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miércoles, 19 de diciembre de 2007

La mosca mágica: el 2C-B y su 2C-B-FLY

El reverenciado abuelo Shulgin (cuesta llamarle abuelo viéndole y pensando que aun le queda tiempo para llegar a los 102 años que el día 11 de Enero cumplirá Albert Hofmann con envidiable salud) creó en 1974 una maravillosa molécula a la que bautizo como 2C-B.
Estaba jugando con las fenetilaminas de 2 carbonos en la cadena, de ahí el 2, y esta llevaba un átomo de Bromo en la 4ª posición del anillo benzénico, de ahí la B.
Algo se ha contando ya en este blog al respecto de esa sustancia, como por ejemplo su especial suavidad en dosis bajas, y su curiosa capacidad para no enturbiar el aspecto sexual del varón como hacen otros enteógenos.

Eso, su aspecto benigno y su potencial para lo sexual han sido lo que le dieron fama, y el resto ya se encargo la prohibición de hacerlo.
Pero quede como dato curioso, que esa 2C-B, que había salido del laboratorio de un químico en los USA, es tal vez el primer compuesto que se ha usado por chamanes tradicionales de forma habitual en sustitución de sus plantas de poder.
En Sudáfrica, se le dio el nombre de Ubulawu Nomathotholo, que significa algo así como "medicina con la que nuestros ancestros nos cantan".

Los sangomas sudafricanos, que por el cambio en los modos de vida se habían trasladado a la gran ciudad, habían perdido el recurso de usar las plantas que conocían para curar, para meditar, para ayudar a sus enfermos. Y una empresa, antes de la prohibición, sacó al mercado esa sustancia con ese nombre, y esos chamanes que no tenían recursos, empezaron a usarla masivamente para ayudar a los que a ellos acudían en busca de consuelo físico o espiritual.

Evidentemente, y ya que los enteógenos no son una película de cine en la que todo el mundo ve lo mismo, ellos veían animales que les hablaban, y a sus deidades que les comunicaban cosas.
Ellos veían lo que correspondía a su bagaje cultural y forma de estructurar la visión del mundo.

No todo podía ser perfecto. Llego la prohibición, y debido a la demanda, posiblemente Sudáfrica sea uno de los países con mas Nexus o 2C-B en el mercado negro. Pero ahora ya de forma ilegal, y con los riesgos de adulteración y contacto con mafias y entorno criminalizado para poder obtenerlo.

Volvemos a la 2C-B y a su mosca.
Muchas drogas han sido creadas solo por químicos, como ejercicio digamos de tipo gimnástico.
A veces ha quedado descrita su síntesis, y algunas veces se las ha enviado a ser evaluadas con animales (como paso con la MDA o la MDMA).
La 2C-B fue testada con humanos deseosos de hacerlo.
Y para el resto valió la estúpida prohibición de la D.E.A. (Dando Estupendamente por el Ano), pasando de ser algo de pocos, a ser algo de muchos que tal vez algunos no deberían tocar.

Ya entonces algunos habían comenzado a atisbar que en matraz del químico había infinitas posibilidades, más desde luego que en la naturaleza con su limitado campo.
Aquí, el límite está en la imaginación y la pericia.

Otro señor, físicamente parecido a Shulgin, llamado David E. Nichols, llevaba un tiempo trabajando con nuevas moléculas, que nunca habían sido probadas en humanos, pero si en animales bajo el paradigma de la comparación con la LSD. Desde lisérgicos compuestos de potencias superiores a la propia LSD, a nuevos núcleos que imitaban caprichosas formas pero que tenían en común la activación de ciertos receptores serotoninérgicos.

Y aunque no fue una síntesis suya, si no me equivoco, la nueva creación salió de su laboratorio y de su grupo de trabajo. El 2C-B-FLY, llamado así por su parecido con una mosca, al tener dos anillos heterocíclicos con un oxígeno cada uno, pegados al esqueleto original de la 2C-B.
Ojo, existen muchas variaciones de esta misma nueva familia de triple anillo, que incluso para los habituados a estas cuestiones resultan difíciles de comprender.
Por ejemplo, existe la 2C-B-FLY, y también la 2C-B-DragonFLY, o la Bromo-DragonFLY (Libélula, que lleva a su vez un tercer carbón que lo convierte en anfetamina), y la diferencia, es que existe un doble enlace en los grupos heterocíclicos (cuando el nombre lleva el grupo "Dragon"), pero eso hace que no sea la misma molécula y que sus diferencias puedan ser abismales.

Existen poquísimos informes de su uso en humanos. Incuso páginas como Erowid, apenas cuentan con información sobre ellos. Y de hecho, no hay un claro consenso en cuanto a la dosis a usar en el caso del Br-Dragon-FLY, en el que según la partida que había en el mercado, la dosis era de entre 100 microgramos y 800 microgramos (millonésimas de gramo), o de 500 a 1600 microgramos, con una duración de sus efectos de entre 12 y 24 horas, con un tiempo de "recuperación mental" de unas 36 horas.
Como veis hablamos de usar entre 2 y 5 veces más según una partida de la sustancia u otra.
Y eso con una sustancia que apenas ha sido probada en humanos.

Esa sustancia ya está en el mercado.
Ahora mismo se pueden comprar 50 miligramos de Br-Dragon-FLY por 250 dólares, que son 174 euros. ¿Caro? Ridículo. 50 miligramos serían entre 500 y 100 dosis, así que cada una sale entre 1'7 euros y 40 céntimos (y hablamos de forma legal).
Pero ésta es una de los pesos pesados de la enteogenia, por suerte, y la gente en general huye de estas sustancias de potencia descomunal.

Volviendo a la más suave 2C-B-FLY, esta sustancia cuyo margen de uso es más sencillo ya que la dosis mínima empieza a los 10 miligramos y sus efectos son muchísimo más suaves que los de sus otros primos, contó con un apoyo imprevisto hace años que aún perdura en la memoria colectiva.
La investigadora y terapeuta Ann Shulgin (la exposa de Shulgin, Shasha) comentó en una ocasión que a ella le había resultado una sustancia deliciosa, y con un potencial erótico tremendo.
Eso, en boca de esa persona, y sumado a la sugestión pseudo-química que produce que sea una variación compleja de la prohibida 2C-B, ha hecho que sea una sustancia muy buscada en determinados círculos.
Sin embargo, los informes que hay sobre su uso, hablan de que es una sustancia suave, e incluso que no es muy interesante.

La propia Ann Shulgin comentaba hace unos meses el efecto que causaron sus palabras sobre la 2C-B-FLY, y haciendo hincapié en la importancia que tiene la individualidad en este terreno, contando como por ejemplo para ella era algo estupendo, pero para otros no merecía la pena.
Y eso en boca de la mujer que posiblemente más drogas enteógenas ha probado.
Como ejemplo también citaba sus experiencias con ayahuasca, en las que siendo una sustancia increiblemente prometedora y usada por miles de personas en diferentes contextos legales, y que en nuestro país cuenta con grandes defensores como el psicólogo Manuel Villaescusa o el farmacólogo Jordi Riba, a ella y a su marido es una sustancia que nunca les ha sentado bien, y que incluso narra como bajo los efectos de la misma, escucho en dos ocasiones una voz que le "decía" que no volviera a acercarse a ella... Y eso tratándose de un enteógeno, es para tomarlo en serio.

Pues también en breve va a haber 2C-B-FLY en el mercado. Hay que tener siempre en cuenta que estamos tratando con research chemicals, y que eso implica asumir unos riesgos por su uso nada despreciables, en los que actuamos como auténticos conejillos de indias.
Se puede comprar ya al precio de 500 miligramos por 525 dólares, que son 365 euros.
Eso 50 dosis mínimas, que saldría cada una por unos 7 euros y poco.
En este caso no, pero en el caso de la Bromo-Dragon-FLY, valdría con respirar cerca de la sustancia para tomar una dosis más que efectiva. Cuidado, que esto NO ES UN JUEGO.

Son delicadezas que la gente que ha probado muchas sustancias, tiene ganas de probar, como si fuera una peregrinación buscando, en palabras ajenas, "esa droga que tal vez no exista", y que sea la que a ellos les hace sentir mejor, o les resulta más útil para sus propósitos.

Realmente lo que se nos viene encima es algo que no alcanzamos a imaginar en el ámbito de la química cerebral. Se calcula que las sustancias disponibles, incluidos los research chemicals, se van a multiplicar por 10 en pocos años. Shulgin está escribiendo su tercera gran obra, que será un index al estilo Pihkal con más de 800 sustancias y sus rutas de síntesis.

Y aún con ese Index mágico de la enteogenia, seguirán abriéndose nuevos campos con otras moléculas según se vaya avanzando en el conocimiento de la química cerebral.¿Vamos a seguir manteniendo una prohibición estúpida que cuesta millones de euros a cada estado para intentar detener la lluvia que la propia prohibición ha provocado?¿O por fin vamos a poner las sustancias en manos de quien deben estar, como médicos, terapeutas, farmacólogos, y adultos con libre capacidad de elección que no sean criminalizados por las opciones que elijan para su mente?

Alguien tenía la mosca detrás de la oreja... ahora la tienen todos delante de las narices, y con esa cara de bobos que gastan, boquiabiertos, acabará metiéndoseles en la boca.

P.S: Parecen iguales... ? Encuentre las dos diferencias. Para ver más variaciones, WIKIPEDIA.

P.P.S: LA FAMILIA xC-B Y LA FLY AL COMPLETO, IMPRESCINDIBLE IMAGEN (que por tamaño no puedo incluir). Pincha arriba y llévatela a casa, por Navidá.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Aportando soluciones. El Dr. John Marks y el modelo inglés.

El Reino Unido, a pesar de ser una parte básica de la Europa de nuestro días, y el más cercano aliado que tienen los USA en este lado del charco, es un pueblo que presume de las características que su insularidad les ha dado.

Y ciertamente en algunos aspectos esto es así, y mantienen en ciertas costumbres del derecho amplias diferencias con el resto de los países más cercanos. Por ejemplo, sus habitantes no están obligados a portar ningún documento que acredite su identidad -y están orgullosos de ello, reaccionando con fuerza cuando ese derecho se pone en duda- y sus jueces no son simples interpretes de la ley que los legisladores hacen y que en ocasiones, aplicada en su forma mas extrema lleva a grandes injusticias -Summum Ius summa iniuria- , sino que tienen un margen de actuación muy superior al de los jueces de cualquier otro lugar europeo.

Esto también se aplica a su sistema de salud pública, en el que las prohibiciones absolutas que pesan sobre algunos fármacos en prácticamente todas las partes del mundo, ellos las han colocado donde han querido, y han podido seguir trabajando con ellos.
Uno de los mejores ejemplos sería el uso de la heroína que hacen los ingleses.
Se receta de la misma forma que se receta la morfina, atendiendo a razones médicas exclusivamente, como por ejemplo que siendo igual o más analgésica que la morfina, es menos depresora del sistema respiratorio y menos molesta en efectos secundarios estomacales.
Pensar que en un país civilizado le dan heroína a los neonatos, ya que facilita el control de su respiración cuando tiene que ser asistida, puede ser algo inconcebible para nosotros que hemos encumbrado a esa sustancia como el cenit del peligro, la adicción y la degradación física y moral, tanto que algunas personas (de los mal llamados intelectuales) se atreven a decir públicamente que la heroína es una sustancia mala "per se".
Tiene una maldad intrínseca que debe residir en la disposición de sus átomos. Claro que a los pacientes de todo tipo que en UK les recetan heroína, la sustancia tiene otro nombre: dia-morfina, de su forma química "diacetil-morfina", y la reciben pura.
El mal en forma de molécula.
Algo tan jodidamente difícil de comprender como cuando en la Edad Media, los compositores debían evitar a toda costa usar el tritono, que es un acorde con la 4ª aumentada o 5ª disminuida, ya que eso era "el diablo en la música" y la iglesia sostenía que Lucifer se colaba en la música a través de esa puerta. Por suerte, los aires de la fusión de estilos y la experimentación armónica llegaron una vez difunta la Santa Inquisición.
Imagínese lo horrible de ser juzgado, torturado, y terminar confesando que el diablo le había comprado con inmensos parabienes con el objetivo de que compusiera una pieza en la que poder colarse... para acabar en la hoguera, purificándose a 700 grados.

Volviendo a lo que planteaba, hoy voy a tratar de echar un vistazo a una de las soluciones, que tal vez sea la más urgente si lo que se pretenden es salvaguardar la salud del consumidor/ciudadano y que es la cara más llamativa y marginal del mundo de la droga, tal vez porque sus efectos (los de la prohibición y el monopolio de ciertas sustancias en manos de las mafias) tocan, a veces de lleno, a personas que no han elegido tener ninguna relación con este mundo.

Es el caso de los adictos, independientemente de la razón que les haya conducido a esa situación. El caso de las personas que necesitan desesperadamente una determinada dosis de una sustancia cuyo precio en el mercado es artificialmente sobrevalorado, y eso les hace delinquir para poder conseguir el dinero necesario para sobrellevar su adicción, junto con problemas legales, sociales y sanitarios de primer orden.

Actualmente en nuestro país y en la mayoría de los occidentales, para estas personas existen programas que en el mejor de los casos les dan un sustituto para mantenerse. Y en otros, lo único que les dan es un "tratamiento" orientado a que dejen de consumir.
En el caso del sustituto, que suele ser la metadona para los adictos a la heroína, no se hace por razones médicas, ni de seguridad, ni de preferencia o éxito en el paciente.
Se elige ese fármaco a pesar de ser más peligroso y dañino que la heroína, básicamente porque no es heroína. ¿Cómo vamos a salvar a un bebedor dándole su bebida? Esa sería la lógica que podrían esgrimir en este caso.
El gran público queda convencido. Desde la administración Nixon y de la mano de Avram Goldstein, la metadona fue promocionada como droga "contra-revolucionaria" y cura para la heroína, casi como cuando se quiso curar el morfinismo con heroína un siglo antes, hasta que vieron que sólo conseguían cambiar una sustancia por otra.
La gente cree que se les está tratando con un medicamento especifico que curará su mal.

Pero la realidad es que la metadona es una sustancia con efectos muy similares a los de la heroína, de mucha mayor duración, mayor potencia y que resulta tóxica a largo plazo. Están cambiando una heroína por otra, mas dañina, y que no consigue que los consumidores acepten el cambio totalmente, sino que lo incorporan a su repertorio como un mal menor.
Y la ausencia de la euforia que la heroína les proporcionaba, la suplen con más heroína o con cocaína. Resultado: apenas funciona en un pequeñísimo porcentaje de personas y de forma cíclica salen y entran de estos tratamientos.

En España se ha llevado a cabo, a nivel de estudio, el probar con un pequeño grupo de heroinómanos que habían fracasado en todo tipo de terapias, a darles heroína para su consumo. Si bien se ha vendido como algo nuevo, y en España lo es, es sólo un pequeño intento de abrir otras vías ya conocidas, ante el perpetuo fracaso de los actuales tratamientos.

En el Reino Unido, hasta 1967, los médicos recetaban heroína sin problema a los pacientes heroinómanos. Un cambio en la política del gobierno, liberal y de izquierdas, de la mano de los USA, les llevó a dejar en desuso este tipo de práctica.
Aún así, y en contra de lo que pasa en los USA donde un médico puede perder su licencia si lo que receta a un paciente no es del gusto de las autoridades federales y en ocasiones son tratados y amenazados como narcotraficantes por la DEA, en UK el estado no tiene derecho a inmiscuirse en la relación entre un médico y sus pacientes y lo que este les recete.

Widnes es un suburbio marginal de Liverpool, en el que los indices de consumo de drogas y de delincuencia relacionada con la misma eran bastante altos.
Un médico, el Dr. John Marks, que era un psiquiatra de la Chapel Street Clinic, en vista de los fracasos continuos de los planes de mantenimiento con metadona o de los planes de abstinencia de drogas, apostó por retirar del mercado negro a todo aquel que quisiera.
¿Cómo? En esa clínica, gratuita, decidió darle lo que la farmacopea inglesa le permitía a sus pacientes, y le dio heroína al heroinómano, cocaína al cocainómano, y anfetaminas al adicto a las mismas. Todo ello puro y sacado de la farmacia, gratis para el consumidor, y no engañándole con sucedáneos que no satisfacían sus ansías de consumo.

Mientras que en el resto del mundo, los programas de mantenimiento con metadona son percibidos como un tratamiento a pesar de ser simplemente una perpetuación del problema con una sustancia más dañina para el individuo, aquí se hacía lo mismo, se les mantenía en el consumo pero con la sustancia deseada, menos dañina que el sucedáneo y además dejaba a los vendedores y traficantes fuera de juego.
¿Por qué iba alguien a arriesgar su vida, salud o estatus legal para conseguir algo que le daban gratis y con total pureza?

Este trabajo del Dr. John Marks comenzó en 1985 y en 5 años, sus resultados ya eran espectaculares. En esos 5 años, el número de robos en la zona se redujo en un 96%, los nuevos casos de adicción se redujeron en un 92% y la incidencia del SIDA como consecuencia pareja al consumo de drogas con jeringuillas compartidas, simplemente desapareció: un 100%.
No sólo eso, sino que la terrible sustancia, la heroína, dejo de matar. No hubo ningún muerto por sobredosis, ni por adulteración.

Alguien debería haber pensado: "¡Bien! Al fin hemos dado con la fórmula para proteger la salud de nuestros ciudadanos". Y a partir de ahí, extender ese modelo a todos los lugares donde fuera necesario.

Pero no fue así.

Un sensacionalista programa de una televisión inglesa hizo un reportaje sobre la clínica y lo presentó como una forma de pasarse por el arco del triunfo la política de tolerancia cero frente a las drogas que la ministra Thatcher había impuesto.
Como no tenían potestad para intervenir en la clínica y sus métodos, atacaron a su sustento, de manera que cortaron sus fondos. Alegaron que el mantenimiento de un año con heroína para la clínica y todos sus pacientes, costaba 10.000 libras anuales (unos 12.000 euros, más o menos lo que un coche barato) y que con metadona costaba sólo 600 euros.

Nadie dijo entonces que esto era así, porque sólo había una empresa legalmente autorizada a fabricar heroína en el Reino Unido, y que con ese monopolio fijaba los precios que le venían en gana, cuando realmente el coste de producción de la heroína viene a ser el mismo que el de la codeína de los jarabes o las pastillas para la tos: un precio ridículamente bajo.

La clínica se vio forzada a ir cerrando su programa a partir de 1990, aunque lo alargó como pudo hasta 1995, cuando finalmente terminó.
Hubo otro documental, con un enfoque mucho menos sensacionalista y que se dedicaba a estudiar los datos y las conclusiones de ese método, y causó tanto malestar en las autoridades de los USA que llegaron a ejercer presión por la vía diplomática para que los hallazgos del doctor Marks no salieran a la luz.

Como dice un observador inglés con cierta vergüenza, el Reino Unido hizo una vez más lo que los USA y la DEA le ordenaron que hiciera, dándole la puntilla al programa del doctor Marks, y a unos 450 pacientes que habían normalizado su vida, se habían reincorporado al mercado laboral, volvían a disfrutar de sus familias, y su necesidad por un fármaco en concreto ya no suponía más una condena de destierro de lo socialmente admitido, haciendo de ellos ciudadanos de primera clase en lugar de enfermos sujetos a los peligros de un mercado en manos de la mafias.

Paradójicamente, se llevaba pidiendo durante bastante tiempo un estudio que evaluase los resultados de los diferentes centros de tratamiento de adicciones, y en especial los de metadona. Ese estudio fue aprobado, con la irónica fecha de inicio del 1 de abril de 1990, que era el día en que inicialmente la clínica del doctor Marks dejaría de funcionar.
De esa forma, los resultados, espectaculares y abrumadores de este lugar, no dejarían en ridículo los pobres resultados del mantenimiento con metadona, las recaídas y la perpetuación del rol de enfermo que son los menos dañinos efectos de estos programas.

He planteado esto como una, sólo una, de las muchas soluciones que habría con los años (cuanto antes mejor, si se trata de la vida de personas) que ir adoptando en todos los lugares que sufran de este mal. Si tratar a casi 500 adictos a la heroína, pagada a una empresa que ejerce un monopolio y fija los precios a su gusto, cuesta menos que el coche que tendría un trabajador de esa clínica, no existen razones económicas para no hacerlo, y sí cientos de razones humanas y médicas para hacerlo. Cualquier enfermo de diálisis le cuesta al estado más dinero que toda la heroína para un año de esas 500 personas.

Evidentemente, este planteamiento está pensado nada más para los que ya son adictos, pero fueron claras las repercusiones en cuanto a la aparición de nuevos adictos: un 92% menos.
Siempre habrá alguien que pueda conseguir un poco de cocaína, heroína o anfetamina, pero si en algún momento el consumo de alguna persona pasase a ser de esporádico a crónico, esta persona pasaría a las manos de un programa semejante, dejando de ser una fuente de ingresos para las mafias y alejándose de todo entorno criminalizante.

Casi se podría pensar que ante esta situación, se daría la paradoja de que fueran las propias mafias las que tendrían que hacer campañas en favor de un consumo esporádico, moderado y ocasional, de forma que esos clientes que por falta de uso no accediesen a estos planes, pudieran seguir siendo una fuente de ingresos... ¿o alguien pagaría por algo que puede tener gratis y mejor?

Por supuesto, en los años que duró el tratamiento del doctor Marks, los camellos de esas drogas, buscaron otros lugares donde poder hacer negocio, y en el momento en que terminó, volvieron a satisfacer la demanda de esas 500 personas que durante 5 años habían atisbado lo que era una vida normal gracias a un programa médico hecho con la cabeza.

¿Hasta donde nos dicen la verdad cuando hablan de preservar la salud pública?

El próximo día traduciré un texto del propio Dr. John Marks que plantea los graves obstáculos que se anteponen a esta idea, y a la libertad del individuo.

viernes, 16 de marzo de 2007

De falsas amistades y otros parásitos

Esta entrada es en cierta manera la continuación de la anterior, en la que narraba como la inspiración llego a la mente de un genio por el camino menos esperado.
Hoy toca contar algo sobre sus trabajos, sus relaciones y el castigo recibido por haber hecho algo, que no estaba dentro de lo correcto para la ideología de sus antiguos "amigos": negarse a restringir el conocimiento y la información.

Sasha, que es el apodo cariñoso por el que llaman sus amigos a Alexander Shulgin, tras sus años de estudios en diversos campos, acabó por trabajar para la Dow Chemical Company principalmente, aunque siempre siguió en contacto de una u otra forma con la universidad.

A la Dow Chemical Company, le hizo un "regalo": el mexacarbato.
Era el primer pesticida biodegradable sintético del mundo. Como es de suponer, además del increíble potencial medioambiental que ese hecho brindaba, ese producto supuso una gran entrada de beneficios para la Dow Chemical.
Era un excelente producto y toda una mina de oro.

Aunque Sasha ya había tenido su experiencia con mescalina, las posibilidades para investigar y trabajar con estas sustancias eran muy limitadas. Pero la Dow Chemical le premió dándole libertad de investigación. Eso era el equivalente a darle un laboratorio y a ser pagado por hacer lo que más le gustaba: investigar con nuevas sustancias y crear.

De esos años, en los que la opinión pública estaba siendo ya polarizada ante la existencia de esa nueva familia de sustancias que no eran narcóticos ni estimulantes, sino fármacos que permitían ampliar las barreras habituales de la percepción y el pensamiento -con la LSD a la cabeza-, Sasha sacó grandes provechos para su trabajo.

Partiendo de la molécula de la mescalina, inició sus investigaciones. Buscó otros compuestos familiares que ya hubieran sido sintetizados, ensayó otros nuevos, y creó en el año 63 a su particular "hijo problemático": el DOM o STP.

Esas siglas, DOM, son la abreviatura de 2,5-dimetoxi-4-metilanfetamina. Y el nombre que recibió su creación en la jerga de la calle, STP (otra abreviatura), tiene según que fuentes se consulten, diferentes orígenes. Para algunos la palabra STP viene de Serenity-Tranquility-Peace (Serenidad, tranquilidad y paz) o de Super-Terrorific-Psychedelic (Psiquedélico Superterrorífico) por su potencial y los efectos de la sustancia. Según otros el origen es Stop-The-Police (algo así como "Alto! La policía!" o "Parad a la policía"). La verdad es que esto no tiene mucha relevancia y la cosa no está clara, simplemente los químicos clandestinos y los traficantes necesitaban una "marca" para el nuevo producto, y escogieron esa.

Para Sasha, fue el gran descubrimiento. Una anfetamina que copiaba en parte la estructura de la mescalina con un cambio en el 4º carbono del anillo de benceno, y que resultó ser de una potencia estruendosa y una duración mayor a la de otros enteógenos conocidos. Su rango de dosificación oscila entre los 3 y los 10 miligramos para una experiencia de entre 14 y 20 horas de duración, aunque con menos de 3 miligramos ya resulta activa.
La posición del 4º carbono fue el gran descubrimiento en cuanto a bioquímica y metabolismo, y la otra de sus grandes creaciones también se basa en él, la conocida 2C-B -también llamada Nexus, Bromomescalina o Erox- y toda su familia de semejantes químicos.

Por primera vez, una sustancia creada por él, irrumpía poco después en las calles. No se sabe si porque copiaron su patente, o porque se hicieron con la idea en una seminario que Sasha dio en la universidad John Hopkins. Tal vez porque otro químico había seguido el mismo razonamiento, aunque parece improbable.
Lo grave es que esta sustancia, cuya dosificación era muy baja comparada con otras drogas similares, tenía un tiempo de subida muy largo. Podían pasar hasta 3 ó más horas sin que diera señales de su actividad.
Al mercado clandestino llego en pastillas que contenían hasta 20 miligramos.
Si 4 ó 5 miligramos eran suficientes para producir una experiencia colosal, de larguísima duración, 20 miligramos era sin duda una cantidad salvajemente desmedida.
Eso ocasionó que muchos usuarios de drogas, que estaban acostumbrados al rápido efecto de drogas como la LSD o la psilocibina de los hongos psilocibe, tomasen sobredosis de DOM, pensando que tras pasar dos horas sin efectos, les habían vendido algo de poca potencia o que la cantidad era insuficiente (ventajas del mercado negro y la guerra contra las drogas...).
Eso llenó las salas de urgencias de los hospitales de personas aterrorizadas en experiencias que sobrepasaban a todas luces lo que podían esperar, y en manos de médicos que no sabían a que se enfrentaban, y que pensaron en un principio que era alguna sustancia de la familia de la escopolamina (alucinógenos en sentido estricto).

No fue la única molécula con ese potencial. Luego vinieron otras que superaban en potencia por unidad de peso y en duración a ésta, siendo la más potente de este grupo la DOI, que tiene un átomo de Yodo en su 4º carbono, y el margen de dosificación está entre 1 y 3 miligramos, que provocan una experiencia de entre 18 y 30 horas de duración.

Años después, Sasha tuvo su mágico encuentro con la MDMA, a la que apadrinó, y más tarde, en 1974 creó la ya mencionada 2C-B.

Pero volviendo al inicio y sentido de esta entrada, Sasha tras esos años se había convertido ya en un referente para el mundo químico y en especial para el de las drogas enteógenas.
Durante el tiempo que las restricciones legales no impedían investigar como actualmente ocurre con esas sustancias, o incluso con sustancias que aún no han sido creadas pero pueden ser parecidas (con lo que eso conlleva), Sasha dispuso de su laboratorio en Dow Chemical, o de otros en universidades.

Pero el tiempo hizo que conociera a un jefe local de la DEA, la organización usana que decide lo que es malo y lo que es bueno en el mundo de los fármacos y los vegetales. La buena relación con este, sumado a que colaboró con esta organización facilitándole muestras de diferentes sustancias que él sintetizaba a petición de ellos, hizo que le concedieran una licencia de investigación del máximo grado, con la cual podía investigar y trabajar con cualquier compuesto, prohibido o no, así como sintetizar aquello que se le antojara.

Esa relación en la que Shulgin llegó incluso a escribir en el año 88 el manual que sería el libro de cabecera de los agentes de la DEA en materia de sustancias -un magnífico trabajo llamado "Controlled Substances: A Chemical and Legal Guide to Federal Drugs Laws"- o a participar en juicios como perito químico para la DEA, se truncó de la forma más inesperada, en la que posiblemente Sasha había pecado de ingenuidad.

En su casita, Sasha tiene un cobertizo donde trabaja con estas sustancias. No las vende, no hace negocio con ellas. Solamente investiga, sintetiza, estudia, crea.
Pero en el año 1991, Sasha y su segunda y actual esposa, Ann, publicaron un libro único hasta el momento en el mundo.
Era "Pihkal". Un compendio en el que, de forma novelada para evitar problemas, contaba su vida y sus experiencias con las sustancias, su pensamiento -claramente liberal frente al del gobierno-, y además la mitad del libro contenía información exacta sobre como sintetizar, los efectos, las dosis y otros comentarios, referentes a 179 feniletilaminas psicoactivas.
Entre ellas, la MDMA, la 2C-B, la DOM... y otras muchas.

La mayoría de las rutas de síntesis que él publica en ese momento, ya estaban descritas en la bibliografía existente, y las otras eran conocidas o iban a ser publicadas en breve en las revistas especializadas.
Shulgin ponía a disposición del mundo todo su conocimiento en el área de una familia química de sustancias, dándonos junto con ello el relato de su vida e información de incalculable valor para campos como la química, psicología, psicoterapia, farmacología y filosofía también.

La DEA, aquellos que habían sido sus "amigos", y el gobierno usano que encabeza la guerra contra las drogas (y contra todo lo que se mueva), no podían permitir semejante afrenta.
¡Poner ese conocimiento a disposición del resto de seres humanos!

La reacción no tardó mucho en llegar.
Menos de tres años después, la DEA sin previo aviso, se presentaba en su casa para una inspección (ya que tenía esa licencia mágica que permitía a ese hombre avanzar en el conocimiento para todos). Pero esta inspección no fue como las otras dos anteriores que había ya pasado.
Fueron buscando la forma de castigarle, y hombres vestidos con trajes de seguridad, como los de los equipos de guerra nuclear-bacteriológica-química arrasaron aquel lugar en busca de algo que poder usar como prueba contra él. Tomando muestras de todo, y destrozando las plantas y cactus que Sasha cultivaba en su jardín, algunos peyotes que tardan mas de una década en crecer, y que gracias a su licencia podía poseer tranquilamente.

Finalmente lo encontraron.
Ya que la licencia que Sasha tenía le autorizaba a poseer cualquier tipo de sustancia, él realizaba pruebas sobre diferentes muestras de drogas que le enviaban.
Había normas que habían cambiado en esos dos años, se había endurecido más aún la política sobre esas cosas. Y aunque tenía en su casa varios gramos de drogas que eran ilegales, material que en los USA se considera probatorio del consumo de drogas (como poseer una jeringuilla), y otras cosas más que evidentes en el laboratorio de un genio de la química, fueron esas muestras que le enviaban anónimamente las que le costaron el disgusto.

Según las nuevas normas, él no tenía derecho a analizar muestras de drogas que le enviasen otras personas. Para eso, hacía falta una licencia simplemente diferente.
Así que mientras algunos agentes de la DEA arrasaban con su laboratorio intentando encontrar pruebas de un mal uso de su licencia, otros se acercaban a él para pedirle si les hacía el honor de firmarles en sus libros sobre sustancias, el mismo que él había escrito y que la DEA aún usa.

Finalmente fue llevado a juicio y condenado a pagar 25.000 dólares, que era el máximo posible por la falta que había cometido. Pero eso no era suficiente.
También, naturalmente, le retiraron la licencia que le permitía investigar sin limitaciones sobre la química de esas sustancias. La argumentación que se dio, por parte el agente que había encabezado el registro, es que al día siguiente de hacerlo se había sentido mal, decía haberse encontrado intoxicado e indispuesto. Y aunque Shulgin facilitaba a la DEA mucho del material que necesitaban para diversas cuestiones, la falta de un ventilador de suficiente potencia (al gusto de estos señores) en el laboratorio, lo convertía en un peligro para la salud.
Daba igual que ninguna de las otras personas que entraron y respiraron en aquel lugar, o que ni Sasha ni Ann, ni nadie más se hubiera sentido indispuesto, ni ese día ni al día siguiente.

La multa era de menos de 4 millones de pesetas, pero curiosamente y para ser un genio único en su campo, era prácticamente el total de sus ahorros.
Alguien que podría haber tenido millones si hubiera dedicado un par de semanas de trabajo a alguna actividad ilegal, y que había sido quien había formado en varios campos a esa propia organización, apenas podía pagar la multa, que de no ser pagada le llevaría a la cárcel.

El mundo cercano (en el corazón) a este mundillo de las sustancias, se movilizó inmediatamente. Sabían que de nada valía protestar, pero que por una vez podían ayudar a la persona que había sido clave para que muchos conocieran la MDMA, o para que otros hayamos podido probar las creaciones químicas que él ingenió.
Así que es comunidad se movilizó y reunió el dinero de la multa rápidamente, de forma que los Shulgin no tuvieran que perder el poco dinero que tenían, por el antojo egoísta y dogmático de aquellos que no comparten la misma visión de ciertas cuestiones.

Cuenta la mujer de Sasha, la terapeuta Ann Shulgin, que desde ese día no ha vuelto a trabajar con la sensación de estar en absoluta libertad.
Pero eso no les amedrentó, sino que sirvió de animo para que en el año 1997, publicasen "Tihkal", un libro exactamente igual a "Pihkal", pero dedicado a la familia de las triptaminas, como la LSD, la DMT o la psilocibina, con las rutas de síntesis de 55 compuestos.

Actualmente los Shulgin trabajan en un nuevo libro, que será una especie de gran enciclopedia sobre las sustancias psicoactivas.
Entre otras cosas.