sábado, 12 de enero de 2008

Droguemos a los ciudadanos desde niños. Larga vida al metilfenidato.

Estaba leyendo un blog que me parece interesante, http://drogohezi.blogspot.com/
y que en su último post trataba de forma inteligente y bien informada de la problemática que esta suponiendo el uso del metilfenidato - Ritalín (y otros) en niños.
Me he puesto a escribir un comentario sobre el tema, que hacía tiempo quería tocar, pero incluyéndolo en una entrada pendiente sobre las empresas farmacéuticas, y me he dado cuenta de que sería una buena entrada para esta página.

No sólo buena, sino MUY NECESARIA para aquellos padres que buscan información sobre la "recomendación" que muchos colegios hacen de que den ciertos fármacos a sus hijos, profesores que presionan, o incluso (y conozco directamente el tema) colegios privados concertados que se niegan a matricular a un niño para el curso siguiente si los padres no aceptan darle cierto tratamiento farmacológico que básicamente sirve para facilitarle la vida a algunos desalmados, inútiles, ignorantes y cómodos fulanos y fulanas, que por desgracia tienen el título de maestro, y ejercen como tal (al menos eso creen los padres).

Este tipo de gentuza no son, ni mucho menos, todos/as los maestros/as, pero cada vez parece que es más sencillo encontrar varios de esta clase: los que no saben QUÉ es un niño.

El problema de la medicación innecesaria a los menores de edad está adquiriendo proporciones colosales. Antidepresivos, benzodiacepinas, neurolépticos, y ahora anfetaminas camufladas como el metilfenidato, más conocido como Ritalín.

En nuestro país comienzan a oírse algunas primeras voces en los colectivos de padres que tiene capacidad de pensamiento crítico, y se oponen a esa facilidad con la que quieren algunos meter psicofármacos a niños de 7 años.

No se puede generalizar, pero muchos de los maestros y profesores han descubierto que un niño activo, no nervioso sino juguetón (de los que molestan), con una dosis de anfetamina modificada como es el ritalin, cuyo mecanismo de funcionamiento es tremendamente parecido al de la cocaína, resulta convertirse en un niño feliz, quieto y atento.

Y adicto. Como con casi cualquiera de las drogas psicoactivas recetadas legalmente.

Se pone el grito en el cielo cuando se habla del uso de cocaína o anfetamina por parte de adultos libres con pleno derecho y capacidad, y de lo peligroso que resulta interferir en su sistema dopaminérgico (sobre el que principalmente actúan estas drogas).


Es la famosa teoría del secuestro del sistema de recompensa, mediado por la dopamina (entre otros neurotransmisores).

Se habla de como incluso una década después se pueden distinguir las reacciones de dos cerebros, uno que haya sido consumidor y otro que no, por las técnicas de imagen actuales.
¡Lo cual es cierto! Y sin embargo ahí están dándoselo a cerebros que están sin formar aún.

Muchos maestros, con la PATÉTICA Y VERGONZOSA formación que tienen, no les importa hablar con los padres, elaborar un informe con el equipo psicopedagógico de zona o del centro, y si dan con médico de cabecera poco interesado o muy saturado, tendrá sin problema su dosis diaria de cocaína en versión tragable.

Además tendrían que saber que este tratamiento, no cura el supuesto trastorno. Simplemente "parchea" algunos de sus síntomas.

Y eso sólo en el caso de que se recete a un niño que realmente lo tiene (dicho trastorno).
Pero el mercado manda, la comodidad también, y la incultura farmacológica reina, ante unos padres que no dudan en darle al niño todo aquello que un tío con bata blanca diga.

En USA no solo se utiliza el ritalin para este trastorno, sino también la anfetamina, de nombre adderall, que es una mezcla de dextroanfetamina (su isómero más activo) y anfetamina racémica. Una anfetamina potenciada en si misma, por así decirlo, pero anfetamina pura y sin "camuflar".

Allí hace tiempo que son muchas las organizaciones de padres que se han negado en redondo a dar a sus hijos lo que los colegios solicitaban, que como dije iba desde anfetas a neurolépticos.

Es decir, la infancia se mide con parámetros de adultos.
¿Un niño revoltoso, juguetón, travieso?
Hiperactivo. Eso si no le cuelgan el cartel de "niño problemático".

No es un niño sano, es un niño con trastorno.
¿De qué? ¿Trastorno de juventud? ¿Trastorno de infancia?

Yo me pasaría las noches sin dormir si mi hijo, fuera un niño quieto, calmado, que no me diera nunca guerra, que nunca hiciera nada movido por su curiosidad, que no se saltase ninguna norma... en definitiva, que no pareciera un niño.

Esto ocurre ahora con el ritalin, pero ocurrirá en el futuro con otros fármacos.
Por un lado, las empresas queriendo vender y presionando, y en otro los maestros que no tienen sueldos ni reconocimiento social, y no quieren líos en clase, además de ser la escoria de la formación universitaria.
Y niños cada vez menos educados en lo esencial por parte de quien debe hacerlo: sus padres y familiares.

La bomba está lista, señores.

Nos preocupamos desmesuradamente -con razón también- de qué médico pediatra atiende a nuestro hijo, pero nos importa un huevo que profesor o profesores le están educando, y pasando con él o ella más horas al día que sus padres.

De seguir así la cosa, los maestros querrán a una clase de obedientes robots por el milagro del efecto paradójico de los estimulantes, que convierten a casi cualquier chiquillo en personas anormalmente tranquilas, atentas y no molestas para el conjunto.
Los padres contentos de que sus hijos sean "buenos estudiantes" aunque no sean niños.

Y las farmacéuticas aplaudiendo mientras se les caen los billetes de sus ganancias entre los dedos.


De momento los resultados de un sistema socio-educativo que no da reconocimiento a los educadores, un salario acorde con la ENORME RESPONSABILIDAD que conlleva su trabajo, y con una planificación que se ha olvidado de lo que es la educación y se ha diseñado observando sólo aspectos teóricos de lo que sería el supuesto desarrollo psicológico de un joven libre en una situación ideal e inexistente, deseoso de aprender, y con ganas de recibir más y más formación sobre las áreas que fueran de su preferencia. Y poniendo al educador al mismo nivel que el educando.

El resultado de ese tipo de educación, que se diseñó sin atender a los profesionales de la enseñanza con décadas de experiencia, vocación, y con errores también porque nadie es perfecto, lo estamos viendo día a día. Vale con escuchar hablar a chicos de 14, 16, 18 o 20 años, verles escribir, o comprobar su capacidad de lectura y comprensión, para llevarse en la mayoría de los casos, las manos a la cabeza. Eso en este país.

Pero podemos ir tomando nota de los resultados de la educación de modelo USA (con bien de anfetaminas para los niños) en uno de los últimos informes mundiales:

- Un tercio de los adultos jóvenes en USA no sabe indicar hacia dónde está el Noroeste.

- Menos del 40% de los estudiantes mayores de secundaria saben leer correctamente.

- En Misisipi se hizo una prueba estándar estatal que reveló que sólo un 18% de los alumnos era capaz de leer correctamente, así que hicieron un examen especial de nuevo para Misisipi, con el nuevo resultado que indicaba que el 89% leían correctamente (así seguían obteniendo fondos federales).

- Una quinta parte de los usanos no saben localizar su propio país en el mapa.

- La mitad de los estudiantes no eran capaces de situar la ciudad de New York en el mapa.

- Incluso después del Katrina, un tercio de los estudiantes no eran capaces de señalar el estado de Louisiana.

- Sólo el 29% de los usanos sabe decir cuál es el océano Pacífico.

- El 58% no sabe donde está Japón.

- El 69% no sabe donde está Inglaterra.

- Los estudiantes usanos sacaron una nota inferior en conocimientos matemáticos a los de Francia, Alemania, España, Inglaterra, Italia, Japón, y Canadá.

- El resultado de la comparación entre países, situó a los USA sólo por delante de los estudiantes mexicanos en conocimientos.

Esos son los resultados de un país que generosamente decreta trastornos, síndromes, enfermedades creadas por marketing y tiene una educación íntimamente ligada a la farmacología.
Y ya es jodido que estén peor de lo que andamos aquí... no comprendo como lo han logrado, porque es algo cada vez más difícil.

El que crea que no necesita un mínimo de cultura farmacológica, médica, y pedagógica si además tiene hijos, que despierte ya!!!

O será tarde cuando se den cuenta de en qué han convertido a sus cachorros.

¿Y aún así siguen estas mismas organizaciones y empresas atreviéndose a hablar de los peligros a largo plazo del consumo de cantidades moderadas y ocasionales -o excepcionales- de MDMA?

Con razón los políticos, de uno y otro lado, no tienen el menor interés en educar sobre fármacos y drogas, ni a los padres ni a los alumnos.

Podrían comenzar a tomar decisiones por si mismos... ¿Cómo van a arriesgarse a algo así?


P.S: Casi se me olvida... aunque con retraso (del 11 de Enero)...

¡¡¡Felices 102 años, Mr. Albert Hofmann!!!
Y un millón de gracias... de todo corazón.


domingo, 30 de diciembre de 2007

"Heroína", la otra historia. Entrevista a Eduardo Hidalgo Downing.

Acabo de terminar de ver la última gran película del año, "American Gangster". Con un par de buenos actores como Denzel Washington y Russell Crowe, Ridley Scott nos cuenta un trozo de historia real, de como eran los años 70 en el Harlem neoyorquino de las bandas, mafias, y sobre todo de como se repartió el pastel de la heroína en ese lugar, que durante un tiempo dominó un hombre con buenas ideas llamado Frank Lucas.

Digo buenas ideas, porque mientras la mafia de los USA conseguía la heroína de la CIA que se financiaba así aprovechando la guerra de Vietnam y sus contactos posteriores, este hombre se fue directamente a comprarla a sus productores al sudeste asiático. Eliminó la cadena de intermediarios que encarecía y degradaba el producto que les era vendido prácticamente por la misma policía que luego les detenía.

El resultado fue que eliminó la competencia, vendiendo una heroína con "marca registrada", llamada Blue Magic, que tenía el doble de pureza y la mitad de precio. Es decir, cuatro veces mejor.
Un policía de esos que hace mucho que no se ven, se empeñó en no dejarse comprar, y acabó dándole caza. Se llamaba Richie Roberts, y cuando atrapó a Lucas, y dejándole sin negocio le forzó a cooperar con él, resultó que tuvieron que procesar y condenar al 75% de los policías de (anti-)narcóticos de la ciudad de Nueva York (la actual D.E.A.).

Ya entonces era algo evidente que todo aquello que era prohibido y al mismo tiempo apetito humano, estaba destinado a ser la fuente de ingresos de los que se atrevieran a cruzar la barrera de la ley.
Y que su dinero, era infinitamente más poderoso que los recursos de los organismos estatales.
De hecho, la heroína de Lucas se la traía el ejército de los USA en los ataúdes de los soldados muertos. ¿Alguien está pensando en Iraq o Afganistán? No, eso sería imposible hoy día... ¿verdad?

Todo país occidental ha tenido una época de relación con esta sustancia, más o menos en esos años o posteriores, y el tratamiento que se le dio a esta situación, sirvió para grabar en el imaginario colectivo una imagen de la droga, siempre como ente inespecífico, que aún hoy perdura y se ha transmitido incluso a personas que han nacido años después de esa supuesta epidemia.
Fue la época de la desinformación absoluta y el miedo, del que se aprovecharon tanto los yonkis que explotaron como nadie el papel de víctima, como los estados para implantar políticas restrictivas de ciertas libertades, que dejaron de pertenecer al individuo para ser sacrificadas en nombre de un bien común:
¿Quién no recuerda a Maradona jugando los partidos CONTRA LA DROGA?

Todos conocemos más o menos una parte de la historia. O tal vez ni eso.
Muchos sólo conocen lo que les quisieron contar, y siguen aceptándolo y aplicándolo sin que medie la razón a todas las sustancias psicoactivas cuyo estatus sea ilegal.

Hasta ahora no había ningún libro que tocase el tema de la heroína y su historia, fuera y aquí, de forma completa, abordando sin ningún complejo los temas y las preguntas que casi nadie se atreve a formular, y mucho menos a mostrar con la claridad que llega a plasmar, los riesgos y los placeres, los pros y los contras, la verdad enseñando las dos caras de la moneda, el libro "Heroína" del autor que se ha prestado a contestar todas mis impertinentes preguntas.
Ahora ya lo hay, de mano de Eduardo Hidalgo Downing, el coordinador de Energy Control en Madrid y psicólogo experto en drogodependencias.

Agradezco el tiempo que me ha prestado para esta entrevista, y la sinceridad con la que ha hablado. Me parece un estupendo cierre de la temporada 2007 (y primera) de este blog, y un regalo a sus lectores que pueden conocer algunas de las peculiaridades que nos definen como personas, en este caso a alguien muy presente y activo en el panorama farmacófilo español.

Con mis mejores deseos para todos en este año que empieza, os dejo ya con la entrevista.



Ahora sí. En esta última entrada del año, tengo la oportunidad de cerrarla con el escritor del último libro (uno de ellos) que me estoy zampando. Siempre es un lujo poder preguntar a un creador por sus intenciones o motivaciones, pero en este caso, además es un drogófilo, activista, un chico malo reconvertido a adulto travieso, y el encargado de que Energy Control "Sección Madrid" siga operativa.

Aprovecho y pido disculpas a su Coordinadora General, Nuria Calzada, por haberle "quitado" el puesto en otra entrada y habérselo dado a Eduardo... cosas de mi ignorancia.


Aparte del libro de "Ketamina", y otro recién editado sobre datos de análisis y pureza de drogas en España, se ha echado pa'lante y como si le sobrase el tiempo, ha escrito una biblia sobre la "Heroína" en la que te muestra sin pudor alguno todo lo que debes saber sobre ella, todo lo que debes temer, y todo lo que buenamente puedes hacer para gestionar su uso con un máximo de placeres y un mínimo de riesgos: desde cómo desengancharse con un poco de voluntad y alguna ayuda a cómo preparar una inyección intravenosa en las mejores condiciones posibles, aparte de su historia, curiosidades, y otras mil pequeñas cosas. Como no, todos ellos editados por la Editorial Amargord.

Y esto es lo que nos ha salido:


Drogoteca (Pregunta): Dígame usted su nombre completo, para ir haciéndole la ficha.

Eduardo (Respuesta): Eduardo Hidalgo Downing.


P: ¿Qué edad tiene?

R: 37 años.


P: ¿Seguro que no me engaña? Parece mayor...

R: Es curioso que me diga eso. En mis años más duros desde el punto de vista psicoactivo la gente acostumbraba a echarme unos cuantos años de menos. En cuanto me bajé del burro me empezaron a clavar la edad o echarme unos añitos de más. Burroughs tenía una teoría un tanto peregrina sobre esto, pero al final va a resultar que el viejo loco tenía razón.


P: ¿Y cuál es su estado civil?

R: Soy soltero arrejuntao, con mi pareja y tengo un hijo.


P: ¿Y qué hay de su ocupación?

R: Trabajo como coordinador de la sede de Madrid de Energy Control.


P: Con esta foto-rápida ya nos hacemos una idea. Nada de familia tradicional, y seguramente viva en pecado y rodeado de gente que anda con drogas. ¿Cómo ha llegado a esto? ¿Cómo fue su infancia?

R: Mi infancia, como está "mandao", fue un gustazo. Era el menor de cinco hermanos (tres niñas y dos niños), con la peculiaridad de que compartía rango con mi mellizo, de modo que nunca me faltó compañía de la buena para ir explorando y conociendo el mundo. En cuanto a si era conflictivo o buenin, baste decir que nos llamaban "los monstruitos".

El primer día que fuimos a la guardería los dos organizamos una fuga masiva, sacando a todos los niños por la ventana del baño. El segundo día, según nuestro padre nos entregaba a las manos de la profesora, cada uno de nosotros se encargó de morderle oportunamente los dedos y de salir corriendo como almas que lleva el diablo. No hubo tercer día. De modo que esos primeros años los disfrutamos jugando completamente a nuestra bola, entre nosotros y con nuestro perro Timoteo (luego vendría Mocsha, la tortuga Panoramix y tantos otros...).

Más tarde llegaría el colegio, en el que seguiríamos conservando el puesto en el Top-Ten de "lo mejor de lo peor", en este caso cada cual ya con su propia identidad. La mía en concreto era la de "El Hombre Lapo", por mis buenas artes en esta ancestral técnica de defensa y ataque. En este punto he de decir que, de haber sabido dibujar, con el tiempo me hubiese encantado sacar un comic con las aventuras y desventuras de un antihéroe punk dotado con el superpoder de unos corrosivos e hiperdestructivos lapos destinados a combatir a las verdaderas fuerzas del mal y esparramar todo lo habido y por haber. Pero no sé dibujar...



P: ¡La vida nos ha librado! Menuda generación. Lo de "los monstruitos" era un apelativo muy cariñoso, ¿verdad? Y a pesar de todo le dejaron seguir estudiando...

R: Bueno, más que dejarme, llegó un punto en el que ya no tuve escapatoria. El primer día de colegio, lo recuerdo perfectamente, mi padre nos llevó a cada uno de una mano. Los dos íbamos gritando por el pasillo como energúmenos y revolviéndonos como posesos. Llegábamos tarde a clase (lo cual pasaría a convertirse en toda una costumbre). Al abrir la puerta, con todos los alumnos ya sentaditos y la profesora soltando su rollo, entramos los tres con nuestro numerito. Mi padre nos dio un buen cachete en el culo (no recuerdo ninguno más en toda mi vida), la profesora grito "¡Bravo, Bravo!" e instantáneamente se acabó la función.


P: ¿Para siempre?

R: Tampoco es eso, pero si es cierto que en el colegio cambiaron mucho las cosas. Hubo mil peleas, travesuras y notas diarias de mala conducta dirigidas a los padres, pero, en última instancia, ahí es donde mi infancia quedó estrangulada definitivamente y con ella el pequeño e inocente salvaje que llevaba dentro. De hecho, podría decirse que recuerdo a la perfección el día en que ocurrió: Fue en tercero de EGB. Estábamos todos con el uniforme, dispuestos para entrar en clase después del recreo. Yo era el último de la fila y empecé a mirar a unos niños de parvulitos que seguían jugando y jugando. Me quedé completamente absorto pensando que jamás volvería a gozar de esa libertad, que ya no había mordiscos que pegar ni ventanas por las que saltar, que me habían jodido pero bien y que ya no había vuelta atrás. De repente noté que me acariciaban el pelo. Alcé la vista y ahí estaba mi profesora, mirándome con una cara de pena y ternura que no olvidaré jamás. El resto de la clase hacía tiempo que había entrado en el aula mientras yo me había quedado en medio del patio, solo, firme, con la cabeza volteada hacia los del babi y la mirada perdida en tales oscuros pensamientos. A partir de ese día ya nada volvería a ser lo mismo…


P: Es decir, que una vez abortado todo posible plan de fuga con mordiscos y ventanas traseras, no tuvo más remedio que seguir estudiando. ¿Cómo le fue la cosa?

R: Pues como la vida misma, dando tumbos y bandazos. Terminé el graduado escolar recibiendo un premio al mejor alumno del colegio (galardón que, según tengo entendido, no se había concedido antes o al menos en muchos años, que yo sepa, vamos). En el bachillerato me fui aburriendo soberanamente, hasta llegar a sentir el desinterés más absoluto por todo lo que se cocía en el colegio. En COU seguramente fueron más los días de pellas que de asistencia a clase. Los exámenes los dejaba en blanco aunque los colegas que pilotaban me los pasaban enteritos para copiarlos.

Al final del curso la plana mayor del colegio se reunió con mis padres para comunicarles que su hijo consumía drogas. Mi progenitor me llevó a cenar por ahí, le conté que fumaba algún porrillo y bebía y todos tan tranquilos. Poco después me pegué un buen batacazo con las sustancias psicoactivas y mis consumos terminaron por ser de dominio público en la familia.



P: Entiendo, ¿y de ahí, del batacazo, el interés por la psicología?

R: Efectivamente. La verdad es que desde que iba al colegio mis planes consistían en estudiar historia y luego dedicarme a la antropología, pero el varapalo que acabo de contar me despertó el interés por la psicología y eso es lo que acabé haciendo. Al terminar me dije que no volvería a estudiar en mi vida, pero poco después cursé un master en drogodependencias. En este caso el interés venía de lejos, ya que, cuando comencé la carrera llevaba ya seis o siete años consumiendo todo lo psicoactivo que caía en mis manos. Pensé que un poco de teoría tampoco me vendría mal.


P: Y con ese curriculum de niño bueno, fue a para a Energy Control. ¿Cómo fue eso?

R: Si, allí fui a dar. Me gano la vida como coordinador de la sede de Madrid de este colectivo creado en 1997 en Barcelona por Josep Rovira y unos pacientes que acudían al centro de atención a drogodependientes de la asociación a la que pertenece EC (Asociación Bienestar y Desarrollo).

En 1999 lo fundamos en Madrid. Ese año terminé el primer curso del master en drogodependencias de la Complutense y con una compañera (Elena) decidimos poner en marcha un proyecto de reducción de riesgos en entornos festivos (con información y asesoramiento para consumidores, análisis de drogas, etc.). Fuimos por las distintas administraciones (Plan Nacional Sobre Drogas, Plan Municipal Sobre Drogas...) consultando sobre el tema de las subvenciones, hasta que entramos en contacto con la ya extinta Coordinadora de ONG's que intervienen en Drogodependencias. En esta asociación nos atendió Virginia, una chica que cuando le explicamos lo que queríamos hacer nos comentó que eso ya lo estaban haciendo en Barcelona y que ella conocía personalmente a quien lo estaba llevando a cabo y que, de hecho, esa persona (Josep Rovira) le había comentado en algún momento que estaban interesados en crear una delegación en Madrid. Así es que Virginia llamó a Josep, éste vino a vernos y, en el verano del 99, el grupo, (compuesto por Elena, su novio, Virginia, mi novia y yo), estaba ya perfectamente operativo.


P: Todo entre amigos. No suena mal. Pero, ¿Por qué dedicarle la vida laboral a un proyecto relacionado con las drogas y reducción de riesgos?

R: Quedaría muy bien si hablara de motivaciones altruistas, de la voluntad de dar respuesta a un grave problema social, de compromiso, de activismo, de salvar al mundo en general y a la juventud en particular de las garras inmisericordes de la droga… pero no soy Nacho Cano ni sigo los pasos de la Madre Teresa de Calcuta, de tal manera que, aun cuando pueda haber un poco de todo lo anterior, la razón principal de esta dedicación se remite a una cuestión tan sencilla como que no tengo más narices que currar en algo y esto es lo que más me gusta.

Estaría muy bien viajando por ahí, disfrutando eternamente de la dolce vita y haciendo obra social al estilo de cómo lo hacen los famosos, es decir, donando periódicamente diez millones de dólares a colectivos como Yonkis Sin Papelas y similares, pero no es el caso. Tengo que ganarme el pan de algún modo y el tema de las drogas me interesa en muchas de sus vertientes, por lo que, llegado el momento de tener que trabajar, pensé que al menos debería hacer un intento en esto de las "drogodependencias", y tuve suerte. De todos modos, puestos a darnos algo de autobombo por qué no afirmar que, además de suerte, también tuve la coherencia y la integridad de hacerlo según los planteamientos que a día de hoy considero más adecuados y oportunos, que no son otros que los de la reducción de riesgos. Sé de algunos que le echan bastante más morro e hipocresía a la vida.


P: Esto de la reducción de riesgos suena bien, suena como ponerse en cinturón antes de salir con el coche, o el condón antes de meterla en algún sitio, pero en su caso... ¿No cree que la reducción de riesgos es una opción minoritaria, con respecto al grupo y cantidad de consumidores de drogas "desconocidas" en su composición, dosis y adulterantes?

R: Creo que la reducción de riesgos o más exactamente la gestión de placeres y riesgos es algo que todo consumidor de drogas practica en una u otra medida. Hasta el usuario más "destroy" tiene en cuenta determinadas cosas, por mínimas que sean, para no hipotecar su integridad más de la cuenta. De igual manera que el consumidor más prudente tendrá, por necesidad si quiere ser consumidor, que asumir un cierto riesgo por mínimo que sea, si pretende disfrutar de las sustancias psicoactivas. A fin de cuentas, los usuarios de drogas no son, por término general, ni kamikaces suicidas y descerebrados ni timoratas monjitas Adoratrices del Sagrado Templo del Cuerpo Libre de Toxinas y Alcaloides.

Como digo, considero que la gestión de placeres y riesgos, la búsqueda de un equilibrio personal entre el factor seguridad y el factor gratificación que acompaña a todo consumo de drogas, es la norma, es universal entre los usuarios. De hecho, la inmensa mayoría no tiene problemas significativos con el consumo ni realiza usos marcadamente abusivos o compulsivos. Otra cuestión es que dicha gestión de placeres y riesgos podría ser más eficaz si en lugar de depender del mero sentido común y de la espontaneidad de los consumidores, fuese potenciada, favorecida, facilitada y apoyada por unas políticas sobre drogas que les aportasen la información y los medios necesarios y oportunos para ello.


P: ¿Cómo ve al grupo de consumidores de drogas actual? ¿No cree que es casi imposible explicarle a alguien que analice una sustancia, para evitar intoxicaciones, o que use material estéril, si desconocen en la práctica cosas como lo que es medir una dosis de forma segura, o las consecuencias que puede tener compartir un billete para esnifar?

R: Creo que la gente es bastante receptiva a la información que aporta respuestas a sus preguntas y que no viene acompañada del lastre de los juicios de valor -negativos, por lo general-. Opino, además, que la mayor parte de las sustancias psicoactivas son de un uso relativamente sencillo. Es decir, no creo necesaria una licenciatura específica en la Sorbona para poder manipularlas y consumirlas. Me parece que unos pocos conocimientos básicos (acompañados de una pizca de sentido común y un mínimo apego a la vida) son más que suficientes para que la inmensa mayoría de las personas puedan manejarse con ellas de manera competente. Aun así, me parece evidente que, a día de hoy, la figura del consumidor ilustrado es mucho más frecuente que antaño, y probablemente siga creciendo y expandiéndose, lo cual me parece muy positivo.

Sin embargo, ya digo que no creo necesario que todo el que tenga intención de consumir drogas deba convertirse (antes, durante o después) en un especialista en el asunto. Repito: con cuatro cosillas basta para manejarse con cierta desenvoltura y seguridad, y estas cuatro cosillas las entiende cualquiera, sólo es necesaria la voluntad de explicarlas, y mas aún si tenemos en cuenta que hasta hace tres días nadie tenía dicha voluntad, pues en estos temas no había quien quisiera ir más allá del "Simplemente Di No". Esa era toda la información sobre drogas que hace años un joven podía recibir.


P: ¿Qué porcentaje de consumidores cree que acuden a servicios de reducción riesgos y al servicio de análisis de sustancias?

R: Según mi experiencia, los consumidores que acuden a servicios de reducción de riesgos y análisis de sustancias son muchos. Evidentemente, en un estand en una fiesta no acudirá a informarse y a analizar el 100% de los asistentes, ya que es material y humanamente imposible (a no ser que sea un evento muy pequeño). Acudirá quien se tope con el estand, quien sienta la necesidad, quien tenga una demanda concreta, etc. En unos sitios será el 50%, en otros el 20% y en muchos el 2%, pero gotita a gotita, con el paso de los años, terminan acudiendo cientos de miles de usuarios. Ahora bien, en este punto he de decir que lo que no se puede esperar del consumidor de drogas es que sea un héroe del consumo responsable. Es decir, lo que no se puede hacer es concienciar a las personas sobre la necesidad de hacer determinadas cosas pero olvidarse de ofrecerles las más mínimas facilidades para que las hagan.

Esto sucedió, por ejemplo, con el tema del reciclaje, en el que una parte importante de la ciudadanía al mismo tiempo que comprendió lo oportuno del reciclado de papel se veía obligada a recorrerse medio barrio o media ciudad para encontrar un triste contenedor. Con los servicios de análisis y los estands de información y asesoramiento estamos ahora en esas condiciones: se conciencia a los usuarios sobre la responsabilidad en el consumo y sobre la importancia de analizar, pero al mismo tiempo, un fin de semana cualquiera no encontrarás más de diez estands o puestos de análisis en todo el territorio español.


P: Le ha dedicado un libro a la Ketamina, y su último monográfico sobre una sustancia, es sobre la Heroína: el santo grial de los horrores y los placeres, la droga que nos han enseñado como el paradigma de la adicción, degradación, marginalidad... todo eso a cambio de un supuesto placer indescriptible. ¿Por qué hacer una Biblia sobre esta sustancia?

R: Básicamente porque se me brindó la oportunidad de escribirla, es decir, más que nada para darme el gustazo de contar mi propia versión de los hechos. Todo un lujo, a mi modo de ver.


P: ¿Crees que los usuarios de la misma se pararían a leerla, o era por cubrir un relleno que faltaba en el panorama de publicaciones con información veraz sobre sustancias psicoactivas de consumo?

R: Dudo mucho que se convierta en el libro de mesa del consumidor de heroína. Seamos realistas: entre meterse un chute y leerse un tocho de quinientas páginas hay que ser muy freaky para decantarse por la segunda opción. No obstante es bien cierto que hay algunos capaces de compatibilizar ambas dedicaciones. En España deben ser poco menos de mil, pues las editoriales dedicadas a sacar libros sobre estos temas coinciden en afirmar que, salvo honrosas excepciones, es casi imposible vender más del millar de ejemplares de un libro sobre drogas dirigido al público usuario de las mismas.

Este escaso número de lectores podrá achacarse a mil y una cuestiones, pero personalmente considero que una de las principales guarda una relación directa con el tipo y la calidad de los libros que se les ha venido ofreciendo hasta ahora. No nos engañemos: si la gente no lee lo que se escribe en gran parte es debido a que lo que se escribe no responde a sus intereses, inquietudes y necesidades. En este sentido he de decir que tengo bien claro que mi libro sobre la heroína no es en modo alguno una excepción. A alguno le interesará y a muchísimos otros no. En última instancia, que los usuarios se paren o no a leerlo dependerá, fundamentalmente, de si consideran que su lectura les aporta o no algo de interés y utilidad, y no me cabe la menor duda de que a la mayoría les resultará un coñazo insufrible. Lo importante, en cualquier caso, es que todos habrán tenido la opción de leerlo. De nuevo, todo un lujo del que una generación entera no pudimos disfrutar, pues lo más extenso y elaborado que tuvimos ocasión de leer sobre esta sustancia fue aquel célebre "Engánchate a la Vida".


P: Como psicólogo seguramente opine y coincida conmigo, que la información no se ha de restringir, pero sí de dosificar en función de lo que cada persona puede asimilar e integrar. ¿No le asustaría que, por ejemplo siendo padre, su hijo cuando tuviera 14 años leyera esos libros, pero sólo tomase de ellos la parte que le interesase para justificar un comportamiento?

R: Los padres nos asustamos por todo, queremos mucho a nuestros hijos y quisiéramos evitarles cualquier tipo de problema y sufrimiento, de tal manera que, si la vida en general, con todas sus diversas y variadas relaciones sociales, se desarrollase en los mismos términos en que se desarrollan las relaciones padres-hijos, esto sería insufrible. Seguramente habría listas de libros prohibidos, personas prohibidas, horas prohibidas... (como de hecho los ha habido y los hay en tantos y tantos regímenes dictatoriales y autoritarios). Afortunadamente, para bien y para mal, progenitores sólo tenemos dos, los nuestros, y son más que suficientes como para, además, admitir intrusismos desleales por parte del Estado, del vecino, del amigo, del editor, del escritor o de quien sea. Es comprensible que en casa siempre vayamos a ser los hijos, los niños de nuestras mamis, aunque tengamos cincuenta tacos, pero fuera de casa lo que hemos de ser es ciudadanos, personas, unas menores de edad y otras mayores, cada cual con sus respectivos derechos y obligaciones, que no serán otros sino aquellos que dicten las leyes que todos habremos decidido que regulen nuestras vidas.

Gracias al cielo, en España no hay ley que prohíba publicar un libro sobre la heroína en la línea de la reducción de riesgos. Así que todos podemos estar tranquilos. Por otra parte, se trata de una obra para adultos, dirigida a consumidores y potenciales consumidores de jako. No tiene sentido que un niño la lea y, de hecho, si aún está por ver que se la lea algún adulto, no creo que un crío lo llegue a hacer jamás (a fin de cuentas, tienen bastante más sentido común del que creemos, de modo que, pudiendo disfrutar de Harry Potter dudo mucho que a ninguno se le ocurriese enfrascarse en la lectura de quinientas páginas sobre el jamaro, menos aún si quien las ha escrito es su propio padre).

Por último, en cuanto a la posibilidad de que el libro fuese mal interpretado en el sentido de convertirse en una carta blanca para hacer lo que a cada cual le venga en gana, he de decir que no tengo miedo ninguno. Entiendo que los lectores están en su completo derecho de obtener de él lo que les interese y de actuar en consecuencia. Que consuman o que no, que lo hagan así o asá, es su decisión. Yo he tratado de exponer los modos más seguros y menos problemáticos de consumir, pero no soy quien para pontificar sobre como cada cual ha de gestionar su vida o sobre como ha de tomar esta o aquella sustancia. Es su vida, que hagan con ella lo que quieran, que, siempre y cuando no comprometan la integridad y el bienestar de los demás, no creo que tengan que justificarse ante nadie por sus comportamientos, y menos aún ante mí, pues, a fin de cuentas, para bien y para mal, no son mis hijos.


P: Bien, pero ¿qué hay del riesgo de despertar curiosidades y apetitos en quien antes no los tenía? Además, en cierto sentido estos libros pueden ser peligrosos dependiendo de en qué manos caigan y de cómo interpreten las cosas, sobre todo si se tiene 14 años, aunque según la persona también siendo más mayorcito.

R: De entrada, considero que las curiosidades suelen despertarse de formas más sutiles y livianas, por ejemplo, mediante alusiones en películas, en los medios de comunicación, en libros en los que determinado tema es tratado de forma tangencial, en la calle, en conversaciones con amigos y conocidos... No creo que sean muchos los que así, a bocajarro, se leen un mamotreto sobre una cuestión respecto a la cual jamás habían tenido interés alguno. Es decir, me parece que, para leer un libro como el de Heroína de la Colección Psiconáutica, ha de existir un interés previo por la sustancia en concreto o por las drogas en general. Es cierto, no obstante, que podría tratarse de un interés meramente intelectual, y que la lectura llegase a despertar el apetito de pasar de la teoría a la práctica. ¿Y qué? No veo el problema. Personalmente no tengo intención alguna de hacer proselitismo del consumo de drogas y creo que nunca lo he hecho, pero tampoco veo nada negativo en que a alguien se le despierte la curiosidad de tomarlas. Me parece que este es un miedo exagerado y del que todos deberíamos liberarnos de una vez por todas. Quienes practican, hablan y escriben sobre otras actividades tan placenteras y peligrosas como el consumo de muchas drogas (escalada, parapente, esquí...), no tienen reparo alguno en despertar curiosidades, apetitos y aficiones. No veo porqué en este caso tuviese que ser distinto.

Por otra parte, resulta evidente que el uso de sustancias psicoactivas puede resultar muy peligroso, una vez más, como hacer parapente o escalar. Es por ello, de hecho, que los libros de la Colección Psiconáutica dedican buena parte de su contenido a exponer las claves del consumo de menor riesgo (y mayor placer). Es decir, la intención, precisamente, es la de evitar problemas a los usuarios y a los potenciales usuarios, lo cual no excluye la posibilidad de que algunos de ellos acaben pasando serias dificultades, como también las pasarán algunos de los que practiquen escalada y se hayan ocupado de informarse a fondo en los manuales oportunos. Así es la vida.

Por último, en cuanto a los infantes, coincido plenamente en que la información ha de suministrarse de modo acorde a la edad de la persona. Igual que no tiene sentido explicar a un niño de 12 años los secretos del fist-fucking o las muchas posibilidades del gang-bang, tampoco lo tiene explicarle al detalle como ha de prepararse un chute de heroína. Es por ello que estos libros están dirigidos a un público adulto. Si viese a mi hijo leerlo con 14 años, no me haría mucha gracia, opinaría que le viene grande y así se lo haría saber, de modo que le diría que si le interesan las drogas, sería más adecuado que fuese leyendo otras cosas y éste lo dejara para más tarde. Si aún así quisiera leerlo, me encargaría de comentárselo y explicárselo pasito a pasito. En última instancia, si mi hijo, con la edad que fuera, estuviese interesado en documentarse extensamente sobre la heroína, preferiría que lo hiciera con mi libro en lugar de con cualquier otro.

De todos modos, considero que el miedo a que los niños y adolescentes lean y escuchen estas cosas es otro de los muchos miedos de los que deberíamos desprendernos inmediatamente. Dejemos ya de engañarnos: los niños de 14 años ni consumen jako ni leen libros de 500 páginas sobre el jako. Estas son cosas de adultos, y como tal permitámonos, de una vez, hablar de ellas entre nosotros, con naturalidad, con sinceridad, con tranquilidad y sin miedos ni complejos.


P: Si piensa que le voy a preguntar cuándo va a sacar un libro sobre el fist-fucking, va usted apañado. Ahora que le hemos dado un repaso a la obra, vamos a ver que nos cuenta del autor. ¿Que personaje histórico le gustaría conocer? ¿Y cuál es la razón?

R: Pues me encantaría compartir un ratillo, en su medio y su momento, con Lucy, la australopithecus, o acompañar durante un trecho de su marcha a los tres de Laetoli. En ambos casos por aquello del apego a la familia, por conocer a los recontratatarabuelos.

Desde niño me interesó la paleontología y, aunque es una afición que actualmente cultivo poco (aún cuando es posible que en cualquier momento la retome en plan dominguero) es algo que sigue despertando mi curiosidad. Creo que aprendería y disfrutaría mucho más compartiendo unas horas con estos homínidos que con cualquier otro personaje histórico. Me desvelarían muchos más interrogantes, aunque sólo fuera por la sencilla razón de que las obras, circunstancias y modos de vida de la prehistoria están bastante menos documentados que los de la historia.


P: ¿Y personaje vivo?

R: Pues, sinceramente, no me muero por conocer a nadie en concreto. De una parte soy muy poco mitómano y, de otra, creo que lo mejor de los grandes mitos ya lo conocemos por sus obras. Lo que hay detrás de ellas son personas, más o menos majas y agradables. Me encantaría seguir conociendo a muchas, sobre todo de éste último tipo, pero en principio, me es indiferente el relieve histórico que tengan.


P: ¿Que libro cree que le ha influido más en su vida? ¿Por qué?

R: Supongo que el que más me ha influido, como a medio mundo, ha sido la Biblia, aun cuando, yo mismo, como medio mundo, no la haya leído, pero es indudable que los pocos que se le la leyeron se encargaron pero que muy bien de que nos influyera a todos. Curiosamente, además y a pesar de mi enciclopédica incultura religiosa, es, de lejos, el libro que más cito. Me encanta soltar esas frases demoledoras y trasnochadas ("parirás con dolor y servirás a tu marido"), esa lírica punk al estilo de La Banda Trapera del Río ("fornicarán los gatos y los perros"), y ese manejo del lenguaje gracias al cual hasta lo más nimio adquiere una resonancia especial ("Pedid y os será dado"). Aparte de esta obra magna no consigo identificar un libro que me haya marcado especialmente (seguramente sea debido a que no he leído lo suficiente), aun cuando son muchos los que me han gustado. En su momento libros de aventuras amazónicas, como "I Fiumi Scendevano a Oriente" (no sé el título en español), de Leonard Clark, o las expediciones por Papúa del controvertido Heinrich Harrer (Vengo de la Edad de Piedra). Más tarde obras como "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero" (Oliver Sacks) o "Leopardo al sol" (Laura Restrepo), por citar algunos…


P: ¿Cuál lee ahora o el cual es el último leído?

R: Estoy terminando "Blanca Doble: Los cuentos de la cocaína", de un amigo, José María de la Quintana, y el último que he leído es "El Derecho a la Ebriedad" (Manifiesto libertario contra la prohibición), de un simpático y reciente conocido, Javier Esteban.


P: Si se tuviera que definir, presentar o explicar quién o cómo es, ¿qué pieza musical o que canción usaría?

R: Me parece una labor complicadísima, no obstante estoy de suerte: hace poco me enviaron un mail en el que tenía que ir apuntando canciones, animales, personas, etc. Luego, al final del mensaje, cada respuesta quedaba asociada con un aspecto de la vida: tu relación con los demás, con tu pareja... y una de ellas era, precisamente, la definición de lo que era uno mismo y su vida. En mi caso, al parecer, todo quedaba resumido en la canción "Necesito Droga y Amor" (Extremoduro). En cierto modo podríamos darla por buena, a fin de cuentas el título no deja de reflejar dos motivaciones vitales que en mi caso han tenido y tienen una relevancia primordial.


P: ¿Cuál cree que será el status de las hoy ilegales drogas en 50 años?

R: Difícil respuesta. Ni siquiera Nostradamus quiso mojarse en este tema. De todos modos, echándole un poco de cuento e imaginación cabría considerar que, de una parte, cincuenta son muchos años, y de otra, que la situación actual está llegando a rozar lo insostenible, de modo que no me extrañaría lo más mínimo que para entonces, e incluso para mucho antes, la producción, distribución y venta de las sustancias psicoactivas hoy prohibidas y más habitualmente consumidas pasase de estar en manos de redes mafiosas y criminales a estar regulada por el Estado en cualquiera de las muchas fórmulas posibles.


P: ¿Cuál es su droga de consumo favorita? ¿Por qué?

R: Mi droga favorita es el alcohol. Me parece muy versátil. A lo largo de mi vida he tenido otras drogas favoritas (los porros, la LSD, la heroína...), pero algunas ya no las tomo o las tomo muy poco, unas me sientan mal, otras me han cansado, otras las sigo tomando, pero el alcohol siempre está ahí. Es cierto que para grandes ocasiones prefiero acompañarla de otros aditivos, pero como digo, debido a su versatilidad, si me dijeran que mañana desaparecerían todas las drogas del mundo a excepción de una que yo escogiera, elegiría, sin dudarlo, el alcohol (y si puede ser whisky, mejor).


P: Por último, ¿si le pidiera un consejo genérico una persona que empieza a interesarse por la alteración de la conciencia mediante psicoactivos (cualesquiera), qué le diría que más le pudiera ayudar en ese camino? ¿Cuál sería su consejo?

R: Aparte de lo obvio: informarse, manejar bien las dosis y el espaciamiento de las tomas, cuidar los contextos de consumo, estar atento a las señales de alarma, observar la evolución del consumo, estar presto a corregir posibles desvaríos...

Le diría que se guiase por sus propios gustos e intereses y, sobre todo, que escuchase a su propio cuerpo y a sus reacciones, fundamentalmente cuando las cosas se tuercen de una u otra forma, ya que, independientemente de lo que digan los expertos y los eruditos, sean de la tendencia que sean, si por ejemplo, uno mismo siente que los porros le rallan o que la MDMA le deja empanao, creo que es a su propio cuerpo a quien debería hacer caso, por mucho que toda una pila de estudios a doble ciego hayan sido incapaces de relacionar lo que a él le pasa con la sustancia que consume.

Eso sí, mucho cuidado también con tragarse a pies juntillas la galería de horrores que a diario se nos vende desde los medios de comunicación y las instituciones preventivas al uso como si fueran el pan nuestro de cada día en lo que a la toma de drogas de refiere.


P: Llegó el final. ¿Le apetece saludar o enviarle un mensaje a alguien por si le está leyendo?

R: Pues ya que me da lo oportunidad no la dejaré pasar. Si hay alguien que, sin falta, leerá esta entrevista, no podrá ser otro que el ubicuo y omnipresente cibervigilante DDAA, de modo que aprovecho para felicitarle las navidades y para volverle a preguntar lo que en privado no ha querido contestarme (va sin acritudes, que ya sé que es norma de la casa): Querido, ¿Te ha llegado el libro que te comenté o te lo hago llegar para Reyes?

Por lo demás, mil gracias a usted, Symposion, por concederme esta entrevista, por sus amables atenciones, por su paciencia, su buen rollito y por sus interesantes conversaciones privadas. Enhorabuena por su estupendo blog. Le deseo lo mejor.

Fin.


Sangre y sudor nos costó sacar tiempo y terminarla, pero ha sido muy interesante (al menos para mi, y espero que para los demás también). Y ya veo que no tengo que preocuparme cuando DDAA tarda 15 días en contestar un email.
Muchas gracias Eduardo por tus palabras y tus buenos deseos.
Suerte con todo, y con el libro también. Y ya que son Reyes en breve, gastaos los dineros en algo interesante, y que cuando menos, os aportará una visión totalmente distinta de ese "fantasma de la droga" que algunos, como el señor Megías desde la FAD, apuesta por resucitar.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Por Pfizer... ¡Levantemos el mundo!

Ésta es posiblemente la última entrada del año.
No porque sea Navidá, sino porque preveo (con mis poderes adquiridos a base de años de toxicomanía) una avalancha de trabajo que más me vale dedicarme a él, o me van a taladrar donde la espalda cambia el nombre (que no lo pierde...).

Y tal vez de eso va esta entrada también.
La pondré en mayúsculas, no por que me entusiasmen sus protagonistas, sino porque hace juego con la idea.

PFIZER QUIERE QUE EL VIAGRA SE VENDA SIN RECETA DE FORMA LIBRE.

Pues eso, que quieren que sea un (como ya también son llamados aquí, OTC, u Over-the-counter) medicamento de venta sin receta.
Como las juanolas.
Como la aspirina.
Como la leche infantil y los potitos.

Yo no lo veo claro. Desconfío de las farmacéuticas, y más de esta, que buscando un medicamento para no quedarse calvo nos sale con la erección infinita.

Yo mismo he tenido Viagra, en dosis de 100 mgs (la más alta), y me reconozco cobarde, pues no me atreví a tomarlo. Aunque ya entonces era tal la avidez por el producto que me cambiaron cada pastilla por una capsula de MDMA cristalizado blanco blanquísimo.

Como esto del Viagra es cosa de dos, le pregunte a mi pareja entonces si se animaba a que lo probase. Y ella, acostumbrada a hacer de niñera en muchas sustancias conmigo, me miro como diciendo "¿tú estás de la pelota, verdad?". Y me dijo, "¿para qué lo quieres? no te parece que ya tienes bastante??? Si lo tomas, allá tú, pero conmigo no cuentes para todo lo demás...".

Y claro, me quede sin probarlo.
Tenía yo creo que 24 años, y sólo me daba miedo una cosa, y es que al actuar como inhibidor de la fosfodiesterasa-5, que también está en los ojos, acabase con el síndrome azul, viendo todo de ese color, creyendo que era Papá Pitufo y en el hospital pidiendo que me la bajasen.

Realmente no me hacía ninguna falta, y eso es lo que me decía mi (algo asustada) pareja. Tenía más y mejor sexo del que voy a tener en toda vida, posiblemente, sin pastilla azul...
Hubiera sido una imprudencia, pues si en aquel momento de mi vida, la cosa funcionaba "tan bien", forzar la maquina y convertirme en un perchero de puerta, andante, y pulsátil, no parecía buena idea.
Así que al quedarme sin quién ayudarme a comprobar su efectividad, no lo llegue a probar.

Pero ahí estuvo la cosa.
Si me llega a decir: "Jajaja, estás loco...." con otro gesto, en ese mismo momento me había comido una, de las de 100 mgs, que uno era joven y lanzado, y después hubiera tenido que pedir un taxi para que me llevase al hospital a que me salvaran el apéndice exterior de una gangrena o de una necrosis de vasos por priapismo.
Que divertido.

Hoy se lo agradezco, pero en aquel momento me quedó la duda.
Y yo que conozco lo agradecidos que son los médicos con los laboratorios farmacéuticos (y viceversa), sobre todo si el paciente les pide que les recete una medicación relativamente inocua, y que además el estado no va a controlar porque no la subvenciona, pues no me imagino ni conozco a ninguno que le niegue la pastilla azul a cualquiera que se la pida (con cierta edad y cara de compungido...).

Pero si el Viagra, o sildenafilo, se pone de venta sin receta, es cierto como argumenta Pfizer que se terminará con la venta fraudulenta de Viagra por internet, que es el medicamento más falsificado.

Yo, fíjense, creo que ocurriría lo mismo con la MDMA, la cocaína y la heroína...

Pero de igual forma que aunque sea un antiprohibicionista convencido, no quiero ver a un chaval de 16 años ni de 18 metiéndose jamaro, aunque con 18 sería su derecho a elegir quien decidiera, y apuesto por la educación en esta materia, resulta que me parece que España es el país menos apto para que se haga algo así.

¿Que chico de 17 años, con potencia sexual que nos doblaría, triplicaria y más a cualquier abuelete de treintaytantos, no querría impresionar y asegurarse el éxito de su primera relación mediante una pastilla "que como venden sin receta es porque no puede hacer nada malo"?

Y eso en la primera relación, que seguramente acabaría en risas más que otra cosa, si el chico no tiene problemas de hipotensión o problemas de insuficiencia cardíaca, pero luego vendrían otras relaciones, en las que seguir dando una talla XXXXXL en duración.
Creo que el estándar de calidad bajaría mucho.

Además, eso de hablarles a los chicos en miligramos, es algo que ya está lejos del sistema educativo y por lo tanto de la vida real para la mayoría. ¿Me da la más grande? ¿O me voy a comprar el Viagra a Bilbao?

No me convence el asunto.
No mientras otras muchas sustancias estén prohibidas, y no exista una educación que haya dado pruebas de funcionar.
Aunque lo mismo estoy exagerando y sólo serían algunos impotentes por exceso de potencia los primeros años.
Pero joder... yo soy el primero que cuando tenga necesidad usaré la pastillita azul, no tengo problema en reconocerlo. Pero que la den a cualquiera... miedo me da.

Se iban a poner de moda de nuevo los pantalones bombachos y la tallas 3 veces mas grandes.
Y tal vez leeríamos como algún cafre se había comido 12 Viagras en vez de 12 uvas en la cena de Nochevieja.
La verdad es que como generador de historias y leyendas urbanas para el imaginario colectivo, sería estupendo, y un nuevo recurso para esos aficionados a la escritura con vocación de ganadores del premio Nadal.

Tal vez estaríamos equilibrando la balanza de salvajadas, del tipo de "esos malparidos que echan lo-que-sea en la bebida de su presa femenina", y seríamos nosotros los que tendríamos que vigilar y no soltar la copa, por miedo a que nos echasen 3 Viagras machacadas (aunque sean azules, a las 4 de la madrugada el 80% no lo vería ni en un vaso de agua de manantial).

Síntomas: chicos cansados, extrañamente que no pueden seguir bailando, que se sienten raros, y que la sangre les fluye de la cabeza a la otra cabeza.... y chicas en la otra esquina meándose de risa... aprendiendo que la dosis que hacía falta era 6 veces menor, para que la víctima se pasase la noche empalmado ante las insinuaciones o frotes de alguna de ellas...

Bueno, tal vez eso ayudase a que aquellos que no se atreven a ir al médico las consigan de forma segura a través de un amigo sin vergüenza que las compre en la farmacia. Pero es que realmente más vale que se pase una revisión antes de tomar Viagra.
Y ya ni pienso en las fiestas de Sextasis, ya que nadie querría llegar a casa y no poder empalmarse... así que a pasar por la farmacia de guardia y a llevarse una cajita.

Tal vez por fin sirviera para que la gente entendiera la diferencia entre libido y potencia, y que si tienes una pareja que no te gusta, ya puedes tomar Cuerno de Rinoceronte Bizco de las Islas Malvinas, que eso no va a salir bien.

A pesar de todas estas consideraciones, los responsables de la Agencia Europea del Medicamento, han aceptado la propuesta, y de momento la van a evaluar en dos países...
Reino Unido y....? Sí, España.

Según dicen los informes serán secretos y no se sabrá hasta que den un resultado final.
No puedo pronosticarlo.
Usando la razón, diría que no, que ni en broma pueden soltar eso como si fueran juanolas.
Usando el corazón diría que sí, que CUALQUIER SUSTANCIA HA DE SER LIBERALIZADA.

Usando internet o a mi ficticio agente de bolsa, voy a invertir todos mis ahorros en acciones de Pfizer. Eso sí que será un subidón y no el del Viagra, como les permitan venderlas sin receta.

P.S: Para no estar siempre tan serio y tan reflexivo voy a incluir un vídeo, a deshoras, que si bien sirve para reflexionar sobre el integrismo, la obediencia ciega, o los intereses mundanos -siempre de este mundo-, sólo pretende que la gente pueda ver algo que es original y llevarse una sonrisa.
Espero que no ofenda a nadie, y si a alguien le molestase y lo dice no tengo problema en retirarlo.
Saludos a todos y ánimo: ya queda menos para que se pasen estos días.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

La mosca mágica: el 2C-B y su 2C-B-FLY

El reverenciado abuelo Shulgin (cuesta llamarle abuelo viéndole y pensando que aun le queda tiempo para llegar a los 102 años que el día 11 de Enero cumplirá Albert Hofmann con envidiable salud) creó en 1974 una maravillosa molécula a la que bautizo como 2C-B.
Estaba jugando con las fenetilaminas de 2 carbonos en la cadena, de ahí el 2, y esta llevaba un átomo de Bromo en la 4ª posición del anillo benzénico, de ahí la B.
Algo se ha contando ya en este blog al respecto de esa sustancia, como por ejemplo su especial suavidad en dosis bajas, y su curiosa capacidad para no enturbiar el aspecto sexual del varón como hacen otros enteógenos.

Eso, su aspecto benigno y su potencial para lo sexual han sido lo que le dieron fama, y el resto ya se encargo la prohibición de hacerlo.
Pero quede como dato curioso, que esa 2C-B, que había salido del laboratorio de un químico en los USA, es tal vez el primer compuesto que se ha usado por chamanes tradicionales de forma habitual en sustitución de sus plantas de poder.
En Sudáfrica, se le dio el nombre de Ubulawu Nomathotholo, que significa algo así como "medicina con la que nuestros ancestros nos cantan".

Los sangomas sudafricanos, que por el cambio en los modos de vida se habían trasladado a la gran ciudad, habían perdido el recurso de usar las plantas que conocían para curar, para meditar, para ayudar a sus enfermos. Y una empresa, antes de la prohibición, sacó al mercado esa sustancia con ese nombre, y esos chamanes que no tenían recursos, empezaron a usarla masivamente para ayudar a los que a ellos acudían en busca de consuelo físico o espiritual.

Evidentemente, y ya que los enteógenos no son una película de cine en la que todo el mundo ve lo mismo, ellos veían animales que les hablaban, y a sus deidades que les comunicaban cosas.
Ellos veían lo que correspondía a su bagaje cultural y forma de estructurar la visión del mundo.

No todo podía ser perfecto. Llego la prohibición, y debido a la demanda, posiblemente Sudáfrica sea uno de los países con mas Nexus o 2C-B en el mercado negro. Pero ahora ya de forma ilegal, y con los riesgos de adulteración y contacto con mafias y entorno criminalizado para poder obtenerlo.

Volvemos a la 2C-B y a su mosca.
Muchas drogas han sido creadas solo por químicos, como ejercicio digamos de tipo gimnástico.
A veces ha quedado descrita su síntesis, y algunas veces se las ha enviado a ser evaluadas con animales (como paso con la MDA o la MDMA).
La 2C-B fue testada con humanos deseosos de hacerlo.
Y para el resto valió la estúpida prohibición de la D.E.A. (Dando Estupendamente por el Ano), pasando de ser algo de pocos, a ser algo de muchos que tal vez algunos no deberían tocar.

Ya entonces algunos habían comenzado a atisbar que en matraz del químico había infinitas posibilidades, más desde luego que en la naturaleza con su limitado campo.
Aquí, el límite está en la imaginación y la pericia.

Otro señor, físicamente parecido a Shulgin, llamado David E. Nichols, llevaba un tiempo trabajando con nuevas moléculas, que nunca habían sido probadas en humanos, pero si en animales bajo el paradigma de la comparación con la LSD. Desde lisérgicos compuestos de potencias superiores a la propia LSD, a nuevos núcleos que imitaban caprichosas formas pero que tenían en común la activación de ciertos receptores serotoninérgicos.

Y aunque no fue una síntesis suya, si no me equivoco, la nueva creación salió de su laboratorio y de su grupo de trabajo. El 2C-B-FLY, llamado así por su parecido con una mosca, al tener dos anillos heterocíclicos con un oxígeno cada uno, pegados al esqueleto original de la 2C-B.
Ojo, existen muchas variaciones de esta misma nueva familia de triple anillo, que incluso para los habituados a estas cuestiones resultan difíciles de comprender.
Por ejemplo, existe la 2C-B-FLY, y también la 2C-B-DragonFLY, o la Bromo-DragonFLY (Libélula, que lleva a su vez un tercer carbón que lo convierte en anfetamina), y la diferencia, es que existe un doble enlace en los grupos heterocíclicos (cuando el nombre lleva el grupo "Dragon"), pero eso hace que no sea la misma molécula y que sus diferencias puedan ser abismales.

Existen poquísimos informes de su uso en humanos. Incuso páginas como Erowid, apenas cuentan con información sobre ellos. Y de hecho, no hay un claro consenso en cuanto a la dosis a usar en el caso del Br-Dragon-FLY, en el que según la partida que había en el mercado, la dosis era de entre 100 microgramos y 800 microgramos (millonésimas de gramo), o de 500 a 1600 microgramos, con una duración de sus efectos de entre 12 y 24 horas, con un tiempo de "recuperación mental" de unas 36 horas.
Como veis hablamos de usar entre 2 y 5 veces más según una partida de la sustancia u otra.
Y eso con una sustancia que apenas ha sido probada en humanos.

Esa sustancia ya está en el mercado.
Ahora mismo se pueden comprar 50 miligramos de Br-Dragon-FLY por 250 dólares, que son 174 euros. ¿Caro? Ridículo. 50 miligramos serían entre 500 y 100 dosis, así que cada una sale entre 1'7 euros y 40 céntimos (y hablamos de forma legal).
Pero ésta es una de los pesos pesados de la enteogenia, por suerte, y la gente en general huye de estas sustancias de potencia descomunal.

Volviendo a la más suave 2C-B-FLY, esta sustancia cuyo margen de uso es más sencillo ya que la dosis mínima empieza a los 10 miligramos y sus efectos son muchísimo más suaves que los de sus otros primos, contó con un apoyo imprevisto hace años que aún perdura en la memoria colectiva.
La investigadora y terapeuta Ann Shulgin (la exposa de Shulgin, Shasha) comentó en una ocasión que a ella le había resultado una sustancia deliciosa, y con un potencial erótico tremendo.
Eso, en boca de esa persona, y sumado a la sugestión pseudo-química que produce que sea una variación compleja de la prohibida 2C-B, ha hecho que sea una sustancia muy buscada en determinados círculos.
Sin embargo, los informes que hay sobre su uso, hablan de que es una sustancia suave, e incluso que no es muy interesante.

La propia Ann Shulgin comentaba hace unos meses el efecto que causaron sus palabras sobre la 2C-B-FLY, y haciendo hincapié en la importancia que tiene la individualidad en este terreno, contando como por ejemplo para ella era algo estupendo, pero para otros no merecía la pena.
Y eso en boca de la mujer que posiblemente más drogas enteógenas ha probado.
Como ejemplo también citaba sus experiencias con ayahuasca, en las que siendo una sustancia increiblemente prometedora y usada por miles de personas en diferentes contextos legales, y que en nuestro país cuenta con grandes defensores como el psicólogo Manuel Villaescusa o el farmacólogo Jordi Riba, a ella y a su marido es una sustancia que nunca les ha sentado bien, y que incluso narra como bajo los efectos de la misma, escucho en dos ocasiones una voz que le "decía" que no volviera a acercarse a ella... Y eso tratándose de un enteógeno, es para tomarlo en serio.

Pues también en breve va a haber 2C-B-FLY en el mercado. Hay que tener siempre en cuenta que estamos tratando con research chemicals, y que eso implica asumir unos riesgos por su uso nada despreciables, en los que actuamos como auténticos conejillos de indias.
Se puede comprar ya al precio de 500 miligramos por 525 dólares, que son 365 euros.
Eso 50 dosis mínimas, que saldría cada una por unos 7 euros y poco.
En este caso no, pero en el caso de la Bromo-Dragon-FLY, valdría con respirar cerca de la sustancia para tomar una dosis más que efectiva. Cuidado, que esto NO ES UN JUEGO.

Son delicadezas que la gente que ha probado muchas sustancias, tiene ganas de probar, como si fuera una peregrinación buscando, en palabras ajenas, "esa droga que tal vez no exista", y que sea la que a ellos les hace sentir mejor, o les resulta más útil para sus propósitos.

Realmente lo que se nos viene encima es algo que no alcanzamos a imaginar en el ámbito de la química cerebral. Se calcula que las sustancias disponibles, incluidos los research chemicals, se van a multiplicar por 10 en pocos años. Shulgin está escribiendo su tercera gran obra, que será un index al estilo Pihkal con más de 800 sustancias y sus rutas de síntesis.

Y aún con ese Index mágico de la enteogenia, seguirán abriéndose nuevos campos con otras moléculas según se vaya avanzando en el conocimiento de la química cerebral.¿Vamos a seguir manteniendo una prohibición estúpida que cuesta millones de euros a cada estado para intentar detener la lluvia que la propia prohibición ha provocado?¿O por fin vamos a poner las sustancias en manos de quien deben estar, como médicos, terapeutas, farmacólogos, y adultos con libre capacidad de elección que no sean criminalizados por las opciones que elijan para su mente?

Alguien tenía la mosca detrás de la oreja... ahora la tienen todos delante de las narices, y con esa cara de bobos que gastan, boquiabiertos, acabará metiéndoseles en la boca.

P.S: Parecen iguales... ? Encuentre las dos diferencias. Para ver más variaciones, WIKIPEDIA.

P.P.S: LA FAMILIA xC-B Y LA FLY AL COMPLETO, IMPRESCINDIBLE IMAGEN (que por tamaño no puedo incluir). Pincha arriba y llévatela a casa, por Navidá.

sábado, 24 de noviembre de 2007

Drogas, tráfico y conducción temeraria.


No sé si será una buena costumbre, seguramente algún escritor profesional me podrá responder, pero tengo la necesidad de poner el título de una entrada antes de ponerme a escribirla.

Supongo que me ayuda a tener clara, y los lectores, la linea de ideas que quiero comentar.

En este caso he dudado entre ese título, o "La prohibición que protege a terceros", seguramente influenciado por los comentarios que ha habido en la entrada anterior estos días, a ese respecto.
Pero aunque es una de las ideas, queda más claro con este título lo que voy a contar.

Lo primero voy a aplaudir al gobierno, no al ejecutivo, sino al poder legislativo.
Y a todos los que les han acompañado en esta resolución que pasará pronto a ser ley en activo.
Me refiero al endurecimiento de penas, y al cambio de consideración - de falta a delito penal- de ciertos comportamientos que ayudan a que haya 4000 muertos al año en las carreteras españolas cada año, y un numero dos o tres veces superior de heridos.

Aplaudo con ganas este cambio, y no entiendo a los que no lo han apoyado y lo han calificado de "afán recaudatorio", aunque no conozco en profundidad los entresijos de los motivos que se pueden haber argumentado. Espero que no sea así, y que esa postura en contra de la oposición (al parecer no en todos los aspectos de la ley) sea sólo un feo detalle propio del juego político pre-electoral en el que llevamos sumergidos ya meses y meses.

A mi no me gusta tocar la política en este blog, y cuando lo he hecho ha sido para meterme con las absurdas ideas y decisiones de los responsables del ejecutivo Zapatero en materia de drogas. Pero soy de los que creen que no hay organización política que sea 100% mala o buena, y esto me lo tomo como una confirmación, por vía de la excepción, a esa personal regla de observación y razonamiento.

A grandes lineas, la ley pasa a considerar que cuando un conductor supera ciertos márgenes de velocidad, dependiendo del tipo de vía en el que se encuentre, su acto deja de ser una falta administrativa para convertirse en un ilícito penal, y con independencia de que cause daños a terceros o no. Igualmente esto pasa a ser así para aquellos que conduzcan sin permiso de conducción, o si han perdido todos los puntos de su carnet. ¡Ya era hora!
Hasta ahora, la forma mas "barata" de matar en este y otros países, era mediante un automóvil. Y lo más sangrante es que la percepción social de ese acto -que es algo que se puede y debe cambiar- no era negativa o no lo suficiente, desde luego.

Casi se "comprendía y aceptaba" que un joven que no tuviera mucha experiencia en conducción, pues con el tiempo la fuera ganando, a base de práctica y accidentes. Estos últimos a veces simples rozaduras con la columna del garaje, o a veces con daño a terceros o a uno mismo.
Incluso hasta hace no mucho, se "entendía" que un joven se tomase unas copas antes de conducir, y se quedase dormido volviendo a su domicilio, para acabar en una cuneta o con el coche en mitad de un campo de girasoles tras dar 3 vueltas de campana.

Aplaudo lo que se tenía que haber hecho mucho antes.
Al gobierno no le tiembla la mano al prohibir actos que pertenecen al ámbito de lo personal, como tener en tu bolsillo 3 gramos de cannabis.
¿A qué cojones esperaban, todos los anteriores y el presente gobierno, para intervenir en la causa de muerte en edades transversales más importante (cuantitativamente) de todas?
La carretera, y las variables que intervienen en la conducción causan 70 veces más muertos y heridos que la violencia de género. Y eso sin atender a la trampa que supone no contabilizar, como muertos por tráfico, a aquellos que siguen vivos 24 horas después de un accidente (creo que sigue haciéndose así).

Y dentro de lo que pasa a ser considerado delito, castigado también con penas de cárcel que pueden ser esquivadas en una primera ocasión, pero no en reincidentes (¡bravo!), es el uso concomitante de drogas y automóvil.
Me parece otra de las medidas que era pedida a gritos, los gritos de los muertos inocentes por el consumo principalmente de alcohol con o sin el concurso de otras sustancias.
Soy de los que nunca podré aprobar que alguien consuma una sustancia que altere su percepción y/o reflejos, capacidad de decisión, grado de prudencia o temeridad, coja un coche.

Tal vez soy cruel o drástico si digo que no me preocupan los que haciendo eso, se dañan a sí mismos, pero a estas alturas están más que advertidos del peligro de hacerlo.
Me preocupa el derecho a la vida de los demás. Del conductor o peatón que sin hacer nada incorrecto, acaba en un hospital o en la morgue, y de sus familias, con sus vidas e ilusiones, que se pasarán años preguntándose tortuosamente "¿POR QUÉ?".
Lo siento pero me identifico con la víctima inocente, tal vez hasta un punto de desprecio hacia el causante.

Lo que sí traerá "cola", y en este punto le exigiría al gobierno objetividad científica al 100%, que no interfiera la protección a terceros con el derecho -sí, he dicho derecho- que tenemos en nuestro país al consumo de la sustancia que nos plazca.
Una cosa es conducir bajo los efectos de una sustancia, y otra bien distinta es haber consumido esa sustancia el día anterior y que debido al método de detección que usen, cualquier resultado positivo sea considerado probatorio de una conducción influenciada.

No es problemático encontrar metabolitos de casi cualquier droga en un test de saliva o de sudor, días después de su consumo.
Lo problemático va a ser fijar qué es lo que esos metabolitos indican, y para ello habrá que recurrir a la ciencia, a la de verdad -cuantificable y medible- y no a la arbitrariedad de políticos, o mucho menos a los deseos de abstinencia y no-consumo de algunos organismos, oficiales o no, que persiguen la utopía de un mundo sin embriagantes que no sean alcohol, tabaco y cafeína (que allá ellos con su ridícula y perdida guerra).De la misma forma que hay una medición cuantitativa de la cantidad de alcohol que alguien lleva en su cuerpo, es exigible que el resto de sustancias sean tratadas con el mismo rasero, ya que el consumo de las mismas no es delito alguno, y la carga de la prueba sigue siendo cuestión del acusador. Mientras tanto, sigue vigente el básico aforismo de ley romana: "in dubio, pro reo".

Pero fuera de ese terreno que habrá que afinar, es un paso que aplaudo.
A la vez no sin cierta tristeza, porque me gustaría creer y ver que la educación y formación de todo el mundo desde edades tempranas, evitaría tener que plantear las cosas en formato prohibitivo, pero parece que a algunos, si no les duele no les importa lo más mínimo.

Y aprovecho esta entrada para hacer una invitación a todos aquellos interesados en estos asuntos "drogófilos" a comprar una de las mejores publicaciones que han salido como libro en estos días.
"Heroína", del psicólogo Eduardo Hidalgo Downing, que por el precio de unos porros, nos ofrece una completísima visión de todo aquello relacionado con la historia y uso de esta sustancia, y además con el estupendo enfoque de la minimización de riesgos asociados al consumo, sin que sea una simple apología adornada.
Mucha y buena información, que debería tener a mano desde el consumidor al especialista que trata con consumidores.

Además cuenta con una escritura ágil y despierta, no exenta de la justa ironía para poder soportar las atrocidades cometidas en nombre de la sustancia más demonizada del mundo.
Y a colación de algún comentario que hubo en la entrada anterior, le hago notar al autor que aunque es la leyenda aceptada, ni Jehová ni la Biblia hablan de manzanas como fruto prohibido en el Génesis, aunque imagino que de sobra sabe este escritor cuál era el fruto prohibido, y que eso no es más que una licencia literaria para mostrar como acabamos por hacer placer de aquello que se nos prohíbe (quien quiera entender esto último que se lea el libro).

Lo único que, de momento, no me ha gustado es el tamaño con respecto al número de páginas (más de 500), en especial para los que hemos cogido la costumbre de escribir glosas a lápiz. Aunque he visto a lectores que usan una especie de pegatinas con colores, y es otra opción pero así mis libros parecerían la guitarra de un punky.

Digo de momento, porque aunque no espero encontrar más cosas que no me gusten, el libro me ha llegado ayer, y se me ha juntado con la lectura de "Flashbacks" de Timothy Leary, el descatalogado "Mafias de Estado" de Jürgen Roth, "Caos y Orden" de Escohotado, y la relectura de "Nuestro derecho a las drogas" de Szasz, y la "Pharmacophilia" de J.Ott, y uno tiene también que vivir, comer y dormir, amén de otras cosas más agradables.
Pero casi con seguridad, será el primero que termine, y me servirá para hacerle una buena entrada a esta especial sustancia de acetilados sueños.

Animaos a comprar un excelente trabajo que está, en su lectura y precio, al alcance de cualquiera. Y no, no me llevo comisión en su venta. Pero merece ser promocionado y es tan simple como contar la verdad sobre el libro.

P.S: A raíz de los comentarios pasados, surgidos en torno a los efectos paradójicos de la prohibición de un apetito humano, comentar que hay una excelente imagen al final de la introducción del libro de "Heroína", que no sé si resalta más la torpeza de los prohibicionistas o la sospecha de una publicidad y marketing sostenido desde los organismos menos esperados.

Es la imagen de un anuncio, publicado en un periódico nacional, de una campaña de la FAD en el día mundial contra las drogas, en la que a página completa se ve un fondo blanco casi cubierto por la palabra "NO" en diferentes tamaños, y en el centro del mismo un recuadro en negro en el que se puede leer en blanco la siguiente frase:

"Gracias a los medios de comunicación
la respuesta es cada día
más positiva"

Sin comentarios.