy aceptó y cambió a Motörhead, que era el nombre de la última canción que compuso para el anterior grupo.

¿Qué era Motörhead? Motörhead era anfetamina en esencia. Era un termino en slang que usaban para referirse a los consumidores de esta droga y, cómo no, esa era la droga que servía de vínculo de unión psicoactivo del grupo. Cuando a Lemmy se le preguntó sobre por qué consumía anfetamina y no otra droga como elección principal, él contestó que era por pura necesidad ya que era la única que podía hacerte subir a un escenario a tocar tras 9 horas de viaje en una furgoneta.

¿Cómo sonaban? Pues supongo que cada uno tendrá una descripción, pero para mí era como un bloque enorme de hormigón entrándote por la oreja, compacto, áspero, sin concesiones. Podían ser más punkies que los Sex Pistols -aprendices del lado salvaje- y más macarras que nadie sobre el escenario, aunque Lemmy siempre dijo que ellos eran “una banda de rock'n'roll, la más guarra, pero rock'n'roll”. No dejaba de ser cierto, hacían rock'n'roll con un bajo saturando amplificadores y distorsión hasta dar miedo. Y realmente lo daban, tanto que mucha gente no quería contratarlos en el circuito de música en directo por su fama, que hacía honor a la realidad: música escrita con alcohol y anfetaminas para ser disfrutada de una forma similar.


Como es de esperar, este uso inmoderado de drogas reflejaba personalidades con menos moderación aún. Esas cosas, en un grupo de música, suelen acabar saltando por los aires y eso provocó infinitos cambios de formación en que sólo Lemmy sobrevivía y, además, se follaba a las novias de los que echaba o le dejaban. No se andaba nunca con tonterías y desconocía el significado de la palabra “cortesía” -excepto con las damas- diciendo siempre lo que pensaba y eso no todo el mundo lo llevaba bien. 

El grupo sobrevivía entre sus propias tensiones, broncas y peleas que acababan saldándose con músicos heridos, huesos rotos y gente tocando sobre el escenario con una escayola en una silla. Pero Motörhead eran unos albañiles de la música y si no tocaban no tenían pasta, llegando a pasarlas putas muchas veces, así que había que seguir: siempre.




De esta guisa llegaron a la explosión de su popularidad con el soberbio “Ace of Spades” -una canción dedicada al vicio de los juegos de azar- que sonaba como una jodida ametralladora pasada de speed disparándote al oído uno de los riffs más reconocibles de la historia del rock, y que ha sido versionada como tributo por una lista interminable de músicos. 

De hecho, para muchos, es el tema germinal de lo que es el thrash y el speed metal para toda una generación. Gente como Metallica o Anthrax han reconocido que ellos no existirían -al menos como los hemos conocido- sin la existencia de Lemmy y su Motörhead. Poco después -Motörhead era capaz de sacar dos discos por año cuando se lo proponía- publicaron “Killed by Death” siendo otro de los grandes himnos del grupo. El vídeo de esta canción se convirtió en una recopilación de clichés sobre el heavy (donde eran encasillados por la mayoría) en el que Lemmy encarnaba el prototipo: rockero de gafas de sol, con moto y pintas de macarra, atraviesa con la moto la pared de la casa de unos padres moñas viendo la tele para llevarse a su hija rubia, heavy y con buenas tetas, mientras les hace una peineta para poco después morir a balazos asesinado por la policía y resucitar de su propia tumba, cabalgando su moto.




La imagen icónica de Lemmy ha tenido cabida en numerosos cameos en cine y televisión, incluido un divertido programa infantil inglés -con niños que no pasaban de los 10 años- al que acudió toda la banda y se puede ver a una manada de niños meneando las cabezas al ritmo de la música del grupo. También apareció como personaje principal en un videojuego llamado Motörhead, para las plataformas Amiga y Commodore, y en otros posteriormente. Ya era una leyenda viva cuando hizo un cameo en la película “Airheads” en la que, además, se produce el mítico diálogo que los incombustibles fans de Lemmy conocen a la perfección:

  • ¿Quién ganaría en un combate de lucha libre, Lemmy o Dios?
  • ¡Lemmy!
  • ¡¡MEEEEEEEC!!
  • ¿Dios...?
  • Error. Pregunta trampa, soplapollas: ¡¡Lemmy es Dios!!



Lemmy usó a placer todas las drogas que tuvo a su alcance menos la heroína, droga con la que siempre mantuvo una mala relación personal: el gran amor de su vida fue una bailarina que encontró muerta en la bañera de casa con una sobredosis de caballo (valga la redundancia). Nunca entendió el consumo de heroína porque asumía (nunca la probó) que era “algo tan tan tan bueno que no permitía tener control sobre ello, llevando a la gente a perder sus propias vidas”. Pero nunca moralizó con el asunto, ya que él nadaba entre otras drogas duras como el alcohol, que quitaba y quita muchas más vidas.




A lo largo de su carrera acabó cristalizando en una leyenda viva, que conseguía sorprender a gente tan capeada como Ozzy Osbourne, que acababan reconociendo que nunca habían tenido delante a nadie igual y que era tal y como se veía, y que los peores “rebeldes” del rock a su lado era unos jodidos aprendices. O Dave Grohl de Nirvana y Foo Fighters, quien decía que “ni siquiera Keith Richards se acerca a lo que Lemmy es”

Ya mudado a vivir a Los Ángeles, por cuestiones de interés musical, Lemmy vivió en un apartamento pequeño y lleno de desorden (su desorden) entre parafernalia nazi y libros (pocos conocieron el lado culto que tenía con una profunda visión de los problemas sociales y de carácter histórico). Se le criticó algunas veces por esa estética que algunos acusaban de apologética del nazismo, pero Lemmy no se escondía -por supuesto no era de ideología nazi- y lo tenía muy claro: “¿si mi novia negra no tiene problema por ello, qué tienes tú que decir? Es cierto que me gustan los uniformes y tengo que reconocer que 'los malos' siempre los han tenido mejores”. Punto pelota.

Nunca llegó a casarse y a formar una familia, ni lo pretendió. Sabía que aquello no era para él y que una mujer esperaba que su marido no anduviera por ahí zorreando con otras, y que justamente era eso lo que él sabía hacer mejor: zorrear día y noche. Desde luego Lemmy derrochaba carisma, y siendo el tipo más feo en la escena musical, estaba siempre en una excelente compañía femenina que es motivo de leyenda por el gran número de mujeres con las que había tenido relaciones. Era inexplicable cómo modelos de portadas de primeras revistas pasaban por sus brazos. Y lo mejor es que no era una pose de estrella del rock: las strippers de Los Ángeles se jactaban de que dormía en sus camas como si se hubieran acostado con el mismísimo Jesucristo.

Y de esta forma llegó a una “madurez” que le exigió ir echando un poco el freno. Pero como decía Ozzy Osbourne, “eso de no fumar, ni beber, ni tener mala vida no se escribió para Lemmy”. En forma de diabetes la vida le dijo a los 60 años que tenía que moderarse, a lo que Lemmy respondió abandonando el Jack Daniels con Coca-Cola para cambiarlo por el vodka con zumo de naranja: no se puede frenar a una locomotora como ésa. 

Redujo su consumo de anfetamina, aunque no lo eliminó del todo, ya que estaba íntimamente ligado a lo que era y a su trabajo: subir a un escenario a descargar el infierno hecho música. Nunca pensó en retirarse, y nadie de su entorno pensó que eso ocurriría jamás. ¿Lemmy jubilarse? Eso simplemente no es posible, como decía el batería de Metallica. Fumador, bebedor, mujeriego de mala vida y vividor de noche, nunca se quiso cambiar de su apartamento, insuficiente para todo lo allí había, y cuando sus amigos le preguntaban siempre contestaba: “no sé conducir, así que si me mudo a otro lado... ¿cómo voy a ir hasta el bar?”




El bar no era otra cosa que su segunda casa: el Whiskey A Go Go, un mítico bar de Hollywood en el que Lemmy estaba cuando no estaba tocando, follando, durmiendo o jugando al poker. Y allí, en un local donde no caben más de 250 personas, le dieron una fiesta -once días anticipada a su cumpleaños- en la que por primera vez, Lemmy no subió al escenario a tocar con aquellos que se reunían -algunas estrellas del rock volando desde fuera del continente expresamente para acudir- a rendirle tributo y pudo disfrutar de la música que tocaron para él, sin tener que soportar cámaras o miradas de nadie y siendo uno más en el bar con sus colegas. ¿Y quién se acercó a su última fiesta de cumpleaños a cantarle unas canciones?

Gente como Slash de Guns'n'roses o Scott Ian de Anthrax, Steve Jones de los propios Sex Pistols o el que es considerado el mejor guitarrista del mundo, Steve Vai, estaban allí para darlo todo en la fiesta de cumpleaños de su amigo Lemmy: el padrino del rock. Una increíble fiesta para solamente 250 personas como forma de festejar -entre amigos- el que sería su 70 cumpleaños. No puedo evitar pensar que si hay una fiesta en la que hubiera vendido a mis hijos como carne picada para poder estar en ella, sería esa fiesta y no ninguna otra. 

Unos días después, mientras jugaba a su videojuego favorito, moría en su sillón tras haberle sido diagnosticada -dos días antes- una forma extremadamente agresiva de cáncer.

Entonces... ¿Dios ha muerto?

Esta mañana, cuando me he levantado, no he podido evitar sentir un escalofrío cuando he leído que, desde hacía unas horas, el mítico “Ace of Spades” había entrado de golpe en el “top ten” británico, superando lo que fue su mayor puesto conseguido en los años 80.




Y es que Lemmy no ha muerto, 
Lemmy vive ya para siempre.





lunes, 8 de febrero de 2016

Machacas.

Este texto -ahora revisado y con algún añadido- fue publicado en VICE hace unos meses y, en vista de las veces que se pusieron en contacto con nosotros todo tipo de personas y medios (TVs y periódicos) con interés por uno u otro motivo, parece que en general gustó bastante. Esperamos que siga haciéndolo, o al menos, no dejando indiferente al lector.



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Machacas.


Antes de nada: cuando pienso qué soy, me respondo a mí mismo que soy educador. Estudié "Ciencias de la Educación" (el común Magisterio, de los maestros de toda la vida) y lo hice de forma vocacional, llevando muchos años ya trabajando en lo que se conoce como “educación no formal”.

Luego por cuestiones de la vida, el azar y las propias elecciones, pues uno acaba de camarero, o  de empleado en un todo a 100, si es que no te da antes por ponerte a vender farlopa en vista de las posibilidades laborales existentes. Pero eso no quita para que mi mirada siga siendo la de un maestro, a la hora de observar las cosas y en concreto las interacciones donde se dan aprendizajes.

Aunque tengo experiencia en el aula -no sólo con niños, también con adultos- he pasado mucho más tiempo de mi vida en otros entornos donde se produce eso que también es educación, aunque no ocurra en el contexto de una sala y una programación reglada. Uno de esos contextos, que me tiene mágicamente perplejo, es el de los hijos de los vendedores de drogas al por menor y su interacción con los personajes que pululan por sus casas.




Reconozco que he estado a punto de escribir “los hijos de los gitanos que venden drogas en sus casas” en lugar de “los hijos de los vendedores” pero, lejos de ser una cuestión semántica o de estereotipos, son los hijos de los gitanos que venden drogas de los que quiero hablar, por sus peculiares características. 

He trabajado en educación con gitanos, y la inmensa mayoría de ellos no tienen que ver con las drogas, y menos con el menudeo. Conozco más vendedores de cocaína “payos” que gitanos. Pero al mismo tiempo conozco bien los barrios marginales de las ciudades españolas y los poblados de la droga tipo Valdemingómez, y es algo que ocurre dentro de esa estructura de los “hipermercados de la droga” y otros entornos menos “híper” pero también mercados -con alto nivel de población de etnia gitana- de lo que voy a tratar.

Imaginad la siguiente escena sucediendo con total normalidad. Un niño de unos 4 años de edad entra corriendo en una habitación donde hay más de 5 personas consumiendo cocaína y heroína fumada, expulsando los vapores al aire que todos respiran. Además, lleva los cordones desatados lo que hace que en un momento dado los pise y caiga de morros, haciéndose un aparatoso corte en el labio, con mucha sangre pero sin gravedad.

Inmediatamente 3 de esas personas que estaban fumando en plata, sentados en sus sillas y cada uno a su aire, reaccionan de golpe dejando de consumir las drogas que estaban fumando, yendo a socorrer y a atender al niño. Le recogen con cuidado, le calman el llanto, le distraen, le limpian la herida con algodón y agua oxigenada -que cogen ellos mismos del cuarto de baño de la casa- y mientras esperan que venga su madre o la persona al cuidado de la criatura, le enseñan cómo atarse los cordones de los zapatos él mismo, mediante una canción que le va explicando -con sencillas figuras- cómo hacer una lazada con los dos cordones.




Seguramente si a esos tipos les llamase de golpe pedagogos, a lo mejor me soltaban 4 hostias (por si acaso), pero no dejarían de serlo. La palabra pedagogo hace referencia al esclavo culto -en comparación con el amo o con lo mejor disponible en casa- que estaba al cargo de la educación del niño, educación que incluía saber andar en lugar de gatear. El concepto luego se amplió a una educación más culta, en la medida que "amos y esclavos" lo fueran, y a una edad más allá de lo que serían los años del control motor y la bipedestación.

Esta escena que describo es algo que he vivido, de distintas formas, en distintas casas en las que había niños (de muy variadas edades) y a la vez se vende y se consume droga. Aunque no todos los lugares que conozco de este estilo, son llevados por personas de etnia gitana, en mi experiencia la mayoría lo son. También es donde existe la figura de “la gitana” y la del “machaca” aunque en ocasiones el apelativo de la vendedora de droga no tiene nada que ver con su etnia o raza. El “machaca” por el contrario, casi nunca es alguien de raza gitana.

La figura de “la gitana” -la Pantoja NO es mi gitana (copyright "El Coleta", ver vídeo)- es una institución en el yonkarreo hispano, y creo que no es posible encontrar un sólo yonki en el país que no conozca una o cien “gitanas”. Es la que “sirve” (vende) y la que manda en la casa: su voz es ley. 

También es la que normalmente se desplaza a coger pequeñas cantidades de droga, si es que queda desbastecida, al lugar donde guardan o distribuyen más porque al ser mujer, existe menos probabilidades de que sea cacheada por la policía, de forma rutinaria (porque si quieren, te paran y hacen venir una agente a que te cachee). 

A pesar de estas arriesgadas funciones, con un fuerte estrés asociado, las “gitanas” suelen soportar a la vez íntegramente el peso de la casa. Eso incluye a “los churumbeles” y la cocina para toda la familia, en lo que se ve ayudada -si hay- por las demás mujeres de la familia y las mujeres de los hijos de la familia, que suelen vivir inicialmente en casa de los padres. Los varones no entran en la cocina más que para coger algo de la nevera, si no le "piden" a alguna de las mujeres que se lo vaya a buscar.

Para poder soportar el peso de ese trabajo, cuentan con la figura del “machaca”, que es una especie de esclavo moderno que cobra en droga -comida y techo en ocasiones- su tiempo y trabajo. El pago promedio para un machaca de bajo nivel es de 1 micra de droga (cocaína, heroína o mezcla) cada 6 horas de trabajo. Lo justo para que no lo pase mal por abstinencia, pero muy lejos de poder pasarlo bien. 




Y sus labores incluyen la atención a los niños en primer lugar (y de máximo interés para sus padres), la conducción del coche de la familia (al estilo de las trabajadoras del hogar en USA), ir a hacer la compra (cada vez que a alguien se le antoja algo), controlar a los compradores que van pasando a la casa y todas aquellas funciones que tenga a bien otorgarle “la gitana”. 

No voy a entrar en lo cuestionable del asunto contractual que une ambas figuras, sino en la interacción educativa que esto produce. Porque estos yonkis que ayudan en la crianza y la casa por unas micras de droga, son lo más parecido que encuentro a la figura del pedagogo-esclavo clásico.

Dado que no se trata de una interacción puntual, la cotidianidad de este roce entre niños gitanos en ese entorno y payos consumidores de droga, es una interacción educativa de primer orden, para bien o para mal. Seguramente muchos pongan el grito en el cielo al pensar lo que digo: ¡¡drogas y niños juntos no, por Dios!! 

Yo tampoco soy nada partidario de que haya niños cerca de las drogas, y eso incluye a los padres fumando tabaco y a los bares donde se sirve alcohol. Pero la realidad -como decía Rajoy- es terca. 

En mi ciudad, cuando yo era estudiante universitario, existían ya 2 grupos de educadores que habían empezado a usar “conceptos del mundo de las drogas” para explicar las matemáticasSí. Mientras que a ti en clase te decían “si tienes 3 peras y valen 5 pesetas cada una, cúanto valen las 3 peras?” a ellos lo mismo pero con “micras”. ¿Y que son micras? Pues micra es el nombre común que se da en la compra de drogas y que expresa 1/10 de gramo, normalmente de unos 5 ó 6 euros de precio a día de hoy.

El enunciado de uno de los problemas que vi entonces decía algo así (problema de examen):

Tenemos una hoja de cuaderno que mide 30 cm. x 15 cm. y que vamos a usar para hacer papelinas. Cada papelina mide 25 cm2. ¿Cuántas papelinas podrás hacer con 1 hoja de cuaderno?

Si cada papelina vale 1000 pesetas pero debes pagar 500 pesetas por cada una, ¿qué ganancia te queda?

En su día el asunto dio mucho que hablar en los círculos donde se comentan estas cosas, pero es cierto que se daban esos abordajes en barrios muy conflictivos por el número de niños que, de una forma u otra, tenían un mejor manejo de los términos del mundo yonki que de los clásicos problemas de trenes para las matemáticas. Y funcionaban. 

Tal vez no fuera el mejor de los objetos para hacer operaciones, pero los niños aprendían a operar con números, que al fin y al cabo era el objetivo de la asignatura. 




Eso ocurría en educación formal en un colegio estatal y, personalmente, creo que es algo a aplaudir, sobre todo por el coraje necesario para dar semejante paso a pesar de las represalias subsiguientes. En esos mismos barrios, había niños de menos de 6 años que jugaban a “servirte droga” en papelinas donde te echaban azúcar por cocaína, y detergente por heroína. Hasta conocían la costumbre de regalar una “puntita” (una cantidad mínima de heroína) para “manchar” la base de cocaína. Nada agradable, pero real.

Estos adictos, con funciones de "pedagogo", que se integran en la estructura de la familia hasta hacerse a veces imprescindibles (o incluso más importantes que la propia “gitana” en ocasiones) son los que juegan para entretener a los niños, les leen cuentos, les corrigen los deberes o les ayudan en las redacciones, les ponen bien la ropa, muchas veces les vigilan mientras juegan en el parque y les van a comprar aquello que a los niños se les antoja y que sus padres -casi siempre- otorgan al instante. 

Todo ello a cambio de un poco de droga, algo de comida y -en algunos casos- un colchón y un cuarto donde poder dormitar. Como dicen muchos de ellos: mil veces mejor que la cárcel, y no les falta razón.

No es que sustituyan a la figura materna, para nada: la madre siempre es omnipresente, aunque no esté casi nunca "como madre". Mencionar a “la gitana” como recurso en una situación complicada, es como mencionar la soga en casa del ahorcado: llegará y hará justicia, no siempre de la forma más justa, aunque siempre de forma expeditiva y tajante. Pero son estos “machacas” los que en buena parte van educando al niño, como antes educaban los tíos o los abuelos que pululaban por las casas familiares.

Siempre me llamó la atención que es precisamente a “la gitana” a la que se la priva de una posibilidad de aprendizaje, incluso de este nivel básico, ya que una amplia mayoría no saben lecto-escritura ni cálculo básico. No sólo la mujer es retirada antes de la escuela en la mayoría de los casos, sobre todo para que no “ande con chicos”, sino que es integrada y asumida por la familia como una más para trabajar, en todo lo que la familia trabaje. Esto es ampliable a su posición tras el matrimonio en la mayoría de los casos. 

Trabajar, pero no conocer suficiente para saber de "letras y números", aunque algunas saben algo de cálculo sin saber lecto-escritura. Y aunque en ocasiones ellas mismas te dicen “me tienes que aprender a leer, a escribir y números” y es una loable cosa el hacerlo, es un punto peligroso a tocar: no siempre todos en la familia están de acuerdo en que “la Gitana” sepa tanto. Sobre todo de números.

Aunque se nos olvide a menudo, la educación es el único arma capaz de cambiar profundamente las cosas, cambiando a mejor a las personas. A todas.



Nota: el autor no tiene nada contra los gitanos ni contra los payos, vendan droga o no, consuman droga o no. El objetivo de este texto es tan sólo hacer notar una interacción educativa muy poco conocida -y menos visible- por el común de las personas.


lunes, 1 de febrero de 2016

Concurso: ¡¡EL PRIMER MILLÓN DE VISITAS EN DROGOTECA!!




CONCURSO DEL MILLÓN DE VISITAS.


¡¡Que el Drogado Corazón de Jesús esté con todos vosotros!!





En la Drogoteca estamos a punto de alcanzar UN MILLÓN DE VISITAS, cosa que nos ha llevado unos 9 años conseguir. En realidad algo menos, ya que el millón de visitas lo hicimos durante el año pasado -o el anterior- ya que el contador de Blogger (Google) no empezó a llevar estadísticas hasta el mes de mayo del 2010, con lo que el millón de visitas que marca sería únicamente desde esa fecha, dejando de contabilizar varios años de este blog.





La cosa es que queremos hacer algo para compartir esa alegría con vosotros, ya que sin vosotros no tendría sentido nuestro trabajo aquí. Y como la ley nos obliga a ser buenos chicos, nuestros regalos -porque sí, hay regalos- han de ser totalmente legales.





Contamos con uno de los mejores bancos de semillas hispanos, la buena gente de Sweet Seeds que ponen semillas y alguna camiseta para los ganadores. Complementando esas semillas, y para que no les falte de nada mientras crecen, la gente de Top Crop -punteros en mimar nutritivamente las plantas- enviará unos lotes de sus productos (abonos, sustrato, nutrientes) para cannabis. Y para que no quede duda alguna de cómo llevar todo a buen puerto, desde la Feria Spannabis (revista Cannabis Magazine) regalan 2 entradas -pase de parejita, mismamente- para usar en cualquiera de sus ferias (no ha de ser obligadamente en este año).





Y para que quede, al final del todo, algo que no os podáis fumar pero os acompañe en vuestra fumadas, los ganadores recibirán también unos ejemplares dedicados de los discos de “El Niño del Pegamento” y de “Gatos del Parbu”, música de la mejor calidad para que den colores y texturas a nuestros humos de “tabaco verde”.


Música by "El Niño del Pegamento"



¿CÓMO PARTICIPAR?

Muy sencillo: se trata de predecir cuándo el marcador de esta página saltará al millón de visitas.

El plazo se inicia con la publicación de este texto y terminará el día 15 de marzo de 2016 (no es nada probable que se alcance el millón antes de esa fecha) a las 23:59 horas.

Una vez decidida la fecha y hora en que creemos que se llegará al millón de visitas en la Drogoteca, desde nuestra cuenta de Twitter escribiremos un tuit con el siguiente formato:

“Mi fecha para el millón de visitas del #ConcursoDROGOTECA es el día 16/03/2016 a las 00:01”.

Donde cada uno pone el día y la hora que crea oportuna. En caso de que el tuit no especifique una hora, se entenderá por defecto que la hora será las 00:01.




Y luego, copiando la URL -o dirección web- de ese tuit en un comentario escrito en esta misma entrada que ponga simplemente:

"Mi respuesta para el concurso es..." + la dirección del tuit que habéis escrito

De esta forma, queda a vista de todo el mundo quién participa (a través de la cuenta de Twitter) y qué fecha y hora ha dado en esta “porra del millón”. 

Podéis mirar al final de esta entrada para ver un ejemplo de lo que se pide en el comentario que vale como prueba.

El plazo que se da comienza hoy y dura hasta el 15 de marzo para que cada cuál decida hasta dónde apurar el momento para concursar: si uno lo deja para el final, tal vez calcule mejor cuándo se llegará al millón, pero al mismo tiempo otros se le habrán adelantado a la hora de elegir días y horas, de manera que sus opciones se habrán reducido. 

En caso de que dos cuentas den el mismo resultado, tendrá validez únicamente la de LA PRIMERA QUE PUBLIQUE EL COMENTARIO EN ESTA ENTRADA. 

Para que el tuit quedé validado, tendrá que dejarse en el comentario mencionado en esta misma página, de manera que una vez enviada tu apuesta como comentario ya no podrá modificarse aunque modifiques el tuit.

Como las empresas y músicos amigos que se han ofrecido a regalar sus productos para esta porra-concurso han sido generosos, habrá 3 premios distintos. Yo, aunque no es obligatorio para el concurso, os recomiendo seguirles a todos: se lo curran todos ellos y estas son sus cuentas:

https://twitter.com/FeriaSpannabis

https://twitter.com/sweetseeds_es

https://twitter.com/elpegamento

https://twitter.com/gatosdelparbu

https://twitter.com/cannabis_es



El 1er ganador será aquella cuenta de Twitter que dé una fecha y hora más cercana al momento del millón de visitas en la Drogoteca según el contador del propio servicio de blogs, sin pasarse.

El 1er ganador tendrá como premios:
  • 3 paquetes de semillas a su elección del catálogo de Sweet Seeds, y una camiseta del banco.
  • 1 lote de Top Crop (aún por definir, actualizaremos la información aquí mismo)
  • 1 pase doble para la Feria Spannabis, la feria referencia del cannabis en España.
  • 1 ejemplar dedicado del último trabajo de “Gatos del Parbu” y 1 dedicado del último trabajo de “El Niño del Pegamento”.



El 2º ganador será el segundo más cercano a ese punto temporal, también sin pasarse.
El 2º ganador tendrá como premios:
  • 2 paquetes de semillas a su elección del catálogo de Sweet Seeds.
  • 1 lote de Top Crop (aún por definir, actualizaremos la información aquí mismo)
  • 1 ejemplar dedicado del último trabajo de “Gatos del Parbu” y 1 dedicado del último trabajo de “El Niño del Pegamento”.




Pero el 3er ganador será -descartados los 2 primeros ganadores- el que más cerca esté en su apuesta a ese momento del millón de visitas, SOBREPASE O NO el momento exacto.

El 3er ganador tendrá como premios:
  • 1 paquetes de semillas a su elección del catálogo de Sweet Seeds.
  • 1 lote de Top Crop (aún por definir, actualizaremos la información aquí mismo)
  • 1 ejemplar dedicado del último trabajo de “Gatos del Parbu” y 1 dedicado del último trabajo de “El Niño del Pegamento”.

Los premios serán enviados directamente por los colaboradores a los ganadores una vez terminado el concurso.

¡¡OS DESEAMOS MUCHA SUERTE A TOD@S!!


Música by "Gatos del Parbu"



PS: Como pista orientativa, aquí tenéis algunos datos de las estadísticas del propio blog... ;)





lunes, 25 de enero de 2016

PSOE es prohibición

Este texto fue publicado en el portal Cannabis.es y esperamos que os guste, o al menos, os ayude a comprender cómo hemos llegado aquí con el cannabis y estos políticos de mierda.

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PSOE es prohibición.

Este domingo hay elecciones, y todavía no he conseguido decidir si me voy a dejar caer por el colegio electoral o no. De los candidatos que apoyan la regulación del cannabis -aunque sea de boquilla o a última hora, como Ciudadanos y Podemos- no me gusta ninguno, y las perspectivas del partido que siempre ha apoyado la regulación (hasta el último momento con una PNL o “proposición no de ley” en la Comisión Mixta de Congreso y Senado para el asunto de las drogas) como son la gente de Izquierda Unida, no son muy buenas en mi zona con lo que mi voto -debido al sistema electoral- iba a tener nulos efectos. Y ante ese panorama no me siento muy llamado a perder mi tiempo el domingo, en alguna escuela o instituto de secundaria convertidos en colegio electoral, para celebrar “la fiesta de la democracia”

Tengo además la impresión de que vivimos en un mundo de ideas sin nexo con la realidad, sobre todo en ciertos estereotipos en la política hispana y especialmente en los que atañen al PSOE, ese supuesto partido socialista y obrero. A primera vista, cuando pensamos en lo que es represión y política de recorte de libertades -a muchos entre los que me incluyo- lo primero que nos viene a la cabeza es el Partido Popular. Y no voy a ser yo el que rompa una lanza a favor de esa gentuza, a los que deseo la peor de las suertes posibles, todo eso siempre sin acritud: así revienten pronto.





Sin embargo, tal vez porque algunos ya somos más viejos y hemos visto alguna cosa más, sabemos que esa pretendida diferencia por la que el PP es mucho más depredador de las libertades individuales que el PSOE -incluido el consumo de cannabis u otras drogas- es falsa. Un espejismo. Tan real como los unicornios rosas. Que el PSOE sea un partido “más amigo de la libertad” que el PP, es mentira. Es una mentira como decir que a un pastor alemán le gusta más la carne que a un dóberman: ambos son perros muy parecidos en lo esencial y, desde luego, con el mismo gusto por un buen bistec de roja carne.

Es posible que seáis muy jóvenes, e incluso que vayáis a votar por primera vez. Si queréis saber como ha ido traicionando el PSOE al cannabis en España, no dejéis de leer este breve resumen que acaba con un candidato a presidente que mete en el mismo saco al cannabis, la cocaína y la MDMA y sigue con un discurso propio del siglo pasado, convirtiéndose en el nuevo enemigo del cannabis en España: Pedro Sánchez Castejón.

Vamos a ir de un salto -sólo por un instante y no durante 4 años como con el gobierno de Rajoy- al año 1985. En aquellos años, una España incipiente en su estrenada democracia se enfrentaba con los primeros escenarios creados por las drogas y su régimen de prohibición y, aunque se promulgaban las primeras leyes endureciendo las condenas por tráfico de drogas, todavía se entendía que el consumo no era objeto de reproche penal ni administrativo, más allá de la incautación de la droga y de las ganas de meterse con el usuario que tuvieran los policías de turno. 

En ese año de 1985, el PSOE monta lo que sería el Plan Nacional Sobre Drogas o PNSD. Sólo un año después, nace su “hermano gemelo privado”: la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción o FAD. Si sois un poco mayores, recordaréis el anuncio de la cocaína en el que un gusano entraba reptando por la nariz de una persona: eso es la FAD. Es una fundación, lo que le otorga un tratamiento fiscal especial y ventajoso, pero mantiene un carácter privado. Privado para los derechos pero público para chupar dinero de los impuestos de todos: su gran fuente de financiación han sido siempre los presupuestos públicos. 




La FAD fue fundada por un general franquista que llegó a político demócrata, Gutiérrez Mellado, pero hoy día está compuesta por una florida representación de “lo mejorcito” en España: Telefónica, Banco Santander, REPSOL, Caja Madrid – BANKIA, ONCE, La Razón, la COPE, Onda Cero, Telecinco y Mediaset, Antena3 y Atresmedia, ENDESA, la CEOE, Grupo Vocento, Tuenti, Twitter y Google, entre otros muchos. Vamos, que están la banca, las energéticas y los medios de comunicación. ¿Así cómo no van a vivir del dinero público y de esas campañas de “educación” forzosa contra las drogas?

Las actuaciones de la FAD  y el PNSD no ayudaban tampoco a nada -a nada que no fuera a crispar el tenso ambiente social en torno a las drogas- y en el año 1991 en España saltan las “patrullas vecinales contra la droga”, que no eran sino masas de cafres con palos que salían a la caza del yonki por diversas ciudades (para ellos, yonki era tanto el que se “chutaba los porros” como el que se “fumaba un tripi”), en mitad de un escenario de crisis económica y alto paro. Con algo había que divertirse y, lo de apalear yonkis en grupo, llegó a cuajar. Al final el Gobierno del PSOE, encargo a su flamante ministro del interior -un electricista venido a más, apellidado Corcuera- la elaboración de una nueva ley. Ahora es tertuliano a sueldo de 13TV... 

Habéis acertado: la “Ley Corcuera” o Ley de Seguridad Ciudadana, por la que -todavía hoy- se te quita tu cannabis y se te multa por el simple hecho de llevarlo encima para tu consumo. Dale gracias al PSOE por ello.Esa ley se llamó durante años “Ley de la patada en la puerta”, porque incluía un artículo que permitía el acceso de la policía a cualquier domicilio sin orden del juez, siempre y cuando “el policía sospechase...” que había un delito de tráfico de drogas. Aunque ese artículo lo eliminó en 1993 el Tribunal Constitucional -provocando la dimisión de Corcuera que, como era un chulito sin control, se apostó el ministerio a que “no le cambiarían ni una coma”- sirvió para quedara patente la idea subyacente de que el narcotráfico y las drogas eran suficiente motivo para que se violasen las garantías constitucionales: la “ley de la patada en la puerta” sólo servía para el narco, y no servía -por ejemplo- para un caso de prostitución infantil o de trata de seres humanos.





Puede que ahora os suene demasiado “heavy”, pero el supuesto 'PSOE de las causas justas' no tenía problema en meter años en prisión a gente que no había causado daño alguno a otros, y éramos el único país de Europa donde existían auténticos presos de conciencia condenados a 2 años, 4 meses y 1 día de cárcel por negarse a hacer el servicio militar obligatorio: “la puta mili”. Y por si fuera poco, en caso de que tuvieras una plaza de trabajo del estado, ganada por oposición, la perdías de por vida. ¡La represión del PSOE tenía un intenso sabor a talego! Sonará horrible, pero tuvimos que esperar que llegase un Aznar que -presionado por sus socios catalanes- acabó definitivamente con la mili y, muerto el perro, con el tema de los presos insumisos. 

En el año 1994, el que entonces era el Delegado del Gobierno para el PNSD (con rango de secretario de estado) Carlos López Riaño, propuso en TV y algunos medios que se abriera un debate orientado a la legalización del cannabis. ¡Coño! ¿El PSOE proponiendo la legalización en el año 1994? ¿Y qué han hecho hasta ahora al respecto? Aunque Carlos López Riaño lo propuso sin pelos en la lengua, la respuesta social estimulada por el discurso de la FAD -que se corría haciendo campañas con ideas de Nancy Reagan, tipo “¿Drogas? DI NO”- fue poco favorable y muy polarizante. Tenía más peso e influencia sobre la opinión pública una llorosa “madre contra la droga” que todos los argumentos lógicos y científicos, que evidenciaban que el cannabis no debía ser tratado de la misma forma que el resto de drogas ilegales, sino de forma similar al tabaco y el alcohol. Y el PSOE rápidamente hizo callar a López Riaño, que había llegado en sustitución del juez Garzón, quien abrió la Audiencia Nacional -de cuestiones de terrorismo, a los delitos de narcotráfico- para su honor y gloria mediática. El único representante inteligente del PSOE en el PNSD, López Riaño, fue silenciado y olvidado mientras se iniciaba la etapa ultra-prohibicionista de mano de los socialistas.




Riaño en el PNSD sustituyó a Garzón, y de ahí se acabó llegando al PP de Aznar que puso al frente a Gonzalo Robles, que aseguraba que “el porro terapéutico no existe, ni siquiera para el enfermo terminal” y del resto ni hablamos. Recuperó su control el PSOE con una señora, de nombre Carmen Moya, que decía que “consumir drogas es una enfermedad crónica” y que “legalizar las drogas era utópico por no decir imposible”, para terminar en manos de una amiga de Leire Pajín, llamada Nuria Espí, que fue la que se encargó de torpedear los procesos de regulación que, durante el gobierno de Zapatero, se estaban dando -de forma local- en algunos lugares del estado como Euskadi. 

Aunque si hubo algo que sí hizo el gobierno de Zapatero en materia de drogas, fue multiplicar el número de sanciones relativas a la tenencia y consumo en lugar público, disparándolas a los niveles actuales con una policía depredadora y recaudatoria. Esto es el currículum del PSOE en materia de cannabis y otras drogas, lejos de palabras y atendiendo a los hechos. Eso y haber intentado meter los videojuegos, las redes sociales e Internet, como nueva categoría llamada "drogas sin sustancia" en el PNSD, idea que tuvieron que comerse con patatas. Desde entonces, año 2011, apenas habían vuelto a tocar el tema.




Pero llegó Pedro Sánchez Castejón -a falta de algo mejor entre los del puño y la rosa- y decidió escenificar en TV la hipocresía del PSOE en materia de cannabis. Así pues, mientras hace un par de meses una diputada suya mentía -sin perder la sonrisa- a la revista Interviú, afirmando que el PSOE quería “regular los clubs de cannabis y liderar el debate de la regulación en Europa”, su candidato a presidente se convertía en el enemigo de los usuarios de cannabis en España, haciendo gala de sus posturas retrógradamente prohibicionistas y de un desconocimiento absoluto de la realidad referente al cannabis. En el programa “El Hormiguero”, Pedro Sánchez soltó algunas perlas como:


“El tema de la legalización es suficientemente complejo como para que lo saquemos de la campaña electoral” 

“En España se consume muchísima droga y no sólo marihuana, también cocaína y éxtasis”

“Hay muchísima gente joven que 'está cayendo en el consumo de las drogas' y eso tenemos que evitarlo”

Acaba rematando con que “se compromete a abrir un debate sobre el asunto de la legalización” -aunque personalmente no quiere que las drogas sean legalizadas- pero es otra mentira más: no va a abrir nada, simplemente sabe que el debate internacional en el 2016 lo va a marcar la propia ONU con su reunión de la UNGASS donde, presuntamente, se cambiará la fracasada guerra contras las drogas por algún intento de política inteligente. Por otro lado, el debate en España lleva abierto ya años, sin que el PSOE haya hecho nada salvo oponerse y despreciar a los usuarios de cannabis.

Pedro Sánchez no quiere hablar del asunto en campaña electoral pero no porque lo considere demasiado importante, como dice, sino porque le da miedo que parte de su grupo de votantes, los más prohibicionistas y retrógrados, acaben por irse con el voto a otro lado. Lo que no ha calculado bien Pedrito es el porcentaje de personas a favor de un legalización del cannabis en España. En realidad no debe haber hablado ni con los prohibicionistas de la FAD, que hasta ellos reconocen que un 52% de los ciudadanos ve con buenos ojos una legalización de la venta y consumo privado del cannabis. 




Además, el líder socialista -con permiso de Susana Díaz-  no parece hacer distinción entre cannabis, cocaína y MDMA, igualándolo todo en un anacrónico “las drogas” que no permite escrutinio del asunto ni diferenciación útil para encontrar soluciones donde fueran necesarias. Se escuda en un argumentario propio de los años 80, que sólo puede ser explicado desde la ignorancia.

Por último, habla de que él quiere proteger a esos jóvenes que están “cayendo” en el consumo de las drogas: poco más y nos cuenta que hay traficantes que regalan droga a la puerta de los colegios para que los niños se enganchen, o que se comienza por un porro y se salta a la heroína intravenosa. Tirando de los mitos y el argumentario más obtuso y atrasado disponible, Pedro Sánchez se muestra incapaz de articular una respuesta fundada, coherente con la realidad y sigue estancado en un discurso con 30 años de retraso. No alcanza a entender que el consumo de una droga -ni siquiera el consumo frecuente- no es equivalente a una adicción en la que “haber caído”, y que hoy día los patrones de consumo de drogas en la sociedad demandan respuestas realistas y prácticas, no sermones y moralinas dadas por un candidato de tercera pasado por lavadora.

No sé si finalmente votaré, pero no olvidaría que lo socialistas han estado jugando un doble juego con las necesidades y las esperanzas de los usuarios de cannabis, para acabar traicionándolos -una vez más- a las puertas de las elecciones. El PSOE se ha acabado revelando como lo que siempre fue: lo mismo que el PP, pero con cierto “tinte rojo” ya totalmente descolorido.

Desgraciadamente -hoy más que nunca- votar al PSOE es votar prohibición.

No lo olvides.