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jueves, 13 de octubre de 2022

Sexo y drogas: afrodisíacos

Desde que el ser humano tiene consciencia de su existencia, limitada temporalmente y regida en buena parte por la búsqueda del placer, ha separado la sexualidad de la procreación.
De forma diferente que casi todos los animales, que buscan o aceptan relaciones sexuales como vía para perpetuar su especie, nosotros y unos pocos animales evolutivamente avanzados, como algunos primates y los delfines, tenemos una conciencia del placer sexual, que buscamos de forma activa y no dependiente de su función biológica.

Sabemos que tras las necesidades básicas de supervivencia, como el respirar, beber y comer, tenemos una serie de necesidades igualmente importantes para el desarrollo de la persona.
Son las necesidades de relación, a todos los niveles, como la del lenguaje, la de sentirse parte de un grupo, la del contacto físico, y las relaciones sexuales que implican intimidad y placer.




No puedo ponerme a analizar lo que ha sido el sexo en cada momento histórico, las prohibiciones que han pesado (y pesan) sobre él o el uso ritual que se le ha dado en cada momento y cultura.
Pero todas las culturas y las épocas, parecen tener en común un hecho: han buscado afrodisíacos. Podían ser comestibles o bebibles, objetos, o actos mágicos. Pero han agradecido la existencia de esas etéreas ayudas que les permitían mejorar su deseo sexual o la realización de sus actos.
El origen del término "afrodisíaco" se encuentra en la dios griega Afrodita, diosa de la lujuria, la belleza y el amor carnal.

Hace poco ha caído en mis manos el libro "Las plantas de Venus" (Venus es la equivalente romana de Afrodita), que está editado por Ediciones Cañamo, y ha resultado decepcionante su lectura. Podría ser un libro que hiciera un repaso histórico del uso de ciertas plantas, o un manual de uso de las opciones actuales, para aquellos que quieran probar las posibilidades vegetales que se nombran. Pero no es más que un compendio de algunas plantas que por una u otra razón, se les han atribuido poderes afrodisíacos a lo largo de la historia. No sirve pues como guía para el uso, ya que no habla de como usar ni de las dosis a emplear de manera que pudieran ser útiles.
Por si eso no bastase, el libro incluye algunas plantas que son bastante peligrosas de usar, porque más que otra cosa son tóxicas y mortales si uno se excede en la dosis (casi todas solanáceas). Y no parece seguir más que la lógica ya mencionada, la de nombrar y comentar por encima algo sobre cada planta, ya que mezcla en su oferta de plantas afrodisíacas vegetales que sus principios activos son totalmente opuestos: narcóticos como el de la adormidera del opio, estimulantes como los de la efedra y la coca, psiquedélicos como el del san pedro o las semillas que contienen ergina o amida del ácido lisérgico, y alucinógenos puros como los del estramonio.

Si un farmacólogo ve el orden que sigue el libro, diría que no tiene ni pies ni cabeza, al ofrecer sustancias tan dispares para conseguir un mayor deseo sexual o una mayor potencia. Y así es.
Pero a lo largo de la historia se le han atribuido propiedades afrodisíacas a todo aquello que fuera capaz de provocar un cambio mayor o menor en nuestra conciencia, en nuestros sistemas psíquicos de autocontrol o en nuestra percepción.

¿Por qué esto es así?
Pues porque a falta de conocer con precisión cuales son los mecanismos que regulan nuestro deseo y nuestro impulso sexual, podía servir casi cualquier cosa que provocase un efecto y que nosotros creyéramos que dicho efecto nos convertiría en dioses del sexo. Es decir, casi todas ellas han funcionado en algún momento y con alguna persona, por ser un placebo que químicamente estaba apoyado por un ligero efecto sobre nuestra psique.

Sería arriesgado decir que no existe ningún afrodisíaco en realidad, más que la propia creencia de que existe. Pero aunque es arriesgado, no está lejos de ser verdad del todo.

Si atendemos a nuestra cultura actual, el mayor afrodisíaco es el alcohol, que se toma con facilidad en cualquier evento social y que cumple además la función de ser una especie de lubricante social. Dadas las características complejas de los efectos del alcohol en nuestro cuerpo, que incluyen desde una leve alegría, a una efervescente exaltación de la amistad, y puede acabar con una perdida de control y desinhibición total, puede a algunas personas resultarles un afrodisíaco.
A una persona reprimida y tímida, que desea tener relaciones sexuales pero lo reprime por vergüenza o por otras cuestiones culturales, tal vez dos o tres copas de vino pueden hacerle saltar por encima de esas barreras autoimpuestas. No es la mejor manera, ya que al día siguiente recordará lo que ha hecho, y sera presa de la culpa ante su propio "pecado".
A una persona que le falte autoestima, tal vez bajo los efectos de un estimulante como la anfetamina o la cocaína, se pueda creer durante unas horas el rey de la pista, y sus actos más arriesgados o atrevidos pueden brindarle una noche de conquista, pero no hacen del estimulante un afrodisíaco.
Aunque no hay que olvidar, que esa "temeridad", puede tener consecuencias dependiendo del grado alcanzado, y una muy común es la de tener relaciones sexuales sin protección.
Así podríamos seguir con cada tipología de persona, y la sustancia que dada su barrera o bloqueo, podría ayudarle a lograr los favores de Afrodita, o más bien los favores de una súper breve terapia de autoayuda que le permitan superar los distintos miedos.

¿Quiere eso decir que no hay afrodisíacos de verdad? ¿Que no existen sustancias que si alguien las tomase se convirtiera en una persona ardorosa, excitada y abierta a cualquier relación sexual que pueda saciar ese desbocado apetito despierto?
Pues no. No los hay.
Al menos si entendemos de esa forma lo que es un afrodisíaco.

Alguien podría decirme que no es cierto, que sí que existe... y ponerme como ejemplo la famosa Viagra. En el mejor de los casos, le dará al varón una erección fuerte y duradera. Pero no le dará ni afectará en modo alguno al deseo sexual que pueda tener. No le excitará, ni le volverá ardoroso.

Si hablamos de Afrodita, no hablamos de tener un "músculo" duro. Hablamos de encender la pasión de alguien, o de una pareja que quiere un estímulo nuevo. Si los párrafos anteriores han logrado convencer al lector de que no existe la "cachondina" de las leyendas urbanas, podrá sacar algo provechoso de los siguientes.

Cada persona es un mundo, fisiológicamente, psicológicamente, y emocionalmente. Y si una pareja son dos personas, eso casi se convierte en tres mundos. No, la cuenta está bien echada.
Una pareja son dos personas con sus dos mundos, más un tercero que es el resultado de esa relación. De hecho, en diferentes relaciones con diferentes parejas, adoptamos diferentes roles.
Y no sería raro que lo que en una pareja nos excita, en otra pareja nos pueda dejar en "fuera de juego".

Cada pareja, en atención a lo que es y a sus integrantes, debería buscar sus propios afrodisíacos. Pero por norma, ni estimulantes ni narcóticos, ni enteógenos ni delirógenos, servirán para ese fin.

Hay una curiosa excepción a la que quería llegar.
Hay algunas sustancias, y alguna planta cuyos principios activos han sido calificados como entactógenos. ¿Qué quiere decir eso? La definición del término es algo así como "generadores de contacto profundo entre sujetos". Hablando en plata, producen un efecto en el que la persona busca el contacto profundo (psicológicamente hablando) con los demás.
Son la familia de la MDMA, que es la que mejor reproduce esos efectos.
No son enteógenos ya que no producen modificaciones de la percepción ni cambios anímicos tan fuertes e impredecibles como los que podría provocar la LSD o la mescalina.
Pero bajo su efecto ocurren ciertos cambios: eliminan la ansiedad, favorecen la comunicación, la confianza, la formación de lazos, y convierten el contacto físico en una experiencia muy grata, ya que se percibe de una forma diferente. Se podría decir que son las drogas del amor químico.
Aunque se ha promocionado el éxtasis o MDMA como un afrodisíaco genital, esto no es cierto.
No sólo no ayuda a conseguir una buena erección en el hombre, sino que la dificulta, y también hace difícil o imposible el alcanzar el orgasmo.

Una pena, ¿no?
Digamos que estas sustancias hacen que se generen momentos de una intimidad especial y casi mágica con las personas con las que la compartimos, y si esa persona es de otro sexo y nos resulta atractiva, las posibilidades de que se busque un encuentro físico, aumentan espectacularmente. Como todo, eso depende mucho el contexto, pero el efecto subjetivo facilita ese halo de "noche mágica" si las dos personas buscan un experiencia de comunicación más profunda, o un nuevo enfoque tal vez en sus relaciones.

Lo ideal en un afrodisíaco es que fuera capaz de unir esa sensación de deseo por el otro, junto a una estimulación sexual aumentada, o al menos, no limitada. Pero en este caso, no es tan simple como tomar una Viagra y tener una erección, sino que la experiencia con MDMA te hace pasar por una compleja observación de ti mismo, y no puede ser usada como algo para un "aquí te pillo y aquí te mato".
Existe una sustancia, creada por Shulgin en 1974 que produce un estado de alteración de la percepción, a dosis bajas parece resultar un entactógeno, y no sólo no molesta a los mecanismos sexuales del hombre para la erección y el orgasmo, sino que los potencia tanto en hombre como en mujer. Es la llamada 2C-B, que también existe en el mercado negro, y de la que otro día hablaré con más dedicación.

En el ámbito de lo vegetal, parece que los efectos de algunos Lotos y Nenúfares resultan también unos efectos muy agradables, suaves y que favorecen la comunicación y la intimidad, sobre todo si van con una pequeña dosis de alcohol, o macerados en un vino.
Pero este es un terreno del que aún se sabe poco, y no parece que haya interés en investigar ahí, así que la información procede de las experiencias de las personas que lo prueban.

En cualquier caso, ni bajo el efecto de la droga más avanzada, una persona conseguiría que otra que no le presta atención o no es de su agrado, se vuelva loca de deseo y sacie su apetito con quien sin droga no lo haría.
Seguramente y por mucho que se avance en este campo, no existirá nunca mejor afrodisíaco que el tener una buena autoestima, una agradable conversación, ser detallista y cuidadoso, y sobre todo nunca perder el sentido del juego y la provocación inteligente.

Quien pretenda cambiar la seducción por una pastilla, seguirá condenado al fracaso. Y siempre teniendo en cuenta que hacer que una persona tome CUALQUIER SUSTANCIA sin su conocimiento y su consentimiento, es un acto repugnante, cobarde, y con suerte penalmente sancionado.


P.S.: Aprovecho la ocasión para preguntaros a vosotros, los que leéis este blog, ¿cuáles son vuestros afrodisíacos preferidos? ¿alguna sustancia? ¿algún alimento?
Podéis dejar vuestras ideas y respuestas como un comentario más, pinchando en el link para comentarios al final de este texto.

lunes, 19 de enero de 2009

La Reducción de Riesgos y la imbecilidad congénita (incluye "extracción de efedrina")

"En cuestiones de ciencia,
la autoridad de mil
no vale lo que el humilde razonamiento
de un sólo individuo"
Galileo Galilei

Hoy que estoy fuera de mi entorno habitual, voy a permitirme una excursión al mismo tiempo y salirme de lo habitual en esta página.

No voy a entrar en temas densos y presuntamente didácticos, para cederle el turno a algo que tenía ganas de tratar desde hace tiempo, y que esas ganas se ven fuertemente espoleadas cíclicamente con la lectura de algunos foros.

Además, el humor, es de lo más interesante como aprendizaje... sobre todo si nos permite ver lo que sería el resultado de las actitudes que se pueden mantener, con lo bueno de unas y lo nefasto de otras.

Con el tiempo que llevo escribiendo sobre drogas con un enfoque bastante cercano a la Reducción de Riesgos, basándome sobre todo en que el conocimiento evita problemas y mejora nuestras posibilidades de elección -lo que se traduce siempre en que somos un poco más libres- sigo encontrando la misma pega en mucha gente que se tropieza con este blog.

¿No es peligroso dejar que la gente sepa tanto de drogas?

Esa es la pregunta que muchas veces, de una u otra forma, me han planteado.
Y es normal que tras años de oscurantismo, en un mundo donde "no existe un uso aceptable" sino que todo es abuso y patología, la opción más inteligente pueda parecer la negación absoluta y dentro de esa forma de enfrentar el asunto, la restricción de cualquier conocimiento sobre drogas, más allá del "son todas malas y todas matan, nunca te darán nada bueno y terminarán por destruirte, a ti y todo lo que tienes, lo que eres, los que te rodean y los que te quieren".

El argumento, un poco más extendido, es que por ejemplo si se me ocurre hablar de que existe un medicamento en la farmacia que se puede usar como embriagante, los que lo lean pueden sentirse tentados a usarlo.
Y que aunque yo explique los riesgos de ese fármaco y como debería consumirse dentro de lo que son unos márgenes aceptablemente seguros, "siempre habrá algún personaje que no te haga caso" y en lugar de respetar unos niveles determinados, se tome 10 veces más... y se muera.

Por supuesto, en ese enfoque el corolario es que "si no lo hubieras escrito, no hubiera sabido que existía, no lo hubiera tomado, y no hubiera muerto".

¿No te pesan todas las muertes que puedes provocar en tu conciencia cuando escribes cosas sobre consumir drogas y como hacerlo?

Pues no.
No me pesan, porque no existen.
Y aunque existieran, tampoco me pesarían.

Aunque para tener esto tan claro, hace falta haber entendido en toda su extensión la frase de Escohotado:
"No mata la droga. Mata la ignorancia."

Como en el ejemplo puesto antes, yo facilito información sobre las sustancias, sobre sus dosis, usos, riesgos y algunos comentarios sobre sus efectos.
Por supuesto que eso tiene que ver con gente que consume drogas, porque a ellos va dirigido.
A ellos y a otros que piensan hacerlo.

La decisión de tomar o no una droga, es una cuestión tan personal como masturbarse o no, como practicar sexo anal o no, como creer en Dios o rendirle culto al brócoli.
Una decisión que a veces viene dada por el entorno, cuando se trata de personas demasiado jóvenes o inmaduras, y que frente a eso, por mucho que pataleemos, no hay más solución que facilitar el que lo hagan en las mejores condiciones posibles.

Y eso necesariamente implica darles información.
No se puede plantear ese tema buscando el objetivo de erradicar sus consumos, sino de facilitar elecciones personales maduras y responsables, que conduzcan a la persona a la consecución de sus objetivos vitales y les faciliten los diferentes momentos que enfrenten a lo largo de sus vidas y al elegir o vivir su muerte, de la mejor manera posible.

Menciono a la muerte de nuevo en ese objetivo, porque el derecho a las drogas, está íntimamente ligado al derecho a la muerte, a elegir nuestra propia muerte en modo y tiempo.

Y por supuesto, si vivimos en una sociedad (occidental) que dice proteger el valor de la vida por encima de todo, pero al mismo tiempo no duda en ejecutar o en permitir masacres de una u otra forma, y ser cómplice de muertes alrededor de todo el mundo por razones de diversa índole -desde la venta de armas a las políticas económicas, desde las leyes de inmigración por las que muchos mueren en el mar de sus intentos, desde leer cada cierto tiempo que un anciano ha sido encontrado muerto en su casa y que fue gracias a los 15 días de descomposición que su cuerpo presentaba y sus vecinos resultaron alertados, no por no saber de esa persona, sino por el olor...- y dicha sociedad se mueve en parámetros de absoluta incongruencia en la mayoría de los temas que necesitarían de una moral limpia y sólida, no podemos ni pretendo esperar que se acepten con todas las consecuencias esos derechos del individuo.

Por suerte, hay asociaciones en el país que enfrentan esa labor que administración y sociedad ha descuidado en su faceta educativa, y para muchos usuarios de drogas esas ONG son el único contacto con conocimientos fiables y desinteresados que pueden tener.

Aunque tampoco ellos están exentos de tener que tratar con ese "usuario" que resulta ser el imbécil del que hablo.

Por desgracia, y no como creíamos, la impresionante cantidad de información a la que tiene acceso cualquier persona (cualquiera en este país) no ha mejorado drásticamente el nivel de conocimientos y las posibilidades que eso conlleva en los consumidores de drogas.
Con todos esos recursos disponibles... ¿cómo se puede seguir en la más absoluta ignorancia sobre un tema de esa importancia y que se supone que le interesa al propio consumidor?

No era cierto.
Esos casos que antes se veían de individuos que se lanzaban de cabeza por el precipicio de las drogas, no eran debidos a lo poco disponible que estaba la información: era un genuino desinterés y un brillante afán de poder destruirse con cierto estilo (y es que la muerte también vende, y se puede estar muerto mientras se sigue respirando, comiendo, trabajando...).

El mismo desinterés e incoherencia que muestran algunos cuando afirman sin rubor, cometiendo 20 faltas de ortografía en una frase de 10 palabras, que si toman drogas es para ampliar y expandir su conciencia y para conocerse mejor accediendo a otros estados de percepción, donde poder disfrutar y comprender mejor el arte, la música, y ser parte de la naturaleza.

¿Qué cojones vas a expandir?
¿Qué vas a conocer mejor, si aún no estás seguro de qué lado es el izquierdo y cuál el derecho?
¿Dónde vas tú diciendo que quieres afinar la percepción para el arte si no has visto más imagen artística desde que dejaste la escuela que las fotos del "Marca" y la pegatina de Camarón que llevas en el coche?

Dados los efectos que algunos describen de ciertas drogas, en especial los enteógenos y los entactógenos, y su capacidad para darle a las personas nuevas perspectivas desde las que mejorar en muchas áreas, se podría pensar que a la larga los consumidores de estas sustancias mejoran más que los no consumidores en su relación con esos campos.
Y la realidad muestra que no es así, o al menos no es una regla de tres.

Incluso algunos, están protegidos contra el conocimiento y contra los recursos que facilitan información fiable: pueden estar rodeados de ella, que consiguen impermeabilizarse y aislar su mente de manera que sus prejuicios y lagunas en materia de drogas, se vean preservadas de toda agresión externa que pretenda enseñarles algo.

Toda esta diatriba, que aunque sigue estando empapada de un espíritu cínico y atemperada por una existencia estoica, ya no busca provocar cambios en los que la reciban.
Tan sólo purgar de forma compartida la desesperación que algunos son capaces de provocar, cuando contra todo esfuerzo de los que creemos en la RdR o reducción de riesgos, vuelven a mostrar una y otra vez, signos claros de que hay algo que va más allá de clases, edades, razas y creencias.

Decía Einstein esa famosa cita de que sólo hay dos cosas infinitas en este mundo, el universo y la estupidez humana, y que del universo no estaba seguro.
Yo lo traduciría como imbecilidad.

Imbéciles digitales, adaptados para mantener su condición en cualquier medio, y eso refuerza la idea de que es una característica supra-genética que ha logrado hacer uso de los mejores mecanismos adaptativos para perdurar e incluso, en estos días del "todo vale" y del "se escribe como suena", ser preferida a la forma correcta de expresarse, tanto en aspecto como en contenido.

La última ocasión que he tenido de ver uno, de los resistentes y sin cura, ha tenido en parte que ver con el hecho de la información que se facilita a distintos niveles en la red, que va desde la explicación de los efectos de una sustancia, a la síntesis de otra partiendo de una y usando medios caseros. Esto último es preferible -dentro del marco de RdR- sólo para personas que dispongan de unos medios mínimos y de un nivel cultural que les permita entender ciertos conceptos y seguir procedimientos de química avanzada, como pueden ser estos: "mililitro, medir, masa, calcular porcentaje, comprobar un ph, usar un termómetro, remover, separar, y hasta esperar un cierto tiempo".
Ah, y leer.

En esta ocasión, tuve que leer el mensaje de dicho elemento, resistente a perder la ignorancia por culpa de la lectura dejó en un foro que antes era el mejor en castellano sobre Enteógenos y Psicoactivos -aunque debido a la plaga de zoquetes defensores acérrimos del analfabetismo, orgullosos de su ignorancia y que son capaces de insultarte porque no cometes faltas de ortografía al escribir, está al borde de la desintegración tras la huida en estampida de los foreros que más aportaban y que eran la vía por donde entraba la mejor información.

Como insisto, debe ser un mecanismo con mayor fuerza que la determinación genética, pues incluso se protege haciendo que aquellos que podrían imbuir al sujeto en un estado de mayor claridad y conocimiento, abandonen el ecosistema en el que estos especímenes polarizantes del más lerdo comportamiento se montan su particular circo de pseudo-ciencias y sincretismo pachango-ideológico.



Esto que a continuación descargo, es "el mensaje".
Muestra de las aspiraciones, conocimientos, acciones y pensamiento de estos tipos, que consiguen darle a la información el peor uso posible, tomando aquello que les apetece y obviando el resto.
El nick de quien lo escribe es "Hofman", que como está en un cuarto sobre enteógenos, sería fácil suponer que hace alusión a Albert Hofmann, padre de la LSD.
La elección del nombre ya es un aviso claro de los intereses y preferencias del usuario...

Título: Ayudaaa urgente !! extracto efedrina

"os cuento, esta mañana he visto x el cajo una caja de efedrina de 50 mg.... buenoo pues he cojido una sarten pekeña he exao 6 pastillas, un poco de agua, unas gotas de limon y x ultimo un poco de vicarbonato a hexo reaccion se ha desexo casi al instate, lo deje reposar y se kedo lo solido abajo, y likido blanco x encima k eran impurezas, kite el aguiya esee y lo koci un poco asta k burgugeaba la pasta blanca amriyenta...

lo he dejao reposar y he e hechado alcohol y lo he vuelto a herbir..... lo he dejado reposur un buen rato, y el resultado es unas rocas como de coca humeda esponjosa, pero a la vez se desace bien xra hacer rayas, ya no huele a alchol ni nada.

serian 0.4gr = 50 mg efedra.

k pasaria si me meto una fila ??"


¿Impresiona?

Joder, el chico se ha levantado creativo y ha dado lo mejor de sí!!
Para empezar, rebusca en los cajones a ver si encuentra "alguna pastillita".

Como las encuentra, y son una caja, tiene para hacer experimentos.
¿Qué se puede hacer con la efedrina?
A bote pronto, lo más sencillo es hacer metanfetamina, aunque yo lo siga llamando extracción lo primero que hago es buscar reactivos.

Así que como para hacer metanfetamina con efedrina hay que usar ácidos y bases y cosas así, vamos a probar a ver si nos sale:

"buenoo pues he cojido una sarten pekeña he exao 6 pastillas, un poco de agua, unas gotas de limon y x ultimo un poco de vicarbonato a hexo reaccion se ha desexo casi al instate"

Vengaaaa, machaca ahí las pirulas y échale ácido... que no hay? Pues algo ácido, por ejemplo zumo de limón...
¿Que para qué es el ácido? Ah, ni puta idea, pero eso pone en internet...

Pero como no veo que esto haga nada, pues pruebo a echarle más cosas y acerté!!
Con el bicarbonato (con V es el mismo compuesto, creo) ha reaccionado!!

Y así llega la primera síntesis de este genio:

Acaba de sintetizar...
GASEOSA.


Sí, gaseosa. El limón con el bicarbonato reaccionó, y dio un poco de CO2 que en medio líquido acuso, es el ácido carbonico de las bebidas.

Y con sabor a limón? Pues gaseosa al limón.

"lo deje reposar y se kedo lo solido abajo, y likido blanco x encima k eran impurezas, kite el aguiya esee y lo koci un poco asta k burgugeaba la pasta blanca amriyenta..."

Como aquello reaccionó, supone que va por el buen camino, y ya se envalentona.
Así que su siguiente paso de importancia, es separar el compuesto interesante del resto que no vale para nada.
Y lo cierto es que lo hace...

El líquido blanco, que el genio decide que son "impurezas" (en una pastilla farmacéutica o en su reacción... vamos, subproductos de reacción) lo tira por el desagüe.
Y así SE VA A TOMAR POR CULO EL PRODUCTO ACTIVO.

Oleeeeeeeeeeeeeee!!!
¿Que por qué hice eso?
Ni idea, pero por algún lado había que seguir, no???

"lo he dejao reposar y he e hechado alcohol y lo he vuelto a herbir..... lo he dejado reposur un buen rato, y el resultado es unas rocas como de coca humeda"



Ya no sabe que hacer, y no le quedan cosas en la cocina con las que probar para mejorar la síntesis de la gaseosa, así que tira de botiquín y encuentra el alcohol, desnaturalizado y con otros compuestos que hacen que no valga para las reacciones ni para consumo, pero a él le da igual...

Es un genio de la química, como indica su nick, así que algo se le ocurrirá!!!

Como lo que le queda después de echarle alcohol y darle calor, es algo parecido a la coca (según él) es que debe ser buena...
Y no es raro que le recuerde a la cocaína, porque lo que le queda de sus reacciones es el yeso que se usa como excipiente en la fabricación de esas pastillas... y debe ser del mismo tipo de yeso que le habrán dado a 60 euros el gramos, bajo el pseudónimo de "cocaína de la wena".


Para completar el aspecto técnico de la intervención, añade unas cuentas... y aunque había usado 6 pastillas de 50 miligramos cada una, según el rendimiento de la reacción él calcula que le quedarán en la sarten... 50 miligramos de... efedra??!!

De una pastilla le ha salido una planta!!

En el proximo capitulo nos puede enseñar como conseguir un esqueje de la planta de coca, plantando en tierra orgánica un bote de coca-cola.


Aunque como siempre está bien preguntar y asegurarse, y ha explicado todo lo que ha hecho, seguro que alguien entiende la genialidad y le ha seguido apasionado.
Esa persona debería saber tanto o más que él.
Tanto como para saber como le afectan las sustancias, y más para saber qué es lo que ha salido de su mágica reacción y ser adivino.... porque lo que pregunta es:

"k pasaria si me meto una fila??"


Poco más se puede añadir, aunque merece una última reflexión que lo vincula con el tema de la apropiado de la información en la política de reducción de riesgos.

Este tipo de persona, que cuenta con medios suficientes y acceso a la información, es con su comportamiento un buen ejemplo de que por encima de toda la información que se dé, la actitud inconsciente y despreocupada y sin consecuencias que muestra este y otros, son algo que no se puede evitar.

Da igual que se informe, se advierta o se intente proteger: quién tenga vocación de suicida, tomará cualquier veneno de la misma forma que si fuera agua.

Y es muy común ver jóvenes que a pesar de todos los medios que se ponen a su alcance, siguen tomando sustancias de dudosa procedencia sin hacerles una pruebas mínimas, comprando droga en los servicios de una discoteca a un tío que se saca una bolsa de polvo blanco de los huevos y consumiendo rayas de cualquier cosa que conocidos y desconocidos ponen delante de su nariz.

Como en todo, hay grados, y todos podemos pecar en ocasión de una falta de precaución.
Pero aún así, cuando se han interiorizado conductas de prevención, para nuestra seguridad y la de los que están con nosotros, esas conductas actúan como barrera que influye en nuestras decisiones, conscientes e inconscientes.

Y protegen a los usuarios y a los que aprendan de estos, instaurando costumbres que a corto, medio y largo plazo, harán del consumo de psicoactivos -independientemente de si es una sustancia legal o no- un comportamiento que lleve aparejado un cierto nivel de aprecio por el conocimiento, la seguridad y la calidad.

El saber ya no es que no ocupe lugar.
Es también una apuesta segura para mejorar todo un sistema, que abarca desde el consumidor al productor, y que se verá necesitado de ajustarse a las demandas del mercado, cuando los consumidores finales adquieran el control sobre la situación a través de sus elecciones.

Y aunque asuste, sobre todo a aquellos que no confían en el propio individuo a la hora de tomar decisiones, es una forma de ampliar la libertad humana.

Porque les guste o no:

de la piel pa' dentro mandas TÚ...