domingo, 10 de enero de 2016

Entrevista íntegra a Gaspar Llamazares


Esta entrevista a Gaspar Llamazares fue realizada a finales del mes de octubre de 2015, y fue publicada -en una versión de 9 generosas páginas- en la Revista Cannabis Magazine, en su edición de papel y posteriormente en Internet.

Aunque fue realizada antes de las elecciones del 20 de diciembre, la vigencia -salvando hechos que han acontecido tras su realización, como la tardía inclusión del cannabis en el programa de Podemos o la nueva sentencia sobre Pannagh-  sigue siendo plena. Puede resultar incluso más interesante, tras haber visto estos días cómo le llovían continuos ataques en las redes sociales, reaccionando a sus opiniones cuando no parece que se hayan modificado.

Esta transcripción directa de aquel encuentro, sin adecentar ni acortar para que sea una entrevista más fácil de leer, revela giros y matices que pudieron quedar ocultos en el resultado final publicado y, además, incluye aproximadamente un 40% de texto inédito con cuestiones que nada tienen que ver con la actual actividad política de Gaspar Llamazares y que muestran la parte menos conocida de este político asturiano. Las fotos pertenecen a su autora, Elemele.

Mi gratitud de nuevo a Gaspar por su absoluta disposición a ser preguntado sin condiciones, a pesar de excederme -tanto como buenamente pude- del tiempo acordado. :)

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Entrevista a Gaspar Llamazares.



- Drogoteca: He leído que naces en 1957 en La Rioja y pronto te mudas a Asturias. ¿A qué se debió? 

- Gaspar Llamazares: Mi padre era médico de asistencia pública domiciliaria, cosa que en aquellos tiempo eran como los militares: se iban moviendo entre provincias en función de la puntuación. Mi padre empezó en la zona de León, luego la Rioja, luego volvimos a León (Villamanín), y cuando yo tenía 2 años entramos en Asturias por Rioseco y luego ya en Salinas donde he vivido toda mi vida...


-D: ¿Cómo fue tu infancia escolar? ¿Cómo te afectó o te marcó esa época? 

-G: Mis recuerdos de la época de escuela son buenos. Tuve una... se puede decir que una infancia feliz. Eramos 6 hermanos en una familia muy peleona y discutidora, y en la escuela nos divertíamos. Sacaba buenas notas, me gustaba el aprendizaje y además tuve desde pequeño la vocación de médico ya que mi padre, al ser el primer hijo, me llevaba a las visitas (primero en moto y luego en coche) y eso me apasionó. Entrar en las casas, hablar con las personas, me llamó mucho la atención, aunque tenía aspectos positivos y negativos: recuerdo una frase de mi padre que le decía a los dueños de la casas con perro, cuando le decían "pase pase, que no muerde" él les contestaba: “no le morderá a usted, pero a mí ya me ha mordido varias veces ya”

Tengo buen recuerdo de los maestros: uno que era muy peculiar y que le molestaba eso de “castigar” y cuando tenía que hacerlo (por ser muy traviesos) nos metía en 5 minutos debajo de una caja de cartón -a modo de contención, supongo- aunque nos divertía más que otra cosa, y eramos niños que salíamos del “castigo” como becerros buscando qué embestir, peor de lo que entrábamos.

El franquismo lo noté más avanzada la escuela. Tuve un profesor republicano -Don Manuel- que era manco, y solía decir “en vez de un caballero español, he preferido ser un jodido manco”. Pero incluso esa parte de escuela franquista, gracias a algunos maestros como él, era más fácil de llevar para los niños.



- D: ¿Incluía la escuela en aquel tiempo alguna forma de educación musical? ¿Qué música te gusta ahora y cuál es tu tema favorito? 

- G: Yo recuerdo la formación musical ya en el último  año de primaria, que acompañé a mi hermano a un colegio interno. Y recuerdo la educación musical del canto en el coro y de la práctica de la bandurria. No nos enseñaron a querer la música, yo me reconcilié con ella más tarde. Yo soy de rock, y la canción que me marcó fue “Smoke on the water” de Deep Purple. Ahora escucho de todo, y más música de jazz y música clásica, principalmente porque son los estilos que me permiten trabajar en otras tareas al mismo tiempo que la escucho en casa.


- D: ¿Por qué los partidos políticos usan una música tan poco atractiva?

- GLos partidos son organizaciones muy conservadoras, y creo que les es muy difícil cambiar o adaptar la melodía a la música actual. Canovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán (CRAG) adaptaron “La Internacional”, haciéndola musicalmente más moderna pero no tuvo mucho éxito aquello. Y después hemos intentado que la música electoral se fuese modificando pero no ha sido fácil. Anguita, en su época, introdujo una música más bien melódica. Nosotros medio introdujimos una habanera, pero no llegó a ser bien visto y aceptado por la organización. 

Por otra parte en la izquierda hay un prejuicio contra el diseño, contra aquello que parezca atraer electoralmente a través de la imagen en lugar de a través de la palabra. Yo creo que en ese sentido somos un poco anacrónicos con esa política de imagen.


- D: Pues yo siempre he tenido muy buenas referencias de la música que se escuchaba en las "fiestas del PCE".

- G: Sí, pero se consideraba parte de lo lúdico. El prejuicio separaba lo lúdico de lo serio: lo lúdico es la fiesta y la música, lo serio es el programa y la campaña electoral. Existe ese prejuicio sobre el marketing - que de todas formas al final utilizas- pero lo utilizas de forma “resistente” (obligado) en lugar de hacerlo de manera creativa. Lo usas “incorporado” de otras organizaciones y, en ese sentido, eres víctima del marketing de otros. 

Yo creo que esa separación entre "lo serio y lo mundano" sigue existiendo en las organizaciones políticas, y desgraciadamente más aún en la izquierda que dice ser más laica, y a veces no lo es tanto.



- D: ¿Cómo era el Gaspar Llamazares de la primera edad adulta? ¿Eras de fiestas y ligoteo o responsable y estudioso? 

- G: Tímido y estudioso. Tuve amigas y novias, pero ninguna seria hasta casi el final de la carrera. Más adelante en la carrera, era un representante estudiantil, y la gente se  nos acercaba menos porque dábamos cierto respeto ya que teníamos imagen de serios, estudioso, etc. En aquellos tiempos teníamos la imagen del ser "del partido" o de ser de la "liga revolucionaria".


-D: ¿Recuerdas la primera vez que te tomaste una cerveza, o un vino? 

-G: Sí, algo que sucedió de forma natural. Para mí no significó nada especial. Mi padre es de la zona de Mansilla, en León -yo iba a trabajar con la familia, a recoger la hierba y esas cosas- y la cultura del vino allí estaba totalmente normalizada e integrada en el desarrollo normal de la vida. Incluso antes de eso, el alcohol estaba presente en la cultura de las "quinas" como la Quina Santa Catalina para curar los catarros, las gripes y cosas similares.


- D: ¿Y la primera vez que te fumaste un canuto?

- G: Sí, en la universidad en Madrid. No sé ubicarlo exactamente, si fue en una fiesta o en una reunión de amigos. Por entonces yo vivía en un piso de estudiantes con mi hermano, y teníamos relación con otros pisos de amigos; también una parte de mi estancia allí la pasé en un colegio mayor. El hecho de fumarse un canuto entonces era tan habitual como tomarse una cerveza.




- D: ¿Cómo era la universidad entonces y qué ha pasado para llegar aquí? 

- G: Siempre se piensa que el tiempo pasado fue mejor, pero yo no coincido con esa teoría. Creo que era una universidad, al final del franquismo e inicio de la democracia, más importante por lo que había entre el movimiento estudiantil y las revistas de cultura críticas, los cine-forum como educación cultural que lo que había como formación académica, que era mediocre. Realmente cuando empezabas a saber algo era en los últimos años y cuando empezabas con la práctica. 

Comparando con el momento actual, y viendo la universidad desde la vivencia de mi hija y sus amigos, creo que han mejorado desde el punto de vista tecnológico pero no han mejorado desde el punto de vista pedagógico. La universidad sigue siendo -a pesar de Bolonia- una universidad declamatoria y memorística y, en menor medida, una universidad crítica y práctica. 

Ese problema lo tiene la universidad española, pero no únicamente ella. Nosotros hemos incorporado ahora, y no para bien, el modelo anglo-sajón que acorta los tiempos y no se ha cambiado la enseñanza. La universidad clásica la hemos acortado y hemos empujado a los estudiantes a hacer una formación práctica o especializada a través de los másters. Esa formación, teóricamente superior, en realidad deja mucho que desear. 

En el caso de la universidad pública se ha convertido en la fórmula para complementar lo que la universidad no es capaz de dar en la carrera reglada. En la universidad privada, los masters son una fuente de financiación inestimable para el sector privado: un negocio en pocas palabras.


- D: Llegados a estos casi 58 años que cumples en pocos días, ¿qué cosas te gustaría cambiar de tu pasado y cuáles aumentar para tu futuro? 

- G: Haber sido menos tímido, quizás. Haber tenido más tiempo para mi profesión y no haber entrado tan pronto en política, a tiempo completo. Ahora mismo, para mi futuro,  me gustaría reservar más tiempo para la formación intelectual y para viajar, actividad que se vio truncada bruscamente desde el “asunto del FBI”...




- D: ¿Has tenido problemas tras aquello, siendo tan claro que era algo que había hecho el FBI y que tú no eras terrorista? 

- G: Me recomendaron, gente de seguridad, que no viajase a determinados países así que no era un tema menor. Tengo un amigo, empresario, que tiene el mismo nombre que un ex-terrorista de ETA y cada vez que va a un determinado país, le detienen, le desnudan, le meten en un calabozo y tarda 24 horas en salir: repitiendo varias veces en el mismo país, en el que ya se lo han hecho antes. Esas cosas de la seguridad no parecen ser tan fáciles de cambiar, e incluso países que tienen impresionantes desarrollos telemáticos y medios sobrados para identificar a cualquier persona, en las aduanas funcionan con legajos y papelotes.


- D: ¿Has pasado desde entonces -aunque sea en transbordo o escala- por USA?

- G: No, y precisamente a USA es donde más me han recomendado que no viaje. El actual rey Felipe tampoco tuvo una buena experiencia en Miami, debido a la presencia de sus escoltas, y aunque esas cosas se gestionan a “nivel de estado”, eso no va con los americanos. Lo suyo son normas, y normas que se aplican a rajatabla. Creo que una parte de su comportamiento es devoción por la legalidad, pero hay otra de humillación y disuasión sobre el que viene de fuera.


- D: ¿Qué te gustaría ver lograr en tu vida en lo médico, lo social y la ciencia en general?

-G: Un logro médico, lograr atajar las enfermedades como la malaria, transmisibles y muy llamativas que causan alto número de muertos en el tercer mundo. Como logro social, el acabar con las enfermedades alimentarias e hídricas, por hambre o desnutrición: eso está en manos del desarrollo humano y es dramático que no se hayan erradicado aún. Y a nivel científico, más que saber algo que no se sepa ahora, me gustaría entender bien el origen y la evolución del universo, porque es algo que me supera y necesita tiempo.


- D: Si tuvieras que pasar un mensaje importante a tus descendientes y sólo uno, ¿cual sería? ¿Si fuera un libro? ¿Y una película?

- G: El mensaje que dejaría es el de la cooperación humana, porque es el único que puede salvarnos social y ecológicamente. ¿Un libro? "La consagración de la primavera" de Alejo Carpentier. Una película, "El Gran Dictador" de Chaplin.




- D: ¿Cuándo fue la primera vez que viste una persona muerta? ¿Fue acompañando a tu padre o después? ¿Qué recuerdo tienes de ello?

- G: El primer contacto con la muerte no fue en el contexto de la profesión de mi padre, sino en el año que pasé de internado con un hermano, en que los curas nos hicieron pasar a ver a uno de ellos que había fallecido, a modo de "educación sentimental" aunque ¡no sé que educación sentimental podía ser esa! Pero nos obligaban a los niños a pasar a ver al cura muerto, el cual ni siquiera conocíamos porque era de los más ancianos que había en el colegio. Así que tengo el recuerdo pero no una impresión que me provocase ni un mal sueño. 

Luego el contacto con los cadáveres, en la universidad, se convirtió para mí más en un motivo de estrés que de preocupación trascendental. En la Autónoma eran muy duros en anatomía, te ponían con el cadáver y a buscar tal nervio o tal cosa. Tenías un tiempo muy acotado. Yo asocio el olor a formol, el conservante usado para los cadáveres, al estrés de los exámenes.


- D: A día de hoy, mucho más cerca de ese momento de la muerte, ¿cómo la ves o la piensas? 

- G: Soy ateo, convicto y confeso, y pienso en la muerte como el fin de la vida. No me gustaría que fuera encarnizada, como está ocurriendo en algunos casos en este país. Me gustaría dejar -en todo caso- anticipadamente mi voluntad, que es una muerte digna. Sin embargo se dice con facilidad y luego otra cosa es hacerlo. Mi padre era muy racional en ese sentido, y sin embargo peleó por la vida hasta el final y en condiciones muy duras, con un cáncer. Él quiso vivir incluso con dolor, teniendo en sus manos -como médico- lo necesario para haberse procurado una muerte adelantada.


- D: ¿Qué tiene Gaspar Llamazares para que gente que nunca votaría a una opción “comunista o de izquierdas” sean capaces de votarle? ¿Cómo es que resulta un "personaje" apreciado por gente que no es compañera ideológica?

- G: Yo intento transmitir -ya que forma parte de mi personalidad- por una parte convicción y pasión política, porque no soy un burócrata y en el momento que pierda la ilusión política lo dejaré. Y por otra parte, un intento pedagógico. 

Cuando estoy en TV o en el Parlamento, no me dirijo a los diputados o a los contertulios sino que me dirijo a alguien hipotético -por ejemplo, a mi madre- para que me entienda, para que sepa la trascendencia de lo que estamos tratando. Un lenguaje directo a la persona sin menospreciar su nivel intelectual, ya que uno puede tener más o menos formación o información pero la inteligencia media de la gente es alta y, por lo tanto, hay que tratarles de forma acorde.



- D: ¿Qué buscaba la revista que fundaste -"Bocetos"- durante tu estancia en la facultad de Medicina? ¿Cómo era aquello de editar entonces?

- G: "Bocetos" era un foro de participación, dirigido estudiantes y profesores, que tenía una visión social de la medicina, no tanto biológica o individual sino más antropológica, y que sigue sin ser un enfoque frecuente hoy día en las facultades de medicina. La mayor parte de los que conformábamos la revista hemos hecho psiquiatría, salud pública o atención primaria, y muy pocos han hecho otro tipo de especialidades. Casi todos optamos por especialidades que tienen que ver con la vocación más social de la medicina, una vocación muy vinculada a la profesión. "Bocetos, universidad y sanidad a debate", intentaba combinar la parte científica con la parte más cultural. 

Uno de nuestros profesores más admirados en la revista, de fuera de nuestra facultad, era Faustino Cordón, a pesar de no ser conocido, es uno de los científicos más importantes en biología evolucionista que ha tenido España. Sin embargo sus trabajos y libros están traducidos a la mayor parte de los idiomas. Nosotros hemos tratado muy mal a nuestra ciencia, desde Ramón y Cajal a Pío [del Río] Hortega, no hemos tratado bien a nuestros científicos. Nosotros desde "Bocetos" intentábamos revindicar la ciencia y a la vez darle un enfoque más social. Era una revista muy modesta, financiada con pequeñas aportaciones de los estudiantes, que hacíamos prácticamente a ciclostil. 


- D:¿Cómo te especializaste? ¿Por qué Cuba para hacer un máster? ¿Quién llevaba a quién, el comunista al médico o el médico al comunista?

- G: Hice la maestría en Salud Pública en Cuba porque no existía en España. Algunos compañeros la hicieron en Brasil, Inglaterra y Portugal. Lo hice un par de años después de acabar la carrera, ya que me tocó hacer “la mili” para poder evitar que te llamasen más adelante interrumpiéndote la formación o el empleo. 

Ya era entonces una persona con una ideología de izquierdas, y Cuba era un lugar donde había una salud pública de nivel, en relación a la falta de formación en salud pública en España. Fueron los dos factores combinados, el práctico y el ideológico, los que me llevaron allí. 


- D: ¿Cómo se lleva ser médico y a la vez político en activo? 

- G: Compatibilicé las dos vocaciones duramente mis estudios. De hecho, en bachiller, la primera algarada que hicimos fue en contra del uniforme, en el instituto. Esa vocación activista la compatibilicé con la vocación sanitaria durante la época universitaria. Y luego tuve que optar: me dijeron que tenía que asumir la responsabilidad de ser Secretario General, lo que era incompatible con el ejercicio de otra profesión y tuve que optar, y elegí decantarme por la actividad política. 

Ejercí la docencia universitaria, en Santiago de Compostela y en Cantabria, y fue una buena experiencia para mí, aunque te encuentras al principio de la enseñanza y eres más el discente que el docente: aprendes de los que están ya en la cátedra y de tu primera vez con los alumnos. También he ejercido con pacientes, en atención en zona rural en Asturias, que yo hacía con una moto porque no soy conductor. Y aunque todo ello me gustó, me decidí -en aquel pasado- por la política.




- D: ¿Qué tiene la izquierda que ofrecer a quien va a votar por primera vez? 

- G: Frente a la moda que dice ahora que la izquierda no explica nada y que el paradigma derecha-izquierda no sirve ya, yo creo que sigue explicando perfectamente las posiciones políticas, aquí y en otros lados. En USA ha habido algún estudio sociológico en el que se demuestra que la familia jerárquica republicana tiene unos determinados valores y los demócratas tienen unos valores contrapuestos, y desde la revolución francesa, en términos clásicos es derecha e izquierda. 

Creo que es la misma diferencia que existe entre Podemos y Ciudadanos, que los primeros aunque no quieran denominarse como de izquierdas, lo son y los segundos, no. Podemos nace como consecuencia a las insuficiencias en la respuesta de la izquierda a la crisis, y la izquierda tiene el reto entenderlo y articular una respuesta útil o...


- D: ¿Incluyes al PSOE cuando dices “la izquierda”?

- G: Sí. No me interesa el debate “académico” sobre si el PSOE es izquierda o es prácticamente de derechas, porque el votante del PSOE -en su inmensa mayoría- cree realmente que al darles su voto, se lo da a un partido de izquierdas. A mí lo que me interesa es convencer a esa gente, que vota al PSOE pensando en un voto de izquierdas, que lo que debe hacer es votar a una izquierda más consecuente. 

Creo que la izquierda sigue siendo un paradigma de justicia social y un paradigma democrático también. No coincido con esos que dicen que en la época de Zapatero sólo se hicieron “políticas de libertades” y eso no de izquierdas: ¡¡una leche que no es de izquierdas!! Se hace política de libertades y se hace política social: ambas son de izquierdas. Yo no le voy a conceder a la derecha el que sea un liberalismo de tipo democrático, porque no lo han sido. La derecha, por ejemplo, no aceptó el voto de la mujer hasta que las mujeres desde la izquierda y otros movimientos le forzaron a ello. 

Por eso creo que la izquierda sigue explicando muchas cosas pero que debe incorporar otros problemas a enfrentar que no estaban en su origen. El problema de la igualdad es el problema de origen, pero también lo debe ser el problema de la libertad y otros problemas que sin incorporarlos la izquierda, no los va a incorporar la derecha.


- D: ¿Sabes que Ciudadanos se presenta en su ideario como un partido de centro-izquierda? 

- G: También se puede sufrir de “falsa conciencia política”.




- D: La izquierda desarrolla su visión política dentro del marco de "lo estatal", pero ¿qué pasa con la gente que no quiere seguir tratando con un “estado” y que aboga por sistemas minarquistas o anarquistas? ¿No sería una opción respetable probar modelos libres de intervención estatista?

- G: Creo que es un planteamiento idílico, como planteaba el propio Marx cuando hablaba de una sociedad -en el momento de mayor desarrollo- sin estado. Pero creo que en estos momentos, salvo nichos muy concretos donde tienen menor influencia las instituciones, el estado está muy presente y hay que utilizarlo para contraponerlo a quien verdaderamente es el poder en los tiempos que vivimos, que es el poder económico. Allí donde no hay una limitación por parte del estado, el poder económico es un poder feroz. 

El propio Papa Francisco lo refería recientemente cuando hablaba del “economía de liberalismo feroz” y es ese liberalismo el que está asolando África, no sólo desde el punto de vista de la desigualdad sino también, por ejemplo, desde el punto de vista medioambiental. Creo que los acuerdos de libre comercio hasta ahora no han servido para distribuir la riqueza sino para favorecer a los más ricos y grandes empresas transnacionales empobreciendo a la pequeña empresa y a los países menos desarrollados.


- D: ¿No es “el estado” una nueva forma de “dios padre”? ¿Constante vigilancia y secuestro de libertades?

- G: Sí. La intromisión del estado es cierta. Los liberales hablan de la no-existencia del estado, pero se refieren al estado sólo en el plano económico. Pero yo creo que es cierto que existe un estado que interviene hasta el hartazgo en la vida de la gente. El estado se vuelve la madrastra usada por los sectores más conservadores del país, ya que mientras que la izquierda -como estado- todavía gira en torno a la organización y autogestión de los ciudadanos, la derecha desconfía de los ciudadanos -a nivel estado- y se limita a usar su existencia para el “palo y tentetieso”.


- D: ¿Derecho a morir dignamente, a nivel médico, para cuando? ¿Y el derecho a disponer de la propia vida, como sería el caso de Ramón Sampedro? Si yo puedo saltar de un avión con paracaídas, y elegir no abrirlo, ¿por qué no puedo contar con un profesional de la medicina que me ayude a tener una buena muerte o eutanasia?

- G: Por dos razones. La primera es que existe un prejuicio religioso en nuestro país  -que intenta aplicarse a creyentes o no creyentes- sobre el derecho a disponer de nuestra propia vida. Y la segunda, por la “borrachera tecnológica” que piensa que puede derrotar a la muerte y sigue intentando luchar contra ella hasta el último minuto. 

Esa combinación es lo que provoca el ensañamiento terapéutico o que no salga adelante una ley de muerte digna que hemos planteado decenas de veces en el congreso pero se ha rechazado siempre. La ley de últimas voluntades -como los cuidados paliativos- es más para los momentos finales de la vida en entorno médico común. Lo otro sería el suicidio asistido: yo decido y alguien me ayuda, y eso es parte del código penal. 

¿Fecha? Lo que falta en las leyes es reconocer lo que ya existe en la realidad social. La eutanasia pasiva (con morfina y y otros fármacos) se ha aplicado y se aplica desde siempre, acortando la vida cuando no merece la pena vivirla, pero no se reconoce legalmente y eso desprotege al ciudadano. La voluntad del ciudadano queda, como en el caso de la niña Andrea, en manos de un juez y un médico, y no resulta siempre así. Los mismos que no se preocupan de que un anciano esté en una residencia privada -tratado como un perro- y no vigilan a esos centros que están sangrando a las familias, son los mismos que luego dicen que ese anciano no tiene derecho a disponer de su propia vida y decidir cuando muere. Es una hipocresía legal que se basa en asuntos religiosos y morales: eso existe pero yo no quiero legalizarlo.


- D: Tras la ruptura del “cortejo” entre Podemos e IU: ¿qué análisis te queda de todo el asunto? 

- G: Que la izquierda no tenemos solución. 

El gran enemigo de la izquierda es la propia izquierda y su sectarismo, que además este sectarismo no depende de la edad o de ser viejo o joven, porque vemos ese mismo sectarismo con más fuerza incluso en jóvenes que en los más viejos. 

Creo que hemos perdido una gran oportunidad y le vamos a dar la posibilidad al PP de continuar gobernando con su “operación Gatopardo”; que cambie todo para que no cambie nada. Probablemente se forme una alianza con Ciudadanos y que esa alianza dé continuidad a la política de austeridad y a la política de “imperio europeo”.


- D: ¿Y una "Gran coalición" entre el PSOE y el PP?

- G: Era una de las probabilidades. Inicialmente el poder económico se lo planteó como una gran operación por la que lo ocurrido en Italia, Portugal o Grecia, pudiera ser extensible a toda la UE. De esa forma cuando haya un conflicto, intentamos la “gran coalición” y luego cuando eso fracase, un gobierno técnico. 

Pero con la emergencia de los nuevos partidos, se les abren nuevas posibilidades que son las de los partidos bisagra que bien sea con el PSOE hacia la derecha o con el PP hacia el centro, les garanticen el gobierno. De hecho, el mensaje de Pedro Sánchez con la “adopción” de Irene Lozano es ese mensaje: "¡eh... que yo también puedo pactar con Ciudadanos!" 

En un momento de desconcierto político como el actual -de especial desconcierto en la izquierda- se está sustituyendo la necesaria renovación de métodos e ideas por la política maquillaje y de fichajes, como si esto fueran equipos de fútbol. Es la gran operación política que la izquierda hemos minusvalorado: que de la crisis no surgiera un cambio. 

Yo creo que la soberbia de Pablo Iglesias se lo ha impedido ver, ya que de la crisis puede surgir un cambio pero también una involución, y vamos hacia una involución muy importante en términos sociales y términos democráticos.


- D: ¿Qué es Podemos, una nueva especie o una conocida? 

- G: Desde el punto de vista formal sería una nueva especie. Pero desde el punto de vista de sus prácticas e ideas, es una especie conocida que intenta camaleónicamente algo que tiene poco que ver con la nueva política: hacer un proyecto transversal que le parezca bien a tirios y troyanos. 

Creo que eso es minusvalorar la inteligencia de los ciudadanos.  Los ciudadanos saben lo que votan y no puedes creer que engañas a los ciudadanos, porque no te pongas bien visible la hoz y el martillo. Los ciudadanos saben lo que votan.


- D: ¿Quién crees que ha perdido más? Y en cuanto a IU... ¿cuántas veces os han dado por muertos? 

- G: Ha perdido la izquierda. En este proceso hemos perdido, por soberbia y sectarismo, toda la izquierda. Y desde una crisis económica y social, la hemos convertido o expandido a una crisis política, pero especialmente de la izquierda. A nosotros nos han dado por muertos muchas veces, y es cierto que estamos mal y hemos salido muy tocados de esta crisis, pero IU seguirá viva mientras haya gente que siga preocupada por sus conciudadanos, que crea en la igualdad, la justicia social, las libertades, que luche por el medio ambiente y el futuro del planeta... eso seguirá existiendo. 

Que el nombre sea IU o que sea otro el nombre, ya se verá. Pero que IU y su gente va a formar parte del futuro de la izquierda, no es algo que esté en duda. Creo que el gran error de Podemos es haber pensando que ellos monopolizaban el cambio: ni hay casa común de la izquierda ni existe un monopolio del cambio.



- D: En las redes sociales eres un personaje activo, activo de verdad que usa su propia cuenta sin alguien pagado para ello, y que te muerdes muy poco la lengua: ¿crees que realmente las redes sociales aportan algo nuevo y útil o se trata sólo de mantener una cuota de “visibilidad”?

- G: Las redes sociales son muy importantes para la nueva política. Hay que tener una política clásica para una organización clásica, porque la gente se sigue relacionado personalmente en los barrios, las escuelas, los centros de trabajo, etc. Pero es necesaria una política y una organización política en las redes sociales y eso no se ha hecho aún. 

Una organización política en las redes sociales no es una turba que ataca a la señal de alguien; una organización en las redes sociales es la que comparte información y valoraciones. Además, eso me da la posibilidad de acceder a determinados documentos y valoraciones que yo no tendría de otra manera o sería muy difícil. 


- D: Te has significado mucho en denunciar las condiciones de los presos en las cárceles y esas muertes - normalmente etiquetadas como sobredosis o accidentes- que inexplicablemente ocurren en dichos centros. Si el grado de civilización de una sociedad se mide por como trata a sus presos - como decía Dostoyevsky- ¿qué está pasando en las cárceles? ¿Qué nos está pasando como sociedad?

- G: En las cárceles ha habido una doble involución. Se podría usar la frase de Dostoyevsky a la hora de medir la involución social, partiendo de cómo se ha involucionado en las cárceles y en los “manicomios”. Involución económica, porque se puede decir que hay cárceles en las que los presos pasan frío, o no están correctamente alimentados cuando eso debería estar garantizado por el estado y no es así. 

En el tema sanitario, el primera lugar  donde vi el problema de los nuevos fármacos para la hepatitis C, fue en las cárceles por las negativas para tratar a los presos con los nuevos fármacos, escudándose en que tenían que ser vistos y prescritos en un gran hospital y tenían que ser vistos en Madrid, etc. Finalmente creo que se les dará, pero ha sido una batalla que ha hecho perder mucho tiempo. 

Y a la vez que una involución económica, se ha producido otra en la idea de reinserción. La idea de reinserción es minoritaria y es mayoritaria la idea de la venganza y castigo. Eso es un desastre.

Yo defiendo el modelo UTE porque el nivel de reinserción multiplica por 3 el de cualquier otro modelo y cárceles, y porque es una forma de auto-organización dentro de la propia cárcel. Comenzó siendo simplemente un módulo sin drogas, pero ahora ya no tiene que ver con eso, sino con una fórmula distinta para estar en la cárcel. Unos están en la cárcel dentro de un grupo cerrado donde predomina el poder y la violencia, propios de esos lugares, y otros están en la cárcel en un ámbito más pedagógico y orientado a la reinserción. 

Lo malo es que las instituciones penitenciarias no han permitido que el modelo UTE pase de ser algo experimental, a pesar de haber probado su funcionalidad, y pudiera ser generalizado. El gran problema en Asturias fue cuando la UTE quiso pasar del 30% al 50% de las cárceles, pasando de lo experimental a lo aplicable por norma, ya que se percibió que eso quitaba poder a la dirección de las cárceles en su gestión. La cárcel la gestiona el director, y no les gustó que los trabajadores de tipo más social, como los pedagogos, psicólogos, educadores y trabajadores sociales tuvieran un peso mucho más grande en la gestión del centro con ese nuevo enfoque. 


- D: Tengo amigos en Asturias que me hablan muy mal de varios aspectos del modelo UTE, como verse en terapias forzosas -libres de drogas siempre- a cambio de una condena menor. No todos los presos responde bien a una terapia libre de drogas cuando sabemos que es un hecho indiscutible que los tratamientos de mantenimiento ayudan a muchos a normalizar y ordenar sus vidas.

- G: Probablemente habría que abrir la UTE y flexibilizar algunos criterios. De hecho ya no es lo que era, un simple módulo sin drogas, sino el módulo alternativo a la formula clásica de gestión de los internos de la cárcel. Merecería la pena flexibilizar sus criterios con el fin de generalizarla hacia ese modelo de cárcel, en la que no hay esos rígidas jerarquías ni impere la violencia. Creo que es hacia donde hay que caminar.


- D: Las nuevas tecnologías, nos han traído cosas como Tor y la navegación anónima, encriptación de mensajes de forma virtualmente indescifrable por terceros, y la posibilidad de realizar pagos con una moneda -como Bitcoin- que escapa a todo intento de control por parte de gobiernos o estados. ¿Qué opinas de esos avances tecnológicos?

- G: Tenía ayer un debate sobre “la carpeta del paciente en Internet" y hay una cierta preocupación sobre las nuevas tecnologías, porque aunque son neutras en sí mismas, su uso puede ser negativo o positivo. Tú puedes tener un médico en la India, que informe una radiografía por 4 rupias, y eso destruye un puesto de médico en Europa, ademas con menor calidad ya que informa una placa (rayos) sin conocer al paciente o al resto del equipo médico. Las nuevas tecnologías son avances muy importantes, pero depende del uso que se les dé lo que de positivo o negativo genera.


- D: En el caso del Bitcoin, ¿cómo ves dicha moneda sin control estatal?

- G: Ni positivo ni negativo, neutro. Si lo usas para un fraude económico, será negativo. Si lo usas para libertarte de la concentración bancaria y del dominio que puede tener sobre los intercambios el estado o grandes organismos internacionales, pues será positivo. Aunque ya que esa moneda no puede ser intervenida desde el estado ni someterse por fuerza a impuestos, habría que establecer una forma de extracción impositiva global. De lo contrario, acabaríamos en una competencia impositiva a la baja, y cuando sólo quedasen los impuestos sobre el consumo -igual para un pobre que para un rico- poder argumentar entonces que no se pueden mantener los servicios públicos ya que no hay ingresos, para acabar de eliminarlos.



- D: La combinación de Tor y de Bitcoin abrió la puerta a Silk Road, cuyo modelo ha quedado como paradigma de "solución digital" frente a la guerra contra las droga y sus usuarios. ¿Qué opinas de ello y del destino que ha corrido Ross Ulbricht, su creador, con sentencia de varias cadenas perpetuas?

- G: Es un caso dramático, es una barbaridad la sentencia impuesta a Ross Ulbricht con respecto a los hechos. La primera reacción siempre ante algo nuevo es esa, la represión e intentar amordazar a quien ha abierto la puerta. Pero en este caso ha abierto una brecha en el sistema y en estos momentos ha abierto también una brecha en el debate internacional sobre de las drogas: no es el mismo ese debate desde la guerra en México o desde la aparición del paradigma informático de Silk Road.


- D: Gaspar, ¿te retirarás de la política o te retirarán de la política? ¿Qué crees que estarás haciendo en 10 ó 15 años? ¿Equilibran las alegrías y las penas en tu experiencia política?

- G: Me retiraré antes de que me retiren: me daré cuenta de que pasó mi tiempo. Pero me retiraré de la política activa de representación y no de la política en sí, porque la política es como un virus del que uno no se retira. Yo he tenido más alegrías que penas en mi vida política. Repetiría, porque no puedo decir que nada de mi vida política me haya sido impuesto o me hayan tratado mal, todo lo contrario.


- D: En Interviú, la diputada Ascensión de las Heras de IU, decía hace unos días que ella sí había fumado cannabis, pero que eso no tenía mérito porque "era roja". ¿Por qué esa percepción de que las drogas son más “de izquierdas”?

- G: Bueno, porque la cultura liberal, en el mejor sentido de la palabra (hippies y libertarios), es una cultura de izquierdas y no de derechas. Es una cultura, la de izquierdas, que defendió de siempre unos valores que en España eran repudiados. Los nuevos militantes de la izquierda -no los que son más viejos como yo que tienden a ser más dogmáticos- son en buena parte militantes libertarios.


- D: Mientras tenemos esa percepción en España, de que las drogas y los porros son de perroflautas y elementos “poco de derechas”, hace días veía a Raúl Castro pedir la muerte para los traficantes -de cannabis incluidos- y se jactaba de que en Cuba no hay droga. Las drogas, en buena parte del mundo, se venden como un elemento contra-revolucionario, netamente anti-izquierdas. ¿Dónde se posiciona IU en el derecho a consumir drogas por parte de adultos sin injerencias del estado?  

- G: El consumo de drogas por parte de un adulto es un ejercicio de la propia libertad. No existe una razón por la que alguien pueda ponerse “hasta las trancas” de whisky, y acabar con el hígado como un ladrillo, pero sin embargo no pueda administrarse otra droga. 

No es previsible en estos momentos del debate internacional una legalización inmediata, pero el debate ha cambiado radicalmente. Lo vimos en la comisión mixta con la gente de la OEA -que son los países más afectados- y con la Cámara de los Lores, que también estuvieron representados y forman parte de esa red internacional que están intentando que cambie la política de las drogas, del modelo represivo al regulador.


- D: Irán y otros países del sudeste asiático siguen recibiendo fondos “contra la droga” que acaban pagando ejecuciones de traficantes y de simples consumidores. ¿Cómo vamos a acabar con una guerra ya perdida como la de las drogas y que nos hace peores que aquello que se quiso combatir? 

- G: La "guerra contras las drogas" y la estrategia de represión ha sido un fracaso, no ha conseguido contener nada de lo que se proponía y ha incrementado el consumo. Un consumo con peores consecuencias sanitarias ya que el consumo se hace en la clandestinidad o marginalidad. 

Es también un fracaso desde el punto de vista de la seguridad y la militarización de los pueblos, aumentando la militarización global y la guerra. Y finalmente un gran fracaso desde el punto de vista económico: todo lo que se ha dedicado a luchar contra las drogas frente a los nulos resultados que ha provocado en la economía de mercado negro, es un hecho que muestra a todas luces que hay que cambiar el paradigma. 

¿Cómo cambiamos el paradigma? Estamos en mitad de una crisis, la OEA y los países de tránsito o productores piden un cambio, y los países consumidores están empezando a cambiar el paradigma con la legalización en sus países, como en USA. 

En ese sentido es, todavía más, preocupante la postura de España, que está en un proceso de involución en ese aspecto. Y no sólo España, porque en Europa se está produciendo un retroceso -no sólo en las políticas económicas y sociales- como muestran las últimas sentencias en Holanda que cierran aún más su modelo con el cannabis, haciéndolo exclusivo para los holandeses al prohibir la venta a extranjeros.


- D: Desde la Ley Corcuera en 1992, el PSOE es el responsable directo de las leyes más represivas contras las drogas en nuestro país. Con Zapatero las multas se dispararon. Y hoy día cuando se le pregunta a su líder -Pedro Sánchez- sobre el cannabis, ríe espasmódicamente y regurgita en cobarde retirada eso de “PASOPALABRA”. Al mismo tiempo, una diputada del PSOE en la revista Interviú dice que "ella es más de cervecita" pero que "el PSOE quiere liderar la regulación del cannabis en Europa". ¿Toman a los usuarios por gilipollas? 

- G: Es la política de buenas palabras del PSOE, aunque después la realidad es que se trata de una política continuista de la planteada en la época dura de la heroína, en los años 80. Muestra la doble moral del PSOE y si eso no le pasa una factura -dolorosa a nivel electoral- es porque vivimos entre los malos y los peores. Y con la derecha tan cavernaria que tenemos, se acaba eligiendo muchas veces “lo menos malo”.


- D: Por otra parte, a Podemos se les ha pedido por activa y por pasiva, que enfrenten la regulación de las drogas y del cannabis. Para conseguir que Pablo Iglesias lo mencionase simplemente, en una "entrevista digital", hubo que presionar demasiado y ellos se resistían a todo abordaje. Hay quien dice que esto se debe a una cuestión ideológica y a sus vínculos con Sudamérica, donde la percepción de “las drogas” es mucho más negativa que aquí hoy día. ¿Qué le pasa a esta gente con el cannabis? ¿Es un problema de cálculo electoral o de ideología? 

- G: El principal argumento de la estrategia electoral de Podemos en ese aspecto no es una cuestión ideológica, sino que no quieren tocar ningún tema que sea polémico y que pueda influir en los sectores blandos -los de voto no fijo, no ideologizados, voto transversal- como son la república o el cannabis en campaña. Y ellos consideran que el cannabis es polémico. 

Precisamente ese índice de preocupación tan bajo [0'4 en el último CIS] hace que no les parezca interesante electoralmente y a la vez les resulte peligroso abordar, por la polarización que puede provocar.




- D: ¿Qué es lo que tiene Izquierda Unida -que no tienen los demás partidos “de izquierdas”- para no temer dejar bien clara su postura frente al cannabis y la política de drogas? ¿Por qué Izquierda Unida no “pasapalabra” con el cannabis?

- G: Llevamos mucho tiempo ya en este debate, desde el principio de la democracia incluso. Recuerdo 2 comisiones dentro de Izquierda Unida, creadas en la transición: una de ellas era sobre la regulación del aborto y la otra sobre la regulación y normalización de las drogas. Eso llevó a tener una actitud diferente al resto y no hay ningún programa electoral de IU desde que existe que no plantee lo mismo en esos aspectos. Es uno de los temas que no requieren discusión alguna dentro del partido, incluso por sectores menos interesados en esos asuntos, es algo que es “troncal” en el discurso y la actividad política de IU.


- D: El Supremazo, la sentencia reciente de Tribunal Supremo sobre Ebers sobre el modelo CSC, ha desmontado la actual estructura de los clubs donde enfermos y usuarios procuraban huir del mercado negro... ¿Y ahora qué?

- G: Estamos en la misma dinámica de involución que comentábamos antes, y ocurre tb en el mundo de la justicia igual que ocurre en otros ámbitos del poder político. Y en ese sentido el Tribunal Supremo, pudiendo mantener la situación o abrir una puerta -ahora que se están abriendo nuevas puertas a la reflexión- lo que hace es dar un portazo de forma descarada al asunto. Aunque ahí está el voto particular de algunos magistrados -ni siquiera especialmente progresistas- que le dicen que si da un portazo, que indique también por dónde se debe tirar. 


- D: Es cierto que el requisito de ánimo de lucro no es necesario para cumplir con el tipo del tráfico de drogas, pero ¿no parece razonable concluir que si la mejor forma de hacer daño al narcotráfico es en lo económico, los CSC sin ánimo de lucro eran una gran opción?

- G: El modelo CSC era sin duda el mejor modelo que teníamos para abordar una regulación del cannabis. Y me pareció totalmente extemporáneo haber remarcado en la sentencia que, a pesar de la ausencia del ánimo de lucro, ello no es necesario para cumplir con el tipo del tráfico de drogas. ¿Que no tenga ánimo de lucro no significa nada? ¿Cómo que no? El tráfico implica un interés económico que aquí no existía. Parece que buscasen argumentos para poder ser duros y autoritarios.


- D: El supremo considera “ilegal” a efectos de aplicar la ley, todo consumo de drogas que no tenga su origen en una prescripción médica, aunque reconoce que no resulta punible en la práctica. ¿Cuándo se nos arrebató el derecho a poder alterar nuestro pensamiento sin el control de un médico? 

- G: No estoy de acuerdo con eso y no sé de dónde lo sacan. Solamente es ilegal aquello que se especifica en el código penal como ilegal. El consumo no está en el código penal como ilegal, por lo tanto es legal. Si antes decíamos que el Tribunal Supremo estaba siendo restrictivo, aquí sobreactúa y se convierte en legislador, llegando incluso más lejos que éste.




- D: El Tribunal Supremo también considera que el tipo del consumo compartido no acepta estructuras abiertas, sino cerradas a nuevos miembros, y mínimas en número: 290 socios en un CSC superan lo legal, pero se niegan a fijar una cifra. ¿Está el Supremo en la realidad a día de hoy? 

- G: El TS tiene la obligación -al ser un tribunal de casación- de unificar doctrina y, al mismo tiempo, de adaptarla a la realidad social. Y no es la misma realidad social la que existía cuando se articulan las leyes que hoy siguen vigentes -en plena epidemia de la heroína- que la realidad social actual. Más aún si atendemos específicamente al cannabis. El Supremo introduce tipos penales que no están en la legislación, actuando como legislador autoritario, hablando de la no-legalidad del consumo de drogas.

Esta sentencia crea un terrible precedente, porque sin sentar claramente jurisprudencia cualquier juez puede tirar de ella para justificar sus decisiones, y eso le cubre las espaldas evitándoles problemas al darles un “argumento de autoridad” que les sirve para resolver las causas. El Supremo, en este caso, se lava las manos con las consecuencias de su sentencia. Va más allá que el legislador e introduce una visión restrictiva y contrapuesta a la realidad social y no tiene en cuenta los efectos de su fallo, que producirá un reguero de ilegalidades con sentencias similares que abrirán un conflicto innecesario. 

Existía una corriente jurídica, durante la transición democrática, que era el uso alternativo del derecho, que nos venía del derecho italiano. Se basaba en acercar el derecho en el ejercicio de la jurisdicción a la realidad social. Pero estos jueces, en lugar de estar más cercanos a ese uso alternativo del derecho, parece que están más por el uso y abuso del derecho.


- D: Tras esta patada a las esperanzas de quienes luchan por salir de una ilegalidad irracional, ¿por dónde crees que ha de seguir la lucha para conseguir cambios reales?

- G: Después de esto lo que hay que hacer es interpelar a los grupos parlamentarios y exigirles que frente a la sentencia del Supremo, tomen posiciones y que actúen. Hay que decirles: "el Tribunal Supremo ha puesto estos límites argumentando que es un problema legal.... ¿qué vais a hacer vosotros?"

Hay que hacerles responsables también.

Por otra parte, los propios CSC seguramente sigan adelante en la lucha, buscando una manera... ¿Ha dicho el supremo que 290 socios son muchos? Vale. ¿Y 289 socios lo son? Aunque eso es ya entrar en el juego peligroso, con los riesgos penales para los activistas, pero hay que seguir intentando dilatar la ley a base de hechos. Y finalmente acercarnos a los demás países en el debate internacional, donde antes nosotros éramos los más avanzados ideológicamente y ahora estamos en el punto contrario. Involucionando también ahí.


domingo, 3 de enero de 2016

Estramonio, la manzana del Diablo.

Este texto fue publicado originalmente en la revista VICE, esperamos que os guste.

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Estramonio: la manzana del Diablo.


Hace unos 20 años me encontraba pasando el verano en un “campo de trabajo internacional” en la maravillosa Isla de Ons, en Pontevedra, un zona protegida de la actividad humana más dañina pero que seguía recibiendo visitantes y personas que deseaban acampar en la zona permitida, en gran número cada año.

Ese hecho había provocado la inevitable exposición a los residuos humanos (mayormente latas, plásticos y colillas, pero también condones, tampones, y restos de papel de WC por toda la isla) y para rematar el asunto, casi nunca se dedicaba presupuesto para limpiarla y también desbrozar los caminos originales de maleza que los hacían intransitables sin un machete. La formula de un campo de trabajo no era mala del todo: el estado (o la Xunta o la Unión Europea) te daba alojamiento en tiendas de campaña y comida, un médico temporal para atender insolaciones y un seguro por si te rompías la crisma, más la posibilidad de juntarte con chicos y chicas de tu edad, venidos de todos los países. Tú a cambio, currabas unas horas al día, en grupo y sin ser nada realmente parecido a un trabajo de verdad. Pero ese intercambio funcionaba y tenía un claro efecto en la isla y su estado de conservación.



En dicha isla, famosa por no tener ni guardia civil ni policía en ella, se encontraba uno de los camping más frecuentado por hippies de todo el país y de fuera. Un solo bar, una sola tienda, unas pocas casas de los nativos de la isla y todo lo demás era naturaleza. Un bello lugar, mucho menos conocido que sus hermanas las islas Cíes. El camping era un trasiego de gente, a cada cual más pintoresco, con provisiones traídas de forma específica -aunque era Galicia, allí no podías pillar ni farlopa- aunque lo que más pude ver fue hashís, opio y LSD traído para su consumo allí mismo.

Interesado por estos asuntos de las drogas como estaba ya en esa época, procuré agenciarme trabajos cerca de esa gente y pronto establecí trato con ellos. Unos porros de mal hashís que había llevado para esos días hicieron que pronto se me abrieran las puertas de sus reuniones nocturnas. No eran muy distintas a otras: mucha gente joven -algunos sólo de espíritu- drogándose juntos en paz y armonía.

Una mañana me tocó ir a desbrozar la parte trasera de la iglesia de la isla, el antiguo cementerio que estaba desatendido, y me encontré un campo de plantas con flores blancas y con una especie de fruto similar a manzana verde pequeña llena de pinchos. La planta me resultaba conocida, pero entre los libros que me había llevado no había ninguno que tuviera una ilustración o una foto que la identificase. Lo que sí note al empezar a arrancar y cortar esas plantas, es que el olor que despedían era realmente desagradable.

Como pensaba llevarme muestras de plantas -me llevé de esa isla un “té de roca” delicioso y que jamás he podido volver a probar- recogí algunas para subirlas a mi tienda. En los 15 minutos que tardaba en subir a la zona de las tiendas, 3 mujeres de la isla me pararon al ver que llevaba esa planta conmigo para advertirme: era venenosa. No supieron decirme "cuánto" de venenosa, pero me dieron referencias de una mujer que -siendo curandera- la sabía utilizar, en cigarrillos contra el asma, dijeron. Me relataron también algún uso curioso de la misma -de tipo cosmético, para quitar granos dijeron- que conocían de oídas, pero nadie que la hubiera usado se encontraba en la isla que ellas supieran. La llamaron “manzana espinosa” y “manzana del diablo”. Era la Datura Stramonium o estramonio, pero con exactitud no lo supe hasta la noche cuando subí a ver a los hippies y a drogarme un rato con ellos: llevé una planta y me dijeron el nombre rápidamente. Todos coincidían en que era muy peligrosa, mortal, pero también insistían en que se podía usar como droga lúdica. Eran charlas de hippies sin más y no parecía prudente fiarse más que de que era muy peligrosa.



Temerario como era, se me metió en la cabeza la idea de probarla. Y la única referencia que tenía era la mención que hace Escohotado a las solanáceas y a su experiencia de joven con amigos, que no parece que fuera muy agradable y que por sensatez nunca repitió. Así que indagué entre los que conocían la planta para ver si alguien realmente la había usado, y di con dos viejos hippies que sí decían haberla probado. 

Les interrogué intentando hacerme una idea de sus efectos, pero no hablábamos un lenguaje que nos permitiera entendernos en ese aspecto y seguí con la curiosidad, hasta que uno de ellos me dio una pista que me permitió atreverme con la temeridad, pensando que estaba a salvo de sus peligros. Me contó que paralizaba ciertas musculaturas del cuerpo como primer efecto perceptible junto con el calor que te daba, y en concreto que lo podía notar porque rápidamente se hacía imposible tragar bajo su efecto. Me dijo que fuera muy muy despacio y que cuando notase que empezaba a costarme tragar mi propia saliva, parase y no tomase ni una gota más.

Hice una pequeña infusión, con mucho agua y muy poca cantidad de planta. Elegí además las partes que me dijeron que eran menos potentes. Y llegado el momento, con mi compañera avisada y con instrucciones para que cuidase de mí, empecé a tomar cucharaditas de esa infusión cada 10 o 15 minutos, esperando a ver qué pasaba antes de tomar más. Seguramente el tener miedo, y el estar muy alerta a cualquier señal de acción, evitó que me matase. Tan pronto como noté la molestia para tragar, dejé de tomar, lo notifiqué a mi compañera y nos deshicimos del resto de infusión.

Sinceramente no recuerdo mucho más después de eso, excepto que el calor -especialmente en la cara- que me estaba provocando era desagradable (no como el de los opiáceos) y que el no poder beber era muy agobiante en ese estado. Recuerdo una fuerte somnolencia y que mi cuidadora y yo decidimos que nos encontraríamos más cómodos en nuestra tienda, pero ya no recuerdo nada del camino del camping con los hippies a la zona del “campo de trabajo”. Ni nada más, hasta que desperté al día siguiente. Sé tan sólo lo que me han contado, y aparte de algunos comentarios mientras hacíamos el camino de vuelta que indicaban que mi mente estaba percibiendo alguna cosa irreal y que no me encontraba nada orientado, parece que caí en un profundo sueño nada más llegar a la nuestro campamento. Sin alguien cuidándome y evitando que me perdiera en mitad de la noche con un colocón amnésico, es casi seguro que no hubiera terminado bien el asunto.




Era una planta muy potente, pero no tenía el menor uso lúdico o recreativo para quien la toma. No tenía mucha gracia no recordar nada de lo que había hecho, aunque lo que me contaban que hice o dije pudiera ser gracioso: estaba delirando, no disfrutando. No le di más importancia al tema de la Datura Stramonium, sobre todo porque apareció un nuevo grupo de hippies que traían opio y estaban dispuestos a hacer intercambios. Así que mi interés se fue al opio, que probé por primera vez allí también. Pero aquel lugar era un campo de experimentación, y cuando nos avisaron de que iba a venir un helicóptero a la isla porque un chico “se había caído por un acantilado”, no sabía que iba a asistir por primera vez a una experiencia con plantas solanáceas -datura, beleño, mandrágora, belladona- que había acabado en catástrofe (no mortal, por suerte).

El helicóptero tuvo que hacer filigranas para poder acceder con un especialista en rescate hasta donde se encontraba el chico herido, con varios huesos rotos y más de 10 horas entre piedras inaccesibles por otros caminos. Sufría un shock provocado por las horas sin beber ni comer y el golpe tremendo que se dio. Pero no era lo único: el chico había tomado la noche anterior una infusión de estramonio y, aunque estaba con sus compañeros, en algún momento de la noche se debió separar del grupo para acabar delirando en un entorno peligroso hasta tirarse por el acantilado. 




Dos días después nos llegaron noticias de su recuperación en el hospital, traídas a la isla por el médico: él sólo recordaba que tenía mucho calor, sed y que “creyó ver una lata o una botella de Coca-Cola y fue a por ella”, acantilado abajo. Tal vez esa caída y rotura de huesos, que le dejó inmovilizado, le salvó la vida. De haber seguido su instinto por el calor agobiante que le produjo el estramonio, seguramente hubiera acabado metiéndose en el mar, de noche, delirando y solo.

Desde entonces ha sido raro el verano que no he leído en la prensa casos de envenenamiento -varios mortales- con esta planta, casi siempre por parte de alguien que creía que al ser un planta, no era peligrosa. O por alguien que ha leído que las brujas se colocaban con ella, masturbándose sobre un palo de escoba -untado con una pomada de solanáceas- apoyada en el quicio de una ventana. No es de extrañar que los inquisidores que pillaban a “brujas” desnudas y en ese estado de trance, creyeran que en su delirio intentaban huir volando en la escoba por la ventana. Y que de ahí nos haya llegado esa imagen, nacida de una paja con apoyo químico y consolador casero.

No conozco a nadie que haya tenido experiencia con esa planta y haya disfrutado. De hecho, cuando un amigo mexicano conoció la historia -en su país llaman a esta planta “toloache”- me dijo: “la mejor es la que crece sobre la calavera de un antepasado tuyo, porque sólo de esa forma la planta no te mata o te vuelve loco para siempre, aunque sólo la puede usar el curandero chamán”. No la había probado -ni quería- pero conocía su uso tradicional y sus peligros.




Los efectos de la datura son provocados por la atropina -sustancia de efectos similares a los de la escopolamina de la “burundanga” pero más potentes aún- y aparte de provocar un delirio en el que la persona no mantiene el contacto con la realidad de su entorno, hipertermia, perdida del reflejo de deglución y parálisis de la musculatura lisa, provoca una amnesia que hace que ni seas consciente de lo que estás viviendo en tu delirio ni puedas recordar nada después. Imagina tomarla, y si tienes la suerte de que la dosis sea insuficiente para matarte, que dejes de recordar ni saber lo que haces y aparezcas horas (o días) después en otro punto distinto -normalmente desnudo por el calor y la sed- y sin saber lo que has podido hacer. ¿Tiene pinta de ser divertido? No para mí, gracias.

Si no eres una bruja medieval, experta en pócimas y ungüentos por vía vaginal, o un chamán mexica entrenado en su uso durante décadas, no te acerques a esta planta buscando diversión porque lo más probable es que acabes encontrando tanatorio o psiquiátrico. 

Y si no te interesa acabar tirándote por un acantilado para conseguir una lata de tu refresco favorito, no confundas “natural” con “seguro” a la hora de elegir con qué colocarte.



domingo, 20 de diciembre de 2015

Captagon y otras drogas para asesinar sin estrés

Este texto fue publicado en el portal Cannabis.es y esperamos que os guste.

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Captagon y otras drogas para asesinar sin estrés.


Ella se acercó a su hijo y, con cuidado, pasó el cable del cargador de su teléfono móvil alrededor de su cuello. El niño se despertó en ese momento y no entendía qué estaba haciendo su mamá exactamente, pero ella le pidió que se diera la vuelta y se pusiera con la boca hacia abajo en su cama. Una vez que el niño estaba en esa posición, sería más sencillo estrangularle. 

Y así lo hizo: apretó los cables alrededor del cuello de su hijo hasta que éste dejó de moverse, muerto. Una vez asesinado el primero, fue a por el segundo de los hijos. Éste se defendió cuando comprendió que su madre estaba intentando asfixiarle y, aunque no pudo salvar su vida, de esa forma envió a los investigadores un mensaje que señaló a su madre como parricida en forma de arañazos en la cara de la asesina. 

Francisca González, conocida ahora como la parricida de Santomera, había asesinado a sus dos hijos más pequeños (el mayor salió ileso) y había inventado una historia que no encajaba: el asalto a la casa por parte de desconocidos para robar. La policía la dejó en libertad hasta el momento del entierro, tras el cual fue detenida y finalmente se derrumbó confesando: los había matado ella, a sus propios hijos con sus propias manos, porque quería vengarse de su marido a quien acusaba -enferma de celos- de todo tipo de infidelidades conyugales. La mejor forma de hacerle daño era matando a los que eran sus hijos también, comportamiento similar al padre que cortó el cuello de sus dos hijas con una radial, hace unos meses en Galicia, para causar daño a su ex-pareja que le había dejado por un dentista. Y la mejor excusa sobre lo que había hecho, como no, eran las drogas.




La parricida de Santomera no tomó “Captagon” para ser capaz de asesinar a sus hijos con sus propias manos, ella aseguró que se debió a un brutal consumo de cocaína y alcohol. Cocaína, según ella unos 5 gramos esa noche y se agarraba a dicho consumo para explicar que perdió la conciencia de sus actos y que por lo tanto no era responsable de ellos. La asesina dio esos datos en el intento de que, como se había hecho en nuestro país muchas veces, se le redujera la pena por considerar que estaba bajo el efecto de las drogas anulando su libre albedrío. 

Ni el jurado ni los peritos creyeron su versión del asunto, y certificaron que si ella hubiera consumido 5 gramos de cocaína esa noche, habría muerto posiblemente. Ella contestó burlona que eso era falso, y que su marido, que en ese momento era ya acusación particular, la había visto consumir “5, 6, 8 y hasta 10 gramos de cocaína en una noche”. La asesina dijo que ella no era “fría, déspota y calculadora” sino que quien la conocía podría atestiguar que era una persona “muy cariñosa” y una “buena persona”. De sus hijos defendiéndose mientras eran estrangulados por ella, dijo que era “demonios”. Condenada a 40 años de prisión de los que cumplirá 25, el tribunal determinó que ni estaba loca ni las drogas motivaron los crímenes... pero en la memoria colectiva quedó aquella “madre” que asesinó a sus hijos en una orgía de cocaína y alcohol, aunque eso fuera sólo un recurso frente al tribunal.

En los atentados de este verano en Túnez, concretamente en lo referido a Seifeddine Rezgui -el terrorista que se paseó por una playa asesinando personas con un arma automática y sacando fotos con su móvil- se llegó a decir que había cometido la matanza mientras estaba colocado con cocaína. Esos datos salieron de un extraño informe de autopsia que aseguraba, según el periódico inglés que lo publicó, que se habían encontrado restos de un estimulante en el examen post-mortem

Pronto fue publicado que el estimulante era cocaína, aunque esto no se puede asegurar con ningún grado de certeza sin el correcto análisis químico de sus sangre. En realidad no era ningún dato comprobado, sino una especulación ante algo que encontraron, porque en dicho informe no existe una prueba forense para dicha droga. Aún así, los medios publicaron que era “cocaína u otro estimulante de la clase A” (la más restrictiva en UK) sin saber realmente qué era. No es posible saber que una droga pertenece a una clase legal determinada, sin saber de qué droga exactamente estamos hablando, pero eso no importó a la prensa.

De hecho, durante unos días en la prensa, la droga de elección de ISIS para cometer matanzas fue la cocaína que, según el tabloide inglés, se la administraban a los miembros para sentirse invencibles en el campo de batalla. En el mismo artículo se decía que les administraban esas drogas para que no tuvieran conciencia de lo que hacían, para que no lo entendieran. Otra mentira.

Antes de esos atentados de Túnez y de los recientes en París, ya se había hablado del Captagon como droga de elección en la zona de ISIS. ¿Debía sorprendernos? Tras los atentados de París, hemos visto a la prensa española hablando de que el Captagon les permitía matar sin sentir empatía alguna hacia sus víctimas y sin sentir el dolor, lo cual es un nuevo descubrimiento de propiedades farmacológicas en una sustancia tan antigua y tan conocida como es la anfetamina y que, en España y otras partes del mundo, administramos sin problema a niños en edad escolar y a adultos con diagnóstico de Trastorno de Déficit de Atención por Hiperactividad o TDAH.




Captagon no es más que uno de los nombres comerciales de un compuesto llamado fenetilina, que se dejó de fabricar en los años 80 en los países de esa zona, y que era una molécula de dextroanfetamina unida químicamente a una molécula de teofilina, un estimulante suave que se encuentra en el chocolate. El objetivo de unir estas dos moléculas (no una de anfetamina y una de cafeína como se ha dicho por ahí) era el de reducir el potencial de abuso asociado a todas las anfetaminas. En la forma de Captagon -o en las otras equivalentes como el Vyvanse que se vende a día de hoy en las farmacias españolas- el compuesto no es activo por sí mismo: es una prodroga que cuando se metabolice en el cuerpo, se convertirá en anfetamina y teofilina, o anfetamina y lisina en el caso del Vyvanse. Este hecho, el que necesite de una metabolización previa para ser activa, hace que sea mucho menos abusable que si fuera anfetamina sola, que sería activa esnifada o inyectada. Mediante la necesidad de esa activación biológica, las formas de consumo más adictivas no tiene posibilidad de realizarse, ya que la droga no causará un rápido efecto al necesitar de la metabolización del cuerpo para activarse primero.

Poco después, y para rematar la jugada, un príncipe saudí fue detenido en el mes de octubre con un cargamento de dos toneladas de pastillas de Captagon. Los medios, como Público por ejemplo, empezaron de nuevo con la “histeria del Captagon” asegurando que las decapitaciones de ISIS se producían bajo el efecto de esta droga, según ellos un dato válido por el análisis de la voz de “John el Yihadista” que demostraba estar bajo sus efectos (conozco muchas pruebas de drogas, pero ninguna por voz). Añadían que las violaciones y las crucifixiones se producían bajo los efectos de esa droga y que era la responsable de la “impavidez de los suicidas y su brutalidad”. 

¿Cómo aparecer con un cargamento de 2 toneladas de pastillas que ya no se producen? Pues porque el nombre de Captagon ha quedado como nombre común para referirse a pastillas con anfetamina o metanfetamina como estimulantes, a veces con un poco de cafeína o de efedrina: dicho de otra forma, a las pastillas de anfetamina del mercado negro en esa zona se las llama Captagon por recuerdo y similitud con el original que pretenden imitar. ¿Dos toneladas de pastillas para matar sin importarte tus actos? Así se vendió la información en occidente, aprovechando la circunstancia para añadir más leña al fuego de unos tarados fanáticos que no necesitan de ninguna droga para causar matanzas.




La misma medicación, un estimulante como la anfetamina, la han recibido prácticamente todos los ejércitos en una guerra desde su descubrimiento como fármaco. Los japones usaban la metanfetamina en la segunda guerra mundial, como los alemanes que usaban diversas combinaciones de estimulantes y anfetaminas también. 

Los alemanes llegaron incluso a desarrollar una pastilla, que no llegó a darse de forma masiva por el final de la guerra, con la que buscaban probar los límites de la resistencia humana al cansancio físico. La formula recibió el nombre de D-IX y era un cocktail de drogas en el que había 5 miligramos de oxicodona (un opioide), 5 miligramos de cocaína y 3 miligramos de metanfetamina por pastilla

Las pruebas determinaron que los sujetos a los que se les administraba el fármaco, eran capaces de hacer marchas sin descansar de 90 kilómetros con 20 kilos de peso a la espalda. También se ha intentado vincular los actos de los soldados alemanes con el consumo de esas drogas, pero lejos del mito y el morbo, lo que se busca con su uso es aumentar el rendimiento, mantener al sujeto en estado de vigilia y evitar el hambre y la fatiga.

Todavía hoy día, el ejercito americano (entre otros) sigue usando anfetaminas para mantener a los pilotos de sus aviones despiertos y atentos, y no hay constancia alguna de que dichos fármacos provoquen a quienes los toman un estado de insensibilidad emocional que les permita matar con menos presión psicológica.

De ser así, estaríamos creando una generación monstruosa ya que son anfetaminas (en liberación rápida o lenta, con otra molécula unida o no) lo que estamos utilizando como medicación para el trastorno de hiperactividad, en niños y adultos. No existe una diferencia clínicamente relevante entre el supuesto Captagon, la Centramina de toda la vida, el Adderall que se vende en USA o el Vyvanse que se vende en nuestras farmacias para estos trastornos. Si además asumimos que lo que se vende como Captagon en el mercado negro no es más que una mezcla de un estimulante como la cafeína con una droga de producción ilegal como la anfetamina, estamos hablando de algo tremendamente similar al “speed” hispano, ese que toman miles y miles de personas en nuestro país, bien sea para salir de fiesta o para aguantar jornadas largas de trabajo.



Una vez más la prensa generalista vuelve a usar las drogas como recurso explicativo para atrocidades que hacen que los seres humanos se vean como monstruos, intentando argumentar que sus acciones están dirigidas por esa terrible droga que han tomado. La prensa está usando la excusa que intentó colar esa madre que asesinó a sus dos hijos, aplicada a los actos de los terroristas. 

Todo esto del Captagon “anti-empatía” no sirve ni como explicación ni como argumentación, pero seguro que ha ayudado a vender más papel a esos medios, manipulando incorrectamente información sobre drogas. Otro gran patinazo de una prensa -vergonzante- acostumbrada a culpar al consumo de drogas de cualquier cosa, desde el canibalismo al parricidio. 

Por desgracia, no será la última vez que lo veamos.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Tim Leary: animador sociocultural a base de LSD

Este texto fue publicado en el Portal Cannabis.es y esperamos que os guste.

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Timothy Leary

Uno de los personajes por excelencia de la cultura farmacófila del pasado siglo, que casi todo el mundo conoce de oídas, es Tim Leary. Su nombre evoca casi de forma inevitable la presencia de la LSD y sitúa rápidamente el contexto en los años de la explosión hippie en los USA, y una aproximación lúdica -con la amplitud del concepto de "ludus"- al asunto de los enteógenos.

Albert Hofmann fue el paradigma del científico respetable, responsable. Stanislav Grof, declarado padrino de la sustancia por el creador de la misma, es el modelo de aproximación terapéutica a la LSD y uno de los grandes cartógrafos de la conciencia humana. En el aspecto químico, gente como Shulgin o Nichols son los que siguieron y acompañaron el desarrollo de la enteogenia.





¿Pero qué sería la figura de Leary? 
¿Un chalado bromista? ¿Un payaso divertido como le calificó Hofmann? ¿Un héroe de la conciencia como dijo Allen Ginsberg?

¿El hombre más peligroso de América -y enemigo público número uno- como sentenció el corrupto Nixon?

Su vida asemeja la de una neurona situada en algún punto estratégico del cerebro, sirviendo de interconexión entre miles de eventos y personas, percepciones y sentidos, que en un buen momento se activó y no dejó hasta el momento de su muerte de explorar las fronteras de lo que iba siendo el nuevo paradigma de las posibilidades de un hombre plenamente desarrollado, y conectado a las oportunidades que el mundo le ofrece. 

La definición más apropiada que encuentro para él, es la de animador sociocultural. El animador es la persona que utiliza el conjunto de prácticas sociales que tienen como finalidad estimular la iniciativa y la participación de las comunidades en el proceso de su propio desarrollo y en la dinámica global de la vida socio-política en que están integrados.

Leary, nació en el ámbito de una familia bien situada, con un padre con tradición militar y que ejercía de dentista ocasionalmente mientras dilapidaba los recursos familiares. Su madre era una maestra que tras el abandono de su marido, cuando Leary tenía 13 años, quedó viviendo una apocada vida con su hermana, ambas de estricta formación religiosa y moralista. Expulsado de varios centros y pasando la academia militar, acabó siendo un psicólogo con ideas brillantes y con buenas perspectivas, con cabida en varias universidades del país.

No fue ningún hippie inconsciente y entregado al hedonismo asocial. De hecho, si no hubiera sido por la irrupción en su vida del misterio de los enteógenos, a manos de un colega suyo más joven que él -el psicólogo Frank Barron- que siguiendo los pasos del conocimiento desenterrado por Gordon Wasson y los hongos psilocibios mexicanos había tenido su particular 'Eleusis', Leary no parecía tener el menor interés en las drogas.

Tenía 40 años, 2 hijos pequeños y estaba sólo tras el suicidio de su primera mujer, cuando en México tuvo su primer contacto con un enteógeno. Ese encuentro de la persona con la sustancia despertó en Leary el mecanismo de búsqueda de la aplicación positiva de las drogas a los humanos. Desde ahí, todo lo que ocurrió fue muy rápido. Esa sesión ocurrió en 1960, y menos de 3 años después Leary ya estaba fuera del circuito académico de Harvard, expulsado con Richard Alpert, aunque según su propio testimonio había abandonado ya el entorno asfixiante y desolador de continuo enfrentamiento hacía sus propuestas, y estaba embarcado en la creación de centros de enseñanza del manejo de psiquedélicos.




En Harvard, se había ido polarizando el ambiente en torno al tema de las drogas activadoras del cerebro, hasta el punto de que viejas amistades se separaban por culpa de esas posiciones, hasta quedar dividido el profesorado y los estudiantes entre aquellos que se sentían hermanados por la acción de la psilocibina y drogas similares, y los que estaban fuera de ese grupo. Los intentos de Leary de introducir al resto de colegas que le cuestionaban, nunca dieron excesivo fruto, y seguía siendo la gran vergüenza de muchos reputados profesores, que los alumnos prefirieran las clases y estudios que impartía Leary y su grupo, a los que impartían ellos y nada tenían que ver con el uso de drogas como herramienta en la exploración de la psique. Eso no se lo perdonaban.

Un año antes de su despedida de Harvard, y cuando se estaban llevando a cabo los experimentos de la Prisión de Concord, en los que se estudiaban las posibilidades de cambio de conducta en criminales con altas tasas de reincidencia, y el de Viernes Santo (Good Friday) en el que se indujeron experiencias místicas a personas de diferentes cultos religiosos, un hombre que había conseguido de forma poco clara 1 gramo de LSD (10.000 dosis estándar o 5.000 de aquella época) a través de Sandoz, había experimentado los efectos de la misma y había decidido "enchufar" al mundo a la revelación lisérgica. 

Aldous Huxley, a quien acudió a visitar tras su experiencia, le puso en contacto con Leary. Y fue así la forma en que el gran contacto entre la persona y su destino se produjo.

A pesar de que Leary había desarrollado una amplia experiencia en esos dos años con el uso de la psilocibina, y de la mescalina -fácilmente adquirible mediante empresas químicas- la experiencia con LSD le supo como la más arrebatadora de su vida, y a ella quedó consagrado en ese momento.

No creo que la experiencia con LSD sea más "demoledora" o reveladora que la que se tiene con psilocibina o con mescalina: o bien se debía a las fuertes dosis que se empleaban en aquella época, o a unas expectativas muy determinadas. Tal vez las dosis que tanteaban Leary y los suyos en mescalina y psilocibina eran dosis más sencillas de manejar, lo cual parece bastante posible ya que fue con esta última con la que Leary tuvo su primer encuentro sexual bajo los efectos de un psiquedélico, descubriendo un universo de ricas posibilidades en materia de sexo y drogas combinadas.

Deslumbrados por todas esas drogas en general, toda la clase contracultural de pensadores, científicos y artistas, se entregaban a la experiencia mística, con una posterior incorporación en sus vidas de filosofías en busca del yo y la perfección. Pocos eran los que hacían de su uso algo puramente lúdico. Todos, según él, buscaban la luz. Desde la tímida Marilyn Monroe que le abordaba para conseguir LSD en una habitación, a la ya posterior amante de Kennedy y sus planes para iluminar a toda la clase dirigente.

El constante pasear entre celebridades de Hollywood, músicos como John Lennon -con quien grabó "Give Peace a Chance", y quien compuso "Come together/Join the party" para ser el slogan del partido con el que Leary intentó hacerse gobernador de California- o Hendrix, y con todos los poetas y escritores malditos de la generación Beat como Burroughs, Ginsberg o Kerouac, acabaron por situarle en el papel de icono de la rebelión propia de esa época y por borrar cualquier opción a que se estableciera de forma seria dentro de la comunidad científica.





La famosa residencia de Millbrook, era el epicentro de una raza de nuevos seres experimentadores de las multi-realidades humanas, que era una afrenta para el propio país y su conservadurismo.La gran duda era qué volaba más rápido allí, si las bragas de las jóvenes o el ácido.

Leary era cada día un personaje más molesto para el establishment que buscó, a ser posible, conseguir que se retractase públicamente de sus afirmaciones sobre el uso de drogas como algo positivo. Y decidieron animarle a ello.

Así le llego la hora en que por un par de chustas de porro y algunos gramos de yerba, tuvo que elegir entre pasar una vida en la cárcel, o dejar que su hija y su mujer cargaran con ello. 

Ya en prisión, engañando al psicólogo que le hizo unos test de personalidad -que había validado/estandarizado para la población él mismo siendo profesor en Harvard- Leary, fue enviado a una cárcel de mínima seguridad. Con la ayuda de la Hermandad del Amor Eterno (un grupo minoritario y selecto que tenía acceso a las drogas y su distribución en el país) y de los Weathermen, que eran una especie de grupo revolucionario de estudiantes con una estructura e infraestructura similar a la de un grupo terrorista, consiguió fugarse de esa prisión.

De allí paso a ser huésped de los Panteras Negras en Argel, de los que tuvo que acabar huyendo, de un traficante de armas europeo en Suiza, de un psiquiatra en Francia, para acabar siendo "extraditado extraoficialmente" cuando puso pie en Afganistán.

En ese periodo, al principio de los años 70, fue cuando se produjo el encuentro entre el agitador Leary y el sobrio Hofmann. Parece que el poco aprecio fue algo mutuo, aunque ambos supieron mantenerse en un clima cordial (como muestran las fotos que existen de ambos riendo).
Leary sólo le dedica 2 párrafos en su autobiografía -entre más de 600 páginas- a ese hecho, tal vez como respuesta a lo que Hofmann había escrito sobre él en "LSD - Mi hijo problemático”.




Cuando volvió a la cárcel acabó siendo utilizado por el FBI para intentar conseguir información que vinculase a unos y otros con rusos o comunistas, y en vista del poco éxito, se dedicaron a crearle fama de delator. Finalmente, cuando cayó Nixon fue cuando le acabaron dejando en paz.

Desde entonces siguió abriendo camino en el mundo del ciberespacio, que absorbió buena parte de su creatividad y de sus nuevas ideas sobre globalidad y comunicación, sexo, relaciones humanas, lenguaje y evolución cerebral. Posiblemente con mucha menos ingenuidad de la que le había caracterizado desde que se entregó a las drogas psiquedélicas, pero con una riqueza y percepción mucho más afilada.

Siguió tomando drogas, y algunas le parecieron interesantes para abrir nuevas regiones de la mente. Según él, avanzó con el estudio del "Adam, XTC, Ketamina, e Intellex". El Intellex no es otra cosa que el 4-metil-Aminorex -también conocido como "Euforia"- y que es un estimulante simpaticomimético con efectos de mejora en las actividades cognitivas.

Idealista y utópico hasta su final. Leary muere un 31 de Mayo de 1996, de un cáncer de próstata inoperable (el que sufrirán 1 de cada 3 varones occidentales de nuestra época).

Sus últimas palabras fueron: 

"¿Por qué? 
¿Por qué no? 
¿Por qué no? ¿POR QUÉ NO? 
¿Por qué no? 

Hermoso..."

Parte de sus cenizas, fueron enviadas al espacio en un vuelo espacial, un año después. Es -con certeza- el usuario de enteógenos que más lejos ha llegado.