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Los research chemicals y el Bitcoin.
La estúpida e inquisitorial
prohibición sobre las drogas y la consiguiente criminalización de
los usuarios ha tenido horribles consecuencias para la humanidad al
completo, independientemente de si uno consume drogas -legales o no-
y de cuáles consume. Dentro del abanico de horrores que nos ha
dejado esa infantiloide política supra-estatista, tenemos a las
mafias de narcotráfico, la adulteración, el engaño vendiendo una
sustancia por otra, la violencia a la que puedes verte enfrentado en
el momento de realizar la compra de las sustancias, o la hipócrita
coerción estatal mediante multas, prisión, amputación de miembros,
tratamiento psicofarmacológico forzado con reclusión incluida y en
algunos países -para alegría de ciertos sectores moralistas y
enfermizos- la pena de muerte.
Aparte de esa lista incompleta de
grandes logros de la guerra contra las drogas, tenemos a los
“research chemicals”. Ese es el nombre con el que cientos y
cientos de compuestos se han conocido en los círculos habituales de
la psiconáutica. Es el nombre más técnico que usábamos
mayoritariamente hace décadas cuando trabajábamos con sustancias
que eran prácticamente desconocidas en sus efectos, dosis y riesgos.
De ahí su nombre “research chemicals” que quiere decir
“sustancias químicas para investigación”.
Todas las sustancias han sido, en algún
momento dado, “research chemicals” y todas
han tenido que ser probadas de manera que sus efectos y riesgos
pudieran ser evaluados más allá de la teoría, primero con animales
y luego con humanos -en caso de que los primeros resultados fueran
satisfactorios dentro de lo que buscado. La MDMA o éxtasis era un research chemical hace 3 décadas, hasta que lo prohibieron. No es que el prohibir sea
lo que hace que algo pierda su condición de “fármaco o droga de
investigación” sino que hasta aquel momento de 1985 en que
prohibieron la MDMA, esas drogas se prohibían cuando habían alcanzado
notoriedad, o bien por su uso o bien por su mal uso y sus
consecuencias, de manera que la parte de “investigación” había
desaparecido en gran medida, ya que eso solía conllevar que la
sustancia había sido tomada por muchas personas distintas, durante
un plazo “amplio” de tiempo y que dicho hecho junto con los
estudios que se solían hacer antes de prohibir algo -aunque el
resultado estuviera determinado desde el principio- hacían a la
sustancia “aceptablemente conocida por la ciencia” perdiendo su
característica de “research”.
En el panorama internacional de
prohibición de las drogas más conocidas, seguras y habituales para
el ser humano, llegaron estos nuevos fármacos que tenían como
principal propiedad algo que a algunas personas les parece tan
importante: ser legales o al menos, alegales. No estar fiscalizados,
prohibidos, vigilados... de manera que se pueden adquirir legalmente.
Algún inocente lector podrá pensar que si no están prohibidos,
será porque no son tan peligrosos como las drogas que siempre -o
casi- lo estuvieron (las clásicas heroína, cocaína, LSD, cannabis,
anfetaminas y MDMA) pero no hay nada más letal que esa idea. Y hablo
de letal de verdad: de contar por centenares las personas que mueren
cada año por consumir sustancias totalmente legales y adquiridas de
forma legal.
¿Cómo puede ser eso si los defensores
de la re-legalización de las drogas argumentan que con sustancias
puras y controladas no habría tantas muertes y daños?
Estas sustancias, mientras mantenían
el status de sustancias de experimentación -empezando por la forma
de referirse a ellas- recibían un cuidado especial por parte de
quienes osaban adentrarse a relacionarse con ellas, porque para
empezar, tenías que tener formación para saber que eran drogas
psicoactivas y poder leer sobre ellas para encontrarlas, comprarlas y
usarlas.
La nomenclatura química no es algo sencillo de recordar, a
no ser que pongas mucho interés o porque te va la vida en ella. Y
cuando se trataban con ese cuidado, los problemas y muertes derivadas
de su uso fueron algo minoritario y bastante puntual -como el caso de
un conocido que recibió de un laboratorio en China una sustancia mal
identificada por un par de letras, y cuyo error le costó la vida (el caso de la 2C-B-Fly y la 2C-B-DragonFly) a
pesar de ser un experimentado vendedor de esos productos en internet-
porque el círculo de uso se reducía a “los más geeks de las
drogas”.
Los empresarios legales de las drogas,
con pocos o ningún escrúpulo, empezaron a poner a disposición del
gran público esas sustancias. La cosa cambiaba y pasaba de ser un
hobby arriesgado de personas con bastantes conocimientos a “la
forma legal de drogarse”. Así entraron rompiendo en el mercado,
especialmente en el de países donde la sanción legal al consumo o
la tenencia es desproporcionada, como en Reino Unido o USA, ya que el
usuario podía conseguir los efectos de drogas prohibidas, incluso
decenas de veces más potentes, sin que pudiera ser sancionado
legalmente... pero poniendo su vida en juego, para evitar la multa o
la sanción.
En su asalto al mercado legal y para no
resultar escandalosamente llamativas las empezaron a vender bajo la
apariencia de “sales de baño” o “abonos para plantas”, de
manera que los controles en las fronteras fueran todavía más
flojos, y siempre conscientes de que eran sustancias legales -en UK se llaman “legal highs” o “colocones legales”- pero que no podían ser vendidas para el consumo humano.
Eso quedaba en manos del comprador, hacer lo que quisiera con ellas, pero siempre se indicaba que no eran sustancias para consumo humano aunque era una perversión del mercado.
Eso quedaba en manos del comprador, hacer lo que quisiera con ellas, pero siempre se indicaba que no eran sustancias para consumo humano aunque era una perversión del mercado.
Para facilitar más el asunto dejaron de llamar a las
sustancias por sus nombres químicos, que son los que definen
claramente un compuesto, y pasaron a ponerles nombres comerciales,
tipo “Spice” o “Bonzai” o “Red Dove” y un envoltorio
vistoso con colorines; cualquier cosa valía. Y tanto valía que si
una de las drogas que ellos vendían era prohibida, la sustituían
por otra que no lo estuviera... aún.
Una y otra vez riéndose de una
ley que nació para ser violada.
El resultado ha sido un montón de
jóvenes, con poca experiencia en drogas, intentando no tener
problemas con la ley, pero tomando sustancias casi desconocidas en el
ser humano y sin el derecho a saber cuáles consumían ni en que
dosis, ya que al estar prohibido para consumo humano nadie podía
indicar lo contrario. Las drogas más peligrosas, con mucha
diferencia, son totalmente legales: compras un paquete con 4
pastillas, o una bolsa con unos polvos, o un líquido en un vial, y
lo toman creyendo que el hecho de ser legal en su venta las hace
seguras en su consumo.
Un mortal error derivado de pensar que
las drogas que están prohibidas lo están por motivos de salud y de
protección al ciudadano. Eso no es así, y los amantes de “lo
legal” pueden encontrarse en serios problema al dar por supuesta la
relación inexistente entre legal y seguro.
Solemos pensar que las drogas y su
relación con el Bitcoin se reduce a la darknet y los mercados tipo
Silk Road, pero eso no es así en este caso. Los vendedores de estas
drogas legales se encuentran en la “surface web” o web visible.
Basta con poner “buy research chemicals with bitcoin” para
encontrar decenas de páginas donde puedes comprar variedades
inimaginables de sustancias hace 20 años, que abarcan desde los
opioides (ultrapotentes algunos) como el AH-7921 o el W-15, a
estimulantes como la MDPV o “la droga caníbal” bautizada así
por la prensa partiendo de una mentira, pasando por psiquedélicos de
48 horas de duración en sus efectos a los cannabinoides sintéticos,
que son posiblemente las drogas más peligrosas que hay en el mercado
ahora mismo.
El hecho de que muchas personas no
quieran ver su cuenta del banco con anotaciones sobre compañías que
venden drogas -aunque sean legales- y la circunstancia de que una
gran masa de los usuarios de Bitcoin llegaron al mismo gracias a Silk
Road y ese tipo de mercados, ha facilitado mucho que esas compañías
legales pusieran sus ojos en los usuarios con Bitcoin a pesar de no
necesitarlo.
Al mismo tiempo, el que un joven que tuviera Bitcoins usados para comprar en Silk Road hace mucho más fácil que aún teniendo acceso a las drogas clásicas prohibidas (mucho más sanas y seguras que la mayoría de los research chemicals legales, aunque sólo sea porque existen patrones de uso conocidos y aceptados) acabe comprando alguna de esas sustancias en alguna web legal.
Al mismo tiempo, el que un joven que tuviera Bitcoins usados para comprar en Silk Road hace mucho más fácil que aún teniendo acceso a las drogas clásicas prohibidas (mucho más sanas y seguras que la mayoría de los research chemicals legales, aunque sólo sea porque existen patrones de uso conocidos y aceptados) acabe comprando alguna de esas sustancias en alguna web legal.
Para más peligro, estas sustancias son
todas de unos precios ridículamente bajos, y con unos 50 dólares en
drogas, puedes escoger entre distintas de ellas capaces de matar a
varias personas sin gastar más dinero. De momento no se ha dado el
caso, pero es cuestión de tiempo que alguien con conocimientos de
estas sustancias (basta con saber leer y buscar en Google) pueda
usarlas con intenciones criminales, y en muchos de los casos, basta
con unos pocos miligramos. Pueden ser consideradas drogas recreativas
y como venenos mucho más potentes que el cianuro potásico. Son
ambas cosas.
Estas drogas no necesitan a Bitcoin
para poder venderse huyendo del control de los prohibicionistas, ya
que aprovechan la superioridad de la química y su velocidad frente a
la de los cambios legislativos y su torpeza, pero aún sin necesitar
de él, no han perdido tiempo en abrir sus puertas a todos esos
usuarios que tienen Bitcoin en la cartera.
Recuerda que tomar drogas o no es una
elección tuya, pero que también con Bitcoin puedes tener la certeza
de qué droga y en qué dosis vas a consumir, como ya contamos en esta web hace tiempo gracias al servicio de análisis de EnergyControl, o al estupendo trabajo de ONGs como AiLaket!
Están en tu mano ambas cosas: comprar
drogas y también asegurarte de que un error no acabe con tu vida.
Ambas cosas las puedes hacer con Bitcoin.
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PS: Acabo de ver una ALERTA DROGAS sobre pastillas con logo SUPERMAN y contenido de PMMA (muy tóxico y letal) vendidas como MDMA.
Tengamos la fiesta en paz.
Mucho cuidado con las compras de última hora para las drogas de la Nochevieja.
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PS: Acabo de ver una ALERTA DROGAS sobre pastillas con logo SUPERMAN y contenido de PMMA (muy tóxico y letal) vendidas como MDMA.
Tengamos la fiesta en paz.
Mucho cuidado con las compras de última hora para las drogas de la Nochevieja.
ALERTA #DROGAS
Pastillas con logo de SUPERMAN contienen #PMMA, sustancia altamente tóxica y letal...
#LaFiestaEnPaz pic.twitter.com/OANaT4E4ed
— Drogoteca (@Drogoteca) diciembre 29, 2014