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miércoles, 30 de abril de 2008

Muere Albert Hofmann

El químico suizo, padre de la LSD y de otros compuestos de muy diversa clase, como la psilocibina o la reserpina, ha fallecido ayer a la edad de 102 años en su casa, a las 9 de la mañana, víctima de un ataque al corazón.

La persona que con sus ojos y sus manos, abrió los ojos y las manos de muchas, muchísimas personas, y aún hoy día eso sigue siendo así, nos ha dejado... con una importante tarea por delante.

Tras sobrevivir a su esposa, a su hermano y a varios hijos, al final ha tomado el último viaje.
Y el mundo algún día tendrá que sentir la vergüenza de no haber reconocido la valía de semejante ser y sus aportaciones. Ya no el premio Nobel, lo que el brindó a la humanidad no tiene precio ni pago posible... excepto la gratitud de millones de personas.

Que cada cual le rinda su personal tributo, los que fueron agraciados por su hijo problemático.
Yo ya lo hago y ya lo haré. E intentaré recoger lo que los medios publiquen, y actualizar esta entrada.

De momento, copio unas letras de Rick Doblin, presidente de M.A.P.S.:

"Albert murió a las 9 de la mañana según la hora en Basilea de un infarto de miocardio, rápido y relativamente indoloro. Dos cuidadores estaban con él en ese momento. Las únicas personas a las que se les dijo eran las gentes de Burg, el pueblo donde residía, y Peter y los otros están sorprendidos de como la noticia de su muerte ha viajado tan rápidamente. Es la era de internet...

Albert había estado pensando de forma creciente en la muerte en estos últimos meses. Había dejado de salir de casa, donde decía que podía sentir el espíritu de Anita, su mujer, que murió el 20 de Diciembre del pasado año. No asistió al Foro Psiquedélico Mundial hace un mes, pero atendió a algunos visitantes en su casa. Hablamos por teléfono el día siguiente a la conferencia en Basilea y se sentía feliz y lleno. Había visto la renovación de la LSD en psicoterapia e investigación con sus propios ojos, como lo hizo Anita. Le dije que deseaba comentar los resultados del estudio con él dentro de un año y medio, y él se río y dijo que trataría de ayudar con la investigación donde quiera que estuviese, tanto desde este lado, como desde "el otro lado".

Ahora recae más sobre las generaciones jóvenes conseguir la transformación de la LSD en una medicina de uso legal, y más allá como herramienta para el crecimiento personal disponible para todos.

Rick"

GRACIAS DOCTOR HOFMANN!!

sábado, 5 de abril de 2008

El adrenocromo, adrenalina rosa. Droga vaporware.

Hace unos días, uno de los lectores mencionaba el adrenocromo en un comentario del anterior post, haciendo referencia a una escena de "Miedo y Asco en Las Vegas".
Es una buena película, divertida, dada a mostrar un lado un tanto irreal y grotesco de las situaciones y efectos producidos por las drogas (cuyos protagonistas consumen como lacasitos).

Esa película, vista por alguien que no sea un drogófilo, le servirá para pasar una buena tarde, pero en manos de cualquier buscador de sensaciones químicas puede tener dos efectos. Uno es que se ría, disfrute con las alusiones y comparaciones que se hacen, con la representación de las sensaciones inducidas por psicoactivos, y no mucho más. El otro es que además de todo eso, surja una curiosidad por poder probar todo lo que en la película se menciona... y entre todas las drogas, el surrealista adrenocromo.

La escena en sí es bastante buena, una hipérbole audiovisual que logra captar la atención y quedar en el recuerdo de todos los que han visto la película. El compuesto es mencionado en el libro original de Hunter S. Thompson, y se mantiene en su versión cinematográfica.
Y parece ser que Thompson cogió la idea de alguna de las referencias que en aquella época había a la sustancia, que se la consideraba una de las bases para la explicación bioquímica de la psicosis.

El origen de esa idea se encuentra en que en plena época de máximo interés por los enteógenos como psicotomiméticos (imitadores de psicosis) se comenzaron a estudiar moléculas que hasta entonces no habían sido mas que curiosidades, como la de la mescalina. El parecido de esta con la de la adrenalina, y el hecho de que algunos calificasen sus efectos como psicotomiméticos, se topó con otra causalidad que hicieron apuntar al adrenocromo como base para la hipótesis bioquímica de la psicosis.
Un ayudante de Hoffer y Osmond, los dos doctores que estudiaban los efectos de los enteógenos y buscaban la molécula clave, les comento que él había experimentado síntomas similares a los de la mescalina al usar grandes dosis de adrenalina para sus ataques de asma.

Ese comentario, más la información de que pacientes de emergencias durante la segunda guerra mundial habían experimentado alucinaciones con el uso de un viejo stock de adrenalina que se había vuelto de color rosa, les hizo buscar cuál podía ser el compuesto.

Y se decantaron por el resultado de la oxidación de la adrenalina: el adrenocromo.
Aparte del mítico viaje de Duke en la película, la única referencia a ciertos efectos alucinógenos viene del propio Osmond en una ocasión que se la inyectó.
Pero esos resultados no han podido ser replicados en ningún otro experimento similar, y de hecho, la hipótesis del adrenocromo como la molécula de la psicosis, fue abandonada con brevedad.

La leyenda continuó y se disparó con el estreno de la película en 1988. En ella se dice que el compuesto ha de ser extraído de un donante vivo que muere durante el proceso, y como el lugar de producción es la glándula suprarrenal, pues ha dado lugar a todo tipo de historias por parte de los drogófilos menos informados y más imaginativos, hasta situarla como hipótesis de la matanza de seres humanos en ritos satánicos, para colocarse con sus glándulas.

En el archivo de Erowid, sólo hay dos informes de su uso, en los que parece tener cierta actividad, pero en ningún caso alucinógena. Sus títulos dan buena cuenta de sus efectos: el primero se llama "Matando el mito" y el segundo, "El peor dolor de cabeza imaginable".

Es un poco el vaporware de las drogas. Vaporware es un término usado para referirse a productos de hardware o software informático, que sólo llegan a existir sobre el papel, como anuncio o como modo de atraer la curiosidad de los lectores e interesados hacia cierto sector o producto.
No llega a serlo, porque el adrenocromo existe. Y se vende.De hecho, esta entrada ha surgido porque me he topado con una fuente que vende adrenocromo de forma legal (esta sustancia nunca ha sido prohibida). Se vende (en diferentes webs) con el nombre de Adrenocromo Semicarbazona, una sal del mismo.
En algunos sitios se dice que esta sal no tiene efectos alucinógenos, pero sí su forma de base libre, lo cual carece de sentido una vez que es introducida en el cuerpo humano, pero parece una buena forma de explicar como es que se usa el adrenocromo tanto en pastillas como en inyección intramuscular para reducir el sangrado de ciertos tejidos, sin provocar esos míticos efectos.

Lo curioso del asunto, es que esto del vaporware funciona incluso en el mercado de las drogas. ¿Qué pinta en una web llena de psicoactivos (piperazinas) este compuesto?
Sólo parece tener sentido si se le otorga credibilidad al mito.

El compuesto es fácil de obtener, tanto desde la propia adrenalina como si se quiere producir mediante síntesis, pero no tiene relevancia más allá de la curiosidad de ser el "non-plus-ultra" de las drogas alteradoras de la conciencia en una película de droga-ficción.Para evitar derramamientos inútiles de sangre inocente, en busca de la gran experiencia, dejo un enlace a la web que amablemente lo incluye en su catálogo.
No matéis a nadie, podéis pagar con tarjeta que es menos engorroso.

http://labresearchsupply.com/



Aviso que desconozco la seriedad de semejante distribuidor, aunque todos los productos que maneja son aún legales en la mayoría de los países.
En cualquier caso, está ahí de forma anecdótica. Pero si alguien tiene interés de verdad en probar el adrenocromo (lo cuál no parece especialmente atractivo), no le costará mucho dar con el en la web como medicamento de uso clínico y sin especiales restricciones.







sábado, 23 de febrero de 2008

El Khat: deliciosa tarde con "esa peligrosa droga africana"

Gracias a una amiga, pude probar el khat o kat, la planta de Khata edulis, que viajo de Etiopía a Yemen, y desde allí voló a UK, para volar de nuevo hasta España por Madrid y de ahí a Salamanca.

Y aquí va la historia y las pruebas del delito.





Un manojo o bunch de Khat, envuelto en su hoja de banano, recién llegado.






Tras abrir la cuerda de material vegetal que sujeta el bunch, esto es lo que aparece.








Al quitar la servilleta, aparecen las ramas de khat, empaquetadas en 3 paquetitos más pequeños.







Y a su vez, cada uno, en 3 ó 4 de menor tamaño.







Las ramas sueltas, con las hojas algo mustias tras llevar 30 horas de viajes.








Y así comenzó todo.
Las fotos son bastante explicativas de como viene el khat en su presentación más habitual fuera de África.A Londres y a otras partes occidentales, llega el khat menos cotizado, porque se paga mejor en otros países más cercanos y productores de petroleo y se llevan el de gran calidad.
Pero el que se puede degustar en algunos países africanos, es una delicada recolección de las mejores hojas frescas. De hecho, en el mercado mañanero de estos lugares, hay que "pegarse" para llevarse el mejor.
El Khat en los países de uso arraigado, es algo tan indispensable como sería el café en España. Todo un mecanismo de lubricación social y también de forma de distinguir la clase a la que se pertenece, por la calidad del Khat que se posee.

Pero esto era lo que había y con ello nos pusimos a las 19'30 de la tarde.
Sin ningún problema, la persona que lo trajo (y que llevaba mascando desde la noche anterior a ratos y sin dormir apenas) lo repartió y ahí empezamos.
A esa hora eramos los únicos en el bar, y Yoli, el camarero y yo, nos pusimos mano a mano con uno de los bunches de khat, dejando los otros sobre la barra.

Aunque la forma correcta de comerlo es al estilo de la hoja de coca, mascando y expulsando cuando ya no queda sabor ni alcaloide , las hojas de este khat, que habían salido hacías mas de 30 horas de Etiopía, para ir a Somalia, y de allí en avión a Londres y luego de nuevo en avión hasta aquí, no estaban de lo más vistoso.

Al principio, yo que no tengo actualmente ninguna tolerancia a los estimulantes, comencé con cuidado, cogiendo un par de hojas y brotes verdes del tallo. En cuanto lo metí en la boca, la sensación propia de los taninos me dejó la misma como si hubieran pasado un secante con algo de papel de lijar.
La idea era hacer una bola y mascar jugando con ella, pero con tan poca cantidad no era posible, y menos con las hojas así. De esa forma, acabábamos comiéndonos literalmente la planta. Poco a poco pero comiéndola.

En cuanto comenzó a venir gente, la reacción fue curiosa.
Todo el mundo parecía tener en la retina las imágenes de la escandalosa y estúpida noticia de que una peligrosa droga alucinógena, adictiva y que causaba los mil males, había sido capturada en el país, y todo el mundo parecía reconocerla rápidamente..."Oye!! Eso es la droga esa que han pillado por ahí hace unos días, no?"
Y la gente quiso verla, tocarla, y hacerse fotos con ella. También algunos incluso llamaron a amigos para que bajasen a verla. Era la atracción de la tarde, el khat de London y su portadora.

Como estaba en cachis de agua, y lista para el consumo, pues ofrecimos a la mayoría que querían probarlo, para que al menos tuvieran la experiencia de su sabor. La mayor parte de las hojas las estábamos comiendo nosotros, y de momento, apartando los tallos. Pero la gente empezó a coger los tallos y a comerlos también, y rápido vimos que también eran activos.
Un par de personas con gripe y congestión se aliviaron rápidamente, otros dijeron haberse despejado, y alguno que apenas tomó, se quejó de cierta ansiedad.

Según se iban consumiendo, íbamos sacando más bunches (manojos) y poniéndolos en agua.
Y cuando llevábamos unos 45 minutos mascando a poquito, todos teníamos claro que hacía efecto, y que desagradable no era. Yo me sentí incomodo en un par de momentos, por el calor y cierta ansiedad, pero después (y sin mezclar alcohol ni cannabis) la sensación se suavizaba y mejoraba mucho.

No teníamos una medida clara de cuanto comer. Las referencias que tenía a través de Sergio, que no es un fan de los estimulantes, es que él solía tomar un manojo con unos porros con un amigo en casa, para una noche. También se suponía que a los somalíes un manojo les duraba un día (a mi me parece poco, pero es por la mentalidad occidental de pretender que algo como el café, sea como esnifar anfetamina, aunque la molécula de la catinona en sí sea la bk-anfetamina o betaketona-anfetamina).Sergio había hecho pruebas, en las que con un manojo comido a lo largo de 3 horas, daba una estimulación agradable y sostenida, con poca carga cardiovascular, mucha capacidad de atención y de acción para tareas repetitivas, y con propiedades empatógenas en el trato social con otros.La siguiente prueba que había hecho, y la más fuerte, fue la de tomar un manojo entero en 10 minutos, y cuando le subieron los efectos de la catinona (que además era un manojo muy fresco), se encontró con una experiencia demasiado intensa, a medio camino entre el speed y la MDMA, y que en algunos momentos llegó a ser psicodélica, con alguna molestia y síntomas de sobreestimulación del SNC.

Yolanda, a pesar del viaje, se encontraba estupendamente con los efectos, despierta, y como cuando se consume anfetamina, la cerveza que en otra situación le hubiera servido para emborracharse, en esta ocasión la toleraba sin ningún tipo de ebriedad alcohólica aparente. Tampoco el continuo trasiego de porros de hachís conseguían "doblar" a la persona, con una resistencia incrementada por el Khat.

Y sin darnos mucha cuenta, llevábamos algo menos de 5 horas de buen rollo, sonrisas y fácil comunicación, y de los 3 manojos que habíamos gastado, los que más consumimos habríamos comido algo más de 2/3 partes de un manojo cada uno.

En ese momento, el efecto era plenamente perceptible, incluso para la gente que había estado comiéndose los tallos. Nada exagerado, pero agradable.
Y aunque no hay una razón aparente para ese efecto levemente empatógeno, con la catinona o con la catina (la molécula en que se convierte la catinona al pasar el tiempo, y que es la beta-hidroxi-anfetamina), hay que tener en cuenta que la química de esta planta aún no está totalmente dilucidada, y que contiene más de 40 alcaloides en diferentes proporciones, y entre los compuestos activos, también se hallan alfa y beta tujonas, responsables del efecto psicoactivo de la absenta (aparte del alcohol) que se extrae del ajenjo.

A esa hora, sobre las 12'15 de la noche, abandoné el lugar y caminé a mi casa. Agradecí el paseo, la percepción iba ligeramente alterada, pero sin el menor rastro de ansiedad. No tenía apetito aunque habían pasado más de 8 horas desde la última comida, pero si un claro antojo por dulces y azúcar.

Al llegar a casa, llegaba eufórico pero no maníaco. Con mucha energía y con ganas de hacer cosas, impregnado de un sentimiento de suave felicidad. Y aunque traía un manojo entero de Khat para probarlo yo con más calma, no me llamaba lo más mínimo seguir comiendo.
Aproveché para sacar unas fotos algo mejores al Khat, aunque por falta de cámara lo hice con la del teléfono móvil y sin una luz buena, y ya lo dejé preparado para tomarlo hoy al levantarme, en sustitución del café.

Sin embargo al cabo de media hora, esa energía se había disipado y sólo quedaba un estado de vigilia un tanto apático. No pensé que tuviera problemas para dormir, pero así fue.La catinona tiene una vida media de unas 4 horas, alcanzando su pico más alto en el plasma sanguíneo al mascar Khat a las 2 horas. Es más liposoluble que la catinina y eso la hace penetrar con más facilidad la barrera hematoencefálica, y provocar sus efectos mediante la liberación de dopamina y otras catecolaminas.
Pero sus principales metabolitos, pseudoefedrina y norefedrina, alcanzan el pico plasmático cerca de las 4 horas, y su vida media de eliminación "in vivo" es bastante superior a las 10 horas.
Posiblemente de ahí la estimulación restante que me mantuvo despierto a pesar de tomar benzodiacepinas para ayudarme a dormir.

Esta mañana cuando me levanté, había dormido menos de 3 horas.
Y tenía listo mi "bunch" de khat, que había dejado reposar en agua fresca toda la noche.
Seguía conservando buena parte de su potencia, si bien el toque eufórico era menor.
Bastó tomar 5 ramitas con sus brotes y hojas, para perder todo rastro del sueño y del cansancio acumulado. El agua fresca había rehidratado las hojas, y en esta ocasión si fue sencillo hacer una bola con algunas hojas y mascarla durante largo tiempo.Pasaron por mi casa algunos amigos. Un médico que probó algunas de las ramas, mientras charlábamos y comprobó el efecto estimulante de la misma. Y ya en la tarde, había guardado 1/3 parte del bunch para otro amigo, que a pesar de quejarse del sabor, y afirmar que prefería meterse unas rayas, también expresó sin dudas la actividad de la planta.

En resumen, una planta agradable y apropiada para contextos sociales, sin ningún tipo de bajón desagradable y bastante manejable. Parece comprensible que en UK siendo legal, no haya el menor interés por ella por parte de los jóvenes de otras culturas, y más cuando el precio, aunque es bajo -sólo 2'5 libras por manojo al comprarlos al por menor- no podría competir con un mercado en el que una pastilla de MDMA se puede comprar por 1'5 o 2 libras.

Si alcanza esos precios tan exagerados en los USA y Canadá, en los que se pagan 50 dolares o más por un manojo, menos fresco aún que el que se puede obtener en UK, es por la relevancia que tiene la planta para la comunidad de ciertos países africanos, los cuales no conciben ciertos actos sociales y festivos sin que en ellos haya Khat.Pero como estimulante en sí no parece que vaya a sustituir a ninguna de las drogas habituales del mercado negro, ya que para conseguir efectos equiparables, hay que mascar una buena cantidad, y además, esperar cierto tiempo.
Su lugar y su uso parece bien definido dentro de la comunidad africana, y en esos usos, relajados y sociales, es donde parece que el khat cobra su mejor sentido.

Un último detalle para comprender la importancia de este vegetal en la cultura de muchos africanos: es tan importante su comercio, que el cultivo de banano se ha convertido en uno de los más rentables de algunas zonas africanas, ya que ahora su hoja, usada para el transporte del Khat, es más valiosa que el fruto en sí mismo.

Curioso esto de las consecuencias en la economía de las drogas.

sábado, 10 de marzo de 2007

Una vocación gracias al azúcar

Para contar esta historia nos remontamos al año 1944.
Ese año aun daba sus últimos coletazos la segunda guerra mundial, y los USA habían entrado en la contienda contra alemanes, italianos y japoneses, en ayuda de una Europa ocupada inicialmente y más duramente tras la agresión japonesa sobre Pearl Harbour.




Un chico de 19 años, nacido en Berkeley (California), se encontraba sirviendo en el ejército usano, concretamente en las fuerzas navales. Se encontraba en una fragata que servía de protección para los barcos mercantes que atravesaban el Atlántico, cerca de la Azores que era el lugar donde reponían combustible los barcos y submarinos de ambos bandos, turnándose por días.

Sin un motivo aparente, este chico de nombre Alexander, comenzó a sufrir una infección en el dedo gordo de su mano izquierda. Como cuestión médica no era algo de especial importancia, pero una fragata no era el lugar adecuado para tratarlo, más allá de con antibióticos y algunos analgésicos. Con el paso del tiempo, la infección no remitía y se hizo patente que era necesaria una cirugía en su dedo, ya que la infección había afectado al hueso.

Cuando fue posible, Alexander fue trasladado a zona aliada en tierra firme, concretamente a Liverpool para que pudiera ser tratado. Pero por razones logísticas el hospital que podría tratarle se encontraba ya localizado en otra parte, más lejos de la costa. En poco tiempo fue llevado en ambulancia de Liverpool a Watertown, a un hospital del ejército.

Al llegar allí, una enfermera le dio un zumo de naranja para aliviar su sed. Pero Alexander detectó que había una fina capa de un solido cristalino sin disolver en el fondo del vaso.
Inmediatamente pensó, tal vez porque California es productora de buenas y dulces naranjas, que aquella sustancia en su vaso era algún tipo de medicación pre-anestésica o sedante, ya que iba a ser intervenido quirúrgicamente. Una maniobra propia del ejército, se le ocurrió, eso de dar un fármaco escondido en un inofensivo zumo para preparar al paciente ante la intervención.

Decidió probar su masculinidad y ejercer control sobre la situación y sobre la sustancia que le estaban administrando, luchando con su mente contra el efecto de la misma, y no dejándose afectar por ella. Quería ver si era más fuerte que ese fármaco, que evidentemente estaba ahí para dejarle inconsciente y facilitar la labor de los médicos que tendrían que intervenirle.
Él no se dormiría, aguantaría despierto pese a la droga que le habían echado en su zumo.

Y no fue capaz. Aquella sustancia fue claramente mas poderosa que su decidido control sobre la situación. Cayó en un profundo sueño, en un letargo semi-comatoso en el que cualquiera podría haber hecho lo que quisiera con él.
De hecho cuando despertó, ya había sido operado de su dedo infectado, y no recordaba ni las inyecciones anestésicas que le pusieron antes de iniciar la operación.

Después de aquello, hizo dos descubrimientos. El primero es que había poca comunicación entre la logística de los ejércitos aliados, y que eso le supondría tener que estar una temporada esperando su regreso a casa, mientras los habitantes de aquel lugar, al verle en el bar con su brazo vendado, le invitaban a unas rondas. ¿Qué menos podían hacer por alguien que había ido a luchar por ellos y había sido herido en su brazo?

El segundo descubrimiento marcó su vida.
Aquel fármaco anestésico que le habían dado camuflado en el zumo de naranja, era sólo azúcar.
¡Azúcar! Había sido enviado sin ser capaz de evitarlo al mundo de los sueños por un poco menos de un gramo de azúcar sin disolver.

El hecho de creer que un placebo como el azúcar era una potente droga narcótica, había sido suficiente para dejar fuera de combate a todo un chavalote que se había propuesto conseguir vencer el efecto anestésico del... azúcar.

Eso le hizo darse cuenta de que el principal factor en el efecto de una droga psicoactiva es la propia mente del sujeto que la recibe. Y lo que derivó de este suceso terminó por decidir cual sería su rumbo en la vida. En los años anteriores a su entrada en el ejército, en sus estudios pre-universitarios ya había elegido materias como química, matemáticas, física y psicología, con la secreta intención de poder hacer algún día sus estudios de química orgánica. También es probable que eligiera estas asignaturas porque eran las que se le daban bien: todas aquellas que seguían procesos lógicos y no se guiaban por normas arbitrarias, eran las que le hacían brillante.

Ese chico, que ahora tiene un pulgar izquierdo media pulgada más pequeño que el derecho, se llama Alexander Shulgin, y es el psicofarmacólogo y químico más influyente de los últimos 50 años en la escena de las drogas y del estudio de los estados alterados de conciencia.
Aquel shock del descubrimiento de que no había sino azúcar en aquello que le había provocado semejante reacción mediante la sugestión auto-inducida de que era una potente droga, le hizo decidir en aquel mismo momento y con total convicción, que las drogas serían las herramientas más interesantes para poder estudiar esos fenómenos en la mente, y que ya que esos procesos dependían de lo que ocurría en el cerebro, lo ideal sería convertirse en una mezcla de farmacólogo y psicólogo. Y así lo hizo.

Al volver del ejército, entró en la universidad y en 1954, con 29 años, se había doctorado en bioquímica, y completo sus estudios con post-doctorados en farmacología y psiquiatría.
Años después, a finales de los 50, tuvo su primera experiencia con un enteógeno: 400 miligramos de sulfato de mescalina.
Ese fue el gran último golpe de timón para un barco que ha marcado, a su manera, la vida y la conciencia de muchas personas con sus aportaciones y sus creaciones, algunas únicas y inexistentes en el universo hasta que sus manos y su mente las hicieron realidad.

Próximamente seguiré contando como este padrino de la MDMA y creador de la 2C-B ha vivido creando y luchando desde su lugar contra la ignorancia y el daño que crean al tejido social la perdida guerra contra las drogas, exportada desde su país el resto del mundo.