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jueves, 30 de noviembre de 2017

To trade or not to trade: el dilema del poseedor de Bitcoin

Este texto fue una reflexión personal, publicada en la web sobre Bitcoin de ElBitcoin.ORG hace unas semanas, en lo referente al tema del trading (andar comprando y vendiendo criptomonedas). Creo que contiene algunas reflexiones que son de lo más acertado y que según pasa el tiempo, veo que más fundamento tienen.

Espero que os guste y os sea útil en este proceloso mundo del Bitcoin y las criptomonedas... ;)

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To trade or not to trade.



Cuando uno pasa el suficiente tiempo en el universo Bitcoin, tarde o temprano se llega a enfrentar a este dilema. El trading, la actividad de comprar y vender moneda a cambio de otra, es esencial a la hora de fijar el valor de la moneda en un momento dado, ya que a diferencia de otros usuarios (como quienes usan Bitcoin en un mercado de la darknet para adquirir un determinado bien, pero no “retiene” la moneda) los traders son quienes evalúan -con sus compras y ventas- el precio real de una moneda o un valor en el mercado.



Mi primer contacto con el trading -con control directo e inmediato de mis monedas frente a otras varias- fue hace pocos meses. Por suerte, y digo suerte porque eso fue en gran medida, sucedió justo antes de la burbuja que vivimos en la primavera. En previsión del fork de Bitcoin, y preocupado por ese dinero -que iba ganando en valor con el tiempo, hasta ser una variable imposible de no tener en cuenta- quise proteger lo que hasta ese momento había guardado en Bitcoin, y busqué otras posibles monedas para una mala situación -esperaba- en Bitcoin. Suerte fue que, si bien mi predicción de fork iba muy anticipada, el conjunto de decisiones lo tomase en esos días: mutipliqué varias veces aquello que coloqué en otras monedas, porque tuve la suerte de pillar ese momento.

Los planteamientos generales de mi decisión eran “buenos”, porque derivaban de un análisis de largos plazos que no buscaba dinero rápido sino protección. Pero el hecho que temía, el fork, no se produjo hasta meses después y aunque Bitcoin no se había inflado de precio tanto como otras monedas en ese tiempo, había doblado prácticamente su valor: me había equivocado, pero había acertado. 

Darme cuenta de ese hecho de forma tan tajante (mi predicción era errónea, al menos en ese momento) me ayudó a no creerme -por efecto de la suma de dinero ganada con la suerte del momento- un experto en el tema, capaz de predecir tan espectaculares escenarios de crecimiento. Esa ocasión fue suerte, y lo tuve muy claro desde el principio.

Aunque yo ya he tomado la SANÍSIMA decisión de no asesorar a nadie ni ayudar a nadie -sin cobrar por mi tiempo- con el tema de las criptomonedas (es muy pesado cargar con todo lo que la gente no sabe e intentar que comprendan todo esto con un muro de desconocimiento delante, defendido por otro de prejuicios detrás) mantengo un pequeño grupo de Telegram en el que varios personajes, compartimos cripto-asuntos. 

[[Actualización: dicho grupo aunque sigue siendo privado, ha abierto un "supergrupo" (así lo llama Telegram) para quienes tengan dudas y quieran charlar sobre estos temas. En enlace de acceso para la Cripto-escuela de Salamanca es este: https://t.me/joinchat/BG_IqkwgfFi8adD_W0Ok7A ]]

En él hay algún ilustre entrevistado de esta web (ElBitcoin.org) y otras personas totalmente desconocidas que se han ido “agregando” en momentos distintos: personas con formación en Bitcoin muy distinta, pero todos dentro del límite del usuario de nivel medio, como máximo (como yo). En el grupo, que paso de ser “Cryptoboyz & Girlz” a “Escuela de Salamanca” (recuerdos a Palamedes) nos echamos una manita y nos ayudamos.




Y todos nosotros -todos sin excepción- hemos caído en el trading. ¿Por qué? Está claro que cuando llevas un tiempo en esto, ciertas noticias sabes que van a tener repercusión (positiva o negativa) y sueles ver que puedes tomar ventaja de lo que va a suceder (si eres capaz de interpretar bien el escenario y su resultado en un momento puntual). 

Yo suelo decir que, con esto de las criptomonedas, pasa algo similar a lo que ocurre con algunas partículas observadas con el prisma de la física cuántica: puedes determinar su vector de dirección y velocidad o su posición exacta, pero no ambas cosas a la vez. 

Puedes acertar en el escenario y errar en la conclusión, y puedes hacer la jugada inversa también (lo que sería acertar de casualidad, como yo). Lo que está claro es que es también, el trading de criptomonedas y de otros valores, un campo probabilístico y no determinístico. Si eres muy de la mecánica clásica y te da “yuyu” eso del gato vivo-muerto, a lo mejor esto te supera. Si quieres saber lo que tienes y cuánto vale con una precisión pre-establecida, lo tuyo es la moneda fiat y no la criptomoneda (al menos, de momento).



Todos hemos visto la posibilidad de ganar dinero rápido, y hemos tentado a la suerte con diferente fortuna. Lo único que nos salvaría a todos (hablo especialmente del grupo mencionado, pero puede ser aplicado a otros muchos fuera de él) de nuestros propios errores en el trading, es que hablamos de un mercado en un brutal alza. En alza hasta el punto de que a veces da impresión de que “da igual en qué inviertas, porque todo sube siempre”: ojo, esto no es así y aunque lo sea -temporalmente- llegaremos en breve al momento en que no sea así.

No todo sube siempre, ni todo sube, pero es cierto que -de los principales criptovalores- si se mira su precio 1 año atrás son todo ganancias, en cualquiera. Y este mercado “inflado de interés” por un lado y que, por otro, va llegando a nuevos niveles de adopción de las criptomonedas, es un mercado que tiende a perdonar errores a todo el mundo porque los valores de referencia siguen subiendo

Pero no conviene fiarse, al menos demasiado, de las dotes de “speculatori” que nos han salido repentinamente, ya que lo nuestro no es invertir sino que todos nosotros (en el grupo) trabajamos en campos totalmente alejados de lo que serían los mercados de inversión. Somos meros aficionadillos, de momento, con mucha suerte.

Y tal vez sea ese el problema, hoy a señalar: exceso de suerte. Todos nosotros, en distintos grados pero todos, hemos entrado en el juego de comprar en un momento y vender en otro, para sacar provecho de la diferencia. Y debo reconocer que, a pesar de nuestra ausencia de experiencia previa, no se nos ha dado tan mal. Pero ahora debo considerar que la simple inercia de unos mercados fuertemente ascendentes ayudó mucho. 

Hasta gente tan ajena a este mundo, como resulta ser mi madre, me dio una cantidad para invertirla en su nombre. Cuando le pregunté qué quería que hiciera con ello, si “jugar en los mercados” o “hacer una buena inversión y dejarla quieta”, me contestó lo primero: jugar con ello, hacer trading activo. Cuando -extrañado- le pregunté cómo me daba esa respuesta, me dijo que no era mucho dinero [nota del autor: si yo lo hubiera tenido la primera vez que miré el precio Bitcoin, ahora tendría 100 Bitcoins, que hoy día equivalen a una comprar una muy buena casa, en mi país]. Ese tipo de actitud en una persona que es ajena a este mundo y cuya principal fuente de información son “los mass media” y alguna cosa que me escucha decir a mí, da una importante señal de lo que al personaje medio, que aún no ha entrado en esto de las criptomonedas, le atrae: no es la calidad del dinero, sino las ganancias rápidas haciendo trading.


Y nuestro “trading” que comenzó siendo “la necesidad de realizar un par de movimientos lógicos de compra y venta” ante una situación puntual (incluso forzada), acabó siendo “cazar al dragón durante horas y días”, persiguiendo estadísticas de precio en los mercados, para sacar provecho rápido de la volatilidad en las monedas y los diferentes exchanges. 

Uso a propósito la expresión “cazar al dragón”, porque es la que se usa en inglés, a modo de “slang” o jerga, para estar persiguiendo y aspirando el humo que se evapora de una pequeña cantidad de cocaína base, o heroína (o ambas, speedball), que se evapora con la llama de un mechero sobre papel de plata. 

Realmente las sensaciones, comparando el “juego” que se establece entre la persona y la actividad en este caso, pueden llegar a ser bastante similares a las del yonqui dándole fuego a la “cola del dragón”, pero eso es una visión subjetiva del asunto y, entiendo que poco común, ya que si bien hay mucha gente que hace trading de criptomonedas, no hay tanta que se entregue a esos otros placeres del consumo de psicoactivos.

A este punto quería finalmente llegar, antes de ofrecer un consejo basado en la experiencia tenida haciendo trading con criptomonedas: placer, consumo

Hay algunas personas -la inmensa mayoría- a quienes les das una inyección de heroína y no les resulta agradable. Otras quedan maravilladas y -de poder conseguirla- se hacen adictas a esa droga. Donde puse heroína, puede poner usted mismo cualquier otra sustancia (cocaína, cannabis, hongos psilocibes, mescalina, MDMA, anfetamina, morfina, etc.) y otras cuantas actividades humanas: comer, dormir, masturbarse, besar, ligar, jugar a las cartas, ir de compras, echar dinero a las tragaperras, trabajar sin descanso aun teniéndolo, follar o jugar a la lotería, al ajedrez o a los videojuegos en una consola.

Tal vez usted no lo sepa, pero las drogas prohibidas hacen efecto en el cuerpo humano porque imitan a otras sustancias que tenemos en nuestro interior, y que se manifiestan -haciendo su función, de forma normal, o desajustada- en las diversas relaciones bioquímicas de los comportamientos. 

Cuando come, usted segrega endorfinas (una molécula de efectos similares a la heroína o morfina). También cuando acaba de tener un orgasmo, o cuando llora. También las segrega su cuerpo de forma automática cuando usted sufre un daño (como un hueso roto). 

Cuando usted está a punto de ganar lo lotería, porque sólo falta número y si es el suyo se convertiría en millonario, usted segrega dopamina como un loco. Pero también lo hace cuando va ganando en la consola mientras compite con su pareja o amigo, y también lo hace cuando está jugando al poker con dinero o a las maquinas tragaperras, bingo, casino o ruleta: en los juegos de azar, usted segrega dopamina de la misma forma que lo hace el cerebro de un cocainómano cuando consume y consume esta droga. Y así podríamos seguir con distintas actividades, emociones y comportamientos que surgen en el complejo ser humano.




¿Pero esto no iba de trading? Sí, y aquí terminamos.

Dentro del grupo -en el que me incluyo- hay hombres y mujeres, profesionales de todos los campos (del derecho a la seguridad privada, pública, sanitarios, autónomos, freaks sin oficio claro pero todos con un mismo interés: Bitcoin y su mundo) que tienen intereses muy distintos, motivos diferentes, y razones que no tienen nada que ver para estar en este cripto-fregao. Sin embargo, al principio, todos pensábamos que las ideas de los demás y sus motivaciones (más allá del ganar dinero, que es común) serían iguales a las nuestras. Y no, eso es de lo primero que hemos comprendido: somos personas distintas que compartimos información y razonamientos, pero que tomamos decisiones distintas en función de los mismos datos: el trading no es una ciencia exacta.

Y la otra gran cosa que descubrimos, algunos antes (yo posiblemente) y otros más tarde, pero que todos sin excepción han calificado el cripto-trading como una actividad “muy adictiva”. 

Todo ellos, en distintos grados, conocen bien las drogas. Algunos sólo el cannabis y alguna anfetamina, otros cocaína y heroína, otros MDMA y speed, otros tabaco y alcohol. Todos conocen las drogas y conocen el aspecto adictivo de muchas de ellas, y varios de ellos son profesionales con relación directa con estos asuntos de las drogas y las adicciones. Y a pesar de su formación, y de que nadie se acerca al trading -eso de mirar velas rojas y verdes que bajan y suben, embobados para que se pueda hacer la compra que se te ha antojado... si puedes y el mercado te deja- pensando que puede ser una actividad “de alto riesgo” y no sólo económicamente: es una peligrosa adicción.

En realidad, el estar frente a gráficas de colorines, que suben y bajan, cálculos sesudos, fórmula magistrales a aplicar, momentos a cazar a tiempo y todo con el control de tus manos, tu dinero y la acción directa de tu voluntad sobre tus monedas, es muy parecido a un juego de azar; incluyendo las consecuencias de la ludopatía. A veces se gana dinero, genial, porque eso es un refuerzo positivo que hace que la persona repita la acción. A veces se pierde, y eso que a muchos les sirve para medir mejor y tal vez retirarse del juego, a ciertos personajes (es un fenómeno que se da en los compradores de drogas en el mercado negro) no les funciona como un aversivo que les aleje del trading, sino que les funciona de “refuerzo aleatorio” (también con los animales se usa, para mantener adiestramientos a lo largo del tiempo) que no elimina ni tiende a eliminar el comportamiento.

En resumen, creo que el trading es una actividad que, si bien puede dar altos rendimientos, también puede provocar intensas pérdidas. Y una que no solemos evaluar adecuadamente: la de nuestro tiempo

Nuestro tiempo y su rendimiento es en sí mismo, cuando lo usamos adecuadamente, nuestra mejor “Proof of Work” o PoW. Es cierto que es “relativamente fácil” ganar dinero en el trading, una vez que uno le echa horas y aprende las habilidades básicas. ¿Pero cuántas horas? ¿Cuántas le puedes echar tú para que dicha actividad te resulte rentable? Si eres una persona que -por su trabajo, o ausencia de trabajo- pasa por su tiempo pegado a un ordenador con conexión a Internet, pues es posible que hacer trading sea una actividad más -provechosa económicamente- que pueda incorporar a su rutina.

Pero fuera de esa tipología de persona, es muy probable que el trading de criptomonedas no sea una actividad hecha para ti. Hace un tiempo recibí el mejor consejo sobre trading que me han dado hasta la fecha: “no hay decisión sobre criptomonedas que compense una noche en vela”. Y es cierto, no lo hay. 

La mayoría de la gente no dispone de 10 horas para estar pegado a un ordenador leyendo información y analizando mercados, porque además del Bitcoin tienen vida. Y todo esto lo escribo sabiendo que, en breve y debido a los futuros forks de Bitcoin que parecen venirnos encima, no tendré más remedio que ceder a mis impulsos y echar un vistazo al asunto; es posible que acabe picando de nuevo y dejándome más riqueza de mi propia PoW en tiempo, que la que pueda ganar haciendo movimientos entre unas y otras monedas.

Valora bien tu tiempo antes de dedicarlo a otras cosas.
Y recuerda que te lo avisamos aquí: el trading de criptomonedas es altamente adictivo.



lunes, 12 de junio de 2017

Bitcoin: profesionales vs. timadores.

Este texto lo publico para agradecer a la gente de Bit2Me su profesional hacer y buen servicio, y para que todas esas personas que no saben dónde comprar o vender Bitcoins, tengan al menos una referencia fiable. Bit2Me es una empresa que hace las cosas bien, llevaba por gente que sabe lo que hace: seguro que hay sitios más baratos, pero no tan seguros como ese. :))

Así mismo lo publico para advertir a toda la gente que ahora entra en este ecosistema de las criptomonedas sobre un timador-estafador, Jesús Corral Pérez, que ha robado a varias personas ya y sobre el que existen denuncias y órdenes de búsqueda, ya que el tipo gusta de jugar al escondite. Simplemente, ha dado con quien no debía: un perro que no va a soltar a su presa y que la cazará con la alegría de todos los estafados por él. :))

Espero que sea útil y os guste.




Bit2Me: 
La importancia del prestigio,
correctamente ganado.


En estos turbulentos días en el mundo de las criptomonedas se ha ganado mucho dinero, por parte de quienes ya estaban dentro. Eso se ha traducido en que las carteras de algunas personas se han visto fuertemente abultadas de repente... ¿y quién le amarga un dulce? Muchos hemos aprovechado para hacer algo de cash y cubrir huecos que teníamos pendientes, pagar alguna deuda y darse algún capricho.

Claro que para hacer eso, todavía, hace falta hacerlo en euros (si vives en Europa) y no es posible -salvo excepciones puntuales- pagar en Bitcoin (menos aún en otras monedas). Aparte, las salvajes tarifas cobradas por los mineros (por encima de 5 euros en muchos casos) debido al cuello de botella derivado del bloqueo ante el límite de 1 MB, han hecho que Bitcoin deje de ser útil en estos momento para efectuar pagos inferiores a 500 euros. Así que me tocó cambiar Bitcoin a dinero fiat, euros. ¿Cómo lo hice? Pues con la gente de Bit2Me, que son de fiar y perfectamente conocidos por nosotros desde sus inicios.

Así que me tiré unos días sacando bloques de 600 euros (el máximo permitido antes, ahora el límite son 400 euros) pero el éxito de Bitcoin había hecho que la demanda que tenían fuera altísima, así que los últimos días del mes habían superado sus propios límites y la opción de sacar dinero vía Hal-Cash (vía cajero de forma inmediata) estaba fuera de servicio. Sólo se podía vender mediante trasferencia bancaria, así que a ello me puse.



Primero hablé con los responsables, en su servicio de atención al cliente en Telegram, y me dijeron que no había ningún problema y me informaron de todas las dudas que pudiera tener. Previamente, había intentado hacer un pago de unos 200 euros, en el que al poner la tarifa de forma equivocada (10 veces más baja del nivel actual) el sistema la aceptó pero no la confirmó (quedó en el mempool esperando para ser rechazada).

Por alguna razón que no soy capaz de entender, mi cartera Electrum, cuando fue a enviar los Bitcoin para la gente de Bit2Me, ignoró la transacción que se encontraba “pendiente de confirmar” (aunque no fuera a ser confirmada). Así que cuando le di la orden de enviarle el pago de una fuerte cantidad para la gente de Bit2ME, mi wallet intentó usar esas monedas y -como es lógico- los mineros detectaron un doble gasto y -esa vez sí- rechazaron esa segunda transacción.

El problema se planteaba cuando por un lado, tenía una 1ª transacción para pagar unas cosas que no se iba a confirmar pero que tardaría al menos 10 días en “morir” y dejar las monedas libres. Y por otro lado, tenía una cartera que estaba dando una orden que, si las primeras monedas dejaban de estar “pendientes de confirmación”, se podía ejecutar... 10 días después.

Así que por un lado, estaba tranquilo. En Bitcoin las monedas siempre vuelven a su dueño original. No me preocupaba el funcionamiento de Bitcoin sino de lo que mi cartera hubiera hecho o haría -esa 2ª transacción- si tenía oportunidad. 

Así que me fui al canal de soporte de Electrum en el IRC de Freenode, y plantee mi duda. Nada. Un semana preguntando, y nadie se atrevía a decirme si cuando “muriera” la 1ª transacción, se efectuaría la segunda. Nadie.

Así que, siendo ese mi miedo y la cantidad de Bitcoin en juego era una cantidad generosa, me di cuenta que si eso ocurría, el dinero se enviaría a la dirección que Bit2Me me dio para hacer el proceso de la “Transferencia vía SEPA”. Así que recé, y me puse en contacto con ellos, para preguntarles si guardaban las claves privadas de todas las direcciones que su sistema ofrecía, aunque no se llegasen a usar en el momento, para asegurarme de que en caso de que la transacción se efectuase 10 o 15 días después, al menos tuvieran acceso, y me dijeron que sí. Yo seguí rezando, para que la transacción no ocurriera y para que si eso ocurría, fuera cierto que tenían las claves.

Y pasaron 10 días de espera angustiosa (no de morirse, pero de unos miles de euros) hasta que ocurrió: el mempool finalmente descartó esa 1ª transacción para pagar en una tienda a la q puse -sin querer- una tarifa (Fee) demasiado baja. Y como temía -sin entender muy bien por qué si el mempool había rechazado totalmente la 2ª transacción al implicar un “doble gasto” no debía de producirse de nuevo- se produjo esa 2ª transacción que había intentado con Bit2Me unos 10 días antes.

Cuando lo vi, inmediatamente, me puse en contacto con ellos. Me atendieron en todo momento con calma, y asegurándome que si los fondos habían ido a parar a una cuenta que su programa hubiera facilitado, ellos tenían acceso a dichos fondos. Ahora, sólo quedaba comprobar que estaba, comprobar que eran míos, y tras asegurar -como es lógico- todas esas base, recibí un envío de los Bitcoin que habían ido a parar a una de las cuentas de Bit2Me, a mi cuenta de Kraken. 

En ese momento, solté el aire que había estado aguantando desde que esos casi 3000 euros se habían quedando “en el hiperespacio de la mempool” y respiré tranquilo.

Me imagino la angustia y la desesperación de quienes, como yo, por una razón u otra pusieron una tarifa baja en la transacción y se quedaron 10 días esperando para poder usar su dinero: las tasas de transacciones no confirmadas se han disparado, tanto como los ingresos (por tarifas) de los mineros. 

Realmente, como usuario de Bitcoin desde hace años y persona que ha iniciado a muchos otros, me da mucha rabia que para que 4 listos puedan seguir ordeñando “la vaca artificial del 1MB como dogma inmutable” hayamos perdido un montón de cualidades , y que de eso estén sacando clara ventaja otras monedas. No es que me importe que haya otras monedas y que exista competencia en el mercado monetario: creo que es una suerte. Me importa que mucho de ese dinero que les está cayendo encima (ha habido momentos en que daba igual en que moneda de los 10 primeras en capitalización de mercado pusieras tus fondos ya que todas subían y subían) esté entrando hacia ellas porque los problemas que la comunidad Bitcoin no ha sabido resolver de forma consensuada estén sirviendo de razón para saltar a otras criptomonedas.



El caso del timador-estafador:
Jesús Corral Pérez , DNI 44810416E
AKA @NexusCrypto 



Yo, pude respirar tranquilo, como digo. Pero semanas antes, había aconsejado a un viejo amigo que ha aparecido en estas páginas, Gorka de “El Jardín de la Alegría” que fue el primer grow-shop que acepto pagos con Bitcoin, que vendiera los BTC que tenía. Le dije también que yo trabajaba con Bit2Me para sacar el dinero, que registrarse era muy sencillo y su servicio funcionaba impecablemente.



Pero él no me hizo caso. Intentó una venta, esta de aquí, con un particular, que resultó ser un conocido estafador del ecosistema Bitcoin y de las criptomonedas: Jesús Corral Pérez, que aquí tiene una sentencia en que fue condenado en rebeldía

Al parecer este tipo, que usa varios nicks como @Mega_Bitcoin o @Nexuscrypto en Twitter, también NexusAKAChus y otros varios, dice trabajar como DJ en Ibiza. Tiene también Facebook desde donde se anuncia para cazar más incautos como que vende material informático y móviles por Bitcoin. 



Es cierto que tiene una residencia -a nombre de una mujer, no de él- en una localidad de las Islas Baleares (Soler). En otras ocasiones el tipo cuando ha de dar un domicilio, fija su residencia en Santiago de Compostela. 

También tiene una página en Blogspot, https://megabitcoin.blogspot.com.es en la que intenta trincar más incautos que, desorientados por la novedad de este mundillo, caen en su trampa.



Fue expulsado de LocalBitcoins por estafador, y existen varios hilos de comentarios en foros de gente que ha sido estafada por él, a lo largo de varios años. Opera con un teléfono que -como no- está a nombre de una mujer.

En esta ocasión, tuvimos la precaución de encargar a unos profesionales que descargasen toda la información que de él existiera en la red y, aunque borró prácticamente todo su Facebook tras esta estafa (tenía fotos de su cara, su gato, su casa, etc.) pudimos hacernos antes con un download completo de todo lo que allí había, y de las relaciones con otras personas (nombre y apellidos, lugar de residencia y conversaciones con el estafador).

Ahora, vamos a iniciar el proceso por la vía judicial. Poner una denuncia por la estafa de este tipejo, y fijar la deuda de forma legal. Luego, cobrarla. Si no la cobra él, ya la cobrará “El Cobrador del Frac” u otros similares (o peores en sus formas, podremos primarles por un trabajo completito) que seguro que saben tratar con gentuza miserable como Jesús Corral Pérez, el timador del Bitcoin. Pero, eso ya es iniciar un proceso que -de haber hecho la venta de esos 0'8 BTC a Bit2Me, tal y como yo le dije, se habría evitado- le va a consumir tiempo, recursos y a generar mala sangre, al menos hasta que pueda tener delante al sujeto, ante un tribunal de justicia.


Por eso, ahora que la demanda de gente que quiere comprar o vender Bitcoin, más que nunca es importante asegurarse de que aquella gente con la que trabajamos, es profesional, conoce el negocio, sabe tratar al cliente y calmarle en caso de tener un problema, y dar la cara hasta el final: en mi caso, a día de hoy y pesar de que su servicio tiene unos costes notables, entiendo que Bit2Me son el mejor servicio para ese tipo de asunto, al menos en España y a día de hoy.

Usadles, usad empresas serias como Bit2Me; no caigáis en manos de estafadores como Jesús Corral Pérez, con un historial de robos y engaños que fue tan largo, que el tipo hizo una página simulando ser una de Bitcointalk.org pero con un dominio falso y llena de malware para que la gente se infectase al buscar información sobre él.

Es un gran momento para las criptomonedas, no dejemos que un julai como el timador ese u otros, lo jodan.

PS: Cualquier información sobre el sujeto, su residencia actual, fotos, datos, etc, es bienvenida. Y si has sido estafado por él, tenemos información que seguramente te interese tener (de cara a poder denuciarle, claro)
;)

martes, 30 de mayo de 2017

El consenso en Bitcoin: hard fork y soft fork.

En estos días de mayor notoriedad de las criptomonedas, muchas personas me han comentado lo difícil que les resulta seguir las noticias de los portales especializados. Es lógico, es un nuevo mundo en el que deben aprender a manejar nuevos conceptos, que tienen repercusión directa sobre su riqueza (cuando hablamos de nuestros ahorros en una moneda).

Términos como "consenso" adquieren nuevas connotaciones -algunos auguran que cuando Bitcoin cruce la barrera de los 10.000 $, el "consenso" se decidirá con balas- y otros como hard fork (divorcio a las malas) o soft fork (separación consensuada, para que nos entendamos) en términos de la criptoeconomía son especialmente importantes.

Este texto que ahora dejo aquí, fue una traducción para el portal ElBitcoin.org de lo que considerabamos un texto crucial y muy explicativo. Sin ser el primer texto que alguien debería leer sobre Bitcoin, es uno de los que -si quiere entender lo que pasa- acabará leyendo.

Aprovechadlo.
:)

PS: Para inversores avanzados... ¿no os parece que tener el ETH a 180 euros cuando -valía 40 € hace 30 días- es demasiada burbuja? ;))
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El mercado del consenso.

De alguna forma, el debate sobre el tamaño del bloque se puede entender como el debate sobre cómo las reglas de consenso en el Bitcoin son determinadas. ¿Deberían estas ser grabadas en piedra y dificultar los cambios -como propone la gente de Bitcoin Core- o debería evolucionar a través de un proceso en el que las decisiones de los operadores de cada nodo individual fueran el voto, como es la propuesta más abierta de BitcoinUnlimited?

A mucha gente le gusta la idea de que las propiedades de Bitcoin sean inmutables, ya que esto les da confianza en sus propiedades como moneda y en especial las que evitan que sea censurado o embargado. Pero esto es una premisa falsa. La idea de que los parámetros del consenso pueden ser “escritos en piedra” con la implementación de un software de referencia, es inherentemente ilusoria.

Ya que nadie puede ser obligado a correr un determinado tipo de software, ni se puede evitar que lo modifique antes de ejecutarlo, las reglas de consenso están definidas en último caso a través de las elecciones de los participantes. 




Entender los factores que motivan estas elecciones, y cómo las decisiones individuales de cada nodo interactúan globalmente para hacer que emerjan propiedades, puede ayudarnos a entender como las reglas de consenso pueden desarrollarse en un futuro. Y tal vez esta comprensión pueda ayudarnos a tener confianza en que las propiedades de un Bitcoin con buenas raíces en el mercado son mucho más sólidas que aquellas pretendidamente “escritas en piedra”.


Por qué los nodos siguen reglas de consenso.

Es cierto que la red Bitcoin, tal y como existe a día de hoy, sigue las reglas de consenso codificadas en el cliente de Bitcoin Core, pero esto representa simplemente uno de los posibles equilibrios estables. La razón porque la que un operador de nodo en particular decide reconocer la validez del bloque, es porque el resto de nodos refuerzan estas reglas. 

Un minero no querrá gastar PoW (acrónimo de prueba de trabajo; energía y/o gasto económico) produciendo un bloque huérfano ya que perderá la recompensa por su trabajo. Un vendedor no querrá vender bienes a cambio de transacciones si los mineros rechazan incluirlas en los bloques y se puede dar la posibilidad de un doble gasto. En estos ejemplo vemos operadores de nodo aceptando o rechazando bloques de acuerdo a las reglas de validación con el fin de lograr el consenso de la red.


¿Pero qué pasaría en el caso de un “soft-fork”? 

En un “soft-fork”, los mineros se coordinan para imponer reglas de validación adicionales, que no existían previamente, tal vez añadiendo propiedades a las ya existentes en Bitcoin. En este caso, la razón por que la que escogerían adoptar esas nuevas reglas de validación sería para cambiar las propiedades del Bitcoin añadiéndole nuevas ventajas o propiedades.

Otro ejemplo a tener en cuenta son los operadores de nodos de Bitcoin Unlimited en la red Bitcoin que eligen ignorar las reglas de validez para el tamaño de bloque. Estos nodos puede aún interoperar de forma no-conflictiva con los nodos de tipo Core, pero si los mineros produjeran una PoW (una cadena de bloques hecha con prueba de trabajo, PoW) de un tamaño mayor a 1 MB, entonces ellos no seguirían dicha cadena ya que el código de Bitcoin Core lo rechazaría. En este caso, la razón para rechazar la regla de 1 MB de tamaño máximo de bloque es intenta influenciar en las propiedades de Bitcoin como sistema. Quieren permitir un mayor tamaño de bloque.

Así que vemos que las motivaciones de los nodos para adoptar unas reglas u otras de validación caen en dos categorías principales:

a) nodos que aceptan las reglas para mantenerse dentro del consenso con otros nodos.

b) nodos que adoptan ciertas reglas de validez para tratar de influir en Bitcoin como sistema.

Si todos los participantes en la red se ponen de acuerdo en las propiedades del sistema que quieren tener, entonces estos dos grupos distintos se alinean y agrupan en sus motivos. Decidir las reglas de validez del bloque que deberían implementarse en los nodos resulta algo simple: descubramos que reglas de validez del bloque conducen a las propiedades globales del sistema que todos coincidimos querer, y que los nodos las implementen.

Resulta posible, en todo caso, que esos dos objetivos no se superpongan. ¿Qué pasa si tú crees que la red debería seguir ciertas reglas, pero el resto de la red no está de acuerdo? Si un grupo se siente muy seguro sobre una propiedad que ello quieren tener, podrían tomar la decisión de iniciar su propio camino y separarse de la red, bien sea con algún sistema de salida, un fork sobre la blockchain o simplemente creando otra moneda alternativa desde cero.

Pero las cosas son mas interesantes y complicadas si los dos objetivos están mas equilibrados. Entonces tenemos una situación donde los motivos están mezclados y pueden equilibrarse entre ellos. 

Este tipo de motivo mixto dinámico fue explorado por Thomas Schelling en su libro “La estrategia del conflicto”. Schelling da un marco teórico para comprender situaciones donde existen incentivos tanto para la competición como para la cooperación. El análisis de Schelling es muy útil para entender las dinámicas de Bitcoin donde una proporción significante de participantes tienen deseos en conflicto sobre cómo la red debería funcionar, pero a la vez tienen un alto incentivo para mantenerse en consenso con el resto de la red.


Motivos mezclados.

Las estrategias con motivos mixtos pueden verse como la combinación de la coordinación de estrategias, donde los intereses son coincidentes y existen estrategias de negociación allí donde son divergentes. La coordinación de estrategias incluye la señalización y convergencia en puntos clave. La negociación incluyen estrategias orientadas a reforzar los acuerdos, normalmente con amenazas creíbles de castigo.

Estas estrategias incluyen riesgos también así como potenciales beneficios. Para comprender las dinámicas de como estas estrategias funcionan, necesitamos entender como los incentivos y la tolerancia al riesgo de los participantes interactúan para dar forma al comportamiento individual, y como estos comportamientos individuales se combinan para hacer emerger propiedades del sistema a escalas mucho más grandes.


Reglas de validez como amenaza de separación.

Que un nodo se una y dé su fuerza a un grupo de reglas de validación es a la vez equivalente a la amenaza de que ese nodo se pueda escindir de los demás nodos si ellos se desvían de las reglas que se comprometieron a mantener. Los nodos influencian la aceptación de las reglas de consenso, tanto si eso significa mantener algunas existente como intentar conseguir otras nuevas, amenazando con separarse de los nodos que no adopten esas reglas, y por lo tanto formar un grupo independiente del resto, que ya no sigue esas reglas. La efectividad de esta amenaza dependerá de varios factores como son:

- El número y la importancia económica de los nodos que quiere separarse.

- El grado en el que la amenaza de separación se comunica al resto de la comunidad.

- El posicionamiento percibido con las antiguas reglas, o el deseo de unirse a las nuevas y separarse.

- La expectativa de viabilidad del nuevo grupo independiente en el mercado. 

Aquí es donde el mecanismo de Daniel Krawisz en su artículo “Quién controla Bitcoin” se manifiesta- En este caso, las predicciones creíbles de las reacciones de los inversores sustituyen a la separación en realidad.


Veamos unos pocos ejemplos:

Ejemplo 1: Regla de validez de tamaño de bloque.

La mayoría de los nodos de la red actualmente aceptan la regla por la que rechazarán bloques mayores de 1MB. Si un minero produjera un bloque mayor de ese tamaño, ellos saben (puede predecir con alto grado de confianza) que será un bloque huérfano que no obtendrá recompensa. 

Incluso si una mayoría de mineros se pusieran de acuerdo para construir una cadena con bloques de mayor tamaño, si los exchanges y usuarios de Bitcoin la rechazasen, perdería su valor. Corriendo sobre software que rechaza los bloques de un tamaño superior, la mayoría económica se compromete a separase de aquellos mineros que produzcan bloques de mayor tamaño. Si esto llegase a pasar, entonces el mercado se colapsaría y se perdería el valor. Pero ya que la amenaza es creíble, los mineros no producirán dicha cadena. Los mineros seguirán al dinero, y la voluntad de la mayoría económica. 

Pero imaginemos que ocurriría si las proporciones dieran la vuelta. ¿Qué ocurriría si la inmensa mayoría de nodos relevantes (exchanges y procesadores de pagos) decidieran correr sobre un software como Bitcoin Unlimited, y dejar de apoyar la regla de 1MB en la validación del bloque?

En este caso, si una minoría económicamente débil decidiera seguir apoyando los bloques de 1MB, sería una acción muy arriesgada para ellos. Haciendo eso aceptan rechazar una cadena que contenga bloques de tamaño mayor a 1 MB incluso si los mineros producen semejante cadena con la mayor prueba de trabajo, lo que causaría daño a la red bajando el valor del Bitcoin. 

En este caso, lo mineros tendrán que sopesar las pérdidas de eficiencia en red frente al beneficio de un tamaño de bloque superior, y el valor que ellos esperan que tal cambio añada a Bitcoin. Si el beneficio esperado creando bloques mayores resulta mas grande que el daño que se espera de la amenaza de una escisión en la red, entonces es posible que elijan producir bloques más grandes.


Ejemplo 2: Regla de los 21 millones de monedas.

Si el tamaño del bloque es determinado por las fuerzas finales emergentes del mercado, qué pasa entonces con algunas reglas más importantes de validación como el límite de inflación y el límite de 21 millones de monedas? ¿Podría este proceso suponer una amenaza para la esencial propiedad de la emisión limitada de Bitcoin?

Consideremos una situación similar a la del último ejemplo. Una mayoría de nodos dejan de adoptar el limite de inflación de Bitcoin, tal vez porque están convencidos de que es necesaria más inflación para mantener los precios (medidos en Bitcoin) de una deflación rápida, o tal vez creen que los mineros necesitan una mayor recompensa por asegurar la red. Pero una minoría de nodos está en desacuerdo. Muchos poseedores de largo tiempo y los creyentes en esta buena propiedad del dinero, rechazarán los bloques que violen la cláusula de emisión limitada aunque esta produzca la cadena más larga. 

Ahora los mineros tienen que asegurarse: si ellos minan “la moneda con inflación”... ¿qué probabilidad tiene la moneda clásica de persistir y mantener su valor?

¿Cómo se medirán ambas monedas en el mercado? ¿Compensarán los riesgos de tal acción frente a sus supuestos beneficios? Si estos riesgos se perciben como significantes para ellos, entonces la vieja moneda y su minoría serán capaces de detener la violación de las normas existentes para la moneda, lo que sirve de “Punto de Schelling” del que resulta difícil desviarse. 

Además, el resto de nodos, al evaluar la situación de una forma similar tendrían que elegir entre apoyar a la moneda “con inflación” y la clásica para evitar el riesgo de una pérdida en valor y una escisión.

Ejemplo 3: SegWit como soft fork

En el caso de un “soft fork” (separación suave), los participantes de la red se coordinan para añadir nuevas reglas de validación que no estaban originalmente aceptadas. Este proceso esta encabezado principalmente por mineros que pueden crear bloques huérfanos y quedarse así sin su recompensa si fallan en aplicar las nueva reglas que no estaban antes en vigor. Los nodos de no-mineros que deciden no unirse a las nuevas reglas, seguirán y aceptarán la cadena más larga, y de esta forma por lo tanto seguirán finalmente el nuevo consenso de los mineros.

El hecho de que los nodos que no acepten las nueva reglas de validación, acabarán finalmente siguiéndolas al reconocer la cadena más larga como la válida, se ve frecuentemente como una razón a favor de los “soft-forks”. En cierto sentido, los mineros pueden usar un “soft fork” para forzar cambios en el protocolo, tanto si los nodos no-mineros consienten o no. Debemos darnos cuenta, en todo caso, que esto viene con algunos de los riesgos de adoptar las reglas del soft fork. 

Si una gran proporción de la comunidad decide no aplicar las nuevas reglas para la validación de bloques, seguirán la cadena más larga pero dejando la puerta abierta a que dichos cambios sean revertidos posteriormente. Las nuevas reglas habrían actuado bajando las garantías de seguridad, de forma similar a los monederos SPV.

En el caso de cambios que producen poco consenso, este riesgo se acentúa. Los nodos que apoyan el soft fork tienen que considerar con seriedad que se pueden quedar aislados del resto de la red si se produce una cadena que viola las nuevas reglas, y la mayoría de la red podría seguir adelante con esa cadena de tamaño superior.

Este riesgo no es puramente académico. De hecho, dicho fallo en el consenso ocurrió en julio de 2015 tras el soft fork BIP 66

El cambio que se implementaba no era discutido, y simplemente ajustaba ciertas reglas sobre la codificación estándar seguida. Lo que ocurrió fue un problema de coordinación entre los mineros. Algunos de los mineros que habían dicho que aceptarían las nuevas reglas, no lo hacían y estaban rechazando bloques que no cumplían con el antiguo estándar. 

Cuando se producía un bloque que violaba las normas, estos mineros continuaban creando por encima de este, haciendo más grande la cadena sobre esos bloques. Lo que esto muestra es que hay riesgos de divergencia del consenso cuando los nodos empiezan a apoyar nuevas normas de validación. Este riesgo sería mayor cuando más controvertido fuera el cambio a aplicar, con un grupo significativamente grande que se niegue a apoyar las nuevas reglas.



Soft forks y hard forks.

Viendo las cosas de esta forma -dándonos cuenta de que apoyar una reglas de validación equivale al mismo tiempo a amenazar con separarte de los nodos que no las apoyen- nos da una nueva forma de mirar a los soft forks y a los hard forks. Un soft fork sucede cuando cuando los nodos apoyan nuevas reglas que no estaban en vigor. Esto aumenta el riesgo de que en los nodos se produzca a una divergencia del consenso con otros nodos y eso potencialmente reducir la seguridad y confianza en las nuevas reglas de validación.

Un hard fork, por el contrario, conlleva un descenso en las amenazas. Los nodos pueden aceptar un hard fork simplemente retirando el apoyo a de una norma. Esos nodos seguirán la mayor cadena de PoW, ya que de dicha forma tienen menor riesgo de caer fuera de la mayoría económica.

Queda claro que cualquiera de los cambios de las propiedades monetarias de Bitcoin pueden lograrse mediante un soft fork igual que con un hard fork. Por ejemplo, un soft fork de extensión de los blocks podría ser usado para aumentar el límite de los 21 millones de monedas. Dado que los hard forks no resultan más peligrosos para Bitcoin y sus propiedades que los soft forks, tiene sentido que los operadores de los nodos prefieran reducir sus riesgos de rechazar la mayor cadena de PoW al relajar las normas de validación, permitiendo eso la posibilidad de cambiar mediante hard-fork la blockchain.


Una visión del futuro.

Un red Bitcoin sana en el futuro debería componerse de múltiple nodos implementando proyectos en competición. Algunos proyectos se especializarían en servir a las necesidades de los mineros o los comerciantes. Otros podrían hacer negocio con los “clientes ligeros” ofreciendo pruebas compactas contra fraudes que les ayuden a asegurar la red. 

Además de competir por las nuevas capacidades, en cualquier caso, tendrían que competir por el consenso deseado de comportamiento. Tenedores e inversores se asegurarán de que se preserve la escasez. Los comerciantes y procesadores de pagos defenderían la facilidad en las transacciones. Los mineros trabajarían para mantener unas tasas que compensen su necesario trabajo.

El resultado de esta visión sería una red Bitcoin donde fallos sobre el consenso accidental fueran muy improbables, y los cambios consensuados que mejoren Bitcoin ocurrirán suavemente. Elecciones finales que coinciden con incentivos individuales se combinarían para producir un resiliente, flexible y confiable sistema.


Conclusión.

La promesa de Bitcoin es que puede proporcionar un dinero “basado en el mercado” que sea resiliente frente a intentos de destruirlo. Para justificar la creencia de que Bitcoin tiene valor, necesitamos tener confianza en que sus propiedades monetarias seguirán siendo tales en el futuro. 

La actual situación, con una aplastantemente mayoritaria implementación dominante, centraliza la confianza y deja las propiedades básicas de Bitcoin susceptibles de cambio. Un futuro donde las propiedades fundamentales del Bitcoin sean defendidas y apoyadas a través de la interacción con los participantes del mercado es la única esperanza para la estabilidad a largo plazo.

La idea de que la comunidad del Bitcoin necesita alcanzar un consenso social previo a realizar cambios sobre el protocolo pierde de vista el punto de cómo se gobierna el sistema. Nadie debería estar al mando, y por lo tanto nadie puede estar en posición de determinar si se ha alcanzado suficiente consenso social. Cualquiera es libre de intentar un hard-fork en cualquier momento, y es cosa del mercado decidir si la propuesta tiene éxito o no. 

No deberíamos buscar refugio en la falsa seguridad de un control vertical, de la presión social y el diseño monocultural. Para ganar confianza en que las fuerzas de los mercados son una fuerte defensa frente a ataques de las propiedades monetarias del Bitcoin, nuestra mejor forma de proceder sería adoptar mecanismos que faciliten un libre mercado en el comportamiento consensuado.




martes, 18 de abril de 2017

Amsterdam pierde el título de "Meca del Cannabis".

Este texto fue escrito tras una visita (20 años después de la última) a Amsterdam, para encontrarme cómo se había degradado la ciudad en el plano cannábico, cómo se trataba a los fumadores de tabaco como apestados y como se permitía ahora mezclar alcohol y cannabis en nuevos bares que -sin embargo- no podían venderte cannabis, ni permitirte fumar tabaco ni siquiera dentro de tus porros. La yerba no era mala, pero siempre era cara. Bueno, había alguna que sí era mala, y le ponían de nombre "orgánica" y la pagaban igual los pardillos amantes de "lo natural".

Lo cierto en es que cualquier CSC de España, eso que se esconde bajo el modelo asociativo -prostituyéndolo- y donde los "socios" desconocen siquiera lo que es una Asamblea General, hay mayor variedad de marihuana, de hash, así como extracciones tipo BHO o Shatter que en Holanda se consideran "droga dura" directamente (y te piden 200 euros por un gramo y cosas así) así que considerar  Amsterdam "la meca del cannabis" es una bonita mentira nostálgica: la meca del cannabis a día de hoy se llama España, y todos los saben ya.

El texto fue publicado en Cannabis.es, y esperamos que os sirva de aviso para los que tengáis pensando en ir a gastar vuestro dinero allí. ;))

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¿Quién no ha soñado con irse unos días a Amsterdam

¿Qué fumeta no ha deseado nunca ir a ese mágico lugar donde la yerba se vende legalmente -al por menor- y donde la policía no disfruta acosando hostilmente a quien se fuma un porro o toma otras drogas?

Yo creo que todos los amigos del cannabis -de una u otra forma- han idealizado el viaje a esa ciudad, paraíso de la marihuana y ejemplo ofrecido ocasionalmente a seguir para el resto de países como modelo regulador. Seguramente todos hemos argumentado a favor de un modelo de “normalización” como el holandés, a pesar de sus fallos ya que no cubre todo el proceso relativo a la planta y sus derivados sino sólo a su venta al por menor, pero era bastante para el usuario que simplemente compra y consume, se viera fuera del circuito legal de represión mediante prisión o multa. Y sí, es cierto: el modelo holandés es mejor que no tener modelo o que la prohibición a secas, aplicada además con torpeza.
Pero... ¿hasta dónde está dando de sí el modelo holandés? Decía Javier González, en su estupendo análisis sobre “el supremazo” contra los CSC, que el modelo CSC en España era -jurídicamente- un “traje al que se le revientan las costuras”. Pues al traje holandés no es que le vaya mucho mejor, y menos cuando sigue basándose en “hacer la vista gorda” con el mercado negro por un lado, mientras asfixian la parte legal con un modelo ultra-regulador. ¿Suena mal? Pues sienta peor.
Al llegar a Amsterdam, vía Schiphol que es su aeropuerto internacional, lo primero que me llamó la atención (que no había visto en viajes anteriores) al desembarcar del avión fue una “smoking area” dentro del propio aeropuerto, en la zona de seguridad-tránsito. Me llamó la atención porque -aunque estaba “adosada” a una oportuna cafetería- no era un servicio que prestase la cafetería sino el propio aeropuerto. 

Me pareció un detalle inteligente lo de no olvidar que hay bastante gente que fuma tabaco, que no deja de ser una droga adictiva, y que es mejor que haya un lugar donde poder fumar que tener que ver a la gente, en tránsito y esperando horas otro avión, escondida en los servicios para poder echarse un pitillo (una vez que cruzas el control de seguridad, no puedes salir a fumar a ningún lado). Lo que ya me sorprendió más, y no tan agradablemente, es que al salir de cualquier puerta de dicho aeropuerto te indicaban más “smoking areas” que estaban pegadas a las puertas de salida: ¿si estoy en la calle, a cielo abierto, necesito una zona de fumadores para encenderme un cigarro? 





No me quedó nada claro el propósito de esas “smoking areas” pero no le di mucha bola al tema, y agarramos el primer tren hacia Amsterdam Central Station que tuvimos a mano: teníamos ganas de ir a meternos en el fregao del Barrio Rojo y ver cómo estaba la zona, y eso hicimos tras un breve check-in en el hotel.
Llegamos a la entrada del Barrio Rojo en unos minutos, para comprobar (con bastante tristeza y nostalgia) que el Grasshopper -posiblemente el más reconocible y bonito de los coffeeshops para cualquiera que haya visitado la ciudad, por su colocación privilegiada y gran tamaño- había dejado de ser un coffeeshop para convertirse en... un bar para turistas sin nada que ver con el cannabis.
Aunque el Grasshopper era un lugar que tenía un excelente servicio con el cannabis -disponían de microscopios potentes para poder ver el cogollo con extremo lujo de detalles como parte del servicio- y que su calidad siempre fue muy alta, era también uno de los sitios que a la vez tenía los precios más altos. Por eso casi nadie lo tenía como su coffeeshop de referencia, una vez que conocías un poco el lugar. Así que sacudiéndome la nostalgia, tiré calle hacia delante para ir al “Speak Easy” que, también, había sido reconvertido en una especie de bar y en una tienda que hacía dulces: no existía ya. Y metros más adelante, pude ver el coffeeshop donde solía desayunar, totalmente cerrado y en un estado lamentable de conservación: el Baba, otro de los más conocidos coffeeshop del lugar, había muerto también (ya sólo existe como tienda de souvenirs en otro lugar).
Los 3 primeros coffeeshops que intentaba visitar en Amsterdam, y que había conocido durante años en mis viajes allí, habían desaparecido. ¿Qué estaba pasando? 





Quise pensar que sería una mala casualidad y nos zambullimos más en el Barrio Rojo buscando otras opciones, tirando también hacía la zona de clásicos ya bien metidos en los canales del Red Light, como The Bulldog (el original primer coffeeshop de Amsterdam y toda su franquicia actual de tiendas y hoteles).

Vimos algunos lugares que hacían uso de la palabra coffee, que invitaban a pasar a fumar porque tenían una “smoking room” e incluso que te dibujaban hojas de marihuana y te dejaban claro que, allí dentro, podías fumar tu cannabis: muy muy parecidos -solo en apariencia- a un coffeeshop pero sin serlo, porque allí no se venden cannabis y sí cerveza y otros alcoholes. Al final nos decidimos a entrar en un coffeeshop, que aunque nos trataron con amabilidad y corrección, podía inspirar poca confianza a primera vista: un sitio pequeño en el que se veía trasiego de gente constante, pero apenas sin barra (pequeña) y con un par de sitios para sentarse, gestionado por inmigrantes escuchando gangsta rap a toda hostia y viendo combates de artes marciales mixtas en la tele. El material que vendían no debía ser malo, porque no paraba de entrar gente -más residentes que turistas- a pillar. Pero eso de entrar, tomarse un café o un refresco y ver la carta, elegir, hacerte tu canuto y fumártelo tranquilamente charlando con quien te tocase al lado, era algo inexistente: no me extraña porque cada vez son menos acogedores esos lugares.
Pillé un clásico de la zona, Northern Lights, que estaba a “buen precio” si miraba los demás: a 8 euros el gramo cogiendo 2 gramos. Fue mi primer contacto con la nueva carta de precios, que se extendía desde esos 8 euros al gramo hasta los 20 euros el gramo que pedían por el 25% de las variedades con nombres más nuevos. ¿¿20 euros el gramo?? Ya podían ser cogollos de Swarosky para valer eso.
No quise irme sin echar un vistazo al hash, y vi un par que estaban baratos (unos 8 euros el gramo) y decidí llevarme un par de gramos de un hash, afgano de nombre, que dudo que tenga nada que ver con dicho país. Una calidad mucho más baja de que la estoy acostumbrado a fumar en mi propio barrio de ciudad española, a más del doble de precio. 

Pero no era lo único llamativo, porque tenías diferentes hash que oscilaban entre los 20 euros el gramo y los 90 euros el gramo. Sí, 90 euros el gramo de algunas variedades de “supuesto ice-o-lator”. A mí eso de pagar un gramo de hash más caro que un gramo de cocaína, es algo que me supera. Puestos a ver hasta donde había llegado la escalada de precios, pregunté por extracciones tipo BHOWax o Shatter, pero son ilegales (aunque se venden bajo cuerda en algunos lados) para la ley holandesa que las considera “droga dura” (allí siguen con la división de duras/blandas y no parece que se muevan). 

Al final, los encargados del local me facilitaron la dirección de un coffeeshop -y el nombre de la persona- que “tenía extracciones” pero cuyos precios empezaban allá por el infinito, de mucho más de 100 euros el gramo. Llegaron a hablar de 200 euros por gramo de algunas extracciones vendidas, pero que la demanda de dicho producto era entre muy baja y bajísima, quedando prácticamente reservada a los pirados que busquen “la última experiencia con el THC” y sean capaces de soltar 200 euros por un gramo. Con esos precios es normal que consideren que son “drogas duras”, sobre todo para el bolsillo.




Durante los 7 siguientes días, estuve con un buen ritmo de unos 3 o 4 coffeeshop distintos al día, pero lo que vi sólo fue empeorando el panorama. Encontré algunos coffeeshop que vendían “shaken” y que te lo explicaban como que eran los restos que habían ido rompiéndose al manejar los cogollos, pero dadas las cantidades que tenían sumados al estado, olor y apariencia de los mismos restos, parecían cogollos troceados que habían sido “pasados por mallas” para retirar parte de su resina, y la rebaja de precio (unos 2 euros menos que las yerbas medias) no compensaba ni el intento. Encontré el añorado “skuff”, que es una especie de hash hecho con restos de Super-Skunk prensados y que tiene un color verde claro, pero a un precio que era más de 5 veces superior a lo que había pagado por él en otras ocasiones y pasé de pagar semejantes precios.
También es cierto que encontré, en una yerba de 16 euros el gramo (no lo más caro del menú; el precio de una buena variedad “cheese” que ahora es moda allí como lo fueran hace décadas el Skunk y derivadas) de la que me dieron un cogollo que, aparte de que me causó tos hasta hacerme un desgarro muscular, era lo más lleno de resina que he visto en mucho tiempo, por dentro y por fuera. Realmente ese sí que parecía una pieza de cristal de Swarosky en sus tricomas, tanto que le perdoné la vida esa noche, y me lo fui fumando con calma a lo largo de mi estancia. Y no era “lo más caro” pero era sin duda lo mejor que he visto esta ocasión: realmente una excepción, esa en que te toca el cogollo perfecto. También vi mucha “mariwarra” que pretendían que pagases a 14 euros el gramo porque era bio-orgánica, o porque era una thai de exterior, o por cualquier otra presunta razón pero “mariwarra”. Y lo que no vi, en general, es una cultura del cannabis ni entre sus propios “profesionales”.
Tuve la suerte de toparme -una noche al volver de un museo- con un coffeeshop llamado Utopia, que fue el primer coffeeshop donde estuvimos realmente a gusto. Ninguna yerba superaba unos razonables 14 euros y eran todas primeras calidades, indicas y sativas. Pero sobre todo, la música no estaba puesta para echarte -la chica que regentaba el local en fines de semana tenía un gran gusto musical, nada estridente- ni te obligaban a encerrarte en una sala aparte -he estado en fumaderos de crack con mejor presencia que muchas de esas salas- si querías fumarte tu porro con tabaco. No es una exageración, ahora a los coffeeshops les están apretando las clavijas -a base de multas cuantiosas y sanciones que incluyen el cierre pero por permitir fumar tabaco en los porros. Incluso en esos cafés, que sin ser coffeeshop te permiten fumar cannabis, te ponen encima de la mesa una mezcla herbal para que no uses tabaco, porque está prohibido. Suena un poco a que el regulador ha perdido el norte: ¿me puedo fumar aquí un canuto de marihuana, pero le meten 3000 euros de multa al local si me lo hago con un cigarro? Vale que puedas aspirar a un lugar libre de humos, pero eso de perseguir el tabaco donde está permitido fumar cannabis, me parece otro ejemplo de ultra-regulación asesina.

Ese tema fue el inicio de la excelente conversación que tuve con la chica que llevaba el Utopia, y en el que me contó que estaban sobreviviendo como podían, diezmados por nuevas regulaciones que impedían nuevas aperturas, forzaban mayores cierres, restringían horarios y con un permiso para seguir funcionando por 6 meses más, que esperan -por costumbre- que se alargue. Pero el supremo de dicho país ya ha dicho que eso de venderle drogas a los turistas, no. Que las drogas sólo para los residentes en el país, y aunque la norma -de momento- no se aplica en Amsterdam, es otra espada de Damocles colgando sobre los coffeeshop, que van cerrando por distintas razones (forzosas por nuevas regulaciones locales o económicas por asfixia impositiva) y que no se volverán a abrir. 




La opinión más sólida que escuché sobre la situación, fue que el gobierno seguirá dando prorrogas hasta que llegue una legalización regulada, que permitirá cultivar solo unas determinadas variedades con control estatal, como en el tabaco. Un modelo estanco que ya auguran que no funcionará, porque esa restricción de variedades, posiblemente basadas en la potencia medida en THC, aumentará el mercado negro ya alimentado -por los propios residentes- debido a los excesivos precios finales que fuerza “el modelo holandés”.
Lo que más gratamente me sorprendió de lo visto es que, a pesar de los abusivos precios del cannabis allí, por más que busqué en los distintos smart-shops el menor rastro de cannabinoides sintéticos, e incluso pregunté insistentemente a varios dependientes y dueños que se prestaban a la charla, no pude encontrar nada. Y sólo una persona -en una de esas tiendas de “otras drogas legales”- conocía algo de lo que le estaba hablando, y le sonaba de UK pero no de Holanda.
Ni rastro de la marihuana sintética con sus tremendos riesgos para la salud: el cannabis sigue siendo la mejor barrera de salud público contra esas drogas, incluso pagando 10 euros por cada porro que te vas a fumar.