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domingo, 9 de junio de 2024

Hexahidrocannabinol o HHC

Hexahidrocannabinol o HHC 


¿Qué es el HHC y se trata de un producto natural o sintético?


En el mundo del Cannabis, nos encontramos en los últimos tiempos con un nuevo actor que ha entrado en el mercado. Se trata del HHC o Hexahidrocannabinol, que es un compuesto agonista de los receptores cannabinoides humanos, tanto del CB1 como del CB2, y con efectos psicoactivos.


La planta del Cannabis y su estudio, dieron a la ciencia la posibilidad de conocer los receptores cannabinoides humanos que formaban el sistema cannabinoide endógeno. El descubrimiento del THC como principal responsable de la psicoactividad del Cannabis, llevó al descubrimiento de la anandamida, que era el compuesto natural del cuerpo humano que encajaba y activaba los receptores cannabinoides. El problema es que al conocer los receptores cannabinoides humanos, el genio se escapó de la botella, permitiendo que no sólo los derivados del Cannabis se usaran sobre ellos, sino abriendo también la puerta al uso de compuestos no naturales que activasen estos receptores y provocasen efectos. Desgraciadamente la mayoría de los compuestos sintéticos que actúan así, muchos son altamente tóxicos y algunos incluso letales, y son conocidos como cannabinoides sintéticos.


Sin embargo esto no es una regla absoluta. Para empezar, en la propia planta del Cannabis existen varias decenas de cannabinoides naturales que no son el THC y que pueden tener efectos psicoactivos, y uno de ellos es el HHC o Hexahidrocannabinol.






¿Entonces el HHC es natural o sintético?


El HHC es, por definición, un compuesto natural. Es uno de tantos productos que la planta del Cannabis genera, aunque lo haga en cantidades muy bajas y su psicoactividad (debido al porcentaje en que existe en la planta) sea casi despreciable frente a las dosis habitualmente altas que tienen las plantas de Cannabis de THC, como principal compuesto psicoactivo. Fue sintetizado por primera vez en 1947 por Roger Adams, químico que aisló e identificó estructuralmente por primera vez el CBD en 1940.


¿Por qué muchos lugares se refieren al HHC como producto semisintético?


Esta es una de las claves que más importa poner en claro. El HHC es natural porque se produce en la naturaleza sin intervención humana, pero también puede ser producido por la mano del hombre partiendo de otros compuestos. La proporción de HHC frente a otros cannabinoides naturales es muy baja, y no susceptible de extracción rentable a nivel comercial. Pero el HHC puede ser sintetizado partiendo del CBD o cannabidiol, pasando -necesariamente- por el THC. Es decir, se transforma el CBD en THC (el cual es un proceso relativamente sencillo y bien conocido), y a partir del THC, se sintetiza el HHC. Hay que recordar que THC es el acrónimo del Tetrahidrocannabinol, y HHC del Hexahidrocannabinol: el THC tiene 4 átomos de hidrógeno (tetra, cuatro en griego) en el anillo superior que forma su molécula, y el HHC tiene 6 (hexa, seis en griego). Por lo demás, ambas moléculas son iguales. Pero para que la molécula de THC haya cambiado a HHC con 2 hidrógenos más, se tiene que romper el doble enlace que existe en la molécula de THC, de manera que admita esos 2 átomos extra de hidrógeno en su estructura.





¿Entonces el HHC es natural?


Sí, lo es. Tan natural como la vitamina C, que aunque se puede sacar de las naranjas y de decenas de frutas y verduras, la que consumes al comprar un suplemento con vitamina C en una farmacia, ha sido sintetizada en un laboratorio, porque industrialmente resulta más barato producirla así que tener que extraerla de productos vegetales.


En el caso del HHC, como hemos dicho, se sintetiza partiendo del CBD que es convertido en THC, y el THC es convertido en HHC, usando hidrógeno a alta presión y catalizadores (compuestos o elementos que ayudan a que una reacción se produzca pero que no están presentes en el resultado final) como en este caso puede ser el Paladio, un metal que es el elemento 46 de la tabla periódica. Pero el resultado, HHC, aunque haya sido obtenido por síntesis, es exactamente igual e indistinguible al HHC que produce la planta de Cannabis de forma totalmente natural.





¿Qué ventajas tiene el HHC frente a otros compuestos del Cannabis?


Pues básicamente tiene un par de ventajas. La primera es que el HHC es un compuesto que no está fiscalizado (no es ilegal) de momento, por lo que poseerlo o hacer negocios con él, está dentro de la ley. La segunda, y no menos interesante en este mercado, es que aunque produce efectos psicoactivos similares al THC (es decir, que coloca) sus metabolitos no son detectados por las pruebas de drogas que se realizan tanto en materia de tráfico y seguridad vial como en otras áreas donde se fuerza a las personas a no consumir drogas ilegales (por trabajo o por sentencias judiciales). Esto hace posible que el usuario de HHC se coloque por la noche con este compuesto y que, a la mañana siguiente, aunque le hagan en carretera una prueba de drogas, no dé positivo como ocurre actualmente tras haber fumado cannabis o un derivado como el hashís, aunque ya no estés bajo sus efectos. Es un poderoso argumento a favor del HHC, que evita la injusticia constante a la que están sometidos los usuarios de Cannabis, que dan positivo en dichos controles (recibiendo una durísima sanción económica y sobre los puntos del carnet) aunque hayan pasado horas o incluso días del consumo y para nada estén bajo efectos psicoactivos.



¿Es seguro tomar HHC o tiene los riesgos de compuestos como el “Spice” o el “K2”?


Que algo sea natural, no lo hace seguro (como ocurre con multitud de venenos naturales), y que algo sea artificial no lo hace -por necesidad- peligroso (como ocurre con multitud de compuestos que usamos en nuestra vida diaria). Pero lo cierto es que en lo relativo al Cannabis, tenemos como especie una historia de miles de años de uso de sus compuestos naturales, y eso en este caso incluye al HHC por ser uno de los que produce la planta. No podemos afirmar que consumir HHC esté totalmente exento de riesgos, pero dada su extrema similitud química con el THC y que como humanos lo hemos consumido a través del Cannabis durante milenios, es razonable pensar que nos encontramos ante un producto cuya seguridad es bastante alta y los riesgos asociados a su consumo, seguramente muy similares a los del propio THC. Nada que ver con los malditos cannabinoides sintéticos, por suerte para todo el mercado y los usuarios relacionados con el Cannabis y su mundo.


miércoles, 24 de octubre de 2018

Pies de cannabis.

Pies de cannabis.


Flipé un rato cuando lo vi. El ataque era real y el enfermo era un niño convulsionando, no con convulsiones al estilo “gran mal” pero sí con convulsiones evidentes: no era una broma ni un montaje. 



El chico yacía en su cama mientras su cerebro dispara “incoherentemente” impulsos eléctricos que provocan las convulsiones que se observan. Esas chispas en tu cerebro que hacen que todos los músculos de tu cuerpo se muevan sin tu voluntad y, mientras, dicha “tormenta eléctrica en tu cerebro” te está dejando frito el coco, tu cuerpo hace lo posible por seguir manteniendo las funciones vitales -básicas- como seguir respirando, para no morir: eso es convulsionar así.

Convulsionar es un síntoma común a muchos males, y cuya etiología varía en cada caso, pero el mecanismo final por el que ocurre siendo el mismo siempre. Lo hemos visto en los casos de niños con distintos trastornos que presentan epilepsia, siendo posiblemente el más conocido el Síndrome de Dravet en el que los que lo sufren (1 de cada 16.000 a 21.000 niños) son aquejados de casi continuos ataques epilépticos, con los daños de todo tipo que esa situación causa en el crecimiento y desarrollo, a nivel físico y a nivel cognitivo. 

Gracias a la lucha que han mantenido los padres de niños aquejados con dicho mal, en la búsqueda de soluciones para sus hijos, el conocimiento de que los extractos de cannabis eran un remedio tremendamente útil para esos casos (y que podía serlo para muchos otros) es ahora algo que ya empieza a ser “conocido por todos”. Y no es para menos, porque las imágenes de dichos casos no dejan a nadie impasible.




También hemos podido ver lo que el tratamiento con cannabis podía devolver de calidad de vida a esos niños, y a sus padres. La mención no es espuria: esos niños tienen una horrible calidad de vida, pero eso queda transmitido a todo la familia y en especial a sus cuidadores, que son en la mayoría de los casos sus propios padres. Imagina lo que es no poder separarte de tu hijo porque en cualquier momento puede sobrevenirle otro ataque epiléptico.

O que tu sueño está roto y fragmentado desde hace años, por cuidar a un paciente de este tipo, con lo que ello tiene de dañino y de patógeno para el cuidador: cosas como el “síndrome del cuidador quemado o con burnout” a problemas de sueño y mentales, en memoria, concentración y estado de ánimo que pueden destrozarle la vida al más pintado. Es decir, la calidad de vida de los que cuidan es un elemento básico pero poco atendido entre las variables que definen la vida del enfermo al que prestan sus cuidados. Y en muchos casos, sin cuidador o sin un cuidador funcional y agotado por desgaste, el futuro que espera a esos pacientes es mucho más duro.

Sin embargo, lo más llamativo de este curioso caso que nos muestra el vídeo, no es sólo lo bien y rápido que los cannabinoides -que contiene el remedio que su cuidador le aplica- actúan sobre las convulsiones, sino la vía de administración usada: la planta de los pies.

Nunca había visto administrar una sustancia así, aunque sí conocía de la posibilidad. En concreto, tenía conocimiento de una persona -mujer- que tenía cierta práctica en el uso de algunas plantas muy tóxicas (lo contrario que el cannabis) que se administraba haciendo uso de dicha zona del cuerpo, entre otras. Sin embargo, en el caso del cannabis, no tenía la menor idea que pudiera ser administrado de dicha forma, o que se hubiera experimentado con ello: cannabis por la planta de los pies.

¿Y aparte del hecho curioso -y gracioso o inesperado- de algo así, qué tiene de relevante?

Pues mucho. Y os lo explico claramente con un ejemplo que saco de mi propia experiencia, al cuidar a personas que sufrían ataques convulsivos de uno u otro origen. Estuve como coordinador (de Ocio y Tiempo Libre) en un “campamento urbano” que desarrolló una asociación de Valladolid que trabajaba con chicos síndrome de Down y otros problemas médicos, en Cádiz, con el objeto de darles unas mejores vacaciones (y cierto alivio temporal a sus familias, para que pudieran descansar del agotador trabajo). Entre esos chavales, había varios que además sufrían ataques epilépticos, y los había en distintos grados: de la convulsión como las de ese vídeo, a las de tipo “gran mal” con violentos movimientos descontrolados. En esos casos, sólo puedes hacer una cosa (cuando estás entrenado para ello y dispones de lo necesario) y es sujetar a la persona -evitando en la medida de lo posible que un golpe de su rodilla, piernas, codos o cabeza, te rompa las narices o los dientes- y administrarle, por vía anal, un pequeño enema líquido que contiene una benzodiacepina, normalmente diazaepam. En los casos más graves, en que las convulsiones adquieren dicha magnitud, no hay otra forma de momento. 

En las menos graves, existen ya dispositivos que permiten administrar -de forma relativamente segura para el paciente y el cuidador- una dosis de midazolam (en el caso del Buccolam) que haga desaparecer o reducirse el ataque convulsivo, pero se hace administrando con una jeringa preparada para tal fin en la boca del paciente. Lo otro que puedes hacer, es esperar a que se le pase mientras llamas al 112 y procuras que no se haga daño extra. Nada más... hasta ahora.

Cuando vi que la forma de administrar el remedio era la planta de los pies, flipé mucho tanto porque no esperaba que la sustancia se absorbiera tan bien y rápido, a nivel químico y de permeabilidad de la piel, como porque pudiera causar efecto tan rápidamente. Esto no es tema menor: cuanto menos tiempo pasa una persona bajo esos estados convulsivos, menos daño sufre su cerebro y menos posibilidades hay que daños secundarios y permanentes. Es esencial reducir el tiempo de afectación en esos casos, y este remedio de cannabis administrado por los pies lo hacía.

Me imaginé a mí mismo en alguno de los casos en los que tuve que actuar ante algo así, haciendo uso de mi mayor tamaño y fuerza física junto con una preparación para ello, e imaginé lo sencillo que hubiera sido inmovilizar solamente un pie o los dos en uno de esos casos, frente a tener que sujetar a alguien lanzando sus extremidades involuntariamente mientras le desnudas lo suficiente para acceder a su ano, y con una mano q tienes que mantener libre y sin que sea golpeada, administrarle como enema la ampolla de plástico que contiene el remedio. ¿Lo imagináis? Es mucho más sencillo “controlar” simplemente los pies que tener que hacer todo eso. Más sencillo y mucho más seguro para los cuidadores.

Este tipo de ruta de administración para el cannabis, posiblemente, sea estudiada en el futuro pero a día de hoy, no tenemos noticias de que se haya estudiado. ¿Por qué? Pues porque entre las víctimas de la guerra contra las drogas, no sólo están sus usuarios voluntarios sino que también podemos contar a aquellos enfermos que no reciben la mejor opción farmacológica en su tratamiento por cuestiones derivadas de unas nefastas políticas de drogas mundiales que han impedido -y siguen en gran medida haciéndolo- el estudio de las aplicaciones médicas de centenares de sustancias que han sido prohibidas, y entre ellas el cannabis.

No es que esa opción sea mala, o que no merezca la pena estudiarla. Es que aunque sea la mejor y la que más promete, el arduo camino que debe seguir a día de hoy una investigación médica con cualquiera de las sustancias fiscalizadas en la guerra contra las drogas, es desalentador hasta para grandes organizaciones que pueden -económicamente- permitirse intentarlo. Para los investigadores en entornos más modestos, simplemente es algo que no se pueden ni plantear.

Un gramo de psilocibina, por ejemplo, que es la sustancia que hay en las llamadas “setas mágicas”, para un investigador autorizado ya (tras años de papeleos) cuesta 10.000 euros. Tú mismo podrías obtener un gramo de esta sustancia, cultivando las setas en tu propia casa, con un coste ridículo y desde luego, muy muy inferior al que le piden al investigador. O puedes comprar un gramo de buen MDMA con alto nivel de pureza por menos de 50 euros sin salir de tu barrio, pero un investigador autorizado puede ver como la factura le sube a miles de euros por gramo. Eso sí que es “abuso de drogas” y del serio, del que causa daño a la sociedad en general y a personas concretas: los pacientes que ya podrían estar beneficiándose y sus cuidadores. Ya son otras víctimas de dicha guerra ignorante y repudiable contra el conocimiento y la libertad de las personas.

En palabras de David Nutt -que fue el “zar anti-drogas” de UK durante un año, justo hasta que empezó a decir la verdad sobre las drogas con datos reales- la cosa es tajante: “Estamos ante uno de los mayores ejemplos de censura científica de los tiempos modernos”. Y es que no es para menos, porque es un fracaso total que el que más difícil lo tenga para trabajar con drogas, sea precisamente el científico preparado para ello.

Hace poco, un amigo me comentaba que había gente en ciertos foros que decía que “el cannabis medicinal es una mentira inventada por los yonquis para legalizar las drogas”. A todos ellos y a los políticos responsables de que la población sea víctima de sus leyes, les dedico este texto y su vídeo: espero que nunca tengan un hijo que necesite una medicación que las leyes restrinjan injustamente.

Drogoteca.

Texto publicado en Cannabis.es 

viernes, 13 de julio de 2018

Mercurio, cannabis y el silencio como cómplice necesario.


Mercurio, cannabis
y silencios cómplices.

A petición de muchos usuarios de cannabis y gente del mundo del cannabis en España, publico esta información sobre mercurio en productos derivados de cannabis que están siendo vendidos a enfermos en todo el país.

Hace ya más de un año, una conocida lobbista del cannabis (que tiene además una fundación privada, camuflada como “observatorio del cannabis”) recibió la confirmación analítica de que varios productos (que habían mandado a analizar, para comprobar si eran ciertos los porcentajes que ofrecían en su publicidad) no sólo no cumplían con las cantidades que decían tener de compuestos como el CBD, sino que además estaban CONTAMINADOS CON METALES PESADOS, y concretamente los altos niveles de MERCURIO se llevaban la palma.


Esa información, en lugar de agradecerla y divulgarla para que los enfermos pudieran protegerse y los productores, dejar de vender productos que contenían compuestos tóxicos, no fue recibida con agrado. Lo cierto es que el análisis que se buscaba -parece ser- sólo requería comprobar y cuantificar algunos compuestos, pero que el laboratorio (en un impecable trabajo) había realizado otros análisis a mayores con esas mismas muestras y había analizado la presencia de metales pesados, saltando la alarma sin esperarlo.

En ese momento, eran 4 muestras de 5 totales (un escandaloso 80%) las que no eran aptas para consumo humano

Lo lógico hubiera sido informar a los usuarios en ese mismo momento, pero no se hizo. ¿Por qué? La trepa que controla dicha información ha construido su nueva carrera sobre el cannabis, mostrándose en los medios como si su vida fuera la lucha por los enfermos que usan la planta. En realidad (podéis preguntar que siempre es bueno) esta tipa sólo trata con su grupo de “clientes acólitos” y -como reza en la fundación privada que controla- no atienden a enfermos y que sólo aceptan donaciones en dinero.

El problema es que si contaba lo que sabía (que hay vendedores que están sacando al mercado productos con mercurio, que es un contaminante y tóxico del primer orden) iba a recibir el aplauso de los enfermos que están siendo engañados... pero también el desprecio y cabreo de las empresas y los grandes grupos dentro del cannabis que están implicados. Y eso, cuando dependes de las donaciones que te hacen esas mismas empresas, no es una buena idea, porque pueden cerrarte el grifo.

Así que esta "mantis religiosa" del cannabis, en lugar de poner por delante a los enfermos que están siendo envenenados con un producto que contiene MERCURIO y divulgar la información, optó por callarse y dejar que los vendedores siguieran con el negocio mientras los enfermos recibían más mercurio en sus cuerpos.



¿Cómo justificó el silencio ante la gente que también conocía la información?

Esa información, en principio, iba a ser divulgada hace un año en un congreso sobre cannabis. Pero no se hizo, y la justificación que inventó esta lobbista era que esos análisis químicos no eran válidos porque “no se habían realizado bajo un protocolo de DOBLE CIEGO”. Un excusa falsa y vergonzante, porque equivale a decir que “el laboratorio miente” y que necesitas que otro laboratorio lo compruebe. ¿Por qué? Porque el entorno de doble ciego en un estudio (no en un análisis químico de una muestra) está hecho para que ni quien administra una sustancia ni quien la toma, sepa si administra o toma un placebo (inerte) o toma realmente un compuesto activo o droga, ya que las expectativas -tanto del investigador como del sujeto- pueden influir en los resultados, y de esa forma se elimina esa posibilidad.

Como puede imaginar el lector, nada tiene que ver analizar químicamente una muestra con administrarle drogas o placebo a un sujeto, y el método de doble ciego (que era la excusa que utilizó para no revelar los escandalosos resultados) no se puede aplicar más que a la interacción entre seres vivos. Que tú pienses que en una muestra hay oro y creas que lo vas a encontrar cuando lo analices químicamente, no crea oro ni interfiere con la composición de la muestra; ese es el equivalente a lo que la lobbista cannábica argumentaba para no revelar que se vendían productos con mercurio.

Eso ocurrió hace más de un año ya, y el silencio cubrió el asunto: sólo 1 de la muestras analizadas podía sentirse orgullosa de vender un producto sin tóxicos. Las demás no, pero prefirieron callar....

En este año de silencio cómplice, en el que se siguió vendiendo a enfermos productos con mercurio, uno podría imaginar que (al menos) habrían hecho lo que fuera necesario para dejar de sacar al mercado un producto de cannabis con mercurio. 

¿Sería lo lógico, no? Pues no. De eso nada, monadas.

Este año se repitieron las pruebas (no podían seguir haciendo como que no había pasado nada), se pidieron a dos laboratorios diferentes (para fingir el paripé del falso “doble ciego”) y se incluyeron otras muestras a analizar. En concreto fueron 14 muestras las que se analizaron y... a que no imagináis lo que pasó? Exacto, la mayoría de las muestras contenían mercurio, como el año pasado. 

¡¡Cerca de 2/3 de todas las muestras no resultan aptas para ser consumidos por humanos o animales por la presencia de MERCURIO!!

¿Y ahora qué? ¿Se habrán publicado inmediatamente esos resultados, que afectan a un montón de inocentes que están intoxicándose con productos de cannabis defectuosos llenos de MERCURIO?




Pues no. No se ha publicado esa información y es posible que no se publique, ya que está en manos de la lobbista del cannabis (sí, la del falso observatorio que funciona como fundación privada) y vuelve a tener el mismo problema: sus ingresos y su juego mediático dependen de que un montón de cómplices, en el cannabis hispano, la sigan apoyando. 

Si revela que un montón de productos de cannabis que se están vendiendo y recomendado (ella no vende, directamente) a enfermos, está disparando al corazón de los que le hacen jugosas donaciones económicas. Si calla, por otra parte como lleva haciendo ya más de un año, los únicos perjudicados son los enfermos (porque ella sabe qué productos contienen mercurio y cuáles no, pero los enfermos no lo saben).

Así que, como parece ser, ha optado porque se jodan los enfermos y que sigan metiéndose mercurio.

Y digo que parece ser porque esta información, comencé a recibirla hace 20 días mientras estaba de vacaciones (es decir, no estaba buscándola yo) y desde entonces, la cantidad de información que me han facilitado distintas personas es mucha; todos con la esperanza de que fuera yo quien la publicase ya que -como me aseguran- desde el entorno del cannabis en España no lo van a publicar si no les obligan....

Una última cosa.
Sé que hay muchos grow-shops en España ahora mismo que son conscientes de esta información, y que están preguntando desesperadamente cuáles de las cosas que venden llevan mercurio y cuáles no, porque no quieren vender veneno a sus clientes... pero eso sólo tienen una forma de evitarlo de verdad. Me explico y con esto termino.

Tal vez, en esta ocasión (porque algunas buenas personas estaban realmente preocupadas del daño que se hace a los enfermos al permitir que tomen productos con mercurio y dieron la alerta, aunque fuera a escondidas) se llegue a saber, de esos productos analizados, quiénes sobran por ser tóxicos. Tal vez esta vez puedan llegar a saberlo, ya que parece que hay cierto “ruido” con el tema y tal vez termine por conocerse totalmente. Pero lo normal es que no lo sepan si no se encargan ellos mismos de hacer los análisis...

Preguntarle al vendedor, o al distribuidor, no vale de nada. Os dirán lo que quieren que escuchéis, como han hecho hasta ahora ocultándoos que compráis venenos con mercurio. 

Esperar que una lobbista (aunque vaya de enfermita activista, fake para dar pena) que vive y recibe donaciones de los grandes grupos del cannabis, cuente la verdad, es igual de inútil; no le ha costado estar un año callada permitiendo que muchas personas se intoxiquen con mercurio....

Como conjunto de empresas, como sector, los grow-shops debéis empezar a agruparos para ofrecer ese valor extra que -por definición- nunca podrá daros quien esté implicado y viva del cannabis. Ese valor extra es poder decirle a tus clientes que el producto que les vendes, está libre de mercurio y otros metales pesados, porque VOSOTROS MISMOS HABÉIS ANALIZADO LOS PRODUCTOS.

Para esto, no hace falta que lo haga cada grow-shop, sino que con un análisis que se haga, la información vale para todos, con lo que los costes disminuyen mucho si eso se hace como colectivo y poder decirle al cliente -con certeza química- que no le estás vendiendo venenos como hacen otros.

Es algo que muchos valoraríamos fuertemente. Pensadlo.

Mientras tanto, recordad que tenéis (muchos de vosotros posiblemente) las despensas de ciertos productos, llenas de mercurio y otros metales pesados. De vosotros y vuestras decisiones dependerá que esté suceso del mercurio (aún sin resolver) no vuelva a suceder, porque sea imposible.

Mi apoyo a todos los afectados por el mercurio en productos derivados del cannabis.

Drogoteca.


-+-+-

PD: Hoy, tras este fin de semana en el que la gente parece haber tomado conciencia -de lo del tema del mercurio en los aceites y otros productos de cannabis- he recibido innumerables peticiones y llamadas para que "liberase todos los datos que tenía" o para que dijera qué marcas (muchas de ellas son marcas de 1a fila, de esas que patrocinan todos los eventos cannábicos y no quieren que se publiquen esos datos) son las que están vendiendo productos contaminados con mercurio.


Y he explicado, de nuevo, por qué no lo he hecho ya: aunque tenga las analíticas de las muestras con todos los datos del análisis, esas cosas no llevan el nombre de la empresa escrito sino que se identifican como "Muestra-1", "Muestra-2" o algo similar, dependiendo de cada técnico y laboratorio. Es decir: YO NO SÉ CUÁLES SON LAS MUESTRAS VENENOSAS..... sé cuántas hay, sé que hay otras que no están contaminadas, pero no sé cuáles son las tóxicas y cuáles las limpias.


Otras personas, del entorno de la reducción de riesgos y de los análisis a drogas, me han pedido que -aunque no tenga la relación de los nombres de las muestras- libere los resultados de los análisis POR SER UNA CUESTIÓN DE INTERÉS PÚBLICO ya que se sigue envenenando a enfermos, sin informarles de que les están vendiendo productos tóxicos. Es una de las cosas que pensé en hacer, pero cuando lo comenté con mi informante, este me dijo que no lo hiciera (y siempre respeto a mis fuentes). Cuando le pregunté por qué, me hizo ver algo que era cierto y no había caído (y que incluso yo mismo hago a veces): si liberaba los datos, podía dejarle con el culo al aire...


Aunque no era el único que tenía acceso a esos datos y los conocía, a veces (precisamente para perseguir filtraciones) en dos emails o informes exactamente iguales, se cambia una coma, o una tilde, o un número por otro parecido. ¿Para qué? Para que si se filtra el documento, quien ha dejado esas marcas puede saber quién lo ha filtrado. Así que como ante publicar algo o dejar con el culo al aire al "whistleblower" que ha dado la voz de alarma, siempre elegiré proteger a quien se la ha jugado... no hay nada que hablar en ese tema de liberar los emails con los análisis que tengo: no lo haré, y no es mi papel hacerlo (recuerdo y añado).

Desde que estando de vacaciones en Marruecos recibí el chivatazo de este asunto (recibí información por varios lados, pude consultar a otros y recibir más información estando allí), ha habido un montón de gente del cannabis hispano que han contactado conmigo para hablar de este tema. Y del inicio de todo esto (desde que yo lo sé) han pasado más de 3 semanas ya. Que yo sepa, personas que saben esta información ANTES QUE YO -mucho antes que yo- debe haber como unas 10 personas (que supieran hasta lo de los análisis del año pasado, que fueron los que levantaron la liebre de la intoxicación por mercurio).

Que sepan esta información sin contar lo de los análisis del años pasado (este año se analizaron casi el triple de muestras) hay mucha más gente, muchos implicados como vendedores que no quieren que esta información se libere y otros que quieren que se dé, por ser una cuestión ética de primer orden: no se puede seguir envenenando personas desde un silencio cómplice, por mucho dinero que pueda producir...

Así que calculo "a ojo de buen cubero" que debe haber -como poco- unas 30 personas que saben, en distintos grados (algunos toda la información con nombres de marcas y otros sólo los resultados) esto que yo he contado en esta entrada.

Todos ellos, salvo tal vez un par de personas que pueden ser meros "químicos analíticos o técnicos de laboratorio", son cannábicos de renombre, tienen empresas, grupos de interés, productos en el mercado y también todos ellos, capacidad para abrir un blog, una red social o la web de alguna de sus empresas y contarle a los usuarios de cannabis qué les están haciendo con el mercurio en muchos productos, y sobre todo, cuáles son.


Por si no ha quedado claro, simplifico: presionarme, amenazarme o chantajearme a mí no puede conseguir que revele qué marcas venden veneno y cuáles no, porque ese dato no lo tengo (o ya lo habría liberado el primer día). Normalmente esos métodos conmigo suelen surtir el efecto contrario, pero en este caso es una imposibilidad absoluta: no puedo dar el dato que no tengo, y no tengo los nombres con su número de muestra... aún.


Si realmente alguien quiere saber qué productos están envenenados con mercurio y se llevan vendiendo todo este tiempo -con el concurso silencioso de las empresas y personas que tienen los resultados de estos análisis- deberían exigirlos a quienes legalmente son sus dueños; ¿quiénes tienen esos análisis desde hace 1 año ya? Pues quienes los encargaron, y seguramente, las marcas que estaban siendo estudiadas y analizadas.

¿Y los análisis actuales con más datos y más marcas? 
Pues lo mismo: quienes los encargaron, y seguramente las marcas que estaban siendo analizadas.

Y como ya he comentado, se me hace raro que las marcas (y las que de ellas reciben apoyo y donaciones) liberen información contra ellas mismas.... pero algunas sí podrían hacerlo: justo las que no estaban en los primeros análisis de hace 1 año y sí están en los de ahora.... Esas marcas no han estado callándose lo de los enfermos intoxicándose con mercurio, así que son las únicas que -si son inteligentes- en cuanto puedan liberarán esa información (o parte de ella) para dejar claro que ellas no son responsables de 1 año de fraude y envenenamiento con mercurio de enfermos a quienes les vendían productos teóricamente "analizados y controlados".

Sólo esas marcas (en el primer análisis creo que hubo 5 muestras y en los segundos 14 muestras), esos 9 que no son cómplices de 1 año de envenenamiento a los enfermos, pueden (y deberían hacerlo cuanto antes) liberar todos o parte de los datos, hasta que los usuarios podamos completar el puzzle.

Mientras, si ni tu grow-shop ni tu distribuidor puede asegurarte QUÍMICAMENTE que sus productos no tienen mercurio y otros tóxicos, abstente de comprar (y empieza a autocultivarte tu cannabis).

:))









jueves, 5 de julio de 2018

Psicosis y cannabis: ¿asociación real?


Psicosis y cannabis.

Siempre nos dijeron que el cannabis te podía volver loco, pero nunca que podía ser usado para rescatar personas en la locura y el sufrimiento de distintas enfermedades mentales. El mantra fue -y es- aún algo constantemente repetido: el cannabis crea esquizofrenia. Pero no era cierto, sino que era la interpretación torticera de unos datos que tenían sencilla explicación.

La esquizofrenia -palabra que viene del griego schizein que significa “dividir” y phren que quiere decir “mente”- es un trastorno que aparece casi en el mismo porcentaje en toda la especie humana: aproximadamente entre un 1% y un 2%, dependiendo de los criterios diagnósticos. 

Es una “constante” que aparece en todas las civilizaciones y que parece ser algo menor en los países menos desarrollados, y en los desarrollados alcanza el máximo exponente entre las personas “sin hogar” que llegan a arrojar cifras en torno al 30-40%.

El término incluye varios trastornos distintos pero que tienen en común que resultan en trastornos mentales de tipo grave, crónicos, y que alejan a la persona del contacto con la realidad por los problemas perceptivos y de autoconciencia que genera en el sujeto. 



Este trastorno suele debutar -ese es el término clínico- en la adolescencia tardía y adultez temprana. ¿Por qué? La falta de ajuste de la persona con la realidad que vive, es más difícil de conciliar en la medida en que la persona va ganando roles de adulto (autonomía) frente a los de menor (receptor de cuidados), siendo llevado con más facilidad por los acontecimientos -intrínsecos en la propia existencia- a ese punto de ruptura que se conoce como “brote psicótico”.

¿Qué puede hacer que una persona llegue al brote? 
¿Todas somos susceptibles?

Pues no todos llegan a ello, y como decimos sólo un pequeño porcentaje de personas se ven arrojadas a la psicosis y la dura batalla de la enfermedad mental, y es que para que ocurra debe existir una predisposición que es idiopática (o propia del sujeto) más un contexto favorable para la aparición del brote. 

Ese contexto puede ser desde una noticia emocionalmente intensa, como la muerte de un familiar, amigo o mascota, la ruptura de una relación afectiva, el ejercicio físico extenuante y la falta de reposo a cualquier alteración grave que “descoloque” al sujeto frente a la realidad que tiene que gestionar. Eso incluye el uso de drogas, desde alcohol a cannabis, desde cocaína a LSD.

Por supuesto que unas sustancias tendrán un mayor potencial que otras para descolocar al sujeto en función de su farmacología y efectos. Atendiendo a ese punto, sí se puede considerar que las sustancias con un perfil psiquedélico como la LSD, los hongos psilocibe o la DMT, sí son sustancias más complejas de manejar en los aspectos perceptivos, y por lo tanto son más proclives a ser “la gota que colma el vaso” de una mente que sólo esperaba el momento adecuado para manifestar su condición.

Dentro de ese grupo de sustancias, se incluye el cannabis también. El cannabis no sólo tiene efectos como depresor, ansiolítico y analgésico. Los efectos psíquicos del cannabis -los agudos para quienes no están acostumbrados- son de tipo psiquedélico, aunque incomparablemente más suaves que los de drogas como la LSD.

¿Por qué se dice eso del cannabis entonces?

Dado que la edad de inicio de consumo de cannabis suele coincidir con la adolescencia y primera adultez, es un hecho que coincide temporalmente con la edad de manifestación de estos trastornos. Y como el cannabis es la sustancia más frecuentemente usada como “fetiche de adolescencia” con el que violar alguna norma, las posibilidades de que en un grupo de jóvenes que consuman cannabis haya alguno que pueda desarrollar psicosis, no son cero por desgracia.

Pero culpar del trastorno a algo que -simplemente- ha provocado su manifestación, es rizar el rizo. Los psiquedélicos lo llevan escrito en su nombre: expanden el alma o mente. Simplemente, no todas las mentes necesitan “ser expandidas” ni responden bien a dicha experiencia; no todas las personas gustan de las mismas drogas, como tampoco de las mismas películas, relaciones o situaciones, en los distintos momentos de su existencia.

Lo que la ley frenó: cura para muchos males.

Ahora resulta que la vinculación de la palabra psicosis con el cannabis no es exclusivamente negativa. Hace unos días, el presidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEP), Miguel Casas, salía rompiendo una lanza a favor del cannabis, cuando dijo que se estaban esperando avances en la farmacología de derivados del cannabis con resultados espectaculares. Apuntó también que hay derivados del cannabis, como también de la cocaína o el tabaco, que actuaban “mil veces más rápido” que los fármacos con los que se tratan actualmente las dolencias en salud mental.

Así mismo remarcó que a pesar de que desde la antigüedad se usaron de forma terapéutica la mayoría de las sustancias actualmente calificadas como drogas, la prohibición provocó que durante más de 50 años la investigación con estas sustancias estuviera detenida en la práctica, por lo que a día de hoy no se conoce tanto como nos gustaría los efectos terapéuticos aplicables a los pacientes de distintas patologías.

El reconocimiento textual que hacía Miguel Casas al cannabis no es menor, tratándose de quien se trata y teniendo en cuenta el habitual sesgo prohibicionista en los profesionales de la “patología dual”; su presidente lo dejaba meridianamente claro con sus palabras: El cannabis tiene entre 60 y 200 sustancias y sólo conocemos cuatro, al igual que del tabaco o de la coca. El opio ha sido el medicamento de la humanidad y se ha prohibido durante 50 años investigar sobre el efecto que tiene. Esto lo tiene que hacer la industria farmacéutica, pero existe un miedo a plantear esta investigación, que es muy cara, porque hay una parte religiosa y semi-política en toda ella

Levantar el dedo para señalar los miedos de todo un colectivo como el sanitario y apuntar a cuestiones políticas y religiosas, es no tener miedo a decir las verdades. Hace unos días
exponíamos el caso de un niño convulsionando que cesaba de convulsionar y volvía a estar “normal” en unos segundos tras la aplicación de un extracto de cannabis en la planta de los pies. Lo contamos porque si bien es conocido el poder del cannabis para detener las convulsiones, no lo es que la vía de administración pudiera ser esa con las ventajas que presenta, tanto para el paciente como para sus cuidadores.

No es apunte ocioso, ya que señala directamente situaciones en las que un daño orgánico (en ese caso por las convulsiones) y el daño subjetivo o sufrimiento podía estar siendo paliado de forma efectiva por una sustancia cuyo único pecado es haber sido prohibida y no estudiada, como señala Miguel Casas, por razones políticas y religiosas. Eso que es claro para este tipo de pacientes, parece que se irá viendo como una evidencia en el futuro de otras patologías.

Es muy posible que en la medida en que se siga avanzando en el conocimiento de estas sustancias, y de las puertas que nos abren al posibilitarnos conocer los sistemas subyacentes que se ven afectados por su funcionamiento, abra puertas en campos tan poco esperados como el control del apetito, no sólo para pacientes que tienen problema a la hora de comer por falta de hambre como ocurre en varias patologías en las que la planta de cannabis -en sí misma- resulta efectiva: también en sentido contrario, o para eliminar un apetito excesivo que pueda llevar a un sobrepeso u obesidad. Sí, a pesar de que a todos (nosotros los fumetas) la idea nos puede resultar chocante, no lo es para el ojo de la ciencia que bien sabe que aquel interruptor que provoca un aumento de una función, también puede ser “tocado” para producir una disminución de la misma, y que por lo tanto los mecanismos subyacentes en el aumento del apetito con el cannabis abrirán la puerta a fármacos mucho más precisos, con menos efectos secundarios.

Hoy por hoy la investigación reabre la senda de lo que le estuvo vetado durante años, de forma injusta y causando daño a la población. Cuando esos caminos estén bien desbrozados, no nos extrañaría ver al cannabis como protagonista en la cura de las distintas manifestaciones psicóticas o de otros procesos en salud mental, pero tampoco como estrella farmacológica para conseguir ese tipo deseado de cara a la “operación bikini”. 

Las posibilidades son inmensas, y en este campo veremos un importante avance de los usos posibles del cannabis como planta, también, gracias a las variedades CBD que se están sacando al mercado: colocar “no colocan” tanto, pero funcionan terapéuticamente de maravilla y es lo buscado en este caso.

Y es que cuando se abren las puertas del conocimiento, todo puede ser posible con el cannabis: de enemigo a aliado de la salud mental. 


Texto publicado en Cannabis.es originalmente.

lunes, 28 de mayo de 2018

Una pelea interesada: THC vs. CBD

Este texto fue publicado en Cannabis.es al respecto de la falsa pelea que se pretende establecer entre los terapéutico de un compuesto del cannabis frente al otro, una situación que no deberíamos aceptar ya que ambos compuestos pueden tener un uso terapéutico o uno lúdico. La droga que para uno es un placer, para otro es un infierno. El sentido de lo terapéutico es tan subjetivo como la propia percepción.

Esperamos que os guste y os aclare las dudas al respecto.
:)

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THC vs. CBD: falsa dicotomía.

Hace unos días mi editora me preguntó mi opinión sobre el “muro” que parece estar levantándose para separar al THC del CBD, y básicamente coincidía en dicha apreciación: es cierto que algo pasa con esos dos compuestos que no era demasiado comprensible ya que ambos compuestos son cannabinoides naturales que la planta de cannabis produce, y que para más INRI, tienen exactamente los mismos átomos -C21H30O2- prácticamente con igual colocación salvo en un pequeño detalle (que es suficiente para que el THC sea una cosa y el CDB sea otra distinta, como una mano izquierda no es igual a una mano derecha... aunque se le parece muchísimo!).

Me puse a echar un largo vistazo sobre lo que hay escrito, en concreto de unos tres años a esta parte, y he podido ver que desde que se ha dado la explosión comercial del CBD (que se encontraba sin una regulación que le afectase negativamente) se ha creado -en muchos casos de forma intencionada y tendenciosa- un artificial muro que sitúa a un compuesto “en el lado bueno” y al otro “en el lado malo”. Me explico; los vendedores de CBD en buena parte del mundo, se han apoyado en una serie de hechos para potenciar sus ventas según lo que el mercado demandase y si al mercado (por ejemplo al de USA o UK) le viene bien la idea de que el CBD está alejado de lo que es “la droga marihuana”, pues se lanza esa idea y se apoya con medias verdades.



Y estas “medias verdades” en algunos casos llegan a “mentira completa”, pero si atendemos a lo que ocurre con la publicidad de otros productos (incluidos los alimenticios, que son los más controlados tras los fármacos) no parece que lo que los vendedores de CBD estén haciendo sea peor que lo que hace cualquier otra empresa en el campo de la publicidad.

Vamos a ver algunas de esas “perlas” cuestionables sobre el CBD y el THC, y las ventajas de uno y otro, que han sido manipuladas hasta decir algo que sencillamente, no es verdad.

La primera y más notoria es que “el CBD es medicinal” y el “THC es lúdico o recreativo”, lo cual es totalmente falso. Tanto CBD como THC son compuestos activos en el cuerpo humano, independientemente de si el efecto de uno de ellos es más agradable o notorio psíquicamente para unas personas que para otras. Seguramente habrá quien piense que no quiero decir que el THC es el lúdico y el CBD el medicinal, pero no es eso: ¿qué es lo lúdico en una persona que sufre de ataques de ansiedad y le das una buena dosis de THC? ¿Ver cómo tiene un ataque más?

Seguramente, si consultas a una persona que sufre de ansiedad, huirá del THC y abrazará el CBD como vehículo para sus momentos de relax y recreativos, ya que le facilitará la relación con otros gracias a su efecto y no le inducirá paranoia ni esos pensamientos molestos sobre si te están mirando o hablando de ti, casi siempre injustificados en realidad. Lo que es lúdico para unos, puede ser un infierno para otros y viceversa.

La siguiente “mentirijilla” es una que seguramente has escuchado muchas veces ya si te has interesado por estos temas: el THC coloca pero el CBD no te coloca. Dicho así, y ya que “colocar” es un verbo que habría que definir, podría colar. Pero cuando se usan términos científicos para el asunto, la cosa cambia: el THC es psicoactivo y el CBD no es psicoactivo. ¡¡MEEC!! FALSO!!

Tanto THC como CBD son ambos psicoactivos, pero siendo dos sustancias distintas presentan efectos y farmacología distintas. El THC es el responsable de la mayor parte de los efectos psíquicos -de los que somos conscientes- cuando fumamos cannabis, y el CBD suele ser retratado como un “modulador a la baja” para el THC. Eso es en parte cierto, ya que el CBD modula el efecto del THC y lo hace “a la baja” pero para los efectos psíquicos, ya que para otros (como su capacidad anti-inflamatoria, por ejemplo) se produce una sinergia que aumenta dichos efectos únicamente medicinales, entendiéndose estos como “no psicoactivos”.

Pero mientras el efecto del THC es claro en la psique de una persona, el del CBD es más difuso y sutil. A mí me resulta fácil de explicárselo a quien me pregunta usando la “analogía del Valium”: ¿si tomas una pequeña dosis de Valium u otra benzodiacepina, te colocas?
A esa pregunta la mayor parte de la gente -que ha experimentado alguna vez dicho efecto- contesta que no, que no te colocas con una benzodiacepina y que más bien te hace lo contrario: quitarte el colocón y relajarte, a veces hasta darte sueño. Pero “colocar”, no coloca (salvo extraños casos que pueden darse en un pequeño porcentaje de la población) y sin embargo todos saben que está haciendo un efecto, y precisamente un efecto sobre su psique induciendo “calma” al acoplarse como agonistas a los receptores GABA, los mismo a los que se une el alcohol (ese que en una dosis pequeña, no nos “coloca” pero en una dosis mucho mayor puede matarnos). Si un compuesto está induciendo calma, o provocando relajación al liberar tensiones o, como ocurre con los niños afectados por epilepsias complejas como el Síndrome de Dravet, haciendo que pasen de sufrir 30 ataques epilépticos al día a estar “estables y con muchos menos ataques”... ¿podemos decir que no es psicoactivo?

Si un compuesto tiene actividad psíquica, aunque no se pueda identificar puntualmente su efecto (como ocurre con un antidepresivo, por ejemplo, que has de tomar durante muchos días para que desarrolle todo su potencial) es psicoactivo. Incluso los temibles neurolépticos -lo que le dan a quien sufre un brote esquizoforme o tiene una psicosis tóxica, por ejemplo- que son llamados “camisas de fuerza químicas” o “lobotomizadores químicos”, son psicoactivos aunque la actividad sobre la psique no resulte demasiado agradable (especialmente si buscas diversión, o colocarte).

Ya que lo de que “el CBD no es psicoactivo” es algo repetido como un mantra, quise preguntar a Hugo Madera, conocido activista hispano, director de un medio cannábico de máxima difusión desde hace lustros y un defensor de las virtudes del CBD en sus aspectos medicinales, pero también en los lúdicos y que actualmente mantiene la web CBDCANNABIS.ORG, dedicada especialmente a tratar todos los aspectos de la planta del cannabis desde el prisma del CBD.

Me confirmó que si bien “se dice que no es psicoactivo” eso no es cierto, sino que más bien parece que para que tenga una psicoactividad perceptible, tiene que tomarse en cantidades muy altas para llegar a notarse, y que se experimenta como una intensa relajación y no como un estimulante mental de tipo enteógeno como es el efecto habitual del cannabis fumado. Eso mismo me confirmaron otras personas que habían hecho pruebas con cantidades medidas (a partir de 400 mgs) de CBD, aunque una de ellas (que tiene un negocio legal de venta de comestibles con CBD en USA) en el momento en que vio que la conversación le hacía reflexionar sobre lo que había dicho de su efecto -que si bien no te ponía “high” si te daba un “efecto calmante”- y que le señalaba que si tenía efecto perceptible entonces el CBD era claramente psicoactivo, prefirió no contestar más (lo de colocarse, aunque sea relajado, en USA, está muy mal visto y los vendedores temen que les vinculen con esas ideas, así que prefieren decir que el CBD no coloca nada).

Después de esa “media verdad” de que el CBD no tiene efectos, vino la consecuencia inmediata: “el CBD es bueno y el THC es malo”. Esa idea ha sido muy apoyada por los sectores que entienden que cualquier efecto psíquico perceptible es algo con lo que hay que acabar, y aceptan que el CBD tiene un claro valor medicinal mientras se lo niegan al THC. De entrada, hablar de buenos y malos cuando nos referimos a “estructuras atómicas en el espacio” como son las moléculas, suena a chiste de locos. Ni uno es bueno y el otro malo, ni el que una sustancia tenga un efecto psíquico es intrínsecamente bueno o malo, y son divisiones artificiales que tratan de mantener el mercado del CBD lejos de la batalla “aún no del todo ganada” por la marihuana. No es de extrañar: desde hace más de un siglo llevan mintiendo sobre el cannabis, y no pueden reconocer ahora que todo era mentira sin perder todo un sector “limpio” de potenciales clientes que no quieren nada que tenga que ver con “marihuana” y sí con algo totalmente permitido.

Y esto era así hasta hace poco, cuando la DEA irrumpió en el mercado del CBD con una divertidísima ocurrencia: meter los extractos de cannabis (aparte de los realizados con su resina, que esos tienen “pena propia”) dentro de la lista I, la más restrictiva posible, y dejar a una sustancia como el CBD como “sin aplicaciones medicas con humanos” y con un “alto potencial de abuso”. Lo nunca visto. Esto lo hizo tras la recomendación preceptiva de la FDA que no quiso hacerla pública, y que VICE Magazine les forzó a entregar mediante una FOIA (Freedom of Information Act, un mecanismo que no tenemos en España por el que las agencias del gobierno están obligadas a dar la información de lo que han hecho con el dinero de todos los ciudadanos, respondiendo con los documentos de forma obligatoria, aunque cara económicamente).

El motivo de estos extraños movimientos, ya que una agencia como la DEA está hecha para “reforzar la ley” sin potestad para crearla y su acción ha generado una encendida respuesta, lejos de responder a cuestiones morales entiendo que responde a cuestiones meramente económicas. Tanto la DEA como otras instituciones de la obsoleta guerra contra las drogas, están buscando cómo mantener su trabajo y agarrándose a un clavo ardiendo -como es el hecho de incluir en la lista I una serie de compuestos y extractos de la planta- aunque según ellos, esto es sólo para poder tener un mejor control y prever las necesidades ya que no tenían un código para los extractos de marihuana, aunque sí para la marihuana y para los cannabinoides, pero de paso dejan los extractos de la planta en la más restrictiva lista.

Parece que los lobbys que se oponen a la legalización absoluta del cannabis, y en especial el farmacéutico que mientras fabricaba fentanilo, financiaba campañas contra la legalización de la marihuana, están moviendo sus hilos para que estas agencias que están quedando huérfanas y vacías de función, terminen sus días siendo colonizadas por intereses ajenos a su función, como es el caso. Poniendo el acceso a los extractos de cannabis sin THC más difícil tanto para pacientes como para productores, no están sino retrasando un poco más lo que ya parece inevitable: que a medida que el cannabis se haga más y más prevalente en la sociedad, muchos de los males para los que la BIG PHARMA ha estado vendiendo remedios (a veces mortales) pasarán a ser tratados directamente por las personas con cannabis, y eso es algo que cualquiera puede producir en su casa.

El CBD no dará dinero a la industria farmacéutica y sí que se lo quitará; de hecho ya lo estaba haciendo gracias a sus condición de sustancia legal -hasta la broma de la DEA- a diferencia del THC.

Pero todo esto es, volviendo al inicio de este texto, una falsa dicotomía en la que parece que haya que tomar partido por uno de los dos compuestos, CBD o THC, y declararse en coherencia con el compuesto. Esa es la trampa, hacernos bajar a elegir en una disyuntiva artificiosa, modulada por una historia de aberraciones morales y legales llamadas “Guerra contra las drogas y sus usuarios” y que a día de hoy seguimos sufriendo.

No piques: si tienes que elegir algo, que sea la variedad de cannabis que te sienta mejor a ti para el uso que le quieras dar.

Elige vida: elige cannabis y que no te engañen.