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martes, 18 de abril de 2017

Amsterdam pierde el título de "Meca del Cannabis".

Este texto fue escrito tras una visita (20 años después de la última) a Amsterdam, para encontrarme cómo se había degradado la ciudad en el plano cannábico, cómo se trataba a los fumadores de tabaco como apestados y como se permitía ahora mezclar alcohol y cannabis en nuevos bares que -sin embargo- no podían venderte cannabis, ni permitirte fumar tabaco ni siquiera dentro de tus porros. La yerba no era mala, pero siempre era cara. Bueno, había alguna que sí era mala, y le ponían de nombre "orgánica" y la pagaban igual los pardillos amantes de "lo natural".

Lo cierto en es que cualquier CSC de España, eso que se esconde bajo el modelo asociativo -prostituyéndolo- y donde los "socios" desconocen siquiera lo que es una Asamblea General, hay mayor variedad de marihuana, de hash, así como extracciones tipo BHO o Shatter que en Holanda se consideran "droga dura" directamente (y te piden 200 euros por un gramo y cosas así) así que considerar  Amsterdam "la meca del cannabis" es una bonita mentira nostálgica: la meca del cannabis a día de hoy se llama España, y todos los saben ya.

El texto fue publicado en Cannabis.es, y esperamos que os sirva de aviso para los que tengáis pensando en ir a gastar vuestro dinero allí. ;))

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¿Quién no ha soñado con irse unos días a Amsterdam

¿Qué fumeta no ha deseado nunca ir a ese mágico lugar donde la yerba se vende legalmente -al por menor- y donde la policía no disfruta acosando hostilmente a quien se fuma un porro o toma otras drogas?

Yo creo que todos los amigos del cannabis -de una u otra forma- han idealizado el viaje a esa ciudad, paraíso de la marihuana y ejemplo ofrecido ocasionalmente a seguir para el resto de países como modelo regulador. Seguramente todos hemos argumentado a favor de un modelo de “normalización” como el holandés, a pesar de sus fallos ya que no cubre todo el proceso relativo a la planta y sus derivados sino sólo a su venta al por menor, pero era bastante para el usuario que simplemente compra y consume, se viera fuera del circuito legal de represión mediante prisión o multa. Y sí, es cierto: el modelo holandés es mejor que no tener modelo o que la prohibición a secas, aplicada además con torpeza.
Pero... ¿hasta dónde está dando de sí el modelo holandés? Decía Javier González, en su estupendo análisis sobre “el supremazo” contra los CSC, que el modelo CSC en España era -jurídicamente- un “traje al que se le revientan las costuras”. Pues al traje holandés no es que le vaya mucho mejor, y menos cuando sigue basándose en “hacer la vista gorda” con el mercado negro por un lado, mientras asfixian la parte legal con un modelo ultra-regulador. ¿Suena mal? Pues sienta peor.
Al llegar a Amsterdam, vía Schiphol que es su aeropuerto internacional, lo primero que me llamó la atención (que no había visto en viajes anteriores) al desembarcar del avión fue una “smoking area” dentro del propio aeropuerto, en la zona de seguridad-tránsito. Me llamó la atención porque -aunque estaba “adosada” a una oportuna cafetería- no era un servicio que prestase la cafetería sino el propio aeropuerto. 

Me pareció un detalle inteligente lo de no olvidar que hay bastante gente que fuma tabaco, que no deja de ser una droga adictiva, y que es mejor que haya un lugar donde poder fumar que tener que ver a la gente, en tránsito y esperando horas otro avión, escondida en los servicios para poder echarse un pitillo (una vez que cruzas el control de seguridad, no puedes salir a fumar a ningún lado). Lo que ya me sorprendió más, y no tan agradablemente, es que al salir de cualquier puerta de dicho aeropuerto te indicaban más “smoking areas” que estaban pegadas a las puertas de salida: ¿si estoy en la calle, a cielo abierto, necesito una zona de fumadores para encenderme un cigarro? 





No me quedó nada claro el propósito de esas “smoking areas” pero no le di mucha bola al tema, y agarramos el primer tren hacia Amsterdam Central Station que tuvimos a mano: teníamos ganas de ir a meternos en el fregao del Barrio Rojo y ver cómo estaba la zona, y eso hicimos tras un breve check-in en el hotel.
Llegamos a la entrada del Barrio Rojo en unos minutos, para comprobar (con bastante tristeza y nostalgia) que el Grasshopper -posiblemente el más reconocible y bonito de los coffeeshops para cualquiera que haya visitado la ciudad, por su colocación privilegiada y gran tamaño- había dejado de ser un coffeeshop para convertirse en... un bar para turistas sin nada que ver con el cannabis.
Aunque el Grasshopper era un lugar que tenía un excelente servicio con el cannabis -disponían de microscopios potentes para poder ver el cogollo con extremo lujo de detalles como parte del servicio- y que su calidad siempre fue muy alta, era también uno de los sitios que a la vez tenía los precios más altos. Por eso casi nadie lo tenía como su coffeeshop de referencia, una vez que conocías un poco el lugar. Así que sacudiéndome la nostalgia, tiré calle hacia delante para ir al “Speak Easy” que, también, había sido reconvertido en una especie de bar y en una tienda que hacía dulces: no existía ya. Y metros más adelante, pude ver el coffeeshop donde solía desayunar, totalmente cerrado y en un estado lamentable de conservación: el Baba, otro de los más conocidos coffeeshop del lugar, había muerto también (ya sólo existe como tienda de souvenirs en otro lugar).
Los 3 primeros coffeeshops que intentaba visitar en Amsterdam, y que había conocido durante años en mis viajes allí, habían desaparecido. ¿Qué estaba pasando? 





Quise pensar que sería una mala casualidad y nos zambullimos más en el Barrio Rojo buscando otras opciones, tirando también hacía la zona de clásicos ya bien metidos en los canales del Red Light, como The Bulldog (el original primer coffeeshop de Amsterdam y toda su franquicia actual de tiendas y hoteles).

Vimos algunos lugares que hacían uso de la palabra coffee, que invitaban a pasar a fumar porque tenían una “smoking room” e incluso que te dibujaban hojas de marihuana y te dejaban claro que, allí dentro, podías fumar tu cannabis: muy muy parecidos -solo en apariencia- a un coffeeshop pero sin serlo, porque allí no se venden cannabis y sí cerveza y otros alcoholes. Al final nos decidimos a entrar en un coffeeshop, que aunque nos trataron con amabilidad y corrección, podía inspirar poca confianza a primera vista: un sitio pequeño en el que se veía trasiego de gente constante, pero apenas sin barra (pequeña) y con un par de sitios para sentarse, gestionado por inmigrantes escuchando gangsta rap a toda hostia y viendo combates de artes marciales mixtas en la tele. El material que vendían no debía ser malo, porque no paraba de entrar gente -más residentes que turistas- a pillar. Pero eso de entrar, tomarse un café o un refresco y ver la carta, elegir, hacerte tu canuto y fumártelo tranquilamente charlando con quien te tocase al lado, era algo inexistente: no me extraña porque cada vez son menos acogedores esos lugares.
Pillé un clásico de la zona, Northern Lights, que estaba a “buen precio” si miraba los demás: a 8 euros el gramo cogiendo 2 gramos. Fue mi primer contacto con la nueva carta de precios, que se extendía desde esos 8 euros al gramo hasta los 20 euros el gramo que pedían por el 25% de las variedades con nombres más nuevos. ¿¿20 euros el gramo?? Ya podían ser cogollos de Swarosky para valer eso.
No quise irme sin echar un vistazo al hash, y vi un par que estaban baratos (unos 8 euros el gramo) y decidí llevarme un par de gramos de un hash, afgano de nombre, que dudo que tenga nada que ver con dicho país. Una calidad mucho más baja de que la estoy acostumbrado a fumar en mi propio barrio de ciudad española, a más del doble de precio. 

Pero no era lo único llamativo, porque tenías diferentes hash que oscilaban entre los 20 euros el gramo y los 90 euros el gramo. Sí, 90 euros el gramo de algunas variedades de “supuesto ice-o-lator”. A mí eso de pagar un gramo de hash más caro que un gramo de cocaína, es algo que me supera. Puestos a ver hasta donde había llegado la escalada de precios, pregunté por extracciones tipo BHOWax o Shatter, pero son ilegales (aunque se venden bajo cuerda en algunos lados) para la ley holandesa que las considera “droga dura” (allí siguen con la división de duras/blandas y no parece que se muevan). 

Al final, los encargados del local me facilitaron la dirección de un coffeeshop -y el nombre de la persona- que “tenía extracciones” pero cuyos precios empezaban allá por el infinito, de mucho más de 100 euros el gramo. Llegaron a hablar de 200 euros por gramo de algunas extracciones vendidas, pero que la demanda de dicho producto era entre muy baja y bajísima, quedando prácticamente reservada a los pirados que busquen “la última experiencia con el THC” y sean capaces de soltar 200 euros por un gramo. Con esos precios es normal que consideren que son “drogas duras”, sobre todo para el bolsillo.




Durante los 7 siguientes días, estuve con un buen ritmo de unos 3 o 4 coffeeshop distintos al día, pero lo que vi sólo fue empeorando el panorama. Encontré algunos coffeeshop que vendían “shaken” y que te lo explicaban como que eran los restos que habían ido rompiéndose al manejar los cogollos, pero dadas las cantidades que tenían sumados al estado, olor y apariencia de los mismos restos, parecían cogollos troceados que habían sido “pasados por mallas” para retirar parte de su resina, y la rebaja de precio (unos 2 euros menos que las yerbas medias) no compensaba ni el intento. Encontré el añorado “skuff”, que es una especie de hash hecho con restos de Super-Skunk prensados y que tiene un color verde claro, pero a un precio que era más de 5 veces superior a lo que había pagado por él en otras ocasiones y pasé de pagar semejantes precios.
También es cierto que encontré, en una yerba de 16 euros el gramo (no lo más caro del menú; el precio de una buena variedad “cheese” que ahora es moda allí como lo fueran hace décadas el Skunk y derivadas) de la que me dieron un cogollo que, aparte de que me causó tos hasta hacerme un desgarro muscular, era lo más lleno de resina que he visto en mucho tiempo, por dentro y por fuera. Realmente ese sí que parecía una pieza de cristal de Swarosky en sus tricomas, tanto que le perdoné la vida esa noche, y me lo fui fumando con calma a lo largo de mi estancia. Y no era “lo más caro” pero era sin duda lo mejor que he visto esta ocasión: realmente una excepción, esa en que te toca el cogollo perfecto. También vi mucha “mariwarra” que pretendían que pagases a 14 euros el gramo porque era bio-orgánica, o porque era una thai de exterior, o por cualquier otra presunta razón pero “mariwarra”. Y lo que no vi, en general, es una cultura del cannabis ni entre sus propios “profesionales”.
Tuve la suerte de toparme -una noche al volver de un museo- con un coffeeshop llamado Utopia, que fue el primer coffeeshop donde estuvimos realmente a gusto. Ninguna yerba superaba unos razonables 14 euros y eran todas primeras calidades, indicas y sativas. Pero sobre todo, la música no estaba puesta para echarte -la chica que regentaba el local en fines de semana tenía un gran gusto musical, nada estridente- ni te obligaban a encerrarte en una sala aparte -he estado en fumaderos de crack con mejor presencia que muchas de esas salas- si querías fumarte tu porro con tabaco. No es una exageración, ahora a los coffeeshops les están apretando las clavijas -a base de multas cuantiosas y sanciones que incluyen el cierre pero por permitir fumar tabaco en los porros. Incluso en esos cafés, que sin ser coffeeshop te permiten fumar cannabis, te ponen encima de la mesa una mezcla herbal para que no uses tabaco, porque está prohibido. Suena un poco a que el regulador ha perdido el norte: ¿me puedo fumar aquí un canuto de marihuana, pero le meten 3000 euros de multa al local si me lo hago con un cigarro? Vale que puedas aspirar a un lugar libre de humos, pero eso de perseguir el tabaco donde está permitido fumar cannabis, me parece otro ejemplo de ultra-regulación asesina.

Ese tema fue el inicio de la excelente conversación que tuve con la chica que llevaba el Utopia, y en el que me contó que estaban sobreviviendo como podían, diezmados por nuevas regulaciones que impedían nuevas aperturas, forzaban mayores cierres, restringían horarios y con un permiso para seguir funcionando por 6 meses más, que esperan -por costumbre- que se alargue. Pero el supremo de dicho país ya ha dicho que eso de venderle drogas a los turistas, no. Que las drogas sólo para los residentes en el país, y aunque la norma -de momento- no se aplica en Amsterdam, es otra espada de Damocles colgando sobre los coffeeshop, que van cerrando por distintas razones (forzosas por nuevas regulaciones locales o económicas por asfixia impositiva) y que no se volverán a abrir. 




La opinión más sólida que escuché sobre la situación, fue que el gobierno seguirá dando prorrogas hasta que llegue una legalización regulada, que permitirá cultivar solo unas determinadas variedades con control estatal, como en el tabaco. Un modelo estanco que ya auguran que no funcionará, porque esa restricción de variedades, posiblemente basadas en la potencia medida en THC, aumentará el mercado negro ya alimentado -por los propios residentes- debido a los excesivos precios finales que fuerza “el modelo holandés”.
Lo que más gratamente me sorprendió de lo visto es que, a pesar de los abusivos precios del cannabis allí, por más que busqué en los distintos smart-shops el menor rastro de cannabinoides sintéticos, e incluso pregunté insistentemente a varios dependientes y dueños que se prestaban a la charla, no pude encontrar nada. Y sólo una persona -en una de esas tiendas de “otras drogas legales”- conocía algo de lo que le estaba hablando, y le sonaba de UK pero no de Holanda.
Ni rastro de la marihuana sintética con sus tremendos riesgos para la salud: el cannabis sigue siendo la mejor barrera de salud público contra esas drogas, incluso pagando 10 euros por cada porro que te vas a fumar.



miércoles, 5 de abril de 2017

¡Viva México, cabrones!

Este texto fue publicado en el portal cannábico Cannabis.es, y fue en reacción a cómo el gobierno de México encaraba algunas cuestiones a la hora de pedir a sus ciudadanos opinión sobre cómo regular el cannabis a través de las redes sociales.

Es un buen momento para recordar un buen ejemplo.
Esperamos que os guste.

:)


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¡Viva México, cabrones!

Era viernes tarde y no había hecho más que repetir durante todo el día: “no, no voy a la Spannabis porque...” y alguna razón, de las muchas que me asistían, para ocultar la real: soy vago y no me gusta moverme mucho. Así, mientras media España cannábica se movilizaba para irse a la gran feria del canuto ibérico y la otra media nos liábamos otra trompeta, saltó la noticia vía Twitter.



La cuenta oficial del gobierno de México lanzaba un tuit -me hizo pensar que tenía delante una cuenta hackeada o una cuenta fake- en el que pedían expresamente la opinión a los ciudadanos, sobre cuál consideraban ellos que podía ser el mejor modelo de regulación para la marihuana, junto con un GIF dónde se exponían distintas opciones y se estimulaba el comentar en redes sociales con un hashtag: #DebateMARIHUANAmx.

¿¿CÓMO?? Me tuve que frotar los ojos y pellizcar un poco porque no me lo podía creer. ¿El gobierno del país -considerado el narcoestado por excelencia- preguntando a los ciudadanos sobre cómo legalizar el cannabis? Pues sí. Encima daban un link. Vamos, que la cosa parecía ir en serio (o el hacker era muy bueno) porque la página oficial del gobierno de México -que está todavía en “beta”, como el mismo gobierno- contaba con un enlace sólo para ese tema. Así que no sólo era la cuenta de Twitter, sino que el propio gobierno estaba metido hasta el fondo en el turbio asunto de la consulta ciudadana....

Increíble pero cierto. Aunque el link que tenía el tuit no parecía funcionar bien (una “tontería menor” de administración del dominio, que supongo arreglarán siendo “beta”), poniendo delante el conocido “www.” se podía acceder a la página, y una vez allí.... oh, oh.... oh!!! Estaba sintiendo cosquillitas y calor debajo de mi tripa.... oh.... delicioso espectáculo!!



En vez de ser una web “a la española” -en las que es imposible encontrar aquello que buscas, si es que en realidad está allí- lo primero que te encontrabas es una imagen en la que se leía bien grande la pregunta sobre el modelo regulatorio para la marihuana. Sin complejos, hablando clarito. Y a continuación, esto:

El Gobierno Federal, por conducto de la Secretaría de Gobernación y de la Secretaría de Salud, CONVOCA a personas especialistas, investigadoras, académicas, profesionales de la medicina, derecho, psicología, integrantes de organizaciones de la sociedad civil y otras personas con calificación técnica, a participar en el DEBATE NACIONAL 
SOBRE EL USO DE LA MARIHUANA.

Infórmate. Vincúlate. Sigue con atención las fechas de la convocatoria y participa activamente a través de los recursos que se irán poniendo disponibles en esta plataforma.”

Acojonante. Un gobierno estimulando a la opinión pública para que se exprese sobre la regulación del cannabis y dándoles un cauce adecuado. Un gobierno animando a que se vinculen y sigan con atención el asunto, desde las redes sociales e Internet, es algo que aún me cuesta creer al verlo, ya que parece imposible de imaginar en nuestra “España del primer mundo”.

Pero la cosa no acababa ahí. ¿Qué más? Pues muuuuucho más. Pero mucho, mucho, mucho y no es broma. Lo siguiente que hacen es exponer los objetivos de su acción, y darle un contexto temporal e internacional o lo que es igual, recordarle a su pueblo que en breve comienza la UNGASS 2016 donde se decidirán los cambios internacionales sobre política de drogas y que deben expresarse.

A continuación, ofrecen datos sobre la regulación en todo el mundo y los ponen a disposición del usuario para su descarga. Lo mismo hacen con los datos relevantes al respecto sobre la situación del cannabis en México, también ofreciéndolos para su descarga. 

¿¿Pero se han vuelto locos o qué?? ¿¿Es que acaso quieren fomentar el debate sobre la marihuana de verdad?? ¡¡SÍ, COÑO!! Lo dicen en serio y para eso ofrecen datos, para que quien quiera opinar pueda hacerlo en base a ellos y argumentar inteligentemente.

Pero no basta con unos datos que ofrezca el gobierno -que hasta ahora son los que han aplicado las políticas de guerra contra las drogas sin piedad alguna, y no hay que olvidarlo- para juzgar algo tan serio como es el problema creado por la guerra contra las drogas -cannabis incluido- en el mundo. Yo no me fiaría sólo de los datos que da un gobierno, nunca, aunque fueran los más honestos en voluntad: la fuente no sólo ha de ser impecable, sino también parecerlo. Y no es plan de “debatir y generar opinión” sólo con los datos que un actor te proporcione, sea quien sea.

Así que completan la web con los textos de 10 propuestas de tipo legal que se han efectuado en México al respecto del cannabis, o lo que equivale a decir “aquí estamos legalmente ahora”. Puedes leer a los ponentes de las sentencias y conocer quién y qué votó. Todo un alarde de claridad y apertura al ciudadano. Glasnost y perestroika, como en la caída de la vieja Rusia, pero aquí a la mexicana.

Y llega la guinda con un enooooooorme almacén de estudios e información de todo tipo sobre cannabis que cuenta con cerca de UN MILLAR DE TEXTOS, referentes al tema de las drogas y estructurados en las categorías de “consumo, derechos humanos, desarrollo económico, uso terapéutico, regulación, salud pública, seguridad y sistema penitenciario”. Impresionante. 

La verdad es que no podía esperar una web así de un “gobierno de tercera” como es la imagen que se nos vende del gobierno mexicano, pero que la realidad se encarga de poner en su justo lugar cuando intentamos realizar una comparación entre sus hechos -esa web, por ejemplo- y los de nuestro gobierno en el mismo área (nuestro gobierno también acude a UNGASS 2016 pero no le veo preguntar nada a nadie sobre lo que opinamos, en política de drogas).

Una pregunta clara, objetivos definidos, base legal, y material de todo tipo para el debate informado es la forma que tiene el gobierno de México de explorar las opciones regulatorias con los ciudadanos. Y al menos la web, va en serio y está preparada para dicho cometido. La cuenta del gobierno mexicano la ha difundido varias veces en el fin de semana, ya que el próximo debate al que animan es el día 15 de marzo. Un gesto que, independientemente de otros asuntos de ese gobierno, es de aplaudir.

Y tras haber flipado un rato con lo que han hecho estos mexicanos, me vuelvo a mi amada España, donde el PP sigue haciendo de gobierno en funciones funcionando como antes, el PSOE está “a lo suyo” y afilando los cuchillos con los que piensan hacer la matanza de Pedro Sánchez (hoy daban cuenta de ello los periódicos nacionales), los de Podemos están aún vistiéndose -como un adolescente pillado en pleno polvo- porque esto del gobierno es nuevo para ellos y Ciudadanos traga saliva mientras escucha a los votantes afilar sus papeletas animados por el sector más retrógrado y vengativo de la derecha. Sí, ya estoy aquí de nuevo.

Pienso yo: ¿y cuál sería la cuenta “de drogas” del gobierno de España en caso de existir (una cuenta y un gobierno real)? Pues mal asunto. La única cuenta oficial del gobierno de España en tema de drogas es la del Plan NaZional Sobre Drogas o PNSD, que como su propio nombre indica sirve para dar bombo todo aquello que el gobierno haga en materia de drogas. 

Aplaude igual una boda que un entierro. Una cuenta todoterreno para Twitter que tiene el mismo éxito que el gobierno: no llega a 700 seguidores, y son todos familia o enemigos (más lo segundo que lo primero). La siguiente candidata sería la cuenta de la FAD, esa entidad “sin ánimo de lucro” que vive de mentir a los españoles sobre las drogas y que es responsable de buena parte del sufrimiento que se achaca a las drogas, paradójicamente. 

Tampoco parece buena idea, aunque esta cuenta tiene casi 7000 seguidores (10 veces más, tampoco es que sea la pera) pero no resulta de extrañar conociendo el tamaño del presupuesto PÚBLICO que disfrutan en subvenciones. Fundación privada para que nadie nos toque nada, pero dinero público para poder tener una caja que la llenen los demás: la FAD.

Lo más cercano a una cuenta oficial sobre drogas que conozco en Twitter es la cuenta del Servicio de Drogodependencias del Gobierno de La Rioja, ya que es una cuenta pública, pagada con un sueldo público a un funcionario público y que va de temas de drogas. Y debo decir que, sin ser una cuenta limpia de pecado prohibicionista, no lo hacía mal del todo para ser “de drogas y pública”: alguna vez tuiteaba algo que podía considerarse interesante de leer para los 15 minutos del bocata. 

Otras veces tuiteaba chorradas como cuando intentaba hacer ver que el cannabis potente provocaba daños cerebrales, basándose en un estudio que no se había molestado en leer: el estudio se basaba en una encuesta hecha a los pacientes con daño cerebral sobre la calidad del cannabis que consumían en el mercado negro... un estudio de opinión y no de datos. Vamos, que no era la más lista de la clase pero tampoco la peor en la ponzoña prohibicionista habitual.




Aunque tampoco va a salir bien parada de la mención -ni como representante institucional- si tengo que ser sincero. El otro día, 8 de marzo y día de la mujer trabajadora, esa cuenta -que conviene decir que está en manos de una mujer- se permitía colgar un tuit en el que, de cosecha propia y basándose en “lo que ella había visto”, decía que “la mujer apoya al hombre [en asuntos de adicción] mientras que el hombre huye [cuando es su pareja la que sufre el problema]”.

Sorprendido por un tuit con ese nivel de sexismo -y mala uva si uno sabe quién maneja ese Twitter- le digo que de dónde saca semejante idiotez, y me contesta aludiendo a un texto de Proyecto Hombre (no son tampoco santos de mi devoción, pero su texto era esencialmente correcto) en el que se aludía a que la mujer experimentaba de otra forma los asuntos de drogas, y que solía preferir la compañía de otra mujer como una amiga, para acudir a pedir ayuda de este tipo.

¿Dónde se hablaba de que el varón huía y abandonaba a su pareja? En ningún lado, absolutamente en ninguno. Pero esta persona se obcecó y siguió insistiendo en su tuit, defendiéndolo desde su cómoda posición de “mujer en el día de la mujer lanzando mensajes pretendidamente feministas” aunque fueron muchos los usuarios que le expresaron su desagrado por un tuit, como poco y siendo muy generoso, realmente desafortunado y vergonzosamente defendido. 

Hay que saber reconocer que uno se equivoca, y corregir. A nadie debe sorprender que el que rompa un plato sea, precisamente, el que está fregando: quien nada dice, nada tiene que corregir. Aunque sabiendo de su pronta jubilación -te deseo lo mejor, compañera, que lo cortés no quita lo valiente- creo que estaba practicando eso tan hispano de “...para lo que me queda en el convento, pues me cago dentro!!”.

Muy hispano como ejemplo, pero cuando todos estos actores mencionados se comparan al lado de la cuenta de Twitter del gobierno mexicano y su forma de funcionar, con esa web -en beta- que ya la quisiera cualquier organismo oficial español en sus mejores sueños, no hay color.

Aceptémoslo: nos da lecciones un narcoestado -en redes sociales y cannabis- mientras aquí los responsables (y lobistas varios) se pelean por la silla y la caja, en un espectáculo televisado de política de guardería. Muy hispano. Muy profesional todo.

Voy a por tequila y mota, que tras comparar, veo claro que nos queda mucha lucha por delante...


¡¡Viva México, cabrones!!

martes, 4 de abril de 2017

Nuevas enfermedades: PokemonGo y el PokemonGolismo

Este texto fue publicado originalmente en el portal Cannabis.es, y esperamos que os guste... :)

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Enfermedades contemporáneas: PokemonGO

Aunque ya navego la cuarentena de la vida, por mis gustos e intereses, suelo moverme con gente de todas las edades. Músicos, hackers, químicos, narcos, bitcoiners, cultivadores... son grupos transversales, en los que se encuentra gente unida por un mismo interés más allá de las edades. Tal vez el más excluyente de todos, sea la música, ya que suele ser bastante normal que una generacion no entienda -ni comparta- la música de la anterior o la posterior, en parte como señal de propia identidad.

También el hecho de trabajar en asuntos relacionados con las redes y lo digital, es algo que hace que te mantengas en constante conexión con todo lo que va sucediendo y te permite seguir subido al tren de los tiempos que corren. Aunque ya haga más de 20 años que no tengo 20 años, he conseguido esquivar -hasta este momento- el abismo del neoanalfabetismo digital que me obligue a escindirme definitivamente de la cresta de ola.

Pero no puedo más y paso; yo aquí me bajo, carajo.



Mientras yo estaba un par de semanas de vacaciones en Asturias y el mundo seguía girando, llegaron los PokemonGo. Cuando me vi en mitad de mi viaje con un copiloto que iba cazando Pokemon por la autovía, supe que algo serio estaba pasando. 

Al acudir a Internet en busca de información, lo primero con lo que me encontré fueron artículos de gente que ya estaba muy cabreada con el asunto. ¿Ya? ¿Pero no han sacado la cosa esta de los PokemonGO hace un par de semanas nada más? Ni un mes de vida y ya era el nuevo vecino molesta de las aplicaciones para móviles... la cosa prometía!!

La movida es muy simple. Nintendo, que era una empresa en coma perpetuo (me sorprendió que siguiera viva), había lanzado una APP gratuita que, usando tu GPS y cámara en el móvil, convertía tu entorno en un contexto de realidad aumentada en la que aparecen esos monstruitos llamados Pokemon, y de los cuales hay más que especies de insectos en el puto planeta. Y con esa APP tú puedes ir por la calle o cualquier lugar, buscando y capturando esas preciadas joyas que son esos “monstruitos virtuales”. ¿Para qué? Paraguaya.

En unas semanas Nintendo ha doblado el valor de sus acciones y ha conseguido algo increíble: su aplicación está instalada en más móviles que ninguna otra que no venga por defecto ya. Es lo más descargado, habiendo superado al propio Whatsapp como “killer app” para los móviles. Nintendo se ha convertido en el mayor hacker del planeta y a la vez, en el objeto de deseo de todos los hackers del planeta. 

Conseguir acceso a cualquiera de los servicios que implante la aplicación en nuestro móvil, será el próximo pecado inconfesable de las agencias de inteligencia que pagarán a hackers para que descubran 0-day's. Como vector de ataque digital, la aplicación de Nintendo, es ahora mismo el Santo Grial, y además todos sabemos que no estaba preparada para este éxito masivo y su seguridad está “sin probar a fondo”.

Pero la explosión del fenómeno PokemonGO ha empezado -muy pronto- a dar muestras de la patología que explota: el PokeMONGOLISMO. Y sus víctimas, los PokeMONGOLOS. Es una patología transversal en género y edades, nivel económico o social, y en todos los estratos puedes encontrar personas afectadas. 

Van por la calle como el resto, y tampoco es que se distingan demasiado en principio porque van -como la mayoría- con el móvil como un apéndice más de su mano y los ojos clavados en él, pero mientras que los demás van a algún lugar... ellos pasean cuales peripatéticos griegos por el planeta, en continua caza de Pikachu como los atenienses buscaban la verdad absoluta.

Y claro, uno por la verdad absoluta o por Pikachu, pues uno hace lo que haga falta porque... ¿qué es tu vida sin tu propio zoo de monstruitos luchadores digitales? Así que los PokeMONGOLOS pasean, pero absortos como van sin rumbo exacto pues causan accidentes y situaciones de peligro metiéndose donde no deberían estar haciendo el PokeMONGOLO. 

Pero algunas muy serias, como está en la que un jodido tarado se paró en una autopista a cazar un bicho de esos, causando un accidente grave. Cuando veo la foto, no puedo quitarme de la cabeza al Jarfaiter cantando eso de “Ella quería un pollito de pitxu... ¡¡y se llevó un POLLAZO DE PIKACHU!!” y convulsiono en risas mórbidas (cada uno con su patología, ¿no?).

El sonido kinki del Jarfa me trae de vuelta a mi barrio, a la dura realidad del paro, la miseria, la policía apretándote como recaudadores de impuestos medievales, los galgos, pitbulls y stanford del parque con sus amos: los macarras de chandal y bardeo, como nueva forma de colisión social. Y vaya si van a colisionar...

En la plaza contigua a mi casa, una plaza algo “conflictiva”, han puesto una PARADA POKEMON(gola). Eso quiere decir que -como por arte de magia- empiezan a aparecer pardillos hipster por aquí, que no separan los ojos del móvil hasta que una mano (en la que pone PIKATXUUU!!) les arrea un bofetón y les quita el móvil, antes de pedirle amablemente la cartera para indicarle por donde salir de aquí sin más percances, porque en el fondo son buena gente...

Y para rematarlo, Nintendo, ha puesto un GIMNASIO POKEMON(golo), en el parque contiguo a mi casa. Un parque conocido especialmente por la policía, que no son muy amigos de pasar por allí (sobre todo si no van en grupo) y que es donde nos criamos la mayoría en este barrio, jugando o robando entre chutas. Otras épocas y problemáticas similares, pero la misma esencia navajera destila el lugar.

El lector no formado en PokeMONGOLOGÍA -como yo- se preguntará qué cojones es un GIMNASIO y una PARADA POKEMON. La parada es simplemente un lugar en el que “aparecen” bolas mágicas y polladas de colorines para cazar más bichos -según “el Adri”, un conocido macarra de estos lares- lo que hace que grupos de incautos pokemongolos se encaminen -como procesionarias- hacia esos sitios donde les esperan con cariño. 

Y los gimnasios son otros lugares donde -según me contó mi informante cani, conocido como Magic Mike (Señor, llévame pronto) en la ciudad y el parque mencionados- un “cuelga” sus Pokemon y allí se quedan hasta que venga otro más malote que ellos, se den de hostias y el que gane se queda con el lugar. Es decir, como un parque virtual dentro de un parque real. Aquí sí que están frotándose las manos, y si yo fuera menor de edad, estaría seguramente sacándole filo al bardeo... ay, qué tiempos!!

Aunque parece que ya ha habido quien ha sacado partido de la idea, y ha aprovechado estos puntos “calientes” del universo PokeMONGOLO para hacer caja o simplemente, alguien fue a tocar los cojones a un lugar que no debía y se encontró lo que no se esperaba; el primer muerto debido a los PokenmonGO es un pobre chavalito -que recibió la llamada de un amigo a las tantas cuando ya estaba metido en la cama para ir a cazar bichos- y apareció a tomar por el culo cosido a balazos (había más de 20 casquillos de bala y creo que los Pokemon no disparan plomo).

Sonará cruel, pero el PokemonGO ha despertado mi lado más malthusiano, y Darwin no estaba exento de razón: la selección natural funciona. Y esta APP de Nintendo ha encendido la chispa de una nueva purga humana (lo que antes hacía la peste o la guerra, ahora lo hará una APP).

La tontería ha llegado YA muy lejos. Hoy he tenido que ver una foto de la policía nazional con unos Pokemon en las redes. A lo mejor es para que vayan a cazarles, o a saber qué función cumple Pikachu en el cuerpo de policía. Lo mismo acaba de comisario honorífico, como Marhuenda. 

También he tenido que ver a un montón de niños sirios -de esos que estamos democratizando a bombazos en su propia tierra, mientras hacemos de barrera física en su huida, para que mueran todos ahogados en el mar- que hacían dibujos de esos putos monstruitos, y no los hacían como el resto de los niños de planeta, no: ellos lo hacían para que los miremos y sepamos que están ahí, antes de seguir tirando bombas que les hagan morir o hervir de odio ante la injusticia, y no lo hacían para enseñarlo a su papá y que les diera un premio por colorearlo bien.

Ya hay sitios hablando del PokemonGo como una más de todas las drogas del ser humano, y no es broma si nos atenemos a las estadísticas: tiene mucho más éxito que la heroína, la cocaína o el tabaco si atendemos al número de personas que quieren repetir y seguir administrándose voluntariamente “la droga” de turno, a todas ellas bate el PokemonGo. Hasta hay quien ha definido los 7 pasos de la adicción o PokemonGOmanía que nos acecha como humanidad y la prestigiosa revista Forbes aprovechó para lanzar un entretenido reportaje que explica por qué hay un montón de personas -que antes parecían normales- comportándose por unos muñequitos virtuales como imbéciles sin criterio, abordando asuntos relativos de los mecanismos de adicción que son comunes a comportamientos y a sustancias.

Sí, también hay “médicos” (joder con la casta, qué peña!!) que hablan de los beneficios del PokeMONGOLISMO para la salud de algunas personas, y es cierto que puede ser bueno... para aquellos a quien alcanzar el estatus de PokeMONGOLO sería un “upgrade” y no un “downgrade”. De todo tiene que haber, y el lema del cuerpo médico es el mismo que el de la “guardiasiví”: todo por la pasta.

Personalmente, tras una fase inicial de cabreo con la mierda del jueguecito, creo que estoy empezando a verle el lado bueno: no voy a dejar ni un mechero sin robar esta tarde en el CSC.

Gracias, Nintendo, por esta nueva enfermedad.

PD: No dejéis de escuchar la canción de Charflex, de la LFAM, sobre el jueguecito de los cojones.

"Pokeparada pa' robar a lo gitano..." ;D





jueves, 26 de enero de 2017

Drogofobia con plomo: "mal tipo, parece que va puesto de algo..."

Esta narración de enésimo asesinato que la policía blanca de los USA ha cometido sobre población negra en los USA -este caso grabado con vídeo mientras 5 policías encañonando a un hombre adulto que iba a clase y había tenido la mala suerte de que su coche se averió- fue publicdo en el portal de noticias sobre el mundo del cannabis y de otras sustancias en política de drogas, Cannabis.es y esperamos que no os guste sino que os cabree: no creo que nada de lo escrito pueda alegrar salvo a psicópatas de los que aman ejecutar personas desarmadas.

Y vosotros no parecéis de esos.
;)

Ahí va.

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"Parece un mal tipo: 
seguro que va puesto de algo..."

Esas fueron las palabras que, desde el aire y en el helicóptero de apoyo, les dieron a los policías que estaban en tierra.
Ellos cuatro, estaban a menos de 5 metros de la persona y mantenían contacto visual con ella en todo momento, pero fue desde 200 metros de altura desde donde otro policía “opinaba” sobre el sujeto y su estado mental. Nadie puede saber cómo de determinante fue ese “apoyo desde el aire” que le brindó ese otro policía, opinando que era un mal tipo y que estaba drogado, en la acción de una de las policías -una mujer blanca y con “sonrisa profident”- que no dudó en disparar hasta matar a aquel hombre, cuyo único delito era que su vehículo se había detenido -averiado- en un mal lugar y que nunca reaccionó con ninguna clase de violencia a la presencia de la policía, y se mantuvo con las manos en alto mientras apuntado con varias armas por varias personas.
La asesina blanca y esposa del policía que, desde el helicóptero, les animó a disparar.

Lo siguiente que se puede observar tras que el hombre, con ambos brazos levantados, caminase hacia el coche -con absoluta tranquilidad- es cómo cae al suelo, muerto a balazos por... ¿por qué? Imaginemos que no son policías, esos 4 personajes que están apuntado con sus armas (en superioridad numérica y una muerte asegurada en caso de que intente algo) y que son ladrones que le piden que saque su cartera del coche. ¿Le habrían disparado? ¿Por qué? El caso es igual de dramático. Al final, siempre queda un “por qué” que no es mera retórica: realmente nadie tiene ni la menor idea de por qué coños esta tipeja -de nombre Betty Shelby- mató a balazos a Terence Crutcher, que ese es el nombre de la víctima esta vez (en estos momentos, ya no tiene el triste récord de ser el último hombre desarmado asesinado por la policía en USA, pero eso lo dejaremos, de momento).

¿Quién era Terence y qué hacía en ese lugar? Pues Terence era un hombre negro -casualidad- que vivía en una localidad de Oklahoma, USA, que es tristemente conocida ya por un incidente similar: Tulsa. En esta localidad, sucedió también a manos de otro policía el asesinato de Eric Harris (no confundir con el autor de la masacre de Columbine) cuando el armado brazo de la ley, confundió un TASER o pistola eléctrica con su arma (a pesar de ser una Smith & Wesson 357, cuya forma es la de un revolver y no la de una pistola de cargador) y le metió un poco de plomo a bocajarro y en la espalda, a un hombre de raza negra -casualidad, no penséis mal- desarmado. Eso sí, tuvo la decencia de exclamar -para la cámara- unas sentidas palabras:ahí va... que me he confundido de arma, lo siento, eh?”. Finalmente este madero usano fue condenado por homicidio, y no fue otro de los tantos que se libran -jueces mediante- tras ejecutar a algún ser humano.
En este caso, la asesina de impecable sonrisa, no fue detenida en el momento. No. De hecho, tras matar a tiros a Terence (vean las imágenes), su preocupación así como la de los 4 policias presentes, no es ver cómo está el hombre abatido sino que se agrupan para -con sus cuerpos- evitar que la cámara del coche policial tome imágenes que puedan serles perjudiciales, dando incluso la impresión de que tienen perfectamente ensayado “cómo hacer las cosas sin que puedan ser grabadas”. La policía, que le mató sin motivo alguno, abandona la escena de espaldas, sin dar la cara a la cámara del coche en ningún momento y sabiendo que estaba colocado perfectamente tras ella, siendo ayudada por otro “compañero” policía a ir marcha atrás hasta salir del ángulo de visión de la cámara. ¿A alguien le parece ese el comportamiento de alguien que no tiene nada que ocultar y que está al servicio del ciudadano?
Como digo, Betty Shelby no fue arrestada y fichada inmediatamente, sino que se le permitió irse a casa, a pasar una semanita con su marido y familia, antes de que se le aplicase la ley como al resto. Resulta especialmente interesante hacer notar una cosa -morbosamente, enfermizamente interesante- en este punto: su marido, su pareja, bien podía consolarla ya que estuvo presente en el desagradabe suceso... opinando -desde el helicóptero- sobre el “mal tipo drogado” que sus compañeros tenían delante. Sí, el marido de la asesina Betty Shelby era el amable policía que -desde el aire- era capaz de conocer a alguien y de detectar que se encontraba drogado, y así lo advirtió a sus compañeros haciendo gala de la habitual drogofobia de la policía, justo antes de que lo abatieran a balazos. Ah, se me olvidaba, a la vez que el plomo, también le dispararon con un TASER, pero esta vez no se equivocaron o, al menos, no dijeron eso de “jo, hemos matado a alguien, lo siento” que debió de popularizar el anterior homicida.
Al final, todo se reduce a un hombre negro -como otros tantos...¿no?- que iba a clase de música porque cantaba en el coro de su iglesia y al que la policía -siempre una blanca mano detrás- ejecuta a tiros para protegernos a los demás, porque ya saben que el color negro es contagioso.
La policía alega como defensa que han encontrado PCP -esa mítica y nada frecuente droga- en el coche de la víctima, pero eso parece estar mediado por antiguos antecedentes que este hombre tenía en su juventud y pasado, y sacado a colación -en un entorno moralista e hipócrita como el usano- a fin de enturbiar el asunto de alguna manera. Pero da igual, da igual todo lo que digan o prueben; la ejecución de un ser humano desarmado a manos de 4 policías que actuaban coordinados con ayuda de un helicóptero, está grabada en vídeo y aunque Terence llevase todas las drogas del mundo en su cuerpo, no existe un sólo motivo que justifique su asesinato por parte de la policía y eso queda visible a los ojos de todo el planeta.
Pero nos muestra, y en repetidas ocasiones en esta ocasión, la brutal drogofobia con la que la policía de USA trata a la población y cómo es la excusa preferida por parte de policía y fiscales para justificar la ejecución de algún ser humano desarmado. No sólo en USA ha sido utilizada la excusa de que una víctima de la policía -muertos a manos de un agente- había consumido tal o cual droga, como si eso pudiera justificar cualquiera acción empleada contra la víctima. 

Ese fue el caso en el asesinato policial de Juan Andrés Benítez, a manos de los mossos en Barcelona, cuando se argumentó que el asesinado tenía un comportamiento “extraño” que justificó el empleo de la fuerza para reducirle, cuando había sido él mismo quien solicitó la presencia de la policía para resolver una disputa con otra persona. La autopsia dejó claro que, si bien era cierto que había restos de cocaína en la sangre del empresario gay asesinado, carecían de entidad para explicar ningún tipo de reacción o efecto, aunque fueron añadidos -en un burdo intento de encontrar explicaciones favorables a los responsables- como uno de los posibles motivos “conjuntos” que habían causado su muerte, junto con una antigua “enfermedad cardíaca”, el que se le pusieran encima reduciéndole el peso de varios policías y las hostias -que todos hemos visto y no olvidamos ni perdonamos- que le llovieron. Para rematar el asunto, cuando el juez quiso comprobar si eran los policías los que estaban drogados, todos sufrieron un ataque de piojos y ladillas, que les obligó a afeitarse el cuerpo entero (hasta las ingles brasileñas les hicieron, vamos) de manera que cuando se presentaron ante la forense para que se les realizase un análisis que revelase qué drogas habían consumido, ese análisis no se pudo realizar como se esperaba, por falta de pelo de los agentes encausados por este asesinato. "Donde hay pelo, hay alegría" reza el clásico refrán, pero ya nos recuerda la canción que “mucha, mucha... policía”, así que todos a raparse juntitos para no dar la cara ante la justicia. No sólo en USA la policía sufre drogofobia, también en la presunta República Proindependiente de Cataluña.


Como decíamos al inicio, por desgracia, esto de los hombres -casualmente negros y desarmados- asesinados por la policía en USA va demasiado rápido (ya pasan de 100 en lo que va de año) y en este momento, el último muerto a manos de la policía se llama Keith Scott, y era un hombre -casualmente negro, otra vez más con esa moda tan “trendy & cool” de la madera americana- y que estaba esperando a su hijo dentro del coche, ya que sufría un daño cerebral que le impedía estar al sol. Del coche, la policía recuperó un arma corta en su funda, que la víctima no portaba cuando fue disparada 4 veces. También recuperó la chusta de un porro de marihuana. Ambas “pruebas” para ayudar a entender su asesinato, han sido presentadas al público de forma conjunta. Bueno, conjunta pero con la marihuana (la chustilla del porro) por delante en el texto.
¿Drogofobia? Qué va. 
Casualidad.

martes, 20 de diciembre de 2016

Católica cocaína... ¡¡Oh, blanca Navidad!!

Esta entrada fue publicada en el portal Cannabis.es, y me ha apetecido publicarla ahora que está calentito todo el revuelo por el cartel de la serie "Narcos" en la puerta del Sol en Madrid, con la frase "Oh, blanca Navidad" junto a la imagen del actor que representa a Pablo Escobar.

Me parece que la reacción de muchos -incluida la policía en las redes sociales- que han clamado contra el anuncio es simplemente hipocresía representada mientras quedan con su camello, para que les pase 4 ó 5 gramitos de cocaína con los que pintar de blanco su Navidad.

De la cocaína nos contaba Escohotado en su impagable obra -que en parte debemos a los infortunios que sufrió él por su relación con esta sustancia- que era un tónico que ningún animal rechazaba, del elefante al caracol. Y aquí traemos el ejemplo de otro más: un sacerdote católico, que bendice su nariz con esta sagrada cocaína.

Llega la Navidad, así que recordad que es mejor pillar antes y analizar que hacerlo a última hora.
Sed prevenidos y regresad todos tras las fiestas, no queremos bajas.
Aquí os quedáis con esta nevada de anestésico local.
Disfrutad.

:))

PS: El magnífico -e irónico- gráfico que acompaña al texto es obra de Gonzalo, un crack que era el director de Cannabis.es hasta hace poco tiempo. Desde aquí un cariñoso saludo con mucho respeto y admiración por su trabajo. :))


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Católica cocaína...


Ayer noche un buen amigo -y autor en esta página- me envió una noticia que me encantó. Me hizo volver a revivir una vieja conversación que tuve con otro más viejo todavía amigo, sobre drogas y teología. Al grano.



La cosa es que han pillado -o se la han jugado- a un cura en el Reino Unido y le han grabado metiéndose unas lonchitas de cocaína

¡¡OH MY GOD!! Yes, baby. El sacerdote, en lugar de abusar sexualmente de menores, como haría uno respetable, está esnifando farlopa tranquilamente mientras charla con un amigo. No hay desmadre, ni alteración, ni nada extraño en el comportamiento de este párroco. El comportamiento no, aunque su entorno es algo más preocupante: parece la casa de Lemmy -Lemmy es Dios- de los Motörhead


¿La casa está muy guarra? A Lemmy tuvieron que comprometerse a limpiarle la cocina, antes de que les diera permiso a unos amigos para grabar un documental sobre su vida. Pero no es eso. La casa está normal. Lo único que en el vídeo se observa un águila de metal -que podría ser el peluche de Hitler- y una gorra que podía habérsela robado a Lemmy en un descuido: parafernalia NAZI.
¿Qué hace la casa de un párroco decorada con parafernalia nazi? Según él, es que la casa es vieja y tal, si eso ya tal (porque la casa no es TAN vieja). Pero bueno, volvamos a nuestro tema que, si no, se lo lleva el viento. 
Unas rayas de -supuestamente- cocaína puestas en una bandejita delante del cura, a quien se le oye decir una frase que todos hemos dicho cuando nos ponen delante unas rayas de cocaína y nos dan un billete enrollado: “no debería”. No debería pero se mete la loncha de un tirón, como todos. [No puedo evitar escuchar esta música en mi cabeza al leer esto.]


¿Y qué? ¿Qué tiene de malo? Para mí nada. Y en realidad, para la doctrina de la Iglesia Católica, tampoco, pero eso os lo cuento luego. 

Para los ingleses, que son tan impresionables, está cometiendo un pecado imperdonable, un delito de consumo (porque allí consumir una droga prohibida, es tu delito y no tu derecho) de una droga de clase A y, además, el agravio de haberse realizado en “suelo santo” o en terrenos de la iglesia. 

Como he dicho antes, ya que el consumo de drogas es algo que la Iglesia Católica en su doctrina -actual- no tiene sancionado, es otro reparo de clase moral. Y al final todo queda en eso, porque nadie le va a pedir al cura que se someta a una prueba de drogas y tampoco ello demostraría que ese vídeo es del consumo de esa droga: adiós delito.


Que sí; que es blanco, con plumas, flota en el río y dice “cuac”: es un pato. Pero otra cosa es que aunque todos “sepamos” lo que es ese polvo blanco que esnifa, podría ser cafeína que es legal. Y por eso nadie le puede decir nada en el plano legal, aunque lo van a trizar igualmente al pobre hombre.

No se metió unas rayas dando misa, o en la sacristía antes de empezar para consagrar a toda hostia, no. Lo hizo tras “su trabajo”, como muchos policías, jueces y funcionarios de prisiones se meten rayas y lo que haga falta, tras su trabajo (los responsables, los otros no distinguen de horarios). 

¿Qué problema hay?

Cocaína, el nombre del problema tan blanco como la sotana del actual Papa Paco. Que ahora no está de moda la farlopa en el Vaticano, aunque no siempre fue así. No hay texto sobre la cocaína que no mencione al famoso Vino Mariani y al Papa León XIII, quien como gran aficionado al vino con farlopa le concedió una medalla papal al fabricante de tan delicioso -y católico, porque estos no dan medallas al enemigo- producto: vino farlopero. 

No es que la Iglesia Católica no haya perseguido las drogas: lo ha hecho con ahínco, que le pregunten a Sudamérica desde hace 500 años. Ha perseguido las que no le servían, gustaban o controlaban, y que no eran su santo vino.

No es casualidad que el primer milagro de aquel que estos señores dicen que era Dios, fue porque su madre le pidió que surtiera de drogas a un banquete de bodas: “hijo mío, ya que tienes poderes, trae droga para todos los invitados, cagando leches, que se nos termina la fiesta”. 
Y Jesús, obediente él, agarró unas garrafas de agua y las convirtió en -lo que los asistentes creyeron que era- un vino de la hostia, nunca mejor dicho. Es decir, lo primero que hizo fue una droga dura. ¡Coño, seamos sinceros! ¡Que era un menor! ¿Ya nadie piensa en los niños hace 2000 años o qué?

Iglesia Católica Revisited. ;)

Ya sé que la Iglesia Católica actual -el colegio gerontocrático que está en el poder en dicha secta- no ve con buenos ojos a “las drogas” como ente genérico y no pretenden entrar a hacer distinciones tampoco. 
Pero a nivel “legal dentro de la Iglesia Católica” o nivel canónico, el consumo de droga (no se distinguen legales o no, salvo su vino) siempre que no resulte incapacitante para quien lo efectúa -lo que sería equivalente en cierta forma a un suicidio lento a nivel moral para el magisterio católico- no llega ni a pecadillo venial. Es mucho más grave, pregunten a cualquier sacerdote BIEN FORMADO en teología y derecho canónico, hacerse una paja. Pecado mortal.

Hace unos -muchos ya- años tuve el honor de entrevistar a Xabier Pikaza sobre este tema de las drogas y otros, a raíz de las declaraciones (opiniones) más extemporáneas que oportunas de un obispillo sobre el temita. Xabier Pikaza es un teólogo, de los que muchos llamarían “teólogos malditos”. 
Ha sido sacerdote mercedario (Orden de la Merced que, originariamente, se intercambiaban ellos mismos a cambio de prisioneros de los musulmanes, tras las cruzadas, para liberarles) la mayor parte de su vida, y siempre estuvo enfrentado con Roma (o Roma enfrentada con él). 

Tanto es así que era profesor en la Universidad Pontificia de Salamanca (uno de los bastiones teológicos del pensamiento) sin que Roma le hubiera concedido el “Nihil Obstat” o “no hay problema” (un permiso), para que pudiera dar clase de ciertas asignaturas: demasiado peligrosas las ideas de este tipo.... que llegó a cuestionar la virginidad de la virgen, o a decir que lo más probable que pudo haber ocurrido con el cuerpo de Jesús, fue que acabase en una fosa común con el resto de cadáveres que el sistema romano generaba. 
Y ya sabéis que la Iglesia Católica y la sinceridad absoluta, pues no se llevan del todo bien. Al final Xabier Pikaza, acabó por dejar los hábitos de una secta que le trató más como un enemigo que como a uno de los suyos, aunque sus ideas fueran complicadas de aceptar y fuera una voz crítica.



Cuando le pedí que me explicase un poco lo que -en realidad y no a nivel de cura maniqueo- decía la Iglesia Católica sobre las drogas en su doctrina (lo demás, son opiniones personales) me aclaró que la doctrina católica no tiene nada contra las drogas, sino contra aquello cuyo uso dañe al individuo, llegando a plantearlo como un problema sólo cuando es equivalente a una forma de suicidio: muy similar a lo que hace un fumador crónico con su cuerpo o un alcohólico con el suyo, la sustancia no les importa a día de hoy, porque en el pasado llegó a haber penas hasta de muerte por consumo de sustancias que hoy en día encontramos en cualquier bar del país.
Y los sacerdotes, no dejan de ser humanos. Si el Papa podía meterse cocaína sin que ello fuera un problema, cosa que seguramente haría en suelo santo porque vivía -como el resto de Papas- en el alicatado Vaticano... ¿qué ha hecho mal este cura metiéndose unas rayas de cocaína? ¿No las bendijo antes? La carne es débil, comprendamos. Y este ministro de Dios no ha “molestado” a ningún niño. 
¿Quién le va a tirar la primera piedra por haberse dejado engañar y ser grabado metiéndose una loncha mientras charla con un amigo?

Como me dijo en su día Xabier Pikaza, y se ocupó de dejarme muy claro, de existir Dios y si ese Dios era Jesús, “para Jesús no hay más que un pecado, que es no amar, es decir, no compartir la vida con los demás, en un sentido activo y receptivo”. 

Dicho de otra forma: si Dios existe se va a preocupar mucho más de cómo has tratado a tus semejantes que de las rayas que te metiste cuando el ser humano decidía tener la cocaína como delito. 
A Dios, Jesús, Alá, o Buda, se la pela mucho lo que te metas mientras no te estés matando con ello, vamos, que tampoco es que aplaudan el suicidio químico, pero no se meten en lo que te metes, valga la redundancia.

Si alguna vez te topas con un cura ladrando contra las drogas, pídele que se ciña al derecho canónico y a la doctrina oficial -magisterio- de la Iglesia Católica. Es más fácil eso que el que te encuentres uno metiéndose cocaína. Y nosotros, no tenemos la culpa de que esos ministros del crucificado no conozcan bien sus propias enseñanzas.

¡¡Ama, ama, ama!!
¡¡Y ensancha el alma!!