miércoles, 9 de abril de 2014

Introducción al uso recreativo de fentanilo



Introducción al uso recreativo de fentanilo y derivados.

En el texto que inician estas palabras hay información referente al fentanilo y a drogas de la misma familia, pensadas desde la más absoluta reducción de riesgos, dadas las características -especialmente peligrosas por su potencia- de esta sustancia. Antes de escribirlo he tenido que dar muchas vueltas a la conveniencia de publicar esta información, que está entendida siempre para mayores de 18 años, por las esperables objeciones del tipo “les das tú la información de cómo consumirlo” como si ello fuera a evitar que sin estas recomendaciones y advertencias quien estuviera determinado a consumir fentanilo no pudiera hacerlo: lo haría igual, pero con menos información y por lo tanto, más riesgos y menos capacidad de respuesta ante situaciones de emergencia.


Parche de 25 microgramos por hora de fentanilo
para uso transdérmico. 


En mi caso, como en el de otras personas que conozco que consumen fentanilo de forma recreativa (no por pura indicación terapéutica), nadie me enseñó nada al respecto y la información la obtuve de los medios habituales (lo referente a dosis, farmacocinética e interacciones) y posteriormente la compartí con otras personas que compartieron la suya conmigo. Y aunque a muchos les pueda sonar extraño hay más gente de la que parece que usa fentanilo fuera de la prescripción médica.

El fentanilo es una molécula bastante simple que tiene unas 100 veces la potencia de la morfina que es la usada como estándar. Distintas modificaciones -también simples- sobre la molécula pueden dar compuestos más de 10.000 veces la potencia de la morfina, algunos de ellos pudiendo ser sólo usados en animales de gran peso, como elefantes o ballenas, para la sedación o anestesia, por lo exagerado de su potencia que los hace inviables para tratar con seguridad a especies menos grandes en las que resultan más tóxicos en sus efectos.


Estructura en 3D del fentanilo.


Entrar en contacto con esta familia de drogas -sin indicación y supervisión de un profesional de la salud- tiene riesgos muy serios que en algunos aspectos superan con creces a otras sustancias también narcóticas. Si piensas que la heroína es una droga muy peligrosa, entonces vete buscando adjetivos más grandes para esta familia, porque son fuertemente adictivas y además tienen entre sus propiedades una capacidad para desarrollar tolerancia en el usuario que se establece pronto y rápido. 

Según mi experiencia, el fentanilo es una droga mucho más adictiva que la heroína -en mi caso- pero siempre hay que recordar que cada persona es un mundo en ese aspecto, y que es un aviso con buena intención y no una aseveración farmacológica absoluta, pero sus riesgos no son menores en ningún caso que los de la heroína si hablamos de sustancias puras, y mayores si hablamos de mercado negro, en el que se suma el riesgo de la sustancia al de todo lo que pueda llevar añadido si lo que compramos no es un fármaco de prescripción, aunque estos también pueden sufrir la adulteración.

En USA se han detectado en repetidas ocasiones pastillas de oxicodona (Oxycontin) en el mercado negro que en realidad lo que contenían era acetilfentanilo, una variante no muy potente del fentanilo pero que ya ha causado unos cuantos muertos allí. Esto ocurre en USA porque el precio de la oxicodona era de los más altos en mercado negro y tiene un amplio uso “recreativo” de forma inyectada, y con una demanda que no se llega a cubrir con lo que se desvía del mercado de prescripciones farmacéuticas, dejando un nicho a tapar por cualquier grupo con actividad en este terreno: tan simple como coger un análogo del fentanilo y venderlo como si fuera oxicodona, mismo tamaño, misma forma y color, y engaña a muchos porque ambos compuestos son activos y lo son en los mismos receptores, pero no de la misma forma y potencia.

Distintas presentacinoes de oxicodona, 
objeto de adulteración con acetilfentanilo
 y engaño en la venta en el mercado negro.


La muerte de Philip Seymour Hoffman -que finalmente parece que su muerte es una 'simple' sobredosis de heroína que le convierte en otra víctima de la guerra contra las drogas y sus usuarios- dio algo de luz al asunto de la adulteración de heroína y otros opioides en el mercado negro con derivados del fentanilo, que lleva un reguero de cadáveres considerable y que debemos recordar que son víctimas que mueren por engaño: les dan una sustancia que no es la que esperan y con comportamiento diferente, lo cual les lleva a situaciones de muerte con facilidad.

Muchas personas pensarán que no tienen posibilidad de acceder al fentanilo y sus derivados en su entorno, pero en realidad es bastante simple y se pueden adquirir tanto los compuestos legales (no prohibidos aún) como los ilegales o bajo control médico con un par de clics de ratón, Silk Road u otro mercado online de drogas y unos bitcoin para el pago. Eso si vas buscándolos.

Pero puede ser también que los encuentres si no los vas buscando: en Japón hace poco más de un año detectaron una mezcla de “falso cannabis” tipo K2 o Spice (hierbas no psicoactivas con cannabinoides sintéticos) que contenía una nueva droga de ese tipo (bastante peligrosa según hemos podido saber después) para esquivar la ley allí. Pero eso no era todo. La muestra también contenía AH-7921, un opioide sintético creado en los años 70 en Reino Unido y que tiene aproximadamente un 80% de la potencia de la morfina cuando se administra oralmente. Es decir, no sólo cannabinoides sintéticos de efectos totalmente desconocidos, sino un opioide sin advertir al consumidor que en el mejor de los casos le provocaría una adicción con el uso crónico y en otros, la muerte por sobredosis y sinergia entre los cannabinoides y los opioides. Son los nuevos 'legalhighs'.


Estructura del AH-7921.


Ese opioide sintético que apareció en un falso cannabis está hoy día en el mercado legal, ya que no existe ninguna prohibición sobre dicha sustancia. El precio oscila entre los 20 euros y los 4 euros por gramo, dependiendo de la cantidad que se compre (hasta un kilo) y todo eso en una web pública a la que cualquier podrá llegar usando simplemente Google. En esa misma web, para no irnos más lejos, también encontramos otro compuesto relativo al tema que tratamos: el W-15.

Este otro opioide sintético que tampoco está prohibido por ninguna ley existente, tiene más potencia que la morfina, en este caso le atribuyen una potencia 5'4 veces superior. No llega a la potencia del fentanilo pero se va acercando... ¿verdad? En el caso del W-15 su precio es de 3'5 euros a 4 euros por gramo dependiendo de la cantidad comprada (la venta mínima en este caso es de 500 gramos). Pero empecemos a poner las cosas en proporciones mas asequibles.


Estructura del W-15, 
opioide que se vende legalmente en la red.


Un gramo de AH-7921 con un precio de 20 euros sería equivalente a 800 miligramos de morfina, lo cual es toda una cantidad sobre todo si se trata de personas sin una amplia tolerancia a opiáceos. Con esos 20 euros tendrían unas 50 dosis activas equiparables (cada una) a unos 12 mgs de morfina orales.

Un gramo de W-15 (independientemente de si cuesta 3 o 30 euros) sería equivalente a 5'4 gramos de morfina. ¿Cuántas dosis mínimas equivalentes de morfina sería un gramo de W-15? Si la dosis mínima activa por vía oral se consideran los 10 mg. de morfina, en un gramo de W-15 tendríamos 540 dosis de esa potencia. Pero de momento seguiríamos pesando las cosas en miligramos (algo menos de 2 miligramos de W-15 corresponderían en teoría a 10 de morfina) aunque estamos en el límite ya.

El siguiente salto podría ser, por ejemplo, un compuesto llamado W-18, que es el mismo que el ya mencionado W-15 pero con un grupo nitro (NO2) añadido en un extremo de la molécula. Ese pequeño cambio hace que el compuesto resultante tenga una potencia teórica de 10.000 veces la potencia de la morfina, similar a los compuestos más potentes de la familia del fentanilo como el carfentanilo que también tiene unas 10.000 veces la potencia de la morfina. Y mientras el fentanilo o el carfentanilo son sustancia controladas, las otras no lo son y las puedes comprar en internet sin infringir ninguna ley de momento. Drogas que en 1 gramo esconden 1.000.000 de dosis equivalentes a dosis activas mínimas de morfina.


Estructura del W-18 que 
tiene 10.000 veces la potencia de la morfina.


Llegados a ese punto, uno tiene que empezar a preguntarse si lo que quiere obtener es una droga o entra ya en la categoría de armas químicas, cuyos riesgos abarcan el transporte y manejo (yo entiendo que un gramo de un compuesto así, es un arma química entre otras muchas cosas). 

¿Imagina alguien lo que sería que un paquete con, por ejemplo, 100 gramos de ese compuesto se rompiera en el proceso de envío postal y que contaminase al resto de envíos con una droga de esa potencia? Una droga tan poderosa en función al peso que te bastaría con respirar un poco de su polvo para morir si no tienes el antagonista adecuado a mano (y algunos opioides ultra potentes necesitan de un antagonista más potente que la naloxona porque puede no ser suficiente contra la extrema potencia de esos compuestos).

Por suerte este último compuesto, el W-18, todavía no está a la venta (al menos en esa web). Pero nadie nos dice que no pueda estarlo en unas horas o que esté siendo ya vendido de forma totalmente legal -recordad eso- en cualquier otra web. 

O que cualquier personas pueda solicitar su síntesis a una laboratorio en China, como hizo el periodista inglés Mike Power -autor del estupendo 'Drugs 2.0', subtitulado “la revolución en laweb que está cambiando cómo se coloca el mundo”- hace poco al encargar un análogo legal de una sustancia prohibida a un laboratorio que le realizó la síntesis de unos cuantos gramos por una pequeña cantidad de dinero, y cuya historia publicó junto con las pruebas de la misma y los análisis de la sustancia realizados una vez fue recibida para comprobar que en realidad era lo que se había solicitado. Y lo era.


'Drugs 2.0' del genial periodista inglés Mike Power.


Ninguna de las 3 drogas, AH-7921, W-15 o W-18 son en sentido estricto y químicamente hablando familia del fentanilo, pero sí podrían ser unas primas que realmente funcionan casi como hermanas sobre los receptores opioides del cuerpo humano. Dentro de las drogas químicamente de la familia, ahora mismo se encuentra a la venta en varias webs el compuesto butirfentanilo (sirva de ejemplo aunque hay más) que tiene una potencia nominal de ¼ de la potencia del fentanilo o, dicho de otra forma, 25 veces más potente que la morfina. El precio de un gramo de esta sustancia legal ronda los 80 euros. Todo ello sin salirnos de la web común, sin entrar en zonas oscuras o en la DarkNet (la parte realmente oscura de lo que es la Deep Web) de TOR y Silk Road.

En estos mercados anónimos online de drogas se venden los productos que están prohibidos o que van pasando a estarlo nuevamente, como si fuera una mera circunstancia que no afecta demasiado al resultante. Son los lugares donde la suma de tecnologías ha derrotado finalmente a la prohibición de las drogas, como ocurre con la combinación de TOR como mercado con conexión anónima y de Bitcoin como forma de pago anónima para ambas partes, emisor y receptor, que han hecho de la compra de drogas un asunto que queda entre tu ordenador y tú: se encargan por la noche y días después las tienes en el buzón de tu casa sin haber tenido que ir a un barrio peligroso o tener que moverte en entornos criminales para conseguir una sustancia que deseas.

Las variantes legales de las drogas se consiguen sin necesidad de usar más que Google como buscador y se compran en webs legales, y en Silk Road encontramos el resto de la oferta. Y aquí empiezan distintas ventajas y desventajas que son esenciales tener en cuenta a la hora de evitar problemas con estas drogas.

¿Qué hay de la familia del fentanilo en Silk Road? En Silk Road hay todo tipo de drogas, pastillas, productos de farmacia, productos ilegales y hasta algún producto legal pero que también se vende allí por ser cosas “del mundo de las drogas”.

En el caso del fentanilo hay una primera distinción a tener en cuenta que es de vital importancia: los productos de farmacia vs. los preparados de fentanilo. En ese mercado encuentras varios de los preparados de tipo farmacéutico como los parches de fentanilo o las piruletas de fentanilo desviadas del mercado legal de ese fármaco y, por otro lado, varias presentaciones que no vienen de la producción legal y que no cuentan con los necesarios controles de seguridad para una sustancia así.

Que no vengan del mercado legal se pueden encontrar secantes que contienen distintas cantidades de fentanilo u otro compuesto similar pensados para ser usados por la vía bucal (no para tragar porque el 85% del fentanilo se destruye en el primer paso hepático si se ingiere, así que para absorber por la mucosa) al estilo de los secantes de LSD, también en forma de nebulizador tipo spray nasal, que contiene supuestamente el equivalente a 10 miligramos de fentanilo y que dispensa una dosis de unos 100 microgramos por cada aplicación, en forma pura y también como falsa heroína blanca ya diluido el compuesto en lactosa para rebajar la potencia excesiva del fentanilo.

Distintas presentaciones de fentanilo en el mercado de Silk Road.


Todas estas presentaciones comparten el mismo problema: ¿qué certeza podemos tener en cuanto a la dosis o el compuesto que realmente nos entregan? Ninguna en principio, y sin los servicios de análisis de sustancias de una asociación como AiLaket! que cuente con recursos de muy alta calidad, no podremos saber ni qué nos han vendido, ni cuánto nos han vendido. 

Tratándose de este tipo de drogas es un lujo demasiado peligroso como para aceptarlo porque con drogas de esta potencia no se pueden cometer errores de ninguna clase: el primer error que cometas con el fentanilo, será posiblemente tu último error.

Eligiendo entre las distintas opciones se pone en juego la preparación de cada uno y el riesgo que cada uno piensa asumir. Yo entiendo que ingerir un secante que supuestamente contiene X microgramos de fentanilo (en el supuesto que realmente lo sea) deja mi vida asociada a ese “supuestamente”. Si hay un fallo, es otra droga, está adulterada con otro compuesto o se han equivocado en la dosificación, mi vida estaría en juego, así que sin un análisis previo no lo consumiría. 

Lo mismo puedo decir para todas las demás presentaciones que no vienen de la farmacia, o que incluso viniendo de la farmacia han sido ya objeto de imitación como hemos dicho antes que ocurre con la oxicodona en pastillas (un preparado muy fácil de imitar). El riesgo de usar un spray nasal que teóricamente contiene 10 mg. de fentanilo es el mismo del secante -que mirando su precio es de 3 euros por unidad comprando 10 ahora mismo, y los deja más baratos que los de LSD del mismo vendedor que cuestan 5 euros- e idéntico que el de usarlo en una mezcla con lactosa para rebajar su potencia: no puedes tener certeza de qué droga es la que realmente obtienes y en qué cantidad exacta sin análisis previos.

Sólo hay dos presentaciones que se vendan en Silk Road que parece que -por el momento- no han sido objeto de imitación: los parches de fentanilo y las piruletas. Y de los dos productos, el menos sencillo de imitar es sin duda el parche.

Los parches de fentanilo suelen ser objeto de atención por el colectivo de transportistas, en el que se cuenta con una gran comunidad de usuarios de drogas. El hecho de que pasan a estar con su camión un día en una ciudad y otro día en otro país, les hace buscar recursos para no quedarse sin suministros en caso de ser adictos a opioides en los lugares donde no van a tener fácil conseguir la sustancia. El parche lo usan -en su mayoría- en la forma para que la fue hecho, porque el objetivo según comentan es “no sufrir un síndrome de abstinencia a opiáceos” en primer lugar y a la vez “no dar positivo en los controles de drogas porque el fentanilo -como la metadona que usan igual- no está entre las drogas que comprueban los test de la policía”. 

Es el caso del uso de un recurso legal, que llega al mercado ilegal, y vuelve a la persona a hacerle una función terapéutica (legal) que podría haberle recetado un médico en mejores condiciones y controles que los del mercado negro de donde ha tenido que salir.

Los actuales parches de fentanilo están compuestos de una matriz de un polímero impermeable que lleva adherida una capa de pegamento mezclado con el principio activo. La liberación en contacto con la piel se produce por ósmosis y responde a variables como la temperatura, aumentando la liberación del compuesto al aumentar la misma. Están pensados para proporcionar una liberación sostenida de fentanilo en sangre y lo hacen bastante bien, aunque no llegan a cubrir totalmente las 72 horas de duración que les otorga el fabricante en sus propiedades.

Hay que recordar siempre que un parche de fentanilo usado no es lo mismo que un parche gastado en el que no quede nada: en los parches usados queda principio activo, y queda bastante cantidad en algunos. No los subestiméis, es una sustancia muy potente y cualquier resto es potencialmente peligroso. En este punto cabe insistir una vez más en que todas las medicinas y todas las drogas deben almacenarse siempre lejos de niños y mascotas y en un lugar donde no sean accesibles porque de serlo, un niño tarde o temprano acabará accediendo al lugar y no sabemos los problemas que eso puede generar (desde nada a la muerte). Esto que es válido para todas las drogas y medicaciones es especialmente necesario recordarlo por cómo inducen a confusión los parches en alguien que no sepa lo que son, y aunque no tienen más que las letras del fármaco y la dosificación, no sería el primer caso de niño muerto por usarlo como una calcomanía. 

También hay que tener en cuenta que -aunque no son iguales- cada vez hay más parches como vía de administración de una medicación, desde nicotina a anticonceptivos hormonales y que no sólo niños podrían confundirlo (también podría una chica joven pensando en cogerle unos parches anticonceptivos a la madre de su amiga, por ejemplo).


Parches de 100 microgramos a la hora de fentanilo.


El usuario legítimo de este tipo de medicación es aquel paciente que sufre un dolor crónico de etiología maligna o no, siendo de uso muy común en procesos oncológicos con dolor y menos frecuente, debido a las habituales reticencias del estamento médico a usar opioides a cuenta del estigma asociado por un siglo de guerra contra las drogas, en el que sufre de un dolor que no proviene de un proceso canceroso. Aunque muchos apunten a los pacientes como los que desvían parches para el mercado negro de su propia prescripción, la realidad es que ningún paciente tratado con dichos parches podría sostener su venta mucho tiempo por lo limitado y controlado de la prescripción: la mayoría se desvían desde otros puntos del sistema médico, como profesionales titulados o representantes de laboratorios que los fabrican.

El precio del fentanilo en el mercado negro es bastante alto (sobre 10 euros el miligramo de precio medio) teniendo en cuenta lo barato de su producción y dentro de los productos existentes, los más caros son precisamente los que provienen de la farmacia por su correcta preparación y dosificación: es en los únicos en los que resulta posible fiarse de lo que se les supone, porque de momento no existen datos de su imitación y hacerla resultaría una forma cara y compleja de intentar sacar partido de dicho producto en el mercado.

En estos momentos existe un vendedor -por ejemplo- que ofrece 10 viales de 0'5 miligramos cada uno de fentanilo farmacéutico y el precio que pide está por encima de los 300 euros. Es decir, por 5 miligramos más de 300 euros. Al mismo tiempo, otros vendedores que ofrecen “el mismo producto” en teoría, lo hacen con un precio 10 veces más bajo o menos aún. En este caso, el precio lo marca además del compuesto y las circunstancias específicas del mismo con respecto al mercado, la confianza que inspira al comprador en cuanto a que el producto es lo que dice ser y proviene de una farmacia, con las garantías que ello supone.

Oferta de 10 viales de presunto fentanilo farmacéutico.

Personalmente entiendo que simular un vial farmacéutico de un inyectable de cualquier sustancia es más sencillo que simular un parche de fentanilo por la complejidad técnica de su elaboración, que rinde un producto complejo y eficaz cuya producción queda fuera de las posibilidades de quienes no cuentan con material equiparable al de la industria farmacéutica: hacer un pegamento con una sustancia activa a dosis de microgramos y aplicarlo correctamente sobre una base de plástico fino, imprimir en el parche la identificación del producto y su dosis como otro detalles hacen a esta presentación la más fiable a la hora de elegir entre lo que existe en el mercado negro.

Esa última afirmación hay que cogerla con cuidado y en el momento actual. Hace 20 años la adulteración de la LSD era prácticamente inexistente porque ni resultaba rentable ni casi posible, pero ahora es casi un problema común encontrar secantes de DOB o DOC que dicen ser LSD, y últimamente la adulteración e incluso sustitución directa ha llegado a drogas peligrosamente tóxicas como los NBOME's acumulando ya varias muertes, cosa que la LSD nunca provocaría dada su casi inexistente toxicidad.

De la misma forma, a día de hoy los parches de fentanilo son la forma “más segura dentro de lo muy arriesgado” de acercarse a estas drogas con la certeza de que son el compuesto que dicen ser en la cantidad que dicen ser y no hay datos de que hayan sido “copiados a lo chino” y vendidos como otras medicaciones que son imitaciones de las originales (tenga o no dicho compuesto en ellas), pero ese hecho es cierto a día de hoy, no sabemos qué pasará dentro de 6 meses aunque parece altamente improbable que alguien intente imitar la fabricación de un parche de fentanilo.

Una vez elegida la presentación del fentanilo que entendemos que es la más segura para nosotros (que en este caso son los parches( abordamos el proceso de compra en el mercado que hayamos elegido, hablamos con el vendedor (en este caso era de origen europeo aunque es Canadá quien tiene más accesible el fármaco) sobre su producto y su caro precio, pagamos con Bitcoin y en algo más de una semana tenemos en el buzón de casa una serie de parches de fentanilo con distintas dosificaciones. 

El compuesto invitado había hecho su recorrido sin problemas: sencilla forma de conculcar toda la estructura represiva de la guerra contra las drogas en un simple acto de intercambio comercial entre dos adultos capaces.

No recomiendo a nadie usar fentanilo (ni ninguna otra droga) pero si alguien ha decidido usarlo fuera de lo que es la prescripción de un médico, esta guía es mi aportación para que sepa lo máximo posible sobre lo que hace. Cuanta más y mejor información tenemos sobre lo que hacemos, las posibilidades de una emergencia, un daño o una muerte, se reducen.


'No matan las drogas: mata la ignorancia'.
Frase de Antonio Escohotado.





Pinche aquí:

PS: Esta entrada es la mitad de la entrada original, que por razones de espacio y distribución ha sido dividida en dos partes, el manual introductorio de uso y la segunda, con las fotos (únicas) del proceso completo y las advertencias de reducción de riesgos necesarias. En un día aproximadamente estará colgada.
Espero que os guste y la disfrutéis.

martes, 1 de abril de 2014

Introducción al fentanilo y sus derivados: opioides de alta potencia

Este artículo fue publicado en el mes de Marzo del 2014 en la Revista Yerba.
Sirva como introducción para otro texto que vendrá sobre estrategias de reducción de riesgos a la hora de manejar esos compuestos de alta potencia que se encuentran desde hace tiempo en los mercados on-line de drogas.
Hasta entonces, espero que os guste.

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El fentanilo.


A lo largo de la evolución humana hemos atendido nuestras dolencias con los más diversos remedios. Algunos los habíamos descubierto por ensayo y error, como es el uso de las plantas medicinales, y otros llegaron a nosotros siendo amuletos basados en primitivas costumbres derivadas del pensamiento mágico, como podían ser los remedios curativos basados en supuestas reliquias de santos. 

Eso va cambiando y progresando a lo largo de la historia según el hombre va ganando un mejor conocimiento de su entorno y de la materia, dando un gran salto en el siglo XIX con la aplicación de la química a los remedios naturales usados como podían ser el opio o la corteza de sauce.

Uno de los grandes hitos y fiascos en la historia de la Farmacia -y más en concreto de la farmacéutica Bayer- fue la acetilación de los principios activos de esos dos remedios naturales, dando lugar a dos hermanas en su nacimiento: la aspirina y la heroína. 

Actualmente Bayer prefiere recordar simplemente a la aspirina, pero es una cuestión meramente temporal, ya que su gran fortuna e imperio lo construyó sobre la venta de heroína que publicitó como un remedio superior a los naturales morfina y opio y que, además, tenía “la virtud de no causar ningún tipo de adicción” como se conocía que causaba la morfina. Huelga decir que la heroína resultó ser tan adictiva o más que la morfina, y que tras ese fiasco prefirieron centrarse en la aspirina como analgésico y olvidar el tema de la heroína, aunque a día de hoy mate menos personas que su hermana la aspirina.


Un poco de memoria gráfica del pasado de la Bayer.


La distintas necesidades en los distintos momentos históricos han marcado buena parte de la ruta seguida por lo que entendemos como ciencia, y la síntesis de nuevos compuestos no ha sido distinta. 

Entre las razones que teníamos para modificar los compuestos naturales se encontraba el hacerlos más seguros, menos tóxicos, más potentes y el explorar nuevos usos. Gracias a ese impulso se descubrieron drogas como la LSD que también parten de precursores naturales. Los precursores naturales junto con la información transmitida de forma oral en los distintos pueblos y recopilada por curanderos, chamanes, brujos o médicos según la cultura, eran la norma general, pero eso hacía a los países dependientes en muchos casos de materias primas que ellos no tenían o no podían producir como eran la hoja de coca o el opio.

Los estimulantes pronto fueron sacados del grupo de los precursores naturales ya que la síntesis completa de la metanfetamina -aunque inicialmente se partiera de efedrina- y la de la anfetamina se consiguieron pronto por vías totalmente sintéticas, pero en el caso del opio que hasta el momento había sido considerado por los médicos como “la más importante de las medicinas que Dios nos había dado” seguían siendo dependientes de las fuentes naturales de morfina y otros alcaloides para su uso y síntesis de otros compuestos que sirvieran con igual eficacia de analgésicos narcóticos.

Las grandes guerras del siglo XX fueron la espoleta definitiva para la búsqueda de fármacos y drogas que no estuvieran vinculados a fuentes específicas, así como para crear variantes que pudieran mejorar las fuentes de que se disponían, consiguiendo drogas más potentes y por tanto más baratas de costear. El flujo de grandes masas humanas en conflicto por todo el planeta generaba necesidades especiales como son las propias de las guerras y al mismo tiempo otras nuevas: los ejércitos habían aprendido que resultaba mejor causar heridos al enemigo que causarle muertos, porque los heridos se tienen que atender mientras que los muertos no cuestan dinero. Un ejemplo de las creaciones derivadas de esta forma de hacer la guerra y de responder farmacéuticamente es la metadona, que fue creada en el año 1937 en la Alemania nazi para resolver los problemas de escasez de opio que sufría el país, aunque pronto su uso fue abandonado por los efectos tóxicos y secundarios que mostró durante la fase de pruebas. Tras la 2ª Guerra Mundial fue robada por los servicios norteamericanos a los alemanes y pasó a formar parte de los botines de guerra.

Poco más de una década después del fin de la segunda gran guerra en Bélgica, una pequeña empresa en manos de una familia de médicos, como era la farmacéutica Janssen, sintetizó el fentanilo. Paul Janssen con algo más de 30 años, había sintetizado uno de los opioides sintéticos más potentes que existen hoy día en uso. Pero no era su primera gran hazaña química ya que de sus manos también había salido el conocido Haloperidol, el neuroléptico de mayor uso en todo el mundo durante décadas y hoy día todavía una de las medicinas consideradas esenciales por la Organización Mundial de la Salud. 

Hoy esa empresa tiene 20.000 trabajadores y está integrada dentro de Johnson & Johnson, abarcando incontables campos dentro de la farmacia y otras áreas industriales: ahora son uno de los pesos súper pesados del tinglado a nivel mundial.


Aquí el señor Paul Janssen, 
padre del fentanilo 
entre otras criaturas.



El fentanilo era una molécula bastante simple, que Janssen había logrado en una síntesis química de 4 sencillos pasos partiendo de un precursor que estaba fácilmente disponible. Pero además el fentanilo tenía unas 100 veces la potencia de la morfina, lo cual hacía que su síntesis fuera extremadamente rentable en función al peso y abría sus usos a la anestesia de forma casi generalizada. A día de hoy el fentanilo está presente en los quirófanos de todos los hospitales del mundo y es uno de los anestésicos de primera linea en humanos y animales.


Estructura química del fentanilo.



Pocos años después de su uso como anestésico en la cirugía, se pudieron ver varios derivados no fiscalizados del fentanilo en el mercado ilegal. El más notorio fue el alfa-metil-fentanil que presentaba algunas mejoras claras en cuanto al farmacocinética del compuesto original y que recibió el nombre de “China White” en la calle. 

Fue rápidamente prohibido aunque salieron al menos una decena de nuevos compuestos derivados del fentanilo. En el año 1991 la noticias advertían que en USA se había detectado una droga que calificaban de 'heroína tóxica' y que llamaban “Tango & Cash” que se aseguraba tenía 600 veces la potencia de la heroína. Resultó ser otro derivado del fentanilo que pronto se dejó de vender como tal por el reguero de muertos que dejaba a su paso: los traficantes no quieren ataúdes que traigan a la policía a su negocio sino a clientes satisfechos que repitan una y otra vez.




El fentanilo inauguró una nueva forma de prohibir drogas en el mundo, ya que por primera vez en su prohibición no sólo se prohibía el compuesto, sino la familia de todos los posibles derivados del mismo a través de una estricta ley de análogos, que no ha evitado que a día de hoy el fentanilo no farmacéutico y otros derivados como el acetilfentanil estén implicados en brotes epidémicos de sobredosis entre usuarios de opiáceos.



Los nuevos usos médicos y presentaciones farmacéuticas.


El fentanilo y sus derivados son potentísimos agonistas de los receptores opioides del cuerpo humano, causando efectos similares a las endorfinas que el organismo genera de forma autónoma o a la morfina del opio. Todos ellos actúan sobre los mismos receptores dentro del organismo, variando principalmente en cuestiones como la potencia por peso, la velocidad de absorción, la duración del efecto o la vida media, pero con efectos similares.

Con una potencia 100 veces superior a la morfina tiene dos usos principales: la anestesia quirúrgica y el manejo del dolor tanto crónico como agudo. Por razones de seguridad en su aplicación, durante décadas no estuvo disponible fuera de quirófanos y entornos hospitalarios o de emergencias bajo manejo de profesionales, pero en la década de los 90 se desarrolló una nueva presentación: el parche de fentanilo.

La patente del fentanilo había caducado ya y el beneficio de las farmacéuticas se ha ido modificando en su origen: ya no es sólo la droga que suministran, sino cómo la suministran al paciente. En ese mismo esquema se han encontrado y encuentran todo tipo de drogas que dejaron de tener una rentabilidad extra para las empresas debido al fin de la patente, como las anfetaminas que han pasado a modos de liberación sostenida, las inyecciones de 15 días a unos meses de efecto de neurolépticos, o todo tipo de opiáceos y opioides como es el caso del fentanilo con liberación sostenida o modificada de alguna forma.

Con la presentación en forma de parche se conseguía -no sin problemas- una administración sostenida de fentanilo en dosis óptimas para pacientes que sufrían de dolor crónico o agudo de origen maligno como los casos de cáncer o no maligno como el dolor crónico de distinta etiología.


Caja de parches de fentanilo de 50 microgramos/hora.


En principio los parches eran una mezcla en forma de gel de un alcohol con fentanilo que estaba contenido en un recipiente que permitía la transmisión a través de la piel, pero este modelo de parche se mostró especialmente peligroso ya que el más mínimo derrame del interior del parche de gel podía suponer una sobredosis incluso para un paciente en tratamiento habitual con el fármaco. Posteriormente el parche de fentanilo pasó a ser una fina matriz de un polímero en el que se ha impregnado una resina mezclada con el principio activo y que a la vez funciona como pegamento sobre la piel: de esta forma la tasa de absorción del medicamento es una constante en función de la superficie aplicada y la temperatura de la piel, con variaciones individuales según la grasa corporal y la zona de aplicación.


Aparte del parche la industria farmacéutica ha creado otras muchas presentaciones -con nueva patente y grandes beneficios- para el fentanilo: piruletas de fentanilo, parches bucales de fentanilo, pastillas de disolución inmediata con absorción intrabucal e inhaladores de fentanilo completan la oferta de nuevas formas de administración de la droga a pacientes legítimos en el uso médico.



Piruleta de fentanilo con una dosis de 1'6 miligramos o 1600 microgramos.


Hay que señalar que el fentanilo pertenece a esa clase de fármacos en el que una dosis es suficiente para matar a una persona que no debía usar el fármaco: el fentanilo no se prescribe a pacientes que no tengan una cierta experiencia con drogas agonistas opioides como morfina o similares. Tan letal es la sobredosis de fentanilo que los restos de la droga que hay en un parche usado bastan para matar a una persona. 

Hace unos meses en USA una niña de 12 años moría tras haber encontrado el parche de fentanilo que usaba su abuela en la basura, y habérselo puesto sobre la piel tomándolo por un juguete como una calcomanía infantil, marchándose a dormir con el parche sobre su piel.





El antídoto es la naloxona, que es el mismo antídoto para la heroína, morfina, metadona o cualquier otro agonista opioide, pero cuya distribución es casi nula comparada con la extensión del número de consumidores de opioides de prescripción y de los familiares que están cerca de esas medicaciones, y por tanto ven aumentadas sus probabilidades de tener un percance con dichas sustancias. A pesar de ser una sustancia de coste despreciable y de poder administrarse mediante inyección o mediante nebulización, la difusión de la naloxona como elemento esencial de la reducción de riesgos en el uso de fármacos es una asignatura pendiente en todos los países.



El fentanilo como arma química: 
combatiendo el terrorismo con drogas.


El 23 de Octubre de 2002 un grupo terrorista formado por unos 50 integrantes tomaba al asalto un teatro de Moscú en mitad de una función, cogiendo como rehenes a los actores y a los espectadores junto con el personal del teatro. 

El asunto pintaba muy mal desde el principio, con terroristas bien entrenados y fuertemente armados, parapetados entre explosivos y dispuestos a morir en una demostración de fuerza frente al gobierno ruso al que le exigían la retirada de todas las tropas de la región de Chechenia. El grupo terrorista logró hacerse con unos 900 rehenes ya que de la toma del teatro sólo pudieron escapar unas 90 personas.


Imagen del asalto al Teatro Dubrovka por el comando terrorista.


El secuestro empezó a dilatarse días y el gobierno de Putin acabó tomando una decisión que, como poco, estuvo muy mal planificada. Dado que no había forma de asaltar el teatro donde se encontraban los rehenes sin que los terroristas hicieran volar todo por los aires con explosivos, se decidió utilizar un agente químico desconocido: el Kolokol-1. Su estructura no ha sido declarada aún por los rusos, pero se sabe que es un aerosol compuesto por un gas anestésico llamado halotano y un derivado ultra-potente del fentanilo que podría ser hasta 10.000 veces más potente que la morfina.

El agente químico se infiltró por los conductos de ventilación hasta llenar todo el teatro con una concentración anestésica de dichas drogas, de manera que literalmente anestesiaron a todos los ocupantes del recinto con una dosis masiva de opioides. Eso cayó como una bomba sobre los agotados cuerpos de aquellos que llevaban 3 días soportando y manteniendo un secuestro, provocando la muerte de 128 rehenes por causa de las drogas usadas mientras morían sólo 2 rehenes por la breve reacción de los secuestradores al ver lo que ocurría. 


Cadáveres del interior del Teatro 


La falta de suficiente naloxona a la salida del escenario de crisis, y en los hospitales que recibieron a las víctimas, fue una de las causas del elevado número de muertes que dicha acción provocó. Sin embargo el pueblo ruso, días después, consideraba en un abrumador 83% que Putin había gestionado bien la crisis a pesar de los muertos: el fentanilo había entrado con alabanzas en la historia de las armas químicas.


El resultado de la acción de Putin con el kolokol-1 en víctimas inocentes.




Su historia en España.


La mayoría de las personas que no hayan tenido relación con el fármaco o con un paciente que lo tomase, es probable que nunca hayan oído hablar del fentanilo. Incluso entre quienes usan los parches de este fármaco, a veces los llaman incorrectamente “parches de morfina” y mucha gente lo entiende así para simplificar y evitar mayores explicaciones.

Sin embargo es más fácil que recordemos en nuestro país el nombre de Juan Maeso: el anestesista que transmitió la hepatitis C a casi 300 pacientes en hospitales de Valencia. Se ha dicho que era un adicto a la morfina pero en realidad la morfina se le quedaba corta: era adicto al fentanilo.


No todos los yonkis llevan malas pintas; 
algunos incluso trabajan 
como anestesistas en los quirófanos.


Juan Maeso se inyectaba fentanilo “Fentanest” usado para anestesia y otros opioides de lotes que había infectado con el virus de la hepatitis C debido a su uso repetido con jeringuillas reutilizadas. 

Condenado a 2000 años de cárcel de los que sólo cumplirá unos 20 y a indemnizar a cada víctima con medio millón de euros, que pagó el estado como responsable subsidiario, este adicto de alto nivel con la más alta formación médica posible con respecto a las drogas adictivas, fue el mayor vector de transmisión individual conocido de una enfermedad crónica por el negligente uso y cuidado de las drogas y sus dispositivos de inyección.


A pesar de saber que 
estaba contagiando su hepatitis 
a los pacientes, seguía usando las mismas jeringuillas
 para inyectarse él y a ellos posteriormente.


El anestesista Maeso -como otros muchos profesionales del ramo, que son el grupo laboral más afectado por las drogas adictivas- podría haber sido un consumidor de dichas drogas toda su vida sin haber causado daño a nadie, evitándole a la historia otro caso en el que el daño causado a terceros no está ligado directamente al consumo de drogas -como sería un accidente bajo sus efectos- sino al régimen de prohibición general sobre las drogas que derivó en ese uso despreocupada y chapuceramente clandestino por parte de quien debía ser su adecuado gestor, creando un precedente terrible en la historia de la medicina en España.



viernes, 14 de marzo de 2014

¡Dios salve a la Reina! Drogas y política en el Reino Unido - UK



Este texto sobre el panorama en UK en cuanto a su historia, política y leyes sobre drogas fue publicado en el mes de Febrero de 2014 en la Revista Yerba
Espero que os guste.

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Regulación y política de drogas 
en el Reino Unido.


Nuestros vecinos de las islas que agrupan a Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte son un caso a tener presente en la futura evolución de las políticas de drogas que se vayan abordando en Europa, dado su peso específico y su posición geopolítica como aliado esencial de los USA y sus políticas globales.

¡God save the Queen! 

Reino Unido tiene una historia peculiar en cuanto a las drogas, que tiene mucho que ver con lo que culturalmente son como pueblo y conservan como tradiciones -y en este bagaje comparten con el español- en lo que a asuntos como el excesivo consumo de alcohol atañen. Tanto consumen (y de una forma tan poco inteligente) que es la primera causa de muerte en varones menores de 50 años. Eso y no haber sufrido una enloquecedora Ley Seca durante una década y media como la Volstead Act en USA -que fue el germen de las primeras narcomafias- es lo que más los separa de sus primos americanos y más les acerca a sus vecinos continentales: les gusta beber y nunca en la era moderna lo han tenido reprimido de alguna forma, hasta ahora.

A lo largo de la historia del siglo XX, el Reino Unido ha ido adoptando aquellas posiciones que surgían de la política norteamericana. Fue uno de los 12 firmantes iniciales -hace un siglo- de la primera resolución con aspiraciones internacionales para el control restrictivo de los estupefacientes, iniciado con la conocida Convención de La Haya prohibiendo cocaína y morfina, y ampliado mundialmente al ser incorporado al Tratado de Versalles con el que se dio por cerrada la Primera Guerra Mundial. 

En el año 1931 la prohibición sigue creciendo a otras sustancias con el tratado promulgado en Ginebra, ampliándose a nuevas variantes químicas de las drogas ya prohibidas, y en el año 1961 se actualiza y consolida como paradigma absoluto con la entrada de la mayoría de los países al tratado de la Convención de Viena, con una actualización propia del Reino Unido -conocida como la Prevention of Misuse Act de 1964- por su epidémico problema de abuso de anfetaminas que despuntaba en aquel país.

Unas así me voy a comer yo el día de mi cumple.


Llegando a la guerra contra las drogas 
como institución y misión moral.


Cuando el asunto se empezó a poner más feo, gracias al enfoque bélico del tema aportado por el esperpéntico Richard Nixon en 1971 al lanzar a nivel mundial la guerra contra las drogas apoyada militar y policialmente, en el Reino Unido sacaron su adaptación de la convención de Viena conocida como la Misuse of Drugs Act o Ley sobre Abuso de Drogas.




Esta ley sienta las lineas generales de clasificación de drogas para su uso médico y traza la linea de aquellas que no tienen cabida -según sus criterios- en la práctica, uso o experimentación con humanos. Al mismo tiempo la ley se aleja de los postulados tradicionales -de claro tinte liberal- que imperaban en el uso y tolerancia de los ciudadanos ingleses, empezando a verse sobreinfluenciada por sus socios de los USA y sus convenciones morales mucho más restrictivas e interventoras en cuestiones de la autonomía del individuo.

Establece 3 categorías generales de sustancias fiscalizadas y una excepcional conocida como temporal. Otra categorías son las drogas de Clase A como heroína, cocaína, crack, LSD, MDMA. La Clase B son el cannabis, las anfetaminas, el metilfenidato que se le da a las personas con trastorno de hiperactividad, y la relativamente nueva metoxetamina o MXE (un pariente de la ketamina).

Hay un hecho diferencial en esta legislación que merece la pena reseñar: cualquier droga de Clase B, si es preparada para ser inyectada como forma de consumo, pasa a ser una droga de Clase A. Algo totalmente único a la hora de clasificar las drogas incluir un criterio que implica a la ruta de administración elegida por el usuario, pero fue la triste respuesta que allí le dieron al incipiente problema de la anfetamina por vía intravenosa.


A lo mejor lo de castigar más duramente los inyectables 
lo hacían para salvar a los deportistas... no? 


Cabe mencionar que no ha servido de mucho esa diferenciación en la ley, porque el uso de drogas por vía intravenosa -no sólo opiáceos- a día de hoy en el Reino Unido es uno de los más altos de toda la Europa occidental.

En la Clase C reposan sustancias como las benzodiacepinas tipo Valium o los esteroides anabolizantes al lado de la ketamina -a la que ahora quieren reclasificar- o el GHB y otros agonistas GABA. Y en la clase temporal, aquellas sustancias prohibidas por la vía rápida mientras son situadas en una de las otras clasificaciones posibles o descartadas para su fiscalización.

Aparte, y mediante leyes de análogos químicos, se han prohibido cientos de posibles sustancias existentes o no -igual que en los USA- según la química iba aportando nuevos compuestos y el público aprendiendo a usarlos para evadir la prohibición sobre otras drogas. Esas medidas se han mostrado muy poco útiles, ya que UK ostenta el dudoso honor de ser el mayor consumidor de los llamados “legal highs” de toda Europa, con el grave riesgo que eso implica para la salud de las personas que buscan evitar sanciones legales y encuentran a cambio serios problemas médicos, como la muerte o serios daños en sus sistemas neurológicos y regulatorios, con las más diversas y desconocidas consecuencias de consumo por ser sustancias inexploradas en su mayoría.

Las sanciones que la ley impone por simple tenencia de algunas drogas como la heroína, la cocaína o la MDMA llegan hasta los 7 años de cárcel, y a sentencias de cadena perpetua si la tenencia era destinada a su distribución. 

Dicha medidas sólo alcanzarían a las drogas de Clase A y a las de clase B cuando van a usarse en modo parenteral (mediante inyección)

En el caso del cannabis, la posesión puede acarrear penas de cárcel de hasta 5 años si es para consumo propio y de hasta 14 si es por tráfico. La misma horquilla sancionadora sirve para las drogas situadas en la Clase Temporal de restricción, como los “legal highs” que van quedando prohibidos con el paso de los años.

Obviamente existen mecanismos de “no aplicación” de la ley sobre el ciudadano corriente -sin seguridad jurídica alguna- con todo su peso ya que, de hacerlo, en poco tiempo no tendrían ciudadanos sobre los que aplicarla que no estuvieran ya pagando multas o cárcel. 

Aún así la tasa de encarcelación en relación a delitos por drogas es tan alta como en el resto de los países que entusiastamente secundaron las ambiciones prohibicionistas de USA y las aspiraciones morales de la ONU de un mundo sin drogas. Y ese hecho es una de las razones que está haciendo que algunas sociedades ya vean el final inevitable de ese sistema de lidiar con las drogas que, queramos o no, existen: no caben más presos, no podemos encarcelar a más gente creando un problema peor que las drogas en sí mismas.



El colapso de la credibilidad 
en la política de drogas oficial.


A la vez que la Misuse of Drugs Act se creó un ente que gestionase los temas de drogas en el Reino Unido, y esa institución fue la “Advisory Council on the Misuse of Drugs” que actúa como consejo consultivo sin carácter vinculante para el gobierno del estado. Sus miembros están nombrados -obviamente- por el gobierno, que pone y quita a su antojo al modo que el Plan Nacional Sobre Drogas va cambiando sus gestores en España. Hasta hace relativamente pocos años, ese organismo se comportó siempre como un acólito de la política de drogas implementada por el estado, aunque por propia definición carecía de un sentido científico en su clasificación y razones para fiscalizar unas drogas y no otras.

Este vídeo es de cómo se rieron 
de todos los políticos y drogabusólogos en UK 
unos ocurrentes periodistas 
con una droga inventada: el CAKE.

La tendencia que durante décadas siguió la institución fue la de alarmar sobre drogas en lugar de educar sobre drogas -al igual que sus homólogas en la mayoría de países- y la realidad ha ido provocando una profunda escisión entre los mensajes de las instituciones del estado manejadas por sucesivos gobiernos y los ciudadanos como simples consumidores de drogas. Al final, las instituciones hablaban pero su mensaje parece no tener efecto sobre una sociedad que cada vez consume más drogas y de una forma menos inteligente, maximizando el daño con un enfoque punitivo.

Ay mi niño!!! Que él nunca ha tomado drogas!!
Obsérvese la carita de ángel que tiene 
y el puestón que lleva en comisaria.


Esa forma de manejar los asuntos de drogas, en el mayor órgano consultivo al respecto, que tenía el Reino Unido llegó a su fin de la mano de un hombre que llegó a la presidencia del mismo en el año 2008. No era un desconocido. Era ni más ni menos que David Nutt: un reputadísimo miembro del mismo órgano con una intensa carrera científica -como psiquiatra y neuropsicofarmacólogo- sobre ciertas drogas, que el año anterior había levantado las ampollas de mucha gente al publicar en “The Lancet” un artículo en el que se proponía un método racional para evaluar los riesgos de todas las drogas existentes y actuar de acuerdo a resultados científicos


Sí, el alcohol causa más daño que 
la ketamina, las anfetaminas, 
las benzodiacepinas, el tabaco (¡¡!!), 
el éxtasis o la LSD. 
Lo digo yo que soy científico 
y para eso estudio, cojones ya!!!


Dicho así puede parecer normal, pero la realidad es que lo que dicho artículo hacía era dejar claro que la política del gobierno en drogas no surgía con el fin de atender la salud pública o con una serie de pasos racionales: las drogas más letales eran legales, algunas que no causaban daños estaban clasificadas en los peores grupos, y las decisiones para incluir o no sustancias en los nichos que había creado la Misuse of Drugs Act eran de carácter puramente político o de intereses económicos, como los de los lobbies del alcohol y del tabaco, que nada tenían que ver con la ciencia.

David Nutt llevaba ya 7 años como máximo responsable de la comisión técnica de dicha institución cuando ascendió a la presidencia. Además de su trabajo con los receptores cerebrales GABA y las variantes de las benzodiacepinas, era el científico que había dejado claro que las decisiones sobre drogas en el Reino Unido se tomaban por criterios que eran totalmente acientíficos, en contra de lo que la mayoría de los ciudadanos podrían esperar. Aquellos trabajos publicados, viniendo de quien venían, suponían un ultraje para el propio gobierno, que veía como su mayor especialista les plantaba cara ante la gente, exigiéndoles que se usasen criterios científicos para desmontar la estructura represiva sobre las drogas.


La gota que colmó el vaso 
es la gota que despertó a la cascada.

En el año 2009, David Nutt se dedicó a decir la verdad sobre ciertas drogas: aceptó como punto de partida que el cannabis no se podía considerar una droga totalmente segura porque ninguna está exenta de riesgos, pero que aún así, la clasificación del cannabis en la actual situación -cazando consumidores de bajo nivel para “protegerlos de ellos mismos”- era un daño a la sociedad. Le frotó lo morros a varios psiquiatras de corte clásico y formación de drogabusólogos en muchas de sus afirmaciones, y la cuestión llegó a verse como un enfrentamiento directo contra el gobierno y sus fuentes.

En ese contexto de tensión porque el organismo encargado de las drogas en Reino Unido no hacía nada bien, Nutt publicó una editorial en la Revista de Psicofarmacología en la que comparaba los accidentes provocados por dos actividades distintas: montar a caballo y tomar MDMA.
Los datos no mentían: montar a caballo provocaba 1 situación de emergencia cada 350 ocasiones, mientras que tomar MDMA creaba dichas situaciones en una proporción de 1 cada 10.000 ocasiones.

¿Es más peligroso montar a caballo que tomar una dosis de MDMA? , lo es.

Esa misma linea de trabajo, estableciendo comparaciones entre los daños reales de las drogas y de actividades lúdicas, cinegéticas o deportivas, lo ha desarrollado en nuestro país el psicólogo Eduardo Hidalgo Downing en su estupendo libro “Hedonismo Sostenible”, de una manera tan abrumadora que no deja lugar a dudas. 

Foto del autor 
que aparece en portada 
de dicho libro. 

Pero David Nutt era el máximo responsable de la parte “científica” de la política de drogas en ese momento, y con esas afirmaciones estaba dejando al gobierno con el culo al aire. La campaña que eso desató en los medios fue intensa y despiadada, haciéndole parecer como un insensible que no tenía respeto por los padres de los fallecidos -supuestamente- por MDMA, en lugar de aceptar lo que él mismo explicó: “la gente tiene que aceptar todas que las actividades cotidianas de su vida llevan un riesgo asociado y lo único que hemos hecho ha sido compararlos dándolos a conocer”.



Todo tienes sus riesgos 
y hasta respirar -o no respirar- 
también nos mata.


Nutt también se enfrentó con el gobierno usando muy duras palabras para describir la aberración que suponía reclasificar el cannabis como droga de Clase C a Clase B (tras 5 años en la clase menos punitiva) y la insensatez general que estaban cometiendo por criterios únicamente políticos y para favorecer los intereses de los mercados de alcohol y tabaco




Así tienen los lobbies 
del tabaco y el alcohol 
a las mariconas de los políticos 
que nos gobiernan. 
Foto real.


Poco después, a finales de octubre de 2009, David Nutt era retirado de la presidencia del organismo en una mezcla de dimisión y renuncia forzada, que abrió aún más el escándalo. Pero él lejos de asustarse, en unos días anunció públicamente que tenía respaldo económico para montar una institución científica no controlada por el gobierno para asuntos de drogas, llamada “Independent Scientific Committee on Drugs”.




Así fue: la salida de Nutt arrastró a varios científicos más de alto nivel que, avergonzados por el comportamiento de su propio gobierno, decidieron irse con Nutt al recién creado comité científico



Esta nota fue la respuesta rápida 
de los científicos serios 
al lameculos político de turno 
cuando les dejaron mirando al Támesis. 

Nutt y sus colegas escenificaron el peor escenario para la política represiva de drogas: un organismo creado por los mejores científicos que, a la vista de la inutilidad de la antigua institución para cumplir sus funciones, iban a estar trabajando para aportar ciencia al futuro de nuestra relación con las drogas... y sin ningún tipo de control político!



El paciente inglés, a día de hoy.


Reino Unido sufre un caso único de bicefalia, informativa y formativa, en el que dos sectores de científicos -agrupados por criterios políticos unos y por criterios científicos los otros- se ven enfrentados en los medios a la hora de dar datos sobre drogas. Existe la rama oficial que desprecia los avances científicos vs. los científicos que desprecian las decisiones políticas

Para animar más el asunto, Nutt y sus colegas en el año 2010 publicaron una valoración de todas las drogas en el plano del daño al propio individuo y el daño causado a la sociedad. Las 2 drogas más peligrosas del estudio resultaban ser el alcohol y el tabaco, como no podía ser de otra forma.



Hola!! Somos nosotros dos, 
tus amigos legales 
el tabaco y el alcohol... 

Viva la política de drogas oficial 
y el coño de la Reina Madre!!

La suma de hechos ha acabado forzando al gobierno inglés a enfrentar el asunto de otra forma y, el nuevo máximo responsable de drogas en el país, el político demócrata liberal Norman Baker, dijo hace unas semanas que el cannabis legal debía ser una opción a considerar y que sus riesgos y daños eran obviamente más bajos que los de drogas como tabaco y alcohol. Una opción, pero no una prioridad.


Lo lleváis claro si pensáis 
que este tipo va a 
legalizar el cannabis en UK. 
Sólo está poniéndose de canto 
para ayudar a que le entre mejor el supositorio.

Resulta obvio que el cannabis ya ha iniciado su propio proceso de regulación e integración normalizada en muchos países, a pesar de sus políticos. Eso no quiere decir que se vayan a denunciar mañana los tratados que no permiten dicho paso, sino que los países se están preparando para hacerlo de forma orquestada. 

Es un primer paso en desmontar el costoso andamiaje de la guerra contra las drogas, pero puede conducir a una situación tan grotesca como estar arreglando goteras menores en el tejado de casa mientras las habitaciones están ardiendo, por la desatención a otras sustancias que realmente sí poseen un nivel de peligro mucho más elevado y que están causando graves daños mientras flotan en el mercado sin regular de drogas.

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PS: Cabe añadir un detalle en que poca gente ha reparado, antes de hacer afirmaciones sobre las tablas de daños  de Nutt, y es lo que él llama Heroína y Cocaína.

Sitúa a la heroína y la cocaína en las dos drogas con mayores peligros, pero no hace hincapié en que ambos se caso se refiere a heroína y cocaína "callejeras" ya que no es aplicable a la heroína farmacéutica o diamorfina que se receta habitualmente en Reino Unido o a la cocaína pura farmacéutica que siguen teniendo disponible en su sistema de salud.

Sin embargo hace esa distinción a la hora de mencionar la metadona: la llama "metadona callejera" (street methadone).  

Por tanto queridos drogabusólogos, contened vuestras campanas porque habría que ver una buena evaluación de los riesgos de cocaína y heroína si fueran puras y legales, y no "street drugs". :)