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viernes, 6 de junio de 2014

Consejos para una policía cerril, una judicatura prostituida y un legislador tarado.



Al final así: 'Consejos para una policía cerril, una judicatura prostituida y un legislado tarado'.

Había pensado titularlo "cómo saltarse los controles de drogas de la policía" que vende mucho más, o trucos para no dar positivo en drogas e ir totalmente ciego sin que puedan multarte. O cómo tomar drogas hasta reventar y matar a otros con un coche sin que puedas ser imputado por dicho consumo. 
Pero yo conduzco, y no me gustaría un día toparme con un hijo de puta conduciendo mal, por la razón que sea (me da igual).

Fue una cuestión de tráfico, sin víctimas de ningún tipo (creo que un poco yo, pero tampoco tanto en vista de que no cobrarán NI UN DURO, NUNCA). La experiencia estuvo bien, fue divertida y de aquello vivido, con el tiempo pasado, me gustaría extraer algunas ideas, para la policía y para los que tenemos la desgracia de soportarla.

No se me enfaden ustedes, señores maderos y otros tipos de parásitos, pero es que dan tanto asco como las fuerzas de seguridad de la Santa Inquisición, y además no realizan un buen trabajo. Vamos con las razones.


Esta piruleta 
os pondrá la madera 
en la boca 
al haceros un drogotest.



Desde el día 9 de mayo, la legislación ha cambiado. En mi disputa con las fuerzas de inseguridad -a partir de ahora maderos, todos, para no liarnos- yo tengo la suerte de que puedo defenderme en un juicio (que pagaréis TODOS, maderos incluidos, con tasas que pagaréis TODOS, y con un resultado que, en cualquier caso, YO NO PAGARÉ) pero los que caigan o ya han caído después de esa fecha no tendrán ese derecho.

¿Por qué? Desde ese día, la ley considera que si tienes restos detectables de drogas en sus pruebas, es suficiente para inferir que estás incapacitado para conducir. Para muestra un botón: yo fui multado por dar positivo en cannabis (habiendo tomado VARIAS DROGAS MÁS que no aparecieron extrañamente en su test) en un nivel que correspondía a un porro fumado varias horas antes, como poco. Todos sabemos que el cannabis en el cuerpo dura hasta meses después del último consumo. ¿Todos? Nos queda la duda de la policía y los jueces (amén del hijo de la gran puta del legislador) porque están ayudando a mantener un normativa injusta. Digo que nos queda la duda por decir algo: sabemos que el nivel mental de un policía, por definición, no puede ser alto. El de un juez, se supone que algo más, pero tenemos sobrados ejemplos de cómo sus señorías le pegan duro a las drogas y salen a conducir en moto sin casco.



Yo di positivo. Pero no me realizaron una prueba de alcohol (mal hecho) y además me permitieron llevarme el coche en mi “peligroso estado alterado de conciencia”. No lo entendí, pero lo agradezco, porque es un buen indicio de mi estado a la hora de enfrentar el juicio: estaba bien para conducir señoría, pregúntele a los que me multaron por qué me dejaron irme con el coche... GRACIAS.

Yo lo tengo fácil para echarme unas buenas risas en los juzgados (cosa siempre recomendable, porque ya conocemos cómo va la justicia: aunque la mona se vista de seda, mona se queda) pero si, por ejemplo, hubiera salido un niño corriendo detrás de una pelota, aunque mi reacción hubiera sido la normal, si le hubiera atropellado estaría en la cárcel. Sí.
Cárcel.

El mismo tipo, con el mismo coche, y con las mismas drogas en el cuerpo estaría en la cárcel. A pesar de que en realidad no había nada que alterase la conducción, pero una mera razón bioquímica me hizo candidato a sus atenciones: mi cuerpo tenía THC. ¿En qué nivel es delito? ¿Será como el alcohol, no? Podrás tener un poco pero no haber fumado en el momento, no?

No. Da igual cuándo hayas fumado. Da igual -a nivel de test y sus resultados- que te vayas fumando una trompeta tras otra mientras conduces. Da igual. Porque con el porro de la noche anterior, tienes bastante para que te multen, o para que si tienes un mal percance... vayas PRESO.

Los que tienden a pensar que tanto la justicia como los maderos funcionan dentro de parámetros de lógica racional es que conocen poco a dichos actores. La justicia es una mala puta a la que han violado entre todos. Y sus chulos son los que mandan.
Montesquieu ha muerto y viva el vino!!

No, vino no. Que es delito!! Mientras no seas juez en España, ir bebido y conducir es delito. O juez o político o policía nacional a la fuga tras atropellar y matar a una ciclista delante de su marido al volver de fiesta.... hay varias cartas en el mazo que te permiten librarte de la cárcel (la carta-atómica se llama indulto). Pero cada uno juega con las que tiene.

La cosa es que tenemos al sistema legal pidiéndonos que no consumamos drogas, ya no al conducir, sino en el resto del tiempo, de nuestro tiempo, en el que es un derecho el consumir drogas. La pirueta esquizofrénico-legal, de que se permite el consumo de drogas pero no la tenencia, equivale a decir que podemos jugar al fútbol sin balón. Llevo décadas buscando el método para que las drogas aparezcan en mi casa sin haber pasado todo un proceso previo, y todavía no lo he logrado más que con algunas.... gracias Silk Road.

Personalmente entiendo que nadie debe coger un vehículo (ni una bici) si no está en estado como para conducir. Las veces que yo no he estado como para conducir han sido siempre por sueño: he tenido que pararme si iba solo, buscar un lugar donde no pusiera a nadie en peligro, y echarme un rato para no quedarme sopa. Si iba con otro conductor, le pasaba el coche y yo descansaba. En viajes largos descanso cada 90 minutos, y le tengo mucho mucho mucho miedo a la carretera.

No quiero gente drogada o borracha con un coche en la carretera y sería el primero en denunciar si lo veo. Sin complejo alguno.
Pero.... no me gusta la caza de brujas, no la apoyo y creo que hay que discutirla un poquito con datos, así que señores maderos tomen buena nota.

¿Qué drogas detectan los test de la policía en tráfico?
La policía a día de hoy sólo está capacitada para pillar unas pocas drogas, ni siquiera las más peligrosas. Y todas las drogas que la policía puede detectar y multar, pueden ser sustituidas por otras que aunque vayas totalmente ciego, no podrán multarte (por drogas).

Los drogotest de la policía a día de hoy buscan las siguientes drogas, que pueden ser sustituidas por otras:

  • Opiáceos: los test buscan una estructura común derivada de la morfina. Detectan -en teoría- la morfina (ejem), la heroína o el opio, la codeína y alguno más. ¿Qué no detectan? No detectan metadona (si alguien cree que eso no coloca que lo pruebe y corra a urgencias) como no detectan el fentanilo ni sus 100 variantes legales, butirfentanilo, china white, alfa-metil-fentanil, y así hasta el infinito. Las que la policía no detectan son las más potentes y mortales.Y si por casualidad les diera por intentar detectarlas, hay otros cientos de opioides que están esperando para reírse de ellos. Y ustedes, maderos, con un documento oficial de multa donde pone “opiacios”[sic]. A que es genial????

  • Benzodiacepinas: si usted toma un valium por el dolor de espalda, o un lexatin cuando está algo alterado o nervioso, o un trankimazin porque sufre ataques de ansiedad... usted tiene un problema previo y otro que le han regalado. Usted dará positivo en los controles de drogas. Ya sabemos que usted tal vez no sea un yonky como nosotros, pero se jode. La cosa es que la policía busca las benzos, que son fácilmente detectables (ejem), y si las encuentra... 6 puntos de carnet y 600 euros de multa como poco. Qué sustancias no detecta la policía que funcionen igual??? Pues los barbitúricos. La droga de la muerte para algunos y una herramienta útil para ciertos trastornos. Carmina Ordoñez era FAN. Puede ir usted torrao de barbitúricos hasta no saber si lo que pisa es el freno o la cabeza del policía, que por drogas no le multarán. Estupendo, no????

  • Cocaína: la reina de las drogas en nuestro país. Tenemos más cocaína que Colombia, y a veces dicen que mejor. En los sitios turísticos es común encontrar una interesante postal en la que se ve una playa, sangría y una montaña de cocaína, con la leyenda “Spain!! TONS OF COKE!!”. Somos los más mejores con esto del narcotráfico, pregúntenle a Feijóo. Si tomas cocaína das positivo, pero es más fácil dar positivo en cannabis que en cocaína, porque el cuerpo la metaboliza antes. Eso no quiere decir que no tengas efectos, porque tras horas fumando cocaína tienes de todo, pero aunque estés con los ojos como platos y limándote los dientes todavía, si han pasado un par de horas o poco más, ya no das positivo en cocaína. Pero como he dicho que hay otras que la pueden sustituir, ahí van. Todas las variantes sintéticas de la cocaína, con mayor o menor efecto anestésico, con mayor o menor bloqueo de la recaptación dopaminérgia, son indetectables para los maderos. Y en muchos casos, también para los laboratorios más potentes de análisis forense: no pueden encontrar lo que no saben buscar. Luce bien la cosa??? 

  • Anfetamina: el speed de toda la vida da positivo. El sulfato “cafeinado” de anfetamina racémica da positivo. La dextro-anfetamina (bendita) da positivo. Las viejas centraminas dan positivo. El test busca una estructura común a muchas drogas y pita si tienes alguna, pero... que pite no quiere decir que acierte. Los test dan muchos errores de reactividad cruzada. MUCHOS. MUCHÍSIMOS. De ese error, la policía se aprovecha para intentar imputar a la gente cuando tienen drogas NO PROHIBIDAS que dan positivo. En ese caso te marean un poco, pero la sustancia al no estar fiscalizada, no es motivo de sanción ni de delito. Es decir, que aparte de las 4 anfetaminas mal contadas que hay en la ley, tenéis todas las variantes legales que se venden en internet para poder burlar esta legislación estúpida y mal aplicada. Hay cientos y no las voy a enumerar. Añado que es mejor tomar una anfetamina (una dosis normal, como las de farmacia de hace unos años) para evitar el sueño en carretera que intentar conducir con somnolencia. De hecho, a nosotros no nos dejan conducir tras haber tomado una anfetamina (para estar despiertos si estamos cansados por cualquier razón) pero cuando el gobierno USA pone un cazabombardero en manos de unos pilotos, les da 15 miligramos de dextro-anfetamina en una 'Go Pill'. Pero ya sabemos todos que los pilotos de bombarderos son personas no humanas y a las que la anfetamina les hace bien, no a los demás.

  • Metanfetamina: se puede aplicar todo lo anterior con una cierta extensión más amplia. Este test busca aminas secundarias, como la meth o metanfetamina (ice) y la MDMA o éxtasis. Pero existen decenas de drogas que pueden sustituir a ambas. Drogas como la MDPV que es un estimulante peligroso y otras más potentes que no están prohibidas pasarían el test sin problema, y si no fuera así, tampoco ocurriría nada por no estar fiscalizadas. Otras de tipo entactógeno como la MDAI no las detectarían tampoco sus test, aunque tuvieras encima una sonrisa que el policía creyera que estás ligando con él. Son drogas legales y no pueden -aún- fiscalizar su uso. De fiscalizarlo, hay otras 200 esperando. Toda una noticia para ir tranquilos, a que sí????

  • Cannabis: y llegamos al error mayúsculo de la política de drogas. El cannabis. Una sustancia llena de usos razonables, que lejos de inducir violencia o descontrol, suele relajar a la persona. Aunque pretendan ahora hacer ver que hay más accidentes por el cannabis, es una falsedad de la policía y los medios. Ahora lo que hacen es buscar cannabis en niveles tan bajos que fumando un porro el día anterior des positivo. De esa forma, los accidentes que ocurran el día después de fumar, o incluso días después del último porro, podrán ser achacados al cannabis. Es así de triste y repugnante. Pero la respuesta química en este aspecto es aún peor. Si la mayoría de las drogas se pueden sustituir por otras con peligros similares, en el caso del cannabis no es así. Se pueden sustituir por cientos de drogas ultrapotentes que provocan desde fallos multiorgánicos a la muerte, psicosis, depresión, suicidio, disociación, des-realización y des-personalización entre otras diversiones. Drogas que matan FUMÁNDOLAS. La gente tiende a creer que los cannabinoides sintéticos tienen algo que ver con el cannabis, y no es así. Citando un pensamiento de tuiter: comprar cannabinoides sintéticos para evitar las sanciones por cannabis, es como comprar comida caducada porque es más barata. A lo mejor de primeras sales del apuro, pero con las sustancias tipo “spice” y similares (son drogas químicas aunque te vendan un trozo de materia vegetal, está espolvoreada en ella) el riesgo mayor no es la multa, ni la policía, ni la cárcel. El riesgo es la muerte por consumo. Y hay pocas drogas tan peligrosas como esa familia sintética. ¿¿Pretende la policía fomentar el consumo de cannabinoides sintéticos que no dan positivo en sus test??

  • Alcohol: el más buscado, la droga de las fiestas, las peleas, los asesinatos, los accidentes de tráfico, la violencia familiar, la droga por excelencia de las violaciones y un elixir para la abotargada mente de jueces y policías. El alcohol sí está regulado: puedes dar positivo pero sin pasarte. No está mal: yo estoy a favor de los controles de alcohol. Pero también se pueden violar: el éxtasis líquido o GHB es una sustancia -semifiscalizada porque tiene uso médico en España con el nombre de Xyrem- que viene a ser un alcohol en sus efectos. Además dicen que te pone muy cachondo. Pero también es fácil caer inconsciente si te pasas o si mezclas. Y como el GHB tenemos al GBL y a otras variantes, que no se detectan por rutina y que son tanto o más potentes que el alcohol. Y se venden por internet y hasta en algunos Sex-Shop.

Hasta aquí todas las drogas que buscan por rutina en un control. ¿Qué nos queda? Pues casi nada.

LSD. Mescalina. Psilocibina, todas las triptaminas enteógenas y decenas de feniletilaminas entenógenas o estimulantes que no detectan y que podemos comprar sin movernos de casa.
No parece recomendable conducir bajo el efecto de ninguna de estas drogas porque son lo que comúnmente se conoce como alucinógenos (aunque no lo sean) y porque es una forma un poco hija de puta de matarse: mátate tú solo, chaval. Es decir, que no mola pero se puede burlar...

Otro grupo de drogas que la policía no detecta: los tropanos. Todos los años tenemos la fiesta del estramonio en la tele, con mención especial para la desinformación de LaSecta TV, en la que algún genio coge estramonio u otra planta con compuestos similares y se prepara una sopa con ella, matándose o matando a otros. Estás drogas son alucinógenos en el sentido más puro de la palabra: no distinguirás si lo que ves es algo real o algo que tu mente crea, no sabrás dónde te encuentras aunque en tu sueño creas tener el control, y mientras tú crees estar partiendo pan para un bocadillo, puede estar serrando por la mitad a tu gato. No molan nada. Pero no dan positivo en sus controles.

Más drogas que no dan positivo: los NBOMEs. Son sustancias peligrosas, muy muy muy potentes, que han matado ya a varias personas. El problema es que a nuestro país llegarán como si fuera LSD: en forma de secantes. La LSD no tiene dosis letal, no existe una sobredosis mortal de LSD. Pero de cualquier NBOME existe y ya la han alcanzado otros antes que tú. Procurad no tomar drogas sin analizar este verano, y exigid a los festivales como el Arenal Sound y otros similares que instalen carpas de ONGs de reducción de riesgos y daños en el consumo de drogas, para evitar muertes que jodan festivales.

Tampoco sustancia como la ketamina o la MXE dan positivo, los disociativos no dan positivo en los test de la policía, ni el jarabe para la tos con DXM, que es otro disociativo en dosis altas y un vehículo común de excursión para muchos en sus inicios como psiconáutas. Es decir, la policía controla y mal un puñado de drogas, en beneficio de otras.

El mayor beneficiado de esa legislación será el grupo de los cannabinoides sintéticos, el más peligroso. La prensa “seria” está intentando vincular esas drogas con el cannabis con afirmaciones vergonzosas como que dichas drogas son derivados del cannabis (dejan ver su nivel a la hora de hablar) e incluso abogados bocazas por la red intentando sacar partido de ello. España tiene la peculiaridad de que, a pesar de ser los más mejores y los más primeros metiéndonos todo tipo de drogas, los cannabinoides sintéticos no han calado aquí. La razón? La marihuana. Tenemos cannabis de sobra, por nuestros cultivos y por el tráfico con Marruecos. Abastecemos incluso a media Holanda produciendo droga en España y vendiéndola para ese mercado. Hace poco visité una plantación con más de 10.000 plantas, de la que ni un gramo se venderá en España.

Pero nosotros, drogas no.
El cannabis es el nuevo objetivo de los medios, la policía (muñequitas comebolsas, según una amiga) y los jueces tarados que no distinguen la polla del brazo que hace la paja. Y no tardaremos en ver casos en los que los daños provocados por su acción son superiores a los que pretendían evitar: 'Causa causatis, causa causae'.

Maderos, toda acción conlleva una reacción. 
En este caso, perderemos todos.
Ni para proteger ni para servir: como perros al cuidado de sus amos y enemigos del ciudadano.

Planteaos si es lo que buscabais.



Y feliz fin de semana. :)
Symp.




domingo, 30 de marzo de 2008

MDPV (más), pirovalerona y prolintano.

Iba a añadir una nota a la entrada anterior, sobre lo último que me ha comentado la persona que probó hace unos días la MDPV/MDPK (importante el aviso de ciertos efectos), pero mirando cosas sobre esta sustancia, me he encontrado con una curiosidad estructural, y aprovecho para poner las imágenes y el comentario.

Para empezar, lo que me ha dicho esta persona, es que tras probarla como comenté el otro día, la probó en una sola dosis de 15 miligramos por vía oral.

La dosis le pareció la mejor para esa vía, pero tras la estimulación agradable que notó durante un par de horas, la experiencia se volvió más incómoda, con mucha alteración de la presión sanguínea (10/17) y pulso (entre 100 y 120 en reposo).

Poca sensación eufórica que se desvaneció casi de golpe a las dos horas, mientras trabajaba (trabajo no físico) y pensamientos de preocupación al centrarse en la respuesta cardíaca que era molesta y muy notable, lo que provocaba ansiedad y le hizo tomar en dos ocasiones (a las 2:30 horas y a las 3:30 tras la toma de la MDPV) benzodiacepinas, primero 10 miligramos de diacepam (Valium) y luego otros 5 miligramos. Con esa ayuda para suavizar la ansiedad, los efectos le duraron unas 5 horas, y el mal humor el resto del día.

Su impresión final es que si no tuviera a mano ningún otro estimulante, lo usaría ocasionalmente pero con mucho cuidado, ya que la ansiedad induce a dosificarse de nuevo (me comenta lo mismo de otras dos personas sobre ansiedad y redosificación) y la recompensa a efectos psíquicos es decreciente y hasta dudosa tras la primera administración. Nada de efectos entactógenos ni psiquedélicos, más allá de una sensación de lucidez enturbiada por la paranoia posterior y la ansiedad.

"Existiendo anfetas y coca, la única ventaja que le veo a la MDPV es el precio, pero prefiero pagar y disfrutar, a llevarme sustos y pasarlo mal" me ha dicho, y opina que prefiere hasta la yohimbina antes que tener que salir de fiesta o trabajar con la MDPV, y que no cree que nadie la quiera usar teniendo acceso a otras drogas, si no es por curiosidad. Que aunque bajo su efecto la tendencia a repetir es clara, la experiencia en sí no da muchas ganas de repetirse.

Otra advertencia que me da, es que una de las personas que la ha probado (una dosis de 10 miligramos por vía oral) tomó cocaína unas 3 horas después, y tuvo una reacción con fuerte taquicardia (más de 150 pulsaciones por minuto) y sensación de ahogo, que le duró unos 40 minutos y despareció cuando ya había tomado dos Valium de 10 miligramos y se disponían a llevarle a un hospital por el estado nervioso que tenía. Éste es un hombre de 38 años, acostumbrado a los estimulantes, y de peso normal y sin problemas médicos.
Se pregunta si puede tener algún tipo de efecto de inhibición sobre la MAO.

MUCHO CUIDADO CON MEZCLAR LA MDPV CON OTROS ESTIMULANTES.

Si realmente no fue una reacción específica de esta persona, no parece que sea una sustancia que sea deseable que esté en la calle, con los patrones de policonsumo de la mayoría de la gente cuando va de fiesta. Y por lo relatado, la MDPV parece más una curiosidad para algunos, que algo que vaya a ocasionar su propia demanda.

El otro tema que comento, es sólo una curiosidad química, pero puede servir de orientación para curiosos.

La estructura de la MDPV:


La estructura de la pirovalerona:

La estructura del prolintano:



La primera es la sustancia de la que hablamos. La segunda, la pirovalerona es una sustancia ya controlada por la legislación, que se incluyó en los listados de sustancias controladas a la vez que la MDMA.
La MDPV es la versión "MD" de la pirovalerona, y ésta a su vez es la versión metil-ketona del prolintano.

Aunque la imagen esta colocada al revés, se puede ver como a la última (el prolintano) sólo le falta un carbono pegado al núcleo del anillo de benzeno y un oxígeno (con doble enlace) en la cadena que le une al otro anillo, para ser la pirovalerona.

La curiosidad del asunto, es que el prolintano es el compuesto "anfetamínico" que tenía el famoso Katovit -ya desaparecido de las farmacias- que se usaba para estudiar y que se consumía de forma masiva en época de exámenes. Si borramos partes de su estructura, tendríamos la anfetamina común. Pero en su caso, el grupo amino está protegido formando parte de un anillo heterocíclico saturado, llamado pirrolidina, lo que lo hace no atacable por las enzimas que degradan las aminas primarias, como la mono-amino-oxidasa (MAO).

La variedad de sustancias sintetizadas y "probadas" con unos u otros fines que tienen una estructura básica que parte de la MDPV es bastante amplia. No sería raro que en el futuro se fueran poniendo a disposición de los circuitos de los RC's algunas de ellas, sobre todo las más simples.
Aquí se pueden ver unas cuantas, casi 50 (y todas menos 4 ó 5 manteniendo el grupo "MD"):Estructuras químicas partiendo de la MDPV.


Y un último comentario que merece la pena como aviso para navegantes, es que le echen un vistazo al artículo que ha publicado "El País" en versión digital e impresa sobre la marihuana y las distintas dolencias en las que puede ser útil, y cuenta algunos de los casos conocidos de su uso y de su recomendación "bajo cuerda" por parte de algunos doctores a sus pacientes.

También se habla del "Sativex" desarrollado por GW Pharmaceuticals, el medicamento al que podría tener acceso Juan Manuel Rodríguez Gantes, el tetrapléjico que se enfrentó a las autoridades para poder cultivar cannabis para sus dolores neuropáticos, y del documento tipo "prospecto" que ha elaborado el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona, para que los pacientes que lo usen tengan unas indicaciones básicas.
Ese documento, en el que se apoya el uso terapéutico, se puede bajar aquí en formato PDF:
Prospecto de uso medicinal del Cannabis.

Y el artículo de "El País" es este: Marihuana con receta para vivir mejor.
Gracias a Carlos G. Wagner por el aviso sobre el artículo.

Espero que os guste y que el aviso de precaución con la MDPV sirva para evitar otros sustos.

Symposion.

martes, 25 de marzo de 2008

Primeros contactos con la MDPV (o MDPK)

Hace unos días y aprovechando las vacaciones, un buen amigo (y viejo, amigo) me hizo una llamada y una proposición: "¿Quieres probar la MDPV?"
No supe que decir en el momento, tenía mis dudas y no me lo había planteado, pero sí que me apeteció al menos echarle un vistazo, ya que se daba la oportunidad.

Habían comprado entre algunas personas una pequeña cantidad, y esta persona (llamémosle "J" para preservar su identidad, ya que así lo quiere) tenía un cuarto de gramo de la dichosa sustancia. Para ser exactos tenía 243 miligramos.




Pasó por mi casa, y trajo 11 pequeños viales de cristal. Diez de ellos tenían 10 miligramos correctamente pesados, y el restante, algo más de 140 miligramos de la sustancia.
El aspecto de la sustancia, era el de una sal con ligero brillo, cristalino y con un color entre crema y marrón muy claro. Me recordaba a algún "cristal" de MDMA que había visto hacía poco, pero el marrón era diferente. Tampoco se me da muy bien eso de definir colores, y aunque intenté sacarle unas fotos con el móvil, era demasiado poco como para verse y de cerca se volvía totalmente borroso.

A pesar de que tenía cierto brillo, la sustancia parecía húmeda, y J me confirmó ese aspecto: al pesar las cantidades en que había separado en los viales, le fue difícil porque se quedaba adherida a la espátula.

El vial con los 140 miligramos, lo abrió y me lo dio a oler. Yo debía tener la nariz poco receptiva, porque me costó sacarle algún olor. Podía ser por el incienso o por el tabaco, pero cuando conseguí olerlo, me pareció algo nada sencillo de describir: por un lado tenía un cierto olor a materia orgánica mezclada y por otro lado me recordaba a un zumo que había bebido hacía días y que estaba ácido y estropeado.
Mi descripción del olor, aunque pobre, es menos grotesca que la que hacía J.
Textualmente decía que a él le olía como "el olor de una vagina tras horas de sexo sin preservativo, pero sin la parte agradable". No es textual del todo, he cambiado algunas palabras pero sigue manteniendo el mismo contenido la frase.

No quedaba claro como podía ser tan oloroso, siendo una sal, ya que supuestamente era clorhidrato de metilenodioxipirovalerona, y al estar en forma de sal no debería oler tanto. Pero no era el olor de ningún solvente típico que pudiera hacer pensar que eran restos de una síntesis. Le pregunté si había hecho alguna prueba con algún reactivo, y me dijo que no y que no conocía referencias sobre ese compuesto y pruebas con reactivos, pero que uno de los que habían comprado la MDPV, la había probado hacía meses y la daba por buena (y es alguien como para concederle cierta credibilidad).

"Venga, ¿te animas o no?"
Y dije que no. No porque no me fiase de la calidad de la sustancia, que en ese aspecto no tenía muchas dudas viniendo de quien venía, sino porque me daba algo de reparo a nivel cardiovascular, aunque me aseguraba que no era más fuerte que la cocaína en ese aspecto.

Así que abrimos unas cervezas (y unos zumos) y J tomó por vía oral 5 miligramos.
Entre cigarros y conversaciones, mirando cosas por internet, a los 20 minutos dijo que notaba un poco de malestar en el estomago, algo de ardor y un poco de presión en las sienes, y algo de estimulación.
A los 35 minutos decía notar el efecto, pero a oleadas, no de forma estable. En ese momento dijo que le recordaba a alguna feniletilamina.Y a los 45 minutos, el efecto se lo podía notar yo. J estaba animado, hablando mucho más efusivamente, y tenía una ligera midriasis. No había señales de bruxismo con esa dosis, pero sí se quejó del calor de la habitación.
A la hora tenía los efectos plenos, y decía que la cerveza le sabía estupendamente. Comparaba en ese momento la MDPV con una anfetamina, en concreto con la metanfetamina. El efecto era estable y era el de una estimulación intensa, psicológica y fisiológica. El pulso se le había incrementado en un 30% y estaba alrededor de los 100 latidos por minuto.

A pesar de las pupilas dilatadas, no decía notar ningún efecto similar al de la MDMA o al de algún enteógeno. Decidió redosificarse con lo que quedaba en el vial, otros 5 miligramos, también por vía oral.
Yo opinaba que mejor esperar, pero donde hay patrón no manda marinero. A los 75 minutos de la primera toma, repitió con la misma cantidad.

La estimulación se hizo más intensa, y se vieron las primeras muestras de ansiedad, al tener demasiada "energía" y no saber que hacer con ella. La conversación se hizo más monólogo y exteriormente sí podía confundirse con la MDMA, más confidente, más "cercanía" pero sin la calma y ese efecto "tranquilizador" que a la vez lleva el éxtasis. Yo en algún momento pensé que tal vez estaba mal pesado y miré los viales, pero es imposible distinguir con seguridad en esos márgenes de miligramos.

A los 150 minutos de la primera toma, J se fue. Había llamado a una amiga e iba a verla.
Comentamos antes de que se fuera que tal vez era una buena ocasión para ver si eso tenía algo de "sextasis".

El resto de la historia lo cuento a partir de sus palabras y con su permiso.
Al parecer el estar en la calle, cuando bajó, se le hizo incómodo, y hasta que llegó a casa de esa amiga, caminó bastante rápido. No se encontraba a disgusto, sino demasiado acelerado y sin nada en que emplear la energía. Dice que lo que sí notó en ese trayecto fueron las ganas de ponerse una puntita y probarlo por la nariz, y que en eso sí tenía algo de parecido al "craving" de la cocaína. El efecto estimulante es más largo que el efecto euforizante, es una de las cosas que le han quedado claras, y que la tendencia a dosificarse de nuevo está ahí y se nota mucho.

Cuando llegó a la casa, invitó a su amiga, y ambos se pusieron una puntita, hecha con un vial entero, separándola en dos partes, una para cada uno (5 miligramos esnifados). Al ser la cantidad tan pequeña, no sabe muy bien si quedó en la naríz o quedó en la garganta, pero que el sabor que le bajaba era de un amargor desagradable.

Para la mujer, parece que resultó más que suficiente, mientras que a él, se le reducía la euforia y se le aumentaban los efectos secundarios, con el impulso de tomar más, aunque no lo hizo en ese momento.
Entraron en terreno sexual, y parece que eso alivió la situación un poco "al tener algo que hacer". No me dice que sintiera ninguna ventaja a nivel sexual, sino lo contrario: dificultad en la erección y en el orgasmo.

Tras ello, él volvió a esnifar 5 miligramos de la sustancia, haciendo un total de 20 miligramos a lo largo de 5 horas. La impresión que comenta de ese momento es la de sentir la estimulación en pocos minutos, pero ya casi exenta de euforia.

Aunque siguieron despiertos buena parte de la noche, el alcohol y los porros de hachís de aceptable calidad (lo que ahora llaman "pakistaní") se encargaron de frenar los efectos de la estimulación que quedaba, para finalmente tener que tomar una benzodiacepina para dormir.

Al parecer la mujer sí comentó una cierta percepción algo alterada con cierto parecido a la MDMA, pero no se sabe si tenía que ver con la MDPV por si misma o por la combinación de sustancias. Al día siguiente, la mujer no tenía resaca alguna, excepto molestias en la garganta causadas por el tabaco y los porros.

El protagonista del relato sí que destaca una molesta resaca, con el estomago revuelto, dolor de cabeza, y el humor bastante decaído, según él "hasta rozar lo agresivo por nimiedades", y mayor que la que tendría con otras sustancias más comunes como anfetamina o MDMA.La opinión que le queda de ese primer contacto con la sustancia, es que sí es "adictiva" en el sentido en que tiendes a repetir la toma de forma compulsiva cuando la parte más eufórica se desvanece -aunque en eso también puede tener que ver el patrón de consumo de cada persona con las drogas- pero que la forma ideal para él hubiera sido tomar una sola dosis de 10 o 15 miligramos por vía oral y no repetir.
Es según J, una droga que casa bien con el alcohol y el cannabis, pero con un bajón anímico muy duro.
El tema cardiovascular parece que también se nota afectado, si no de forma tan brusca como ocurre a veces con la cocaína, sí de forma más duradera, y cuando se esnifa hay momentos de fuertes acelerones en el ritmo cardíaco.

Hay que tener en cuenta que quien ha brindado los datos de este relato, es alguien con un cierto consumo frecuente de estimulantes, por lo que las sensaciones eufóricas, al ser dependientes de la liberación y cantidad de dopamina, pueden estar infravaloradas y ser más eufórica en personas sin un uso frecuente de este tipo de drogas.

Y esto es todo de momento. Desconozco sí ha vuelto a probarla aunque me dijo que me mantendría informado, pero que iba a probar su uso como estimulante en su trabajo con esas dosis de 10-15 mgs por vía oral. Espero que se anime y lo cuente él mismo aquí.

En cualquier caso, muchas gracias por la invitación y por toda la información que puedas brindar. Siempre es bien recibida.
Un abrazo, J.

sábado, 12 de enero de 2008

Droguemos a los ciudadanos desde niños. Larga vida al metilfenidato.

Estaba leyendo un blog que me parece interesante, http://drogohezi.blogspot.com/
y que en su último post trataba de forma inteligente y bien informada de la problemática que esta suponiendo el uso del metilfenidato - Ritalín (y otros) en niños.
Me he puesto a escribir un comentario sobre el tema, que hacía tiempo quería tocar, pero incluyéndolo en una entrada pendiente sobre las empresas farmacéuticas, y me he dado cuenta de que sería una buena entrada para esta página.

No sólo buena, sino MUY NECESARIA para aquellos padres que buscan información sobre la "recomendación" que muchos colegios hacen de que den ciertos fármacos a sus hijos, profesores que presionan, o incluso (y conozco directamente el tema) colegios privados concertados que se niegan a matricular a un niño para el curso siguiente si los padres no aceptan darle cierto tratamiento farmacológico que básicamente sirve para facilitarle la vida a algunos desalmados, inútiles, ignorantes y cómodos fulanos y fulanas, que por desgracia tienen el título de maestro, y ejercen como tal (al menos eso creen los padres).

Este tipo de gentuza no son, ni mucho menos, todos/as los maestros/as, pero cada vez parece que es más sencillo encontrar varios de esta clase: los que no saben QUÉ es un niño.

El problema de la medicación innecesaria a los menores de edad está adquiriendo proporciones colosales. Antidepresivos, benzodiacepinas, neurolépticos, y ahora anfetaminas camufladas como el metilfenidato, más conocido como Ritalín.

En nuestro país comienzan a oírse algunas primeras voces en los colectivos de padres que tiene capacidad de pensamiento crítico, y se oponen a esa facilidad con la que quieren algunos meter psicofármacos a niños de 7 años.

No se puede generalizar, pero muchos de los maestros y profesores han descubierto que un niño activo, no nervioso sino juguetón (de los que molestan), con una dosis de anfetamina modificada como es el ritalin, cuyo mecanismo de funcionamiento es tremendamente parecido al de la cocaína, resulta convertirse en un niño feliz, quieto y atento.

Y adicto. Como con casi cualquiera de las drogas psicoactivas recetadas legalmente.

Se pone el grito en el cielo cuando se habla del uso de cocaína o anfetamina por parte de adultos libres con pleno derecho y capacidad, y de lo peligroso que resulta interferir en su sistema dopaminérgico (sobre el que principalmente actúan estas drogas).


Es la famosa teoría del secuestro del sistema de recompensa, mediado por la dopamina (entre otros neurotransmisores).

Se habla de como incluso una década después se pueden distinguir las reacciones de dos cerebros, uno que haya sido consumidor y otro que no, por las técnicas de imagen actuales.
¡Lo cual es cierto! Y sin embargo ahí están dándoselo a cerebros que están sin formar aún.

Muchos maestros, con la PATÉTICA Y VERGONZOSA formación que tienen, no les importa hablar con los padres, elaborar un informe con el equipo psicopedagógico de zona o del centro, y si dan con médico de cabecera poco interesado o muy saturado, tendrá sin problema su dosis diaria de cocaína en versión tragable.

Además tendrían que saber que este tratamiento, no cura el supuesto trastorno. Simplemente "parchea" algunos de sus síntomas.

Y eso sólo en el caso de que se recete a un niño que realmente lo tiene (dicho trastorno).
Pero el mercado manda, la comodidad también, y la incultura farmacológica reina, ante unos padres que no dudan en darle al niño todo aquello que un tío con bata blanca diga.

En USA no solo se utiliza el ritalin para este trastorno, sino también la anfetamina, de nombre adderall, que es una mezcla de dextroanfetamina (su isómero más activo) y anfetamina racémica. Una anfetamina potenciada en si misma, por así decirlo, pero anfetamina pura y sin "camuflar".

Allí hace tiempo que son muchas las organizaciones de padres que se han negado en redondo a dar a sus hijos lo que los colegios solicitaban, que como dije iba desde anfetas a neurolépticos.

Es decir, la infancia se mide con parámetros de adultos.
¿Un niño revoltoso, juguetón, travieso?
Hiperactivo. Eso si no le cuelgan el cartel de "niño problemático".

No es un niño sano, es un niño con trastorno.
¿De qué? ¿Trastorno de juventud? ¿Trastorno de infancia?

Yo me pasaría las noches sin dormir si mi hijo, fuera un niño quieto, calmado, que no me diera nunca guerra, que nunca hiciera nada movido por su curiosidad, que no se saltase ninguna norma... en definitiva, que no pareciera un niño.

Esto ocurre ahora con el ritalin, pero ocurrirá en el futuro con otros fármacos.
Por un lado, las empresas queriendo vender y presionando, y en otro los maestros que no tienen sueldos ni reconocimiento social, y no quieren líos en clase, además de ser la escoria de la formación universitaria.
Y niños cada vez menos educados en lo esencial por parte de quien debe hacerlo: sus padres y familiares.

La bomba está lista, señores.

Nos preocupamos desmesuradamente -con razón también- de qué médico pediatra atiende a nuestro hijo, pero nos importa un huevo que profesor o profesores le están educando, y pasando con él o ella más horas al día que sus padres.

De seguir así la cosa, los maestros querrán a una clase de obedientes robots por el milagro del efecto paradójico de los estimulantes, que convierten a casi cualquier chiquillo en personas anormalmente tranquilas, atentas y no molestas para el conjunto.
Los padres contentos de que sus hijos sean "buenos estudiantes" aunque no sean niños.

Y las farmacéuticas aplaudiendo mientras se les caen los billetes de sus ganancias entre los dedos.


De momento los resultados de un sistema socio-educativo que no da reconocimiento a los educadores, un salario acorde con la ENORME RESPONSABILIDAD que conlleva su trabajo, y con una planificación que se ha olvidado de lo que es la educación y se ha diseñado observando sólo aspectos teóricos de lo que sería el supuesto desarrollo psicológico de un joven libre en una situación ideal e inexistente, deseoso de aprender, y con ganas de recibir más y más formación sobre las áreas que fueran de su preferencia. Y poniendo al educador al mismo nivel que el educando.

El resultado de ese tipo de educación, que se diseñó sin atender a los profesionales de la enseñanza con décadas de experiencia, vocación, y con errores también porque nadie es perfecto, lo estamos viendo día a día. Vale con escuchar hablar a chicos de 14, 16, 18 o 20 años, verles escribir, o comprobar su capacidad de lectura y comprensión, para llevarse en la mayoría de los casos, las manos a la cabeza. Eso en este país.

Pero podemos ir tomando nota de los resultados de la educación de modelo USA (con bien de anfetaminas para los niños) en uno de los últimos informes mundiales:

- Un tercio de los adultos jóvenes en USA no sabe indicar hacia dónde está el Noroeste.

- Menos del 40% de los estudiantes mayores de secundaria saben leer correctamente.

- En Misisipi se hizo una prueba estándar estatal que reveló que sólo un 18% de los alumnos era capaz de leer correctamente, así que hicieron un examen especial de nuevo para Misisipi, con el nuevo resultado que indicaba que el 89% leían correctamente (así seguían obteniendo fondos federales).

- Una quinta parte de los usanos no saben localizar su propio país en el mapa.

- La mitad de los estudiantes no eran capaces de situar la ciudad de New York en el mapa.

- Incluso después del Katrina, un tercio de los estudiantes no eran capaces de señalar el estado de Louisiana.

- Sólo el 29% de los usanos sabe decir cuál es el océano Pacífico.

- El 58% no sabe donde está Japón.

- El 69% no sabe donde está Inglaterra.

- Los estudiantes usanos sacaron una nota inferior en conocimientos matemáticos a los de Francia, Alemania, España, Inglaterra, Italia, Japón, y Canadá.

- El resultado de la comparación entre países, situó a los USA sólo por delante de los estudiantes mexicanos en conocimientos.

Esos son los resultados de un país que generosamente decreta trastornos, síndromes, enfermedades creadas por marketing y tiene una educación íntimamente ligada a la farmacología.
Y ya es jodido que estén peor de lo que andamos aquí... no comprendo como lo han logrado, porque es algo cada vez más difícil.

El que crea que no necesita un mínimo de cultura farmacológica, médica, y pedagógica si además tiene hijos, que despierte ya!!!

O será tarde cuando se den cuenta de en qué han convertido a sus cachorros.

¿Y aún así siguen estas mismas organizaciones y empresas atreviéndose a hablar de los peligros a largo plazo del consumo de cantidades moderadas y ocasionales -o excepcionales- de MDMA?

Con razón los políticos, de uno y otro lado, no tienen el menor interés en educar sobre fármacos y drogas, ni a los padres ni a los alumnos.

Podrían comenzar a tomar decisiones por si mismos... ¿Cómo van a arriesgarse a algo así?


P.S: Casi se me olvida... aunque con retraso (del 11 de Enero)...

¡¡¡Felices 102 años, Mr. Albert Hofmann!!!
Y un millón de gracias... de todo corazón.


miércoles, 29 de agosto de 2007

Suicidio y drogas: derechos elementales del ser humano

Hace tiempo comenté que me sorprendía la cantidad de gente que llegaba a esta página usando los buscadores intentando encontrar información sobre el suicidio con distintas drogas -todas legales- y dije que haría una entrada sobre el tema.

No ha resultado fácil decidir como abordarla, ya que no quiero que sea un manual sobre como acabar con una vida, ni tampoco considero que mi opinión o mis argumentos sobre el tema tengan una relevancia especial como para que simplemente sea una exposición de mis ideas.






La mayor parte de las peticiones de información que recoge esta web al respecto, preguntan sobre como llevar a cabo el acto con diversos fármacos, siempre hasta el momento benzodiacepinas o vulgarmente pastillas para dormir. Supongo que eso responde a varias razones. La primera la disponibilidad de las mismas, que se recetan con facilidad y generosidad para todo tipo de trastornos. La segunda, el deseo de que la muerte sea algo indoloro, algo como simplemente quedarse dormido. Y la tercera razón la confusión que persiste hoy día de que es posible suicidarse con benzodiacepinas, como si estas fueran los mucho más potentes barbitúricos que se recetaban con fines parecidos hasta que se descubrieron estas otras alternativas mucho más seguras para los pacientes.

Las pastillas con las que murieron, voluntariamente o no, personajes míticos como Marilyn Monroe o una buena parte de los "mártires" del rock como Hendrix, Scott o Morrison, no fueron las que hoy día los médicos ponen en manos de la gente.
Y es el increíblemente grande margen de seguridad que tienen las benzos frente a los barbitúricos lo que permite que sean recetados con esa generosidad excesiva. Creo que no me confundo en absoluto si dijera que las dosis para provocar la muerte con las actuales pastillas para dormir, están muy por encima de una caja de cualquiera de las que actualmente recetan, aunque eso también dependa en parte de la reacción individual de cada persona al fármaco.
En el caso de los barbitúricos, esto no es así. En muchos casos valdrían unas pocas pastillas, que en muchos casos se tomaban sin querer, al no recordar la persona si había tomado la dosis, como consecuencia de los efectos secundarios de estas drogas.

Hoy día es muy infrecuente que un médico recete barbitúricos, y sus indicaciones están mucho más reducidas, estando en la mayoría de los casos en manos de los especialistas de la anestesia y dentro del marco hospitalario.

Hasta aquí la parte "técnica", concerniente a las aspiraciones de algunos a encontrar la muerte a manos de las actuales pastillas para dormir. Espero que esta parte satisfaga el deseo de conocer de los interesados, sin cuestionar la legitimidad de su deseo.
Pero vamos con la parte más importante del asunto: nuestro derecho al suicidio, nuestro derecho al uso de drogas, y nuestro derecho a una muerte digna y elegida en tiempo y modo.

El gran psiquiatra Thomas Szasz ha postulado desde siempre, que una de las más poderosas razones por las que el estado, arrogándose funciones que se extralimitan de sus competencias, sitúa fuera de nuestro alcance -mediante la prohibición- aquellas sustancias que no sólo pueden alterar nuestros estados de animo a voluntad propia, sino especialmente aquellas que podrían devolverle al individuo el derecho a suicidarse, de una forma digna, sin la intervención ni el permiso de terceras partes.
Todas o casi todas esas sustancias siguen estando en el arsenal terapéutico, pero bajo la llave de los actuales sumos sacerdotes de nuestra sociedad: médicos y psiquiatras.

Es de sobra conocido y aceptado entre los médicos que a ciertos pacientes que están en fase terminal, se les aplica la eutanasia de forma que acortan sus sufrimientos y aceleran el momento de la muerte, muchas veces en complicidad con el enfermo y su familia. Pero por desgracia, ni siquiera en esos casos la decisión recae totalmente en el sujeto, sino que depende de la suerte de médico que le haya tocado.
Al no ser un procedimiento regulado y totalmente legal, es un acto que puede causarle problemas al profesional que decida llevarlo a cabo, o simplemente por razones éticas o morales un médico se niega a dar esa ayuda al sujeto que lo pide.
Cuando lo quieren hacer, el procedimiento es tremendamente simple.
Una dosis de tranxilium hará que el paciente viva esos últimos momentos sin una ansiedad añadida. Luego otra benzodiacepina, una de alta potencia como hipnótica y rápida velocidad de actuación, que suele ser midazolam, junto con una dosis suficientemente alta de morfina, harán el resto. La sinergia entre los 3 medicamentos, lograrán que el paciente entre en un sueño que se hará más y más profundo hasta que la muerte se produzca sin dolor por parada respiratoria.

Se podría conseguir lo mismo usando únicamente morfina, que en este caso sería preferible a la heroína dada su mayor capacidad de actuar como depresor respiratorio, pero las dosis que se tendrían que usar serían mucho más altas y llamarían la atención, y aunque sea una práctica cada vez más extendida, sigue siendo un tabú sujeto a castigo.

Si fuera el individuo quien decidiera qué drogas quiere tomar y como hacerlo, estaríamos capacitando de facto el suicidio, o mejor dicho, la eutanasia en toda su amplitud de significado de "buena muerte", ya que realmente la muerte está al alcance de cualquiera (excepto casos de incapacidad y dependencia total), pero al precio de que esa muerte ha de ser traumática, dolorosa y agresiva. Cualquiera puede beberse un litro de lejía y destrozarse por dentro, arrojarse contra un tren o herirse de forma mortal con distintas herramientas.

Nuestra sociedad ha ido solventando algún que otro problema con las cuestiones más elementales del ciclo humano, pero trasladando otros.
Mientras que actualmente los niños ya no vienen de París ni los trae una cigüeña, el abuelito "se ha ido a un largo viaje". Del sexo a la muerte.La muerte no es tema de conversación, es molesta, huimos de ella hasta en nuestros pensamientos, hasta el punto de no querer nombrarla. Es la gran asignatura pendiente de la conciencia occidental, que algunas religiones trasladan a un "después metafísico".

Históricamente somos involutivos en ese aspecto. Nuestras culturas "madre", griega y romana, aceptaban la muerte y consideraban un derecho del individuo elegir cuando ponía fin a su vida.
Cuando el cristianismo conquistó occidente, la vida pasó a ser un regalo de Dios, una cesión temporal, de la que nosotros no estábamos autorizados a disponer y que de hacerlo, se nos negaba el acceso a esa vida posterior prometida y nos condenaba a una eternidad de sufrimiento.
Paradójicamente, en lugares como los USA actualmente, y en el resto de Europa durante cientos de años, el estado que nos niega el derecho a disponer de nuestra vida, sí puede sin embargo disponer de ella si cree que hemos cometido un delito que merece tal castigo.

Hasta hace unas décadas el suicidio era un delito en nuestro país (y en otros). Y con perversa lógica, el intento de suicidio también lo era.

Sin embargo, consideramos un gesto de "humanidad" cuando matamos a un animal que sufre, pero nuestros derechos, aunque sea como animales humanos, aún están por evolucionar en ese aspecto.

El gobierno Zapatero tenía como una de sus promesas electorales abordar el tema de la eutanasia, pero ya finalizando la legislatura vemos que no va a ser así, incluso el nuevo ministro de sanidad lo confirmó hace poco, diciendo que será algo que "mejor se tratará en legislaturas posteriores", aunque su rama juvenil ha pedido públicamente su despenalización.

Y eso que no creo que fueran a institucionalizar una serie de mecanismos para que cualquiera que quisiera tener acceso a una muerte digna pudiera ser satisfecho, sino que seguramente estaría reservado a los enfermos con sufrimientos físicos y sin posibilidad de curación.
No creo que estas personas tengan más derecho a disponer de su vida que otras para las cuales la cuestión existencial se haya convertido en un sufrimiento con el que quieran terminar.
Evidentemente no abogo porque cualquiera que tenga un mal momento en su vida pueda terminar con ella de forma inmediata, sobre todo porque es una acción sin retorno.
Pero sí creo que cualquiera, independientemente de su estado de salud, tome la decisión de terminar con su vida y esa decisión sea fruto de un convencimiento profundo y prolongado en el tiempo, debería tener acceso a los fármacos que le permitan hacerlo de forma privada, sin dolor y ajena a dramatismos que hagan más difícil un acto de ese calibre.

Hace no mucho, tuve la ocasión de escuchar a una persona de gran corazón y cuyas convicciones religiosas teóricamente le prohíben disponer de la propia vida, contarme como había sido el final de un ser querido. Y lo hizo con una expresión de felicidad que algunos no entenderían.
Esta persona, que sufría de un mal terminal, tuvo la suerte de contar con ayuda de algún médico que le proporcionó lo necesario. Y cuando decidió que había llegado el momento, se reunió con sus seres queridos y se despidió de ellos. Luego con su pareja pasó sus últimos momentos amándose, tras lo cual se administró lo necesario, y encaró su final abrazado a quien amaba. Sin dolor, sin humillación, y envuelto en el amor de los suyos hasta el final.

Como contraste a esa forma de morir, está la muerte de Giovanni Nuvoli, un enfermo de esclerosis lateral amiotrófica. Con 53 años, su enfermedad degenerativa terminal, y conectado a un respirador que le mantenía con vida, había conseguido que un anestesista accediera a darle un sedante y desconectar el respirador. Cuando iba a ocurrir, la policía italiana actuó impidiéndolo.
Giovanni hizo lo único que le quedaba por hacer y fue negarse a comer y a beber.
De nada sirvió.
Murió, pero como consecuencia de la deshidratación y la falta de alimentos. Hablando claramente, su lengua se hinchó y se abrió por la falta de liquido, su orina se hizo tan concentrada que le abrasó la vejiga y la uretra, las paredes de su estomago se secaron y eso originó terribles vómitos de pura bilis, para que finalmente las células de su cerebro se acabasen deshidratando y secando, provocando convulsiones y ataques hasta que su corazón reventó.

Esa es la renovada "humanidad" de nuestras leyes.

Desde luego las personas que soportan un mayor sufrimiento tendrían que tener unos mecanismos preferentes para poder acceder a un final digno, aunque paradójicamente y en contra de las creencia popular, los enfermos de cáncer -ejemplo de sufrimiento físico y psíquico- no tienen una tasa de suicidios más alta que el resto de la población.

Otro dato a tener en cuenta, que se vio en un estudio conjunto entre las autoridades médicas y policiales, es que cuanto más aumenta el consumo de morfina en un país para paliar dolores, menor es el número de muertos provocado por consumo de drogas ilegales.

Y eso lo debemos encuadrar en un contexto en el que la propia OMS reconoce que el uso de opiáceos para manejar el dolor está hasta 8 veces por debajo de lo que sería recomendable, y en eso influyen desde las trabas que algunos países ponen a sus médicos para acceder a esos fármacos, a la imagen de droga terrorífica que tiene la morfina incluso entre los supuestos profesionales que presentan reparos totalmente irracionales e injustificables para prescribirla adecuadamente, como por ejemplo que el enfermo si recibe morfina pronto luego no será efectiva -cuando carece de "techo terapéutico"-, que la morfina provoca euforia (que terrible efecto secundario...) o la más aberrante preocupación de que el paciente se hará adicto, siendo alguien terminal.

Un indicador de la calidad de vida de un país, es la cantidad de morfina prescrita a sus enfermos. Datos de hace unos años sitúan a Dinamarca a la cabeza, con 37'5 kilos de morfina por cada millón de habitantes, Gran Bretaña con 21'6 kilos (pero no se contabilizó la heroína usada de la misma forma), y España con un ridículo 2'4 kilos por millón de habitantes, sólo por delante de Italia con un 1'4 kilos y Grecia con 0'7 kilos.

Actualmente Las Palmas es la provincia española con mayor consumo de morfina, y aún así, en 1986, en la mitad norte de la isla (distrito sanitario norte), su consumo total fue de... 37 gramos de morfina!!!
Tan sólo 5 años después su consumo había pasado a ser de 4 kilos en total.

No sólo no hay una institución de la eutanasia que permita a las personas disponer de su vida según sus deseos, sino que además el tratamiento que se le da a aquellos que son obligados a vivir a pesar de sus dolores o sufrimiento, dista enormemente de ser el adecuado, y no por falta de recursos sino por una injustificable ignorancia y unos vergonzosos prejuicios.

Dado este panorama para aquellas personas, que por razones médicas o de otra índole, quieren poner fin a su vida, los defensores de esta postura ética han tenido que agruparse y comenzar a autogestionar sus necesidades.
La asociación "Derecho a Morir Dignamente", presidida por el escritor y filósofo Salvador Pániker, es la que esta prestando ayuda a todos los niveles a estas personas. Además facilita a sus socios, tras un tiempo como asociados (para evitar decisiones precipitadas), un manual llamado "Guía de Autoliberación", en el que se da cuenta de diversos fármacos que se pueden conseguir y como usarlos para que la persona tenga acceso a la posibilidad de ejercer su derecho, de la forma menos traumática para sí mismo y los suyos.
Y siguen luchando para que se reconozca ese derecho perdido, inherente a la vida humana.

Creo que mi opinión está clara al respecto, y que al escribir esta entrada se ve claramente que estoy a favor de la libertad de elección sobre cuando y como dejar este mundo.
Sólo hay un aspecto que me preocupa de una posible institucionalización de la eutanasia: los ancianos.
En un país en el que hasta hace poco teníamos que ver en las noticias como había gentuza que abandonaba a sus ancianos en una gasolinera para irse tranquilamente de vacaciones, y en el que todavía no hemos aprendido a darles el valor y el reconocimiento que merecen, a integrarles como parte útil de esta sociedad, creo que sería preocupante que de existir la institución del suicidio asistido muchos de ellos recurrieran a esta opción "para no ser un carga familiar" o por presión del propio núcleo familiar o social. Cuando las pensiones que mantienen a muchos de estos ancianos son claramente insuficientes para vivir, y no existen apenas plazas públicas en residencias asistidas para ellos, temo que muchos se vieran "obligados" a tomar esa opción como la única valida para dejar de ser una carga, o que el hecho de no hacerlo les supusiera una sensación de egoísmo para con las personas que les ayudan a seguir viviendo.
¿Egoísmo por querer vivir? Es un riesgo gravísimo ante el que no veo una solución sencilla.

Ciertamente la decisión sobre la propia muerte es un derecho que se le ha arrebatado al individuo, y creo que en ningún caso el estado debería decidir quien puede o no acceder a ese derecho.
Pero tal vez, al igual que en otras áreas, se deba ir reconquistando el terreno en pequeñas porciones, a medida que conseguimos tener una sociedad que haya asumido valores, y que reaccione de frente y sin miedo contra el maltrato a los ancianos.

El derecho a la propia muerte en ningún caso puede convertirse en una obligación para comodidad de otros.

domingo, 19 de agosto de 2007

Ignorancia que mata, prejuicios que dañan.

Aunque esta entrada iba a ser simplemente la traducción de un texto del doctor John Marks, que es de especial importancia ya que se trata de un profesional experimentado y cuyo objetivo es únicamente la salud de sus pacientes, voy a incluir dos breves referencias a asuntos que he observado estos días y me han dado para pensar.

La primera pertenece al mundo de la ficción-real. Se trata de la serie "Boston Legal", que es protagonizada por un grupo de abogados, y que no tiene reparos en criticar abiertamente y punto a punto como se ha mentido sobre la guerra de Iraq al pueblo, como los políticos usan cualquier tipo de estrategias que les benefician y atentan contra el poder del pueblo, o como mediante las subvenciones de tipo humanitario se hace una política de control encubierto sobre todos los países posibles.
Es en resumen una serie que muestra sin cortarse cualquier aspecto de la mal llamada democracia usana, y que presenta constantes dilemas éticos al espectador.
Sin embargo, en uno de los capítulos un abogado de bastante edad le pide ayuda a otro para que consiga información sobre su hija, y sobre si sigue tomando drogas. A pesar de la intromisión y la mentira que se usa para recabar esa información, la cosa sigue adelante, y a pesar de ser madre de una niña bien atendida y sin problemas, de tener un trabajo y de ayudar a otros en su tiempo libre, el padre de esta mujer finalmente logra una prueba de que su relación con las drogas no se ha extinguido por completo.

Inmediatamente le da la orden de que se someta a terapia y haciendo uso de dos matones, la secuestra a la fuerza y la interna en una clínica de desintoxicación, amenazándola con que no presente lucha contra esa decisión o le quitarán a su hija pequeña.
La gran acusación, verbalizada por el padre contra su hija es:
"Tú no quieres dejar la droga... tú lo que quieres es controlarla!!!".

Por supuesto que nadie en toda la serie, a pesar de ser conocido el caso, critican lo que se ha hecho. Al contrario, lo entienden y lo aprueban: contra la droga todo vale. Incluso en una serie que se permite reírse públicamente de como los USA utilizan la guerra contra el terrorismo como medio para someter y controlar a su propio pueblo.
Sin embargo, en la guerra contra la droga, todo vale... excepto querer gestionar uno mismo su relación con los psicoactivos.

Culturalmente están situando el tabú de la droga al nivel del tabú del incesto -y digo incesto, no violación- porque realmente no puedo ver ningún otro acto que genere esos niveles de rechazo, especialmente cuando no son actos que dañen a terceros.
Algo que no puede ser siquiera cuestionado, no evita que esos comportamientos ocurran y tan sólo agravan los problemas de quienes opten por ellos, cuando per se no son más que una de miles de opciones que los adultos capaces de decidir pueden tomar.

El segundo asunto que me ha dejado perplejo es ver como algunos médicos del sistema nacional de salud en nuestro país gestionan la deshabituación voluntaria de alguien que ocasionalmente ha consumido benzodiacepinas.
Para quien tenga un mínimo de idea, verá que el caso es para denunciarlo cuando menos.

La situación es la siguiente. Una mujer que durante unos meses por cuestión de ansiedad relacionada con unas oposiciones, había tomado por orden médica, benzodiacepinas. Con el temor a crearse una dependencia, había llegado a tomar solamente 1/4 de una pastilla del ansiolítico, antes de dormir.
Ese había sido su consumo en los dos últimos meses.
Sin embargo, decidió pedir hora para un psiquiatra que le dijera como retirar la medicación.
Cuando estuvo allí, le planteó a la médico que la atendió que quería dejarlo, y que estaba consumiendo 1/4 de una pastilla de Dorken (el mismo compuesto que el tranxilium), y que no recordaba de cuantos miligramos era esa pastilla.
Dorken existe en 3 dosificaciones: 5, 10 y 25 mgs.
Es decir, podía estar tomando 1'25 mgs, 2'50 mgs, o 6'25 mgs. La médico no podía saber cual de los 3 casos sería, y si fuera cualquier de los dos primeros, la dosis estaba por debajo de la cantidad activa mínima, y le habría bastado con dejar de tomarlo.
Realmente estaba tomando 1/4 de una pastilla de 25 mgs: 6'25 mgs que es poco más de la dosis activa mínima de ese fármaco. Pero en lugar de averiguarlo, la médico psiquiatra decidió "hacer las cosas bien".

Y decidió que esa persona que sólo tomaba 6 miligramos a la noche, tenía que cambiar de marca (no de compuesto) y comprar tranxilium. Y en lugar de tomar 6 miligramos al día, como quería dejarlo, le impuso una dosis de.... 20 miligramos: 5 en la mañana, 5 en la tarde, y 10 en la noche.
Le dijo que había que hacerlo correctamente para dejarlo, así que si sólo tomaba 6 miligramos mejor la "enganchaba" con 20 diarios, para luego ir progresivamente retirándolos.

Si esta persona hubiera hecho caso de lo que la médico le dijo, posiblemente dentro de 6 u 8 meses, estaría de nuevo tomando sólo una dosis en la noche: la situación inicial.
O en el peor de los casos, hubiera creado un adicción mucho más reforzada al fármaco, asociándolo con otros momentos a lo largo del día.

Hacer las cosas bien.
A una supuesta especialista en psicofármacos le presentan un caso en el que el mayor problema, dada la bajísima cantidad de sustancia que se tomaba, era el tenerlo asociado al momento de ir a dormir, y que hubiera podido tener como consecuencia un insomnio de rebote.
Alguien que no está físicamente enganchado a algo, le pide ayuda (por miedo a reacciones adversas) al profesional para dejarlo, y este aplica un protocolo propio de alguien que ha estado años tomando de forma indiscriminada benzodiacepinas, o útil también para un alcohólico de largo recorrido. A eso se le llama hacer las cosas bien.

En lugar de en primer lugar averiguar con certeza que cantidad está tomando el paciente, y en función a la dosis y la sustancia, reducir progresivamente, o incluso elegir otra benzodiacepina de vida media mucho más corta y de acción más rápida, para usarla unos días en el momento del sueño, y sustituirlo posteriormente por otros condicionamientos que le puedan ayudar a iniciar el sueño (ya que el tranxilium no lo hace, dado el tiempo de inicio de acción que tiene), hacer las cosas bien para esta "médico" quiere decir que si tomabas 6 mgs, pases a tomar 20 mgs.
¿Tal vez no escuchó a la paciente decir que quería dejarlo? ¿Problemas para comprender lo que es una deshabituación? ¿Aplicamos protocolos aunque vayan radicalmente en contra de la voluntad del paciente, e incluso del fin perseguido?

Las dos cosas que aquí he contado son aberraciones propias de un sistema de prejuicios y de un sistema de salud, que en ambos casos han perdido de vista lo principal: al ser humano.

Aquí incluyo el testimonio y las opiniones del doctor John Marks, protagonista de la entrada anterior y del mejor servicio de atención que ha habido en Europa.
No sólo tienen relevancia por ser acertadas, humanas y el resultado de un buen análisis de la situación.
También tienen una especial relevancia por la NO-implicación de este doctor con el mundo de la droga. Él sólo era un psiquiatra que llevaba años tratando adictos.
No era ningún antiprohibicionista, no era alguien que hubiera descubierto las bondades de la MDMA y quisiera darlo a conocer, no era alguien implicado en el estudio de las posibilidades de estos fármacos.
Con frecuencia se desestiman las opiniones de algunos profesionales por su cercanía ideológica con ciertos modos de consumo de drogas, por su tolerancia y activismo en estos frentes, o su experiencia propia.
En este caso no se da nada de eso: John Marks no es más que alguien que tras años trabajando con otros modelos, acertó en el cambio. Y estas son sus conclusiones:

"LAS LEYES SOBRE DROGAS: UN CASO DE PSICOSIS COLECTIVA
Por John Marks, Psiquiatra.

Soy un psiquiatra clínico que trabajo en Widnes, al norte de Inglaterra y prescribo drogas duras como heroína y cocaína. Irónicamente no puedo prescribir hashis, ni opio ni coca.
Esto es equiparable a poder recetar coñac pero no vino.

Sin embargo, esta política de trabajo ha eliminado las muertes por drogas, las infecciones de SIDA por el mismo motivo, y un estudio policial de nuestro programa de trabajo muestra un descenso de 15 veces menos delitos relacionados con la adquisición de drogas.
Y lo más interesante es que la incidencia de las personas que se convierten en adictas, se ha reducido hasta ser 12 veces menor.

MAXIMIZACIÓN DEL DAÑO E INHUMANIDAD

Daniel Roche es un ciudadano de Widnes. En su adolescencia había tomado drogas, y había desarrollado una preferencia por el cannabis.
Para evitar el mercado negro, él cultivaba su propio cannabis en lugares cercanos y abandonados.
De esta forma, pacíficamente, él se suministraba a sí mismo, y así fue durante 18 años.
Él trabajaba para una gran compañía eléctrica como cableador. Pagaba sus impuestos, tenía su propia casa, y estaba casado y con hijos, a los que les iba bien en la escuela.

En 1988 la policia requisó su cannabis, y el fue despedido de su trabajo.
No pudo seguir pagando la hipoteca de su casa, así que el banco se la quitó.
Se había encontrado cannabis que él cultivaba en su jardín, así que fue enviado a la cárcel.
Su núcleo familiar se desintegró.
Él sigue aún en una cárcel de Liverpool hoy día.

Es a esto a lo yo que llamo POLÍTICA DE MAXIMIZACIÓN DEL DAÑO.

John Montgomery, de Oklahoma, es parapléjico. Vive con su madre, la cual compra hashis para él, ya que es la única cosas que le alivia de los espasmos musculares.
Este año fue sentenciado a cadena perpetua cuando se encontraron unos 56 gramos de hashis bajo su almohada.

A esto lo llamo POLÍTICA DE INHUMANIDAD.

Si todo el gasto que hace el gobierno en advertencias contra el tabaco se dividiera en el total de muertes por tabaco, y de forma similar se hiciera con el alcohol, la heroína y el cannabis, obtendríamos que se gastan 30 libras por cada muerte producida por tabaco, 300 libras por cada muerte proveniente del alcohol, y 1'5 millones de libras por cada muerte provocada por la heroína, lo cual ilustra la desproporción que existe en cuanto al tratamiento publicitario contra la heroína.
Pero esas cuentas, si son aplicadas al cannabis, el resultado sería infinito, ya que no existen muertes por cannabis, y habría que dividir por cero.

PELIGROSAS PORQUE ESTÁN PROHIBIDAS

La prohibición tiene sus orígenes en una creencia fundamentalista de tipo religioso, por el cual se cree que las drogas ofrecen consuelo de forma autónoma, y por lo tanto peligrosa.
La peculiar creencia en la prohibición, en que prohibir el uso de drogas evita el daño que se puede derivar de su uso, no solo evita que los ciudadanos puedan aprender a usarlas evitando sus daños, sino que además fomenta la falsa sensación de la que las cosas que no están prohibidas no son dañinas.

Un cuchillo es probablemente más peligroso que una droga, e ilustra bien el ejemplo de que es el uso que del cuchillo o de la droga hacemos lo que determinan cuando pueden ser peligrosas.
De hecho el acto de oponerse a las drogas es una cuestión ideológica, generalmente religiosa.
Las drogas no están prohibidas por ser peligrosas sino que son peligrosas por estar prohibidas.

Sin lugar a dudas la forma en que algunas drogas son consumidas puede resultar peligrosa, pero argumentar que una sustancia química e inerte, más que lo por lo que se haga con ella, es peligrosa, no es solamente una estupidez; es como la decimotercera campanada de un reloj, que expande la duda sobre todo lo que hay realmente detrás, y disminuye los efectos del notable trabajo de reducción de riesgos que llevan a cabo otros propagandistas que luchan por la salud de esa forma.

Está bien que haya organizaciones como la OMS que busca llamar nuestra atención sobre los peligros del consumo de drogas. Lo que no está tan bien, es que los miembros de dichas organizaciones se comporten como si los consumidores de drogas fueran enemigos de la humanidad, o como si las normas y reglas de lo evidente no fueran y no afectasen a aquellos que hacen campañas contra el consumo de drogas.

Algunas maneras de consumir drogas pueden ser peligrosas para la vida, el individuo o la sociedad, pero el consumidor irresponsable de drogas no representa al conjunto de consumidores más que el alcohólico arruinado y tirado en una cuneta representa al conjunto de los consumidores de alcohol.
Se está en general de acuerdo con que hay un nexo entre algunas tipos de consumo de drogas y algunas complicaciones de tipo médico. Obviamente no niego ese hecho, y no recomiendo el consumo de drogas, y si alguien me preguntase mi opinión sobre este asunto -por ejemplo un hijo mio- procuraría ser elocuente y convincente sobre los peligros de tomar drogas, como por ejemplo el convertirse en un adicto a ellas.
Pero hay 3 cosas que se me atraviesan en la garganta cuando observo la propaganda anti-drogas.

FANATISMO INTOLERANTE

La menos importante es el retorcido argumento que usan de entrada los prohibicionistas.
Por ejemplo es frecuente que digan: "si no hubiera tomado drogas, no habría muerto tan joven", a lo que suelo contestar que si no hubiera nacido no habría muerto de nada y que si tuviéramos huevos podríamos tomar huevos con bacon si también tuviéramos bacon, o que incluso que si mi abuela hubiera tenido ruedas podría haber sido una bicicleta.

El segundo peor rasgo del prohibicionista anti-drogas es su fanatismo intolerante. El lenguaje que usa con respecto a los consumidores de drogas es un lenguaje de odio; llamarles totalitarios no sería una exageración e incluso se quedaría corto.
No les vale con pedir -y sería una reclamación bastante razonable- que como una medida aceptable, el consumo de drogas debería estar restringido a la privacidad del hogar o a ciertas premisas en las que fuera autorizado.

No. Ellos insisten en que todo consumo de drogas debe ser sancionado y situado fuera de la ley, que el mundo y cada hogar privado de cada ciudadano ha de ser únicamente para aquellos que no son consumidores de drogas, y que más y más duros castigos deberían imponerse a aquellos que consuman drogas, incluyendo la cadena perpetua para alguien que fumaba cannabis para aliviar sus espasmos, e incluso debería sancionarse a aquellos que no delatasen a otros ciudadanos que consumen, incluidos los miembros de la propia familia.
¿Hemos olvidado como era la Rusia Soviética tan pronto?

BUENOS POR OBLIGACIÓN

Pero el tercer y peor fallo del propagandista anti-drogas es su incapacidad para ver, o si lo ven, para admitir, que lo que ellos están pidiendo es un ataque -un grave ataque- a la libertad individual de guiar la propia vida en la dirección que cada uno quiera, incluidas aquellas que puedan ser peligrosas.
La elección de tomar drogas es parte de un gran derecho -realmente el más grande de todos- y es el derecho a gobernar nuestras vidas y a no tener a otros tomando decisiones por nosotros.

De todas las tiranías, una tiranía sinceramente aplicada por el bien de sus víctimas puede ser la mas opresiva. Ser "curado" contra la propia voluntad, de ciertas opciones que nosotros tal vez no consideramos como enfermedades, es como ser puesto al mismo nivel que aquellos que no han alcanzado la edad del razonamiento y que además nunca lo harán, ser agrupado con los niños, los imbéciles y las mascotas domésticas.

Todas las sociedades que han intentado hacer a sus ciudadanos "buenos" por obligación han acabado en el dolor, y ese dolor ha sido casi invariablemente el de sus ciudadanos, no el de sus líderes."