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martes, 5 de septiembre de 2017

Profesionales de la salud y drogas.

Este texto sobre profesiones sanitarias y drogas fue publicado en la revista VICE. Esperamos que os guste y que os deje claro que los que más drogas toman son esos profesionales de la salud... "ajena".

Aquí el que no corre vuela, nadie vuela recto, y pájaro que no vuela... a la cazuela!!

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Profesionales de la salud y drogas.

No olvido -ni creo que nunca lo haga- la cara, el cuerpo y la voz del primer “practicante” (como se les llamaba en los 80) que conocí. Se llamaba Carmelo. Su nombre en mi casa era la representación del terror hecho chuta. 

Todavía no se debía estilar mucho lo de las jeringuillas desechables de un solo uso, porque no sólo llegaba a tu casa una especie de ogro enorme y calvo, con una voz gutural como el eco del infierno, sino que tenías que pasar el trance de ver cómo se preparaban los instrumentos para tu tortura. Ahora suena raro eso, pero antes veías como esterilizaban la jeringuilla de cristal y las agujas ya clavadas en otros con alcohol ardiendo en un recipiente....




Ese ritual, el ogro Carmelo, el olor a alcohol caliente, la visión de la aguja, tus padres sujetándote y tú gritando como un poseso para que al final te trincasen bien (era un mierdas de 5 años, uy si no....) y te metiera una banderilla -con mucha malaostia- un tipo que era el que pinchaba a los militares y a los pobres seres humanos que eran forzados a hacer el servicio militar obligatorio o "mili" (a la que yo fui insumiso).

Creo que si no me gusta mucho pincharme drogas, cuando no tengo reparo alguno en tomarlas por otras vías, responde a criterios de “esterilidad y pureza” de las drogas pero también a un cierto miedo incrustado en el desarrollo y la infancia. No me gustan las agujas, me recuerdan a Carmelo, y me asusto. Así de triste infancia, sí. 

Como Carmelo se convirtió en un recurso usado en mi casa de forma rutinaria (desde un aceptable “si no te tomas la medicina, vendrá Carmelo” hasta un chantajista “si no te tomas la sopa te pondrás malo y vendrá Carmelo”) pues es un personaje que en cierta forma seguí. En el barrio no somos muchos y nos conocemos todos, así que años después, en plena “new wave prohibicionista de la heroína como droga lúdica” en la que palmaron tantas personas en España, supe que era un tipo muy cotizado. 

Cuando hablaba con los colegas, consumidores de heroína con 13 años y mencionaba a Carmelo (que era conocedor de casi todos los culos y brazos de mis colegas) había un curioso silencio en el aire y alguna que otra bala perdida en forma de risotada. 

El tipo era un crack en esto de ponerte unas flautas de coca y caballo acojonantes, con la “seguridad añadida” de un profesional de la salud, y asegurándote higiene y nada de marcas jodidas de explicar.

Contactar con él para esos servicios, requería de un nivel que yo por aquel entonces ni tenía ni aspiraba a tener, pero era el enfermero que ayudaba a drogarse, con cuidados propios de un profesional, a muchos yonquis de los que puedes imaginar con esa palabra, y a otros que no imaginas. A la vez que se hacía sus extras con la peña, llevaba el “mantenimiento” de algunos “eliteyonquis”, profesores de la Universidad y médicos del Hospital Clínico. 

Era un tipo discreto, que había visto mucho y conocido mucho. Era esencialmente pragmático: él ganaba un dinero por sus servicios y prestaba una atención de calidad sanitaria. Posiblemente la primera persona de mi vida que estaba implicada en Reducción de Riesgos en drogas, aunque el término no debía ni existir en aquella época.

Si él consumía o no drogas de alguna clase, es algo que creo que nadie sabe a ciencia cierta, pero que las conocía todas mejor que los propios médicos -bastante torpes a la hora de gestionar sus hábitos- era algo aceptado por todos los que le conocían. Pocos doctos doctores contradecían una opinión de este enfermero.

Dentro del área de consumidores de drogas en las profesiones sanitaria, tenemos algunos curiosos grupos, que en cierta forma tienen que ver con el contacto (accesibilidad) a las drogas usadas. Los menos yonquis -por decirlo de alguna forma- son el grupo de podólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y psicólogos clínicos. 

En principio, ninguno de ellos tiene acceso a las drogas que usen sus pacientes o a un almacén, por la actual ley al respecto. Los terapeutas ocupacionales y los psicólogos pueden tener un mayor contacto con población consumidora de droga, e incluso supervisar sus consumos en un lugar concreto, como una “Sala de Venopunción Asistida” o en una casa de acogida dentro de un modelo de “contexto de baja exigencia” en el que se tolera el uso de drogas dentro de ciertos parámetros, como forma de poder actuar -en otros campos- sobre la persona y su salud biopsicosocial. No son de los más yonquis, pero sí de los más tolerantes.

Ascendiendo un poco, encontramos a los enfermeros. En este grupo se nota mucho la especialidad de cada uno, y es probable que uno de enfermería pediátrica no recuerde ni qué es la codeína ni para qué se usa, mientras que los de oncología e intensivos, saben administrar microdosis de las drogas más pintorescas por las vías más raras, con gran maña para revertir depresiones respiratorias a tiempo. 

El roce hace el cariño, y en este grupo tengo grandes amigos que también prestan servicios (no tan profesionalmente como Carmelo en los 80) con sus artes en poblados y casas, porque además de enfermeros son consumidores. Muchos no consumían en inicio drogas sacadas de su trabajo, sino que el hecho de saber inyectarse y de tomar drogas por otras vías, les llevó a ello. Y son enfermeros en activo, que hacen correctamente su trabajo en el hospital o clínica. Como otros muchos, si les cae algo interesante que tomar en sus manos, se lo cogen para “investigación personal”. 

En este punto quiero citar a un gran amigo que, conocedor del propofol y de su capacidad para inducir sueños de tipo erótico y muy placenteros, estuvo a punto de matarse y hubiera sido el primero en España imitando a Michael Jackson. Le pude detener justo antes de que diera el paso, razonando con él por internet, haciéndole ver que si se clavaba la chuta sin alguien consciente controlando, lo más probable era que muriese. ¡¡Le podían las ganas al muy cabrón!! Ciertamente, yo también tengo ganas de meterme propofol, pero con un anestesista al lado (los mejores gestionando drogas, con la vergonzosa excepción del yonqui Maeso), mucho mejor.


El yonqui Maeso que contagió la hepatitis C 
a cientos de personas, 
por pincharse primero él con los opioides 
y luego a sus pacientes, en un hospital público... 


Luego están los farmacéuticos, que tienes de los dos tipos: los que no se drogan o los que se lo comen todo. Intercambio “regalos” con “farmas” de todo el continente, y son buenos profesionales con formación para elegir con cabeza. No he conocido a ningún farma que acabase por el mal camino y “con la incapacidad” por consumo de drogas o de alcohol (otro clásico de la medicina). Son grandes educadores, al mismo tiempo, que deberían ser más escuchados por la clase médica.

Y llegamos al top de los grandes: los que tienen el poder:  los médicos. También se podrían repartir en especialidades, pero sin embargo en estos el vicio es bastante transversal. El hecho de poder disponer de recetas que no levantan sospecha alguna para los fármacos no estupefacientes (de receta normal) y de poder usar también, como médicos, los estupefacientes disponibles, les da acceso a morfina y opioides a tutiplén, a estimulantes como el metilfenidato o la dextroanfetamina con lisina que ahora han introducido de nuevo en el mercado (Elvanse) y a todo lo que puedan coger de la farmacopea legal. No me extraña mucho que tengan tanto vicio los cabrones, tras haber leído a Escohotado contar como la mayoría de grandes médicos anteriores a la prohibición de las drogas, eran generosos consumidores de las mismas (de los de 5 gramos de morfina por vena al día) sin que esto les supusiera ningún problema para el ejercicio ni un estigma que les apartase de su trabajo.


Aquí un honrado anestesista, 
no un yonqui de esos que pueden hacerte algo 
y pegarte el SIDA si te escupen... :P


Un conocido psiquiatra de mi ciudad consume una caja diaria de metilfenidato, que compra en mi misma farmacia. ¿Consume? 

Teniendo en cuenta que se cotizan bien esas pastillas por los estudiantes de la ciudad, no creo que se coma 30 pastillas cada día, pero compra una caja diaria. 

Lo que no es sencillo es ver psiquiatras en ambientes más marginales como las casas o los poblados. Tampoco médicos en activo, que suelen ser atendidos en los puntos de venta de droga más selectos de la ciudad (especialmente cocaína pero también heroína) de la misma forma que cuando “algunos del ayuntamiento” se quedan sin farlopa: la casa se cierra poco antes de su llegada y se le atiende sin que nadie le vea. Normalmente de madrugada. Si alguien viera o dijera algo, por ver entrar a un médico de noche en una casa, siempre puede quedar cubierto como una urgencia que tuvo que atender. Pero la realidad es que finalmente se sabe quienes son, porque cuando la urgencia te empuja a tener que pillar a las 4 de la mañana y no esperar que algún “tele-droga” te lleve el tema a tu casita para no dar el cante, es que empiezas a estar algo pilladete... amigo médico.

Son estos últimos los más reticentes a aceptar su contacto con drogas, legales o no. El estatus social se lo pone más difícil. Recuerdo a mi psiquiatra, fundador de Alcohólicos Anónimos en mi zona, al que le gustaba el whisky cosa mala y me quería enseñar a beberlo, para que no tomase opiáceos. Cada maestrillo con su librillo, ¿no?

Además pude conocer por él -sin nombres- el historial de muchos profesores y médicos que él supervisaba por razones legales

No olvidaré el día que me dijo, charlando de cultivo de cannabis, que cierto médico tenía una habitación de casa llena de focos y marihuana. Le contesté que no era un mal hobby. Me dijo que en la habitación de al lado, coleccionaba bragas usadas, juguetes sexuales usados por prostitutas y armas blancas usadas en crímenes

Le pregunté cuál era su especialidad: 
bioética, contestó con una sonrisa giocondesca...



domingo, 9 de abril de 2017

Heroína con fentanilo en España: aviso a navegantes.


Como estoy seguro de que la mayoría sabéis ya, soy un poquito politoxicómano a la antigua usanza y me gusta la heroína -sustancia a la que personalmente le tengo una enorme gratitud- y la sigo consumiendo ocasionalmente (pongamos unas 10-12 veces al año) desde hace más de 20 años.




Estos días pasados fui a comprar a mi punto de venta habitual y la calidad había bajado considerablemente. Probablemente lo que aquí llamamos baja calidad en heroína, en otros lados se vendería con normalidad, ya que Salamanca cuenta con un gran suministro de heroína en cuanto a la calidad habitual, cosa que se nota en el mercado recibiendo en la ciudad mucha gente que viene de otras, o incluso desde Portugal, para comprar coca o caballo. Pero acostumbrado a un estándar de calidad, era notable y la propia "gitana" lo advertía y daba explicaciones al respecto.

En vista de que parecía tener un problema puntual mi punto de abastecimiento, acudí a otros a ver qué había. El bajón en la calidad era común, si bien el producto no se había degradado tanto como en otras épocas de escasez. Tras recorrer varios puntos, encontré en casa de otra "gitana" una heroína algo más aceptable, y que "no estropeaba demasiado el sabor de la base de coca". Pillé medio gramo con alegría -viendo lo que en otros lados había- y me piré a disfrutar de él.



Y aquí comienza el aviso...

Acostumbrado como estoy a los opiáceos/opioides -y consumiendo a diario, por prescripción médica, morfina y fentanilo- fumar heroína es algo que puedo hacer mientras continúo con mi vida normal: leer, escribir, hacer la casa, sacar a los perros, etc. Dicho de otra forma, la heroína no me incapacita normalmente para seguir con una rutina común. Sin embargo, cuando me encontraba (como en otras ocasiones) fumando en mi plata lo que creía que era cocaína en base y heroína, he despertado "tiempo después" (no sabría decir cuanto pero probablemente más de una hora por las marcas en la piel) tras haber caído "inconsciente" encima de la mesa.




Como también he sido fumador de fentanilo, rápidamente reconocí esos efectos como más propios del fentanilo (o de un análogo) que de la heroína, que NUNCA me había tumbado como lo hizo esa heroína, cuando se supone -precisamente- que estamos en un momento de escasez en el mercado. 

Posiblemente si hubiera fumado la heroína sin mezclar (con base de coca), hubiera podido notar efectos que no pude percibir debido a la cocaína, ya que el fentanilo además de ser un opioide resulta un compuesto que produce un aumento dopaminérgico con lo que eso implica para los comportamientos de re-dosificación, que en este caso al coincidir con efectos propios de la cocaína es posible que quedasen integrados como "normales" dentro de la experiencia.

Cuando tuve claro que aquello, si bien tenía heroína (hay efectos que te da la heroína que el fentanilo no te llega a dar) no sólo contenía heroína como principio activo, me fui a hablar con ambas "gitanas". La que me informó primero de la situación, me indicó que ellos "ya tenían otra heroína" si bien no era del nivel de la que habitualmente tienen y que el mercado estaba cambiando muy rápido de lotes. 

Como tengo buena relación con todos los vendedores (al menos con todos los que conozco) pude ir a explicarle a quien me la vendió el asunto -sin que se entendiera como un reproche- y a recabar más información. La otra "gitana" -la que me vendió esa heroína, que yo creo que estaba adulterada con fentanilo o un análogo- me contó alguna cosa más.  También me señaló lo complicado que estaba "la cosa" esos días y me reconoció que aquel lote de heroína había llegado al distribuidor por cauces "distintos a los habituales", y que estaban todos los vendedores subsistiendo con lo que "iba llegando al mercado" y que no había donde elegir.

También me señalo que algunas de las diferencias que percibimos los clientes, se deben al constante cambio al que todos se ven sometidos y a la diferencia del volumen de ventas de cada uno, por lo que a uno el lote le dura 10 días y a otro 3 días, de manera que da la falsa impresión de que hay "muchas heroínas distintas" cuando lo que hay es un mercado supliendo la escasez como puede.

Por desgracia, y por lo aquí contado, no le quedaba nada de esa heroína que me tumbó de forma "ilógica" (para analizarla) pero me reconoció que otros le habían comentado "que estaba muy potente", lo cual no tiene sentido en un momento en el que todos los actores del mercado están reconociendo una sobrevenida escasez del producto... a no ser que tenga razón en mi sospecha y el producto sea "un nuevo producto": heroína con fentanilo, o "fentajaco" :P

Y en este momento, en mitad de una fuerte escasez, parece sugerir que no tiene nada de descabellada la hipótesis. Puede que me equivoque y que, por alguna razón que desconozco, el otro día cayera inconsciente mientras fumaba "mezcla" por algún desconocido motivo inexplicable y que este razonamiento no sea más que una explicación a posteriori. Puede, sí.

Pero hace unas horas he encontrado una plata en la que había quedado una "gota" con mezcla, que no sabía de cuál de las heroínas era. Como no era muy grande (4 caladas exactamente) cogí un tubo y me la fumé. Al cabo de 3 minutos, me he encontrado doblando la cabeza sobre la mesa, casi rozándola, e "inconsciente" (no inconsciente pero sí "totalmente sopa")

Así que aquí queda dicho, por si a alguien le sirve, que creo que está entrando heroína con fentanilo en el mercado español

Lo único que puedo decir de ella, en cuanto a cualidades organolépticas, es que era una heroína base "marrón", de color marrón clarito, que como dije antes "no estropeaba demasiado el sabor de la base de cocaína" cuando se saboreaba al fumar la mezcla, que antes de ser fumada tenía un notable (pero tampoco excesivo, comparado con otros lotes que venían con ese "no infrecuente olor" que en otras ocasiones suele ser señal de potencia) olor a "vinagre" que proviene del uso de anhídrido acético para la síntesis de heroína desde morfina. Es decir, no tenía nada de raro, salvo "lo poco que estropeaba 'manchando la base de coca' el sabor de esta".

Como digo, cuando fui a hablar con quien me lo vendió, ya habían cambiado de lote dado el estado actual del mercado y no hay ninguna prueba toxicológica de esta hipótesis, pero en un mundo como el del mercado negro y la heroína (donde ni siquiera tenemos prueba toxicológica de que lo que consumimos sea heroína)  seguramente a los usuarios que les pueda llegar esta información les será útil si detectan efectos parecidos.




El riesgo de morir usando fentanilo -o por una heroína que contenga fentanilo y se usé como si fuera heroína común- es mucho más alto que el riesgo de morir usando heroína. Sus efectos pueden llegarte de forma "inesperadamente sobrevenida" o como a mí me pasó, que me di cuenta cuanto desperté KO encima de la mesa y teclado del ordenador

Si eso me hubiera pasado en otro contexto de consumo, los daños podían haber sido mayores que tener la cara marcada por el borde de la mesa o de las teclas del teclado, así que el usuario de heroína -especialmente el ocasional, que tiene menos "defensa natural" frente a los compuestos de este tipo dada la falta de tolerancia- que reciba esta información, hará bien de abstenerse de consumir cualquier heroína que le reporten que su potencia es "extrañamente alta" o capaz de tumbar "grandes bichos" que normalmente no son tumbados: puede que tenga delante heroína (o algo) con fentanilo o un análogo.

Su sencillez de síntesis química junto con lo barato del compuesto en proporción al peso, ya que es unas 100 veces más potente que la heroína, aunque algunos análogos pueden serlo miles de veces, le hace un temible invitado al mercado negro que, como otras muchas drogas usadas como adulterante o como sustituto, jamás habría llegado de no ser por una prohibición que ha usado de rehén a la población durante un siglo, ya que de no estar prohibida la heroína o el opio (también en su formato de autocultivo) sería improbable que este compuesto "saltase" al usuario común. 




Como decía Maia Szalativz (una experta en el tema y posiblemente la mejor en su campo) en VICE hace unos días, esas son las razones que le hacen tan difícil de erradicar, justo ahora que está empezando a inundarse el mercado negro de opiáceos con fentanilo o análogos como adulterante. Parece que la producción tiene su base en México (en el México Narcoestado), pero si hace poco también sabíamos que los tentáculos del narco mexicano llegaban a Filipinas con la metanfetamina, no debería sorprendernos que -en la búsqueda de nuevos mercados como nuevo productor de opiáceos/opioides que quiere vender- llegue a Europa, que tradicionalmente ha estado "bien surtida" de heroína gracias a su conexión terrestre con Asia y sus productores, y no recibía heroína de Sudamérica. 

Parece que va a tocar actualizarse, por desgracia, con la heroína y lo que nos espera como usuarios al seguir viviendo en un mundo que no ha sido capaz de despegarse aún de la miseria de la guerra prohibicionista: cuidado con la heroína, no sea que te estén dando "fentajaco" y la vayamos a liar en el tanatorio... :P

En momentos así, se hace más necesaria que nunca la existencia de ONG's de Reducción de Riesgos -tipo Ai Laket en Euskadi, con sus análisis de drogas- que suplan las carencias del estado y sus torpes políticas que dejan al ciudadano inerme y víctima de una guerra que le han impuesto. 

Un día son unas pastillas que tenían PMA, otro día una heroína que tenía fentanilo, pero no tiene pinta de cambiar la cosa mientras somos el colectivo de usuarios de drogas quienes ponemos los muertos, y no quienes hacen las leyes.


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Añado este texto, originalmente publicado en Cannabis.es sobre un excelente documental que podéis ver sobre el fentanilo en México y el proceso de adulteración que acontece sobre la heroína.

Hace poco más de un día, la revista de contenidos variados Fusion.net ha estrenado “The Naked Truth” ("La verdad desnuda"), una serie de documentales que se emitirá en la televisión por cable de Fusion, en redes sociales y en plataformas digitales.
Este primer episodio con el que han debutado, ha sido un monográfico dedicado a uno de los actores más mortíferos de la epidemia de opioides que sufren en los USA: el fentanilo. Con “Death by fentanyl” ("Muerte por fentanilo") podemos disfrutar de una inteligente colocación de la información, mezclando infografía, periodismo de investigación y periodismo en tiempo real para generar un producto que te engancha -nunca mejor dicho- desde el primer momento y que además huye -en un 95%, digamos- del habitual sensacionalismo con el que estos asuntos se suelen tratar. Y sobre todo: la información que ofrecen es esencialmente correcta. Esta vez “la prensa” -en concreto este tipo de prensa- se merece un aplauso por el acierto.
El fentanilo, como ya os hemos contado en más de una ocasión, es un opioide de efectos similares a morfina y heroína. Para hacerse una idea de su peligrosidad, alguno de los nombres con los que se refieren a ella son “drop dead” (o “caer muerto”) y “serial-killer drug” (o “la droga asesina en serie”), y se encuentra en el centro de una epidemia -alimentada desde las farmacéuticas y desde el mercado negro- que está barriendo el país.
Es la propia jefa de investigación, Mariana van Zeller, la que presenta el reportaje.
Hemos juntado nuestros equipos más dinámicos de jóvenes periodistas para situar nuestra marca, de profundo periodismo de investigación, a una nueva altura. Ellos representan el deseo de su generación de retar poderosas instituciones en busca de la verdad – de una pequeña luz en el injusto sistema juvenil de justicia del país a explorar el papel que las compañías farmacéuticas están jugando en la epidemia de opioides y heroína que sufrimos en USA” comentó Keith Summa, productora ejecutiva de la sección de investigación dentro de Fusion.
Este primer documental de la serie, “Death by Fentanyl”, fue producido por Darren Foster y Cristina Constantini y acompaña a un excelente trabajo de documentación con el que se presenta en la web, así como un par de trabajos más sobre el tema y algunas de sus vertientes.
Lo podemos encontrar también en Youtube, donde está en formato "lista de reproducción" con los 6 vídeos que lo componen y que -para aquellos que aún no se manejen bien con el inglés- pueden poner los subtitulo automáticos y también la traducción automática al idioma que deseen (aunque estos automatismos no suelen ser perfectos).
A continuación os dejamos los vídeos junto a una breve descripción de lo que podéis encontrar en cada uno de los fragmentos, para los que no tengáis tiempo de verlo todo, aunque recomendamos encarecidamente que se vea porque merece el tiempo dedicado:
1- Fentanilo, el asesino en serie: hace una presentación general de lo que se va a poder ver e introducen a los principales caracteres que vamos a poder escuchar, de policía y bomberos a trabajadores farmacéuticos arrepentidos o a familiares de muertos por fentanilo.
2- Un receta para la adicción a la heroína: comienza mostrando a un usuarios de opiáceos ilegales que comenzó mediante opioides de prescripción o a un investigador sobre adicción explicando el desarrollo de la sobre-prescripción de opioides en USA, y cómo las empresas conocían de sobra lo que estaban haciendo al decirle a los médicos que recetasen opioides para cualquier clase de dolor, desde una migraña a un dolor muscular, y era fabricar adictos a sus productos.
3- La noble misión y el cuestionable récord de INSYS: INSYS es la empresa farmacéutica que desarrolló -en principio impulsados porque la mujer de un desarrollador tuvo un cáncer con dolor irruptivo que los fármacos disponibles tardaban en poder tratar- un dispensador de fentanilo que hacía efecto en unos 3 minutos. Las acciones de dicha compañía subieron un 700% por una medicación que -teóricamente- tenía una única indicación terapéutica: dolor irruptivo de origen oncológico. ¿Cómo consiguieron ese éxito sobre una población (paciente de cáncer con dolor de ese tipo) tan reducida? Aprende como se miente “legalmente” en el mundo de las farmacéuticas viendo el documental.
4- Conociendo a “El Diablito” en la fortaleza de El Chapo: en este fragmento, el documental se adentra al lado ilegal del mercado, conociendo a algunos usuarios y traficantes de opioides que han tenido contacto con el fentanilo. Finalmente, llega a conocer a uno de los “químicos” que preparan y mezclan fentanilo con heroína para aumentar su potencia, mejorando teóricamente su posición en el mercado. “El Diablito” es el nombre que recibe el fentanilo entre los miembros del cartel que nos muestran. Según estos personajes, prácticamente toda la heroína que entra a USA dese México, va adulterada con fentanilo porque de lo contrario se verían en una desventaja por enviar un producto menos potente que el competidor.
5- Narcan, el antídoto de la epidemia: en este fragmento el documental aborda el asunto de la dispensación y presencia de naloxona, conocida como “narcan”, para revertir sobredosis de opioides que se han disparado en USA hasta el punto de que los bomberos y paramédicos realizan más salidas para atender estos casos que para atender los asuntos más propios de su oficio. A la vez que el uso de el antídoto se ha empezado a hacer necesario y común dada la extensión de la epidemia, el precio del mismo ha empezado a subir hasta multiplicar varias veces su precio hace una década.
6- Las grandes farmacéuticas son el abusón en el patio del colegio: para finalizar abordan directamente las prácticas mafiosas de las grande farmacéuticas a la hora de seguir manteniendo clientes, adictos o no, que le sigan generando beneficios aún a costa de la salud de la población.
En conjunto es un documental que te permite tener una visión amplia y global de los factores que intervienen en este asunto y ver como muchas de las variables (que antes eran mucho más locales en el mundo y mercado de las drogas) pertenecen ahora al ámbito de lo global, y cómo las torpes políticas contra las drogas han generado un mercado corrupto, que ha acabado derivando en una población artificialmente enganchada a drogas muy adictivas.
Y ya que estamos comentando de la gente de Fusion, no podemos -ni queremos- dejar de mencionar este otro texto y breve vídeo (de momento) sobre George Marquardt, el llamado “Walter White” de Wichita y que ha sido liberado de la prisión donde pasó los últimos años de su vida por ser el químico capaz de sintetizar fentanilo y algunos de sus derivados, que hace ya más de 20 años estaban disponibles en el mercado negro, con nombres como “Tango & Cash” o “China White”.
La grabación deja muy claro -en palabras del protagonista- qué se podía esperar de él: “No soy farmacéutico, no soy médico: soy el tipo que te sintetizará lo que quieras si dispones de la cantidad adecuada de dinero”. Toda una tarjeta de visita para todo un personaje.

sábado, 11 de febrero de 2017

Drogoteca cumple hoy 10 años publicando información -veraz- sobre drogas en castellano.

No podía imaginar -cuando hace una década me ponía frente a una conexión de Internet y una pantalla en blanco, para iniciar lo que sería este blog- que fuera a sentarme 10 años después para hacer una breve revisión del asunto. Y aquí estoy, mira, flanqueado por una taza de té con menta -correctamente preparada- y un canutito de mi cultivo (autocultivo, que aunque no me gusta nada el término, sí me gusta el concepto) de Green Poison de estos meses, me arranco con mi "petayuno" del sábado. 




Yo, hace 10 años, era un chaval muy interesado en las drogas y que, por suerte, tenía una buen formación en ciencias. Eso junto con las lecturas adecuadas y el análisis reposado de lo leído, experimentando a la vez con la mayoría de las sustancias que he encontrado en mi camino (creo que salvo cannabinoides sintéticos, he tomado -generosamente- todo tipo de drogas) hizo que acumulara información que podía ser útil para otros, y que me resultase interesante señalar los "puntos negros" que yo me he ido encontrando en mi relación con las drogas y compartirlo con otros usuarios e interesados. Esas experiencias, reflexiones y análisis sobre lo que el complejo concepto de "las drogas" y sus concretos agentes químicos -las sustancias reales- son lo que han ido conformando el grueso de este blog.

Creo que hay 162 textos largos publicados (de momento) en estos 10 años, con un ritmo que ha sido variable pero que ha cubierto satisfactoriamente los tiempos, incluyendo los imprevistos y avatares que le suceden a cualquier vida a lo largo de una década en su juventud adulta. Muchas personas me preguntan por qué hay tan pocos textos en algunos años y eso básicamente responde a que muchos de los textos escritos en esos años, fueron recogidos posteriormente y elaborados de nuevo (normalmente para ser publicados). Así que si recuerdas un texto o una información sobre drogas (u otro tema) que leíste aquí, es fácil que la encuentres buscando por etiquetas con lo que serían sus palabras clave, aunque haya quedado cambiada de fecha. También -en otros casos- he retirado textos porque respondían a una cuestión puntual -temporal- que había quedado ya obsoleta (perdiendo el sentido de quedar publicados, y aumentando el nivel de ruido/información) o que -a mi juicio y criterio, que es el que aquí rige dado que es mi jardín- no tenían suficiente calidad para quedar publicados en este lugar.

Otra de las cosas que se siguen manteniendo en este lugar de información que es la Drogoteca, es la ausencia total de publicidad de cualquier tipo (directa o encubierta) porque por un lado no es necesaria para mantener esta pagina activa, ya que la mantiene Blogger (Blogspot - Gmail) y por otro lado porque tener publicidad siempre te hace perder una cierta independencia, cuando es acordada, y lleva a cosas peores cuando se deja en manos de bots y anunciantes contratados por terceros como es el caso de Google Ads. 

Esto no quiere decir que nunca vaya a usar publicidad o a aceptarla en esta web, pero sí que no es algo que se encuentre entre mis previsiones de lo que puede ocurrir próximamente. Tras estos años, ya sé que hay pocas cosas a las que puedes decir que de "dicho agua no beberás" (como por ejemplo, yo y los cannabinoides sintéticos: NO) y la publicidad -presente en todas las webs y revistas en las que tengo la suerte de escribir, desde VICE a Soft Secrets, desde Cannabis.es a Cannabis Magazine- no me ha impedido expresarme con total libertad en todos los sitios donde han querido publicar mis textos. Pero careciendo de la necesidad, no tengo ganas de entrar en dicho terreno para "sostener" la web.

Actualmente el ritmo de visitas a la página está alrededor de unas 1000 visitas diarias, muy lejos de los tiempos del 2007, en que creo tardé varios meses en alcanzar las primeras 10.000 visitas. Ahora el blog está a punto de llegar al 1.300.000 visitas totales, pero eso únicamente recoge el periodo desde mayo del 2010 al día de hoy (fue cuando Blogger inició el sistema de estadísticas propias y prescindí del anterior). El número total de visitas, incluyendo los 3 años anteriores pasa ya del millón y medio (debe andar cerca del 1.650.000-1.700.000 visitas) y se encamina de forma estable hacia los dos millones de visitas, que se alcanzarían en un año aproximadamente. Y el crecimiento ha sido consistente con el aumento de publicaciones y la mejora de la calidad de los textos publicados (no cuelgo todo lo que escribo, ni mucho menos). Es decir, atendiendo a los fríos números, creo que puedo sentirme razonablemente satisfecho.

Muchas cosas han cambiado en estos años desde que inicié la Drogoteca, aunque considero que la más relevante de todas las que ha ocurrido ha sido la aparición de la primera moneda criptográfica sólida y estable, como es Bitcoin. El alcance de las consecuencias de esta aparición, aún tardarán en ser del todo comprendidas y de poder analizarse cómo actualmente resulta una de las principales "espitas" por las que la moribunda prohibición contra las drogas libera presión, y ha hecho virtualmente inútil la prohibición de las drogas al hacer que cualquiera, desde su casa y sin arriesgarse en exceso, pueda conseguir sustancias que antes estaban vedadas a entornos complejos y de poca seguridad. La muerte práctica de la prohibición, enviada por correo -discreto- a su hogar.

La difusión de información relativa a los análisis de drogas circulantes en el mercado, las organizaciones de Reducción De Riesgos como Ai Laket que proporcionan datos seguros sobre lo que -por definición- es inseguro (sustancias compradas fuera de toda regulación) y la posibilidad de analizar una sustancia antes de consumirla (aunque es una tarea muchas veces larga y tediosa de completar, hasta tener toda la información de seguridad necesaria) han aportado y consolidado con el tiempo, una posibilidad de aproximación a las drogas y de gestión de nuestra relación con ellas, basada en datos científicos y no en mitos, leyendas e invenciones que, por desgracia, siguen siendo el pan nuestro de cada día en lo que se refiere a la información general -prensa generalista- sobre drogas. 

Por último -como reflexión- aunque el panorama puede parecer alentador en lo que a alguna droga se refiere, como ocurre con el cannabis que finalmente está embocando procesos de regulación e incorporación a la sociedad en multitud de puntos en el planeta, mi percepción es que no estamos en un mejor escenario en general y menos si consideramos el asunto en su conjunto, y no sólo lo que al cannabis atañe. Personajes como Duterte en Filipinas -o el propio Trump en USA- están dejando claro que hay grandes sectores sociales (sus votantes) dispuestos a retroceder en derechos y libertades hasta donde sea necesario para satisfacer las paranoides mentes que les alumbran y que otros sufren. No parece que las drogas y sus usuarios, como otros colectivos, vayan a salir bien parados de estos convulsos tiempos en manos de psicópatas elevados a rango de poder ejecutivo y/o legislativo en distintas partes del mundo, incluída "la vieja Europa" con su personal romance con la ultraderecha y los populismos.

Hoy es un 11 de febrero más, día gris como el de hace 10 años (me refiero al clima nada más), y resulta ser el "Día de la Mujer y la Ciencia". No puedo decir que haya mucha mano femenina por este blog -su falta de gusto estético lo prueba- pero sí que si bien no soy mujer, toda mi formación científica (y mi forma de mirar esas cuestiones) me vino mediante una mujer, ya que se la debo enteramente a mi madre (mi padre gasta una visión "más filosófica" de las cosas) con quien sigo discutiendo -mayormente- cuestiones de ciencia puntera en distintos campos. No ha sido la única, pero si la mayor influencia (por su formación como química) en cómo percibo el mundo que me rodea y sus fenómenos. Es una buena ocasión para darle las gracias por ello: gracias...

Por lo demás, poco que añadir. Me hubiera gustado organizar algún sorteo o algo especial para conmemorar este momento, pero la vida de "adulto responsable" no deja tanto tiempo libre como a uno le gustaría y elegir a qué dedicamos nuestros momentos es de las decisiones más complejas e importantes que podemos hacer. Si no lo he hecho, será que eso de celebrar -si bien es bonito- no es tan importante. Pero no descarto hacer algo a lo largo de este DECIMOPRIMER año que empieza este blog (ahora ya puedo decir eso de "tras más de 10 años..." que queda tan serio). 

Espero tener dentro de otros 10 años el placer de escribir una entrada como esta, y de volver a agradeceros lo que me habéis dado y me habéis hecho crecer en esta década -leyendo, preguntando, criticando, opinando- con vuestra presencia. Sea como haya de ser, el camino ya ha sido hermoso y fructífero hasta el día de hoy: ya ha merecido claramente la pena. :))

Drogoteca.

PS: En ocasiones (por eso de ser "Drogoteca") me preguntan cuál es mi droga favorita, la absoluta, aquella a la que no podría renunciar. Y es otra adquisición que me llegó -también de forma casi exclusiva en su gusto y apreciación- por parte materna: la música (ya que el oído musical de mi padre es similar al de un mejillón autista). Y la música ha sido una constante referencia en los textos aquí publicados, existiendo algunos exclusivamente referidos a música y no a drogas "como solemos pensar".

La música da color a los instantes, moviliza emociones, ayuda a fijar la memoria y el sabor de los momentos que vivimos. Hace reír y hace llorar, a veces con el albedrío humano por medio y en otras ocasiones, a traición y sin permiso alguno. Eso es lo que tienen las drogas, que su efecto conlleva siempre la suma del alma del sujeto en el resultado de la interacción, y la música no es una excepción.

Podría vivir sin todas las drogas del mundo, pero no podría vivir ni un día en un mundo sin música. Tampoco este blog, menos en un día como hoy.



"Sólo le pido a Dios 
que el dolor no me sea indiferente; 
que la reseca muerte no me encuentre, 
vacía y sola, 
sin haber hecho lo suficiente."





lunes, 30 de mayo de 2016

Neurotoxinas como chocolatinas: pastis que dan miedo.

Este texto fue publicado en VICE.
Esperamos que os guste.

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La pastilla más tóxica.


¿Quién no ha cometido nunca una locura, ha hecho algo que se supone que no debía hacer o se ha saltado una ley que prohibía algo? 

Todos, absolutamente todos, lo hemos hecho. 

Que esa escapada romántica con “tu nuevo amor que conoces sólo por internet” y en la que te encierras con alguien que realmente no conoces en una casa rural -en lo alto de una montaña sin cobertura en el móvil- acabase en una simple decepción, entretenida pero decepción, y no ocurriera nada que te pusiera en peligro, fue suerte. 

Que ese viaje a Perú no fuera exactamente para conocer su cultura, y que no acabases preso en el mismo aeropuerto, fue suerte. 

Que esa pastilla que aquel día te comiste en una rave -que salía directamente de una bolsa zip surgida del escroto de un cani que os encontrasteis en el parking- no te hiciera daño o te matase, fue también suerte.

Y quien dice una pastilla, dice un gramo de MDMA o aquella bolsa de aquella cosa rara que parecía ketamina, que no fueron analizados antes de su consumo. 




Lo más normal es que no pase nada ya que, aunque algunos intenten dibujar a los traficantes de drogas como seres perversos que no tienen reparo en matar gente, la realidad es que los “dealers” o camellos no quieren problemas con sus clientes, ni con la policía y el sistema judicial, y un cadáver o un herido grave trae muchos problemas cuando se achacan los daños a una droga y esa droga señala a una persona como vector. 

La mayoría de camellos intenta suministrar aquello que el consumidor demanda, pero en un mercado distorsionado hasta lo impensable por la nefasta intervención prohibicionista, y en el que los vendedores no son titulados en Farmacia sino supervivientes con oscuro pronóstico, puede ocurrir de todo.

A lo largo de los lustros que llevo metido en esto de la reducción de riesgos en consumo de drogas, he visto vender arena (sí, arena de playa) como speed, incienso como MDMA, efedrina por anfetamina, sangre coagulada de cordero como hashís, y todo tipo de ocurrencias increíbles. 

Eso dentro de la sección de “engaños de camello cutre”. Pero hay otra sección a tener en cuenta, tanto o más peligrosa, que es la de los camellos que simplemente no tienen forma de saber lo que venden, y que venden aquello que su distribuidor habitual decide darles, y que a su vez este proveedor responde a otro distribuidor más grande de la misma forma: sin tener ni puta idea de lo que le dan y de lo que realmente vende. 

No conozco más que unos pocos casos aislados de camellos que procuran analizar sus fuentes de drogas regularmente o que tengan un pequeño kit para testar mínimamente las sustancias que pasan por sus manos, y los que lo hacen suele ser porque ellos mismos son consumidores de lo que venden y tienen en cuenta el riesgo que implica tomar drogas sin analizar.

El trabajo duro lo hacen ONGs como Ai Laket! en España, con sus análisis, alertas y seguimientos como el realizado sobre los peligrosos “supermanes rojos” que contenían PMMA (altamente tóxico) y que han circulado por nuestro país. 

En Bélgica, el sistema de alerta temprana que tienen para analizar la droga circulante en Europa, difundía en septiembre del pasado año lo que puede ser la detección de la pastilla más tóxica circulante en el mercado negro. Y lo hacía en una alerta en la que además de dicha pastilla, se encontraban otras 3 de las que se puede suponer que, al menos 2 de ellas, eran “engaños” en que se vende una droga como si fuera otra y que contenían DOB y Flakka o alfa-PVP.

La ganadora del concurso de pastis chungas no tiene logo alguno impreso en ella, era de color violeta y tenia 142 miligramos de muy malaostia convertidos en peso.




Contenía, ni más ni menos que 5 compuestos diferentes. No es extraño ver pastillas que contienen varios compuestos, a veces con la intención de engañar simulando ser lo que no son y otras veces intentando mejorar el efecto de la pastilla en general y consiguiendo así un mejor precio en el mercado. También empieza a ser desgraciadamente común encontrar pastillas que tienen una cantidad mínima de MDMA para reaccionar engañando -como si fuera su principal compuesto- cuando les hacen un test con un reactivo colorimétrico. ¿Pero 5 compuestos a la vez?

La elección de los candidatos no podía haber sido más nefasta. La pastilla contenía PMA o para-metoxi-anfetamina y PMMA o para-metoxi-metanfetamina, dos sustancias altamente tóxicas y que han causado incontables muertos cuando han sido consumidas creyendo que se consumían pastillas de MDMA. Parte de sus efectos estimulantes podían resultar engañosos si uno cree estar tomando éxtasis, y sus efectos sobre el corazón y la termo-regulación las hacen 2 de las grandes drogas asesinas que circulan en el mercado negro. 

Cabe destacar que, siendo ya ilegales ambas drogas y mucho más dañinas que la también ilegal MDMA, no tiene mucho sentido que alguien sintetice -salvo por tener mayor facilidad de acceso a los productos necesarios- y decida producir un “batch” de pastillas con un producto pésimo, tóxico y conflictivo cuando menos, y sin embargo tanto la PMA como la PMMA siguen estando desgraciadamente presentes hoy día: una pastilla con PMA o PMMA (o ambas) no es motivo de noticia, aunque sí lo es de alerta para los consumidores.

Lo que hace diferente a nuestra protagonista es que además de llevar 2 de las drogas más tóxicas del mercado, llevaba también 2 neurotoxinas. Sí sí, has leído bien: NEUROTOXINAS. La pastilla contenía otros 2 compuestos conocidos como para-cloro-anfetamina o 4CA, y para-cloro-metanfetamina o 4CMA. Ya sé que el nombre de los compuestos acaba en “anfetamina” como pasa con muchas “drogas recreativas” pero no os dejéis engañar, ya que eso sólo alude a una estructura química y sus efectos con el cambio de posición de un sólo átomo ya pasan a ser otros distintos.

Aquí nos encontramos con la zona gris de esas sustancias que pueden tener efectos psicoactivos pero cuyos daños derivados del consumo las hacen “no-consumibles”. Uno puede elegir “matarse unas cuantas neuronas” con MDMA o con alcohol (que son compuestos cuyo consumo tiene cierta neurotoxicidad también) porque la relación entre consumo y daño es pequeña, pero en el caso de estos compuestos el daño es muy grande y el efecto, de existir, despreciablemente pequeño.

De hecho, a la 4-CA y su prima se las usa para “matar de forma selectiva neuronas dopaminérgicas en animales de experimentación” o dicho de otra forma: se usan para provocar la muerte de las neuronas en determinadas zonas del cerebro de los bichos y causarles daños cerebrales para estudiar las enfermedades humanas que sólo se pueden certificar con seguridad “en la autopsia”, como el Parkinson o el Alzheimer. 

Pues ese mismo compuesto y su primo -con un grupo metil adosado- también iban en la letal pastilla: si la dosis o sobredosis de PMA o PMMA no te mata, el resto de compuestos en la pirula se pueden encargar de que el cerebro te quede como un bonito adorno sin mucha utilidad.

Y como guinda de la tarta, el 5º compuesto de la pastilla de marras, que es la etilona. La etilona es la versión “beta-ketona” de la MDE, un compuesto íntimamente emparentado con la MDMA y que comparte casi íntegramente su estructura. La etilona es tan similar a la MDMA en un 95% como para que su presencia pueda resultar engañosa a la hora de realizar algunos análisis a la pastilla, pero sus efectos no son los mismos que los de la MDMA y, ya puestos a elegir entre los diversos compuestos que podían usar para engañar a los test, eligen uno de los que tiene también historial de muertes, completando lo que sería -por derecho propio- la pastilla más tóxica -en el momento de escribir el texto- del mercado recreativo detectado.


La próxima vez que vayas a tomar una sustancia que viene del mercado negro, sin analizarla primera a través de uno de estos servicios de reducción de riesgos con los que contamos en Europa (no todos los lugares tienen esa posibilidad) recuerda que la suerte -esa compañera que ha evitado que ya estés en una caja de pino o entre rejas- se le puede acabar a cualquiera en la siguiente pastilla. 

Por tu salud, di no a la droga... 
...si no tienes ni puta idea de lo que te -en realidad- te vas a meter.

sábado, 19 de marzo de 2016

La sobredosis como negocio legal.

Este texto es el segundo temáticamente enlazado de dos textos sobre el asunto de los opioides en USA y fue originalmente publicado en el portal Cannabis.Es, esperamos que os resulte interesante.


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Los muertos por sobredosis cotizan en bolsa.


Martha salió de la consulta del médico con cierta prisa porque no llegaba bien de tiempo a recoger a su hijo Stevie de la escuela. A Steve -el padre y marido- le habían cambiado el turno en la fábrica por necesidades de servicio y ese mes tenían sus rutina habitual totalmente desajustada. El dolor de espalda se había hecho más presente en el día a día de Martha, en buena parte porque ese mes la carga de ejercicio que su cuerpo afrontaba había crecido para poder “llegar a todo”. Y tal y como le dijo su médico, acudió a él cuando el dolor aumentase de forma general.

El doctor había revisado la medicación que ya tomaba Martha, que tenía su tratamiento con parches de fentanilo de 25 mcgs/H y morfina -como medicación para el dolor puntual no controlado- si era necesaria. En vista de lo que Martha le contó, el doctor decidió probar a aumentarle la dosis de fentanilo y le recetó parches de 50 mcgs/H. Le dio las indicaciones habituales y la despachó con cierta amabilidad para su apretado horario. Martha llevaba ya meses con ese tratamiento y, en principio, no debía suponer ningún problema nuevo. Esa misma tarde al llegar a casa, ella comenzó con la nueva dosis indicada por el médico. Y siguió haciendo cosas, porque desgraciadamente la vida no se detenía cuando la espalda le hacía ver las estrellas de dolor.

Pasaron un par de semanas y Martha toleraba bien el tratamiento, pero el exceso de cansancio le pasó factura. Empezó a toser y a tener un ligero dolor de cabeza: “ya está aquí el resfriado por llegar mojados a casa la tarde del parque infantil”. Como era viernes, prefirió ir a trabajar y a recoger a Stevie, pensando en “descansar el catarro” durante el fin de semana. Aguantó como pudo el día y el sábado ya estaba con una ligera fiebre y los pulmones mucho más afectados, que le hicieron quedarse entre la cama y el sofá. Steve tomó el control, de la casa y de Stevie, para que ella pudiera descansar, y salieron a hacer compras juntos. Cuando volvieron horas después, a Martha le había subido la fiebre hasta casi 38 grados y se encontraba peor, con dolor articular e intenso malestar general, con lo que pensaron que sería una gripe en lugar de un resfriado. Martha se puso un nuevo parche, tras ducharse para bajar un poco la fiebre, pero no tenía ganas de cenar y se fue a la cama tras tomar otro analgésico, buscando alivio a sus dolores en articulaciones, y un “Valium” que la ayudase a dormir bien. Steve no quiso molestarla y la dejó descansar: había sido una dura semana para ella.




Martha no despertó nunca más: murió de una sobredosis de opiáceos/opioides. El parche de fentanilo que tenía puesto -con el aumento de la temperatura corporal por la fiebre- empezó a liberar mucho más compuesto del que debía en el cuerpo de Martha. Y su tejido graso, el principal depósito de esta droga en el cuerpo humano, que estaba destruyéndose en parte para afrontar la infección y la falta de alimentos, liberó parte del que había ido acumulando durante semanas de uso, lo que junto con una dosis más de medicación para el dolor y otra medicación depresora de la respiración, fue demasiado para el agotado cuerpo.

Este caso -que es sólo un ejemplo- es el retrato modelo de muchas de las sobredosis que están matando gente en USA. Podemos cambiar el nombre de la persona, los opioides recetados y las dosis, pero la imagen sería la misma: alguien que muere haciendo un uso de los fármacos según lo pautado por su médico. 

¿Hay también sobredosis "de yonkis"? Sí claro, y más que habrá con los volantazos en las políticas de drogas: gran parte de esos “yonkis” son antiguos pacientes que, como contábamos hace poco aquí, se han hecho adictos de la mano de un médico. 

¿Pero acaso importa cómo haya llegado a la sobredosis una persona cuando es la vida lo que está en juego? No, entre otras -algunas perversas- razones, porque todas pueden ser un negocio para los mismas farmacéuticas que han enganchado a la gente a los opioides.


La oferta y la demanda; el mercado de salvar vidas.


Aquí lo primero que hay que hacer es presentar al lector a la protagonista de la historia: la naloxona.

Es la “droga mágica” que sirve de “antídoto”, para la mayoría de opiáceos y opioides, cuando se sufre una sobredosis. Quienes la conocemos de primera mano y la hemos visto actuar, tenemos motivos para llamarla “mágica”: salva a un persona con depresión respiratoria profunda yendo hacia la muerte en cosa de unos segundos (aplicada correctamente y a tiempo). Es un antagonista opioide que libera -bloqueando él mismo- los receptores opioides que están siendo estimulados causando los efectos de la sobredosis.




Es una droga fuera de patente (su coste es sólo el de fabricación), la síntesis es simple y el precio de producción -dadas las dosis usadas- es ridículamente bajo permitiendo ventas a nivel de mayorista con precios de menos de ½ dólar USA por dosis de naloxona. Además se encuentra en la “Lista de Medicaciones Esenciales” de la OMS, por lo que su existencia y provisiones -como algo normal y rutinario- no deberían resultar nada nuevo. Digamos que si fuera un animal, estaría en una lista de especies a proteger.

Y llegó el mercado. ¿Cuál? El USA y Canadá, ni más ni menos, con su estrategia de crear primero la epidemia de usuarios adictos a opioides y luego presentar nuevas soluciones para “ese nuevo problema que sufrimos como sociedad”. Lo contábamos hace unos días en este portal, cómo el revolcón -inmoral e ilegal- de masajes con billetes desde la industria farmacéutica al legislador y los médicos, ha puesto en grave peligro a toda la sociedad dado lo indiscriminado de sus prácticas para ganar dinero.

Ahora sus prácticas incluyen el “mercado de la sobredosis” y aunque ya se encuentran bajo investigación, gran parte del eco mediático que recibe el actual problema de la “epidemia de los opioides en USA” se debe a que, en este momento -ya desde hace tiempo pero ahora más descaradamente- a las propias farmacéuticas les interesa que se saque. Aunque a ellas les toque hacer un cierto “acto de contrición público” en el peor de los casos, está justificando la compra masiva de “antídotos” para esas sobredosis, ya que se está formando a la policía, bomberos e incluso profesores en algunas zonas, dado el tamaño del problema. Eso, al final, se traduce en números que suben y bajan en compañías que cotizan en bolsa. ¿Y qué os voy a contar? Paso de aburriros, ya os lo imagináis: la naloxona pasó de costar medio dólar -durante casi 50 años- a costar hasta casi 1.000 dólares por un par de inyecciones

Como es el caso del autoinyector “Evzio”, que son dos inyecciones precargadas cuyo coste no debería pasar en farmacia de 5 dólares (siendo generosos con todos). Lo de querer cobrar casi mil dólares por “dos chutas con naloxona”, sí que es “NIVEL GRAN NARCO” en drogas y no lo que hacía el Chapo Guzmán. ¡A la gran farma-industria no le dan clase aprendices!

Existe también un dispositivo llamado “Narcan” que permite la administración de naloxona de forma intranasal (con una especie de nebulizador), cosa más sencilla de hacer por parte de alguien que inyectar en una vena, y cuyo precio pasó en 3 semanas -hace más de un año- de 27 a 42 dólares sin razón que lo justifique, salvo el casoplón de 13 cuartos de baño del presidente de la compañía. 

La sobredosis cotiza en bolsa: bienvenidos al mercado manipulado por regulaciones “ad hoc”. Ahora imaginad lo que siente el presidente y los accionistas cuando lo que ven es el mercado potencial de USA para que la policía, bomberos, médicos y paramédicos en las calles, lleven todos kits de naloxona -vendidos por ellos- y estén entrenados en su uso, en cursos que ellos también pueden impartir. ¿Sabéis el pedazo negocio que eso? Los muertos -que las farmacéuticas generamos enganchándoles- en realidad son lo de menos, víctimas colaterales como se dice ahora. Y todo para salvar vidas americanas. Son unos genios estos narcos de “la gran farma”; normal que les encante lo de la guerra contra las drogas con el dineral que les está dando.

Pero por no acabar este segundo texto sobre el asunto de los opioides -y sus negocios y muertos asociados- en USA de una forma realista y pesimista, voy a recuperar el brillante diseño que hizo Morten Gronning Nielsen, un joven ingeniero de una escuela de Copenhage, y cuyo precio, sumando los componentes, se podría llevar a mercado por menos de 50 euros. No, no hablamos de una simple jeringuilla precargada, atentos al brillante invento que -de momento- nadie ha parece querer desarrollar y vender.



Se trata de un monitor de pulso y oxigenación que cualquiera puede llevar puesto en su brazo -si está consumiendo opiáceos u opioides de forma que pueda sufrir una sobredosis- y que cuando detecta que el oxígeno en sangre y las pulsaciones de la persona han bajado, tras emitir una alarma sonora avisando, inyecta en el brazo de la persona una dosis de naloxona de forma automática permitiéndole salir de la sobredosis antes de que sea irreversible. Se trata de un invento brillante que, hasta donde sé, ha pasado totalmente desapercibido.



Aquí una prueba de cómo funcionaría usando una naranja partida para que se pueda ver la difusión de la sustancia coloreada a tal fin, que muestra como un poco de ingenio y recursos que están al alcance, se pueden encontrar soluciones creativas y realmente avanzadas por poco dinero: no necesita de terceras personas y funciona aunque caigas inconsciente, lo que lo hace mejor que cualquiera que las otras opciones en multitud de casos.




Su diseño es la evidencia viva de que cobrar 1.000 dólares por un par de jeringuillas precargadas que apenas cuestan 5 dólares de fabricación, es algo que debería etiquetarse como “terrorismo farmacéutico” con la complicidad del legislador -omnipotente siempre en esto de las drogas- en el que el objetivo es toda la población.

El problema de la “epidemia de opioides” en USA y Canadá fue creado artificialmente en un movimiento mafioso de la industria farmacéutica, lubricado para que entrase bien con dinero a médicos y políticos y que, cuando ha empezado a rendir muertos, ellos han sabido convertirlo en una bendición para su negocio y evitar pagarlo como una desgracia por haber sido los responsables en último término de muchas de las muertes, de sus clientes legales con receta médica.

No soy nadie para saber cuál será la clave que acabe con un problema creado para ganancia de de estas “empresas de la salud”, pero estoy seguro de que la solución no pasa por usar y pagar más productos de los que crearon el problema; 
cuidado con las farmacéuticas, 
que las carga el diablo.