martes, 24 de julio de 2007

Desquiciadas por la droga. Carry Nation y su espíritu.

Dentro del "ejercito salvador" de esta perdida guerra contra las drogas hay un tipo de soldadesca voluntaria con la que resulta frecuente encontrarse en foros, páginas de internet, programas de media tarde de televisión y otros lugares del día a día donde se plantea este debate.
Cuesta un poco ponerle nombre, más allá del de personas desquiciadas por "la droga", si bien es probable que nunca hayan tenido contacto directo con ninguna de esas terribles sustancias que consideran portadoras de graves males y aberrantes adicciones.
Como el nombre no sirve para dejar claro, al menos al gran público, de qué clase de personas estamos hablando, resultará mejor hacer un breve retrato de ellas y de su espíritu antecesor. El espíritu de Carry Nation.

Son estas personas desquiciadas, en su mayoría mujeres, por desgracia. Sé que esta es una observación arriesgada en tiempos de corrección política, ya que atañe al mal llamado sexo débil, y me sitúa en posición de ser acusado de machista. Como digo, son mayoría pero no únicas, y es posible que sea debido al rol que han desempeñado dentro de sus respectivas instituciones familiares, como madres o esposas, o a esa diferencia por la que el varón parece funcionar más basado en actos racionales (aún con una lógica confundida o perversa) y la mujer se basa más en resortes afectivos. En cualquier caso, no me corresponde analizar las causas de que esto sea así, y de entrada advierto que sólo me respalda la observación y la estadística.

Cuando uno tropieza con esta clase de seres en un debate, suelen ser personas que huyen de toda argumentación de tipo científico y carecen de formación alguna sobre los temas que implica un fenómeno multidisciplinar como es el de las sustancias psicoactivas.
Desconocen por completo el tema sobre el que pretenden emitir sentencias, pero en la mayoría de las ocasiones se justifican mediante la experiencia de algún conocido o familiar.
Son las generadoras de tópicos absurdos -y alimentadoras de los mismos- del estilo de "en mi barrio un tío se quedó loco por chutarse jachís" o "yo tengo una amiga que su hijo se murió por esnifar LSD".
Sus comentarios suelen ir acompañados de la expresión "yo sé de lo que estoy hablando", e incluso advertir más o menos veladamente de que "con la droga nadie controla y lo acabarán pagando".
En el peor de los casos, suelen ser madres de personas que han muerto por SIDA u otras infecciones por el indebido uso de agujas compartidas, o de la mal llamada "sobredosis" cuando deberían decir adulteración. O mujeres de hombres alcohólicos que presuponen que si el mal uso del alcohol ha dañado a sus familiares, "la droga" (siempre como ente inespecífico) debe ser mil veces peor y incuestionablemente más dañina e ingobernable.

Incapaces de separar entre la flaqueza humana y la debilidad, y los efectos de ninguna sustancia, renuevan la ignorancia con esa nueva modalidad de chivo expiatorio, y toman de forma enfermiza la bandera de la lucha contra "la droga", como si de esa forma fueran a dar un sentido a la muerte de alguien, o en otros casos peores, un camino para aliviar sus propios desequilibrios mentales sublimándolos a través de ese nuevo mecanismo de "pensamiento mágico".

Puede parecer cruel hablar así de quien ha sufrido la desgracia de vivir con alguien que no supo gestionar adecuadamente su relación con los psicoactivos y acabó muriendo. Ese hecho puede otorgarles derecho para hablar del sufrimiento humano, pero no de las sustancias.
¿Qué tendría que aportar la esposa de alguien muerto en una competición automovilística en cuanto al diseño de los coches de carreras?
¿Se aceptaría en un debate sobre meteorología a la madre de un joven muerto por la sacudida de un rayo en una tormenta?

Pues contra toda evidencia de que la relación con esas personas muertas por una u otra causa, no confiere a sus allegados conocimientos o legitimación alguna para hablar sobre sustancias, lo hacen con la baza de lo emocional y con la protección que les supone ser ya objeto de una desgracia familiar. Y eso en el peor de los casos, ya que mientras que de fármacos retrovirales nadie que estuviera fuera de ese campo de estudio se le ocurriría emitir una opinión, en el caso de los psicoactivos, casi todo el mundo cree estar capacitado para ello, y muy pocos los que tienen el sentido común de decir la sana verdad: "No sé de ese tema".

Y en el más trágico de los casos, de lo único que tendrían legitimidad para hablar largamente, es de como muchas de esas personas son las causantes en buena parte de que otras busquen evasión en el alcohol o en la heroína, rescatando la idea que Escohotado comentó en una ocasión y que salía de un estudio realizado por un organismo oficial sobre que empujaba a los jóvenes a consumir ciertas sustancias, siendo madres castrantes y me atrevería a ampliarlo a esposas con similares trastornos, que hacen la convivencia a su lado algo insoportable sin ayuda de evasión externa, sea esta cual sea.

Estas desquiciadas por "la droga", son las renovadas herederas de todo un personaje de fin del siglo XIX y principios del XX: Carry Nation.

Carry Amelia Moore nació en 1846 en un pueblecito de Kentucky (USA). Fue una niña enfermiza que tuvo que cuidar durante mucho tiempo de su madre, una mujer que sufría alucinaciones y creía ser la Reina Victoria, aunque no era la única de sus familiares que sufría desordenes mentales.

Cuando tenía casi 23 años, se casó con un médico, el doctor Charles Gloyd, que era un fuerte bebedor y que tras dejarla embarazada, murió un par de años después por complicaciones derivadas de su alcoholismo.
Se volvió a casar, esta vez con un abogado 20 años mayor que ella, pastor y editor de un periódico, de nombre David A. Nation.

Se mudaron a un pueblo de Kansas, en el que su marido encontró trabajo como pastor de una iglesia y ella en un hotel. Fue allí donde comenzó sus relaciones con los grupos por la templanza que proliferaban en aquella época. Carry abrió una sucursal de la Unión por la Templanza de Mujeres Cristianas, pero en poco tiempo, su métodos inicialmente pacíficos, cambiaron e hicieron que la WCTU, el grupo en el que militaba se le quedase pequeño.

Eso de llamar a los propietarios de las licorerías "destructores de almas de los hombres" y lo de ir a cantar himnos religiosos dentro de los bares hasta que los clientes se marchaban hartos de aguantarla, no le pareció suficiente. Así que pidió ayuda a Dios: ¿qué hacer?

La respuesta, según ella no tardó en llegar. Le vino en 1900 en forma de alucinación en la que una voz le susurraba que fuera a Kiowa y le decía con fuerza que contaba con ella, junto con un fondo musical.
La interpretación que ella le dio al mensaje, según su propia biografía fue que debía tomar algo en sus manos y hacer pedazos estos lugares de perdición en Kiowa.

Y así lo hizo obedeciendo al señor. Se hizo con un buen saco de piedras, entró en el Dobson's Salon y dijo: "Hombres, he venido a salvaros de un destino de alcoholismo". Y sin perder el tiempo empezó a destrozar aquel lugar a pedradas.
El dueño del bar se quedo boquiabierto y no supo reaccionar, aunque no era tampoco fácil lidiar con semejante mula. Carry Nation media 180 cms y pesaba 80 kilos, y se describía a sí misma como "el bulldog de Jesús, que corretea entre sus pies y ladra a aquello que al Señor no le gusta".

Esto le costó la cárcel, pero la ley de aquel entonces no era muy severa en ese aspecto, y salió de ella todavía más animada. Cada vez que entraba en la cárcel de nuevo, su popularidad se acrecentaba y su megalomanía y trastorno mental crecían a la par.

Tras destrozar otros dos bares más, perfeccionando su técnica e incorporando a su armamento un hacha con martillo en el contrapeso del filo, un tornado azotó Kiowa, lo cual ella interpretó como la aprobación divina de sus actos.

De este nuevo utensilio hizo su seña de identidad, y fue su posterior forma de financiación la venta de pequeñas hachas grabadas con el nuevo nombre que había adoptado, al incluir los dos apellidos de su marido de manera que su nombre quedaba así: Carry A. Nation que significa literalmente "llevar una nación", en el sentido de lucha y guía de la misma. Ese nombre le venía que ni pintado para su cruzada divina contra el alcohol.
Tambíen vendía postales con autografos y hacía tours donde leía discursos contra el alcohol, poesías y su ideario.

De esta forma comenzó su gira por los USA. Missouri, Ohio, Filadelfia y Nueva York fueron sus siguientes y progresivos destinos, en los que realizó más de 30 destrucciones de establecimientos públicos, y su fama llegó a tal punto que llego a editar un panfleto llamado "The Smasher's Mail" (El correo del destructor, más o menos).

Cuando ya tenía suficiente fama, se buscó un representante, que aunque era un generoso bebedor no le importó lo más mínimo. Le servía para sus fines.
Y este le organizó representaciones teatrales en las que en un escenario, recitaba apopléjicos poemas y versos contra la falta de templanza y el consumo de alcohol.

El declive de su carrera comenzó al pretender dar el salto a Europa. Su representante le buscó actuaciones en Londres, pero allí resultó que no tenía ningún interés, y menos en una sociedad que, como la británica o la española, no conciben la vida sin sus pubs o los bares.
En vista de que no tenía ningún éxito, intentó hacerse publicidad destrozando una taberna, pero inmediatamente se presentó allí la policía, y tras detenerla, la encarceló por una buena temporada.

Ya por aquel entonces estaba totalmente desequilibrada, pero para el americano de aquella época, sus actuaciones resultaban de lo mas divertido, evidentemente riéndose de ella.

Al final, repudiada por las asociaciones pro-templanza, totalmente desquiciada y sola, terminó sus días en un psiquiátrico, muriendo en 1911. No llegó a ver en vida una de las cosas que persiguió con más ahínco: la prohibición del alcohol en USA o Volstead Act, promulgada en 1920.
Sin embargo fue parte del germen que hizo cometer a esa sociedad un error de gravísimas consecuencias como la Ley Seca, que fue el inicio del gran poder que aún hoy día ostentan las mafias que se dedican a ofrecer a los hombres aquello que sus apetitos piden, pero el estado pretende controlar.

Aunque sin su hacha y su biblia, el espíritu de Carry Nation aún sigue entre nosotros, incluso a través del nuevo mundo de internet.
Personalmente puedo asegurar que conozco a algunas mujeres parecidas, sin hacha eso sí, pero no por eso menos desequilibradas.

A Carry, finalmente la WCTU, le dedicó una placa cerca del cementerio donde fue enterrada, en la que se puede leer:
"Fiel a la causa de la prohibición, ella hizo lo que pudo".

20 comentarios:

  1. ¡Qué feliz hayazgo tu blog y tus comentarios!. Quiero subrayar el agobiante, pringoso y traicionero amor de madre como uno de los grandes detonantes del abuso de sustancias alienantes en esa lucha errada, titánica e inutil por olvidar la culpa que te inoculan. Y permíteme añadir: "y sé de qué hablo". En mi caso el psicoanalisis me está liberando y me ha permitido, tras una larga abstinencia, volver a disfrutar del placer de estas substancias con prudencia y equilibrio, liberado ya del fantasma que me perseguía (aunque a veces vuelva, me enfrento y lo resuelvo desde la muy necesaria lucidez). Gracias por tu trabajo, amigo.

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  2. Jajajaja!! Debo reconocer que me ha encantado tu comentario, y que hacía tiempo que no veía algo tan ingenioso y punzante.
    Sigue con el psicoanálisis, y recuerda que para darle gusto a Freud, cuanto antes seas capaz de culpar de todo a tu madre, antes se terminará todo y más dinero te quedará para gastar en drogas.

    Y rescato como útil lo de enfrentarse a los problemas desde la lucidez, y su necesaria existencia y primacía para que la embriaguez tenga sentido.

    Me gusta tu crítica, ojalá tomen ejemplo cualquiera con la misma intención.
    Nada más sano que la risa.

    Symposion.

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  3. Tu eres un misogino y un enviado del diablo para destruir almas y como te pille te voy a machacar los guevos con dos piedras y a planchartelos con la biblia hasta que queden como papel de fumar.
    Voy a rezar al señor para que me diga donde vives y te pueda pillar para aplicarte tu merecido... te vas a cagar so drogadicto!!!!!!!!!!!!!

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  4. No te piques por lo de antes, que era una broma. Es que me has dejado flipada con lod e la tia esa de la Carry Nation y es verdad que se parece a algunas viejas que conozco y que no saben decir mas que tonterias o a algunas señoras que te miran como si fueras un bicho raro por tener un piercing en la lengua mientras piensan qe sus hijos no andan con drogas y son los peores y los mas farloperos y alcolicos pero no son solo las mujeres porque los tios son igual de baras con esos temas y a veces peores, que se creenm que por haberse fumado unos porros cuando franco mandaba te puedan contar como es el mundo y los peligros de la noche, el sexo y las drogas y esos si que son lo peor!!!!

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  5. He leído este artículo tuyo, amigo Symposium, y me gustaría hacer una pequeña incursión en él. El personaje que describes en él como Carry A Nation parece responder a la perfección a un tipo de personalidad que es la de las co-drogadictas o co-alcohólicas o co-cualquier causa de adicción... novias, esposas o parejas de adictos. Aunque doy la definición en femenino (para mujeres) porque la mayoría de adictos suelen ser varones, también podría darse al revés.
    Son mujeres que entablan relaciones "tormentosas" e insatisfactorias, que llegan a obsesionarse por hombres a los que consideran “necesitados de ayuda”. Pero la raíz de esa obsesión no suele ser el amor sino el miedo: miedo a estar solas, miedo a no ser dignas, a no inspirar cariño o a ser ignoradas, abandonadas o destruidas. La bibliografía indica que, por lo general, son mujeres procedentes de familias disfuncionales con problemas severos (familiares alcohólicos o adictos, con conductas compulsivas, maltratadores o con conductas sexuales inapropiadas, discusiones o tensiones constantes en el seno familiar, aislamiento de un familiar...etc), que no recibieron todo el afecto que requerían de alguno de sus progenitores o de ambos, y que experimentaron graves tensiones en su niñez. Por eso tratan de compensar indirectamente esta carencia proporcionando afecto a hombres que “parecen de alguna manera necesitados”. Debido a que nunca pudieron “convertir” a sus progenitores en los seres atentos y cariñosos que ansiaban, reaccionan profundamente ante la clase de hombres a los que pueden volver a intentar cambiar, por medio de su “amor”. De este modo pueden experimentar la superioridad y el sufrimiento, en su “papel de salvadoras”, que experimentaron en su niñez.
    Como les aterra que les abandonen, hacen cualquier cosa por evitar que “su” relación se disuelva , aún a costa de perder su dignidad. El sexo es una de las herramientas que usa para manipular o cambiar a su pareja. Suelen confundir angustia, miedo y dolor con amor y excitación sexual. Se comporta de forma seductora para conseguir lo que quiere y se siente muy mal cuando no da resultado; el hecho de no obtener lo que quiere por lo general les lleva a esforzarse más: les excitan sobremanera las luchas de poder.
    Aunque no lo parezcan, son mujeres de bajo amor propio, que no creen merecer la felicidad, en cambio, si creen tener el derecho a “disfrutar de la vida”. Necesitan con desesperación controlar a “sus hombres y sus relaciones”, debido a la poca seguridad experimentada en su niñez. Disimulan sus esfuerzos por controlar a la gente y las situaciones bajo la apariencia de “ser útil”.
    En resumidas cuentas, es adicta a los hombres y al dolor emocional; un hombre inestable les resulta excitante. Al verse involucradas en relacionas caóticas, inciertas y emocionalmente dolorosas, evita concentrarse en su responsabilidad consigo misma, en su vacío y en su miedo. No tener un hombre a quien manejar es para ellas como suspender una adicción , incluso a veces con los mismos síntomas físicos y emocionales. En un esfuerzo para aliviar esos síntomas, intentan mantener obsesivamente a su última pareja. Casi nada es demasiado problemático, tarda demasiado tiempo o es demasiado costoso para conseguirlo.
    Es información de un tipo de adicción distinta a las que tu expones, por eso me ha parecido interesante ofrecerla. Saludos.

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  6. Me ha gustado tu comentario, Samantha.
    Pero puntualizaría un par de cosas.
    La primera que este lugar no esta dedicado a la adicción.
    La segunda, que la adicción es sólo uno de los muchos aspectos, de sólo algunas sustancias, aunque el sambenito lo lleven todas.
    Y sobre todo, que la adicción responde más (a mi juicio) a una pre-morbilidad genética, que recibe la incidencia del estímulo ambiental para generar todo el circuito que implica.

    Y veo que en el caso que tu expones, hablas mas bien de la mujer que busca inconscientemente una pareja "problemática", y que por desgracia en el caso de las mujeres que sufren maltrato no es extraño ver como repiten con nuevas parejas que vuelven a maltratarlas.

    Volviendo a lo que has escrito, si bien entiendo el patrón de mujer que describes, para nada me parece que sea el del prototipo de Carry Nation.
    Ella no era adicta al dolor, sino a causarlo, y a privar a otros de su libertad de elección y estas eran personas con las que no mantenía ningún vínculo afectivo: completos desconocidos.

    Me parece que sólo comparte la necesidad de ser centro de atención, aunque una centra su objetivo de forma cuantitativa (cuantos más -espectadores- mejor) y la otra cualitativa (cuanta más -atención de mi pareja- mejor).

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  7. Si, tienes razón, quizá Carry A Nation no responde totalmente a esta descripción . Pero hay un punto de similitud en cuanto al deseo de cambiar la actitud de ciertos hombres y, por supuesto, los métodos utilizados para conseguirlo no son los que yo he descrito. También parece que Carry desea “ser útil”. Y aunque dices que ella no es adicta al dolor sino a causarlo, yo creo que involucrarse en los “problemas” de estos hombres y en estas situaciones de tensión era su manera de vivir el dolor.
    Por otra parte y generalizando, los compañeros afectivos de estas mujeres, aunque yo los describí así, no siempre tienen porque ser adictos a alguna sustancia aunque suelen serlo, pero si tienen que “parecer necesitados a los ojos de ella”.
    Por último, y aunque no tengo mucha información acerca del tema, estoy totalmente de acuerdo contigo en que muchas veces la adicción responde más a una morbilidad fisiológica, que no siempre tiene por que ser genética, sobre la que incide un estímulo ambiental. Pero yo pienso que los factores ambientales son "bastante determinantes" y en gran parte de los casos "únicos". ¿Por qué si no hay barrios y “ghettos” en donde la incidencia de drogadicción es tan elevada?
    Gracias por dejarme participar en tu blog. Saludos.

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  8. El gran objetivo vital de Carry Nation era la prohibición del alcohol a nivel nacional, tanto para hombres como para mujeres. Si bien en 1890 no había muchas mujeres en los bares, en los "felices años 20" había algunas más.
    Es el deseo de imponer las creencias de uno sobre la libertad de todos.

    En cuanto a lo que dices de ghettos, es un fenómeno cada vez menos visible, a excepción de los supermercados de la droga tipo "las barranquillas", pero no sirven como ejemplo ya que allí no viven más que los vendedores.

    Antes había barrios donde la incidencia de abuso de ciertas sustancias era mayor, y supongo que respondía a las calidades de vida de sus moradores: no eran precisamente los que cobraban sueldos de ejecutivo.
    Y tradicional e instintivamente, el hombre ha buscado el alivio de una vida penosa en apaciguadores como el alcohol o los opiáceos.

    Si a una predisposición genética que no es determinante, le añades la disponibilidad y el impulso de aliviar el sufrimiento de una vida miserable, la aparición de grupos donde el abuso sea la norma es algo de esperar.

    Pero aunque haya esa disposición genética, sin que haya factores ambientales y personales que la activen, no me parece que pueda esperarse una alta incidencia.

    En cuanto a que participes aquí, este blog está abierto a cualquiera que pretenda aportar o debatir, así siéntete como en tu propia casa.

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  9. Me parece que la historia de Carry Nation es muy ilustrativa, pero creo que lo ridículo de ella también hace patente que enfocas tus sarcasmos contra el más débil y poco poderoso de los enemigos. Vaya, que te quedas con la anécdota. Lo del amor de madre como resorte de actitudes de evasión por parte de los hombres también es bastante poco riguroso, suena a excusa y justificación, no?

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  10. Si bucearas un poco mas en las entrañas del prohibicionismo histórico, no creo que vieras a Carry Nation como alguien débil.
    Otra cosa es que la historia que no se cuenta habitualmente, al conocerse la sitúe en el lugar que le corresponde.

    Y lo del amor de madre ha sido el comentario de una persona que no conozco, pregúntale a él.

    Desde luego, si a lo que te refieres es al estudio que hicieron, si no me equivoco desde la Xunta de Galicia, que ofrecía esos resultados, considero que eso de amor (aunque venga disfrazado de amor de madre) tiene bien poco.

    Por lo que resta, no veo a nadie con necesidad de justificarse o excusarse. Al menos no aquí.
    Ni culpamos a nadie por sus elecciones gastronómicas, sexuales o farmacológicas.

    El tufillo de moralina en el que tendría buena cabida tu, llamémosle siendo generosos "razonamiento", no está generado en esta página.
    La próxima vez mira a ver que traes pegado a los zapatos.

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  11. Joder, qué susceptible! Vaya de antemano que no conocía la figura en cuestión y que si critico algo es porque me parece que vale mucho la pena (lo que he leído, no lo que yo digo).
    Sólo comentaba que Carry Nation y "las" que son como ella o, si prefieres, la forma de pensar que hay detrás de tales actitudes no me parece el verdadero problema al que nos enfrentamos. La organización actual del mundo no creo que se base tanto en las locuras de unos cuantos lunáticos (Bush o la querida Carry) como en la dinámica de un sistema omnívoro que incluso hemos interiorizado como la norma. Nada más.

    PD lo del "tufillo de moralina" y el "razonamiento" te lo podías ahorrar... no tiene ningún mérito vacilar en la distancia.

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  12. miquel:

    ?y si no hubiera distancia si tendria merito vacilar?

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  13. Sergio, no le des bola por ese lado. Mantengamos las discusiones estériles alejadas.

    Del primer comentario, totalmente moralista, culpabilizador, y que sitúa lo contado en el plano de la "excusa", con tan mal ojo como para llamar débil a Carry Nation, que fue una de las grandes creadoras de opinión y que hizo más posible algo como la Ley Seca, al segundo comentario que hace, hay mucho trecho.

    En el primero habla de excusa a través del amor de madre, que ni he mencionado, pero además se la aplica sólo al sexo masculino, idea lejana a la mencionada de pasada al citar lo de Escohotado.
    Puedo suponer que de igual forma las mujeres aguantan a sus progenitores, así que no me parece que tenga ningún sentido.

    En el segundo ya sitúa un plano grupal donde hay un ente al que enfrentarse.
    Como no deja muy claro cuál es en su opinión ese adversario, sino que lo define como "sistema omnívoro interiorizado como norma", pues no le puedo contestar nada más.

    Lo único que podría decirle es que al menos el segundo parece buscar puntos de unión, aunque excluyendo a las Carry Nation y a la familia Bush, tampoco queda claro si habla de una postura ecologista, de un teoría constructiva social, o de que.

    Y en cuanto a lo de vacilar en la distancia, pues dos reflexiones al pelo.
    La primera que no es ningún vacile, que ese comentario olía a moralina con lo de la excusa. ¿Excusarnos por drogarnos? Será en otra ventanilla.

    Y la segunda, lo de la distancia, suena un poco a "¿me lo dirías a la cara?", con cierto tono de amenaza, porque aquí la misma distancia tenemos todos los que comentamos, y es la inherente a este medio de comunicación, y con las mismas oportunidades ha contestado: ahí está su segundo comentario.

    Puede haberle parecido susceptible en mi respuesta, tal vez porque no suelo tomar bien que se abuse del débil y es lo que parece indicar en su intervención.

    Pero en ningún caso iba a tomarme la molestia de recortar las distancias (más bien cambiar el plano) para solventarle la duda que le podía haber creado mi contestación.

    Yo ni tengo nada que demostrarle, ni nada que responderme.

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  14. sergio:
    llevas toda la razón, caigo en lo que critico, aunque lo que quería expresar con tan desafortunado comentario, lejos de ser la virtud del chulear en la cara o, aún menos, la amenaza, era la rabia que me da el uso fácil que se da del sarcasmo en este medio para descalificar un primer comentario que no tenía nada de gratuito ni de malintencionado.

    Symposion,
    escribes:

    "Y en el más trágico de los casos, de lo único que tendrían legitimidad para hablar largamente, es de como muchas de esas personas son las causantes en buena parte de que otras busquen evasión en el alcohol o en la heroína, rescatando la idea que Escohotado comentó en una ocasión y que salía de un estudio realizado por un organismo oficial sobre que empujaba a los jóvenes a consumir ciertas sustancias, siendo madres castrantes y me atrevería a ampliarlo a esposas con similares trastornos, que hacen la convivencia a su lado algo insoportable sin ayuda de evasión externa, sea esta cual sea."

    Insisto en que poniendo a Carry Nation y las "desciciadas" contra la droga como origen de acontecimientos como la Ley Seca (aunque cronológicamente una vaya tras la otra), das el efecto por la causa. Son otras instancias más poderosas las que llevan a arrancar procesos como las prohibiciones contra las drogas y, sólo después, tarados como Nation hacen suyas las tristes justificaciones que se dan para arrancar estos procesos. De ahí el ejemplo de Bush, culpar al personaje en cuestión de las sucesivas guerras en Oriente Medio es atribuirle demasiado poder al tipo y no ver que en el momento en que él grita el "¡Al Ataque!" es después de que todo esté ya decidido.

    Ala, dejo de dar la lata. Sólo agradecerte la condescendencia con que me has tratado. (glups, lo he vuelto a hacer... serán los blogs estos!)

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  15. Hola Miquel.
    Siento si tu primer comentario no fue captado con el matiz que luego comentas, pero realmente sólo expresé lo que me pareció.

    En cuanto a lo que dices ahora, te aclaro una cosa. No me creo capaz de aseverar cuales son absolutamente todos los embriones de cada prohibición, y de hecho creo que son muchos y de muy variada índole.

    Pero en todo caso, para que un político haga eso, tiene que existir un previo ambiente que le permita proponer semejante acto.
    En el caso de Carry Nation, había un claro fundamentalismo religioso detrás, y esa fue la vía por la que la idea de que la intoxicación etílica era pecaminosa a los ojos de Dios.
    Aparte de que Carry Nation impulsó varías leyes locales en algunos lugares, y de que su objetivo, como el de cualquier fundamentalista es hacer que sus propias convicciones sean norma de común cumplimiento para todos, no creo que la Ley Seca apareciera por consecuencia directa de un fenómeno único como sería ella.

    Pero si me parece evidente, que contribuyó de forma innegable a la popularización de la idea que subyacía a la Ley Seca, y es la de la sobriedad como estado moral.
    Gracias a ella y sus correligionarias, esa estuvo sobre la mesa en todos los lugares relevantes de aquel momento.

    Y esa creación de una opinión pública favorable, entiendo que es la base necesaria para poder dar el paso de la prohibición. Necesaria, aunque no sea el motivo que la impulsa.

    De igual forma, creo que todos o casi todos los países y los políticos de los mismos, a estas alturas saben perfectamente que no tiene sentido seguir con esa guerra perdida. Y que ha sido un error de colosales proporciones y desmesurados daños.

    Pero a pesar de saberlo, si no se atreven a dar ningún paso al respecto, aparte de la presión que supone pertenecer a la ONU y la ratificación de sus tratados base, es porque ante el gran público el mensaje de que el gran mal son las "drogas", aún no ha sido revocado.

    No hay apenas contrapuntos actuales que creen una corriente de opinión favorable a que se modifique el experimento prohibicionista.
    Están los hechos ahí, los datos, las razones, las evidencias.
    Pero "la droga" siendo la bestia temida, de la que hoy en día se excusan públicamente las personas por haberla consumido, hablando de un mal momento en la vida, o un tiempo en que no tenían cabeza.

    No es ver el efecto como la causa.
    Aunque los responsables saben cual es la situación y las opciones que tienen, no se pueden permitir el lujo de decir la verdad ante un público que ha recibido el mensaje de la maldición de "la droga" durante décadas.

    Hasta que el espectro de personas formadas e informadas correctamente, y se deje de hacer política-ficción (basada en supuestos irreales), no habrá posibilidad de que realmente se revoquen las prohibiciones que pesan sobre nuestros derechos.
    De forma sencilla, está más en las manos de los creadores de opinión que en las de los políticos, o en las de ambos ya que son poderes no muy separados.

    Siento que te hayas sentido tratado con condescendencia,ya que no ha sido así, pero tus mensajes no me parecieron muy claros y tal vez de ahí esa reacción confusa.

    Saludos.

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