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miércoles, 5 de abril de 2017

¡Viva México, cabrones!

Este texto fue publicado en el portal cannábico Cannabis.es, y fue en reacción a cómo el gobierno de México encaraba algunas cuestiones a la hora de pedir a sus ciudadanos opinión sobre cómo regular el cannabis a través de las redes sociales.

Es un buen momento para recordar un buen ejemplo.
Esperamos que os guste.

:)


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¡Viva México, cabrones!

Era viernes tarde y no había hecho más que repetir durante todo el día: “no, no voy a la Spannabis porque...” y alguna razón, de las muchas que me asistían, para ocultar la real: soy vago y no me gusta moverme mucho. Así, mientras media España cannábica se movilizaba para irse a la gran feria del canuto ibérico y la otra media nos liábamos otra trompeta, saltó la noticia vía Twitter.



La cuenta oficial del gobierno de México lanzaba un tuit -me hizo pensar que tenía delante una cuenta hackeada o una cuenta fake- en el que pedían expresamente la opinión a los ciudadanos, sobre cuál consideraban ellos que podía ser el mejor modelo de regulación para la marihuana, junto con un GIF dónde se exponían distintas opciones y se estimulaba el comentar en redes sociales con un hashtag: #DebateMARIHUANAmx.

¿¿CÓMO?? Me tuve que frotar los ojos y pellizcar un poco porque no me lo podía creer. ¿El gobierno del país -considerado el narcoestado por excelencia- preguntando a los ciudadanos sobre cómo legalizar el cannabis? Pues sí. Encima daban un link. Vamos, que la cosa parecía ir en serio (o el hacker era muy bueno) porque la página oficial del gobierno de México -que está todavía en “beta”, como el mismo gobierno- contaba con un enlace sólo para ese tema. Así que no sólo era la cuenta de Twitter, sino que el propio gobierno estaba metido hasta el fondo en el turbio asunto de la consulta ciudadana....

Increíble pero cierto. Aunque el link que tenía el tuit no parecía funcionar bien (una “tontería menor” de administración del dominio, que supongo arreglarán siendo “beta”), poniendo delante el conocido “www.” se podía acceder a la página, y una vez allí.... oh, oh.... oh!!! Estaba sintiendo cosquillitas y calor debajo de mi tripa.... oh.... delicioso espectáculo!!



En vez de ser una web “a la española” -en las que es imposible encontrar aquello que buscas, si es que en realidad está allí- lo primero que te encontrabas es una imagen en la que se leía bien grande la pregunta sobre el modelo regulatorio para la marihuana. Sin complejos, hablando clarito. Y a continuación, esto:

El Gobierno Federal, por conducto de la Secretaría de Gobernación y de la Secretaría de Salud, CONVOCA a personas especialistas, investigadoras, académicas, profesionales de la medicina, derecho, psicología, integrantes de organizaciones de la sociedad civil y otras personas con calificación técnica, a participar en el DEBATE NACIONAL 
SOBRE EL USO DE LA MARIHUANA.

Infórmate. Vincúlate. Sigue con atención las fechas de la convocatoria y participa activamente a través de los recursos que se irán poniendo disponibles en esta plataforma.”

Acojonante. Un gobierno estimulando a la opinión pública para que se exprese sobre la regulación del cannabis y dándoles un cauce adecuado. Un gobierno animando a que se vinculen y sigan con atención el asunto, desde las redes sociales e Internet, es algo que aún me cuesta creer al verlo, ya que parece imposible de imaginar en nuestra “España del primer mundo”.

Pero la cosa no acababa ahí. ¿Qué más? Pues muuuuucho más. Pero mucho, mucho, mucho y no es broma. Lo siguiente que hacen es exponer los objetivos de su acción, y darle un contexto temporal e internacional o lo que es igual, recordarle a su pueblo que en breve comienza la UNGASS 2016 donde se decidirán los cambios internacionales sobre política de drogas y que deben expresarse.

A continuación, ofrecen datos sobre la regulación en todo el mundo y los ponen a disposición del usuario para su descarga. Lo mismo hacen con los datos relevantes al respecto sobre la situación del cannabis en México, también ofreciéndolos para su descarga. 

¿¿Pero se han vuelto locos o qué?? ¿¿Es que acaso quieren fomentar el debate sobre la marihuana de verdad?? ¡¡SÍ, COÑO!! Lo dicen en serio y para eso ofrecen datos, para que quien quiera opinar pueda hacerlo en base a ellos y argumentar inteligentemente.

Pero no basta con unos datos que ofrezca el gobierno -que hasta ahora son los que han aplicado las políticas de guerra contra las drogas sin piedad alguna, y no hay que olvidarlo- para juzgar algo tan serio como es el problema creado por la guerra contra las drogas -cannabis incluido- en el mundo. Yo no me fiaría sólo de los datos que da un gobierno, nunca, aunque fueran los más honestos en voluntad: la fuente no sólo ha de ser impecable, sino también parecerlo. Y no es plan de “debatir y generar opinión” sólo con los datos que un actor te proporcione, sea quien sea.

Así que completan la web con los textos de 10 propuestas de tipo legal que se han efectuado en México al respecto del cannabis, o lo que equivale a decir “aquí estamos legalmente ahora”. Puedes leer a los ponentes de las sentencias y conocer quién y qué votó. Todo un alarde de claridad y apertura al ciudadano. Glasnost y perestroika, como en la caída de la vieja Rusia, pero aquí a la mexicana.

Y llega la guinda con un enooooooorme almacén de estudios e información de todo tipo sobre cannabis que cuenta con cerca de UN MILLAR DE TEXTOS, referentes al tema de las drogas y estructurados en las categorías de “consumo, derechos humanos, desarrollo económico, uso terapéutico, regulación, salud pública, seguridad y sistema penitenciario”. Impresionante. 

La verdad es que no podía esperar una web así de un “gobierno de tercera” como es la imagen que se nos vende del gobierno mexicano, pero que la realidad se encarga de poner en su justo lugar cuando intentamos realizar una comparación entre sus hechos -esa web, por ejemplo- y los de nuestro gobierno en el mismo área (nuestro gobierno también acude a UNGASS 2016 pero no le veo preguntar nada a nadie sobre lo que opinamos, en política de drogas).

Una pregunta clara, objetivos definidos, base legal, y material de todo tipo para el debate informado es la forma que tiene el gobierno de México de explorar las opciones regulatorias con los ciudadanos. Y al menos la web, va en serio y está preparada para dicho cometido. La cuenta del gobierno mexicano la ha difundido varias veces en el fin de semana, ya que el próximo debate al que animan es el día 15 de marzo. Un gesto que, independientemente de otros asuntos de ese gobierno, es de aplaudir.

Y tras haber flipado un rato con lo que han hecho estos mexicanos, me vuelvo a mi amada España, donde el PP sigue haciendo de gobierno en funciones funcionando como antes, el PSOE está “a lo suyo” y afilando los cuchillos con los que piensan hacer la matanza de Pedro Sánchez (hoy daban cuenta de ello los periódicos nacionales), los de Podemos están aún vistiéndose -como un adolescente pillado en pleno polvo- porque esto del gobierno es nuevo para ellos y Ciudadanos traga saliva mientras escucha a los votantes afilar sus papeletas animados por el sector más retrógrado y vengativo de la derecha. Sí, ya estoy aquí de nuevo.

Pienso yo: ¿y cuál sería la cuenta “de drogas” del gobierno de España en caso de existir (una cuenta y un gobierno real)? Pues mal asunto. La única cuenta oficial del gobierno de España en tema de drogas es la del Plan NaZional Sobre Drogas o PNSD, que como su propio nombre indica sirve para dar bombo todo aquello que el gobierno haga en materia de drogas. 

Aplaude igual una boda que un entierro. Una cuenta todoterreno para Twitter que tiene el mismo éxito que el gobierno: no llega a 700 seguidores, y son todos familia o enemigos (más lo segundo que lo primero). La siguiente candidata sería la cuenta de la FAD, esa entidad “sin ánimo de lucro” que vive de mentir a los españoles sobre las drogas y que es responsable de buena parte del sufrimiento que se achaca a las drogas, paradójicamente. 

Tampoco parece buena idea, aunque esta cuenta tiene casi 7000 seguidores (10 veces más, tampoco es que sea la pera) pero no resulta de extrañar conociendo el tamaño del presupuesto PÚBLICO que disfrutan en subvenciones. Fundación privada para que nadie nos toque nada, pero dinero público para poder tener una caja que la llenen los demás: la FAD.

Lo más cercano a una cuenta oficial sobre drogas que conozco en Twitter es la cuenta del Servicio de Drogodependencias del Gobierno de La Rioja, ya que es una cuenta pública, pagada con un sueldo público a un funcionario público y que va de temas de drogas. Y debo decir que, sin ser una cuenta limpia de pecado prohibicionista, no lo hacía mal del todo para ser “de drogas y pública”: alguna vez tuiteaba algo que podía considerarse interesante de leer para los 15 minutos del bocata. 

Otras veces tuiteaba chorradas como cuando intentaba hacer ver que el cannabis potente provocaba daños cerebrales, basándose en un estudio que no se había molestado en leer: el estudio se basaba en una encuesta hecha a los pacientes con daño cerebral sobre la calidad del cannabis que consumían en el mercado negro... un estudio de opinión y no de datos. Vamos, que no era la más lista de la clase pero tampoco la peor en la ponzoña prohibicionista habitual.




Aunque tampoco va a salir bien parada de la mención -ni como representante institucional- si tengo que ser sincero. El otro día, 8 de marzo y día de la mujer trabajadora, esa cuenta -que conviene decir que está en manos de una mujer- se permitía colgar un tuit en el que, de cosecha propia y basándose en “lo que ella había visto”, decía que “la mujer apoya al hombre [en asuntos de adicción] mientras que el hombre huye [cuando es su pareja la que sufre el problema]”.

Sorprendido por un tuit con ese nivel de sexismo -y mala uva si uno sabe quién maneja ese Twitter- le digo que de dónde saca semejante idiotez, y me contesta aludiendo a un texto de Proyecto Hombre (no son tampoco santos de mi devoción, pero su texto era esencialmente correcto) en el que se aludía a que la mujer experimentaba de otra forma los asuntos de drogas, y que solía preferir la compañía de otra mujer como una amiga, para acudir a pedir ayuda de este tipo.

¿Dónde se hablaba de que el varón huía y abandonaba a su pareja? En ningún lado, absolutamente en ninguno. Pero esta persona se obcecó y siguió insistiendo en su tuit, defendiéndolo desde su cómoda posición de “mujer en el día de la mujer lanzando mensajes pretendidamente feministas” aunque fueron muchos los usuarios que le expresaron su desagrado por un tuit, como poco y siendo muy generoso, realmente desafortunado y vergonzosamente defendido. 

Hay que saber reconocer que uno se equivoca, y corregir. A nadie debe sorprender que el que rompa un plato sea, precisamente, el que está fregando: quien nada dice, nada tiene que corregir. Aunque sabiendo de su pronta jubilación -te deseo lo mejor, compañera, que lo cortés no quita lo valiente- creo que estaba practicando eso tan hispano de “...para lo que me queda en el convento, pues me cago dentro!!”.

Muy hispano como ejemplo, pero cuando todos estos actores mencionados se comparan al lado de la cuenta de Twitter del gobierno mexicano y su forma de funcionar, con esa web -en beta- que ya la quisiera cualquier organismo oficial español en sus mejores sueños, no hay color.

Aceptémoslo: nos da lecciones un narcoestado -en redes sociales y cannabis- mientras aquí los responsables (y lobistas varios) se pelean por la silla y la caja, en un espectáculo televisado de política de guardería. Muy hispano. Muy profesional todo.

Voy a por tequila y mota, que tras comparar, veo claro que nos queda mucha lucha por delante...


¡¡Viva México, cabrones!!

domingo, 3 de enero de 2016

Estramonio, la manzana del Diablo.

Este texto fue publicado originalmente en la revista VICE, esperamos que os guste.

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Estramonio: la manzana del Diablo.


Hace unos 20 años me encontraba pasando el verano en un “campo de trabajo internacional” en la maravillosa Isla de Ons, en Pontevedra, un zona protegida de la actividad humana más dañina pero que seguía recibiendo visitantes y personas que deseaban acampar en la zona permitida, en gran número cada año.

Ese hecho había provocado la inevitable exposición a los residuos humanos (mayormente latas, plásticos y colillas, pero también condones, tampones, y restos de papel de WC por toda la isla) y para rematar el asunto, casi nunca se dedicaba presupuesto para limpiarla y también desbrozar los caminos originales de maleza que los hacían intransitables sin un machete. La formula de un campo de trabajo no era mala del todo: el estado (o la Xunta o la Unión Europea) te daba alojamiento en tiendas de campaña y comida, un médico temporal para atender insolaciones y un seguro por si te rompías la crisma, más la posibilidad de juntarte con chicos y chicas de tu edad, venidos de todos los países. Tú a cambio, currabas unas horas al día, en grupo y sin ser nada realmente parecido a un trabajo de verdad. Pero ese intercambio funcionaba y tenía un claro efecto en la isla y su estado de conservación.



En dicha isla, famosa por no tener ni guardia civil ni policía en ella, se encontraba uno de los camping más frecuentado por hippies de todo el país y de fuera. Un solo bar, una sola tienda, unas pocas casas de los nativos de la isla y todo lo demás era naturaleza. Un bello lugar, mucho menos conocido que sus hermanas las islas Cíes. El camping era un trasiego de gente, a cada cual más pintoresco, con provisiones traídas de forma específica -aunque era Galicia, allí no podías pillar ni farlopa- aunque lo que más pude ver fue hashís, opio y LSD traído para su consumo allí mismo.

Interesado por estos asuntos de las drogas como estaba ya en esa época, procuré agenciarme trabajos cerca de esa gente y pronto establecí trato con ellos. Unos porros de mal hashís que había llevado para esos días hicieron que pronto se me abrieran las puertas de sus reuniones nocturnas. No eran muy distintas a otras: mucha gente joven -algunos sólo de espíritu- drogándose juntos en paz y armonía.

Una mañana me tocó ir a desbrozar la parte trasera de la iglesia de la isla, el antiguo cementerio que estaba desatendido, y me encontré un campo de plantas con flores blancas y con una especie de fruto similar a manzana verde pequeña llena de pinchos. La planta me resultaba conocida, pero entre los libros que me había llevado no había ninguno que tuviera una ilustración o una foto que la identificase. Lo que sí note al empezar a arrancar y cortar esas plantas, es que el olor que despedían era realmente desagradable.

Como pensaba llevarme muestras de plantas -me llevé de esa isla un “té de roca” delicioso y que jamás he podido volver a probar- recogí algunas para subirlas a mi tienda. En los 15 minutos que tardaba en subir a la zona de las tiendas, 3 mujeres de la isla me pararon al ver que llevaba esa planta conmigo para advertirme: era venenosa. No supieron decirme "cuánto" de venenosa, pero me dieron referencias de una mujer que -siendo curandera- la sabía utilizar, en cigarrillos contra el asma, dijeron. Me relataron también algún uso curioso de la misma -de tipo cosmético, para quitar granos dijeron- que conocían de oídas, pero nadie que la hubiera usado se encontraba en la isla que ellas supieran. La llamaron “manzana espinosa” y “manzana del diablo”. Era la Datura Stramonium o estramonio, pero con exactitud no lo supe hasta la noche cuando subí a ver a los hippies y a drogarme un rato con ellos: llevé una planta y me dijeron el nombre rápidamente. Todos coincidían en que era muy peligrosa, mortal, pero también insistían en que se podía usar como droga lúdica. Eran charlas de hippies sin más y no parecía prudente fiarse más que de que era muy peligrosa.



Temerario como era, se me metió en la cabeza la idea de probarla. Y la única referencia que tenía era la mención que hace Escohotado a las solanáceas y a su experiencia de joven con amigos, que no parece que fuera muy agradable y que por sensatez nunca repitió. Así que indagué entre los que conocían la planta para ver si alguien realmente la había usado, y di con dos viejos hippies que sí decían haberla probado. 

Les interrogué intentando hacerme una idea de sus efectos, pero no hablábamos un lenguaje que nos permitiera entendernos en ese aspecto y seguí con la curiosidad, hasta que uno de ellos me dio una pista que me permitió atreverme con la temeridad, pensando que estaba a salvo de sus peligros. Me contó que paralizaba ciertas musculaturas del cuerpo como primer efecto perceptible junto con el calor que te daba, y en concreto que lo podía notar porque rápidamente se hacía imposible tragar bajo su efecto. Me dijo que fuera muy muy despacio y que cuando notase que empezaba a costarme tragar mi propia saliva, parase y no tomase ni una gota más.

Hice una pequeña infusión, con mucho agua y muy poca cantidad de planta. Elegí además las partes que me dijeron que eran menos potentes. Y llegado el momento, con mi compañera avisada y con instrucciones para que cuidase de mí, empecé a tomar cucharaditas de esa infusión cada 10 o 15 minutos, esperando a ver qué pasaba antes de tomar más. Seguramente el tener miedo, y el estar muy alerta a cualquier señal de acción, evitó que me matase. Tan pronto como noté la molestia para tragar, dejé de tomar, lo notifiqué a mi compañera y nos deshicimos del resto de infusión.

Sinceramente no recuerdo mucho más después de eso, excepto que el calor -especialmente en la cara- que me estaba provocando era desagradable (no como el de los opiáceos) y que el no poder beber era muy agobiante en ese estado. Recuerdo una fuerte somnolencia y que mi cuidadora y yo decidimos que nos encontraríamos más cómodos en nuestra tienda, pero ya no recuerdo nada del camino del camping con los hippies a la zona del “campo de trabajo”. Ni nada más, hasta que desperté al día siguiente. Sé tan sólo lo que me han contado, y aparte de algunos comentarios mientras hacíamos el camino de vuelta que indicaban que mi mente estaba percibiendo alguna cosa irreal y que no me encontraba nada orientado, parece que caí en un profundo sueño nada más llegar a la nuestro campamento. Sin alguien cuidándome y evitando que me perdiera en mitad de la noche con un colocón amnésico, es casi seguro que no hubiera terminado bien el asunto.




Era una planta muy potente, pero no tenía el menor uso lúdico o recreativo para quien la toma. No tenía mucha gracia no recordar nada de lo que había hecho, aunque lo que me contaban que hice o dije pudiera ser gracioso: estaba delirando, no disfrutando. No le di más importancia al tema de la Datura Stramonium, sobre todo porque apareció un nuevo grupo de hippies que traían opio y estaban dispuestos a hacer intercambios. Así que mi interés se fue al opio, que probé por primera vez allí también. Pero aquel lugar era un campo de experimentación, y cuando nos avisaron de que iba a venir un helicóptero a la isla porque un chico “se había caído por un acantilado”, no sabía que iba a asistir por primera vez a una experiencia con plantas solanáceas -datura, beleño, mandrágora, belladona- que había acabado en catástrofe (no mortal, por suerte).

El helicóptero tuvo que hacer filigranas para poder acceder con un especialista en rescate hasta donde se encontraba el chico herido, con varios huesos rotos y más de 10 horas entre piedras inaccesibles por otros caminos. Sufría un shock provocado por las horas sin beber ni comer y el golpe tremendo que se dio. Pero no era lo único: el chico había tomado la noche anterior una infusión de estramonio y, aunque estaba con sus compañeros, en algún momento de la noche se debió separar del grupo para acabar delirando en un entorno peligroso hasta tirarse por el acantilado. 




Dos días después nos llegaron noticias de su recuperación en el hospital, traídas a la isla por el médico: él sólo recordaba que tenía mucho calor, sed y que “creyó ver una lata o una botella de Coca-Cola y fue a por ella”, acantilado abajo. Tal vez esa caída y rotura de huesos, que le dejó inmovilizado, le salvó la vida. De haber seguido su instinto por el calor agobiante que le produjo el estramonio, seguramente hubiera acabado metiéndose en el mar, de noche, delirando y solo.

Desde entonces ha sido raro el verano que no he leído en la prensa casos de envenenamiento -varios mortales- con esta planta, casi siempre por parte de alguien que creía que al ser un planta, no era peligrosa. O por alguien que ha leído que las brujas se colocaban con ella, masturbándose sobre un palo de escoba -untado con una pomada de solanáceas- apoyada en el quicio de una ventana. No es de extrañar que los inquisidores que pillaban a “brujas” desnudas y en ese estado de trance, creyeran que en su delirio intentaban huir volando en la escoba por la ventana. Y que de ahí nos haya llegado esa imagen, nacida de una paja con apoyo químico y consolador casero.

No conozco a nadie que haya tenido experiencia con esa planta y haya disfrutado. De hecho, cuando un amigo mexicano conoció la historia -en su país llaman a esta planta “toloache”- me dijo: “la mejor es la que crece sobre la calavera de un antepasado tuyo, porque sólo de esa forma la planta no te mata o te vuelve loco para siempre, aunque sólo la puede usar el curandero chamán”. No la había probado -ni quería- pero conocía su uso tradicional y sus peligros.




Los efectos de la datura son provocados por la atropina -sustancia de efectos similares a los de la escopolamina de la “burundanga” pero más potentes aún- y aparte de provocar un delirio en el que la persona no mantiene el contacto con la realidad de su entorno, hipertermia, perdida del reflejo de deglución y parálisis de la musculatura lisa, provoca una amnesia que hace que ni seas consciente de lo que estás viviendo en tu delirio ni puedas recordar nada después. Imagina tomarla, y si tienes la suerte de que la dosis sea insuficiente para matarte, que dejes de recordar ni saber lo que haces y aparezcas horas (o días) después en otro punto distinto -normalmente desnudo por el calor y la sed- y sin saber lo que has podido hacer. ¿Tiene pinta de ser divertido? No para mí, gracias.

Si no eres una bruja medieval, experta en pócimas y ungüentos por vía vaginal, o un chamán mexica entrenado en su uso durante décadas, no te acerques a esta planta buscando diversión porque lo más probable es que acabes encontrando tanatorio o psiquiátrico. 

Y si no te interesa acabar tirándote por un acantilado para conseguir una lata de tu refresco favorito, no confundas “natural” con “seguro” a la hora de elegir con qué colocarte.