Espero que os guste y os sea útil en este proceloso mundo del Bitcoin y las criptomonedas... ;)
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To trade or not to trade.
Cuando
uno pasa el suficiente tiempo en el universo Bitcoin, tarde o temprano
se llega a enfrentar a este dilema. El trading, la actividad de
comprar y vender moneda a cambio de otra, es esencial a la hora de
fijar el valor de la moneda en un momento dado, ya que a diferencia
de otros usuarios (como quienes usan Bitcoin en un mercado de la
darknet para adquirir un determinado bien, pero no “retiene” la
moneda) los traders son quienes evalúan -con sus compras y ventas-
el precio real de una moneda o un valor en el mercado.
Mi primer contacto con el trading -con control directo e inmediato de mis monedas frente a otras varias- fue hace pocos meses. Por suerte, y digo suerte porque eso fue en gran medida, sucedió justo antes de la burbuja que vivimos en la primavera. En previsión del fork de Bitcoin, y preocupado por ese dinero -que iba ganando en valor con el tiempo, hasta ser una variable imposible de no tener en cuenta- quise proteger lo que hasta ese momento había guardado en Bitcoin, y busqué otras posibles monedas para una mala situación -esperaba- en Bitcoin. Suerte fue que, si bien mi predicción de fork iba muy anticipada, el conjunto de decisiones lo tomase en esos días: mutipliqué varias veces aquello que coloqué en otras monedas, porque tuve la suerte de pillar ese momento.
Los planteamientos generales de mi decisión eran “buenos”, porque derivaban de un análisis de largos plazos que no buscaba dinero rápido sino protección. Pero el hecho que temía, el fork, no se produjo hasta meses después y aunque Bitcoin no se había inflado de precio tanto como otras monedas en ese tiempo, había doblado prácticamente su valor: me había equivocado, pero había acertado.
Darme cuenta de ese hecho de forma tan tajante (mi predicción era
errónea, al menos en ese momento) me ayudó a no creerme -por efecto
de la suma de dinero ganada con la suerte del momento- un experto en
el tema, capaz de predecir tan espectaculares escenarios de
crecimiento. Esa ocasión fue suerte, y lo tuve muy claro desde el
principio.
Aunque yo ya he tomado la SANÍSIMA
decisión de no asesorar a nadie ni ayudar a nadie -sin cobrar por mi
tiempo- con el tema de las criptomonedas (es muy pesado cargar con
todo lo que la gente no sabe e intentar que comprendan todo esto con
un muro de desconocimiento delante, defendido por otro de prejuicios
detrás) mantengo un pequeño grupo de Telegram en el que varios
personajes, compartimos cripto-asuntos.
[[Actualización: dicho grupo aunque sigue siendo privado, ha abierto un "supergrupo" (así lo llama Telegram) para quienes tengan dudas y quieran charlar sobre estos temas. En enlace de acceso para la Cripto-escuela de Salamanca es este: https://t.me/joinchat/BG_IqkwgfFi8adD_W0Ok7A ]]
En él hay algún ilustre
entrevistado de esta web (ElBitcoin.org) y otras personas totalmente desconocidas que
se han ido “agregando” en momentos distintos: personas con
formación en Bitcoin muy distinta, pero todos dentro del límite del
usuario de nivel medio, como máximo (como yo). En el grupo, que paso
de ser “Cryptoboyz & Girlz” a “Escuela
de Salamanca” (recuerdos a Palamedes) nos echamos una
manita y nos ayudamos.
Y todos nosotros -todos sin excepción-
hemos caído en el trading. ¿Por qué? Está claro que cuando llevas
un tiempo en esto, ciertas noticias sabes que van a tener repercusión
(positiva o negativa) y sueles ver que puedes tomar ventaja de lo que
va a suceder (si eres capaz de interpretar bien el escenario y su
resultado en un momento puntual).
Yo suelo decir que, con esto de las
criptomonedas, pasa algo similar a lo que ocurre con algunas
partículas observadas con el prisma de la física cuántica: puedes
determinar su vector de dirección y velocidad o su posición exacta,
pero no ambas cosas a la vez.
Puedes acertar en el escenario y errar
en la conclusión, y puedes hacer la jugada inversa también (lo que
sería acertar de casualidad, como yo). Lo que está claro es que es
también, el trading de criptomonedas y de otros valores, un campo
probabilístico y no determinístico. Si eres muy de la mecánica
clásica y te da “yuyu” eso del gato vivo-muerto, a lo mejor esto
te supera. Si quieres saber lo que tienes y cuánto vale con una
precisión pre-establecida, lo tuyo es la moneda fiat y no la
criptomoneda (al menos, de momento).
Todos hemos visto la posibilidad de
ganar dinero rápido, y hemos tentado a la suerte con diferente
fortuna. Lo único que nos salvaría a todos (hablo especialmente del
grupo mencionado, pero puede ser aplicado a otros muchos fuera de él)
de nuestros propios errores en el trading, es que hablamos de un
mercado en un brutal alza. En alza hasta el punto de que a veces da
impresión de que “da igual en qué inviertas, porque todo sube
siempre”: ojo, esto no es así y aunque lo sea -temporalmente-
llegaremos en breve al momento en que no sea así.
No todo sube siempre, ni todo sube,
pero es cierto que -de los principales criptovalores- si se mira su
precio 1 año atrás son todo ganancias, en cualquiera. Y este
mercado “inflado de interés” por un lado y que, por otro, va
llegando a nuevos niveles de adopción de las criptomonedas, es un
mercado que tiende a perdonar errores a todo el mundo porque los
valores de referencia siguen subiendo.
Pero no conviene fiarse, al
menos demasiado, de las dotes de “speculatori” que nos han salido
repentinamente, ya que lo nuestro no es invertir sino que todos
nosotros (en el grupo) trabajamos en campos totalmente alejados de lo
que serían los mercados de inversión. Somos meros aficionadillos,
de momento, con mucha suerte.
Y tal vez sea ese el problema, hoy a
señalar: exceso de suerte. Todos nosotros, en distintos grados pero
todos, hemos entrado en el juego de comprar en un momento y vender en
otro, para sacar provecho de la diferencia. Y debo reconocer que, a
pesar de nuestra ausencia de experiencia previa, no se nos ha dado
tan mal. Pero ahora debo considerar que la simple inercia de unos
mercados fuertemente ascendentes ayudó mucho.
Hasta gente tan ajena
a este mundo, como resulta ser mi madre, me dio una cantidad para
invertirla en su nombre. Cuando le pregunté qué quería que hiciera
con ello, si “jugar en los mercados” o “hacer una buena
inversión y dejarla quieta”, me contestó lo primero: jugar con
ello, hacer trading activo. Cuando -extrañado- le pregunté cómo me
daba esa respuesta, me dijo que no era mucho dinero [nota del autor:
si yo lo hubiera tenido la primera vez que miré el precio Bitcoin,
ahora tendría 100 Bitcoins, que hoy día equivalen a una comprar una
muy buena casa, en mi país]. Ese tipo de actitud en una persona que
es ajena a este mundo y cuya principal fuente de información son
“los mass media” y alguna cosa que me escucha decir a mí, da una
importante señal de lo que al personaje medio, que aún no ha
entrado en esto de las criptomonedas, le atrae: no es la calidad del
dinero, sino las ganancias rápidas haciendo trading.
Y nuestro “trading” que comenzó
siendo “la necesidad de realizar un par de movimientos lógicos de
compra y venta” ante una situación puntual (incluso forzada),
acabó siendo “cazar al dragón durante horas y días”,
persiguiendo estadísticas de precio en los mercados, para sacar
provecho rápido de la volatilidad en las monedas y los diferentes
exchanges.
Uso a propósito la expresión “cazar al dragón”,
porque es la que se usa en inglés, a modo de “slang” o jerga,
para estar persiguiendo y aspirando el humo que se evapora de una
pequeña cantidad de cocaína base, o heroína (o ambas, speedball),
que se evapora con la llama de un mechero sobre papel de plata.
Realmente las sensaciones, comparando el “juego” que se establece
entre la persona y la actividad en este caso, pueden llegar a ser
bastante similares a las del yonqui dándole fuego a la “cola del
dragón”, pero eso es una visión subjetiva del asunto y, entiendo
que poco común, ya que si bien hay mucha gente que hace trading de
criptomonedas, no hay tanta que se entregue a esos otros placeres del
consumo de psicoactivos.
A este punto quería finalmente llegar,
antes de ofrecer un consejo basado en la experiencia tenida haciendo
trading con criptomonedas: placer, consumo.
Hay algunas personas -la
inmensa mayoría- a quienes les das una inyección de heroína y no
les resulta agradable. Otras quedan maravilladas y -de poder
conseguirla- se hacen adictas a esa droga. Donde puse heroína, puede
poner usted mismo cualquier otra sustancia (cocaína, cannabis,
hongos psilocibes, mescalina, MDMA, anfetamina, morfina, etc.) y
otras cuantas actividades humanas: comer, dormir, masturbarse, besar,
ligar, jugar a las cartas, ir de compras, echar dinero a las
tragaperras, trabajar sin descanso aun teniéndolo, follar o jugar a
la lotería, al ajedrez o a los videojuegos en una consola.
Tal vez usted no lo sepa, pero las
drogas prohibidas hacen efecto en el cuerpo humano porque imitan a
otras sustancias que tenemos en nuestro interior, y que se
manifiestan -haciendo su función, de forma normal, o desajustada- en
las diversas relaciones bioquímicas de los comportamientos.
Cuando
come, usted segrega endorfinas (una molécula de efectos similares a
la heroína o morfina). También cuando acaba de tener un orgasmo, o
cuando llora. También las segrega su cuerpo de forma automática
cuando usted sufre un daño (como un hueso roto).
Cuando usted está
a punto de ganar lo lotería, porque sólo falta número y si es el
suyo se convertiría en millonario, usted segrega dopamina como un
loco. Pero también lo hace cuando va ganando en la consola mientras
compite con su pareja o amigo, y también lo hace cuando está
jugando al poker con dinero o a las maquinas tragaperras, bingo,
casino o ruleta: en los juegos de azar, usted segrega dopamina de la
misma forma que lo hace el cerebro de un cocainómano cuando consume
y consume esta droga. Y así podríamos seguir con distintas
actividades, emociones y comportamientos que surgen en el complejo
ser humano.
¿Pero esto no iba de trading? Sí, y
aquí terminamos.
Dentro del grupo -en el que me incluyo-
hay hombres y mujeres, profesionales de todos los campos (del derecho
a la seguridad privada, pública, sanitarios, autónomos, freaks sin
oficio claro pero todos con un mismo interés: Bitcoin y su mundo)
que tienen intereses muy distintos, motivos diferentes, y razones que
no tienen nada que ver para estar en este cripto-fregao. Sin embargo,
al principio, todos pensábamos que las ideas de los demás y sus
motivaciones (más allá del ganar dinero, que es común) serían
iguales a las nuestras. Y no, eso es de lo primero que hemos
comprendido: somos personas distintas que compartimos información y
razonamientos, pero que tomamos decisiones distintas en función de
los mismos datos: el trading no es una ciencia exacta.
Y la otra gran cosa que descubrimos,
algunos antes (yo posiblemente) y otros más tarde, pero que todos
sin excepción han calificado el cripto-trading como una actividad
“muy adictiva”.
Todo ellos, en distintos grados, conocen bien las
drogas. Algunos sólo el cannabis y alguna anfetamina, otros cocaína
y heroína, otros MDMA y speed, otros tabaco y alcohol. Todos conocen
las drogas y conocen el aspecto adictivo de muchas de ellas, y varios
de ellos son profesionales con relación directa con estos asuntos de
las drogas y las adicciones. Y a pesar de su formación, y de que
nadie se acerca al trading -eso de mirar velas rojas y verdes que
bajan y suben, embobados para que se pueda hacer la compra que se te
ha antojado... si puedes y el mercado te deja- pensando que puede ser
una actividad “de alto riesgo” y no sólo económicamente: es una
peligrosa adicción.
En realidad, el estar frente a gráficas
de colorines, que suben y bajan, cálculos sesudos, fórmula
magistrales a aplicar, momentos a cazar a tiempo y todo con el
control de tus manos, tu dinero y la acción directa de tu voluntad
sobre tus monedas, es muy parecido a un juego de azar; incluyendo las
consecuencias de la ludopatía. A veces se gana dinero, genial,
porque eso es un refuerzo positivo que hace que la persona repita la
acción. A veces se pierde, y eso que a muchos les sirve para medir
mejor y tal vez retirarse del juego, a ciertos personajes (es un
fenómeno que se da en los compradores de drogas en el mercado
negro) no les funciona como un aversivo que les aleje del trading,
sino que les funciona de “refuerzo aleatorio” (también con los
animales se usa, para mantener adiestramientos a lo largo del tiempo)
que no elimina ni tiende a eliminar el comportamiento.
En resumen, creo que el trading es una
actividad que, si bien puede dar altos rendimientos, también puede
provocar intensas pérdidas. Y una que no solemos evaluar
adecuadamente: la de nuestro tiempo.
Nuestro tiempo y su rendimiento
es en sí mismo, cuando lo usamos adecuadamente, nuestra mejor “Proof
of Work” o PoW. Es cierto que es “relativamente fácil” ganar
dinero en el trading, una vez que uno le echa horas y aprende las
habilidades básicas. ¿Pero cuántas horas? ¿Cuántas le puedes
echar tú para que dicha actividad te resulte rentable? Si eres una
persona que -por su trabajo, o ausencia de trabajo- pasa por su
tiempo pegado a un ordenador con conexión a Internet, pues es
posible que hacer trading sea una actividad más -provechosa
económicamente- que pueda incorporar a su rutina.
Pero fuera de esa tipología de
persona, es muy probable que el trading de criptomonedas no sea una
actividad hecha para ti. Hace un tiempo recibí el mejor consejo
sobre trading que me han dado hasta la fecha: “no hay decisión
sobre criptomonedas que compense una noche en vela”. Y es cierto,
no lo hay.
La mayoría de la gente no dispone de 10 horas para estar
pegado a un ordenador leyendo información y analizando mercados,
porque además del Bitcoin tienen vida. Y todo esto lo escribo
sabiendo que, en breve y debido a los futuros forks de Bitcoin que
parecen venirnos encima, no tendré más remedio que ceder a mis
impulsos y echar un vistazo al asunto; es posible que acabe picando
de nuevo y dejándome más riqueza de mi propia PoW en tiempo, que la
que pueda ganar haciendo movimientos entre unas y otras monedas.
Valora bien tu tiempo antes de
dedicarlo a otras cosas.
Y recuerda que te lo avisamos aquí: el
trading de criptomonedas es altamente adictivo.
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