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jueves, 24 de octubre de 2019

Fernanda de la Figuera y la garrapata que la está parasitando.



Fernanda de la Figuera 
y la garrapata que la está parasitando.


Hace meses que este blog dejó de publicar material -dentro de un parón elegido por mí mismo- ya que mi trabajo y actividades se encuentran ahora enfocados en otros campos. 

Sin embargo, por una causa que considero inexcusable y de fuerza mayor, rompo el silencio de este blog para explicar -a quien quiera saber- una situación lamentable y degradante que se cierne sobre Fernanda de la Figuera (y no, no estoy hablando del juicio que en menos de una semana tiene que enfrentar), aprovechándose de ella y su situación y, por extensión, contra el activismo -real y de buena fe- del cannabis en España.




A Fernanda de la Figuera la acusan de un delito por cultivo de cannabis para una asociación, pena por la que puede enfrentar varios años de prisión. Se la juzga en la “Ciudad de la Justicia” de Málaga el día 30 de noviembre de este mismo año, 2019. Fernanda es, sin lugar a dudas, la activista más antigua de España en el movimiento asociativo cannábico, desde hace muchas décadas (cuando las asociaciones eran asociaciones de verdad y no meros puntos de venta de drogas, camuflados tras un paraguas legal).

Yo, no he tenido nunca contacto con Fernanda, ni para bien ni para mal. La considero una persona de una gran valía y de las pocas activistas que realmente tiene las manos limpias, es decir, que no se ha lucrado ni montando falsas asociaciones -que hacen caja en connivencia con el mercado negro- ni de ninguna otra forma usando el cannabis para ello. De hecho, Fernanda es una de las grandes defensoras del autocultivo y fue de las primeras personas posicionadas para defender activamente cifras de hasta 10 gramos diarios por persona consumidora, ya que muchos enfermos que usamos cannabis para nuestras dolencias, no consumimos como los usuarios recreativos a quienes les puede valer con cantidades mucho menores para abastecer su consumo. 

Fernanda es, ante todo, una luchadora que ahora requiere el apoyo de la comunidad cannábica y de todo aquel que esté a favor de la justicia frente a los crímenes sin víctima, como puede ser cultivar cannabis para otros enfermos sin ánimo de lucro.




Sin embargo, aprovechándose de la situación de debilidad, necesidad de apoyo y ayuda en que se encuentra Fernanda de cara a su juicio, un nefasto personaje está sacando partido de esas circunstancias, pretendiendo ser el responsable de organizar el apoyo a Fernanda de cara al proceso.

Él se presenta como una fuente de INFO sobre CANNABIS, y finge ser el cabecilla de un grupo activista, ficticio e inexistente (el grupo es “él solito”), que dice luchar por la legalización del cannabis en España. Pero la realidad es que este personaje tiene un largo historial de diversas estafas a toda clase de personas, vinculadas casi siempre al mundo del cannabis, donde Fernanda no es más que su última víctima... 

La prensa generalista -como boba que es- le ha dado hueco y le muestran como organizador de la movilización que va a dar apoyo a Fernanda. Desde esa prensa, ignorante y desinformada, han caído en la trampa dando cancha a que este estafador se exhiba ante los lectores como si fuera realmente un activista, blanqueando así su imagen ante la gente más joven, que desconocen los fraudes y engaños de este tipejo.

Por supuesto, la prensa especializada (y las empresas cannábicas que están detrás), no solo no quieren saber nada de él, sino que el hecho de que él esté mostrándose como el organizador de la ayuda a Fernanda de la Figuera -en este trance legal que está pasando- hace que muchas empresas, así como las publicaciones cannábicas, se nieguen a colaborar en este asunto. Como me han contado los profesionales del sector, este parásito está aprovechándose ya del tema, exigiendo dinero para sus acciones y chantajeando a las empresas diciendo que no ayudarle a él y sus planes, es igual que dejar tirada a Fernanda de la Figuera.

Hace ya unos tres años, recibí la petición de escribir un texto sobre este parásito. La idea surgía de un muy conocido activista con décadas de lucha a sus espaldas, que quería que se supieran la clase de cosas que este tipejo le hacía a sus víctimas. Dicha acción fue respaldada por la directora del medio para quien yo trabajaba en ese momento, dando su autorización sin problema. 

Así pues, recibí el encargo de escribir una pequeña historia de semi-ficción, donde el nombre de este estafador quedaba ligeramente velado, pero de forma que cualquiera que conociera mínimamente las andanzas del tipo, podría darse cuenta de que se hablaba de él y de sus muchos fraudes realizados. 

El texto, aún publicado en la web original, es este:


Mi vinculación previa con este personaje, y anterior al texto que me pidieron sobre él, era muy simple. A principios del año 2014, recibí una llamada telefónica de este parásito. Yo ya tenía sospechas de que no era un tipo del todo limpio, pues ya me habían llegado algunos datos de sus chanchullos -siempre con dinero y/o cannabis de por medio- por los que le tenían "sentenciado" en varios lugares, de Internet así como del mundo real.

En esa llamada, el tipo me dijo que estaba muriendo de SIDA en fase terminal (que contrajo, según él me contó, inyectándose heroína con jeringuillas usadas) y que estaba intentando -como épico gesto final- hacer una última acción activista en su vida. Me dijo que no estaba tomando medicación alguna, que la rechazaba y se negaba a ser tratado, y que no le quedaba más de un año y medio de vida. Me juró y aseguró que todo era cierto, y que incluso era posible que no llegase a ver finalizada la acción que quería llevar a cabo, sino que era probable que muriese antes de completarla. Y aseguraba querer limpiar "sus errores" y dejar un buen legado, para sus hijos y para la lucha por el cannabis, tras su inminente muerte....

Me pidió ayuda para organizar en las redes sociales un movimiento que apoyase dicha acción sobre la regulación del cannabis en la ciudad de Alicante, y para ello se usó el hashtag #AlicanteRegulaCannabis en Twitter y otras redes sociales. La acción finalmente no consiguió sus objetivos, pero sí que sirvió -por desgracia- para dañar a las asociaciones de cultivadores de Alicante y enfrentarlas a graves situaciones, que ponían en riesgo de cárcel a sus responsables. Varias de estas asociaciones terminaron siendo chantajeadas por este personaje -amenazándolas con meterles la policía dentro de sus clubs- para que siguieran sus órdenes y se amoldasen a sus intereses, cosa que afortunadamente nunca llegó a lograr.

Yo en aquel momento, tras su llamada, me planteé con cuidado lo que iba a hacer, porque no me hacía ninguna gracia que este tipo estuviera estuviera allí donde hubiera manejo de dinero. No supe valorar que -aparte del dinero- hay cosas, como la publicidad gratuita en los medios y la visibilidad en las redes sociales, que pueden monetizarse de varias formas: pequé de ingenuo, ya que él sí sabía muy bien lo que estaba haciendo. Pero lo que más pesó en mi decisión, es que -según él- su muerte por SIDA no ocurriría más tarde de 18 meses tras esa llamada, y el hecho de que aparentemente no había ninguna clase de dinero por medio: era sólo movimiento en redes sociales y presión a los políticos.

En esos días, había salido publicada la foto de un cargo político del PP, preparándose unas rayas de cocaína, y eso lo usó este parásito para amenazar a los distintos grupos políticos con que, si no colaboraban con él, era posible que otras fotos de ese tipo salieran a la luz. Les hizo creer que él tenía acceso a más fotos de ese tipo, que afectaban a diversas formaciones políticas. 



De esta forma, aprovechando la ayuda bienintencionada de miles de personas en las redes sociales, el montajista consiguió sentarse en la mesa con Ciudadanos, con el PSOE, pasar por el despacho del PP, y sobre todo engancharse a la gente de Izquierda Unida, a quienes convenció para llevar ante el pleno del ayuntamiento, su propuesta regulatoria. De todo esto, el tipejo iba sacando nuevos contactos, información, fotos y vídeos para su álbum particular, que -al estilo del “Pequeño Nicolás”- servía luego para engañar, a más personas y colectivos, al mostrar imágenes donde aparecía con todo tipo de personajes públicos, artistas y políticos. 

Reconozco que, en aquel momento, yo no era consciente del objetivo real de ese comportamiento -la búsqueda obsesiva de personajes públicos y de espacio en los medios de comunicación- ya que el parásito siempre la justificaba como “acciones para poner el asunto del cannabis en el candelero”.

¿Qué había de malo en darle a un moribundo la oportunidad de llevar a cabo una última acción en su vida, que además fuera positiva para el activismo cannábico? 

Nada. O eso creí yo.... que como un completo pardillo, accedí a colaborar con él y a organizar en redes sociales un movimiento que fuera visible y tuviera apariencia de fuerza, aunque en realidad no había nada detrás (la asociación activista que él decía representar no tenía miembros reales): todo era simple ruido en las redes.

No vi nada de malo en ello y así comenzó la única colaboración que yo he tenido con este parásito. En aquella época, una chica de nombre Raquel -con un conocido nick cannábico en Twitter (D...conWeed)- y que trabajaba en Valencia para una empresa cannábica, me insistía mucho en organizar algo dentro del activismo cannábico. Cuando todo este movimiento se puso en marcha con las acciones en redes sociales para darle fuerza, ella me pidió que la conectase con este tema. Así pues, la puse en contacto con este tipejo, para que le ayudase con las cuestiones organizativas. Y fue a través de ella cuando me di cuenta de que algo no iba bien....

La primera señal me llegó, fue cuando el parásito organizó un sorteo para quien colaborase en redes sociales e hiciera difusión de sus mensajes, cuyo premio consistía en 2 saltos en paracaídas con una empresa que -teóricamente- colaboraba en el asunto. El sorteo fue falso: el propio estafador decidió a quienes darle el premio y, casualmente, se lo dio a Raquel y a otra persona que él mismo eligió. Cuando se intentó cobrar el premio, nunca fue entregado y nunca se realizaron dichos saltos en paracaídas, ni fueron sustituidos por nada. Era todo puro paripé....

Eso me lo contó la propia premiada, Raquel, pero lo pasó por alto como si fuera “aceptable” que el sorteo estuviera amañado, para darle los premios a aquellos que más colaboraban. Sin embargo, lo que no pasó por alto -aunque no me contó hasta haber finalizado su colaboración con este tipejo- es que el falso activista se dedicaba a tratarla como a una “chacha” (en el sentido más despectivo del término). La explotaba con exigencias y malos tratos, haciéndola sentir como un cacho de carne a la que le podía pedir lo que quisiera, al estilo “jefe abusando de la secretaria acosada en el entorno laboral”.

Lo cierto es que Raquel era una chica muy joven y guapa, pero de todo lo que yo sabía de este tipo no se incluía que tratase a las personas como a esclavas sumisas, nunca lo sospeché y conmigo jamás dio señales de algo así: el tipejo sabía elegir a sus víctimas. Cuando ella me contó como la humillaba y le exigía las cosas, mi pregunta inmediata fue: “¿Por qué no me lo has dicho desde el primer momento? Sabes que jamás hubiera tolerado ni la menor falta de respeto a tu persona...”

Ella me contestó:No sé. Como era tu conocido y fuiste tú quien me pusiste en contacto con él.... al principio pensé que sería un mal día o una mala época, siendo alguien que se estaba muriendo... en teoría. Luego ya me di cuenta de que no, de que estaba abusando de mí, haciendo que trabajase para él como su criada, entre comentarios inapropiados, abusos verbales y todo tipo de improperios y exigencias”.

Cuando Raquel me informó de esos hechos, todo había terminado ya, y la relación entre este acosador y su víctima ya se había roto, por suerte, para siempre. La acción llegó al pleno del ayuntamiento, aunque el tipo hizo el payaso con un discurso que a nadie engañó. Convenció a 3 grupos políticos para firmar unos papeles inútiles y hacerse "la foto" -hablando de montar una mesa de diálogo sobre el cannabis- y aquí paz y después gloria. Ya no había nada que hacer, salvo tomar nota e informar a la gente de mi confianza de lo que este tipo había hecho a una activista que se había ofrecido para ayudar, de buena fe y sin cobrar nada por ello.

Cuando yo llamé al tipejo para pedirle explicaciones -sobre el acoso y los abusos a esta joven chica- él lo minimizó todo y lo planteó como que Raquel era una niñata que no sabía trabajar y que se ponía a la defensiva por cualquier comentario o palabra en tono más alto de lo normal. Dijo que "al activismo se venía llorado de casa" y que si la chica no era capaz de soportar la presión, que se hubiera largado en vez de quejarse y de andar dando pena con sus cuentos. 

Pero no le creí, porque yo ya había empezado a acumular información sobre lo que realmente había pasado en torno al falso grupo activista que decía encabezar, sus verdaderas acciones y las estafas de las que se sirvió en el pasado: las huellas de los daños en otras víctimas de este tipejo, recogido todo ello de una forma mucho más seria, profunda y sistemática. Ni un acosador sexual o laboral, ni un maltratador, ni un estafador aparecen sorpresivamente un buen día: siempre han dejado un largo rastro previo, que encuentras si te tomas la molestia de buscar.

Para empezar, la falsa asociación activista (que tenía un local físico, usado sólo por él), resultó ser -en origen- el intento de montar un punto de venta de cannabis tipo CSC. El dinero necesario, ya que el tipejo no tenía ni oficio ni beneficio, lo había logrado engañando a una mujer que conoció mientras estuvo unos meses en un CSC catalán, donde la víctima acudía a comprar cannabis. 

Esta mujer, socia de ese mismo CSC, cayó en su trampa, y mediante engaños consiguió que le diera 12.000 euros, para montar otro punto de venta en Alicante, copiando el modelo ya conocido: funcionando mediante la compra-venta de cannabis, comprado al narcotraficante de turno y vendido a clientes que figurasen como “falsos asociados”.

Cuando el tipo vio que no tenía hueco ni fuerza para montar ese tipo de negocio en la ciudad, quiso instalarse como “grupo activista”. Con ese disfraz y sin grupo alguno que no fuera él mismo, intentó que las ya existentes asociaciones cannábicas de Alicante, respaldasen sus pretensiones y asumieran sus planteamientos. 

Lejos de conseguirlo, hizo que todos los grupos cannábicos de la ciudad coincidieran absolutamente en una cosa: en huir de todo lo que tuviera que ver con él. Esto fue así, hasta el punto en que el día del pleno en el Ayuntamiento, los representantes de las asociaciones, acudieron para expresar de forma pública que no querían saber nada del tipejo, ni de sus formas, sus pretensiones y sus amenazas.

Lo que sí terminó consiguiendo, fue llamar la atención de la policía, y de la peor forma. El tipo tenía la fantasiosa idea de que cuando él escribía algo en Twitter, por ejemplo “¡¡Acción cannábica a las 20.00 horas en la plaza tal o cual!!”, la gente iba a responder acudiendo a su llamada, como si fuera el caudillo del ejército del cannabis. Pero en realidad, aparte de verse siempre tan solo como la una, los únicos que parecían responder a sus convocatorias, eran los agentes de policía de calle, quienes al observar su huidizo deambular y sus pintas de yonqui demacrado, sí terminaban respondiendo a su presencia: pidiéndole la documentación y regalándole un cacheo. 

Él fabulaba con que todo se debía a que la policía estaba pendiente de él en las redes sociales y de sus mensajes sobre activismo cannábico, y que por ello su mera presencia ya les "preocupaba y alertaba", en previsión de lo que él podría organizar con su fingido grupo activista.

Esto que cuento, lo he vivido yo mientras él -por teléfono, en directo- me iba narrando cómo la policía aparecía por un lado, él se iba por otro, aparecían otros agentes por otro lado, él huía por otra calle... así sucesivamente hasta que le cazaban e identificaban. No era -en ese momento- nada más que el habitual control de la seguridad en las calles, por parte de la policía. Pero incluso esas patochadas -provocadas por su propio comportamiento y aspecto- él las vendía como si fuera un mártir, perseguido y acosado por la policía debido a su lucha por el cannabis. 

Finalmente, la policía había empezado a mostrar un interés más concreto sobre el local del presunto grupo activista, donde extrañamente sólo era usado por este tipejo. Lo que hacía el parásito, era entrar y encerrarse dentro del local,  permaneciendo dentro sin responder a las llamadas de la policía. En cuanto el tipejo vio que la cosa se complicaba más, y le comentaron que la policía ya preguntaba por él en las tiendas y bares de la zona, dejó de ir por el local hasta que creyó que todo había pasado. Sin embargo, la policía consiguió cazarle mientras entraba  días después en el local, acceder con él al interior, y documentar todo lo que allí había. 
¿Por qué hicieron esto? 

Pues porque el tipo había sido denunciado por estafa, por un total de 12.000 euros, por parte de la “socia catalana” a la que había engañado prometiéndole ganancias rápidas con su inversión. Se había montado su chiringuito personal, con el dinero de una mujer enferma y usuaria de cannabis, que había sido brutalmente estafada. Una vez que trincó el dinero de esta mujer, había desaparecido de Cataluña y dejó de contestar a sus llamadas, emails y mensajes.

La policía le requirió que pasase al día siguiente por comisaria a declarar al respecto (ya se habían iniciado diligencias por la estafa) pero el tipo, muerto de miedo, no tuvo el menor reparo en gastar 180 euros del dinero estafado para llevar un abogado con él: abogado que -en declaración ante la policía- no puede hacer nada, salvo decir que no contestes o darte “apoyo moral”. Todo al módico precio de 180 euros, que podía permitirse gracias al dinero de la mujer estafada. Pagando por no tener el valor de ir solo a declarar, o negarte a hacerlo si no es ante el juez. 

Lo que ante la policía -en comisaria- contó fue que no había engaño alguno, y que la denunciante le había dado 12.000 euros para montar un club de activismo y nada más, y que él había hecho simplemente lo acordado.... Es decir, aseguraba que la mujer le había dado 12.000 euros -por la cara- sin esperar nada a cambio. Un dineral que él intentó justificar con dudosas facturas de las compras y obras que había hecho -se había montado hasta una sala de proyecciones, para ver cine- y había acondicionado el local como si fuera su oficina, con unas instalaciones que nunca nadie usó (salvo él mismo, claro). 

Los datos sobre el dinero estafado y el coste del abogado, me los facilitó el propio timador cuando volvió a llamarme para pedirme ayuda con ese asunto, ocasión en que yo ya no piqué y le mandé a pasear un rato. Por supuesto, de esta víctima de los 12.000 euros me decía que era una "enferma mental e histérica, una loca del coño" que, si bien reconocía que le había dado el dinero, argumentaba que se habría arrepentido porque no quería ser ya "activista como él, viendo lo duro que era ese trabajo"

Yo, sin creerme ya nada y escuchaba cómo me reconocía la estafa a esta mujer con excusas que daban risa, no dejaba de preguntarme cuánto iba a durar la vida de “ese enfermo de SIDA en fase terminal que se moría y rechazaba ser tratado”, pero que sin embargo estaba sacando provecho directo de todo lo que se había organizado, teóricamente para apoyar una buena causa.

El montaje del parásito era simplemente una cuestión de estética, para vender su imagen aunque, en el inicio, su intención fuera la de montar un CSC para vender cannabis comprado al mercado negro. Este tipejo nunca ha cultivado realmente ni su propio cannabis, sino que fumaba de lo que le sacaba a la gente, empresas y asociaciones con distintas excusas, y si no conseguía que “le donasen”, compraba hachís (chocolate en argot) en la calle a los camellos. Por esto, esos porros de mala calidad de hachís que fumaba, los activistas que le conocían de tiempo atrás -a él y a los métodos de sus primeras estafas- le llamaban “PAQUITO EL CHOCOLATERO”, entre otras cosas peores siempre asociadas a su largo historial de fraudes.

Tras la acción en las redes sociales, la información empezó a llegarme a chorro, a través de un montón de activistas y estafados. Al susodicho, había quien decía tenerle preparada “una cuneta en barbecho” (palabras textuales) para cargárselo en cuanto pudiera, ya que en su haber se contaban estafas a asociaciones, engaños a muchísimas personas e incluso robos, justificados por él mismo -ante mi persona vía teléfono- como “cobros de lo que le debían por su asesoramiento cannábico”, como fue el caso en una asociación cercana a Santander. Había dejado víctimas de estafas, timos y robos en varios puntos del estado, de Euskadi a Andalucía, de Cataluña a Cantabria. Incluso había llegado a robar toda una cosecha, de una asociación catalana que había plantado cannabis no psicoactivo para la extracción y uso del CBD. Para mas INRI, en redes solía mostrarse con fotos en mitad de una plantación: precisamente la que se encargó de hacer “desparecer”. Aprovechando que la asociación se enfrentó a problemas legales y judiciales, y cuando los socios no estaban en condiciones de ocuparse de nada más, decidió "ocuparse" él de aquel cannabis, para finalmente desaparecer de la zona, mudándose y reapareciendo en Alicante. Aunque como me indicaron las víctimas del robo, es una deuda que no caduca y que tienen pendiente hacerle pagar, tarde o temprano.

Una de las primeras estafas que el tipo había llegado a organizar hace ya décadas, fue una falsa empresa que defendía a los consumidores y cultivadores de cannabis, con un "carnet cannábico" que -obviamente- no servía para nada. Mediante el engaño del carnet, consiguió sacarle a mucha gente bastante dinero dinero que -llegado el momento de responder- cuando los cultivadores o consumidores tenían problemas con la policía y los jueces, nadie les prestaba la ayuda que teóricamente habían contratado con este timador, con ese inútil carnet y los inexistentes servicios que estas víctimas pagaron para esas situaciones.

Esta fue su estafa económica más masiva, allá por primeros años del siglo, y la que menos le costó, ya que detrás no había nada, ni organización ni abogados.... tan sólo una foto pegada en un cartón, vendida como conjunto de servicios contratados, por la que mucha gente habían estado financiando -sin saberlo- el tren de vida de este mangante en los años 2000.

La más cruel de las estafas que montó, fue un supuesto “Banco de Cannabis Medicinal”, con el que teóricamente abastecía y asesoraba a enfermos que necesitaban cannabis. Muchos cultivadores de buena fe quisieron colaborar, pero no sabían en manos de quién estaban cayendo y, como había conseguido que la prensa difundiera el montaje, muchos creyeron (como yo mismo en aquel momento) que era real. El resultado fue claro: el cannabis donado nunca llegó a ningún enfermo. Nunca hubo un solo enfermo o enferma que se viera beneficiada por dicha acción... sino que las donaciones desinteresadas de los cultivadores, desaparecieron en los pulmones y la cartera de quien ya podéis imaginar

A raíz de ese “Banco Medicinal de Cannabis”, que fue publicitado en la prensa -de la misma forma que ahora se hace publicidad a costa del proceso contra Fernanda de la Figuera- fue como yo le conocí y contacté con él, allá por el año 2009. 

Sin conocerle de nada, conseguí su teléfono y me puse en contacto con él para informarme directamente de la actividad del supuesto "banco de cannabis", y para preguntarle por qué no estaban ayudando a Juanma, el llamado “Ramón Sampedro” de la marihuana,tetrapléjico y activista en un centro del Ferrol

Él me contestó que es que “su banco” sólo actuaba en Euskadi, y cuando le pregunté cómo podía escudarse en eso ante un caso tan crítico y necesitado de ayuda como era el de Juanma, su respuesta fue: 
“¿Y por qué no le ayudas tú? 
¿Por qué tengo que hacerlo yo?”






Yo no era nadie, no pertenecía a ninguna asociación, ni tenía relación alguna con el activismo del cannabis. Pero no dude a la hora de responder a aquel fantasma: “No sabes con quien estás hablando. Pero tranquilo tú en tu Euskadi, que ya me encargo yo de ayudarle”, mientras no podía creer que un tipo que se publicitaba en los medios como el gestor de un banco de cannabis para enfermos, negase a un enfermo -en situación crítica- la ayuda, sólo por ser de otra comunidad autónoma. No daba crédito a lo que escuchaba a este “pseudo-activista”, aunque entonces yo aún no tenía ni puta idea de que dicho banco de cannabis -aunque saliera publicitado en la prensa, incluida la nacional- era un absoluto fraude. 

Y por mi parte -tal y como dije que haría- me encargué de organizar la ayuda que necesitaba este tetrapléjico que vivía en Ferrol y a quien yo no conocía de nada. Meses después, tuve la suerte de conocer a Juanma, tras un viaje por media España donde 2 personas se arriesgaron a caer en varios años de cárcel para llevarle -de forma 100% gratuita-, medio kilo de marihuana y entregarla a Juanma en su residencia de El Ferrol, sin ayuda de aquel falso “banco de cannabis para enfermos"

Los hechos aquí narrados, son sólo una pequeña parte del largo historial de este tipo, que es como una infección recurrente, causando daños una y otra vez, siempre sobre el mundo del cannabis... 

¿Qué conseguía, además de dinero de los estafados y fumar de gratis por los donantes? Visibilidad y posicionamiento para su nombre con su falso grupo activista, de cara a seguir medrando a costa del colectivo cannábico. La gente habitualmente no tiene tiempo para investigar a fondo algo -ni siquiera las noticias que les interesan- pero quienes llevan décadas en el activismo real (o incluso en el pseudo-activismo, ese que tiene afán de lucro) ya sabían de él y de sus engaños; el objetivo -preferente pero no único- del parásito eran los más jóvenes, ya que por edad no están en condiciones de saber, les falta experiencia y carecen de contactos que les informen y prevengan de esta garrapata cannábica.

Hay escenas tan esperpénticas -y al mismo tiempo tan clarificadoras- como cuando este tipejo -tras la acción de Alicante -gracias a la visibilidad que su nombre había adquirido en las redes- llegó a presentarse en las oficinas de un conocido grupo editorial y empresarial del sector del cannabis, exigiendo ver al dueño para demandarle una cuota de 500 euros al mes, por su labor como activista

La argumentación para pedir dicho dinero, es que según él las empresas del sector se beneficiaban de sus acciones, por lo que debían costearle las mismas y su tren de vida. En esa ocasión, se presentó precisamente en la empresa donde trabajaba Raquel -la activista de quien había abusado y maltratado- y por supuesto no consiguió ver al jefe sino a un empleado que, tras escuchar su charla y sus majaderías, le mandó con viento fresco por donde había venido. 

Esto fue algo que no sólo intentó en esa empresa, sino que lo repitió en otras muchas, de semillas, de material de cultivo, de publicaciones cannábicas: debéis pagarme por ser un “activista”. Así funcionaba monetizando su visibilidad, ganada a costa de la buena voluntad de las personas que creímos apoyar una causa cannábica, y no a un parásito del cannabis.

Su último “logro”, fue trabajar para una desaparecida revista cannábica y la empresa que había detrás. Lo hizo consiguiendo el teléfono de la persona que era dueña de la misma, justo en el momento en que la empresa acababa de cambiar de manos. El tipejo se dedicó a llamar a casa de este empresario, sin éxito al principio ya que no le pasaban con dicha persona, pero finalmente consiguió hablar con él y convencerle de que era la persona que necesitaba para navegar el mundo del cannabis en España, por los contactos que decía tener. Finalmente el empresario -alguien que afirma que su único porro lo fumó en 1984- tragó con el engaño y le dio un puesto en comunicaciones y redes sociales, del que en el menor tiempo posible le tuvo que despedir al darse cuenta del trepa acosador que había metido dentro de su empresa (el tipejo no tuvo problemas en acosar incluso a familiares directos del dueño). 

Tras su despido, una persona de esa empresa me envió unas fotos del estafador en una cama de hospital y con cara de estar muy enfermo. Se las había enviado el propio parásito, que añadió junto a la foto un mensaje: que estaba muy grave por un cáncer, y que estaba a punto de morir.

“¡Anda! ¡Pero si ha cambiado de enfermedad!
Mi reacción no pudo ser más escéptica, y aunque el trabajador que me pasó la foto me aseguraba -convencido- que el tipejo estaba muy jodido, que estaba ya muriéndose y que no saldría vivo del hospital, le dije que no se preocupase: “le verás resurgir en breve sin el menor problema, vivo y dispuesto a parasitar a otros”. 

Desde aquel momento, en que además de SIDA (como me contó a mí) se moría de cáncer en un hospital (como intentó hacer creer a otras personas), han pasado ya unos 4 años, y no: ni ha muerto ni parece que lo vaya hacer en un tiempo prudencial, para todas esas enfermedades que dice acumular. Lo de dar pena -con enfermedades reales o falsas, le da igual- sigue funcionándole especialmente en personas con buen corazón, por desgracia.

Para colmo, esa empresa -radicada en Andalucía- que le contrató y le tuvo que despedir rápidamente, se dio cuenta, pasados varios meses tras su despido, que el tipo seguía utilizando de forma oculta sus comunicaciones y redes sociales: les controlaba las comunicaciones y ofrecía a los clientes conseguirles lo que pedían, pero de forma más barata con otras empresas de la competencia (quienes le pagaban una comisión por los clientes robados). 

Sí, tú te ponías en contacto con la empresa y terminabas recibiendo una oferta mejor, enviada por el parásito despedido, robándoles poco a poco la cartera de clientes a quienes tuvieron la nefasta idea de darle trabajo. Cuando le pillaron -porque vieron un mensaje en los privados de una red social que olvidó borrar- y le enfrentaron con los hechos, el tipejo no tuvo escrúpulos en decir que había sido cosa de hijo... que lo había hecho jugando y sin querer. 

Cazado con las manos en la masa robándoles clientes, precisamente por una de las personas a las que envío esa foto desde el hospital diciendo que se moría de un cáncer, no dudó en echarle toda la culpa mierda a su propio crío -un niño menor de edad- como si eso fuera creíble. La empresa, como ya sabía que el parásito es un muerto de hambre sin un duro (y por la pena que les daban los familiares del tipejo) finalmente pasó de denunciarle, a condición de no volver a saber nada de él, nunca jamás.

A día de hoy, este parásito está volviendo a hacer su jugada, aprovechándose de la miserable situación que vive Fernanda de la Figuera. Según la información que me han facilitado, se presentó en una fase previa del juicio y consiguió llegar hasta Fernanda, a quien convenció de que él iba a hacerse cargo de todo e iba a organizar la respuesta del activismo cannábico. 

Fernanda se lo tragó, no sabemos lo que le contó o cómo lo hizo, pero no hay que dejar de tener en mente que hablamos de una señora que ya tiene 76 años y que -a pesar de su excelente y desinteresado trabajo como activista- puede que su lucidez y capacidad para ver cuando alguien se arrima por interés, no esté tan activa y eficaz como debería, siendo por ello una víctima propicia para este parásito, versado en todo tipo de fraudes y engaños a toda clase de personas.

Hay varios activistas que -procurando ser lo más delicados posible- se han puesto en contacto con Fernanda para preguntarle por esta fraudulenta situación, en la que este estafador se ha presentado como el “ángel salvador” que va a darlo todo por ella. 

Lejos de ayudar a Fernanda, la perjudica porque hace que una gran parte del activismo cannábico del país (el más potente y con más medios, el de verdad) no quiera saber nada del asunto. Esto no es por ella, obviamente, sino por no darle oxígeno a esa garrapata humana que ha conseguido parasitar a esta nueva víctima por su una alta visibilidad en los medios de comunicación, debido a ser quién es y el proceso que enfrenta. 

Nadie que conozca el historial de este parásito quiere mancharse con él, lógicamente, y eso hace que muchas empresas y asociaciones se vean en un punto complicado: no piensan intervenir en el “circo” que este estafador está montando, se dan perfecta cuenta de que está usando a una persona en una situación de necesidad, y aunque quieren colaborar con Fernanda no saben cómo hacerlo sin favorecer el blanqueamiento público de este timador. 

Sobre todo, como hacer algo sin permitir que el dinero y los recursos sean gestionados por este personaje, únicamente orientado a sacar beneficio de la terrible situación de que vive esta mujer. Tienen claro que, a este viejo artista del timo, le importan poco los cadáveres que deje a su paso, siempre y cuando él sea quien saca beneficio del asunto, de una forma u otra.

Algunas personas me han hecho saber que el tipejo que ahora parasita a Fernanda de la Figuera, está consiguiendo dinero de diversas fuentes y presionando a otras (empresas cannábicas, mayormente) para que aporten más dinero, con el argumento de que “no colaborar con él, es no ayudar a Fernanda”. Este hecho -el chantaje, usando a Fernanda como palanca para abrirse las puertas y los bolsillos de empresas cannábicas- ha puesto en alerta a una buena parte de las mismas, que ahora se ven inmersas en una situación muy complicada.

Ahora mismo -a una semana del juicio- no hay mucho que se pueda hacer. Sobre todo porque Fernanda ha caído en la trampa de esta garrapata humana, y resulta muy complicado intervenir sin que sea Fernanda la que sufra las consecuencias, ya que en gran medida es una rehén del parásito, quien la usa para volver a darse publicidad, manejando el dinero y recursos que la gente -con toda su buena fe- están aportando para ayudar. 




Sin embargo, la situación de Fernanda en este punto, no es un problema que se resuelva con dinero; no el problema de Fernanda, pero sí los intereses de su particular garrapata cannábica, que está usando la movilización del colectivo para presentarse como lo que no es, blanqueando sus imagen y re-escribiendo la historia de sus estafas y fraudes sobre cientos de personas que acabaron siendo sus víctimas, en lo económico y en otros aspectos.


Resulta muy sencillo, y es totalmente habitual en el "modus operandi" de este tipejo, hacer que una empresa te facture con una determinada cifra, mientras te da una comisión (oculta) por el servicio que contratas, y así la garrapata se lo lleva calentito mientras los donantes y colaboradores de buena fe, no se enteran de lo que hay. Esto es algo que el parásito maneja perfectamente, desde hace muchos años, y es algo que ya ha hecho anteriormente para justificar estafas previas (como la de los 12.000 euros a la enferma en Cataluña) y otros engaños. Con una pagina web y un par de papeles impresos simulando apariencia de factura, es suficiente para que muchas personas de buena fe, caigan en la trampa. También para que la prensa, desinformada y amarillista, trague con el fraude y presente a un montajista como el organizador del activismo cannábico en España.

¿Por qué yo escribo este texto y lo publico,
 si reconozco que 
ya no hay mucho que se pueda hacer?

La razón es simple: nunca me he callado al saber de ningún fraude, estafa o injusticia, y no tengo ninguna intención de comenzar a hacerlo ahora. Menos aún si me toca presenciar -sin reaccionar, como un cobarde- cómo se utiliza a la activista cannábica más grande que ha tenido nuestro país, como método de blanqueamiento de una garrapata que, por donde ha pasado, sólo ha causado daño y lo ha hecho precisamente a la gente más inocente y con mejor corazón que encontraba en su camino. Callar o mirar para otro lado en este momento -ya que yo ni soy parte del activismo del cannabis, ni quiero serlo- no me resultaba excusa suficiente para mi inacción (por muy tarde que haya sido consciente de todo ello e independientemente de lo que decidan hacer otros).

Me he informado directamente sobre cómo están actuando otras personas, dentro del activismo cannábico real en España, frente a este asunto y parece ser que el miedo a quedar mal les ha dejado bloqueados, sin saber cómo enfrentar el tema. Por lo que me han dicho, es posible que los pocos que tienen capacidad real de respuesta -los medios y las empresas que realmente pudieron y podrían hacer algo- no vayan a hacer nada, salvo ponerse de perfil. 

Y me han dejado muy claro que no piensan levantar la voz, e informar al colectivo cannábico, sobre lo que hay detrás de este estafador usando la situación de Fernanda para unos fines que nada tienen que ver con el interés de esta mujer.




Habiendo sido informado de todo esto, a día de hoy no tenía mas opción que -como poco- contar lo que sé sobre este parásito y su nueva víctima, si quiero seguir durmiendo con la conciencia tranquila y sabiendo que yo, al menos, he hecho lo que estaba en mi mano para no callarme ante otro fraude de la misma garrapata cannábica. Seguramente ya es tarde para que se reclame el dinero entregado, o para que una acción coordinada -desde el activismo real- pueda arreglar el engaño que está sufriendo el colectivo cannábico y la propia Fernanda. 

La inacción previa, por parte de los que ostentan capacidad efectiva para actuar, es la que ha permitido que el mismo parásito -que ha ido dejando un reguero de víctimas por donde ha pasado- esté sacando provecho de la injusta situación que sufre esta anciana activista, que ha pasado su vida luchando, sin ánimo de lucro, por los derechos de todos y la planta de cannabis.

Así pues, aquí tenéis un montón de información que podéis molestaros en comprobar, preguntando a aquellos con más años de experiencia en el cannabis y por ende con más conocimiento sobre este parásito, para que aunque estéis ya implicados en las acciones que este tipejo ha organizado, no acabéis siendo cómplices ciegos -y futuros estafados- de alguien que nunca hizo nada positivo en el activismo, salvo usar el cannabis y a las personas cercanas a esta planta para engañar, timar, robar y beneficiarse él mismo.

Más cara que  espalda: esa es la marca imborrable que os permitirá detectar -siempre- a esta garrapata.


Ahora ya, vosotros también sabéis lo que hay...


Drogoteca.

jueves, 5 de enero de 2017

Vuestra ILP nacional NO NOS REPRESENTA.

Empiezo este 10º año de La Drogoteca con este texto, segundo sobre la ILP que se publicó en Cannabis.es, ahora que tenemos mucha más información sobre las intenciones y fuentes de financiación de estos iluminados que quieren que los autocultivadores de cannabis nos metamos en un registro controlado por municipales o guardia civil, con el peligro obvio que eso supone para el cultivador y su familia tanto a nivel práctico como a nivel político o ideológico, cuando hoy día existen aún llamamientos para ESTERILIZAR a los usuarios de drogas.

Como no queremos que se nos acuse más que de informar, no vamos -aún- a divulgar los planes de esta gente en cuanto a cómo conseguir firmas que avalen SU ILP ficticia para que puedan ocupar algún cómodo sillón o escribir algo más en el currículum.

Sólo cabe decir que si tenéis que esconderos de los usuarios de cannabis para intentar sacar esa ILP adelante, buscando firmas en San Fermín, o en partidos de fútbol y conciertos, es que esa ILP es un puñal que claváis sobre la comunidad del cannabis en España.

Yo, no lo haría.

Feliz año nuevo, 2017.

PS: Tengo el blog que parece el Bitcoin con las visitas, y no hace más que subir, así que habrá que pensar algo para celebrarlo. ;)

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VUESTRA ILP,
 NO NOS REPRESENTA...


Como os contamos hace unos días, el pasado viernes día 2 se presentó una ILP (Iniciativa Legislativa Popular) por parte de Fermín Les y Ramón Morcillo -presidente y secretario de RCN NOK, partido cannábico de ámbito navarro- para la regulación de los CSC y el autocultivo en toda España. Aunque se presentó el viernes, el texto no fue puesto a disposición de todos en ese mismo momento, y resultó complicado de conseguir (a menos de forma “oficial”). Si bien esta ILP se presenta como RCN-NOK ante los medios, en la web oficial de dicha formación política ni siquiera aparece una sola referencia a dicha iniciativa o ILP (aunque sí a otras actividades del pasado) y en su canal de Twitter no hay rastro de actividad alguna en muchos meses.
Recibimos dos links para Facebook que nos daban “enlace no válido o contenido retirado” y finalmente -gracias a Bernardo de SF Abogados- recibimos los textos de la ILP y el comunicado en nuestro correo, para leerla a fondo. Lo primero que sorprende es que semejante acción -tan mayúscula como presentar una ILP nacional- la realicen aparentemente sólo 2 personas. La foto circulante donde se ven 3 (con Bernardo, de SF Abogados) es sólo una foto como apoyo a la iniciativa a título personal, aunque -como nos ha indicado- no comparte como jurista el texto presentado en dicha ILP.
Si realmente pretenden conseguir 500.000 firmas válidas y esto no es un simple “brindis al sol” aprovechando los “restos de un partido político” (que a día de hoy -con varios partidos que llevan la regulación en sus programas- perdió ya gran parte de su sentido), resulta incomprensible que no hayan siquiera encendido Twitter para difundirlo, y que sólo sea visible -para algunos- en Facebook.
Sorprendentemente extraño, que no hayan consensuado nada del contenido con el resto de activistas, y también que no esté colgado el documento de dicha ILP en la pagina principal de su propia web (como poco), ya que parece el lugar más básico donde dejar tu propuesta para la lectura por parte de los demás: en tu propia web... ¿o no?
Así que... ¿esta ILP va en serio o sólo es para salir en la foto? Esta es la primera cuestión que me asalta, pero no la única... ¿Quién está detrás de esto realmente? Pues aquí el menda -que es más responsable con lo que publica de lo que parece- este fin de semana lo ha pasado manteniendo comunicaciones con casi todos los “actores relevantes” en este área del cannabis nacional, para tener una visión global de lo que activistas e interesados pensaban acerca de dicha ILP si la conocían. Y os cuento...
Muchos no sabían nada y les pillaba por sorpresa; otros lo sabían, pero no habían leído el texto aunque lo tuvieran en el correo esperándoles, y otros lo habían leído pero no estaban de acuerdo con ella. El desacuerdo -en general era patente- se manifestaba en distintos grados, desde el cobarde “no estamos a favor de la ILP aunque nos callaremos y no diremos nada, por no quedar mal” al visionario “esto es inadmisible, y hay que estar zumbados para creer que saldrán bien librados”. Es decir, yo que llamaba buscando a ver quiénes apoyaban el asunto, y lo primero que veo es que nadie lo apoya.
¿Nadie? Nadie públicamente quiere comerse los marrones que hay en dicha ILP en especial contra los cultivadores, con sus exigencias y limitaciones. También parece que nadie quiere mojarse mucho diciéndolo en alto, para no quedar como los malos ante una comunidad bastante divida ya. Yo aunque respeto sus posturas (no es fácil jugar en un entorno de estrategias donde se mezclan intereses personales y grupales) pero no tengo ningún problema en ser el malo de esta historia: el aguafiestas que le fue a decir al capitán que había demasiado hielo en cubierta, en un barco llamado “Titanic”. Continúo con la cantinela de esta ILP, mientras observo el iceberg y me tomo mi mojito “on the rocks”. Agarraos de nuevo, que seguimos.
Más que una verdadera propuesta de ILP -que conllevaría publicidad, difusión, y mucha gente coordinada para obtener en un plazo determinado el medio millón de firmas aprovechando cada evento (como el de su presentación desaprovechada) para conseguir más- el texto presentado parece un “testamento espiritual” de alguien que se despide, contándonos lo que le hubiera gustado llegar a ver. Esta ILP es una copia (casi calcada) de la presentada hace años en Navarra, a la que le han metido -malamente y con calzador- algunos artículos nuevos, como los escritos en “Finalidad”, y añadido algunos apaños más para que suene “coherente con su pretensión a nivel nacional”. El resultado es un texto chapucero y desequilibrado -en su fondo y en su forma- que no satisface a nadie de quienes lo leen: a día de hoy no he encontrado una sola persona que me diga “yo sí estoy de acuerdo con lo que dice esa ILP”. Ni una sola, pero seguiré buscando, por si acaso...
A mi entender, se nota la falta de cuidado y atención en lo escrito, la falta de aprecio -amor propio, dignidad- por el trabajo bien hecho, la falta de interés real en lo entregado, con un texto que no respeta una correcta estructura expositiva y  conteniendo faltas, erratas, expresiones sin sentido o risibles (como hablar de “la España”) y una vergonzosa narrativa -propia de un estudiante de primer curso de periodismo- que destroza, de antemano, cualquier aspiración de que el texto, si no llegase a útil -al menos- quedase bonito.
Cabe destacar el uso pseudo-aleatorio de ciertas mayúsculas, que parecen estar puestas -o no- en función de si le gustaba la palabra o concepto a quien estaba escribiendo en ese momento (como con la palabra cannabis: si la pones hazlo igual en todo el texto, hombre) o para intentar agradar a un posible lector reacio, imagino (como ocurría con Español y Española, que no son con mayúscula pero no han perdonado ni una repitiéndolos). Es un texto impropio -hecho a retazos y pegotes- para representar al colectivo de usuarios de cannabis en España y que, además, incluye propuestas que son un retroceso en nuestros derechos como cultivadores, y que ningún jurista que se precie del entorno cannábico se atrevería a firmar.
De hecho, esta propuesta de modificación de un norma legal -escrita con una cierta redacción “fanzinera”, para lo que son ese tipo de textos- no parece venir de la mano de ningún profesional del derecho: nadie se ha hecho públicamente responsable del contenido, por ahora, salvo los 2 mencionados que, corríjanme si me equivoco, no pertenecen al “mundo de los juristas”.
Vamos con el comunicado -presentado a la vez que la ILP- que tiene su miga, sobre todo si te has leído primero la proposición de ley que hacen estos 2 individuos. Y nosotros sí la hemos leído, y a fondo...
Tristemente hemos de repetir que, aunque sea un comunicado nada más, si aspira a representarnos, esas erratas y faltas de ortografía sobran y no se pueden aceptar. Esas cosas nos muestran como “dejados y poco cuidadosos” en el mejor de los casos o como “incultos cuyo único libro tocado en años es de papel de fumar” en el peor. Son estereotipos que, por desgracia, siguen vivos en parte, porque se apoyan en la terca realidad que algunos ofrecen. ¿No sería más normalizador que la figura del usuario de cannabis -si es que ellos lo son- fuera siempre limpio de faltas y errores, o al menos en los textos públicos? ¿O es demasiado pijo para unos porreros?
También sorprende del comunicado -en cuanto a su contenido- que no queda claro del todo si es RCN-NOK quien presenta esta ILP, si son esos dos señores (llamados Fermín Les y Ramón Morcillo) que pertenecen a RCN-NOK pero sin nadie más detrás, o si actualmente RCN-NOK no es ya más que ellos dos.
Tampoco sería raro si, como decía esta noticia, a Ramón Morcillo no le pareció bien presentarse a nivel nacional, hace tan sólo un año, porque la policía le molestó registrando su coche, durante media hora y le soltó un par de chulerías, tan habituales en algunos cafres de policía, si atendemos a los hechos narrados. De ser como dice la noticia, Ramón, sin acritud te digo que me parece lo mismo que cuando un futbolista se tira en el área sin que le toquen, en lugar de luchar la pelota e intentarlo de verdad.  Joder, que sólo te registraron el coche... ¿tan acosado te sentiste, machote?
No me queda claro si -como dice la noticia- tu renuncia, a presentarte a las generales por RCN-NOK, se debía al “acoso sufrido por el candidato” en el incidente mencionado... ¿cómo se te ocurre dar este otro paso, que te sitúa al nivel nacional -al menos en el papel, que lo admite todo- exponiéndote de una forma más grave? No suena muy coherente, no.
Nos hablan de que es “la primera ILP a nivel nacional” y, precisamente, eso creo que únicamente es y será: la primera ILP presentada, que no lograda, a nivel nacional. Intuyo que no tienen muchas esperanzas de que esto salga adelante -si realmente piensan intentar conseguir las 500.000 firmas, ya han perdido la publicidad y efecto del día de la presentación de la ILP; será que van sobrados de fuerzas- y que habrá otras iniciativas nacionales, no tardando mucho. Esperemos que las futuras ILP que puedan surgir en torno al cannabis y su regulación, sean -al menos- consensuadas para poder contar con mejores posibilidades de llegar a buen puerto, y no sean presentadas sólo para hacerse la foto. Puedo equivocarme y ojalá me tenga que comer mis palabras, pero lo dudo; ojalá esta acción consiga algo distinto que provocar más desunión en el “ya de por sí fragmentado” colectivo cannábico, viniendo como viene sin contar con nadie para su elaboración y presentación (así nadie más aparece en la foto ni saca provecho...¿no?).
Tendremos pues que esperar para ver con qué equipo cuentan, qué proyecto de trabajo tienen previsto para conseguir los objetivos, qué proceso seguirán, etc. Todo lo relativo a la logística asociada a una ILP nacional y que, por ahora, nadie del ámbito cannábico sabe qué planes tienen para su alcanec. Si hablamos de recoger 500.00 firmas -que deben ser validadas con los requisitos de una ILP- tendrán que contar con un “pequeño ejército de activistas” que vayan a conseguirlas por toda España, más otro “pequeño ejército” en las redes sociales como Facebook o Twitter (que tienen muerto desde hace un año). Deseando estoy que nos presenten al grupo activista que va a luchar, por llevar esa propuesta ante el legislador, apoyados por un pequeño porcentaje del pueblo español que dará su firma.
En el título que muestra el texto que nos han pasado (entendemos que es el mismo que se ha entregado al Congreso, y no otro) se lee que la ILP va dirigida -entre otros fines- a “regular el autocultivo para autoconsumo de cannabis, tanto a nivel personal como para clubes”. Sin embargo, en los fines que constan en dicha ILP -ver artículo 5 íntegro, sección de “Finalidad”- dentro de lo que allí han escrito, ni siquiera se menciona el autocultivo o el cultivo, lo cual es extraño como poco. Se mencionan a las asociaciones, a los consumidores, a los socios, a las instituciones y hasta a la tan traída y llevada “salud pública”. Pero ni cultivo ni cultivadores aparecen -por ningún lado- en ese trozo de pegote (comparen con la ley navarra y entenderán el porqué del epíteto) en concreto.
Y resulta más extraña aún esta ausencia cuando -sin que nadie, a día de hoy, lo solicite siquiera- saltan -en la ILP presentada- con que los cultivadores que se produzcan su propio cannabis, deberán estar dados de alta en un registro... ¿¿Cómo?? ¿¿Perdón?? ¿¿Qué estás diciendo??
¿De qué cojones el alta en un registro, si cultivar lo que yo me fumo es un derecho que ya tengo? ¿Mas estigma y marginalización? ¿Registros para fumetas, como si fuéramos peligrosos yonquis enloquecidos -estilo telediario de los años 80- que es necesario tener bajo control?
A lo mejor -da la impresión de que no tenían ningún jurista capacitado a mano, o lo tenían pero prefirieron ahorrarse el dinero de la consulta- no tienen claro que el derecho al autocultivo está fuera de cuestión, incluso en sentencias “poco amigas” y tan conocidas como la del “supremazo contra los clubs de cannabis”, donde el propio Tribunal Supremo habla de este derecho y lo menciona -repetida e insistentemente- sin cuestionarlo en ningún momento.
Simplemente plantear necesidad de registrarte -dar tus datos y revelar dónde tienes el cultivo, a un funcionario de tu ayuntamiento o corporación local- nos enfrenta con la realidad de que las propuestas, en esa ILP, se han hecho copiando ideas ajenas -surgidas fuera de nuestro país, como en Uruguay- que atendiendo a nuestra problemática y situación. Pero resulta que es esto es España, y España no está en Sudamérica: lo que allí pudiera ser conveniente -aunque lo dudo- puede no serlo en absoluto aquí, como os harán notar los cultivadores cuando conozcan el texto.
Por cierto, genios, me corroe la curiosidad, en serio...
¿Por qué vuestra propuesta viene a tocar los cojones -a los cultivadores de cannabis para su propio uso- con registros y limitaciones arbitrarias, pero cuando la presentasteis en Navarra ni siquiera mencionasteis el tema? Si no era lo bastante bueno para vosotros allí, explicadnos por qué puñetas pretendéis que nos la traguemos los demás.
¿Nos habéis tomado por gilipollas? Debe ser algo así -si creíais que semejante pisotón, a nuestros derechos y dignidad, iba a pasar inadvertido- pero va a ser que no: esa picha en mi culo no entra, hamigo...
En el texto hay otra perla interesante: vosotros mismos (y vuestro turismo) os permitís calificar el autocultivo de cannabis como un “ilícito penal”. ¡Toma! Menos mal que es “fuego amigo”. Supongo que -con urgencia y sin atender a festivos- os llamarán del gobierno de Rajoy para daros el mando del Tribunal Supremo y podáis corregir a todos. Como ya expusimos antes, el derecho a cultivar el cannabis que tu consumes, no está siendo puesto en duda por nadie salvo por vosotros, con esa calificación de “ilícito penal” que usáis -a modo de premisa justificatoria- en ese triste comunicado.
En cuanto al autocultivo de clubs o CSC's, estaría bien conocer si queda algo activo, a día de hoy en España, que cultive lo que vende (perdón, reparte, porque es todo todo todo sin ánimo de lucro, ¿verdad?) a sus socios o si -por el contrario- hablar de autocultivo de clubs en el actual panorama de CSC's resulta simplemente un gag más en esta historia. Más del 95% de lo que se vende en los clubs (sí, venden) proviene del mercado negro y, lo que en principio fue un recurso de emergencia, a usar sólo si la policía te quitaba tu cultivo -la compra mancomunada para socios- se acabó convirtiendo en el mecanismo de abastecimiento básico de los clubs. Si hay algún club que pueda presumir (porque sería como para presumir de ello) de producir todo lo que vende, o siquiera el 50%, que me lo haga saber porque merecen un reportaje: eso SÍ es luchar por salir del mercado negro y no otras formas de “asociación” cuya única actividad es vender.
El texto continúa explicando que su propuesta no es “la legalización del cannabis”, sino que es “lo que se puede hacer dentro de la Ley [sic] en la actualidad”. Cierto, no es la legalización no, y como mucho será lo que vosotros -¿dos?- creéis que se puede hacer ahora dentro de la ley (va con minúscula) en atención a vuestro criterio e información... ¿o de quién es esa opinión? Exactamente, ¿este texto, a quién representa? ¿Quiénes son los firmantes y sujetos con el criterio usado para toda España?
Dicho de otra forma más llana: ¿por qué este “yo me lo guiso y yo me lo como”?
¿De verdad no sabéis cómo será recibido? Yo creo que sí, que lo sabéis de sobra, pero que el objetivo de los autores se consiguió el día que se presentó la ILP, ya que no podéis esperar nada más de recorrido con lo que hasta ahora mostráis.
Añadís que, tras décadas de lucha, es importante que esto pase a hacerse ley en toda la piel de toro. ¿Y tras décadas de lucha no habéis aprendido que, si no se trabaja en grupo y con un cierto consenso, no hay nada que pueda salir adelante y menos “en toda la piel de toro”? ¿O vale con decir que es importante y que debe hacerse, para que mágicamente alguien se ponga y lo haga?
Claro que no podemos quedarnos de brazos cruzados en el actual momento -clave- con las sentencias y cambios que se están produciendo, pero que debamos reaccionar ante ello, no supone que lo hagamos con cualquier propuesta, sin importarnos la calidad de lo entregado y el lugar en que nos colocaría.
Sigue su escrito con un par de esas frases “paradójicas”, que muestran lo contrario de lo que expresan: RCN-NOK desaparecerá el día que el cannabis esté totalmente legalizado para “consumidores y no consumidores y consumidoras” [sic] y que no creen que esta iniciativa sea el final de nada sino el principio, de un largo camino, en el que esta ILP sería la “primera piedra legal sobre la que asentar un debate sobre el cannabis”.
Ok, lo que tú digas pero... ¿no os parece una “poco inteligente forma de debatir” eso de proponer algo tan serio como una ILP -nacional sobre cannabis- y hacerlo sin contar con nadie de los actuales “actores” en ese mismo área? Con estos comienzos nada sociables... ¿creéis que se animarán muchos activistas a debatir -nada de nada- con vosotros? Yo lo dudo, aunque os deseo suerte porque os hará mucha falta.
Decís que, hasta ahora, “el activismo ha sostenido esta batalla” y que se ha ganado, entre otras cosas “con mucha valentía y arriesgando vuestra libertad por la de los demás”. Wow, que duro suena eso... ¿verdad? Parece una justificación tipo, “yo lo valgo porque no soy calvo”, y este es su porqué: ese trozo es la base argumental e introductoria para decirle, desde Facebook a toda la sociedad, que ahora el papel es el suyo.
Esta épica frase, posiblemente rescatada de la anterior iniciativa llamada “tu papel importa”, me trae a la mente el nivel de preparación mostrado entonces, haciendo más “pobre” lo que estamos observando ahora. Finalizáis pidiendo permiso -en un párrafo coronado por varios “María” sin tilde- para construir “otro futuro tras el fracaso rotundo de la guerra contra las drogas”, mediante el poder de 500.000 firmas que, los ciudadanos del estado español han de confiaros.
Como usuario de drogas, yo no querría verme representado en mis derechos y mis aspiraciones por vosotros: con vuestra actitud, parecéis mas interesados en que se produzca un acuerdo -sin importar precio y sea el que sea- que en lo que haya de contenido en ese hipotético pacto.
Lo sentimos, pero vuestra ILP no nos representa.
PS: Desde aquí ofrecemos, a los dos responsables de esta ILP, una entrevista, con cámara recogiendo todo de principio a fin, en la que puedan ofrecernos sus directamente sus respuestas.

PD: Coño cómo sube todo hoy día... ;))