lunes, 2 de agosto de 2021
Juanma y sus traficantes humanitarios
domingo, 24 de enero de 2021
Vendo opio, tripis, marihuana, heroína...
Vendo opio, tripis, marihuana, heroína...
De camello a timadora online desde Granada.
**ACTUALIZACION: La timadora Emma está usando un número nuevo de móvil según nos han informado diversas fuentes. El nuevo número que parece que también usa la estafadora es: +34 610 05 63 9X (no damos el último dígito para evitar publicidad) además del +34 722 10 54 1X.
Empezamos este año 2021 con una información importante, para todos aquellos que usan las redes e Internet para establecer contactos con camellos que les puedan surtir de los productos que desean. De unos años a esta parte, los presuntos camellos en Internet se han multiplicado como setas: los encuentras en foros, en Instagram, en multitud de redes sociales...
Y parece que no les importa usar cuentas o dar datos que podrían llevar a la policía a su captura. Supongo que si eso ocurre, es porque la práctica dice que no pasa nada en la mayoría de las ocasiones, que la policía no puede controlar todo Internet y que no se van a dedicar a montar operativos para dar caza a trapicheadores de poca monta, teniendo miles de narcos que mueven cantidades muchísimo más grandes.
Dentro de lo que se anuncia en las redes, podemos encontrar de todo. Hay camellos muy respetables que hacen bien su trabajo y hay timadores que se dedican a sacarle el dinero a los clientes, apoyándose en que no creen posible que un cliente les vaya a denunciar si la estafa se produce en una supuesta compra de drogas. Y también existe el caso del que ha funcionado un tiempo como camello, haciendo tratos y enviando el producto pagado por sus clientes, pero por lo que sea tocan fondo y su despedida del negocio es terminar estafando al personal que aún les queda cerca.
Se sienten seguros creyendo que al tener que ver con drogas, no van a ser denunciados, pero no se dan cuenta de que en España no es delito comprar drogas si es en una cantidad que se ajuste al criterio de consumo propio, pero venderlas -o regalarlas incluso, por poca cantidad que sea- sí es un delito de tráfico de drogas.
Y en este aspecto hay que tener en cuenta otra cuestión. Entre los usuarios de drogas ilegales, también se encuentran jueces, fiscales, policías, políticos, etc. A ellos les asiste el mismo derecho a comprar y usar drogas en su vida privada, aunque por las razones de sus cargos o profesiones, no suelen ser personas que se dejen ver públicamente al ir a conseguir el producto que desean. Por ello, estas personas suelen acudir con más frecuencia que el resto a métodos que no les obliguen a hacerlo presencialmente -como la compra a través de Internet- dejando que todo el mundo pueda ver que son consumidores de alguna droga, debido al estigma que esto genera en muchas personas.
De esto, los timadores que pululan por la red se aprovechan, hasta que dan con el hueso que no debían morder... como es el caso que a continuación voy a narrar.
Hace algo más de un par de meses, un amigo me preguntó si conocía alguna persona que vendiera opio, ya que tenía el antojo de probar el efecto de dicha droga. Yo tenía referencias de una mujer que en el pasado había hecho tratos con otros amigos míos, y se habían hecho sin problema. En principio, era un punto de fiar.
Así pues le pasé a mi amigo el contacto de esta persona, de nombre Emma, y que había hecho tratos en el pasado con otros conocidos míos. El contacto era un número de teléfono, el +34 722 10 54 1X (no doy el último dígito del teléfono para no hacerle publicidad, pero doy el resto para que cualquiera pueda comprobar si está en tratos con esta impresentable). **ACTUALIZACIÓN: La timadora Emma parece ser que hoy día usa, además del anterior, otro número de móvil: el +34 610 05 63 9X.
Mi amigo se puso en contacto con ella, le preguntó si seguía teniendo opio y ella le aseguró que sí. De esta forma mi amigo le hizo un pedido mínimo -2 gramos de opio- para comprobar tanto la fiabilidad de la persona como la calidad de lo que decía vender. Luego establecieron la forma en que se llevaría a cabo, para que quedase constancia de que el envío se producía correctamente.
La forma más habitual para realizar estos intercambios es mediante una carta postal en formato urgente. ¿Por qué? Si el envío lo realizas de forma normal, no hay prueba de que se haya producido. Y si lo envías certificado, la persona que envía debe dar sus datos reales. Sin embargo, mediante el envío urgente, nadie te exige tus datos y al mismo tiempo -en el ticket de pago que Correos te da- obtienes un número de seguimiento del envío, que puedes comprobar mediante la web de Correos. De esta forma, tanto cliente como vendedor pueden seguir la evolución del envío, y comprobar si ha sido entregado o no.
Pues bien, al cabo de unas 2 semanas de haberle dado el contacto a mi amigo, este me consultó si debía pensar que le habían timado, ya que él había efectuado el pago a esta mujer mediante BIZUM y el producto no había llegado a su destino, a pesar de que ella le decía que lo había enviado.
En este punto, yo me puse en contacto con la vendedora para ver qué ocurría. Ella aseguraba haber enviado el producto, pero cuando le pedí que me diera el número de seguimiento del envío, dijo que no recordaba dónde lo había puesto y que lo había perdido. Aquí empecé a sospechar, ya que lo habitual en estos tratos es darle el número de seguimiento al cliente en el mismo momento que se realiza el envío (una foto con el móvil y listo), y ella no lo había hecho.
Como no tenía ninguna prueba de haber realizado el envío, y aseguraba que ella no le estaba timando a nadie, le hice ver que le tocaba realizar de nuevo el envío, y que esta vez lo hiciera correctamente: entregando el número de seguimiento al cliente en el mismo momento que se enviara para que -en caso de problemas- quedase claro que el envío se había producido y que no se había entregado.
La tipa recibió el mensaje con claridad, y específicamente cómo debía de proceder para que no hubiera sospechas. Le especifiqué que debía enviar una foto del ticket con el número de seguimiento en el mismo momento que se enviase el producto. Y ella simuló no tener problema alguno con ello.
Sin embargo, empezaron a pasar los días y mi amigo no recibía noticia alguna, ni llegaba paquete alguno. Así que me tocó volver a contactar a la tipa y preguntarle qué estaba pasando.
Y aquí comenzaron las excusa surrealistas y los intentos de generar una prueba de envío falsa para intentar fingir que lo había enviado. Primero se hizo muy difícil lograr que te respondiera los mensajes por Whatsapp (la tipa hace los tratos así, ni siquiera saber usar Telegram en modo seguro para evitar dejar huellas que la incriminen en un delito de tráfico de drogas), y cuando lo hacía decía que es que había estado “trabajando”. Cuando le pedí de nuevo las pruebas del envío, dijo que es que aún no había podido enviarlo, que estaba “mala”, pero que ya tenía preparado todo. Pasaron unos días y seguíamos igual, así que me puse en contacto con ella de nuevo, y me dijo que es que había ido a enviarlo pero que la oficina de Correos estaba cerrada (aunque al principio decía que lo había enviado pero que no salía hasta el día siguiente... WTF??!!). Pasaron otros días sin saber nada, y al volver a pedirle explicaciones, me pasó unas imágenes de unas “etiquetas” que se pueden generar en la web de Correos para adelantar tiempo y facilitar el envío, pero que no demuestran que se haya llegado a enviar nada.
La primera de las etiquetas, además de contener datos como su nombre y apellidos (que puede ser real o no) y su dirección en Granada, correspondía a un paquete preparado para enviarse de forma común. Es decir, no era ni una carta urgente ni iba como urgente ni nada que tuviera que ver con cómo se habían acordado las cosas. Y además, aunque figuraba el nombre del destinatario, el paquete se enviaba a una oficina de Correos y no a la dirección que le habían facilitado para ello.
Le pregunté sobre ambos asuntos, y sobre que fuera un paquete y no una simple carta en un sobre acolchado, me dijo que es que no se podía enviar como nosotros le habíamos indicado, que tenía que ser como paquete. Eso es falso, ya que para enviar 2 gramos de opio (que ocupan lo que un botón), no necesitas un paquete. Ella decía que sí, porque lo mandaba oculto en un doble fondo, y porque además -como compensación por los problemas- había incluido unos tripis y marihuana en el envío. No tiene mucho sentido intentar montar un escondite para el producto y al mismo tiempo poner tu teléfono y tus datos... ¿verdad?
En cuanto a que el envío no fuera dirigido a la dirección que tenía que ir, sino que iba a ser entregado en una oficina de Correos, me intentó convencer de que esto era así, de que era normal que no apareciera la dirección real y de que apareciera la de una oficina de Correos. Por supuesto esto no es normal, y menos cuando se ha acordado que se envíe una simple carta urgente. En este punto yo ya tenía casi al 100% claro que estaba timando al cliente y que ni había realizado el primer envío ni iba a realizar ningún otro.
Pero tampoco había nada que perder ya por dejar pasar unos días, y como era de esperar, siguió sin ocurrir nada: ni llegaba el envío, ni le pasaba al cliente el número de seguimiento. Así que volví a contactar con ella y a hacerle notar que “todo el asunto olía fatal” y que el cliente a quien estaba intentando estafar era alguien que le podía complicar la vida mucho, por su trabajo y su relación con el ámbito judicial y policial. Y que complicarse la vida por 60 euros (el dinero que había estafado) era una jugada muy poco inteligente.
Ella seguía argumentando que no estaba timando a nadie, y de paso me reconoció que era cierto que la etiqueta que me había pasado estaba mal, pero que ya lo había corregido y que tenía el paquete listo para que pasasen a recogerlo. ¿Cómo? ¿Para que pasasen a recogerlo? Y me envió otra captura de pantalla hecha con el móvil de una supuesta recogida que se iba a producir al ese mismo día, y que no servía de prueba de nada (salvo de que aún no lo había enviado, y ya había pasado un mes desde el inicio de toda la movida).
Por supuesto, pasaron los días y ni llegó el paquete ni dio un número válido de seguimiento (el número que aparecía en la captura de pantalla no producía ningún resultado, ya que el paquete no se había enviado). Cuando volví -días después- a preguntarle por el tema, se hizo la cabreada contándome un cuento de que a su marido le habían metido en la cárcel y tenía que ir ella a sacarle... y que no estaba para otras tonterías.
Le pregunté si creía que éramos gilipollas y que no sabíamos cómo funcionaba una detención: la policía te mete en el calabozo hasta que te ponen ante un juez, que es quien decide si te deja en libertad o te manda a prisión. Y ella siguió inventando cosas y diciendo que no teníamos ni idea de cómo funcionan esas cosas, y que ella tenía que ir a sacar a su marido de la cárcel.
Aquí la cosa estaba ya totalmente clara. Aunque en el pasado había realizado tratos con otras personas, ahora no era más que una estafadora que se buscaba marrones por 60 euros de mierda, dejando un reguero de huellas que nadie en su sano juicio dejaría, menos si estás estafando a alguien. Cuando le advertí que el cliente no iba a dejar pasar el asunto, aunque esa cantidad de dinero le diera igual, y que se iba a publicar todo lo ocurrido a petición del estafado (y que yo no tenía intención de que se manchase mi reputación por vincularme con una cutre-estafadora) su reacción ya fue la habitual en estos casos: insultar, negarlo todo, amenazar e incluso hacerse la víctima.
La cosa nos había quedado totalmente clara. Mi colega tuvo la mala suerte de hacer un trato con una tipa que había pasado de camello a estafadora online. Y la decisión estaba tomada: se publicaría todo el material para evitar otras víctimas y dejar al descubierto a la timadora.
A la vez, me tomé la molestia de avisar a todo aquel que sabía que había hecho tratos con ella, para que fueran conscientes de que se había convertido en una "palera" online y de que no debían hacer trato alguno con esa persona ya.
Al dar esa información, hubo personas que me contaron cosas curiosas de la tipa esta, como que hacía unas semanas había enviado un mensaje de Whatsapp a varias personas, pidiéndoles desesperadamente en plena madrugada que le enviasen dinero para “pagar al cerrajero” como excusa de una emergencia. Por supuesto, nadie le envió ni un duro.
También había enviado mensajes a la gente unos meses atrás, intentando vender un teléfono móvil que aseguraba que estaba casi sin usar, y tampoco tuvo éxito alguno ya que nadie picó en su oferta. Eran señales propias de una yonqui desesperada buscándose la vida con mentiras y cuentos que, de haberlas sabido a tiempo, hubieran evitado que mi amigo se viera estafado por esta tipa.
Ahora, mirando hacia atrás desde este punto, yo recuerdo un hecho que encaja perfectamente con alguien que ya no tiene problema en engañar para conseguir algo de dinero. Hace casi un año, me envió un mensaje de Whatsapp preguntándome si sabía de alguien que quisiera comprar una “inyección de epinefrina”, que tenía una amiga en el hospital que la había robado y se la había dado, y que era una droga muy potente que te ponía “de la ostia”.
Yo pensé que era la ignorancia propia de estos trapicheadores de bajo nivel, y que realmente se creía que esa inyección servía para colocarse. Le expliqué que dicha inyección no colocaba, que la epinefrina era uno de los nombres de la adrenalina, y que inyectarse eso sólo provocaría taquicardias y malestar a quien lo hiciera. De hecho, esas inyecciones son las mismas que suelen tener algunas personas alérgicas, para poder inyectárselas si sufren un shock alérgico por alguna razón. Y se pueden comprar sin demasiado problema en la farmacia. ¿Era ignorancia o desesperación por intentar timar a alguien?
Hay otro detalle “divertido” en todo este asunto, y es que cuando la tipa hacía los tratos con sus clientes, les contaba una película totalmente falsa sobre el opio que vendía. Según ella, era “opio de la Bayer”, que provenía de plantas modificadas genéticamente para producir más morfina -más potentes- que extraían del látex de la planta. Para empezar, la compañía Bayer no cultiva opio (ni en España ni en ningún sitio). La única productora de dicho material era la compañía Alcaliber. Además, el opio que se planta en España para usos legales, no se recoge mediante la extracción del látex, sino que se recoge toda la planta y se extraen los alcaloides de la llamada “paja de adormidera”, en donde va toda la planta triturada en seco. Y no, no existen plantas de opio modificadas genéticamente para producir más morfina. Otro montón de imbecilidades que esta tipa le contaba a la gente para que pensaran que ella tenía un producto mejor que otros.
De ese cuento tenemos el audio que la timadora envió al cliente, y que os dejamos aquí para que podáis escucharlo y de paso conocer la voz de esta tipa, para que no pueda estafar a nadie más aunque cambie de teléfono.
Y ya sabéis, no dejéis que los timadores se salgan con la suya. Divulgad la información y no tengáis miedo en denunciar: el delito lo cometen ellos y no vosotros.
martes, 1 de diciembre de 2020
Nacimiento de la guerra de los estados contra las criptomonedas.
Este es un texto publicado en elbitcoin.org hace unos pocos días, en los que exploraba el hecho de que un primer pool de minería empiece a aplicar censura a las transacciones de Bitcoin basándose en una lista elaborada por un organismo dependiente del Tesoro de los Estados Unidos.
Espero equivocarme en las conclusiones a las que llego, que os guste en todo caso y espero que os haga pensar en las derivadas de este tema.
La guerra ya ha comenzado.
El día 11 de noviembre de 2020, a través de un tweet de Ricardo Spagni (el desarrollador líder de Monero), tuve conocimiento de un hecho que es un hito importante en cómo se va desarrollando la disputa de poder que suponen las criptomonedas frente a los estados.
En dicho tweet, Spagni señalaba que un nuevo pool de minería (de momento en versión beta y modo privado) iba a comenzar a aplicar nuevas reglas a las transacciones de Bitcoin (BTC) que admitían en sus bloques.
Las nuevas reglas según el texto publicado por dicho pool -de nombre Blockseer- impedirán hacer transacciones a ciertas direcciones que (por la razón que sea) consideren “sucias”, bien por estar vinculadas a actos criminales, bien por otros motivos más triviales como puede ser que la hacienda de un determinado país considere que son defraudadores fiscales.
De momento, la empresa ha dicho que aplicará las restricciones que les comuniquen desde un organismo usano llamado OFAC(Office of Foreign Assets Control) u “Oficina de control de los activos en el extranjero”. Es una agencia que depende del departamento del tesoro en USA, y que tiene como objetivo establecer controles y recabar información de todas esas cuentas, fortunas o acumulaciones de dinero que se encuentran fuera de su alcance, y si bien la blockchain de Bitcoin (BTC en este caso) no se encuentra exactamente en ningún lugar concreto a nivel de fiscalizar o controlar lo que en la blockchain ocurre, la situación de los USA (como de cualquier otro país) es equivalente a tener que vérselas con una organización extranjera, que no responde a sus demandas ni a sus intereses.
Curiosamente, Blockseer es sólo una de las empresas subsidiarias de “DMG Blockchain Solutions”, que desarrolla diversas actividades sobre criptomonedas, y esto sería tan sólo su rama de minería. Y dichas empresas, tanto Blockseer como su matriz DMG, no son ni siquiera empresas de USA, sino que son empresas radicadas en Canadá.
¿Qué sentido tiene que una empresa canadiense adopte restricciones que se derivan de un organismo de USA? Pues de momento, sólo anticiparse a lo que es posible que venga a partir de ahora. Canadá, junto con USA, Reino Unido y Australia, son un grupo de países que comparten mucho a nivel de procedimientos legales, reforzándose mutuamente en las decisiones fiscales y de persecución de ciertas personas o empresas, que por la razón que sea, cualquiera de estos países considere delictiva.
El pool de minería, Blockseer, está vendiendo este mecanismo de censura sobre las transacciones como algo positivo, proclamando que ayudará a limpiar el ecosistema de Bitcoin de los personajes indeseables que lo usan, y que esto mismo promoverá su adopción masiva a nivel mundial, al aumentar el prestigio de dicha moneda eliminando a esos posibles usuarios.
Para Ricardo Spagni, es sólo cuestión de tiempo para que esta forma de operar (filtrando ciertas transacciones para que no sean incluidas en los bloques minados) sea el estándar y no la excepción. Consultando el asunto con el ingeniero Javier González, creador del BMP (un mecanismo de gobernanza mediante voto por hash power en las blockchains), nos comentó que su opinión es que esto era sólo una “prueba de concepto” para ver cómo iba, antes de intentar expandirlo al resto de mineros. Y realmente yo coincido con ambas opiniones.
Para mí, esta es la noticia más importante en el mundo de las criptomonedas desde su creación, ya que las criptomonedas a quien retan de entrada es a los estados -produciendo una serie de monedas que escapan a su control- y es esta su característica más importante: separar moneda y estado, para que las monedas no sean un instrumento de los políticos y gobernantes, de manera que no puedan usarlas para robar la riqueza que representan, mediante la emisión a capricho de más moneda, lo que resulta en inflación y pérdida de valor de la moneda ya existente. La inflación es la forma de robo estatal que resulta más efectiva y afecta por igual a todos los bolsillos, provocando que ese dinero fiat valga cada día menos. Precisamente, para luchar contra esto, nació Bitcoin hace ya más de 10 años.
¿Qué puede pasar de ahora en adelante en este aspecto?
Pues vamos a explorar distintos escenarios.
-Escenario 1: sólo 1 pool de minería aplica esos filtros de censura.
En este escenario, no se plantea ningún problema real para los usuarios de dichas direcciones “prohibidas” por la OAFC. Sus transacciones, aunque se realizasen en el momento en que Blockseer consiguiera minar un bloque y decidiera no incluirlas en el mismo, serían incluidas en el bloque de cualquier otro minero, poco después.
-Escenario 2: la norma -de aplicar dicha censura con filtros- se extiende (forzosamente) a todos los pools de minería bajo jurisdicción de USA.
En este caso, empieza a haber problemas. Y esos problemas van en relación directa a la potencia en hash power que tengan los pools de minería de dicho país. Ya serían bastantes más los bloques minados por grupos que aplican esos filtros, y los usuarios de las direcciones censuradas se verían con problemas para incluir sus transacciones en los bloques de estos grupos que, si representan un alto número en el ratio de hash power total, conseguirían que dichas transacciones tardasen (de media) mucho más tiempo en ser incluidas en un bloque, produciendo una pérdida de calidad y fiabilidad en la red, ya que cierta proporción de la misma se guiaría por razones distintas del incentivo económico de incluir las transacciones con mayor tarifa en sus bloques.
-Escenario 3: la aplicación de censura con filtros se extiende entre países amigos, creando una serie de listados de direcciones que todos ellos consideran “no usables”, y fuerzan por ley a los mineros y pools radicados en dichos países a aplicar dichos filtros.
En esta situación, que sería la lógica a nivel internacional para grupos como los 5 grandes angloparlantes que comparten información y cooperan legalmente (USA, UK, Canadá, Australia y Nueva Zelanda), nos pondría en una situación ya más compleja (y seguramente previa a un nuevo giro de tuerca que exploraremos en el siguiente punto). La suma del hash power de todos esos países, si bien no parece llegar hoy día al 51% del total de poder de cómputo en BTC, es ya bastante grande, y sería un pequeño calvario realizar una transacción desde cualquier dirección que estos países determinaran como prohibida. El usuario se vería obligado a esperar que un minero -radicado en un país que no sea uno de estos 5- incluyera su transacción en el bloque, significando esto que el aumento de la incertidumbre y del tiempo de espera para lograrlo, resultasen realmente comprometedores. Cabe también apuntar a que Europa, en general, suele seguir en el tema de las prohibiciones y las persecuciones legales (por motivos fiscales o de otro tipo) lo que le solicitan desde estos países ya mencionados. Y que no sería extraño, menos aún viendo cómo en Europa se empiezan a desarrollar legislaciones que intentan violar el secreto inherente a las criptomonedas, que Europa acabase por aceptar el uso de dichos filtros para obligar a los mineros y pools a censurar estas transacciones.
La calma antes de la tormenta:
el “switch” para iniciar la gran batalla final.
Hasta el momento hemos explorado los escenarios que se producirían a medida que más actores y países se sumasen al uso de filtros de censura sobre transacciones en la blockchain. Lógicamente, esta misma censura por filtros se aplicaría a otras monedas y otras blockchains, porque de nada vale que si tienes varias fugas en una tubería, sólo tapes un agujero en ella: lo previsible es que se taponen todas las posibles salidas, que en este caso son las distintas criptomonedas.
Y hemos asumido una cuestión: los pools o mineros que aplicasen los filtros de censura, no incluirían las transacciones prohibidas en sus bloques, aunque seguirían construyendo bloques sobre los bloques de otros mineros que sí las incluyesen, de manera que la cadena continuase sin problema.
PERO... ¿¿qué pasaría si se diera la orden a los mineros de ignorar aquellos bloques que contuvieran transacciones de dichas direcciones “prohibidas”??
-Escenario 4: se prohíbe minar bloques sobre otros bloques que contengan direcciones que pertenezcan a la lista de censura.
Este escenario llevaría a un problema en la blockchain a nivel mundial, que supondría de facto que BTC (en este caso), sufriera un split que lo dividiera en dos monedas distintas. Por llamarlas de alguna forma, si se aplicase dicha norma, se generarían 2 cadenas: una sería BTC-USA-Y-AMIGOS (que contendría a los países que aplicasen dicha prohibición sobre sus mineros y pools) y la otra cadena sería BTC-RESTO-DEL-MUNDO, que incluiría a los países que se negasen a entrar en el juego de aplicar censura o prohibiciones a la blockchain. Estos países podrían ser, por ejemplo, los enemigos tradicionales del “bloque USA”, como serían Rusia o China (y hay que recordar que China es el país con mayor capacidad de cómputo y minería en la blockchain).
Las distintas normas aceptadas para validar los bloques, harían que se produjeran 2 cadenas (en BTC y en todas las monedas afectadas) que no serían reconciliables. Una cadena no aceptaría transacciones de determinadas direcciones, y la otra cadena las aceptaría de cualquier dirección.
Este escenario es ya uno de gravedad mayúscula, que fracturaría la mayoría de monedas, con consecuencias imprevisibles. En este escenario no entrarían, por cuestiones puramente técnicas, las monedas con un alto grado de anonimato como puede ser Monero, por ejemplo. Dado que las direcciones implicadas en los bloques de su modelo de blockchain no son visibles para el público en general, no habría forma de implementar una prohibición basada en direcciones contenidas en una “blacklist”.
Pero es de suponer que los estados que quisieran imponer dicho control de transacciones, tendrían que actuar contra las monedas de alto anonimato, ya que de lo contrario serían el agujero por el que escaparían todos aquellos que quisieran saltar dichas limitaciones. Así que en este escenario, sería previsible que -al mismo tiempo- las monedas de alto anonimato quedaran todas bajo una prohibición legal, de manera que minarlas o colaborar con dichas blockchains, se considerase directamente un delito informático-fiscal.
-Escenario 5: se produce un acuerdo entre todos los países del planeta, o un grupo que manejase mayoritariamente el hashpower de toda la minería de criptomonedas, para aplicar dichas listas de censura de direcciones y no aceptar bloques que contengan transacciones con dichas direcciones.
Pues aquí habríamos llegado al GAME OVER. Sería la muerte de las criptomonedas, tal y como fueron concebidas: monedas fuera del control de los estados, para evitar su manipulación y restricciones de flujo por sus leyes fiscales. Aunque no fueran todos los países del planeta, sino que hubiera algún país que no incorporase dichas normas de censura, si el hashpower del país o países -que se negasen a aceptar esas normas de juego- no fuera un porcentaje elevado, el resto de estados habrían conseguido dar por muerto el movimiento de las criptomonedas como dinero fuera del control estatal, que es su “leitmotiv” más esencial.
Además los países que no aceptasen dichas prohibiciones, se verían expuestos a sanciones económicas y diplomáticas que afectarían gravemente a su economía, mercados y calidad de vida, de manera que -tarde o temprano- tendrían que terminar claudicando o convirtiéndose en zonas autárquicas, que no podrían relacionarse eficientemente con el resto del planeta.
Esto es posible porque, si bien las criptomonedas son descentralizadas por su diseño en el que cualquier minero sin permiso puede incorporarse a la red y trabajar en ella, los pools de minería y los mineros sí son organizaciones y personas con uno o varios responsables legales, de manera que el estado podría actuar contra ellos, privándoles de sus derechos, posesiones y libertad. Y como consecuencia directa, su trabajo en la blockchain, desaparecería finalmente.
Es un escenario muy similar al de la prohibición internacional de las drogas, en que todos los países han ido incorporándose a los tratados prohibicionistas que surgieron de USA y su entorno, muchos por compartir las ideas generales de estas prohibiciones, y otros cuantos porque no querían sufrir las consecuencias de no hacerlo: el aislamiento internacional y las sanciones económicas.
Personalmente opino que, por desagradable que parezca, hemos iniciado el camino hacia ese futuro distópico que acabará con las criptomonedas y su razón de existir. Esta es una guerra a medio-largo plazo que estaba declarada desde el día que se creó el primer bloque de la primera criptomoneda, dado que el nacimiento de la criatura suponía la primera amenaza real y sólida para las estructuras tradicionales del modelo de estado actual, especialmente al quitarle el control de la moneda y al privarle de poder operar a su antojo sobre ella. Así que no nos puede sorprender que vayamos acercándonos a ese escenario de guerra, ya que resulta algo inherente a la co-existencia de los estados y las criptomonedas: no hay suficiente sitio para los dos, al menos como están concebidos actualmente ambos actores.
Esto puede llevar a que exista una mayor conciencia de la población frente al robo y la manipulación limitante sobre sus vidas, que implica tener que usar el dinero fiat, y tal vez (en un futuro muy esperanzador y optimista) puedan plantar batalla y encontrar soluciones técnicas para solventar el problema del estado y sus arbitrarias prohibiciones.
Pero al mismo tiempo, la otra cara de la moneda, nos llevaría a un mundo en el que la minería de criptomonedas fuera un negocio “estanco” -que pertenezca al estado y sea este quien decide sus normas- de forma que los mineros pasarían a ser trabajadores estatales (formalmente o sólo de facto) que serían a la postre los encargados de la vigilancia y censura de las operaciones en las blockchains: habríamos llegado a la muerte de las criptos mediante la “minería estatal”. Y no es necesario que los estados inviertan en capacidad de cómputo para intervenir la minería, ya que les es suficiente con usar su recurso legislativo para prohibir, y sus brazo de coacción violenta (policía y otros órganos represores) para ejecutar los castigos ante quien se negase a aplicar las normas.
Soy una persona que no suelo equivocarme mucho en mis análisis, y este me resulta tremendamente evidente y un camino que era previsible que llegase a plantearse en la realidad. Pero nada, nada me haría más feliz que equivocarme totalmente en lo planteado en este texto.
Lo deseo con todo mi corazón y con toda mi cabeza: espero que el ser humano encuentre la forma de evitar un futuro como el que he descrito aquí.
Y como extra, aquí el podcast de "No hay almuerzo gratis" en el que pude debatir y exponer este asunto con los habituales de dicha emisión libertaria... ;)
viernes, 13 de noviembre de 2020
Y van 2 millones!!
¡¡2 MILLONES DE VISITAS
EN "LA DROGOTECA"!!
Y van dos millones...
Hace tiempo que no tengo el placer de sentarme con calma y escribir para la gente que visita “La Drogoteca”, para aquellos que siguen enviando preguntas a los comentarios de los post que hay publicados y para los nuevos visitantes que siguen apareciendo.
Hoy puedo hacerlo.
Esta aventura que se inició en el año 2007, con el empeño de facilitar información sobre drogas que no se encontraba de forma sencilla en la red, hace ya sus 13 años de existencia (bueno, los hizo en febrero, así que vamos por los 13 años y medio). Siento que mis actuales ocupaciones no me hayan dado el tiempo que requiere plantear nuevos temas y divulgar información: este año 2020 ha sido un año complejo, me temo que para todos.
“La Drogoteca” ha seguido en pie con el material existente hasta el momento (aunque tengo material guardado para seguir haciendo publicaciones), y no ha tenido apenas supervisión. Eso sí, he seguido controlando los comentarios que se intentaban publicar (y yo tengo que autorizar) y respondiendo a muchas de las preguntas que planteaban esos comentarios.
También he de decir que cada vez son más los comentarios que intentan usar este lugar para establecer contactos para la venta de drogas, mucho camello imbécil (no por ser camellos, ojo, sino porque son unos tarados por su comportamiento en la red) que escribe dejando como contacto emails o incluso números de teléfono. El último, hace tan sólo una semana, es un cretino que adjunta su número de teléfono y afirma vender marihuana y hash en toda España mediante envíos, y también afirma realizar entregas en persona en diferentes ciudades de España (os adjunto una foto para que veáis el percal).
Obviamente no publico esos comentarios ya que podría incurrir en un delito que como consecuencia tendría (entre otras) el cierre de la web. Aparte, nunca se puede saber si el comentario es original de quien pretende vender drogas y establecer contactos a través de la web, o si es falso y sólo busca hacer daño al titular del email o teléfono que muestra, simulando ser quien no es.
Yo mismo fui víctima del mismo método, cuando un hijo de perra en el CannabisCafé, aprovechándose de que tenía permisos de moderador en dicho foro, solicitó “niñas para follar” con mi nombre y apellidos. Y tuve que acudir a la policía y a los tribunales para solucionar el asunto con ese tarado. De esa historia, dejé constancia en un post con los datos y contando cómo se había resuelto, que podéis ver aquí.
Tampoco es posible saber si se trata de camellos estúpidos pero “reales”, o si son sólo intentos de estafar a la gente. En todo caso, pueden dar gracias de que yo no tenga ningún aprecio a las fuerzas y cuerpos de in-seguridad del estado (maderos, picoletos o pitufos), y de que no tenga intención de facilitarles las cosas cuando se trata de estos asuntos.
Todos los aquí presentes (o el 99'9%), hemos recurrido muchas veces a los camellos, ya que es la única forma de comprar ciertas drogas que siguen estando ilegalizadas: desde el cannabis a la heroína. Y un buen camello es un tesoro que hay que proteger y cuidar. Por supuesto que los camellos se dedican a vender drogas porque consiguen un dinero con dicha actividad, pero hay una gran diferencia entre algunos “vendedores” que ni conocen su mercancia ni tienen escrúpulos a la hora de adulterarla, venderla a menores o engañar al comprador, y los “buenos camellos” que conocen su mercancía, no la adulteran, no venden a menores y te informan adecuadamente sobre los productos que adquieres.
Y los “buenos camellos” son más raros que un unicornio rosa, auténticos especialistas de su trabajo que nos dan la vida a aquellos que recurrimos a sus servicios. Una especie en peligro de extinción que hay que cuidar, especialmente de los miserables con uniforme... ;)
Volviendo al tema original de este post, vengo a agradeceros a todos los lectores que hayamos llegado a los 2 millones de visitas!! Sí, ayer cuando eché un vistazo para buscar una información que tenía publicada, me di cuenta de que el contador de visitas marcaba ya por encima de los 2 millones. El número real, seguramente, llegue a los 2 millones y medio, pero Blogspot sólo empezó a contabilizar las visitas en mayo del año 2010 (por lo que hay más de 3 años de visitas que no están contabilizadas).
Nunca esperé llegar al millón de visitas, y eso ocurrió en abril de 2016. Y desde aquí lo celebramos con un “concurso” para ver quién acertaba la fecha exacta del visitante 1 millón, y con una serie de regalos a quienes habían participado y más se habían aproximado. Ahora hemos tardado poco más de 4 años en duplicar esa cantidad.
No voy a repetir todo lo que dije en ese momento, los agradecimientos siguen siendo los mismos que en aquel día (y que podéis leer aquí), ya que poco ha cambiado con respecto a esta web. Tan sólo que amplié la información y comencé a publicar también post relativos a las criptomonedas, en principio porque son la forma de poder comprar drogas en los mercados de la darknet, y posteriormente porque terminé siendo consciente de que son la mejor herramienta para restarle poder al estado, y yo soy de los que opino que nos sobra estado por los cuatro costados!!
Por lo demás, nada ha cambiado.
Y la intención sigue siendo que nada -de esta web- cambie, que siga siendo un punto de referencia sobre drogas -y otros asuntos- en el mundillo de habla hispana (aunque recibo visitas de muchos países que no pertenecen a ese grupo, y usan el traductor para poder leer lo publicado).
Así que sin más que añadir...
MUCHAS GRACIAS
POR ESOS 2 MILLONES DE VISITAS
A “LA DROGOTECA”!!
Espero veros a todos cuando en el futuro, lleguemos a los 3 millones.... ;)
Gracias.
Drogoteca.
jueves, 24 de octubre de 2019
Fernanda de la Figuera y la garrapata que la está parasitando.
Fernanda es, ante todo, una luchadora que ahora requiere el apoyo de la comunidad cannábica y de todo aquel que esté a favor de la justicia frente a los crímenes sin víctima, como puede ser cultivar cannabis para otros enfermos sin ánimo de lucro.
Así pues, recibí el encargo de escribir una pequeña historia de semi-ficción, donde el nombre de este estafador quedaba ligeramente velado, pero de forma que cualquiera que conociera mínimamente las andanzas del tipo, podría darse cuenta de que se hablaba de él y de sus muchos fraudes realizados.
Reconozco que, en aquel momento, yo no era consciente del objetivo real de ese comportamiento -la búsqueda obsesiva de personajes públicos y de espacio en los medios de comunicación- ya que el parásito siempre la justificaba como “acciones para poner el asunto del cannabis en el candelero”.
Esta mujer, socia de ese mismo CSC, cayó en su trampa, y mediante engaños consiguió que le diera 12.000 euros, para montar otro punto de venta en Alicante, copiando el modelo ya conocido: funcionando mediante la compra-venta de cannabis, comprado al narcotraficante de turno y vendido a clientes que figurasen como “falsos asociados”.
Lejos de conseguirlo, hizo que todos los grupos cannábicos de la ciudad coincidieran absolutamente en una cosa: en huir de todo lo que tuviera que ver con él. Esto fue así, hasta el punto en que el día del pleno en el Ayuntamiento, los representantes de las asociaciones, acudieron para expresar de forma pública que no querían saber nada del tipejo, ni de sus formas, sus pretensiones y sus amenazas.
Él fabulaba con que todo se debía a que la policía estaba pendiente de él en las redes sociales y de sus mensajes sobre activismo cannábico, y que por ello su mera presencia ya les "preocupaba y alertaba", en previsión de lo que él podría organizar con su fingido grupo activista.
¿Por qué hicieron esto?
Yo, sin creerme ya nada y escuchaba cómo me reconocía la estafa a esta mujer con excusas que daban risa, no dejaba de preguntarme cuánto iba a durar la vida de “ese enfermo de SIDA en fase terminal que se moría y rechazaba ser tratado”, pero que sin embargo estaba sacando provecho directo de todo lo que se había organizado, teóricamente para apoyar una buena causa.
Esta fue su estafa económica más masiva, allá por primeros años del siglo, y la que menos le costó, ya que detrás no había nada, ni organización ni abogados.... tan sólo una foto pegada en un cartón, vendida como conjunto de servicios contratados, por la que mucha gente habían estado financiando -sin saberlo- el tren de vida de este mangante en los años 2000.
Sin conocerle de nada, conseguí su teléfono y me puse en contacto con él para informarme directamente de la actividad del supuesto "banco de cannabis", y para preguntarle por qué no estaban ayudando a Juanma, el llamado “Ramón Sampedro” de la marihuana,tetrapléjico y activista en un centro del Ferrol.
Él me contestó que es que “su banco” sólo actuaba en Euskadi, y cuando le pregunté cómo podía escudarse en eso ante un caso tan crítico y necesitado de ayuda como era el de Juanma, su respuesta fue:
¿Qué conseguía, además de dinero de los estafados y fumar de gratis por los donantes? Visibilidad y posicionamiento para su nombre con su falso grupo activista, de cara a seguir medrando a costa del colectivo cannábico. La gente habitualmente no tiene tiempo para investigar a fondo algo -ni siquiera las noticias que les interesan- pero quienes llevan décadas en el activismo real (o incluso en el pseudo-activismo, ese que tiene afán de lucro) ya sabían de él y de sus engaños; el objetivo -preferente pero no único- del parásito eran los más jóvenes, ya que por edad no están en condiciones de saber, les falta experiencia y carecen de contactos que les informen y prevengan de esta garrapata cannábica.
Esto fue algo que no sólo intentó en esa empresa, sino que lo repitió en otras muchas, de semillas, de material de cultivo, de publicaciones cannábicas: debéis pagarme por ser un “activista”. Así funcionaba monetizando su visibilidad, ganada a costa de la buena voluntad de las personas que creímos apoyar una causa cannábica, y no a un parásito del cannabis.
Mi reacción no pudo ser más escéptica, y aunque el trabajador que me pasó la foto me aseguraba -convencido- que el tipejo estaba muy jodido, que estaba ya muriéndose y que no saldría vivo del hospital, le dije que no se preocupase: “le verás resurgir en breve sin el menor problema, vivo y dispuesto a parasitar a otros”.
Sí, tú te ponías en contacto con la empresa y terminabas recibiendo una oferta mejor, enviada por el parásito despedido, robándoles poco a poco la cartera de clientes a quienes tuvieron la nefasta idea de darle trabajo. Cuando le pillaron -porque vieron un mensaje en los privados de una red social que olvidó borrar- y le enfrentaron con los hechos, el tipejo no tuvo escrúpulos en decir que había sido cosa de hijo... que lo había hecho jugando y sin querer.
Fernanda se lo tragó, no sabemos lo que le contó o cómo lo hizo, pero no hay que dejar de tener en mente que hablamos de una señora que ya tiene 76 años y que -a pesar de su excelente y desinteresado trabajo como activista- puede que su lucidez y capacidad para ver cuando alguien se arrima por interés, no esté tan activa y eficaz como debería, siendo por ello una víctima propicia para este parásito, versado en todo tipo de fraudes y engaños a toda clase de personas.
Sobre todo, como hacer algo sin permitir que el dinero y los recursos sean gestionados por este personaje, únicamente orientado a sacar beneficio de la terrible situación de que vive esta mujer. Tienen claro que, a este viejo artista del timo, le importan poco los cadáveres que deje a su paso, siempre y cuando él sea quien saca beneficio del asunto, de una forma u otra.
ya no hay mucho que se pueda hacer?
Y me han dejado muy claro que no piensan levantar la voz, e informar al colectivo cannábico, sobre lo que hay detrás de este estafador usando la situación de Fernanda para unos fines que nada tienen que ver con el interés de esta mujer.