martes, 24 de julio de 2007

Desquiciadas por la droga. Carry Nation y su espíritu.

Dentro del "ejercito salvador" de esta perdida guerra contra las drogas hay un tipo de soldadesca voluntaria con la que resulta frecuente encontrarse en foros, páginas de internet, programas de media tarde de televisión y otros lugares del día a día donde se plantea este debate.
Cuesta un poco ponerle nombre, más allá del de personas desquiciadas por "la droga", si bien es probable que nunca hayan tenido contacto directo con ninguna de esas terribles sustancias que consideran portadoras de graves males y aberrantes adicciones.
Como el nombre no sirve para dejar claro, al menos al gran público, de qué clase de personas estamos hablando, resultará mejor hacer un breve retrato de ellas y de su espíritu antecesor. El espíritu de Carry Nation.

Son estas personas desquiciadas, en su mayoría mujeres, por desgracia. Sé que esta es una observación arriesgada en tiempos de corrección política, ya que atañe al mal llamado sexo débil, y me sitúa en posición de ser acusado de machista. Como digo, son mayoría pero no únicas, y es posible que sea debido al rol que han desempeñado dentro de sus respectivas instituciones familiares, como madres o esposas, o a esa diferencia por la que el varón parece funcionar más basado en actos racionales (aún con una lógica confundida o perversa) y la mujer se basa más en resortes afectivos. En cualquier caso, no me corresponde analizar las causas de que esto sea así, y de entrada advierto que sólo me respalda la observación y la estadística.

Cuando uno tropieza con esta clase de seres en un debate, suelen ser personas que huyen de toda argumentación de tipo científico y carecen de formación alguna sobre los temas que implica un fenómeno multidisciplinar como es el de las sustancias psicoactivas.
Desconocen por completo el tema sobre el que pretenden emitir sentencias, pero en la mayoría de las ocasiones se justifican mediante la experiencia de algún conocido o familiar.
Son las generadoras de tópicos absurdos -y alimentadoras de los mismos- del estilo de "en mi barrio un tío se quedó loco por chutarse jachís" o "yo tengo una amiga que su hijo se murió por esnifar LSD".
Sus comentarios suelen ir acompañados de la expresión "yo sé de lo que estoy hablando", e incluso advertir más o menos veladamente de que "con la droga nadie controla y lo acabarán pagando".
En el peor de los casos, suelen ser madres de personas que han muerto por SIDA u otras infecciones por el indebido uso de agujas compartidas, o de la mal llamada "sobredosis" cuando deberían decir adulteración. O mujeres de hombres alcohólicos que presuponen que si el mal uso del alcohol ha dañado a sus familiares, "la droga" (siempre como ente inespecífico) debe ser mil veces peor y incuestionablemente más dañina e ingobernable.

Incapaces de separar entre la flaqueza humana y la debilidad, y los efectos de ninguna sustancia, renuevan la ignorancia con esa nueva modalidad de chivo expiatorio, y toman de forma enfermiza la bandera de la lucha contra "la droga", como si de esa forma fueran a dar un sentido a la muerte de alguien, o en otros casos peores, un camino para aliviar sus propios desequilibrios mentales sublimándolos a través de ese nuevo mecanismo de "pensamiento mágico".

Puede parecer cruel hablar así de quien ha sufrido la desgracia de vivir con alguien que no supo gestionar adecuadamente su relación con los psicoactivos y acabó muriendo. Ese hecho puede otorgarles derecho para hablar del sufrimiento humano, pero no de las sustancias.
¿Qué tendría que aportar la esposa de alguien muerto en una competición automovilística en cuanto al diseño de los coches de carreras?
¿Se aceptaría en un debate sobre meteorología a la madre de un joven muerto por la sacudida de un rayo en una tormenta?

Pues contra toda evidencia de que la relación con esas personas muertas por una u otra causa, no confiere a sus allegados conocimientos o legitimación alguna para hablar sobre sustancias, lo hacen con la baza de lo emocional y con la protección que les supone ser ya objeto de una desgracia familiar. Y eso en el peor de los casos, ya que mientras que de fármacos retrovirales nadie que estuviera fuera de ese campo de estudio se le ocurriría emitir una opinión, en el caso de los psicoactivos, casi todo el mundo cree estar capacitado para ello, y muy pocos los que tienen el sentido común de decir la sana verdad: "No sé de ese tema".

Y en el más trágico de los casos, de lo único que tendrían legitimidad para hablar largamente, es de como muchas de esas personas son las causantes en buena parte de que otras busquen evasión en el alcohol o en la heroína, rescatando la idea que Escohotado comentó en una ocasión y que salía de un estudio realizado por un organismo oficial sobre que empujaba a los jóvenes a consumir ciertas sustancias, siendo madres castrantes y me atrevería a ampliarlo a esposas con similares trastornos, que hacen la convivencia a su lado algo insoportable sin ayuda de evasión externa, sea esta cual sea.

Estas desquiciadas por "la droga", son las renovadas herederas de todo un personaje de fin del siglo XIX y principios del XX: Carry Nation.

Carry Amelia Moore nació en 1846 en un pueblecito de Kentucky (USA). Fue una niña enfermiza que tuvo que cuidar durante mucho tiempo de su madre, una mujer que sufría alucinaciones y creía ser la Reina Victoria, aunque no era la única de sus familiares que sufría desordenes mentales.

Cuando tenía casi 23 años, se casó con un médico, el doctor Charles Gloyd, que era un fuerte bebedor y que tras dejarla embarazada, murió un par de años después por complicaciones derivadas de su alcoholismo.
Se volvió a casar, esta vez con un abogado 20 años mayor que ella, pastor y editor de un periódico, de nombre David A. Nation.

Se mudaron a un pueblo de Kansas, en el que su marido encontró trabajo como pastor de una iglesia y ella en un hotel. Fue allí donde comenzó sus relaciones con los grupos por la templanza que proliferaban en aquella época. Carry abrió una sucursal de la Unión por la Templanza de Mujeres Cristianas, pero en poco tiempo, su métodos inicialmente pacíficos, cambiaron e hicieron que la WCTU, el grupo en el que militaba se le quedase pequeño.

Eso de llamar a los propietarios de las licorerías "destructores de almas de los hombres" y lo de ir a cantar himnos religiosos dentro de los bares hasta que los clientes se marchaban hartos de aguantarla, no le pareció suficiente. Así que pidió ayuda a Dios: ¿qué hacer?

La respuesta, según ella no tardó en llegar. Le vino en 1900 en forma de alucinación en la que una voz le susurraba que fuera a Kiowa y le decía con fuerza que contaba con ella, junto con un fondo musical.
La interpretación que ella le dio al mensaje, según su propia biografía fue que debía tomar algo en sus manos y hacer pedazos estos lugares de perdición en Kiowa.

Y así lo hizo obedeciendo al señor. Se hizo con un buen saco de piedras, entró en el Dobson's Salon y dijo: "Hombres, he venido a salvaros de un destino de alcoholismo". Y sin perder el tiempo empezó a destrozar aquel lugar a pedradas.
El dueño del bar se quedo boquiabierto y no supo reaccionar, aunque no era tampoco fácil lidiar con semejante mula. Carry Nation media 180 cms y pesaba 80 kilos, y se describía a sí misma como "el bulldog de Jesús, que corretea entre sus pies y ladra a aquello que al Señor no le gusta".

Esto le costó la cárcel, pero la ley de aquel entonces no era muy severa en ese aspecto, y salió de ella todavía más animada. Cada vez que entraba en la cárcel de nuevo, su popularidad se acrecentaba y su megalomanía y trastorno mental crecían a la par.

Tras destrozar otros dos bares más, perfeccionando su técnica e incorporando a su armamento un hacha con martillo en el contrapeso del filo, un tornado azotó Kiowa, lo cual ella interpretó como la aprobación divina de sus actos.

De este nuevo utensilio hizo su seña de identidad, y fue su posterior forma de financiación la venta de pequeñas hachas grabadas con el nuevo nombre que había adoptado, al incluir los dos apellidos de su marido de manera que su nombre quedaba así: Carry A. Nation que significa literalmente "llevar una nación", en el sentido de lucha y guía de la misma. Ese nombre le venía que ni pintado para su cruzada divina contra el alcohol.
Tambíen vendía postales con autografos y hacía tours donde leía discursos contra el alcohol, poesías y su ideario.

De esta forma comenzó su gira por los USA. Missouri, Ohio, Filadelfia y Nueva York fueron sus siguientes y progresivos destinos, en los que realizó más de 30 destrucciones de establecimientos públicos, y su fama llegó a tal punto que llego a editar un panfleto llamado "The Smasher's Mail" (El correo del destructor, más o menos).

Cuando ya tenía suficiente fama, se buscó un representante, que aunque era un generoso bebedor no le importó lo más mínimo. Le servía para sus fines.
Y este le organizó representaciones teatrales en las que en un escenario, recitaba apopléjicos poemas y versos contra la falta de templanza y el consumo de alcohol.

El declive de su carrera comenzó al pretender dar el salto a Europa. Su representante le buscó actuaciones en Londres, pero allí resultó que no tenía ningún interés, y menos en una sociedad que, como la británica o la española, no conciben la vida sin sus pubs o los bares.
En vista de que no tenía ningún éxito, intentó hacerse publicidad destrozando una taberna, pero inmediatamente se presentó allí la policía, y tras detenerla, la encarceló por una buena temporada.

Ya por aquel entonces estaba totalmente desequilibrada, pero para el americano de aquella época, sus actuaciones resultaban de lo mas divertido, evidentemente riéndose de ella.

Al final, repudiada por las asociaciones pro-templanza, totalmente desquiciada y sola, terminó sus días en un psiquiátrico, muriendo en 1911. No llegó a ver en vida una de las cosas que persiguió con más ahínco: la prohibición del alcohol en USA o Volstead Act, promulgada en 1920.
Sin embargo fue parte del germen que hizo cometer a esa sociedad un error de gravísimas consecuencias como la Ley Seca, que fue el inicio del gran poder que aún hoy día ostentan las mafias que se dedican a ofrecer a los hombres aquello que sus apetitos piden, pero el estado pretende controlar.

Aunque sin su hacha y su biblia, el espíritu de Carry Nation aún sigue entre nosotros, incluso a través del nuevo mundo de internet.
Personalmente puedo asegurar que conozco a algunas mujeres parecidas, sin hacha eso sí, pero no por eso menos desequilibradas.

A Carry, finalmente la WCTU, le dedicó una placa cerca del cementerio donde fue enterrada, en la que se puede leer:
"Fiel a la causa de la prohibición, ella hizo lo que pudo".

martes, 17 de julio de 2007

La etnobotánica y otros research "chemicals"

El término research chemicals se viene aplicando desde hace tiempo para referirse a los productos químicos de nuevo cuño que aún no están suficientemente investigados como para poder tener una imagen completa de ellos.
No se suele conocer ni su dosis letal media, sus mecanismos de actuación, ni la farmacocinética y otros muchos aspectos de los mismos.
Esto es así por falta de estudios suficientes, porque solo se han realizado sobre animales, porque falta experimentación en humanos y porque las muestras que puede haber de auto-experimentación no están controladas y son insuficientes.

El arriesgarse a experimentar con estos compuestos de nueva síntesis, exige a quién pretenda hacerlo, unos cuidados superiores a los que se deberían tomar con otras sustancias de sobra conocidas y utilizadas. El uso de básculas de precisión, correctos cálculos a la hora de dosificar productos en disolución, una buena y exhaustiva investigación previa sobre lo que otras personas que hayan usado el compuesto puedan indicarnos sobre sus efectos, intensidad duración, así como cualidades de los mismos, puede evitarnos desagradables sorpresas.

Dada la falta de interés oficial, a nivel mundial, por estudiar todos aquellos compuestos que pueden brindarle al ser humano experiencias de apertura de la conciencia o los sentidos y sus usos en humanos, los que deciden experimentar con estas sustancias se pueden considerar exploradores en el límite de la química y el alma, y con el mismo cuidado que quién pisaría una capa de agua helada en un territorio desconocido deberían moverse.

Esto que digo parece obvio para aquellas sustancias que son nacidas de la síntesis química, pero existe una mayor despreocupación, o una falsa sensación de mayor seguridad cuando las sustancias son de origen natural.
Esa sensación viene de la errónea concepción de que lo natural es preferible y mas sano que lo que esta sintetizado en un laboratorio. Esa distinción, la realiza sólo nuestra mente (la de algunas personas) pero no nuestro organismo. A nuestro hígado, riñones, o cerebro le da exactamente igual la procedencia de la sustancia con la que entra en contacto, y es incapaz de distinguir cual viene de un matraz y cual de un jugoso chuletón.
Por más que dedicásemos una vida entera a intentar que nuestro cerebro distinguiera entre un aminoácido salido de la carne o de una síntesis, no conseguiríamos nada.

Resulta pues, para lo bueno y para lo malo, que parecidas precauciones deberíamos emplear a la hora de probar sustancias que provengan del mundo vegetal.
Desde que en la década de los 60 se expandiera de forma incontrolada el uso de sustancias enteógenas y sobreviniera a ese uso una irracional prohibición, que dejaba fuera del mercado legal y fuera del posible uso en humanos de las mas conocidas y posiblemente las más seguras, como la LSD, mescalina o psilocibina, los interesados en este tipo de experiencias empezaron a buscar nuevas fuentes que de otra forma no habrían despertado mucho interés, ya que la mayoría aspiran a poder emular lo que las prohibidas pueden lograr con certeza.

La búsqueda de embriagantes de todo tipo en el mundo vegetal resultó ser la otra vía, la no-química, para evadir prohibiciones. De ahí a que un campo como la etnobotánica, que era privilegio exclusivo de unos pocos valientes, como Richard Evan Schultes y otros personajes de corte más académico que hippie y que fueron los que acercaron al conocimiento occidental los primeros enteógenos que habían sido usados durante milenios por otras culturas, resultó ser un nuevo mundo por descubrir para todos aquellos a los que las prohibiciones habían cortado las alas en el terreno de la psiconáutica.

También para aquellos que quedaron sorprendidos por las experiencias que les brindaban los compuestos ya ilegales en las últimas décadas del siglo XX, se tornó en un campo de interés que a primera vista parece inagotable fuente de nuevas sustancias, con el principal atractivo de que resultan ser legales, aunque la estupidez humana se sigue empeñando en convertir en frutos prohibidos.

Ya en los años 80, antes del auge de internet, existían en la redes BBS, documentos que hablaban de largas colecciones de plantas y también de algunos compuestos químicos, todos ellos bastante exóticos por aquel entonces, que ahora se pueden encontrar en cientos de páginas en la red con información al respecto o para su venta por correo.

Ahora conseguir Salvia Divinorum, kits para hacer ayahuasca, hongos psilocibios, o una miriada de plantas con los compuestos más curiosos resulta bastante sencillo.
Muchas de esas plantas, han tenido un uso ancestral y está bien documentado, y son por lo general bastante seguras -siguiendo las pautas que vienen marcadas por su uso tradicional- pero que no por ello son inofensivas, o hay que perderle el respeto a combinarlas o a usar extractos concentrados de las mismas.

Una de las mejores páginas en cuanto a surtido de materiales exóticos he conocido es www.ethnogarden.com que no sólo vende lo que otras páginas habituales suelen tener, sino que incluye en su selección de extractos y productos concentrados algunos casi únicos.

Venden por ejemplo un compuesto que nunca ha sido fiscalizado, pero que su precio resultaba prohibitivo, que es el muscimol extraido de la Amanita Muscaria y Pantherina. Su extracto de alcaloides, con un 90% de muscimol y entre un 5-10% de ácido iboténico, se encuentra a un precio bastante asequible de unos 80 euros por 25 miligramos o 240 euros por 100 miligramos, y pretenden bajar aun más su precio si les es posible.
Esto permite experimentar con uno de los alcaloides de efectos más curiosos, y cuyo mecanismo de acción, a diferencia de la mayoría de enteógenos, no está relacionado con la serotonina.

También tienen un importante surtido de alcaloides relacionados con uno de los vegetales que ha sufrido la prohibición en algunos países hace pocos años, y es el Kratom o Mitragyna Speciosa.
Esta planta, que se encuentra principalmente en algunos países del sudeste asiático, ha sido utilizada como sustituto del opio, y también comparte muchas de las propiedades del mismo.
Si bien no tiene opiáceos en su composición, sus alcaloides, son agonistas de los receptores opióides en el cuerpo humano. La mitragyna es su principal alcaloide, y tienen un extracto del 91% de pureza de su clorhidrato.
Incluye su catálogo, en forma de tinturas, otros dos alcaloides más, la 7-acetoxy mitragyna y la 7-hidroxi mitragyna, y un grupo de soluciones con diferentes proporciones de estos alcaloides para uso como analgésico. Todos estos alcaloides, están comenzando a ser objeto de estudio más serio ya que parecen prometedores en terapias de tratamiento de adictos a opiáceos, pero deberían ser considerados, por el momento, como research chemicals, aunque su origen sea natural.

Estos alcaloides poseen un núcleo indólico y bastante parecido con los alcaloides de la Voacanga Africana y de la Tabernanthe Iboga. De estas dos plantas también tienen sus alcaloides en venta, con un clorhidrato de ibogaína del 98% de pureza, y con un extracto con un 95% de alcaloides de la Voacanga, íntimamente relacionados con los de la iboga.
La ibogaína y su fuente vegetal, son los sacramentos del culto Bwiti, y su efecto resulta ser estimulante y enteógeno, pero con una fuerte carga de toxicidad para el cuerpo. Si bien han sido y son usados en terapias de dependencia de opiáceos, hay casos de muerte con dosis altas o muy altas de la planta o sus principios activos.

La lista de extractos y concentrados que venden es muy grande, con productos típicos como un concentrado de yohimbina, aceite esencial de ajenjo (que contiene las tujonas que hacen psicoactiva a la absenta), la teobromina del cacao (98%), la alfa asarona (98%) o el bromhidrato de arecolina (99%), etc. Todos ellos psicoactivos de una u otra clase.

Tienen dos nootrópicos, el piracetam en forma pura y un compuesto menos conocido como el fenibut, con efectos similares tanto al diacepam como al piracetam.

Como curiosidad, decir que también venden aceite esencial de sasafrás, que contiene hasta un 80% de safrol, y que resulta una de las mejores rutas para la síntesis de MDMA.
Pero suele estar siempre agotado... ¿por qué será?

Para terminar esta entrada y volviendo a su título, la etnobotánica puede brindarnos muchas cosas aún por descubrir, y bienvenido sea todo lo que amplíe el espectro de sustancias que pueden usarse para inducir cambios voluntarios en nuestro estado y conciencia, pero en el caso de algunas plantas o de formas muy refinadas de sus principios activos, de las que no existe suficiente experimentación e información, ni tienen miles de años de uso en humanos como el opio o el cannabis, cabría tratarlas como se debería tratar a los research chemicals de origen sintético.

Que la psiconáutica avanza gracias a los pasos de aquellos valientes que se atreven a explorar lo desconocido es un hecho, pero no por ello debemos aventurarnos sin las debidas precauciones.
Si una máxima heredada del derecho romano es "in dubio pro reo" (en caso de duda, a favor del acusado), aquí podríamos establecer que en caso de duda, la dosis más baja.

Siempre habrá tiempo así de ir más allá.

jueves, 5 de julio de 2007

El termómetro moral de Rush. De aquellos polvos, estos lodos.

Posiblemente uno de los más grandes errores que la sociedad actual ha asumido como cierto, y que hace muy difícil que se pueda razonar de forma conjunta sobre las drogas, y alcanzar consensos basados en la lógica, es la idea de que las sustancias -o al menos algunas de ellas- poseen propiedades morales. Y más allá, son capaces de secuestrar la voluntad de quién las tome.

Ninguna de nuestras culturas "madre" como pueden ser griegos o romanos, jamás inculcó nada en sus enseñanzas en este sentido. Al contrario, si algo hicieron fue dejar claro que un fármaco era una sustancia que podía "curar o matar" -que sería la carga semántica del termino "pharmakon"- y que como en otras tantas cosas, todo dependía del uso que se hiciera de la misma.

Si buscamos el origen de ese error de base, que parece tatuado en la tabla de axiomas que maneja la mayoría de la gente, nos tendríamos que remontar a la época del siglo XVIII, donde se gestaron las peligrosas Movimientos para la Templanza y que son el origen de los actuales prohibicionistas.

En aquella época, y en asociación con las diferentes iglesias, se inició el desarrollo de dos ideas. La primera que el alcohol era desagradable ante los ojos de Dios, cuando no estaba transmutado en la sangre de Cristo, y por lo tanto, le daba a los ministros de estas confesiones una vía para prohibir el único embriagante totalmente lícito que había sobrevivido al cristianismo, y a los estados para gravarlo con suculentos impuestos.

La segunda, y de consecuencias mucho más graves que llegan hasta nuestros días, es que el ser humano perdía la voluntad al exponerse al alcohol. Sobre esta segunda idea, que aún la podemos ver de forma aberrante como cuando en un juicio se le rebaja la pena a un asesino por hallarse bajo los efectos del alcohol (u otras drogas), se ha basado el grueso de la argumentación prohibicionista, que de una forma u otra ha ido dibujando a lo largo del tiempo a honrados padres de familia o futuras amas de casa, convertidos en esclavos de una sustancia, bien por una supuesta adicción o bien por sus supuestos devastadores efectos sobre la psique de la persona.

Benjamin Rush nació en el año 1745, en los USA. Se le considera una de las grandes figuras históricas del país, uno de los llamados "Padres Fundadores" y además es uno de los firmantes de la Declaración de Independencia. Su rostro se puede ver en la insignia de la Asociación Psiquiátrica Americana, ya que se le considera el padre de la psiquiatría en ese país, y es además el responsable de acuñar el término "adicción" como hoy lo conocemos, y cuya única cura, era por supuesto la total abstinencia.

También acuñó dos nuevos términos médicos relativos a la moral: micronomia y anomia. Uno implicaba una moral reducida y el otro la ausencia total de moral.
Actualmente "anomia" tiene otro significado completamente distinto.

Cuando se busca información sobre él, parece que estuviéramos ante un genio bondadoso y adelantado a su tiempo. Todo lo que le rodea parecen ser parabienes. Aunque en su historia encontremos cosas como que era alguien contrario a la esclavitud de los negros, y que no los consideraba una raza inferior. Para él simplemente eran personas enfermas, afectadas de una enfermedad llamada "negrismo", cuya cura se conseguía al volver su piel blanca.
Pero mientras no estuvieran "curados", no se debía de tener contacto con ellos ni descendencia conjunta para no propagar la "enfermedad".

Fue uno de las personas que más hizo por darle poder a la clase psiquiátrica, siendo un completo entusiasta y defensor de los internamientos forzosos de personas en centros para su tratamiento mental. Lo fue tanto, que internó contra su voluntad a uno de sus hijos durante 27 años, y no se sabe si habría sido más gracias a su muerte y puesta en libertad de su hijo.
¡¡27 años en una institución para desórdenes mentales!! Poco eficiente era el tratamiento en vista de los resultados, o tal vez sea uno de los primeros casos en la historia en la que un médico se vale de su poder para deshacerse de alguien molesto.

También fue un apasionado defensor y practicante de la llamada "medicina heróica". Este nombre lo recibe no por su praxis médica, sino por el valor que suponía para el paciente someterse a ella. Se piensa que ese termino se uso por primera vez a principios del siglo XX para referirse a las salvajadas que durante los años de 1780 a 1850, la llamada "Era de la Medicina Heroica", algunos practicaban de forma agresiva con sangrías (extracciones enormes o continuas de sangre), estimulación del vomito mediante tóxicos, provocar mediante calor sudores masivos, purgas intestinales, etc.
Uno de esos pacientes heroicos fue George Washington, que murió tras caer en shock provocado por una sangría, junto con un cuadro de deshidratación.

Sus ideas le llevaron a casarse cuando tenía 29 años, con una niña de 16, de nombre Julia. Pero aunque pregonaba la abstinencia como virtud en varios aspectos, su mujer tuvo 13 hijos, más algunos que fallaron por el camino.

Era desde luego, una persona altamente reconocida (consejero del gobierno en materia de salud) y no un vendedor ambulante de remedios caseros. Y, por desgracia, muchas de sus aportaciones siguen estando vigentes a día de hoy en la mentalidad de muchos profesionales de la salud y responsables políticos en materia de drogas. Especialmente la idea de que el alcohol era el responsable de los actos de quienes lo bebían, carentes de voluntad y juicio, habiéndose convertido en una de las fuentes de donde beben prohibicionistas de todo el mundo.

Y de acuerdo con estas ideas, en una de sus obras más relevantes - "An inquiry into the effects of spirituous liquors on the human body"- incluyó lo que llamó "Termómetro Físico y Moral" para que todo el mundo conociera las consecuencias de beber alcohol, según cada tipo de bebida.

El termómetro de Rush oscila desde +70 hasta -70, y advierte sin ambages de qué es lo que ocurre con cada pócima que bebemos.

Con +70 se encuentra el agua, cuyo consumo aporta "riqueza y salud".
En +60 está la leche aguada, vaya usted a saber porque hay que aguarla para que sea saludable.
En el +50 aparece la "cerveza clara", que no supera los 2'5º de alcohol, y que según los médicos usanos de la época era una bebida con la que uno no se podía emborrachar.
Moralmente en esta zona de bebidas podemos esperar: "serenidad de espíritu, buena reputación, larga vida y felicidad".

Sería curioso que el prohibicionista de Rush, encontrase que las leyes de nuestro país hoy día no le permitirían decir esas cosas de una bebida alcohólica. ¡¡Lo que ha avanzado el prohibicionismo!!

Con +40 tenemos a la sidra, con +30 el vino (en el que no establece diferencias), con +20 la cerveza negra típicamente irlandesa y con +10 las cervezas fuertes (en teoría más fuertes que el vino).
De este grupo se nos advierte que su consumo ha de ser en pequeñas cantidades y con las comidas, y si nos mantenemos en ese margen, moralmente obtendremos "alegría, fuerza y energía".

Y llegamos a la barrera de los puntos positivos, de lo saludable y moralmente correcto.
A partir de aquí Rush deja claro lo que no hay que tocar.

El primer negativo es un -10 para los ponches, esa bebida que al parecer en los USA cada cual hacía de una manera y era una especie de sangría con frutas y licores. El peligro que acecha a los bebedores de ponche es "la holgazanería, la enfermedad y las deudas". Ya me imagino en el año 1790 a un depravado bebedor de ponche que tiene que vender sus tierras para poder seguir pagándose el vicio.

En el -20, el termómetro sitúa a un par de bebidas llamadas "Toddy y Egg Rum", hechas con whisky o ron, azúcar, huevo, etc., y que solían beberse calientes. Esto llevaba a que el consumidor le diera por "el juego, la irritación, y ser pendenciero", y en exceso produce a la mañana siguiente "temblor de manos, vómitos y abotargamiento". Y todo esto tiene un probable desenlace: la cárcel.
¡Ni más ni menos! Da miedo, ¿eh?

Hay una bebida llamada "Grog", que es un brandy aguado, que tiene -30 puntos.
Consumirlo nos lleva directamente a "pelear", los síntomas del que lo bebe son "ojos hinchados y nariz y cara enrojecidas", pero el castigo en este caso es menor que en el anterior, se limita a tener los ojos morados y ojeras.
No se como veían la cárcel en aquella época, pero a la vista de estas advertencias, yo me pasaría de la droga del -20 a la del -30 sin dudarlo.

En los -40 negativos tenemos dos bebidas llamadas "Flip y Shrub".
El Flip es una mezcla de whisky, brandy y oporto o jerez con azúcar y huevo batido.
Y el Shrub es el nombre que le daban a lo que aquí se conoce como Limoncello, típico de Italia, que es un aguardiente con sabor a limón y dulce.
El efecto de estas dos bebidas es de lo más sorprendente, sobre todo pensando que esto sale de boca de un científico de máximo prestigio en su época. Si las bebes, "te crearán afición a las carreras de caballos", las consecuencias serán "piernas doloridas e hinchadas" y lo más probable es que el castigo sea "acabar en algún hospital o asilo".
Teniendo en cuenta el gusto de este hombre por meter gente en hospitales contra su voluntad -¿Qué haría su hijo para que le internase 27 años?- y las cosas que allí hacía, prefiero la cárcel.

Llegando a los -50 tenemos las "bebidas amargas mezcladas con licores o tónicos". Los vicios que crean las de esta categoría son "la mentira y la blasfemia" y provocaran en el consumidor "ictericia".
No hay quién le comprenda, no le gustan las bebidas dulces, tampoco las amargas, y ahora incluye a los tónicos.

Y ya en los -60 y -70 están los que toman "copitas de brandy, ginebra y ron por la mañana y por la tarde, o peor aun, día y noche".
Beber estos licores te mete de lleno en la delincuencia ya que provocan "robo, estafa, perjurio, allanamiento de morada, y asesinato".
¡Asesinato! Lo demás son menudencias... ¿cómo iban a permitir la venta de este tipo de drogas, que incitan a matar entre otras cosas?
Ademas, al consumidor le provocan "dolores y picor en las manos y en los pies, hidropesía, epilepsia, melancolía, parálisis, apoplejía, locura y desesperación".
¿Hay algo que no esté en la lista? ¿Que clase de masoquista bebería algo así?
Evidentemente, para esta categoría solo hay un par de castigos a su altura: "cadena perpetua y pena de muerte en la horca".

Eso sí, aunque se le hacía caso en todo esto, esas bebidas que provocaban asesinatos y locura, no fueron prohibidas. Sólo pasaron a ser una jugosa forma de recaudar dinero al gravarlas con impuestos, en teoría para evitar su consumo.

Esto es básicamente el termómetro moral y físico de Rush, que fue el ingeniero prohibicionista más eficaz que parece haber tenido la historia con nombre propio y apellidos.
Pero hay en su curriculum una curiosidad a pesar de todo esto que ahora nos suena tan surrealista como triste.
Recomendaba y recetaba opio turco contra el nerviosismo. Y eso no le planteaba ningún problema, tanto que iba incluido en el equipaje y botiquín de los soldados de los Cuerpos de Descubridores que tenían que llegar a la costa del Pacífico norteamericano. Opio turco, y vino...medicinal.

Para terminar con esta entrada, copio unas palabras de Stuart Walton sobre este asunto, de su libro "Colocados", y que ilustran bien las consecuencias de este tipo de pensamiento hasta hoy día.

"De este modelo de comportamiento alcohólico -el paradigma de la pendiente resbaladiza- se han servido los prohibicionistas durante los dos siglos transcurridos desde que se publicó el tratado de Rush.

Aunque el modelo ha fracasado ampliamente en el terreno del alcohol desde la perdida de credibilidad del proyecto de la templanza, sí ha sido aparatosamente aireado cada vez que se han defendido las leyes antidroga en los últimos cien años.

Empieza con el cannabis y pronto pasarás a los estimulantes y a los opiáceos adictivos, deslizándote por una cuesta que lleva de fumar a picarse en lavabos públicos pasando por esnifar, todo ello acompañado de aterradoras historias sobre amigos enloquecidos, familias rotas, delincuencia callejera y dudosa higiene personal."

Se puede decir más alto, pero no más claro.
¿Qué te ha parecido el "termómetro de Rush"? ¿Grotesco, surrealista, demencial?

Cuando se leen estas cosas que grandes eminencias decían y hacían hace más de 200 años puede dar la risa, pero no creo que la reacción sea muy diferente a la que tendrán nuestros tataranietos cuando lean lo que durante este siglo pasado y este presente se está haciendo desde los gobiernos en materia de drogas.

Porque ya veis: de aquellos polvos... estos lodos.

sábado, 16 de junio de 2007

El vino de los griegos. Anécdota y reflexión.

Nuestra cultura sienta sus bases en la historia y pensamiento griego y romano. La influencia de estas dos grandes civilizaciones es tal que casi se podría decir que somos una continuación de las mismas, llenas del mestizaje que nos ha dado el haber sido tierra bajo dominio árabe y de otras muchos a lo largo del tiempo.

De los griegos hemos tomado buena parte de nuestro pensamiento y de nuestras coordenadas a la hora de concebir y explicar el mundo. Las relaciones entre casi todas nuestras ciencias actuales y los primeros griegos que dieron explicaciones al mundo que vivimos son imborrables.

Es una pena, que no hayamos podido preservar la idea de la embriaguez como vehículo de expansión mental y reflexión, que para ellos fue durante mucho tiempo la forma en que gestaban, discutían y expandían sus ideas.

La forma mas común de reunión entre los pensadores, la forma de dar alas al intelecto, era mediante el "symposion". Esta palabra esta formada de la raíz "sym", que significa "juntos" y el verbo "posion" que significa "beber".
Estos symposion en los que grupos de pensadores y amigos se reunían para beber juntos y hablar durante horas en casa de un anfitrión son el germen de buena parte de la filosofía que hemos heredado de aquella época.

En un lugar elegido previamente, se preparaba una habitación donde pudieran sentarse o tumbarse los invitados, y con ayuda de los vinos, siempre disueltos en agua, se expusieran ideas y se rebatieran sobre las cuestiones más relevantes de la vida del ser humano.

¿Por qué vinos disueltos en agua?
Como cuenta Escohotado, la destilación es un proceso que no se descubre y aplica al vino y la uva hasta el siglo XI. Por lo tanto, los vinos que se podían producir, no podían superar los 13 grados en cantidad de alcohol, ya que en esa cantidad, el alcohol mata a la levadura responsable de transformar los azucares en etanol.

Casi todas las referencias que tenemos de esas épocas, hablan de la dilución del vino en agua, por ser una bebida que no se podía beber directamente debido a sus efectos y riesgos.
Evidentemente el vino tenía alcohol, pero nadie corre riesgo por tomar una copa de vino de máxima graduación alcohólica.
Esos vinos griegos, que daban alas a sus musas y les inspiraban ideas sobre las que trabajar, eran disoluciones de plantas en vinos de uva. Esas plantas pudieron ser de todo tipo, pero hablando de sus riesgos, en los que se menciona la locura o la muerte, posiblemente incluyeran solanáceas en su composición. Plantas como el beleño, la datura, o la belladona, son buenos candidatos a ser algunas de las responsables de los efectos de esas bebidas que llamamos vinos, aunque nada tengan que ver con lo que hoy día es esa bebida.

Siendo así, esos vinos, que bebían diluyéndolos en agua, eran potentísimos vehículos de embriaguez que no podemos conceptualizar como simple ebriedad alcohólica, sino como fuertes expansores de la conciencia habitual. Nada que ver con nuestra idea actual de una progresiva borrachera a base de nuestros estupendos y saludables vinos.

Antes de iniciar el symposion, se decidía previamente cual era el número de "krateras" o vasijas que iban a ser consumidas. Este acto previo, refuerza la idea de que era una acertada medida de prevención ante la certeza de que se llegaría a estados de conciencia donde actos como medir o controlar la embriaguez resultante no iba a ser fácil, sin duda debido a los compuestos que acompañaban a estos vinos.
Es bastante probable que no siempre se respetasen esas prevenciones iniciales, tal vez en búsqueda de una mayor alteración o por puro descontrol.

Hay una interesante anécdota narrada por Timeo de Taormina sobre unos jóvenes soldados que da una buena idea del poder de esos vinos:

"En Agrigento hay una casa que llaman 'la trirreme' (nombre de una embarcación de la época) por la siguiente razón. Unos jóvenes estaban emborrachándose en ella, y llegaron a un punto de intoxicación tan febril que pensaron que se encontraban en una trirreme, navegando en medio de una peligrosa tempestad; estaban tan beodos que arrojaron todos los muebles y objetos de la casa por la ventana, como si estuvieran en el mar y el piloto les hubiera mandado aligerar el barco a causa de la tormenta.
Entretanto acudió una gran cantidad de gente y empezó a llevarse los bienes que tiraban, pero, aun así, los jóvenes no dejaron de hacer locuras.
Al día siguiente, los generales se presentaron en la casa y los acusaron de varios delitos.
Ellos, todavía mareados, contaron a los oficiales que por miedo a la tormenta se habían visto obligados a echar por la borda el cargamento superfluo."

Esta historia, actualmente no tendría credibilidad alguna, ya que todos conocemos el alcance de una borrachera por vino. Se puede ser temerario, estúpido, insolente, agresivo, e incluso ver doble, pero no lo que aquí se cuenta.

¿Es creíble que bebiendo solo vino, si fuera como el que actualmente bebemos ocurriera esto?
Es harto improbable que varias personas que se hayan excedido con una bebida que solamente contenga alcohol como principio activo, lleguen a perder la noción del lugar en que se encuentran, para reemplazarlo por un barco que está azotado por una tormenta.
¡¡Y mas aún que eso ocurra durante horas!!

No sólo que lo crean o lo imaginen, sino que deliren hasta el punto de comportarse como si en esa situación se encontrasen, sino que al día siguiente en lugar de una resaca colosal, aun afectados den por explicación de sus actos aquello que había sido delirio compartido y posiblemente provocado por un exceso de esas bebidas portadoras de plantas alucinógenas.

Si esos soldados lo hubieran hecho con cualquiera de nuestros vinos actuales, habrían llegado a un estado de sopor, que difícilmente les hubiera permitido arrojar nada por ninguna ventana de la casa, y menos aun, creer que se encontraban en una barco en mitad de una gran tormenta.

Los griegos aceptaban esas situaciones como un mal menor consecuencia de un consumo poco cuidadoso de un poderoso embriagante -propio de la falta de experiencia o de la temeridad juvenil- pero no por ello fue jamas objeto de censura.

Pero si bien ese es un extremo en el uso de esos vinos superpotentes, otro podría ser el conocido Banquete de Platón, que aún se estudia hoy día y es modelo de reflexión, diálogo y brillantez oratoria.

Dejo aquí esta entrada con la pregunta abierta de cuantos de nuestros mejores antepasados como pensadores, de los que nuestra sociedad a lo largo de los siglos se ha nutrido, desarrollaron y maduraron sus ideas en estos estados de embriaguez compartida, de mayor o menor grado, llamados symposion.

Y también quiero hacer pensar sobre como hemos admitido muchas de sus brillantes ideas, y hemos edificado sobre ellas, pero hemos olvidado sus métodos.

¿No resulta más provechosa una embriaguez generadora de nuevas ideas y vehículo de unión entre amigos, estimulante de debates inteligentes y fuente de tejido social, que la actual marca de negatividad, delito e incorrección que acompaña en nuestros días al uso de embriagantes?

viernes, 1 de junio de 2007

Nuevos Research Chemicals en el mercado legal

Como era de esperar, la prohibición sobre sustancias como la MDMA y otras análogas está haciendo que se abran nuevas vías para obtener compuestos que sin vulnerar la ley, procuren efectos similares a quién los busca.

Hace relativamente poco la beta ketona de la MDMA, o Methylona saltó como alternativa viable al prohibido -y mucho más barata- éxtasis. Un simple átomo de oxigeno en la posicion beta de la cadena de carbonos de la MDMA convertía a la sustancia en legal.

Por supuesto, la sustancia no tiene exactamente los mismos efectos, y es infinitamente menos conocida, con los riesgos que ello conlleva, pero ya que se obtiene de fuentes legales al menos permite conocer su exacta dosificación y pureza.

Ahora se está dando el mismo paso con los análogos de la MDMA, como la MDE, MBDB y esta pauta seguirá en un futuro próximo.

La beta ketona de la MDMA fue bautizada como Methylona, y ahora le llega el turno a la Ethylona, que es la beta ketona de la MDE (bk-MDE). Ya está en el mercado a unos 200 euros el gramo, que vendrían a ser unas 5 dosis. Pero con el riesgo de consumir un compuesto que apenas tiene historia de consumo humano, de momento.

También esta la beta ketona de la MBDB (bk-MBDB), que se puede conseguir en grandes cantidades a algo menos de 150 euros el gramo.

Y hay otra sustancia que apenas ha tenido experimentación en humanos, que es una curiosa formación con un núcleo de benzeno y dos anillos furánicos acoplados a los lados, que es una variación compleja del potentísimo DOB, y que al contrario que la mayoría de los derivados que se están sacando al mercado de otras sustancias prohibidas, este es más potente que el compuesto de referencia.
Es el llamado Bromo-Dragonfly o Libélula, por la forma que tiene la molécula.
Sus dosis para humanos oscilan entre los 100 microgramos o millonesimas de gramo para una dosis mínima y los 800 microgramos para una experiencia de máxima intensidad, cuando la sustancia es pura.
El precio de esta sustancia es bajo debido a la cantidad necesaria para producir sus efectos.
Ahora mismo por unos 350 euros se pueden comprar 100 miligrámos de Br-Dragonfly, lo cual serían unas 1000 dosis suaves.

Es importante decir que este año se ha comunicado una muerte en la que esta sustancia se ha visto implicada en Suecia. Un hombre de 20 años murió tras tomar una cantidad desconocida de esta sustancia y otro amigo que también la tomó sobrevivió tras ser tratado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital.
El peligro que supone ingerir estas sustancias de por sí casi desconocidas, en este caso se multiplica al tener que ingeniárselas para medir dosis tan extremadamente pequeñas, y que sólo se pueden medir con precisión con material profesional y de muy alto coste.

Hay otra variante de esta misma sustancia, que sería la "libélula" equivalente al 2C-B, y su nombre es 2C-B-FLY, y que también es más potente que la sustancia de comparación, pero que su margen se encuentra en miligramos y no en millonesimas de gramo. También se puede encontrar ocasionalmente en el mercado legal de RC's.

Ahora mismo hay en la webs más accesibles las siguientes sustancias:
Methylona o bk-MDMA, Ethylona o bk-MDE, bk-MBDB, DIPT, 5-MeO-DET, 5-MeO-DMT, 2C-I, 2C-E, 2C-T-2, y Br-Dragonfly.

Todos ellos research chemicals, que con toda seguridad casi nadie usaría si tuviera a su disposición de forma legal otras sustancias mucho mas conocidas, estudiadas y seguras para el hombre.

Consecuencia de esta guerra perdida contra las drogas.

lunes, 30 de abril de 2007

¿Terapia con LSD? Mejor no escribas sobre ello.

Hace unos días a través de Manuel Villaescusa, que es uno de los psicólogos españoles más preparados en el uso de enteógenos y de estados modificados de conciencia, me llego una reseña de un articulo publicado en un periódico canadiense, en el que se cuenta la odisea que le toca pasar a un terapeuta de ese mismo país, cuando iba a visitar a un amigo en los EEUU.

Todo gracias a que había escrito sobre la terapia con LSD y a Google, con el añadido de las nuevas leyes usanas y de la pobre capacidad cognitiva de los agentes de la ley en ese país a la hora de aplicar las normas, y sobre todo, de detectar un peligro para la seguridad nacional.

Voy a contar lo ocurrido simplemente traduciendo el artículo.
El original se puede encontrar en http://thetyee.ca/News/2007/04/23/Feldmar/


Andrew Feldmar, un conocido psicoterapeuta de Vancouver, se acercó a la frontera en Blaine con los USA el pasado verano, como había hecho antes cientos de veces durante su carrera.
Con sus 66 años, su pelo gris, sus gafas y su barba poblada, le dan el aspecto de un maduro intelectual.

En la el puesto fronterizo, le dio su pasaporte al guardia y se relajó pensando que pronto estaría en Seattle con el amigo al que iba a visitar.

El guardia fronterizo tras coger el pasaporte, se dio la vuelta y en un ordenador escribió su nombre en Google, el conocido buscador.

El mundo del psicoterapeuta estaba a punto de dar una bizarra vuelta.

Nacido en Hungría de padres judíos en el momento en que los Nazis estaban llegando al poder, Feldmar fue ocultado a los Nazis durante el Holocausto cuando tenía sólo 3 años de edad, tras haber sido sus padres condenados a ir a Auschwitz. Milagrosamente, sus padres fueron de los pocos que pudieron salir de allí vivos y volvieron a Hungría en 1945 cuando fue liberada por el ejercito soviético.

Feldmar escapó del comunismo hungaro en 1956 cuando el tenía 16 años y emigró a Canadá.
Se casó allí hace 37 años, tiene dos hijos con su esposa Meredith, y viven en Vancouver.
Sus hijos, viven en los USA, uno en Denver y el otro en Los Angeles.

Feldmar ha viajado a los USA unas 5 o 6 veces anualmente, bien por cuestiones de trabajo o bien para ver a su familia. Ha trabajado para la ONU en Sarajevo y en Minsk con victimas de la explosión nuclear de Chernobyl.

Volviendo al presente....
El guardia al que le había dado su pasaporte le explicó que había sido apartado a una zona de controles aleatorios. El guardia parecía amable, incluso cuando tomo el pasaporte y quitó las llaves del coche de Feldmar.
Mientras el interior de su coche era registrado, Feldmar y el guardia hablaron, y el guardia le preguntó a que se dedicaba.

Cuando Feldmar le dijo que era psicólogo, el guardia escribió su nombre en el buscador de internet y pronto dio con un articulo que Feldmar había publicado sobre una ocasión en la que había tomado LSD, en Ontario y Londres, hace 40 años.
También decía en el articulo como había usado enteógenos como vía para comprenderse a si mismo y que en ciertos casos, podía ser preferible a tener que acudir al psiquiatra.

Todo pareció venirse abajo sobre Feldmar, y lo que iba a ser un día tranquilo, se convirtió de inmediato en una pesadilla.

Se le le hizo sentarse en una silla plegable y durante horas estuvo preguntándose donde iba a terminar este asunto. Miraba continuamente la hora en su reloj, pensando en que su amigo estaba a punto de aterrizar en el aeropuerto de Seattle y el no estaría allí para recogerle.
Tres horas después se le hizo pasar a un pequeño habitáculo con una bandera de los USA, donde el guardia le explicó que bajo las leyes de Seguridad Nacional, se le denegaba la entrada en los USA debido al uso de narcóticos (¡¡daba igual que hubiera sido hace más de 30 años!!).

Feldmar intentó explicarle al guardia que la LSD no era un narcótico sino un enteógeno, pero el guardia no estaba interesado en tecnicismos.
Le pidió a Feldmar una declaración de su uso de LSD y acto seguido le tomo las huellas para la base de datos del FBI.

En ese momento, Feldmar, no creyendo que pudiera ser real que le estaban prohibiendo la entrada a los USA para siempre, consulto al guardia, el cual le dijo que podía recurrir al Departamento de Seguridad Nacional, y le dio un paquete con los formularios.

El guardia le escoltó hasta su coche y se aseguro de que diera media vuelta y volviera hacia Canadá.

Cuenta Feldmar como tras graduarse con honores en matemáticas, física y química, y haber cursado un master en psicología en Ontario, conoció a Zenon Pylyshyn que había sido uno de los primeros en experimentar junto con Abram Hoffer y Duncan Blewett, en los primeros experimentos con LSD.
Y que hacía 33 años recibió una dosis de LSD que el propio Zenon le proporcionó.
Esa fue su iniciación en el campo de los enteógenos
Tras ese viaje, había conocido y probado infinidad de sustancias que le habían permitido viajar a lugares de su mente y su ser que de otra manera nunca hubiera podido conocer.

Y estaba siendo castigado por eso, negándosele la entrada a los USA, donde residen sus hijos y varios amigos.

Feldmar no se resignó a que esto quedará así, y se negaba a que no pudiera visitar a sus hijos en sus casas.
Contactó con el cónsul de los USA en Vancouver para protestar, y se le dijo de nuevo que buscase un abogado para que le concedieran una exención.
Consultó con un abogado en Vancouver que le dijo que le costaría unos 3000 Euros, sin contar imprevistos, y que tendría un 90% de posibilidades de que se la concedieran, pero sería un permiso de un año y que cada vez que quisiera cruzar la frontera, necesitaría iniciar ese proceso de nuevo.

Cada vez que quisiera ir a visitar a sus hijos a los USA, necesitaría un documento que dijera que ya se había rehabilitado de su uso de LSD.
Pensó en demandar al gobierno de los USA, pero se dio cuenta de que eso le costaría los ahorros de toda una vida, y que la balanza estaba tan inclinada en su contra que sería casi un milagro que pudiera ganar.

De nuevo, el psicoterapeuta acudió al consulado. No se le hizo caso, ni se le devolvieron las llamadas, pero en un email, el consulado le explicaba su posición.

El email decía esto:
"Nuestros dos países tienen regulada de forma muy similar los asuntos de visados para ciudadanos que han violado la ley. El tema no es haber escrito un articulo sino el haber tomado una sustancia legalmente controlada.
Llevo años escuchando a ciudadanos americanos que tienen prohibida la entrada en Canadá y que llevan décadas sin antecedentes, y deben conseguir una exención para poder entrar.
Aplique el mismo caso aquí.
La exención es el único camino."

El simple hecho de haber tomado hace décadas una sustancia prohibida, aunque no exista ni denuncia ni ningún tipo de ficha criminal, es suficiente para ser considerado peligroso para la seguridad de los USA.
De la misma forma que se prohíbe la entrada a cualquier persona con SIDA, tuberculosis o cualquier otra enfermedad infecciosa.

Con la excusa del aumento de la vigilancia y el recorte de libertades a consecuencia de los ataques del 11-S, se ha disparado el número de personas que están trabajando en las fronteras usanas, combinando datos y métodos que hacen casi imposible entrar en el país a muchísimas personas que nada tienen que ver con ser un peligro para la seguridad nacional.
Músicos, científicos, políticos de otros países... cualquier que ideológicamente agradable a los ojos de el estado usano.

De hecho, la Unión por las Libertades Civiles en América, ha denunciado ya el uso ideológico que se hace de la conocida y restrictiva Patriot Act, de manera que se esta convirtiendo en un muro ideológico oculto tras justificaciones de seguridad nacional.

Nueve meses después de haber sido devuelto en la frontera, Andrew Fledmar sabe que su exclusión es permanente.
El proceso para conseguir una exención es agotador, muy costoso y carente de sentido. Una situación tipo David y Goliath.
Esto es devastador para la familia y amigos que el tiene en los USA.
Como dice uno de sus amigos, un profesor de Filosofía de la Universidad de Pensilvania, la idea de que él o alguno de sus trabajos pudiera herir a alguien es aberrante, y él es una víctima de la escandalosa incompetencia burocrática de los responsables implicados en este casto.

Cuando Feldmar finalmente revisa todo lo ocurrido, llega la la conclusión de que el estaba trabajando en un ambiente de seguridad y tranquilidad que caducó en el 11-S.
Su error fue realmente el haber escrito sobre sus experiencias con drogas y el haberlas puesto en la web, aunque fuera en una respetada publicación.
Feldmar reconoce que nunca se planteó el riesgo que podía suponer, compartir como otros muchos de su generación, las experiencias y el conocimiento que había adquirido gracias a estas sustancias, y compartirlo con otros.
Ahora sin embargo, advierte a sus amigos, que se lo piensen dos veces antes de escribir nada personal en internet.

Dice Feldmar:
"No hice caso del viejo dicho de los Alquimistas: Haz, arriésgate, y se silencioso.
Y la experiencia de ser tratado como un indeseable es chocante. La ausencia de amparo, lo inútil de intentar que se te vea como lo que eres y como lo que los demás saben que eres, la reducción de mi persona a un indeseable criminal fue realmente aterradora.
Me volví consciente de la fragilidad de mi identidad.

Recuerdos de haber sido el objeto de la necesidad de etiquetar pueblan mi mente.
He sido visto y etiquetado como judío, comunista, persona desplazada, como estudiante, como paciente, como hombre, húngaro, refugiado, emigrante, inmigrante... Y ahora soy visto como uno de esos usuarios de drogas, tal vez un adicto, tal vez un camello, no puedo estar seguro.
En cuestión de segundos quedé desarmado, nada de lo que dijera iba a ser tomado en serio.
Fui etiquetado, colocado, y desposeído de mis derechos. Simplemente despachado."


Poco cabe añadir a esas palabras. Pero me pregunto que pasará, cuando quieran o necesiten entrar en los USA, con todos aquellos científicos y personas que están apoyando la investigación con enteógenos, con organizaciones enteras como MAPS, o con personalidades como el químico y etnobotánico Jonathan Ott, y que en ocasiones así queda muy clara la razón por la que eligió vivir en México.
Dejo como guinda final las palabras de Manuel Villaescusa sobre este asunto y refiriéndose a los USA: "Y el país de la libertad lo llaman...."

jueves, 19 de abril de 2007

Análisis de sustancias y reducción de riesgos

La guerra contra las drogas parte de varios presupuestos de carácter dogmático y se aplica, diseña y ejecuta en base a ellos. Uno de sus presupuestos es que todas las drogas psicoactivas son malas, tanto en una categoría moral como en una perspectiva médica.
Esto, además de ser falso, se sostiene muchas veces en las consecuencias de la propia prohibición que pesa sobre estas sustancias. Por ejemplo: la heroína te puede matar al inyectártela por las sustancias con las que la adulteran. O el muy socorrido dicho, de unos años a esta parte, de que cuando te comes una pastilla de éxtasis, no sabes lo que te estás comiendo.




Si no fuera algo admitido a ciegas que hay que luchar contra la droga, cualquiera que tenga dos dedos de frente se daría cuenta rápido de la falacia que encierran esas dos frases.
No te están diciendo que te mate la sustancia que buscas consumir, sino lo que le añaden para aumentar la ganancia en un mercado ilegal, o para evitar la ley al venderte sustancias no ilegales. Es la prohibición la que hace imposible que puedas comprar heroína, cocaína o éxtasis con su debida pureza y en condiciones higiénicas.

Pero en ningún caso los gobernantes están dispuestos a admitir que la prohibición hace que en lugar de proteger la salud pública, se subvencione el mercado de la droga, y se desproteja al consumidor, haciendo que tenga que arriesgarse en mayor o menor medida a consumir sustancias de dudosa calidad y desconocidos riesgos.

Frente a esta postura, mezcla de estupidez, mentiras, y ceguera, han ido surgiendo alternativas realmente útiles y eficaces para reducir los daños que van parejos a la situación que sostienen los gobiernos. Son las llamadas alternativas de REDUCCIÓN DE RIESGOS.

Actualmente es posible adquirir varias sustancias enteógenas como las 2C-I o la 5MeO-DMT en formas puras y provenientes de laboratorios legales, o drogas en forma vegetal como la mescalina del peyote, o la ergina de la rosa lisérgica o del dondiego de noche. Para mas información sobre esto, véanse las entradas "Como comprar drogas legales en internet"(para sustancias puras) o la del mismo nombre y segunda parte para sustancias vegetales.

Pero aunque esto está disponible para cualquier que se haya molestado un poco en buscar esas opciones, lo mas habitual es que los consumidores compren drogas en la calle, sin ningún tipo de control de calidad. Las drogas mas compradas son la MDMA, bien en pastillas o bien como cristal, y la cocaína.
Aún no existe una cultura de molestarse en comprobar la calidad del producto, tal vez porque no es conocido por la mayoría que esto es posible y además, legal.

Asociaciones como la estupenda Energy Control ponen a disposición del usuario de drogas, un servicio de análisis de sustancias, tanto de forma presencial como mediante un envío de correo. Con una pequeña muestra que se envíe, basta para conocer la pureza y los posibles adulterantes de una muestra. Y esto nos debe servir para elegir correctamente a quién y qué compramos o a quién no lo hacemos.
Se puede leer cómo acceder a estos análisis, que son gratuitos, a través de esta web: www.energycontrol.org/jml y una vez allí en el apartado de "Análisis de sustancias" (a la izquierda de la página).
Por si alguien tiene dudas, añado que es un servicio anónimo y que es una organización que nada tiene que ver con ninguna institución estatal.
Analizan cualquier tipo de droga mediante un método de total fiabilidad como es la cromatografía de capa fina, y te ofrecen resultados para MDMA, speed o anfetamina, ketamina, heroína, cocaína, 2C-B y otras feniletilaminas, y LSD y otras triptaminas.

Lo que hace esta asociación SÍ es velar por la salud pública. Conscientes de que el ser humano en todas sus culturas ha tendido a buscar la embriaguez, no solo religiosa o ritual, sino también con el animo de divertirse y disfrutar, ofrecen a quien quiera la posibilidad de saber con precisión que sustancia tiene en sus manos.
Además ofrecen información detallada sobre los riesgos parejos al consumo de cada sustancia y consejos para minimizarlos, y hacer que una noche de diversión no sea una noche de problemas.

Conscientes de que causa más daño la desinformación (o la falsa información) que se da por buena desde los mass-media, son los propios consumidores los que pasan a ser gestores de la calidad que desde el estado se les niega a través de la prohibición.

Actualmente otras opciones de reducción de riesgos en otros países como Nueva Zelanda o Australia, van por otro lado y se centran en el aspecto legal, ofreciendo drogas que no estén prohibidas aún como sustitutos de las drogas mas consumidas. Allí se venden las llamadas piperazinas legales.

Este es el caso de las piperazinas, un grupo de compuestos que pueden tener desde efectos similares al éxtasis a efectos mucho más psiquedélicos, pero que no resultan mejores para la salud y que pueden tener un mayor riesgo.
De hecho son junto con la cafeína los principales adulterantes del MDMA que circula en nuestro país. Aunque estas pueden ser adquiridas sin problema por internet en páginas como www.purebzp.com donde se venden 5 sustancias de esta familia, así como pastillas con combinaciones de estas a precios bastante bajos, y en las que cualquier puede comprar 100 gramos de algunas de ellas y que serían mas de 2000 ó 3000 dosis en algunos casos.

Un pequeño cambio en las costumbres de los consumidores, que acostumbran a comprar la misma noche que van a consumir, en malas condiciones y sin posibilidad de comprobar qué compran, haría que los vendedores se vieran forzados a mejorar la calidad de lo que venden.

Incluso si alguien no quiere seguir todo el proceso que implica enviar una muestra por correo y esperar los resultados, tiene a su disposición diferentes test que sirven para detectar cuál es la sustancia que puede tener o no tener una pastilla o un poco de cristal que posean, con el simple test de Marquis.
Con una pequeña cantidad de la sustancia y una gota o dos de este reactivo que pueden comprar legalmente, por el color que obtienen, pueden saber bastante sobre la composición de aquella sustancia que van a consumir.
En esta página hay test para diversas drogas, incluido uno para la pureza de la cocaína, que se pueden comprar y tener en casa, y servirán para hacer cientos de test sobre lo que uno compre.
La página es www.eztest.com/web/ y pueden comprar no sólo ese reactivo, sino también otros para complementar sus análisis, como son el test de Mandelin y el de Mecke. Hay otras páginas donde se puede comprar el test, pero esta es la más completa. También hay páginas españolas que lo venden, como www.psiconautica.org donde por 15 euros puedes conseguir el kit para hacer las pruebas con instrucciones.

¡¡Hazlo tú mismo!! Pero hazlo.

En nuestro país los principales partidos políticos siguen cerrando los ojos a una realidad que no cambiará, y tan sólo algún atrevido por ahí se intenta apuntar el tanto del cannabis y los fumadores de hachís o marihuana, que es la droga no legal mas consumida en nuestro país.

Sin embargo en otros países más avanzados (en todos los sentidos) hay partidos que ya están apostando de una forma clara por el consumo responsable y por mejorar las condiciones del mismo. Por ejemplo, el Partido Verde en Inglaterra tiene una web solo para el tema de las drogas y la fiesta, en la que hablan sin problemas del tema, recomiendan libros o venden test para drogas. merece la pena echarles un vistazo y ver a que distancia están nuestros políticos de la realidad. Esta es su web http://drugs.greenparty.org.uk/.

Antes existían páginas en los USA como www.ectasydata.org donde se analizaban las pastillas de diferentes partes del país, y se ofrecía después esa información públicamente con una descripción (y foto) de la pastilla, información sobre la zona donde se vendía, etc. También existían esas alternativas a nivel europeo, pero parece que acaban abandonándose por falta de recursos económicos. Actualmente y para España lo más cercano que tenemos son las listas que Energy Control nos ofrece con análisis de las últimas pastillas que encuentran en el mercado.

Todo esto no ha sido más que un repaso por encima de las posibilidades que tienen los consumidores de drogas españoles para poder hacer un consumo más seguro, responsable y reducir los riesgos asociados a ello.
No está de más recordar la frase de Escohotado que dice:
"No mata la droga, mata la ignorancia."


Y ya sabéis, si estáis esperando a que el estado se preocupe por la calidad de vuestra salud, que también es pública, no estáis en el buen camino. Si consumís drogas, ocupaos vosotros mismos de una forma activa de vuestra salud, informaos de lo que consumís y no dejéis que os vendan lo que no queréis comprar.

Analizad lo que tomáis. ¡¡Que es gratis y anónimo!!
¿Qué más se puede pedir, en esta situación esquizoide de negación de la realidad?

miércoles, 11 de abril de 2007

Valium y otras benzos: muletas sociales

Seguro que ninguno de los lectores que por aquí pasan habrá oído hablar jamás de un tal Leo Sternbach. No es un nombre conocido, no está asociado a nada e incluso se podría pensar que suena a nombre de músico.
Pero seguro que todos han oído hablar de una de las mayores contribuciones que la sociedad le debe a este químico: el Valium.
Esa otra palabra ya pertenece a nuestra iconografía cultural y escucharla a todos nos evoca algo, posiblemente diferente y parecido al mismo tiempo, según sea la relación que hemos tenido con esa sustancia. Tal vez la hayamos tomado por orden del médico, o simplemente conozcamos de su existencia a través de la literatura, el cine, la música o el hablar popular.

Leo Sternbach, su creador y creador de otras muchas benzodiacepinas (su familia química) así como de otros cientos de compuestos -su historia cuenta con 241 patentes químicas- era un químico de los de la vieja escuela. Nacido en Opatija, que hoy pertenece a Croacia, pero pertenecía al imperio Austro-Húngaro en el momento de su nacimiento en 1908. Era hijo de un judío polaco que regentaba una farmacia en esa localidad, y fue a estudiar farmacia a Cracovia donde tenía parientes. Con 21 años ya tenía una licenciatura en farmacia, y dos años después obtenía el doctorado en la especialidad de química orgánica, la cual era su pasión.
Tras pasar unos años como ayudante de investigación en la universidad, se mudó a la ciudad de Basilea -en Suiza y en la misma ciudad que trabajaba Albert Hofmann, padre de la LSD- para seguir en la universidad pero poco después fue contratado por una de las empresas farmacéuticas de aquel lugar, la Hoffmann-La Roche como químico e investigador superior.
En 1941, con 33 años, fue trasladado a los USA en una operación de su empresa para poner a salvo a todos sus investigadores de origen judío ante el peligro frente a una Alemania dirigida por Hitler en plena guerra.

Su empresa jamás pudo imaginar que esa sería la mejor inversión de toda su historia.

Sternbach continuó con sus investigaciones en Upper Montclair, New Jersey, donde vivió con su esposa Herta hasta un par de años antes de su muerte en el 2005.
Una muerte que paso desapercibida, pero que se llevaba al hombre que había hecho uno de los mayores aportes a la psicofarmacología de la historia. Y es una historia que también tiene sus entresijos casuales.

La dirección de la empresa, ordenó a Sternbach abandonar el estudio y desarrollo químico de las benzodiacepinas por considerarlo falto de interés. Pero Leo, como buen químico que se había apasionado con una familia de compuestos, siguió con las investigaciones por su cuenta, hasta dar con la primera benzodiacepina que se comercializó en un tiempo record: el clordiacepoxido, o Librium.
Había abierto todo un campo para la medicina.
Hasta el momento los únicos tranquilizantes de los que se disponía eran o bien opiáceos o lo que en aquel momento estaba en su punto álgido de uso: los barbitúricos.
A diferencia de estos, el descubrimiento de Leo, tenía unos margenes de seguridad en su uso increíblemente mayores, y además no provocaba los groseros efectos de desinhibición y conductas temerarias que producían los barbitúricos en cuanto la dosis se excedía ligeramente.
Y tras el clordiacepoxido vino el diacepam, el Valium que convirtió a su empresa en un gigante farmacéutico.

Justo aquello que le ordenaron dejar de investigar, hizo que los laboratorios Roche tuvieran en su poder el medicamento más vendido durante 13 años en los USA, y que aún a día de hoy significa el 28% de la ganancias de esta multinacional de la farmacia. Todo por el placer de investigar de una persona que dedicó su tiempo libre a ello.

Las benzodiacepinas, entre las que se encuentran el diacepam o Valium, el Tranxilium o clorazepato, el Orfidal o lorazepam, y otros 20 ó 30 compuestos, pertenecen al grupo de los tranquilizantes menores. Actúan sobre unas receptores cerebrales llamados receptores GABA, que son los encargados de modular el nivel de alerta y ansiedad de una persona. También los barbitúricos lo hacen, pero a diferencia de las benzodiacepinas que actúan preferentemente en las zonas subcorticales del cerebro, los barbitúricos actúan sobre los receptores en la zona del tallo cerebral, que controla funciones mucho más primarias y por eso su peligrosidad es mucho mayor.

Los médicos las recetan hoy día con total soltura, en parte por el margen de seguridad que ofrecen ya que es muy difícil poder suicidarse usando benzodiacepinas, y en parte por la demanda que tienen frente al estrés por parte de los pacientes.

Junto con el café, el alcohol -que también actúa sobre los receptores GABA- y el tabaco, son una de las muletas de nuestra sociedad. Escohotado las ha llamado drogas-bastón, ya que nos sirven para completar nuestra rutina diaria de forma más cómoda.
Son la pastilla para dormir al insomne, la píldora que tranquiliza al nervioso, la que relaja los músculos de alguien que la tensión acumulada le provoca trastornos, la que hace desaparecer una dermatitis nerviosa o una calva en el pelo provocada por cualquier forma de ansiedad.
Y realmente nuestra sociedad sabe bastante de ansiedad.

Lo que antes se trataba con alcohol de forma casera -tomándose un par de copas- o con barbitúricos, ahora se trata con Valium o sus parientes.
Los barbitúricos nacieron en una sociedad que pretendía demonizar a los opiáceos, y que los pusieron en circulación argumentando que al contrario que estos, no producían adicción.
No sólo la producían, sino que esta era peor y mas difícil de tratar. De hecho, los dos descubridores de los barbitúricos murieron por sobredosis tras años de consumo.

Con las benzodiacepinas pasó algo similar. Se lanzó la idea de que no eran adictivas.
El propio Leo Sternbach comentó una vez que le parecía ridícula la idea de que se hablase de adictividad en las benzodiacepinas, ya que para que algo fuera adictivo tendría que tener un efecto placentero.
Seguramente Leo nunca sufrió de ansiedad, e hizo ese comentario en una época en que la idea de adicción se basaba en la falta de fuerza de voluntad de la persona y de propensión al vicio y al placer.
Pero hoy en día sabemos que hay una sorprendente similitud entre el comportamiento de una madre que al llegar la noche busca mitigar su ansiedad y poder dormir con una de esas pastillas, y el comportamiento de un heroinómano intentando paliar dolor, ansiedad o sufrimiento. Ambos buscan un alivio para un trastorno.

Se ha considerado a las benzos como pastillas que no tienen potencial lúdico, y realmente no son drogas que aporten un placer activo. Aunque a personas que sufren de ansiedad generalizada y no lo saben, o que nunca han podido sentirse en paz y no saben porqué, esos fármacos les proporcionen el placer de una paz que de otra forma no pueden alcanzar.
Yo he visto a algunas personas expresar tras su primera toma de una benzodiacepina, concretamente Tranxilium, que se sentían felices y en paz por primera vez en sus vidas, con una expresión de felicidad en el rostro que les resultaría difícil de creer a muchos farmacólogos.

Años después de que Leo dijera que era ridículo hablar de efectos placenteros y adicción en las benzodiacepinas, él mismo comentó que el Valium era un medicamento con unos efectos secundarios muy agradables y un somnífero bastante bueno, y que por esa razón se tendía a abusar de él... y que por ello su mujer no le dejaba tomarlo!!

Hoy día sabemos que sí son drogas adictivas, pero que usadas correctamente en manos de un buen profesional, presentan pocos riesgos y un manejo sencillo.
No hay casi un mercado negro de benzodiacepinas, y el que hay suele ir dirigido a los consumidores de heroína cuando no tienen otra cosa para consumir, ya que algunas de las benzos más fuertes, como el flunitracepam o Rohipnol, pueden lograr darles algo de alivio frente a un momento de abstinencia o pueden ser usadas para potenciar lo que como heroína les venden en el mercado negro.

No tiene sentido buscar diversión en las benzos, ni mezclándolas con alcohol (que además supone un riesgo importante) ya que sólo puede ocurrir que la persona acabe dormida, o que por el contrario entre en un estado de desinhibición temeraria acompañada de amnesia, y es por lo que hace tiempo algunos delincuentes las usaban para robar, ya que no sentían miedo ni tenían una conciencia clara de la gravedad de sus actos.

También se han usado por las mismas razones para facilitar violaciones, en las que un individuo droga a una víctima para que caiga en un estado de sopor y amnesia, y le permita forzarla sin que la víctima a veces ni recuerde que ha ocurrido.

Por último cabe mencionar un nuevo uso que han encontrado estas sustancias en el uso legítimo de algunas personas. Cada vez más jóvenes (o no tan jóvenes) que pasan el fin de semana tomando estimulantes de todo tipo, como cafeína, anfetamina, MDMA o cocaína, toman después benzodiacepinas para poder "bajarse el pedo" y la sobre-estimulación de su sistema nervioso a la hora de ir a dormir. Antes era una práctica frecuente en los consumidores de cocaína por vía intravenosa, fumada en base libre o como crack, pero ahora y por esa misma razón de frenar la ansiedad y calmar al cuerpo su uso está más extendido.

En cualquier caso, me resulta imposible imaginar hoy día una sociedad sin esos fármacos.
Si ahora las personas que mitigan la ansiedad mediante ellos se vieran privados de los mismos, aparte del síndrome abstinencial que tendrían, se tirarían a conseguir el mismo efecto por otras vías. El ama de casa o el padre de familia mediante el alcohol, y los consumidores de drogas ilegales, mediante el alcohol y los opiáceos, especialmente el más accesible de todos que sigue siendo la heroína.

Así que mientras sigamos viviendo una sociedad ansiógena para muchos, bienvenido sea el Valium para aquellos que buscan la paz.


P.S: Dedico esta entrada a mi amiga Rocio, porque me la pidió ella y por el estupendo libro que me ha regalado: "Colocados. Una historia cultural de la intoxicación." de Stuart Walton.

viernes, 16 de marzo de 2007

De falsas amistades y otros parásitos

Esta entrada es en cierta manera la continuación de la anterior, en la que narraba como la inspiración llego a la mente de un genio por el camino menos esperado.
Hoy toca contar algo sobre sus trabajos, sus relaciones y el castigo recibido por haber hecho algo, que no estaba dentro de lo correcto para la ideología de sus antiguos "amigos": negarse a restringir el conocimiento y la información.

Sasha, que es el apodo cariñoso por el que llaman sus amigos a Alexander Shulgin, tras sus años de estudios en diversos campos, acabó por trabajar para la Dow Chemical Company principalmente, aunque siempre siguió en contacto de una u otra forma con la universidad.

A la Dow Chemical Company, le hizo un "regalo": el mexacarbato.
Era el primer pesticida biodegradable sintético del mundo. Como es de suponer, además del increíble potencial medioambiental que ese hecho brindaba, ese producto supuso una gran entrada de beneficios para la Dow Chemical.
Era un excelente producto y toda una mina de oro.

Aunque Sasha ya había tenido su experiencia con mescalina, las posibilidades para investigar y trabajar con estas sustancias eran muy limitadas. Pero la Dow Chemical le premió dándole libertad de investigación. Eso era el equivalente a darle un laboratorio y a ser pagado por hacer lo que más le gustaba: investigar con nuevas sustancias y crear.

De esos años, en los que la opinión pública estaba siendo ya polarizada ante la existencia de esa nueva familia de sustancias que no eran narcóticos ni estimulantes, sino fármacos que permitían ampliar las barreras habituales de la percepción y el pensamiento -con la LSD a la cabeza-, Sasha sacó grandes provechos para su trabajo.

Partiendo de la molécula de la mescalina, inició sus investigaciones. Buscó otros compuestos familiares que ya hubieran sido sintetizados, ensayó otros nuevos, y creó en el año 63 a su particular "hijo problemático": el DOM o STP.

Esas siglas, DOM, son la abreviatura de 2,5-dimetoxi-4-metilanfetamina. Y el nombre que recibió su creación en la jerga de la calle, STP (otra abreviatura), tiene según que fuentes se consulten, diferentes orígenes. Para algunos la palabra STP viene de Serenity-Tranquility-Peace (Serenidad, tranquilidad y paz) o de Super-Terrorific-Psychedelic (Psiquedélico Superterrorífico) por su potencial y los efectos de la sustancia. Según otros el origen es Stop-The-Police (algo así como "Alto! La policía!" o "Parad a la policía"). La verdad es que esto no tiene mucha relevancia y la cosa no está clara, simplemente los químicos clandestinos y los traficantes necesitaban una "marca" para el nuevo producto, y escogieron esa.

Para Sasha, fue el gran descubrimiento. Una anfetamina que copiaba en parte la estructura de la mescalina con un cambio en el 4º carbono del anillo de benceno, y que resultó ser de una potencia estruendosa y una duración mayor a la de otros enteógenos conocidos. Su rango de dosificación oscila entre los 3 y los 10 miligramos para una experiencia de entre 14 y 20 horas de duración, aunque con menos de 3 miligramos ya resulta activa.
La posición del 4º carbono fue el gran descubrimiento en cuanto a bioquímica y metabolismo, y la otra de sus grandes creaciones también se basa en él, la conocida 2C-B -también llamada Nexus, Bromomescalina o Erox- y toda su familia de semejantes químicos.

Por primera vez, una sustancia creada por él, irrumpía poco después en las calles. No se sabe si porque copiaron su patente, o porque se hicieron con la idea en una seminario que Sasha dio en la universidad John Hopkins. Tal vez porque otro químico había seguido el mismo razonamiento, aunque parece improbable.
Lo grave es que esta sustancia, cuya dosificación era muy baja comparada con otras drogas similares, tenía un tiempo de subida muy largo. Podían pasar hasta 3 ó más horas sin que diera señales de su actividad.
Al mercado clandestino llego en pastillas que contenían hasta 20 miligramos.
Si 4 ó 5 miligramos eran suficientes para producir una experiencia colosal, de larguísima duración, 20 miligramos era sin duda una cantidad salvajemente desmedida.
Eso ocasionó que muchos usuarios de drogas, que estaban acostumbrados al rápido efecto de drogas como la LSD o la psilocibina de los hongos psilocibe, tomasen sobredosis de DOM, pensando que tras pasar dos horas sin efectos, les habían vendido algo de poca potencia o que la cantidad era insuficiente (ventajas del mercado negro y la guerra contra las drogas...).
Eso llenó las salas de urgencias de los hospitales de personas aterrorizadas en experiencias que sobrepasaban a todas luces lo que podían esperar, y en manos de médicos que no sabían a que se enfrentaban, y que pensaron en un principio que era alguna sustancia de la familia de la escopolamina (alucinógenos en sentido estricto).

No fue la única molécula con ese potencial. Luego vinieron otras que superaban en potencia por unidad de peso y en duración a ésta, siendo la más potente de este grupo la DOI, que tiene un átomo de Yodo en su 4º carbono, y el margen de dosificación está entre 1 y 3 miligramos, que provocan una experiencia de entre 18 y 30 horas de duración.

Años después, Sasha tuvo su mágico encuentro con la MDMA, a la que apadrinó, y más tarde, en 1974 creó la ya mencionada 2C-B.

Pero volviendo al inicio y sentido de esta entrada, Sasha tras esos años se había convertido ya en un referente para el mundo químico y en especial para el de las drogas enteógenas.
Durante el tiempo que las restricciones legales no impedían investigar como actualmente ocurre con esas sustancias, o incluso con sustancias que aún no han sido creadas pero pueden ser parecidas (con lo que eso conlleva), Sasha dispuso de su laboratorio en Dow Chemical, o de otros en universidades.

Pero el tiempo hizo que conociera a un jefe local de la DEA, la organización usana que decide lo que es malo y lo que es bueno en el mundo de los fármacos y los vegetales. La buena relación con este, sumado a que colaboró con esta organización facilitándole muestras de diferentes sustancias que él sintetizaba a petición de ellos, hizo que le concedieran una licencia de investigación del máximo grado, con la cual podía investigar y trabajar con cualquier compuesto, prohibido o no, así como sintetizar aquello que se le antojara.

Esa relación en la que Shulgin llegó incluso a escribir en el año 88 el manual que sería el libro de cabecera de los agentes de la DEA en materia de sustancias -un magnífico trabajo llamado "Controlled Substances: A Chemical and Legal Guide to Federal Drugs Laws"- o a participar en juicios como perito químico para la DEA, se truncó de la forma más inesperada, en la que posiblemente Sasha había pecado de ingenuidad.

En su casita, Sasha tiene un cobertizo donde trabaja con estas sustancias. No las vende, no hace negocio con ellas. Solamente investiga, sintetiza, estudia, crea.
Pero en el año 1991, Sasha y su segunda y actual esposa, Ann, publicaron un libro único hasta el momento en el mundo.
Era "Pihkal". Un compendio en el que, de forma novelada para evitar problemas, contaba su vida y sus experiencias con las sustancias, su pensamiento -claramente liberal frente al del gobierno-, y además la mitad del libro contenía información exacta sobre como sintetizar, los efectos, las dosis y otros comentarios, referentes a 179 feniletilaminas psicoactivas.
Entre ellas, la MDMA, la 2C-B, la DOM... y otras muchas.

La mayoría de las rutas de síntesis que él publica en ese momento, ya estaban descritas en la bibliografía existente, y las otras eran conocidas o iban a ser publicadas en breve en las revistas especializadas.
Shulgin ponía a disposición del mundo todo su conocimiento en el área de una familia química de sustancias, dándonos junto con ello el relato de su vida e información de incalculable valor para campos como la química, psicología, psicoterapia, farmacología y filosofía también.

La DEA, aquellos que habían sido sus "amigos", y el gobierno usano que encabeza la guerra contra las drogas (y contra todo lo que se mueva), no podían permitir semejante afrenta.
¡Poner ese conocimiento a disposición del resto de seres humanos!

La reacción no tardó mucho en llegar.
Menos de tres años después, la DEA sin previo aviso, se presentaba en su casa para una inspección (ya que tenía esa licencia mágica que permitía a ese hombre avanzar en el conocimiento para todos). Pero esta inspección no fue como las otras dos anteriores que había ya pasado.
Fueron buscando la forma de castigarle, y hombres vestidos con trajes de seguridad, como los de los equipos de guerra nuclear-bacteriológica-química arrasaron aquel lugar en busca de algo que poder usar como prueba contra él. Tomando muestras de todo, y destrozando las plantas y cactus que Sasha cultivaba en su jardín, algunos peyotes que tardan mas de una década en crecer, y que gracias a su licencia podía poseer tranquilamente.

Finalmente lo encontraron.
Ya que la licencia que Sasha tenía le autorizaba a poseer cualquier tipo de sustancia, él realizaba pruebas sobre diferentes muestras de drogas que le enviaban.
Había normas que habían cambiado en esos dos años, se había endurecido más aún la política sobre esas cosas. Y aunque tenía en su casa varios gramos de drogas que eran ilegales, material que en los USA se considera probatorio del consumo de drogas (como poseer una jeringuilla), y otras cosas más que evidentes en el laboratorio de un genio de la química, fueron esas muestras que le enviaban anónimamente las que le costaron el disgusto.

Según las nuevas normas, él no tenía derecho a analizar muestras de drogas que le enviasen otras personas. Para eso, hacía falta una licencia simplemente diferente.
Así que mientras algunos agentes de la DEA arrasaban con su laboratorio intentando encontrar pruebas de un mal uso de su licencia, otros se acercaban a él para pedirle si les hacía el honor de firmarles en sus libros sobre sustancias, el mismo que él había escrito y que la DEA aún usa.

Finalmente fue llevado a juicio y condenado a pagar 25.000 dólares, que era el máximo posible por la falta que había cometido. Pero eso no era suficiente.
También, naturalmente, le retiraron la licencia que le permitía investigar sin limitaciones sobre la química de esas sustancias. La argumentación que se dio, por parte el agente que había encabezado el registro, es que al día siguiente de hacerlo se había sentido mal, decía haberse encontrado intoxicado e indispuesto. Y aunque Shulgin facilitaba a la DEA mucho del material que necesitaban para diversas cuestiones, la falta de un ventilador de suficiente potencia (al gusto de estos señores) en el laboratorio, lo convertía en un peligro para la salud.
Daba igual que ninguna de las otras personas que entraron y respiraron en aquel lugar, o que ni Sasha ni Ann, ni nadie más se hubiera sentido indispuesto, ni ese día ni al día siguiente.

La multa era de menos de 4 millones de pesetas, pero curiosamente y para ser un genio único en su campo, era prácticamente el total de sus ahorros.
Alguien que podría haber tenido millones si hubiera dedicado un par de semanas de trabajo a alguna actividad ilegal, y que había sido quien había formado en varios campos a esa propia organización, apenas podía pagar la multa, que de no ser pagada le llevaría a la cárcel.

El mundo cercano (en el corazón) a este mundillo de las sustancias, se movilizó inmediatamente. Sabían que de nada valía protestar, pero que por una vez podían ayudar a la persona que había sido clave para que muchos conocieran la MDMA, o para que otros hayamos podido probar las creaciones químicas que él ingenió.
Así que es comunidad se movilizó y reunió el dinero de la multa rápidamente, de forma que los Shulgin no tuvieran que perder el poco dinero que tenían, por el antojo egoísta y dogmático de aquellos que no comparten la misma visión de ciertas cuestiones.

Cuenta la mujer de Sasha, la terapeuta Ann Shulgin, que desde ese día no ha vuelto a trabajar con la sensación de estar en absoluta libertad.
Pero eso no les amedrentó, sino que sirvió de animo para que en el año 1997, publicasen "Tihkal", un libro exactamente igual a "Pihkal", pero dedicado a la familia de las triptaminas, como la LSD, la DMT o la psilocibina, con las rutas de síntesis de 55 compuestos.

Actualmente los Shulgin trabajan en un nuevo libro, que será una especie de gran enciclopedia sobre las sustancias psicoactivas.
Entre otras cosas.