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martes, 20 de enero de 2015

Marruecos, brisa de legalización

Este texto fue publicado en la Revista Yerba.
Esperamos que os guste.

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Marruecos: brisa de legalización.


¿Qué es Marruecos? Lo primero que me viene a la cabeza al plantear esa cuestión es que es un país vecino al que conocemos poco, y sobre quien tenemos más prejuicios que razones incrustadas en nuestro subconsciente, por lo que hemos oído, por lo que nos han dicho, por lo que leímos en tal o cual medio. Para los que lo conocemos más, es un maravilloso país con una maravillosa gente -la media de mi experiencia es muy positiva a pesar de serias desventuras iniciales- que intenta, como en cualquier otro lugar del mundo, sobrevivir y vivir lo mejor que puede.

Les conocemos poco, como a nuestros vecinos portugueses, pero la distancia que nos separa culturalmente de ellos es mucho mayor que la de los lusos, a quienes a veces “etiquetamos” como si fueran “gallegos” y nuestra mayor diferencia sería la lengua.

Cuando cruzas a Marruecos hay un concepto que se hace muy real -sobre todo si cruzas por la frontera terrestre, al lado de porteadores, coches, rejas y policía por todos los lados, como ocurre en las fronteras de Ceuta y de Melilla- y es el del 'choque cultural'. Resumiéndolo para los que no lo conozcan, es la sensación de pérdida de control y seguridad al encontrarte en un entorno que no responde a los códigos de comunicación que habitualmente empleas



Todos, en nuestro país y nuestra zona, sabemos los gestos de la comunicación, lo que es normal y lo que no, lo que implica molestar o desagradar a otro, e incluso los detalles que nos pueden indicar cuando una situación está siendo sospechosa o peligrosa. Pero cuando nos sacan de nuestro contexto y nos ponen en un país con una lengua totalmente distinta y unas costumbres desconocidas, más que 'choque cultural' se podría llamar “el bofetón cultural”.

El hecho de conseguir entrar en Marruecos, y tras cruzar la frontera, conseguir coger un taxi hasta donde necesites ir, sin que te pidan -y aceptes- pagar 4 o 5 veces más del precio, es complicado en una primera vez: se nos nota en la cara, amigos. No somos de allí. El juego de la nueva cultura comienza en la primera casilla que pisas, y tiene que ver mucho con la dinámica de la oferta y la demanda: ¿cuánto estás dispuesto a pagarme por este servicio que necesitas? ¿por cuánto dinero eres capaz de conseguir que otra persona te lo realice o te venda lo que quieres?

Un buen consejo es no decir nunca primero un precio, y haber preguntado mucho antes sobre esas cuestiones para llevar referencias aceptables. Así, aunque suframos pequeñas “pérdidas” por novatos, no serán más que “propinas generosas” en las peores ocasiones. He visto venderle una alfombra sin especial interés, de tamaño pequeño (como las de pie de ducha), a unos de los que formábamos el grupo la primera vez que viajé allí, y hacerle pagar todo el dinero que llevaba para el viaje, más un cartón de tabaco comprado en el ferry, más los pantalones de cuero que llevaba puestos. 

Sin usar violencia, y a pesar de las advertencias de los dos que con él nos encontrábamos, el primerizo comprador salía feliz -en bañador y sin pantalones- con una alfombra pequeña enrollada bajo el brazo, tras haber entregado prácticamente todo lo que tenía. Era su primera compra, y al cabo de unas horas ya estaba a punto de echarse a llorar, con su “alfombra para rezar”.

Lo primero que te topas es un con sistema diferente al nuestro, donde no existen precios estipulados de forma oficial, sino que existe una “aceptación general” de la variabilidad de los precios que resulta mayor para el turista, y en el que debes negociar. Debes negociarlo todo, y para ellos además de un aliciente económico supone también una forma de conocer como piensas y de entablar una conversación: a veces se negocia hasta por conversar, pero hay que tener en cuenta que el vendedor siempre negocia con el objetivo de vender en su esencia, y que a algunos les puede sentar mal que les hagan perder el tiempo. Es cierto, que en zonas donde existe una fuerte afluencia de turistas, se pueden encontrar establecimientos que cobran -casi siempre- de la misma forma a todos, porque eso da seguridad a los que allí pasan su tiempo, sobre todo si vienen de nuestro mundo con tabla de precios para casi todo. Pero son una excepción y no la norma.

Marruecos es un país amable con el turista, donde está bastante protegido ya que las divisas fuertes que traen le son muy interesantes a todo el sistema. Y cuando digo todo el sistema, me refiero a la administración legal que recauda impuestos a los servicios ofrecidos, y me refiero también a aquellos que “recaudan impuestos” fuera del ordenamiento legal. El soborno es una práctica desgraciadamente extendida, y resulta un incentivo para el abuso y la falta de justicia por parte de los que pueden ejercerlo y sus ganancias, y una actividad nefasta para el comercio libre, así como para uno que pudiera ser regulado. Esa corrupción se traduce, a ojos del turista común, en “multas de tráfico inexplicables” que resulta mejor pagar pronto si deseas continuar tu camino, o en poder pasar la frontera mucho más rápidamente si acompañas el pasaporte en la ventanilla adecuada con un “billete que se te ha quedado dentro sin querer”: volverá pronto, sellado y sin billete, además de con una sonrisa del responsable que ha trincado. Detalles que pueden resultar incluso pintorescos, dado nuestro superior poder adquisitivo, pero implacables para el despegue de la economía de la población, sometida a esas cargas casi medievales.




Por supuesto que hay personas cansadas, hartas, hastiadas de los sobornos y la corrupción institucionalizada -he visto recibir sobornos a policías para que no molestasen en un hotel a los turistas con excusas peregrinas, con mucho griterío pero sin que los que pagaban, trabajadores del hotel, se vieran asustados por un hecho habitual- pero de momento esas personas se encuentran más en ese otro lado: los que sufren los sobornos y extorsiones cada día.
Por otra parte, no parece prudente hablar desde una postura éticamente superior como país desde España, mientras la policía y los jueces están imputando y deteniendo a lo más florido -y granado- de la casta política de nuestro país y sus adláteres por llevarse millones de euros a través de estructuras organizadas a tal fin, paralelas y simbióticas al estado y sus dirigentes. Es una pena que la corrupción sea algo que nos iguala como pueblo, al sufrirla extensivamente ambos lados del estrecho, aunque en África es una práctica desgraciadamente más común, extensa, e implacable contra el individuo, que como se ejerce en nuestra cultura.


Tiempos modernos.

La muerte de Hasán II en el año 1999 se ve suplida por la subida al trono de su hijo, Mohamed VI, en una sucesión sin contestación alguna y con manifestaciones de dolor multitudinarias por la muerte del rey saliente. Hasta ese momento, había dos grandes temas que no debías tocar cuando ibas a Marruecos, por consejo de los propios ciudadanos: la religión y la política personificada y unificada en la figura real. Antes, era impensable un establecimiento público que no tuviera la foto del monarca en un lugar preferente, hasta el punto que todavía encuentras lugares que conservan dicha foto, en el mismo lugar en el que se encontraba en su muerte. 

Ahora, aunque la imagen real es visible en muchos lugares, la sensación es mucho menos intensa. Hay una cierta apertura, en buena medida derivada de la formación del nuevo rey en el extranjero y en la edad del mismo, sin olvidar las circunstancias heredadas: Marruecos es el único país de África que no pertenece a la Unión Africana, y es un aliado preferente de los USA sin estar en la OTAN. Muchas cosas vienen dadas, y los cambios no siempre son tan rápidos como se desean, ni con la mejor de las voluntades.



En ese contexto recibe también Mohamed VI el asunto del cannabis en Marruecos, que no es moco de pavo. Las prohibiciones sobre drogas comenzaron hace un siglo, aunque al cannabis no le llegó su momento hasta unas décadas después, acompañando también un periodo en el que algunos países recibían el plácet para poder seguir permitiendo cultivos locales, por razones históricas y económicas evidentes, durante unas décadas de transición a ese distópico mundo sin drogas que imaginó la ONU en un delirio moralista. Eso ocurrió con el opio y la hoja de coca en su momento y zonas tradicionales, pero también con el cannabis en una zona caliente de Marruecos: el Rif.

Cuando Marruecos alcanza una independencia clara del protectorado hispano-francés que soportaba, los habitantes del Rif, aludiendo a un origen étnico distinto -ya que son bereberes y habitantes de las montañas- intentan una cierta aspiración para constituir un estado en esa África en desconolonización europea, que se ve reprimida duramente por Hasán II con un fuerte número de bajas de rifeños, y posteriormente castigando más a la zona al aislarla de la escasa actividad política marroquí, y en buena parte del favor económico del reino y de los altos poderes económicos del país.




¿Qué importa eso aquí? Cuando decimos Marruecos, muchas personas que nunca han estado allí en lo primero que piensan es en su hachís (si hay que ser puristas). Y no les falta razón para hacerlo ya que si son europeos y han fumado hash, es casi seguro que viene de allí. Pero no de todas las partes: el cannabis quedó permitido en el Rif por costumbre pero fue una de las cosas que Hasán II prohibió pocos años después de las revueltas mencionadas. 

Lo prohibió, pero eso no significó que lo pretendiera erradicar: sólo era una vuelta de tuerca más contra un grupo que les había dado guerra. Las costumbres no desparecen por decreto ley, así que al pasar a ser ilegal se convirtió en objeto de contrabando, susceptible de embargo y de la aplicación de nuevas leyes que “venían del extranjero” ya que el cannabis nunca supuso un problema en el país. También pasó a ser un bien sobre el que extraer obvios sobornos, ya que era ilegal por nueva ley y el lugar de producción y el grupo étnico que más producía, eran una especie de “paisanos poco queridos y necesitados de castigo y mano dura” que ya eran además castigados de otras formas: a perro flaco todo se le vuelven pulgas. Fueron los “años de plomo” de Marruecos, expresión también utilizada en España para hablar de los peores años en la lucha entre el estado y ETA, pero que nosotros tomamos prestada de ellos.

La elección del cultivo del cannabis en el Rif, una cordillera montañosa en lo geográfico, no es un capricho nada más, ya que antes de la prohibición el cannabis no tenía un valor especial, como ocurre ahora gracias a la subvención que supone la prohibición, y se cultivaba en buena parte porque otros cultivos no toleraban bien las condiciones climatológicas de la montaña y en especial sus sequías, de la manera que lo soporta el cannabis. La prohibición mundial contra el cannabis simplemente servía para ser la excusa con la que hacerlo ilegal y empezar a sobornarles por su tenencia, cultivo y uso. Pero al mismo tiempo el efecto pernicioso de la prohibición hizo que su precio se disparase, con lo que ese cultivo minoritario y local pasaba a tener relevancia mundial en un mercado que lo demandaba.



La obediencia de Marruecos al amigo norteamericano le ha hecho seguir al pie de la letra, de puertas para fuera y en cuanto a cooperación y firma de tratados, los deseos de USA en materia de drogas como en otros campos. En el de las drogas, tal vez tiene una relevancia especial, porque en un grupo social que no tiene el uso del alcohol y lo tiene incluido en sus prohibiciones más antiguas, privarles del opio y del cannabis que habían sido las drogas tradicionales de esa zona, significaba la condena a la sobriedad perpetua de toda la población en caso de que fuera asumida y aceptada, cosa que nunca fue: hoy día no resulta complicado comprar hash u opio en la mayoría de las ciudades a un turista bien informado

Así pues, es accesible a la población local, como lo es el alcohol aunque esta droga recibe un mayor rechazo social, en buena parte por sus efectos groseros en una sociedad no acostumbrada a ella. También -gracias a la prohibición- pueden comprar cocaína, heroína, LSD o MDMA en su país, cosa que antes de ella era impensable por desconocida en la práctica.


Hic et nunc (aquí y ahora).

Tirando han ido llegando hasta la actual situación: Marruecos es el primer exportador de cannabis a Europa y eso alimenta un negocio de muchos millones. Consigue multimillonarias ganancias exportando una sustancia prohibida, pero ese país -mucho mejor que otros- tiene claro que eso es algo que se cambia tan fácilmente como cambiar una ley. Además, los marroquíes están atentos a la política internacional y viven en un mundo conectado a internet sin apenas restricciones: eso quiere decir que saben qué es lo que está pasando con el cannabis en el planeta, y que será la punta de flecha del cambio en la política de drogas de la ONU que se prevé en la próxima UNGASS2016.

Hay un montón de países replanteando, de cabo a rabo, su política de drogas, y muchos entre los que se encuentra USA que fue uno de los grandes líderes de la prohibición de las drogas, está legalizando el cannabis en buena parte de su territorio como ya han hecho otros países. Marruecos tiene claro que no va a aceptar una prohibición sobre una sustancia que pasa a ser legal en otros lugares. La vía de las aplicaciones médicas del cannabis y los cannabinoides, así como los usos legítimos de la planta en diversos campos, han servido como vía para presentar y hacer llegar -sin molestar demasiado y consiguiendo hacerse escuchar- la propuesta de que el status del cannabis en el país ha de cambiar.

Realmente, además de engordar los bolsillos de las mafias que trafican luego con un producto cuyo precio se multiplica por 10 al cruzar el estrecho en España, y mucho más cuanto más al norte de Europa llegue, alimenta también a grandes grupos que han hecho del cannabis, su cultivo y procesado para producir hash su modo de vida, bajo sobornos y amenazas, sin una ley que te respalde, y a merced de que no decidan aplicar la existente contigo en cualquier momento. Y que ese mercado del hash que producen y que en grandes cantidades se mueve en barcos y lanchas, muchas personas -turistas con divisas- van a probarlo, y en algunas ocasiones, a hacer compras para llevarse a su país con distintas intenciones. 

Ese mercado ha hecho que zonas normalmente excluidas del desarrollo por otras vías, hayan tenido sus propios mecanismos de desarrollo, y ahora mismo prohibir de forma efectiva el hash en esas zonas de Marruecos, sería un desastre turístico y económico de proporciones similares a prohibir el alcohol en la costa del Mediterráneo en España.

Al contrario que en España, que son los consumidores los que están impulsando -en este momento contra la corriente oficial- la legalización del cannabis, en Marruecos son los cultivadores, que son todos por ley desde 1964, personajes a quienes pueden aplicar la ley criminal cuando les plazca. Ellos son los primeros interesados a día de hoy -junto con toda la industria asociada y la economía que implica para la zona- en que el cannabis pase a ser un cultivo regulado y legalizado.

Ese es el futuro por el que apuestan los impulsores de los cambios que han llegado a las cámaras de representación popular, y que independientemente de la suerte que corran, indican que Marruecos da claras señales de que quiere ser protagonista de los cambios que se avecinan en todo el planeta sobre el cannabis y sus derivados. ¿Por qué? Porque tiene lo que ahora llaman el “know-how”: sabe cómo hacerlo porque lo lleva haciendo durante décadas a pesar de la prohibición.



Marruecos ha sabido hacerlo hasta ahora con un producto -de variable calidad pero creciente en los últimos años- que no ha causado nunca daños graves de salud en personas psicológicamente sanas, aparte de los daños derivados de consumirlo en combustión si esa era la vía usada, por el daño causado a los pulmones. Un producto que la mayoría de estudios serios sitúan como muchísimo menos dañino que nuestras drogas legales del alcohol y el tabaco, con su interminable lista de muertes asociadas y los costes que implican a un estado sobrecargado. ¿Por qué no ser los proveedores legales de un nuevo modelo mundial que acepta el uso de la planta?

Cabe añadir una cosa que tiene su relevancia en la salud pública a día de hoy. Marruecos y su abundante producción de cannabis y su resina, junto con la cercanía geográfica que nos une, ha servido de barrera natural para el mercado de los cannabinoides sintéticos, que no ha tenido en España la implantación que está teniendo en otros países. Y nos ha protegido, sin buscarlo, de los riesgos de salud derivados de esas drogas. Eso puede seguir siendo así: a día de hoy ya existen empresas legales que fabrican bloques de una materia que venden como “falso hash” y que realmente da el pego incluso al ojo más acostumbrado. 

Falso hash que intentan vender en la red.


Los venden como piezas legales, ya que no contienen THC ni sustancias prohibidas, pero invitan a mezclarlos con los terribles cannabinoides sintéticos, para fabricar con dicha mezcla -legal- un falso hash con efectos psicoactivos.

Aunque alguien esté totalmente en contra de la legalización del cannabis y sus derivados, nadie en su sano juicio preferiría que alguien fumase sustancias de efectos y consecuencias desconocidas, antes que el conocido porro de toda la vida, con sus riesgos despreciables al lado de otros drogas.


Marruecos puede ser un gran productor y distribuidor del tradicional cannabis, incluso adaptado a las necesidades, médicas, lúdicas o comerciales de otra índole que Europa y otros continentes puedan tener. ¿Por qué no un futuro donde el hash marroquí no sea sinónimo de delito?

lunes, 29 de diciembre de 2014

Research chemicals y Bitcoin

Este texto fue publicado en ElBitcoin.org y esperamos que os guste.

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Los research chemicals y el Bitcoin.


La estúpida e inquisitorial prohibición sobre las drogas y la consiguiente criminalización de los usuarios ha tenido horribles consecuencias para la humanidad al completo, independientemente de si uno consume drogas -legales o no- y de cuáles consume. Dentro del abanico de horrores que nos ha dejado esa infantiloide política supra-estatista, tenemos a las mafias de narcotráfico, la adulteración, el engaño vendiendo una sustancia por otra, la violencia a la que puedes verte enfrentado en el momento de realizar la compra de las sustancias, o la hipócrita coerción estatal mediante multas, prisión, amputación de miembros, tratamiento psicofarmacológico forzado con reclusión incluida y en algunos países -para alegría de ciertos sectores moralistas y enfermizos- la pena de muerte.




Aparte de esa lista incompleta de grandes logros de la guerra contra las drogas, tenemos a los “research chemicals”. Ese es el nombre con el que cientos y cientos de compuestos se han conocido en los círculos habituales de la psiconáutica. Es el nombre más técnico que usábamos mayoritariamente hace décadas cuando trabajábamos con sustancias que eran prácticamente desconocidas en sus efectos, dosis y riesgos. De ahí su nombre “research chemicals” que quiere decir “sustancias químicas para investigación”.



Todas las sustancias han sido, en algún momento dado, “research chemicals” y todas han tenido que ser probadas de manera que sus efectos y riesgos pudieran ser evaluados más allá de la teoría, primero con animales y luego con humanos -en caso de que los primeros resultados fueran satisfactorios dentro de lo que buscado. La MDMA o éxtasis era un research chemical hace 3 décadas, hasta que lo prohibieron. No es que el prohibir sea lo que hace que algo pierda su condición de “fármaco o droga de investigación” sino que hasta aquel momento de 1985 en que prohibieron la MDMA, esas drogas se prohibían cuando habían alcanzado notoriedad, o bien por su uso o bien por su mal uso y sus consecuencias, de manera que la parte de “investigación” había desaparecido en gran medida, ya que eso solía conllevar que la sustancia había sido tomada por muchas personas distintas, durante un plazo “amplio” de tiempo y que dicho hecho junto con los estudios que se solían hacer antes de prohibir algo -aunque el resultado estuviera determinado desde el principio- hacían a la sustancia “aceptablemente conocida por la ciencia” perdiendo su característica de “research”.

En el panorama internacional de prohibición de las drogas más conocidas, seguras y habituales para el ser humano, llegaron estos nuevos fármacos que tenían como principal propiedad algo que a algunas personas les parece tan importante: ser legales o al menos, alegales. No estar fiscalizados, prohibidos, vigilados... de manera que se pueden adquirir legalmente. Algún inocente lector podrá pensar que si no están prohibidos, será porque no son tan peligrosos como las drogas que siempre -o casi- lo estuvieron (las clásicas heroína, cocaína, LSD, cannabis, anfetaminas y MDMA) pero no hay nada más letal que esa idea. Y hablo de letal de verdad: de contar por centenares las personas que mueren cada año por consumir sustancias totalmente legales y adquiridas de forma legal.




¿Cómo puede ser eso si los defensores de la re-legalización de las drogas argumentan que con sustancias puras y controladas no habría tantas muertes y daños?

Estas sustancias, mientras mantenían el status de sustancias de experimentación -empezando por la forma de referirse a ellas- recibían un cuidado especial por parte de quienes osaban adentrarse a relacionarse con ellas, porque para empezar, tenías que tener formación para saber que eran drogas psicoactivas y poder leer sobre ellas para encontrarlas, comprarlas y usarlas. 

La nomenclatura química no es algo sencillo de recordar, a no ser que pongas mucho interés o porque te va la vida en ella. Y cuando se trataban con ese cuidado, los problemas y muertes derivadas de su uso fueron algo minoritario y bastante puntual -como el caso de un conocido que recibió de un laboratorio en China una sustancia mal identificada por un par de letras, y cuyo error le costó la vida (el caso de la 2C-B-Fly y la 2C-B-DragonFlya pesar de ser un experimentado vendedor de esos productos en internet- porque el círculo de uso se reducía a “los más geeks de las drogas”. 

Los empresarios legales de las drogas, con pocos o ningún escrúpulo, empezaron a poner a disposición del gran público esas sustancias. La cosa cambiaba y pasaba de ser un hobby arriesgado de personas con bastantes conocimientos a “la forma legal de drogarse”. Así entraron rompiendo en el mercado, especialmente en el de países donde la sanción legal al consumo o la tenencia es desproporcionada, como en Reino Unido o USA, ya que el usuario podía conseguir los efectos de drogas prohibidas, incluso decenas de veces más potentes, sin que pudiera ser sancionado legalmente... pero poniendo su vida en juego, para evitar la multa o la sanción.



En su asalto al mercado legal y para no resultar escandalosamente llamativas las empezaron a vender bajo la apariencia de “sales de baño” o “abonos para plantas”, de manera que los controles en las fronteras fueran todavía más flojos, y siempre conscientes de que eran sustancias legales -en UK se llaman “legal highs” o “colocones legales”- pero que no podían ser vendidas para el consumo humano

Eso quedaba en manos del comprador, hacer lo que quisiera con ellas, pero siempre se indicaba que no eran sustancias para consumo humano aunque era una perversión del mercado. 

Para facilitar más el asunto dejaron de llamar a las sustancias por sus nombres químicos, que son los que definen claramente un compuesto, y pasaron a ponerles nombres comerciales, tipo “Spice” o “Bonzai” o “Red Dove” y un envoltorio vistoso con colorines; cualquier cosa valía. Y tanto valía que si una de las drogas que ellos vendían era prohibida, la sustituían por otra que no lo estuviera... aún. 

Una y otra vez riéndose de una ley que nació para ser violada.



El resultado ha sido un montón de jóvenes, con poca experiencia en drogas, intentando no tener problemas con la ley, pero tomando sustancias casi desconocidas en el ser humano y sin el derecho a saber cuáles consumían ni en que dosis, ya que al estar prohibido para consumo humano nadie podía indicar lo contrario. Las drogas más peligrosas, con mucha diferencia, son totalmente legales: compras un paquete con 4 pastillas, o una bolsa con unos polvos, o un líquido en un vial, y lo toman creyendo que el hecho de ser legal en su venta las hace seguras en su consumo.

Un mortal error derivado de pensar que las drogas que están prohibidas lo están por motivos de salud y de protección al ciudadano. Eso no es así, y los amantes de “lo legal” pueden encontrarse en serios problema al dar por supuesta la relación inexistente entre legal y seguro.

Solemos pensar que las drogas y su relación con el Bitcoin se reduce a la darknet y los mercados tipo Silk Road, pero eso no es así en este caso. Los vendedores de estas drogas legales se encuentran en la “surface web” o web visible. Basta con poner “buy research chemicals with bitcoin” para encontrar decenas de páginas donde puedes comprar variedades inimaginables de sustancias hace 20 años, que abarcan desde los opioides (ultrapotentes algunos) como el AH-7921 o el W-15, a estimulantes como la MDPV o “la droga caníbal” bautizada así por la prensa partiendo de una mentira, pasando por psiquedélicos de 48 horas de duración en sus efectos a los cannabinoides sintéticos, que son posiblemente las drogas más peligrosas que hay en el mercado ahora mismo.
El hecho de que muchas personas no quieran ver su cuenta del banco con anotaciones sobre compañías que venden drogas -aunque sean legales- y la circunstancia de que una gran masa de los usuarios de Bitcoin llegaron al mismo gracias a Silk Road y ese tipo de mercados, ha facilitado mucho que esas compañías legales pusieran sus ojos en los usuarios con Bitcoin a pesar de no necesitarlo

Al mismo tiempo, el que un joven que tuviera Bitcoins usados para comprar en Silk Road hace mucho más fácil que aún teniendo acceso a las drogas clásicas prohibidas (mucho más sanas y seguras que la mayoría de los research chemicals legales, aunque sólo sea porque existen patrones de uso conocidos y aceptados) acabe comprando alguna de esas sustancias en alguna web legal.

Para más peligro, estas sustancias son todas de unos precios ridículamente bajos, y con unos 50 dólares en drogas, puedes escoger entre distintas de ellas capaces de matar a varias personas sin gastar más dinero. De momento no se ha dado el caso, pero es cuestión de tiempo que alguien con conocimientos de estas sustancias (basta con saber leer y buscar en Google) pueda usarlas con intenciones criminales, y en muchos de los casos, basta con unos pocos miligramos. Pueden ser consideradas drogas recreativas y como venenos mucho más potentes que el cianuro potásico. Son ambas cosas.

Estas drogas no necesitan a Bitcoin para poder venderse huyendo del control de los prohibicionistas, ya que aprovechan la superioridad de la química y su velocidad frente a la de los cambios legislativos y su torpeza, pero aún sin necesitar de él, no han perdido tiempo en abrir sus puertas a todos esos usuarios que tienen Bitcoin en la cartera.

Recuerda que tomar drogas o no es una elección tuya, pero que también con Bitcoin puedes tener la certeza de qué droga y en qué dosis vas a consumir, como ya contamos en esta web hace tiempo gracias al servicio de análisis de EnergyControl, o al estupendo trabajo de ONGs como AiLaket!

Están en tu mano ambas cosas: comprar drogas y también asegurarte de que un error no acabe con tu vida. 

Ambas cosas las puedes hacer con Bitcoin.

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PS: Acabo de ver una ALERTA DROGAS sobre pastillas con logo SUPERMAN y contenido de PMMA (muy tóxico y letal) vendidas como MDMA.

Tengamos la fiesta en paz. 
Mucho cuidado con las compras de última hora para las drogas de la Nochevieja.




miércoles, 10 de diciembre de 2014

Falsa Marihuana

Este texto fue publicado en la Revista Yerba.
Esperamos que os guste.

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Falsa marihuana



¿Qué tienen en común la cafeína, la morfina, la cocaína, la mescalina y la psilocibina de los hongos mágicos pero no tiene el THC del cannabis? Todas son sustancias naturales, todas ellas son psicoactivas aunque cada una tiene efectos distintos. Algunas son legales en unos lugares y otras no, pero eso tampoco separa al THC de las demás.

¿Qué es entonces? El THC no tiene nitrógeno en su molécula. Parece una simple curiosidad química, pero no es así. Este hecho está -en parte- en el origen de que algunas de las drogas más nuevas -y peligrosas- que nos encontramos en el mercado legal sean los cannabinoides sintéticos o falsa marihuana.

Molécula de THC.


Cuando la ciencia se dio cuenta de que podía extraer los principios activos de las plantas, formularlos químicamente y reproducirlos o mejorarlos, lo hizo partiendo del primer compuesto de este tipo que estudió: el opio. Del opio sacó la morfina, y de la morfina y su carácter ligeramente alcalino al ser un base débil surgió el término alcaloide

La morfina era un alcaloide, porque cumplía ciertas normas químicas y contenía nitrógeno. Ese tipo de formato, el del alcaloide, a la hora de buscar el resto de principios activos en las plantas funcionó muy bien: la mayoría de los principios activos, especialmente los que afectaban al sistema nervioso central, eran sustancias que contenían nitrógeno.

Diversos alcaloides, nitrogenados.


Así la ciencia fue encontrando los principios activos de las plantas, como la cocaína o los cactus como la mescalina. Y todos eran alcaloides, hasta el punto que todavía hoy son muchas personas que asimilan la palabra alcaloide al concepto de principio activo, y no todos los principios activos son alcaloides ni tienen nitrógeno, y como ejemplo vale el mismo alcohol del vino.

Sin embargo había una planta que se resistía a entregar sus secretos a los químicos: el cannabis. No existía duda alguna sobre la psicoactividad del cannabis y sobre muchos de sus efectos beneficiosos, pero por más que los químicos se empeñaban en buscar no daban con el aislamiento del responsable principal de sus efectos. Hasta el año 1964 que en una universidad israelí, Raphael Mechoulam, un químico orgánico y profesor de química medicinal dilucidó el asunto con el aislamiento y la síntesis parcial -lo que dejaba clara la estructura- del principal constituyente activo del hashís derivado del cannabis: el responsable de los efectos era el THC o Tetrahidrocannabinol. Y no contenía nitrógeno.


Raphael Mechoulam, de tú a tú con la planta. 


Tras el descubrimiento y caracterización del principio psicoactivo esencial del cannabis, venía lo lógico: encontrar su receptor. Todas las drogas que tienen un efecto sobre el cuerpo humano, desde la cafeína a la morfina, de la mescalina al THC, funcionan porque imitan otras sustancias que el cuerpo humano produce y para las que tiene un sistema de receptores.

El siguiente paso por tanto era encontrar el receptor y su ligando endógeno: la sustancia que creaba nuestro cuerpo para activar esos mismos receptores. Con esto no sólo se estudiaban los efectos de una droga, sino que se aprendía sobre los sistemas que regulan el cuerpo humano afectados por esa droga, de donde se podían sacar otras compuestos para usar contra dolencias específicas.

Teniendo un compuesto claro con el que trabajar, el THC, actuar sobre los receptores con otros compuestos fue más sencillo. Tanto que se conocían los receptores CB1 y CB2 y se trabaja con nuevos compuestos sobre ellos (con animales o pruebas de laboratorio) pero todavía no se había encontrado qué compuesto producía el cuerpo humano para dichos receptores hasta que apareció, en un equipo guiado por el mismo profesor de química, la anandamida: el ligando endógeno de los receptores no se encontró y determinó su estructura hasta 1992. Y curiosamente, este ligando sí tenía nitrógeno.

Hasta el final del S.XX no tuvimos demasiado claro el esquema aparentemente simple que nos permitía relacionar un receptor con un compuesto y de ahí estudiar las funciones y acciones que tenía sobre el ser humano en el caso del cannabis. El sistema cannabinoide endógeno, el que regulan los receptores CB1 y CB2 (que de momento sepamos) y que es sobre el que actúa el cannabis, es uno de los más desconocidos, porque es de los últimos en ser descubiertos.

Receptores CB1 y CB2.


Se podría inferir erróneamente que al no conocer profundamente el sistema cannabinoide endógeno, no podemos conocer las consecuencias del consumo de cannabis. Es un error, porque el consumo de cannabis tiene miles de años de uso que lo han probado una planta poco o nada tóxica. Tal vez no conociéramos qué teclas pulsaba el humo de los porros en nuestro interior, pero ya conocíamos lo que provocaba, y no era malo. Ni un muerto en toda su historia es un récord notable.


De la ciencia a la leyes y sus consecuencias

No hace falta exponer la vigente e injusta prohibición que sufre el cannabis, pero sí convendría señalar algunos de los peores males que nos ha traído, y tal vez algunos estén por descubrir. 

En los años 80 la farmacéutica Pfizer experimentó con un compuesto sintético llamado 47,497 -entre otros muchos- que resultaba ser agonista de los receptores CB1 y CB2, algunos de esos compuestos con cientos de veces la potencia del THC, y además con la característica importante de ser agonistas totales, y no sólo parciales como los naturales, de dichos receptores. 

También en otro laboratorio, otro químico creaba y daba sus iniciales a los compuestos agonistas de los receptores cannabinoides: se llamaba John William Huffman y de su laboratorio salieron otros dos de los primeros cannabinoides sintéticos detectados en el mercado, el JWH-073 y JWH-018, que fueron creados en el año 1995.

Estos tres compuestos fueron los que ostentan el dudoso honor de ser los primeros detectados en mezclas herbales que simulaban un producto con propiedades similares al cannabis. Eso ocurría entre el 2008 y el 2009 en Alemania. Era la primera vez que se tenía una respuesta a la pregunta de qué compuesto era responsable de los efectos de la falsa marihuana que se vendía bajo el nombre de Spice o K2.

El padre de las criaturas de la familia JWH.


Hubo una época previa, allá en los años 90, en los que se vendían algunos tipos de “cogollos legales” que eran básicamente una mezcla de algunas plantas con mínima psicoactividad combinada, pero en ningún caso contenían agonistas de los receptores del cannabis ni llevaban añadidos químicos. 

Fue precisamente a esos “cogollos legales” de diversas plantas a los que añadieron estos nuevos -y totalmente desconocidos- productos químicos cuyos efectos imitaban algunos del cannabis pero sus consecuencias negativas iban cientos de veces más lejos. Son de las pocas drogas cuya primera aparición se da en Europa en 2004, en concreto en el Reino Unido, que tiene una de las leyes más represivas contra el cannabis.

Las políticas aplicadas contra el cannabis y sus usuarios, distintas en cada país, pero de momento -salvo honrosas excepciones- todas de tipo represivo crearon un mercado para los productos legales. Nadie en su sano juicio compraría un producto que es imitación de otro, si puede comprar el original. En este caso la diferencia es que el original puede conllevar multas o prisión y el otro, no. Las leyes crean y abren un mercado específicamente para este tipo de sustancias, cuya demanda sería inexistente de poder utilizar las versión segura y natural: el cannabis.

Rápidamente, como se ha hecho con otros compuestos, los legisladores se apresuraron a prohibir dichas drogas, lo que también hace inviable cualquier tipo de estudio con ellas y con seres humanos, pero no imaginaron la respuesta: daba igual qué droga prohibieran porque los vendedores tenían una nueva, sin prohibir, más desconocida y más peligrosa casi siempre esperando para sustituir a la sustancia prohibida. 

Y así sucesivamente. Tú prohíbes, pero la química crea fuera de tu prohibición más y más compuestos. Así ocurrió: tras la prohibición de los primeros cannabinoides, aparecieron otros, mucho más peligrosos y totalmente nuevos con los que los vendedores de esos productos estaban usando de conejillos de indias a sus usuarios, esta vez detectados primero en Japón.

El asunto se estaba mostrando intratable cuando Nueva Zelanda tuvo la ocurrencia de iniciar una regulación legal de las drogas partiendo de las que -todavía- no estaban prohibidas. Para ello primero prohibió cualquier sustancia existente que no estuviera explícitamente permitida y luego aceptó que hubiera un mercado para estos compuestos, en clara desventaja para el cannabis que seguía sufriendo el estigma de la ilegalidad, la persecución y las sanciones económicas. 




Los resultados no se hicieron esperar: la alerta sanitaria provocada por los efectos secundarios de los cannabinoides sintéticos vendidos legalmente y con el permiso del gobierno, hizo que se suspendiera dicho experimento que estuvo mal planificado y alejado de criterios científicos desde el momento de su concepción. Lejos de ayudar, eligieron la peor de las opciones: permitir compuestos sintéticos que no tenían historia de uso sobre el ser humano -afectando además a uno de los sistemas endógenos menos conocidos- frente a la planta de cannabis con su excepcional seguridad histórica.

¿Por qué son tan peligrosos los cannabinoides sintéticos o falsa marihuana?

La primera razón médica es que los compuestos, aunque sean ambos agonistas del receptor CB1 que es el responsable de los efectos psíquicos, actúan de forma diferente sobre esos mismos receptores. Mientras que el natural THC de la planta de cannabis se une al receptor y lo estimula hasta cierto punto al ser un agonista parcial -no lo hace con todos sus efectos ni toda su potencia- la falsa marihuana y sus compuestos son agonistas totales: cuando se unen al receptor lo hacen de una forma que provoca que despliegue todos los efectos que puede desplegar y desconocemos.

Una segunda razón es que, como decía Paracelso, “sólo la dosis hace al veneno” y estos compuestos pueden llegar a ser centenares de veces más potentes que el compuesto original al que pretenden imitar, por lo que con cantidades iguales en peso, se pueden estar consumiendo ciento de veces dosis activas de dichas drogas con un par de caladas de un falso porro.

La tercera razón médica de peso es la enorme ubicuidad de los receptores CB1 en todo el cuerpo humano. En el cerebro humano, el receptor cannabinoide CB1 es el “receptor acoplado a proteínas-G” que más tenemos en nuestra base de control del sistema nervioso -como hizo saber el doctor Nichols en una reciente conferencia- sólo superado por el receptor GABA-A que no pertenece a la misma tipología de receptores. Se podría argumentar que la existencia de receptores CB1 en gran número en el cerebro humano plantea el mismo peligro al usar cannabinoides naturales que sintéticos, ya que eso no varía en función de la droga ingerida. Pero esto no es así, ya que no afectan de la misma forma ni en su intensidad ni en sus efectos aunque usen el mismo receptor los compuesto naturales y los sintéticos.


Nichols, otro químico con grandes manos para hacer drogas.


Un ejemplo de este mismo supuesto lo podemos extraer de las diferencias entre dos conocidas familias de compuestos que actúan con efectos “parecidos”: las benzodiacepinas que son fármacos tipo Valium, y los barbitúricos como el Tiopental o el Pentotal, usados en las ejecuciones que seguían el 'Protocolo Chapman' de inyección letal. Tanto una dosis de Valium como una de un barbitúrico cualquiera se unen a los mismos mismos receptores GABA-A de formas diferentes -también el alcohol común- y en lugares del cuerpo diferentes, ya que cada compuestos tiene sus propias rutas farmacocinéticas y metabólicas. Aunque actúan sobre la misma cerradura, no abren exactamente las mismas cosas. Mientras que ambas familias de drogas son sustancias que relajan, sedan e incluso duermen (también como el alcohol), las benzodiacepinas son drogas con un gran margen terapéutico ya que la distancia entre la dosis mínima activa y la dosis mortal es muy amplia.  , y además el uso frecuente no extiende por tolerancia la dosis necesaria para matar. Los cannabinoides sintéticos vendrían a ser frente al natural y seguro THC lo mismo que son los ultrapotentes y mortales barbitúricos frente a sustancias relativamente suaves como el Valium.


Sobredosis por cannabis y 
sobredosis por cannabinoides sintéticos

Todo fumador, e incluso muchos no fumadores, conoce lo que es una sobredosis por cannabis: puede darte un blancazo, pasar un mal rato de ansiedad que suele irse como vino, tener mucha hambre y dormir profundamente. Todos conocemos bien esos síntomas, incluso los médicos que empezaron a atender a personas que, supuestamente, habían consumido cannabis y que no parecían responder de la forma normal, como otros pacientes lo harían a dicho consumo.

Al principio, las urgencias médicas, se vieron desbordadas por la facilidad que tenían los productores de estas drogas de engañar a los test que buscaban sustancias psicoactivas, burlando cualquier posible freno legal y otorgándole a esas drogas una posición de no-prohibidas ni detectables que las hizo competir contra el natural cannabis en ese aspecto: la gente buscaba evitar positivos en pruebas de drogas realizadas en su trabajo -muy común en USA- o al ir a pedir uno nuevo, así como las pruebas que la policía o los médicos pudieran realizar, ya que el simple consumo de cannabis es delito (al menos aún en la mayoría de los estados). La gente prefería consumir una sustancia desconocida de efectos desconocidos antes que enfrentarse a las consecuencias legales del consumo de cannabis, aunque sea de las sustancias más seguras que conoce la humanidad. 

La ley está lanzando a fumadores de marihuana a convertirse en conejillos de indias con sustancias increíblemente potentes y peligrosas, ya que sin esos enfoques represivos nadie tendría que buscar un “legal high” o “colocón legal” arriesgando su vida cuando lo único que quiere sea un poco de inofensivo cannabis.

Los síntomas que mostraban los pacientes en urgencias tenían poco o nada que ver con el cannabis que los médicos conocían, y aún sabiendo posteriormente que se enfrentaban a versiones sintéticas de agonistas cannabinoides, les costaba creer que se pudiera tratar de imitaciones de cannabis natural por lo exagerado de la sintomatología que veían: una hipertensión desbocada, taquicardias de carrera de galgos, infartos de miocardio, nerviosismo extremo, vómitos, alucinaciones, psicosis tóxica, ataques convulsivos y también epilépticos, psicosis permanente e infartos cerebrales que pueden desde matarte a dejarte ciego, sordo y paralizado de por vida en una silla de ruedas, más o menos consciente de que todavía existes.

Y esos sólo eran los síntomas de las sobredosis en su fase aguda de la falsa marihuana, ya que poco o nada sabemos de su uso crónico, excepto que sus peligros no son ni remotamente parecidos a los de el original natural. 



Otra de las explicaciones que los especialistas ofrecen a la hora de comparar los desmedidos peligros de los cannabinoides sintéticos con los del cannabis natural, es que la planta incorpora sus propios compuestos “moderadores”: no todos los cannabinoides del cannabis tienen efectos psicoactivos, algunos no tienen e incluso algunos sirven para moderar los efectos que produce el principal compuesto activo o THC

Mientras que la planta tiene esa ayuda natural a que las cosas no se desmadren, el consumir agonistas totales sintéticos sin que esos otros cannabinoides “de freno” -que de forma natural están presentes en la planta- nos deja una situación mucho más problemática a la hora de afrontar sus efectos sobre el cuerpo humano.


La situación legal en España y Europa

Para estas nuevas drogas que vienen escondidas bajo la apariencia de falsa marihuana, el campo en nuestro país está totalmente abierto. Son legales, porque no están prohibidas. La única trampa que le piden al vendedor, es que ni lo venda ni lo publicite para consumo en humanos, lo que se arregla con una nota en el paquete que diga eso mismo: NO PARA CONSUMO HUMANO.

Paradójicamente los dependientes de los lugares que venden estas drogas legales, nos cuentan que una gran parte de su clientela sobre esos productos son policías de diversos cuerpos que quieren tomar drogas pero no quieren perder su trabajo por un análisis que dé positivo. Eso deja claro que a buena parte de la policía que pagamos le interesa más la ley del estado que la propia salud.


Aquí un madero de color (los usan para las fotos)
apoyando una "campaña de salvación del mundo
persiguiendo drogas y usuarios".


Algunos países de Europa iniciaron prohibiciones de diversos de estos compuestos, pero se encontraron con que obtenían la misma respuesta que cuando prohibieron otras drogas: el mercado se encargaba de producir otras nuevas, legales, desconocidas en sus efectos y más peligrosas. El mercado nunca ha quedado desabastecido y, por el contrario, son cada día más las sustancias de este tipo a las que se puede acceder legalmente en una tienda o a través de internet.

Lo último en consumo de cannabinoides sintéticos se ha encontrado en UK, concretamente en la ciudad de Glasgow, donde se ha encontrado que hay tiendas donde se venden los conocidos e-liquid para los e-cigs -dispositivos electrónicos para fumar sin combustión- y al mismo tiempo te ofrecen, de forma legal, si te quieres colocar. Si dices que sí, que quieres colocarte, te venden viales de 10 ml, empaquetados y etiquetados correctamente, con nombres como “Blueberry Bud” o “Magic Mushrooms” que contienen una disolución -para usar con estos dispositivos- de los cannabinoides sintéticos.




Antes, compartir un porro era una señal de socialización que no solía implicar un grave riesgo.
Ahora, fumar de algo que no tienes claro qué es, puede ser lo último que hagas en tu vida.
Los cannabinoides sintéticos tienen una especial capacidad para dañar seriamente e incluso matar.

El cannabis, la planta natural y amiga que todos conocemos, no ha matado nunca a nadie.

Elige salud, siempre.



viernes, 6 de junio de 2014

Consejos para una policía cerril, una judicatura prostituida y un legislador tarado.



Al final así: 'Consejos para una policía cerril, una judicatura prostituida y un legislado tarado'.

Había pensado titularlo "cómo saltarse los controles de drogas de la policía" que vende mucho más, o trucos para no dar positivo en drogas e ir totalmente ciego sin que puedan multarte. O cómo tomar drogas hasta reventar y matar a otros con un coche sin que puedas ser imputado por dicho consumo. 
Pero yo conduzco, y no me gustaría un día toparme con un hijo de puta conduciendo mal, por la razón que sea (me da igual).

Fue una cuestión de tráfico, sin víctimas de ningún tipo (creo que un poco yo, pero tampoco tanto en vista de que no cobrarán NI UN DURO, NUNCA). La experiencia estuvo bien, fue divertida y de aquello vivido, con el tiempo pasado, me gustaría extraer algunas ideas, para la policía y para los que tenemos la desgracia de soportarla.

No se me enfaden ustedes, señores maderos y otros tipos de parásitos, pero es que dan tanto asco como las fuerzas de seguridad de la Santa Inquisición, y además no realizan un buen trabajo. Vamos con las razones.


Esta piruleta 
os pondrá la madera 
en la boca 
al haceros un drogotest.



Desde el día 9 de mayo, la legislación ha cambiado. En mi disputa con las fuerzas de inseguridad -a partir de ahora maderos, todos, para no liarnos- yo tengo la suerte de que puedo defenderme en un juicio (que pagaréis TODOS, maderos incluidos, con tasas que pagaréis TODOS, y con un resultado que, en cualquier caso, YO NO PAGARÉ) pero los que caigan o ya han caído después de esa fecha no tendrán ese derecho.

¿Por qué? Desde ese día, la ley considera que si tienes restos detectables de drogas en sus pruebas, es suficiente para inferir que estás incapacitado para conducir. Para muestra un botón: yo fui multado por dar positivo en cannabis (habiendo tomado VARIAS DROGAS MÁS que no aparecieron extrañamente en su test) en un nivel que correspondía a un porro fumado varias horas antes, como poco. Todos sabemos que el cannabis en el cuerpo dura hasta meses después del último consumo. ¿Todos? Nos queda la duda de la policía y los jueces (amén del hijo de la gran puta del legislador) porque están ayudando a mantener un normativa injusta. Digo que nos queda la duda por decir algo: sabemos que el nivel mental de un policía, por definición, no puede ser alto. El de un juez, se supone que algo más, pero tenemos sobrados ejemplos de cómo sus señorías le pegan duro a las drogas y salen a conducir en moto sin casco.



Yo di positivo. Pero no me realizaron una prueba de alcohol (mal hecho) y además me permitieron llevarme el coche en mi “peligroso estado alterado de conciencia”. No lo entendí, pero lo agradezco, porque es un buen indicio de mi estado a la hora de enfrentar el juicio: estaba bien para conducir señoría, pregúntele a los que me multaron por qué me dejaron irme con el coche... GRACIAS.

Yo lo tengo fácil para echarme unas buenas risas en los juzgados (cosa siempre recomendable, porque ya conocemos cómo va la justicia: aunque la mona se vista de seda, mona se queda) pero si, por ejemplo, hubiera salido un niño corriendo detrás de una pelota, aunque mi reacción hubiera sido la normal, si le hubiera atropellado estaría en la cárcel. Sí.
Cárcel.

El mismo tipo, con el mismo coche, y con las mismas drogas en el cuerpo estaría en la cárcel. A pesar de que en realidad no había nada que alterase la conducción, pero una mera razón bioquímica me hizo candidato a sus atenciones: mi cuerpo tenía THC. ¿En qué nivel es delito? ¿Será como el alcohol, no? Podrás tener un poco pero no haber fumado en el momento, no?

No. Da igual cuándo hayas fumado. Da igual -a nivel de test y sus resultados- que te vayas fumando una trompeta tras otra mientras conduces. Da igual. Porque con el porro de la noche anterior, tienes bastante para que te multen, o para que si tienes un mal percance... vayas PRESO.

Los que tienden a pensar que tanto la justicia como los maderos funcionan dentro de parámetros de lógica racional es que conocen poco a dichos actores. La justicia es una mala puta a la que han violado entre todos. Y sus chulos son los que mandan.
Montesquieu ha muerto y viva el vino!!

No, vino no. Que es delito!! Mientras no seas juez en España, ir bebido y conducir es delito. O juez o político o policía nacional a la fuga tras atropellar y matar a una ciclista delante de su marido al volver de fiesta.... hay varias cartas en el mazo que te permiten librarte de la cárcel (la carta-atómica se llama indulto). Pero cada uno juega con las que tiene.

La cosa es que tenemos al sistema legal pidiéndonos que no consumamos drogas, ya no al conducir, sino en el resto del tiempo, de nuestro tiempo, en el que es un derecho el consumir drogas. La pirueta esquizofrénico-legal, de que se permite el consumo de drogas pero no la tenencia, equivale a decir que podemos jugar al fútbol sin balón. Llevo décadas buscando el método para que las drogas aparezcan en mi casa sin haber pasado todo un proceso previo, y todavía no lo he logrado más que con algunas.... gracias Silk Road.

Personalmente entiendo que nadie debe coger un vehículo (ni una bici) si no está en estado como para conducir. Las veces que yo no he estado como para conducir han sido siempre por sueño: he tenido que pararme si iba solo, buscar un lugar donde no pusiera a nadie en peligro, y echarme un rato para no quedarme sopa. Si iba con otro conductor, le pasaba el coche y yo descansaba. En viajes largos descanso cada 90 minutos, y le tengo mucho mucho mucho miedo a la carretera.

No quiero gente drogada o borracha con un coche en la carretera y sería el primero en denunciar si lo veo. Sin complejo alguno.
Pero.... no me gusta la caza de brujas, no la apoyo y creo que hay que discutirla un poquito con datos, así que señores maderos tomen buena nota.

¿Qué drogas detectan los test de la policía en tráfico?
La policía a día de hoy sólo está capacitada para pillar unas pocas drogas, ni siquiera las más peligrosas. Y todas las drogas que la policía puede detectar y multar, pueden ser sustituidas por otras que aunque vayas totalmente ciego, no podrán multarte (por drogas).

Los drogotest de la policía a día de hoy buscan las siguientes drogas, que pueden ser sustituidas por otras:

  • Opiáceos: los test buscan una estructura común derivada de la morfina. Detectan -en teoría- la morfina (ejem), la heroína o el opio, la codeína y alguno más. ¿Qué no detectan? No detectan metadona (si alguien cree que eso no coloca que lo pruebe y corra a urgencias) como no detectan el fentanilo ni sus 100 variantes legales, butirfentanilo, china white, alfa-metil-fentanil, y así hasta el infinito. Las que la policía no detectan son las más potentes y mortales.Y si por casualidad les diera por intentar detectarlas, hay otros cientos de opioides que están esperando para reírse de ellos. Y ustedes, maderos, con un documento oficial de multa donde pone “opiacios”[sic]. A que es genial????

  • Benzodiacepinas: si usted toma un valium por el dolor de espalda, o un lexatin cuando está algo alterado o nervioso, o un trankimazin porque sufre ataques de ansiedad... usted tiene un problema previo y otro que le han regalado. Usted dará positivo en los controles de drogas. Ya sabemos que usted tal vez no sea un yonky como nosotros, pero se jode. La cosa es que la policía busca las benzos, que son fácilmente detectables (ejem), y si las encuentra... 6 puntos de carnet y 600 euros de multa como poco. Qué sustancias no detecta la policía que funcionen igual??? Pues los barbitúricos. La droga de la muerte para algunos y una herramienta útil para ciertos trastornos. Carmina Ordoñez era FAN. Puede ir usted torrao de barbitúricos hasta no saber si lo que pisa es el freno o la cabeza del policía, que por drogas no le multarán. Estupendo, no????

  • Cocaína: la reina de las drogas en nuestro país. Tenemos más cocaína que Colombia, y a veces dicen que mejor. En los sitios turísticos es común encontrar una interesante postal en la que se ve una playa, sangría y una montaña de cocaína, con la leyenda “Spain!! TONS OF COKE!!”. Somos los más mejores con esto del narcotráfico, pregúntenle a Feijóo. Si tomas cocaína das positivo, pero es más fácil dar positivo en cannabis que en cocaína, porque el cuerpo la metaboliza antes. Eso no quiere decir que no tengas efectos, porque tras horas fumando cocaína tienes de todo, pero aunque estés con los ojos como platos y limándote los dientes todavía, si han pasado un par de horas o poco más, ya no das positivo en cocaína. Pero como he dicho que hay otras que la pueden sustituir, ahí van. Todas las variantes sintéticas de la cocaína, con mayor o menor efecto anestésico, con mayor o menor bloqueo de la recaptación dopaminérgia, son indetectables para los maderos. Y en muchos casos, también para los laboratorios más potentes de análisis forense: no pueden encontrar lo que no saben buscar. Luce bien la cosa??? 

  • Anfetamina: el speed de toda la vida da positivo. El sulfato “cafeinado” de anfetamina racémica da positivo. La dextro-anfetamina (bendita) da positivo. Las viejas centraminas dan positivo. El test busca una estructura común a muchas drogas y pita si tienes alguna, pero... que pite no quiere decir que acierte. Los test dan muchos errores de reactividad cruzada. MUCHOS. MUCHÍSIMOS. De ese error, la policía se aprovecha para intentar imputar a la gente cuando tienen drogas NO PROHIBIDAS que dan positivo. En ese caso te marean un poco, pero la sustancia al no estar fiscalizada, no es motivo de sanción ni de delito. Es decir, que aparte de las 4 anfetaminas mal contadas que hay en la ley, tenéis todas las variantes legales que se venden en internet para poder burlar esta legislación estúpida y mal aplicada. Hay cientos y no las voy a enumerar. Añado que es mejor tomar una anfetamina (una dosis normal, como las de farmacia de hace unos años) para evitar el sueño en carretera que intentar conducir con somnolencia. De hecho, a nosotros no nos dejan conducir tras haber tomado una anfetamina (para estar despiertos si estamos cansados por cualquier razón) pero cuando el gobierno USA pone un cazabombardero en manos de unos pilotos, les da 15 miligramos de dextro-anfetamina en una 'Go Pill'. Pero ya sabemos todos que los pilotos de bombarderos son personas no humanas y a las que la anfetamina les hace bien, no a los demás.

  • Metanfetamina: se puede aplicar todo lo anterior con una cierta extensión más amplia. Este test busca aminas secundarias, como la meth o metanfetamina (ice) y la MDMA o éxtasis. Pero existen decenas de drogas que pueden sustituir a ambas. Drogas como la MDPV que es un estimulante peligroso y otras más potentes que no están prohibidas pasarían el test sin problema, y si no fuera así, tampoco ocurriría nada por no estar fiscalizadas. Otras de tipo entactógeno como la MDAI no las detectarían tampoco sus test, aunque tuvieras encima una sonrisa que el policía creyera que estás ligando con él. Son drogas legales y no pueden -aún- fiscalizar su uso. De fiscalizarlo, hay otras 200 esperando. Toda una noticia para ir tranquilos, a que sí????

  • Cannabis: y llegamos al error mayúsculo de la política de drogas. El cannabis. Una sustancia llena de usos razonables, que lejos de inducir violencia o descontrol, suele relajar a la persona. Aunque pretendan ahora hacer ver que hay más accidentes por el cannabis, es una falsedad de la policía y los medios. Ahora lo que hacen es buscar cannabis en niveles tan bajos que fumando un porro el día anterior des positivo. De esa forma, los accidentes que ocurran el día después de fumar, o incluso días después del último porro, podrán ser achacados al cannabis. Es así de triste y repugnante. Pero la respuesta química en este aspecto es aún peor. Si la mayoría de las drogas se pueden sustituir por otras con peligros similares, en el caso del cannabis no es así. Se pueden sustituir por cientos de drogas ultrapotentes que provocan desde fallos multiorgánicos a la muerte, psicosis, depresión, suicidio, disociación, des-realización y des-personalización entre otras diversiones. Drogas que matan FUMÁNDOLAS. La gente tiende a creer que los cannabinoides sintéticos tienen algo que ver con el cannabis, y no es así. Citando un pensamiento de tuiter: comprar cannabinoides sintéticos para evitar las sanciones por cannabis, es como comprar comida caducada porque es más barata. A lo mejor de primeras sales del apuro, pero con las sustancias tipo “spice” y similares (son drogas químicas aunque te vendan un trozo de materia vegetal, está espolvoreada en ella) el riesgo mayor no es la multa, ni la policía, ni la cárcel. El riesgo es la muerte por consumo. Y hay pocas drogas tan peligrosas como esa familia sintética. ¿¿Pretende la policía fomentar el consumo de cannabinoides sintéticos que no dan positivo en sus test??

  • Alcohol: el más buscado, la droga de las fiestas, las peleas, los asesinatos, los accidentes de tráfico, la violencia familiar, la droga por excelencia de las violaciones y un elixir para la abotargada mente de jueces y policías. El alcohol sí está regulado: puedes dar positivo pero sin pasarte. No está mal: yo estoy a favor de los controles de alcohol. Pero también se pueden violar: el éxtasis líquido o GHB es una sustancia -semifiscalizada porque tiene uso médico en España con el nombre de Xyrem- que viene a ser un alcohol en sus efectos. Además dicen que te pone muy cachondo. Pero también es fácil caer inconsciente si te pasas o si mezclas. Y como el GHB tenemos al GBL y a otras variantes, que no se detectan por rutina y que son tanto o más potentes que el alcohol. Y se venden por internet y hasta en algunos Sex-Shop.

Hasta aquí todas las drogas que buscan por rutina en un control. ¿Qué nos queda? Pues casi nada.

LSD. Mescalina. Psilocibina, todas las triptaminas enteógenas y decenas de feniletilaminas entenógenas o estimulantes que no detectan y que podemos comprar sin movernos de casa.
No parece recomendable conducir bajo el efecto de ninguna de estas drogas porque son lo que comúnmente se conoce como alucinógenos (aunque no lo sean) y porque es una forma un poco hija de puta de matarse: mátate tú solo, chaval. Es decir, que no mola pero se puede burlar...

Otro grupo de drogas que la policía no detecta: los tropanos. Todos los años tenemos la fiesta del estramonio en la tele, con mención especial para la desinformación de LaSecta TV, en la que algún genio coge estramonio u otra planta con compuestos similares y se prepara una sopa con ella, matándose o matando a otros. Estás drogas son alucinógenos en el sentido más puro de la palabra: no distinguirás si lo que ves es algo real o algo que tu mente crea, no sabrás dónde te encuentras aunque en tu sueño creas tener el control, y mientras tú crees estar partiendo pan para un bocadillo, puede estar serrando por la mitad a tu gato. No molan nada. Pero no dan positivo en sus controles.

Más drogas que no dan positivo: los NBOMEs. Son sustancias peligrosas, muy muy muy potentes, que han matado ya a varias personas. El problema es que a nuestro país llegarán como si fuera LSD: en forma de secantes. La LSD no tiene dosis letal, no existe una sobredosis mortal de LSD. Pero de cualquier NBOME existe y ya la han alcanzado otros antes que tú. Procurad no tomar drogas sin analizar este verano, y exigid a los festivales como el Arenal Sound y otros similares que instalen carpas de ONGs de reducción de riesgos y daños en el consumo de drogas, para evitar muertes que jodan festivales.

Tampoco sustancia como la ketamina o la MXE dan positivo, los disociativos no dan positivo en los test de la policía, ni el jarabe para la tos con DXM, que es otro disociativo en dosis altas y un vehículo común de excursión para muchos en sus inicios como psiconáutas. Es decir, la policía controla y mal un puñado de drogas, en beneficio de otras.

El mayor beneficiado de esa legislación será el grupo de los cannabinoides sintéticos, el más peligroso. La prensa “seria” está intentando vincular esas drogas con el cannabis con afirmaciones vergonzosas como que dichas drogas son derivados del cannabis (dejan ver su nivel a la hora de hablar) e incluso abogados bocazas por la red intentando sacar partido de ello. España tiene la peculiaridad de que, a pesar de ser los más mejores y los más primeros metiéndonos todo tipo de drogas, los cannabinoides sintéticos no han calado aquí. La razón? La marihuana. Tenemos cannabis de sobra, por nuestros cultivos y por el tráfico con Marruecos. Abastecemos incluso a media Holanda produciendo droga en España y vendiéndola para ese mercado. Hace poco visité una plantación con más de 10.000 plantas, de la que ni un gramo se venderá en España.

Pero nosotros, drogas no.
El cannabis es el nuevo objetivo de los medios, la policía (muñequitas comebolsas, según una amiga) y los jueces tarados que no distinguen la polla del brazo que hace la paja. Y no tardaremos en ver casos en los que los daños provocados por su acción son superiores a los que pretendían evitar: 'Causa causatis, causa causae'.

Maderos, toda acción conlleva una reacción. 
En este caso, perderemos todos.
Ni para proteger ni para servir: como perros al cuidado de sus amos y enemigos del ciudadano.

Planteaos si es lo que buscabais.



Y feliz fin de semana. :)
Symp.