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martes, 1 de octubre de 2024

RAP Y DROGAS

 RAP Y DROGAS


Rapeando el colocón: hip-hop y drogas.





Cuando era niño, la música maldita por excelencia era el rock. Lo había sido desde sus inicios, cuando sus primeros “grandes productos para las masas” -como pudo ser Elvis en un momento dado, o los Rolling Stones en otro- invitaban a su público a perder compostura y buenas formas, mediante movimientos de pelvis que era difícil no ver. 


En aquella época, mucha gente veía en ellos una invitación al sexo sin pasar por el sacramento del matrimonio. Música interpretada -a un volumen que superaba lo que había sido normal, hasta entonces- por jóvenes que no parecían cantarle precisamente a los valores morales establecidos, ni iban a tocar el órgano los domingos a su iglesia local. 


Esto ocurría en una USA puritana, cruzando la mitad del siglo XX -entre diversas guerras de mayor o menor importancia- donde la rebeldía inherente al rock era un fenómeno nuevo. No es que no hubieran existido antes “jóvenes rebeldes”, es que la industria nunca les había tomado en consideración como modelos a popularizar masivamente, hasta entonces. Y no sólo ocurría en la música este proceso de encumbramiento popular de íconos con una aparente carga de inconformismo; recuerden por ejemplo al malogrado James Dean en el cine o al “grimoso” -pero aún vivo- John Travolta.


Cuando el rock vino para instalarse también en España, lo hizo al mismo tiempo que otros inquilinos: el sexo extramarital y las drogas. Los 3 empezaron -sexo, drogas y rock'n'roll- a crecer en España casi al mismo tiempo, y muchos vieron causalidad donde sólo había una coincidencia espacio-temporal: España tras la muerte de Franco. 


Fueron los años del estreno en democracia, del punk sin futuro como oveja negra de la familia musical, y de una absoluta libertad de expresión -en lo artístico- cuyo ejercicio, hoy día, cuesta penas de cárcel a algunos creadores. Me contaba un amigo, especializado en Rock en todas sus formas, que hace ya algún tiempo (años) había escuchado al gran Rosendo Mercado (Leño) decir que “en el rap está la 'mala leche' que antes era patrimonio del rock”. ¿Los viejos rockeros dando crédito a los nuevos raperos? La edad no perdona y siempre fue un signo de grandeza saber descifrar -correctamente- el paso del tiempo y reconocerse, para bien o para mal, en los que nos sobrevienen.





Sexo, drogas y Rap'n'Trap.


Comparados con lo que vino después, los grandes grupos del rock duro en España (como podían ser Barón Rojo o los Obús, entre otros) eran bastante suaves. Si usaban drogas o no, quedaba en el ámbito de lo privado habitualmente, y si hablaban de drogas en sus canciones (más allá del alcohol) era normalmente para criticarlas o advertir sobre su uso y peligros, nunca lo contrario; era la época de la epidemia de la heroína y aún no existía una “cultura de las drogas” que permitiera con facilidad discernir si los mensajes de precaución tenían algún viso de realidad o eran del tipo “de fumar porros a la heroína inyectada, en 15 minutos”. 


El rap y sus sub-estilos mantenían una relación radicalmente distinta con las drogas. Incluso algunos raperos empezaron a mostrar sus consumos, bien en directo ante el público o en las letras de sus canciones. De esta forma se hizo icónico el “Lean” o “Purple Drank”, que de existir una droga propia del estilo rap, sería esa la que se llevaría -sin lugar a dudas- la corona. 


El “lean” era una mezcla de jarabe con codeína con algún refresco sin alcohol, tipo soda. El nombre de “bebida morada” viene del color de algunas de las mezclas resultantes, originalmente porque los jarabes que usaban, eran de color morado (similar al “Bisolvon Compositum”, jarabe de codeína y efedrina, antes de que cambiaran su composición en nuestro país poniendo DXM en lugar del opiáceo) y la mezcla terminaba teñida del mismo. Para rematarla añadían, opcionalmente, algunas chucherías para aumentar la dulzura de la mezcla. Uno de los múltiples usuarios de la bebida, era el difunto DJ Screw, muerto en el año 2000 por una sobredosis de varias drogas que incluían codeína, diazepam y PCP.



Y como en otras ocasiones, la muerte del artista -vinculada a dicha droga- hizo que la popularidad de la mezcla de dichos jarabes con refresco se popularizara -hasta lo impensable- en USA dentro del circuito rap, en un fenómeno de imitación más que de descubrimiento. De hecho, el color morado de la mezcla hoy día, suele conseguirse con el refresco (usando uno con base de uva negra u otro fruto que lo aporte) porque si bien resultaba relativamente sencillo conseguir uno de esos jarabes en el años 2000, las posibilidades de conseguir sin receta uno de esos jarabes de codeína son extremadamente bajas en USA. 


¿Y en España? ¿Cómo va la cosa con la “bebida morada”? En España la codeína y mezclas son fármacos que necesitan de receta para poder adquirirlos, igual que en USA, pero la costumbre aquí ha permitido durante muchas décadas que se dispensaran sin aplicar ese control; de la misma forma que pasa con un simple antibiótico, que dártelo sin receta es una falta muy grave, ocurre con otros medicamentos (como el metamizol “Nolotil”, los productos para la tos a base de codeína como la “Toseína” o el “Codeisan” en jarabe) pero la costumbre es una fuerza poderosa y que necesita tiempo para erradicarse totalmente. Ahora mismo es tan ilegal que te den sin prescripción codeína en una farmacia como hace 20 años, pero entonces resultaba mucho más fácil en España conseguir fármacos (sin receta) de manos de los propios farmacéuticos.


Aún así, en los últimos 10 años, ya se ha presentado “la bebida morada” como nueva droga que acecha a los jóvenes en varias ocasiones al público español, por parte de los mass media. Como digo, se ha lanzado varias veces cuando el consumo de dicha mezcla en España es anecdótico y, en muchas ocasiones, consecuencia directa de la influencia de las noticias que supuestamente están dando para prevenirlo. 


El consumo recreativo de codeína en España ha existido desde hace décadas, pero no la ostentación pública de dicho consumo, que es la verdadera novedad que estimulan esas “noticias”. Algunos músicos lo exhiben de repetidamente en sus vídeos, lo citan en sus letras o lo llevan incrustado en su cuenta en las redes sociales, como ocurre con Yung Beef cuyo nick en Twitter es @SecoWeedCodein (su mote, la yerba y la codeína). Kidd Keo saca vídeos donde la bebida morada (sea lo que sea en cada caso) aparece por todos lados. Incluso en su vídeo “Stress” (2016) aparece cómo hacen la mezcla de un bote de “Toseína” (color morado en España) con un refresco transparente. 


La influencia de dicha mezcla es más estética que real, no porque no tenga efectos psicoactivos (que los tiene), sino porque resulta más buscado que “la pócima” sea morada que unos efectos determinados, y es que las modas también llegan -de la música a la política- en forma de colores, dentro de un mundo que ha virado bruscamente hacia lo audiovisual. Si bien el “lean” sería la droga por excelencia del rap, es una realidad importada y que no encaja en la realidad hispana


Como dice Charflex, de los LFAM (“Los Burlaos”) en el tema “Lucky Strike Boy”: “El bote de 'Tose' está de atrezo... Mira pequeñín, sólo es placebo: beber codeína te da un mareo, sin prometazina es un refresco...¿por qué se las tiran de estar to' puestos? ¿Dolor de barriga por tomar medicamentos? Ahora todos los críos se creen Kidd Keo.”


Sabias líneas que señalan algo que imaginábamos ya: no hay nada de nuevo en la codeína como droga recreativa, pero sí lo hay en mostrar que la estás tomando en tu bebida, como una señal de pertenencia a un grupo, aunque sea por imitación de costumbres y apariencia (todos hemos tenido 14 años y e ídolos musicales vistiendo las paredes de nuestros cuartos).


Drogas y rap en versión española.


Aparte de la moda del “lean” que, por suerte, no es demasiado visible en nuestros lares, las drogas son un elemento que parece estar en casi todo el rap en castellano pero con marcadas diferencias con el que viene de UK o de USA, donde las alusiones al drogas como el “Xanax” -“Trankimazin” en castellano- son constantes. Tanto que una de las últimas “estrellas” -de 21 años, fabricada en USA- se llama “Lil Xan”, abreviatura de “Little Xanax” o “Pequeño tranki”. Este caballero saltó hace días a los medios internacionales por haber sido ingresado de urgencia en un hospital, debido a una sobredosis... de Doritos picantes. Según sus propias palabras, tras tomar una bolsa entera (dice que le gustan mucho) se sintió mal, con el estómago dañado y con ganas de vomitar, así que se comió otra bolsa más y así ya pudo terminar ingresado, que eso de que aparezca la palabra sobredosis en el imaginario asociado a tu persona -en el circuito del rap- es algo que te beneficia. ¿Es un chiste que un tipo que se llama a sí mismo “Pequeño Tranki” sufra sobredosis pero de Doritos? Sí o no, ya que el hecho es “real” hasta donde podemos saber, pero en un momento en que en USA se viven las peores cifras de muertes por sobredosis de drogas, es parte de la provocación que se estila en las carreras de estas inmaduras estrellas (casi nunca controladas por ellos mismos). 


Curiosamente, este rapero llega a hacerse notar por sus canciones, en las que habla de ser un adicto al “Trankimazin” como su tema “Betrayed”, o vídeos en los que cuenta la pasta que ha hecho vendiendo “Xanax” y otras drogas. Sin embargo, desde que la industria posó sus ojos en esta criaturita, le han estado presionando para que deje las drogas y su mensaje -que no su realidad- ha pasado a ser un alegato contra la adicción a esa benzodiacepina. Paradójico, cuanto menos, si desde tu nombre y tu último trabajo (“Xanarchy”) sigues haciendo promoción a la sustancia. 


En España parece que ese modelo no cuaja y que tenemos nuestra propia idiosincrasia con las drogas. Aquí se habla de consumir drogas, sí, pero no con la épica que aporta el enfoque anglosajón: las consumimos porque son parte de nuestra realidad cotidiana, y las usamos como herramientas o como fuente de financiación: “Fumo doble cero y doble cero es mi cajero” que dicen “Natos y Waor” en el tema “Tiras y aflojas”.  Músicos como El Coleta, mantienen vivo un mensaje contra la heroína que surgió de nuestra experiencia hispana en los años 80 y 90, y otros como Jarfaiter han dejado claro que el hecho de que las drogas aparezcan en sus letras, no implica una apología de su uso sino que resulta de la mera exposición de la realidad.




Lo que sí es notable, es la amplitud de la idea de droga. ¿Qué resulta ser droga y qué no, para cada uno de los autores? Yo diría que, para una amplia mayoría, droga es “lo que toman los otros”. Hay raperos que hacen continuas alusiones a que ellos no se meten “drogas” (como signo diferenciador del resto) pero a la vez reposan constantemente en alcohol y cantan sus gloriosas borracheras. ¿El alcohol no es droga? 



También he visto a alguno hablar de alcohol y drogas de forma inclusiva, pero haciendo una elegida excepción con el cannabis que pasa a ser canonizado como vehículo de innumerables parabienes, pero no como una “droga”, modulando el término -en boca de estos- que pasa de descriptivo a despectivo.


Para terminar, mención aparte para C.Tangana que a pesar de ser -a día de hoy- el más deseado y el mejor pagado de este grupo, no parece haber renunciado a hablar de las drogas con honestidad. No tuvo problema en publicar un tema llamado “Bolsas” en que describía un patrón de consumo de cocaína, a pesar de que sabía que le atacarían por ello. En uno de sus últimos trabajos, “Bien Duro”, se ven desfilar por el vídeo tabaco, alcohol, cannabis, cocaína y una bolsita de MDMA, aunque el tema nada tenga que ver con drogas. Ese patrón de consumo es mucho más un reflejo de lo que hay en nuestro país que el color morado del “lean”, como moda importada de otra realidad.



“Y más solo cuanto más libre. ¿Pero qué es una puta raya para un tigre?” que dice Tangana en su último vídeo “Spanish Jigga Freestyle”, grabado en USA y donde -curiosamente- incluye una referencia al “Trankimazin” pero oportunamente citado como “Xanax” (“desayunando Xanax...”) de manera que para el público hispano queda ofuscado y para el publico norteamericano queda realzado. 


Lo que en un lugar está bien visto, en otro recibe la consideración opuesta. Siendo el rap un reflejo de la realidad que sus autores viven, es normal que las drogas sean distintas y su percepción también. Pero a diferencia de otras músicas, la ostentación de su consumo (bien sea alcohol u otra droga), parece serle útil y productiva a muchos autores, incluidos algunos de alto nivel. Creadores y consumidores son -como todos los humanos- animales que aprenden por imitación en amplias fases de su vida; el rap, como producto, tampoco se libra de las consecuencias de estos patrones innatos.


lunes, 3 de septiembre de 2018

No sufras más: yo te receto heroína.



No sufras más: 
yo te receto heroína.



Tenía algo más de 22 años cuando tuve mi primera -y única- sobredosis "potencialmente letal" con opioides. En aquella época tenía un bar; un reducto antiprohibicionista (donde se consumían todo tipo de drogas sin restricción) y con la única norma de no molestar a otros clientes, consumieran drogas o no.

Uno de mis clientes -el dueño de otro bar, preso ahora por tráfico de drogas- un viernes se presentó y me dijo: “toma, este bote de metadona es para ti, que sé que te gustan mucho estas cosas de las drogas”. Yo le pregunté por qué me lo daba, y cómo es que no lo necesitaba él si estaba en un tratamiento de mantenimiento con metadona, y me dijo que ese finde iba “a ponerse” y pasaba de la metadona teniendo heroína a mano.

Aunque alocado por la edad, yo era bastante responsable en mis tomas de drogas sobre todo cuando eran “nuevas”, le interrogué sobre la dosis de metadona que había en dicho bote con un líquido transparente, y él no me supo contestar salvo con un dato: “es para una persona que tome mil duros (5.000 pesetas, 30 euros) de caballo [heroína] al día”


¿Qué sabía de la metadona yo? Pues mucho, había leído de ella, conocía la opinión de gente como Escohotado y en esencia, entendía su mecanismo de actuación (el mismo que el de heroína, morfina o codeína). Aún así cometí la terrible imprudencia de tomarme el botecito de un trago -con una persona haciendo de “niñera”, siempre parte de mi protocolo de seguridad a la hora de experimentar- pensando que, con mi experiencia en opiáceos (conocía opio, morfina, codeína y heroína) no me metería en una situación peligrosa; me equivoqué.

En menos de 30 minutos estaba vomitando hasta el alma -cosa que probablemente me salvó- y entrando en un estado de sobredosis de opioides intenso, en el que me costaba mantenerme despierto y en condiciones adecuadas. Avisé a mi cuidadora y le pedí salir a la calle (no existían los teléfonos móviles como ahora) para acercarnos a una cabina a llamar por teléfono a Cruz Roja y dar el aviso. 

Así lo hicimos y al cabo de 10 minutos, una ambulancia -sin médico- operada por voluntarios me estaba atendiendo. Yo, que era consciente de que lo que tenía era una sobredosis, estaba obsesionado por saber qué dosis era la que había en el bote, pero esas personas no podían acceder a dicha información tampoco y resolvieron con lo que su formación -o la falta de ella- les dictaba: “no creemos que estés en peligro porque la metadona la dan para curar heroinómanos, lo único que puedes tener un síndrome de abstinencia dentro de 3 días”.

Cuando escuché eso, de boca de alguien que venía en una ambulancia de Cruz Roja, me di cuenta de que carecían de formación para comprender que la metadona era un opioide mucho más potente y por ende más peligroso que la heroína, y que ni siquiera entendían el funcionamiento de los programas de mantenimiento con metadona ni la farmacología de esta sustancia. Viendo esto en quienes tenían que atender una urgencia por sobredosis de opioides, es fácil comprender esa sensación de “cura para la heroinomanía” con la que se percibía a la metadona, sin entender el mecanismo de esa “supuesta cura”


Posteriormente pasé de los “voluntarios de la Cruz Roja” y me fui en un taxi al hospital, en el que un médico me estuvo viendo y aunque determinó lo obvio (una intoxicación por opioides, metadona en ese caso) estimó, que gracias al vómito, no había absorbido una cantidad mortal de necesidad, y si bien no parecía tener necesidad de ser tratado con un antagonista (sobre todo por lo poco útil del corto efecto de la naloxona, el antídoto, que no llega a la media hora de duración en su efecto frente a las 72 horas de efectos de la metadona) necesitaba vigilancia por si evolucionase de forma imprevista. 

Me tiré 3 días -vigilado casi las 24 horas- que cada vez que me fumaba un porro (por sinergia entre los cannabinoides y los opioides), caía dormido encima de la cama sin poder hacer nada para evitarlo. Fue el colocón más largo de mi vida y el que más cerca estuvo de matarme: metadona, la “cura” para la heroína.

¿Que busco señalar al contar esto? El común error de pensamiento de que dicha “cura” es inocua o algo distinto a lo que “pretende curar”. La metadona y la heroína son -en esencia- la misma cosa y producen -en esencia- los mismos efectos, pero mientras que los de la heroína duran unas horas, los de la metadona duran varios días.

La metadona es mucho más potente, peligrosa y de difícil manejo que la heroína como fármaco (en Reino Unido, la heroína se emplea como la morfina, pero la llaman diamorfina) por su alta impregnación y duración en el cuerpo humano. Su ventaja es precisamente esa misma: la larga duración, de días, que evita que la persona tenga que “drogarse” cada pocas horas, dándole una droga que dura muchas más horas y hace esencialmente lo mismo en tu cuerpo. 

Pero recuerde esto el lector: aparte de su duración -y de que se administra en un centro y tratamiento (es pura)- no tiene ventajas frente a la heroína -mucho más segura a nivel orgánico como fármaco- sino desventajas (empezando por su duración).

Dicho de otra forma, cuando damos metadona a un adicto a la heroína, es equivalente a suministrar vodka a un adicto a beber vino, o de mantener lejos de la cerveza a una persona a base de tenerla saturada de ginebra. ¿Tiene ventajas? Sí, para algunas personas muchas porque cada caso es único y, en algunos casos, un tratamiento de mantenimiento con metadona puede ser la clave para encauzar la vida de una persona (permitirle tener horarios y vida normales, sin tener que buscarse la vida para pagarse la droga y no entrar en un doloroso "mono"), pero en otros casos no es así y no basta con ese opioide y esa pauta de administración.





Para esos casos que parecían no tener salida con los tratamientos más habituales (metadona y buprenorfina mayormente) se crearon los programas de mantenimiento con heroína, en los que la sustancia usada como fármaco es la propia heroína de manera que ir a comprar la sustancia al mercado negro, carece de sentido. De esa forma, el paciente recibe una serie de dosis controladas de diacetilmorfina (nombre farmacéutico de la heroína actualmente) de la misma forma que a otros les dan su metadona o su buprenorfina

Esos programas han sido llevados a cabo en diversos puntos del planeta, España incluida como una de las pioneras gracias al trabajo de Joan Carles March en Granada. Los resultados de los ensayos clínicos llevados a cabo con heroína como fármaco, han sido muy positivos en todos los casos donde se han permitido, y eso llevó a algunos médicos que trabajaban con adictos a opioides/opiáceos en Canadá que, igual que su vecino USA está sufriendo tasas altísimas de sobredosis y problemas con este tipo de drogas, a pedir heroína para un grupo determinado de pacientes.

Esto no pasó de la noche a la mañana. Se pidió el acceso a la heroína para 21 participantes que resultaban “adecuados” de un estudio de 202 adictos (de nombre SALOME) a los que se había estado manteniendo -en condiciones de doble ciego- bien con heroína o bien con hidromorfona inyectable, cuyo efecto es muy similar al de la heroína, que se les administraba 3 veces al día bajo estricto control médico

Aún así, desde el estudio ya concluido se pedía que se abriera el abanico de opciones terapéuticas para que los médicos tuvieran herramientas útiles, como la hidromorfona inyectable, para quienes no resultaban beneficiados por otros tratamientos. Como prueba del buen funcionamiento del tratamiento, el equipo activó una línea de rápida de teléfono para cualquier tipo de problema (médico, criminal, legal) relacionado con el estudio SALOME o cualquiera de sus participantes: nunca recibieron ni una sola llamada.

Tras el estudio, se cursaron una serie de peticiones bajo la cláusula SAP o Programa de Acceso Especial por el que los médicos de Canadá, cursando unas solicitudes que deben ser aprobadas con mucho trámite pueden solicitar fármacos que no tienen en su farmacia, cuando una condición o enfermedad ponga en peligro la vida del paciente

Los expertos médicos consideraron que el riesgo de recaída en el uso de heroína callejera, especialmente en estos momentos que la heroína les llega adulterada con fentanilo, era una condición que ponía en peligro la vida del paciente, y dieron el paso de cursar esas 21 peticiones para que sus pacientes fueran tratados con heroína farmacéutica o diacetilmorfina.

Y aquí llegó el problema. Esas peticiones, de largo trámite, repentinamente fueron aprobadas por la maquinaria burocrática de Canadá: se iba a dar heroína -como tratamiento de mantenimiento no experimental (eso es importante)- a 21 pacientes

Los departamentos del ministerio sanitario del país dieron curso a la petición, tras comprobar los requisitos, y entonces ocurrió lo que no es sencillo de entender sin una aproximación “moralista e ignorante” por parte de sus principales actores: la entonces ministra y actual jefa de la oposición -Rona Ambrose- bloqueó el acceso a la heroína farmacéutica como tratamiento, haciendo una modificación en la ley de manera que esa sustancia no pudiera utilizarse.

¿Quién es una político para tomar una decisión médica, contra sus propios expertos? La dama en cuestión es la bulldog del partido conservador por aquellos lares -ahora en la oposición- que antes de irse del convento, como dice el dicho, se cagó dentro. Le quedaban unas semanas para tener que dejar paso al nuevo gobierno de Justin Trudeau, y con un par de ovarios emitió una declaración que textualmente decía: “El primer ministro [Harper] y yo no creemos que sea actuar en beneficio de quienes sufren adicción a las drogas, darles las propias drogas a las que son adictos.”





¿Y qué culpa tienen los adictos, los participantes en los ensayos médicos, los doctores y los expertos en este área de que tú -y el primer ministro conservador de turno- creáis algo que sólo demuestra que sois completos ignorantes? Ninguna, pero aquí es donde colisiona la política con la ciencia: aceptar que dar heroína a una persona es un tratamiento adecuado para salvarle la vida, contradice todos los postulados conservadores contra las drogas, a través de la sustancia más mitificada y demonizada de todas: la heroína. 

Con intención de sacar rédito político, esa meapilas ignorante y su jefe, quisieron dejar una piedra prohibicionista que alargase la interminable agonía de la guerra contra las drogas, incluidas para su uso médico; les dio igual que por medio se llevasen las esperanzas de 21 enfermos de recibir un tratamiento correcto y que les evitase entrar en situaciones que pusieran en peligro sus vidas.

De esas 21 personas privadas de lo que sus médicos creen que es su mejor opción, 5 de ellos se decidieron a demandar al estado por bloquearles el acceso a la heroína farmacéutica como medicación necesaria en un trastorno que les pone en peligro real de muerte. Y este es el punto en que se encuentra el intento canadiense de iniciar el tratamiento de mantenimiento con diacetilmorfina, a pesar de que es un fármaco sobradamente conocido y con menores riesgos a nivel farmacológico y claras ventajas en el proceso de adicción a opiáceos frente a la metadona. 

Son cinco adictos crónicos, refractarios a otros tratamientos, que no quieren morir un día de un mal chute. Y esto es lo que les exige el sistema, tener que demandar al estado para que -un día, que deseamos cercano- su médico les pueda decir: 


"No sufra más,
yo te receto heroína."


Este texto fue publicado en Cannabis.es originalmente.


lunes, 1 de agosto de 2016

El fraude del Krokodil en España: TODOACIENCIA por Gonzalo Haro - CEU

Este texto fue publicado -aunque les pese a algunos- en Cannabis.es y fue el primero que apuntó directamente a la nulidad absoluta del trabajo de este loquero transmutado en vendedor de plazas universitarias para la CEU de Valencia.

El fraude se cometé por quien pretende pasar una info que sabe que es -cuando menos- ridícula e insostenible por estudio de tipo científico, y una revista mercenaria como es la Revista Adicciones, otra de las que se dedican a mamar de los fondos del PNSD y su entorno de trepas, le da cabida.

El resto lo completa una prensa completamente idiota, zombi, imbécil, sin capacidad para leer una puta página de una estudio tan marca ACME que es una pieza del humor más cutre. Sólo "El Español", días después, levantó la voz y lo dijo (de la prensa generalista), mientras el resto de medios de prensa, televisiones, periódicos y demás morralla, le lamían el culo al Gonzalo Haro y su equipo de trileros universitarios.

La vergüenza de la "serpiente de verano" en información sobre drogas, que este año era esperada con una navaja en la mano. Gonzalito, mala suerte. Los médicos, aunque os la coméis unos a otros, no vais a estar siempre mirando desde la barrera, y menos cuando sois un puto fraude como tú, Gonzalo Haro....

Luego llegaron otros -excusas control- a decir que si el Krokodil, que si responsabilidad por la prensa,  que si pa' chulo mi pirulo y demás tonterías -los más endogámicos del panorama: sabía que eran medio maricones pero no completas mariconas (ni citar al autor del fraude, eh? todos amiguitos, que todos cobramos del beef)- para echarse unas risas extra: sorpresas te da la vida. Bah, como perras previsibles. Gracias a mi compadre H.Madera por estar al quite cuando yo estaba de viaje. ;)

Quiero añadir que si no fuera por mi editor en Cannabis.es, Gon, estas cosas no saldrían así de bien, rápido y divertidas. Es un crack y lo sabe. Esperamos que os guste a todos, menos a Gonzalito y sus paleros. :))

PS: Doctorcete, qué poco lees y cómo de fácil se te trinca, parguela.

--
La CEU de Valencia, 
el Krokodil inventado 
y

la TodoACienCia de Gonzalo Haro.

"¿Qué chorrada podíamos inventar para salir en prensa y dar publicidad a la 1ª Promoción de Medicina de la -privada y católica- CEU de la C. Valenciana? ¡¡Necesitamos algo gordo!!  

Venga, traed más orujo y cajas de Lisdexanfetamina 70 mg. de la farmacia, que esto lo arreglamos hoy antes de terminar de jugar al Monopoly... ¡ya!

¡Ya lo tengo!
¡¡HEMOS DESCUBIERTO EL KROKODIL EN ESPAÑA!!

JUAJUAJUAJUA.....
¿A que mola?”

Por más que intento encontrar otro contexto del que surgiera esta basura de estudio -del que os vamos a hablar- no lo encuentro. No puedo. No soy capaz de imaginar una situación en la que varias personas -con formación universitaria- terminan firmando un “estudio” que es una absoluta basura basada en una mentira (o una verdad “incomprobable”, como puede ser: “vino hace una hora un marciano a mi casa y me invitó a ensaladilla rusa”) y una revista -de supuesto prestigio científico... pfffff- acaba publicándolo.





Esa “cooperadora necesaria” en este fraude informativo, es la Revista Adicciones, financiada por el inefable y nada fiable Plan NaZional Sobre Drogas o PNSD, y editada por uno de los actuales y repetidamente previsibles “buques” prohibicionistas, como es la cosa esa de “Socidrogalcohol” -un saludo (con todo mi corazón) a Alipio AKA “Infoxicador”, mi hamigo- y que sirve de bandera, bajo la que que se reúne la “avant garde” del más señero prohibicionismo en España. 

Financiada -la “presuntamente científica” gacetilla moralista sobre adicciones- por el PNSD como digo, pero también por aquellos que publican: si quieres en Revista Adicciones publicar, la pasta -por delante- tendrás que ingresar. Nadie “trabaja” gratis, aunque las revistas de verdad -en las que trabajo- suelen pagar al autor y no va al revés la cosa, aunque cada uno es muy libre de valorar su trabajo como quiera, y resulta -en este caso- poéticamente justo que el precio sea negativo para los autores, dado el tamaño del fecalito que han mostrado. Lo de las revistas “con premio” y garantía de correcta moral - por ser tan “útiles CONTRA las drogas”- ya lo tratamos en el caso de la gacetilla prohibicionista de “InDependientes” hace meses.

Sí, sí. Todo muy científico, pero del “TODO A CIEN”.
Esto no es ciencia sino “TodoACienCia” y ellos no son científicos sino todoacientíficos. A ver si el indefinible Luis Piedrahita, me copia la idea, para su particular diccionario de ideas complejas, sencillamente expresadas.





Podría ir punto a punto con el propio estudio y desmontar la validez del mismo, pero es todo demasiado simple: todo el estudio se basa en las declaraciones de un “paciente” (entendemos que usuario de heroína) que dice haber conseguido una dosis de “Krokodil”, la mítica droga surgida -en su versión callejera- en la Rusia anti-metadona de Putin ante la falta de otros recursos por parte de los usuarios de heroína.

Este paciente, que además sufre -como dice el estudio- despersonalización, dice haber INGERIDO una dosis de ese supuesto krokodil: la droga que -desde la prensa y este estudio- se nos quiere vender como la “heroína caníbal”, cuando es un opioide como otro cualquiera que existía en farmacia hace casi un siglo ya. Es curioso, porque el krokodil se sintetiza para ser inyectado, y no existe una sola prueba de que haya salido del entorno ruso jamás, pero este paciente -de Castellón, ni más ni menos- dice haberla tomado. Pero como dice Gonzalito “er psiki”, los pacientes nunca mienten, chavalotes.

Y ya. Así. Sí. Fin. EOF. No hay nada más...

Que el paciente tuvo molestias estomacales y que estuvo 3 días en observación (todo cuento y tontería para rellenar texto). Y de hecho, el propio paciente no achaca esas molestias al “supuesto krokodil”. Un paciente que sufre despersonalización y al que el tal Gonzalo Haro AKA “er sikiatra” y Abel Baquero AKA “er sikolojo” -los TODOACIENTÍFICOS que firman- elevan a caso de estudio clínico de nivel internacional, como “el primer caso de consumo de krokodil en España”, sin una sola prueba de sus afirmaciones. ¿Caso documentado? ¿Qué es eso?

Ni una sola prueba, ni un análisis, ni una foto, ni nada que no sea “lo que les dijo un paciente con cagalera y dolor de tripa”. Gran universidad la que da formación con estos profesionales. Nada. Como lo que dijo “el Nega” cuando C.Tangana fue y le metió una galletaza por ser un bocas: nada de nada.



Ni una sola prueba -de las de verdad, científicas y no como ellos, todoacientíficas- siquiera de que esa persona consumiera algo, y de que eso fuera “krokodil” -que tomó mezclado en un brebaje con cafeína de forma “lúdico-experimental” según el propio estudio- y no el semen de un marciano.

El paciente -“la fuente científica del estudio”- ha pasado 5 años en el talego, ha consumido de todo y sigue consumiendo (así nos lo presentan) alcohol, cocaína, heroína y benzodiacepinas. 

Así que experimenta con algo que cree que es krokodil -recuerden que también se indica que sufre despersonalización, su salud mental no parece la adecuada para ser tomada como veraz sin más prueba documental- mezclado en el café, luego le duele la tripa -como único efecto/problema descrito y NO asociado- y en el hospital dice la primera tontería que se le ocurre: he tomado krokodil!! Yeah!!! Es más fuerte que la heroína, sí!!! Es más físico!!! Sí!!!

Mola mucho todo el grupo de caraduras que se han sumado a poner su careto en la foto, y su firma en el estudio, seguramente sin leerlo bien porque se ha apuntado hasta el tato: todos quieren figurar en el gran descubrimiento con el que, como sentencia el estudio, “PODEMOS AFIRMAR QUE HA EMPEZADO EL CONSUMO DE KROKODIL EN ESPAÑA”. Y pa' chulo, chulo, mi pirulo.

¿Vale? Es que soy de la CEU, donde el criterio de calidad varia según el precio.
Eso sí, las fotos de la 1ª promoción de Medicina de la CEU en la C.Valenciana sirven como excelente promoción (en redes sociales, sí: sois especiales...) para que más personas acaben engordando las arcas de estos timadores con trajes del todo a cien, pseudocientíficos y desinformadores universitarios.

Con la misma lógica, yo puedo afirmar que he sido la 1ª persona en España que ha sido objeto de un complot para matarme con krokodil. Y no es broma: hace unos meses tuve que denunciar a unos tarados de facebook -los de siempre- y en el material que entregué a la policía y al juez, se encontraba un plan para “enviarme heroína gratis por correo hasta que me enganchase, y luego, mandarme KROKODIL para que me matase yo solito”.

No es broma. Eso lo tiene un juez en sus manos, y no por eso se me ocurre contar semejante “titular”, aunque es cierto que un tarado dijo “krokodil” en una de sus mongoladas. ¿Eso no es una prueba científica, señor juez? ¿O qué? ¿Para mí no y para ellos sí?
¡¡Esto es TODOACIENCIA, yeah!!

En el estudio, no hay mucho más que reseñar, ya que basándonos en semejante masa de evidencias, no hace falta explicar mucho más sobre la validez “científica” del mismo: nula. Aunque sí sirve para una cosa: es un gran ejemplo de lo poco que significa publicar hoy día en esas supuestas revistas científicas, que dicen asegurar la “peer revision”. ¿Y quién ha sido el “peer” que ha revisado este mojón? ¿Qué se había chutado, krokodil?
Venga ¿veis? Yo también sé hacer chistes de drogas. Creo que esto es una basura, JUNK SCIENCE, que ha sido hecha, seguramente con premeditación y alevosía, para darle bombo a la primera promoción de la Facultad de Medicina. De una universidad privada y católica, y la cosa no es menor: ellos tienen “una misión” y así lo expresan en sus idearios... y eso conlleva consecuencias, nunca buenas para la ciencia.

Lo que además me resulta curioso, es que en el estudio -y en la foto promocional para sacar partido al fraude- aparecen mencionadas 4 mujeres y 3 hombres. Mayoría de mujeres, como es habitual en la universidad en España. Y sin embargo, los 2 nombrados -casualmente- son varones. Ya, todo normal. Ayer me decía un tuitero que, si en el Congreso elegían 16 varones de 17 posibles para ciertos puestos, sería por mérito. Claro onvre!!

Esto es similar: hay más mujeres que hombres, pero los que se llevan la fama (y en este caso el repudio por lo que han intentado hacer engañando a todos, sabiendo que sólo 4 gatos, y no los periodistas que les hacen de comparsa, leen el estudio). Pero es normal, es una “Universidad Católica” y la mujer -ya se sabe- tiene su personal misión en ayudar al varón en sus realmente importantes tareas: Dios os creo de una costilla nuestra, aunque esta historia seguro que os ya la conocéis... mujeres. Vamos, que los importantes son “er psikiatra” y “er psikolojo” y el resto son las que traen los cafés y les “alegran la vista”, que pasa eso las puso ahí nuestro Señor Jesucristo, coño ya vale de tanta tontería contra lo varones, solo por ser mejores que nuestras costillas.
Orgullo Machote in the Science: Who's in da house?? Machote's in da house!!

¡¡TODOACIENCIA!!

El estudio no está exento de más memeces, afirmaciones totalmente falsas, falta de documentación previa (les hubiera bastado ir a ver Erowid para no repetir lo que hizo -lo mismo- otro “todoacientífico” con una historia similar) y poniendo como premisas, de razonamientos con objetivo previamente definido, un montón de idioteces: ¿conoces tú a alguien capar de conseguir codeína? Sí, seguramente. ¿Y yodo? ¿Y fósforo rojo? ¿Y ciertos metales para que hagan de catalizador? ¿Y que sepa realizar toda la secuencia de reacciones químicas necesarias? ¿De verdad?

En el estudio aseguran que es fácil, y de fácil no tiene nada: si lo es que lo demuestren y cocinen una dosis, con los medios de un yonki en España, si son capaces de respaldar sus surrealista afirmaciones. Esto no es calentar cocaína HCl y amoníaco en una cuchara, o algún ácido y heroína base para disolverla y chutarse. Esto no es algo que te enseñen por ahí, o mostradnos lo equivocados que estamos y lo sencillo que los yonkis hispanos se pueden hacer su krokodil, en casita, supongo... ¿Qué, Gonzalito y Abelín? ¿Os animáis a ofrecer -al menos- alguna prueba del resto de tonterías afirmadas? ¿Un vídeo “cocinando fácilmente krokodil”? 

Venga, dadnos algo más 
que un titular falso: de eso estamos hartos.



Como el mundo de las drogas usadas por los medios para vender, y en este caso de los todoacientíficos para vender(se), es un mundo con propiedades fractálicas, ESTO MISMO YA HA PASADO ANTES. Unos genios similares consiguieron sacar, en un proceso plagado de cosas extrañas, un estudio que afirmaba que tenían al primer consumidor de krokodil en USA, pero se fugó... mira tú. Y tampoco tenían, como estos gualtrapas, ninguna prueba analítica o forense de sus afirmaciones.

El escandalillo que destapó en los círculos especializados acabó haciéndoles retirar el “estudio” por carecer de la más elemental base científica para realizar las afirmaciones que ofrecía. Y un gran amigo químico y forense de alto nivel en USA, de nombre Kevin pero conocido por @ForensicToxGuy, ya hace 3 años que escribió sobre esto mismo, 3 años.

Su texto podría aplicarse casi al 100% a lo que han hecho estos mafiosos, con aire de científicos y periodistas, para salir en los medios. Y como TODOS los medios han publicitado la historia sin haber leído -al menos de forma comprensiva- el esperpéntico estudio. ¿No tiene “El País” y “El Mundo”, “Antena3”, “Cuatro” o “La Sexta” a una persona capaz de leer y entender lo que decían, y hacer notar que todo esto es una mongolada cogida con pinzas?

¿¿Periodistas?? Todo vale con las drogas... ¿verdad “prensa seria”?

Voy a copiar la principales conclusiones, las puede ir leyendo el equipo de genios unieron sus mentes y esfínteres -en esta fiesta coprófila- para que la gente crea que “hay algo mucho peor, más físico, adictivo y caníbal que la heroína.... y ya está en España!!”. Todo puta mentira.

No podemos soportar ciencia basura -todoaciencia- si queremos comprender en lugar de ser manipulados. Mucho menos podemos tolerar ciencia lacaya y prostituida, sin al menos ofrecer los datos reales.

  • El panfleto iguala desomorfina y krokodil como si fueran la misma cosa, lo que es igual a decir que una mezcla de yodo, fósforo y otros reactivos y catalizadores con el fármaco es igual al fármaco en sí mismo. La desomorfina no plantea ningún problema “extra” de salud -igual que la morfina- en su forma pura o farmacéutica, pero obviamente chutarse reactivos químicos hace daño, y de ahí se derivan todas las necrosis de tejidos y gangrenas que se producen quienes se inyectan esa mezcla sucia. Ideas como estas, asociadas a el krokodil y con titulares como “la heroína caníbal llega a España”, o como dice ForensicToxGuy, la perpetuación de este sensacionalismo estúpido en presuntos estudios “ciéntificos”y en los medios, sólo sirve para contribuir a la histeria sobre las drogas.

  • El texto afirma que la droga se está expandiendo por Europa y otras partes del mundo, aunque NO EXISTE EVIDENCIA ALGUNA de esto mismo, ni de que dicha mezcla -krokodil- haya salido de Rusia o su entorno más cercano.
  • A no ser que los artículos de las revistas online, que cuentan que alguien (bah, da igual quién, no?) afirma haber comprado krokodil en “no-se-qué-pueblo-perdido-del-Amazonas”, se consideren literatura científica, la mitad del estudio está llena de afirmaciones sin sustento.
  • No se realizó NINGÚN análisis toxicológico al paciente -ni tampoco a sus fluidos o deposiciones- que resulta ser la fuente “oral” de esta historia que muestre la menor sospecha de desomorfina o de krokodil (cosas distintas; sustancia pura vs. sopa con restos químicos reactivos). 
  • No existe ninguna prueba forense ni de otro tipo que pueda permitir, a estos listos caballeretes, decir siquiera que el krokodil ha llegado a España. Todo mentira y cuando más escandalosa, mejor parece irles (de momento).
  • Los autores concluyen que “la expansión y consumo de krokodil es una realidad en Europa, y con este caso podemos afirmar que ha comenzado su consumo en España. Es por ello que los recursos sanitarios, tanto de atención primaria o urgencias, como los servicios de adicciones y salud mental, deben estar alerta para poder detectar intoxicaciones, síndromes de abstinencia o secuelas físicas y/o psicopatológicas de su consumo.” Esta afirmación carece de base alguna, y resulta especialmente improbable que -dada la prevalencia de heroína barata y fácil de obtener, la mayor dificultad para obtener codeína y los precursores necesarios, y la ausencia de “cocineros” que enseñen al resto de usuarios, junto con programas mantenimiento con metadona en España- vayamos a ver nunca un sólo caso de krokodil en España (aunque siempre puede haber el puto freaky a quien le dé por sintetizárselo él mismo, pero ese tipo no será un yonki intentando salir de un mono de heroína, no majetones).



La impresión final, y tras observar con detenimiento las cuentas de redes sociales (hacedlo vosotros, y ved lo que han conseguido -ya- con este timo) de varios de los implicados en este mediático “Fraude del Krokodil”, es que simplemente buscaban darse autobombo con una noticia todoacientífica, y hacer que la gente sepa que la CEU tiene una Facultad de Medicina, en la que están grandes investigadores como este par de colegas de la TodoACienCia. Y cómo no, le tocó a las drogas; está vez al ruso krokodil aunque nunca verá el Sol desde aquí.

Eso siempre vende mucho en España, porque como el gran público no está formado y los periodistas son lacayos obedientes, que NO SON CAPACES DE LEER EL ESTUDIO para informar de que todo esto es “lo que cuenta un tipo”, es el sandwich favorito en los medios: falsa ciencia y drogas, visibilidad asegurada.

No será el último.

La TodoACienCia siempre lo peta.






sábado, 1 de febrero de 2014

Krokodil: el hijo caníbal de la prohibición rusa

Este artículo fue publicado en la Revista Yerba en el mes de enero de 2014, para arrojar un poco de luz ante la histeria mediática en toda América por el temor creado sobre el krokodil, la peligrosa droga que supuestamente ha llegado a todo el mundo y se vende masivamente en todas las esquinas de las calles por un precio 10 veces más bajo que la heroína. 

Otra de esas mentiras que sirven para rellenar periódicos: fuera de Rusia seguimos sin poder encontrar al famoso krokodil...
Espero que os guste.

Symp.

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Krokodil: el hijo caníbal de la prohibición rusa.



Los antecedentes de la historia.

En el verano del año 2012 saltó la noticia a nuestras queridas televisiones: un hombre bajo el efecto de una droga desconocida estaba atacando y comiéndose vivo a un indigente que vivía bajo un puente. La policía tuvo que disparar hasta matar al atacante, que resistía los impactos de las balas hasta que... dejó de aguantarlas. Pero el policía, traumatizado por lo que había visto, tuvo que causar baja médica en el servicio.




Toda la dantesca escena había sido grabada por una cámara de seguridad de un lugar cercano. Y el espectáculo que hizo de aquel suceso la televisión de los USA fue el creador de una nueva etiqueta en el confuso mundo de las drogas: las sales de baño o “bath salts”. Ese era el nombre de la terrible droga que había ingerido el atacante, convirtiéndole en un zombi caníbal que arrancó la cara de otra persona a mordiscos.

Como tertulianos en nuestra hispana televisión, un inmenso puñado de drogabusólogos y supuestos expertos en el tema, saturaron durante días la información sobre el suceso (que no había duda de que era algo terrible) e inventaron todo aquello que realmente desconocían. De hecho, el atacante no estaba bajo el efecto de ninguna droga, pero aquel suceso sirvió para marcar a fuego en la mente del público norteamericano el peligro de “esa nueva droga llamada sales de baño” y que además era legal y fácilmente adquirible.

Realmente bajo el norteamericano epígrafe de “sales de baño” (“bath salts”) encontraron cabida toda las drogas que, la mayoría de los mortales, no sabían que existían en el mercado como opciones legales. Como no guardaban ninguna relación estructural ni farmacológica entre ellas, era un nuevo “cajón de sastre” para las sustancias no fiscalizadas en los USA, y a la vez un nuevo concepto con el que “informar” al público no especializado ante la descomunal cantidad de información sobre química y farmacología que implicaban esas sustancias.

La atención que esa puesta en escena (de datos mal apilados y falsos) generó en el publico de los USA, implantó la sensación de enfrentarse a un nuevo tipo de peligro venido del “mundo de las drogas”, como otros que habían enfrentado históricamente bajo el estado de prohibición. Fue tal la inicial histeria propagada por los medios que pronto empezaron a aparecer “imitadores caníbales” con o sin drogas en otros lugares, hasta el punto que el prestigioso Centro de Control de Enfermedades (CDC) de los USA tuvo que emitir un comunicado a la población, asegurándoles que no había ningún brote epidémico ni tampoco ninguna clase de virus, sustancia ni patógeno conocido que convirtiera a las personas en zombis resistentes a las balas ni en caníbales. No sabemos a quién decidió el público hacer más caso, si a los científicos o a las televisiones y sus habituales actores. Vale la pena mencionar que se impulsaron decenas más de prohibiciones sobre toda clase de drogas todavía no fiscalizadas gracias a toda esa mascarada que era falsa en su mayor parte, y que nada tuvo que ver con ninguna droga. Pero parió las “sales de baño” como droga en los medios y en varias leyes.




La semilla de un gran reportaje en el nacimiento de la criatura.

Unos meses antes la revista digital VICE MAGAZINE, que cubre todo tipo de temas extraños y crudos en todo el planeta, realizó un estupendo documental http://www.vice.com/vice-news/siberia-krokodil-tears-full-length sobre una nueva forma de drogarse que había aparecido en Rusia. El nombre que los usuarios daban a la sustancia era Krokodil y resultaba ser una variación química de la codeína que los propios adictos, de las zonas más deprimidas económica y socialmente del país, cocinaban en sus casas con medios precarios y un entorno carente de cualquier higiene. Es decir, sintetizaban una droga partiendo de otra con los reactivos necesarios y poco más que algo de fuego para calentar. Y sin más, se lo inyectaban.

Estructura de la codeína


Todos los usuarios del krokodil ruso provenían de la heroína intravenosa, que se extendió por el país en los años 80 cuando las restricciones sobre la población se hacían más elásticas gracias a la “perestroika y la glasnot” (apertura y transparencia) que llevaron a cabo los últimos gobiernos de la extinta URSS. La vieja Rusia de aquellos años negaba tener la existencia de ningún problema de drogas con su población, ya que según decían las autoridades, en la URSS no existían las drogas. También negaban la existencia de un número significativo de enfermos de SIDA y seropositivos, aludiendo a que “en la URSS no existían desviaciones homosexuales ni usuarios de drogas”.
Era una gran forma de no destinar recurso alguno a esas bolsas de población: negando su existencia.
 

Estructura de la desomorfina,
compuesto activo del krokodil


También, la mayoría de los usuarios del krokodil casero, dicen que les da igual que les graben, porque en un par de años estarán ya muertos, en un medio donde no existe trabajo accesible y la gente sobrevive ocupando casas en un entorno tan hostil como el invierno ruso que frenó a Hitler y Napoleón. Se consideran a sí mismos una población abandonada a su suerte para morir, sin recurso alguno al que acudir en un paisaje de miseria y desolación, y en el que “esa droga que les acelera la muerte comiéndoselos en vida” es tan sólo un factor más a considerar entre las causas que han llevado al nacimiento y uso de semejante monstruo entre población rusa usuaria de drogas.



La cuna del monstruo.


A la mayoría de las personas -consumamos drogas o no- nos parece poco razonable inyectarte una mezcla que sabes que va a causarte una necrosis hasta perder todos los tejidos y cartílagos de la zona, quedar con el hueso visible y la carne circundante, putrefacta. No parece una buena idea, incluso siendo aventureros o temerarios como otros lo han sido antes que nosotros.

¿Qué hace que alguien encuentre como “la menos mala” la opción de inyectarse krokodil frente a cualquier otra? Intentemos imaginarnos en la piel de un adicto a opiáceos, obligado a mantener su hábito para no enfrentarse a un síndrome de abstinencia inicial (con fuertes síntomas físicos) y a una apatía psíquica muy prolongada, si supera la primera fase de una desintoxicación “a lo bruto”. La mayoría de ellos están fichados por la policía por pequeños robos y trapicheos, casi todos han pasado por la cárcel en varias ocasiones, y no existen perspectivas laborales ni vitales para ellos tras el derrumbe de ciertas áreas dentro de la muerta URSS. La asistencia médica es precaria y la asistencia social es nula. Dicho de otra forma: abandonados a su suerte en algún punto de Rusia.

Antes se inyectaban heroína, proveniente de la extensa frontera asiática de la URSS con varios países productores y de tránsito, pero la bajada de sus condiciones de vida e ingresos, junto con una mayor presión contra las drogas en su país, ha convertido a la heroína en una opción lujosa a la que la mayoría no puede permitirse acceder, así que recurren a otro compuesto y a la ayuda de la química para burlar la prohibición sobre la heroína.

La codeína -el principal precursor para cocinar krokodil- en Rusia se vende barata y prácticamente sin pedir ningún tipo de receta, y los reactivos para cocinarla de forma casera parece fácilmente disponibles para personas que no tienen disponibles -ni cubiertas- otras necesidades mínimas básicas. Los pasos químicos a dar para convertir la codeína en desomorfina -la sustancia activa presente en el krokodil- se van aprendiendo y enseñando entre las comunidades de yonkis como parte de las estrategias de supervivencia y mantenimiento del consumo de opiáceos, en un entorno hostil que no ofrece ayuda ni esperanzas. Y no son complicados de aprender, juzgando por el nivel de conocimientos y materiales de aquellos que los llevan a cabo, como se pudo observar en el documental hecho por VICE.

Pero en ese cuadro falta la principal razón que lleva a un adicto a opiáceos a consumir venenos desesperados: la falta de mejores opciones. Ni en la antigua URSS ni en Rusia se permiten los tratamiento de mantenimiento. Dicho de otra forma: allí no permiten el uso de metadona -ni de buprenorfina u otros compuestos agonistas de los receptores opioides- para ayudar a los consumidores de opiáceos del mercado negro a salir del mismo. No existen otra opción que la de “afrontar” una desintoxicación más o menos paulatina -quienes se lo puedan permitir- o la de saltar al vacío de la incertidumbre de un síndrome de abstinencia a opiáceos y posterior mantenimiento de esa opción abstemia. Las mismas razones que a cada persona llevaron a consumir opiáceos de una forma crónica, son las que muestran lo inútil de forzar a un dependiente químico a permanecer en una abstinencia no deseada, y menos si eso implica altas dosis de sufrimiento físico y psíquico. Mientras el resto del planeta utiliza opciones que permiten reintegrar a la persona, como los casi-universales tratamientos con metadona o los novedosos tratamientos de mantenimiento con heroína que se aplican en otras partes del mundo, incluidas algunas comunidades de nuestro país.



La creación del mito.


A mediados y finales del año 2013, la prensa no especializada empieza a lanzar noticias sobre el Krokodil, al que apodan de “heroína caníbal” por la necrosis que produce inyectárselo en los tejidos. Se comienza a hablar de algunos casos de usuarios de krokodil en los USA, disparándose una histeria desinformativa en los medios del mismo calibre que la creadora del mito de las “sales de baño” y los zombis caníbales del verano del 2012.

Los medios más amarillistas de los USA, en prensa y TV, se lanzan a hablar de la nueva droga creada para destruir a la juventud y que ellos presentan dentro de una ecuación muy distinta a la de la situación rusa. La lógica que subyace dentro de los anuncios alarmistas al respecto es la de que “su placer debe compensar al daño” aumentando la leyenda negra en torno a dicha droga.

Lo cierto es que a día de hoy, los medios de toda América están dando noticias sobre el krokodil sin que exista un sólo informe de un laboratorio toxicológico que confirme su presencia desde el año 2004 en que el compuesto activo del krokodil -que no es lo mismo que esa mezcla impura y letal de sustancias- fue detectado en dos muestras por forenses en USA. Los medios nos intentan volver a hacer la jugada que nos mostraron con el “caníbal de Miami” y las nuevas drogas llamadas “sales de baño” y en esta ocasión, el “vector del mal” es el Krokodil. Pero sin informes forenses en ningún país de los que están hablando del peligro de la droga, desde Canadá hasta Argentina. Todo el mundo habla de él aunque nadie excepto los mismos rusos, que ya mostró VICE hace 3 años, han visto al krokodil.

Las fotos que se están usando, en muchos de los casos, pertenecen a personas con gangrena en los miembros periféricos -similares a las causadas por el ergotismo- que nada tienen que ver con las imágenes reales (mucho más crudas) de los consumidores rusos de krokodil. Pero la alarma de la droga caníbal ya está en juego en los medios.

Imágenes de la perdida de la falange distal 
de un dedo anular por una gangrena periférica...
pero no por consumo de krokodil.


La realidad detrás de toda la leyenda negra.

El krokodil es una mezcla de varios reactivos químicos con codeína que se ha hecho reaccionar para obtener desomorfina. Aunque los medios digan que es el consumo de desomorfina lo que produce la necrosis en los usuarios, lo cierto es que la desomorfina es una droga inventada en los años 30 que ha sido usada como otros tantos opioides sintéticos sin el menor problema en entornos terapéuticos. No es ni más peligrosa ni menos que la morfina. Lo que convierte al krokodil en un despropósito peligroso es que la inyección de la disolución que contiene la desomorfina sintetizada caseramente, lleva incluidos sustancias como yodo o fósforo rojo, entre otros reactivos y subproductos resultantes de la reacción química. El efecto de la desomorfina es el de una morfina de duración más corta y que produce menos depresión respiratoria, a dosis equipotentes. Si se ha dejado de utilizar en entornos clínicos, es porque ha sido sustituida por otros compuestos más nuevos, con otras propiedades en duración y con patentes en activo que producen más dinero.

Si la desomorfina sintetizada en el proceso de fabricación casera del krokodil fuera posteriormente purificada y limpiada del resto de productos no deseados, sería una droga similar a la morfina o la heroína, sin ningún riesgo distinto al de esas conocidas sustancias. Pero esa opción en un entorno de miseria y carencia de recursos, es algo que no parece viable de manera suficiente como para que los usuarios de opiáceos intravenosos en Rusia no se vean abocados a opciones como el krokodil. Uno de los hijos de la prohibición de las drogas que nunca habrían visto las calles de no ser por la mezcla explosiva de la prohibición más salvaje, el apetito humano por dejar de sufrir, y el abandono a su suerte de una importante parte de la población.


No es probable que veamos krokodil fuera de un contexto tan radical como el de su origen ruso, en el que se dé la mezcla perfecta para que un veneno semejante pueda salir adelante. Es importante resaltar que el consumo del krokodil está asociado a la propia producción y consumo por parte del usuario, no pareciendo que tenga cabida en la oferta de productos del mercado negro, por lo desproporcionado de sus daños.

Sin embargo veremos como su leyenda -mal contada y omitiendo las verdades necesarias como con las “bath salts”- seguirá esparciéndose por los medios de distintos países, pasando a formar parte del arsenal de contenidos alarmantes y escalofriantes de las corrientes más prohibicionistas, sin recordarle al lector en la mayoría de las ocasiones que, ese monstruo que pudre la carne de quien lo usa, jamás hubiera existido si las posiciones más radicales del prohibicionismo en la guerra contra las drogas no hubieran llevado a Rusia a ser de los pocos países que no cuentan con terapias de mantenimiento con metadona para los adictos a opiáceos.