jueves, 5 de mayo de 2016

Entrevista a Antonio Escohotado: frente al miedo.

Esta entrevista que realicé a Antonio Escohotado por encargo de VICE, fue publicada en dicha web. La recojo tal y como se sacó, no añadiendo nada a lo ya existente. Esperamos que os guste.

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Frente al miedo: 
charlando con Antonio Escohotado.


Hace unas semanas salía al mercado el libro Frente al miedo del ensayista y profesor Antonio Escohotado, publicado por la editorial Página Indómita

Se trata de un conjunto de textos -de muy diversa factura en lo temporal y recorrido en lo conceptual- que nos dan a conocer una selección de los mejores escritos, de todas esas distintas personalidades que se integran en el genial pensador. 



La mirada que aportó el criterio, para separar grano y paja, en esta equilibrada y honesta composición “a dos mentes” fue la de Guillermo Herranz. El quién no es casual, tratándose del editor habitual de Escohotado. Guillermo, con el vasto material producido ya por Antonio -y algún texto inédito- ha sido capaz de trenzar conceptualmente (en forma de caminos sencillos de transitar para el lector) una útil visión del pensamiento, en varios aspectos, de este prolífico autor. 

La estructura que sostiene el libro tiene cuatro grandes partes -todas al trasluz del cristal del miedo- en las que se tratan aspectos relativos a pensar sin miedo -en libertad- y las implicaciones del miedo a nosotros mismos expuesto como miedo a las drogas, el miedo a los demás y las cuestiones de la política y, por último, el miedo al mundo como reservado para las indagaciones en la religión, el más allá, la ciencia y la filosofía. 


Para aquellos que tenemos el placer de conocer previamente la obra de Escohotado, la estructura de la obra y elección de los pasajes resulta tan oportuno como un “diccionario sobre el autor”, que ayuda a ubicar con facilidad el lugar donde se encuentra tal o cual idea, previamente publicada.

Sin embargo, el libro no arrastra una pretensión exhaustiva ni antológica. Según nos comentó Antonio, dentro de la selección realizada por Guillermo Herranz, quedaron excluidos (con vistas a la producción de otra obra) aquellos textos referentes a sexo y salud. 

Posiblemente esta otra selección de escritos verá la luz en un futuro cercano, también de la mano de Página Indómita
Tras haber degustado el plato que Guillermo nos cocinó -con la amplia despensa de las ideas de Escohotado- tuvimos ocasión de hacerle algunas preguntas al profesor, y esto es el resultado.






Pregunta: Discúlpeme que empiece así, pero hace unos días he leído que el Ministerio de Hacienda le había dado un “premio por ser el mejor cliente de Amazon: 5.000 euros de multa por desgravarse el IVA de los libros que compra”. ¿Es cierto? En su caso, los libros son su herramienta de trabajo y como tal debería poder desgravarse de forma similar a otros autónomos. ¿Piensa pelear contra esta resolución o no cabe recurso?

Respuesta: Es totalmente cierta la multa, y que no admitieron desgravar un solo euro por compra de libros. Al parecer, debería haberlo presentado "en hoja Excel". Ya felicité al joven jefe de la Delegación por "quitarle a un anciano el pan ganado", y contestó a mi gestora que chitón o podría ser peor, sin perjuicio de quedarse con los tomos 1 y 2 de “Los enemigos del comercio”, solicitados como "información".

P: Profesor, su libro comienza con una impresionante exposición de méritos académicos, que no le evitó cosechar 7 ceros como calificación por parte de 2 tribunales universitarios. Ese hecho resulta mucho más inaudito que obtener la máxima calificación posible. ¿Qué es lo que no le perdonan? ¿Qué fue capaz de unir a esas dos salas -separadas por más de 20 años- contra usted?

R: Ni idea, porque se trata de 14 personas distintas. La verdad es que acabé tomándomelo como un homenaje.

P: Afirma dar gracias a haber ido preso en la encerrona que le montó la policía -un año a la cárcel de Cuenca- porque de no haber sido así, hubiera sido considerado el chivato o el delator, y eso hubiera tenido un coste muy peligroso para usted y los suyos. ¿Qué más aprendió de ese año “a la sombra”?

R: Recuerdo el año de Cuenca como uno de los más felices, porque me van los retos y ese fue uno de los primeros.


P: El gobierno hizo llover a la policía nacional una paga por productividad, para repartirse entre todos, de 50 millones de euros justo antes de las elecciones. Me recuerda a los pasajes de “Los enemigos del comercio” en que nos cuenta cómo cada nuevo César en Roma debía asegurar su posición -y la fidelidad de sus soldados- con abundantes pagos.
¿Ha mejorado la policía, desde que usted la sufrió, o sigue fiel a su antigua substancia? 

R: La policía es incomparablemente más de fiar en regímenes democráticos. 




P: En “Rameras y esposas”, al analizar los papeles de la mujer en 4 mitos y momentos históricos, nos llegó a hablar de una “virgen” María, que podría haber sido preñada por Herodes siendo una niña “santa” y casada urgentemente con un José -escogido entre los solteros del pueblo por ser el que tenía la verga más pequeña- que termina como “padre putativo” ninguneado por el niño dios y su madre. ¿No tenemos ningún mito más moderno que nos pueda servir para superar el estancamiento en ese modelo patológico de familia?

R: Al enumerar esos cuatro modelos arquetípicos me propuse sondear fantasmas inconscientes ante todo, para abrir una perspectiva no convencional a la relación entre géneros. No hay nada normativo en ese libro. La obsesión de María -y de los Evangelistas- es el sexo como personificación de la impureza, y si algo se deduce de los apócrifos es una milagrosa forma de evitarlo. De ahí, mucho más tarde, el dogma de la inmaculada, según el cual siguió siendo virgen incluso tras el alumbramiento.

P: ¿Es el salto de lo puro (pyros) a lo inmaculado (sine macula)? 

R: Exactamente, del pyros al sine macula.


P: “Frente a la tentación de convertir todo en mercancía, el ser humano cuenta con el antídoto de que el hecho de amar es infinitamente superior al de ser amado”, nos dice en ese mismo libro. 

¿Sólo el hecho de amar queda fuera del mercado? 

R: Como pensionista con servicios médicos gratuitos, debo reconocer que buena parte de mi existencia es extramercado. Por lo demás, no tengo nada contra la fijación de precios por concurso espontáneo de oferta y demanda, y me alegro de que los Estados de tipo europeo combinen providencia y competencia. 

P: ¿Es compatible el amor como vida de pareja con plenitud, con una vida de investigación científica o de estudio profundo? 

R: Nunca he tenido problema con mis parejas a cuenta de ello.

P: ¿Es la monogamia una mentira impuesta o esconde suficientes ventajas evolutivas como para adoptarla?

R: Las instituciones tienen lógica propia, como el resto de los seres de tercer tipo, ni subjetivos ni objetivos exclusivamente.

P: ¿Qué le parece el papel que parece que adopta el feminismo de ir contra los intereses manifestados por las propias trabajadoras sexuales, argumentando “que lo hacen por su bien”?

R: Me parece ridículo. Hay rameras vocacionales, sin duda alguna, y pretender salvarlas de sí mismas por medios coactivos es sencillamente un crimen. Un capítulo de Frente al miedo aborda monográficamente la diferencia entre delitos con y sin víctima concreta. 

P: Hace un par de décadas le vi decir -en el auditorio de un bar de copas en Salamanca- que “quien no tomaba drogas era porque tenía miedo a lo que albergaba dentro”. ¿No ha encontrado personas que no tomen drogas y cuya razón no sea el miedo a un interior horrendo? ¿Tan malo es el ser humano por defecto?

R: No hasta ahora. Pero eso no quiere decir que el ser humano sea "tan malo", sino con alguna frecuencia "tan rígido", tan afecto a la idea fija.

P: Si ya tenemos marihuana kosher... ¿para cuándo un Papa que tome MDMA en sus ejercicios espirituales? 

R: La experiencia es la madre de la ciencia. Cualquier cosa conocida de primera mano enseña mucho más que de segunda o tercera.

P: Recuerdo un coloquio de TV, con usted preguntando si una sustancia podía ser acaso mala o buena -como si tuviera un alma- en el que Javier Nart le contestó irritadísimo: “¡Sí! ¡La heroína! ¡La heroína es mala 'per se'!”. ¿Se sigue creyendo en la magia de las drogas, sea blanca o negra?

R: No descarto que los opiáceos conviertan el cáncer en enfermedad crónica, al reducir drásticamente la tasa reproductiva de los tumores. 

Si así fuera, tendremos ocasión de reír hasta las agujetas.


P: Siempre le he leído que los opiáceos eran sustancias que soportaban bien el esfuerzo intelectual, y que veía razonable su uso en la adultez tardía y tercera edad. Su capacidad de trabajo -ateniéndonos a los hechos- es asombrosa y no parece que el uso de los derivados mórficos le produzca demérito alguno. ¿A qué achaca esa capacidad de estas drogas para el largo plazo en el trabajo intelectual?

R: Son fármacos de paz.

P: También como fármacos de paz usted incluye -entre otros- a benzodiacepinas, barbitúricos o neurolépticos. ¿Cree que estos soportan bien el desarrollo de trabajos de tipo intelectual?

R: Las benzos y los ata-nervios solo son fármacos de paz en el sentido de amortiguadores de la vida psíquica, unos, y evitadores de la camisa de fuerza, los otros.

P: También incluye el esa clasificación el alcohol, que es la droga con mayor presencia en actos violentos de todo tipo, y a la heroína que -por la naturaleza de sus efectos- es poco o nada proclive a la violencia. ¿Cómo se debe entender entonces esa “paz” asociada a la palabra fármaco? 

R: Por ahora solo los opiáceos son fármacos de paz en sentido literal. 

P: En estos años, tras su último anexo al libro “Para una fenomenología de las drogas” que lo convirtió en “Aprendiendo de las drogas”, ¿ha tenido ocasión de probar -conscientemente- fentanilo o sus derivados? 

R: Tengo parches de Duragesic [fentanilo], pero no noto nada con los de 25 microgramos/h. Veremos qué tal me sientan dos.

P: Cuenta en “Sesenta semanas en el trópico” cómo no fue capaz de tomar psiquedélicos puros durante un largo tiempo, por el momento emocional que atravesaba en su vida. Superadas ya esas aguas, ¿tienen los psiquedélicos cabida en la organización de su actual tiempo o quedaron atrás las grandes excursiones psíquicas?

R: Acabo de conseguir cuatro dosis de 2C-B, y un día de estos caerán.

P: Hablando de la Nexus o 2C-B... ¿sabe usted por qué esta droga acabó afortunadamente en la lista II, en lugar de en la más restrictiva lista I de nuestro país? ¿Hubo algo de voluntario en ello o fue puro azar?

R: Ni idea.

P: ¿Conoce esos proyectos que buscan la inmortalidad mediante un volcado de conciencia y recuerdos en soportes digitales? ¿Lo ve factible? Si nuestra conciencia acabase simulada o clonada en una maquina, ¿seguiríamos necesitando la experiencia de la embriaguez y por lo tanto “drogas hechas de código” que pudieran proporcionarla?

R: Lo veo factible. Pero no veo por qué vía esos espíritus desencarnados podrían colocarse. 

P: Hay un texto en su libro -publicado en 1991 bajo el título “¿Votar?”- en el que concluye diciendo que “no votar -o votar en blanco- es lo único que puede contribuir a desnudar la farsa”. ¿Cómo se conjuga eso con apoyar con su voto y simpatía pública a un partido como Ciudadanos? ¿Acaso le parecen ese “Partido de la Humilde Reforma” que se esboza como idea en su libro?

R: Lo verdadero llega siempre a posteriori. En principio, el partido de Rivera es el único no pringado todavía con la autoperpetuación de una casta -ojo, el término es mío, no de Podemos, como demuestra leer “Majestades, crímenes y víctimas”(1983)- , ni con la simpleza de ignorar la interdependencia de ingresos y gastos. 

Llevo casi veinte años estudiando ese capítulo, cada día más convencido de que la complejidad no puede esquivarse sin desembocar de inmediato en inopia. El populismo tiene milenios de existencia, y un público cautivo desde sus principios, aunque la historia concreta de cada empeño suyo resulta instructiva. Sin excepción registrada hasta ahora -y estoy hablando de 71 ensayos concretos referenciados en Los enemigos del comercio, algunos con más de 80 años para fructificar- su promesa de atender al desfavorecido ha logrado lo inverso. ¿Que por qué? Pues genéricamente porque el analfabeto es mal maestro de lectura, y para controlar la naturaleza no hay otra senda que la humildad de estudiar muy de cerca y con paciencia sus regularidades.

P: Tengo un viejo amigo que, cuando yo le cito a usted, me dice con malicia “¿ya estás sacando al 'Vestrynge libertario'?” en alusión al vuelco del pensamiento político de ustedes dos, aunque ocurriera en sentido contrario. En su caso, ¿cómo se pasa de pedir en una embajada que le alisten para ir a luchar contra USA en Vietnam a despiezar conceptualmente el credo comunista?

R: No pretendo despiezar el credo comunista sino entenderlo. Y he descubierto algunas cosas que ignoraba por completo. La información solo se le indigesta al que a veces llamo mandobediente, para darle un toque castizo al sadomasoquista.

P: No sería su pretensión, pero con el análisis que realiza del asunto, queda expuesto a la luz de una forma “irrecuperable” para quien pretenda seguirlo, en una base de racionalidad y no de creencia. ¿Realmente no intuía lo que se iba a encontrar al poner su particular microscopio en este asunto de la “fe comunista”? 

R: Nunca imaginé que su fondo fuese el tabú de la impureza desplazado a "la mercancía", aunque así lo demuestran pruebas irrefutables.

P: Su definición del “idiota” -ciudadano q no se ocupa de los asuntos públicos- en contra posición al “polita” es un clásico ya. Pero ¿cree que la actividad de tipo política debe ser encauzada en el modelo de partidos o ve que pueda existir un cambio de paradigma a otros modelos?

R: Internet promete muchísimo.

P: ¿Ve usted algún grupo político que apoye de forma efectiva el desarrollo de una democracia de ejercicio telemático?

R: Sería estupendo poder charlar sobre eso y otras cosas en alguna tele con [Pablo] Iglesias.

P: La democracia telemática que usted ha propugnado en ocasiones, ¿no es lo que debería proceder como evolución natural para una sociedad que se expresa telemáticamente? ¿Cree que ejercer el voto de esta forma bastaría para reducir la densidad de parásitos en el sistema público?

R: Reducir la densidad de parásitos es una gran meta política. Deberá en todo caso coordinarse con una sistema educativo que vaya al fondo, y enseñe desde pequeño hasta el diploma final la misma verdad sencilla: 

"Serás un parásito hasta descubrir un trabajo vocacional que resulte útil a los demás".

P: ¿Cree que alguien debe ir a la cárcel por escribir un tuit que no es de buen gusto o que se caga en la majestad de turno? ¿Neocrímenes sin víctima? 

R: Neocrímenes sin víctima.

P: Usted definió el vuelco electoral tras los atentados del 11M como “un país bajándose los pantalones”

¿Cree que si algo así volviera a suceder ahora, el país habría alcanzado la madurez -serenidad de ánimo tal vez- que no tuvo entonces?

R: Me temo que no.

P: En el año 1996 apoyaba públicamente un referéndum en el País Vasco y el derecho de secesión de los pueblos, pero parece que cambió de opinión cuando Fernando Savater le cuestionó los limites que definían al pueblo a consultar. Finalmente acabó pensando que el asunto de ETA sólo tendría un final policial y penalmente. 

¿Y frente a la actual Cataluña independentista? ¿Apoya el derecho a un referéndum sobre la secesión catalana en su escenario de ausencia de violencia armada? ¿Qué prevé que ocurra cuando el tren del llamado “proceso” intente dar algún paso que vaya más allá de los gestos o las palabras?

R: Quizá proceda un doble referéndum, local y nacional. Fernando me reprocharía, probablemente con razón otra vez, que seguir consintiendo el “yo me lo guiso y yo me lo como” de la inmersión lingüística y el mangoneo sufragado con dinero público condena a innumerables catalanes disconformes con que el castellano se destierre, y prospere un complejo de inferioridad paleto, pues no otra cosa late en desear que el mundo hable su lengua, en vez de disfrutar hablando otras, como me pasa a mí por ejemplo con el inglés, el francés, el portugués, el italiano y en menor medida el alemán. Pero comprobaremos que los catalanistas no quieren en realidad referéndum, pues intuyen que lo perderán si no media alguna trampa. Es el mismo ánimo que convocó la Semana Trágica de 1909, y las Jornadas de Mayo de 1937. Odiar mucho, y pensar nada.

P: ¿Cree que vamos sin remedio a unas elecciones anticipadas o al final nos veremos abocados a una “gran coalición” de algún tipo? ¿Qué le inspiran los actuales candidatos? ¿Cambiaría algo sustituyendo a Rajoy por Soraya o a Pedro Sánchez por Susana Díaz?

R: Por mucho que la mona se vista de seda... 
Es asombroso cómo el PSOE ha ido degradándose desde Zapatero y su equipo. Ojalá haya nuevas elecciones, y el cuerpo social se aclare.

P: ¿No se anima a pronosticar un resultado del juego de pactos que estamos presenciando?

R: Soy alérgico a la profecía.

P: La utopía de un liberal es una existencia sin la coerción de un estado. ¿Le parece realizable o es una aspiración a la que es mejor renunciar, en pos de obtener una cierta paz negociada con la realidad?

R: El liberalismo doctrinario sigue confundiendo Estado y Gobierno, cosa muy bienvenida por las cliques que se apoderan del segundo. No hay otra paz que la realidad misma, teniendo entereza para sufrir lo inmodificable, energía para reformar y conciencia para distinguir males con y sin remedio en cada instante. Para mí no es coerción, por ejemplo, el principio do ut des (doy para que des, doy porque diste) o cualquier otra regla cuya observancia aumente la capacidad de obrar. La coerción empieza cuando aspirantes a domadores de personas te venden oficios mesiánicos de algún tipo, y transforman el lenguaje en un grupito de claves para identificar sectarios y adversarios. Con las sectas ¿negociamos? 

P: Discúlpeme, no alcanzo a ver a quién llama sectas exactamente. ¿De quiénes estaríamos hablando?

R: Secta es cualquier grupo homogéneamente convencido sobre la veracidad indiscutible de ciertas tesis, que se juramenta -hasta la victoria siempre- y antepone el fin a los medios.

P: Me ha fascinado descubrir en su libro que la definición de la RAE de “curiosidad” pasó -en algún momento entre la edición de 1976 y la digital- a ser “deseo de saber o averiguar una cosa” a ser “deseo de saber o averiguar alguien lo que no le concierne”. Toda una modificación ideológica que, vistas las fechas, es posterior a la etapa franquista. ¿Quién decide la inclusión de semejante añadido? 

R: La Academia cambió muy recientemente en la dirección oportuna, llevándose la primera acepción a segunda. Más que conspiraciones podría haber imitaciones, con un foco mimético definido nuevamente por simplezas como sistema y antisistema. Hace mes y pico comprobé de manera imprevista que precisamente a mediados de los años 50, cuando Wiener, Bateson, von Foerster y otros estudiaban sistemas concretos, y descubrían los primeros teoremas de ese campo, Marcuse prefería llamar Sistema al fetichismo de la mercancía, manteniéndose ajeno a lo concreto para todo tipo de procesos sistemáticos o de retroalimentación, que es si atienden a no a señales del medio. 

Cuando el medio se descarta -como hacen los relojes, los dogmas y toda suerte de cosas rígidas- la noción insiste en autoafirmarse pese a quien pese, y describe círculos viciosos. Para pasar de ideas coaguladas a conceptos realistas la autoafirmación debe convertirse en rectificación constante, que es la espiral virtuosa.

P: La ciencia sigue su avance imparable, y su búsqueda de la inmortalidad de una u otra forma. ¿Le parece una búsqueda legítima o una aberración en su fines? ¿Tiene que ver la “borrachera tecnológica” del último siglo con nuestro fracaso como sociedad para aceptar la eutanasia -el suicidio asistido- como un derecho del individuo derivado de la propia vida?

R: No entiendo llegar a mi edad sin haber educado al impulso de supervivencia, aunque conservo bastante energía y padezca achaques mínimos si los comparo con otras personas de tercera edad. Morirme con 20 o 30 años hubiese sido una tragedia, y morirme en dos o tres horas sería óptimo, aunque mejor aún terminar en segundos, ahora mismo. 

Hice lo fundamental que quería hacer -buscarme, y encontrar algo que hiciese con alegría constante-, y eso me mantiene contento en la brecha. 

Pero la condición es conservar dignidad física, una vida básicamente grata para mí y los míos. Miro con pena a semejantes de los cuales se ha despedido la vida, y solo entonces parecen dispuestos a luchar por ella. Siendo bien posible que a última hora se me olvide el noble ejemplo de una “mors tempestiva”, lo que me asombra es no ver siquiera ese propósito en la mayoría, y menos aún tener organizado el botiquín oportuno. 

Naturalmente, me parece el colmo de la abyección castigar el suicidio asistido. Por esa puerta podría colarse algún asesino, pero solo si la ley tipificó como crimen ese acto piadoso, haciendo inútil la declaración verbal o escrita: se lo pedí yo.

P: En este punto -que ha quedado excepcionalmente claro- quiero plantearle el caso de la degeneración de nuestro cerebro como final vital: las enfermedades del olvido como las demencias degenerativas tipo Alzheimer.
Cuando el sufrimiento insufrible o el deterioro agudo llegan mientras “conocemos”, tenemos aún cierta capacidad de respuesta voluntaria. ¿Pero cómo construir nuestro derecho a una buena muerte elegida en torno al estado de una mente que ya “no rige”? ¿Deberíamos prever ese posible desenlace y actuar antes de que perdamos la capacidad propia de acción? 

R: Muy probablemente.

P: El avance tecnológico y criptográfico ha alumbrado los mercados tipo Silk Road -de los que usted es público usuario- y que entre otras cosas despachaban drogas “para la eutanasia activa” como los barbitúricos. ¿El crimen de Ross Ulbricht es un crimen ideológico? ¿Ve usted alguna opción de que ese joven no muera en la cárcel? 

R: Una forma excelente de palmar sería emprendiéndola a tiros con quienes han hecho posible esa condena. ¡Qué filántropo tan eminente, el joven y heroico Ross Ulbricht! 

No descarto devolver terror por terror, en ejercicio de la legítima defensa ajena, aunque plantarme con un fusil de asalto en su penal dejaría impunes a los culpables. Ser pacíficos con el belicoso no es ser pacíficos sino cobardes, y quien acata una ley injusta es cómplice suyo en vez de buen ciudadano. 

P: No puedo evitar preguntarle cuál es su opinión sobre el Bitcoin, no ya como pasarela de pago, sino en sus aspectos más monetarios. ¿Qué le parece Bitcoin como moneda tras sus años de estudio sobre la historia de la economía? ¿Servirá una moneda sin dueño, como Bitcoin, para que el ser humano pueda desembarazarse del estado? 

R: Por ahora ha funcionado admirablemente, y se diría que su difícil logro es mantener una correlación entre valor fungible y esfuerzo, en este caso la criptominería que desemboca en redes virtuales de confianza. Por otra parte, desembarazarnos del Estado es tirar al niño con el agua de la bañera. Las instituciones que componen el mecanismo estatal transforman el familismo atávico de la sociedad civil en un límite objetivo al egoísmo particular. Preocupémonos más bien de que no resulten pervertidas por listillos y redentores autonombrados.

P: Usted achacaba la existencia de las religiones al hecho del miedo atávico del ser humano ante la muerte. Ahora que por el transcurrir de la edad se encuentra usted más cerca de ese momento, ¿ha hecho acto de presencia la religión en su vida? ¿Tiene miedo? ¿Sigue siendo ateo o ha encontrado alguna forma de dios que le convenza?

R: Bueno, ya contesté en parte. Por lo que respecta a lo divino, o es una superstición lastimosa o es el arco de bóveda para la colosal maravilla del cosmos, insondablemente profunda en cada mínimo detalle. Siempre he atribuido la espontaneidad de la naturaleza a regalos de información que vienen postergando la ley de entropía. Cuáles sean más en concreto, y de dónde vengan, no lo sé. Sin embargo, tampoco desespero de averiguar algo al respecto.

miércoles, 27 de abril de 2016

Y hasta hoy.



Y hasta hoy.


Este blog es una aventura que inicié un buen día, aprovechando que estaba sufriendo una enfermedad compleja y coñazo, que me forzaba a tener que dejar mi culo quieto en casa -demasiado tiempo- impidiéndome hacer “vida normal”.

Como no pude hacer, por aquel entonces, “vida normal” pues me dediqué a hacer “vida anormal” porque no me quedaba otra, y la cosa es que no me salió tan mal. En este millón de visitas al blog, que son muchos años -en mi primer año recibí menos visitas de las que tengo ahora en 4 días, y estaba feliz- me ha pasado de todo.




He conocido gente que han sido de vital importancia, a veces en un momento puntual y a veces con una profundidad inesperada. He conocido personas que tenían problemas y sufrían (que al fin y al cabo es el hilo invisible que une a muchos) y que buscaban ayuda, y a otros que estaban dispuestos a darla. He aprendido. Mucho. Muchísimo. De todos los comentarios, de todas las apreciaciones, de todos los insultos (son un clásico, sin los haters de la Drogoteca esto no sería lo mismo) y de todas las reflexiones hechas con buena fe. 

Lo mejor es que he seguido aprendiendo y no he parado con cada interacción que he tenido y tengo, generada por este lugar, que empezó como una tímida aventura de un tipo que quería hablar de drogas, y ya.

A todos os debo un “gracias”.
Así que gracias a todos, por lo dicho.

Una cosa que algunas personas, los más viejos lectores normalmente, me preguntan es por qué he borrado tanto material de todos los años (de todos menos de este actual, pero nadie asegura que no borre si lo considero oportuno). Algunas cosas es porque las personas aludidas me pedían que lo retirara -motivos de seguridad o personales- mientras que otras eran simple cuestión de gusto: no todo lo que escribe uno es bueno, ni siquiera aceptable. Es mayormente malo con excepciones. Así que según mi criterio actúo en ese aspecto: para algo el peluche es mío y me lo follo cuando quiera.

Bueno, no es cierto eso del todo.
"La Drogoteca" es algo que inicié yo -mi nick era Symposion aunque acabé siendo “Drogo” (aquí y fuera a veces también) por elección de la gente- pero que no hubiera tenido viso alguno de continuidad sin el apoyo (desconozco hasta dónde sincero en lo que decían, pero sé que con todo el cariño siempre) de muchas personas que yo valoraba, y valoro. 

Ellos, y en especial una mujer que nada tiene que ver con drogas pero sabe mucho de la vida (un gran beso para Emilita, mi pastoril amiga), me ayudaron a valorarme en lo que hacía y me ayudaron a orientarme en aguas difíciles -a veces- siendo buenos referentes. No quiero nombrar a nadie más por no desmerecer a otros, pero hubo otros muchos y muchas, y a todos os agradezco lo dado. 

De otra forma, también distinta y especial en otro sentido, quiero agradecer a esas personas que son o fueron la Drogoteca, tanto como lo pueda ser yo, y que son y fueron invisibles -siempre por voluntad propia- para quien aquí viene a leer. Pero que sin ellas, y en concreto sin "L" este lugar hubiera cesado hace tiempo, posiblemente como su dueño

Gracias. :))

No todo ha sido bonito en estos años, pero ahora todo lo malo se percibe como molestias mínimas cuando se saben llevar. Por ejemplo, al capullo que me acaba de llamar -director de un conocido medio fumeta- a tocarme los cojones al puto móvil, cuando le tengo dicho que me llame a casa (mis razones tengo). Pero supongo que incluso a él le tengo un poquito de cariño

Cosas así -como tener que aguantar que este tío me haga coger el puto móvil- han salido de este blog, y se han metido en mi vida hasta hacer una parte sustancial y esencial de la misma. Y mi balanza, a día de hoy, no podría ser más positiva con respecto a lo que este lugar me ha dado a mí, como persona y también en el plano profesional. La verdad es que no se me ocurre decir mucho más que gracias, gracias y gracias. Parece que fuera puesto de MDMA hasta las cejas... ;)

En fin. 
¿Que os voy a contar si vosotros sois el millón?
Pues eso, que gracias. ¿A todos? Sí, a todos. :))

Una cosa -la única realmente interesante de este texto a mi entender- que no quiero dejar de decir, es que si tienes una pasión, la que sea, o un interés especial (desde los helechos a la nanobiotecnología, da igual el qué) abrir un blog orientado a un área de conocimiento o de interés concreto, es posiblemente una de las mejores ideas que se pueden tener.

Con esto no quiero decir que sólo por abrir un blog nadie te vaya a leer, o vayas a tener “éxito” en visitas o "likes" en alguna red, si es así como valoras tú esas cosas. Quiero decir que el hecho de abrirlo y de mantenerlo, con todo lo que exige cuando se hace bien (no digo que yo lo hiciera), es algo que tarde o temprano devuelve lo aportado al medio, a la red, y con creces.

Esto, como otras tantas cosas en la vida, comenzó hace casi una década con una idea que parecía pretenciosa y absurda, al principio, pero que luego se mostró interesante para algunos que tuvieron la osadía de ser los primeros lectores, y ya veis: hasta hoy. :))



Gracias.



PS: El marcador de visitas va a tocar los 993.000. En pocos días tendremos ganadores del concurso. :)) 

PD: Debo indicar que ni me muero -más rápido que el resto, que yo sepa- ni me piro ni cierro esto ni nada, porque parece que algunas personas han pensando eso al leer este texto. No, sólo quería decir lo que he dicho, ni más ni menos.

Por lo demás, pienso seguir dando por el culo mientras pueda, everywhere everytime. Y nada indica que no pueda; quede claro. 

No abráis más champán que habéis entendido mal el asunto... :)) 

Y mañana o pasado, más. ;))



Drogo.


sábado, 16 de abril de 2016

Marihuana sintética: muerte con 1 calada.

Este texto, que viene a colación por los sucesos ocurridos en Mallorca hace unos días, en que "3 menores de edad se DESPLOMARON en el suelo tras fumar 'marihuana-sintética' a la puerta de un instituto", fue publicado hace un año en la Revista Yerba. Es un buen momento para recordar que estás sustancias son demasiado peligrosas como para usarlas de droga recreativa, a pesar de su legalidad y de que se vendan en diversos lugares.

Al parecer, mucha gente que hace años que no sabe nada de estas drogas, me dicen que las conocieron en Ibiza o en Mallorca, y que se vendían legalmente siempre, en especial a los extranjeros que eran quienes la buscaban.

Pues ya está aquí, y para todos. :P
Esperemos que el texto os guste y os sea útil.

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Marihuana sintética:
muerte con 1 calada

Un día como hoy, hace aproximadamente un año, un chico joven se disponía a pasar un buen rato con sus amigos en su tiempo libre. Era un chico guapete, surfero, con sus tattoos y sus colegas. Un proto-adulto de 19 años de edad, todavía sin suficiente capacidad legal para poder comprar unas cervezas con sus amigos.

Era un chico de origen difícil pero que había tenido la suerte de encontrar una familia que le quisiera, ya que era adoptado como sus hermanos, y que por sus fotos, imágenes y recuerdos, parecía ser alguien feliz disfrutando de la vida. ¿Qué es lo que tiene que hacer -si no- un chico de 19 años? Quedó con sus amigos, mientras estaba en tratamiento en un centro para personas con problemas de alcohol y otras drogas, y buscó como pasarlo bien sin cruzar la barrera de la ley para no tener problemas. Eso mismo fue lo que le mató horas después.




Connor Eckhardt, el desafortunado protagonista de esta historia, decidió comprar uno de esos “legal highs” que se venden, de forma legal, en multitud de lugares de los USA. Gasolineras, kioskos o “convenience stores” que tienen un poco de todo son los principales puntos de venta en ese país. En este caso, la compra se realizó en una tienda “especializada” en esos productos y en parafernalia para el consumo: una “smoke shop” local. El producto comprado se llamaba “Mr.Marley” en alusión al conocido cantante de Reggae, Bob Marley, y sus efectos ya que su imagen está vinculada indefectiblemente al cannabis y al consumo de marihuana.

Sabemos qué buscaba Connor.
Buscaba algo legal que le hiciera sentir lo mismo que unos porros de cannabis.
Algo que en Amsterdam se resuelve con una planta esencialmente no tóxica, en USA se resuelve con una droga sintética y mortal, pero legal. Sí, ya sé que insisto mucho en lo de legal, pero es que a este chico le mató querer ser “demasiado legal” a la hora de divertirse.

La cosa es que un chavalote de 19 años, que a pesar de todo parecía ser esencialmente feliz, acabó encontrando la muerte mientras buscaba relajarse y disfrutar con un porro, o algo parecido (y legal). Connor cogió un poco del producto que había comprado, que en apariencia es una hierba seca a la que se le pueden dar aromas y sabores, y lo puso en su pipa o en el bong. Agarró el mechero, lo acercó dándole fuego a la muestra mientras aspiraba el humor hacia sus pulmones...


Connor murió de una calada.

Muerto por una sola calada de un producto legal que había comprado horas antes en una tienda legal, que en esencia prometía ser como el ilegal cannabis o marihuana (ilegal en algunas zonas pero legal en otras a día de hoy). Muerto por consumir un producto que también se vende legalmente en España y que se ofrece a los grow-shops de forma casi regular. Algunos grow-shops de nuestro país los venden también, pero por suerte son una minoría en extinción que creo que hay que denunciar públicamente.

¿Una sola calada es suficiente para matarte? Sí, puede serlo. No sólo de estos productos “legales” que dicen imitar al cannabis, sino de muchas sustancias y drogas, una calada es suficiente para matarte en ocasiones. Aunque este detalle es anecdótico en este momento, porque no creo que nadie haga mucha diferencia entre una sustancia que te puede matar de una calada, y una que te puede matar con 10 caladas; eso es sólo una cuestión de dosis y concentración.



La cuestión es que el chico no era químico, no había decidido experimentar con drogas sin explorar en humanos, ni sabía nada de concentraciones y purezas. El joven sólo fue a comprar un producto legal para divertirse, que de forma objetiva estaba vendido para ser consumidor como si fuera cannabis burlando un par de cuestiones de ley, como indicar que no se vende para consumo humano. Una mentira, como creer que la pornografía se vende por la libertad de expresión estética y no para masturbarse, pero que debe ser suficiente como “disclaimer” para evitarse ciertos problemas derivados de vender esas cosas como los muertos que provocan, al menos en USA.

Una sola calada dijeron sus amigos, que le vieron sufrir un daño irreversible que le dejó muerto, cerebralmente, mientras en el hospital sus padres adoptivos y sus hermanas le cuidaban durante 4 días en espera de aprovechar algunos órganos para trasplantes, como finalmente sucedió. Lo cierto es que los médicos del hospital no pudieron identificar la sustancia que había matado a Connor, pero el hecho de que hubiera testigos, que el cuerpo no tuviera restos de otras drogas y que aún conservaba en el bolsillo en paquete del producto, en esta ocasión fueron buena prueba de que el monstruo era peor de lo esperado: ni siquiera podía ser detectado por los análisis toxicológicos del hospital californiano.


¿Quién mató a Connor Eckhardt?

Partiendo de que la última responsabilidad frente a cualquier acto -de consumo de drogas u otro tipo de decisión con riesgos- es de quien lo ejecuta, Connor se mató a sí mismo. 

Pero Connor no estaba en mitad de un comportamiento autodestructivo -al estilo del que puede tener un alcohólico o un adicto a ciertas drogas- que implicase ese riesgo. Connor no estaba participando en carreras de coches ilegales a 200 kms/h, ni asaltando gasolineras con un pasamontañas, no era un practicante de deportes extremos ni quería buscar los límites de su existencia mediante el uso de drogas.




Connor se quería fumar un porrito con los amigos, seguramente echarse una risas mientras escuchaban música y charlaban de sus cosas o de las chicas que les gustaban. Connor no quería morir. Ni merecía morir.

A Connor le mató una ratonera hecha con leyes absurdas que, mediante paredes oportunamente colocadas en esta inhumana guerra contra las drogas, le condujeron hasta ese producto legal. Un auténtico producto-consecuencia, de esta guerra que perdió el referente científico nada más empezar. Le mató una nefasta política de salud pública que, mediante incentivos perversos derivados de la intervención prohibicionista, ha colocado esos productos en las estanterías de muchas tiendas. Productos que sólo tienen justificada su existencia desde el punto de vista mercantil en que son un “imitador ", y nadie compra una imitación peligrosa cuando tiene acceso libre al original.

Si Connor hubiera tenido acceso a la planta de cannabis, es bastante razonable pensar que no hubiera recurrido a estos productos. Algo similar a lo que, por suerte, ocurre en España: la abundancia de cannabis y marihuana entre la población ha servido de freno a la entrada de esos productos en el mercado. Son accesibles por internet como en todo el mundo, pero aquí no parece motivar mucho el que sean “legales” como ventaja sobre el cannabis. Nadie busca una imitación cuando tiene acceso a un rico hashís o a una buena marihuana, y eso en este punto es una cuestión de salud pública.


A más cannabis, menos muertos.


Pues sí, menos muertos cuantos más porros (de cannabis). ¿Por qué esta afirmación?

Sin entrar en lo positivo o negativo de la conducta, es algo innegable que el ser humano busca periódicamente embriagantes con los que alterar su estado de consciencia. Desde la Biblia, con el árbol prohibido del Génesis o la borrachera de Noé y las uvas -en la que acabó en pelotas, algo muy humano- o el primer milagro de Cristo por orden de su madre la virgen, abasteciendo de más droga la fiesta de boda que se había quedado sin vino. Realmente desde mucho antes, pero sirve para coger la idea.

Si aceptamos que es un hecho -la búsqueda de un psicoactivo- y queremos operar sobre el conjunto de la sociedad encauzando ese impulso, deberíamos hacerlo hacia la sustancia menos dañina posible para obtener el efecto buscado. Un criterio puramente farmacológico y científico. No entro a debatir los males de alcohol y tabaco, legales, pero parece claro que esas dos opciones no bastan a nuestra sociedad y la tercera droga más consumida es el cannabis. Y ojala fuera la primera en lugar de una de esas dos, si atendemos a criterios de salud pública.

El cannabis es una planta, ilegal hic et nunc, esencialmente no tóxica y con miles de años de uso humano común ya que no es una planta que pueda matar -o causar daño- con facilidad como las solanáceas psicoactivas, legales. Desde una perspectiva científica nadie puede negar que es virtualmente imposible achacar una sola muerte al cannabis, mientras que los muertos de las drogas hoy legales los contamos por millones. Esto no quiere decir que sea una planta totalmente inofensiva: es un droga, es una planta psicoactiva, y tiene efectos sobre la percepción que pueden ser agradables o no para el sujeto. No todas las drogas están hechas para todos.

La otra opción en este punto del asunto -la gente que busca los efectos del cannabis- es prohibirles el acceso y sancionar duramente su comercio y producción. Nadie se extrañará de que dichas medidas entorpezcan la adquisición de la planta, y que además ponen ya en peligro legal a quien osa hacerlo. Es el modelo que se ha manejado hasta ahora, en todo el mundo prácticamente, y que se está desmoronando a pesar de seguir plenamente vigente en España. Podemos también cerrar más el cerco mediante controles de orina a los trabajadores, de manera que recurrir al cannabis sea mucho más complejo y costoso. Y lo hemos logrado.

A la vez que un mercado de productos -poco o nada útiles- para enmascarar el consumo de drogas ilegales, que van desde limpiadores bucales para los test de saliva a bebidas especiales para los test de orina, ha surgido la otra opción: ¿para qué enmascarar una sustancia ilegal en vez de tomar una legal que no detectan? Según me han comentado varios grow-shops, los principales compradores de estos productos son personas del ejército, las fuerzas y cuerpos de seguridad, vigilantes jurados y otros similares que por su trabajo se ven en la necesidad de pasar estas pruebas. 

Si me guardan el secreto, el único producto que realmente sirve ante un buen análisis de orina, es una orina limpia de drogas detectables. Y por esa vía -aparte de un cierto tráfico de orina limpia- se origina el consumo de las opciones legales, especialmente por aquellos a los que las normas actuales les inciden más.


Los cannabinoides sintéticos.

Dentro de la cada vez más variada oferta de drogas legales -que incluye cosas tan poco aconsejables como la NEUROTOXINA PCA (para-cloro-anfetamina)- adquiribles mediante internet o por petición a un distribuidor legal, tenemos productos de todo tipo: psiquedélicos, opioides, benzodiacepinas, anfetaminas substituidas, disociativos y también cannabinoides sintéticos.

Estos compuestos legales en su mayor parte (se prohíben cíclicamente algunos y se lanzan otros) son el resultado de la investigación médico-farmacéutica, lo que no quiere decir que hayan sido probados en humanos siquiera. Son compuestos que, en la complicada búsqueda del ligando endógeno -anandamida- que tenía que existir en un sistema cannabinoide humano, se usaron para comprobar -mediante reacciones sobre muestras concretas y animales- cuáles eran y para qué servían los receptores naturales del cannabis en el cuerpo humano y en otros mamíferos por lo común de algunos sistemas bioquímicos.

Pero confundir los términos en este caso es riesgo de muerte; que algo venga de la industria de la investigación médico-química no quiere decir que sea para uso en humanos. Menos aún para uso como droga recreativa. De hecho el nombre con que originalmente se denominaba a estos compuestos para experimentación era el de “research chemicals” o “sustancias químicas en investigación” y resultaba el más ajustado a la realidad, ya que quien se arriesga a tratar con estas sustancias, está actuando como conejillo de indias voluntario con sustancias de efectos virtualmente desconocidos.

El que estas drogas para experimentación científica llegasen a manos de un consumidor que no sabe lo que hace, sólo puede explicarse como consecuencias directas de la prohibición. 

Haber prohibido el 95% de las drogas clásicas conduce a que se exploren recurrentemente las opciones legales que brinda la química, con consecuencias tan imprevistas como letales. En este caso, la prohibición sobre una sustancia virtualmente benigna, abre un gran mercado para drogas que de otra forma nadie hubiera querido ni probar. Exactamente igual ocurre con sustancias como la PMA frente a la MDMA, los derivados legales del fentanilo frente a los opiáceos naturales, o con la familia de la NBOMe frente a los psiquedélicos tradicionales como la LSD o la mescalina. Con una política torpe y obtusa, basada en creencias en lugar de en ciencia, hemos despejado el solar para que estas neodrogas se instalen en nuestro mercado.

A nivel orgánico los cannabinoides sintéticos son moléculas que actúan sobre los mismos receptores que lo hace el cannabis, pero no lo hacen de la misma forma. Mientras que el cannabis y los cannabinoides naturales son agonistas parciales de esos receptores, los cannabinoides sintéticos son agonistas totales de ellos, lo que provoca una diferencia de efectos notable. En concreto sería muy similar a comparar las benzodiacepinas -tipo valium- usadas para ansiedad y sueño, con los barbitúricos que también se usaban para dichos trastornos. Ambas familias de compuestos actúan sobre receptores GABA, pero lo hacen de distinta forma, intensidad y en distintos lugares, haciendo que matarse con valium sea algo realmente difícil de lograr -incluso intentándolo voluntariamente- pero que los barbitúricos sean el fármaco de elección para suicidas como Marilyn Monroe o para aplicar la inyección letal. Y ambos actúan sobre el mismo receptor, siendo ambos fármacos gabaérgicos aunque no tengan que ver en sus peligros. De la misma forma, casi punto por punto, ocurre con los cannabinoides sintéticos, haciendo que el conocimiento general de que el cannabis es inofensivo, se traslade por nomenclatura a sus primos asesinos.


¿Qué hacer llegados a este punto?

Personalmente no soy nada amigo de prohibiciones, incluso de estas letales sustancias. Me explico. No creo que deban ser prohibidas por peligrosas, ya que no representan un peligro más que para quienes se acercan a ellas. Creo que la prohibición sólo ayuda a crear mitos sobre drogas superpotentes y maravillosas, simplemente porque no son accesibles.

Dentro de los experimentos relativos a estas sustancias, está el abordaje mixtoultralegalizador-panprohibicionista de Nueva Zelanda que acabó en catástrofe. La verdad es que me he pasado con el nombre, pero es que mientras se sacaba una ley que decía que todo era droga -cualquier sustancia o dispositivo que no estuviera permitido, estaba literalmente prohibido- a efectos de criminalización, el estado abría una regulación legal para estas sustancias que acabaron siendo vendidas en tiendas con control estatal. 

Así pues mientras se mantenían draconianas sanciones para lo relativo al benigno cannabis, era el estado y sus comisiones reguladoras las que -tras un presunto protocolo científico- daban cabida y mercado a estas mortales drogas. 

Seguramente no haya usted oído hablar de esto, pero ocurrió hace menos de 2 años, aunque el experimento terminó pronto, dados los efectos de las drogas que el estado permitía vender.

El modelo neozelandés fracasó porque, aunque pretendía configurarse con premisas científicas, dio por sentado que todas las drogas ya prohibidas anteriormente eran malas y que no merecía la pena echarles un vistazo para cambiar su situación legal. 

De hecho era muy mala idea hacer algo así, ya que Nueva Zelanda actúa a modo “avanzadilla experimental australiana” empujada por las políticas de otros. Y nadie inicia un experimento para que le vengan a cuestionar sus cimientos argumentales. Así que se asumía que las drogas ya prohibidas lo eran por motivos científicos y lo único que les quedaba era experimentar alguna salida “creativa” a la encajonada situación de desgaste en la guerra contra las drogas. 

Realmente ha sido el experimento sobre salud pública más grave ocurrido en la última década, pero se vendió a la gente como una política vanguardista en la que el estado iba a tomar el control de la situación de las drogas para bien de sus ciudadanos.

El método prohibicionista no parece ser el mejor a aplicar, a pesar de todo, ya que no debemos olvidar que tratamos con un problema que hemos creado con nuestro abordaje poco sensato del asunto. Y la química ha demostrado estar a años luz de la ley, con una capacidad funcional de prohibir bastante limitada, porque en el trámite se han creado otros análogos peores. 

En un terco empecinamiento, la reina de Inglaterra en su discurso oficial ha anunciado un nuevo plan para acabar con todas las neodrogas que asolan, legalmente, su país. No es para menos, porque el paraíso de los “legal high” es precisamente el lugar donde tener un “ilegal high” sale más caro: de nuevo otra consecuencia de la prohibición insensata.

Los propios científicos ingleses y entre ellos David Nutt, el antiguo asesor oficial sobre drogas del gobierno, han levantado la voz para decir que una prohibición “sobre todas las sustancias psicoactivas” o “blanket ban” acabaría por hundir toda investigación en el cerebro humano en dicho país, sin contar con los nuevos problemas para determinar lo que es o no psicoactivo a efectos legales y los agujeros derivados de un intento tan complejo de prohibición absoluta (y tan costoso si pretenden realmente intentarlo en un mundo donde,si quieres, compras las drogas desde tu ordenador).

¿Tiene entonces solución este problema? Sí, claro que la tiene. Sólo hay que recordar por qué hemos llegado hasta aquí, por qué los jóvenes ingleses son llevados en manadas a los hospitales, por qué algunos mueren y otros quedan permanentemente dañados, por qué esas sustancias de nombres exóticos como JWH-018 o APICA o ADB-FUMINACA están al alcance de gente que no sabe qué son: porque hemos prohibido el cannabis.

Salir de esta situación exige razonar sin prejuicios y entender que, llegados a este punto, el cannabis es una barrera natural frente a estas drogas. 




La propia existencia de abundante cannabis fácilmente accesible es la mejor prevención frente a estas nuevas sustancias, que buscan imitar los efectos de la planta. Ya lejos de ser una exigencia justa y razonable de un colectivo que no daña a nadie con su uso, es además una cuestión de salud pública. En estos momentos ya no vale decir “es que de eso yo no sé” y seguir sosteniendo la prohibición. Ya no vale si hablamos de decisiones que afectan a la salud del conjunto, porque los años transcurridos bajo “el paraguas protector del prohibicionismo” se han mostrado como el mejor acicate para la proliferación de opciones legales y letales al mismo tiempo.

¿Y qué hacer como individuos?

Pues dentro de nuestras posibilidades, para quien quiera “fumarse unos porros”, favorecer el autocultivo como opción -alegal pero no ilegal- porque la existencia de la propia planta evitará que estas drogas letales tengan fácil entrada en la esfera de quien cultiva su propia droga para uso propio. No se confunda, unas matas de cannabis no convierten a nadie en heroinómano o alcohólico, y en este caso pueden salvar vidas.

Yo no sé usted, pero creo que en este caso es preferible que cuando su hijo, hermano, pareja o madre se fume un porro, sea de algo ilegal -aún- llamado marihuana, y no de la imitación legal.

La vida y salud de su ser querido se lo agradecerá, aunque no lo sepa.

Drogoteca.