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sábado, 25 de agosto de 2018

Tramadol: el opioide terrorista.



Hace unas semanas ahora, aparecía en las páginas de la “prensa seria” un artículo -publicado a nivel internacional- en el que se vinculaba al grupo terrorista islamista “Boko Haram” con el uso de una droga en concreto: el tramadol. Por supuesto, entre la información que el artículo ofrecía había las habituales incorrecciones técnicas (como referirse al tramadol como un opiáceo y justificar sus efectos en base a eso, cuando en realidad es un opioide sintético) y exageraciones de todo pelo, que son la norma cuando la prensa generalista aborda estos temas.




Los titulares de los medios, buscando repercusión, le dieron el enfoque más chillón posible: “la droga de Boko Haram”. Titular tendencioso, al intentar representar una relación entre ese grupo y dicha droga, cuando la realidad es que el tramadol es una droga de uso común en la zona de África en la que se encuentra este grupo terrorista (como otra gente, que nada tiene que ver con el terrorismo) debido a que no existe fiscalización internacional sobre ella.

Dicha presentación intenta fijar en la gente la idea de que esos terroristas y milicia organizada en ocasiones, se enfrentan a la muerte y a sus acciones embalsamados en una droga que se quiere hacer ver como parte del problema, como una forma de explicar “esa locura asesina” que se nos vende desde los medios. Y no es así...

¿Por qué tramadol y no otras drogas?

Que los miembros de “Boko Haram” usen tramadol, en una zona en que todo el mundo lo usa por ser un analgésico “efectivo” -en comparación a ibuprofeno y paracetamol, no opioides- pues no resulta una gran exclusiva. Lo usan ellos, y lo usan quienes les combaten: es una cuestión de las drogas que existen disponibles en una determinada área. Para comprender por qué esa sustancia y no otra, y los riesgos derivados de ese uso, hay que echar un poco de vistazo a la historia reciente de la guerra internacional contra las drogas.


Los tratados de fiscalización de narcóticos y estupefacientes (como se solía llamar a las drogas en aquellos momentos de la prohibición) del siglo XX se centraron sobremanera en el opio como fuente natural de drogas, como la morfina de donde fabricar heroína posteriormente. Ese miedo desaforado por la heroína (que no es más que una morfina menos pesada y más ligera) llevó a forzar a los países a sancionar el cultivo de la amapola del opio. 

En África, el uso del látex de opio o de la planta en seco, ha sido la forma tradicional de lidiar con el dolor más que una fuente de “colocón” y el uso apropiado siempre fue la norma sin que existiera fiscalización sobre dicha planta (Papaver somniferum).




Al ir aceptando los gobiernos africanos los tratados sobre drogas (por la cuenta que les trae o les cerraban el grifo económico) se fueron quedando sin el recurso natural contra el dolor y, aunque aún es factible encontrar opio y flor seca de opio en África, las restricciones al comercio legal de estos bienes acabó derivando a los ciudadanos al uso “civilizado” de las pastillas en lugar de al uso de la planta que conocían de siempre. 

Algo similar a lo que ocurrió en China, durante las mal contadas “Guerras del opio” en las que se inundó el área de morfina y jeringuillas hipodérmicas mientras se prohibía el cultivo de la planta a los ciudadanos. La morfina, en aquellos lares, llegó a recibir el apelativo de “el Opio de Cristo” ya que su uso llegó con las manos de los misioneros que buscaban evangelizar la zona. Se percibía como más científica y propia de una civilización más evolucionada, dentro de esa corriente que -tras el descubrimiento de la aguja hipodérmica- sólo quería polvitos para meter en inyecciones, como muestra de su superior avance tecnológico.

En un principio, el único opiáceo fácilmente accesible que quedó en esos mercados africanos (también en España hasta hace poco), fue la codeína -otra variación natural de la morfina- de los jarabes contra la tos. Pero el uso desmedido que se le comenzó a dar recientemente por grandes grupos de jóvenes y adultos en condiciones de pobreza y miseria (de la misma forma que otros grupos han usado y usamos el alcohol) hizo que se fiscalizase más durantemente también. 

¿Qué quedaba tras eso? Pues nada en la naturaleza, que fuera equivalente, y entraba la química en juego: ya no era un opiáceo sino un opioide (compuesto de origen sintético que tiene afinidad por los mismos receptores que los opiáceos) lo que venía. Era el tramadol.

El tramadol es un opioide sintético creado por Grünenthal (los de la Talidomida, que crearon miles de deformes y abortados) en la “Alemania del Este - RFA” en los años 70, y comercializado allí en 1977. ¿Por qué? Desde el final de la segunda guerra mundial, y antes, se buscaban compuestos que tuvieran acción sobre el dolor de la misma forma que los opiáceos, pero sin necesidad de depender de los suministros de opio de terceras partes. El tramadol era sintético y se podía producir a demanda. Sus efectos parecían ser suaves comparados con los de la morfina: apenas tenía 1/10 parte de su potencia, y eso lo hacía manejable para más indicaciones. Y además, caía fuera de todo tipo de fiscalización internacional sobre drogas.

Prometía ser un best-seller en una época en que se dificultaba el acceso a los opiáceos más tradicionales. Y lo fue durante un tiempo, también en España, que se podía adquirir sin receta ni demasiadas preguntas como ocurría con la codeína hasta hace un lustro. El problema es que el nuevo medicamento, como ocurrió con los tremendos efectos secundarios de la talidomida, traía una parte que no se conocía en sus acciones. El tramadol no sólo “afectaba” al sistema endógeno opioide con el que se controla el dolor en el cuerpo, sino que afectaba también a ciertos neurotransmisores como son la serotonina y la noradrenalina, que regulan funciones esenciales en los mecanismos del ánimo, percepción, deseos, emociones, razonamiento y sueño; afectaba mucho más que un opiáceo a la psique humana.

De hecho, el tramadol podría definirse como la extraña criatura nacida de un opioide sintético y un antidepresivo como el Prozac (inhibidor de la recaptación de la serotonina), todo en la misma molécula

¿Esto es un problema? Pues sí, y muy serio; imagina que cada vez que sientes dolor y tomas una aspirina o un ibuprofeno, tomases a la vez una dosis de Prozac con todas las consecuencias de algo así. En un uso puntual, no debería ser un grave problema, pero en el uso crónico -por su efecto pseudoantidepresivo- te puede dejar la cabeza como una grillera (conocemos ya alguna mente tarada por el tramadol) si no la tenías ya de antes.

No sólo funciona como un opioide, provocando dependencia física, sino que también lo hace desajustándote la cabeza, hasta el punto que está prohibido su uso en personas con problemas mentales y tendencias suicidas, ya que las  aumenta en sujetos con morbilidad previa.



¿Por qué vender algo tan tóxico vs. otros fármacos?

Pues como ya he explicado, por una concepción moral y proselitista de la política de drogas: al estar bajo la lupa los derivados del opio, estos otros venenos se escapaban del control y eran prescritos como en otro tiempo se hubiera prescrito la codeína para la tos o el opio para el dolor. Los médicos no querían problemas, los farmacéuticos tampoco, y tener que recetar fármacos fuertemente fiscalizados (como la morfina) es tedioso y puede resultar en problemas para el prescriptor. El tramadol parecía contentar a muchos ya que venía a ocupar el hueco de algo que había sido prohibido, pero con unos daños orgánicos y costes mucho mayores.

De no ser por la guerra contra las drogas, el tramadol nunca hubiera llegado al mercado farmacéutico, debido a su perfil mitad opioide mitad antidepresivo.


¿Puede el tramadol explicar algo de Boko Haram?

Pues no. No más allá de comportamientos equivalentes al abastecimiento de tabaco y alcohol en nuestros ejércitos. La zona de influencia de estos grupos es una zona de mayoría islámica en la que el alcohol ha estado siempre sancionado, así que los momentos de relajación que aquí se pasan tomando unas copas, allí han de buscar otros vehículos psicoactivos, como puede ser cualquier fármaco psicoactivo al que puedan tener acceso. La cocaína es muy cara, y si la ven por allí no es para consumirla sino para traficarla hacia el norte de África. La anfetamina, se va a países con mayor poder adquisitivo. Salvando la excepción de algunas plantas psicoactivas que hay en distintas zonas de África, de forma reducida y local, lo único que les queda es colocarse con pastillas baratas todavía legales.

Y ahí, ocupando el hueco de un analgésico de acción opioide, está el Tramadol que se vende sin ningún tipo de prescripción ni control, por no estar fiscalizado en esos países.



¿No sientes miedo ni dolor si tomas tramadol?


No. Esto es totalmente falso. El efecto del tramadol es, en primera instancia, el mismo que el de la codeína con respecto a la potencia por peso, dejando a un lado los efectos “psíquicos” sobre los neurotransmisores mencionados. Te alivia el dolor, te ayuda anímicamente a soportar lo negativo, y hace las sensaciones duras del entorno, menos duras. ¿En qué grado? Pues si lo usas con cierto punto de normalidad, en un grado medio, y si lo usas de una forma abusiva buscando evadirte de tu realidad, dependiendo de tanto como tomes. Pero pasando de una dosis media para una persona con tolerancia, el efecto será similar al de una dosis fuerte de opio, y eso te incapacita para estar de pie y correr, y para todo lo que no sea “vegetar”.


¿Tiene sentido ir a la guerra colocado de tramadol?

Pues en el lado práctico del asunto, no. Sería como ir a la batalla borracho: sólo disminuyes las posibilidades de salir bien parado. Y sólo lo podrían hacer, sin fracasar de entrada o volarse la cabeza ellos mismos, quienes estuvieran acostumbrados a estar ebrios o colocados, como estado habitual. Cierto es que, frente a las atrocidades que se ven en la guerra y en el terrorismo, el alcohol o los opioides pueden ser mejor para algunas personas que enfrentarse a todo eso sin ninguna ayuda. Pero en cuanto a sustancia con utilidad para la batalla o el asesinato, son precisamente las menos indicadas; tiene mucho más sentido usarlas posteriormente para procurarse cierto descanso psíquico y facilitarse el reposo.


Algo de historia sobre el uso de drogas y los ejércitos.

Vincular sustancias psicoactivas y leyendas sobre ejércitos no es nada nuevo. La palabra asesinoen nuestro idioma, deriva de “hashís”. Hace unos siglos una secta dirigida por un hombre al que llamaban “el viejo de la montaña” realizaba asesinatos por encargo, y esa secta era llamada “los del hashís” porque esta era la recompensa y la forma de convencer a sus sicarios para ir a la guerra: les suministraba hachís en dosis altas, de manera que les hacía sentir que iban al paraíso y en ese estado acababan siéndole fieles (por el hashís, sí, pero también por el dinero, la seguridad, la alimentación, los privilegios) y obedeciendo sus órdenes para seguir en el grupo. 

Sin embargo, no es infrecuente ver explicado ese hecho en base a supuestas propiedades farmacológicas del hashís, que harían a cualquier simple persona que lo tomase, una máquina de matar sin miedo ni dolor. Seguro que todos habéis visto fumar hashís... ¿os parece que el estado que provoca sea compatible con una batalla a vida o muerte? Pues eso, más sentido común y menos especulación alocada, por favor.

Ciertos vikingos tomaban -supuestamente- un preparado de Amanita muscaria, seta psicoactiva, para entrar en un trance destructivo sin igual, en el que matar era lo más básico. Yo y otros miles de personas hemos tomado esa seta, y sus efectos psicoactivos no recomiendan entrar en batalla, si no es dentro de una cama. El primer efecto es una embriaguez similar al alcohol, luego un intenso estado de sopor, y luego si uno supera esa fase, una supuesta fase de sentidos aumentados y alteraciones visuales (macropsia y micropsia). No parece muy adecuado para ir a buscar bronca, pero ahí está la leyenda.

Un caso real de uso de opiáceos y/o opioides combinados con otras drogas en la planificación real de una contienda militar ocurrió con las DivisionesPanzer que Alemania lanzó en la II Guerra Mundial, que iban sostenidas en su despliegue con anfetaminas para estimular, quitar el hambre y el sueño, y opioides para quitar la sensación física de dolor, así cómo disipar ansiedad y tensión. La combinación de estos dos fármacos les permitió avances nunca vistos en velocidad de despliegue, pero pronto pudieron comprobar que las ventajas de la anfetamina se convertían en desventajas cuando se superaban 2 ó 3 días de uso mantenido (el deterioro mental y cognitivo es muy grande y no se repara mientras no se descanse adecuadamente y exista una alimentación correcta).

También en España durante la Guerra Civil se usaron generosamente, importadas desde Alemania desde el año 1932. Ninguna guerra ha sido ajena a la búsqueda de remedios que aumentasen la vigilia y atención, la resistencia o la moral de las tropas.

Sin embargo, la anfetamina (dextro-anfetamina o su forma racémica) sigue siendo unade las herramientas de uso puntual de varios ejércitos, como el deUSA, quienes facilitan unas dosis de anfetaminas a sus pilotos cuando salen en una misión, para favorecer su resistencia, aguante y concentración. Una dosis adecuada, para no convertir a sus pilotos en kamikazes que se lancen contra los objetivos hasta la muerte, como ocurría con los pilotos japoneses en la II Guerra Mundial, empapados en anfetaminas

A mi madre, en el año 1963, se la ofreció una monja para ayudarla con los exámenes (esta religiosa usaba anfetaminas para prepararse la carrera de Pedagogía), ya que era normal en España usarla así y no tenía estigma de ningún tipo. De una forma muy similar al dopaje intelectual en USA hoy día con el Adderall.

Todos los ejércitos del mundo, siguen a día de hoy, la búsqueda de fármacos y aplicaciones que les den ventaja en el escenario de batalla. La farmacología y otras áreas, son sólo algunos de los caminos a usar.

¿Y qué hay de cierto en lo que se dijo del Captagon, la droga con la que ISIS mataba sin sentir empatía?

Otro caso similar e igualmente falso. El Captagon no es más que el nombre comercial de un antiguo compuesto, fenetilina, en cuya molécula iban una de anfetamina y una de cafeína unidas, y se liberaban ambas dentro del cuerpo humano. Esto lo hacían de esta forma porque la cafeína, además de estimular, alarga la eliminación de las anfetaminas (duran más)




Y su efecto, es el mismo que si uno de nuestros niños occidentales que toma Elvanse (dextro-anfetamina con lisina a 120 euros 30 pastillas en la farmacia, prescrita para el síndrome de hiperactividad y déficit de atención - TDAH) y un café. O el mismo del speed hispano, que es anfetamina y cafeína, a 20 euros el gramo.

No es que ISIS tuviera una preferencia por esa droga, es que esa es la droga estimulante que hay en ese entorno y que se usa como ayuda en su labor, por sus efectos. 
Culturalmente es la que conocieron, y ahora sus mercados negros siguen produciendo pastillas falsas de Captagon, que son meras mezclas de anfetamina y cafeína. Es el equivalente a la anfetamina de los alemanes, o a la de los pilotos japoneses y norteamericanos, sin mayor diferencia. Si ISIS estuviera localizado en Asia, usaría “yaa-baa”o metanfetamina pura, que es lo que allí hay.


¿Por qué esta información tendenciosa en prensa?

Pues porque la prensa no tiene ya un interés informativo ni formativo, lo tiene competitivo. Se compite por ver quién genera el mejor titular (aunque viole la verdad), por quién obtiene más lectores y quién consigue mayor influencia.

A la prensa nunca le han interesado los lectores bien formados que puedan cuestionar sus historias, y en España por desgracia, tras años de inquisición farmacológica y oscurantismo, la prensa sigue usando a las drogas como el aderezo del hombre del saco. Son las drogas las que aparentemente explican cosas inexplicables, ya que esas sustancias tienen el poder de hacer que las personas pierdan su voluntad y capacidad de decisión... nos repiten incansables. Y quieren que creas que, por el mismo fármaco que tiene tu abuela en casa o que le prescribieron a tu madre cuando tuvo aquella caída, las personas pierden su ser y se convierten en monstruos asesinos sin conciencia ni sentimientos.

Y tampoco es de extrañar esto, ya que durante muchos años se ha usado el consumo de drogas y/o alcohol como un atenuante o incluso eximente en agresiones, robos, violaciones y asesinatos, como si por haber tomado una sustancia quedases “sin responsabilidad” por tus actos; cuadra perfectamente con el concepto de droga que mucha gente tiene aún, por el cual es incompatible el consumo con el libre albedrío del individuo.

No quiero cerrar este texto sin una alusión a un caso que alguno recordará aún: la parricida de Santomera, Francisca González. En el año 2002, esta mujer mató a sus dos hijos menores (de 4 y 6 años de edad) asfixiándoles con el cable del teléfono, sólo para hacerle daño a su pareja.



La parricida en el entierro, momentos antes de ser detenida. 


En la declaración inicial antes la policía, dijo que lo habían hecho unos extraños que entraron en la casa, y mantuvo esa versión hasta ser detenida durante el entierro de sus hijos. Entonces la historia se reformuló y la asesina, escudándose en un supuesto consumo de 5 gramos de cocaína, dijo que no recordaba nada y que no era capaz de diferenciar realidad y alucinaciones por culpa de la cocaína y el alcohol. Y de pasó culpó a su marido de haberla iniciado en el consumo y de traficar con drogas.

De nada sirvió, fue condenada a 40 años y ha tardado 14 años en disfrutar del primer permiso penitenciario. Dicen que ya asume su crimen...


Flaco favor es el que nos hacemos como sociedad si nos creemos estas mentiras por las que buscan convencernos que de ciertas sustancias tienen la capacidad de arrebatarnos la voluntad. El mismo flaco favor que nos haríamos como sociedad si damos pie a quienes usan drogas -alcohol o tabaco incluidos- o se involucran en comportamientos adictivos sin sustancias -sexo, juego, adrenalina por riesgo- para justificar así (como falsas víctimas de una sustancia o acción que les roba el albedrío) sus comportamientos.

El derecho a usar drogas es un ejercicio de nuestro derecho como individuos y hunde sus raíces en el mismo lugar en el que se gesta la responsabilidad (accountability en inglés) derivada de nuestras acciones.

Dejemos de usar las drogas para justificar los monstruos que surgen de la condición humana.


Este texto fue publicado en Disidencias

lunes, 22 de septiembre de 2014

Drogas y pena de muerte: la paradoja del activismo dañino.


Este texto fue publicado por la Revista Yerba.
Espero que os guste. :)

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El gallo de Sócrates.


“Critón, debemos un gallo a Asclepio, no olvides pagar dicha deuda” dijo y después no hablo más.

Así han pasado a la historia las últimas palabras de uno de los condenados a pena de muerte más famoso de todos los tiempos. La interpretación clásica que hace la filosofía de dicho momento es que Sócrates expresaba de esa forma un cierre con su existencia en la que dejaba todos los asuntos zanjados, a la usanza de los testamentos clásicos.

¿Fue así? Hagamos un rápido repaso al asunto. Un “más que chulo” Sócrates se enfrenta con el poder y el poder le somete a juicio, pero cuando quienes le juzgan -por temor a una revuelta popular- le están intentando librar de la condena, el caballero se arranca y les espeta en la cara que “no sabe de qué cominos le tienen que perdonar a él, cuando lo que deberían hacer es darle un premio por sus actos” y listo: condenado a pena de muerte por abrir la boca. 




Aún así, esperando el momento de su ejecución, Sócrates cuenta con una posibilidad de huida que rechaza, y acaba llegando voluntariamente al momento del gallo tras tomar la cicuta que le mataría momentos después.

Una vez ya tapado en sus últimos instantes esperando la agonía, decide descubrirse, mostrarse a los discípulos que le acompañaban en ese último momento y dejar ese recadito para Asclepio

¿Os suena el simbolito? 
¿Os recuerda a algo, aparte de al Tío la vara?


¿Y quién era Asclepio? Pues Asclepio era el dios griego de la medicina, ni más ni menos. Vale que Sócrates quisiera dejar sus cuentas zanjadas. ¿Nadie ve ahí un cierto sarcasmo en un tipo que podía haberse librado de la pena de muerte -varias veces- pero fue tan chulo que prefirió morir delante de todos? Yo sí. 

Te estás muriendo en aplicación de la pena de muerte y tus últimas palabras son que le ofrezcan un gallo al dios de la medicina. ¿Estaba agradeciendo una buena muerte de forma sincera? Tal vez. Lo cierto es que no tenemos una certeza ni del momento ni de sus exactas intenciones y todo queda a la interpretación de cada cual.





¿Cómo era la muerte 
a la que 
se enfrentó Sócrates?


La muerte por cicuta no es una muerte agradable: fuertes mareos, vómitos y dolores mientras una parálisis va comenzando por extremidades hasta ahogar a la persona -que se va poniendo de color azul-  paralizando todas sus funciones básicas. Por eso a Sócrates se le administró a la vez un paliativo a base de plantas que, casi con toda probabilidad, incluiría opio y puede que solanáceas para ayudar a la persona en el tránsito hacia la muerte, aunque se desconoce el contenido exacto.

Como se pudo notar -más que de sobra- que no era la intención de Sócrates librarse del castigo, se le dejó salir a morir caminando, con sus discípulos más queridos, hasta que tuvo que echarse a un lado del camino porque su organismo colapsaba en un estado de vértigos y ahogo.



Y en ese momento le recuerda a Critón, su querido discípulo, el gallo debido como ofrenda a Asclepio, dios de la medicina o de lo que era lo mismo en aquella época: del uso de plantas para ayudar a vivir y a morir. ¿Ironía? ¿Sarcasmo? ¿Agradecimiento real? 



De la Grecia clásica 
al Texas de 1977 
en los USA.


En este salto de muchos siglos, la pena de muerte es algo que nunca se ha dejado de aplicar, prácticamente en todos los países del mundo. Los métodos que el ser humano ha usado para dar muerte a sus semejantes condenados han variado desde el desmembramiento por 4 caballos, a ser colgado de un árbol o una grúa, a ser apedreado/a hasta la muerte por traumatismo, al pelotón de fusilamiento o a nuestro hispánico 'Garrote Vil'.


España exportando lo mejor de la tierra.


En ese año de 1977, un examinador médico del estado de Oklahoma, de nombre Jay Chapman, propuso lo que desde entonces es conocido como el 'Protocolo Chapman': una forma menos dolorosa para aplicar una sentencia de muerte basada en los conocimientos médicos y recursos farmacológicos que teníamos. 

Jay Chapman

El protocolo eran las directrices para poner un suero intravenoso en el brazo del reo y, en el momento dispuesto, inyectar una dosis anestésica de un barbitúrico de acción ultra-rápida, seguida de un paralizante muscular que detiene la respiración y de una dosis de cloruro potásico que detiene el corazón.

Las razones que motivaron este cambio eran de tipo humanitario: vamos a matar al reo, pero no hay necesidad de hacerlo de una forma que cause un daño innecesario. Así que el protocolo fue ajustado por un médico anestesista -los que tienen la llave de la vida y la muerte- e impulsado hasta convertirse en ley por un “hombre de Dios” llamado Reverendo Bill Wiseman. 

El Reverendo Bill Wiseman.


Es decir, entre dos médicos y un cura habían creado la inyección letal como “la menos mala de las formas de matar” y fue Texas el primer estado en adoptar la nueva forma ejecutoria en sus disposiciones legales y el primero en aplicarla sobre un ser humano: el 7 de diciembre de 1982 moría el primer reo con la muerte -como castigo- menos cruel que se podía aplicar sobre un ser humano.

Obviamente no era el primer humano que moría tras administrarle una inyección mortal: los nazis hicieron todo tipo de pruebas con prisioneros, entre las que se incluían inyecciones de gasolina como experimentos médicos. ¿Repugnante? Sin duda. Pero a USA no le vinieron mal todos los datos extraídos de la experimentación nazi sobre humanos y los usó para propio interés. Sin embargo esa ola de caridad a la hora de matar a un ser humano se extendió pronto por todo el país, hasta el punto de que en el año 2005 todas las ejecuciones realizadas en USA fueron con dicho método.



Causa causatis causa causae 
o “lo que causa la causa 
es la causa de lo causado”.


A la vez que USA desarrollaba un método para matar de forma menos cruenta, sus colegas ingleses rechazaban la idea de matar personas con una inyección, más que nada porque no les parecía ético y que dicha acción violaba los principios médicos que se suponen están enraizados en la propia medicina, como el precepto de “primum non nocere” o “lo primero es no causar daño”.
Ellos preferían seguir haciéndolo de la forma tradicional: con la horca o a tiros.


Método civilizado 
donde la medicina no tiene lugar 
para ayudar a la muerte.


Es cuestionable que dentro de la raíz de la medicina no se encuentre el facilitar la mejor muerte posible a una persona que enfrenta dicho trance, por la razón que sea: la muerte de Sócrates es un buen ejemplo de ello. Pero esa fue la postura inglesa en una Europa que empezaba a asentarse en cauces menos violentos y que progresivamente iba tumbando las leyes sobre pena de muerte. En España se retiró el 'Garrote Vil' y dejamos de matar con la llegada de la democracia aunque la pena de muerte en nuestro país siguió vigente algunos lustros dentro del código penal militar.

En el empeño que tiene el ser humano de hacer que los demás vivan a la manera que a cada uno le es propia, Europa y su activismo enfrentó la pena de muerte en el mundo. Con toda razón: las cifras son terribles y las razones para matar, aún peores. Tenencia de drogas, disidencia ideológica, homosexualidad... un bochorno para todo el ser humano escribir en nuestra historia que matamos por esas razones, entre otras. Y es cierto que Europa lidera muchas de las causas más nobles de derechos humanos que hay en el planeta, pero a veces no lo hace de la mejor manera y esta vez han patinado.

El activismo europeo contra la pena de muerte, hace algunos años eligió como uno de sus objetivos a presionar y atacar a los laboratorios farmacéuticos que fabricaban “las medicinas de la muerte”. Flaco favor le hicieron a muchos seres humanos condenados a morir en USA con dicha acción.



A los laboratorios farmacéuticos pronto les llegó la noticia de que intencionadamente se pretendía asociar sus nombres con la muerte, de manera que se les perjudicase económicamente. Dicha acción pronto contó con una reacción: los laboratorios se empezaron a distanciar del asunto.

¿Por qué si las farmacéuticas no tienen escrúpulos decidieron retirarse? Porque no son tontas y matar no da dinero. El principal objetivo de los grupos activistas fueron los productores de barbitúricos, que a día de hoy son fármacos con muy poco uso fuera del entorno hospitalario porque fueron superados por las benzodiacepinas en el manejo de la ansiedad y los trastornos de corte neurótico, incluidos los trastornos del sueño. 



Hace falta más cantidad de droga para una operación quirúrgica larga que para matar a una persona, y se hacen muchas más operaciones de todo tipo en los quirófanos del mundo que en las salas de ejecución. Los barbitúricos, que son drogas que tienen la “virtud” de matar con facilidad, eran la principal vía de suicidio para muchas personas que no encuentran el apoyo legal para poder morir de una forma digna en tiempo y modo. 

Países como Bélgica que son punteros en la aplicación de la eutanasia (buena muerte) tienen al barbitúrico y al resto de drogas usadas prácticamente igual que las de una sala de ejecución, pero la realizan en un entorno más adecuado.



Acción y reacción.


Cuando los laboratorios farmacéuticos -que son los mismos en USA que en Europa- vieron que la mala prensa les podía causar pérdidas, poco les importó la calidad de la atención al reo: se volvieron muy reticentes a darle al gobierno drogas que fuera a usar para matar aunque las mismas se las seguían dando a hospitales porque tienen idéntica necesidad en su uso. 

El gobierno USA se vio en un momento corto de suministros y decidió probar con otras formas de matar, siguiendo la linea de la inyección letal. Existen cientos de fármacos que pueden causar la muerte, y se puede hacer durmiendo a la persona primero, lo que en esencia era la idea humanitaria del 'Protocolo Chapman'.

A nivel médico, no es necesario contar con barbitúricos para provocar una muerte, sino que existen otros protocolos que sirven. La fórmula de la 'sedación paliativa' (con cierta carga como eufemismo) se basa en usar una benzodiacepina, de acción hipnótica como el midazolam, seguido de una dosis de opioides que va sumiendo a la persona en un sueño cada vez más profundo hasta que muere. 



Es un gran método para dar una eutanasia asistida en un hospital, pero muy poco acertado para una sala de ejecución por la razón de los tiempos de acción de esas drogas en las distintas personas con distintas tolerancias. Eso no ocurre con los barbitúricos, ya que la dosis letal no aumenta al tener tolerancia y es uno de sus principales peligros en el uso médico, además de la razón de la muerte de Jimi Hendrix.

El concepto de eutanasia choca con el de la ejecución rápida, en la que el estado representado por las autoridades, parte del jurado, testigos, familia y hasta prensa se encuentran reunidos para matar, en un acto que cuanto más rápido sea mejor, y eso es lo que importa. 




Así que aunque el gobierno USA abrió la vía legal para matar a los reos con lo que sería similar a una sobredosis de heroína (legal) con benzodiacepinas para ayudar se topó con que pocas cosas son tan rápidas para matar como su antigua fórmula y que la nueva fórmula de inyección letal funcionaba muy bien en algunos casos, como el primero en el que fue aplicada en el año 2009 en el que terminó con la vida de la persona en 10 minutos, y tremendamente mal en otros. 


Del gallo socrático 
al último sarcasmo letal.

Clayton Derrell Lockett no parecía un buen tipo. Condenado a morir en el año 2000 por violación, sodomía, secuestro, asesinato con ensañamiento y enterramiento ilegal, fue alargando su vida a base de apelaciones y recursos como el resto de condenados que esperan en un ala de una cárcel para ser ejecutados. Le llegó su día el 29 de abril de este año. 

El reo ejecutado en la paradigmática carnicería.


Los activistas europeos contra la pena de muerte habían conseguido la retirada total del barbitúrico de las salas de ejecución, con apoyo de la presión en USA contra la pena de muerte. Pero lo que no habían conseguido eliminar, era la propia pena de muerte: a Clayton no le hicieron un favor con su lucha.

En lo que ha pasado a ser el paradigma de una ejecución totalmente chapucera este fue el relato de lo acontecido. Llevan al reo a la sala y se le pone en la camilla, se le ata con correas de cuero de manera que no pueda moverse, o lo haga lo menos posible.



Se atraviesa su piel con una aguja directa a su vena. Se le inyecta una dosis mortal de midazolam e hidromorfona. Un problema en la elección de la vía (vena) acaba con una situación en la que las drogas inyectadas se ven incapaces de alcanzar un nivel adecuado en sangre por un bloqueo. El reo es declarado inconsciente. A pesar de ello, el reo se retuerce, gruñe e incluso habla durante todo el proceso intentando librarse de las correas de cuero en su enfrentamiento con la muerte.

Tras más de media hora, el proceso de ejecución se detiene por orden del médico responsable. Una vez detenida la ejecución del reo, las drogas y el esfuerzo vivido provocan al reo un paro cardíaco que lo mata. El reo no era buena persona pero, como sociedad, no parece que sus asesinos fueran mucho mejores.

El escándalo que provocó la carnicería que montaron para matar a Clayton ha tenido consecuencias importantes para la pena de muerte en USA. No se alegre todavía, no es lo que lo que piensa: a final de mayo de este año el estado de Tennessee adopta una ley que permite volver a ejecutar a los reos mediante la silla eléctrica y otros estados dan pasos para volver a introducir los pelotones de fusilamiento. 



La silla eléctrica se presenta como la mejor solución en USA solución a la falta de drogas, artificialmente creada por el activismo desde Europa, para matar adecuadamente. 




Sí: las drogas sirven para matar tanto como para curar. El activismo mal planteado en Europa ha conseguido que los reos no puedan morir de forma rápida y bajo anestesia, regalándoles la doble condena de saber que morirán con miles de voltios atravesando su cráneo, cerebro y con todos los músculos de su cuerpo en agónicos espasmos hasta quemarles por dentro. 

¿Era esta respuesta la que buscaban? 

Hay más humanidad en 
el 'Protocolo Chapman'. 



miércoles, 7 de mayo de 2014

El 'Breaking Bad' del Líder Norcoreano


Este texto fue publicado en la Revista Yerba en Abril del 2014. 
Esperamos que os guste. :)




El 'Breaking Bad' del Líder Norcoreano


En Korea del Norte, Walter White tiene los ojos rasgados, es de menor altura que su homónimo inglés y de otro género: Walter White es mujer allí. 


Qué cara de pocos amigos que tiene Walter White, eh?


Ella trabajaba en las minas de carbón que han ido cerrando progresivamente y acabó enrolada en una economía de subsistencia, en la que se vende de todo en todos los lados, pero siempre con cierta intimidad y sin exhibición pública por medio.


Para haber tanta moza junta.... a mí el asunto no me pone nada de nada.


La economía sumergida, de la que sobreviven millones de personas tanto en Korea del Norte como en España, ha hecho que el tráfico de bienes como los DVD, trajes de caballero, o Smartphones entre Korea del Norte y sus vecinos sea la base económica y de sustento de una gran masa de personas teóricamente desempleadas y el huésped del que chupan los parásitos del soborno institucionalizado que aquí llamamos corrupción.

Pero Walter White no vendía nada de eso. Él vendía meth con preferencia por el isómero dextrógiro, siempre, la genuina 'Crystal Meth'

Que se derrite el hielo 
si lo dejamos fuera de la nevera.... o no? 
Mucho meth ahí hay.


Metanfetamina o anfetamina N-metilada, rebautizada por los USA como “la droga más peligrosa del mundo” pero que antes vendían legalmente en las farmacias promocionándola como “la droga perfecta contra el sobrepeso y la depresión, contra el aburrimiento y la anhedonia”.

¡Nuestra protagonista... también! Ella sobrevivía trapicheando con cualquier bien vendible en la frontera con China hasta que conoció la metanfetamina -o yaba en el mundo asiático- en el año 2007 y desde entonces ha podido ganarse honradamente la vida. Como Walter White.

Con lo que saca vendiendo metanfetamina, tiene para comprar arroz, carbón para calentarse y subsistir de esa forma con dos hijos y una hermana enferma y discapacitada, y en eso no se parece a Walter White y a su hijo discapacitado. Ambos lo hacían para ayudar a subsistir a su familia, pero subsistir tiene un sentido distinto en USA que en Korea del Norte. ¿Vendiendo metanfetamina para poder comprar carbón y arroz? ¿Como un bien más? Pues sí.
Corea del Norte pasa hambre... el pueblo digo.


Eso parece no cuadrar con lo que hemos visto del mundo de la metanfetamina en Breaking Bad que, siendo una gran serie, no deja de ser una serie que mezcla cosas reales y ficticias (como el color azul de la meth supuestamente producida mediante fenil-2-propanona o P2P en la serie de televisión). 

Aunque sea P2P la d-metanfetamina no sale azul. 
Aunque en Silk Road la venden azul ya.
Cosas de las modas en las drogas.


No parece posible que haya un mercado de meth en una población en la que “los camellos y traficantes” lo hacen para poder comprar arroz y carbón. 
¿Dónde está la ganancia?

El gramo de metanfetamina de alta calidad, nuestra vendedora de Korea del Norte, lo compra a menos de 20 dólares y lo corta con algo de meth de peor calidad para estirar la bolsa y sacar algo más, vendiéndolo en porciones más pequeñas a pocos dólares. No parecen números como para tirar las campanas al vuelo y, si el gran mercado de esa meth es Korea del Norte, no parece que pudiera tener mucha prosperidad un mercado local sostenido debido a las condiciones económicas, a no ser que su consumo no fuera epidémico: y curiosamente no parece serlo aún.

¿Y qué pasa con la ley? ¿Es que acaso Korea del Norte tiene permitido producir drogas?
La ley del embudo es la que rige en dicho país. Por un lado conservan draconianas leyes y castigos que el 'Líder', una redonda figura de un imberbe niño endiosado, no duda en aplicar a su antojo incluso a su propia familia más cercana.

Este hijo de puta no está flaco aunque sea Norcoreano.


Hace unas semanas podíamos leer como había arrojado a su tío a 120 perros hambrientos para que lo descuartizaran. Pero esta información no es “rumorología” occidental: lo publicó así el servicio oficial de noticias de dicho estado. El delito no quedaba claro, porque si fuera por corrupción no podrían dejar ni un político vivo, pero se aludía a sus maneras corruptas y occidentalizadas, junto a alusiones al consumo de drogas y vicios como el juego (otro gusto muy asiático) por parte del difunto troceado por los canes hambrientos

La retorcida mente del 'Lider' no tuvo bastante con cargarse de dicha forma a su propio tío sino que, para más burla, nombró en el acto a su viuda 'Encargada de Asuntos Mortuorios y Funerales' a la que le tocó posar “sonriendo y con gafas de sol” al lado de su sobrino querido para la foto, tras haber visto como los 120 perros destrozaban a su pareja de toda la vida.



Aquí la tía del difunto troceado por 120 perros hambrientos
 que pasa a ser la encargada de asuntos funerarios.... 
Pero qué humor tiene este líder Norcoreano, eh? 


No parece que el sistema legal y los gobernantes en Korea del Norte sean menos peligrosos que los de aquí o los de USA en el tema de las drogas, pero sí hay que hacer notar que Pyonyang (la capital) hace décadas que rechazó tratados como los de drogas o los de no-proliferación de armamento nuclear, en parte para demostrar que ellos no van al ritmo que el resto y en parte para hacerse un nicho de negocio lucrativo en el que otros países no compiten oficialmente.

De cara a al mundo exterior, Korea del Norte no respeta los tratados sobre drogas, pero tampoco parece que quieran convertir su depauperado país en un 'crystal palace' para drogadictos.

Hace unos cuantos años, en los 90 cuando el 'Líder' era otro familiar de este zampabollos líder actual, los genios de la administración norcoreana decidieron encontrar una manera de hacerse un riñoncito con divisa fuerte (dólar, yuan, libra/marco/franco o euro actualmente) y pocas maneras tan lucrativas de conseguirlo como el tráfico de drogas y armas.

Las primeras opciones que contemplaron las mentes que se pusieron con dicho asunto, venían de su propia tradición cultural. En cuanto a armas, no tenían mucho que aportar mientras no avanzasen en el desarrollo nuclear en aquel momento, salvo hacer de suministro de armamento convencional a países en guerra en zonas inestables como el África negra o los estados con vinculación con grupos terroristas que usan ese material. En materia de drogas, las primeras opciones fueron el opio y la metanfetamina.


Sudando rico latex con bien de morfina.
Bendito opio. 


El opio en Korea del Norte es tratado como un bien que surge de una planta. Se permite su cultivo en pequeñas cantidades y la venta de opio en el país, ya que la escasez constante de medicamentos hacen más necesario que nunca que el pueblo tenga acceso a lo que muchos médicos durante siglos consideraron como el más importante de todos los fármacos. 

El manejo “normalizado” del opio allí es una necesidad común -como los medicamentos- que poco tiene que ver con el occidental concepto de drogarse. Pero no son tontos y saben de sobra qué sale del opio: morfina con la que hacer heroína, una de las eternas reínas del mercado negro internacional. Esa fue una vía. 

La otra la metanfetamina, que tiene un arraigo cultural distinto en los países asiáticos por su historia. La metanfetamina fue sintetizada por reducción de la efedrina, y lo fue antes que la anfetamina común. Según Escohotado, los kamikazes japoneses de la Segunda Guerra Mundial volaban hasta estrellarse contra los barcos aliados estando bañados de metanfetamina, muy al estilo de lo que hacen los conductores suicidas con los coches en nuestro país, pero con un objetivo militar.

Kamikaze todo puesto de metanfetamina 
dispuesto a volar un barco americano 
con su propio cuerpo 
embutido en un avión con explosivos: 
los inventores del 11-S no fueron talibán.


Que la anfetaminas se han usado en las tropas (aún se usan en el ejército de USA como las 'Go Pills' o dextro-anfetamina que le dan a los pilotos de cazas y aviones cuando deben salir en misión rápida) es conocido, pero en general el pueblo asiático ha seguido relacionándose con la 'yaba' en buena medida por la ausencia de otros estimulantes a los que acceder, ya que la cocaína encarece su precio de forma exponencial con respecto a la distancia del lugar de producción, y a lo barato de su producción sintética que no necesita de fuentes naturales. 

Asia tiene una relación con las anfetaminas que no existe en otros lugares del mundo, aunque su uso deriva en problemas propios de dicha droga, como el uso de alcohol en otros lugares genera sus propios problemas con consumidores descontrolados.

¿Y por qué no cannabis como materia de tráfico en drogas para obtener divisas internacionales?
El cannabis en Korea del Norte es legal. 


Totalmente legal eso del cannabis en Corea del Norte.


Sí: se compra, se vende, se cultiva en tu casita o en tu campito y lo mezclas con tabaco de liar. Porque al ser un simple planta, como el opio, no presenta mayores problemas, y además su trapicheo ayuda a subsistir a las localidades norcoreanas que están en las zonas fronterizas con otros países que tienen prohibida la producción de cannabis. 

Aparte de eso está el aspecto medicinal del cannabis que, en la escasez de bienes ya mencionada, se convierte en un remedio de uso común de primer orden contra diversos males. Un gobierno inteligente no crea un problema donde no lo hay, y parece que Korea del Norte demuestra cierta inteligencia práctica al no hacer cumplir las regulaciones sobre drogas de la ONU a sus habitantes, al menos en materia de opio y cannabis. 

Hay quien dice que se 
fuman los porros 
con papel de periódico.
¡¡Eso es peor que el ABC!!


Pero en dónde escondes un kilo de cannabis, escondes 2 o 3 de heroína o de metanfetamina que tienen un valor increíblemente superior, como se ha podido comprobar en los incidentes con valijas diplomáticas y diplomáticos norcoreanos implicados en tráfico de drogas. 

Eso hace al cannabis poco atractivo a los ojos de los gobernantes a la hora de conseguir dinero, ya que su extensión y uso en el país haría que regularlo o gravarlo recayera sobre un pueblo que tiene problemas para sobrevivir en medio del frío y la hambruna.

Para generar drogas como bien de mercado internacional se erigió la 'Oficina 39' (un departamento al uso dentro del dinosaurio administrativo secreto norcoreano) que se encargó de la producción de diversas sustancias para vender a los grandes narcotraficantes internacionales, y hay cerca de una veintena de casos en los que Korea del Norte parece estar claramente implicada en el tráfico de drogas a gran escala. Y no lo hacen mal en cuanto a química se refiere porque en un caso de hace unos meses, la droga que se había incautado era una metanfetamina del 99% de pureza y eso, no se consigue en una bañera sino en instalaciones consolidadas. 

Hay dudas de si son restos antiguos de producción (por la pureza de la misma) o de si Korea del Norte ha vuelto a entrar de lleno en la producción de drogas como moneda en el mercado. Cabe la posibilidad y parece que cada vez más indicios apuntan a que existe un renovado interés por la producción de bienes vendibles en el exterior, independientemente de las legislaciones fuera de dicho estado.

El Líder ya ha dicho 
que el no piensa pasar hambre,
 que tiene mucho que pensar y está creciendo.


No les fue mal en principio con el programa de producción: eran buenos, un personal exquisitamente formado pero no con demasiados medios a su alcance que lograron producir buenas cantidades de drogas para la venta internacional, pero la inestabilidad y los cambios sufridos en Korea del Norte en estos 20 años hicieron del programa oculto algo poco viable. 

Las grandes sumas de dinero sin control efectivo ayudan a corromper a cualquier sistema y como en otros países controlados por ejércitos, los generales se convertían en señores de la droga con relaciones internacionales, lo que es todo un caramelo -y a la vez un peligro viendo cómo las gasta el 'Líder'- para personajes con poder pero a la vez dentro de la jaula norcoreana.

Lo cierto es que desde el 2005 la propia Korea del Norte empezó a ver como se inundaba poco a poco de metanfetamina el país desde Hamhung que era el principal centro de producción farmacéutica del país y ese hecho se ha ido extendiendo por todo el estado saltando a Chongjin después y a Pyonyang finalmente, hasta hacer de la metanfetamina un bien de consumo común más allí, que se llega a ofrecer como cortesía a los invitados en ocasiones, y que no tiene un claro estigma asociado a su uso, que en dosis apropiadas se entiende como un café potente que resulta mentalmente estimulante y agradable. 

Y dicen que es más rápido hacer una raya de metanfetamina que un té o café o menos caro que este último: economía del tiempo y productividad que tiene este pueblo.

O eso dicen. Lo cierto es que la escasa información que tenemos sobre Korea del Norte ha de ser tomada siempre con muchas reservas, ya que es a día de hoy un país-cárcel bajo una tiranía de corte comunista con ribetes monárquicos en la que no existen medios que no sean los oficiales. 

No existe turismo libre aunque se ha permitido cierto turismo a ciertas agencias como ejemplo de apertura, pero siempre son viajes tutelados directamente por la policía del régimen que no permiten el contacto con los habitantes y nativos del lugar (más allá de los comités de bienvenida organizados por “miembros del partido y ciudadanos”) ni la toma de fotografías para no mostrar la hambruna del pueblo y la pobreza a la que está sometido.

La persona que reveló parte de esta información a medios occidentales había sobrevivido gracias al tráfico de metanfetamina (lo de tráfico suena bien en occidente, pero no resulta igual allí) para poder comer hasta el año 2009 en el que lo abandonó porque consiguió huir del país en busca de una vida mejor. De no haber sido así y de haberse sabido, posiblemente hubiera sido detenida y ejecutada, o desaparecida en algún campo de trabajos forzados (como ya había estado previamente) pero no por vender unos dólares de metanfetamina a su vecina, sino por hablar con un periodista extranjero.

Al más puro estilo mafioso, cualquier norcoreano sabe que lo peor que puede hacer es molestar al jefe, y menos aún darle a los enemigos del pueblo armas para que ataquen a la libertad norcoreana. La disidencia se paga con la muerte. 

Pocas dudas nos quedaron de eso cuando pudimos ver los funerales de estado organizados al padre del actual 'Líder' en el que las personas (con uniforme militar en la inmensa mayoría de los casos) hacían auténticos esfuerzos para llorar como plañíderas al paso del convoy que llevaba el fiambre del dictador que les había sometido en los últimos años mientras el delfín acompañaba al féretro. 

Seguramente les iba la vida en ello, en que se viera el dolor del pueblo ante la pérdida del amado líder: nada importa más que la buena propaganda para el país más detestado del mundo en los foros internacionales.

Como en España cuando murió Franco, 
pues eso mismo pero en coreano.


Así pues el opio y el cannabis en Korea del Norte son dos de los pocos productos que podrás adquirir que hayan sido producidos por el propio vendedor o sus vecinos. Y en esa oferta de remedios históricamente naturales se ha colado la sintética metanfetamina como detalle chic y que ayuda a soportar las jornadas que viven los norcoreanos.

¡¡Ya dormiremos cuando estemos muertos, qué coños!!
Otra versión del "Miedo quién habiendo hospitales??!!"


¿Prefieres un cafelito o un poco de metanfetamina para despertar bien por la mañana? 
Cuestión de gustos entre distintas drogas. Pero recuerda que en otros momentos y lugares de la historia, el castigo impuesto a los bebedores de café, era la pena de muerte.

Symp.


PS: Dedicada esta entrada a @Norcoreano, el líder que ha cambiado la política de drogas a golpe de misil.