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lunes, 29 de diciembre de 2014

Research chemicals y Bitcoin

Este texto fue publicado en ElBitcoin.org y esperamos que os guste.

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Los research chemicals y el Bitcoin.


La estúpida e inquisitorial prohibición sobre las drogas y la consiguiente criminalización de los usuarios ha tenido horribles consecuencias para la humanidad al completo, independientemente de si uno consume drogas -legales o no- y de cuáles consume. Dentro del abanico de horrores que nos ha dejado esa infantiloide política supra-estatista, tenemos a las mafias de narcotráfico, la adulteración, el engaño vendiendo una sustancia por otra, la violencia a la que puedes verte enfrentado en el momento de realizar la compra de las sustancias, o la hipócrita coerción estatal mediante multas, prisión, amputación de miembros, tratamiento psicofarmacológico forzado con reclusión incluida y en algunos países -para alegría de ciertos sectores moralistas y enfermizos- la pena de muerte.




Aparte de esa lista incompleta de grandes logros de la guerra contra las drogas, tenemos a los “research chemicals”. Ese es el nombre con el que cientos y cientos de compuestos se han conocido en los círculos habituales de la psiconáutica. Es el nombre más técnico que usábamos mayoritariamente hace décadas cuando trabajábamos con sustancias que eran prácticamente desconocidas en sus efectos, dosis y riesgos. De ahí su nombre “research chemicals” que quiere decir “sustancias químicas para investigación”.



Todas las sustancias han sido, en algún momento dado, “research chemicals” y todas han tenido que ser probadas de manera que sus efectos y riesgos pudieran ser evaluados más allá de la teoría, primero con animales y luego con humanos -en caso de que los primeros resultados fueran satisfactorios dentro de lo que buscado. La MDMA o éxtasis era un research chemical hace 3 décadas, hasta que lo prohibieron. No es que el prohibir sea lo que hace que algo pierda su condición de “fármaco o droga de investigación” sino que hasta aquel momento de 1985 en que prohibieron la MDMA, esas drogas se prohibían cuando habían alcanzado notoriedad, o bien por su uso o bien por su mal uso y sus consecuencias, de manera que la parte de “investigación” había desaparecido en gran medida, ya que eso solía conllevar que la sustancia había sido tomada por muchas personas distintas, durante un plazo “amplio” de tiempo y que dicho hecho junto con los estudios que se solían hacer antes de prohibir algo -aunque el resultado estuviera determinado desde el principio- hacían a la sustancia “aceptablemente conocida por la ciencia” perdiendo su característica de “research”.

En el panorama internacional de prohibición de las drogas más conocidas, seguras y habituales para el ser humano, llegaron estos nuevos fármacos que tenían como principal propiedad algo que a algunas personas les parece tan importante: ser legales o al menos, alegales. No estar fiscalizados, prohibidos, vigilados... de manera que se pueden adquirir legalmente. Algún inocente lector podrá pensar que si no están prohibidos, será porque no son tan peligrosos como las drogas que siempre -o casi- lo estuvieron (las clásicas heroína, cocaína, LSD, cannabis, anfetaminas y MDMA) pero no hay nada más letal que esa idea. Y hablo de letal de verdad: de contar por centenares las personas que mueren cada año por consumir sustancias totalmente legales y adquiridas de forma legal.




¿Cómo puede ser eso si los defensores de la re-legalización de las drogas argumentan que con sustancias puras y controladas no habría tantas muertes y daños?

Estas sustancias, mientras mantenían el status de sustancias de experimentación -empezando por la forma de referirse a ellas- recibían un cuidado especial por parte de quienes osaban adentrarse a relacionarse con ellas, porque para empezar, tenías que tener formación para saber que eran drogas psicoactivas y poder leer sobre ellas para encontrarlas, comprarlas y usarlas. 

La nomenclatura química no es algo sencillo de recordar, a no ser que pongas mucho interés o porque te va la vida en ella. Y cuando se trataban con ese cuidado, los problemas y muertes derivadas de su uso fueron algo minoritario y bastante puntual -como el caso de un conocido que recibió de un laboratorio en China una sustancia mal identificada por un par de letras, y cuyo error le costó la vida (el caso de la 2C-B-Fly y la 2C-B-DragonFlya pesar de ser un experimentado vendedor de esos productos en internet- porque el círculo de uso se reducía a “los más geeks de las drogas”. 

Los empresarios legales de las drogas, con pocos o ningún escrúpulo, empezaron a poner a disposición del gran público esas sustancias. La cosa cambiaba y pasaba de ser un hobby arriesgado de personas con bastantes conocimientos a “la forma legal de drogarse”. Así entraron rompiendo en el mercado, especialmente en el de países donde la sanción legal al consumo o la tenencia es desproporcionada, como en Reino Unido o USA, ya que el usuario podía conseguir los efectos de drogas prohibidas, incluso decenas de veces más potentes, sin que pudiera ser sancionado legalmente... pero poniendo su vida en juego, para evitar la multa o la sanción.



En su asalto al mercado legal y para no resultar escandalosamente llamativas las empezaron a vender bajo la apariencia de “sales de baño” o “abonos para plantas”, de manera que los controles en las fronteras fueran todavía más flojos, y siempre conscientes de que eran sustancias legales -en UK se llaman “legal highs” o “colocones legales”- pero que no podían ser vendidas para el consumo humano

Eso quedaba en manos del comprador, hacer lo que quisiera con ellas, pero siempre se indicaba que no eran sustancias para consumo humano aunque era una perversión del mercado. 

Para facilitar más el asunto dejaron de llamar a las sustancias por sus nombres químicos, que son los que definen claramente un compuesto, y pasaron a ponerles nombres comerciales, tipo “Spice” o “Bonzai” o “Red Dove” y un envoltorio vistoso con colorines; cualquier cosa valía. Y tanto valía que si una de las drogas que ellos vendían era prohibida, la sustituían por otra que no lo estuviera... aún. 

Una y otra vez riéndose de una ley que nació para ser violada.



El resultado ha sido un montón de jóvenes, con poca experiencia en drogas, intentando no tener problemas con la ley, pero tomando sustancias casi desconocidas en el ser humano y sin el derecho a saber cuáles consumían ni en que dosis, ya que al estar prohibido para consumo humano nadie podía indicar lo contrario. Las drogas más peligrosas, con mucha diferencia, son totalmente legales: compras un paquete con 4 pastillas, o una bolsa con unos polvos, o un líquido en un vial, y lo toman creyendo que el hecho de ser legal en su venta las hace seguras en su consumo.

Un mortal error derivado de pensar que las drogas que están prohibidas lo están por motivos de salud y de protección al ciudadano. Eso no es así, y los amantes de “lo legal” pueden encontrarse en serios problema al dar por supuesta la relación inexistente entre legal y seguro.

Solemos pensar que las drogas y su relación con el Bitcoin se reduce a la darknet y los mercados tipo Silk Road, pero eso no es así en este caso. Los vendedores de estas drogas legales se encuentran en la “surface web” o web visible. Basta con poner “buy research chemicals with bitcoin” para encontrar decenas de páginas donde puedes comprar variedades inimaginables de sustancias hace 20 años, que abarcan desde los opioides (ultrapotentes algunos) como el AH-7921 o el W-15, a estimulantes como la MDPV o “la droga caníbal” bautizada así por la prensa partiendo de una mentira, pasando por psiquedélicos de 48 horas de duración en sus efectos a los cannabinoides sintéticos, que son posiblemente las drogas más peligrosas que hay en el mercado ahora mismo.
El hecho de que muchas personas no quieran ver su cuenta del banco con anotaciones sobre compañías que venden drogas -aunque sean legales- y la circunstancia de que una gran masa de los usuarios de Bitcoin llegaron al mismo gracias a Silk Road y ese tipo de mercados, ha facilitado mucho que esas compañías legales pusieran sus ojos en los usuarios con Bitcoin a pesar de no necesitarlo

Al mismo tiempo, el que un joven que tuviera Bitcoins usados para comprar en Silk Road hace mucho más fácil que aún teniendo acceso a las drogas clásicas prohibidas (mucho más sanas y seguras que la mayoría de los research chemicals legales, aunque sólo sea porque existen patrones de uso conocidos y aceptados) acabe comprando alguna de esas sustancias en alguna web legal.

Para más peligro, estas sustancias son todas de unos precios ridículamente bajos, y con unos 50 dólares en drogas, puedes escoger entre distintas de ellas capaces de matar a varias personas sin gastar más dinero. De momento no se ha dado el caso, pero es cuestión de tiempo que alguien con conocimientos de estas sustancias (basta con saber leer y buscar en Google) pueda usarlas con intenciones criminales, y en muchos de los casos, basta con unos pocos miligramos. Pueden ser consideradas drogas recreativas y como venenos mucho más potentes que el cianuro potásico. Son ambas cosas.

Estas drogas no necesitan a Bitcoin para poder venderse huyendo del control de los prohibicionistas, ya que aprovechan la superioridad de la química y su velocidad frente a la de los cambios legislativos y su torpeza, pero aún sin necesitar de él, no han perdido tiempo en abrir sus puertas a todos esos usuarios que tienen Bitcoin en la cartera.

Recuerda que tomar drogas o no es una elección tuya, pero que también con Bitcoin puedes tener la certeza de qué droga y en qué dosis vas a consumir, como ya contamos en esta web hace tiempo gracias al servicio de análisis de EnergyControl, o al estupendo trabajo de ONGs como AiLaket!

Están en tu mano ambas cosas: comprar drogas y también asegurarte de que un error no acabe con tu vida. 

Ambas cosas las puedes hacer con Bitcoin.

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PS: Acabo de ver una ALERTA DROGAS sobre pastillas con logo SUPERMAN y contenido de PMMA (muy tóxico y letal) vendidas como MDMA.

Tengamos la fiesta en paz. 
Mucho cuidado con las compras de última hora para las drogas de la Nochevieja.




lunes, 14 de abril de 2014

Fumando parches de fentanilo... reduce riesgos!! Guía con fotos


Esta es la segunda parte del anterior post, que por razones de tamaño no entraba bien si no se dividía.
Espero que sea un manual de reducción de riesgos que resulte útil, en el manejo del fentanilo o de otras sustancias similares.

Espero que os guste.




GUÍA DE REDUCCIÓN DE RIESGOS
EN EL CONSUMO RECREATIVO
DE PARCHES DE FENTANILO


1- Lee y busca información sobre la sustancia, el producto concreto que tienes y certifícala mediante análisis si te es posible: busca todo lo existente al respecto, dosis, interacciones, efectos secundarios y las experiencias de otros que hayan descrito los efectos de la sustancia. Lee en muchas y distintas fuentes hasta poder hacerte con una idea que no esté influida sólo por una persona o grupo. Sé crítico en esa selección de información y conservador a la hora de aplicarla: siempre es preferible pecar de menos que de más cuando se trata de opioides.



Parche de 25 microgramos/hora que 
contiene unos 4'1 miligramos de fentanilo.


Y si no tienes la certeza de que el compuesto es aquel que tú crees y en las dosis que tú crees, tomar un compuesto sin analizar es un acto con cierto grado de suicidio implícito o de desprecio a la vida por parte de quien lo realiza. Seguir vivo depende de que no tomes la cantidad equivocada de la droga que no debías, y eso sólo lo puedes hacer mediante los análisis que ofrecen grupos de reducción de riesgos en drogas como AiLaket! en muchas ocasiones (no hay muchos grupos así en el estado).



Diviendo el parche una vez, trozos de 2 aprox. miligramos cada uno.


En este caso con el fentanilo -no con otra molécula de la familia por muy parecida que sea- debes saber que la dosis mínima habitual es de unos 50 microgramos por vía IV o IM (inyección, para dolor agudo o inducción de sedación/analgesia) para un adulto aunque se usa también en pediatría a dosis mucho más bajas, por la proporción del peso y con la necesaria individualización de cada paciente a ese fármaco. Pero dosis más bajas son activas también. 

Los parches actuales de matriz plástica y adhesivo de fentanilo (la presentación que hemos comprado en Silk Road) vienen en dosificaciones de 12, 25, 50, 75 y 100 microgramos de liberación a la hora (entendidos como cantidad expresada en base libre, que con moléculas así de potentes tienen importancia esos detalles) cuando el parche se pone sobre la piel. La vida media del compuesto oscila entre 3 y más de 8 horas dependiendo de la bioquímica de cada uno, pero por norma general su efecto es más corto que el de otros opiáceos como la morfina o la semi-sintética heroína.



Un trozo de parche con 2 miligramos, 
una mitad con 1 miligramo 
y 3 trozos con 1/3 de miligramo 
o 333 microgramos aprox. de fentanilo


La liberación expresada en el parche es una medida sólo útil para quienes lo van a usar en su forma transdérmico, ya que quien vaya a usarlo de otra forma, ha de contar con cantidades distintas.

El parche es una superficie plástica impregnada que libera en proporción a la superficie del mismo y de piel que toca, pero en el parche no hay la cantidad exacta que debe liberar en 2 o 3 días de uso transdérmico sino mucha más, para que la liberación esos días sea un asunto constante y que no se vaya reduciendo a medida que pasan el tiempo que ha de funcionar.



Otro parche de 25 mcgs/h.


Lo cierto es que cada fabricante de parches de fentanilo hace sus parches con una cantidad distinta (no suelen variar demasiado pero es importante saberlo) en el total que pone en el producto.

En este caso, buscamos el prospecto del esta presentación y vemos que cada parche de 25 microgramos a la hora trae 4'12 miligramos en total y el de 50 microgramos a la hora trae el doble, un total de 8'25 miligramos.


Divisiones de 1/2 parche, 
1/4 de parche y 
3 trozos de 1/12 de 
parche de 25 mcgs/h.


El antídoto, es como en los demás opioides, la naloxona IV, IM o nebulizada ya que no es activa por vía oral. Y al tratar con una sustancia como esta es muy recomendable que esté a nuestro alcance en manos de una persona que tiene el material y la pericia técnica como para utilizarla en una emergencia mientras llama a una ambulancia (siempre se avisa a personal médico tras la administración de naloxona ya que su efecto se va en pocos minutos).


Un trozo de 1/4 de parche de 25 microgramos/h y otro de 1/12.




2- Busca el lugar, el momento y las personas adecuadas: algo imprescindible con todas las nuevas drogas que vayamos a probar. En función del tipo de droga, el efecto esperado, los riesgos asociados y un grado extra sobre incertidumbres que siempre pueden ocurrir, debemos buscar el grupo o la persona con quien la tomaremos. 

Nunca es bueno probar una droga por primera vez sin supervisión de otras personas con cierta experiencia o, al menos, con ciertos conocimientos para saber cómo reaccionar si hubiera un problema. 




Trozo de 333 microgramos totales 
de fentanilo en parche 
sobre papel de plata 
listo para ser fumado

Hay que encontrar al canguro o canguros que nos den confianza para hacerlo y que al mismo tiempo puedan tomar el control y actuar si lo vieran necesario, y eso lo podemos encontrar en nuestro grupo de confianza. La persona o personas que escojamos tienen que saber qué droga y en qué dosis la vamos a tomar y la mayor cantidad de información útil que pueda servirles para reaccionar ante un problema.



El mismo trozo que había pegado 
en la foto anterior, ya fumado.


Es normal que muchas personas no quieran decir a nadie que toman drogas, o ciertas drogas, pero el riesgo que se asume quien se ponga a experimentar con fentanilo sin una cierta supervisión hasta que pueda decir que conoce a fondo es muy alto. En el mejor de los casos no necesitaremos a nadie, es cierto. Pero en otros podremos necesitar una ambulancia. 

¿Cuánto valoras tu vida? Cuenta siempre con una persona que esté ejerciendo la función de control, por tu propio interés, hasta que sepas con qué te estás metiendo exactamente.



Parche de 50 microgramos/hora 
que es el doble de grande 
en superficie que el 
de 25 microgramos/hora


El lugar también tiene su importancia. Encuentra un sitio donde no puedas ser molestado, donde no estés accesible para otros que no saben -ni tienen por qué saber- si estás colocado o no, y donde no haya materiales con los que te puedas hacer daño cuando estés bajo el efecto de un droga psicoactiva. 

Es bueno que el sitio nos haga sentir cómodos porque eso influirá en la experiencia y cosas como poder contar con nuestra música o nuestro cómodo WC pueden tener una importancia especial en esos estados.



Trozos con distintas dosificaciones de parches de fentanilo.


El momento acaba siendo un acuerdo entre las opciones y las posibilidades. Pero de todas formas recuerda que aunque un momento parezca el perfecto para experimentar con una droga, hasta el último instante eres un adulto capaz de decidir no tomarla, sin que eso represente ningún problema. Si por la razón que sea no quieres hacerlo, sea el momento que sea, siempre puedes (y debes) parar.



Manejando un parche de 50 microgramos/hora de fentanilo


Elige en función de la hora, de las llamadas habituales al móvil (un problema que antes no existía) y de todas esas mismas variables que tendrías que mirar para elegir qué 4 o 5 horas puedes tomarte para desaparecer para el mundo. Haz que todo lo que no es la sustancia en sí misma, sea algo pensado para darte tranquilidad y hacerte sentir cómodo durante la experiencia.


3- Prepara el material y retira el que no deba estar cerca de ti: llegado el momento prepara el material que vayas a necesitar, como en este caso se va a fumar el fentanilo sobre plata necesitaremos pues papel de plata, mecheros, unas tijeras para cortar las dosis y poco más. En este punto cabe mencionar lo especialmente interesante que resulta tener unas tijeras de punta sin pico, que no puedan clavarse.



Cortando el de 50 microgramos a la mitad.


Al estar consumiendo opioides es normal quedarse cabeceando o dormitando bajo sus efectos, y si eso ocurre mientras tienes unas tijeras en las manos (porque estabas cortando algo, como un parche) y caes inconsciente sobre ellas, puedes desde que no pase nada a sacarte un ojo, metértelas por el cuello o seccionarte un vaso sanguíneo y morir en pocos instantes. 

Esto que parece un consejo menor no debe ser tomado a la ligera usando un anestésico: son frecuentes los accidentes debidos a que la persona que estaba bajo los efectos y consumiendo se queda dormida de pie y en mitad de una frase, con todo lo que ello puede implicar de catástrofe.



Medio parche de 50 microgramos/h que equivale a uno de 25 microgramos/h.


Consideraciones similares se podrían hacer a todo uso de elementos peligrosos, punzantes o cortantes, grandes bultos, explosivos, combustibles, cocinas y laboratorios, otras drogas y alcohol, benzos y agonistas GABA especialmente -drogas depresoras del SNC- ya que no van nada bien con los opioides, vehículos, etc. Bajo el efecto de drogas así, debemos tener lejos todo material peligroso, porque nada bueno puede salir de mezclar ambas cosas.




Sujetando un trozo de parche para extraer el fentanilo.


Es un buen consejo tratándose de tijeras y consumo de fentanilo tener ambas cosas en sitios separados. Las dosis se pueden preparar en un lugar previamente y consumirse en otro.

Fíjate unos límites previamente (una vez que empiezas es más difícil) y dáselos a conocer a quien está a tu cuidado, incluso pactándolos previamente, para que no te deje consumir más allá de lo planeado en un primer momento.




Raspando ligeramente 
la superficie pegajosa del parche 
se despega la mezcla que 
contiene el fentanilo.


4-Entrando en contacto con la sustancia: siempre que probemos una sustancia nueva, y con más motivo cuanto más nueva sea en su estructura química y menos características podamos inferir previamente de otras sustancias análogas, debemos hacer una prueba de alergia

Nadie sabe si es alérgico a una sustancia, el veneno de un animal o una comida hasta que no entra en contacto con el producto.


Esa linea más oscura 
que cruza el parche 
es el pegamento de fentanilo 
que vamos retirando


La alergia es una reacción por la que el producto que consumimos provoca en el cuerpo la liberación de una serie de mecanismos inmunitarios que, lejos de ayudarnos, pueden poner en peligro nuestra vida y, dependiendo de la severidad de la alergia y la cantidad de alérgeno, matarnos en pocos minutos si no contamos con remedios y material para actuar. Las alergias matan (independientemente de cuál sea el alérgeno) por un choque anafiláctico y colapso orgánico, si no se tratan adecuadamente y rápido por personal entrenado.




El pegamento de fentanilo extraído 
ya fuera del parche, 
con un color oscuro.


Para evitar tomar una dosis activa de una droga que no sabemos si puede resultar un alérgeno para nosotros, tomamos como prueba una dosis NO ACTIVA para ver cualquier tipo de reacción que indique una reacción alérgica. En este caso, como la presentación es la de un parche, cortaremos una dosis ínfima, algo así como un trozo de 1 milímetro por 1 milímetro de parche (milímetro, no centímetro) y lo pondremos adherido sobre nuestra piel. 



Esa bolita oscura contiene unos 2 miligramos de fentanilo.


La cantidad de sustancia que el parche de ese tamaño liberará en nuestro cuerpo es insuficiente para provocar un efecto debido a la droga en sí misma, por lo que un fuerte enrojecimiento e hinchazón de la zona donde pusiéramos el parche al cabo de un hora o así sería la mejor señal de que ese parche contiene un alérgeno para nosotros (que puede ser el principio activo o no serlo y ser un excipiente, pero el riesgo es el mismo para nuestra salud). 

Si tienes una respuesta positiva en una prueba de alergia a una droga o a una mezcla preparada, nunca puedes tomarla, porque supondrá tu muerte, con casi toda seguridad, ya que ingerirás una cantidad masiva de alérgeno al consumirla.



Fumando un trozo de pegamento de fentanilo sobre plata.


En caso de que la prueba de alergia no presente ninguna reacción, entenderemos que en principio no estamos ante un alérgeno peligroso para nosotros y podremos seguir adelante con nuestro experimento.


El trozo de pegamento de fentanilo, 
ya fumado sobre plata.


5- Rutas y formas de administración: para empezar dejar claro que, aunque es posible extraer el fentanilo y usarlo inyectado, no aconsejamos que nadie bajo ningún concepto pruebe a inyectarse a sí mismo, o a otros, fuera de unas instalaciones hospitalarias con el material y personal adecuado. 



Estirando un trozo de 
pegamento de fentanilo...
tiene consistencia, eh?


El fentanilo es un opioide tan potente que no se administra a quien no tiene una larga experiencia con otros opioides, y sus riesgos fuera de un hospital son más parecidos a los de un anestésico general que a los de un simple agonista opioide.



Otro foto de consumo de fentanilo fumado.


De la misma forma que no recomendamos que nadie use derivados del fentanilo inyectados, lo mismo aconsejaríamos de otras sustancias, como puede ser el propofol, que nada tienen que ver con esa familia química, cuyos riesgos en la administración fuera de hospital lo hacen inadmisible (para el público en general) como droga recreativa.



Un trozo de parche de fentanilo 
sujeto sobre esparadrapo 
para que sea más fácil 
retirarle el principio activo 
mediante el raspado suave.


Pregúntenle a Michael Jackson –y eso que contaba con material de emergencia y un médico para él solito- que ni sus precauciones y su riqueza fueron suficientes para salvarle de que se quedase dormido para siempre, entre los 'sueños eróticos del propofol'.





Extrayendo hasta el borde 
el pegamento de fentanilo 
de ese trozo de parche.


Descartada toda vía con jeringuillas, nos quedan dos posibles vías: la oral/bucal y la pulmonar/inhalada.

Como estamos hablando de parches farmacéuticos de fentanilo, es posible recortar un trozo de parche con una cantidad conocida de principio activo. 

La operación es una simple regla de tres con el total contenido en el parche, la superficie total y la cantidad que deseamos tomar que nos darán como resultado los milímetros cuadrados (si operamos en esa unidad de medida) que necesitamos tomar. 

Si no sabes lo que es una regla de tres, deja de leer esto, no te acerques a las droga y busca alguien que te enseñe aritmética básica.



En la punta de la navaja, 
el resultado con un euro al lado 
para ver su tamaño.


Si recortamos un trozo del parche para usarlo por la boca debemos recordar que el 85% del fentanilo se destruye al pasar por el hígado si lo tragamos, así que el objetivo es que la dosis que hayamos decidido tomar pase por nuestra mucosa bucal, sin ser tragada. 

Masticando el parche y dadas las condiciones del medio (la boca) el principio activo se liberará mucho más rápido que cuando está sobre la piel (por la saliva y el calor) y parte irá a nuestro estómago con la saliva y otra parte será absorbido por la mucosa.



Intentando cortar en trozos 
el pegamento de fentanilo extraído.


El principio es el mismo que el de un secante de fentanilo o de otro compuesto análogo, pero teniendo en cuenta que del parche, por cómo está hecho, tardará más en liberarse (como ocurre con las piruletas faramacéuticas de fentanilo). Sirva como referente que cuando se venden secantes en Silk Road, dicen contener 200 microgramos (sin análisis que lo certifique no se puede aseverar).
Puede servir como dosis inicial, pero seguramente la mitad también serviría.



El resultado, 3 trozos desiguales.


Los efectos por vía oral, cuando se alcanza una dosis suficiente, son similares a los de otros muchos opioides, que anulan del dolor, disipan preocupaciones, relajan, producen una depresión general en el cuerpo en la que todo se ralentiza, y no sus efectos difieren apenas de otros compuestos como la morfina o la oxicodona. 

La mayor diferencia frente a otros opioides es que el fentanilo no suele producir estreñimiento sino que en ocasiones provoca diarrea. Lo opuesto a sus compañeros mórficos. Esto se debe a que el fentanilo apenas tiene acción sobre la motilidad intestinal, y al no reducirla el bolo alimenticio no llega a perder tanta agua como para producirse el estreñimiento.



Partir una sustancia que 
es pegajosa y pequeña, como un moco, 
no da para precisiones.


La otra vía es la pulmonar, vía que no se debe despreciar por su potencia y velocidad de efecto, y que tampoco presenta excesiva complejidad para usarse de forma casera. 

La forma más común de fumar los parches de fentanilo es recortar previamente el trozo o trozos que queramos en las dosis adecuadas, y posteriormente pegarlos (retirándoles el trozo de plástico protector) en un trozo de papel de plata, al estilo de los 'chinos' de heroína. Se les aplica calor con un mechero por debajo del papel de plata provocando la evaporación de los compuestos existentes.



Fijaos lo finos que son los parches de fentanilo.


Hay algunos textos que dicen que no es posible fumar fentanilo porque se destruye con el calor. Desconozco los porcentajes que se pueden destruir o no por calor, según si está en forma de base, de clorhidrato, de citrato, etc. Pero no tengo duda alguna de que el fentanilo que hay en los parches, fumado aplicándole calor sobre una superficie (la que sea) o en una pipa adecuada, es plena e intensamente activo: tanto como para poder dejarte inconsciente con una sola calada. Y mi impresión es que aunque la absorción pulmonar nunca es del 100%, no es mucho el producto que se puede destruir al aplicarle el calor y ser evaporado, por los efectos percibidos.



A veces las provisiones 
vienen de donde uno menos se lo espera, eh? ;)


6- Reducción de daños dentro del consumo pulmonar de fentanilo: al aplicar un trozo de parche sobre el papel de plata, aplicamos el pegamento que tiene el principio activo y también la matriz de polímero plástico. No he buscado estudios sobre la salud en cuanto a las ventajas o desventajas de fumar polímeros plásticos (como una bolsa de la basura) pero tengo claro que sus efectos sobre las vías respiratorias no pueden ser de ninguna forma buenos, ni para garganta ni para pulmones, ni para el resto del organismo al estar fumando lo que sale de la descomposición por combustión de un polímero plástico. Y mientras que en una dosis de parche puede haber -por ejemplo- 200 microgramos de fentanilo, a lo mejor hay 30 veces más de plástico, pero al fumarlo de esa forma, fumas todo lo que allí se produce. Un daño claro y algo que se puede evitar con poco trabajo y sin material especial.



Pegamento de fentanilo 
extraído de un trozo 
de parche con unos
2 miligramos de compuesto.



Con cuidado y buenas manos, podemos separar la capa adhesiva que contiene el fentanilo del parche de su matriz de plástico. De esta forma nos ahorramos fumar un montón de compuestos nada sanos y seguramente cancerígenos, o al menos reducimos su número de una forma apabullante.

Basta con poner el parche o una sección previamente cortada de él en función de la dosis final sobre una superficie dura e ir suavemente raspando su cara interna (la que tiene el pegamento) de forma repetida y en la misma dirección.



Debemos extremar el cuidado 
al tratar drogas así, 
porque en un trozo de ese tamaño 
hay suficiente fentanilo para matar 
a un humano o a tu mascota si lo ingiere.



Esto tiene que hacerse con el cuidado necesario para no atravesar el plástico, por eso no es buena idea usar elementos con punta, sino elementos lisos y no demasiado afilados. Nos puede valer una pequeña navajita o un cuchillo que no sea de sierra, para raspar hasta acumular todo el pegamento en una pequeña bolita, cuyo mayor parecido es con un moco de la nariz.


Recomiendo cortar previamente el parche en dosis intermedias, porque no es igual de preciso tener que hacer varios trozos de un parche plástico que tener que hacerlos de un moco pegajoso, con lo que a la hora de dosificarlo agradeceremos que se haya hecho sabiendo cuánto es el tope máximo de principio activo por cada trozo cortado y “pelado”. Dicho de otra forma: cuanta droga hay en ese moco.

Una vez realizado este procedimiento, obtendremos lo que llaman 'fenta-glue' o pegamento de fentanilo y que se puede usar para fumarlo sin tener que fumar la matriz de polímero plástico.



Fumando unos trozos de pegamento de fentanilo.


Llegados a este punto hay que incluir una reflexión para todos los que entren en contacto con estas drogas. Si en un “moco” del tamaño de una lenteja pequeña puedo juntar suficiente cantidad de algo como para matar a una persona, niño o adulto, a una mascota o a mí mismo, deberemos comportarnos con la responsabilidad que se deriva de estar manejando algo así de peligroso: máxima seguridad y nunca niños o animales cerca cuando manipulemos estas sustancias. 

Como adultos que somos, con nuestros actos tenemos derecho a poner en peligro nuestras vidas pero sólo si no ponemos en peligro la de terceross ajenos a nuestra actividad.


7- Efectos, efectos secundarios, primeras veces, tolerancia-adicción, experiencias de usuarios, combos con otras drogas y miscelánea diversa.

Si a pesar de haber leído todo lo anterior sobre estas drogas como el fentanilo, piensas usarlas y asumes el riesgo que supone usarlas, este relato te puede ser útil.

Los efectos del fentanilo, en una descripción rápida, son aquellos mismos de la heroína o de otros opioides similares, de forma mucho más potente que estos. Cabe destacar que el fentanilo es el opioide capaz de crear tolerancia a sus efectos más rápido: la dosis que hoy te puede tener horas cabeceando, en pocos días no te hará casi nada. Aunque como cada sustancia tiene sus propias peculiaridades.

Las primeras veces que se consume fentanilo fumado tiene una cualidad especial la experiencia. Tal vez sea parte de la expectativa pero hay facetas de su efecto que no se vuelven a repetir cuando el uso se hace crónico. 

Una de esas facetas que me sorprendió fue su capacidad para inducir estados entre la anestesia opioide y un mundo de visiones geométricas, de colores azules y amarillos predominantemente en mi caso, con relativamente poca cantidad del producto. 

En aquellos momentos, el término opioide psiquedélico me parecía divertidamente acertado. Ahora no creo que se le pueda poner dicho nombre, aunque reconozco que tiene algunas capacidades que no he visto en ningún otro opiáceo u opioide y sí las había encontrado en las mezclas orales de opio y hashís.

Como se ve en las fotografías, normalmente las dosis usadas para ser fumadas sobre plata rondaban los 350 microgramos en su peso bruto en el parche. Eran aproximadamente 1/12 (una doceava) parte de un parche que contiene 4 miligramos. El fentanilo tiene una dosis letal media (LD50) para humanos de 0'03 mg/kg. 

Eso quiere decir que para un humano de 70 kilos, una dosis de 2 miligramos, le da un 50% de probabilidades de salir vivo.
¿Cuánto son 2 miligramos en un parche? Pues en este tipo de parches, el principio activo que hay en medio parche de 25 mcgs/h o uno de 12 mcgs/h.

Por supuesto hablamos de dosis activas, contables, en sangre. Dos miligramos de fentanilo, que serían mortales para cualquier niño y para algunos adultos, si se ingieren y van al estómago, quedarán reducidos (por suerte) a unos 300 microgramos en su metabolismo hepático, y eso provocará un gran colocón pero no le matará.

En cuanto a la vía pulmonar, es difícil cuantificar la cantidad que estás absorbiendo del fármaco y cuánta se puede estar destruyendo o perdiendo al espirar el aire inhalado. Aunque existen inhaladores de fentanilo, no se pueden extrapolar sus datos a esta situación porque la forma de administración aunque es pulmonar también no es comparable. Pero tened en cuenta siempre que sus efectos duran como poco unas 2 horas (puede que hasta 3 ó 4) aunque el efecto máximo se nota sobre unos pocos minutos tras haber fumado un trozo. El efecto en general llega tan pronto como exhalas los vapores inhalados (igual que en el caso de heroína o cocaína). Este pico temprano de los efectos hace que la persona tienda a redosificar repetidas veces, sin ser muy consciente (o nada consciente) de que va acumulando fentanilo en su sangre.

A diferencia que con la heroína, que vas fumándola pero puedes ir viendo como progresivamente vas metiéndote más en un estado de semisueño y cabeceo, con el fentanilo esa progresión no queda tan fácilmente a la vista. Más bien tiende a ocurrir que en un inadvertido momento, en que tu cuerpo ha alcanzado una cantidad determinada de fentanilo en su sistema, se comporta como el anestésico que es, dejándote fuera de combate... por unos minutos, unas horas, o para siempre (eso dependerá de la dosis, entre otras cosas).

Por decirlo de otra forma, hay dos maneras de consumir el fentanilo: una sería buscando un cierto estado opioide en el que estar activo y disfrutando del mismo, y la otra es la que te lleva directamente a la inconsciencia fisiológica.

Lo lógico es utilizar la cantidad dispuesta previamente y no hacer excepciones posteriores cuando se está bajo el efecto de la droga, pero por experiencia he visto que la tendencia a redosificar con una nueva calada de la droga es muy alta y es bastante sencillo llegar a quedar inconsciente, con un cigarro metido en una oreja o en el pelo, o con las tijeras sosteniendo tu cuello... hablamos de situaciones que son tanto o más peligrosas que las del efecto fisiológico de la droga y que no se deben despreciar, situaciones en que podemos matarnos o provocar un incendio. 

La necesidad de una persona que esté al cuidado y control de nosotros es máxima cuando nos acercamos a drogas de esta potencia las primeras veces, y puede salvarnos la vida su presencia.

Otra cosa que refieren los fumadores de fentanilo son los fuertes vómitos y náuseas que provoca, que muchos asocian y atesoran como las primeras veces que les ocurrió cuando consumieron heroína. Es cierto que el fentanilo, en cuanto sobrepasas una cierta cantidad, estimula el vómito hasta vaciar tu estómago, tu vesícula biliar y cualquier otro órgano vaciable de tu interior. Y es cierto. Este es uno de sus mayores peligros.

El fentanilo provoca vómitos intensos y repetidos que no permiten tener nada en el estómago. Si esto nos ocurre cuando estamos inconscientes debido al efecto del fentanilo, podemos morir por asfixia al aspirar nuestro vómito

Es recomendable tener el estómago totalmente vacío antes de fumar fentanilo para evitar situaciones de peligro de muerte. Esto es una de las principales cuestiones a vigilar por quien esté cuidando a la persona, que no quede dormido boca arriba y que pueda asfixiarse con el vómito.

¿A qué grado de inconsciencia se llega fumando fentanilo? A uno muy alto. Es un anestésico, y mata con relativa facilidad. Nunca lo olvides.
Por mi experiencia si alguien te toca o te llama (y no estás en sobredosis) te despiertas aunque te puedes volver a dormir en unos segundos, pero seguramente con mayores dosis esto no sea así.
¿Cómo saber si una persona está dormida o está a punto de morir por una sobredosis de fentanilo?


Trozo de pegamento de fentanilo 
dispuesto al lado de un tubo
 sobre plata para ser fumado.


Es una notable pregunta ya que es frecuente que los usuarios de fentanilo fumado caigan en esos estados de inconsciencia, normalmente en la cama, y que con la frecuencia uno aprende a ver venir y adquiere cierto manejo sobre ellos (siempre limitado). 

Pero para el cuidador puede ser un problema decidir si ha de llamar a una ambulancia tras administrarte la naloxona si es que la tiene disponible, o si por el contrario estás en uno de los lugares oníricos que recorres bajo los efectos del fentanilo.

Como consumidores siempre hay tener que tener en cuenta que la persona a nuestro cuidado debe tener la última palabra si es de nuestra confianza y tiene las instrucciones oportunas (si no es así, no merece la pena como cuidador). 

Y siempre que una persona está en un estado de inconsciencia en que no responde a estímulos (que te agarren, que te griten, que te den un par de tortas como último recurso de prueba) se debe avisar a una ambulancia y procurar mantener al paciente en una posición tumbado sobre su costado y de lado, para que en caso de vómito las vías aéreas estén despejadas y no se provoque las asfixia. 

El control y la vigilancia ha de ser constante. En caso de que esta situación se haya provocado por el abuso de un opioide (el que sea) y si disponemos de el antídoto naloxona, bien en forma inyectable o en forma de nebulizador y sabemos cómo usarlo, es el momento de hacerlo para salvarle la vida a la persona sin olvidar de llamar al 112 inmediatamente después y mantenerse al lado de la persona procurando mantenerla lo más despierta posible, con todo tipo de estímulos molestos que sirvan para aumentar su nivel de activación y ayuden a evitar morir dormido.

En caso de duda siempre es preferible pecar de excesiva protección que de lo contrario: si no estás seguro, llama a los servicios de emergencia. Nada te pasará a ti o a la persona por nada de lo que estáis haciendo. Esto no es como los USA donde en muchos lugares la gente no llama a las ambulancias para no ser detenidos y encarcelados después, por ser consumidores de drogas. Esto todavía no es USA y la vida de una persona no está por encima de sus conductas con las drogas.


En cuanto a combinaciones de fentanilo con otras drogas, está totalmente desaconsejado mezclar fentanilo con otros opioides, benzodiacepinas, barbitúricos, agonistas GABA, alcohol y otros depresores. El efecto sinérgico potenciará los efectos de ambas drogas, moviendo lo que sería una intoxicación de nivel X a ser una intoxicación de nivel 10 veces mayor.

La mayoría de las muertes en las que hay opioides implicados, cuentan también con benzodiacepinas y alcohol en la mayor parte de los casos. El uso de benzodiacepinas es especialmente peligroso y desaconsejado (incluso para los que tienen tolerancia a las mismas) en la mezcla con fentanilo. Mezclarlas conduce a la muerte con facilidad.

La mezcla de fentanilo con estimulantes presenta características similares a otros ejemplos de 'speedball' bien sean con cocaína o con anfetamina u otro estimulante, en los que los límites habituales de ambas drogas se exceden con el apoyo y efectos de la mezcla de estimulante y depresor. 

Es una práctica peligrosa sobre todo cuando los efectos del estimulante son de duración más breve que los del depresor, porque cuando el efecto del estimulante desaparezca nos veremos sobrepasados por el efecto del opioide que aún tenemos activo en nuestro cuerpo y en ese momento podemos encontrar una sobredosis que antes no hubiéramos visto venir.

No puedo hablar de la combinación de fentanilo con disociativos, psiquedélicos y entactógenos porque la desconozco. Lo más psiquedélico que he tomado junto con el fentanilo es cannabis.

El cannabis se merece un apartado en este punto. Si bien es una droga que comparte acciones depresoras sobre el SNC y es evidente que potencia los efectos del fentanilo -se tome por la vía que se tome- como ocurre con otros opioides, tiene la ventaja que ser un estupendo antiemético (evita los vómitos).

A la hora de probar por primera vez algo no recomiendo nunca que se mezclen dos sustancias, pero posteriormente y si la persona tiene experiencia con el cannabis, podrá aprovechar sus características para evitar convertir la experiencia en un cuadro de vómitos que no lo hacen nada agradable. La mejor forma, según mi experiencia, de usar el cannabis para evitar los vómitos no es fumar a la vez que se fuma la otra sustancia, sino haber fumado previamente y haber dejado que los efectos psicoactivos se desvanecieran en su mayor parte o totalmente antes de fumar. 

De esta forma los vómitos pueden ser evitados y además, es necesaria menor cantidad del opioide para conseguir los mismos efectos.



Si ya estamos vomitando tras haber fumado fentanilo, lo mejor es dejar de consumir durante al menos un par de horas y no intentar fumar nada más en ese estado porque en un primer momento el efecto del cannabis al aumentar sinérgicamente la potencia del fentanilo, aumentará los vómitos. En cuanto al tabaco/nicotina, no he notado interacción alguna ni tampoco un cambio en el apetito a la hora de consumir nicotina.

El fentanilo fumado de esta forma, a pesar de su potencia, es una sustancia que pide redosificar varias veces, y cada vez de forma menos consciente de su acumulación en nuestro cuerpo. Bajo los efectos del fentanilo es muy común saltarse las normas establecidas por nosotros mismos en cuanto a los límites marcados previamente a su consumo. 

La figura de un cuidador al que respetemos (y se pueda hacer respetar si nos ponemos tontos) es esencial para no caer en una espiral de redosificaciones de dosis sucesivas que han llevado a muchos usuarios de esta droga a morir. Y no eran "novatos que no sabían lo que hacían". De hecho el fentanilo sólo debe ser consumido por aquellos que tienen una amplia y fuerte tolerancia previa al uso de narcóticos agonistas opioides. 

Si crees que no puedes morir porque una sustancia determinada la consumes fumada, te equivocas: matarse usando fentanilo de forma recreativa, fuera del control y las pautas de un especialista, es bastante sencillo. 

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Symp.
Cuidaos. Sos queremos.

PS: Muchas gracias a David Nutt y al Comité independiente de científicos que están en @Drug_Science por la difusión del anterior artículo. Thanks a lot!! :)