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sábado, 2 de abril de 2016

Cómo encontrar -y usar- amanitas enteógenas.

Aunque a primera vista este texto, que fue publicado en VICE en su día, parece que aquí se cuelga en un momento equivocado: no es época de setas... ¿verdad? Siempre es época de setas, si les das humedad y una temperatura adecuadas, y en concreto una de las más fáciles setas de volver a encontrar "fuera del periodo habitual del otoño" es la familia de las amanitas, y la muscaria o la pantherina entre ellas.

Estos días -de cálida primavera- van a venir seguidos de unos cuantos de lluvia. Si al terminar la temperatura sigue siendo similar a la actual, tendremos una primavera llena de setas, de todo tipo si es tan buena como promete.

Esperamos que os guste el texto.

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Amanita muscaria;
drogándonos con la “seta de los Pitufos”.


Cierra los ojos y piensa en una seta. 
¿Es roja con pintas blancas en su sombrero? 

¿Sí? Venga, ya estás imaginando la seta más representada en nuestra iconografía occidental. Casi da igual qué edad tengas, porque seguramente cualquier niño reconoce esa seta entre las representadas en sus cuentos. Y si no tienes edad para cuentos ya, en cuanto escribas “setas”, “hongos”, “seta de los Pitufos” o “seta mágica” en Google encontrarás fotos e ilustraciones de la más conocida de las setas: la Amanita muscaria.





A la Amanita muscaria la llaman también hongo matamoscas, aunque no las mata -a las moscas- sino que sólo las atonta. Es ese hongo de sombrero rojo moteado con verrugas blancas (restos de la membrana que cubría a la seta) que reconocemos a primera vista, a veces como seta venenosa -de forma injusta- y a veces con el deleite de haber encontrado una de las drogas enteógenas más usadas a lo largo de la historia del ser humano. 

Esta fuente micológica íntimamente ligada con lo vegetal, por su existencia micorriza, es reverenciada como sagrada por algunos pueblos dados los efectos que produce su ingestión. Especialmente en las zonas siberianas donde no había la disponibilidad de otras fuentes vegetales que pudieran ser usadas como embriagante, o recursos para la elaboración de uno, su precio podía alcanzar el de un reno al trueque. 

En nuestro subconsciente, según dónde hayamos nacido, podemos podemos guardar la impresión de que las setas son algo malo y que sólo aquellos con un conocimiento casi iniciático son capaces de coger y consumirlas sin sufrir daños. Es la micofobia -repulsión por los hongos y setas- que existe en buena parte de la península. Por otro lado, también tenemos zonas como Cataluña y Euskadi, que son pueblos micófilos -conocen y aman sus setas- en oposición a los micófobos. No hay duda de que resulta esencial identificar correctamente una seta (o una planta) antes de consumirla, y que los errores de identificación pueden ser mortales, pero en el caso de la Amanita muscaria ese riesgo es de los más bajos que hay. ¿Por qué? Pues porque la única seta que podríamos confundir con este embriagante vegetal es la Amanita caesarea o “Amanita de los Césares”, que está considerada como uno de los grandes manjares micológicos.





A nadie le gustaría confundir una Amanita caesarea con una Amanita muscaria cuando lo que buscas es una experiencia gastronómica en lugar de una experiencia psicoactiva, ni a nadie le apetece preparar un día y un entorno para poder tener una experiencia psicoactiva con la Amanita muscaria para ingerir algo que no le producirá ningún efecto, pero el riesgo de muerte por esta equivocación es de cero

Las dos setas son rojas en su sombrero pero mientras que la muscaria es totalmente blanca en el resto de la seta y suele tener esas pintas blancas, la Amanita caesarea es amarilla salvo su rojizo sombrero y sin las pintas blancas en él.

Menos aún molaría confundir una Amanita muscaria con una Amanita phalloides -llamada popularmente “cicuta verde”- que es la seta más venenosa de todas las conocidas, pero esto sólo te puede pasar si eres un daltónico despistado: ¿confundir una seta de sombrero rojo intenso con otra seta de color verde? Vale que todas las setas pueden variar en su coloración, según la cantidad de agua absorbida y su subespecie concreta, pero la Amanita phalloides no puede ser roja: la verás verde, amarilla verdosa, amarillenta, y hasta alguna variedad blanca de la seta asesina, pero ninguna es roja. 




Si te sientes capaz de distinguir el rojo del verde/amarillo/blanco con seguridad, podemos asumir que estás preparado para la siguiente fase: ¡¡ir a por ellas al monte!!

Cuando ya tenemos confianza en identificar los especímenes que deseamos -recomendable la ayuda de guías de campo tamaño bolsillo, siempre- nos vamos al monte, al pie de los árboles donde crecen las setas que buscamos. El monte, sin ser un lugar peligroso, requiere un poco de cuidado. No podemos ir con unas sandalias o con zapato de tacón, debemos calzar bota alta e impermeable: vamos a un lugar que normalmente está cubierto de hojas y materia vegetal húmeda, bajo la que hay piedras, ramas, setas y también animales. Unas botas adecuadas nos evitarán la mayoría de los problemas que podamos encontrar. 

Como utensilios para la búsqueda, nos vale con un palo o bastón, para poder remover entre las hojas sin agacharnos y al mismo tiempo servirnos para tantear al caminar sobre un suelo que puede ocultar agujeros o rocas. Para la recogida en sí misma, necesitaremos dos cosas: una buena navaja y una cesta de mimbre. Y un apero extra: un permiso para recoger setas donde hay que sacarlo -pagando por él- si no queremos que, tras un día de monte recogiendo setas, la guardia civil nos requise la cesta y además nos multe.

Una vez recogidos los ejemplares de seta que queramos usar, los revisamos y limpiamos de restos de materia vegetal o posibles insectos. Las setas son algo que se destruye rápidamente pudriéndose, así que hay que secarlas para su conservación. La razón de secarla en el caso de la Amanita muscaria tiene un segundo objetivo de tipo farmacológico: aumentar su potencia psicoactiva. Durante el secado de estas setas que contienen ácido iboténico, éste se transforma en muscimol al perder un grupo carboxilo de su molécula original. Este cambio, convierte a la primera sustancia, que ya es psicoactiva, en otra que es 4 veces más potente en relación al peso. La “seta de los Pitufos” gana potencia, mucha, cuando se seca correctamente.

Para el secado, es ideal una corriente de aire caliente a unos 45-55 grados centígrados en un ambiente seco, que se puede dar con un calentador de resistencias con ventilador, a la distancia adecuada (no muy cerca, que las cueces). A falta de poder hacerlo de esta forma, colocaremos las setas -separando el sombrero y el pie o tallo- sobre papel de periódico, que renovaremos varias veces durante el proceso para ayudar a eliminar la humedad. 





Una vez secas, lo que ocurre en unas horas o unos días dependiendo del método y humedad del lugar, las setas adquieren una textura como cartón, sin humedad aparente pero tampoco tan secas que rompan al ser manipuladas: en ese punto ya están listas para ser usada con el mayor provecho de su psicoactividad. Se guardan entonces en bote de cristal o en un tupperware de plástico.

A la hora de plantearnos su psicoactividad, debemos tener en cuenta también que tratamos de seres vivos y que puede haber importantes variaciones de potencia psicoactiva entre unas setas y otras. Así pues haremos bien procediendo con precaución a la hora de establecer la potencia. Para evitar parcialmente esta variabilidad, se puede realizar una mezcla homogénea con todos los ejemplares recogidos, moliéndolos una vez secos. De esa forma tendremos la seguridad de que una misma cantidad de producto tendrá -siempre que sea de esa mezcla- la misma potencia, aunque eso deteriora su conservación ya que al ser molidos queda el producto mucho más expuesto al aire -deteriorándose antes- por lo que es mejor no molerlas hasta que se vaya a iniciar el tanteo para su consumo. 

¿Cómo consumirlas? Pues puedes ingerir directamente la seta seca, puedes hacer una infusión con ella, o puedes beberte la orina de alguien que se las haya comido previamente. ¿Colocarse bebiendo orina? Sí. Es una de las formas de consumo de esta seta, usando la orina de alguien previamente colocado. 

Esto es debido a la escasez de cosas con las que colocarse entre los pueblos que usan la seta. Realmente, a través de la orina de alguien colocado, nos podríamos colocar con muchas clases de drogas de esta forma porque se excretan inalteradas en la orina. En el caso de la Amanita muscaria, se dice que sirve como embriagante hasta un cuarto “invitado” pero como aún no me ha dado por la lluvia dorada, no puedo -ni quiero- verificarlo. Todo vuestro si os place.





Las dosis que Erowid recomienda para este embriagante vegetal son de 1 a 5 gramos para algo ligero, de 5 a 10 para una dosis común o media, y de 10 a 30 gramos -siempre expresados como sombrero de la seta en seco- para un viaje fuerte. ¿Y sus efectos? 

La experiencia es pesada para el cuerpo y puede durar entre 5 y 10 horas. Los efectos se empiezan a notar a partir de los 30 minutos y al inicio son de tipo similar al alcohol: te relaja, te da cierta euforia, te sociabiliza, te da la risa tonta. Al mismo tiempo te incapacita de una manera similar al alcohol: te provoca disminución de reflejos, somnolencia, visión incorrecta y un mal desempeño motor. Todo esto en mayor o menor grado, dependiendo de la dosis ingerida. Esa fase va dando paso a otra en la que se tiene una intensa somnolencia parecida al final de una borrachera -muchos acaban dormidos- y que al superarse entraríamos en la parte más psiquedélica de la experiencia, también dependiente en efectos e intensidad a la dosis tomada. 

Es en esta fase en la que se puede experimentar disociaciones perceptivas más intensas, visiones con los ojos cerrados, alucinaciones auditivas, sinestesias y esas sensaciones de cambios drásticos en el tamaño y forma corporal -en nuestra propiocepción- que han hecho popular a la seta y de donde surgen tradiciones que las vinculan con pequeños seres. La macropsia y la micropsia son los fenómenos -no exclusivos de los efectos de esta seta- por los que se perciben los objetos de nuestro entorno en tamaños enormes (haciéndonos sentir diminutos), o exageradamente pequeños (haciéndonos sentir gigantes), muy en la forma que le ocurre a la protagonista de “Alicia en el País de las Maravillas” cuando come de la seta, idea que le da una oruga azul fumándose un narguile.





Los enanitos del bosque -tipo los Pitufos- que según las leyendas viven en las setas o cerca de ellas, son leyendas e historias más abundantes en el norte de Europa, donde la relación con esta seta y los bosques en los que crece es más cercana, siéndolo también el conocimiento de los efectos psicoactivos de la seta. Así que si lo que buscas es un colocón que te haga sentir gigante como Mario o Luigi cuando se comen la seta en el “Super Mario Bros.” o tan pequeño -pero fuerte- como “David el gnomo”, lo tuyo es la micología psicoactiva: la “seta de los pitufos” tiene la llave al “país de las maravillas”.





miércoles, 15 de octubre de 2014

El indulto en España: de drogas, tortura policial y agresiones sexuales


Este texto fue publicado en la Revista Yerba.
Esperamos que os guste.





El indulto en España.



Cuando escuchamos el término “indulto” evoca para cada uno de nosotros un hecho con distintas facetas. En todas ellas encontramos la cualidad del perdón: del gladiador que en la arena del Coliseo romano está a punto de morir y el gesto del César con el pulgar hacia arriba le salva la vida, al toro que tras haber pasado un trance de tortura semejante al del gladiador se le salva de la muerte y además se le destina a una vida de semental, comiendo y copulando mientras sea capaz de ello.

Asimismo nos hace observar que hay -siempre- una autoridad o majestad que es la que hace de transmisora del acto por haber sido capacitada, por ley o de facto, para perdonar. En teoría -de la que no llega a hacerse ni papel- el acto del indulto es un acto de gracia, de humanidad, motivado por razones de excepcionalidad que escapan al simple transcurrir lógico del sistema.




Por poner un ejemplo, un robo con fuerza en las cosas, que aunque suena muy aparatoso es un “delito contra el orden socio-económico” en el que alguien coge algo que no es suyo, y que para ello pues escala una pared, usa una ganzúa para no romper la cerradura o se apropia de unas claves informáticas para hacerlo. 

Sé que suena un poco a chiste, pero es así: son ejemplos de robo con fuerza en las cosas. Te pueden caer de 1 a 3 años de cárcel, pero si el hecho se produce en lo que se entiende por un “lugar habitado o público” la cosa sube de 2 a 5 años. 

Entrar a robar una gallina trepando una tapia, al huerto de tu vecino del pueblo, tiene una pena de 2 a 5 años de privación de libertad, sin contar otros costes.



Imaginemos un sujeto que ha cometido 2 robos, de 2 gallinas, trepando una tapia del vecino.
La ley procesal hace que se juzguen los delitos por separado y se aplique la fundición de las penas, lo que hace que aunque hubiera tenido la tremenda suerte de toparse con los 2 jueces más benevolentes del planeta, ambos le habrían tenido que condenar a 2 años mínimos cada uno

Con una sola condena sin antecedentes, existe la posibilidad de suspender la aplicación de la pena privativa de libertad si no supera los 2 años, pero no cuando se supera en el total de penas impuestas esa barrera. El ladrón con fuerza en las cosas y el agravante de cometer el delito en un lugar habitado -aunque el vecino esté de vacaciones en Colorado- que robó dos gallinas, ha de cumplir 4 años de cárcel.




¿Tiene sentido eso? ¿El robo de dos gallinas sin causar daños ni a personas ni a materiales puede justificar 4 años de pérdida de libertad? No parece muy inteligente que el estado se encargue de retener, vestir, alimentar y custodiar a una persona durante 4 años por algo así. Pero ocurre. Muchas más veces de las que creemos, aunque no sea con gallinas de por medio, la aplicación estricta de ley crea monstruos que acaban aplastando ciudadanos en kafkianas odiseas.

El indulto, ya como facultad del poder ejecutivo o gobierno, se nos presenta a los ciudadanos como una vía en la que aplicar clemencia cuando la situación así lo justifique. Pero aunque ocasionalmente esto pueda ser así, en realidad es una mentira que tampoco reviste demasiado maquillaje. Veamos como se sostiene el asunto.


Orígenes en España de la “facultad de gracia”.


Cuando uno intenta discernir los orígenes legales de esta medida en España, se topa con que es complicado saber qué pasaba en esa época de 1870 -año de nuestra ley del indulto- en nuestro país. En el año 1868 triunfó la revolución del General Serrano -conocida como 'La Gloriosa'- y que sacó a la reina Isabel II del país. 

El general convocó elecciones para el año siguiente lo que dio el voto a unos 4 millones de votantes (únicamente varones) de los que aproximadamente la mitad no sabían leer ni escribir, y que dieron el gobierno a un conglomerado de partidos entre los que estaba el del General Prim y el del General Serrano mientras se conseguía un nuevo regente que fuera del agrado de todos. Todos querían un rey que siguiera gobernando el imperio, y nos enviaron a Amadeo de Saboya

La cosa es que la ley del indulto se sancionó de forma legal en el año 1870 con la reina exiliada en París y una semana después firmando su abdicación al trono. Tiempos realmente convulsos.

¿A quién acogía la ley? La ley la firmaba el “Ministro de Gracia y Justicia” y cubría todo tipo de delitos salvo algunos muy concretos relativos a la traición al estado por parte de sus dirigentes. El indulto es aplicable a los reos de cualquier tipo de delito, siempre que tengan sentencia firme (ya no recurrible) y que estén bajo control de la autoridad (no fugados).

Al mismo tiempo la ley prohíbe su aplicación en reincidentes: si te han condenado ya robando, pues no te vamos a perdonar que sigas robando. Y a la vez la primera excepción: eso será así a no ser que el ministro de turno decida que es de justicia indultar aunque sea reincidente. ¿Para qué una norma que puede saltarse expresamente quien aplica la medida? Un poco extraño.

El indulto puede ser total o sólo parcial, lo que equivale a la conmutación de penas que aún no han sido cumplidas. Este es un hecho que a día de hoy se presta a engaño. Hace un año leía en un medio “cercano al gobierno” que la mayoría de los 113 indultos que había concedido Rajoy en el 2013 eran por tráfico de drogas, sin mencionar el asunto de los narcobarcos y la jurisdicción internacional que ha liberado a tanto mafioso, pero eso ha sido después. 



Seguramente, en sentido legal, se puede pintar como indultos al tráfico de drogas, pero la realidad es que esos indultos son conmutaciones de pena en las que las drogas eran un factor determinante a la hora de explicar el comportamiento, y que se entiende que es mejor intentar tratar por una vía no represiva sino asistencial, modificando sus condenas en prisión de forma condicionada al cumplimiento de otros programas de control y reinserción social.

También hay otro punto curioso: el indulto de una pena no sirve para quedar exento de la inhabilitación accesoria para cargo público, a no ser que se haga expresa mención de que así es. Tomen nota que esto tiene su interés y luego lo verán.



Para terminar con ese breve repaso, cabe hacer mención expresa de cómo percibe el tema del dinero la ley del indulto. Puedes ser indultado, pero eso no te quita la multa que te hayan impuesto. Sólo te la quita si expresamente lo indica (como otros asuntos) pero debes saber que la parte que ya hayas pagado no te será devuelta. Asimismo tampoco puedes ser indultado de pago de las costas judiciales aunque te indulten la pena, pero podrás ser indultado si por insolvencia no puede pagar las costas.

Dicho de otra forma: te podemos perdonar pero no nos pidas ni un duro, no te devolvemos ni lo que era tuyo. Misterios de la administración de justicia: una cosa es el perdón y la otra la pasta, amigo.


Manejo del indulto en la España actual.

La vieja ley del indulto de 1870 fue renovada -sólo por encima, sin cambiar nada esencial- por el gobierno de Felipe González en el año 1988. No sería justo decir que un espectro político ha abusado más que otro del indulto, porque lo han explotado y explotan casi por igual los gobiernos socialistas como los populares, en el que el indulto pasa a ser un mecanismo más complejo y con más largo recorrido. 

El indulto pasa a ser utilizado con excesiva frecuencia por razón de estado. Realmente el indulto no necesita ser motivado (argumentado) y es una potestad del gobierno concederlo o no. Se concede a quien el gobierno quiere, se niega de la misma forma y no hay nada más que explicar: lentejas, si quieres las comes y si no las dejas. 




Eso viene bien a los estados para “solucionar por una vía distinta” cuestiones de las que viven en las tan conocidas “alcantarillas del estado”. Por ejemplo, durante la guerra sucia contra ETA, hubo un operativo de agentes que -ensayando una operación- decidieron probar una inyección anestésica con un mendigo que escogieron al azar en la calle. La inyección le mató. ¿Conoce alguien un condenado por esos hechos?

Otro ejemplo: tenemos en el territorio nacional a un traficante de armas que va a vender 400 kilos de C4 para un atentado en un aeropuerto. Si le detenemos, la operación se va al garete y los compradores desaparecerán pero no tenemos posibilidad de controlar y utilizar al traficante a nuestro favor. Tácticamente lo mejor puede ser matar al traficante y hacerlo desaparecer para que sus compradores no sospechen que están siendo vigilados o encauzados en una trampa. Matar y enterrar “desaparecidos” en cal viva no es legal. Pero se hace. Eso es en cierta forma la “razón de estado”. 

Otra forma de decir “es que había que hacerlo porque no hacerlo era peor” con la que los estados pueden saltarse las normas que se supone rigen para todos.

Una opinión formada sobre lo que se hace con el indulto en España es la de quien fue “el superministro del PSOE” Juan Alberto Belloch, llamado así por aunar las carteras de Justicia e Interior bajo su mando.


Esto contaba Belloch sobre el indulto al periodista Jordi Évole en una entrevista publicada en televisión en el año 2013.



“Yo creo que el indulto es de las cosas que debe cambiarse decididamente.
Creo que es inconstitucional. No el que el gobierno tenga ese derecho.
Lo inconstitucional es que lo ejerza sin motivar, sin explicar las razones por las que lo concede.
Creo que si tuvieran -los gobiernos- que argumentar las razones, el número de indultos bajaría bruscamente”.

Preguntado sobre la conveniencia de que los políticos indulten a políticos, opina que no es bueno, pero cuando fue ministro firmó el indulto a Jesús Gil y Gil aunque aduce no recordar ni el expediente ni las razones. Gil fue condenado por un delito de estafa que recibía una pena baja (no de cárcel) pero que le inhabilitaba para el ejercicio de cargo público y de gestión en sociedades mercantiles

¿Recordáis que el indulto no cubre automáticamente la anulación de la inhabilitación? Ese indulto permitió, expresamente, a Jesús Gil poder seguir actuando a nivel político y económico. Aunque el ministro de lo propuso y lo firmó, no es capaz de recordar las razones.

También Belloch arguye que en su época no se indultaba delitos de tráfico de drogas ni de torturas. Lo primero puede ser cierto. Lo segundo queda en clara evidencia cuando Évole le recuerda otro indulto firmado por él, en el que anulaba la pena a un guardia civil condenado por torturas a un alcalde de un pueblo en Euskadi. En este caso, el guardia civil, era reincidente además (que es una de las excepciones del indulto) y recibió la medida de gracia, según el ministro por “la impotencia que sufrían en la policía cuando sus mujeres les llamaban calzonazos”

¿Suena convincente? Tanto como el presidente Zapatero explicando las razones del indulto al banquero Alfredo Saenz en televisión.




Pero eso son épocas pasadas, podríamos decir. La justicia se ha modernizado considerablemente en España y ya no somos la cabeza de África. Somos Europa y ahora la democracia nos ha dado otro ministro de justicia que dice esto sobre el indulto.



Adelante Gallardón, explicándole a la prensa las razones del indulto a 4 mossos condenados por torturas:

“Desde 1870 en España la facultad de gracia es algo que corresponde al poder ejecutivo.
Así lo establece la propia constitución y así ha venido siendo durante más de un siglo en España.
Es sin duda ninguna una de las tradiciones más señeras de nuestro derecho, y que le otorga al gobierno de España la facultad de poder modular lo que es la aplicación concreta de la ley en aquellos supuestos en que está justificado.
Es la Constitución de España la que da ese poder al ejecutivo.”

Dicho en castellano: esto es así desde hace mucho, es tradición como los toros, es derecho del gobierno, sirve para follarnos la aplicación de la ley cuando nos dé la gana y que no se os ocurra pensar que los jueces tenéis nada que opinar.

Lo de “aplicar el indulto en los supuestos en los que está justificado” es una mentira dicha a la cara de la prensa ya que no es necesario justificar el indulto. Y así se indulta a 4 policías que torturaron a un tipo, que ni siquiera era al que querían torturar, incluso contra la opinión de todos los jueces que les han juzgado. Además de criminales, estúpidos.

Hay otro “indulto” de que merece la pena hablar. El indulto religioso: no es moco de pavo. En cada semana santa, esa otra tradición en España, en una mezcla de religión y poder que es anterior a la propia ley del indulto, se liberan presos recordando el indulto a Barrabás. Unos 20 presos por cada año es más o menos lo que liberamos, porque lo piden las hermandades para que el folclore general siga la pauta tradicional. Pero esos indultos, aunque son posiblemente de los que se conceden a presos que realmente tienen una fácil reinserción y sin delitos graves, tienen el sesgo de que han de contar con los vistos buenos del centro penitenciario, con lo que ese indulto es un premio condicionado (a participar en la procesión) que le dan a algunos para adelantar su salida normalmente cercana. Pero obviamente es más complicado de obtener para un presos musulmán que para uno que sea católico, siendo más sencillo si eres amigo del capellán de la prisión, entre otros funcionarios.


¿Somos todos iguales ante el indulto?


Vamos a terminar este esperpéntico viaje bajando a dos indultos concedidos en España, uno parcial y otro total, a dos tipos de personajes muy distintos.

El primero era un yonky, un usuario de heroína adicto a ella, que se sacaba unos euros para pagarse su dosis trapicheando con papelinas. El más marginal de los tipos incluso entre los marginales, donde tiene menos prestigio que un atracador de bancos. Podría ser el que te vendía 3 porros malos por “un talego” hace unos años. Pues este primer caso, había sido atrapado dos veces en delitos de tráfico de drogas, con sentencia mínima de 3 años por cada uno. La suma de las drogas incautadas juntando las dos ocasiones apenas llegaba a 30 euros, pero el delito no era la tenencia sino que le habían pillado en un trapicheo con ellas. Como la justicia va lenta, cuando ya tenía las dos sentencias firmes que le enviaban 7 años a la cárcel, el chico había cambiado su vida y hasta trabajaba rehabilitando y ayudan a personas con problemas con drogas en una asociación.




El asunto suscitó el apoyo popular a final del 2012 y movilizó a toda su familia para evitar que entrase en prisión a cumplir 7 años sin sentido alguno. Finalmente entró en prisión y pasó un tiempo allí, mientras el ministerio llegó a un acuerdo de indulto parcial sobre las penas de manera que sin ser indultado totalmente, el reo pudo salir de prisión bajo ciertas condiciones que “mezclaban un segundo y un tercer grado penitenciario” como forma de sacar al preso de la cárcel. Un indulto que llegó tarde y se quedó corto. 
El penado se llamaba David Reboredo.




El segundo caso es seguramente -por desgracia- mucho más popular y desagradable. Es la historia de dos amigos de vacaciones dentro de un tren. Van juntos. Uno de ellos ve a una señora de 60 años de edad. Y la agrede sexualmente con tocamientos forzosos mientras le dice todo tipo de cerdadas a la pobre víctima. Su compañero observa desde su sitio, sin parar de reírse, la agresión y a la vez grabándolo en vídeo para poder disfrutarlo luego. 

El tipo que grabó la agresión sexual a la mujer, sin parar reír y amigo del agresor, era Guardia Civil e hijo de un concejal del Partido Popular. 



No indico nada con el nombre del partido, porque en la petición de indulto que se cursó, se encontraba la firma del alcalde del pueblo que en este caso pertenece a Izquierda Unida. La excusa: nos convencieron para firmar sin saber qué firmábamos. Da igual chicos, no hace falta justificar el indulto que le permitirá seguir en la guardia civil. Un ejemplo de indulto que nunca debió llegar: el penado se llamaba Manuel Arbesú.

Esto es España.
Esto es nuestra señera tradición del indulto.

Juzguen ustedes.



jueves, 13 de febrero de 2014

Cómo pasar un control de drogas y no morir en el intento


Este texto tiene su continuación en http://drogoteca.blogspot.com.es/2014/06/consejos-para-una-policia-cerril-una.html donde se explica lo inútil del actual sistema de multas contra las drogas en el tráfico, y como burlar todas esas multas con otras drogas no controladas en los drogotest.

Demostrando lo inútil de dicha práctica y cómo tirar el dinero de los impuestos para dar una falsa sensación de seguridad al ciudadano, que no tiene ni puta idea. 




Hace unas semanas tuve la ocasión de comprobar -de primera mano- cómo funcionan los protocolos de la Guardia Civil en asuntos de drogas y tráfico. Acababa de sacar a mi perro a un campo cercano a pasear tras pasar por casa de un amigo a ver su cultivo y de paso llevarme de regalo unos gramos de “sus yerbas olorosas” que me regaló para probarla esa noche en casa.

Yo no bebo alcohol (no me gusta), no consumo drogas cuando conduzco (como norma general, no voy a decir que nunca me haya fumado un porro -de los 5 o 6 que me fumo al día- o haya ingerido cannabis y haya salido con el coche a hacer cualquier tarea común, porque soy un consumidor crónico de cannabis por razones médicas) y no llevo encima ni papel de fumar ni pipas ni nada que resulte incriminatorio de consumo, porque las fuerzas y cuerpos de inseguridad del estado no suelen tener la misma perspectiva de quien tiene un porro en el bolso que de quien no lo tiene aunque todos sepamos que eso no quiere decir nada. Es parte del estigma residual asociado al consumo de cannabis.

Salí de la zona por donde estuve paseando, que es una zona deshabitada y llena de parcelas vacías excepto por las malas hierbas, la basura que algunos dejan y calles vacías que sólo albergan algún coche que se acerca a alguno de los escasos negocios que quedan en los polígonos industriales en las ciudades. Y ante mí tengo una carretera de dos carriles y dos sentidos, de la que tengo unos 400 metros de visibilidad por el lado derecho y unos 350 por el izquierdo, al no haber nada construido que impida la visión al conductor.
Es un tramo que recorro un par de veces al día. Y tiene un STOP.



Yo ni recordaba que tiene un stop ni lo hice, de eso estoy seguro.
Me limité a ir viendo (atendiendo) según me aproximaba a unos 20 kms/h  y asegurarme de que no venían coches ni por izquierda ni por derecha y cuando llegué a la intersección, como seguían sin venir coches, pues no paré. Lo reconozco: soy un infractor.

Recuerdo que vi venir a un coche, que precisamente me extrañó porque venía conduciendo mal: lo hacía por fuera de la carretera y aprovechando un amplio vado que ha quedado asfaltado en espera de futuras construcciones en la zona, pero además de no estar en la carretera a la que yo me iba a incorporar, venía lejos y despacio.

Me incorporo sin hacer el stop, porque era innecesario y tengo la mala suerte de que el coche que había visto que venía de forma irregular por la carretera, era un coche camuflado de la guardia civil. Y unos 20 o 30 segundos después, veo que un coche me da las luces de policía detrás de mí y no supe muy bien qué hacer, porque no supuse que fueran por mí. De todas formas, aminoré la marcha y me eché a un lado por si era por mí. Y era por mí.

De repente noto un bofetón de olor de las “yerbas olorosas” que mi amigo me había regalado y que estaban en el salpicadero del coche, sin esconder, en una simple bolsa de plástico tal y como me las dio. Y serían como 10 gramos de buen cannabis. Mi primera reacción fue abrir las dos ventanas del coche para que no se notase el olor a la yerba, y a la vez salir del coche para “alejarles” de él.
Me habían parado por no hacer el STOP. Ok.
Y eran los que venían conduciendo por vados asfaltados en lugar de por la carretera, pero ellos son la ley. Bueno, vale.

Se me acerca el “jefecillo” de turno y me cuenta lo del stop. Directamente le digo que sí, que no lo he hecho porque no había nadie ante quien parar. El tipo me reconoce que sí, que es cierto que aunque me he saltado un stop y hay visibilidad de sobra y tampoco he puesto en peligro a nadie porque nadie había.... me he saltado un stop.

Ya veo que esto de dialogar con algunos es pedir peras al olmo. Le digo que sí, que tiene razón y que ponga la multa. Se va a poner la multa y quedan detrás de mi coche en el suyo, con las luces dadas, apuntando la trasera de mi vehículo. Y allí tengo al lado de la matrícula una pegatina del banco de semillas de cannabis Dinafem.



Al poco sale el compañero del jefecillo, que me recordaba terriblemente a Antonio Martín Beaumont -el tertuliano de 'La Sexta' de derechas pero que no parece un troglodita de la caverna- y me pregunta que qué venía fumando... le digo que mi ecig, que tengo dos, que si sabe lo que son... y me dice que no cree.... porque él ha olido a marihuana!!




En ese momento me da la risa: no venía fumando, no había fumado en varias horas ni nada, pero al tipo le olía a marihuana, y debían ser las yerbas olorosas que tenía en la guantera de mi coche...
Le veo acercarse, y las dos ventanillas seguían abiertas de par en par (por suerte) y hacía frío, viento, lluvia y de todo... era una puta tarde de perros y sólo los perros y sus amos (como el mío y yo, o estos agradables caballeros haciendo su trabajo) salimos a la calle, y el picoleto se acerca y olfatea, mira por encima pero no hace ni el amago de abrir la puerta. Vuelve a su coche patrulla y le dice algo al jefecillo, para salir inmediatamente y decirme que me van a hacer una prueba de drogas porque él ha olido a marihuana.



Yo viendo el percal le digo que sí, e invento que un amigo había estado antes fumando yerba en el coche y que le puede oler pero que yo no he fumado y que no tengo nada encima (lo cual era absolutamente cierto) que le haga pensar eso: ni papel de fumar. En ese momento me traen la primera de las multas, el jefecillo, y me regala 200 euros y 4 puntos por la gracia de Dios y su puta madre. Ok. Al menos le he alejado de la bolsa con las yerbas...

Ya tengo un premio, ya os podéis ir contentos, no?
Pues no. Les pregunto si la de las drogas es imprescindible, porque tengo que recoger a una persona en 30 minutos en un sitio, y me dicen -tras autoconsultarse entre ellos- que sí, que me ha tocado... y que tardaremos.... unos 90 minutos en total!! ¿Cómo? ¿Qué?

Mira, que me multes y me testes ya me toca los cojones pero mi tiempo no está para que tú lo tires tras ponerme una multa por no haber hecho nada a nadie....ah sí, a la autoridad de la señal de STOP.

Y me dice que van a ser 30 minutos en que venga la furgo, 30 en la primera prueba, y 30 en la segunda y rellenar papeles. Le explico al agente, con educación siempre, que soy INSOLVENTE: no tengo un duro, nada a mi nombre, derecho a justicia gratuita, beneficiario de la seguridad social y sobre todo pobre. Que no he roto la primera multa en su cara por no montar un número, pero que jamás (y repito: jamás) van a cobrar una multa de ese tipo mía.... JAMÁS.

El guardia civil parecido a Beaumont me mira y se encoge de hombros. En ese momento me doy cuenta de que los dos, él y yo estamos pillados en una mierda distinta pero en el mismo sitio.
Me pongo a charlar con él y me dice que no hace falta que esté fuera y a la lluvia, que yo me puedo meter en el coche. Pero me quedo a hacerle compañía, porque chupaba frío allí mientras el jefecillo se la pelaba en el coche camuflado del que me encargue de tomar a fondo su matrícula.

Saqué a mi perro y nos pusimos a charlar el picoleto y yo. Era un buen tipo, fue mi primera impresión y la confirmada hasta el final. Y se dio pie a una conversación extraordinariamente interesante: empezamos a hablar de su vida y la mía, hasta que acabé diciéndole que ellos con su trabajo iban a pagar al abogado que me iba a defender de ellos y su acusación con su dinero para que pasase lo que fuera no pagase.... y que eso no tenía mucho sentido. Él se revolvía y me decía que de algún lado me cobrarían, y estuvimos mirando en qué plazo caducaban las multas (no estaba seguro y decía que 5 años) pero no lo veíamos claro que yo en ese tiempo fuera a tener una nómina de donde el estado me pudiera meter mano: sólo metálico y Bitcoin.



Al final aceptó que era una incongruencia y yo le decía que a lo mejor no me importaba pagar multas chorras si tuviera su trabajo: con pagas extras, complementos y vacaciones pagadas. Que escribir no da para esos lujos. Y en ese momento me di cuenta que podía ser interesante contar la historia de lo que estaba pasando. Se lo comenté al picoleto y no sabía si le estaba vacilando o lo decía en serio, y al final se dio cuenta de que iba muy en serio con lo de escribirlo, y que lo haría. La tarde-noche cambiaba y se ponía interesante.

En ese momento llegaba la furgoneta con las maquinitas de alcohol y drogas.
Yo me alegré de que acabase la espera y quería entrar a verla ya.
Pero no me dejaban. Me dejaron solo esperando en la calle unos minutos. (Y SI ME FUGO QUÉ???)

Estaban hablando entre ellos allí dentro, y supongo que de mí porque cuando entré, el que me iba a hacer la prueba -un picoleto más joven que parecía Karra Elejalde el día de su boda en Airbag- ya sabía a qué me dedicaba y que lo de las drogas era mi tema. La verdad es que me miraba como si nunca hubieran visto algo así: un tipo para esa prueba deseando subirse a la furgoneta para verla...



Me sientan allí. Hay dos plazas de mierda donde no te cabe medio culo, y enfrente tienes a uno de los que te paró y al de la maquinita. Me explicaron cómo iba la cosa: dos test, uno primero para dar positivo mediante un reactivo que se empapa en saliva a ciertas drogas. El segundo para tomar una muestra de saliva en caso de positivo y que la analicen en la Facultad de Medicina de Santiago de Compostela.

Le pregunté algunas cosas sobre los niveles de detección de drogas y las distintas sustancias, porque como le dije debería de dar positivo en más de una si no me equivocaba porque horas antes había tomado morfina. No sabía tampoco si le vacilaba: le decía que había tomado morfina mientras estaba haciendo la primera prueba en mi boca. Pero era cierto, la había tomado horas antes. Y otras sustancias, que no me extrañaría ver en ese test.

Me muestra -cogiendo un papel- las drogas que detectan: 
Cannabis, benzodiacepinas (no era capaz ni de decirlo bien leyéndolo), “opiacios” (sic... así viene en el formato impreso de la multa), cocaína, anfetamina y metanfetamina (supongo que MDMA).

Yo debería dar positivo en dos al menos y en tres posiblemente.
¿Por qué coger el coche bajo esas drogas? Porque son las mismas que tomo desde hace décadas cada día.
No me hacen la prueba de alcohol (no entiendo por qué se fían de mi palabra en eso y no en otras cosas, pero está claro que ni estoy borracho ni mal ni alterado) y comentan entre ellos y conmigo al ver el esperado positivo en cannabis que “les han dado órdenes de ir a por los seguros, y que 'los del cannabis' somos seguros porque damos positivos mucho más tiempo”.
Me hace gracia que tengan órdenes de ir a por los seguros y lo achaco al precio de esos test (uno de los negocios colaterales en la guerra contra las drogas y sus usuarios) y en ese momento me pregunta el picoleto que sabía algo de drogas: “¿tú viste el otro viernes el reportaje ese de la sexta de la marihuana? Pues desde entonces quieren ver muchos más resultados y cosas en los periódicos...”

Aprovecho para cagarme en LaSextaTV y en su basura informativa del mal llamado reportaje de marras. Los propios guardias civiles se mean de la risa y comentan que “el cannabis no parece ser la droga ni de la crisis, ni de los parados ni jubilados ni mileuristas, que eso son tonterías de la tele”. Pero en ese momento comentaron lo de la pegatina del banco Dinafem que tenía (y ya quité) al lado de la matrícula como si eso fuera un signo de consumo o al menos algo que a ellos les indicó que ahí tenían una potencial víctima a sus drogotest....

Es lo que hay: acordaos de LaSextaTV cuando os estén parando para una de estas fiestas... la cadena de la información veraz. 



Les comento (todo esto mientras vamos avanzando en hacer las pruebas y las tomas) que si no ven ilógico lo que están haciendo en ese momento, con lo que casi a la vez ambos contestan con un ligero encoger de hombres seguido de un “es mi trabajo”. Pero rápidamente el mayor (el parecido a Beaumont) dice: “de todas formas, que distinto es tener a un consumidor de cannabis aquí que de cualquier otra droga o alcohol: están tranquilos, cooperan, son agradables, pacíficos siempre... yo no lo acabo de entender, pero es la ley”.

Todos sabemos que estamos en una mascarada.
Acabando el proceso, uno de ellos me recuerda que tengo que llamar para avisar de que no llego a recoger a nadie a esa hora, y lo hago delante de ellos: aviso que estoy con la guardia civil haciendo un drogotest de esos y mi interlocutor se descojona de la risa (no me queda claro si me cree o no) y le digo que nos veremos más tarde. Los dos se miraron algo extrañados de que la persona ni se inmutase cuando le dije lo del drogotest y se descojonase, pero les dije que era normal... la mala fama y esas cosas. ;)

Me rellenaron y entregaron el papel con todo el atestado, donde se describe mi positivo en cannabis pero no en “opiacios” y me lo dan con cierta cara de pena -pero me lo dan- y me dicen que ahora es cosa mía probar que el consumo por lo que tenía en sangre no afectaba a la conducción. Olé, qué chachi.

En ese momento, el picoleto Karra Elejalde en Airbag me pregunta si he avisado ya para que vengan a recoger mi coche. Coño!!! Pero no hemos quedado que sólo me ibais a marear un rato??

Y su compañero le dice: “no, le he dicho que se lo podría llevar, porque como ves no tiene ningún tipo de impedimento para la conducción”. Y firman que me dejan llevarme el coche tras dar positivo en un control de drogas y sin hacerme el de alcohol. Bueno.... todo va bien en la ciudad?

Lo lógico es que si me multan por ser un peligro para el tráfico, no me dejen irme en dicho supuesto estado alterado peligroso... conduciendo el mismo coche!! Pero la cosa es meter la multa, y ellos han cumplido uno más de la cuota que les han impuesto conseguir.

Entonces... ¿he sido multado por no estar en condición adecuada para conducir? NO.
Y así me lo han aclarado.
He sido multado con 600 euros que no pagaré (como otras tantas) y.... tachán..... 6 puntos de carnet!!
Eso por haber consumido cannabis. ¿Conduciendo? NO. A saber cuando... pero algo queda en sangre.

Los fumetas somos 'los seguros' para la guardia civil de tráfico porque es un pleno una droga no recetada por un médico y que dura en el organismo días.

Aprovechamos también para hablar de los cannabinoides sintéticos y la falsa marihuana, que está hecha únicamente para burlar la ley y contra la que no tienen nada que hacer. Aunque tampoco contra la metadona: te puedes poner ciego de metadona o de otros opioides y drogas que no das positivo, pero como te fumes un porro.....
Me preguntaron cómo era y les expliqué un poco el asunto de los research chemicals y de que tienen la batalla totalmente perdida, que ya no tienen nada que hacer y que tendrán que ir buscando una reconversión laboral. No les hizo mucha gracia pero lo entendieron.

Al menos conseguí irme con mi coche y la yerba olorosa que me regaló mi colega sin tocar, porque me podría haber caído otra multa más (que tampoco iba a pagar) y me hubieran quitado la yerba para fumársela ellos. No es la primera vez que me lo hacen y me llega una multa “por otro motivo” pero nada sobre la yerba incautada.

¿Qué pasará ahora?
Pues me llegarán (no sé dónde) un par de multas, una de 200 euros y 4 puntos por un STOP muerto en una zona deshabitada y otra de 600 euros y 6 puntos por haber consumido cannabis en algún momento de las 24 horas anteriores. El porrito de por la noche te hace dar positivo yendo al curro por la mañana, así que eso hace que al fumador le acabe dando igual porque si le hacen un drogotest le va a dar positivo fume ahora o haya fumado anoche, y eso es una perversión peligrosa del asunto.

Llegará una multa por tráfico y drogas que recurriré, y como soy insolvente, no pagaré las tasas ni la multa, y el estado me pondrá un abogado y un procurador si hace falta para defenderme de sus malas artes al mismo tiempo. Vamos, que de esta “infracción” (el picoleto Beaumont me decía 'hombre, muy criminal, usted no parece... no') van a comer policías, casas de drogotest y sus maquinitas carísimas (para un simple reactivo!!), jueces, abogados, procuradores, secretarios judiciales, personal administrativo y de limpieza... y todo pagado por el estado.

A mí las cuentas no me salen.
No me salen para el estado, digo.

Creer que por poner más multas vas a recaudar más, cuando operas sobre población sin trabajo legal ni ayuda alguna y casi abandonada, pues va a ser que no sirve y todos lo sabemos.
Pero al menos, ya que se gastan esos recursos en reprimir al ciudadano, que lo hagan con los que sí representan un peligro en el tráfico.
No comprobaron si iba bebido aunque tenían la máquina y el equipo necesario, por qué?
Querían completar un cupo, porque si tardan 90 minutos por persona ¿¿qué haces a la puerta de una discoteca?? Me confesaron que en las discotecas sólo cogen al primero, el resto los tienen que dejarse ir sin hacer nada por tiempo. País!!

Me fui a ver a mi growman y le comenté la jugada que me habían hecho los picoletos y entonces me regaló un producto que se está vendiendo como churros -me dijo- y que es para no dar positivo en los test que te hacen. Es falso. NO SIRVE. Puedes enjuagarte la boca con él y evitar una cierta impregnación del asunto, pero no sirve: la saliva se excreta desde la glándulas salivares y revela todo lo que tiene tu cuerpo en drogas. Y entonces me cuenta que es el BEST SELLER de los productos para pasar los test de drogas de la policía... entre los canis de mi ciudad.

Yo no entiendo eso y pregunto cómo puede ser, a lo que me contesta que aunque es un enjuague bucal, se lo beben antes de la prueba. Que eso además les hace dar positivo en alcohol porque lleva alcohol (como muchos enjuagues bucales) pero que luego ya no dan porque no es casi cantidad, y que aseguran que les funciona: vamos, que no quieren otro. Ese, que vale 15 euros.

Yo creo que es por lo de que vale 15 euros y no por otra razón.

Y me cuenta que entre sus clientes tienes policías nacionales, guardias civiles y locales, que compran desde semillas para sus cultivos de marihuana a -y en especial- sustancias y artilugios para pasar los drogotest que les hacen en sus trabajos. Y la reina es una combinación de carbohidratos que mezclas con agua y te bebes antes de hacer la prueba. Y que ese lo compra la policía para sus propios test internos y no dar positivo. Comentamos que no me creo que dicho producto evite un positivo en orina (que es su función) porque no es posible.

Y entonces me deja de cuadros con lo último que le habían ofrecido para burlar test de drogas: una polla de plástico con un reservorio y orina artificial.




Yo conozco gente que ha pasado test de drogas de las formas más ocurrentes, pero siempre consistían en que tu orina no se analizase. He visto hacer trucos como el de la bolsa y el catéter, que es el que sirve, pero lo jodido es encontrar una orina que no dé positivo hoy en día.

Sin embargo hay todo un mercado de productos más o menos placebo para que la gente se sienta más segura a la hora de violar la ley con las drogas. Y todos ellos, legales.

Aprovecho para saludar a los dos agentes que estuvieron dentro de la furgoneta conmigo, con los que me lo pasé teta. Me reí mucho y aprendí algunas cosas: eran currantes que sabían lo estúpido que estaban haciendo pero que no podían hacer otra cosa. Al jefe, le deseo una pronta retirada de servicio: no creo que su trabajo -y los motivos con los que elige a sus víctimas para completar el cupo- aporten nada decente a esta sociedad.

Saqué una foto del careto del jefe -que encima era el más joven- y para qué mentir: tenía cara de hijoputa. Estilo tipejo 'Airbag'.



Eso es lo que hay.

Symp.

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PS: Dejo un vídeo que han grabado unos colegas, explicando la situación a su manera...
Qué grande el puto picoleto hijo de perra.... perrassss..... ;)