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martes, 19 de enero de 2016

El cannabinoide sintético asesino del ensayo francés.

Este texto fue publicado en la Revista Soft Secrets y es oportuno rescatarlo ahora, tras los sucesos que han dejado una persona muerta y varias heridas en un ensayo clínico de la empresa BioTrial en Rennes (Francia), que en lugar de plantear el uso de cannabis para una serie de síntomas -tratables todos con la planta en su forma natural- estaba testando un compuesto sintético llamado BIA 10-2474  (que nada tiene que ver con el cannabis) y que "interfería" con la regulación del sistema endocannabinoide humano.



Estructura de la BIA 10-2474, 
responsable de la muerte en el ensayo Biotrial.


El resultado ha sido el mismo que con sus "hermanos químicos" del mercado de legal highs que venden como "marihuana sintética": muertes y daños a quienes entraron en contacto con esos compuestos. Y sólo hay una razón -peligro para la salud pública- para usar estas drogas en lugar del cannabis: las leyes derivadas del prohibicionismo.


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Breve historia de los cannabinoides sintéticos.


Los cannabinoides sintéticos son compuestos químicos, creados en laboratorio, en principio para experimentación médica e investigación. No están exentos de tener posibles usos, pero están muy lejos aún de que se les pueda asignar una presentación farmacológica o una indicación terapéutica. 

Estos compuestos, que no han sido estudiados sobre humanos en su inmensa mayoría, fue lo que alguna despreocupada mente comercial lanzó a través de un producto “herbal” que originalmente no contenía drogas añadidas, sino que era una mezcla de plantas legales. Las plantas legales "colocan poco", pero si a esas plantas se les añadían esos compuestos que podían ser cientos o miles de veces más potentes que el THC de la planta de cannabis, se convertían en auténticos colocones salvajes, y legales. Esas sustancias no estaban prohibidas en ninguna parte del mundo hace 20 años, porque ni existían la mayoría de ellas.




Cuando los gobiernos se percataron de que los vendedores estaban burlando la ley, vendiendo una droga legal -por no estar prohibida simplemente- aplicada a unas hierbas legales, deciden empezar el juego del gato y el ratón: a prohibir esas drogas como se ha venido haciendo desde que Nixon se levanto de mala mañana y declaró la guerra. El resultado no pudo ser más catastrófico.

La química siempre fue por delante de la ley, porque la ley necesita de la química para entender la materia que a veces trata. Por lo que la química de productos no fiscalizados por las leyes se convirtió en un rentable negocio: hacer variaciones simples de moléculas conocidas como drogas para burlar la ley. Las primeras que se prohibieron, aparte de las drogas “clásicas”, resultaron que eran peores que sus “pares naturales” en efectos y peligros. Pero antes de que la prohibición entrase en vigor, habían cambiado la formula de la droga que añadían a la hierba, con una nueva formula menos conocida y probada que la anterior. Por esa razón, los peligros asociados al consumo de falsa marihuana o cannabinoides sintéticos han empeorado drásticamente en los últimos años, porque aunque reciban el mismo nombre, son cada año drogas nuevas (según se prohíben las anteriores). El primero y más simbólico de estos compuestos fue el JWH-018, detectado en 2008 en Alemania y Austria, cuyo creador -un científico y no un camello- dijo que era una locura que ningún humano tomase semejantes productos. 




Pero no era el peor. Los que le siguieron fueron peores aún, y su nomenclatura química se volvió mucho mas compleja, hasta ser imposible de manejar incluso para químicos y forenses, sin un “diccionario” al lado. Además, como muchas de estas sustancias son tan nuevas que no han sido descritas oficialmente en la literatura científica, resultan casi imposibles de detectar, si no es con medios tremendamente caros para buscar una posible aguja en un pajar. Esta novedad incrementa que los nombres dados a cada sustancia no estén totalmente unificados, haciendo muchas veces imposible saber si hablamos o no de la misma droga si no se es capaz de inferir correctamente la molécula independientemente de la nomenclatura usada.

En los mecanismos de control europeos se han detectado cada año nuevas variaciones de estos compuestos para burlar la prohibición. En 2009 se informó de 9, en 2010 de 11, en 2011 de 23, en 2012 de 30, 29 en 2013 y 30 en 2014 (una tercera parte de todas las nuevas drogas). Sólo en compuestos imitadores del cannabis. El numero crece imparablemente y actualmente son monitorizados 137 compuestos por los organismos europeos, pero siguen apareciendo nuevos compuestos que ni se conocen ni han sido publicados, por lo que el peligro es aún mayor: a veces los forenses deben certificar la muerte sin poder nombrar la droga que mató a la persona, y en muchos casos jamás se llegará a saber con exactitud.


Las muertes por falsa marihuana y la caza del asesino.

Los "legales camellos" que venden estas drogas, mezcladas con hierbas para que sean manipulables, similares al cannabis “grindeado” en apariencia -aprovechándose de su aire de planta sana e inocua- han tenido suerte con los muertos que han ido dejando. Los primeros certificados como causados por estas nuevas drogas en Europa datan del 2008 pero, aunque la expansión ha continuado imparable, a diferencia de otras drogas letales o muy tóxicas como la PMA/PMMA -un falso éxtasis- que son detectadas con rapidez, los cannabinoides sintéticos han sabido ir mutando a tiempo. Más que a tiempo, al ritmo de los muertos y la ley.




No tengo nada contra esas sustancias si fueran vendidas como productos químicos determinados, con pureza y dosis conocida. Creo que no las tomaría jamás, pero eso es subjetivo. El problema es que no se venden en los grows (los pocos miserables o desinformados que los tienen) como un polvo blanco venenoso, sino como una hierba seca, aumentando la sensación de “poca peligrosidad”. Sumen a eso que, en lugar de tener identificada la sustancia que le han echado a la hierba, no dicen nada. Imaginen un paquete que pone “Mr.Marley” con la cara del cantante fumándose un porro y nada más. Cuando empezaron a llover muertos por algo tan poco dañino como era “fumar porros” y se dieron cuenta de que eran estos productos, se prohibieron, pero después ya eran los propios vendedores los que si había muertos, pues probaban con otro nuevo.

De esta forma, los estados podían perseguir a un producto que se llamaba “Bonzai” o “Spice” o “K2” pero hasta que no había unos muertos, no tenían ni idea de que droga era la que tenían delante. ¿Cómo se prohíbe algo que no puedes no nombrar? Cuando, al fin, el estado averiguaba lo que tenía que poner en sus leyes para frenar dicho producto, el mismo ya había cambiado de fórmula varias veces, dejando más muertos apuntando a otra nueva droga. 

Y así hemos seguido hasta nuestros días, en el que el problema de los “legal highs” y de los falsa marihuana ha llegado a ocupar un trozo del discurso de la Reina en la apertura del año parlamentario en UK. Las palabras “nuevas sustancias psicoactivas” (NPS) se hizo carne en la boca de la señora, obligada a amenazar con un “blanket ban” o prohibición masiva de toda sustancia no permitida expresamente como única forma de atajar este asunto.


Los efectos aparentes y el peligro de los “hot spots”.

Cuando a una persona le ofrecen una “hierba” que es legal, y se la venden como un sustituto no problemático del cannabis, tiende a pensar erróneamente que es “similar al cannabis”. Lógicamente sus efectos, tienen que tener parecido. Como son agonistas de los receptores cannabinoides, la sensación ha de ser similar. Pero mientras el cannabis es un agonista parcial, estos productos son agonistas totales, con efectos mucho más profundos y graves sobre el sistema nervioso, llegando a producir isquemias, infartos, parálisis, daños neurológicos, ataques epilépticos y además, muerte.





La apariencia de yerba inofensiva no es lo peor. El método usado para aplicar las drogas sintéticas a estas plantas no es una ciencia exacta, o no lo ven así los responsables. Estás hierbas se sumergen en baños de disolvente que contiene el cannabinoide que se quiere añadir. Teóricamente si la transmisión es por el fluido y todo está bien disuelto, no hay problema. Pero si el producto no está bien disuelto, se forman los llamados “hot spots” que explican los casos de muerte con dosis que a otras personas no les mataron. 

Son puntos en los que una cantidad muy grande de la droga, normalmente por mal trabajo de laboratorio, queda sobre un trozo de yerba. Ese trozo -que puedes fumar en una sola calada- puede contener miles de veces más cantidad de producto del que, en teoría, debería tener. No sólo son drogas peligrosas, sino que están peligrosamente manipuladas, con un nivel de negligencia que provoca -de forma directa- muertos.

viernes, 23 de octubre de 2015

Elecciones y cannabis en España: las propuestas de los partidos

Este texto fue publicado en VICE y esperamos que os guste.

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Legalización del cannabis: las propuestas hispanas.


“No existe el porro terapéutico, ni para el enfermo terminal.” son palabras que resuenan en mi cabeza a veces. He violado la ley centenares de veces en mi vida, si me atengo al cannabis y sus asuntos con enfermos al menos algunas decenas de veces. He cultivado cannabis y he entregado cannabis a enfermos; desde unos porros para aliviar dolores óseos a un amigo anciano a medio kilo a otro enfermo para que pudiera tener suficiente para un año. A veces lo he hecho yo sólo y a veces con algunas personitas más (amigos delincuentes también) que estaban dispuestas a ayudar, pasándose la ley por el arco del triunfo y jugándose -a veces- unos años de cárcel. ¿Y resulta que era todo mentira? ¿No existe el porro terapéutico? ¿Se hacían pasar por enfermos para darnos pena y fumarse la cosecha ajena?

Esa bonita frase -junto con otro montón de sandeces más- la dijo Gonzalo Robles, hace como una década, cuando era el figurín que el Partido Popular había puesto al frente del Plan NaZional Sobre Drogas. Nunca quedó claro si, cuando lo dijo, estaba expresando un deseo personal o lo que el creía una realidad. No era médico ni tenía experiencia alguna con el tema. Él era licenciado en “antropología social y cultural” y trabajaba para/con el PP, porque según se ve en su currículum lo único que ha sido, desde que terminó de estudiar antropología, es “político profesional”. Sigue siéndolo a día de hoy y ha pasado a ocupar desde cargos sobre drogas, como el mencionado, donde montó la vía legal para poder meter mano el dinero que la droga movía -lo vendieron al gran público como que iban a rehabilitar yonkis con ese dinero para “reparar” el daño que la droga causaba, y coló- a otros como secretario de estado del PP para Extranjería e Inmigración, o coordinador de la Cooperación al desarrollo o responsable de participación social: todos esos temas en los que el PP y el gobierno “brillan por su atención al ciudadano y por su cuidado a los grupos más desfavorecidos”. Y aunque él es de Salamanca, ha sido hasta concejal del ayuntamiento de Madrid.

Gonzalo Robles, el crack charro.


Antes que él, al frente de los temas de drogas por parte del gobierno de turno, estuvo Carlos López Riaño -que sustituyó al entonces juez Garzón tras su berrinche por no obtener de Felipe González lo que le prometió- y que tuvo el coraje de proponer algo que resultaba necesario: abrir un debate sobre la legalización del cannabis en España. Eso lo hizo allá por el año 1994, cuando 4 de cada 5 personas encuestadas estaban en contra y cuando “la droga” era uno de los grandes referentes de “preocupación” de los ciudadanos -a nivel del terrorismo- según los datos que nos servía el CIS.

Durante esos años, hubo multitud de intentos de conseguir por las vías políticas una regulación que sacase al cannabis de las draconianas listas sobre drogas y del juego de las sanciones injustas. Los usuarios de cannabis, organizándose en asociaciones de carácter local (nunca llegó a existir una de nivel nacional) combatieron las leyes, plantaron cara al asunto, formaron a muchas personas en el activismo cannábico y se estructuró una cierta forma de respuesta ante la prohibición estatal. Los cannábicos fueron consiguiendo logros a nivel local y autonómico. Por ejemplo los chicos de Pannagh que, dentro del modelo asociativo para consumidores, fueron objeto de la incautación de su cosecha en el 2005 y que tras 2 años de lucha, consiguieron que un tribunal ordenase la devolución de las plantas incautadas. Las plantas no valían ya para nada, pero el hecho de que el tribunal ordenase la devolución resultaba un empujón sin precedentes para los intereses de los usuarios cannábicos. Y desde ese momento, lo que habían sido asociaciones de personas que se juntaban con un interés común, que se defendían del estado demostrando que su actividad les alejaba del mercado negro y no resultaba en perjuicio para la salud pública se pasó al modelo de los CSC o Clubs Sociales de Cannabis, que venían a ser el gran salto cualitativo del asociacionismo activista local al modelo de cliente-no-activista.




Pasamos de asociaciones de un centenar de personas o menos, que se conocían entre ellas y cuya voluntad era la del activismo, a CSC con miles de “socios”. En ese momento, lo que había comenzado siendo una aventura activista para defenderse de unas leyes injustas, había mutado en una gran mayoría de casos hasta no tener nada que ver con el activismo y mucho con el negocio económico.

Cuando este pasado año las autoridades decidieron meter mano en estos lugares de venta de cannabis, se encontraron con “juntas directivas de asociaciones” que manejaban 60 cuentas bancarias con algunos millones de euros, derivados de la venta de cannabis, con curiosos lazos y vínculos entre los “bancos de semillas de cannabis” y estos centros de venta. Muchos de estos CSC ni siquiera tienen un cultivo de cannabis asociado con el que abastecer las necesidades de sus socios: cuando los “socios” son miles de clientes, el único cultivo que te puede abastecer es el del mercado negro negrísimo. 

Si además vendes derivados del cannabis como las extracciones y concentrados (BHO, wax, shatter, etc.) las cuentas todavía se complican más, dada la cantidad de marihuana necesaria para conseguir un gramo de estos productos. La venta de semilla de cannabis en España es legal y está registrada como excepción en las leyes sobre drogas, pero lo que no es legal es la producción de semilla y eso sigue siendo delito, aunque la abundancia de bancos de semillas españoles haga a veces olvidar que ese pequeño detalle. Llegados a este punto, ya no hablamos de activismo ni de derechos, sino de negocio puro y duro: la venta de cannabis y derivados con el dineral que mueve.

Ante este panorama, por parte de los actores políticos, tenemos al PP que sigue con su obtusa postura negacionista: todo esto es delito y no hay nada que hablar. Tenemos al PSOE que, dependiendo de lo que le convenga en cada lugar, dirá una cosa u otra, pero que no hará nada por cambiar la situación. 



Teníamos a UPyD que había incluido en su programa el asunto del cannabis y una tímida alusión a que había que regularlo como alcohol o tabaco, aunque ya sólo tenga un interés testimonial tras haber sido engullido por “naranjito Rivera”. Los de Ciudadanos incluyeron en su programa el asunto del cannabis con un enfoque regulador, aunque sin demasiado entusiasmo cuando vieron que les podían atacar por ahí. 



Izquierda Unida han sido los únicos que siempre estuvieron al lado del sentido común y apostando por sacar al cannabis y sus usuarios del entorno criminal en el que las leyes les sumergían, y en especial Gaspar Llamazares con sus intervenciones en la comisión mixta sobre drogas del Congreso y Senado. 

Y nos queda Podemos, que si bien recibieron por activa y por pasiva peticiones de que atendieran ese asunto, se han hecho los suecos y se han negado a entrar en el tema. Lo máximo que se ha conseguido de este “gran partido renovador” es un comentario en campaña electoral, de su líder Pablo Iglesias que decía haber charlado del asunto con Mujica -presidente de Uruguay- y que aunque no estaba en sus prioridades (no lo habíamos notado, eh) es un tema que “había que trabajarlo”. Una forma “elegante” de pasar del tema como de la mierda y no quedar muy mal con los fumetas: es lo bueno del cannabis, que se les olvida todo a sus usuarios.



A la vista de la inacción de la clase política, las propuestas de regulación han surgido de los propios colectivos de usuarios. En Navarra, a finales del pasado año, la ILP conocida como “Tu Papel Importa” consiguió 10.000 firmas (el doble del requisito legal) para que se pudiera tramitar la iniciativa, que busca dar seguridad jurídica a los CSC pero que está limitada por las competencias autonómicas. En Islas Baleares, la Federación de Asociaciones Cannábicas (FAC) llegó a un acuerdo con varios partidos (los que ahora gobiernan en coalición) para que se desarrollasen futuras propuestas encaminadas a avanzar en este sentido, aunque escudándose únicamente en “los usuarios terapéuticos” y sin mención alguna a los usuarios recreativos. Y ahora en Cataluña se está intentando otra ILP que necesita conseguir 50.000 firmas para poderse tramitar, y que estaría igualmente limitada por las competencias autonómicas.

Aunque sin duda, el más brillante de estos trabajos por el cambio de la realidad del cannabis, es el de Regulación Responsable. Este colectivo, formado por los principales grupos en España con intereses en el cannabis, está trabajando en la elaboración de una propuesta sólida que abarque todos los aspectos del cannabis, desde los clubs a las personas que cultivan para su propio consumo, desde el usuario con necesidades médicas al usuario que consume por razones lúdicas

Y dentro de este colectivo, la propuesta que me parece más interesante y mejor fundada es la conocido como “A por los 3 kilos!!” en la que, aunque a muchos les parezca una reivindicación exagerada, se argumenta punto por punto y en base a las sentencias existentes que han ido haciendo jurisprudencia en nuestro país, el derecho a cultivar o a disponer de lo que los jueces han estimado como una cantidad de consumo diario que llega a los 10 gramos de cannabis por día. Y las cuentas salen solas: si los jueces estiman que hay quienes consumen 10 gramos al día sin incurrir en tráfico, eso nos da un total de más de 3 kilos de marihuana al año por persona, sin ser narcotraficantes.



A muchos les puede sonar exagerado que alguien consuma 10 gramos de cannabis al día, a otros no. Es cierto que en el consumo recreativo es raro alcanzar esas cantidades, aunque para nada es algo imposible. Es raro porque normalmente las personas no tienen acceso a cantidades que les permitan dicho nivel de consumo y de gasto si tienen que recurrir al mercado negro. Pero no lo es tanto en el caso de los usuarios de tipo médico, en los que se conocen casos en los que el consumo alcanza los 25 gramos de cannabis al día. Y el grupo de Regulación Responsable aspira a ofrecer una propuesta de regulación estatal (a diferencia de las distintas intentonas locales a través de ILPs) para el cannabis que no deje a nadie fuera y que establezca un sendero sobre el que trabajar, a nivel estatal.

¿Qué partido tomará la ventaja y dará la cara para enfrentar la regulación del cannabis a nivel estatal? 
No lo tengo nada claro a estas alturas, porque realmente de los políticos -los de la casta y la neocasta- no espero nada, ni siquiera que intenten aparentar inteligencia. Pero que llevamos décadas con una prohibición sobre el cannabis que causa más daño social, humano y económico que la propia droga, es algo que no se puede discutir ya. 


Robe Iniesta, maestro de maestros y yonki de pro.


De momento lo mejor, en el fumeteo, es que sigas aplicando el consejo de Robe Iniesta: “podéis hacer lo que queráis, estáis en un país libre.... eso sí, que no os vean!”


viernes, 28 de agosto de 2015

Campaña de la FAD contra las drogas: manipulando Twitter y redes sociales.


Este texto fue originalmente publicado en la Revista Soft Secrets, denunciando la manipulación que se hacía en las redes como Twitter con las campañas contra las drogas de la miserable y archiconocida FAD o Fundación de Ayuda contra la Drogadiccion.
En este caso eran 170 cuentas difundiendo los mensajes -falsos, irreales y alarmistas- que lanzaban en su nueva campaña (eso con lo que justifican el exageradísimo montante de dinero público que trincan por la cara).

No son los únicos que disfrutan manipulando la opinión pública. Hace un par de días, la Revista VICE publicaba otra jugada de manipulación de la opinión pública por parte de las cuentas-bot del Partido Popular en Twitter, en este caso atacando a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena.
La Revista VICE también publicó un reportaje sobre este mismo caso de las cuentas-bot de la FAD y sus campañas contra las drogas, manipuladas por robots para que calen en la opinión pública. Un auténtico asquito de gente, y se llevan la pasta que tendría que ser para hacer algo útil: nos roban a todos.

Posteriormente y para evitar que negasen lo que había ocurrido, se publicó en esta web fotografías de TODAS LAS CUENTAS BOT (170) MANIPULANDO para placer de la FAD.

Esperamos que os guste. :))

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¿La FAD? 
¿Qué coño es eso de la FAD?


Todos los que vivimos en España conocemos a la FAD. Seguramente si te dicen el nombre de forma aislada, no puedas relacionarlo en un primer momento. Pero si te preguntan si recuerdas aquel anuncio contra las drogas en el que un gusano reptante se metía por la nariz de una persona, a lo mejor te suena ya. O casi con seguridad, cualquier anuncio o campaña contra las drogas que hayas visto en los grandes medios de comunicación, es una campaña de la FAD.

La FAD es una fundación. En concreto es la “Fundación de Ayuda contra la Drogadicción” pero el nombre en sí no es un mero formulismo, ya que implica un trato fiscal preferente y con varias ventajas frente a otras organizaciones. Una fundación es, en resumidas palabras, un grupo de personas y/o empresas que se constituyen con un capital determinado y un fin de carácter social, como puede ser la lucha contra la malaria o la enseñanza de música a los niños en las escuelas. En este caso, una con carácter consultivo ante la ONU o lo que es lo mismo, con mucha influencia.

La FAD fue, desde su creación, la fundación de carácter social que luchaba contra la drogadicción, pero también desde sus inicios contra aquellas personas que consumían drogas aunque no tuvieran problemas -de adicción o de otro tipo- derivado de su consumo. Fue fundada por un general de renombre, Gutiérrez Mellado. ¿Os acordáis de las imágenes del 23-F y el golpe de estado de Tejero? El militar que se levanta y les planta cara a la Guardia Civil armada, sin tirarse al suelo, ese era Gutiérrez Mellado. No era un mal tipo, para lo que podía haber sido. Y estoy seguro de que su intención al constituir la FAD no era mala. Pero otra cosa han sido los resultados.

La FAD ha sido la responsable -sobre todo por el dinero público que ha recibido- de educar a la sociedad sobre las drogas. Y su planteamiento ha sido un fracaso: han sido los férreos defensores de un modelo hostil contra las drogas y en vista de los resultados, no han servido de nada. 




Aunque decir que no han servido de nada no es del todo cierto: la FAD ha estado metiendo miedo a los españoles con las drogas, en lugar de enseñarles y educarles sobre ellas, durante lustros. La FAD es una acérrima amiga de la prevención contra las drogas, pero una obtusa enemiga de la reducción de riesgos en drogas y de todo lo que sea facilitar información real al consumidor. La FAD no te dirá nunca: “oye, ten cuidado porque esas pastillas moradas que has comprado tienen 241 miligramos de MDMA y es una dosis extremadamente alta” como pueden hacer ONGs -tipo AiLaket o Energy Control- con sus servicios de análisis de drogas. No. La FAD te dirá siempre lo mismo: “no tomes drogas, ninguna, y si las tomas, déjalas ya”. En eso se ha gastado durante todos estos años el dinero, sin ningún resultado, dicha fundación.

Aunque la FAD se funda con capital propio, el 76% de sus fondos son de origen público alimentado por el inefable Plan Nacional Sobre Drogas (PNSD) en un 70% y por comunidades autónomas y ayuntamientos en el resto. Se llevan una enorme pasta cada año por seguir diciendo lo mismo desde que se crearon. ¿Pero realmente quiénes son la FAD hoy día? ¿Y qué interés tienen en realidad?

La lista de personas -delegadas por empresas- que están en el patronato de la FAD (el equivalente a un consejo de administración de una empresa) son a día de hoy, con la ex-reina Sofia a la cabeza como presidenta de honor, gente como los representantes de: Telefónica, Banco Santander, REPSOL, Caja Madrid – BANKIA, ONCE, La Razón, la COPE, Onda Cero, Telecinco y Mediaset, Antena3 y Atresmedia, ENDESA, la CEOE (los empresarios), Grupo Vocento, Tuenti, Twitter y Google. Entre otros. No he nombrado a todos, pero podríamos decir que está una florida representación de la banca, la prensa, la radio-televisión y los medios digitales masivos junto con la Conferencia Episcopal -con el clero hemos topado- y empresas de energía o petroleras. Vamos, que “están todos”.

Resulta interesante mencionar que cuando se constituye lo hacen con un capital fundacional de 577.332 euros que ha ido creciendo hasta 8.048.473 euros de fondos propios actualmente, lo que quiere decir que la FAD ha multiplicado por mucho más 13 el dinero con el que se fundó. No les va nada mal. 

Tienen inversiones en bonos en sitios tan sociales como Bankia, el Banco Santander, y el BBVA por un valor de casi 7 millones de euros. Pero siguen recibiendo más del 70% del dinero de fondos públicos -el último año se llevó 5.407.118 euros en subvenciones- siendo un organismo privado que “hace con su dinero lo que quiere”. Así nos va.


Manipulando información en las redes sociales.

La FAD ha presumido muchas veces de que los medios de prensa le hacen las campañas gratis -¿o deberíamos decir que “se hacen ellos mismos las campañas gratis”?- y no es de extrañar viendo que están todos dentro. Pero en la última campaña de la FAD, que tiene el nombre de #Construye (pensada para las redes sociales, como se puede ver por el hashtag) y que fue lanzada hace unos días aunque durará -en teoría- hasta el verano, pudimos ver un comportamiento vergonzoso en las redes sociales.

Lo normal -lo correcto- en una red social como Twitter, donde hay personas emitiendo opiniones y esa es su esencia, sería no tratar de manipularla de forma fraudulenta con cuentas falsas que no pertenecen a nadie real y son propiedad de alguna -no muy inteligente- empresa de publicidad.

La campaña #Construye se presentó a los medios -es decir, la FAD se la presentó a sí misma- el día 12 de marzo del 2015. ¿Su eslogan esta vez? “Construye. Cuantas más cosas construyas en tu vida menos espacio dejarás a las drogas”. Tuvo la repercusión habitual en las redes: los medios más afines le daban publicidad y los demás pasaban, un par de comentarios de gente apoyando, otros cuantos de gente en contra de las campañas de la FAD y... aquí paz y después gloria. Nada más.

Hasta que llegó un ejercito de unas 170 cuentas con perfiles falsos que, durante cerca de 20 minutos, estuvieron enviando el mismo mensaje a la red social Twitter -y pudiera ser que a otras también- para conseguir darle visibilidad a la campaña e intentar provocar que subiera y fuera un “trending topic”. Nada menos que 170 cuentas que simulan ser personas, estudiantes, chavales, deportistas -alguna utiliza la imagen de deportistas de primera linea- y gente joven “muy sana”, nada de perroflautas. Son 170 cuentas que usan imágenes, entre otras cosas, de personas reales. Cuentas que podrían estar usando tú imagen o la de tu pareja, la de tu hijo o la de tu hermana, para fingir una identidad inexistente en las redes sociales: esas son las cuentas que le estaban “hinchando artificialmente” la relevancia en redes sociales a la campaña de la FAD. El mensaje era textualmente el siguiente (no se rompieron la cabeza haciendo 2 ó 3 distintos): “#CONSTRUYE, nueva campaña de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción: La campaña consta de dos anuncios t...” [sic] y era completado con un enlace a esta web del diario Sport http://www.sport.es/es/noticias/comunicacion/construye-nueva-campana-fundacion-ayuda-contra-drogadiccion-4013296

¿Alguien puede creerse que 170 cuentas -de personas, no máquinas para manipular las redes- tuvieran la ocurrencia de tuitear el mismo mensaje (sin cambiar absolutamente nada) e incluir el mismo enlace a la misma página web en 20 minutos? Y digo tuitear, no digo hacer retuit.

Curiosamente en esos mismos días -no sé si un par de días antes o después- los medios (los del patronato de la FAD) daban como noticia la detención de una supuesta célula yihadista de reclutamiento, de la que de 8 personas inicialmente detenidas, 7 entraban en prisión acusados de toda una serie de cargos y acuñando una nueva expresión: “terror informativo”. ¿Cómo es esto? Pues les acusa el juez Gómez Bermúdez desde la Audiencia Nacional que describe en su resolución la importancia de Internet en este nuevo terrorismo y explica que la célula investigada estaba integrada por al menos diez personas que constituyeron "un complejo entramado virtual" en Internet, mediante la creación de 52 perfiles en Facebook, Twitter, Google o Tuenti y que utilizaba en España la táctica del "terror informativo". El mismo juez tiene a bien indicar que hay un aspecto en común de todos los detenidos y es el hecho de su difícil situación económica o están en paro o tienen condiciones económicas muy precarias (vaya mierda de célula, ¿no?) y según él ese hecho "ha contribuido aun más a exacerbar su odio hacia la cultura y valores propios de nuestra sociedad". Remata con que además de sus ideas -las cuales desconozco- eran pobres y muy cabreados, lo que les hace ser “personas potencialmente muy peligrosas para la seguridad pública, cuya conducta futura es de todo punto imposible de predecir".

Si el juez que juzgó los atentados de Madrid del 14-M, Gómez Bermúdez, califica de “complejo entramado virtual” y “terror informativo” a un grupo de 8 personas acusadas de tener 52 perfiles falsos en redes sociales, ¿cuál sería la calificación para una organización que presenta campañas -centradas en operar sobre la opinión pública- y cuenta con 170 cuentas que escriben su mensaje en las redes a la hora más oportuna? 

¿No es terrorismo informativo el usar imágenes de otros y crear perfiles falsos si es para favoreces los intereses del patronato de la FAD? ¿Sólo si son pobres y están cabreados o esto cómo va?

Vamos a echar un ojo a las 170 y nos encontramos con muchas personas jóvenes, con nombres como “Ale Amador, Aldo Medina, Agustín Pérez, Adriana de la Cruz, o Adalberto Pineda” que en este caso -por ejemplo- se ve cómo sigue un orden alfabético en su gestión (letra A en este caso pero luego sigue una tanda de cuentas que empiezan por la letra S) y todos con fotos de personas reales, de carne y hueso, pero en realidad son cuentas gestionadas por una sola persona: un terrorista informativo como ya puede imaginar el lector.

Es decir... ¿está la FAD haciendo trampas en las redes? ¿Son sus campañas legítimas y tienen que repercusión que merecen? ¿Estamos tirando el dinero público en una fundación privada para que pueda seguir alimentando esta forma de proceder? 

No podemos decir que sea la FAD directamente, pero sí que la FAD es la beneficiaria directa de ese comportamiento de fraude masivo en Twitter. Igualmente nadie puede aseverar que una determinada cuenta pertenezca a ISIS o a otro grupo yihadista porque sus mensajes beneficien los intereses de dichos grupos. Es el complejo mundo de la identidad digital, del que se aprovechan unos y otros.

Mirando con más detenimiento en la red nos encontramos con 3 cuentas especialmente curiosas. La primera es de https://twitter.com/radyzitytedo/status/576109209256747009 que lanza el mensaje de la FAD pero al mismo tiempo lo hace desde una cuenta cuya imagen es una estímulo a la ludopatía como es una ruleta de casino.




La segunda cuenta https://twitter.com/GomzCristiano/status/576109073545871360 es la de alguien que usa la imagen de Cristiano Ronaldo, el jugador del Real Madrid y que además para acompañarla en esa simulación, usa el nombre de Cristiano y una imagen de un estadio y una pelota de fútbol.




Por si no fuera pocas la manipulación con eso, llegamos a la tercera de las cuentas seleccionadas, que es un perfil que dice llamarse “Ivan Weed” y que como avatar tiene una imagen de una hoja de marihuana. https://twitter.com/qisacehu/status/576109338240024576



Sí. Lo han leído bien. Entre las cuentas que publicitan mediante el uso de perfiles falsos en Twitter la campaña de la FAD, hay una que utiliza como reclamo el cannabis para llegar a la clase de público que se ha marcado como objetivo el publicista de turno. El cannabis -que tan malo lo pintan en sus campañas- parece no ser una mala herramienta a la hora de simular perfiles falsos para atraer la atención de los jóvenes en las redes, aunque vaya directamente contra el “presunto” mensaje que quiere difundir la FAD.

Claro: todo vale contra las drogas, hasta la propias drogas. Además, ¿quienes somos nosotros para decirle a una fundación privada como la FAD cómo debe comportarse éticamente? Sólo esperamos que, para la próxima intentona de fraude y manipulación de la información (INFOXICACIÓN), la persona que lo lleve a cabo tenga algo más de luces y no tome a los usuarios de redes sociales por gilipollas.

Fraude y terrorismo informativo, vale. 
Pero sin faltar.

Drogoteca.





*** Mi agradecimiento a mi HAMIGO Alipio Gutiérrez, de ANISalud Madrid, sin cuya ponencia en “Socidrogalcohol” esta información no hubiera salido a la luz. ;))



lunes, 3 de agosto de 2015

10 razones para no leer el Huffington Post

Este texto fue publicado en el portal Cannabis.es y esperamos que os guste.

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10 razones para no leer el Huffington Post.


Hace un par de semanas, más o menos, despertábamos en España con un artículo (por decir algo) publicado por el Huffington Post en su versión española, sobre el cannabis: 10 motivos por los que no mola fumar marihuana.

El texto venía firmado por un tal Jorge Dotto, que dice ser médico, patólogo y genetista por la gracia a Dios y de alguna universidad católica de 3ª en “la Argentina”. No es raro, ya que las universidades católicas suelen estar para recoger el dinero de quienes, por esfuerzo intelectual, no pudieron llegar a la nota para cursar estudios en la universidad civil, mucho más barata y mejor en la mayoría de lugares. Médico debe serlo si le dieron el título, pero es más patógeno que patólogo y más genetonto que genetista. No suelo meterme con la gente antes de dar las razones pero en este caso, dado el volumen de desinformación que arrastra este matasanos argentino de Jorge Dotto, voy adelantando trabajo.

En el libelo que publica el mencionado “periódico” digital, se aportan 10 razones para incidir en los supuestos peligros de la marihuana, excusándose en que alguien tiene que decir algo en contra en mitad de esta ola liberalizadora que asola el mundo, y que el debate es bueno. El debate creo que es algo positivo siempre, pero no cuando parte de una provocación estúpida.




Aquí las 10 razones del “médico patólogo genetista” y una breve respuesta, ya que cada uno de los puntos que menciona daría para contestarle con un artículo completo.

1- No es una droga blanda o light.

Esto debe ser lo único cierto que dice -parcialmente- en su texto. Acude a la idea acertada de que no se pueden dividir las drogas en blandas o duras, sino que hay que hablar de cada sustancia. Pero lo remata con una falacia: la marihuana mata porque hay quien mata o se mata conduciendo con restos de THC en sangre. Independientemente de que pueda haber muertos por tráfico en los que el cannabis esté implicado, el peligro sería la conducción de un vehículo sin estar en condiciones de hacerlo y no el motivo por el que la persona no lo está (falta de sueño, uso de alcohol o drogas, nerviosismo por una mala noticia, prisa desmedida por presión laboral, etc).


2- Es la segunda causa de accidentes de tránsito fatales.

Aquí el patógeno doctor se arranca con una inferencia peligrosa, sobre todo para un médico. Que haya restos de consumo de cannabis en un cuerpo, dada la farmacocinética de sus compuestos, no se puede vincular a que la persona estuviera bajo el efecto de la droga, en el caso del THC. Es cierto, que, tras el alcohol, el cannabis es el segundo “tóxico” más frecuente en los análisis (aunque no se analiza la nicotina, por ejemplo) porque es la droga más consumida tras alcohol y tabaco, pero que haya restos en sangre no indica que la persona estuviera bajo sus efectos. Ocurre igual con cualquier fármaco para la ansiedad o el insomnio, que puede ser detectado en sangre semanas después de haber sido tomado, y eso no implica que una persona esté semanas “colocado” con un valium.


3- Causa adicción en un 50% de las personas que la consumen todos los días.

En este punto, no sé si enfadarme o darle las gracias al docto doctor. Para mí una persona que consume una droga todos los días, es un adicto a la misma. Dicho esto sin estigma alguno en el término adicto, ya que reflejaría también a las personas con tratamiento de corticoides, que bajo ningún concepto pueden interrumpir su medicación de golpe o corren un riesgo psiquiátrico grave.
Si sólo consideran adictos -a saber con qué parámetros- a la mitad de los que fuman cannabis diariamente, me parece una lanza a favor de la marihuana. Me gustaría ver esas mismas tasas de adicción en los que beben alcohol diariamente, los que fuman nicotina diariamente o los que consumen cocaína o heroína diariamente. Por último, cuando hablamos de adicción al cannabis, hablamos de la menos problemática de las adicciones, dada la poca incidencia de efectos adversos al suspender el consumo (menores que los del tabaco) y la brevedad de los mismos.


4- Es la puerta de entrada al consumo de otras sustancias.

Bueno, aquí leemos algo que si los editores del Huffington Post leyeran antes de publicar, hubieran podido aconsejarle al tal Jorge Dotto que busque bibliografía posterior a 1980, ya que se atreve a pontificar sobre este tema. La teoría de la escalada (comienzas con un porro y acabas chutándote heroína) es algo desechado incluso por los profesionales del campo de las drogas que tienen sus fondos en organizaciones de corte prohibicionista. Es una mentira que ya no es aceptada en ninguna parte del mundo, salvo en la ultra-católica Argentina y en la universidad donde estudio este galeno.
Si realmente existe una droga que inicie una escalera de consumo, será posiblemente el tabaco o el alcohol, mucho antes que un porro de cannabis. Y no hay que perder mucho más tiempo con este punto.


5- Destruye el centro del placer en el cerebro.

Aquí nos encontramos con una aplicación curiosa de los estudios que hablan de cómo el abuso de ciertas drogas, especialmente las dopaminérgicas como la cocaína o la anfetamina, tienden a hacer que la persona valore de forma disminuida el placer -en comparación con otros- y es frecuente que se sufra de problemas para encontrar actividades que satisfagan fuera del círculo del consumo.
Es una hipótesis más sobre la plasticidad del cerebro y la bioquímica asociada a estas drogas, pero no al cannabis. El cannabis actúa sobre los receptores cannabinoides, que aunque interactúan con el resto de sistemas del cerebro, no provoca la liberación de dopamina ni el bloqueo de su recaptación desde el medio intersináptico. En esencia, el cannabis no “toca” el tema de la dopamina. Y en realidad.... ¿vosotros disfrutáis menos de una buena comida, una gran película, un divertido concierto o un maravilloso polvo por fumar cannabis? Pues eso, tonterías las justas.

6- Afecta al rendimiento escolar, aumentando la deserción.

Aparte de hacerme gracia el término deserción, que carga la culpa sobre el alumno, esta es otra de las trampas estadísticas más comunes a la hora de atacar al cannabis. Es cierto que el numero de consumidores de cannabis y otras drogas, es mayor entre quienes abandonan a edad temprana la escuela. Pero establecer una relación de causa (que el abandono sea por el cannabis) no es posible, y cuando se hace es una interpretación tendenciosa la que se da, aprovechando el estigma de las drogas para no tener que evaluar los motivos reales por los que los jóvenes dejan la escuela. Pero citando a Luis Cuende -asesor de 20 años de la vicepresidencia de la UE-, “el estado actual de la educación es como para declarar el estado de sitio” y recomienda huir de la escuela y dar una formación a la medida de la persona. A lo mejor es el modelo, y no los porros que se fumen al salir de clases tediosas e impartidas por docentes desganados.


7- Aumenta el riesgo de desarrollar psicosis.

Aquí el matasanos Jorge Dotto dice una mentira como título e intenta arreglarlo con una frase final: “el uso de marihuana PODRÍA ADELANTAR entre 2 y 7 años” la aparición de una enfermedad que no se “fabrica” sino que se desarrolla, y con tasas similares entre todas las poblaciones del planeta.
Es cierto que el cannabis, como el alcohol, otras drogas, el estrés físico o psíquico y los factores emocionales (pareja, familia) y laborales, pueden ser causa de debut o brote psicótico en personas que tienen predisposición a sufrir el trastorno. De decir en la primera linea que el cannabis desarrolla psicosis a decir que “podría adelantarla en quien la sufra”, hay dos mundos de diferencia.


8- Causa infertilidad masculina.

Si eso fuera cierto, seguro que tendríamos un anticonceptivo funcional para hombres basado en cannabis. Hay una aparente correlación entre el consumo de cannabis y cierta reducciones en los valores de fertilidad espermáticos, pero no te lo creas mucho: si echas un polvo sin condón, por muchos porros que fumes, puedes dejar embarazada a la mujer. Y aunque la mujer fume muchos porros, por eso de echar una mano con el tema, tampoco se libra. ¡¡Con la de niños que han salido -9 meses después- de grandes reuniones y acontecimientos cannábicos!! ;)


9- Afecta a los pulmones.

Aquí tengo que darle la razón, en parte, al doctor. Si consumes la combustión de cualquier producto vegetal por vía pulmonar (humo) estás metiéndote muchos compuestos que no interesan. Pero da igual que sea tomillo que marihuana. La combustión del tabaco o del cannabis es mucho más dañina que su consumo por otras formas, como los e-cig o los vaporizadores para cannabis, donde se caliente y evapora el principio activo sin incorporar elementos no deseados. Así que doctor, póngase al día, porque fumar es malo pero hay otras formas de administración del cannabis, como la vía oral. El esperpéntico doctor ya no tenía a qué recurrir para llegar a 10 razones, y meterse con la vía de consumo fue lo que le quedaba, sin pensar que hay otras sin las pegas que él menciona, que fueron exageradas a más no poder.

10- Aumenta el riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual.

Aquí la gran bomba informativa. El cannabis aumenta el riesgo de contagio de SIDA, hepatitis, ébola, y hasta piorrea si quieres: pues NO. En una jugada propia de un tahúr de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), el matasanos Dotto nos alecciona sobre los entornos de consumo. Y ya que eso de los porros -a veces- se fuma antes de tener sexo, pues es lógico deducir que como todos somos tan gilipollas como él, se nos olvida usar un método de protección.
Sí, no es más que eso. Y a partir de ahí, pues ya puedes elegir la lista de enfermedades que quieras poner. Aunque tenedlo claro: fumarse un porro no es excusa para no usar condón a no ser que ya seas un/a gilipollas de serie. Por ti y por tus follamigas/os. Es como cuando decían que la heroína provocaba SIDA, en lugar de decir que compartir jeringuillas infectadas lo transmitía. Y así todo.


No resulta extraño que semejante sarta de imbecilidades venga de un “médico argentino”. Y es que no todos pueden ser Favaloro, como se observa en el caso de corto Jorge Dotto por más que quiera venderse. Lo cierto es que yo no dejaría que un tipo que se dice médico y hace semejantes razonamientos, pusiera sus manos sobre mí o sobre cualquier ser querido, porque ha dado claras muestras de no ser capaz de razonar adecuadamente. Y es cierto que Argentina es el reducto prohibicionista con un background dominado por cuestiones morales, y azuzadas por la Iglesia Católica. En concreto el Papa Paco (muy fumado en Argentina) tiene su particular cruzada con este tema, y es la razón por la que estos amorfidades con título de médico llegan a ser escuchados: la cruzada moral.

Lo que no parece que eso pueda explicar qué cojones hace el Huffington Post publicando semejante bazofia. Seguramente, no lo leyeron siquiera. Aunque sí explica por qué no merece la pena leerles a ellos.






martes, 19 de mayo de 2015

#EscándaloFAD: imágenes de los 170 perfiles falsos contra drogas en Twitter


Hoy la Revista VICE ha publicado la noticia -que dio Soft Secrets en su última edición- sobre el uso de 170 cuentas con perfiles falsos que se activaron para promocionar en Twitter la última campaña de la FAD. El llamado #EscándaloFAD en Twitter. 

Según he leído, al parecer se han tomado la molestia (no creí ni que lo fueran a hacer) de borrar los tuits lanzados desde dichas cuentas, pero como fui previsor (yo también me tomé la molestia) guardé una copia de todas ellas por si alguien necesitaba comprobarlo y en algún momento no era posible hacerlo online.

Aquí están dichas capturas de pantalla.
Todas las cuentas falsas, usadas para apoyar e intentar viralizar la campaña de la FAD el 12 de marzo.

Para que quede constancia, porque Internet tiene memoria.

Drogoteca.

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