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viernes, 13 de noviembre de 2020

Y van 2 millones!!

 ¡¡2 MILLONES DE VISITAS 

EN "LA DROGOTECA"!!


Y van dos millones...

Hace tiempo que no tengo el placer de sentarme con calma y escribir para la gente que visita “La Drogoteca”, para aquellos que siguen enviando preguntas a los comentarios de los post que hay publicados y para los nuevos visitantes que siguen apareciendo. 

Hoy puedo hacerlo.

Esta aventura que se inició en el año 2007, con el empeño de facilitar información sobre drogas que no se encontraba de forma sencilla en la red, hace ya sus 13 años de existencia (bueno, los hizo en febrero, así que vamos por los 13 años y medio). Siento que mis actuales ocupaciones no me hayan dado el tiempo que requiere plantear nuevos temas y divulgar información: este año 2020 ha sido un año complejo, me temo que para todos. 

“La Drogoteca” ha seguido en pie con el material existente hasta el momento (aunque tengo material guardado para seguir haciendo publicaciones), y no ha tenido apenas supervisión. Eso sí, he seguido controlando los comentarios que se intentaban publicar (y yo tengo que autorizar) y respondiendo a muchas de las preguntas que planteaban esos comentarios. 

También he de decir que cada vez son más los comentarios que intentan usar este lugar para establecer contactos para la venta de drogas, mucho camello imbécil (no por ser camellos, ojo, sino porque son unos tarados por su comportamiento en la red) que escribe dejando como contacto emails o incluso números de teléfono. El último, hace tan sólo una semana, es un cretino que adjunta su número de teléfono y afirma vender marihuana y hash en toda España mediante envíos, y también afirma realizar entregas en persona en diferentes ciudades de España (os adjunto una foto para que veáis el percal).



Obviamente no publico esos comentarios ya que podría incurrir en un delito que como consecuencia tendría (entre otras) el cierre de la web. Aparte, nunca se puede saber si el comentario es original de quien pretende vender drogas y establecer contactos a través de la web, o si es falso y sólo busca hacer daño al titular del email o teléfono que muestra, simulando ser quien no es.


Yo mismo fui víctima del mismo método, cuando un hijo de perra en el CannabisCafé, aprovechándose de que tenía permisos de moderador en dicho foro, solicitó “niñas para follar” con mi nombre y apellidos. Y tuve que acudir a la policía y a los tribunales para solucionar el asunto con ese tarado. De esa historia, dejé constancia en un post con los datos y contando cómo se había resuelto, que podéis ver aquí.


Tampoco es posible saber si se trata de camellos estúpidos pero “reales”, o si son sólo intentos de estafar a la gente. En todo caso, pueden dar gracias de que yo no tenga ningún aprecio a las fuerzas y cuerpos de in-seguridad del estado (maderos, picoletos o pitufos), y de que no tenga intención de facilitarles las cosas cuando se trata de estos asuntos.


Todos los aquí presentes (o el 99'9%), hemos recurrido muchas veces a los camellos, ya que es la única forma de comprar ciertas drogas que siguen estando ilegalizadas: desde el cannabis a la heroína. Y un buen camello es un tesoro que hay que proteger y cuidar. Por supuesto que los camellos se dedican a vender drogas porque consiguen un dinero con dicha actividad, pero hay una gran diferencia entre algunos “vendedores” que ni conocen su mercancia ni tienen escrúpulos a la hora de adulterarla, venderla a menores o engañar al comprador, y los “buenos camellos” que conocen su mercancía, no la adulteran, no venden a menores y te informan adecuadamente sobre los productos que adquieres.


Y los “buenos camellos” son más raros que un unicornio rosa, auténticos especialistas de su trabajo que nos dan la vida a aquellos que recurrimos a sus servicios. Una especie en peligro de extinción que hay que cuidar, especialmente de los miserables con uniforme... ;)


Volviendo al tema original de este post, vengo a agradeceros a todos los lectores que hayamos llegado a los 2 millones de visitas!! Sí, ayer cuando eché un vistazo para buscar una información que tenía publicada, me di cuenta de que el contador de visitas marcaba ya por encima de los 2 millones. El número real, seguramente, llegue a los 2 millones y medio, pero Blogspot sólo empezó a contabilizar las visitas en mayo del año 2010 (por lo que hay más de 3 años de visitas que no están contabilizadas).





Nunca esperé llegar al millón de visitas, y eso ocurrió en abril de 2016. Y desde aquí lo celebramos con un “concurso” para ver quién acertaba la fecha exacta del visitante 1 millón, y con una serie de regalos a quienes habían participado y más se habían aproximado. Ahora hemos tardado poco más de 4 años en duplicar esa cantidad.


No voy a repetir todo lo que dije en ese momento, los agradecimientos siguen siendo los mismos que en aquel día (y que podéis leer aquí), ya que poco ha cambiado con respecto a esta web. Tan sólo que amplié la información y comencé a publicar también post relativos a las criptomonedas, en principio porque son la forma de poder comprar drogas en los mercados de la darknet, y posteriormente porque terminé siendo consciente de que son la mejor herramienta para restarle poder al estado, y yo soy de los que opino que nos sobra estado por los cuatro costados!!


Por lo demás, nada ha cambiado. 

Y la intención sigue siendo que nada -de esta web- cambie, que siga siendo un punto de referencia sobre drogas -y otros asuntos- en el mundillo de habla hispana (aunque recibo visitas de muchos países que no pertenecen a ese grupo, y usan el traductor para poder leer lo publicado).


Así que sin más que añadir... 

MUCHAS GRACIAS 

POR ESOS 2 MILLONES DE VISITAS

A “LA DROGOTECA”!!


Espero veros a todos cuando en el futuro, lleguemos a los 3 millones.... ;)

Gracias.


Drogoteca.


jueves, 30 de noviembre de 2017

To trade or not to trade: el dilema del poseedor de Bitcoin

Este texto fue una reflexión personal, publicada en la web sobre Bitcoin de ElBitcoin.ORG hace unas semanas, en lo referente al tema del trading (andar comprando y vendiendo criptomonedas). Creo que contiene algunas reflexiones que son de lo más acertado y que según pasa el tiempo, veo que más fundamento tienen.

Espero que os guste y os sea útil en este proceloso mundo del Bitcoin y las criptomonedas... ;)

--

To trade or not to trade.



Cuando uno pasa el suficiente tiempo en el universo Bitcoin, tarde o temprano se llega a enfrentar a este dilema. El trading, la actividad de comprar y vender moneda a cambio de otra, es esencial a la hora de fijar el valor de la moneda en un momento dado, ya que a diferencia de otros usuarios (como quienes usan Bitcoin en un mercado de la darknet para adquirir un determinado bien, pero no “retiene” la moneda) los traders son quienes evalúan -con sus compras y ventas- el precio real de una moneda o un valor en el mercado.



Mi primer contacto con el trading -con control directo e inmediato de mis monedas frente a otras varias- fue hace pocos meses. Por suerte, y digo suerte porque eso fue en gran medida, sucedió justo antes de la burbuja que vivimos en la primavera. En previsión del fork de Bitcoin, y preocupado por ese dinero -que iba ganando en valor con el tiempo, hasta ser una variable imposible de no tener en cuenta- quise proteger lo que hasta ese momento había guardado en Bitcoin, y busqué otras posibles monedas para una mala situación -esperaba- en Bitcoin. Suerte fue que, si bien mi predicción de fork iba muy anticipada, el conjunto de decisiones lo tomase en esos días: mutipliqué varias veces aquello que coloqué en otras monedas, porque tuve la suerte de pillar ese momento.

Los planteamientos generales de mi decisión eran “buenos”, porque derivaban de un análisis de largos plazos que no buscaba dinero rápido sino protección. Pero el hecho que temía, el fork, no se produjo hasta meses después y aunque Bitcoin no se había inflado de precio tanto como otras monedas en ese tiempo, había doblado prácticamente su valor: me había equivocado, pero había acertado. 

Darme cuenta de ese hecho de forma tan tajante (mi predicción era errónea, al menos en ese momento) me ayudó a no creerme -por efecto de la suma de dinero ganada con la suerte del momento- un experto en el tema, capaz de predecir tan espectaculares escenarios de crecimiento. Esa ocasión fue suerte, y lo tuve muy claro desde el principio.

Aunque yo ya he tomado la SANÍSIMA decisión de no asesorar a nadie ni ayudar a nadie -sin cobrar por mi tiempo- con el tema de las criptomonedas (es muy pesado cargar con todo lo que la gente no sabe e intentar que comprendan todo esto con un muro de desconocimiento delante, defendido por otro de prejuicios detrás) mantengo un pequeño grupo de Telegram en el que varios personajes, compartimos cripto-asuntos. 

[[Actualización: dicho grupo aunque sigue siendo privado, ha abierto un "supergrupo" (así lo llama Telegram) para quienes tengan dudas y quieran charlar sobre estos temas. En enlace de acceso para la Cripto-escuela de Salamanca es este: https://t.me/joinchat/BG_IqkwgfFi8adD_W0Ok7A ]]

En él hay algún ilustre entrevistado de esta web (ElBitcoin.org) y otras personas totalmente desconocidas que se han ido “agregando” en momentos distintos: personas con formación en Bitcoin muy distinta, pero todos dentro del límite del usuario de nivel medio, como máximo (como yo). En el grupo, que paso de ser “Cryptoboyz & Girlz” a “Escuela de Salamanca” (recuerdos a Palamedes) nos echamos una manita y nos ayudamos.




Y todos nosotros -todos sin excepción- hemos caído en el trading. ¿Por qué? Está claro que cuando llevas un tiempo en esto, ciertas noticias sabes que van a tener repercusión (positiva o negativa) y sueles ver que puedes tomar ventaja de lo que va a suceder (si eres capaz de interpretar bien el escenario y su resultado en un momento puntual). 

Yo suelo decir que, con esto de las criptomonedas, pasa algo similar a lo que ocurre con algunas partículas observadas con el prisma de la física cuántica: puedes determinar su vector de dirección y velocidad o su posición exacta, pero no ambas cosas a la vez. 

Puedes acertar en el escenario y errar en la conclusión, y puedes hacer la jugada inversa también (lo que sería acertar de casualidad, como yo). Lo que está claro es que es también, el trading de criptomonedas y de otros valores, un campo probabilístico y no determinístico. Si eres muy de la mecánica clásica y te da “yuyu” eso del gato vivo-muerto, a lo mejor esto te supera. Si quieres saber lo que tienes y cuánto vale con una precisión pre-establecida, lo tuyo es la moneda fiat y no la criptomoneda (al menos, de momento).



Todos hemos visto la posibilidad de ganar dinero rápido, y hemos tentado a la suerte con diferente fortuna. Lo único que nos salvaría a todos (hablo especialmente del grupo mencionado, pero puede ser aplicado a otros muchos fuera de él) de nuestros propios errores en el trading, es que hablamos de un mercado en un brutal alza. En alza hasta el punto de que a veces da impresión de que “da igual en qué inviertas, porque todo sube siempre”: ojo, esto no es así y aunque lo sea -temporalmente- llegaremos en breve al momento en que no sea así.

No todo sube siempre, ni todo sube, pero es cierto que -de los principales criptovalores- si se mira su precio 1 año atrás son todo ganancias, en cualquiera. Y este mercado “inflado de interés” por un lado y que, por otro, va llegando a nuevos niveles de adopción de las criptomonedas, es un mercado que tiende a perdonar errores a todo el mundo porque los valores de referencia siguen subiendo

Pero no conviene fiarse, al menos demasiado, de las dotes de “speculatori” que nos han salido repentinamente, ya que lo nuestro no es invertir sino que todos nosotros (en el grupo) trabajamos en campos totalmente alejados de lo que serían los mercados de inversión. Somos meros aficionadillos, de momento, con mucha suerte.

Y tal vez sea ese el problema, hoy a señalar: exceso de suerte. Todos nosotros, en distintos grados pero todos, hemos entrado en el juego de comprar en un momento y vender en otro, para sacar provecho de la diferencia. Y debo reconocer que, a pesar de nuestra ausencia de experiencia previa, no se nos ha dado tan mal. Pero ahora debo considerar que la simple inercia de unos mercados fuertemente ascendentes ayudó mucho. 

Hasta gente tan ajena a este mundo, como resulta ser mi madre, me dio una cantidad para invertirla en su nombre. Cuando le pregunté qué quería que hiciera con ello, si “jugar en los mercados” o “hacer una buena inversión y dejarla quieta”, me contestó lo primero: jugar con ello, hacer trading activo. Cuando -extrañado- le pregunté cómo me daba esa respuesta, me dijo que no era mucho dinero [nota del autor: si yo lo hubiera tenido la primera vez que miré el precio Bitcoin, ahora tendría 100 Bitcoins, que hoy día equivalen a una comprar una muy buena casa, en mi país]. Ese tipo de actitud en una persona que es ajena a este mundo y cuya principal fuente de información son “los mass media” y alguna cosa que me escucha decir a mí, da una importante señal de lo que al personaje medio, que aún no ha entrado en esto de las criptomonedas, le atrae: no es la calidad del dinero, sino las ganancias rápidas haciendo trading.


Y nuestro “trading” que comenzó siendo “la necesidad de realizar un par de movimientos lógicos de compra y venta” ante una situación puntual (incluso forzada), acabó siendo “cazar al dragón durante horas y días”, persiguiendo estadísticas de precio en los mercados, para sacar provecho rápido de la volatilidad en las monedas y los diferentes exchanges. 

Uso a propósito la expresión “cazar al dragón”, porque es la que se usa en inglés, a modo de “slang” o jerga, para estar persiguiendo y aspirando el humo que se evapora de una pequeña cantidad de cocaína base, o heroína (o ambas, speedball), que se evapora con la llama de un mechero sobre papel de plata. 

Realmente las sensaciones, comparando el “juego” que se establece entre la persona y la actividad en este caso, pueden llegar a ser bastante similares a las del yonqui dándole fuego a la “cola del dragón”, pero eso es una visión subjetiva del asunto y, entiendo que poco común, ya que si bien hay mucha gente que hace trading de criptomonedas, no hay tanta que se entregue a esos otros placeres del consumo de psicoactivos.

A este punto quería finalmente llegar, antes de ofrecer un consejo basado en la experiencia tenida haciendo trading con criptomonedas: placer, consumo

Hay algunas personas -la inmensa mayoría- a quienes les das una inyección de heroína y no les resulta agradable. Otras quedan maravilladas y -de poder conseguirla- se hacen adictas a esa droga. Donde puse heroína, puede poner usted mismo cualquier otra sustancia (cocaína, cannabis, hongos psilocibes, mescalina, MDMA, anfetamina, morfina, etc.) y otras cuantas actividades humanas: comer, dormir, masturbarse, besar, ligar, jugar a las cartas, ir de compras, echar dinero a las tragaperras, trabajar sin descanso aun teniéndolo, follar o jugar a la lotería, al ajedrez o a los videojuegos en una consola.

Tal vez usted no lo sepa, pero las drogas prohibidas hacen efecto en el cuerpo humano porque imitan a otras sustancias que tenemos en nuestro interior, y que se manifiestan -haciendo su función, de forma normal, o desajustada- en las diversas relaciones bioquímicas de los comportamientos. 

Cuando come, usted segrega endorfinas (una molécula de efectos similares a la heroína o morfina). También cuando acaba de tener un orgasmo, o cuando llora. También las segrega su cuerpo de forma automática cuando usted sufre un daño (como un hueso roto). 

Cuando usted está a punto de ganar lo lotería, porque sólo falta número y si es el suyo se convertiría en millonario, usted segrega dopamina como un loco. Pero también lo hace cuando va ganando en la consola mientras compite con su pareja o amigo, y también lo hace cuando está jugando al poker con dinero o a las maquinas tragaperras, bingo, casino o ruleta: en los juegos de azar, usted segrega dopamina de la misma forma que lo hace el cerebro de un cocainómano cuando consume y consume esta droga. Y así podríamos seguir con distintas actividades, emociones y comportamientos que surgen en el complejo ser humano.




¿Pero esto no iba de trading? Sí, y aquí terminamos.

Dentro del grupo -en el que me incluyo- hay hombres y mujeres, profesionales de todos los campos (del derecho a la seguridad privada, pública, sanitarios, autónomos, freaks sin oficio claro pero todos con un mismo interés: Bitcoin y su mundo) que tienen intereses muy distintos, motivos diferentes, y razones que no tienen nada que ver para estar en este cripto-fregao. Sin embargo, al principio, todos pensábamos que las ideas de los demás y sus motivaciones (más allá del ganar dinero, que es común) serían iguales a las nuestras. Y no, eso es de lo primero que hemos comprendido: somos personas distintas que compartimos información y razonamientos, pero que tomamos decisiones distintas en función de los mismos datos: el trading no es una ciencia exacta.

Y la otra gran cosa que descubrimos, algunos antes (yo posiblemente) y otros más tarde, pero que todos sin excepción han calificado el cripto-trading como una actividad “muy adictiva”. 

Todo ellos, en distintos grados, conocen bien las drogas. Algunos sólo el cannabis y alguna anfetamina, otros cocaína y heroína, otros MDMA y speed, otros tabaco y alcohol. Todos conocen las drogas y conocen el aspecto adictivo de muchas de ellas, y varios de ellos son profesionales con relación directa con estos asuntos de las drogas y las adicciones. Y a pesar de su formación, y de que nadie se acerca al trading -eso de mirar velas rojas y verdes que bajan y suben, embobados para que se pueda hacer la compra que se te ha antojado... si puedes y el mercado te deja- pensando que puede ser una actividad “de alto riesgo” y no sólo económicamente: es una peligrosa adicción.

En realidad, el estar frente a gráficas de colorines, que suben y bajan, cálculos sesudos, fórmula magistrales a aplicar, momentos a cazar a tiempo y todo con el control de tus manos, tu dinero y la acción directa de tu voluntad sobre tus monedas, es muy parecido a un juego de azar; incluyendo las consecuencias de la ludopatía. A veces se gana dinero, genial, porque eso es un refuerzo positivo que hace que la persona repita la acción. A veces se pierde, y eso que a muchos les sirve para medir mejor y tal vez retirarse del juego, a ciertos personajes (es un fenómeno que se da en los compradores de drogas en el mercado negro) no les funciona como un aversivo que les aleje del trading, sino que les funciona de “refuerzo aleatorio” (también con los animales se usa, para mantener adiestramientos a lo largo del tiempo) que no elimina ni tiende a eliminar el comportamiento.

En resumen, creo que el trading es una actividad que, si bien puede dar altos rendimientos, también puede provocar intensas pérdidas. Y una que no solemos evaluar adecuadamente: la de nuestro tiempo

Nuestro tiempo y su rendimiento es en sí mismo, cuando lo usamos adecuadamente, nuestra mejor “Proof of Work” o PoW. Es cierto que es “relativamente fácil” ganar dinero en el trading, una vez que uno le echa horas y aprende las habilidades básicas. ¿Pero cuántas horas? ¿Cuántas le puedes echar tú para que dicha actividad te resulte rentable? Si eres una persona que -por su trabajo, o ausencia de trabajo- pasa por su tiempo pegado a un ordenador con conexión a Internet, pues es posible que hacer trading sea una actividad más -provechosa económicamente- que pueda incorporar a su rutina.

Pero fuera de esa tipología de persona, es muy probable que el trading de criptomonedas no sea una actividad hecha para ti. Hace un tiempo recibí el mejor consejo sobre trading que me han dado hasta la fecha: “no hay decisión sobre criptomonedas que compense una noche en vela”. Y es cierto, no lo hay. 

La mayoría de la gente no dispone de 10 horas para estar pegado a un ordenador leyendo información y analizando mercados, porque además del Bitcoin tienen vida. Y todo esto lo escribo sabiendo que, en breve y debido a los futuros forks de Bitcoin que parecen venirnos encima, no tendré más remedio que ceder a mis impulsos y echar un vistazo al asunto; es posible que acabe picando de nuevo y dejándome más riqueza de mi propia PoW en tiempo, que la que pueda ganar haciendo movimientos entre unas y otras monedas.

Valora bien tu tiempo antes de dedicarlo a otras cosas.
Y recuerda que te lo avisamos aquí: el trading de criptomonedas es altamente adictivo.



lunes, 2 de octubre de 2017

HODL!!

Este texto fue publicado en la web ElBitcoin.org recientemente, con ocasión de las turbulencias provocadas en el hard-fork de BitcoinCore a BitcoinCASH. Esperamos que os guste, y que os sea útil para futuras situaciones similares, que serán muchas las que veamos en el futuro de las criptomonedas (sobre todo mientras sigamos pendientes de los mercados de drogas ON LINE de la darknet donde el pago se realiza de esta forma). Una nueva forma de dinero existe, y es mejor que todo el mundo se vaya acostumbrando a ella: los que queden fuera sufrirán algo similar a lo que en otro tiempos se llamó "la brecha digital" entre quienes sabían usar un ordenador y quienes no se atrevían a encenderlo.

Recordad, ante la duda... HODL!!

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HODL!! 

Llegó el día.
Apostados en los árboles cercanos al epicentro, los pájaros más atrevidos y los más preocupados. Sobrevolando el punto los buitres, como gotas sucias de una ventisca que no cesa, y que jamás tocaban suelo. Y se escuchó el grito del hard fork en toda la selva Bitcoin…


¿Y qué pasó? Pues nada especial, lo esperable cuando nace una nueva moneda, que es poco conocida aún aunque sea la que retiene la esencia del Bitcoin de Satoshi Nakamoto: BitcoinCASH
¿Qué pasó con el lado contrario de la bifurcación? Pues tienen sus propios planes —SegWit— y destruyen con ellos lo que ha sido Bitcoin hasta ahora, aunque retengan el nombre de Bitcoin Core.
Sí, llego el momento en que la quijada se soltó de la mandíbula del animal para que la cogiera Caín y pudiera matar a Abel. Ese momento, que también hemos podido ver –y no fue para tanto– es el de todos los creyentes en SegWit y CORE, los Blockstream Boys y demás parásitos vendiendo como locos “el dinero gratis que ahora tenían gracias a BitcoinCASH”. Es decir, no han entendido nada si piensan que –ese dinero– era gratis. Y los que tienen una visión más elaborada del asunto, esperando para comprar a buen precio… ese renacido Bitcoin en BitcoinCASH.


Sí, no me importa decirlo, para que os podáis burlar de mí (cuidado, que todo lo que va… vuelve): acabo de comprar (hoy 6 de Agosto de 2017) casi 10 BitcoinCASH, obviamente post-hardfork. No lo he hecho “para apoyar a la moneda” como alguno puede creer, no es así. Si la moneda no es capaz de “tenerse por sí misma”, mi compra (y consiguiente pérdida de riqueza si me equivoco) no iba a ayudarla: no soy el gran Roger “Bitcoin Jesuschrist” Ver… ojalá!!
He comprado BitcoinCASH porque he visto la oportunidad de hacerlo a muy buen precio, como primera razón. ¿Por qué ha caído el precio desde su nacimiento? Pues no es difícil de explicar, ya que el mundo de las criptomonedas se mueve entre otras cosas por el famoso/temido “hype”, y como he dicho antes, había un montón de buitres buscando la muerte del fork de Bitcoin que salva la esencia de lo que ideó Satoshi, y por lo que yo firmé

Todos esos buitres, liderados por un extraño y advenedizo personaje conocido como Tone Vays, estaban vigilantes apostando por la caída de BitcoinCASH y vendieron a precios de saldo todos sus BitcoinCASH, en una ola mixta de imbecilidad y codicia como he visto pocas veces. Pude observarles durante largo rato en un chat en directo vía Youtube, al tal Tone Vays, a Jimmy Song (lo siento, pero el nombre siempre me hace reír, suena musical) y a un tal Vortex, que durante todo el vídeo tuvo cara de estreñido, aunque reía cuando tocaba reír. También había unos 1200 espectadores, chateando y contando sus orgasmos por el “dinero gratis” que les habían regalado: era como ver a una víctima de estafa, todavía alegre porque no se ha dado cuenta de lo que pasa y de que –en realidad– es una victima ya (de su propia codicia).

Aquí el pobre Tone Vays enfadado 
(también sus cuentas-bot, dando "likes" enfurecidamente) 
porque le recordé
 cómo había convencido a todos sus seguidores
 para vender BitcoinCASH por 200$. xD
A día de hoy -algo más de un mes después- 
su precio ya es el doble. 
Eso les pasa por creer que existe el "dinero gratis". 
Cripto-tarados...


Pasará un tiempo hasta poder saber quién fue el que obró más acertadamente en esta quimera; yo apuesto por mí, desde luego. Por mí y por todos mi amigos, como decíamos en España cuando “tocábamos casa” mientras jugábamos al escondite… ¿Y quienes son tus amigos, chiquillo?
¡¡Mis amigos son los HODLers!!
Sí mamá, lo he escrito bien aunque parece que lo he escrito mal; cosas de Internet y su peculiar sentido del humor (y de lo que no es humor). ¿Que qué son los HODLers? Pues básicamente la gente inteligente en esta historia, que son personas que ya llevan un tiempo en la Bitcoinomía y saben cómo va esto: no son presas de alegrías desmedidas ni de pánicos absurdos, saben esperar y contenerse para morder y clavar los dientes en el mejor momento… y NO VENDEN NADA!!
¿Cómo? Pero esto no iba de que BitcoinCASH es ahora el Bitcoin de verdad y que BitcoinCore o BitcoinSegWit son los malos?? Pues habrá que tirar la mala moneda por la ventana cuando antes, no???
NO.
Nosotros NO vendemos, nosotros somos HODLers!!
La primera vez que leí el término pensé que ya se había equivocado alguien, y que pretendía decir “HOLD” (aguantar, mantener, sujetar, abrazar) en lugar de HODL, pero tras mirar un rato vi que no era así o que todo Twitter estaba olvidando –de golpe– como se escribía un único verbo en inglés. Y me picó la curiosidad, ya que el término quería decir lo mismo que el correctamente escrito, pero la gente se empeñaba en ponerlo de esta forma, casi a modo de distintivo que les permitiera reconocerse entre ellos.
Hace alusión al hecho de aguantar, de no vender, de mantenerte en tu sitio porque realmente crees en ello. Ese tipo de mente, en el mundo de las criptomonedas y en especial de Bitcoin, es la mentalidad del ganador.
Pensad en todos aquellos que no vendieron sus monedas e hicieron “HODL” en la primera burbuja Bitcoin a 10 dólares, en segunda a 50 dólares, tercera a 100, a 300, a 600, a 1200, a 2400… y así sucesivamente. Todos esos HODLers ganaron más que los demás, y para darse cuenta sólo hay que mirar el precio actual –esto seguirá ocurriendo de la misma forma en el futuro, durante años– y de que la mejor opción, casi siempre, es no vender y acumular: HODLear como perros hambrientos de criptolibertad!!
Pero la pregunta original seguía sin respuesta en mi cabeza, así que me puse a rastrear el asunto y leí diferentes explicaciones. La más plausible era, aparte del obvio error tipográfico, que fuera un acrónimo del dicho “Hold On Dear Life”, que podría tener cierta congruencia semántica con el uso dado al HODL, que podría ser su acrónimo. Pero finalmente encontré la real, o la que puedo considerar acertada a día de hoy. 


Durante el “crash”de Bitcoin en el año 2013, debido a los tejemanejes del exchange MtGox, en un foro sobre Bitcoin un usuario algo cabreado se quejaba de que no era capaz de captar esos momentos de máximos y mínimos precios a lo largo del día y que, por lo tanto, no era capaz de sacar ganancias haciendo day-trading (vender y comprar en el mismo día). Este usuario, de nombre “GameKyuubi” escribió esta queja en un post en dicho foro, en un hilo que tituló “I AM HODLING.

El post en sí es un buen post, en el que alguien da su opinión –inteligente– de que para quien no sea alguien preparado para el trading, lo mejor que puede hacer con sus bitcoins y otras posibles criptomonedas, es mantenerlos a su lado. Es un gran consejo que debería ser básico, pero las ganas de ganar más dinero a veces se convierten en enemigas del objetivo buscado. E Internet hizo el resto; alguien dijo en ese mismo hilo: “Meme en 3,2,1…”
Y se hizo. Pasó a ser uno de esos términos creados al albur de una comunidad naciente –la de Bitcoin– que pisa una tierra que nadie más ha pisado aún: HIC SUNT DRACONES.
Ahora, cuando en el mundo de las criptomonedas nos encontramos con situaciones como la vivida hace unos días –y provocada por el hardfork que hemos enfrentado– en la que existe un alto volumen de ventas y compras –debido a la volatilidad de unos precios que están buscando y recalibrando su nivel– y el panorama se convierte en una piscina llena de pirañas que venden y compran buscando el dinero rápido independientemente de su calidad (BitcoinCoreSegWit vs. BitcoinCASH), el término HODL se empieza a ver en frases, tuits y memes por toda la red, en señal de que “me quedo donde estoy y no vendo nada, mucho menos mis bitcoins”. Y personalmente opino que es uno de los enfoques más inteligentes, así que HODL, HODL y HODL a tus bitcoins!!
Estos días, muchos poseedores de bitcoins tras el fork se han creído que su dinero se había multiplicado sin motivo alguno, y que ese BitcoinCASH que había aparecido en las cuentas de sus exchanges –con la misma cifra que tuvieran en bitcoins hasta ese momento– era “dinero gratis” que convenía vender cuanto antes. Esos eran los “dumpers” que han hecho que el precio bajase inicialmente, ya que si un grupo de tipos que no tienen mucha idea y capitaneados por un Youtuber que reconoce no tener ni puta idea de cuestiones esenciales, son animados a vender de forma masiva como forma de dañar a otra moneda, pueden hacerlo. Y lo han hecho: “¡dinero gratis!” gritaban mientras se desprendían del Bitcoin de mejor calidad y que respetaba la idea original de su creador, Satoshi Nakamoto.
Obviamente el dinero gratis no existe, y estos personajes han tomado el fork (un divorcio, en este caso a las malas) como algo que genera riqueza, cuando lo único que hace es mostrarla y repartirla entre las partes que se separan. Estos personajes, anti-HODLers les podríamos llamar, han hecho lo que no se debe hacer nunca: tomar parte en un divorcio por uno de los lados, sin saber realmente qué está pasando. Se han comportado como hinchas de un club de fútbol, que vendían según sus emociones del momento y que son el paradigma de un poseedor de criptomonedas que –por mucha riqueza que tenga– sigue sin entender una mierda.
Otros, nos hemos apresurado a comprar –cada uno en su medida– todos esos bitcoins de alta calidad (Bitcoin CASH) que estos “dumpers” tiraban alegremente y a precio de saldo. Y de esta disputa, sólo el tiempo podrá juzgar quién fue el más inteligente.
De momento, y como consejo, HODL!!!

lunes, 20 de julio de 2015

Fentanilo: el hermano mayor de la heroína

Este texto fue publicado en VICE.
Esperamos que os guste.

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Fentanilo: más allá de la heroína.


Era mi primer libro comprado como adulto: “Para una fenomenología de las drogas” de Antonio Escohotado. Me lo devoré una y otra vez imaginando cómo sería probar todas esas sustancias que nunca había probado. A esa edad había consumido ya todas las drogas que había en el mercado negro más inmediato (no existía Internet, al menos no como ahora) y de las legales -incluyendo las de farmacia- conocía un par de docenas de especialidades psicoactivas.



Algunas como el éter o el cloroformo me gustaban en su olor de intensa química pero no en sus efectos, la LSD me maravillaba y la tomaba como quien toma Lacasitos, la cocaína no me llamaba mucho por aquel entonces, el speed -y la Dexedrina o la Centramina- me servían para currar jornadas de 12 horas de camarero, la 5-MeO-DMT me daba “yuyu” pero me gustaba, odiaba el popper y los inhalantes, y la heroína, codeína, morfina y opio me ayudaban a relajarme ocasionalmente. Supongo que soy de esas personas extrañas a las que los opiáceos y opioides en lugar de provocarnos una relajación “babosa” nos activan y nos permiten enfrentar mejor los trabajos intelectuales de largo recorrido (no sirven para estudiar un examen la noche antes).

De todas las drogas sobre las que leía en aquel libro de Escohotado, hubo una que me llamó mucho la atención: el fentanilo. Era una sustancia de muy alta potencia que parece que ya se había usado en alguna ocasión para adulterar heroína o para fabricar “falsa heroína”. No sólo se mencionaba el fentanilo, que tiene unas 100 veces la potencia de la morfina. También había alguna mención a la famosa “China White” que lejos de ser simple heroína blanca (clorhidrato de heroína) era un compuesto creado en el mercado negro por un químico clandestino: el alfa-metil-fentanilo. Un pequeño cambio en la molécula que la hacía caer fuera de las listas de prohibiciones en ese momento -como ocurre ahora con los research chemicals legales- pero que rápido solventaron las autoridades incluyéndolo en la más restrictiva prohibición.

No era la primera vez que escuchaba algo sobre una droga de esa familia. De niño recuerdo haber escuchado en el Telediario de TVE como hablaban de una droga que ellos bautizaban como “Tango & Cash” -nombre de una película macarra de la época- y que no era sino una variación del fentanilo. En aquella época -los años en que la FAD aterraba al país con sus campañas en lugar de educar sobre drogas- se vendía mucho lo de comparar “el poder de adicción”. Y habían decidido que esa droga era 600 veces más adictiva que la propia heroína. No 600 veces más potente, sino más adictiva... decían.




Yo me preguntaba, si se suponía que la heroína era el-gran-colocón-superadictivo-que-engancha-a-la-primera, cómo podía ser una sustancia 600 veces “más adictiva” que el jaco. Sabía ya a esa edad que no enganchaba a la primera, que exigía algo más de frecuencia y una predisposición previa al asunto. Pero el mito de algo mucho más potente y más adictivo, como los derivados del fentanilo, se quedó en mi cabeza durante años, pensando que era improbable que tuviera ocasión de cruzarme con esa droga y saberlo: podía encontrarla como adulterante pero no había mercado a mi alcance para ella.

La siguiente vez que escuché hablar de ella fue en uno de los episodios más sucios de la historia de la medicina en España. Seguro que muchos de los afectados de Hepatitis C lo recuerdan: Juan Maeso. El yonky Maeso era el anestesista de un hospital público en Valencia y le gustaban los opiáceos, con especial atención al fentanilo. Los anestesistas son las personas que tienen la llave de la vida y la muerte entre los fármacos de acción inmediata para un ser humano, y unos profesionales con una de las más fuertes formaciones médicas. A Juan Maeso se le olvidó durante 10 años, de 1988 a 1998, que cuando te chutas con una jeringuilla o la metes en un bote con sustancia una vez usada, estás transmitiendo tus posibles virus a quien la use después, y por eso deben ser desechadas siempre. No era por ahorrar, era por no llamar la atención, la razón por la que el yonky Maeso usaba las mismas chutas para pincharse él primero y luego a sus pacientes en la mesa de operaciones. Pero no era tonto, no lo hacía al revés: él no se pinchaba tras usar las chutas en los pacientes o hubiera cogido todos los virus que pasaran por el quirófano.

Y el informe de los genetistas era aplastante: nunca habían encontrado un grupo epidémico donde brotase el virus de la Hepatitis C y se pudiera trazar con tanta cercanía el origen vírico: el 80% de los pacientes había sido infectado por el médico.

Por supuesto fue condenado en un larguísimo juicio a más de 1000 años de cárcel, de los que no cumpliría más de 20 por la ley en ese momento, y una multa de medio millón de euros a cada paciente infectado, que tuvimos que pagar todos los contribuyentes por ser responsable subsidiario el hospital público. Uno de los actos médicos más miserables que he conocido con un personaje igual de miserable, nuestro yonky Maeso.

Tras aquello, sólo una vez más volví a saber del fentanilo y esta vez fue como arma química.
¿Recordáis el asalto y secuestro al teatro en Moscú? El 23 de octubre del 2002 un grupo de 50 asaltantes armados y parapetados con explosivos adosados tomaban al asalto un teatro en mitad de una función. Cogieron 900 rehenes, de los que unos 90 consiguieron escapar en los primeros momentos. Cuando la cosa se fue alargando en una situación de “no hay salida” para los secuestradores y los rehenes, el gobierno de Putin tomó la decisión de tomar al asalto el lugar con tropas especiales, y con medios únicos. Hasta el momento jamás, que se sepa, se había usado el Kolokol-1 en una acción con personal civil. El secreto producto ruso es una mezcla de halotano o alguna variante de dicho gas anestésico y un aerosol de alguna variante del fentanilo, de manera que mediante la simple respiración de un lugar inundado con ese gas (que no huele ni se ve) uno fuera quedando anestesiado en cuestión de minutos.

En principio la idea no era mala. No era la peor de todas al menos. Intentaban entrar sin tener que hacerlo disparando a un lugar abarrotado de rehenes presos durante días. Pero la política de drogas rusa les jugó una mala pasada. Putin dio la orden y se usó el Kolokol-1, que cayó como una bomba en los agotados cuerpos de personas retenidas sin aseo, descanso ni buena alimentación bajo un secuestro, así como en los de sus secuestrados. Apenas se pegaron tiros, pero murieron 192 rehenes como consecuencia del uso de esas drogas. ¿Por qué? Porque Rusia se opone a todo tipo de aproximación racional a las drogas, de manera que no existen programas de metadona o de buprenorfina para desengancharte, y los usuarios de drogas allí no importan nada. Por esa razón, las reservas que tenían disponibles de naloxona -el antídoto del fentanilo y los opiáceos- eran las de uso normal en quirófano, para revertir el efecto de la anestesia. Pero no tuvieron naloxona suficiente para 900 personas, y 192 murieron drogados por su gobierno. ¿Fue la salida menos mala? No lo sabremos.



Y años después, ya con la llegada de los mercados de drogas online, como Silk Road, tuve la posibilidad de acceder a la droga: podía comprar fentanilo.
La primera pega es que -aunque barato en cuanto a cada dosis- es una sustancia que se mide en microgramos: millonésimas de gramo. Así que no resulta buena idea comprar fentanilo en ese estado, puro y en polvo, si no tienes un traje HAZMAT. Una corriente de aire es suficiente para que respires varias dosis mortales. Las únicas formas fiables de fentanilo, a mi entender, son las preparaciones farmacéuticas desviadas del mercado lícito. Vienen en un vial para inyección o en los parches conocidos popularmente como “parches de morfina” aunque no tengan morfina alguna.

Como yo no pensaba inyectarme me quedaban los parches. Y a por ellos fui, Bitcoin en mano, a comprar a la darknet de las drogas. Al cabo de unos días recibí un discreto paquete que contenía el pedido: una caja de 5 parches de 50 microgramos/hora de fentanilo. Caros, porque cada parche contiene en total unos 8 miligramos de fentanilo -varias dosis mortales para un novato- que se puede usar en trozos por vía de la mucosa bucal y también fumado, aparte de su uso correcto sobre la piel, pero cuesta unos 60 euros el parche de 50 mcgs/h en el mercado negro.

El uso correcto no es que carezca de riesgos: hace poco moría una niña que había cogido un parche ya usado de la basura, e imitando a su abuela enferma, se lo había puesto sobre la piel. Se fue a dormir y no despertó jamás. El fentanilo es, sobre todo y ante todo, una sustancia muy peligrosa en su manejo y uso fuera de manos entrenadas.

Los parches son una matriz de un polímero en el que se ha “untado” una mezcla de adhesivo y fentanilo de manera que, por su buena absorción transdérmica y la poca cantidad que hace falta que llegue a la sangre para hacer efecto, son una buena forma de administrar una cantidad constante de la droga. La cantidad de droga en el parche depende de la superficie del mismo, ya que los de diferentes dosis tienen diferentes tamaños en proporción. De esa forma si un parche de 50 mcgs/h tiene unos 8 miligramos en total, una décima de ese parche contendrá una dosis de 800 mcgs: no llega a una dosis letal pero para alguien sin costumbre sería una mala experiencia de sobredosis. Fumar 1/10 de un parche te administra por vía pulmonar -la más rápida de todas- casi la misma cantidad que todo el parche pegado a tu cuerpo durante un día entero, de una sola calada: si no estás muy hecho a grandes dosis de opiáceos es posible que empieces a vomitar en el acto y caigas inconsciente poco después. Para fumarlo, se pega el trozo a usar sobre papel de plata y se aplica calor con un mechero, aspirando el humo con un tubito de papel de plata, al modo de otras drogas como la heroína o la cocaína en base.



Personalmente me resultó un fármaco que al principio califiqué como “opioide psiquedélico” porque cuando lo fumaba, a veces en mitad de una frase o caminando a algún lugar de la casa, me quedaba dormido -pero de pie y sin caer- y con visiones geométricas muy intensas en bellos colores azules y amarillos. Duraban algo menos de un minuto y me despertaba en el mismo sitio, con memoria de lo visto en esos pliegues oníricos. Las primeras veces tienen un color y una intensidad tan vívidas como las primeras veces con heroína u opio en grandes dosis, y no son iguales cuando adquieres tolerancia.

El fentanilo aunque es un opioide produce liberación de dopamina, lo cual hace que quieras redosificarte -como si fuera cocaína- cada poco tiempo, pero sin embargo los efectos opioides no se van tan rápido. Si tuviera que darle un consejo rápido a algún suicida de las drogas que piense probarlo, es lo primero que no lo haga nunca estando solo y que limite antes de empezar a consumir la cantidad que va a usar, encargando a la persona que hace de cuidador que retire el resto para no saltarse el límite en mitad de un estado ya alterado. No es bueno redosificar, pero si alguien quiere entregarse al impulso de hacer, que use porciones mucho más pequeñas que las mencionadas, o se enfrentará al fentanilo como anestésico: es un puto animal como fármaco.

Por supuesto, que a los añadidos de los riesgos de usar opioides se le tiene que sumar el riesgo de caer inconsciente durante breves lapsos, pero no en la forma que la heroína sino mucho más brusca, en los que si te pilla con una tijera (cortando un trozo de parche, por ejemplo) puedes caer sobre ella y metértelas por el cuello sin enterarte. Y así todas las cosas malas que pueden pasar si de repente quedas inconsciente, y anestesiado al dolor. Por eso el lugar más seguro es un asiento o sillón amplio, donde si caes lo hagas en blando, lejos del fuego de los cigarros o velas, sin instrumentos cortantes cerca y vigilado por alguien para que no te hagas daño, o por si hay que llamar a una ambulancia.

Hay quién cree que fumar algo desconocido tiene menos riesgo que esnifar o ingerir algo desconocido: bienvenidos al mundo de las drogas de altísima potencia en las que una calada de humo puede ser suficiente para matar a una persona. Si alguna vez pensaste que la heroína era un fármaco peligroso, no quieras conocer a su “hermano mayor” el fentanilo.

Drogoteca.



Advertencia.
El autor no pretende incitar a nadie al consumo de fentanilo. De hecho, lo desaconseja -como opinión personal- por ser una droga demasiado peligrosa en su manejo y efectos. Su capacidad adictiva no es menor que la de la heroína y ya puede suponer el lector lo que le acarrearía engancharse a algo similar. El fentanilo dentro de una terapia con un médico no conlleva los riesgos mencionados, sino que es similar a la morfina en su gestión como analgésico. Para una descripción mucho más detallada de los riesgos, efectos y peligros, léase este manual con más imágenes y algunos consejos: http://drogoteca.blogspot.com.es/2014/04/fumando-parches-de-fentanilo-reduce.html

lunes, 6 de julio de 2015

El pecado de Ross, creador de Silk Road.

Este texto fue publicado en Portal Cannabis.es.
Esperamos que os guste.

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El pecado de Ross Ulbricht.


Tengo un especial cariño a Ross Ulbricht. No le conozco, aunque tengo la impresión de que debe ser un gran tipo que ha tenido la mala suerte de estar muy por delante de su tiempo. No le conozco como me gustaría, porque realmente llevo en contacto con cosas que han nacido de su mano un tiempo. Desde el primer artículo sobre Ross o sobre su creación -Silk Road- hasta hoy, creo que he escrito unas 30 veces sobre el asunto y he hablado incontables ocasiones con sus padres, amigos y otras personas que “tenían algo que ver” en todo este circo generado alrededor de Tor, el Bitcoin y un nuevo paradigma como mercado de drogas en Internet salido de la mente de este joven.

Creo que desde el primer día, sabía que esto llegaría: que tendría que escribir sobre su muerte o su prisión. Y así ha sido. Es el momento de ajustar cuentas y ver que sobre sus espaldas ahora pesan 2 cadenas perpetuas a cumplir consecutivamente. Por si te mueres y vuelves a nacer; no es broma.

Siempre disfruté pensando que Dread Pirate Roberts saldría adelante sin ser capturado, que los “buenos” no ganarían esta vez, que se haría justicia por otras vías. Pero no pudo ser.
A Ross le cogieron, y está jodido. Dos vidas jodido.




He querido esperar el máximo posible antes de escribir este texto, por ver si pasaba algo, por ver si alguien levantaba la voz un poco más para quejarse de un destino injusto a todas luces dado contra alguien sin sangre en sus manos. Y que lo quieren llamar justicia. Pero no ha podido ser.

Sin embargo me ha servido para entender que, a pesar de su carta de “arrepentimiento” que es necesario leer varias veces y con detenimiento en todas las palabras, Ross no midió bien el dolor en sus carnes, pero tuvo claro cuál sería el destino actual de quien osase cruzar la linea que él estaba dispuesto a cruzar. 

Lo tuvo claro desde que eligió su pseudónimo para Silk Road: Dread Pirate Roberts. El pirata inmortal que o era capaz de sobrevivir a la propia vida o tenían que ser varias personas, pero era suficiente para que la leyenda continuase. Ojo de buen cubero: el barco partió cuando Ross lo botó y, a pesar de su captura, su creación sigue surcando los mares y las aguas de las redes, en manos de otros capitanes que han tomado su relevo. Hoy no existe un Silk Road, existen decenas de ellos contra los que nada puede hacer la policía salvo desear tener suerte.

Si bien lo que Ross hizo, a un primer vistazo, es abrir un mercado de drogas que apenas funcionó un año y pico... ¿por qué 2 sentencias a cadena perpetua? No es nada normal, ni siquiera contra grandes capos de las drogas con muchos muertos en su haber y controlando auténticas organizaciones criminales, que hablan mediante narcomantas -mensajes escritos sobre los cadáveres o con la sangre de los cuerpos de los asesinados y difundidos por las redes- como ejemplo de la atrocidad disponible.

A Ross no le condenan por las drogas, como se ha vendido en los medios que no paran de repetir en inglés “drogas duras como la heroína, cocaína y LSD” a modo de clavos en el ataúd de Ross.

El pecado de Ross ha sido echarle un pulso al sistema con una idea que estaba pensada para saltarse todas las leyes, regulaciones e impuestos sobre un mercado libre en personas libres. Y encima conseguir que cientos de miles de personas de todo el planeta se pusieran de acuerdo para usar navegadores especiales, acceder a una red oculta a los buscadores como es Tor, aprender seguridad y a usar el Bitcoin, dejando inaugurado un paradigma que seguirá con nosotros mucho tiempo.

Cuando Ross se dio cuenta de que las drogas eran una mercancía que levantaba muchas cuestiones no resueltas, como su pureza o falta de ella y los riesgos para el consumidor del mercado negro, empezó a poner soluciones, instaurando la valoración por parte de los usuarios, un control a los vendedores, e incluso contó con el Doctor X dando consejos de reducción de riesgos a quien lo solicitaba.

Este punto es objeto de controversia, ya que por un lado la juez se ha despachado a gusto contra la defensa por haber intentado usar este asunto como una prueba a favor. Ha dicho que el argumento de la reducción de riesgos es una tontería y del doctor ha dicho que es un personaje despreciable, tras achacarle unos textos incorrectamente. ¡Qué boquita tiene la juez! Pero en ese aspecto, hay una parte de razón para ambos. La defensa ofrece ese aspecto como encomiable labor, y lo es. Pero la juez lo ve más como “integración dentro del servicio de la banda criminal”. Y lo es.

De hecho era uno de los detalles que podía hacer preferible la existencia de Silk Road frente a otros, y no recuerdo que a nadie se le pidiera una prueba de compra para hacer uso del mismo: estaba abierto a todo el mundo. Yo creo que es lo correcto, y creo que el modelo de tener un médico dando consejos sobre “como no matarte con las drogas” -reducción de riesgos- es mucho mejor que el de tener a un tipo vendiéndote heroína con la punta del cuchillo con el que está comiéndose un filete. Las cosas como son. Creo que es un paso positivo el que -por fin- alguien se plantee hacer las cosas con cabeza, si lo que pretendemos es que no se mate nadie sin buscarlo. Moralmente me parece un avance.

Pero en USA la perspectiva es distinta. Allí consumir drogas es un delito. No una falta. Delito, con lo que eso significa en “el país de la libertad”.
Allí no pueden imaginar que -como ocurre en Europa- existan grupos que en fiestas y lugares de marcha, trabajan con drogas, dan consejos sobre como tomarlas y no están todos presos.

Allí AiLaket o Energy Control no podrían existir tal y como les conocemos.
Allí resulta inmoral que un médico diga algo sobre las drogas que no sea “NO”.
Allí, que han legalizado la marihuana para uso común, médico y lúdico.

Aunque incluso salvando el salto cultural, la jueza tenía una parte de razón (la única que de momento he encontrado) al poner la cosa sobre papel y números. Si Silk Road en esa fase movió unos 1200 millones de dólares en drogas, ¿cómo pueden intentar vender que gastarse 500 dólares a la semana -lo que pagaban o donaban para ese servicio- durante unos meses sea reducción de riesgos? Eso de la matemática es casquería cruda, pero es. Yo entiendo la buena voluntad de Ross en ese aspecto -porque es un tipo muy inteligente- y de los que intervenían en ello, pero le faltaba mucho peso para poder esgrimirlo como defensa o atenuante en este caso. También comparto que si yo hubiera sido Ross, o Lyn -su madre- o su abogado, hubiera usado todo lo que pudiera porque es lo correcto legalmente hablando (y de cara a futuras apelaciones es lo correcto procesalmente hablando).

¿Es eso un ataque a la reducción de riesgos? Pues no. Es un desprecio y nada más. Es parte de la ceguera cultural que sufren con su guerra contra las drogas. Pero he podido ver en las redes cómo algunos usaban el argumento de que la reducción de riesgos era atacada y otros ofendidos por ese mismo argumento. Señal de que está viva y que necesita más trabajo y, desde luego, mucho más dinero que 500 dólares a la semana. El dinero de Ross podría haber financiado decenas de organizaciones de reducción de riesgos. Tenía aparentemente más interés en cambiar el mundo que le rodeaba que en amasar pasta, y no me parece descabellado ni exagerado pensar que -si hubiera podido llegar a una vida funcional manteniendo Silk Road y no caer preso- hubiera puesto más dinero en el asunto. Ross no buscaba enriquecerse a costa de otros sino crear algo que sirviera para todos.




El pecado de Ross ha sido no tolerar la mediocridad de un mundo que le parecía asfixiante, y hacer algo para cambiarlo. Antes decía que estaba por delante de su tiempo, porque mientras el gobierno USA le condena a perpetuas, en el tiempo que existió Silk Road con Ross Ulbricht, pasaron de tener prohibida la marihuana a desarrollar amplios planes de inversión legal para amasar fortunas vendiendo porros... legales.

Nadie puede pretender que un chico de 30 años -que ha creado un experimento online que modifica la vida real- pueda tener las respuestas a todo. Menos aún, las de una guerra no resuelta -pero perdida- como la de las drogas.

Mientras tanto, entre los señores de los nuevos mercados -los demás jugadores- que han estado atentos para no cometer los errores de los anteriores, y han aprendido mucho, dicen que no piensan rendirse. Comentaban hace unas horas que todos saben que si les cogen, les van a “follar vivos”, y que eso lo conoce cualquiera que haya estado en el mercado de la droga. Los mercados de drogas en internet no los inventó Ross, y existían mucho antes del Bitcoin y de Tor. En todos los países. De España he comprado drogas en varios, desde hace muchos años. Sigue la partida, con la ventaja de las nuevas herramientas a favor del anonimato en una guerra perdida de antemano.

No quiero cerrar sin anotar que he visto mucho odio hacia Ross, incluso entre personas relacionadas con las drogas, la reducción de riesgos, los mercados online de la darknet, etc. Pero no había fundamento detrás: la peor crítica es la ideológica y no perdonan a Ross su bandera libertaria con la que jaleó el espíritu de la gente.

Como me decía un conocido personaje y médico de este mundillo de la drogas, residente en USA, “si Ross Ulbricht fuera apolítico, le odiaría un poco menos, pero aún así seguiría siendo temerario, irresponsable y peligroso”.

No le falta razón: las mismas razones por las que esta persona le odia, a mí me hacen amarle. 
Distinta perspectiva.

La tragedia de Ross es el último espejismo en el que hemos caído. La tragedia es nuestra, si no tenemos mejor destino que un agujero para una mente capaz de imaginar cambios viables sobre la realidad, como el que fue Silk Road aún con todos sus fallos.

La tragedia es nuestra mediocre sociedad, deletreando J-U-S-T-I-C-I-A con esa sentencia.